Fundación Familia Cruz Magnani Colegio Villa Nonguén Concepción
Mónica Hevia / Psicóloga / Equipo de Convivencia Escolar, 2015
2015
[GENERANDO UN CLIMA DE AULA APROPIADO PARA EL APRENDIZAJE]
Fundación Familia Cruz Magnani Colegio Villa Nonguén Concepción
Mónica Hevia / Psicóloga / Equipo de Convivencia Escolar, 2015
Generando un Clima de Aula apropiado para el Aprendizaje
I. Introducción
Un apropiado clima de aprendizaje debe considerar varios factores y si bien estos
se relacionan positivamente con la experticia o dominio que el docente tiene de la asignatura
que va a enseñar y también con la técnica o la didáctica que utiliza, se relacionan también
con los climas emocionales que se dan dentro del aula, con los tipos de interacciones que
llevan a ese clima y con las características y la calidad de las interacciones que ocurren
dentro de este, por esto se entiende que la enseñanza, y por consecuencia el aprendizaje,
se dan en una relación. Es así como entendemos que ambientes tensos atentan contra la
capacidad para aprender de los estudiantes y los ambientes sanos, favorecen que se
desarrolle un equilibrio emocional y por ende el aprendizaje se ve favorecido. Podemos
señalar entonces que el clima de aula es un factor fundamental para lograr el objetivo de la
escuela—que es que el estudiante aprenda—y no se refiere únicamente a los factores
materiales tales como los textos, mobiliario, infraestructura o número de profesores por
estudiante, sino que incorpora algo más sutil e inmaterial que es el clima emocional que
surge de la relación interdependiente profesor-estudiante y viceversa y el clima que emerge
de esta doble vinculación. Este vínculo es una relación recurrente con un cierto nivel de
profundidad, que depende de la conexión, una competencia del docente por la cual el otro
(el estudiante) siente que es visto, escuchado y aceptado por lo que es, sin juicio ni crítica.
En esta conexión hay confianza y seguridad, y el buen clima se basa precisamente en la
existencia de estos dos aspectos. Es decir, se entiende al docente como un guía, un modelo
a seguir, un maestro que muestra al estudiante la forma correcta de actuar y relacionarse a
través de su propia persona.
Teniendo esto en consideración, es posible indicar que el “clima de aula” se refiere
al conjunto de las interacciones que suceden dentro de la sala de clases, que tienen como
actores centrales al sujeto docente y a los estudiantes en torno al conocimiento por ende
dentro del aula se dan dos tipos de relaciones la relación didáctica y la relación
pedagógica.
La relación didáctica es aquella en que profesor/a y estudiante (ambos sujetos
con diferentes experiencias) se enfrentan a un objeto de estudio, expresado en un contenido
Fundación Familia Cruz Magnani Colegio Villa Nonguén Concepción
Mónica Hevia / Psicóloga / Equipo de Convivencia Escolar, 2015
curricular; es un tipo de relación epistemológica porque tiene que ver con el conocimiento,
recordando que el contenido de la didáctica es el conocimiento de disciplinas formalizadas.
Se refiere por ejemplo, a cuando los estudiantes están en un trabajo de grupo y tienen una
tarea o un problema por resolver, y el profesor se acerca y les explica, les aporta nueva
información, nuevas analogías y ejemplos o hace esquemas explicativos de una materia,
entonces establece una relación didáctica, porque el objeto de estudio es un conocimiento
disciplinario específico. Esta relación es el prerrequisito para favorecer un clima de aula
apropiado y por ende, para el desarrollo de un buen clima de aula es fundamental la
preparación de los procesos de enseñanza y de aprendizaje. En este tipo de relación el
profesor(a) deberá detenerse un momento para identificar reflexivamente, con claridad y
precisión los conceptos que va a enseñar y el procedimiento que utilizará, conforme a la
naturaleza del saber enseñado y deberá también, definir cuál o cuáles son las ideas que
desea comunicar a sus estudiantes.
La relación pedagógica por otra parte, se entiende como aquella que se produce
entre la persona del profesor y la persona del estudiante y es un tipo de relación netamente
de carácter formativo, personalizador e intersubjetivo. El docente siempre está educando,
pero cuando se acerca a un estudiante y lo acoge como persona, cuando lo escucha en sus
preguntas e interrogantes, cuando demuestra genuina preocupación y cercanía con él o ella,
cuando le expresa su confianza, etc., se establece allí un tipo de relación que no tiene que
ver con un contenido o aprendizaje disciplinario específico si no, con la relación formativa.
En el presente documento nos enfocaremos principalmente en la dimensión de la
relación pedagógica y cómo esta influye en la creación de la piedra angular de todo proceso
de enseñanza-aprendizaje,—debido a que la única y exclusiva finalidad de toda enseñanza
es que quien está siendo enseñado(a), aprenda— la creación de un apropiado clima de
aula. Los estudios indican que una condición básica para lograr aprendizajes de calidad y
permanentes, es conformar un clima de trabajo que permita a todos los y las estudiantes
poner su potencial a disposición de los aprendizajes propuestos por el o la docente; es decir,
centrarlos en la tarea para que el esfuerzo desplegado por aquel rinda los mejores frutos.
Fundación Familia Cruz Magnani Colegio Villa Nonguén Concepción
Mónica Hevia / Psicóloga / Equipo de Convivencia Escolar, 2015
II. Cómo crear un clima pedagógico, apropiado para el aprendizaje
En general un clima escolar positivo o favorecedor del desarrollo personal facilita el
aprendizaje de todos quienes lo integran; al sentir los estudiantes que el ambiente de su
colegio es agradable, sienten que pueden desarrollarse como persona. Si el estudiante
siente que puede confiar en sus capacidades, podrá entonces creer en la relevancia de lo
que aprende, se podrá identificar con su escuela y aprenderá a interactuar positivamente
con los demás sintiéndose protegido y acompañado.
“Que el paso por el colegio sea una experiencia emocionalmente positiva, que
pueda ser recordada con cariño posteriormente, depende del ambiente que logren crear
los profesores y alumnos en el contexto escolar” (Aron, AM; y Milicic, N., 1999, p.26).
Para crear un apropiado clima de aprendizaje, son fundamentales una serie de acciones que
se deben realizar de manera intencionada:
a) Establecer un sistema de relaciones de aceptación, equidad, confianza,
solidaridad y respeto
Es de vital importancia que el/la docente promueva y cree un clima de
respeto en la sala de clases y de esto depende la manera en cómo éste se relaciona
con sus estudiantes y el tipo de relación que estimula entre ellos. Una relación que
crea un buen clima de aula se caracteriza porque las y los estudiantes se sienten
valorados y seguros, son tratados con dignidad y saben que sus preguntas,
opiniones y experiencias serán acogidas con interés y respeto. Este tipo de
relaciones se caracteriza por un trato respetuoso y cordial, pero donde el adulto tiene
siempre presente su rol de autoridad pedagógica y las y los estudiantes reconocen
esa autoridad. El docente si bien puede y debe establecer una relación cercana y
cariñosa con los estudiantes, no debe perder de vista su rol de autoridad; nunca se
debe poner a la altura del estudiante o pretender ser su amigo, sino más bien el rol
que le compete es el de un “profesional cercano”.
En un ambiente así, el docente escucha prudentemente a sus estudiantes y
promueve que se escuchen entre sí, tanto en conversaciones sobre sus experiencias
y sentimientos, como en las referidas a los contenidos de la clase; valora sus
Fundación Familia Cruz Magnani Colegio Villa Nonguén Concepción
Mónica Hevia / Psicóloga / Equipo de Convivencia Escolar, 2015
aportes, los comenta, los enriquece y abre espacios de intercambio con el resto del
curso. Del mismo modo, demuestra con sus actitudes que las diferencias culturales,
étnicas, de género, físicas o socioeconómicas son consideradas como fortalezas, en
cuanto permiten enriquecer las conversaciones, conocimientos y experiencias del
conjunto de estudiantes.
Algunas sugerencias en este punto:
• El o la docente establece un clima de relaciones de respeto con sus estudiantes,
cuando los escucha, comenta positivamente sus aportes y los enriquece con sus
comentarios.
• Favorece sistemáticamente las interacciones relacionadas con los aprendizajes,
abriendo espacio para preguntas, cuestionamientos, aportes, opiniones, comentarios
de todo el grupo, no solo de las o los más aventajados.
• Proporciona a todos sus estudiantes oportunidades de participación, considerando
las diferencias personales, culturales, étnicas y de género, y ofrece espacios para
que realicen aportes que expresen esas diferencias.
• Promueve actitudes de compromiso y solidaridad entre estudiantes, demostrando
capacidad para manejar los conflictos, burlas y descalificaciones entre ellos, y
contribuye a darles una adecuada resolución.
• Modela actitudes de comprensión, de ayuda y colaboración entre estudiantes,
estimulando este tipo de relaciones. Del mismo modo, favorece interacciones
amistosas y gratificantes que facilitan el proceso de enseñanza.
• Crea un clima de respeto por las diferencias de género, culturales, étnicas y
socioeconómicas, promoviendo sistemáticamente que respeten y valoren las
diferencias individuales de sus compañeros o compañeras.
• Maneja y resuelve los conflictos que ayudan a promover la aceptación de opiniones,
los intereses diversos, y reconoce las diferencias como elementos valiosos y
enriquecedores de la convivencia.
b) Manifestar altas expectativas sobre las posibilidades de aprendizaje de cada
estudiante
Un aspecto crucial al interior de las salas de clase es la capacidad del
profesor o profesora para despertar el interés por el aprendizaje en sus estudiantes,
Fundación Familia Cruz Magnani Colegio Villa Nonguén Concepción
Mónica Hevia / Psicóloga / Equipo de Convivencia Escolar, 2015
así de esta forma, el estudiante se comprometerá, motivará y valorará los contenidos
que le son enseñados.
Cuando un(a) docente tiene altas expectativas sobre los aprendizajes, la sala
de clases se distingue porque hay un ambiente activo, en el que docente y
estudiantes se formulan preguntas; están interesados en indagar, llegar a resultados
y aprendizajes satisfactorios y en comunicar a otros sus hallazgos, asimismo los
docentes proponen actividades desafiantes a sus estudiantes, apuntando a una
progresión hacia los niveles más altos del aprendizaje.
En un ambiente así, las y los estudiantes se sienten retados a aprender,
apoyados por su docente, quien tiene la convicción de que todos pueden aprender y
esforzarse para lograrlo, no por imposición sino favoreciendo el ejercicio de su
autonomía.
De esta manera, los estudiantes no temen al ridículo cuando proponen ideas,
no tienen temor a cometer un error ya que lo entienden como parte del aprendizaje,
preguntan u opinan sobre temas de su interés, ya que saben que la clase es un
espacio para aprender y cuestionarse, y que su profesor(a) se interesará por sus
aportes aunque estos sean errados.
Las y los estudiantes se sienten seguros porque su docente refuerza su
compromiso con el logro de buenos resultados y trabajos bien hechos; no
enfatiza solamente la realización de la actividad o la tarea, sino también el sentido y
calidad de la misma, ofreciendo ayuda para que lo logren, es decir, el docente
espera un trabajo de buena calidad, logrado en los tiempos estipulados.
Algunas ideas que ayudan en este punto:
• El profesor(a) diseña estrategias de enseñanza y situaciones de aprendizaje
atractivos y adecuados a la edad e intereses de los estudiantes, dándoles el tiempo
para que busquen y encuentren sus propias soluciones, acordes con el objetivo de
aprendizaje.
• Demuestra explícitamente interés por el aprendizaje, la indagación, la búsqueda y,
también, satisfacción cuando se llega a los resultados esperados.
• Genera un estilo de trabajo en que incorpora las preguntas, aportes y experiencias
de todos los y las estudiantes, no sólo los de los más aventajados o con mejores
rendimientos.
Fundación Familia Cruz Magnani Colegio Villa Nonguén Concepción
Mónica Hevia / Psicóloga / Equipo de Convivencia Escolar, 2015
• Favorece el desarrollo de la autonomía de sus estudiantes en situaciones de
aprendizaje, estimulando la indagación, la formulación de opiniones y el hallazgo de
soluciones propias, para beneficiar la capacidad de tomar decisiones.
• Promueve en sus estudiantes el interés por el orden en la realización de sus
trabajos, centrándose en la calidad de la tarea e invirtiendo energía y esfuerzos por
lograr buenos resultados.
• Promueve la utilización eficiente del tiempo en la realización de las actividades, en
las conversaciones sobre un tema relacionado con la clase o problemas relativos a
los contenidos en estudio.
c) Establecer y mantener consistentemente normas de comportamiento dentro
del aula
La enseñanza no se puede generar en un ambiente en el que el
comportamiento de las y los estudiantes no permite el trabajo coordinado y
organizado. Cuando la clase es interesante, los estudiantes están comprometidos y
concentrados, por lo tanto, es menos probable que se distraigan y promuevan el
desorden.
Complementariamente, se requiere establecer normas claras, concordadas
entre docentes y estudiantes, que orienten las interrelaciones y faciliten los
aprendizajes. En este sentido, es importante explicitar los efectos y las
consecuencias para quienes traspasen los límites establecidos; estas transgresiones
deben ser tratadas con sentido formativo.
Estas normas deben tener la flexibilidad suficiente como para adecuarse a
las características de los estudiantes y sus necesidades de aprendizaje. La
flexibilidad no debe entenderse como despreocupación o laxitud, sino claramente
como una adecuación criteriosa a las particularidades de cada estudiante.
Cualquiera sea la especificidad de las normas, es conveniente considerar
ciertos criterios básicos, como que estas sean claras, explícitas y comunes para
todos, que sean adecuadas al nivel de desarrollo de las y los estudiantes, que
prevengan y eviten actitudes violentas o descalificatorias y, especialmente, que los
estimulen a monitorear su propio comportamiento.
Algunas ideas que ayudan en este punto:
Fundación Familia Cruz Magnani Colegio Villa Nonguén Concepción
Mónica Hevia / Psicóloga / Equipo de Convivencia Escolar, 2015
• Establecer normas de comportamiento conocidas y comprensibles para todos los y
las estudiantes. Si bien los dos factores que más influyen en el clima de la clase son
la preparación que hace cada docente de aquella y el modo de relacionarse con su
curso, ayuda a esta finalidad establecer normas de comportamiento claras y
elaboradas en conjunto entre el docente y sus estudiantes las cuales deben ir en
clara concordancia con el Reglamento Interno del establecimiento.
• Las normas deben ser congruentes con las necesidades de la enseñanza y la
creación de una interrelación armónica. Las normas son la expresión práctica de un
principio o de un criterio. Es importante remitirse al sentido de la norma y entender
que operan en contextos de aplicación determinados. Allí el criterio docente es clave.
• Las normas de convivencia deben abordarse formativamente. Para eso el profesor
o profesora invita a sus estudiantes a analizar y reflexionar sobre las normas de
convivencia para generar una comprensión compartida, y propone monitorear su
cumplimiento, tanto por su parte, como por parte de los estudiantes.
d) Construir un ambiente organizado de trabajo y disponer los espacios y los
recursos en función de los aprendizajes
Las mejores estrategias de enseñanza son inútiles en un ambiente
desestructurado. Por lo tanto, es relevante desarrollar procedimientos claros y
explícitos para que se genere un trabajo fluido y una utilización eficiente del tiempo.
Las “rutinas” o procedimientos para el trabajo en la sala, permiten la
organización de las diferentes actividades. Un aula sin procedimientos de trabajo
para aprender es fácilmente reconocible: se pierde tiempo en asuntos no
relacionados con actividades de enseñanza, el curso debe esperar que el profesor(a)
organice las actividades, el trabajo no tiene orientación clara, faltan materiales y las
etapas de la clase son confusas, los estudiantes no saben qué hacer para empezar
la actividad o qué hacer cuando terminan el trabajo.
En una clase bien organizada, se pueden distinguir claramente las
actividades de inicio, de desarrollo y de cierre. Las y los estudiantes saben cómo
trabajar o qué se espera de la clase y, también qué se desea de ellos. Ocupan su
tiempo en actividades interesantes y relevantes. Además, se ocupa poco tiempo en
acciones que no son de enseñanza, como mantener la disciplina, explicar
repetidamente las instrucciones, llamar la atención, etc., porque una clase bien
Fundación Familia Cruz Magnani Colegio Villa Nonguén Concepción
Mónica Hevia / Psicóloga / Equipo de Convivencia Escolar, 2015
organizada es dinámica, hay momentos de conversación, de interacción con los
pares y con la profesora o profesor, donde todos participan.
Algunas ideas que ayudan en este punto:
• El o la docente diseña la clase considerando el tiempo que requiere cada actividad,
sin ocupar tiempo en acciones que no se relacionan con el aprendizaje; en el diseño
contempla la organización de la clase y la participación de sus estudiantes. Además,
ellos entienden lo que se les propone, trabajan sin perder el tiempo y conocen el
aprendizaje esperado.
• Organiza la sala de clases acorde con las estrategias de enseñanza y con las
actividades de aprendizaje que utilizará. Aprovecha, cuando es pertinente, los
espacios del entorno natural, social y cultural de la escuela, así como los recursos de
aprendizaje con que cuenta.
•El o la docente organizan el espacio físico de la sala de manera acorde a la
actividad o contenido que se trabajará de modo de permitir la interacción entre los
pares o volverse el centro de atención de los estudiantes, cuando esto es requerido.
• El docente crea rutinas propias o compartidas con otros docentes a través de un
nivel educativo, con el fin de uniformar las maneras de proceder, y así dar mayor
seguridad a los estudiantes, especialmente en los niveles más pequeños.
•El docente gestiona el tiempo de la clase de manera efectiva, utilizándolo de
manera adecuada, es decir, evitando dejar tiempos muertos, o evitando perder
tiempo en cuestiones no ligadas al objetivo de la clase en concreto, entendiendo que
“el tiempo es oro”.
III. Recomendaciones específicas para crear un clima adecuado para el
aprendizaje en el Colegio Villa Nonguén en los diferentes momentos de la
jornada
A continuación, se toman los momentos más característicos de nuestra rutina
escolar para sugerir algunas acciones que el profesor debe desarrollar durante la clase, con
el fin de propiciar un mejor clima de aula, que predisponga a los estudiantes al aprendizaje.
Fundación Familia Cruz Magnani Colegio Villa Nonguén Concepción
Mónica Hevia / Psicóloga / Equipo de Convivencia Escolar, 2015
Inicio del día o de la clase
Es importante ritualizar el inicio de la jornada escolar para marcar energética y
emocionalmente el ingreso a un espacio distinto de aprendizaje, que requiere de una
disposición y un estado de ánimo especial. Asimismo, la rutinización de ciertas acciones
genera seguridad en los estudiantes, especialmente en aquellos más ansiosos y con
tendencia a la dispersión. Por otra parte se ha observado que si las rutinas se enseñan
sistemáticamente, los profesores(as) pueden ahorrar tiempo destinado al aprendizaje y que
las salas de clase con rutinas específicas para distintas actividades, como la asistencia,
volver al trabajo o trabajar en grupos, tienen menos comportamientos disruptivos y que los
profesores(as) que desarrollan el uso de rutinas tienen altos niveles de compromiso con la
tarea, lo que se correlaciona con el rendimiento de los y las estudiantes.
Antes de comenzar con el inicio de la clase, se recomienda realizar esta serie de pasos:
Presentarse de manera puntual al inicio de la clase. Si la actividad requiere de
alguna preparación especial, tener el material preparado con anticipación.
Formación: Una vez que los estudiantes se han formado al exterior de la sala de
clases, saludarlos y hacerlos ingresar inmediatamente a la sala de clases, evitando
ocupar un tiempo excesivo en esta actividad o utilizarlo en otros menesteres; esta
acción no debería tomar más de 3 minutos. Si los estudiantes demoran en formarse
invitarlos a tomar mayor orden. Se puede realizar en casos extremos un ejercicio de
respiración.
Al ingresar a la sala y una vez ubicados los estudiantes en sus puestos, realizar un
ejercicio de respiración consciente que invite a los estudiantes a activarse en la
mañana o a cambiar su disposición agitada del recreo por una de mayor
concentración.
Pasar la lista nombrando a los estudiantes por su nombre, e incluir su apellido
cuando haya más de un estudiante con el mismo nombre. Es importante evitar llamar
a los estudiantes por su apellido y el hecho de que el docente sepa el nombre del
estudiante lo convierte en un sujeto frente a sus ojos.
Si un estudiante llega atrasado y se presenta a clases sin pase, saludarlo de manera
cordial y enviarlo a buscar dicho documento oficial, y darle a entender al estudiante el
valor de la puntualidad y que el atraso es algo importante. Omitir todo tipo de
Fundación Familia Cruz Magnani Colegio Villa Nonguén Concepción
Mónica Hevia / Psicóloga / Equipo de Convivencia Escolar, 2015
recriminaciones o comentarios negativos, evitando de esta manera convertir dicha
falta en una situación de conflicto o malestar.
Invitar a los estudiantes, de manera cordial a sacarse los gorros y chaquetas y a
utilizar su delantal.
En los cursos pequeños, donde el profesor Jefe realiza la mayor cantidad de clases,
realizar una pequeña conversación donde los estudiantes expresen su estado actual
o cuenten alguna anécdota del fin de semana, dándole a lo largo de la semana la
oportunidad de que todos expresen su opinión.
Guiar un ejercicio reflexivo, intentando recordar la fecha del día actual con los
estudiantes, que les permita ejercitar la orientación temporal. Se debe utilizar el
siguiente formato: (Nombre del día) (Número de día) de (Nombre del mes),
(Número Año) (Por ejemplo: lunes 3 de agosto, 2015) en todos los niveles.
Indicar el objetivo de la clase y anotarlo en un lugar establecido de la pizarra.
Desarrollo de la clase
Es probable que para algunos estudiantes, especialmente para los más pequeños o
los más inquietos, la perspectiva de mantenerse sentado y tranquilo durante 45 o 90
minutos no sea del todo atractiva y provoque en algunos una ansiedad creciente. Al ser
niños, sus mecanismos emocionales y estilos de relacionarse están en desarrollo y en
constante transformación, por lo que es de suma importancia el rol que juega el adulto para
la modificación, modelaje, la creación de hábitos y la mantención de ciertas conductas. Otro
punto importante es la autoestima académica, habilidad que los docentes deben trabajar en
todos los estudiantes.
Durante el desarrollo de la clase, se recomienda realizar esta serie de acciones:
Hacer un uso efectivo del tiempo, evitando dejar tiempos muertos.
Procurar que la sala esté sala luminosa y ventilada. Si bien cada actividad puede
requerir diferentes tipo de iluminación, es de vital importancia que una vez finalizadas
las actividades que requieren menor luminosidad, abrir rápidamente persianas o
cortinas, evitando el uso exclusivo de luz artificial. Además es fundamental mantener
al menos 1 o 3 ventanas abiertas dependiendo de la situación climática, debido a que
el oxígeno, así como la luz, permiten mantener niveles de alerta mayores, tanto para
niños como para adultos.
Fundación Familia Cruz Magnani Colegio Villa Nonguén Concepción
Mónica Hevia / Psicóloga / Equipo de Convivencia Escolar, 2015
Cambiar o modificar la disposición de la sala de acuerdo a los diferentes tipos de
actividades, es requisito. Para esto se sugieren diferentes estructuras:
Fila clásica de 2 o 3 personas, con los estudiantes mirando hacia el
pizarrón. Esta disposición es más clásica y se centra en el docente, no
generándose un clima de intercambio de ideas y opiniones y tampoco de
participación de los estudiantes, ya que en general los de más adelante
participan y los de atrás se esconden o se distraen. Favorece la
memorización sobre la comprensión.
Forma de U o herradura, con los escritorios formando una gran herradura o
semicírculo, con el escritorio del docente en uno de los extremos. La U se
puede dividir en islas de trabajo para los trabajos en equipo. Favorece la
comprensión e interacción entre estudiantes, y entre estudiantes y docentes
en torno a ideas o conceptos. Genera mayor confianza en los estudiantes ya
que todos pueden ver a todos y no hay posibilidad de esconderse.
En grupos, mirándose a la cara, con el profesor ubicado en cualquier lugar
de la sala que sea accesible a los diferentes grupos. Esta disposición
favorece la comprensión, el trabajo colaborativo entre estudiantes, la lealtad,
el trabajo en equipo y la auto y hetero-regulación de conductas disruptivas.
Dar a entender a los estudiantes que todos tienen algo que aportar desde sus
diferentes características, por lo cual se abrirá diferentes espacios para el diálogo y
exposición de opiniones.
Designar equipos de trabajo, excepto cuando las características de la actividad o
trabajo requieran hacer grupos por afinidad, fortaleciendo dicho concepto y guiando
esta nueva forma de trabajo. Esto permite que todos los estudiantes desarrollen
mayor tolerancia, ejerzan liderazgo, tomen acuerdos y desarrollen diferentes roles en
cada experiencia de aprendizaje y además se favorece la inclusión de aquellos
estudiantes que puedan ser rechazados por sus pares. Se debe considerar esto
como un ítem de la evaluación (aspectos actitudinales), que califique si el estudiante
es capaz de trabajar en equipo.
Fomentar que en los trabajos en equipo, los estudiantes se inscriban en diferentes
labores, al inicio del trabajo en equipo, las cuales pueden co-evaluarse y
autoevaluarse al final pudiendo incidir en la nota individual.
Fundación Familia Cruz Magnani Colegio Villa Nonguén Concepción
Mónica Hevia / Psicóloga / Equipo de Convivencia Escolar, 2015
Parcelar los trabajos en clases a través de metas cortas con tiempos determinados
dados a conocer a los estudiantes, de manera de ayudarlos a administrar el tiempo y
cumplir oportunamente con los objetivos planteados.
Utilizar durante los momentos de trabajo individual o grupal, una música tranquila (de
preferencia clásica o de relajación) a un volumen moderado, para ambientar la sala
de clases, quedando excluido todo tipo de música estridente (regetón, cumbia, pop,
rock, etc.), ya que lo que se espera es generar un clima de mayor calma y sintonía
con el trabajo.
Uniformar el uso de la pizarra (ubicación de la fecha, título, contenido, formato, tipo
de letra a utilizar para escribir, etc.), así como los tipos de letras permitidas para
utilizar en power point o presentaciones, de acuerdo al nivel educativo (PB,
Educación básica), para rutinizar de mejor manera el uso de los cuadernos y guías
de trabajo.
Utilizar una clave que indique a los estudiantes que ha llegado un momento en que
es necesario el silencio (canción, métodos de señas, claves, etc.)
Realizar “Pausas activas” (Concurso, baile, gimnasia cerebral, mindfulness, etc.), de
una corta duración (1-4 minutos) 1 o 2 veces al menos, que permitan al estudiante
oxigenarse, activarse y así retomar de mejor forma la actividad que está trabajando,
ya que es habitual que luego de algunas actividades los estudiantes se fatiguen y
requieran volver a activarse, especialmente durante las clases expositivas
tradicionales.
Incentivar a los estudiantes a consumir los alimentos en las horas marcadas por la
rutina (desayuno, almuerzo y recreos) así como a asistir al baño durante el recreo, ya
que no existe permiso para realizar dichas actividades durante el curso de la clase.
En caso de emergencia o que el estudiante haya presentado certificado médico, los
docentes contarán con 2 credenciales que autorizan al estudiante a circular entre la
sala de clases y el baño. Esto permite que las necesidades básicas se encuentren
satisfechas oportunamente, lo que es de vital importancia para el aprendizaje.
Pasear por la sala mientras realiza una clase expositiva y durante la realización de
trabajo en equipo o individual, generando de esa forma un punto móvil de atención,
así como la posibilidad de interactuar y retroalimentar a los estudiantes y supervisar
la realización del trabajo, ayudarlos a administrar mejor su tiempo y a disminuir
problemas de comportamiento, parcelando a través de metas cortas y con tiempos
planificados y conocidos con anticipación, ya que esta forma de desplazarse le
Fundación Familia Cruz Magnani Colegio Villa Nonguén Concepción
Mónica Hevia / Psicóloga / Equipo de Convivencia Escolar, 2015
permitirá llegar fácilmente a aquellos estudiantes que pudieran tener o generar
dificultades.
Reforzar constantemente las reglas acordadas de la sala de clases y aquellas
propias del reglamento, haciendo hincapié en reflejar al estudiante claramente su
conducta que va en contra de las reglas y asimismo hablar de los valores que las
sustentan (en este punto se debe hacer referencia al Ideario del Establecimiento), no
a las características propias del estudiante o cosas o actitudes que al profesor no le
gustan. Evitar bajo todo punto de vista descalificativos, amenazas o insultos, así
como conductas agresivas con los estudiantes (no sólo en lo físico, sino en el
lenguaje verbal y corporal). La aplicación de normas claras y de manera consistente
y constante a través del tiempo, con un estilo amable pero firme con los diferentes
profesores, permite generar un hábito en los estudiantes. Se entiende en este punto
que todos los profesores tienen responsabilidad sobre todos los estudiantes, no sólo
sobre aquellos que pertenecen a su curso o a los cursos donde realiza clases, sino
sobre todos aquellos niños que estudian en el establecimiento, por lo que está en
condiciones de realizar una observación y guiar un proceso formativo con todos los
estudiantes que tengan conductas disruptivas o reñidas con el buen convivir.
Utilizar un lenguaje positivo, centrándose en las potencialidades del estudiante,
valorando sus opiniones cuando son atingentes al tema tratado, así como destacar
que cada uno puede aportar con sus características propias a diferentes temas,
evitando a toda costa utilizar el sarcasmo y/o la ironía. Cuando los comentarios del
estudiante no son atingentes es importante reflejarle que si bien todos pueden y
deben opinar, los comentarios deben acordes a los temas trabajados.
Estar pendiente de las conductas positivas y estimularlas, dejando atrás el énfasis en
lo negativo, porque esto permite aumentar la confianza, la responsabilidad, la
autorregulación y la ocurrencia de conductas positivas o pro-sociales y a la vez evita
la victimización de los estudiantes. Tener altas expectativas de todos los estudiantes,
les permite construir una autoestima positiva.
Realizar buenas preguntas que le permitan al estudiante reflexionar e involucrarse,
más que darle todas las respuestas hechas, ya que las preguntas o los problemas
que se le presentan son fundamentales para un aprendizaje profundo y de calidad
para la vida y permiten la autoevaluación.
Realizar ejercicios cortos de respiración o relajación frente a situaciones de
evaluación, debido a que en general varios estudiantes tienden a aumentar sus
Fundación Familia Cruz Magnani Colegio Villa Nonguén Concepción
Mónica Hevia / Psicóloga / Equipo de Convivencia Escolar, 2015
niveles de ansiedad. En dichos casos se sugieren ejercicios de respiración que
oxigenan y facilitan el trabajo interhemisférico, poniendo al cuerpo activo y en
apertura para integrar información y facilitar el aprendizaje.
Fin de la clase
Al finalizar la clase o el día, es importante hacer un cierre que produzca una
metacognición, no sólo de los contenidos sino también del estado de ánimo del grupo
curso. Es importante que evalúen tanto si se cumplió la meta, como se sintieron al
lograrla (o no) y cuáles son las emociones que les provocó estar en esa clase o
actividad.
Dejar 5 minutos antes de finalizar el horario establecido para la clase, con el fin de
formar en los estudiantes el hábito de la limpieza y el orden de la sala de clases, así
como promover el recibir al siguiente profesor con una sala limpia y ordenada y/o
colaborar con los encargados del aseo. Todos los estudiantes participarán en esta
actividad, recogiendo todo desecho del suelo y descartándolo en los basureros
dispuestos para eso, guardando sus materiales y sacando aquellos que utilizarán
para la clase siguiente. Al finalizar la jornada también es importante dejar sillas arriba
de las mesas.
Situaciones emergentes
Abrir el diálogo y la mediación si corresponde y permitir y guiar la descarga
emocional controlada, frente a una situación inesperada que provoque dolor o
conflicto, para anticiparse a situaciones de descontrol que puedan agravar la
sensación de malestar entre los estudiantes.
Mantener la calma en todo momento, frente a situaciones conflictivas evitando
reacciones negativas, como golpear objetos o gritar. En estos casos es importante
hablar a los estudiantes de manera firme y clara, pero siempre cordial.
Responsabilizar a los estudiantes de su propia conducta, diciendo no a las
situaciones en que los estudiantes se ponen a sí mismos en posición de víctima y
reforzar la idea de que las consecuencias son producto de su actuar.
Utilizar métodos de disciplina positiva, promoviendo la participación, fomentando la
reflexión, el diálogo y la confianza, permitiendo así el desarrollo de la Integralidad
(“Me porto bien incluso cuando nadie me está mirando”) y el desarrollo moral
(internalización de la norma por reflexión interna y no por la sanción externa).
Fundación Familia Cruz Magnani Colegio Villa Nonguén Concepción
Mónica Hevia / Psicóloga / Equipo de Convivencia Escolar, 2015
Todas las acciones nombradas requieren un gran trabajo, esfuerzo y por sobre todo
constancia y sistematicidad y en un comienzo pueden ser difíciles de implementar, sin
embargo, la constancia tiene su recompensa ya que todos estos aspectos, al ser aprendidos
por los estudiantes y ejercidos por todos los docentes, mejorarán por una parte la cultura de
la organización y permitirá por otra, tener aprendizajes más efectivos y por ende mejores
resultados en las pruebas estandarizadas.