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Índice
El petróleo en la encrucijada de la soberanía - COB La Brecha………………………..03
Otro punto de vista - Juan Guzmán…………………………………………………..……..06
Una nueva gran estada al pueblo argentino - Tendencia Univ. 29 de Mayo………...…08
YPF 100% Estatal y bajo control de los trabajadores - El Viraje, PSTU………….……10
¿De qué soberanía se está hablando? - Córdoba Se Mueve……………………………12
Ya expropiada en un 51%: Polémicas y Posibilidades - Mariano S.………..…………14
Sobre la Situación de YPF - Juan Patriglia……………………………….………………..17
Posición de la Juventud del PTS frente a la medida sobre YPF…………………………19
YPF: Triunfo Cultural - Movimiento Estudiantil Contragolpe……………………………..21
El estatismo burgués vs. los intereses históricos de los trabajadores - COR……..……23
La estatización de Cristina se quedó a medio camino - Nuevo MAS……………………26
Declaración del Frente de Izquierda ante el anuncio sobre YPF………………………29
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EL PETRÓLEO EN LA ENCRUCIJADA DE LA SOBERANÍA
Por COB-La Brecha
Enviado por Movimiento Enrique Barros
El día Lunes, Cristina Fernández de Kirchner anunciaba por cadena nacional la expropiación
del 51% de Repsol-YPF, una de las empresas transnacionales más grandes del mundo. A partir de
este anuncio, una ley está siendo enviada al Congreso de la Nación con el objeto de establecer la
compra de más de la mitad del paquete accionario de la empresa, a un precio a establecer por una
comisión del Gobierno (el Tribunal de Tasaciones). A su vez, la presidente intervino por decreto a
YPF S.A., nombrando a Julio De Vido y Axel Kicillof como interventores.
La iniciativa del kirchnerismo constituye un quiebre con lo que fue la privatización más
traumática y humillante que sufriera la clase trabajadora argentina. La maquinaria y tecnología de
YPF fueron destruidas o malvendidas en los últimos 20 años, gran parte de sus técnicos expulsados
de aquella gran YPF nacional que fue prácticamente regalada al sector privado por una suma ridícula.
La nueva medida del gobierno pretende concentrar en el Estado el control de un recurso estratégico
para el país. Esto le otorgará al Ejecutivo la posibilidad, que está por verse se realice, de encarar un
plan de inversión que revierta las décadas de saqueo que este mismo gobierno kirchnerista no ha
sino garantizado y profundizado hasta el presente en detrimento de la soberanía nacional que ahora
dice salir a defender.
Por la importancia estratégica que tiene el petróleo como recurso natural, la venta
forzosa de dicha empresa implica un claro enfrentamiento del Gobierno con un sector del
capital internacional. Hemos escuchado las reacciones en las declaraciones imperialistas del
gobierno español, las amenazas del sector privado, los discursos de los medios hegemónicos
españoles, las palabras neoliberales de Macri. Todos estos pronunciamientos del imperialismo
deben ser rechazados por quienes militamos desde abajo y a la izquierda. Es nuestra
responsabilidad marcar el cinismo del discurso de las principales potencias económicas, que
mientras se ocupan de defender las ganancias de “sus” capitales aduciendo cuidar los
intereses de sus naciones, avanzan en la implementación de ajuste y represión a su propio
pueblo.
Con el caso de YPF- Repsol quedó claro que las empresas transnacionales no invierten en
función de las necesidades de la Argentina en general, y mucho menos de la clase trabajadora del
país. Sin embargo tampoco hay que perder de vista que la “burguesía nacional” que el
Gobierno intenta crear, con su modelo de “capitalismo de amigos”, no es solución frente al
capital extranjero. No debemos olvidar que el Grupo Petersen (Ezquenazi) no hizo sino acoplarse a
la misma lógica productiva de Repsol desde su fraudulento ingreso (sin poner un solo peso, de la
mano de los Kirchner) en el marco de la compaña electoral del año 2007.
Los problemas de la medida y la memoria petrolera
Es claro que el aumento de la soberanía nacional mediante la propiedad estatal de los
recursos no renovables es una medida progresiva para el pueblo argentino. Sin embargo, la
perspectiva de pago de una indemnización por parte del Gobierno debe denunciarse ni bien se
evalúa la privatización fraudulenta, la falta de inversión y el giro de divisas al exterior por parte
de las empresas que deshuesaron la nacional YPF, que saquearon al pueblo argentino, y que
hoy pretenden desfachatadamente que se las compense. En este sentido, no hay que dejar de
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tener en cuenta que, según la Ley de Expropiación 21.499, la indemnización comprenderá el valor
objetivo del bien y los daños que sean una consecuencia directa e inmediata de la expropiación.
Según los cálculos de algunos periodistas esta suma podría ascender a los 10.400 millones de
dólares. El dinero que desembolsará el Estado no tendrá otra fuente que los fondos de la ANSES o
las reservas del Banco Central argentino.Debemos estar alertas y enfrentarnos a la posibilidad de
otra estafa materializada a través de la inminente recompra de la compañía con fondos
públicos a precios altos y haciéndose cargo de una gran carga de deuda privada. Esta
situación podría dejar al Estado con pocos fondos y escasas posibilidades de realizar un plan
de inversión que pueda rearmar al país frente a la siempre latente crisis energética,
desvirtuando la razón por la cual se estaría recuperando el control de YPF.
También es necesario remarcar lo paradójica de esta medida si se tiene en cuenta el pasado
de los Kirchner en Santa Cruz. Mediante una mínima búsqueda de archivo, es posible encontrar
calurosos discursos de Néstor Kirchner saludando la visita de Carlos Menem a la Patagonia, mientras
se impulsaba en su provincia la concesión a las petroleras extranjeras del suelo argentino. Es a partir
de estas enormes ventajas otorgadas durante los ´90, y continuadas durante 9 años de
gobiernos kirchneristas, que Repsol pudo, sólo en dos años, girar casi 14 mil millones de
dólares en utilidades, en un proceso de desinversión de los pozos petroleros del país,
distribuyendo el 90 % de esas ganancias. No olvidamos que los impulsores de la privatización
de YPF ahora son quienes hacen bandera de su estatización parcial. Tampoco olvidamos que
es el Gobierno quien ha permitido el vaciamiento de YPF, a manos de Repsol y el Grupo
Petersen (Ezquenazi).
La cuestión ambiental
Con la puesta en agenda de la problemática de los recursos naturales, es buen momento
para instalar una agenda americana energética. Un proyecto que se aleje de planes faraónicos como
el gasoducto del Amazonas y que en cambio encare la búsqueda de una seria integración basada en
intercambios menos dañinos para las balanzas comerciales, y que busquen economías de escala en
la investigación conjunta sobre nuevas tecnologías y una soberanía energética que cuide nuestro
medioambiente.
En este sentido es necesario señalar que gran parte de los yacimientos gasíferos que
la nueva YPF podría explotar es de tipo “no convencional” (art.3 de la nueva normativa), lo
cual implica un tipo de tecnología de extracción costosísima económicamente y altamente
dañina para el ecosistema. Un nuevo modelo de sustentabilidad económica no puede
desatender la sustentabilidad de la vida, del medio ambiente. La política del sector no debe ser
únicamente “petrolera” o “gasífera”, sino contemplar la urgente necesidad de reformular la
matriz energética del país. Es imperiosa la necesidad de incorporar otras formas de generar
energía, renovables y con menor impacto ambiental, aprovechando la renta petrolera para la
investigación. El desinterés de Repsol hacia la sustentabilidad de YPF como empresa también se
manifestó en su desinterés por las cuestiones ambientales implicadas en la producción petrolera.
Conociendo el conflicto con la megaminería y la posición mercantilista del gobierno a tal respecto, es
de temer que la nueva administración tampoco velará por el cuidado ambiental de las zonas donde se
realizan las exploraciones, sea en la Patagonia, en las yungas salteñas, en el mar. Sin prejuicio, pero
sobre todo sin ingenuidad, debemos estar organizados para enfrentar futuros conflictos socio-
ambientales que puedan producirse.
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La encrucijada de la soberanía
La medida que impulsa el gobierno tampoco se enmarca en un modelo económico
industrializador. En cambio, se da en el marco de la profundización actual del modelo económico
extractivista en Argentina, que nos aleja de cualquier fantasía de un avance serio hacia la deseada
“soberanía nacional”. Mientras algunos indicadores muestran que la tasa de reinversión de la industria
nacional bajó, el déficit comercial de la industria sigue empeorando, hasta llegar a los 20.000 millones
de dólares el año pasado.
El capitalismo argentino no se puede sanar con ningún tipo de capitalismo “serio”,
basado en la propiedad estatal de las grandes empresas. Sin embargo, la centralización en el
Estado del capital concentrado puede generar mejores condiciones para la lucha por el
efectivo control de los trabajadores. A su vez, la mejora en la soberanía nacional que significa la
expropiación de los recursos naturales de las manos extranjeras es valiosa, aunque existan
problemas en cómo se realizará dicha transacción.
La encrucijada de la soberanía nacional no debe apartarnos de nuestro horizonte
socialista, y para ello debemos exigir en principio el 100% de estatización frente al
mantenimiento de la participación del estafador grupo Petersen y la participación privada en la
bolsa, pues así se mantiene la injerencia privada en la producción local de bienes de
importancia estratégica. En esta compleja encrucijada no debemos olvidar que no hay
verdadera soberanía hasta que ella sea encarnada por aquellos y aquellas que vivimos de
nuestro trabajo frente a los que viven de su explotación. Sólo una alternativa de las y los de
abajo podrá llevarnos al cambio social de raíz que buscamos.
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OTRO PUNTO DE VISTA
Por José Guzmán
Cómo bien anticipa el título de mi ensayo, en plena discusión y debate sobre la estatización
de la empresa YPF, me gustaría plantear algunas cuestiones que quedan en un inquietante último
plano.
Antes de comenzar a desarrollar mi punto de vista, es importante hacer una pequeña
aclaración. Es muy positivo y necesario que el estado nacional cuente con las herramientas para
controlar y planificar algo tan importante como es el manejo de la matriz energética del país. Es por
esto, la necesidad de que sea llevada a cabo por una empresa estatal en su gran mayoría,
garantizando así a todos sus habitantes un servicio que pueda satisfacernos. Nuestra obligación en el
papel de argentinos es preocuparnos hacía donde nos llevan este tipo de decisiones. También todos
nosotros esperamos que se gestione adecuadamente la compañía, con una mayor transparencia en
el uso del capital y de los recursos a cómo veía sucediéndose.
Pero hay un punto en la actual discusión que no se ha tocado nunca, acerca de nuestra
matriz energética, ya que de seguir en este curso enfrentaremos en el futuro cercano problemas
serios, dado a que este modelo es insostenible. Cómo sabrán el petróleo, junto con el gas y el carbón,
son combustibles fósiles de los cuales por diferentes procesos se produce energía. Estos
combustibles fósiles tienen dos principales desventajas, las cuales son: la producción de CO2 liberado
a la atmósfera, que sumándose al ya existente incrementan el denominado efecto invernadero. El otro
contra que tienen estos combustibles, que es incluso más evidente, es que son recursos no
renovables, es decir que hay una cantidad finita de los mismos, el planeta los fue generando a lo
largo de millones de años y nosotros los estamos consumiendo a una escala que la tierra no puede
reponerlos.
Ahora luego de estos pequeños conceptos básicos, debemos tomar estos datos y
relacionarlos en el contexto actual nacional. Lo que la nueva YPF va proponer es el desarrollo de los
recursos “no convencionales”, lo cual es tan peligroso cómo los problemas antes mencionados. Un
recurso convencional (siempre hablando sobre combustibles fósiles) es aquel donde se encuentra el
combustible en su estado original. Para graficarlo con un ejemplo, un yacimiento petrolífero o de gas
son considerados recursos convencionales. Un recurso “no convencional” es aquel donde se
encuentra el recurso pero diseminado junto con otros elementos, cómo puede ser el caso, por
ejemplo, de un banco de arena, lo que se denominan “arenas alquitranadas”. La idea de aprovechar
estos recursos sería por medio de un tratamiento del tipo químico, que separaría ambos materiales,
así pudiendo aprovechar al máximo el petróleo, pero sin tener en cuenta las gravísimas
consecuencias ambientales. En Alberta, Canadá se hizo aprovechamiento de estos recursos, para
ello se talaron todos los árboles y arbustos de la zona comprometida, luego se extrajo la capas
superiores del suelo hasta llegar a las arenas alquitranadas, que son extraídas por medio de
camiones del mismo tipo que los usados en minería para llevarlos a refinerías para su posterior
tratamiento.
Esto además nos da la pauta de que los recursos fósiles convencionales del país no son los
mejores, de que van a hacerse inversiones millonarias en exploraciones de las cuales no tenemos
certeza alguna de que vayan a producir algún fruto. Ni hablar de empezar a explorar en zonas
marítimas, puesto que ya tenemos sobrados ejemplos de derrames accidentales. Es necesario que se
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comience a trabajar en una nueva opción energética y segura, que nos de la libertad de no depender
de combustibles finitos ni de otros países que sean productores.
También me veo en la necesidad de intervenir en lo que respecta a las alternativas, puesto que no
todas son buenas, tomando por ejemplo a la nuclear, puesto que para nuestro gobierno nacional, es
la segunda energía a la que más importancia le da. Y aquí tenemos otro tema por el cual
preocuparnos, la energía nuclear si bien no produce CO2 para funcionar, necesita de uranio el cual se
extrae por medio de minería, que termina resultando ser megaminería, y el principal problema que
mundialmente jamás se pudo resolver es de la disposición de los desechos, los cuales no existe un
tratamiento para neutralizarlos y son mortalmente peligros para todo tipo de organismo viviente.
Con todo esto, podemos ver que al gobierno nacional sólo le interesan las decisiones políticas de alto
impacto. Aquellas que son menos espectaculares, que se desarrollan a lo largo del tiempo, pero que
son a veces más eficaces, no les son tan atractivas. Pero este ensayo no tiene una finalidad
solamente crítica, si no que aspira a ser propositivo.
En 2009 se implementó el programa GENREN que fue creado por medio del ENARSA
(Energía Argentina S.A) para que para 2016, el 8% de la energía producida por el país sea en base a
renovables (es decir, eólica, solar). Esto trae aparejados aparte de los grandes beneficios
ambientales, las condiciones favorables para la atracción de inversiones nacionales y extranjeras, las
cuales se estiman en el orden de 2.500 millones de dólares. Reducción de importantes volúmenes de
emisiones de dióxido de Carbono, Y la generación de una importante fuente de empleo.
Aproximadamente unos 8.000 puestos de trabajo. Argentina es mundialmente famosa por tener en el
sur patagónico una gran capacidad de vientos, los cuales serían grandes productores de energía para
gran parte del país.
Es por todo esto que necesitamos un nuevo cambio en el paradigma energético, darle
importancia al desarrollo de energías renovables que posibiliten una producción más limpia, barata y
que no nos haga dependientes. Pero para ello es necesario que primero se permita hacer un
desarrollo científico de estas energías, para aplicarlas eficazmente en el contexto geográfico nuestro.
Se podría haber utilizado mejor los enormes recursos económicos que se destinaron a subsidiar el
consumo energético fósil, sin prioridades sociales, y que ha sido un despilfarro de recursos.
Esto se ha debido a una falta de visión acorde a los tiempos en los que vivimos, tenemos los
recursos, tenemos los instrumentos, solo nos falta la voluntad política para emprender los cambio,
que por supuesto no serán de un mandato a otro, pero si para el futuro de la sociedad argentina.
Para finalizar esta suerte de ensayo, debo recalcar que es tarde para cualquier pesimismo, es hora de
trabajar y aprovechar el tiempo. El primer paso es dejar de escarbar la tierra y empezar a ver hacia el
cielo, ahí están las respuestas y probablemente nuestro futuro.
José Guzmán.
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UNA NUEVA GRAN ESTAFA AL PUEBLO ARGENTINO
Por Tendencia Universitaria Nacional 29 de MAYO
La “expropiación” tiene patas cortas
El anuncio de la compra compulsiva de acciones de Repsol en YPF por parte del Estado
argentino fue acompañado por la fanfarria propagandística oficial que aturde con mensajes
de nacionalización, recuperación del protagonismo estatal, soberanía hidrocarburífera, etc. Nada más
lejano a la realidad.
El estrangulamiento de la finanzas a nivel nacional y provincial, junto con los U$S 12.000
millones estimados para 2012 en gastos de importación de los derivados del petróleo (fruto de la
desinversión durante los últimos años), son las principales razones de caja que impulsan al gobierno
a avanzar en esta medida. Sin embargo el escenario es más complejo, puesto que Repsol, fruto del
descenso relativo en la rentabilidad de los últimos tiempos venía negociando la venta de acciones a la
china Sinopec, y el interés de las petroleras yanquis en las reservas argentinas se vería seriamente
afectado. Es por esto que hace menos de un mes en Colombia, CFK se reúne con Obama para
resolver la “expropiación” de las acciones en manos del grupo español y el nuevo reparto de las
jugosas oportunidades que se abren así para las corporaciones estadounidenses como Exxon y
Chevron, junto con el (ya socio desde 2007) Grupo Petersen (Eskenazi).
La búsqueda entonces, es por nuevos socios (tan o más monopólicos que los anteriores) en
el reparto de la renta petrolera. Tal como en la explotación mega minera, donde nuestros recursos
estratégicos están enteramente en manos de multinacionales, para que el negocio sea
suficientemente tentador, ya están en marcha las negociaciones para garantizar la rentabilidad a los
nuevos “inversores” y la seguridad jurídica que los haga sentir “como en casa”. Detrás de los grupos
monopólicos yanquis, se ubican frente al mostrador la francesa Total, la china Sinopec, y la
constelación de empresarios locales como Cristóbal López y el propio Eskenazi que hace años viene
explotando una porción de YPF. Así las cosas, el proyecto renegociador del gobierno no hace más
que reforzar los lazos de dependencia estructural del capitalismo argentino con respecto al
imperialismo, principalmente yanqui.
Una de las principales vías para garantizar la rentabilidad buscada es en torno a la política de
precios. Desde 2008 la nafta súper ha subido un 113%, la premium 140% y el gasoil 160%, (tan sólo
en 2011 subieron el 30%). Nada hace prever que a partir de ahora vayan a bajar los precios,
aminorando el costo de vida para las mayorías populares, sino todo lo contrario. Hasta que las
nuevas exploraciones empiecen a mostrar sus frutos, la elevación en los precios al consumidor será
uno de los mecanismos para recuperar la inversión. El otro ya fue anunciado por la propia presidenta
en cadena oficial: el disciplinamiento a los trabajadores petroleros. Sin ponerse colorada ha salido a
amenazar a quien se anime a parar o hacer piquetes contra los grupos monopólicos que se aprestan
a desembarcar en YPF S.A. A confesión de parte, relevo de pruebas. El complemento necesario de la
renegociación con los pulpos petroleros es la represión a los trabajadores y el pueblo.
Pero también hay razones de carácter político que sustentan esta medida y la saturación
mediática que la acompaña. El gobierno tiene la necesidad de recuperar la iniciativa política y el
entusiasmo dentro de sus propias filas. Desde aquel lejano “54%” no han hecho mas que alimentar el
descontento social con cada paso que dan: Ley Antiterrorista, topes salariales, inflación sin control,
tarifazos e impuestazos en todo el país, impulso a la explotación megaminera, ajuste presupuestario
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para la salud y la educación, represión a los luchadores sociales, altos funcionarios investigados por
corrupción, masacre ferroviaria en Once, etc. La apelación gubernamental a los sinceros sentimientos
nacionales, antimperialistas y antimonopólicos que anidan en el pueblo no es casual. Busca
deliberadamente instalar una confusión en el seno del pueblo para recuperar la iniciativa perdida hace
meses, a manos de la rebeldía obrera y popular que va tomando cuerpo en cada lucha por salario,
contra los tarifazos, la explotación megaminera, por aumento presupuestario para educación y salud,
etc.
Una vez dicho todo esto, es un poco menos llamativo que esta política hacia los recursos
estratégicos sea llevada adelante por un gobierno que durante los 90 fue socio del menemismo en la
privatización y posterior vaciamiento de YPF y que hoy, bajo un bombardeo propagandístico
pretendidamente nacional y antimonopólico, sea el impulsor de la reprivatización de la que fuera la
principal empresa nacional, en los altares del gran capital monopólico transnacional.
Queda entonces planteada una encrucijada de fondo para el conjunto del pueblo y en particular para
los estudiantes. Una formulación posible es preguntarnos si es factible hacerse del control y la
dirección por parte de los trabajadores y el pueblo de los recursos estratégicos, de las palancas
principales de la estructura económica de nuestro país, sin romper con los marcos de un régimen
político de la gran burguesía monopólica asociada al imperialismo?
Nosotros entendemos que la única posibilidad de recuperar estos recursos, junto con los
medios de producción claves a manos de su legítimo dueño: el pueblo trabajador; está ligada a una
salida antimperialista y revolucionaria, cuya condición de posibilidad anida en la rebelión popular, las
puebladas, los Cordobazos. El movimiento estudiantil no está al margen de las luchas obreras y
populares que hoy recorren el país, y desde la 29 de MAYO buscamos que sea parte de la resolución
del drama histórico que vive nuestro pueblo. Te invitamos a debatir conjuntamente este tema
consientes que, en la construcción de una superación revolucionaria de la realidad, los estudiantes
tenemos mucho para dar.
Tendencia Universitaria Nacional 29 de MAYO
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¡YPF 100% ESTATAL Y BAJO CONTROL DE LOS TRABAJADORES!
Por EL VIRAJE
Corriente Estudiantil del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU)
Ya es ley
El Estado argentino recuperó una parte mayoritaria de YPF. Es un paso en el sentido que
venimos reclamando los trabajadores y el pueblo desde hace muchos años, con la lucha por la
recuperación de nuestras riquezas y recursos naturales, y las empresas privatizadas.
Aún cuando es un paso limitado, lo consideramos un triunfo del pueblo argentino contra
las multinacionales de los países imperialistas que nos saquean, se llevan fortunas, y solo dejan
deudas, explotación laboral y desastre ambiental. Por eso debemos defenderlo de aquellos que lo
atacan y lo seguirán atacando. Desde las multinacionales como Repsol, hasta el gobierno
neocolonialista de España, su Rey cazaelefantes, y la Unión Europea, que han amenazado con
sanciones que ya iniciaron. ¡Fuera las multinacionales y los gobiernos europeos que quieren que
nosotros paguemos el desastre que ellos produjeron en Europa! ¡Ahora, vamos por todo!
Y defenderlo también frente a los cómplices nacionales de la corona española, como Macri y los
sectores empresarios que lloran por la “seguridad para las inversiones”, y que son los continuadores
de los Alsogaray/Cavallo/Menem que en los ‟90 vendieron todo.
A la vez, hay que insistir: esta medida no resuelve los problemas de fondo: hay que ir por
todo, echar a todas las multinacionales y recuperar toda la energía, así como los transportes,
las comunicaciones y todas palancas fundamentales de la economía, para ponerlas al servicio
del pueblo trabajador, de la salud, la educación, la vivienda, el derecho al trabajo y a un salario igual a
la canasta familiar.
¿Y ahora?
La pregunta que todos se hacen es: ¿cuánto saldrá la nafta y el gas de aquí en más? ¿Se
acabarán los desabastecimientos frecuentes? ¿Habrá combustibles y energía para todos a un precio
accesible? Porque esta medida será útil si se transforma en beneficios para el conjunto de la
población. ¿De qué depende?
En primer lugar, YPF tiene el 33% de los recursos del país. Es decir, ahora el Estado es
dueño de la mitad de ese 33%. Para asegurar las inversiones y la producción necesaria para que
haya nafta y gas baratos para todos, que el gas natural llegue a todas las familias del país (al menos
en los centros urbanos), y para disponer de toda la energía que hace falta para el desarrollo nacional,
con esta medida no alcanza. Es preciso en primer lugar, que el Estado recupere el 100% de YPF,
y en segundo lugar, que se estatice toda la industria, quitándole las áreas a empresas como
British Petroleum, una empresa inglesa que dispone de Cerro Dragón, el principal yacimiento del país,
y busca petróleo en Malvinas.
En segundo lugar, no hay que pagarles un peso. Por lo que se llevaron (infinitamente más
que lo que pagaron), por las deudas que mantienen, y por el desastre ambiental que provocaron. Con
esa plata hay que iniciar las inversiones para incrementar la producción.
En tercer lugar, YPF debe funcionar controlada por sus trabajadores, los más interesados en
que funcione de manera eficiente. No podemos confiar en gente como De Vido, que nos llevó a esto.
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De esa manera, estará garantizada una provisión de combustibles y gas a precio accesible para
toda la población, las inversiones que permitan que dispongamos de la energía necesaria para el
desarrollo del país, no solo para hoy sino para las generaciones futuras.
¡Vamos por el resto!
Algunos compañeros nos dicen: “Bueno, paso a paso”, “no hay que apurarse”. No se trata de
apuro. Medidas como la actual, y mucho más profundas, debieron tomarse hace tiempo.
Lamentablemente, Argentina perdió mucho. Si el gobierno de Kirchner hubiera arrancado con este
tipo de medidas en el 2003, hoy nuestra situación sería mucho mejor. Sin embargo, nunca quisieron
avanzar. Al contrario, favorecieron a Repsol, a British Petroleum le dieron Cerro Dragón en concesión
¡hasta el 2047! Y lo mismo con la minería, las finanzas, los trenes, la telefonía. Es decir, mantuvieron
el esquema de Menem de los ‟90. El argumento era que “no se podía”, que en el mundo actual,
expropiar era mal visto, etc. etc. Sin embargo, al final se vieron obligados a hacerlo, pero con un
retraso que tuvo y tiene costos. ¿No se podía haber hecho mucho antes? Podemos discutir eso, pero
ahora no podemos seguir esperando.
Repsol YPF era la empresa más grande del país. Y tuvo que aceptar la expropiación. Es que
tienen una crisis enorme, y no están en condiciones de hacer mucho más. Pero sobre todo, están
viendo la decisión de todo un pueblo de defender lo poco que va conquistando, y dispuesto a
recuperar todo. ¡Si hasta los gorilas radicales y Binner apoyaron la medida! Por eso, ahora es el
momento.
Si se pudo expropiar la mayoría de YPF,
Se pueden reestatizar los ferrocarriles, para viajar bien y sin arriesgar la vida
Se puede estatizar la minería y todos los recursos que genera
Se puede recuperar las telefónicas, las empresas de energía, la inmensa mayoría de los
bancos en manos extranjeras
Se puede recuperar la soberanía sobre nuestros alimentos, sacando a todas las
empresas multinacionales, y volviendo a la Junta Nacional de Granos y Carnes, para que haya
precios bajos y comida de calidad.
Por el bien del pueblo trabajador…
Con esas medidas sencillas, que ahora está demostrado que son posibles, estarían los
recursos para que no haya más inflación, para elevar los salarios a todos los trabajadores, para viajar
bien, terminar con los cortes de energía, llegar con los tendidos eléctricos, de gas y cloacales para
todas las casas, avanzar en la cuestión de la vivienda.
Por eso, ahora es el momento. Así recuperaremos nuestra soberanía e independencia, para todos los
habitantes de la Argentina.
YPF 100% ESTATAL, CONTROLADA POR LOS TRABAJADORES
NI UN PESO PARA LA MULTINACIONAL QUE SE ROBÓ TODO
VAMOS POR TODO: FERROCARRILES, LUZ, BANCOS, MINERÍA
EL VIRAJE – Corriente Estudiantil del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado
e-mail: [email protected]
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¿DE QUÉ SOBERANÍA SE ESTÁ HABLANDO?
Por Córdoba Se Mueve
Enviado por Raíces en Movimiento
YPF: De la empresa estatal a la privatización menemista.
Yacimientos Petrolíferos Fiscales fue fundada en el gobierno de Irigoyen, en el año 1922, y su
primer impulsor y director fue el General Enrique Mosconi. Desde su origen fue una empresa estatal
que durante mucho tiempo tuvo el monopolio de toda la prospección y extracción petrolera en el
territorio argentino. El proceso de refinación -conversión del petróleo ó crudo en aceites y
combustibles- y su distribución y ventas -estaciones de servicio- también fue durante los primeros
tiempos monopolio de la estatal YPF.
La azul y blanca de YPF identificaba todo lo que fuera energía y combustibles en Argentina.
Esto empezó a cambiar con los gobiernos que vendrán a partir del „55. En este periodo entran al país
las compañías extranjeras como Shell y Esso, para realizar trabajos tanto de extracción como en
comercialización. Ya las estaciones de servicio dejaron de ser exclusivamente azules y blancas, pero
de todos modos la empresa predominante siempre fue la estatal YPF. Durante las primeras décadas
no se lograba el autoabastecimiento petrolífero. Recién en la década de los „60 se logra esta meta.
Argentina ya no importaba combustibles ni aceites derivados del petróleo y se convertía en una
potencial exportadora. Para este objetivo se construyeron varias refinerías en territorio nacional y se
comenzó a exportar petróleo crudo en pequeñas cantidades. La estatal YPF era el centro de esta
actividad vital para el país.
Con la presidencia de Arturo Frondizi (1958-1962) el gobierno dio concesiones a empresas
extranjeras con reservas ya detectadas por YPF. Luego, el gobierno de Illia anuló dichas concesiones
y concentró toda la actividad en YPF. Cabe aclarar que la etapa más costosa de toda la actividad
petrolífera es la prospección, es decir la detección de reservas acumuladas en el subsuelo. Sin
prospección, es decir sin reservas, la extracción se acota.
En los „90 el gobierno de Menem solicita al Congreso una ley que privatice YPF, que era la
empresa más grande del país. Las primeras impulsoras de esta ley fueron las provincias petroleras
que habían formado un organismo presidido por el entonces gobernador de Santa Cruz Néstor
Kirchner. Si desaparecía la estatal YPF como directora de toda la política energética, la relación con
las privadas sería por parte de la Nación pero también de las respectivas provincias petroleras que
recibirían regalías de estas empresas privadas. Cristina Fernández de Kirchner, que en ese momento
era legisladora provincial, solicitó que la Legislatura se pronunciara para que los diputados y
senadores nacionales de la provincia votaran a favor de la privatización. Esto finalmente se logró en
Diputados de la Nación con la diferencia de un voto obtenido gracias al avión mandado por el
entonces gobernador Néstor Kirchner que llevó a Buenos Aires al diputado patagónico que se había
lisiado en un accidente para que pudiera votar. Los sindicatos de los trabajadores de YPF dieron su
apoyo porque la ley privatista les concedía una pequeña porción de acciones de YPF, que por
supuesto manejarían las conducciones sindicales. Y así se privatizó una de las empresas más
grandes de Latinoamérica. Por supuesto que los españoles hicieron un gran negocio porque en su
mayor parte lo pagaron con bonos de deuda externa a valor nominal que habían comprado a precio
de mercado muy inferior.
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De la hegemonía de Repsol a la reestatización parcial como sociedad anónima abierta.
El poder ejecutivo acaba de mandar un proyecto de ley para su reestatización en un 51%.
Hasta entonces, el paquete accionario viene siendo de un 57% para Repsol, 25% para el grupo
Petersen de Eskenazi, y el restante 17% en acciones de Bolsa. Para lograr algunas precisiones, es
importante tener en cuenta algunos datos sobre los grupos empresariales que conforman YPF:
• El socio mayoritario Repsol es un grupo empresarial formado por varias empresas
españolas pero también por PEMEX (México) y por capitales anglos norteamericanos. El 30% de todo
lo que ha ganado Repsol en los últimos 5 años proviene de YPF. En el último tiempo, Repsol ha
iniciado negocios de extracción de petróleo en Venezuela y Brasil y de gas en Bolivia.
• Eskenazi era un corredor inmobiliario de Santa Cruz cuando Néstor Kirchner era gobernador
y quiso privatizar el banco provincia de Santa Cruz y hacerlo Sociedad Anónima mixta con 51 % de
las acciones para la provincia y el resto para capitales privados. Kirchner inició a Eskenazi en los
grandes negocios dándole el 49 % de las acciones (las malas lenguas dicen en Santa Cruz que
Eskenazi es su testaferro). También es Néstor quien inicia a Eskenazi a lo grande en el negocio del
petróleo. Para que los españoles de Repsol le vendieran el 25% de las acciones, le consigue un
préstamo internacional de 2.000 millones de dólares que se pagarían con las ganancias de YPF. Para
convencer a los españoles se estableció una cláusula por la que se reducían las obligaciones de
inversión y casi todas las ganancias se podían repatriar.
Así quedaban todos contentos y Eskenazi se hacía del 25% de YPF sin desembolsar un
mango (por todo esto es que el español Brufau, presidente de Repsol, amenaza ahora con contar
como fue la negociación para que entrara el “empresario nacional Eskenazi”). Por supuesto, la
inversión de YPF en prospección fue cero.
Así se entiende que el 51% que se quedaría el Estado argentino es totalmente del paquete
accionario de Repsol. Del 25 % de Eskenazi no se tocará nada. Además, se sabe de conversaciones
de éste con Bulgheroni de Bridas por una posible entrada de capitales chinos. Es que Bulgheroni es
socio de las petroleras chinas. Así Eskenazi, vendiendo a los chinos, haría el mejor negocio de su
vida.
Como bien se aclaró en el discurso presidencial, la ley establece que YPF mantiene su
estructura de Sociedad Anónima para poder inyectarle capitales privados. “Esto no es una
estatización”, aclaró CFK. El proyecto de ley del gobierno establece que YPF será “una sociedad
anónima abierta” (artículo 15). Y el artículo 16 dice que “YPF acudirá a fuentes de financiamiento
internas y externas, y a la concertación de alianzas estratégicas, uniones transitorias de empresas, y
todo tipo de acuerdos con otras empresas públicas, privadas o mixtas, nacionales o extranjeras”. ¿De
qué soberanía se está hablando? El proyecto de ley del gobierno abre las puertas de par en par a la
asociación con los monopolios imperialistas. Veremos qué sucede.
Una operación costosa.
Quedan varios problemas sin resolver. Por un lado, el gobierno deberá destinar recursos para
pagarle a los españoles (que lógicamente en este momento tiran munición gruesa justamente para
obtener una buena compensación económica y así dejar este país donde ya sacaron todo lo que en
materia de reservas había prospectado la anterior YPF llevándose así en ganancias líquidas 16.000
millones de dólares, sin inversión alguna). Por otro lado, deberán hacer una cuantiosa inversión para
seguir haciendo prospección y extracción. Con un problema adicional: la diferencia abismal entre los
precios internos e internacional de los combustibles. Probablemente necesiten -con o sin inversión
14
externa- igualar el precio nacional al internacional (en gas la relación actual es de 2 a 10 en compra a
Bolivia y en petróleo la relación es de 1 a 3). De concretarse esto, las consecuencias sobre el bolsillo
de las y los trabajadores serían directas. Además, a estos problemas sin resolver se suman los
13.000 millones de dólares que necesitan para importar los combustibles necesarios para este año.
¿De dónde sacarán los recursos? ¿Otra vez de los jubilados, del Anses? ¿Del Banco Central? ¿La
maquinita de Calcográfica? La perspectiva del gobierno es traer capitales norteamericanos y chinos
para resolver todos estos problemas. Y tiene la mira puesta en Malvinas y la extracción de las
reservas australes. Los burgueses nacionales, como siempre, negociando con el capital internacional.
Y en los inevitables tires y aflojes de toda negociación, utilizan los mejores sentimientos nacionales de
nuestro pueblo (Malvinas e YPF). Como decía el viejo Marx: Los grandes acontecimientos se dan
siempre dos veces. Sólo que una primera como tragedia, la siguiente como comedia.
Por soberanía energética.
Nosotrxs pensamos que un paso decisivo hacia la solución a las necesidades energéticas de
nuestro país es la nacionalización de la totalidad de YPF, dándole el monopolio de toda la
prospección, extracción, refinamiento y comercialización de los combustibles. Además, la
nacionalización de YPF debe ser sin indemnización dado el saqueo que hizo Repsol. Por otra parte,
para que se defiendan nuestros intereses, la nueva YPF debe ser gestionada por los trabajadores. La
plata necesaria para la inversión que se requiere debe salir de una nacionalización de toda la banca
para impedir la fuga actual de capitales y así destinarlos a las necesidades de inversión.
Córdoba Se Mueve
15
YPF EXPROPIADA EN UN 51%: POLÉMICAS Y POSIBILIDADES
Por Mariano S.
Ya está confirmado. Se ha votado en las dos cámaras del Congreso. Se ha expropiado el
51% de YPF para el Estado. Este porcentaje de la empresa se dividirá entre el Estado nacional y las
provincias. Esta medida es una de las más importantes del gobierno actual de la presidenta Cristina
Fernández. Las repercusiones han sido muchas y no se han hecho esperar. En esta oportunidad
quisiera expresar una opinión aunque sea de una manera escueta. Espero que aporte algo al debate
real y dinámico que sinceramente me parece muy necesario.
¿De qué lado estás?
La expropiación contó con la simpatía de la gran mayoría del pueblo, esto es innegable. Sólo
un pequeño sector de la sociedad se ha expresado en contra, no casualmente los sectores más
reaccionarios y conservadores. Estos sectores sociales ligados ideológicamente al PRO de Macri en
el parlamento han salido al cruce de la medida en defensa de la propiedad privada.
Internacionalmente, el gobierno español (de la derecha española) realizó declaraciones fuertes en
defensa de Repsol. Aun no han tomado ninguna medida, pero puede que lo hagan. Hoy se baraja que
incluso, la Unión Europea pueda tomar alguna decisión-castigo hacia Argentina en pos de defender
los intereses de la trasnacional de capitales españoles. Todo esto debe ser enfrentado por nuestro
pueblo. ¡No queremos más neoliberalismo! ¡No queremos más imposiciones que nos bajen del norte!
Por último, y con mucha menor influencia social que la derecha, también un sector de la izquierda
partidaria en nuestro país (el FIT por ejemplo) salió a denunciar la medida planteando a grandes
rasgos que es “más de lo mismo” o “sólo una trampa”.
Como militante socialista no puedo dejar de posicionarme y creo esta medida es progresiva.
Lo es en varios aspectos. En primer lugar creo que un militante si realmente quiere transformar la
realidad debe dar una respuesta concreta a una medida concreta. Sólo es parte de un lamentable
dogma sectario -que mucha izquierda arrastra- pensar que sí o sí, frente a toda medida del gobierno,
uno siempre debe oponerse y hacer una lista de aspectos negativos del mismo porque ése es el
deber de no ser oficialista, o sea para no “quedar pegado”. Ejemplos en nuestra facultad sobran. Por
eso, frente a la expropiación creo que debemos ser sinceros y decir claramente lo que plantea hoy la
gran mayoría del pueblo: es mejor que el 51% de YPF sea del Estado que de Repsol. Para comenzar
la cosa no tiene mas vueltas. Luego, cada quién podrá hilar más fino y complejizar la cuestión, lo cual
me parece bien. Por ejemplo, se puede cuestionar el pago a Repsol por la expropiación. Esta
empresa no ha parado de vaciar YPF en los 9 años que la gestionó. Además, por otra parte coincido
con las visiones que plantean que la medida no es fruto de una política estratégica sino más bien de
un pragmatismo alarmante sobre todo en un contexto de crisis civilizatoria que vivimos y que incluye,
entre otros dramas, una gran crisis energética. El mismo oficialismo en su momento apoyó la
privatización menemista y en el 2007 optó por otra “salida” que fue un fracaso rotundo: la
“argentinización”. Esto último implicó hacer ingresar en el control de la compañía al Grupo Petersen,
controlado por la familia Ezquenazi. Sin embargo, las esperanzas de ciertas mejoras se evaporaron
rápidamente. El empresariado nacional actuó como el empresariado español: sólo buscó
enriquecerse más y más.
16
Por otro lado, y no menos importante, es que esta medida pone en la agenda política
permitiendo discutir el futuro de la dependencia actual o la posible soberanía energética del país.
¿Quién dijo que ya está?
Si bien la medida ya fue tomada, la misma abre diversas discusiones. La presidenta al
anunciar la expropiación mencionó la proyección de una YPF tipo Petrobras (la empresa estatal
brasilera). Frente a esta perspectiva no podemos dejar de intentar impulsar otros debates. ¿Por qué
caer en este modelo? ¿Qué tipo de YPF queremos? ¿Cómo proyectamos afirmar concretamente una
alternativa sustentable al mundo en crisis? Obviamente no buscaré resolver estas preguntas en las
líneas que siguen. Creo que sólo el pueblo de manera organizada, desde abajo, informándose,
discutiendo y decidiendo colectivamente podrá empezar a responderlas de manera realmente
profunda. Sin embargo, desde Socialismo Libertario y la COMPA (Coordinadora de Organizaciones y
Movimientos Populares de Argentina), creo que algo tenemos para decir. Nosotros/as que somos
parte de una nueva izquierda, buscamos contribuir a una perspectiva donde en Argentina, América
Latina, y porqué no en todo el mundo, se pueda empezar a construir una soberanía popular integral.
En ese sentido, quisiera discutir y empezar a pensar la posibilidad de una YPF 100% pública con
control popular, o sea, de sus trabajadores/as y de los/as usuarios/as. También por ejemplo, sería
interesante empezar a problematizar qué tipo de extracción queremos para evitar las peores
consecuencias ambientales y cómo orientamos la producción de acuerdo a un nuevo tipo de proyecto
de país. En el portal virtual marcha.org hay un dossier de artículos sobre el tema que pueden ayudar
al debate. Este boletín por eso también me parece una buena iniciativa. También podemos pensar en
la facultad charlas, cines debates, etc. La idea, en fin sería que cada vez más compañeros/as se
sumen a dar su opinión. Esto ya representaría un paso adelante para que desde nuestra facultad se
empiece a alzar una voz sobre la política nacional-provincial y sobre las necesidades que tenemos
como pueblo y cómo pensamos sus posibles soluciones.
Mariano S. (estudiante del profesorado de historia,
militante de Socialismo Libertario
y de Gualicho en la FFyH y la FA)
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SOBRE LA SITUACIÓN DE YPF
Por Juan Pablo Patriglia
Si hay un debate relativo a la soberanía energética que se instalado tanto en los partidos y
organizaciones políticas, como en los medios de comunicación y en gran parte del pueblo argentino, este es
sin lugar a dudas el de la expropiación de YPF. Es al impulso de dicho debate en nuestra Facultad a lo que
me gustaría aportar en estas breves líneas.
Un poco de historia…
Nacida en 1922 durante el gobierno de Irigoyen, YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales) tuvo durante
largo tiempo el monopolio de la prospección y extracción petrolera como así también el de la refinación,
distribución y venta de combustible en el territorio argentino. A comienzos de los 50´, el gobierno de Perón
convocó a Shell y Esso, junto a otras importantes empresas petroleras internacionales, para organizar un
desembarco masivo de inversiones externas en el sector, contrariando así el modelo de nacionalización de
los yacimientos y de fortalecimiento del monopolio estatal concentrado en YPF propio de su primera
presidencia. Con Arturo Frondizi al poder (1958-1962) el gobierno dio concesiones a empresas extranjeras
con reservas ya detectadas por YPF que fueron luego anuladas por el gobierno de Ilia.
La privatización de YPF se produjo a principios de los 90´ a partir de la sanción por parte del
Congreso de la Ley 24.145 de “Federalización de los Hidrocarburos y Privatización de YPF”; ley impulsada
por el gobierno de Menem con la complicidad de las principales provincias petroleras y del por entonces
gobernador de la provincia de Santa Cruz Nestór Kirchner. Quien compró casi el 100% de las acciones fue la
empresa multinacional Repsol formado por varias empresas españolas pero también por PEMEX, de México,
y por capitales norteamericanos. En 2007, Nestór Kirchner impulsó la “argentinización” de la empresa con el
ingreso del Grupo Petersen del multimillonario argentino Eskenazi, que adquirió 25% de las acciones de YPF.
El otro 17% de ellas se encuentran en la Bolsa de especulación financiera.
La ofensiva oficialista
La ofensiva oficialista contra YPF, llevada adelante no sólo en el terreno del debate público sino
también en medidas concretas que perjudican a la empresa (como sanciones aduaneras e impositivas,
denuncias en el ámbito de defensa de la competencia y el retiro de concesiones por incumplimiento
contractual en algunas jurisdicciones provinciales), desembocó finalmente en la expropiación. En términos
generales, la medida se trata de la “estatización” del 51% del paquete accionario de YPF a partir de la
expropiación con indemnización a la empresa multinacional Repsol que poseía en ese momento el 57% de
las acciones de la empresa. Nada se dice sobre el porcentaje restante.
El proyecto de ley enviado al congreso por el kirchnerismo define a YPF como una sociedad
anónima abierta, que puede acudir a financiaciones internas y externas y establecer alianzas con empresas
tanto públicas como privadas, al mismo tiempo que otorga a las provincias (a raíz del Pacto de Olivos de
1994) el 49% de lo expropiado.
Repudios, alabanzas y críticas a la expropiación
Frente a tal medida, han sido varios los discursos y manifestaciones políticas que se vieron
expresadas. Por un lado, los sectores más conservadores tanto nacionales –como el PRO o Clarín- como
internacionales –como el gobierno y los grupos empresariales de España o Norteamérica- han manifestado,
fieles a su ideología neoliberal, su repudio a la expropiación. Afirman que dicha medida atenta contra los
intereses de las empresas, viola los contratos establecidos entre el Estado y el Grupo Repsol, al mismo
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tiempo que ahuyenta a la inversión privada sobre el país. Curiosamente, se olvidan de las faltas de Repsol a
lo que hacía a sus obligaciones contractuales con respecto a la inversión en YPF y de lo bien que le ha ido a
Argentina a raíz de las políticas privatizadoras.
Por otro lado, los sectores afines al kirchnerismo no sólo apoyaron la medida sino que la
enaltecieron enmarcándola como parte del proyecto “nacional-popular” de defensa de la soberanía nacional
sobre los recursos naturales. Pero se olvidaron de decir que el gobierno deja abierta las posibilidades a la
reinserción de nuevas empresas privadas por iniciativas de las provincias a la prospección y extracción de los
yacimientos de petróleo argentinos, que no se tocaron las demás acciones de YPF (entre las cuales una gran
cantidad posee el empresario multimillonario Eskenazi) y que se va a indemnizar a un grupo empresarial que
se ha enriquecido explotando nuestros recursos naturales sin una real inversión en el país.
Por último, y en gran medida a partir de estas críticas, la izquierda partidaria ha repudiado la
expropiación de YPF. Afirman que la medida del gobierno se trata sólo de un pasaje de YPF de un grupo
privado a otro, al mismo tiempo que levantan la consigna de la expropiación sin indemnización del 100%
de la empresa y su gestión en manos de los trabajadores. Consigna con la cual, como parte de la
izquierda independiente, no puedo dejar de estar de acuerdo, pero no creo pueda servir como criterio a
partir del cual evaluar y rechazar la medida en cuanto tal. Muchas veces la idea abstracta no sirve para
analizar e intervenir políticamente en la realidad, llevando a posicionamientos muy poco estratégicos para una
verdadera transformación social.
Mi opinión
En este sentido, es que considero que más allá de las enormes limitaciones señaladas, la medida de
la expropiación es progresiva con respecto al panorama anterior (que ponía a la totalidad de YPF
directamente en manos privadas), y que constituye un pequeño paso hacia la soberanía nacional y popular
de los recursos naturales de nuestro país. Pero de ningún modo porque el proyecto del gobierno nacional
vaya en este sentido (es una medida más dentro de su política económica neodesarrollista), sino
simplemente porque constituye un nuevo piso para las demandas de los trabajadores y los movimientos
sociales, que tanto ayer como hoy resisten contra las políticas privatizadoras y luchan en pos de la soberanía
popular sobre los recursos nacionales.
Por eso, más allá del apoyo a la expropiación (que, quizás está de más aclarar, no es lo mismo que el
apoyo al gobierno nacional) considero fundamental abordar una perspectiva estratégica de avance en la
construcción de soberanía popular, que incluye la recuperación y defensa del conjunto de los bienes
estratégicos de nuestro país, una proyección que enfrente el saqueo y la devastación social, económica y
ambiental a partir de la organización y movilización de nuestro pueblo. Una perspectiva que nos permita ir por
una YPF totalmente pública, con control popular y sin indemnización alguna para los grupos
multinacionales.
Juan Pablo Patriglia-
Estudiante de filosofía y militante del Colectivo Gualicho
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POCISION de la Juventud del PTS frente a la medida sobre YPF
Desde la Juventud del PTS te acercamos nuestra postura que parte del más abierto ANTI
IMPERIALISMO, considerando la necesidad fundamental de los pueblos oprimidos del mundo en
general, y de América Latina en particular, de sacarse la bota y el garrote con el que nos asfixian un
puñado de potencias parasitas. Nuestro ANTI IMPERIALISMO es INTERNACIONALISTA y
CONSECUENTE, por eso te contamos que nuestra organización hermana en el Estado Español,
(CCC-No Pasaran), salió a enfrentar el discurso canallesco del presidente Rajoy, y a manifestarse
“enérgicamente en contra del expolio que multinacionales como la Repsol realizan en América
Latina”.
En cuanto a la importancia del petróleo creemos que debemos partir de una pregunta básica:
¿Por qué el petróleo es un recurso estratégico?
Este recurso hidrocarburífero es estratégico por dos aspectos: Por un lado porque no es renovable,
por lo que, no solo los combustibles, sino también sus derivados corren con una suerte de fecha de
vencimiento. Y por otro lado, porque es un material base para el funcionamiento de la economía. Por
esto para pelear consecuentemente por la liberación nacional, es central que los principales recursos
como el petróleo no estén en manos de las patronales imperialistas.
Pero para saber si la medida sobre el 51% de las acciones es progresiva o no, la pregunta
que nos deberíamos hacer es: ¿En qué va a cambiar la vida de los trabajadores y sectores
populares del país?
Para averiguar esto comenzamos por aportar datos que dan cuenta del carácter
estructuralmente dependiente y ANTI POPULAR de la cuestión petrolera y gasífera del país
impuestas por el neoliberalismo y desarrolladas por el modelo kirchnerista del 2003 al 2012.
SOBRE LA SITUACION DEL GAS Y EL PETROLEO:
*Reservas Total: de gas 54% inferiores al 2000. De petróleo 17,8% inferior al 2000.
*Producción total al 2011: de gas 13.2% inferior al 2004. De petróleo 32.8% inferior al 1998.
*Exploración de gas y petróleo en 1980 había 103 pozos, y en 2010 había 26 pozos!.
SOBRE LA SITUACIÓN QUE PADECEN LOS SECTORES POPULARES (sólo en el
conurbano bonaerense, a modo de muestra):
*El 45% de la población no tiene gas natural. La garrafa es hasta 10 veces más cara!
*Solo el 23% del gas es de uso domestico, el resto es de uso capitalista.
*2 millones de personas se calefaccionan con la combustión de cartón y leña.
Por otra parte no nos parece menor recalcar el rol cómplice de los Kirchner durante los 90´s
recibiendo con flores a Menem en Santa Cruz para anunciar la entrega del petróleo a precio de
remate. Mientras, en la actualidad, tienen la doble política de pintar de patriada la medida sobre el
YPF mientras hace 2 meses vimos como enviaba a Gendarmería Nacional para reprimir a los vecinos
que se enfrentaban a las MINERAS IMPERIALISTAS. Y como Argentina sigue dominada por los
grandes terratenientes y los monopolios extranjeros subsidiados por el gobierno (automotrices,
alimenticias, etc.)
De la ley: sus implicancias prácticas y lo que no revierte. Aquí nos encontramos con que
lo que “afecta” del total del petróleo es solo el 17%, lo que no revierte la propiedad del restante 83%
en manos, ya sea imperialistas como la British Petroleum, o capitalistas nacionales como los
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Bulgheroni igual de saqueadores. Tampoco revierte la descentralización productiva de la compañía
que en su momento exploraba, extraía y refinaba. Mucho menos los 30 mil empleados que quedaron
en la calle, o los más de 5 mil tercerizados y precarizados que tiene actualmente YPF. Y ni que hablar
de las conquistas laborales destruidas convenio tras convenio. Como vemos la ley no apunta a
subvertir de raíz el carácter dependiente del país en materia energética.
Entonces ¿Por qué tomo la medida el Gobierno? Porque al haberle permitido a los
empresarios de la energía hacer lo que se les cante, se encuentra con una crisis energética si
precedentes, y con que al superávit comercial (saldo positivo entre lo que se exporta y lo que se
importa) se lo está comiendo la compra de combustibles a otros países. De paso gambeteaba las
sucesivas crisis políticas desatadas por la masacre de Once, el escandaloso “Proyecto X” de
espionaje, y la corruptela de Boudou.
Pero entonces ¿cuál sería la salida? Desde la Juventud del PTS sabemos que esta medida
ha causado simpatía en amplios sectores de la población. Pero no compartimos estas ilusiones en
avanzar de a poco, porque este es un gobierno que en 9 años, como lo decimos más arriba, mantuvo
lo esencial del modelo neoliberal, con un crecimiento basado en precios altos de la soja y la súper
explotación de los trabajadores (con ritmos de trabajo interminables, en negro, tercerizados, etc.).
En este marco, comentario aparate merece el oportunismo de LA IZQUEIRDA
INDEPENDIENTE que mientras dice enfrentar al Gobierno, plantea que estamos en mejores
condiciones con esta medida.
Nuestra expropiación se encuentra en las antípodas de la de Cristina (y que votaron los
radicales!). Comenzando por NO PAGARLE un PESO a los ladrones de Repsol, opinamos que la
única salida es la EXPROPOPIACION Y ESTATIZACION DEL 100% DEL PETROLEO Y
RECURSOS NATURALES BAJO CONTROL de los TRABAJADORES, quienes son los que mueven
día a día estas ramas de la economía, y los únicos que, tomando en sus manos las demandas de los
sectores populares, pueden orientar la producción en función de las necesidades sociales, y no de la
sed de ganancia. Nos referenciamos en el emblemático caso de la fábrica de cerámicos de Neuquén,
ZANON (aunque aún no se haya estatizado) que está bajo control obrero hace 10 años, habiendo
creando cientos de puestos de trabajo, incorporando a los desocupados, enmantelando hospitales y
escuelas. ZANON demuestra que no es utópico, que hay un verdadero futuro si lo tomamos en
nuestras manos los obreros y los estudiantes. Para esto es imprescindible que no nos obnubilemos
con las apariencias de la miseria de lo posible.
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YPF: TRIUNFO CULTURAL
Por Movimiento Estudiantil Contragolpe
La recuperación de la mayoría accionaria de YPF es un triunfo cultural con base en los 20
años de lucha librados en el país y en el resto de América Latina: es un triunfo de los piqueteros de
Cutral Có durante los años 90; es una victoria de los ypefianos de Tartagal; es una especie de justicia
a las muertes de Aníbal Verón, Teresa Rodríguez y otros muchos compañeros que cayeron víctimas
de la policía, o de las depresiones que terminaron en suicidios; es, también, un gran avance para las
fuerzas nacionales que desde los tiempos del general Mosconi, vienen predicando que los minerales,
las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas deben ser propiedades
imprescriptibles e inalienables de la Nación. Sin embargo, como dijo Pino Solanas, es necesario
concientizarnos de que esta larga batalla continúa. El gobierno nacional pudo llevar a cabo la medida
porque las encuestas le decían que el 75% de la opinión pública estaba a favor de reconquistar YPF.
Ahora, entonces, es preciso una auditoría total de los hidrocarburos; es preciso que como estudiantes
nos movilicemos por una YPF 100% pública y federal, con control social y bajo la dirección de los
trabajadores; colocando en el debate, además, el desarrollo de energías alternativas que nos
permitan reemplazar los hidrocarburos de nuestra matriz energética, dado que ellos son, junto a las
industrias química y minera, los principales contaminantes que el sistema capitalista utiliza en el
planeta.
Pero volvamos a la cuestión actual de YPF para realizar un análisis exhaustivo del proyecto
oficial. El mundo está en conflicto por los recursos naturales: algunos les llaman comodities, otros les
llaman bienes comunes, posiciones antagónicas que mucho tienen que ver con este triunfo cultural.
Durante la década menemista y con apoyo de Néstor Kirchner fueron privatizadas YPF y Gas del
Estado, en aquellos años la ideología de los recursos naturales en tanto comodities era dominante y
muchos estados privatizaron el crudo; no obstante, avanzado el siglo XXI solo Argentina y otros
pocos países permanecían sin recuperarlo, llegando incluso a extender ilegalmente algunas
concesiones clave como la de Cerro Dragón hasta el 2047. El cambio de rumbo que la política
energética ha tomado en estos días, hizo una grieta en aquella concepción neoliberal del comoditie,
ofreciendo la posibilidad de que el proceso kirchnerista se transforme en una verdadera tendencia
nacional y popular, ya que en un escenario global convulsionado y en plena transición hacia un
período multipolar, donde los principales conflictos internacionales se produjeron con un telón de
fondo hidrocarburífero, el hecho de que este gobierno haya expropiado la mayoría accionaria de una
petrolera nacional, lo enfrenta momentáneamente con las potencias y con las corporaciones. Vimos la
prepotente y amenazadora respuesta de España. Vimos la colonia lista posición de la Unión Europea
frente a este tema y frente a Malvinas, donde el crudo también juega un papel importante. Vimos
anteriormente los ataques imperialistas en Libia, Irak, Bolivia y Venezuela, entre otros. Por lo tanto,
como observa Sebastián Zurutuza, pese a sus fallas, sospechas, incertidumbres y nombres
vinculados a políticas antipatrióticas como el de Julio de Vido, la nacionalización del 51% de YPF, al
menos pone en agenda la necesidad de pensar el fortalecimiento del rol estatal en una dirección
soberana.
Lamentablemente, las posibilidades de que esta iniciativa avance de manera revolucionaria
corre un grave peligro, ya que existiría la intención del gobierno de entregarle a la petrolera Exxon
Mobil, la explotación de gas y petróleo shale no convencional del yacimiento de Vaca Muerta en
Neuquén, yendo absolutamente en contra de los intereses de las mayorías argentinas, porque este
22
tipo de explotación no es necesaria en términos de autoabastecimiento, dadas las reservas de
petróleo convencional existentes en la Plataforma Marítima, además de realizarse con un altísimo
costo para el ambiente. Este tipo de explotación, por otra parte, responde a los intereses estratégicos
de Estados Unidos, dado que le permite garantizar la provisión de hidrocarburos frente a las
amenazas que significan para ellos los países de Medio Oriente, así como sus permanentes
tensiones con Venezuela y Rusia, regiones que controlan las mayores reservas de petróleo en el
mundo. Scalabrini Ortiz ha demostrado el accionar de la diplomacia extranjera en la Argentina, por
ello, debemos ser muy cautelosos y observar cómo desde Página 12 se celebró la llega de Exxon a
Buenos Aires, cómo la presidenta se reunió con Obama el día previo a la expropiación, cómo el
vicepresidente Boudou salió de gira por norteamérica en busca de inversiones, reuniéndose con
Barrick Gold, con Exxon Mobil y otras corporaciones. En suma, si bien debemos festejar la medida
oficialista, también debemos estar expectantes para defender los intereses de la patria, tantas veces
traicionados.
Movimiento Estudiantil Contragolpe
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EL ESTATISMO BURGUÉS VS. LOS INTERESES HISTÓRICOS DE LOS TRABAJADORES
Por Joaquín Morelli e Isabela Arana Nota extraída de El Impreso de la COR. #38. Mayo 2012.
Publicación mensual de la Corriente Obrera Revolucionaria.
Si algo ha caracterizado estos casi diez años de gobierno kirchnerista, es la constante pleitesía al imperialismo
disfrazándola de liberación nacional. Pero a nadie puede sorprenderle este alineamiento incondicional con el imperialismo, si durante
décadas sobrevivieron de la renta que le dejaban las empresas imperialistas dedicadas a la explotación hidrocarburíferas y mineras
en Santa Cruz, transformándose prácticamente en voceros y representantes de los intereses de las mismas. Los años de gobierno
kirchnerista en Santa Cruz, ligada a la penetración imperialista, determinaron la configuración actual de la economía provincial
profundamente distorsionada,atando el resupuesto Estatal a los vaivenes del precio del crudo y a las exportaciones del mismo. Su
alineamiento con el imperialismo le posibilitó sacar del país millones de dólares de la provincia antes del colapso del 2001, de la
mano de los bancos imperialistas que saquearon el país. Un modelo de lo que extenderían a toda la Argentina años después. Con
este prontuario no parece extraño la decisión del kirchnerismo de comprar las acciones de Repsol luego de la “excelente reunión con
Obama” en Colombia. Tal vez era necesario el permiso del representante del imperialismo yanqui para darle luz verde a la intentona
“estatizante”, sobre todo si se abre la puerta para el desembarco de las empresas yanquis, en un área hasta ahora dominada sobre
todo por el capital europeo. En este sentido, el enfrentamiento del gobierno con Repsol, no es más que la continuidad de la disputa
imperialista en plena crisis terminal capitalista, y la intención de EEUU de asegurar su patio trasero.
La encerrona burguesa ante la crisis y los lapsus kirchneristas
Sin crédito, sin superávit fiscal y comercial, sin el dinero de las cajas jubilatorias, el gobierno que sólo puede asentarse en
el gasto y en la “huida hacia adelante” que es su marca propia, llevó adelante la maniobra que le permitiría expropiar a la
imperialista Repsol una parte de la propiedad de YPF. ¿Pero qué ocurre en la otra parte del paquete accionario? Allí están los
expoliadores que no serán tocados por el lapsus kirchnerista: la familia Eskenazi (25% del paquete accionario) y los inversores
norteamericanos (17%). Y aquí se ve por qué estamos ante una mera maniobra de corto plazo. El verdadero alcance cortoplacista se
ve en la protección dada tanto al sector mimado de la “burguesía nacional productivista” de N. Kirchner (que resultó no ser más que
la “burguesía subsidiada”, que piensa que ese subsidio es renta), y del imperialismo yanqui, el nuevo amo que dio la venia a la
maniobra en la recentísima reunión que mantuvo Obama con Cristina en la “Cumbre de las Américas”. Así es como el imperialismo
español, que ahogó tanto a la Argentina con su sistemática destrucción y vaciamiento de la mayor empresa energética del país,
provocó que este gobierno de las apariencias lo golpeara con la única política exterior que conoce y puede hacer: cambiar de amo
imperialista.
La bancarrota del capitalismo y la razón histórica de la lucha obrera
De esta manera el gobierno de Cristina se dirige a tomar decisiones estratégicas sobre la economía argentina... de la mano
de Obama. Ante todo esto los trabajadores continuamos siendo los convidados de piedra en la defnición de las políticas que
determinarán las vidas de millones de nosotros. Empecemos con lo más visible, el carácter de “sociedad anónima” que subsiste para
permitir la propiedad del imperialismo yanqui y de los protegidos “burgueses K” y abre la posibilidad para que nuevos inversores
extranjeros puedan hacer negocios y ocupen el viejo lugar de Repsol. El objeto de una empresa estratégica no puede defnirse a partir
de los giros cortoplacistas de la especulación bursátil. Pero por otra parte, esa es la única manera que existe bajo el capitalismo de
financiar y sostener la operación de tan inmensa cantidad de capitales que representan a los activos de la empresa. Es por esto que
la planifcación de la operación de las principales ramas de la economía no puede dejarse en manos de la estrechez y la piratería de la
especulación, que representa la propiedad accionaria (que continuará con el proyecto K). Ahora bien, ¿el funcionamiento de la
empresa debería dejarse entonces en manos de una tecnocracia estatista? ¿Serán los Kicilof y los Devido, quienes planifcarán el
funcionamiento de la empresa a través de esa magia omnipotente de las políticas keynesianas de crear capitales a partir del
endeudamiento, de crear dinero a partir de la impresión de billetes, de crear competitividad a partir de subsidios al capital y de
liquidar los salarios y de crear mercado a partir del endeudamiento de los consumidores? ¿O será de la administración mixta del
endeudamiento estatal y los planes de los tecnócratas en conjunción con la presión especuladora de la propiedad accionaria con que
se reconstruirá la principal y más estratégica empresa energética del país? Estas son las miserables opciones que brinda la
burguesía, hasta aquí llega todo su horizonte, más de lo mismo, si no es liquidación en la bolsa de valores del patrimonio acumulado
por generaciones para acabar con el pasivo generado por el gasto estatal, será endeudamiento de las futuras generaciones para
intentar remedar los daños producidos por la “política” burguesa anterior.
24
Planificación obrera
La clase obrera tiene el potencial de superar este callejón sin salida de la economía capitalista. La total imposibilidad de
planifcación económica, de la planifcación del futuro de la sociedad, es lo que caracteriza al capitalismo. Y la propiedad privada de los
medios de producción, de estas inmensas y esenciales empresas, es justamente el escollo principal para lograr cualquier avance.Pero
casualmente, incluso la expropiación que hace un bonapartismo sui generis es de alguna manera un ataque a la propiedad, y por eso
pone nerviosa a algunos sectores de la burguesía. Pero es justamente esa contradicción, la del semiestado que marca un límite más o
menos difuso, pero un límite al fn, a la “propiedad” que ejerce el imperialismo, de donde emerge el rasgo bonapartista. El problema
de la propiedad queda entonces planteado, ante millones de trabajadores, pero ni el gobierno K ni la burguesía cipaya a la que
representa NUNCA lo van a desarrollar, porque se pone en cuestión su propia propiedad, esto es su arbitraria “legitimidad” de tomar
las grandes decisiones económicas, por ser justamente los “propietarios”. Por eso luego de la gran patriada y los discursos vendrá el
“respetuoso pago a la corona”. La cuestión de la expropiación pone lado a lado la cuestión de la propiedad versus la cuestión de la
producción, del trabajo. Ahí es donde esta el know how, no sólo de las operaciones irreductiblemente técnicas, sino sobre todo de
tener bien clara la necesidad de terminar de una vez por todas con la expoliación imperialista, con el vaciamiento de las empresas,
con la carestía de vida de la infación, y con los derivados y gravísimos problemas de falta de vivienda, de desempleo, de colapso de
los servicios de salud y educación. Es vital que se cuestione concretamente el carácter atrasado y semicolonial del país. La clase
obrera debe avanzar en el cuestionamiento implacable contra la propiedad confscatoria del principal recurso del país, el recurso
agrícola y del subsuelo. La expropiación y control obrero de la renta del suelo, la operación de las empresas capitalistas agrícolas,
petroleras, pesqueras y mineras debe ser la base para la imprescindible reconversión de la economía deformada por la penetración
imperialista en una economía industrial que desarrolle todo el potencial del país. La liberación de los trabajadores de sus ataduras a
la esclavitud asalariada tiene que ser el primer paso para que, a través de sus organizaciones sindicales y políticas, a través de la
lucha política se establezcan las nuevas bases para una economía socializada.
Sólo la clase obrera que no tiene nada que perder salvo sus cadenas puede llevar adelante este combate contra la
propiedad privada que no signifca más que el derecho de las potencias y de los capitalistas a la expoliación de la economía.
El programa obrero de salida a la crisis
Pero más concretamente, la pregunta es cómo se transforma esta “razón histórica” en una acción concreta, en cómo se
instrumentan los objetivos de los trabajadores ante el debate urgente, ante la iniciativa que ya tomó la burguesía de imponer a
sangre y fuego su política. Aquí es donde entra la necesidad de elaborar un programa obrero de salida a la crisis. Ya nombramos más
arriba los ejes de tal programa que se resumen la abolición de la propiedad de los medios de producción como condición ineludible
para superar la carestía que afecta a millones de trabajadores y condena al país al atraso. Ante la expropiación a medias de YPF,
ante el plan estatista con “apoyo” yanqui, los trabajadores debemos plantear de que es necesario imponer la expropiación sin pago y
una dirección obrera de las ramas estratégicas de la economía. Es necesario que al interior de los sindicatos de la rama, el SUPEH, el
sindicato Petróleo y Gas Privado, el Sindicato Químico, y demás se establezca la discusión sobre el rumbo que debe tomar la
empresa. Lejos de “acompañar” (como han dicho algunos burócratas) la decisión desesperada del gobierno de correr tras otro amo
imperial y de saldar las cuentas de la semana con los capitales que costó décadas acumular, los trabajadores a través de nuestras
organizaciones debemos proponer a la población trabajadora e imponer a la burguesía una dirección obrera de la rama. Desde esta
dirección se establecerían las políticas estratégicas de expansión productiva, se ligarían estos planes a las necesidades de rebajar los
costos energéticos, para efcientizar la producción industrial, para abaratar el transporte. El no pago de la expropiación a Repsol,
sumado a la abolición de los giros de ganancias al exterior, de los pagos a los accionistas, redundarían en mejoras concretas en la
operatividad de toda la rama energética. Por otra parte, una dirección obrera para la política estratégica de la economía nacional
podría pedir los servicios de todos los expertos necesarios para las cuestiones técnicas específcas que sean necesarias, sin establecer
ningún régimen pseudo tecnocrático como pretenden los sectores pequeño burgueses del gobierno. El próximo congreso de la CGT
enmarcado en la disputa propatronal entre Moyano y Caló seguramente expresará su apoyo y acompañamiento a la medida del
gobierno, haciendo el juego a la línea de dejar de lado a los trabajadores. Pero es necesario tener en cuenta que las instancias
orgánicas deben ser los escenarios para que los sectores opositores a la burocracia levanten estas líneas programáticas para defnir
otro rumbo histórico a la nación. La socialización de los medios de producción debe hacerse contra la voluntad de los capitalistas, por
eso no hay ningún lugar en el programa histórico de la clase obrera para las líneas de conciliación de clases de Moyano, que hoy
juega de opositor mientras aplaude la medida gubernamental. Los trabajadores no somos “leal oposición” a ningún poder patronal,
tenemos la potencialidad de imponer un programa que saque del atraso a la país, expropiando a los expropiadores. Las oposiciones
sindicales que vean este horizonte de defnir las políticas económicas a nivel estratégico estarán adoptando esos elementos
revolucionarios que tanto irritan a la burocracia y a los patrones. Pero para operativizar tal acción política de la oposición a la
burocracia es necesario no sólo introducir el debate, sino también recuperar las instancias orgánicas para que el mismo se
transforme en decisiones y políticas del movimiento obrero para con toda la nación trabajadora. Es necesario conformar congresos
específcos donde participen delegados mandatados para defnir la dirección obrera de la rama energética, que tras la maniobra
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kirchnerista se disputarán con todo tipo de ataques los distintos sectores burgueses. Congresos obreros para defnir la dirección
obrera y decidir la política a seguir por YPF. Asimismo, será necesaria la conformación de comités obreros por sectores específcos de
la empresa para llevar adelante y asegurar la correcta operatividad de la producción. Todos estos pasos son necesarios para que la
disputa burguesa no se transforme en un “desabastecimiento”, pero también son necesarios para que los trabajadores comencemos
a confar en nuestras propias fuerzas y decidamos nuestras propias políticas en base a la independencia de clase.La clase obrera no
es leal oposición de ningún poder estatal patronal, ni por supuesto lo celebra. La clase obrera tiene sus intereses históricos más
prácticos en el internacionalismo. Sino veamos cómo la burguesía española se encarga de envenenar la mente de los trabajadores
diciéndoles que si YPF es quitada de las manos de los especuladores de Repsol serán atacadas sus condiciones de vida. O veamos
cómo la burocracia confunde el odio contra la burguesía imperialista española con el odio injustifcado a sus hermanos de clase de
aquel país. Las burocracias sindicales de ambos países harán el juego a la burguesía, apoyándola, siendo “responsables”
sostenedores del orden, y sobre todo, levantando políticas nacionalistas que por defnición van en contra del carácter internacional de
la clase obrera. Es necesario mostrar a los compañeros españoles cómo la política burguesa de su Estado en complicidad con las
empresas han saqueado nuestros países para luego con la crisis, saquear los suyos. Es fundamental que los obreros españoles
enfrenten las líneas reaccionarias levantadas por Rajoy y sus monopolios amigos y apoyen la lucha del proletariado de los países
semicoloniaes en su lucha por la liberación nacional.
Breve discusión con la izquierda
En este camino de la vanguardia obrera hacia posiciones revolucionarias la izquierda tiene una responsabilidad.
Lamentablemente difícilmente pueda cumplirse si la izquierda sigue atada a los prejuicios estatistas que reproduce en sus
discusiones abstractas sobre estatización o las ideas de un falso “control obrero” bajo la égida del Estado burgués, que como vemos,
pueden llevar adelante hasta los gobiernos burgueses más estrechos de miras. Ante esto, tampoco se trata de tomar esa pose
impotente de intentar “radicalizar” o “cambiar el contenido” de las políticas que por esencia son burguesas. La estatización por la
burguesía es simplemente una de las maniobras para salvar al gran capital mediante el endeudamiento colectivo. La progresividad
de tal política sólo puede defnirse específcamente de acuerdo a la situación mundial, pero no en sí misma. Ya en los debates de la III
internacional en su época revolucionaria se planteaba el problema:
“Los centristas no sólo han inducido a las masas a error al intentar persuadirlas de que la socialización puede
arrancar de manos del capital los principales sectores de la industria sin que la burguesía sea vencida, sino que también tratan de
desviar a los obreros de la lucha vital real por sus necesidades más inmediatas, haciéndoles esperar un embargo progresivo de las
diversas industrias, unas tras otras, después de lo cual comenzará la construcción “sistemática” del edifcio económico. Retroceden así
al programa mínimo de la socialdemocracia, es decir a la reforma del capitalismo, lo que es actualmente una verdadera trampa
contrarrevoluburguesía sea vencida, sino que también tratan de desviar a los obreros de la lucha vital real por sus necesidades más
inmediatas, haciéndoles esperar un embargo progresivo de las diversas industrias, unas tras otras, después de lo cual comenzará la
construcción “sistemática” del edifcio económico. Retroceden así al programa mínimo de la socialdemocracia, es decir a la reforma del
capitalismo, lo que es actualmente una verdadera trampa contrarrevolucionaria” (Congreso III IC, 1921)
Por esto es necesario abrir este debate con la vanguardia. No se puede reducir la política a un eje difuso que priorice un
diálogo con trabajadores abstractos que sólo la izquierda imagina, sin ideas políticas y sin potencialidad revolucionaria. Es por esto
que hay que discutir abiertamente sobre los peligros de las políticas estatistas de la burguesía. No desarmar a los obreros
planteando “que el Estado se haga cargo”. Sin embargo, al parecer más que un diálogo con obreros abstractos, la izquierda dialoga
con su propia abstracción. La dinámica compleja y contradictoria de la revolución, desde lo inmediato pero profundamente
contradictorio está al parecer fuera de su campo de visión. O es la consigna inmediata, o es el saludo a la bandera de la dictadura del
proletariado, entre ambos puntos, un abismo. La resultante de tales razonamientos sólo puede ser una concepción que imagine una
etapa inicial, inmediata, sin estrategia, y recién luego una segunda y difusa etapa donde los obreros discutirán las vicisitudes de la
dictadura del proletariado como concepto. De ahí que se plantee por parte de la izquierda esa confusión de la “progresividad de la
medida”, haciendo analogías fáciles con otros procesos históricos muy diferentes como el México de Cárdenas, o con abstracciones
totales como cuando se repite hasta vaciar de contenido la frase “expropiaciónnacionalización sin pago. Es necesario señalar que
estas concepciones falsas de la izquierda a la hora de defnir su programa tienen implicancias mucho más profundas de lo que se
piensa, ya que, alrededor de determinada concepción programática existe una correspondiente concepción organizativa. Es por esto
que cuando criticamos el programa y el método de la izquierda no sólo criticamos las consignas, sino también su concepto de
organización partidaria. El desarrollo de oposiciones sindicales revolucionarias que tomen elementos del programa transicional sería
un hecho revolucionario. Estos grupos con ideas revolucionarias sobre la organización, el carácter de clase del Estado, la necesidad
economía socialista, etc. debe ser el germen de la necesaria dirección revolucionaria en los sindicatos. La época de la agrupación sin
programa defnido, con su techo en las reivindicaciones mínimas ha quedado en el pasado, aún cuando siempre fuera un error. Hoy es
necesario que la vanguardia que se reconoce como oposición tome como principales objetivos la discusión y elaboración
programática y el accionar político sobre los sindicatos en lucha contra la burocracia, los capitalistas y el imperialismo.
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LA ESTATIZACIÓN DE CRISTINA SE QUEDÓ A MITAD DE CAMINO
Por Nuevo MAS
“Esto es como Malvinas: es una bandera épica y nacional. Las consecuencias se verán después. Si luego no sale nafta, pagaremos el costo” (declaraciones de un funcionario kirchnerista, La Nación, 18-4-12). El lunes 16 de abril Cristina Kirchner anunció la estatización de la principal petrolera del país. Bajo la consigna “recuperar soberanía”, el gobierno decretó la adquisición del 51% del paquete accionario manteniendo la forma jurídica de sociedad anónima del derecho privado para la empresa. Pero a todos los efectos prácticos el estado ha tomado el control de la empresa. A continuación trataremos de analizar los costados políticos de esta medida. Una estatización burguesa parcial “light” del siglo XXI A partir del anuncio se desató un debate acerca del carácter de la medida adoptada: se han usado indistintamente las palabras de estatización, expropiación o incluso “confiscación”. A nuestro modo de ver, se trata de una estatización capitalista parcial en las condiciones de comienzos del siglo XXI. Veamos con detenimiento los componentes de esta definición. Lo primero a ser subrayado es que se trata de una estatización parcial. No destaca sólo el hecho de que la estatización se haya realizado bajo la forma jurídica de aumentar el paquete accionario del estado dentro una sociedad anónima de derecho privado preexistente (la ex Repsol-YPF). También hay que subrayar que se adquiere el 51% de las acciones buscando dejar el resto 49% en manos privadas (se verá si dentro de la actual composición accionaria o, más probablemente, sumando otros inversores). Parte de esto es que el gobierno ha salido a buscar nuevos socios privados para llevar adelante la explotación del negocio bajo la forma de “joint ventures”, es decir, asociaciones entre la nueva YPF y otras empresas privadas del rubro (Exxon, Total, Petrobras) para explotar determinados yacimientos, sean estos tradicionales o no. El carácter parcial de la estatización se desprende también de otro elemento: no se va a estatizar el resto del negocio hidrocarburífero, en su mayoría en manos privadas. El gobierno, más que buscar estatizar el conjunto del mercado petrolero y gasífero, pretende regularlo, convirtiéndose en el socio mayoritario en la principal empresa del rubro. Lo segundo que hay que señalar es que se está frente a una estatización burguesa y no una “expropiación”. Cuando se habla de expropiación, remite a una medida económico-política que pone en entredicho realmente la propiedad privada, sin pagar un peso de indemnización e incluso colocando la empresa bajo control o administración obrera. La expropiación sólo procede realmente como parte de una dinámica de cuestionamiento de los fundamentos del sistema capitalista. Y la medida de Cristina no tiene nada que ver con esto. No se pone en entredicho la propiedad privada, porque alguna indemnización se va a terminar pactando (las cifras varían, seguramente habrá juicios, pero al final algo se va a terminar pagando, más allá de las bravuconadas de Kicillof). Menos que menos hay alguna idea de poner en pie una administración obrera o de cuestionar los fundamentos del sistema. Algunos medios (sobre todo La Nación) han lanzado una tercera definición: se trataría de una “confiscación”. Aquí lo que se intenta acentuar es que la estatización “violenta” la voluntad de los empresarios de Repsol. Esta argumentación tiene una falla fundamental: prácticamente todas las constituciones del mundo reconocen la “expropiación por razones de utilidad pública”, y más aún cuando se trata de los recursos naturales. Lo único que formalmente tiene de verdad esta denuncia es que los ex dueños españoles evidentemente no querían ceder la empresa al estado argentino; al parecer, estaban encaminados a hacer valer la propiedad entregándosela a modo de resguardo a una
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u otra empresa petrolera, eventualmente china (evidentemente un estado mucho más fuerte que la alicaída España de hoy). En síntesis: nada más lejos de la voluntad del gobierno argentino que tomar una medida que cuestione los fundamentos del sistema. El verdadero objetivo es hacer de la “nueva YPF” una empresa casi calcada de Petrobras de Brasil: una corporación mixta de propiedad participada estatal-privada, con mayoría estatal, pero regulando un mercado esencialmente libre de los hidrocarburos. De Cárdenas a Cristina, pasando por Chávez Hagamos un ensayo de comparación histórica de esta estatización parcial. Respecto de las estatizaciones nacionalistas burguesas del siglo XX, la medida de los K no resiste el menor análisis. Cuando hablamos de “estatización del siglo XXI” quremos destacar el carácter adelgazado de una medida de este tipo en relación con las clásicas estatizaciones ocurridas durante el siglo pasado. En el emblemático caso de Lázaro Cárdenas en México, éste se vio obligado a estatizar el petróleo bajo la directa presión de una inmensa huelga de los trabajadores petroleros, que duró prácticamente un año (de mayo de 1937 a mayo de 1938), y que habían fijado en su programa el objetivo de la estatización del petróleo. Además, la medida del gobierno mexicano llevó a la ruptura de las relaciones con Inglaterra. La estatización parcial de Cristina no tiene nada que ver con esto. No hay ninguna “presión directa” de la lucha de clases en general o de los petroleros (fragmentados de mil maneras desde los años 90), en particular: ¡la única representación “popular” son los jóvenes funcionarios yuppies de la Cámpora puestos en la primera fila del acto que anunciaba las medidas el lunes 16! También es absolutamente incomparable la radicalidad del enfrentamiento de México con Inglaterra ocho décadas atrás con las payasescas declaraciones del Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Rajoy, que pasó de amenazar con una “ruptura de relaciones”, a decir que las relaciones con la Argentina estaban “mejor que nunca”… Y no se trata solamente de la comparación con los años 30. Tampoco se puede comparar el caso de Repsol-YPF con el de PDVSA en Venezuela. La empresa es estatal, pero su administración de la misma estaba en manos de la llamada “meritocracia”, una capa de funcionarios que administraban la empresa de manera completamente “independizada” del Estado venezolano mismo y entrelazada por mil y un vínculos con las empresas petroleras imperialistas. Esta burocracia tenía tal poder que llevó adelante un “paro-sabotaje” golpista a finales de 2002 y comienzos del 2003 a modo de lock out patronal jugándose a desbancar a Chávez. Y fue gracias a los trabajadores petroleros que esta medida golpista se derrotó, y la meritocracia terminó volando de PDVSA; es decir, la estatización total de la empresa ocurrió como subproducto de una radicalizada lucha de clases. La medida de Cristina no tiene nada que ver con los aires “revolucionarios” de Cárdenas o incluso el chavismo. Más bien se emparenta a la “nacionalización” del gas de Evo Morales o al “modelo de negocios” de Petrobras bajo el gobierno de Lula y el PT. La supuesta nacionalización del gas de Evo Morales se ha reducido a declarar estatizado el “fluido” (el gas)… ¡pero no los yacimientos de donde se lo obtiene! El Estado tiene el poder de regular el precio del mercado y se han estatizado las empresas de distribución, pero la estructura industrial por intermedio de la cual se extrae el gas ha quedado en manos de las multinacionales (entre ellas, Repsol). Y en el caso de Petrobras, se trata –como se ha dicho– de una sociedad anónima de mayoría estatal pero con participación de capitales privados. Insistimos, entonces: lo que busca Cristina no es estatizar el conjunto del negocio hidrocarburífero, sino regular un mercado que se pretende siga siendo esencialmente dominado por la propiedad privada. Ni un peso para inversiones La medida tomada por el gobierno kirchnerista se puede decir que ha agotado toda su “potencialidad” a partir del momento mismo de ser adoptada. Porque es un hecho inevitable que su
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carácter parcial comience a socavarla desde el minuto cero, por varias razones. La primera y más evidente es que el gobierno no cuenta con los fondos para llevar adelante las inversiones que son necesarias para desarrollar la empresa en todo su potencial (y menos todavía si a los capitalistas españoles vaciadores de YPF se les terminara pagando una indemnización). Veamos un solo ejemplo. Debido al sideral precio del barril en el mercado mundial (más de 100 dólares en promedio), se han puesto a la orden del día formas de explotación petroleras “no tradicionales”. Una de ellas es el llamado “shale oil”: es decir, petróleo (y gas) aprisionados en rocas, en enorme cantidad, pero que necesitan de un proceso especial para extraerlos. Repsol-YPF había descubierto recientemente un enorme yacimiento de ese shale Oil en la región de Vaca Muerta, norte de Neuquén. Pero las inversiones requeridas para explotar este yacimiento no tradicional son inmensas. ¿De dónde irán a surgir los recursos para esta explotación? Ya hay negociaciones con la Exxon, primera empresa petrolera mundial y, por añadidura, estadounidense, para ver cómo asociarla al emprendimiento, y tras ella la francesa Total y Petrobras. Pero en ese caso, es obvio que para llevar adelante sus inversiones estas empresas exigirán la parte del león de los recursos extraídos, lo cual pondría en entredicho los resultados de la estatización. Toda la problemática de las inversiones (y su financiamiento), pone sobre la mesa el primer cuestionamiento acerca del futuro de la nueva YPF reestatizada. En segundo lugar, a nueva YPF haya quedado en manos del kirchnerismo. Toda la historia de las estatizaciones burguesas son un testimonio contra ellas. Es que semejantes empresas se transforman rápidamente en un descontrolado botín de políticos burgueses y funcionarios: instrumentos de negociados, corrupción y capitalismo de amigos. Ésta ha sido una regularidad de estas formas de “capitalismo de Estado” a lo largo de toda su historia casi sin excepciones. La única medida que podría evitar esto es, justamente, una que al kirchnerismo jamás se le ocurriría tomar por su carácter capitalista: el control obrero de la nueva YPF o incluso que la administración pase a menos de sus trabajadores bajo financiamiento íntegramente estatal. Pero hablamos de sus trabajadores, no de los sátrapas de la burocracia sindical petrolera, cuya tradición es ser unas de las más patronales, amarillas y derechistas que se conozcan en el país; baste recordar que apoyaron a los militares “carapintadas” y que participaron gustosos de la privatización y desguace de la vieja YPF, haciendo redituables negocios que se extienden hasta el día de hoy. No debe haber gremio donde la fragmentación del colectivo laboral sea mayor: sólo una ínfima proporción de trabajadores reviste en la ex Repsol-YPF; la mayoría se encuentran bajo contratistas, en cooperativas, en el gremio de la construcción y otras formas de contratación, pero no como parte de la planta permanente de la empresa. Por una YPF 100% estatal, sin un peso de indemnización, bajo control obrero y con todos sus trabajadores pasados a planta permanente En fin, decir que la medida de Cristina se ha quedado corta es poco: sus propios límites capitalistas apuntan a socavarla a cada paso. De ahí que de lo que se trata es de formular un programa que vaya más allá: hay que exigir y pelear por imponer que la nueva YPF sea 100% del Estado, sin pago indemnizatorio alguno, avanzando en la expropiación del conjunto del negocio de los hidrocarburos del país.
Junto con lo anterior, se debe luchar por avanzar en formas de control obrero o administración obrera de la industria teniendo presente que, inevitablemente, las estatizaciones burguesas conducen a todo tipo de negociados, ineficiencias y formas que terminan socavando la viabilidad del emprendimiento. Parte de estas mismas peleas tienen que ser empezar por levantar bien en alto las banderas del pase a planta permanente de todos los trabajadores petroleros que dependen de YPF, sea cual sea su condición actual de contratación, acabando con los actuales “negocios” que usufructúa la burocracia sindical petrolera.
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DECLARACIÓN DEL FRENTE DE IZQUIERDA ANTE EL ANUNCIO SOBRE YPF
Por Frente de Izquierda y de los Trabajadores
La expropiación parcial de YPF resuelta por el Gobierno es una medida de crisis impuesta por el vaciamiento de la industria petrolera, que alcanzó en los últimos años una dimensión nunca vista y que contó con la complicidad de los gobiernos nacionales y provinciales. La imposibilidad de pagar una factura por importaciones de combustibles de más de 12.000 millones de dólares, en un cuadro de fuga de capitales y escasez de dólares, empujó al Gobierno a esta expropiación parcial, buscando con la caja de YPF financiar, al menos en parte, esa cifra gigantesca.
Que el objetivo oficial no apunta a una real nacionalización petrolera se encargó de aclararlo la propia presidenta. En cambio, el proyecto de ley establece que seguirá siendo una sociedad anónima, que cotizará en Bolsa y que, por lo tanto, deberá atender a la orientación exigida por los accionistas privados: algo muy similar a la YPF de Menem y Kirchner de 1994. A la vez, queda habilitada para acuerdos con los grandes monopolios petroleros, algo que los funcionarios dijeron que promoverán de manera sistemática.
En oposición a esta política, el Frente de Izquierda y de los Trabajadores plantea que el 100% de YPF debe ser expropiada, sin compensación alguna, y pasar a manos del Estado bajo el control y la gestión de los trabajadores. Nos oponemos a que se pague un solo centavo a una empresa que, como Repsol, debería devolverle a la clase obrera y al pueblo argentino todos los recursos no renovables saqueados durante años, amén del daño ambiental producido.
Rechazamos y repudiamos todas las declaraciones del Gobierno español del PP, apoyado por la oposición del PSOE, en defensa de sus intereses saqueadores imperialistas. Somos solidarios con los trabajadores del Estado Español que enfrentan los brutales recortes y la flexibilización laboral producidos por la crisis capitalista mundial que aplican estos partidos en el gobierno. Los llamamos a ellos a no hacer causa común con patronales como Repsol, saqueadores en nuestras tierras, ajustadores en el Estado Español, sino a enfrentarlos juntos.
El proyecto del Gobierno no afecta al resto de los monopolios petroleros instalados en el país. La expropiación onerosa se limita al 51% de YPF, una empresa que maneja sólo el 34% del negocio petrolero. Por eso también sostenemos la expropiación y estatización, bajo control de sus trabajadores, de toda la industria petrolera y gasífera, en todas sus etapas.
Néstor y Cristina Kirchner y gran parte de los políticos patronales (justicialistas o radicales) fueron partícipes y cómplices de la privatización y enajenación de los hidrocarburos en la década de los noventa, junto con Menem y la UCR. Desde 2003 han sostenido todo el andamiaje “neoliberal” de entrega y saqueo, al que rescataron con los fondos públicos. Consecuente con esa historia, el Gobierno kirchnerista busca ahora controlar la mayoría accionaria de YPF para ofrecerle el negocio a otros capitales imperialistas, como lo afirma claramente en el artículo 17 del proyecto de ley. Aunque es presentado como la “recuperación de la soberanía petrolera”, el anuncio oficial sobre YPF mantiene un planteo privatizador. Asimismo, constituye un manotazo para pagar los más de 10 mil millones de dólares que costará el combustible que la Argentina tiene que importar este año. La brasileña Petrobras, el „modelo‟ que Cristina Fernández quiere emular, es dirigida desde la Bolsa, donde cotizan sus acciones los fondos ingleses y norteamericanos que forman parte de su capital accionario. Como si esto fuera poco, el proyecto ha dejado intactos los intereses del grupo Petersen
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(Eskenazi), que accedieron a YPF sin poner un peso, y con una deuda en favor de Repsol y de bancos internacionales que pagan con las utilidades de la compañía. O ese régimen persiste, o sus acciones pasarán a manos de sus acreedores, reforzando la posición del capital financiero en YPF. Las dos variantes benefician a los vaciadores -nacionales o extranjeros- de la petrolera.
Rechazamos de plano la postura de Mauricio Macri, émulo de las privatizaciones y la derecha entreguista. El resto de la oposición patronal defiende el planteo de reprivatización de YPF que de manera muy nítida establece el proyecto oficial. Su voto positivo al mismo muestra la comunidad de intereses que existe entre los bloques políticos capitalistas.
Por lo tanto, desde el FRENTE DE IZQUIERDA y de los Trabajadores planteamos la renacionalización sin pago de Repsol, del 100% de YPF y todas las empresas petroleras: por una empresa nacional estatal única que funcione bajo el control y la gestión de sus trabajadores, por la nacionalización de la banca y un plan nacional energético controlado por los trabajadores.
FRENTE DE IZQUIERDA y de los Trabajadores
Partido Obrero - Partido de los Trabajadores Socialistas - Izquierda Socialista.
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Notas
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