Teniendo autoridad, que no autoritarismo.
Marcando límites y objetivos claros que les permitan diferenciar
lo que está bien y lo que está mal.
No cometiendo errores tales como:
- La permisividad. - La falta de coherencia entre
el padre y la madre. - Gritar o perder los estribos. - No cumplir promesas o amenazas. - No escuchar. - Exigir éxitos inmediatos.
Teniendo actuaciones positivas:
- Dar con cariño y firmeza instrucciones
concretas. - Tener objetivos claros de lo que pretendemos. - Valorar sus intentos y esfuerzos por mejorar. - Dar ejemplo. - Confiar en nuestro hijo. - Reconocer los errores propios.