fVelasquez, M, (2006). Ética y negocios. En Ética en los negocios:conceptos y
casos (pp.3-55)(a37p.)(6a ed). México, D.F. : Pearson Prentice HalL (C26724)
egoctos
iOué es la "ética en los negocios"?
Cuáles son las seis etapas básicas
desarrollo moral?
Se deben apficar los estándares
a los negocios?
En qué circunstancias una persona
es moralmente responsable de acfuar
mal?
anprcss a*daoll,ídenses fuc¡oa
th conrrl¡chlizrlr ca Wsaan dcqúqua en l9l, el presidaaa Eill Clitttott
tica
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levantó al ambaryo econónieo aplicath por
'lePRINCIPIOS BÁSICOS
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La mejor manera de inicier un anílisis de ls ética en los ncgocios es observar cómo l¿s
compañías rcales han incorporaclo la ética en sus operaciones. Considere cntonces la
form¡ como llferck and Company manejó el problema de la "ceg;tra de río".La ceguerr de río es una enfermedad monal que aflige a unos 18 millones de personas
sin recursos cn lugares remotos ce¡ce de los cauces dc los ríos, en las regiones tropicales
de Africa y América l¡tina. La c¡usa es un pequeño gusano parásito quc se uansmite de
pcrson¿ a persona mediante la mordida de la mosce negra, que se reproduce en las aguxde los ríos. El pequeño gusano hace su mrdriguera debajo de la picl, donde llega a crecer
hasta dos pies enrollado dentro de horribles nódulos de media a una pulgada de diámetro.
Dentro de los nódulos, el gusano se reproduce dejando milloncs de dcscendicntcs micros-
cópicos, llam¡dos mirofilarfu, que se arrastran por todo el cuerpo bajo la piel decolodn-dola cuando migran, causando lesiones y una comezón tan inrens¡¡ que las víaim¡s han
llegado a suicidarse. Con el tiempo, le microfilaria invade los oios y cicge a le víctima.
El esparcimiento de pcsricidas para crr¡dicar a lr mosca negra fracasaron cuando ésta
desa¡¡olló inmunidad a ellos. Más arin, las únicas dtog* disponibles para tratar cl panísita
en los humanos son Bn cosrosas, tienen efectos secunderios ran seyeros y requieren una
hospitrlización ten larga, que el tratamiento es impráctico para l¡s humildes víaimas que
viven en l¡s comunidrdes aisladrs. En muchos países, las perss¡ts han desalojado l¡s ireas
cers¡nas a los ríos, abandonando tierr¿s fé*iles. Sin embargo, muchas han rcgresado por-quc cs diffcil culdr¡ar cn orros rcrrenos. La mayoría dc los habitantes han llegado a eceptar
los nódulos, l¡ tom¡r¡ de la comezón y la posible cegueñ¡ como perte irremedi¡blc de la
vida.
En 1979, el doctor Wiliiam Campbcll, un científico investigador que Eabajaba para
Merclc and Company, un laborarorio estadounidense, descubrió en Ivermectin, una de las
medicinrs pam perrtr que más vcndía la compuiía, evidenci¿s de que podía maar cl pa-
nísim que causa la cegucra de río. Un análisis más detrllado indicó que Ivennecdn podía
proporcionar una cura e bajo costo, segura y sencilla pare esu tenible enfermedad. Por Ioanto, Campbell y m equipo de investigación pidieron al presidente de Merck, el doctor P.
Roy Vagelos, que les permitiera desarroller un¡ versión human¡ del medicamento, hasta
entonces sólo usado en animales.
Los dircctivos de Merck se dieron cuenra nípidamenre de quc aun cuendo la mmpañía
rul'iera éxito en el desarollo de la versión humana de la medicina, las víctimes del mel eran
demasiado pobres pare comprarl¡. La investigación médica y les pruebas dínicas a gran
escalr, requeridas para desa¡rollar la versión de la droga para humanos, podfan costar 100
millones de dól¡res. Era poco probable que la compañía recuperan €stm crxitos o quc Pu-diere desarroller un mercado üable en las regiones pobres donde preralecía la enfermeded.
T¿rd¿vñ más, incluso si pudieran p¡gar t drogq sería virnrelmente imposible disuibuirl¿
porque las víctim¡s üvían en lugares remotos y no tenían acceso a docbres, hospiules,
clínicas o expendios de medicamcntos comcrciales. Algunos admi¡istradores señalaron
que si la droga tuviera efecros secundarios adversos ¡l administrarla en humanoq la mda
pubücidad podríe rfe¿tar la venta de la veníó¡ pan animales, que represenaba drededor
de 300 millones de dólares al año.l El riesgo del uso incgrrecto de la droga en paúses en
desarrollo aumentaba potenciaknente el daño y la mda publicidad. Por rúltimo, si es$viera
disponible una versión dc bajo cosro de la drog3, podría introducirse en los merc¡dos ne-
gros )r ser vendida para animales, minando con ello las lucrativas ventes que los vercrinerios
hacían del Ivermectin.Los directivos de Merck no sebí¡n qué hacer. Aunque la compañía tuviera vcntas
mundiales por dos mil millones al año, su ingreso neto como porcentaie de las ventas
declinaba debido al rípido incremento en los costos de desarrollo de nuevas drogas, los
reglamentos cada vez mís resuicrivos y costosos impuestos por el gobierno, la falt¡ de
descubrimientos científicos básicos y la disminución de h productividad en los prognmas
de invesrigación de la cr:mpañía. El Congreso de &ados Unidos esuba listo para aprobar
le Drug Regulation Act, que intensific¡ría la competencia en la indust¡i¡ farmaceutica
l
Erca v NFcoctos
al permitir.quc los compctidores-copiaran y comercillizaran con m:ís rapiclez las drogas
rJesarrolladrs por orras empresas.l Los seguros de salud Merlicare y &fedicaid aceb¡b¿n de
imponer mpes en el reembolso por rnedicinas y rcquerÍan el uso dc mcdicamen¡os gcnéri-
cos de menor costo en lugrr de los tlc marca, que constituían la mlryor fuente de ingresos
tle ftferck. A h luz de estas condiciones, quc empeorrban la industria farmacéutica, la
administración de Merck se resisEíe a emprender proyectos costosos que mostraban poc¡
promesa econémica, como el deserrollo de Ia droga para la ceguerr de río. Sin embargo,
iio l" dtog", millones de personas esmrían condenadss a un¡ vid¿ de sufrimiento intenso
y a la ceguera rctal o parcial.
Después de muchas discusiones acalor¿das entre Vagelos y zu equipo de administre-
dnres, se llegó r la condusión de que los beneficios hurnanos potenciales de la droga prm
h ceguera de río errn demasi¡do signiñcetivns como para ignorailos. Mucho¡ de ellos sen-
dan, de hechc, que la compañía tenía la obügrción moral de proceder a pesar de los costos
y una ligera posibiüdad de recompensa económic¡. A fines de 1980, Vagelos y su equipo
aprobaron un presupuesro que proporcionabe los fondos necesarios para desarrollar l¡ ver-
sión humana del lvermeain.Después de siete años, lVferck logró desarroll¿r Ia venióo humana del medicamenm,
Ilamada "Mecrizan". Una sola píldora tomada un¡ vez al año crradicaría del cuerpo hu-
mano todo nstro del parásito que causa Ia ceguera de río y prevendría nuev¿s infecciones.
Desaforrr¡nadxmente, justo como había sospechado la compañía, nadie corrió a comprar
h píldora milagrosa. En los años siguienres, Jvlerch solicitó a la Organización Mundial de
la Salud (OMS), al gobierno de Estados Unidos, y r los gobiernos de las naciones aque-
jadas por el mal, que alguicn -quien ñ¡era* comprara el medicamcnto para proteger
a los 85 millones de personas quc estaban en riesgo de contraer la enfermedad. Nadie
respondió a los ruegos de Ia compañía. Merck decidió, entonces, que donaría el lvlectizan
a las víctimas potenciales.] Sin embergo, este plan fue dificil dc realizar porque, como
temía la compañía, no había canales de distribución esublecidos para llevar la droga a la
genre que la necesitaba. Tiabaiando con la OilIS, Merck financió un comité internacional
para proprcionrr, en los países en desarrollo, la infrrestructu¡a de distribución segura
de la droga y para evitar que llegara al mercado negro pera ser usadr en animales. Par¡
2004, el comité, uabajando con el gobierno y organizaciones privadas de voluntarios en
Áfiic", América Larina y Medio Orieote, proporcionaba la medicin¡ gratis a 40 millones
de personas al año, trensformando de m¿nera efectiv¡ sus vidas y proporcionando alivio
para el inrenso suFimiento y la ceguera poteacial. La compañía extendió el programa parr
ineluir el tr¡nmienro contra elefantiasis, una enfermedad parasítica que con &ea¡enci¡
coexisre con la ceguem de río y que los investigpdores de lVlerdq trabajando con la OMS,
descubrieron en h década de 1990 que embién se podía t¡aur de m¡nere efectiva con
Mecrizan. En 2004, rnás de 20 millones de persoms recibieron, gratuitrmente, Mectizan,
pare prevenir la elefantiasis.
Cuando preguntan por qué la compañía invirtió tanto dinero y esfuerzo en Ie inves-
tigación, el desarioüo, la fabrjcación y la distribución de una droga que no deja dinero, el
doctor Rry Vagelos responde qucr r¡nÍ rez que la compañía sospcchó que uno de sus medi'carnentos para animales podía curer una enfermedad hurnana severa que asolaba a la gente,
Ia única opción ética cra desarrollarlo, Mís aúrL las personas de los pafues en desarrollo
"recordarán' quc Merck los ayudó, coment¡, y en el 6rnrro responderán de manera favo-
rable a la compañía.{ Con el paso de loe años, la compañía ha aprendido que este tipo de
acciones tiene venUjas estratégicas imporAntes a largo plazo. "Cuando fui por primere vez
a Japón, hace 15 años, los japonescs de negocios nrc dijeron que había sido Merck quien
llevó la esueptomicina e este país, despu6 de b Segunda Guerra Mundirl, para eliminar
la n¡berculosis que estaba acrbando con su sociedad. Nosotros Io hicimos. l{o ganamos
dinero. Pero no es accidental que hoy Merck see la compañía farmacéudca americane más
g,rande enJapón'.tAhora que se vio cómo &lerck and Cornpany mrnejó el descubrimiento de una crrrt
para Ia ceguerr de río, regresemos e l¿ relación cnre le édca y los negr:cios. Algunas veces
o
ooooo)(¡t
IPRINCIPIOS BÁSICOS
los erpenos son sar*isricos al decir que itrlr * las ncgocios es una conradicción de términos,
porque erisrc un conflicto inhcrcnrc entre l¿ édca y la búsqucda interesada de la ganancia.
Esto implio que, cuando la édca esrá en contlicto c<ln l:¡s gtnlncias, los negocios siempre
elegiún a las segundirs sobre la primera. No ob"tante, el c¡so de illerck sugicre una pcni-
pectiva algo diferenre, una que cada vez más ccmpañías rdopmn. La adminisaación de esr¡
ernprese gastó l0 milloncs rle dólrres en desrnollar un prodücto con pocas posibilidrdes
de ser ¡enuble, porque pensaron que tenírn h obligación ética de ofrecer a la gente sus
beneficios potencialx. En este crso, al m€nosr un negocio grande y exitoso eligió la ética
sobre las ganrncias. .üfís aún, los comenmrios de Vagelos rl fin¡l del caso sugieren que, a
la lrrp, quizá no hryr un conflicto inherente enne el componamiento ético y la búsqueda
de una grnrncir. Por cl cont¡¡¡io, sus comentarios sugieren que el comportrmiento ético
crea el tipo de reputación y buena volunt¡d que amplír las opomnidades de una compañír
para obtener ganancias.
No todas las empresas operen como Merclg i¡cluso ésta no siempre lo ha hecho de
manere éric¡. Muchas comprñías luizá la mayorír- no inviertcn en un Proyecto de
investigación y desarollo que tal vez no scr renuble. Todos los días los periódicos publi-c¿n los nombres de compañías que eligen las ganancias sobre la éticr, o gue se beneñcian
medianrc un compoftamiento no ético -Enroo,lVorldCom,
Global Crossing, Rite-Aid,
Oracle, ParMor, Adclphia, A¡thur Anderscn, Louisi¡na-Pacific y Qwcsr' son solo algunas
de ellas. En 2001 incluso iVlerck fue acusgda de no revclu los problemas c¡rdiacos aso'
cirdos con su medicarnento Vioxx, Aunque las compañías con frecuencie se cornportan en
forma no ótica, por lo general, e$tc componamiento sucle no ser una buena estratcgia de
ncgocios a largo plazo. Por ejemplo, pregúntese si, como cliente, es más probable que le
compre a una empresa que sahe que es honesta y confirble, o e unl que se ha ganado llr
repunción de deshr)ncsta y no confiable, Prcgúntese si, como emplcatlo, es más probablc
gue sea leal a una comprñía cuyas acciones hacia usred son justas y resP€n¡osas, o a unrque habitualmente tratr a sus trabljadores de mane¡e injusta y no respetuosc. Es evidente
gue curndo hs comprñí:rs compiten entre ellas por clientes y los mejores trabajadores, lrque tiene reputacióo de un comport¡mienro ético, riene ventejx sobre le que suele ser no
ética.
Este libro adopta el punto de visa de que el componamiento ético, e la l*rga, cs lrmejor estrategia de negocios pxr¡ una comprñíe; rrn punto de vista que durrnte los últimos
años he sido aceptado cada vez más.ó Esto no sigmifica que nune¡ surirn situaciones en hs
quc hacer lo ético resulte cosroso pma la compañía. Esas sinraciones son comunes en la
vidr de una empres¿, y en este libro se verán algunos ejemplos. Gmpoco sigaifica que el
comporamiento ético siempre sea recompensado y el no ético siempre ser crstigado. Por
el contrario, el comportrmi€nto no ético en ocasiones recibe retribuciones f las buenas
personas a veces pierden. Decir que el comportamiento ético es la mejor estrategia de
negocios a largo plazo significa m€remente que, a la l-Sn y en su suyor partc, daría a
una compañía ventajas competitivas importrntes sobre compañírs no éticas. El ejemplo
de Merck sugiere este pünto de vista, que es apoyado con un poco de reflexión sobre la
fnaneril corno nosotros, dientes y empleados, respondemos a las compeñíos gue se com-
porran sin ética. M.ís adclante sc vcni qué mds se podría decir en pro y en conr¡a de la idca
de que el comportamienro ético es lr mejor estrategia dc negocios a largo plazo para una
compañía.
El problema básico es, por supuesto, que las acciones éticas no siempre son daras para
los administradores de unr empresa. En el caso de Merdi, algunos adminisuadores, in-cluyendo al doctor Rr;ly Vagelos, cl director general, sentían con claridad que la compañía
renía la obliglción Ética de proceder al desanollo de la droga. Pero guizás e[ *untr¡ no er¡an claro como aseguren. ¿l$o denen los administradorrs Ia obligación con los ¿ccionistas
de inverrir sus fondos de manera rentable? Si duda, si una compañía gasta todos sus fondos
en proyectos de caridad que pierden dinero, ¿no quedaríln pronto fuere de los negocios?
Entonce1 ¿no se justificaría que los accionist¿s reclamar¡n que los administradores g"sta-
ron zu dinem de rmnera no érica? ¿Es un chro, entonces, que llerck tenía la obligación
ErcA y NEcoctos 7
édca de inverrir su dinero en unr draga no rental¡le? ;Hry buems rilzones para asegurrr
que &terck dcbía desarroll:rr la droga? ¿I-{ay buenrs razones pira afirnrar que Merck no
tenír esta r:bligrcióni iQué punro de visr¡ está rpoyado por las razones mís poderosrs?
Aunque Ia étic¡ puede ser la mejor política, Ies acciones éticas no siempre son claras.
El propósito de este libro es ryruderle t usted r manej'rr esta falta de daridd. Aunque mu-
chos aspectos éticos siguen siendo oscuros y difícilcs aun despucs de un gran esfuer¿o de
esrudio, loEar una mejor comprensión de la ética a¡rdará ¡l adminisrador a maneiar la
incercidumbre ética de modo más adecuado e informado.Esre libro intenta aclarar los aspectos éticos que deben enfrentar los ¿dminisredores
de orgrnizaciones de negocios moderoas. Esto no significa que esté diseñado para dar
cr:nsejos morales a las personas en los negocias ni que nate de permadirlas monlmente
para ectuar de ciertr forma. EI propósito principal de este texto qs proporcionar un co-
nocimi€nto más profundo de la naruralezs de los principios y los conceptos éticos' y un
entendimien*¡ de cómo se rpücan en los problemas éticos encontradm en los negocios.
Este tipo de conocimiento y compren$ión debe ayudar a los administradores ¿ ver con más
clerid¡d k incertidumbre étice que confrontan en sus üdu laboralm, como la enFentada
por los dircctivos de Merck-Los primeros dos capítulos lo introducen a usted en los métodos de razonamiento y
los principios morales fundamennles que se utilizan pan analizar los aspectos mor¡les en
Icx negocios. Los cepÍtul:s siguientes rplican estos principios y métodos a los tipos de di-lcmas morales que enfrentan las personas de negocios. Comenzamos este capítulo con un
análisis de cuatro temas preliminares: r) la naruralezr de lr ética en los negocios y algunos
de sus aspectos, b) el razonamients moral, c) Ia legidmidld de la ética en los negocios, yd) Lr responsabilidad moral. Una vez qxe esros conceptos son acla¡tdos, dcdicamos el ca-
pínrlo al aná[sis de algunas teorías básicas de la étiq¡ y la mancra como se relaciona¡ con
los negocios.
1.1 Etica en los negositrs:algunos de sus aspecttls
En un es¡¡dio, ahorr clisico, de la ética de los administradores de negocios, Raymond
Baumhartpreguntó a más de 100 pcrsonas dc negocios, "¿Qué significz éticn prria Lstcd?".
Las respuestrs más comunes fueron las sigu.ientes:7
Antes de venir a la entrevisu, pere $egurarme que sabía de qué íbamos ¡ habla¡,
busqué itim en el diccionario, lo leí y no pude entenderlo. No sé que significa el
cüncePto..".
Ibro es lo que rnis sentimientos dicen que es correcto. Pero rSste rro cs unestánd¿r fijo, y eso frae problenurs.
Iirúo significa esuindares ecepndos en tdrminos del hieneserr personal y so-
cial; lo que uno cree que estd bien. Pero lo que me conft¡nde... es Ia posibilidad de
que yo hava tenido un¡ mala guía, o que alguien más esté mal prepando. Tal vez
cadr uno de nt¡sorros piensa que sabe lo que es ético, pero difcrimos. ¿Cómo se
sabríi, entonces, quién está en lo correcto?
De las personas de negocios que entreristó Baumhrrq 507o de6nió 1o át'co como "loque mi corszón me dice que esti bien", 25% lo deñnió en términos religiosos como lo queoesui de acuerdo con mis creenci¡s religiosaso, y l87o lo definié como lo que "conforma
h regla de oro".8 No obstrnte, los sentimientos son notorirmente inrdecuados como base
pxra tonrrr dccisiones de cualquier tipo, y la autoridad religiosa y la regla de oro han sido
¡nás bien devasmdoms, y hrn sido criticed¡s como fund¡mento inadecsado plra iuzgar la
ótica cn lu companías de negocios.e ¿Qué es ítica y qlué signi8ca dniu?
a
ooooo)5
PRrNCrPros BAslcos
morandad Los estánda-res gue un individuo o ungrupo tienen acerca de quées correcto o incorrecto, o
lo que está bien o mal.
Segun el diccion-,rrio, el término y'r¡¡a tiene una v¿ried¡d de significados diferentcs.
Una de las rcepciones que se le d¡n es: "Los principios de conducta que gobiernln e un
individuo o un gn¡po'.iO Algunas i-eces usamos el término ítin p*sonal, por ejemplo,
al referirnos a las reglas medianre las cullcs un individuo vive su propir vida. Se usa el
térmi¡o étie¿ contsble cuando se refrere al código que guía l¡ conducta profesional de los
contadores.Un segundo significado (más importante) de étim acorde con el diccionario cs rÉste:
Éci.¡ er "el estudio dc l¡ moralidad". Los éticos usan el término ítice pzra referirse, prin-ciprlmente, rl esrutlir: de la momlidad, igurl que los químicos usan el términa gúmica pa:,a
referirse al estudio de las propiedades quírnicas de una susttncia. Aunque, tiene gue ver
con la moralidld, no son sinónimos. La étic¡ es un tipo de invcsrigción, e induye tanto la
actividad de invcstigación como los resuh¡dos de l¡ mismq mientras que la moraüdrd es el
tema que oc\rpa a Ias invstigaciones étic?s.
Moralidad
Entonces, ¿qué es moraüdad? Se podría dcfinir mor¡lidad como los esdnda¡es que tienc
un inüviduo o un grupo ¡cerce de qué €s correcto o incorrecto, o lo que esri bien o ma!'
P'¡r¡ ¡cla¡ar qué significa esto, s€ considcrará el siguienrc caso.
Hece varios años, B. F. Goodrich, un fabricante de panes para vehículos, ganó un
contr¡to mjlitar para üscñar, probar y fabricar frenos de ayiones pam el A7D, un nucvo
aüón que la Fuer¿a Aérea de Esados Unidos esuba diseñando. Parr conservar el peso,
Coodridl garantizó que su freno compacto pesaría no mis de l0ó libras, contendría no
m& de cuetro discos de fren¡do pequeños o 'rotores" y detendrír el equipo aéreo dentro
de ciena dist¿ncia. El contraro err potencialmente lucrativo pam la compañía y los admi-
nistradores estrban deseosos de entregar un freno gue "calificara", paslndo hs.pruebas
con árito y mosrando que podría detener cl avión segin los rcguerimientos. Se asignó a
Kermir Vendivier, un empleado de Goodrich, la tarer de rabrj:r cou los ingenieros de Ia
conrpañía para escribir el informc de las pruebas del lreno, mismo que era Poco probable
gue el gobierno q¡estionara y aún menos prob:rble que repiriera. Dessforrunadtmente,
Vandivier cscribió, cünndo se probó el pequeño freno, que el rccubriniento de &cnado de
los rotores repcridas veces se 'desintegró" porque "simplemenrc no habír suficiente área
en los discos prrr detener el avión sin generar el calor excesivo que ocasiooa la frlh del
rccubrimiento".ll Sin embargo, sus superiores le diieron que "sin importar lo que el freno
hace en las pruebas, vamos a decir que califica".ll Después de varias corridas de prucbas, se
indicó r Vandivicr que cscribiera un informc e*ableciendo que el freno lu había pasado.
Vaadivier explicó a su supcrior que'la única manen como tal informe podía escribirse era
falsificendo los tlatos de lrs pruebas", a esto su superior contestó que "esuba consciente de
lo que se requeríq pero tenía órdenes de obtener un inforrre escrito positivo sin imporrar
qué nrviera quc hacerseo.¡l Por tanto, Vanüvier two que deciür si paniciparín escribicnd<¡
un inforure falso..i!Iás arde dech¡ó:
Mi aabajo estaba bien pagado, era agradrble y ert r¡n retot y el fu¡uro se veía
razonablemente brillantc. ilfi esposa y yo habíamos comprado una casa-.. Si me
rehusaba e tomar pirre en el fraude del A7D, tendrír que rcnunciar o serír despe-
dido. De todas maneras alguien escribirír¡ el informe, y yo tendría la s¡dsfacción
de saber que no h'¡bír tom¡dc¡ pafte en el rsunm. Pero les cr¡earas ¡o se Pag¡ncon satisfacción penonal ni la hipoteca de una casa se paga con principios éticos.
Tomé mi decisión. A la mañana siguiente llamé por teléfono s mi superior v le dije
que esuba listo para comenzar el informe de calificación.la
Conforme trabajó en el informe, dijo !'aüvier, habló con el ejecutivo de m¡vt¡r ca-
tegoría asignado al proys6¡s y le preguntd "si su conciencia l<¡ molestrrí¡ si este xsunto
oü¡sionaba l¡ muerte de un piloto, y fue entonces cuando me dijo que me preocupaba por
mucbas cos¿s qüe no me atañí¿n y me aconscjó que'hiciera lo que me pedían-.l5En este ceso de ts. E Goodrich, las creencias de \¡andiüer de que es correcto deci¡ l¡
verdad e incorreeto poner cn peligrt¡ l¡s virlas de otros, y zu convicción de quc la integridad
es buenr y la deshonesridrd mrle, son ejemplo de los estánd¡res mor¡les que tenÍa. Los
eslindares morales incluyen hs normas que tenemos acercn de los tipos dc rcciones que
crr€mos son moralmenLe co¡rectás e incorrectas, esí como los valores quc damos a lcx tipos
dc objetos que pensamos son moralmente buenos y moralmente m¡ltx. Las nornas mo-
mles crsi siempre se expres¡n como reglas o tfirm'.lciones generale.s, como "siempre di la
l'erdad", oes incorrecto matar a personts inocentes" o "las acciones son colrecü$ en la me-
dida en que producen felicidad". Los vrlores morales suelen e'<presrrse como ¡firrnaciones
que describen objetos o características de objetos que rienen v¡lor como "la honestidad es
buenr" y "h in,iusticia es male".
¿De dónde üenen estos estándares? Por lo gcneral, l¡ moral de una persona se absorbe
primero, como niñof de h familia, lns amigos y diferentes influencias socides como igle-
sia, escuela, devisión, revistas, músic¿ y asociacioncs. Más adel¡nte, conforme la pcrsona
crece, l¿ experiencia, el aprendizaje y el dcsrrrollo intelectud llever-írn al indiüduo que
madur¡ a ¡evisar dichos estindares. Se descartan algunos esúnd¡res y puedcn adopurse
nuevos para susdruirlas- En este proceso de maduración, la personr desarroll:rrír esránda-
res que son más adecuados intelectualmentc y, por encle, mejores para manejar los dilemas
morales de l¡ vida adulta. Sin embargo, como les propix prlabras de Vendivier dejan clrro,no siempre cumplimos con los es¿índeres que tencmos; cs decir, no sienrpre hacemos lo
que pensamos que es moralmente correcto, Hmpoco l¡t¡scamcs siempre lo que creemos que
es mor¡lrnente bucno,Los es¡ind¿¡es morales se pndríen conbaponer con estándares acerca de cosas que
son no ms¡ales. En los ejemplos de es¿índarcs no morales se incluyen los estándares
de etiquetr con los quc juzgrmos los mo<hles como buenos o malos; los estándares que
llamamos leyq con los cuales juzgamos lo legalmcnte correcto o incorrecto; los esún-dares de lengurje, mediante los que se juzgl lo que está grrmaricalmenre bien o mal los
estándares estétjcos con los gue sc juzga el ¡rte bueno o rnalo, y los cstÍndarcs atléticos,te5 st rlss juzpn qué t¡n bicn se juega un parddo de furbol o de básquetbol. De hecho,
siempre que juzgamos lr mrner¡ corectá o i¡correctr de hacer la-s cosrs, o qué cosrs son
buenas o malas, nuestro juicio se bas¡¡ en esúndrres de algun tipo, En el c¿so de \ándi-vier, podercos conjemmr que ul vez él creía que los informes debían escribirse cou buen¡
granrática; que ser despedido de un trabljo hien pag.rdo, agradablc y estimulante tenía más
importancia que un informe verdadero, y que €s correcto cumplir con le ley. Las nonnas de
gramática correcta; el valor de un uabajo bien pagado, agrrdable y estimulante, y las leyes
gubernamentales tembién son esuíndares, pero no son essínd¡res norales. Como también
dernuestra el caso de l,Lndivier, algunas veces elegimrls los mtándarcs no morales sobre los
mor:¡les.
¿Cuáles son las car¿cterísric'as que distingucn a lc¡s estándares morales de los que no
lo sonl b{o es fÍcil responder est¡ pregunta. Sin embrrgo, los éticos han sugerido cinco
cr¡acterísdca-s que aytdan a csublecer la naruraleza dc los estíndares mo¡ales. Pri¡nera:
rnanejan asunros qu€ creemos dañarían o beneficiarían sigúficadvanrente ! los seres hu-
mnos.ló Por eiemplo, muchas personas en ta sociedad esndounidcnse dcncn estárdsres
rnorales contra robo, viollción, esclavirud, asesinato, abuso de menoresr rsalto, difamr-ción, fraude, incrrnplimiento de la lev. etcétcra. Todos ellos sc rcfieren a aspectos que Ias
persoüas considcran como formas de lesión basanre serias" En el caso de !'rndivier estabe
claro que menti¡ en el informe al gobierno y poncr en peligro las vidas de los pilotos cran,
ambos, daños serios ¡ por ello, eran esuntos morales, nrient¡as que curnplir con estándares
gramaricales no lo err.Segunda: los está¡rdares morales no se esnblecen o cambian por la decisión de cuer-
pos de autoridrd específicos. Las leves y los cstándare.s leg',rles esún esublcci'Jos prrr la
aumridad legislariva o la tlecisión de los vt¡tantes. Los estándares morales, sin embargo, no
Elc¡ y r*ecoctos
esüándares mo¡¿lesNormas acerca de los tiposde acciones que creemosson moralmente correctase incorrectas, así comolos valores que damos alos tipos de objetos quepensamos son moralmentebuenos y moralmentemalos.
estándares no moraleeEstándares mediante loscuales juzgamos qué es
bueno o malo y correcto oincorreclo de una manerano moral.
Ginco caraúerís{icas de
ios esü¡¿liiJ müraiii'. Si iéfieien-i¡lahoi i üe-
leliciosserios 'i'. ''. No soir esúbiecidos por
una le¡¿ o.cuerpo .
legislaüvo. Debeñ preferirse a otros
valores, incluyendo el
interés personal. Se basan en considera-
ciones imparciales. Se asocian con emocio'
nes y vocabu¡ario espe-
ciales
o
ooooo)or
10 PRINCIPIOS BASICOS
áttue Disciplina que
examina los estándaresmorales personales o losestándares morales de una
sociedad.
son cstablecidos pc,r l:r autoridad, es decir, su vüdez no se bas¿ en un procedimicnto de
voto. En su lugar, la validez de los esúndares mor¡les se apo!? en h suficiencia de las razo-
nes qu€ los respaldan o los jusri{ican; micntras estas razoncs sean adecu¿das, los esúndares
sigten siendo vílidos.Tcrcera, y quizá Ia nrás impacante: seodmos quc los esúndares morales dcben pre-
ferirse a oros valores, incluso (¿en especiali) el interes personal.r/ Esto es, si unr persona
tiene oblfuación moral de h,¡cer algo, entcrnces se esPera que lo haga, aun cuando esté en
conflicto con otros valores, no morales, o con el interés persond. En el caso de Vandivier'
por ejemplo, crecmos que debió haber elegido los velorcs moralis dc honestidad y respeto
por lr vida sobre el valor no moral de conscrver su urbajo bien pagado, agradable y es-
dmulante. Esto no significa, por supucsto, que siempre esté mal actu¡¡ debido al inte¡és
personal; sólo quiere decir que está mal elegir el interrfo personal mtes qu€ la morslidad.
Cuarh, por lo general, los estánd:rres morales se basrn en considerrciones imparcia-
les-19 Que usted se beneñcie con unr menrira y que )'o reciba un daño es irrelwante para
decidir si mentir es mor¿lmente incorrecto. Los 6lósofos contcmporáneos he¡ arpresado
estg diciendo que los esrúndarEs morales se bas¡n en "el punto de visu moral", es tleci¡ un
punto de vista que no ev¡lúa los est'ínclara segrin la promoción de los inte¡eses de una per-
son¿ o gmpo cn particular, sino que va rnás alli de los inrereses personales, r una p€rqpec'
tiva "univeisal" en la que tos intereses de todos cuent¡n de manera imparcial por igual.l9
Ot¡os ñlósofos han establecitlo el mismo punto dicientlo gue los estándares morales sc
b¡san en los tipos de r.lzones imparcirles que un "observrdor ideal" o un "espectador im-parcirl" acepttría, o que al deqidir asuntos morales, 'cad¡ uno cuenta como uno y ninguno
como mís de uno'-10 No obeunte, como se verí en el siguiente capínrlo, aunque h im-parcialidad es una característica de los estrínda¡cs morales, debe ser balanceada con cieno
dpo de parcialidad, en prrticular, con h que surge del interes v la preferencia legítima
por aquellos individuos con quienes se tiene un¿ relación especíal, como los miembros de
la familia y los amigos. Aunquc h moralid¡d indique que debemos ser imparciales en los
coot¿rtos en que se recurre r la iusticia, como la asignación de sderios en r¡¡lÍr compañía
de accionistas, también idendficr cienos contextos, como cuidar de la familia, en los gue
el i¡terés preferencirl por los individuos podría ser moral¡nente legítimo o, incluso, rut
requerimiento.Por úkimo, los est:índares moralcs están asociados con emociones y vocabulario es-
peciales.?t Por ejemplo, si yo acnio en contra de un esrándar moral, normalmente me
sentié arlpable, avergonzado y con remordimiento; chsificeré mi comporamiento como*inmoral" o "erróneo', me sentiré mal acerca de mí mismo y experimenaré una perdida
de mi eutoestimr. Un¡ lecn¡m cuidadose de las declaraciones de Vandilie4 por ejemplo,
sugiere que dcspués sintió vergücnza y remorclimiento por lo que hizo (de hecho, más
urde l4rndivier resrificó ante el Congreso de Estados Unidos en un intento por corregir
n:s acciones). Sin embargo, si lemos que otros ectúan de Íunem contr¿ri¿ a un esuíndar
moral que acept rmos, senriremos indignación, resentimicnto ¡ aun, disgusto hrcir eSaS
person$; decimos que no t'esdn a la alura" de sus "obügrciones morales' o de sus ttres-
ponsabilidades moralesn y los csrimarnos menos. Esta es quizá la re$Puesta cuando usted
lee el c-aso V¿ndivier.Los esrándrrcs morales, entonces, son los que se refiereE e asuntos cuyas consecuen-
cias c¡eemos son serias, se basrn en las buena.s rezones y no en la autoridrd, invaliden el
inte¡és personal, se basan en consideraciones imparciales, cstín asocildos con sentimientos
de oilpa y vergüenza" y tienen un vocabulario moral esptcial. &tos estánderes, producto
de muchas influencias, son absorbidos cuantlo somos niños y los corregimos conforme
maduramos.
Ét¡ca
Entonces, ¿qué es éde;,? Etica es ta disciplina gue examinr los esgindares morales perso-
nrles o los estándares morales dc u¡ra socicdad. Pregunta cómo se rplican esros estándares
E¡c¡ y r'teeoc¡os 11
a nuesrrxs vidas y si son rr¿<¡nrbles o irr¡zon:rbles: es elecir. si cstán apolados por buenas
razones o por razoncs pobres. Por nnto, una personx comienza a aplicar h étice cuando
r6ma krs cstánd¡res mor¿les absorhidos tle la frmilia, le iglesie y los amigos ]' pregtnta:
¿Qué implican esros esrándues par¡ las sin¡lciones en las quc me encuentro? ¿En rerlidad
denen scntido estos estándares? ¿Cuíles son las razones en pro o en contra de estas esein-
deres? ¿Por qué deho continurr creyendo en ellos? ¿Qué se afirma en faror o en contra de
ellos? ¿En realidad son razonables para mí? ¿Son razonables sus irnplicaciones en csta u
ora situ:¡ción en particular?
Tome como ejemplo el c¿so de Vandivicr y B. F' Goodrich. Aparentemente, Vanüvier
había sitlo criado parr ¡ceptar el e*dndar mor¡l de que uno tiene la obligación de decir la
vcrdad, también sentír que en esta situación particular cstrría mal escribir un informe falso
sobre el freno. Pero, en sus circunsnncirs p*niculrres nos podemos pregunar si escribir lo
que él sentía que era un inf<¡rme falso en realid¡d estaba mal. V¡ndivier rcnír obligaciones
fin.¡¡rcieras importantes tanto consigo mismo corno con otras personas. El declara, por
ejemplo, que se acababr de crsar y comprar una cas¡' tcnía plgos de hipoteca cada mes y
debía proveer a su familia. Si no escribíe el informe conro le ordenabrn entonces lo despe-
dirian y no podrío cumplir con sus obligaciones, ¿No superan estas obligaciones moral€s,
él mismo y zu frmilia a la oblipcién de no escribir un informe felso? ¿Cuál es la base de su
obligación de dccir Ia verdad y por qué la obligación de declh ¿s mayor o nrenor que la
obligrción de unl personr hlcir sí mismo y zu ftmili¡? Considcre ahora les obligaciones de
l¡andivier hacia su empleador, B. E Good¡ich. ¿No tiene un empleado h obligación moral
de obedecer e su patrón¡ ¿Es mayor la obligación de ohedccer al patrón que l:r obligación
de no escribir un informe falso? ¿Cuál es Ia fuenre de sst¡s dos obligaciones y qué bace a
uni meyor que r la ocrl? Considere ambién que la compañír y rodos sus adminisradores
insistieron en qüe lo mejor en escribir un informe que caüficara positivrmente el Éeno.
Si algo salía mal con el freno o el contrato, Ia compañía, B. E Goodridt serír responsable,
no !-andivie¡ que era un empleado de nivel bajo. Dado que la cornpañÍe, no Vadivicr, sería
la rcsponsable, itenía h ccmpañía el derecho moral de romar la decisión final sobre el in-
fr:rme y no V¡ndivier que err uo empleado de bajo nivel? ¿El derecho moral de tomsr una
decisión perren€ce a la parte que será responsablc de esa decisión? ¿Cuil es la b¿se de este
derecho y por qué debemas rceptarloi Considere por último quc \irdivier establece gue,
:rl final, su rechazo personal de tonr¡r part€ en la rcdacción del inft¡rme le habría dado ¡ él
cierta "sarisfacción", pero no habrí¡ cambiado lo que ocurrió porque alguien nilás habrís
cscrito el informe. Como las coruecuenci¿s habrían sido las misrnas acepura él o no, ¿tenía
en realidrd una obligación morrl de negarse? ¿Tiene uno la obligrción rnorsl de bacer elgo
quc no crmbiarí los resultadosiObserve el dpo de preguntás a l*s qre nos lleva el crso de Vandivier. Son preguntas
acerca de si es ruzonable aplicar los diferentcs estdndares morales a su siruación, si es ra=
zonablc decir que un estándar moral es mis o menos importante que otro y qué raeones
se tienen para segrrir estos estándares. Cuando una personir se hace este tipo de cuestio-
nrmientos sobre sus estándares mordes o los de su sociedad, comienzr a aplicar la ética.
Éri.. .s e I estudio de los esrándares morales; el proceso de examinar los esúndares mor¡lcs
de una persona o socie¡lad prra determinar si son r¡zonables o no, a fin de aplicerlos a las
siruorcione$ y asuntos concretos. Lr meta fundame¡ml dc la ética es desarroll¡r un cuerpo
dc estándrres morales que pensamos son razonablcs, estándares que hemos enrlizedo con
cuidrrdo, y que hemos decidido son justificados parr aceptarlos ¡r apLicarlos a las decisiones
quc confernnan nucstras vidas.
La ética no es ls únice m¡nera de estudirr la moralidad. Las ciencias socixles, como
antropología, sociología y psicología, tamhién estudian lr moralidad, pero lo hacen dc
un¡ form¡ ba¡rlnte dilerente del enfoque que es caracteríscico de la érica. Aunque la
ética e s un estudio normativo de lo ético, las cie ncias sociales se vinculan con un estudio
deteriptira.
o=
ooooo)o)
12 PRINCIPIOS BASICOS
esfi¡dio normativo Unainvestigación que intentallegar a conclusionesacerca de qué cosas sonbuenasomalas,oacercade qué acciones soncorrectas o erróneas.
estr¡dio descriptiuo Unainvestigación que ¡ntentadescribir o explicar elmundo, sin llegar a con-clusiones acerca de cómodebe ser.
éüca en los negociosUn estudio especializadode lo correcto o incorrectoen la moral, que se con-centra en los estándaresmorales cuando se aplicanen las ¡nst¡tuciones, las or-ganizaciones y el compor-tamiento en los negocios.
IJn estudio norm¡tivo es una investigrción que intenta llegar a conclusiones nor-mativas, cs decir, conclusiones accrca de qué cosas son l¡uen¡s o malas o acercá de qué
acriones son conectss o incorrectas. I.'n 5ss¡3, un esn¡dio norm¡tivo tiene como meta des-
cubrir qué se debe h¿cer. Como se ha visto, Ie édca es el esrudio de los estindares moralcs
cuyo propósito explicito dctermina en el mayor grado posible qué esdndrres son correcoso se apoyao en las rnejorcs razones y', enronces, intent¿ obtener condusiones acerca de lomoralmente correcto o íncorrecto y lo moralmente bueno o m¡lo.
Un esn¡dio descriptivo no intente obtener conch¡-siones ¿cerca de lo que es real-
mente bueno o malo, o correcto o incorrecto. Jvlás bien trata de describir o explicar el
rnundo sin lleger a una conclusión de lo que rfote debe ser. Los antro¡nlogos y loe sociólo-
Eos, por ejemplo, estudian los esrindares morales de una comunidad o culn¡ra espccífica.
AI hacerlo, traan de dcsarrollar descripciones ver¡ces de los estándares morales de esa
cultur¡ y quizis, incluso, formular una teoría explicativr de su estrucn¡rr. Sin embargo,
como antropótogos y sociólogos, l¿ meta no es determinar si esos estándares morales son
co¡Tectos o incorrectos.Por el conuario, la ética cs un esmdio de los estándares morales cuyo propósito
erplícito es determinar, en el mayor grado posible, si un estándar moral dado (o juiciomoral basado eu el estíntlar) cs más o menos correcto. El sociólogo pregunra, "¿creenlas personas que el sobomo es incorrecto?", mientras que los éticos pregr:ntan, "¿es in-correcto el soborno?". Entonces, l:¡ tarea del ético es desarrollar afirmaciones y tcorías
normativ¡s razonables, mientras que el estudio antropológico o sociológico de la mora-lid¡d se dedic¡ a proporcionar las caracterizacrones descriptivas de las creencias de las
Personas.
Ét¡ca en los negocios
Se ha i¡tentado que esta caracterización de la ética comunique un¡ idea de lo gue es.
Sin embargo, nüestra prcocupación no sc reficre a l¡r ética en general, sino a un camPo
panicular de ell¿: l¡ édc¡ eo,los negocios. L¿ étice en los aegocios es un esuüo espe-
cializado de lo gue cs moralmenre correcto e incorrecto. Se concentra en los estándarcs
morales al ser aplicados a las insdn¡ciones, las organizaciones y el compor'nmiento en los
negocios. Uur descripción breve de la n¡turdeza de lx instiruciones de negocios debe
acla¡ar esto.
Una sociedrd consiste en personas que tienen fines comunes y cuy¡s actiüdades se
organizan mediante un sistema de instimciones diseñadas para lograr cstos fines. Es obvio
que hombres, mujeres y niños tienen metas comr¡nes. Existe el fin comrin de establece¡
criar y proteger l¡ vida familiar; producir y distribuir materiates de los que depende la üdahumana; restringir y regular el uso de la fueuai organizar los rnedios para toma¡ decisio-
nes colectivasr I crcar y preservar los valores culturales como el erte, cl conocirniento, la
tecnologir y la religión. Los miembros de una sociedad logran estos fines estableciendo los
patrones retativamente fijos de actividad que llamamos instiwcisncs: famiü'rrs, económicas,
legales, políticas y educativas.
Quizá las instituciones de may'or influencia dcntro de las sociedades sean l¿s económi-
crr. Iísar están diseñrdas p¡ñ¡ lograr dos propósitos: a) la producción de bienes y servicios
que desean y necesitan los miembros de Ia sociedad, y b) Ia disribución de estos bienes yservicios entre los diferentes miembros de la sociedad. Entonces, las instiuciones econó-
micas determinan quién llevarí a cabo cl rab"ro de producción, cómo se organizará dichotrrbaio, qué recursos consumirá, y cómo se distribuirán sus productos y beneficios entre
los miembros de l¡ sociedad.
Las organizacioses de negocios son irutitucionx principalmenre económicas e traves
de las cuales las personas de las sociedad* modernas rerlizan las tareas de producir y dis-
ril¡uir bienes y senricios. La.s orgrnizaciones proporcionan las estrucruras fundamenules
¡ dentro de ellas, los miembros de la sociedad combinan sus escasos reo¡rsos: tierra, mano
de obra, crpital y tecnología, pan converdrlos en bienes utüz¡bles; tr.mbién proporcionan
los cenales"por l,rs gue estos bienes se reparten en formr de protluctos prra el consumidor,
s:llarios de emplcrtlos, rendiuriento para los inversionist¡s e impuestos para cl gobierno.
.Minería" manufactura, venbs. actividades banc*rias, markering, transpórte, segrros, cons-
tnrcción y publicidad son tod¡s tliferentes f¿cetas de los proccsos prerductivo y distriburivo
de nuestrx insdruciones de negocios modemes.
Los tipos más representrrivos de organizaciones sr:n l¡s corporaciones: orgünizacio-
nes a hs que Ia lev dota de dcrechos y poderes leg:rles especieles. llo¡ las organizacioncs
corporatilns dominan l¡¡s economirs. En 1001, C'eneral illotors, h compañír de automó-
viles mis grandc del mundo, tuvo ingresos de 195,600 rnillones dc dóhres y dio empleo
¡ raá-s de 325,000 tmbajadores; \Yal-&{rn, ln tiend¡ más grande del mundo, ruvo ventrs
por 259,700 millones y empleó a 1,400,000 personas; General Electric, el fabricante de
equipo eléctrico más grande del mundo, c¡vo vcntas de 134,000 millones y dio trabajo
a 105,000 empleados; IBM, la compañía de computadoras más grandc del mund.:, ruvo
ingresos de 89,000 millones y conrató s 119,000 empleados.z: De lrs 190 naciones del
mu¡do, sólo u¡¡as cuantas (como Canadí, Francia, Alemania, Iulir, Japón, Budos Uni-dos, Rusia y Reino Unido) denen ingresos gubcrnamentales mayores que los ingresos
por rentas de cualquiera de estas compañías, y muchas naciones del mundo tienen mcnos
trabajadores dedjcedos a las indusn'ias de automóviles, ventás, eléctrica o de computación
güe estas gigantcscas compañías. Alrededsr de la nitad de las ganancias y los ingresos
industrirles combin¡dos están en manos de ceree de 100 de estrs grsndes corporacioncs,
cada una de las cuales dcne activos por rnás de 1,000 n¡illones de dólares. L¡s 195,000
empres$ mis pequeñx, cadr una con v¿lor de más de l0 milloaes de dólares, conrolasólo cerc¡ del l0% de los acrivos y las gmancias de Estados Unidos. Le revisrs Fsrtune
reportó en zu investigación rnual de 300{ quc las 500 corporaciones más grandes de Es-
tados Unidos han tenido ventas cc¡mbinrdas de 7.i millones de millones de dólares (más
que los productos inte rnos bmtos de Jepón y Alernania juntos) y ganrncias toulcs de
445,000 millones (casi la mirrd del totel de Estedos Unidos), y han enrpleado a mis del
10% de l¡ fuerza de eabrjo est¡dounidense. Estas 500 corporaciones son responsables de
c¡si el 65% de todas las venus indusrieles, el 807o de todrs lrs ganancias industriales, el
80o/" de todo cl capiul industrial y cerca delT 5% de todos los emplerdos industriales. Noobsrante, comprenden sólo corno el 0.2% del número toml de empresas indusriales que
operxn en Est¡dos Unidos.La curporación de negocios, en su form¡ acnral, es un tipo de insdrución reletivamente
nuevo (en lo que a instituciones se refiere). Aunque sc desarrolló a partir de la ucompañía
de capiml conjunton del siglo xvl, casi todas sus carrcterísticas ¡cruales fueron adquiridas
duraoe el siglo xx. Las corporaciones modernas son tratadas por la ley como "personas"
ñaicirs inmorules que ticnen el derecho de demandar v ser demendadas, poseer y vender
propiedades, y realizar contmtos, todo bajo el mismt¡ nombre. Como organización, la cor-
poración moderna consiste en a) accioni*es e interesados que contribuyen con el capialy que son dueños de Ia corporación, pero cuyas obügaciones respecto a las actiüdades de
la misma se limitan al dinero con el gue coltribuyen; b) los directores y los ñ¡ncion¡riosque administran los activos de h coqporación y que Ia manejan a uavés de varios niveles de
"mandos mediüs", y c) empleadrx que surninisran la mano de obra v que hacen el trabajo
bísico relacion¡¡do direcame$te con la producción de biencs y sen'icios- Para hace¡ Éente
a los cornplejos prohlemas de coordin¡ción y control, los funcionarios y los gerentes de
hs gandes corporaciones adopan formalcs sistem¡s burocúticos dc reglas que unen las
acúvidades de los miembros individuales de la clrganización de mrnera que se logren cier-
tos resultsdos u objedvos. Siempre que el individuo siga estas reglaS, cl result¿do se puede
lograr, aun cuando el individuo no tense idea cuál es y no le importe.
La ética en los negocios es el estudjo de los es¡indares m<¡rales y de cómo se aplican
¡ los sistemes y las organizaciones social¿s mediante los cudes las socied¡des modernas
producen y distribuycn bienes y servicios, y de córno se aplican a los comporamicntos de
Ias personrs que tabrjan dentro de esas organizaciones. En ot¡¡s palabras, la ética en los
Énc¡ y ¡¡rcocros 13
.'¡tt¡n¿aiei rbÉiel"''', Cómo aplícar los- óstán-
dares morales a los siste-
mas y las organizaciones
sociales que producen Y
distribuyen bienes y
servici0s
U,
ooooo
14 PRINCIPIOS BASICOS
- . , . t :- : ., : ' i '
Tipos da aspeEtos éücos.: Sist,ámibo!: 5¡o.t¡r"1' -",,-
sociales o instituciones
dentro de los cuales ope-
ran los negocios. Corporaüvos Una com-
pañía indívidual tomada
como untodo. Individuales: Una persona
o personas dentro de una
compañía y su comporta-
miento y decisiones
negoc.ios es una f,rm¡ de ód,¡ aplicrda. No sólo incluy'e el análisis de l¡s normas y los va-
tores morales, sino que trmbién intente aplicar h conclusión de este análisis a ese variedad
de instituciones, organiz-aciones, actividades y mete-s que se llaman negociot.
Como to sugiere esta descripción de la étic¡ en los negocios, los aspectos que abarca
incluyen rrttr ..pli" variedad de tem¡s. Para iaroducir cierto orden en esta variedad, a¡u-
dará distinguir tres tipos de aspectos que son investigados por la ética en los negocios:
sistómico, iorporativoe individu¿!. Los aspectos sistémicos de la ética en los negocios son
preguntas éticas que surgen rcerc: dc los sistemas económico, político, legal y otros de las
instmciones dentro de l¿s cudes operan los negocios. Se incluyen Pregunbs reqpecto a la
mo6üdad del capiulismo o de las ieyes, los reglamentos, l¡s estructr¡ras industriales y las
prícticas socialei que rigen la actividad de negocios. Un eiemplo sería preguntar ecerce
de la moraüdad di sistema de connat¡ción del gobiemo que permitió r B' E Goodrich
reelizar las pruebes de su propio diseño de frenado para el A7D Otro-eiemplo serír unr
pregunta sobre h moralidad del sistem¿ económico inte¡nrcional con el que Merck se vio
forzado a negociar.
Los aspectos corpor*tivos de la éti.m en los negocios son pregunras- éricas que sürge,n
sobre una órg¿nizecién en parricular. Bas incluy'en preguntas acerc¡ de Ie morelidad de
actividrdes, políticas, prácticas o estrucrura organizacional de una compañía indiüdual,
tomad¡ "o*ó
* todo. Un coniunto de ejemplos sobre este aspecto serían p:egpntas sobre
la moralid¡d de la culnrra corporativa de B. E Goodrich, o preguntas sobre le decisión
corporativa de ocaliEcer" el fráno para el A7D. Por ejemplo, ¿la compañír violó los de-
,."ños de alguien al decidir calific¡r el Feno? ¿La compañír pensaba en cómo afectaría
et bienestar iociel? ¿Para las otras partes, era justa o injustr la decisión de la compañía?
Orro conjunto sería lobre pregunt¡s acerca de la moralidad de h decisión corporadva de
llferck pam invertir millonis de dóleres en un proyecto que sabía t¡l rcz no generarfu ga-
nancias. Al hrcerlo, ¿la compañía üoló los derechos de sus accionisus? ¿Err justa o injusta
le decisión de Merdc prra les diferentes prrtes que se veían efeardas por la decisión? Una
pregunta ruis podría dirigirse hrcia l,rs políticrs corporativas de 8,. R, Goodrich: ¿Los es-
pcctos éticos frreron parte de m proceso de toma dc decisiones? ¿La com¡añía fomento o
no discusiones entre iot ernpleados accrca del impacto posible sobre los derechos morales
de ouas personas?
Poriltimo, los aspectos individuales de la ética en los negocios son preguntas éEiqN
que surgen dentro de una compañía acerc¿ de uno o varios individuos especficgs, y zu
comportamienro y slrs decisiones. Esto incluye preguntas de moralidad sobre las decisio-
n.s, 1., accioncs o Ia penonalidad dc un individuo. Un ejemplo sería pregunor si la deci-
sión de Vandiüer de panicipar en la redacción dcl inforrre del freno para el A7D, que él
sabía era falso, estaba moralmeute justificada. Un segundo ejemplo serí¡ l¡ preguna sobre
si era moral que cl presidcnre de Mcrcli, el doctor P. RoyVagclos, perrritiera a sus investi-
gadores des¡¡rolla¡ u¡¡a droga que quizá no generaría ganancias'- Al analizar tos rspectoiéticos óriginados por una decisión o crso en pr*icular es útil
ordenar los aspectos segrin si son sistémicos, corporativos o indiridu¡les. Con fucuencia,
el mr¡ndo nos-preseffalecisiones que involucrrn un gran número de rspectos interrela-
cionados y cxtremsdamente complicados que generarían confirsión, a menos que 2ntes
sean or{enados cuid¡dosamenre }'se establezc¿n sus diferencias. Más aún, las soluciones
que son adecuados para manejar los aspectos sistémicos o corporrtivos no son las mismas
que corwienen para manejar los aspectos inüviduales. Si una compañía jntenu manejar un
tspecto sistémico --{omo la cr¡ltura de un gobierno que permirc el soborno-, entonces'
et aspecto debe maneiane a nivel sistémico; es deciq a tr¡vés cle las acciones coordinadas
de muchos grupos soci¡les. Por ouo lado, los aspectos éticos corporativos se podríanresol-
ver a travéide soluciones corporativ¡s o de la compañía. Por ejemplo, si l¡ culture de una
compañía fomenta acciones morales erróneas, €ntoncesr cambiar ese cultura requiere hcooferación de las personas que constinrJ'en la compañía- Finrlmente, Ios aspectos éticos
individuates dehen iesolqerse medi¡nre decisiones individuales y, quizá, la transformación
indiüdual.
Enc¡ y r,¡Ecoc¡os 15
Aplicación de la ética en organizaciones corporativas
L¿r afirmr¡ción de que las organizaciones corpora¡ivrs son éricas o no Éticas srea un as-
pecro intrigalte. ¿En realidad cs posible afirm¿r que hs acciones de las organiz¡ciones
ion mnolcs o inmorales en el mismo sentido en que se habl¡ de las acciones de los indi-viduos? ¿5e podría decir que las corporrciones son moralmente responsables de zus actos
en elnismo sentido en que lo son los individuos? O, ¿debemos decir que no tiene sentido
aplicar términos mor¡les a las organizaciones como un todo, sino sólo a las pcrsonas que
conform¿n la organizació¡r? Por ejernplo, en 2002, el Departamento deJusticia de Es¡a-
dos tlnidos acusó a la empresa contable de Anhur A¡dersen de obsm¡ir lr justicia. Arthur
A¡dersen fue descubieno tritur¡ndo documentos que mostraban cómo había ayudado a
Enron a ocultar sus deudas usando varios trucos contables. Mis tarde, los críricos aducían
que el Deprramento deJusticia dcbió presentar cargos contra los empleados individuales
de futhur Andcrsen, y no contrr la compañía, porquc "las compañías no cometen críme-
nes, es la gente quien lo hace",2i ¿Los conccptos mor¡lcs como respawabili&d maldail y
obligación se aplican a grupos como las corporacioncs, o los seres humanos son los rinicos
¡gentcs morales?
Para responder a este problema lun surgido dos puntos de vista.z{ En un extremo
estín quienes ¡rsumenttn que, debido a hs reglx qu€ unen a las organizaciones, se añrma
que hs corporrciones acnian como individuos y psm lo que hacen tienen "objedvos qr¡e
desean cumpliro'; trmbién se puede decir que son *moralmcnte responsables" de sus accio-
nes y que éstas son omoraleso o "inmorales", eractamente en el mis¡no senrido que las dc
las pemonirs. El problema principal con este punto de vise es que las organizaciones noparecen
*rctuar' o "proponerse" de le misma manertr que los indidduos, y difieren de los
seres hum¡nos en puntos importantes de la moral: no sienten dolor ni plrcer ni pueden
tcrrnr, excepto a eav& de los seres humanos. En el oro exfemo esú el punto de vist¡ de
los ñlósofos que sostienen que no tie¡e seatido hacer "moralmcnte responsables" a las or-
ganizaciones o decir que tienen oblig'aciones "morales". &tos filósofos argument¿n que las
organizacianes de ncgocios son lo rnisms que las rnáquinas, cuyas partes deben obedecer
ciegamenre y sin desvircioncs regl* formales que no denen nad¡ que ver con le mordidad.En consecueacil, no tiene senrido h¿cer a las organiz.aciones "moralmente responsables'por no seguir los estíndares morales, del mjsmo modo en que no tiene sentido criticar a
una nríquinr por no ectur¡r con momüdad. El principal problema con este segundo puntode vista es que, a diferenci¡ de las miquinas, al menos algunos de los miembros de la or-ganización saben lo gue esuín haciendo y son libres de elegir entre scguir las rcglas dc Ia
organizacién o, incluso, cambiarlas. Cu¡ndo los miembros de una organización en formecolecriv4 pero libre y concientemente, persiguen objetivos inmorales, suele tener perfecto
sentido decir que las acciones que rerlizan para la orgrnización son "inrnorales', y que, porlo hnro, la orgznización es
umoralrnente responsableo por esta acción inmor¡I.
¿Cuál de estos dos criterios extremos es correcto? Quizi ninguno. La dificulmd funde-mental que ambos t¡atan de resolver es la siguiente ¡unque decimos que las corporacionesuexistefl" y "actúm' como individuos, es obvio que no son individuos husranos, Pero las
categorías morales esrin diseñadss para ser aplicadas, sobre todo, a pcrsonas que sienten,
razonrn y deliberan, que pueden ecn¡ar colt b¿se en sus propios sentimientos, razonamien-tos y delibereciones. Por lo trnto, ¿cómo potlemos aplicar estas categorías momles ¡ las
corporeciones y sus acciones? Sólo podremos salvar estas dificult¡des si primero vemos que
las corporaciones y sus actos dependen de los individuos: las organizrciones están com-puestar por personas ¡el¡cionadrs qu€? por convención, han acordado trxtar como una
sola unidad, y "acníann sólo cuando, por convención, estamos de acuerdo en tratar las
acciones de estas personas como acciones tle esa unidad. Esto se e{presa con precisión de
dos mrneras, que, en cierto modo, son técnic¿s desarrolladas en el trabajo del filósofoJohnSearle,l5
L Una organización corpora¡iva uexisten sélo si l) existen cienos indiriduos que
se encr¡enuan en ciertas circunstancias y relaciones, y 2) nuestras convenciones
o
ooooo)00
16 PRtNCTPTOS 8ÁStCOS
glob¡l¡:ación El proceso
mundial mediante el cualse hanconectado los siste-mas económico y social delas naciones.
Lingüísticrrs y sociales est¡blecen gue cuando estos tipos de individuos edsten
en esos tipos de circunst¡nci.¡s y relacioncs, debcn considera¡se como una
organi zación corporativa.
U. Una organizeción corporativa "ectúa'solo si l) ciertos indiüduos de ls or-
grnización realizan cier¡as acciones en cierras circunstencias, y 2) nuesmas
convenciones socirles y lingiísdcas estrblecen que cuando esos tipos de indi-viduos realizrn ese chse de acciones, en esos tipos de circunstencias, se deben
considerar comc, un acto de la organización corpomtiva.
Nuest¡as convenciones socialcs, Oo, "¡.jro, dicen que una corPoración existe cuando
hay ua grupo dc individuos propiamentc califieados que han acordads incorporarse y
han re¡li"¿¿o las acciones legalcs necesarias para ello. Las convencioncs sociales tam-
bién dicen gue una corporación ncni¡ cuando los miembros, Propiamcnte caüficados,
llevan a cabo los deberes gue lcs han sido asigrrados dcntro del alcance de su autoridad
asignada.
Debido a que lrs acciones corporativas se originrn en l¡s elecciones y las acciones de
los individuos, son (kros quienes deben verse como los primeros portadores de las oblig-cioncs y la responsabilidrd moral: hs personas son responsables de lo que la corporación
hace, porque lrs acciones corporativas fluyen totalmcnR ñ¡era de sus propias elecciones ycomportamienros. Si una corporación acrúa mal, se dcl¡e a lo que algunos individuos de
esa corporación eügieron como acción; si una corporación acnía moralmente, es Porquealgunos individuos en esa coqporación eligieron que achnra mor¿ünente'
De todes formas, tiene perfecto sentido decir que ura corporación tiene deberes
morales y que es moralmente responsable de sus actos. Sin embargo, las organizacio-
nes denen obligaciones y son moralmente responsablcs en un sen¡ido secundario: un¡
corporación tiene un deber moral de hacer aigo si algunos de sus miembros tienen un
deber moral de rsegurarse de quc se hace, y una corporación es moralmente responsable
de que ocurTa (esro es, acmtr con conocimiento y libertrd, temas que se esrudierán más
adelante).El punto cenual quc debe tenerse en mente cr¡ando sc aplican los estindares de ética a
las ¡ctividades de negocios, y que no debe ser oscurccirlo por la ficción de "la corporación",
es que los individuos son el fundamcnto de Ia organización corporativa. En consecuen-
cia, estos inüviduos son los primeros poradores de hs obligacioncs y responsabiüdades
morales, lo cual no quiere decir, por supuestq que los seres humanoc que fornran la cor-
poreción no reciban influencia unos de otos y de sus creencias acerca de la corporación y
su estructun. Las políticas, la culmra, las normas y el diseño corporetivo pueden tener' ydenen, una enorme influencia en las elecciones, las creencias y el componamien¡o de los
emple¿dos de ln coqporación. Sin embargo, estos elementos coqporativos son como el mo-
biliario del mundo social que habiu el empleado de la corporación. Proporcionan el terna
para las elecciones de los empleados, para los obstáculos quc quizá tengan gucsalvar y PaTios irstrumentos que les altudan a acn¡$. Pero estos elementos tro toman las dccisiones de
los empleados por ellos y, por tanto, no son los responsables de las acciones.
Ética en los negocios,en la globalización y mult¡nac¡onal
Acnnlmente, muchos de los aspectos de mayor presión de la ética en los negocios eslin
relacionedos con el fenómeno de globalización. Globrlizrción es el procesó mundial
mediante el cual se han coDectado los sisternas econórnico y sociel de las naciones para
quc bienes, servicios, capital, conocimiento y culrura seln inte¡cambiados y cn¡cen las
fronteras de l¿s n¿ciones a una tasa creciente. Este proceso tiene varios compon€ntes'
incluyendo l¡ disminución de las barrerrs come¡ciales y el incremento de los mercados
abiertos en el mundo, lr creación de la comuaicación global y de sistemas de trrnspone
como Internet y la mensajería mundial, el dese¡rollo de organizaciones de comercio
intern¡ciond como la Organización.iltundi¡l de Comercio, el establecimiento de insti-ruciones fin'¿ncieras como el Banco Mu¡did (Bl0 y el Fondo Monetario lnt¿rn¿cion¡l(F$lt) que han fecilimdo el flujo internacional de upiul y la proprgación de corporacio-nes muhin¡cionales.
Por zupuesto que durante siglos la gcnte ba üansportado y vendido bienes crueando
fronteras, Los comerciantes llev¿ban bienes por las rutas comerciales de Europa, fuia, yAnrérica clsi desde el surgirniento de Ia civilizeción en estos lugares. Pero el volumen de
bienes que se comercixn e tr¡vés de las fronteras ha crecido de mrnera casi exponencial
desde el término de le Segunda Guer¡¡ &fundiil, y se hr tr¡nsformado para enfrentar el
mundo a*ual en un gredo que antes era imposible. La globrlización ha dado como re-sr¡ltrdo un fenómeno familiar para cualquiera gue viaja fuera de su país: los mismm pro-ductos, música, comida, ropa, inventos, libros, revistas, películas, marcas, tiendas, autos
y compañírs que eran fa¡niliares en crse esrín üsponibles y se disÉuten ahora en todo el
mundo. Es posible consumir hamburguesas de McDonald's y pollo KentucLy en las aceras
de Mosoi, Londres, Beijing París, Tokio, Jerusalén o Bangkolq niños y ¡dultos en India,
Japon, Chine, Italia y Alemania leen hs nr¡velas brit{nicas de Harry Potn;lajwennrd de
todo el mundo escí famili¡¡izad¡ con las mismas brndas, canciones, s¡ntantes, ¡ctoresr yl'¡s mismas pefcuks que entretienen a los jóvenes estadounidenses; Ios bienes y la tecno-logía que primero ven en sus tiend¿s deprrtamenules los consumidorcs japoneses, están
disponibles algunos meses después en tiend¡¡s de América y Europa. En las afueras de cadr
ciüdrd hav fábrices y edificios de oficinss con los mismos nombres de mmpañías, General
Motors, Mitsubishi, Nokia, Toyota, Philips, Nestlé, Thomson.Las corporaciones mukjnacionales estás en cl cor¡zón del proceso de globalización
y son respons¡bles de un €noÍne voiumen de transacciones internacionales que tienen
lugar en la actualidad. Une corpomción multinacioual es una compañír que sostiene
manufrctura, comercialización, servicios u operaciones administrarivas en muchos países.
Las corporaciones muldnacion¡les obtienen capital, materias primas y mano de obra de
cualguier prne del mundo donde se encrrenffe a bajo costo y esté disponible. Ensamblany venden sus productos en las naciones que ofrecen ventajas de manufactura y mercadosrbiertos. !'irtualmenre, todas las 500 co¡porrciones ü¡dusriales m¿ís grandes de EstadosLlnidos son ahora muldnacionales. General Electric por ejemplo, que fue fundada porThom¡s Edison y tiene oficinas generales en Schenecad¡ Nueva "fork, tiene operacio-nes en más de 100 países alrededor del mundo y obtiene la mimd de sus ingresos fuera
de kt¡dos Unidos. Tiene phntas merelúrgicas en Pmga; operaciones de sqfh¡rare en
India; diseño de productos en Budapcst, Tokio y París, y operaciones de ensamble en
*Iéxico. Los empleados no esradounidenscs forman glan parte de Ia base dc GE y una
gnrn proporción de su eqüpo de directivos provienen de fuera de Estados Unidos. Entodo el mundo, los diseñadores planean los productos de la compañía, pues une buenrprrte del trabajo se hace por Internet en diferentes países, de donde trmbién proviene la
materia prima para sus productos; ignal sucede con los componentes dc los misnos, guc
se frbrican alrededor del mundo, se ens¡mblsn en rliferentes países y se venden fuera de
Estados Unidos.La globrlización he dado al mundo beneficios económicos significativos. Cuando las
multinrcionales como Nike, &fotorola y Ford construyen fib¡ices y estrbiecen operacio-nes de ensamble cn paÍses con mrno de ot¡ra de brio costo, llevan trabrjo, capacitrción,ingresos y tecnología a regiones del mundo que estaban subdesarolladas, elevando así
el esrindar de vide en estas áreas y proporcionando a los consumidores de todas partes
bieaes a precio menor. Según el Banco llfu¡dial, la globalización ha ayudado a reducir lapobreza de más t¡es mil millones de personas en naciones en desarrollo que recientementeabrieron sus Fonteras al comercio global, como China, India, Bangledesh, Brasil, illéxicoy üemam. Durante la década de 1990, el número de personas que vivían coa me¡os de undólar por día en estos países disminuyó 120 millones. Como grupo, estrs ngciones crecie-ron á un¡ asa del 5o/o pr capitt mientras que en las naciones ricas, como Estados Unidos,el c¡ecimiento fue dc sólo 27o.
Ercn v ¡¡ecocros 77
corporaciónmulli¡¡acional Una com-pañía gue mant¡ene manu-factura, comercialización.servicios u operacionesadministrativas en muchospaíses.
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18 PRINCIPIOS BÁSICOS
La globalización hr permirido que hs naciones se especialicen en producir y exportt¡:rquellos bienes y senicios que produccn de manera más eficiente, ), que compren los bie-
ncs pare los cuales no t¡enen mnu habilidrd de producción. Indin se eqpecirliza en produc-
ción de sofrwrre; Franci¡ e Ialia en el diseño de modas y z¡patos; Alemania en producciónquímica; Esudos Unidos cn co¡npubdons y hrrrJware; México en ensaml¡le de rclevisio-nes, y muchas regiones en des¡rrollo como Américe Central y el Sureste fuiático se han
especializado cn ropq zrpatos y otri¡s operaciones de ens¡mble de baja crprciución. &uespecialización ha aumentado la productividad global del rnundo, lo que a su vez significaque todas las naciones prrticipantes esuin mejor que si cada nación tratara de producirrcdo por sí mism¡. Muchos esodios han mostrado quc cl crecimiento se correlaciona con
la apernrra a la globalizrción. Cu¡nto nuis dispuesu esrj una nación a disminuir sus ba-rre¡as comerci¡les y a permitir el librc comercio con otras naciones, más alta es su asa de
crccimien¡o. Por otro hdo, las n¡ciones que cierran sus fronterrs rl comercio con otrasnaciones denden r tencr economías con crecimiento más lento.
Pero ambién se culpa a la globüzación de infligir daños significrtivos en el mundo.
Al tiempo que la globaliz¡ción h¡ sido especidmente benéfica parr los países desarrollados
que denen un alto volumcn de producros que vender (como productos de aJta tecnología),
los críricos argumenurn que se ha dejado atrás e muchos países pobres en Añica y la antes
Unión Soviéticr porque sólo cuennn con bienes de bajo costo Paril comercializar. Másaún, el Banco Mundial repona que al propagane la glob:rlización, I:r dcsigualdad ha au-
mentsdo tanto entre hs nrciones como denro de ellas.
Gmbién se culpa r Ia globalización de dar a las mukinacionr,les demrsiada ljbertad"
Las multinacionales ahore son libres de c¡mbiar sus operaciones de un país a ouo que
ofreza mano de obra de menor costo, menos restricciones legales o menores irnpuestos.
Esu habilidad de cambiar operacioncs dc una nación a otra, aseguran los críticos, per-mite a h multin¡cional poner ¡ un país en conra de otro y evitar cualesquiera controles
socides que una nrción t¡¡te dc imponer sobre ella. Por ejcmplo, si la multinacional noacepta las leyes ambienrales o de mano de obr¡ de un prís, podrír moverse o amenezar
con moverse a un país que no tengx esas leyes. El rezultado es una ucompecencia bacia el
fondo"; un deterioro global de los cstándares rle ¡rrano de obra, rmbientalcs v salariales.
Los críticos afi.rman que les compañías que han establecido operaciones de ensamble en
países en desarrollo, por ejemplo, han introducido condiciones tle rabajo de esclavirud ysalarios de explotación. TMrvía más, conforme est$ compañías c¡mbian sus operaciones
de manufacn¡ra a otros príses en busca de mano de obra más barata y esándares menos rí-gidos, cierran [íbricas en sus países de origen, dejando a miles de trabaiadores sin empleo.
Por ejemplo, muchas mukinacionales han secedo sus operaciones de Estsdos Unidos de-
bido a sus esuictas leyes ambientales, de mano de obra e impuestos, y las han establecido
en China, donde los es¡ind'¿¡es a¡nbientalcs son bajos, l<¡s dercchos de los aabajadores
no se cumplen y los impuestos son laxos. Entonces, la globalización pone de ma¿ifiesto
cuestion¡mientos éticos importantcs para tas multinacionales: ¿Cuáles son sus obligacio-nes con los trabajadores despedidr:s en su país de origen? ¿Tienen las multin¡cionales la
obligación de intentar mejomr los esrindares de rnano de obra, amhiente y salario en los
paÍses dondc se localizan? ¿Tienen algunrr obligación cle abstenerse de explotar ! tmba-jadores en oros países o deben simpleme¡te rer cómo brjan sus costos de mano de obrapor cualquier medio?
Los cúticos rambién rseguren que algunas veces las multinaciondes transfieref¡ tecno-
logías o productos ¡ las naciones en desarrollo que no esuín üstas para asimilarlos. Algunas
corporaciones químicas, por ejemplo, han comercializado pesticidas tóxict¡s en países en
desrrrollo, donde los c*mpesinos no conocen o no tienen la opornrnidad de protegerse
conu¡ las lesiones que los químicos c¿usarían en su salud. Las campaias publicitarias de
ciertas compañías de rlimentos hrn convencido a las nuevrs madres en naciones pobres
que deben gsstar su esc':¡so presupuesto de comida en férmul¿ en polvo para bebés. Pero
cn los países en dcsarrollo en do¡ldc se carece de suministro de agu.l con los requisitos sa-
nirarios, lus nuevns madres se yen forzadas a mezcla¡ la fórmula con ¡gue no saludable que
ocasionü dilrreas y la muene de sus recién nacidos. Orros publicistas han sido ¡cusados de
hrcer fucrtes cuapañas para la vcnta de cigarros cn países cn desarrollo cuvas poblaciones
nr¡ dencn un buen entenümiento del costq.¡ a largo plezo en la salud que reprcsenta fumar.
¿Tienen l¡s multjnrcionales alguna obligecién dc est¡r seguras de quc ios usuarios dc stu
recnologí,rs en ouos príses se puedan proteger contra los riesgos quc significan ésta y otras
tecnologrrs!Por úkimo, como la multinacional operr en naciones que tienen diferentes cultur¡s
v estindares, los críticos ¡firrran quc en ocssiúnes se involucran secret¡ftente en prícti-
Lr qu. violan las nornas y los estíndares gue debemos respetrr. Lr compeñír peuolera
estadounidense (Jnocal, por ejemplo, he sido acusada de buscar el ap,ryo de lrs fuerz¡s
milimres de Burme que, por lo general, usln rrabrjo ftrrzado o esdavin¡d p:rra linrpilr cr-
rrerer¿s y construir edificios para Unocnt. La compañía alemana Lahmeyer Internrtional,
la compañía candiense Acres, y la francesa Schneider Elearic se dejaron convcncer de dar
solornos a funcionarios rlel gobierno en $udÍfrica, donde, de hecho, los sobornos son
comunes. lVlonsanto, una compañía est"rtlounidense, Unilever, unr compañíir inglesa-ale-
mrna, y Syngenu, una comprñía suiza, todas han sido acusadas dc scguir l'r práctim local
común de usar trrbajo infantil para proces¡r semillas de algodón en lndia, pagpndo salarios
menores, exponiéndolos a pesticidas y manteniéndolos fuera de la escuelr. ¿Cómo deben
compornrse las multinacionales cuando operrn en otr¡s culturas? ¿Deben sólo rcepar las
norrn¡s de curlquier país en que se cncuentreni ¿Existen esdndares mcrales universrles
que todrs les multjnecion¿les deben seguir sin importrr dónde operen, tal como los dere-
chos hunnnos universalesi
tste últimt¡ aspecto ético --rl problema de manejar diferentes esuíndr.res morrles en
offrs p¡rtes del mundo- es especialmente clificil prra compañías que operan en un mundo
globalizldo. Es un problema que merece un análisis especial.
Ética en los negociosy diferencias culturales
Cuando se enfrenta el hecho de quc diferentes culruras tienen es¡ándares morales diferen-res, los aclminisrradores de algunas multin¡cion:¡les han adoptado la teoría del relerivismoérico. El relativismo ético es la teorís de que debido a que diferentes s,rcicdades ticnendiferentes creencies éticas, no existc un¡ manera racional de determinar si un¡ acción es
moralmente correcte o incorrectr. En otrrs palrbras: el relativismo ético estrblece que
no existen estándares éticos que sean absolutemente verdaderos y que deben aplicerse a
las cornpañírs y a las personas de todrs hs societledes. En su lugar, el rel¡tivismc¡ sostiene
que algo es correcto para las personas y lrs compañíss en una.socied¿d especíEca si está
de acuerdo corl sus esrándares morrles y cs ineorrecto si los viola. Las personm de ciertas
sociedades árabes, por ejemplo, sos¡ienen que el sobr:rno en los negocios es moralmente
accptablen aunque los estadounidenses piensur que es inmoml. El rel¿dvismo ético con-cluirá quc, aunque está mal para una mukinscional estadou¡ridense sobornar en FsudosUnidos, no es incorrecto para los írabes o sus compañías hacerlo en su propia sociedad.
Entonces, l:l compañía o la persona de negocios mulcinscionales i¡ue opera en varios paí-
ses y que encuenkr sociedades con muchos esdndares morales difcrentes cs rconsejada
de h siguiente manera: en el razonamienro moml propio, uno debe siempre scguir los
estind¡res morgles que prevalecen en la ssciedrd en la que uno se encuenffa. Después
de tr:do, comr: ios estíndares morales difieren y no hry otro criterio de lo correcto y Ioincorrecto, lo mejor que podría hacer una cornpañía es seguir el viejo ref¡án: ur h tierrsque fueres hlz lo que vieres". Sin emb*rgo, ¿ei relativismo édco es rszonable como piraseguirlo?
Es chro que existen nr¡meroses prácticls que se juzgpn inmorales en algunas socieda-
dcs y que en otrxs se ven corno m<.¡ralmente acept¡bles, inclwendo poligamia, aborto, in-fandcidio, esclavitud, homosexualidad, discriminación racial y sexual, genocidio, parricidioy torrura de ¿nim¡ies. Pero los crítjcos dcl rel¡dr"ismo édco señalan que no se dcduce que
E¡¡c¡ y ¡¡Ecoclos 19
relatirismo ético Unateoría que dice que noexisten estándares ét¡cosque sean absolutamenteválidos y que se apliquen odeban aplicarse a las com-pañías y personas de todaslas sociedades.
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y sentarse en secciones designadas. Los hombres pue-
den tener hasta cuatro esposas, pero las mujeres sólo
un esposo. Aunque los hombres tienen la posibilidad
de divorciarse sin presentat una causa, las mujeres
sólo pueden hacerlo si tienen alguna. Arabia Saudita
no reconoce el derecho de sindicali¿ación.
Los sauditas afirman, una y otra vez, que su rno-
ralidad no acepta el concepto occidental de los dere*
chos humanos. Argumentan que el lslam establece
las normas morales que las personas deben seguir, y
fuera de éstas, los otros estándares morales no tienen
validez.
Etirt¡ en las ncgCIriü: t¡¡ itt L'ti;iti,?-ii ¿ir '1r'ni¡ir¡ Snttditri
f- n 1936, la Standard oil Company {Socal} de
R ]- a",,rornia encontró petróleo en Arabia Saudita
l- t al siguiente año se fusionó con Texaco para
formar Casoc -renombrada como Aramco en 1948-,
una subsidiaria de propiedad con¡unta con administra-
dores estadounidenses. El petróleo de Arabia Saudita
se convirtió, y sigue siendo, una necesidad econémica
para Estados Unidos, Sin embargo, los administrado-
res de Socal y Texaco no estaban seguros de cuánto de
la sultura Saudita debían aceptar o aprobar.
Arabia Saudita es la cuna del lslam, y sus sisternas
legal, político y social, basados en la versión "Sunnin
del lslam, son vistos por los sauditas como inspira-
ción divina. Para ellos, el lslam es la única fuente de
moralidad. Sin embargo, esta moralídad no reconoce
los derechos básicos como libertad de expresión, li-
bertad de prensa, el derecho a voto, o el derecho a
ser candidato en elecciones. No reconoce el derecho ajuicio con jurado; los crímenes se sentencian por iue-ces islámicos que basan sus decisiones en las ense-
ñanzas del lslam. No reconoce la libertad de religión:
rodo habitante de Arab¡a Saudita debe ser rnusulmán
bajo pena de muerte. El lslam trala a las muieres de
manera que los occídentales calificarían de díscrimi-
natoria. Las mujeres no pueden supervisar a los hom-
bres; en público, deben llevar un velo que les cubre
todo el cuerpo, incluyendo la cabeza y la cara; deben
tener el permiso def esposo o del padre para viaiar, y
deben ir acompañadas de un pariente masculino, ade-
más, deben subir a los camiones por la puerta trasera
no haya essínd¡res morales aplicables a todrs las pcrsonas de todss partes. De hecho, los
crÍticos del reladvismo érico argumenmn l¡ existench de ciertos estindares morales que
deben ser acepndos por los miembros de cualquier socicdad, si con ello esa sociedad ha tle
sobrevivir y sus mienrbros inrcracnian dc mrnera cfccriva. fui todas las sociedades tie¡en
normas en contrl de lcsir¡nar o mttar a otros miembros de la socicdad, noffnts sobrc el
uso del lengurje veraz lt comunicarse con los ouos miembros, y norrnes contra te¡m:¡r los
bienes personlles de oru¡-Adernás, muchas diferencias morales apilrentes enne las sociedades, al ser examinadrs
más de cerca, demucstran que csct¡ndcn si¡nilirudes cscncialcs más profundes. Por eiem-
plo, los antropólogos tlicen que cn algunas sociedades lnuit de Al¿ska cra moralmente
aceptahle que en tiempos difíciles las fanilias rbrndonaran a los anci¡¡nos fuer:r cle la
casq mienrras que en ours sociedrdes senríln la obligación moral rle proreger y cuidrr a
los ancianos en todo riempo. Pero en un ex¿men nrás detall¡do inüc-erír¡ que las prícticas
diferentes dc ambos tipos de seciedades son una crce¡¡cir¡ en eI mismo estí¡dar irico; el
deber moral de rsesunr h supcrvivencia dc l'¡ comu¡ridad r lorgo phzo' [n su duro am-
biente , quizá l'ls p€rsonrs Inuit no ruvieron otrr mlnera de asegurar que su comunidatl
Errc¡ v I'lEeoc¡os 21
xrbrcvirien;cuanelo el ab¡stecimiento de comida erü esü¡so, quc abandonando a los viejos.
Otr¿s comunidades aseguran su supervivencia prorcgiendo a los mrvores, que llevan con-
sigo h mbiduría y la erpericncia lecesaries prra las comunidadcs.
Incluso, otros críticos de l¡ teorír del rel¡tivismo ético señalan quc, conto difcrcntes
personas tiencn distinus creencias morales sobre el ¡nismo aspcctor nr¡ se dcduce lógicr-fienrc que exista unl verdltl objcriva ácerca del mismo ni que todas las creenci¡s solrrc éste
:rsan igual¡nente aceptebles. Cuando dos personas o dos grupos ticnen d.iferentes crcencias,
los filósofos encuentran que señrlar al menos una tle ell¡s es incor¡ecto. Por ejemplo, el
filósofoJames Rachels estahlecié estr cuesdón de mirnera sucinrr:
El hech,: de que difcrenres socied'¡des tengsn códigos morales disrintos no de-muestrr nad¡. Thmbién existen des*cuerdc¡s de una socieded a otra en asunros
ciendficos: en rlgunas cultur¡s se cree que la Tierra es plana, y que los espíritusmalos causan la enFermed:¡d. A ese respecto, no concluimos que no exisre un,verdad en grogrefía o en medicine. lVfás bien, se concluve que en algun'ls cr¡ltur¡slas persnnls están más informadas que en otrrs. De maneñr similar, el desacterdocn lo étir¡mentc coffecto sólo ssñ¡la que algunas personüs rienen menos cono-cimientr:s que otras. [n el úhimo clso, el hecho de que exista un desac¡rerdo noimplica por í mismo gue no existe la verdad. ¿Por qué debe¡nos suponer que, si
existe h verdrd éticr, rodos debcn conocerla?16
Quizá las crític¡s más preocupantes con los que debe lidiar el relatiüsmo érico son las
que ascgpran que tiene con$ecuencia¡i incohere ntes. Si el rel:¡tivi.smo ético fuerl verdaderr:,
¡firman los oponenrcs, entonces, tendría poco senddo criticar hs prácricras de ocras socie-
drdes mienras que éstas cumplieran con flN propios estándrres. Por eiemplo, no podría-mos decü que h esclrvitud de Ios niños, según se prrctica cn muchas partes del mundo, es
incorrecta; ni que la discriminación practicada cn las socie<l¡des del apanheid en Sudifric¡en el siglo prsrdo era injusta; ni q.ue el treamiento alcmán a los judíos cn la socied¡d nazi
de l¡ déceda de 1930 er¡ inmoral. 'Iampoco podríamr:s criticar lss rcciones de los negociosque pardciparon en estas pnícticas. Por ejemplo, en 3001, l¿ BBC, una compañía noticiosainglesa, inforrnó que se rapaba o niños que eran us:¡dos como ssclavos en los campos de
clcao en el oeste rÉicano de le Ccxta de }lar6t y que varios fabricantes estadounidenses
de chocolatc usaban los grrnos de cacao en sus productos con el conocimicnto de gue
h¡bían sido cosechados por niños esclrvos. Hece po,co, un ¡reriodistr descubrió que [BM,srrbiéndolo, abrutecÍ¡ de máquin* procesadorrs dc daros a los nazis, que las usabrn para
encontrlr y cxrerminar a judíos en Alenrarria, y quc süs ganancirs al hacer negocio conellos ayudaron a forlar la eritosa compañía de hoy. Varias compañías peúolems, incluyendoCaltex y i\{obil, ay'udrron al gobierno de Sudífrica a erplotar sus recursos petroleros en la
década de 1980, aun sabiendo que el gobierno usaría l¡s g'anrncias pra hacer cumplh el ré-gimen del apart*eid que discriminaba a los negros .t* violaba sus de rechos civiles. Entonces,
¿cs corrccto el relativjsmo érico curndo dice que estas compañías no actu,¡ron de formr noética, pues sólo seguían los estándrres locales?37
Sus detr¿ctores afirm¡n que si el reladvismo étic<¡ ñrer¡ correcto, entonces t¿mpoco
tcndría senrido -{e hccho, serí¡ moralmence incorrecto- criticar cualquiere de los estín-dares morales o de las prácricas aceptadas por nuestrx propia sociedad. Si nuestr¡ sociedadecepta que ciertr púctica, como le esdavirud, es mt-¡r:¡lmence corrcct¡, entonces, corro¡niembros ds esta sociedad, también debcmos aceptrrla como r¡oralnrente correcti y es
inn¡oral que tlictemos a ocros ir en conra de esu creencia, porque lrr cr:¡rrecto e incorrectop¡ra nosorros debe est¡r determin¡do por los estándrres de nuestra socied¡d. Entonces,el rela¡ivismo édco implicaría que fue incor¡ccto quc los abolicionisus del sur de EsadosUnidos objemran el uso de esclavos en las plantaciones de su propia sociedrd, anrerior a laGuerra Civil. Segun los críticos, por lo tantn, la teoría del rel.¡tivisrno érico inrplica quc noimporta lo que piense la mayoría de la propia sociedarl sobre la moralidad, eso es auromá-nclnente coffecto.
o
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u PRTNCTPTOS EASTCOS
RgprÉo l$'ne L4;
0bieciones a la teoría
dql iefaliuismg éiico
' En todps las sociedades' 'se encuentran algunos
estándares morales¡ Las diferencias morafes
no ímplican de manera
lógica elrelativismo. El relatiüsmo es incohe-
rente. Elrefaüvismo da privi-
legios a lss estándares
morales actuales de una
sociedad
El problema fund¡ment¡l del rel¡tivis¡no édco, rlegrn los críticos, es que sosriene
que los estíndares n:¡¡rales de una socied¡d son el único criterio con el cual pueden
ser juzgadas l¡s rcciones de h misma. La teoúa da a los esúnd¡res moralcs de cada so-
ciedad un lugar privilegiado quc está por encima de tod¿ crítica que pucdan hacer sur
miembros, o cualquier otr¡ persona: es decir, los estíndrres morales de una socied¿d
no podrían estar equivocados. l¡ evitlente, dicen los antagonistas, que est¡ implicacióndel rel¿tiüsmo édco indicr que la teoría estií equivocada. TLI reconocimiento de gue
nuestros propins estándares morales, al igual que los de otr¡s sociedrdes, puedan estar
cquivocados implica que los accptados por una sociedrd quizá no scan el único criteriop*a el bien y el mal.
Aun cuando, en rf rima irutanci4 Ia teoría del relativismo ético sea rechazada, no signi-6ca que oo riene algo que enseñarnos: nos recuerda, corredalnente, que armque diferentes
sociedades tiener¡ distintas convicciones morales, ésns no pueden ser sirnplemente dcscar-
trdrs porque no concuerdan con lrs propias. Sin embargo, el relativismo ético podría estar
equivocado al asegurar que todas las creencias morales son igualmente acepbbles y gue los
rinicos criterios de lo correcto y lo incorrecto son los estindares morales que prevalecen en
um sociedad dada.
Tecnologíay ética en los negocios
La tecnologrr consiste en todos los métodos, los procesos y las herramientas que los seres
humanos invcntan para manipuli¡r su entorno. En un grado gue no se había l'isto antes
en la historia, los negocios conremporíneos se transforman condnua y radicalrnente por
la rápida evolución de nuevas recnologías que dan lugar a nuevos rspectos éticos en los
negocios.Esta no es la primera v€z que nues¡s tecnologías tienen un impacto rel'olucionario
en los negocios y la sociedad. Hace varios miles de años, durante lo que en oc¡sioncs
llamamos le Rnohrió* Agrímla,lrs personas des¿rrollaron tecnologías para cultivrr que
les permitieron abandonar el saquco y elazar de una cacería y, en su luga¡ desarrollarunabrsrecimiento de comide r¡zonablemen¡e constente. Durante este periodo, la invención
de [a irrigación, la canrlización de la fuer¿¿ del agua y el viento y el desa¡rollo de palancas,
orñas, elevadores y engrilnes, con el tiempo, pcrmideron a las persones acumuJa¡ más bie-
nes de los quc podían consumir, y de este excedente surgieron cl trueque, el comercio y los
primeros negocios.
En cl siglo xvnl, la tecnología de la Revolución Industri¿l de nuevo ransfo¡mó a la
sociedad occidental y los negocios, principalmente, por l¡ introduccion de las máquinas
elecuomeqánicas impulsadas por combwtibles fosilcs, como la máquina de vapor, el ¿uto-
móvil" el ferrocarril y la desmonradora de algodón. Antes de la Revolución lndustri¡I, casi
todos los negocios eran pc.queñas organizaciones que operzban en los mercados locales yeran manejadas por los propietarios que supcrvisaban relarivamente a pocos empleados
que ensamblaban bier¡es ¿ meno. La Revolución lndusni¿l trajo consigo nuevrs formas
de la produccióu en máquina que permitían a los negocios fabrica¡ cantidsdes masiv¡s de
bienes para enviar y vender en los mercados nacionales. Estos c¡mbiosr a $¡ vez, requirie-ron grrndes org'aniz-aciones prrc administrar ejércitos enormes de personas que debían
ser asigaadas al proceso de la producción de estrs mdquinas en largas líneas de ensamble
denro de enor¡nes fábricas. El resuludo fucron las grandes corporaciones que dominan las
econornías y que dicron lugar a una muldrud dc cuestiones éticas en los negocios, inclu-yendo Ia posibilidad de explotar a los rabajadores que laboraban en las nuevas máquims,
manipular los nuevos mercados financieros que financiaban estas grandes empresas y Pro-ducir un daño ambiental masivo.
Las nuevas tecno|:gías des¡rrolledes en lrs úhimrs décadas del siglo )Lt y el iniciodel xxt, una vez más están uansformando la sociedacl y los negocios y creando el po-
tencial para nuevos problemas éticos. En primer luga¡ enre es¡os d¿sarrollos esrin las
reeoluciones en biotecnoiogía y en lo que suele llrn'¡'¡rsc tecnología dc la información,
cue incluye no sólo cl u.so tle compuu¡doras exuctnr<ian¡cntc poderosüs y compactrs, sino
también el desrrrollo de lnternet, dc cr¡rnunis¡cioncs inalámbricas, de diginlizacién,v
o¡¡¡s numerosas tecnologí:rs que permiten captura& manipulrrr y n¡over informrción en
formas nuevas y crerüvL,i. Dstas tecnologías incitaron unr gfi¡n c¡¡ntirlad de cambios, como
¡ creciente glábaüzación y h decreciente importrncil de l¡ disrlncir, el surgimiento de
nu¿vas lormas para comunicrrse y rrnsferi¡ curlquier tipo de mcdio *pelíeulas, perió-
dicos, músicr, [i[rtos, corre** ele maner¡ insan¡ínea de un lrrgrr a otro; la accleración
del cambio conforme l¡ vida de los productos se acortr y se inventan y venden nuevos
productos revcrlucionarios aún más rápido, y la hrbilid,rd de crear nuevas fornras de vida
y nuevos mec¡nrsmo1 cuyos beneficios y riesgos son impredecibles. Para hacer fr€nte a
esms rápidos cambios, las organizaciones de negocios se han hecho más pegueñas, más
planas ymás ágiles. AIgun:rs sc modificrron por com¡rlcto al entrar al mundo del comercio
elecuónico (comprando y vendiendo bienes y servicios por lntcmet), y dejaron atrás sus
operaciones de'pico v prla", rrrnsformándose así en entidades l¡rsldas en Internct que
.*ir,.o en gmn medidr en el ciberesprcio, ténníno usrdo para denoter h existcocia de
infclrrnrciói cn una red clecrrónica de sistem¡s de cotttputadorrs e.slabonados. Esto.s desa-
rrollos hrn for¿ado a hs compnñías r menejar $n gran número de rspectos éticos nuevos
c insospechados.
Casi todos los rspectos éricos cre¡dos por hs nuevas tecnologías sc rel¡cionan de unr
menera r¡ otr¡ con cuesuones de riesgo: ¿Son predecibles los riesgos de una nuer':¡ tecno-
logía? ¿Qué tan grandes son los riesgos? ¿Son reversibles? ¿Los beneficios compensan los
riJsgoipoteneiales y quien debe decidir? ¿Las personrs en quienes rccaerán los riesgos,
los conocen y han consentido en soportsrlos? ;Ti:ndrin una comPensación justa pol ryspérdides? ¿Los riesgos esún <iisribuidos de m¡nera iusta enre l¡s disti¡ras panes de la
iociedad, inclu¡'endo pobres y ricos, ióvenes y viejrls, ¡¡cneracioncs cctuales y futuras? _ .
r\4uchos de los aspectos éricos que hln creado las nuevas ter:r:ologías -cn especial las
tecnologírs de la información, como l':rs computrdorus- se relacionan con la priv-:rcidad.
Las coripuredoras permiten recolect¡r información detallada de individuos en una escala
qu. rnrei no habír sido posible (rrstreando usuarios en Internet; reuuientlo información
d'e clientes en crjrs registradoras; recolect¿ndo inform:¡ción de conrpras con trrjetas de
crétliro; obteniendo iniornlación de solicitudes de liccncias, cuentns bencarias' correo elec-
trónico, supervisión de empleados que rrabejan con cumpuradorls, etcétera). fienen el
poder de oincular rípidrrncnte esa infonnación con orras brses de datos (que eontienen
inft¡rnración financiera, hixori¡l de cont¡rras, direccioncs, núnleros tclefénicos, registros
de manejo, de arrestos, méücos y acaelémicos. historirl de crédito, membresías), y filtrar,
ordena¡ o recupenü cualquier pane dc esta informí¡ci/ln para curlquicra que tcng¿ acceso
a une compurrdora. Debidr: ¡ que estrs tecnologrxs pcrmiren x oüos reunir esle tipo de
inform¡ción dcmllada y potencíalmente drñinr sobre nosotros mismos, much¡s personss
argumentan que violan nuestro derecho a la privacidad: el derecho a prohibir que otros
conozcan drtos propios que son privados.
Las tecnológíai de h inform:rción también han seneradt¡ aspectos éticos dificiles
acerca de l¡ narursleea del dcrecho r Lr propieded, culndo la propiedad en &rest¡ón es in-
formación (c<lrno sofrw'rre, cédigos de computrdora o cualquier orro riPo de datosl textos'
números, firros, sonidos quc se han cor"lificado en unr archivo dc cornputador',r) a servicios
de cómputo (acceso e unt eomPut¡dore ¡: sisteml de computedor*s). k posible que la in-
formación compurarizada (como un programa de sof¡vrre o una foto digitalinda) se copie
perfecmmente un número incontable cle veces, sin modificar en ft¡rma algunl el original.
ique tipo de derechos de propiedad tier¡e uno curndo se posee una de esras copias?-¿Qué
iipo de tlcrechos de prupiedad dene el crearlor original de le infonlación y en qué difiere
de los derechos de propieded de dgulen que cornprr unr copir? ¿Es incorrecto h¡cer un¡
copia, sin pcrrniso del creador originrl, cu'¡ndo h¡ccrlo no cambi¡ cl originel de ninguna
mnnere? ;Qué drños, si los he,v, sufren l:r sociedrll cr los individuos si las pexclnrr.s pueder
copiar cualquier ripo dc información computarizadr a su antojo? ¿Dejarán las persoaas de
Er¡c¡ v ltEcoc¡os
teenología da fai¡¡formación El uso decomputadoras extrema-damente poderosas ycompactas, de Internet, decomunicaciones inalám-bricas, de dig¡tal¡ración yotras numerosas tecnolo-gías que permiten capturar,manipular y mover infor-mación en formas nuevasy creativas.
ciberespacio Términousado para denotar laexistencia de informaciónen una red electrónica de
s¡stemas de computadoraseslabonados.
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N
24 PRINCIPIOS BÁSICOS
nanotacnofogía Un
nuevo campo que com-prende el desarrollo deestructuras artifi cíales m uY
pequeñas con tamaño desólo nanómetros (mil mi-llonésimos de metro).
ingenierb genédca Unagran variedad de nuevas
técnicas que permitencambiar los genes de las
céf ulas humanas, animalesy vegetales.
crear informrciónl Por ejemplo, ¿dejarán de escribir sofrw¡re y de producir mrisica? ¿Quétipo de derechos dc propiedad tiene alguien sobre los sistemrs de cómputo? ¿Es incorectousrr el sistema de cémputo dc l:r compañía dondc rabajo para negocios personales, corno
envirr corrco personal o entrar a páginls tle Internet que no tienen quó ver con mi trabaio?
¿Es incorrccto que entrc en fornra electrónic¡ en el sistem¡¡ de cómputo de otra crganizr-ción si no carnbio cosas en el sisrcmr y sólo "echo un vistazo"?
Las computadoras t¡mbién han ryudado el deserrollo de h nanotec"nología, un
nucvo cempo que comprende el desarrollo de estrucruras anificiales muy pegueñas con
umaño de sólo nanómetros (mil millonésimos de metro). Los futuristas han predichoque la nanotecnología permitirá construir estructures pequeñas que puedan ensamblarse
entre ellas en una pequeñísima computadora, o servir como sensorcs de diagnóstico ca-
paces de virrjar por el torrenrc sanguíneo. Pero los crÍticos hecen pregunus acerca del
daño potencial quc planrea la liberación de nanopanícul¡s al medio ambiente, Green-pcace fnterriational, un grupo arnbicntalista, ha sugerido que las nanopartículas son da-
ñinas si los humanos l:rs respiran por accidentc o si transportan ingredicntes téxicos. A lrluz de los ricsgos potcnciales, ¿deben los negocios abstencrsc dc comercializarproductosn:rnotecnológicos?
La biorecnología ha creado todaví¡ otr¡ multin¡d de aspectos éticos preocuprntes.
La ingeniería genétice se refiere a une gran varied¡d de nuevas rÉcnic¡s que permiten
c¡mbiar los genes de l:¡s células humanls, :rnimales y vegeules. Los genes, que estin com-
puesms por ácirio desoúrribonucléico (ADN|, contienen los patrones que determinan las
c¡mcterístic¿s gue tendrí un organismo. A tr¡vrís de Ia tecnología recombinante del ADN,por ejernplo, se eliminan los gcnes de un¡ especie y se insertirn en los genes de otrr, parrcrear un nuevo tipo de organisrno con las características combinadrs de amb¿s especies.
Los ncgocios han usado la ingeniería genética para crear y comcrcializar nuevas variedades
dc vegeulcs, tntnos, borregos, v:lcas, concjos, bacterias, virus y mud¡os otros organismos.
La ingeniería genética se ha aplicado a las brcterias prra consumir derrames de petróleo
y desintoxicrr la basum, rambién ha hecho que el trigo sea más resislente a plagas, que el
pasto sea inmune a los herbicidasi yse dice que un lcboratorio franc& ha insertado genes
fluorescentes de un¡ medusa en el embrión de un conejo que nació con Ia capacidod de
resplandeccr en la oscuridad, justo como l¡ medusa- ¿Fs ética este tipo de tecnologír? ¿Es
incorrecto que un negocio cambie y menipule la n¡turalezs de esta mane¡a? Cu¡ndo una
compañía cree un nuevo organismo mediante la ingeniería genécicrr, ¿debe poder ptten-tarlo de modo que realmente ser drsño de est¡ nueva forma de vidal Con frecuencia, Ias
consecuencias de liberar al mundo organismos genéticamente modific¡dos son irnprede-
cibles. Los animales, rezuludo dc un proccso de ingeniería gpnédca, podrÍan climinar aespecies naturales ¡ en el caso de las pluaq eDvencna¡ a los organismos silvestres. Por
ejemplo, se encoqtró que el polen de las especies de maíz genéticamente rnodiñcadrs para
mat¡r cierbs pestes también mataban cienas mariposas. ¿Es ético que lm negocios comer-
ci¡licen y distribuyan en el mundo estos orgrnismos impredecibles?
1,2 Desarrollo y razonam¡ento morales
Se hr dicho que la édca es el esrudio de la moralidad y que un¡ persorlx comienzr a apli-
carl¡ cuando mi¡r los está¡da¡es morales que ha absorbido de lr familir, la iglesia, los ami-gos y la sociedad,,r- comienza por preg-untxr si esos estándtres son o no r¿zonables y lo que
implican para las situaciones que se le presenan. En est¡ sección se analiza con más detalle
este proceso de examin¡r los cstándares n¡orales propios y dc aplicarlos a situaciones e
ideas concretes. Sc comienza por describir cómo se desarrollr la habüdad de una persone
pera usÍ¡r y evaluar de lnanera crídca los estándr¡es rnorales en el curso de su vida, y des-
pu& se describen los procesos de razonamiento mediante los cu¡les se emplean y evalúan
cstos esgánd¿res-
EncA y ¡¡€Goctos 25
Desarrollo moral
Algunas vcces suponsn'ros que los v¡lorcs de una persona se Fc¡rmrn en la niñez y no cam-
bian después. De hecho, una gr'¡n c¡ntid¿d de invcstigrción psicológica, lo mismo gue la
e.rperiencil personal, de¡nuesran que cuando l,ls personas maduran, crmbi¡n sus vclorcs
dc m¡nere rnuy profundr. Igual que las habilidacles física, cmocional y cognitiva de una
persour¡ se des¡rrolhn conforme crece , trmbién lo hace su habilid:¡d para mrnejar los
rspecros morales a lo largo de su vidr. De hecho, dc la rnismr formr que se identifican Ins
cr,rpas de crecimiento en cuanto a desarroüo físico, tanrbién la habilitlad de haccr juicios
morrles r¡zon¡dos se deslrrolla en enpas idendficables. Como niños, simplemente nos
diccn lo que es corrccto e iocorrecto, y obetleccrnos para cvitar castigos: l¿ adherencia
del niño a los estándares morales se brsr, en esencia, en l¡ evasión autoabsorbida del
dolor. Conforme llegrmos a l¡ adolescencia, estos estándarcs morales convencionales se
inrernalizan de manera grrdual. Ahora, l¡ adhcrencie a los cstándares morales se basa en
vivir cumpliendo las cxpectativ¡s de lc familir, los amisos y le socied¡d que nos rodern.
Ihcemos lo correcto porque es lo que los grupos a krs que pertenecemos esperan de
nosorros. Es hasa guc somos ¡dultos mcion¡les y con experiencir que adquirimos la ca-
pacid..rd dc reflexionar de manera crírica sobre los esuindrres morales convenciondes que
nos inculcan la fanülia, Ios pares, Ia culn¡ra o lc religión. Entonces, corn€nzamos a ev¿luar
dc manera rrcional esos estánd¡res morrles y sus cr¡nsecuencias, y rR-isamos si son inade-
cuatlos, inconsistentes o irri¡cion¡les, En suma, comenzrmos a hacer ética, y ah<lra nuestra
nroralidrd cnnsiste en estindares moralcs que son cada vez nás implrcialcs y toman en
cuent:r los intereses de otros, o que equílibran tle forma más adeculdr cómo cuidrr a otros
v il no$o¡ros ¡nismos,
Exisre mucha investigación psicnlógicr que muestra que los puntos de vista morales
de un¡ persona sc desarrollan más o menos de estr mxneri. Por ejemplo, el psicólogo
Larwence Kohlberg, quien fuc pioncro de la investigación en este campo, concluyó con
brsc en más cle 20 años de investigación que en el desarrollo dc la habilid¡d de una persona
prra mrnejar la moralidad existe unr secucncia dc scis etapas idenrificrbles.2S Kohlbergagrupó estas et¡pas de desarrollo moral en tres oiveles, cada uno con dos ctapas, el segundo
dc ellos es el más avanzado y organizado de la penpectiva gener.rl de cada nivel. La sen¡en-
ci:¡ de l¡s seis etapas se resüme de la forrna siguicnte .
Í\¡IVEL UNO: ETAPAS PRECONVENCIONALES2e'
En estas dos primeras etapas, el niño es capaz de responder a reglas y ex-
pectativas sociales y es capaz de aplicar et¡quetas de bueno, malo, corredoe ¡ncorrecto. Sin embargo, estas reglas se ven como algo impuesto sobreuno m¡smo desde afuera. Conecto o ¡ncorrecto se interpretan en térm¡nos
de lo agradables o dolorosas que son las consecuencias de las acciones, oen términos del poder físico de quienes establecen las reglas. Por ejemplo, si
se pregunta a un niño de cinco años si robar es malo, dirá que lo es; si luegose le pregunta por qué es malo, la respuesta será parecida a -porque mamá
me castigará si lo hago". El niño percibe las situaciones sólo desde su punto
de vista, ya que todavía no tiene la habilidad de identificarse con otros en un
grado alto, la primera motivación es autocentrada.
Etapa uno: Orientación al castigo y la obediencia En esta etapa, las
consecuencias físicas de un acto determinan por completo la bondad
o maldad del mismo. Las razones def niño para hacer lo correcto son
evitar el castigo o desviar el poder físico superior de las autoridades.Existe poca conciencia de que otros tienen necesidades y deseos simi-lares a los propios.
o=
oooo\¡(^,
26 PRINCIPIOS BASICOS
Etapa dos; Orientación instrumentaly relativa En esta etapa las accio-
nes correctas se convierten en aquellas que sirven corno instrumentopara satisfacer las necesidades del niño o las de otros a quienes élquiere. Ahora está consciente de que otros tienen necesidades y de-
seos similares a los suyos y comienza a intentar que los otro's hagan loque él quiere.
NIVEL DO$: ETAPAS CONVENCIONALES
Ahora, cumplir las expectativas de la familia, los pares o la nación se ve
como valioso por sí mismo, sin importar las consecuencias. La p€rsona en
este nível de desarrollo no sólo cumple las expectativas, también muestra
lealtad al grupo y sus normas. Si se pregunta a un adolescente en este nivelpor qué algo está mal o por qué es correcfo, por elemplo, tal vez responda en
términos de "mis amigos piensan", 'mi familia me enseñó'. 'lo que cree-
mos los estadounidenses" o, incluso, "la ley dice que'. El adolescente en
esta etapa es capaz de ver situaciones desde el punto de vista de otros, pero
las únicas perspectivas que puede tomar en cuenta son los puntos de vistaque le son familiares de las personas que pertenecen a sus grupos socia-les: familia, pares, organizaciones, país y clase social, y supone que todosson como éstos, La persona está motivada para cumplir con las normas delgrupo, al cual subordina sus propias necesidades.
Etapa ües: Orientación de concordancia interpersonal El buen com-portamiento en esta etapa convencional temprana es vivir de acuerdo
con las expectativas de aquellos a quienes se tiene lealtad, cariño y con-fíanza, como la familia y los amigos. La acción correcta es la que cumple
con lo que se espera, en general, en el rol de buen hiio, hiia, hermano,amigo, etcétera. Hacer lo correcto está motivado por la necesidad deverse como buena persona a los propios ojos y a los de los demás,
Etapa cuatro: Orientació¡r de ley y orden Lo correcto e incorrecto en
esta etapa convencional más madura está determinado por la lealtad
a una sociedad más amplia o al país. Las leyes deben respetarse, ex*
cepto cuando están en conflicto con otros deberes socíales estableci-
dos. Ahora, la persona es capaz de ver a los otros como parte de un
sistema social más grande que define los papeles y las obligacionesindividuales, y separar las normas generadas por este sistema de las
relaciones y los motivos interpersonales.
NIVEL TRE$: ETAPAS POSCONVENCIONALES,AUTÓNOMAE O DE PRINCIPIOS
En estas etapas, la persona ya no acepta simplements los valores y las nor-
mas de los grupos a los cuales pertenece. Ahora trata de ver las situaciones
desde un punto de vista que toma en cuenta, de manera imparcial, los inte-
reses de todos, La persona cuestiona las leyes y los valores que ha adoptado
la sociedad y los redefine en térm¡nos de principios morales elegidos por ella
misma, que pueden ser justificados en términos racionales. Si se pregunta
a un adulto en esta etapa por qué algo eslá mal, la persona responderá en
términos de lo que se ha decidido a través de procesos que son "justos para
todos" o en térm¡nos de "justicia", "derechos humanos" o 'bienestar social
global". Las leyes y los valores adecuados son los que están de acuerdo con
los princípios que cualquier persona razonable estaría motivada a cumplir.
Etapa cinco: Orientación de contrato social En esta primera etapa pos-
convencional, la persona está consciente de que la gente tiene una va-
riedad de puntos de vista y opiniones en conflicto que hacen hincapié
en maneras iustas de llegar a consensos mediante acuerdos, contratos
y procesos debidos. La persona cree que todos los valores y las nor'
mas son relativo.s y que, además de este consenso democrático, todos
deben tolerarse.
Etapa seis: Orientación de principios éticos universales En esta etapa
final, la acción correcta se define en términos de principios morales
elegidos por su amplitud, universalidad y congruencia. Estos princi-
pios éticos no son concretos, como los 10 mandamientos, más bien,
son principios generales abstractos que maneian la juflicia, el bienes'
tar sgcial, la igualdad de los derechos humanos, el respeto por la dig-
nidad y la idea de que las personas son fines en sí mismas y deben ser
tratadas como tales. Las razones personales para hacer lo correcto se
basan en un comptomiso con estos principios morales, los cuales son
vistos por la persona como los criterios para evaluar el resto de las re-
glas morales y los acuerdos, incluyendo los consensos democráticos.
La reoría de Kohlberg es údl porque awdr a entender el desarrollo de las cap*cidades
morales y rcl'eh cómo podemos convercirnos en seres rnás cultos v críricos en el uso y la
comprensión de los estándtres morales que tenemos. La investigacirin de Kohlberg v otros
ha mostrado que, aunque genenlmente lrs personas pas¿n por las etapas en la misme se-
cuencia, n¡ rodos las recorren todas. Kohlberg enconrró que muchls person¿s se quedan
en algunr de las primerrs enpss todr su vid:¡- Para quienes perTnanecen en el nivel precon-
venciona!, lg correcto e incurrecto siernpre esará delinido en los térrninos egocéntricos de
cvitar el crrsrigo y hacer lo que dicen las figuras de autclridad y poder. Para quienes llegan al
nivel convencionll pero nunca avanan más, lo correcto e incorrecto conti¡u¡rá definido
en términos tle les normas convencionrtes de sus grupos sociales o de las leyes de su país
o socied¡d. Sin embargo, parr quienes llegrn al nivel posconvencionel y reflexionrn con
ánimo crícict¡ sobre los e-ctándares morales que les frleron inculcados, el bien o el md mor¿l
están definidos en términos de principi,:s morales que eligieron por sí mismos como los
más razonables v ¿decutdos,
Es impr:rante ohervar que Kr:hllxrg implico que el rezonamiento de quienes esrin
en [s úftim¡s empas del desurollo nnoral es mejor que el de los que esrán en hs primeras.
En primcr lugnr, las personff en las últimas etapas tienen la habilidad de ver les cosas desde
un¡ perryectire más amplia y completa que los que estín en las primeras. Una Persooa
en ei nivel preconvencionet yerí¡ sirurcir:nes sólo desde m propio y egocéntricrr punm de
vista; los individuos en el nivel convencional pueden ver las siruaciones sólo desde enfoques
que Ie son famili*res a las personas en su propio grupo social, y la person'r con un punto de
vista posconvencic¡nal puede ver las siru¿ciones desde unr perspecriva que intent¡ tomsr eri
cuenra e tqdos los afectrdos por Lr decisión. Segundo, clguien en las últimes eupas dene
mejores formas de justificer sus decisiones ante otrosr que h gente en las prilner¡s etap¡s-
La personrr en el nivel preconvencional sólo justifica sus decisiones en términos de cómo
queiuán afectados los interese propios y, por txnto, hs justificaciones son persuasivas sóltr
pare la person¡. Lrn indivitluo en el nivcl convencional iustiñcarír sus decisiones en térmi-
nos de las no¡rnas del grupo al que pertencce, y por ello hs iustificaciones son conclul'entas
sólo para los miembros de ese grupo. Por úldmo, la persona en el nivel posconvencional
justiñcaría lo que hrce con bme en principios morales que son imparciales y razonrbles v,
por tanto, que seríen rtractivos para cualquier individuo razonable.
ItsTrcA y NEcoctos ?7______-_:__ _
Repam brnc 1.Í
Los fes niveles de
Kohlberg del desanollom0ral. Preconvencional {castigo
y obedienci¿; instrumen-
tal y relativol. Convencional (concor-
dancia interpersonal;
leyes y orden!. Posconvencional(con-
trato social; principios
universalesl
o=
ooooA
,'.-i'
;'-' "í
F*'*{
t" !¡4j 'l
b¿'.9'
sa-fI ittñsa
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h"sl\l
,-É;"'Ír-- !
a
P*j-.4
€'tr:
D eft tlni: i n utt de ll/r¡r'itl{' ortt
n marzo de 2002, cuando WorldCom luchaba por
coordinar e integrar la compleja maraña creada
por las 65 compañías que había adquirido, el
altamente respetado director financiero de WorldCom,
Scort Sullivan, transfirió 400 millones de ddlares de
una cuenta de reserva y los registró como "ingresos"
en los informes financieros púbficos (de accionistas) de
la compañía. Habiéndolo detectado, Cynthia Cooper. la
perfeccionista jefa del departamento de auditoría in'
terna, comenzó a examinar los libros de la compañía
por la noche. €n secreto. Pronto descubrió que Scott
Sullivan (nombrado "meiér director financiero" por
CFO Magazine an '1998) y David Myers, el contralor de
WorldCom, por años habían reportado miles de millo-
nes de dólares como 'gastos de capital", cuando en
realidad er.qn costos de operación, ignoraban las cuen'
tas poi cobrar no cobrables, reportaban como "ingre-
sos" lo que en realidad eran fondos de reserva. y hacían
todo esto con fa ayuda de Arthur Andersen, la empresa
de auditoría y contabilídad que presiaba sus servicios
a la compañía. Aunque fue ¿menazada por un eno¡'ado
Sullivan y corría el riesgo de perder su trabaio, el 20 de
junio de 2002, una aprehensiva Cooper, con valentía, se
reunió con el comité de auditores del consejo dírectivo
de WorldCom y les informó lo que estaba pasando. El
25 de junio, los dir¿ctores de WorldCom anunciaron
que la compañía había inflado sus ganancias en más
de 3,800 millones de dólares *cant¡dad que después
se elevó a 9 mil millones-, en el fraude contable más
grande de la historia. Sullivan y Myers fueron arresta-
dos; los accionistas de WorldCom perdieron 3 mil mi-
llones; 17,000 empleados de WorldCóin perdieron sus
trabajos, y Arthur Andersen fue clausurado por deótruir
evidencias de otros fraudes en otras empresas. Aq!g.at-
m€nte, muchos administradores y empleadoB de Worl-
dCom no le hablan y ella a veces llora. Cooper dice:
"Hay un precio que pagar. [Perol todo se reduce a los
valores y la ética que aprendes.., El miedo de perder
mi trabajo era secundario respecto a la obligación que
sentí8".
Aficinas geaenlw de Wo¡ldCon en Ashhum,lfirginia, eo 2lI2-
30 PRINCIPIOS BASICOS
Sin emhrrrgo. Ir reoría dc Kohlberg ha sido sujctr a numerosas críticas.l0 Primero,
sc uiricó a Knhlberg por $cqurar que lüs etrpas mís ¡ltas son mor¿lmente preferibles rlas primerls, &rr crírica sin duda es correcm. Aunque los niveles '¡ltos de Kohlberg in-corporrn perspecrivÍrs más amplim y justiticaciones considenblemente xcepudüs, no es
concluy'ente que esms perspectivas sean m<¡ralmente mejores que las de niveles más bajos.
Fstrbleccr que ls empas alms son moralmentc mejores requierc rrás argumentos de los
que proporciona Kohlberg. En capírulos posteriores, severán los tipos de r¡zones quc po-
drían d¡rse pan el punto de l'isr¡ de que hs perspectivas y justificaciones de los principiosmorrles cmcteísricos de las últim¡s etapas de Kohlbcrg son moralme¡te preferibles a los
de las primcras ecap¿s.
Una segunda crítica significirtiva pare Kohlberg surge del rabajo de Carol Gilligu,una psicóloga. Ella sugiere que, aunque la teorír de Kohlberg idenrjfice cc¡rrectamente las
etrpás por hs que p,rsa el hombre ¡rl des¡rrollrrse, no identificr el prtrón de desarrollo de
la mujer.sl Debido r que la mayoría de los suietos de Kohlberg eran hombres, Gilliganargumente que su teoría no roma en cuenta los patrones del pensamiento moral de la
rnujcr.Existen, dice Gilligan, dos maneras diferentes de enfocar los aspectos morales. Pri-
rnero, se tiene el enfogue del "hombre" que enfrtizr la teoría de Kohlberg" Segrin Gilli-gan, los hombres tienden a manejrr los aspectos morales en términos de reglu morales
impersonalcs, imparciales y absuactas, errcamente el dpo de enfoque eiernplificado por
los principios de jusricio y dcrech<x que Kohlberg dice son característicr¡s dcl pensamiento
posconvcncional. No obstante, asegura Gillig¡n, existe un segundo enfoque de "mujer"de los aspecos morales que Kohlberg no reconoce. Las mujeres, dice Gilligen, tienden a
verse I sÍ rnism¿s como parte de una "rcd" de rehciones de frmilirres y amigos; cu¡rndo
lm mujcrcs encuerinan aspectos morales, s€ prcocr¡psn por sostener sus relaciones, evi-
tando herir a los orros en ellas y cuidando el bienestar. Para las mujeres, la morrlidrd es
principalmentc un esunto de ucuid:rdon y t'responsabilidatl" pers con olros, con quienes
m:¡ndenen relaciones personales, y no un csunto de ¡dherencie a reglas irnprrciales e
impenonrles. Ademis de definir cste nucvo cnfoque nfemeninon, Gillig¿n ¡segur¿ que
la mujer quc sigue esre enfoque de la mor¡fidad sigue etapas un poco diferentcs cu¡ndo
mrdura y desarn:lla sus punros de vista. El desarrullo moral de la mujer estí marcedo por
el progreso hrcir fbrrna:s más adecuadas del cuidad¡r y la responsabilid¿d de sí rnisrnr y de
ouos, En su tcoría, el primer nivel, el preconvencional, del desarrollo moral de la mujeresú rn¡rc¿do por el cuidado de sí misma. Las muieres se mueven a un segundo nivel, cl
convencional, cuando interualizan normas convencion¡les acere del cuidado de otros ¡el hacerlo, llegan a descuidarse a sí mismas. Sin embargo, cuando las mujercs avanzan al
nivel mis meduro o posconvencional, se vr¡elven críticas de las norm¡s convencionales
que antes rceptrban, y llegan a logrrr un equiübrio entre cuidar de otros y cuidrr de sí
mismrs.
¿Esrí Gilligan en Io correcro? Aunque la inve;tigación adicional ha ¡lemostrado quc el
desarrollo moral de ho¡nbres y mujercs no tlifiere dc h u¡aner¡ que sugirió Gilligan origi-nalmente, esa mismr investigación confirmr que su argum€nto identificé unr perspectivr
h¡cie los rspectos morales que difiere del enfoque de Kohlberg.iz Los aspectos morales se
pueden mlnejar desde una perspectiva de imparcialidad impersonal o dcsde la perspectiva
del cuidado por las personas y las relaciones, y amlms cnfoques son distintos. Sin embargo,
tantr¡ las mujere; como los hombres en ocasiones ven la cuestión morsl desde una perspec-
dva u r¡rrr.33 Aunque lr investigación sr¡hre l..r penpectira que describe Gilligan todrvie es
incipiente, es cl¡ro que se trata de unl perspectiv:r moral imponante que t¡nto honrbres
como mujeres deben tomÍu en cuents. En el siguiente capítulo, se €srudixrá cuidldosa-
mente esm nueva e interesante perspectiva v se cv¿luará su relevanciu pra l,r étjca e n l<.ls
negocios.
Per¡ los propósitos de esre libro, lo irnportrnte en este punto es notar que utn¡o Ko-hlberg como Gilligan estin de acuerdo en que existen etapas de crecimiento en nuesrro
des¡¡rollo moral. Los dos están de acuerdo taml¡ién en que el de.sarrollo rnoral se mueve
de una eüpa preconvencional centrada en uno niisnro, a una etapa en la que se acept¡n
sin crítice los estánd¡res ntorales corrvencion¿les de los grupos:l los que pertenecemos, y
se sigue a un¿ etapa medura, posconvencional, en lr que aprendemos ¿ examinaq crírica
y reflexivametrte, qué ten adecuados son los est¿índares moralcs convencionales que antes
aceptamos y r diseñar estándares propios más adecuados, tanto de cuidado a otras person¿s
específicas como de imparcialidad hacia todss los demás.
Antes se dijo que comenzrmos a hrcer ética cu¿ndo examinamos de manera crític¡ los
esrindares mor¡les que se ¿ceptan de Ia familia, los am.igos y la sociedad, y nos pregunta-
mos si éstos son o no razonables. En ténninos de las eapas de desarrollo moral que propo-
nen Kohlberg y Glligan, la édca conienz¿ cuando uno se mueve de la simple aceptación
de los estíndares morales convencionales que se han absorbido de la sociedad y se intenta
desarrollar escíndares nrás maduros, basados cn r¿zones más adecuad¿s, que son capaces de
rnrnejar un nngo más amplio de siruacioues. El esrudio de la éúca es el proceso media¡te
el cu¡l sc dcsarrolla la hsbilidad personal para mrncjar los aspectos morales, un proceso
quc dcbe permitir al individuo adquirir una comprensión reflexiva de lo que está "bien" y
"mal", y que crracteriza las etapas posconvencionales dcl desarrc¡llo moral. Estimu[a¡ este
desa¡rollo es unf, meta cenral del esrudio de lr ética. Ért. .s un punto importante que
usted no debe perder de vist¿. El texto ylos casos siguientes esrán diseñados para leerse y
discurirse con otros (estudiantes, rnaestros, amigos), y así, estimular en nosotros mismt¡s
el dpo de desarrollo moral que se ha presenLrdo, La inte¡¡cción y la discusión intensas de
los aspectos morales con oüos desarrollan nuestra habilidrd para movenos más allá de la
simple aceptación de los esuíndares ¡norilles que sin crítisa hemos absorbido de la familia,
los compañeros, las organizaciortes, la nación o la cultura. Al discurir, analizar y criticar los
juicios morales que hacemos, adquirimos el hábito de pensar en lo que es necesario para
desarrollar y determinar, por nosotros mismos, un conjunto de principios morales que
podamos ¡ceptar razonrblemente.
Entonces, los principios morales que se producen con el tipo de análisis y reflexiónque para I(ohlberg y Gilligan son caracterísricos de las últimas etapas del des¿rrollo rnoral
son t'mejoresn, pcro no porque lleguen en una etape posterior. IJn conjunto de principiosmorales es "mejor'que otro sólo cuando se ha examinado cuidadosamente y se encuentrs
quc está apoyado por razones mejores y más poderosas, un proceso que resalu mediente
la discrrsión el reto con otras personas. Entonces, los principios morales gue aparecen en
Ils etapas posteriores del desarrollo mo¡al son mejores en el gr',rdo en que son producto
del tipo de exa¡nen crítico y l¿ discusión razonrd¿ con otros que tiende r surgir c"r¡ando Ia
gente mejora sus habilidades de rszonamiento, crece en lrr comprensión y el cont¡cimiento
de la vida humana c interachia con otros para desrrrollar una perspectiv¿ moral más firmey madura.
Razonamiento moral
Hemos usado el término rezunsmientr rnarnl repettdss veces. ¿Qué significa? El razo-namiento moral se refiere al proceso de razonrmiento mediante el cr¡al se juzgan el
comportamiento humano, las instiruciones o las políticas para estar de acuerdo con
Ia aceptación o violación de los estándares morales. El razonemiento mor¡l siempre
incluye dos componentes esenciales: l) la comprensión de 1o que requieren, prohíben,valoran o condenan los esrándares morales razonrbles, y 2) la evidencia o la inform¡ciónque muestra que una persona, política, institlción o co¡nportamiento en particular tiene
irs caracterísricas que estos estrndares morales requieren, pr:ohíben, valoran o conde-
nan. A continuación se presentr unr ilusrración del razonamiento moral cuyo autor nos
ofrece su razonarn.ientr: pnra asegurar que las instituciones soci¿lEs estadounidenses son
ini ustas.
Ércr y Nrcocros 3t
raeo¡rarnie¡rto moral Es
el proceso de razona-m¡ento mediante el cual se
iuzgan el comportamientohumano, las institucioneso las políticas para estar deacuerdo con la aceptacióno violación de los estánda-res morales.
o
ooooo)
32 PRINCIPIOS BASICOS
Figura 1.1
Personas quc no s()n blancas... vivc¡r en la sociedrd cst¡tlounidense, van a k gucrra
por Estados Unidos en númcros desproporcionados y conribuven con mano de
obra baram a esta sociedad, permitiendo que otros vivrn de*proporcionademente
bien. Pero los no l¡lancos... no con¡panen los beneficios de la sociedad en la que
viven, por la que luchan y r la que hrcen una contribución. El *17. por ciento de
Ios negros víven por debajo del línrite de pobreza en comprrración con el 12o/" de
los blanco.s. Le rnonalid¡d inf:¡ntil es Ees veces mís alte entre los bebés no blan-
cos que entre los blanms. i\'Iiennrs que los negros constiruyen e¡ I l% de la fuerza
de nabajo del país, tienen sólo el 6% de los trabaios proftsionales y técnicos, el
3% de los puesrori adminisuativos y eló7o de los rabajos c¡lific¿dos. La discrimi-
nación que eüta que la gcnte obtcngt de su sociedad en la misrna proporción en
la quc contribuye a ella es injusta.3+
En este ejcmplo, cl autor tjene en mcnte un estándar moral que establece al fin¡l dcl
párrafo: "Lr discriminación que evitn que la gente obtenga de su socieded en la misma
proporción en la que contribuye a ella es injusta". El resto del párrafir se dedica a citar
evidencias que muestran que lr sociedrd est¡dounidense exhibe el tipo de discrimin¡ción
proscrita por esre principio morrl. El juicio moral del autor de qne lrr sociedad estldoun¡-
dense es injusta sc blsa, entonces, en una cadena de razonamicnto que apela a un estándrr
moral y a la evidencia que tiene características condenad¡s por cste estándar. Entonces, de
manera esquemítica, el razonamiento moral o écico suele tener el tipo de esrucn¡r¡ indi-cado enla 6gura 1.1.15
En muchos c:¡sos, uno o más de los ues componer¡tes incluidos en el razonarniento
mor¡l de un inüütluo no estín expresados. De hecho, frcntcntcmente, lr gentc no Poneen forma explícita los eseándares mor¿tes en los que ba.s¡ sus iuicios. Por ejernplo, una
persona pucde decir, "la sociedad estedounjdense es injusta porque permite que el 41%
de los negros vivm por debajo del límite de pobreza en comparación con el 12% de los
blancns". Aquí, el estánd¿r moral no expresado del juicio "l:¡ sociedad est¡dounidense
es injusta" se basa en algo como "una socied¡d es injusta si no trata e las minorí¡s iguel
que a las ffiayorírs'. El número desproporcion¡do de afro-estadounidenses que viven
por dcbajo del límire dc pobreza sc cita como eridencia de que las minorías en Estados
Unidos no son uat¡das igual que l:r mayoría bl¿nca. La principal razón por la cual los
estándares morale.s no están explícitos es que, en generrl, sc supon€ que son obvios' La
gente se esfuerz¡ mis en producir cvidencias de quc unr políúca, institución b ¡ccióndada cumple o violrr los esuíndares no expresados en los que se apoy¡ su iuicio. No h¡cer
explícitos dichos csdndares hrce vulnerables todos los problem:rs e'reados ¡l basu deci-
siones cn¡ciale.s en suposiciones no exrminadas: las suposiciones podríen ser incongruen-
tes, no tener uná bme racional o llevsr rl tomedor de decisiones, sin querer, r tomar nns
EJEMPLO: "La sociedadesiadounidense esinjusta."
EJEMPLO:"Unasociedad es injustasi no trata a lasminorías igual que
a los blancos"
EJEMPLO:"En lasociedad estadounidense,él 41"/" de los negros
viven por debajodellímite de pobreza
en comparación con el12% de los blancos'
Juicio moralde locsnécto o incorrectode lapolíüca,ta institucióno elcomporhmiento
de hechos concernía la política, la institucióno el comportamientoque se considefa
Énc¿ y r¡ecocros 33
riecisión con consecüenci:¡s no desmills. Al fin:¡l de h sección anterior se vieron dos
Nrgullren¡os que intentrron deinostnr quc los administradores no dehen se r éticos, perrr
.nilror r. bilseron en €stándares morales supucstos que er¿n inaceptables u¡u vcr que sc
hacíln e:tPlícitos,
Fars descubrir los estindrrcs moralc*^ que fund,rmenran lo.s juicios moralcs de una
persont, se d*be seguir su razonrmicntü morrl lt¡st¡ sus bmes. Esto incluye preprntrr a)
aué infsrmrción objetivr scepte un¿ person:¡ como eviclencia parr este juicio mr:ral, y b)
qué escind,rres morales se necesimn pnm rclrcionrr esb¡ información objeriln (de mrner¡
lógica) cr:n el juicio morrl.ió Por ejemplo, supongp quc yo juzgo quc le pcnl dc r.n¡re1e
es morrlmer¡te incorrecta. Arin más, ntpongr quc baso mi juicio en Ia evidencírr objctiva
de que en ocasiones tiene como resuludo Il mucrte de una personr inoce¡rte. Entonces,
con el fin de rehcioner esta informacién bas:¡da en hechos con mi juicio, dcbo í¡ceptrr este
principio mord general: lo que sc¿ que ocasion¡lmente dé como resultad,r l¿ nrucrte de
person$ inocentes es moralmentc incurrecto. Este principio moral gencrrl es necesarit¡
s¡ ho ,le habcr una conexión (ló$ca) entre l'¡ información objetiva ("la pena de muefte en
ocnsiones ricne como resulrado la muerte dc unl pert^ona inocente) y el juicicl morrl que
se basa en esta información ("la pena clpiml es mr¡r¡lmente incorrectr"). Sin el principitl
nronl, la infr¡rmación objetiva no tiene relac.irin lógice con el juicio y, por trnto, seri irre-
levente,Los esránd¿res mor¿les en que los adultos brsln sus juicios morrles suelen ser mucho
más complejos de lo sugerido por este ejcmplo sencillo, Los esdndues morales desrrro-
llrdos {como se ve) incorpo¡en crlificaciones, e-rcepciones v restricciones que limitrn zu
rlc¡nce. Tl¡nbién es posible combinar verirs formrs crln otros estándües importrntcs. Sin
embargo, el mémdo general pam descullrir los cstúnd¡res morales n,r exprcsrdos cs gn$trnotlo el mismo, cu;rlquiera que ser su compleiidnd. Uno se preguntá: ¿qué estínd'.rres gene-
r¡¡les relaciomn l,r evidenci¡ objetiva de unr pcrsont con sus juicios morales?
Se cspcrr quc esta explicación del razonamienro édco no hayr sugeritlo qt¡e en un
razon;¡uienro rnorrl siempre es fricil separar h informucitin objetiva de los e-stind¿rres mo-
r¿les, nadl pc<lrín estar más aleiado de l¡ verd¡d. En h práctica, los clos pueclcn estrr en-
nel¡zrdos de mrrnems qr¡e son difcilcs de desentrrñ¡r. Flxisten vrri'¡s dil'iculrtdes tcóric¡srl rrabr de err¡er h línea precisr que ios se p'.r.'r.17 Aunque l¿ diferenci:¡ entre los ,Jc¡s c'¡si
siempre es suñcienremente clara parr proprisitos prícticos, usted debe esur consciente de
que algunas veces no se distinguen con cl:¡ridad.
Análisis del razonamiento moral
Existen varios criterios usatios por los éticos pura cvaluar la suficicncia dcl razr:numie¡rto
mr:¡:ul. Primero, y t*isiormente, el r¡¡z.onrnríento morul debe ser lógico. Este anilisis re-
quiere quc l.rr légica de los argumento.s usrda plm estrlllecer urr juicio morrl scl cxrminada
rigurosirmente, totlas hs suposiciones ñornlcs y objctivas deben ser e.rplícitls v r:¡nto supo-
siciones cnmo premisrs cleben exporerse y quedrrr sujetrs a crítica.Segunelo, l¡ evidenci* objetivo (hechos) citedrr prm cpol'¿r el juicio de Ia persona
debe serprun;lr , r'ele;:unte y c,tmpletu.38 Por ejemplo, lr ilusración del razr:n¡miento morllcitrdo presentrbr vrrias estadísricrs ("mientrrs que los negros constituven el I l?o de l¡fuerzr de trabljo del país, tienen sólo el 6% de los trlbajos profesionrlcs y técnicos, el
3?o de...) y rcleciones {"los no blancos ceintribuycn con m¿no de obra barlm que ptrmitea otr{)$ vivir desproporcionadamente bienn) que e¡r apariencia e-tisten en [strdos [Jni-dss. Si el r¡zommiento moral ha de scr adccurdo, estas estadísticas y relrcir:ncs <ieben
serprcllicr': deben apoyarse en métodos cstrclísdcos confiables v en una teoríir cientíils¿
bicrr fun<lerncntadr. Además, la evidencir de bc ser t'la¡ante: debe nrostrar tluc cl com-portamicntrl, Ia polídca o la institución quc sc juzga tiene, precisrmente, csü¡i caracterís-
ticas pruhibidas pur los estánrhres morales. Por cjcmplo, las estadísticas y hs re llcionesen l:¡ ilustración del rrzc¡namjento maral dedo dtben mosrrar que algunls personxs "noobcienen de l:r socied¡d [estadr:unidensel en lrr misrna proporción en I'l que conribuyen
a
oooo
34 PRINCIPIOS BASICOS
a ella", h crr¡crerísdcl precisr condenrdr por el estándrr moral citrdo en l¡ ilustreción.La evidenci¿ debe estgr rmtpktr: debe tomar en cuent¡ toda la infomleción relevante vno debe presenrar en forma selecdva la evidencia, esto ss, que ticnde a apoyar un solo
punto de vista.
Tércero, los estinilares morales del r¡zonamien¡o nroral de un individuo deben ser
congracntet. Deben esmr relrcion¡dos entre sí y con los otros esdnd¿res y creencias dc
Ia persona. La inconEuencia cntre los estándares mo¡¿les de una persona se puede des-
cubrir y corregir examinando siruaciones cn las que estos esfándares mo¡alcs rcquierencosas incompatiblcs. Suponga qu€ yo creo que l) es incorrecio dcsobedecer a un em-
pleedor a quicn se h¡ acordado obcdecer mediante un contJato, 2) es incorrecto ayudar
a algrien que pone en peligro la vida de personas inoccntcs. Entonces, suponsa que un
üa mi empleador insisre en qus cmbaje en un proyecto que puede ocasionar Ia muertc de
varias personas inocenres, La sirurción ahorr revela una incongruencia enue esros dos
eseíndares moralcs: puedo obedcccr a mi emplcador y cvitar Ie falu de lealtad, o pucdo
desobedccerlo y cvitrr ayudar a alguicn quc pone en pcligro la vid¡r de las person;rs, pero
no pucdo ctmplir los dos.
De este mxnerü, cuando se descubren incongruenci¡s entrü los eseíndares mora-
les propios, un (o ambr:s) esuíndrr debe modificane. En este eiemplo, puedo decidir que
Ias órdenes del emplcador deben obedecerse, e.'(cepto cu¡ndcl emen¡zan la vid¡r humana,
Observe que, para dctermi$r qué tipos de modificaciones se necesitan, se denen gue exs-
mioar lrs rxzones pm rceptxr los estándares incongruentes ysopesrr lrs razones prra ver
qué es más importante y valioso pan¡ conservarlo, y qué es menos importante y esUí sujeto
a modificrcióa. En este ejemplo, puedo decidir que la nzón de l¡ lealtad del empleado es
importrnte y protege h propiedrd, pero lrr rrzón del rechazo r poner en peligro vidas hu-
manas es más importmte que la propiedad. Lc vidr humana es, entonces, más imporanteque la propiedad. Esre dpo de críricas y rjustes de los propios esuindares morales es una
parte imporante del proceso a través del curl tiene lugar el desarrollo moral-
En el razonamienrc¡ ético hay oro tipo de incongruencia que es quizi más irnponante.
La congruencia también se rcfiere al requerimiento de que uno debe ester dispuesto a
aceptar las consecuencias de aplicrr los esúnd¡rcs morales propios de manere cohcrente a
todas las personas en siruacioncs similares.ig Estc requcrirnicnto dc congruencia sc puede
expreser conro siguc:
Si juzgo que cicrta persona está moralmcnte jusdficadu (o no jrrstificzda) al haccr
A en las circunsr¡rncias C, entonces debo aceptar que estí moralmente iustificadcl(o no justificarlo) para cualquier otra persona
¡) realizar un acto similrr en relevancia a Ab) en cualquier circunstancia similar en relevanci¿ a C.
&to es, debo aplicar los ¡nismos cscíndare.s m,:rdes a un¡ sirulción quc apliqué a otra que
era simihr en relevancia. (Dos siruaciones son t'similarcs en relevancitttcuando los f¡ctores
que tienen que ver en el juicio de si una acción es corrccn o incorrectt en una sirurciónrrmbién estdn prescntes en l¡ orra). Por eicmplo, suponga que juzgrr que es moralmente
permisible que aiuste los precios porque desco obtener mayores gtn*ncias. Si he de ser
congruenrcr debo esr¡l¡lecer quc es moral¡nente pcrmisible que mis ¡ruuredores aiusten sus
precios cuando quieran mayores grnancias. Si no estoy dispuesto a aceptar con cgngmer-cia las consecuencia.,; dc aplicar a ()tras personxs simil¿res el csúndr¡r de que ajustrr los
precios esú moralmcnte justificado para quiencs desean rnlyores ganancias, no puedo ra-
cionalmente decir que el estándar cs cierto en mi q¡st¡.
El requisito de congruencia es lr hase de un nrérodo importante para demostrar que un
esúndar moral dado debe modific¡rse o rech¡z¿rse: el uso tle contraeiemplos o siruaciones
hiporéticrs. Si un cs¡ánd¡r moral es inadecuado o inacepurble, frecuenremente se puede
demostrar exhibiendo que sus implicaciones err cieno ejemplo hipotético.son inacepmbles'
Erc¡ y ¡¡Eeoctos 35
pur cjernplo, suponga que rlruien prop{)ne que sie mprc debemos h¡cer stilo lo que nos
l:cncficia a nosorros mismos; cs decir, que deLtcrnos lctuar sólo de ¡nanera egoisn. Podrír-
,nos alictr esre punto de lista proponiendo cl ejcnrplo hipotético de un individuo que es
feljz súle¡ cuando hace lo que bencficia s 0tr0s y ¡¡¿r a sí mismo. De acuerdo cc,n el esrind¿r
egoísrc" esre indiv'iduo, 1sólo debc h*cer lo que le hacc infcliz! Esto, podríamos aseg'ur¡r,
el chr¿mente inaccpable. El egoísta, por supucsto, puede querer modificar su punto dc
visu (rliciendo, "lo gue rn rsalirlcd quise decir con'lo que nos benefici¡ a noso¡ros mismos'
es...'), pero esa ss otra historir: el punto es que los conrracjemplos hipotéticos sc pueden
us{r dü mansrü e fect"iv¿ para dcmostrar que un esrándar moral debe rechaz¡rse o al meüos
. modificarse.
1.3 Argumentos en Pro Y en contrade la ética en los negoc¡os
5e ha descri¡o la ótic¡ en los negcrcios como el proccso de evaluar racionalmcnte nuestros
es¿{ndares morales y aplicarlos a las situacioncs de negocios. Sin enrbrrgo, muchas per-
son¡s han expresado objeciones a la mism'¡ idc¿. E¡r est¡ sección, sc estudirn algunas de
esras cbjeciones y urmbién se ve qué se puedc decir en f¿vor de inuoducir la ética en los
negocios.
Tres objeciones a ¡ntroducir la ética en los negoc¡os
En ocasiones la gente esui en conra del punto de ¡.ista de que los estíndares éricos ¡Jeben
aplicarse al comportrmiento humano en las orglnizacio¡res de negocios. La.s personas que
participrn en los negocios, aseg'uran, deben buscar sin distracción lo.s intereses fintnciero.s
de su empresa y no dcwiar sus energías o los recursos de su emprasr para 'hacer el bienn.
Se proponen rres tipos de argunrentos para epoyer este punto de visu.Primero, algunos argumenran que en los mercrdos libres perfect¡mentc competiti-
vos, Ia búsqueda de l:¡ genancie en sí asegun que se sirva e los mic¡nbros de h sociedad
en l¿ forma mó bené6ce.s Prre ser rentrble, cada empresa debe producir sólo lo que los
miembros de la socieded quieren y deben hrccr, esto a través de los medíos mis eficientes
disponibles. Los mic¡nbros de la sociedad se benefici'¡n mis si los administradores no im-ponen süs propios vslores en un negocio, sino que se dedican a la búsqueda de h grnan-
ci¡ sin disuacción y por ende, prr:ducen con cficiencia lo que los miembros de h sociedad
raloran,Los rrgumentos de este tipo encubren vuias suposiciones quc requieren un ¡nilisis
mucho m'is profirndo de lo que sc proporciona en este etapa. Debido a que sc eraminan
much¡s de esas afirmacio¡cs con más det¡¡llc en los capítulos posteriores, aqui sólo se
observanín rlgunas de las suposiciones más cuestion¿bles en las que sc Npoya este argu-
nento.{l Frimero, muchos mercados industriales no son "perfectanrente cornpeticivosn
como asegura el argumento y, en lr medid¡ en que Ins ernpresas no tienen que compecir,
maxiuri¿un sus gan:rncirs a pcsrr de una produccién ine ficiente. Segundo, el argumenro su-
pone que los pasos romados parr incrementar las ganancirs necesariamente bene{ician a la
sociedad, cu*ndo en redidad varias m¡neras dc incremcntrr los preci<rs la dañ¡n: permitirque la connmin¡ción siga sin control, h publicidad engirñosa, oculur los peligros de los
productus, fraude, sobomo, el'¡sión de ilnpuestos, ajustc rie precios, etcétera. Tercero, el
argrmento supüne que, al producir lo que sea que ei público quiere comprar (o vdora), hs
empresrs escín produciendo lo que los miembros de la sociedad desean, cuando en rer¡lidad
los dese¡:s de grancies segrnentos de h sociedrd (pohres y marginrdos) no necesarilmentese curnplen porqrle no son c'rpaces de prrticipar por completo en los mercados. Cuarto,
el arglrmento en esenci¡ hace un jurcro normativo ("los administrldores deben dedicanesin disrracción a h búsqueda de hs ganrncirs") con b¡se en llgun,ls estándares mor¡les
o
oooo00
36 PRINCIPIOS BÁSICOS
lcy dc Ia agencir Unafey que especifica las obli-gaciones de las personasque acuerdan actuar ennombre de otra parte, yque están autorizadas porel acuerdo a actuar de esaforma.
supuestos pero no probados ("las personas dcbcn h¡cer lo quc beneficie a quienes panici-pan en l,rs mercatlos"). Entonces, rurque el argunrento intenta demoscar que la ótica noimpona, puedc hacer es¡o sólo con h suposición de un estándar mor¡l no prob:rrJo guc rrl
menos pi¡rcce cstar equiYocrdo.
Un segundo dpo de arglmento propu€sto algunas vcces pcr¿ demostr¡r quc los ad-
minisrr¡dores tlclxn buscrr sin disEccción los intereses de sus empresas ¡r deben ignorur
l¡s considcr¡ciones éricas se encucntrl en lo que Alex C. l\'lichales llamó uitrgurnentq dclrgenre lerl".+: El ',rrgumento se puede prratiasear como sigue:
Corno agente lerl de su emplurdor, el adminisrr¡dor tiene h oblignción de servir
al emplerdor según desee scr servido (si el empleador dcne la experiencir del
agente).
Un empleador querrá scr servi<lo de cualquier m¡¡nera que prospcren sus in-terescs personales.
Por lo tanto, como agenre led del empleador, el rdminisuador tiene la obli-g:rción dc sc¡virlo de curlquier mancra qüe prospcren los intereses personalcs del
emplerdor.
El rrgumento puede ser usrdo, y con frecuencia se usa, para justificar un¡ conducta noéticr o ilcgrrl tlcl adminisrador. Pclr ejemplo, un administrador de une corporación puede
declrrer que, aunque participo en cierta conducta ilegal o ¡o ética (como ajusur prccios),
debc ser disculprdo porquc no lo hizo pala sí mismo, sino p:rra proteger las intereses de su
compañír, sus accionisras o sus trabaiadores. El argumento del agente led es le base de este
tipo de excusa. En gencnl, si se sustituyc tm.plendor col.". gobirno y adninirtra¿or conftncio-naril,se obtiene cl tipo de argumcnto que los oficiales nazis usaron dcspu& de la Scgundl
Guerra Mundirl para defender su participación en el gobierno morclmente corrupto dc
Hider.E[ argumenro del agente leal se basr en v¡rias suposiciones cuestionables. Primero,
el argumento intcnta demostrar, dc nuevo, quc la édcz no importa suponiendo un csrán-
dar moral no probado ("el adminiscador debe sewir ¡l empleador de la mane¡a que éste
desee ser servido). Pero no hay razón p¡re suponer que este est:índar moral es acepr¿blc
tal como sc eryresa y hay cieru razón para pensar que sería acepuble'sólo si se calificara
de m¡nera rdecuada (p. ej., como "el adminisu'ador debe sersir al empleador en cualquier
formt moral que desec ser senrido). Segundo, el argumento del agcnte lcal suponc que
no hay límites en las obligrciones del adminisuador para servir al empleadoq cuando, de
hecho, esos límites son une parre explicita de las institucíone's legales y socides de donde
surgen estrs obligaciones. Lrs obligeciones de un egenrc se definen por Io que se llama la
ley de la agencia (es decir, Ir ley especifica tas obügaciones de las personas [agentes] que
aqrerd¡n actuar en nombre de otra pane y que están autorizadas por el acuerdo e rcrl¡er
de csa formr)- Abogados, adminisradores, ingenieros, accionistas, u otros, actúan, todos,
como egentes de sus empleadores en este sentid<¡. Al introduci¡ libremente un argumento
para ¡cftrar como ¡Sente de rlguien, una persona acepu una obügación t.Srl (y moral) tle
guardar lealud, obcdiencia y confidencialid:¡d rl cliente, coluo se especifica en la ley de la
agencir.43 Pero est¡ ley establece que "al dcrerminar si son o no r¡zonables las órdenes del
[cliente] al agente.,. dcbe considerarse Ia ética profesional o de negocios', y nen ninguncaso esurá implicado que un agente dene la obligación de realizar actos ilegales o no éti-
cos,.'|4 Las obligrciones del administrador de scn'ir al empleador están limitadas, entoncesr
por las resrriccioncs de mor¿lidad, porque es mediente sÍe entendim.iento grre se definen
lrs obligaciones de un agente lcal. Tcrcero, el argumcnto dcl agente leal supone que si un
adminisrrador esú de tcuerdo en seryir I une empress, entonces, este ¡rgumento iustificadc manera automátíca lo que haga cl primero a nombre de l,r segunda. Sin entbargo, esu
suposición es falsr: los acuerdos para servir r otr¿s personas no justifican de mlner¿ auto-
márica que sc acrrie mal en su represenmción. Por ejemplo, clar¿mente es incorrecto que
vo ¡n¡¡te ¿ uRr personx inocente prrr pron¡oycr r:ris pro¡rios inrercses. Suponga que un ciíl
h*o ,* rcuerdo de serv'ir asus intercses v que mís tardc resulta que los intereses de ustcd
requieren gue y-o müte * utle pcrson¿ inocente. .Justifiu cl acuerdt¡ que ma(e a la persona
inocenrci Es obvio que no, porque los acuerdos no cr¡nlri¡n cl carácter mor¡l de lns actcrs
irrcr;rrectos, Entonces, si es mc¡ralmente erróneo que un administndor actric por interés
Dersonrl, mmbién es moralmcnte erróneo que lo hrrga por el interés de la comp'.rñí:r aun
L,in.ln haya acordldo st:rvirh. Por lo tmto, hs supr:siciones del rrgumento del agente lerl
esrín equivocadas.
Algunas veces, se hace un tercer tipo de ohjeción en contri¡ de introducir l¡ édca en
los negociosr para ser ético es suficiente que las pürsonas de negocios simplemente obe-
dezcsn lr le.l', es decir, la étic¡ en los negocios es, en esencia, ohedecer la ley. Por ejem-
plo, cuando se pidió a un contador que prepürara un i¡rfonne de h ética en los negocitts
pop el consejo de directores de las tiendas 7-Eleven, su inforrne ercluí¡ los alegrms de
un g.r.nr. dc riend¡¡ que intentaba sol¡ornar a los oficieles dc impuestos de ltluev¡ York.
Cua¡rJo le preguntuon por quó h¡bí¡ etcluido este alegato, contestó que no sentía que
el incidenre fuera no ético porqne no era ilegal, implicrndo que ?0 ítico e ilegol eran lo
¡nismo.45
Pero es ¡ncorrccto ver la ley y h ética como igudes. Es cieno que algunas leyes re-
quieren el mismo comporümiento que nuestros estánd¡rres mor¡rles. Ejcmplos de esto son
lrs leyes que prohíben osesinar, violar, comctcr frrude, etcérere. En esos cssos, I¡ ley y lrmoralidad coinciderq ir la obligación dc obcdcccr csas lcvcs es la mi.snra que la obligación
de ser moral. Sin embargo, la lcy y la moralidad no siempre coinciden. Algunas le¡'es no
tienen relación con la mor¡rlid¿d porque no rnrnejan asuntos serios. Lstas incluyen lcyes dc
estscionrmiento, cridigos de vescime¡rt¡ y otr¡s leyes que cubren xsuntos simih¡es. Otras
lcves incluso violarían nuestros csrándares morales ¡ de hecho, son conr¡lrias a h mo-
r¡lidad. En Estados Unidos, lrs propias leyes de esclavitud anteriores a la Guena Civilrequerían rr¡tsr a los escleyos comr: propiedrd, y hs leres de la Alemania mzi requerían
el comportamicnto lntisemita. Acrualrnente, las leyes de Arabia Saudita requieren que los
negocios discriminen a las mujcres v los judíos de formr que lr mry'oría de la gente cali-
ficrría como clar¡mente inmor¡!. Entonces, cs ev-ideotc que la ética no es simplemente
ctmplir las leyes.
ttto tto significa, por supuesto, que h ética no tenga qu€ vcr con cumplir la lcy.a6
l,iuesnos esrindares morales algunas yeces $e incorporrn a la lev cu¡ndo un nrimero dc
persona5 suficiente siente que un esuíndar moral debe imponersc medirnte lr presión de
un sistem¡ legel. Por el conrrario, las leyes se critican y climinan cuando ss cvidentc que
violan abiert¿mente nuestrgs esdndares morales. P,rr ejemplo, los esúndares morales es-
sadou¡idenses contr¡ el sobomo en los negocios se incorporaron en cl Acta de Prácticas
Cornrptas en el Extranjero, y sélo hace algunes décadas se hizo prtente que las ieyes que
permitían la discrimineción en el nabajo -igual que las lc¡es que permitían lr csclavi-
rurJ- eran definicivamenre injusns y tenían que eliminarse. L¡ moralidad, por tanto, ha
drldo forma y ha influido en muchas leyes actuales.
Incluso, muchos éticos es¿ín de acuerdo er qlre todos los ciudrdrnos tienen la obli-gación moral dc obedcce¡ h ley siempre y cuando esto no requienr co¡l cl¿ritfud un com-
pomrrienro injrrsto. Lo cual significa qüe, en I:r maynría de los crsos, es inmor'¡l violar la
ley, tÍgicamenter la obligación de obedecer la lcy puede crerr terribles conflictos c'r¡ando
requiere algo que la gente de negocios cree que es inmor¡l. En esos casos, una personx
se enfrenra al conflicto ent¡e la obligacirin de ucat¡r la ley y la obligación de escuch¡r su
cr¡nciencir.
El caso para la ética en los negocios
Se han presenrado larios argumentos prr¡ intentar esn¡blecer que lrr éricl no debe intro-ducirse en los negocios yse encuentra que todos son deficientes. ¿Se puede decir algo en
EtcA Y NEGcGos 37
. : l'. ' . :
.Repnso bia:e 1.6
uolecrones psra Intfo-ducir la ética en los
negoflos ,. .. En una ecoJlomía de mer-
cado libre, la búsqueda
de Ia ganancia asegura
un beneficio social
máximo. La obligación más impor-
tante de un gerente es
hacia la compañía. La ética en los negocios
se limita a obedecer la
¡ey
o
oooo(o
38 PRINCIPIOS BASICOS
f¡vor de l¡ rfirrn¡ción opuesra: t¡ue la ética debe introducirse en lm negrrcios? Unl mrnera
dc deb¡dr que la édcl tlebe intrnducirsc en los ncgocios es simplcmente señalando que,
como h érica debc gobernar tod:¡s las actividades hum'¡nes voluntarirs y debido a que el
negocio es una de elles, la ética también debe gobernar los negocios. En resumen, no hav
nada que evite que los eseínd¡res éricos que se epücan en les activid¡des de negocios sern
los mismos que se aplican a tod¿rs las actividades humrnas vt¡luntrrils.Orros lrgumentos para h perspectiva de que lr ética debe ser parte de los negocios
señala que nuestras lctividades de negocios, c'omo much$ otras actividades humanas, noexistirírn a menos que las personls que panicipan en ell¡s y la comunidad que hs rode¿
se adhieran a algunos estándares éricos mínimos. El negocio es una acriüdad cooperativa
cuya mem existenci¡ rcquiere un conlport¡miento ético. Primero, cudquier negocio indi-vidual se colapsará si todos sus administradores, emplcados y dicntes piensan qu€ es mo-ralmente permisible robar, mentir o rompcr sus contntos con la compcñía. Como ninguo
negocio puede existir sin ética alguna, Ia búsqueda de los negocios requiere al meno.s
una adhesión ¡nínima a la érica por parte de los interesados. Segundo, todos los negocios
necesit¡n una sociedacl estrble donde realizar sus tratos. Pero la est¡bilidad de cualquier
sociedad dcmande que sus miembros acepten algunos escíndares éticos mínimos. En una
socicdcd sin ética, como alguna vez escribici el filósofo Hobbes, la dcsconfianza y cl in-terés personal sin restricción crerrían "una guerra de todos lc¡s hombres contr¡ todos los
hombres", y en esa situación h vida sc ruelve "desagrrdable, cruel v corta'. La inrposi-
bilidad de rerlizar negocios en tal sociedrd -una en la que mentir, robar, hacer trrnrpa,
desconfi¡r y ver por el interés pcrsonal sin rcsricción sc convicrtcn en normas- se de-
muestr¡ por la formr en que las lcrividades de negocicrs se desmoronrn en socied:rdes
desgarradas por la conticnda, el conflicto, la dcsconfi anza y la guerra civil. Debido a que
los negocios no pueden sobrevivir sin érica, es le defensa de los intereses de los negocios
la que promueve cl comportam;ento ético, trnto entr€ sus miembr¡¡s como dentro de la
socied¡d quc los rodea.{7
Ouo argumento persrasivo de que la étic¡ debe introducine en los negocios es de-
mosrar que las consideraciones éricas son congruentes con las búsquedas de la compañír,
en particulrr, la de la ganancia. Que la étic¡ es coherente con la búsqueda de l¡ ganancia
se puede dcmosrrar con sólo enconrrrr ejemplos de compúírs en las que una historia de
buena étisa h¡ existido :r la par de un¡r historia de operación rentable. Las compañías que
han combinado una buena histori:¡ de ganancias con ambientes édcos ejemplares incluyen
Intel, Timberland, Hewlen-Packard, Cisco S¡ntenu, Levi Srruss, SouthwestAirlines, Pa-
ugonia, Procter & Gamblc y Surbucks Coffee.r8Pero señelar compirñías en las que ética y ganancia van de la mano no demuestra
por comple to que esto sea congn¡ente. Muchos factores alcatorios (clpacidad excedente
en unr industri¡ en pardcular, recesiones, patrones del climr, tasas de interés, gusto
carnbiante de los consumidores, ctcérera) afccun las probrbilidadcs. En consccuencia,
estas compañíes quizá sean sólo un puñado donde la édca y las grnencias coincidieron
durantc cicrto periodo. ¿Existc evidencia dc que la ética en los negocios se correhci<¡na
de modo sistemático con la rent¡bilidad? ¿Son más renubles las compañías éticas que
las otras?
Existen muchas diFculmdes al intenur esrudi¡r si les compañías éticas son más ren¡r-bles quc las que no lo son. Hay muchos formas dife¡entes dc de6nir dt¡'co, muchas mülcrasde medir la g:rnancia, muchas form'¡s de decidir si las acciones de dguien cuenun como
¡cciones dc la cr:mpañía, muchos f¡ctt¡res que pucden afectar las ganancias de Ia empresa
y muchas dimensiones diferentes en lrs que se comprán hs compañías. A pesar de estas
dificuludes, vr¡rios estudios han exanünado si la rentabilidad se correlaciona con el com-portamiento érico. Los res¡lmdos hln sido mezclsdos. Aunque varios esmdios encuenranun ¡elación positir:r ense el compon:rmienro socialmentc responsablc y le rentabilidad,+g
oros no la han enconrndo.to Sin crnbargo, ningrin esn¡dio h¡ encontr¡do una correleción
negrtiva, lo cual hubicr¡ indicado quc la ética es un obstículo para las ganancias. Orros
esturlios h:¡¡r ol:senatlo el desempeiro cn el ¡rrercrdo dc velores de hs entpresxs socirl-
rnenrs responsables r- h¡n concluido que las comprrñÍ'as éticas proporcionan re¡rdimie¡rtos
máS altr¡s que lm otras.Sl Juntos, cstos cstuilios sugieren que' Por muchtt, la édca no es-
rorb.l a l;rs ganancias y parece conribuir r ellas.
¿lixisren otras razones para que la étic¡¡ clcll:l introtJucirse a los negocios? Ct¡nsidere
el ,rgum.oto basado en el dilcnra del ¡rrisionero.tl El elilerna del prisionero cs unl situa-
ción en l,r que dos panes deben elesir enffc dos opciones: cooper¿r con l¡ ora ptrte o no
ccopemr.SJ Si rmbas partes cooPeron, las dos rrhdenen ¡lgunos beneficios. Si opmn por no
.oup..rr, ningunr se henefici¡. Si unr coopcra_1'lt otra no, h que cooPera sufre pérdidrs
v la quc no coopera obriene ciertos beneficios.5a Lr historia que da nombre al dilemr del
pririón.ro es unr buena ilustrrcjón dc e'-ta disy'untivr. Dos hombres arrestxdos por robar
una riend¿ acucrdan en secreto que ninguno ele los dos confcs¡rá que cometió el crimen.
El c<rmision¡¡do de poücía separa a los dos hombres y dice a c;rda prkiontn lo mismo. Si
ninguno admirc quc los dos rob¿ron la tienda, se quedarán un año en l¿ circcl. Si los dos
.onfi"rrn que robaron la tienda, cad¿ uno est¡rí dos añrls cn prisión. Si uno call:r y cl otro
confiesa, el que calh tendrá tres lños tlc c'Írccl y el otro saldrá libre. Las opciones se resu-
men en la figura 12.
Dcsde el punto de vista conjunto de hs partes que inten"ienen, el rncjor resultrdo
{el dilcma del prisionero es cooper¡r cn su acr¡erdo. Con la cooperrción murus ambos
tendrin lo mejor (sólo un año de cárcel), ¡¡ difercncia de que ninguno cooPcrc (dos años
dc circel). Sin embargo, si Ias partes quc enfrcntrn el dilema son racionales v buscan cl
intcrés personal, será ineritable que elijrn no cooperar. Lfnr pa¡te interesad¡ en sí misrna
r¡zorurá dc lr siguiente forma: "La oua parre tiene sólo dos opciones, cooper¡r o no
coopcrer. Supongo que elige coopcrar. Entr:nccs yo saldré -gnandt-r si no coopcro. Su-
pongo quc clige no cooperar. I)e nuevo es claro que es mejor para mí no coopcrar. En-
tonces, en cualquier caso, es nrejor plra mí no cooperlr". Como atnbas partcs r¡zontrán
de esra mancra, rmbos rcabarán por no cooperer (y los dos estarán dos años en h círcel).
!.n resumen, cuando dos personas deben elegir entre cooperar o no dentro de las reglas
de un acuerdo, y cuando cada una ticne mis que gxnar al no cooper:r¡ el razonrmiento
tje interés personll sugiere que no deben cooper¿r )¡ no deben rcspctar l'.rs reglas o los
acuerdr¡s.
Éric¡ v nEcocrcs 39
dilerna del pdsiorre-ro Una sítuación en laque dos partes debenelegir entre cooperar ono, y donde ambos ganancuando ambos cooperan;si sólo coopera una parte,la otra gana más, mientrasque si ambas partes no co-operan, ambas pierden.
Figura 1.2
@
=
ooooOo
Prisionero Bcoopera conprisionero A
Prisionero Bno coopera conprisionero A
Prisionero Acoopera conprisionero B
A obtiene 1 añoI obtiene 1 año
A obüene 3 añosB sale libre
Prisionero Ano coopera conprisionero B
A sale líbreB obtiene 3 años
A obtiene 2 añosB obtiene 2 años
40 PRÍNCIPIOS EASICOS:'-_.--__Si ustctl se tom¡ un ¡nomento pürr pen$xr en esto. es claro qne encontr'amos el dileml
del prisionero en todos los ímbiros dc nuestr¿ lida. De hecho, siernpre que hav acuerdos
o expccr¡t¡r'¿s murui¡st cornpctencirs o juegos, reglas o nornlas, exjste un dilem¡ del pri-sionero. Nuestr$ rid¡s están llenas de situadoncs en lrs que podemos cooperar con otros
!, en su lugar tntruros de obtencr una vcntaja sobrc la otra parte! rompiendo el aa¡erdo o
la regle. En esos casos, el mzonanriento y el interés personrl parecen decir que podemos
obtener unr venujl al no cooperer y que, en consecuencil, es mejor no hacc¡lo.
Gran parte de h ética, por supuesto, consiste en regl'x que cada uno de nosotros
debe seguir o nor y cle esta mancra I¡¡ édc¡ tambión crea un dilema dcl prisicnero. Si
totlos cooperrn rl cumplir lm reglas éticas -no robar, no menrir, no lesionrr, cumplirlrs promesrs, no hrcer úampa- todos estrremos mejor..&luch¡s veces, debido r que
una personñ puede obtcner ventrjm sobre otros t¡uebrantando las reglas de étim (como
rob¡ndo o haciendo rrempr), parece qüe es más racionat no cooperar que hacerlo. En-tonces, el dilema del prisiouero prrece demostrar que el razonamientt¡ de la perscna
egoísta debe ser no érico en l<ls negocios, cuando hay algo que gtnar a trar¡és del com-
portrmiento no ético.
Sin cmbargo, esta conclusión sc bnsa en una suposición f¡lsa. I{asa ahora, se hl su-
puesto que las siturciones del ülena del prisionero son interacciones ¡isled¡s entre petso-
n:ts que no vuelven a tener conucto. En la vitlr real, los inclividuos úenen que tr¿tar unos
con orros en repcridas siruaciones de estc ripo y tienen relaciones durader¡s. Curndo les
personas tienen que hrcer trrtos en varim situaciones del dilem¡ del prisionero y un indivi-duo se aprovecha del otro, la víoima pucde desquitarsc h:rciendo lo mismo en la siguiente
interacción.Ss Esu amenaz¡ de un futuro desquite hace más r¡cionrl la idea de que las
psrtes c€operen en una serie dc intcrcambios, en lugar de intcnur obtener venr¿jasuno de
otro. A través de la cooperación lcs partes obtendrín las venuj:rs conferidrs por hs rcti-vidades con beneficios muruosr mientras que no cooperar llevará a una seric dc conflictos
cosrosos. La lección más imporuntc del dilem¡ del prisionero es, entonces, que cuando hgente convive entre sí repetidrmente, de manerr gue más adelante um de las prrtes pueda
tonur represalias contr¡ h otrr panc o recompensarla, la coopcración es r¡ris recomend¡-ble que siempre intentrr sacar ventaja de los demás.
EI análisis de la ética del dilemr rlel prisionero ticne implicacioncs sipificativas para Ia
étic¿ en los ncgocios. Las interacciones de negocios con empleedm, clientes, proveedores
y acreedores son repetitivas y dunderas, Si un negocio se aprovechr de ellos medi¡nte un
comportamicnto no ético, es probable quc más ade!:¡nte encuentren l¡ mane¡a de desqui-
tarse cuando se rn¡elvan e encontrar. El desquite puede tomlr una formr sencilla, como re-
hus'¿rse a comprarle, rehusarsc a uabajar para él o a h:rcer negocios con unt pane no ética.
O puede ser mds complcjo, como sabouje, convencer r otros pám que boicoteen a Ia parte
no étic¡ o vengerse causando otros tipos de costos para el negocio. Un negocio algunas, o
muchrs, veccs pucdc conseguir sus pnrpósitos con un comportrmiento no ético. Pero a Ia
targa, si se repiten hs interacciones y el desquite es une emenaza real, ese comport¡mientotiende a imponer costos sobre el ncgocio, mientras que el comportamiento érico puetle
establecer inrcracciones vennjosas munr$ con prnes cooperativas.
El argumento del dilema del prisionero implica, entonces que, a lrrgo pkzo y en su
nrayoría, es mejor actuar con érica cn los neg¡ocios que no haccrlo. Aunque no ser éúco
con otra perte cn los negocios puede ser beneficioso algunas wceq I la lrrgr el comportr-
¡niento no érico en los negocios tiende e ser una proposición para perder, potquc a largoplazo deteriora las relacir-¡nq; cüopcrutivas con clientes, empleados y miembros de la comu-
¡idad de los que, en ütima ínstancia, depende eléúto del negocio.
Debe observarsc que el argumcnto dcl dilcma del prisioncro es criticado porque su-
pone que las personas son individuos aislrdos motivados sólo por el interés personal.t6
Bta crítica es correcre, pcro pierde de vista l¡ idea central del argumento que trata de
demosuar que dü?, ruantla las pmonas estu,-ierun mltií:s¿rs dr manrs in¿fuiduúli\te, :óla po'r
el intnés persarul, todavín tendrínn un¡ buena razón pua ser éticos en los negocios. En h
reaiid..rd, por supuesto, l,¡ mavorír de l*s pe rsonrs p¡recen ser sociales y esmr preocupadrs
pgr el bienesrar de orros. En la medida en que la nlotivaciítn cle lu personas se¿ Ia preocu-
pación por otros, probablernente su comportamiento sea ético. Sin emb,lrgo, no estí cl¡ro
cuánta preocupación por ios orros dcbre exisrir, ni si todos están mt¡tivaclos por un interés
en el bienestar de los demás. Lo que muesüa el dilema del prisionero es que aun qu.ienes
se preocupan por el bienestar de otros -incluso los individualisa^s egoístas- tienen una
buena razón para inchrir h ética en sus tratos de negocios.
Por último, dcbe observarse que existe gran canddad de evidencia de que Ia ma-
y6ría de las personas valoran el comportuniento érico, por lo que castigarán a quien
perciban como no ético y compensarán a quien perciban como ético.57 En particulr¡
onr gtnn cantidad de investigación en psicología social ha concluido que, en todo tipo
de situ¡ciones sociales, las personrs se afligen ante Ias injusticias percibidas e intentan
eliminar su angustia rest¿urando la justicia, además de que se sienten atraídos por la
organización justa a la que compensan con lealmd y compromiso. Los clientes esterán
en conra de una compañía si perciben una injusticia general en la forma en que realiza
sus negocios y disminuirán sn disposición a comprar sus productos.5s Los empleados que
sienten que los procesos de toma de decisiones de su compañía son injustos exhibirán
más ausencias, habrd. rntvor rotación de personal, menor producrividad y demandarán
¡¡¿yores saluios.5e En cambio, cuando los emplerdos consideran que el proceso de toma
de decisiones de una organización es justo, muestran niveles menores de rr:ución y de
ausendsmo, demuesrran niveles msyores de confianza y comproniso con la organización
y su administración, y erigen meoores sueldos.ó0 Cuando los en:pleados creen que üna
organización es justa, están rrris dispuestos a seguir a los rdministradores, hacer lo que
piáen y a ver su liderazgo como legítirno.6l En resumen, la édca es un componente cla!'e
para una administr:¡ción efectiva.
Entonces, existe un núrnero importante de argumentos que cpoyan la perspecdva de
que la ética debe inuoducirse en los negocios. Junros, todos estos argumentos -algunos
filosóficos y otros más empíricos- zugieren que los negocios son miclpes cuando no con-
sideran los aspectos éticos en sus activid¡des.
1.4 Responsab¡lidad nntrral y culpa
Hxte ahora el análisis se ha cenuado en juicios de lo que es correcto e incorrecto o del bien
y el rnal. Sin embargo, el razonamiento moral en ocasiones se dirige a un ripo diferente de
juicio: determinar si una persone es moralmente responsable del d'¡ño o de Io incorrecto'o'
Un juicio acerca de la responsabilidad moral de una persona por un acto incorrecto es un
juicio de que la persona que actuó con intención debe ser culpada, castigada y forzeda a
h¡cer u¡a resriución.El ripo de responsabilid¡d moral que se esrudia aquí no debe confundirse con una
segundr forna disrinta de responsabilidad moral. El término rwponsabilid^ad mnrrl se us
algunas veces conlo "deber moral" u "obligrrción moraln, Por ejemplo, cuando se dice,
"l&.ndivier tenía lr responsabilid¿d moral de n<l srentir", uresponsabilidad moral" significa
"obligación moral". Éxe na es el tipo de responsabilidad moral de I que hablanos aquí. T,o
que esrr.mos esrudi¿ndo es el ripo de respr:nsrbilidrd moral que tiene una persona cuando
decimr:s que es atlpable de algo. Por ejemplo, si decirnós, "!''¿nürier gra moralmente res-
ponsable de la muerte de cinco pilotos que sc cstrellaron al't-ratar de aterrizar el avión
A7D", entonces "moralmente responsable" se usa coll el significado de "culpan. Ahora,
este scgundo significado es el tema.
Las penonas no siempre son moralmente responsables de los daños que causan en
otros. IJna persona, por ejemplo, que lesione a alguien en un accidente está "eúmida"
de Ia culpa. Entonces, ¿cuándo una pefsona es moralmente responsable, o culpable, de
Érc¡ v rurcocros 41
Repaso breL,e 1.7
Argumentos que apopnla ética en los negoc¡os. La ética se aplica a todas
las actividades humanas. Los negocios no sobrevi-ven sin la éüca
. La ética es congruente
con la búsqueda de lasganancias
. El argumento del dilena
del prisionero. A los clientes y los em-
pleados les preocupa la
ética
o
oooo6
42 PRINCIPIOS BASICOS
tm¿¡ lesión? El punto de vista traclicion¡l se puede resumir como sígrre: una persona es
mor¿lmente responslbie por una lesión cr¡rndo lt prwau con conociminzto y librtad. Peroesta caracterización ignora el hecho de que las personas algunas veces son responsables de
lesiones que no ocrsionaron, pero que pudieron o debieron prevenir; es decir, son mord-men¡e respotrsables de sus omisiones cuendo tenían el deber de ecnar. IJna manera más
exacta -pero
más cornplicada- de rlracterizar la responsabilidad mor¡l es h siguiente:
Una persona es moralmente respomble de una lesión o mal si:
l) la persona los provocó o ayudó a provocarlos o no los previno cuandopudo y debió hrcerlo; y
2, la persona lo hizo sabiéndolo; y3) la persona lo hizo po¡ su übre voluntad.
Por ejemplo, Stefan Golab, un inmigrante polaco de 59 años que hablaba poco inglés,
murió envenenado con cianuro después de trabajar dos meses con contenedores ¡biertosque contenían gases de cianuro pan Film Recovery Systems, una compañíe que recu-
pera la plata de película usada. En un s¡so prominente, Stelrn O'Neil, presidente de la
compañía, junto con Ch¿rles Kirschbaum, y Daniel Rodríguez, el supervisor y el super-
intendente de la planta, respectivamente, fueron juzgados responsables, con cargos de
homicidio, en una corre por la muerte de Golab.ó3 El juicir: se basó en el testimonio de
que estos administradorcs mantenían condiciones de trabajo peligrosas conociendo el
peligro mortal de respirar los gases de cianuro, de lo cual no había advertencia alguna
ni protección para los trabrjadores como Golab, que no leía inglés, y que deliberada-
mente hicieron raspar los símbolos gue advertían de peligro, la calavera con los huesos
cruz:dos, de los contenedores que useba Srefan- Ellos eran moralmente responsables de
Ia muerte de Stefan Golab porque I) crearon condiciones peligrosas gue c¡r¡saron fllmuefte o, por lo menos, no previnieron su muerte cuando pudieron y debieron hacerlo;
2) segrín Ios testigos, ellos "s¿bían que había una posibilidad fuene... de daño al cuerponcomo resultado de sus acciones; y 3) actuaron con dolo y realizaron estas acciones por su
propia voluntad.fui la responsabilidad moral por lesionar o acturr mal requiere tres cosasi l) la per-
'sona debe provocar o no prevenir la lesión o el mal cuando pudo y debió hacerlo,2) lrpersona debe saber qué esrá haciendo, y 3) la penona debe actuar por volunad propia.
Esto significa que la ausencia de cualquiera de estos tres elementos elimina por completo
la responsabilidad de una persona por la lesión y queda totalmente oexi¡nida" de culpa.ffVarios fabricantes de asbesrcs, por ejcmplo, hace poco fucron juzgados responsables porlas enfermedades pulmonares que sufren algunos de sus trabajadores.6s En parte, el juicio
se basó en que se encontró que los f¡bricantes tenírn un deber especial (un deber asignado
por su posición) de advertir a los trabajadores de los peligros conocidos al trabajar con
asbestos pero srbiéndolo no cumplieron con su deber, las enfermedades puhnonares errnun,¡ lesión previsible que pudieron prevenir si hubieran acruado conforme a su deber. En
su defensa, los fabricantes de asbestos alegaron que la causa de l¡s lesiones pulmonares
sufridas por sus rrabajadores no era el uabajo con asbestos, sino fumar. Onos fabricantes
aseguraban que no s:rbían que las condiciones eD su¡i plantrs causarían cáncer en los pul-mones de sus trabajedores. Otros dijeron que no habírn teuido la libertad para prevenir las
lesiones porque los trabajadores se habían rehusado a usar másc¡ras protectoras, por lo que
estaben lesionados por circunsuncias gue lers fabric¿ntes no podían controlar. Si cualquierr
de egos ergumentos fueran cienos, entonces los fabricantes no serían moralmente respon-
sables de las enfermedades pulmonares de sus nabajadores.
Es importante entender bie¡r estas ues condiciones para juzg"rr una parte que es
moralmentc responsrble de algo. Comenzamos por exrminar el primer requisito para
la responsabilidad moral: la per:ona debe causar la lesión o el mal, o debe haber fall¡do
Errc¡ y ¡lecooos 43
cn prcvenirlo cu¡nilo pudo y dcbió h,¡cerlo. En muchos cilsos, cs fácil r3etermin¡r si las
¡cciones de un¡ persón¡ uprovocaron" una lesión o ntrl (esas acciones son "comisiones").
Perr: no es tan sencillo cuando un¿ püte no cxust unr lesión, sino sélo no h previene
(esas fallu $on "onisio¡res"). Por ejemplo hiike, la compañía dc zapatos deporrivos, htsirlo centro de la c¿rnt¡ol'ersil sobrc su rcsponslbilidld por tratnr mai r los tmbrjadores
que hrcen los zapatos. l,like cn realided no fal¡rica los zapatos dcponir"r.x que vcnrle. fnsu lugrr, diseñ¡ sus zapatos cn Seatde, l\¡ashington, y luego p¡g¡ a compañírs en paí-
ses en ví¿s de desarrollo por hlcer los zaparos segrín estos discños. Estrs compañías de
proveedores exuanjeros (en China, Indonesir, I¡dii¡, etcétera) son lrs que directamente
tratan mal y cxplotan a los trabrrjadores. Nike ha argumentaclo que no es morrlmente
responsrble por este m¿ltrrto porqus l¡s lesiones ocurrieron en compaiías que había
conr¡rtÍdol ¿le manere que Nike no habí¡ causado las lesiones. Los críticos han respon-
dido que aunquc es cierter que Nike no causó tlirectr¡nente las lesiones, las pudo haber
prevenido forz¡nda a sus proveedorE$ r ffarrr humrnrmente a sus trnbajadores. Si es
cierro gue Nike tenír cl poder de prevcnir hs lcsiones y debió hrcerlo, enronces Nikc
cumplía la primera responsabilid¡d morel. Pero si Nike en realidr¡d no tenír el poder de
prevenir es¡rs lesiones, si ñke no tení:r conrol sobre hs rcciones de sus proveedores,
entonces, no curnple la primera condición.
Observe que la primera condición dice quc las personas son moralmente responsa-
bles de un¿ lesirin cua¡rdo no l:r preüenen, rrí/o ¡i "debicron' prcvenirla" Esta calificación
es necesrrir porque lns per.sonas ner pueden scr morrlrnente responsübles de todas lrs
lesir¡nes que saben y no previenen. Csdu ttuo dc nusotros no es nrorrlmcnte responsable,
por ejemplo, por no salvar a todos los miembros de los grupos que mucren de hambre en
et mundo de los cuales nos entemmos levendo el periódico, aun onntlo pudiéramos salvar
r algunos de ellos. Si fuérsmos moralmente responsables por todrs estas muenes, todos
seríamos homicidas muches veces, lo curl es erróneo. illís bien, debemos decir que una
person¡ es mor¡lmentc rcsponsahle por no prevenir unr lesión sólo culndo, por alguna
razón, h persom tiene h obligación de prevenir csa lesión específica. Esta obligación, en
general, requiere cierto ripo dc relación especirl con ll lesión o con la parte lesionadl.
Por ejemplo, si yo sé que soy l¡ únic¿ per$ona suficientcr¡rcnt€ ($rcr para salvar a un niño
que se cstri ahogando, y puedo hrrce¡lo con facilidad, entonces mi relación ffsica especial
cr:n el niño crex en mí lr obligrción de .salvarlo v por ello sny morulmente responsrtrle de
la muerre dcl niño si no l¡ prevengo. O si soy un ofici'¡l de policía y veo un crimen que
puedo prevenir con facilidad, porque es mi uab:rjo prevenir tales crí¡ncnes, tengo una
obligación específica de prevenirlo y so.v moralmente responsable si no lo hago. De la
mismr maners, los empleadores tienen una oblig'ación especial de prevcnir qüe ocuran
lesiones laborales a sus trabajadores y, por lo tanto, son moralmente responsables por las
lcsiones que puücran prevenir.
El segundo requisiro para h responsabilid¡d moral es el siguiente: ia personr debe
saber lo que hace, Esto significa que si unr person¡ ignorr que t;us accir¡nes lesion¡rán a
:rlguien, entonces no puede ser moralmente responsrble dc la lesión. Sin embrrgo, la igno-
ranci¿ no siempre exiure. Una excepción es cuando un¿ persona deliberadamente se quedr
en la ignoranci,r de cierto $unto prra esc'rprr de [r rcsponsabilidad. Por ejemplo, si los ad-
minisnadores de Nike dijeron a sus proveedores gue no querían s¡ber lo quc ocurríc en zus
fibricas, serían moralmcnte responsables por el maltr¿to que hubieran podido prevenir.
U¡¡ 5squnda excepci<in ss cuando rura pcrsor¡¡r con ncgligenci:r, dr los pasos necesarios
para informrrse de un asunto que srbe es importante. Pur ejemplo, un administr¡dor de
una cornprñía de asbesros, que riene rlzón prra sr::spechar que éstos son peligrosos pero no
!o denuncia por desidie, nrr puede excuslrse por ignorancirr.
IJnrl persona puede ignorar los hechos relevlntcs o los esuindares morrles relevantes.
Por ejcmplo, puedo estar seguro de que el sobomo es incorrect<.¡ (estántler moral), pero
puedo no darme cuenta de que rl dar una propine a un oficial de aduanas en realided lo
esroy sobomando parr que cancele ciertos pagos de impuestos (hecho). Por el contrario,
a
oooo00N
44 PRINCIPIOS BÁSICOS
Rcpaio bLe!€ 1.8
Elementos de la respon.
sabilidad moral. Elindividuo debe pro'
vocar o no prevenir una
lesión o malevitable. El individuo debe saber lo
que hace. El individuo debe actuar
por su propia voluntad
puede scr gcnuin¡ mi ignorrncia dc que sobornar a oficieles del sobierno es incorrccto (es-
tíndar moral), xunque sé que al dirr pr<lpina al ofici¡l de aduanas h cstoy sobornando p:tra
que reduzca los impuestos que debo (hecho). Si es genuino que no subía que acnraba mal,
entonc€s, no soy morsl¡nente responsable por ese e¡Tor.
La ignorancia tle un hecho eümina la responsrbilidad moral por la sencilla rar.ón de
que un¡ personr no pucde ser responsrble de algo sol:re lo que no tiene control.6é De-bido a que utra persona no puede conffolrr asuntos que i¡¡nora, su responsabilidrrd morrlcon respecto a ese rsunto se eliminn. Lr ignorrncir o le negligencia deliberadas son untexcepción a este principio porque se controlan. En trnto podamos controlar el grrdo de
nuestrr ignorancia, nos convertimos en moralmente responsables de ella, y por trnto,trmbién de sus consccuencias drñin¿¡s. En general, la ignorancir de los esúnd¡res morx-
les relevantes también elimina h rcsponsabilidad, porque un¡ persona no es responsrble
de no ormplir obligrciones quc genuinamente ignorr. Sin embargo, eo el grado en que
la ignorrncia de los estind¡res morales sea rezulado de elegir libremente no cveriguar
cuáles son éstos, somos responsrbles de nuestra igaoranciay de sus consecuencias inco-rrrectes o nociv¡s.
El tercer requisito de la respons¡¡bilidad mord es que la penon¡ debe acoar por vo-
luntatl propia. Unr persom actúl por su propia volunud curndo lo hrce deliber¡d¿mente
o r propósito y sus lcciones no son el resulado de algrin impulso mcnr¡l incontrol¡ble o de
una fr¡erza extema. En otras pdabras, una persona acnir porvoluntrd propia curndo elige
hacer algo por unr razón o un propósito y no es obligadrr a hrcerlo mediante una fuena in-tema o externr sobre la que no tie¡re conuol. Una persona no es nroralmente responsable,
por ejemplo, si crusa una lesión porque no tení¡ podcr, lubüdad, oportunidad o recursos
para prevenir quc su$ accioncs la ocasir¡n¡ran. T
bmpoco es moralrnentc rcsponsable cuando
es forzado ffsicamente r infligir unl lesión en rlguien o esú físicrmente resringido prrrhlcer algo que evite la lesión, o cuendo la mente de una persona está incapacitada dc forma
que le ser imposible coctrola¡ sus acciones. Un empleado, por ejernplor puede lcsionar a
un comprñero de rabrrjo curndo una rnáquina que crcyé sabía operur, de pronto se sale de
control Un administr¡tlor que trrbaja en circunst¡nci¡s de estr& extrcmas puede esEr utn
tenso que un día baio el dominio de su enojo con un zubordinado no puede conrrolar sus
accioncs contra é1. Un ingeniero que forma panc de un comité de operrción más grande
puede no ser c¡paz dc prevenir que otros miembros del comité ton¡en unr decisión que
provocará lesiones a otros, Un trabajador en unr línca de ensamblc con une enfermedad
no di',rgaosticada puede zufrir esp¿smos musculrres que generen el mal frncionamiento de
la línca, dc maner¿ que cnuse lesiones fisicas en otros uabajedores. En todos estos casos,
la persona no es moralmente rcsponsrble por el mal o [a lesión, porque no eügió acruar
deliberadme¡rte o a propósito, sino que fue forzada r causar la lesión por una incaprcidad
mentel o fi¡erzas cxternas inconrolal¡les. Este úpo de inczpacidadcs menales o ftler¿as
externas eliminan la responsabilidad de una Persona Porgue, de nuevo, no puede tener
responsabilid¡d mor¡l por algo sobre lo que no tenía control. En la mcdida en que las cir-cunsuncias hacen que une persona no sea crpaz de conuolrr sus acciones o prevenír unr
lesión, le personr no es culpable de elh.Dc esre análisis de los t¡es requisitos de la rasponsabilidad moral sc puedc concluir que
una persona no es moralmenre responsable de una lesión o un m¡l si uno de estos requi-siros no se cumplc. Ls deci¡ una pcrsonr NO es moralmente responsable de una l¡sión o
mal si:
l. lr persona no provocír o no pudo prevenir la lesión o el mal, o
2. ta persona nc sabía que estaba catrsa¡do una lesión o un mal, o
3. la person'r no provocó la lesión o el mal por roluntad propia.
Aunque la ausenci¡ de cualquierr de estos requerimientos elimina por completo la
responsrbilidad moral de una person¿ por el mal crusrdo, también hay varios "frctoresmitigrntes" que disminuirían l¡ responsabilidad mor¡l tle una persons dependiendo de
Élc¡ y r.lEcocros
lr prrvedrd dcl nr¡I. Estos factores midgeutcs incluyen a) circunstrncirs quc minimizan
pcro no elinlin'¡n la ¡rrrticipación de la personr cn el ¡cto (éstas alectrn cl gr"rdo en quc
¡ persona e¡r realid:rd pror-ocó o ayudó a provocir In lesión), b) circunstrncies que dejan
a unr personi¡ con i¡¡certidumbre pero no por c,rrnplero insegur:r dc lo gue estí haciendo
{ésms at'ecun cl conocimiento de l:r penonr)' }' c) circunstancirs que hacen tiificil pero
no imp<lsible que h persona eti¡e hrcerlo (éstrs afectan [¡r libre voluntrd de la personr).
Dichos fictorcs pr:dríun disminuir la responsrbilidrt! de un¡ personr por h mala acción
riependiendo de un cunrto factor: la gravedad dcl mal. Pua adarar todo esto, analizarernos
c¿da uno.
Primero, h responsrbilidad de un'r personil sc puede mitiglr por cireunstancias
que di$minuyen h prrticipación ectivr en el rcto que oesionó la lesión. Un ingeniero
puede conrribuir, por eiemplo, a un producto no segluo si srbiéndolo dibuj:r un diseño
no seg:uro, con lo quc tiene un¿ particip:rción ¡¡ctiva en la causa de lcsiones futuras. Por
el contrario, cl ingeniero puede estar cr¡nscicntc dc hs car:lcterísdcas de inseguridad en
el diseño ds alguien tnás, pero qued:rrse pasivr: sin h,rcer algo al rcspecto porque "ése no
es mi trabajo". Iin cstos casos, el ingeniero no particip';r de manera activa al causar lesiones
¿ E?'fl,'vn 0r rt lrn, ent e re sI) 07I S rtb I e lrl rt t i on n I S ern i t on d u ct or ?
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ic,,,i' or'o.ot-' 00L (^)
có¡rputadora sin hacer las pruebas adecuadas y luego
'fq,lsifiga¡ sus registros para ocultar el fraude. Las par-
te¡ de computadora se instalaron en barcos. aviones,
ármas.y bombas.nucleares en todo el mundo y no se
pgdian rastrear. Se citó a un funcionario de la Defensa
que hqUia dr.cho que si un componente estaba defec-
tuoso y funcionaba mal, "eslamos hablando de vidas.
Podríamos tener un misil que llegara a Cleveland en
lugar de al objetivo'.Aunque National Serniconductor fue señalada y
multada por el crímen como una corporación. ningrin
individuo'de la empres.q fu.e gylpgdo por los crímenes
del'cágd. El Departamento de Defensa objetó que como
"uha:ioiporáción actúa sólo a través de sus emplea-
dos yiádiiinistradores", aquellos que conformaban la
coü¡ianía y que participaron en el crimen debían se-
ñala¡se como responsables. El presidente de National
Semiconducror pensaba diferente: 'Estamos en tolal
Fuente: "How Tests Were Faked at National', San Jose Mercury News,3 de junio de 1984. p. 1; y "National Semi Pleads
Guítty to Scheme', San Jose Mercury News,7 de marzo de 1984, p. 1.
ace unos años. el Departamento de Defensa
de Estados Unidos presentó cargos contra Na-
tional Semiconductor por venderle partes de
desacuerdo con la propuesta del Departamento de De-
fensa. Hemos establecido repetidas veces que acepta-
mos la responsabilidad lsólol como compañía y con
determinación mantenemos esa posición". Según el
presidente. la corporación. y no sus miembros. era res-
ponsable de estos actos criminales. l"-..,
s;ir!1
l\--' : \., a;tt
b*Áa
a:_
¡t6 PRINCIPIOS BÁSICOS
futuras. En gencrrl, cuanro menos cclntribuyan las acciones ¡rropils al result¡do dc un¡r
accién, meno¡ es la responsrbilidrd moral plr ese resultado (dependiendr: de h seriedad
del acto). N*o obstante, si una persona riene un deber especill (asignado cn forma oficial)
de reportrr o intcntar prevenir ciertos actos incorrectos! entonces es nroralmenle rcs-
po,utbl" por rctos qo. no reporre o no intente prcvenir aun cu¡ndo no prrticipe de otm
irrrn.rt en ellos. Por ciemplo, un contldor, contrutado F:rra rePonar cualquier aAividad
fraudulenta observadr, no puede ategrr responsabilidad disrninuid:¡ Por un fraude si aun
sabiéndolo no lo reporra diciendo que él no realizó de nranera activa el fraude. En q¿sos
en que la persona rienc un deber especicl (asignado dc m¿nera específica) de prevenir una
lesión, es in.oo..to que con liberud y conocinüento no lo prevengr. Uno es responsable
de la acción fiunto con las ouas partes culprbles), si uno debió y pudo haberla prevenido
y no lo hizo.
Segudo, hs circunstancias quizá generen incenidumbre acerca de unr vrriedad de
"suoto.. Una persona puede estar bastente convencida de que haccr dgo es incorrecto y
aun asídudar dc I" impottancia tle los hechos, o puede tener¡lud¡s acerca de los estándrres
rnor¡les respectivos, o de qué ten grtrvemeote incorrecta es l¡ ¡cción- Por eiemplo, se pide
a un trab,rinior en üna oficina quc lleve informacién protegida a un competidor y él siente,
con bast¡nre certeze $re esrá mal, pero umbién puede tener dudas legítimrs sobre kr seric-
{ad clel asunro. Esurs incenitJurul.¡res er¡ ocasiones disrninuyen la responsabiLid,ld moral de
le persona por el acto incorrecto.- TLrcero, a una pcrson:l puede parecerle dilícil evitar cierto curso de acción porque estd
sujetr a rmenazes o coacción de algún tipo, o porque evitar ese curso de acción impondrá
un costo alro para la persona. Los m'¡ndos medios, por eiemplo, algunas veces tienen una
prcsión intcnsa o ,oir ,*"nrzados por sus superiorcs para lograr metas no re¡listas de
producción o rn¡nrcner a los trrbejar.lores o al pú_büco ignorantes decieru información
dc salud, üunque es claramente no érico h¡rcerlo.67 Si lrrs presioncs sobre los adminisar-
dores so¡ sufiiientemente fuerres, entonces zu responsrbilidad disminuye en proporción.
Aunque son culpables del mal, su culpa se mitiga (quienes con liberud y conocimiento
imponen presiones sobre los subordinados de los que esptran actos incorrectos t¡mbién
son responsables de &tos).Currto, et grado en que est¡s tres circunstancias mitigantes disminuyen la responsa-
biüd¿d de une p.*ott" poi *t lesión depende de la grevedrd de h lesión. Por ejemplo, si
hacer algo es gravemenre incorrecto, entonces aun lm presiolres fuertes-y la pcrticipación
nunimatl uei no reduzcm de manera zustrncial dicha re;ponsubilidrd. Si, por cjernplo,
nri emple..rdor me trmenazl cor: despedirme a menos gue venda productos usados que sé
que ma*rán a alguien, esr¿¡ía mrl que lo obedeciera, aun curndo la perdida del empleo me
imponga altos cóstos. Sin embargo, si sólo se trsta de un asu¡lto relativamente menor, ltrrrrinra de perder mi trabajo midga de modo süsrrncial mi responsabiüdad. Al determinar
ln responsabiliclsd moral por unr acto incorrecto, deben juzgarse las incerddumbres, las
presiones a las que se oú sujeto y cl grado de panicipación, y luego, se dcbcn ponderar
estos f¿ctores contr¡ la graved,rd del mal. Es obvio que estos juicios con frecuencir son
demasi¡do diffciles y dolorosos para hacerlos.
Resumir los puntos esenciales de este largo y complicado análisis de la responsabili-
d¿rd moral {c un individuo por una lesión o un mrl puede scr útil. Primero' una persona
es moralmente responsable de una tesión si I) ocasiona la lesión o no la previene cu'¡ndo
pudo y debió hacerlo, 2) sabe lo que hace, y 3) la pefsonr acruó por volunrad propia.
3eguntlo, la responsabilidad moral se eliminr (exime) por completo por ausenci:t de cual-
quierr de .rto, t .r elementos. Grccro, [a respeinsrhilid¿tl ruor¡l por una lesióll o un md
se midgr por a) una panicipación nínim¡ (aunque no rcn¡ar no mitig,r la culpa si se tiene
un debir tpecífico i. pre"enir el rnal), b) incertidumbre, y c) dificulted; pero el gradr:
en que estoJ res f..to.", disminuyen h responsrbilid'rd depende de d) h gravedad de h
lesión o el mal: curnto mayor sea h gravedld, menos culpa será mitignda por los primeros
rres hctores.
Élce y ruecocros 47
Antes de dcjar este tena, dei:e cibsen'arse que los críricos hrn rebatido si los ues fac-
rures rnidgan¡es en realiclad afect¡n la rcsponsabilidad clc un¡ persour. Algunos afirman
aue el mal nuncr puede provocarse, no importl qué presiones se ejerz:u sohre unr per-
,oor.6E Ot¡os críticos asegursn que vo soy responsable cuando me abstengo de detener
un mal, lo mismo que cuando lo realizo, Porque pernritir en form¿ pasiva que r:curra algo
no es moralmenre diferente de provocarlo de manera activr.ó9 Si estos críticos están en
Io correcro, entonces l* participación pasiva en algo n<l Initign [r responsabilid¿d m,rral.
Aunquc ninguno de estos críticos parece estrr en lo correcto, usted deberí decidir qué
pienir al reqpe*o. Discutir todos los aspectos que sursen con las crítici¡-s no.s slcarir de
rumtro.
BesponsabilidadcorPorativa
Denrro de h corporación moderna, la responsabilided por un acto corporativo con fre-
cuenciü se distribuye entre cierto número de partes que cooperxn. Los actos corporativos
suelen producirse por varies acciones v <¡misiones de much¡s personas que trabajan juntas,
de manem que sus acciones ligadas y sus omisiones conjuntas generan el acto corporativo.
Por ejcmplo, un equipo de adminisUadores diseña un auto, oUo equipo lo prucba y un tcr-
..ro io cánstruye; lrna person¡ ordena, aconseja o prornuevc algo y los otros actúan sobre
estas órdenes, consejo o promoción; un grupo defrauda a los compradores sabiéndolo, y el
otro, en silencio, pere sabiéndolo, disfrua las ganancias obtenidas; una personl conBibuye
con los medios y la otra logra el actoi un grupo hace el mal mienrras que el ono lo oculca.
Las variaciones de cooperación son interminables.
¿Quién es mo¡almente responsable de estos actos producidos conjuntamente? El
punro de vista tradicional es que quienes con conocirniento y iibenadfucen lo necesario
para proclucir el acto corporativo son, todos y cado uno, responsables.i0 Desde esta pers-
p.ctiun, lrs siruaciones en las que una persona necesita lrs acciones de onos para realizar
¡na ácro corporativo incorrecto llo son diferentes, en principio, de las situaciones en l'¿s
que una personir necesita ciertas circunstancias externas para cometer un mal. Por ejem-
plo, si quiero dispnrarle ¿ una persona inocenten debo confiar en que nü pistoia disp:rre
icircunstancir externa). Si yo quiero def¡audar a los accionistas de una corporación, debo
confiar en que otros hagan su parte en el fraude. En ambos casos, puedo producir la lesión
incorrccta sólo confiando en algo o alguien que no sea )'o' Dn ¿mbos casos' si con cooo-
cimienro y libenad realizo el fraude, entooces, soy moralmente responsable dc la lesión.
Por lo tanto, realiz¿r un acto incorrecto con la ayuda de otros, no difiere de manera mr¡ral
significativa de realiz¿r un ecto incor¡ecto con la ayuda de instrumentos inanimados: la
pértooo es compleumente respons¡ble del mal o la lesión, incluso si su responsabilidad
está companida con otros. Por ejemplo, si como miembro del consejo de directores de
una corporación, con pleno conocimiento y complera libermd, accúo sr:bre la infc¡rmación
intema para votar por alguna acción que me beneliciará pero de manere injusta perjudi-
cará a otros .rccionistas, entonces, soy moralmente responsable de un acto corporativo
incorrecto del consejo, aun cuando comparta mi responsabilidad ct¡n los otros miembros.
Con mi voto intentaba producir un ecto corporativo ilegal y lo hice con conocimiento ylibertacl.
Los críticos de este punto dc visu traclicit¡nal, de la responsabilieiad individual por las
acciones corpOrntivas, algumentan que cuando rur grupo organizado como una corPora-
ción actúa en conjunto, la acción corporativa puede describirse como acción del gruPo y, e_!
consecuencia, el grupo, y no los individuos que lo forman, debe ser responsable det acto.Tl
Por ejemplo, es usual dar crédito por la manufactura de un auro defectuost¡ a Ia corpc.ra-
ción que lo fabricó y no a los ingenieros inüviduales que participen en dicha r.trnnufactura.
Es comú¡ quc la ley atribuya los rctos dc los administrrdores corporativos r ia corporación
(siempre quc a*úen dentro de su autoridad) y no a los administadores como individuos'
o
ooo0O5
48 PRINCIPIOS BASICOS
Los tradicionalisrl.s, sin embargo, puederr responder que, aunque ,rlgunas veces atribui¡nos
los actos a grupos corporativos. csre hccho lingüísrico y legal no cambi¡ la realidad mor¡ldenís de cso$ acros: son los individuos los que llevan a cabo las ¡ccioncs cspecÍficas cuyo
resultado es el .¡cro corpontivo. Dldo que los indiliduos son moralmente responsahles
por t.as consecuencias coaocidas v planaclrs de sus acciones libres, un in¿lividuo coD con(F
cimienro y libertrd que une sus acciones r lss de otros, con la inrención de realizar cierto
acto corporarivo, será moralmente responsrble de ese acto.Tl
No obstante, con mucha frecuencia no sc puede decir que los emplcados dc las gran-
des corporacionsi "con conocimicnro y libertad unen sus accionesn par.r realizar un acto o
pan buscar un olrjcúvo coqporativos. Estos empleados siguen las reglas burocráticas que
ligan sus actividades pnm lograr resulnclos corporativos de los que el empleado quizá ni
siquiera es consciente. Por ejemplo, k:s ingenieros en un departrmento pueden consfitirun componentg con tiertes debilidrdes, sin sal¡er gue otro deprrurnento planea usar ese
componcnre cn un producto en el cud cstas debilidadcs lo conviertcn en peligroso. O
los administradores de la compañía en determinrdo momento preprrrrirn, sin saberlo,
el camino prn¡ un acto incorrccto de los administradores en un rnomento posterior. ?orejemplo, los adminisrradores de fule rck que en 1980 nrvieron el valor de desarrollar y obte-
ner una cura pf,ro la ceguera de río ayudaron r h prosperided de lr compañíe ¡ sin saberlo,
permideron qu€ en 200* ooo grupo de edminisredores oculura incorrectarnente datos
que zugcían que lr"ioxr aumentab¿ el riesgo de hll¡s c¡rdiacas. Lr olrvio, entonces, que
un¿ person¡ que tr¿bria dentro de l¡ estructura buroqítica dc uni¡ grrn organización no
n.".i"ri"rn*nie tiene ua.e responsabilirlad morrl por todos los tctos que ayudr e producir.
Si .vo trrbrjo comrt secretaria, oficinistr o intendente, o si me convierto en accionisu de
una corporación, mis actil'idades a1'udarirn a los administradores á cometer &aude' Si no
tengo conocimiento de ello o si no puedo en mrnera algunr evitarlo (rcportarlo), cnton-
ces no soy moralmente responsable del fraude. Aquí, y en ohi¡s p¡rtes' dar como ertct¡sas
la ignorancia o lr falta de capacidrd, que son cuestiones endémicas a las organizaciones
corporatiuas burocníticas a gran escah, eliminarían por conrpleto la responsrbilidad morel
del individuo.Además, dependiendo dc la gmvcdad dc la acción, los factores mitigantes de inccrti-
dumbre, d¡ñcultad y parricipación mínimr r¡mbión podrían disminuir la responsabilidad
de una persona por u¡r acto co¡perrarivo. Algunas reces los emplerdos de un¡¡ corporeción
acepran un 0cto au.nque saben que (en cierto grado) es incorrecto y tienen la hatrilidad (en
cierto grado) de retirar su cooperación: lo aceptan renuentes debido a las presiones ejer-
citlas sobre ellos. Los moralisus tradicionales argumenten quc la responsabilidad de una
p€rsona por cooperar renuentcmentc con otros en un acto incorrecto dcbe determinarse
ponderando los factores que niügan la rcsponsabilidad individual. Es decir, debe orami-
o"rse l. gravedad de .rr, ""to
in"Jo.cto conrr l" cenidumbre, l¡ diñcr¡lted y el grado de
participación que esuban presentes (pero, de nuevo, quienes rienen unr responsabilidad
moral de prevenir un mal no pueden alegar que zu omisión consütu1e una "panicipación
mínina"). Cuanto más gravc sea el acto de unu corporación, menos se mirigará la respon-
sabifidad por la incertidumbre, las presioncs y la participación minima.
Responsabilidadde los subordinados
En una corporación, tos empleados suelen ¡ctmr segú! las órdenes de sus superiores.
Usualmente, tas corporaciones denen una estructura jerárquice de autoridad en la que
las órdenes e instrucciones p¿srn de quienes esrin más arriba en la estructura a una va-
riedrd de agenres en los niveles bajos. Un vicepresidente dice a varios gerentesmedios
que deben logtrr cierms metas de producción y los gerentes intcntrn lograrlas. Un
gerenre de planta dice al superintendente que cierre cierta línea y él lo hacs. Un inge-
niero dice al oficinista que escriba cierto informe y él lo hrce. ¿Quión es moralnrente
í-t¡:; p.g''r¡'t;irs jii!¡rjun¡t¡:ts *,j¿:' if i'!,ti'iis ..1t
lil 't'€\üü11:,nl¡ilirlni{
urante 2002, John Allen Muhammad y John
Lee Malvo dispararon y mataron a 13 per-
sonas en Alabama, Georgia, Louisiana, Ma-
ryland, Virginia y Washington, D.C. Usaron rifles de
asalto fabricados por Bushmaster Firearms, lnc. Los
dos homicidas cornpraron el rifle en Bull's Eye Shooter
Supply, una tienda de armas en Tacoma, Washington,
aun cuando ta ley federal prohibía a la tienda vender
armas lanto a Muhammad, que tenía un registro de
víolencia doméstica, como a Malvo, que era menor de
edad. Las víctinras sobrevivientes han alegado que si
bien Muhammad y Malvo fueron directamente respon-
sables de tas muertes, tanto Bushmaster Firearms, Inc.,
como Bull's Eye Shooter Supply {y sus propietarios}
también "debían considerarse responsables". Las au-
ditorías realizadas por el Bureau of Alcohol' Tobacco
and Firearms mostraron que Bull's Eye tenía armas
{238 en un periodo de tres años} o documentos "per-
didos" -incluyendo sus registros de la venta Muha-
mmad-Malvo- y aún así, Bushmaster Firearms siguió
vendiéndole arrnas. Los sobrevivientes afegaron que
Bushmaster Firearms tenía la obligación de no c¡ear un
riesgo poco razonable de daños previsto con la distribu-
ción de sus armas. Ellos argumentan que la compañía
falló en la investigación adecuada o en la revisión del
registro del manejo de armas de este distribuidor, que
falló en supervisar adecuadamente la venta de armas
del d¡stribuídor y que falló al no proporcionar capaci-
Fuente: Chris Mcgann, "Farnilies of 2 Sniper Victims Sue Arms Dealer, Manufacturer", Seattle Post-lntelligencer, 17 de
enero de 2003, p. 14.
rxponsable cuando un superior ordena a su subordin';rclo que rerllice una acción que
¿nrlros saben es incorrecta?Las personas algruras veces sugieren que ctrando un subordinado acnia siguiendo las
órdenes de un superior legíriruo, el suborclinado cstá absueltr.r tle toda responsabilidad por
esr .¡cción: sólo el superior es moralruente responsable pt":r el rcto i¡rcorrecto, aun cuan<Io
el subordin'¿dr; es el agente que lo reilizr. Por ejemplo, hace vados '.tños, ios gerentes de
un planta nacir.¡nal dc semiconductorcsr supuesramente, ordenaron a sus empleados quc
escribier¡n un informe falso al gobierno quc cstablecía que cienos componentes para com-
pundora se habían probado y no estaban defecruosos.TS A.lgunos cmpleados objetaron,
pero cuando los gerentes insistieron, los cmpleados cedieron y [o hicieron. Cuando se
descubricron los infbrmes frlsos, los gerentes argunlentrron que sólo la corporación como
trn todo debín ser responsable por los informes falsificados. Ningun empleado debe ser
tación o incentivos para que el distr¡buidor cumpliera
con las leyes de armas. Si Bull's Eye y Bushmaster hu-
bieran actuado como tenían la obligación de hacerlo,
habrían podido prevenir que Muhammad y Malvo ob-
tuvieran el rifle de asalto que necesitaban para matar
a sus víctimas, ya que la ley federal habÍa vedado a
ambos la compra de armas. Bull's Eye y Bushmaster
ayudaron a provocar las muertes, asegura la esposa de
una víctima, y por ello "comparten la responsabilidad
de la muerte de mi esposo y de muchos otros".
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50 PRINCIPIOS BASICOS
lnoralmente responsüble, alegabm, porque cada ernpleado sólo era un ¿gente que seguía
órdenes.[videntemente, es enóneo penscr que ün empleado que con conocimiento y libertad
acnia mal queda attsueko de toda responsabilidad cuando "sigue órdenes". La responsabili-
dad moral iequiere meran'¡enre que uno actúe con conocimiento y liberud, y es inelevante
que la actión errónea sea realizada porque se eligió seguir una orden- Por ejemplo' si mi
zuperior me ordena matar a un cornpetidor y lo hago, despué¡ será diffcil alegar que soy
tot¿lmente i¡ocente porque sólo "seguía un¿ o¡den'. El hecho de que mi superior me
ordene realizar algo que sé es inmoral e incorrecto de ninguna manera dter¡ el hecho de
que yo sabía lo que hacía y fui libre de elegir, entonces, soy moralmente responsable de
.tlo. Coro se obser,/ó en el anilisis del 'argumento del agente leal", existen límites para
las oblig"aciones de un empleado hacia su superior: un empleado no tiene obligación de
obedecir una orden que es inmoral. Por supuesto, un superior puede imponer presiones
econó¡nicas significativas sobre un emplerdo y éstas pueden mitigar la responsabilidad del
empleado, pero no la eliminan por completo.-
Así, cuando un superior ordena a un empleado realiz¡r una acción que ambos saben es
incorreca, el empleadb es momlmente responsable si l¿ realiza. ¿Es umbién moralmente
responsablc el superior? Obviamente, pues al dar la ordcn al empleado, el superior pro-
uoá, .on conocimiento y libertad, ta ección incorrecu urilizando a su subordinado como
instrumento. Que un zuperior use a un ser hum¿no Para genemr una acción íncorrech no
cambia el hecho de que ia provocó.
Preguntas de repaso y análisis
L Deñna los siguientes conceptos: éticr, ética en los negocios, moralidad preconven-
cional, -ottidtd convencián¿I, moralidad posconvencional, razonamiento moral,
requerimienro de congruencia, relatiüsrno ético, responsabilidad moral.
2. "Laética no dene un lugar en los negocios". Analice esta afirmación
J. A su juicio, ¿k:s :¡dminisraclores <le Merck terúan la obligación moral.de gastar el
dineio p.ru á.rrrroll¿r el medicamento contra la ceguera de río? ¿Puede establecer
el estárxlar o estándares morales generales en los que basó su juicio? ¿Está dispuesto
a aplicar el "requerimiento de congruencia" a sus estindares morales?
4. ul,os puntos de vista de Kohlberg sobre el desarrollo moral muestran que cuanto
rrrás madura moralmente es una Persoül, más probable es que obedezca las normas
morales de su sociedad'. Ansüce esu afirrnación.
Recursos en Internet
Si usted desea investigar de forma general el tema de Ia ética en los negocios a través de In-
ternet puede comenzxr visiando las siguientes páginas \Yeb: a,v¡tt.sca.e&t/ethics,la página
de Marktula Cenrer for Applied Ethics de la Universid¿d de Santa Cla¡¿ cuenra con ar-
dculos sobresalientes y otr; conrenidos, además de cientos de ligas con otros sitios sobre
éact; zttu-o.ethia,ensi.edu,la acn¡alización de la étjc¡ de Larry Hinman de le Universidad
de San Diego tiene unr gran colección de artículos y ligas con numerosos temas de é¡ica;
,-r.*tb-*iomcsrnAhuseihia.htn,lt página de Shuon Stoeger, que incluye ligas con varios
casos quizá sea el mejor rec'urso sobre étic¡ en lnterneq aruw.s¡mtial.org, lr Essentiel Or-
ganizaüon proporciona ligas a numerosas organizaciones y recursos de datos que manejan
Errcn v NEGocros 51
h responsabilidrd social corporativi¡; wau.set.gavledgttr.htmt, el golrierno de Estados Uni-
.1c,s pioporciona uu ¡cceso con bssc¡dor a todas Lrs compañí';s SEC; z.'uw.benmt¡orldli¡tl¿s.
srglbookl\|.hrz, Resonrües lbr Activisu tiene información sobre compañías, al igual que
Cárporrte Watch (wl;;u.eurpantcb.org), World l\¡atch (-utzu.worlda*tch.org), ¡i Ethical Bu-
sineis (uzara,rrq.co.uL/ethicalhusinex);aww.bsrorg, Business for Social Responsibiliq" es uno
de los mejores sirir:s si se cleseu información sobre la responsabilid*d soci¿l en los negocios;
oros sirios simila¡es incluyen el de .Mlellenbaker acerca de responsabilidad social (wuw.ma-
llnbnkexnet/csr), y el foro de responsrbilidad social corporativa del International Business
Lea de rs Forum (w'aul Y,t b lf . or g) -
Es clapitad.' en' Ia inÁustria del cb a colat eI
SSAC
Casi ia mita{ clel chocolate del ¡i¡undo se háce con granos
áe caCaó.de;caüdad ¡1 precio altos que crecen en los cam-
pos de Costa de.lVlarfil y Glra¡a¡ una pequeña nación en
el lado oeste de A-frica. Sin embargo, los campesinos de
eitas ücibneepobr* se distlnguen porque en ocasioues se
ápoyzn gon esclavos para coscchar los granos. Los esclavos
son niños de 12 a 16 años -á !'eces hasta de nueve- que
son secuestiados en las aldeas de naciones vecin¿s y luego
'se venilen a los cultivadores del cacao, qüenes usan lári-gos, golpizas.e inaiiición para fórzar a los niños a realizar,
en medio del caloq el difícil trabajo de limpiar ios cam-
pos, rccogbr ios granos y sccarlos al sol. Los niños traba-jan desde que sale el sol fasta que se pone y en lr noche
se les Éncierra en cuattgs sür.vencanaq doide duermen en
tablOnes ¿,i áhdeia. Sü'saber dóntle estín, sin h¿blar el
idioma dd lf región, aislados en las áreas rurales y arnena-
zadot con dums golpizas si traan gle escapar, los niños rar¡vez integtal ,hui¡.de esta situación de pesadilla. Quieneslo intentan, casi siempre son enconkados, golpeados se-
veranl€nte como ejemplo para otros y luego encerrados en
confinamiento solitario por periodos prolongados. Cada
año se mue¡e o mata'a un número desconocido de nifios e¡los campos de crcaq de Cosa de Mrrfil y Ghana.
El infortunio de los niñosresdavizados fue dado a
cooo.., en todo'el mundo en sepriernbre de 2000 cuando
rTir¡e trtsion, üna compañía televisiva inglesa, tomó vi-deos de estoi iriños en los campos de Costa de Marfil ylos aansmitió ai aire en Estados Unidos. Un informe ut-terio4 de 1998, del Fondo para la Niñez de las Naciones
Unidas había condüdo que muchos campesinos de Costa
de l{ar6[usaban esclavos, y en el :rño 2000, el Departa*
mento de E¡iado de Estados Unidos en su informe sobre
los derechos hunranos estimó que en años recientes más rle
15,000 niños de los países vecine¡s de Benin, Burkina Faso,
MalÍ y Togo h¿bían sids vendidos para Ia esclavitud en la
Costa de ilfar6.l. Una investigación del periódico Krrght'Rirl/er, publicada el 24 de junio de 2001, llam¿ba otra vez
la atencién sobrc el uso de niños esclavos en los campos
de cacao de Costa de ilfarfil y, con crecesr corroboraba hs
condiciones en los campos como lo había reportado Thre
Msion. La Organización Mundi¡l del Tiabajo reportó el
15 de junio que la esdavimd de niños estaba "generalizada"en Costa delvfarfil. El 17 de junio de 1999, un año antes
de que Ti'ue Vision comenzara a publicar el inforn¡nio de
estos niños, la Organización Intern¿cioual dsl Tiabajo
había adopudo la "convención" que comprometía a todos
los países a "ratificar" la convención para tomar "medidas
inmediatas y efecdvas" que eliminaran "todas las formas
de esdavfuud o las prácricas similares, como la venta y el
eáfico de niños". Ochent¡ y nueve países -incluyendo
Estatlos Unidos- radficaron la convención, pero Costa de
llarfil no lo hizo.
Aunque la esclavitud en los campos de Costa de Mar-fil es ilegal, rartvezse aplica la ley. Fronteras abiertas, es-
casez de policías y Ia disposición de los oficiales dcl lugar a
aceptrr sobornos de los miembros que trafican niños, todo
conribuye al problema. Además, desde 199ó, los precios
del grano de cacao han bajado en los mercados globales.
Enre 199ó y 2000, los precios cayeron de ó7 a 5 I centavos
de dólar por libra, una b'rja de casi 25% y una declinación
dict¡da por las fuerzas globales sobre las que los campesi-
nos no tenían cont¡ol. Afectcdos por los bajos precios, los
ya de por sí pobres culrivadores de cacao recurrieron a la
esclali¡ud para intentar disminuir sus costos de mmo de
obra prra poder sobreviv'ir la baia del precio de los g'anos
de cacao en los mercados globxles.
o=
oooo6o
qt PRINCIPIOS BASICOS
El chocohce es un'¡ indust¡ia de 13,000 millones de
dól¿res en Estados Unidoso en 2000 cste país irnporrír un
toml dc 6?7,000 toncladas de cacro. Los nombres dc los
currro fabricrntes ¡nás grandes de chocohte *todos usan
grr¡nos de cacao de Costa de &Iarfil- son bien conoci-
dos: Hershey Foods Corp' (que hace cl chocol¿te de leche
Hershey!, Reeses y Almond Joy), M¡rs, Inc. (fabric:rnte
de i!I&r\¡fs, Mars, Tivix, Dove y &Iil\ lVay), Nestlé USA(que fabrica Nestlé Crunch, Kit Kat, Baby Rurh y Butrer-
fingers), y iGaft Foods (que r¡si¡ chocol¡te en sus produc-
tos para hornear y pua el desryuno)' fofenos conocidos,
pero aún significrrtivos para la industriu son los nombres
de fucher Da¡riels Midland Co., Barry Calleb:rut, y Cargill
Inc., toclos ellos sirven como intermediarios que muelen vproceen el cacao que se compre en Coste de iVlarfil para
l'ender sus productos ¡ le¡s fabrictntes.
Que muchos campesinos en Cost¡ de Mrrfil us¿n
niños esclavos prra cultivar el cacao, ya ero subido por los
fabricantes de c,hocolate en Budos Unidos desde que los
nreüos publicaron los primeros informes. En 200l,la Cho-
col¿rtc M¿rnuhcnrrers Associadon, un gnrpo comercial de
tabricantes de chocohte (que incluye los nombres de Her-
shey, llars, Nasdé y otros) admitió a los periódicoii que es'
taba consciente del uso de niños esclavos en los clmpos de
cacao de Costa de.lvfar6l, Presion¿d¡ por diferentes gruPos
entiesclaürud, el 22 de iunio la asociación declaró que ucon-
denaba estas prácticas'y estuvo de acuerdo en financi¿r un
"estudio" de la siruación. En la condaua mira de los medios
de comunjcación, el 19 de septiembre de 2001, la asocia-
ción firmó un plan tirul¡do "Prc¡rocol for the Growing and
Processing of Cocoa Beans and Thei¡ Dcrivative Products
in a tr{¡ner that Compües rvith ILO Convurtion 182 Con-
cerning the Prohibition and I¡nmediate Action for the eli-mination of the lVone Forms of Child Labor". Los miem-
bros de la asociació¡ acordaron que debían "invcstigar" las
conüciones de los campos de cacao y debían esurblecer una
"fund¡ción internacional" que pudiera ozupervisar y man-
tener los erfuer'¿os" para eürpinar h esclavirud de los niños
en estos campos. En julio de 2002, Ias primeras investiga-
ciones financiadas por la asociación concluveron que cerca
dc 200,000 niños -no todos cd¿vos- trabajab'an €n r:on-
dicioncs dc pcügro en los campos dc cac¡o'
En mayo de 2002, después de una gran atención de
los rnedios y bajo la presión del senador Tom Harkin yel representante Eliot Engel' los ¡niembros de l¡¡ Choco-
I¿te ,Manufacturers fusociation y la lVorld Cocoa Foun-daticln, junto con v'rrios grupos de derechos humanos y el
gobierno de Costa de MarñI, firma¡on un "Men'¡orandum
of Cooperation" eo el que acordaban traba¡'ar para termi-n¡r con el uso cle niños esclavos en Costa de Marfil. Los
miembros tle la asociación conünieron en que financia-
rían los programas de capacitación para los camp€sinos delqlc:ro que les ensei¡¿rí¡n técnicas de cultivo y les erplica-
rían la importancia de evitar el aahajo de eschvos. Thm-
bién decidieron es¡ablecer utr sistema de "cerdficación"
gue verificaría y certificaría que los gfanos usadus por los
n¡ie¡nbros de la asocirción no luenn cosechad<¡s con ril-bajo dc esd¿vos.
Para principios de 2005, el difícil problema de certi-
ficación todavír no se resolvía: ¿Cómo podrían los frbri-cantes y los disribuidores que compraban cacao de Costa
de iVI¡rEl "cenificarn que no se usab¡ la esdavitud para
cosecharlo? El problema era dificil Porgue había m'is de
un millón de plantaciones en el oeste de Africa (ó00'000
en Cosa de Marfil y't00,000 en Ghana), y la mayoría de
familias pequeñas se localizab¡n en regiones mrales de di-
ffcil acceso y sin infraestrucrurr. Incluso, los campesinos,
pobres y malu¡mdos por la baja en el precio del c¡c¿o,
ocultab¿n cuidadosamente el uso de esclavos pues era ile-
gal. Los granos cosechados por niños esclavos se mezdan
en contenedores y almacenes con los granos cosechados
por uabajadores libres pagados, y son indistinguibles. En
2005, sin un sistem¡ efectivo de certific¡ción, virrualnente,
todo el chocolate producirlo con granos de cacao del oeste
de Africa (Costr de Marfil y Ghana) todaví¿ condene una
porción desconocida de chocolate hedro con granos cose-
chados por pequeños niños esclavos.
Preguntas
l. ¿Cuáles son los aspectos éticos sistémicos, corPomti-
vos e indiüduales generados por este crso?
2. Desde su punto de vista, el tipo de escl¡vimd infandl
analizada en este caso, ¿está absolutamente mal o estisólo relarivamente mal, es deciq si uno vive en r¡nx
sociedad (como la nuestra) que desaprueba la esclaü-
tud?
3. ¿Quién comparte la responsabilidad moral de I¡ es-
claütud que riene lugar en la industria del chocolate:
los carnpesinos africanos, los gobiernos africanos, las
compañías estadounidenses como Hershe¡ }fars,Nesdé y Kraft Foods, los distribuidores como fucherDaniels }lidland Co., Barry Callebaut y Cargill lnc.,
Ios consumidores como usted y yo q¡re conocemos
es¡rl siruación pero continuamos comprando choco-
late mancilladol
Notasl. Este c¡so se basa en las siguientes fucntes: Sud¿rsan Raghrvan
y Sumanr Chatteriee, "Child Slavery rnd the Chocolate Trrdeo,
San Jan lvIercary Ncar (un periódico de Knight Ridder), ?4
de iunio de 2001, p. lA.; Stop Child Laboa 'Theret NothingSweet About Child Slave Labor in the Cocoa Fields', en úr¡.'//oew -* o p t b i W ú or. or g/ in t en atí o n t k b i ld b b o r/ ú o c o b te. b tm, f echlde acceso: 2ó de abril de 2004;
uPact to End Africa¡ Chocolrte
Slavery", BBC Nervs (en línea)' 2 de mayo de 20Q7, fecha de
acceso: 26 dc ¿bril de 2004; Anti-Slavery Intcrnational, uFor-
ced Labor in the Cocoa lndustry", en bttpy'/ttrw.anti¡laaery.
o'g/boncpage/cam ptignhonabackgrunzd.bnt, fecha de accxo: 2ó
de abril de 200{.
Érce y ¡¡Ecoc¡os 53
@rvnwscD-RoMCa,ída de Enronr
CASOS
En su número de lbril de 2001, la revista Fo¡to¡e llamó
a Enron, en|re l¡rs 17 cornprriíru más grandes tle Est¡rlos
Unidos, la cornprñí;r urnás innnv¡¡rlom" cle h¡rdos Unielos'
Seis meses miis tlrtle, el I de diciennbre de J001, F¡ron se
dec!¡ró en ban{:arrota' como resuk¡do de lo gue s¿ ha ll,r-
mado el &¡ud¿ connble más grrnde del sig{o xx; 12,000
empleados perdicron su trabejo y los ahorros pam el retiro
de tod¿ su vidr¡, que habían ínvertido en las acciones de
Enron. Otros propietarios dc ¿cciones de Enron -inclu-yendo milcs de estadounidenses ordinerios que también-habí¡n
inl'errido sus pensiones- perdieron un totd de
?0,000 millon¿s de dólares cuando el v¡lor de sr¡s *cciones
llsüó s cerü, l)enrro de Enron, Shcrron trV¡fins, la vice-
pÁidott, de Enron, obsen'ó con horror cémo tl com-
paria que habíl luchado por srlvar d denuncitr a otrüs lo
quc ocurria, de toda fornras se tlesplonré a su ¡lredctlor-
Kenneth La¡ un eco¡ro¡nis¡a v ane¡ior subsecrctrrio
del Departamento del In¡erior de Estrdeis L;niclos, formó
Enron en 1985, diseñündo un:l frisión entre dos conprñí*de gas n'.rturd cuyos sistemas dc rubcrí¡s cornbinrdos for-
maron el ¡:rirner sistema de [a nrción crpaz tle distribuir
gas n¡¡ural ¡ todo el prís. Lry exprrndió la comprrñía pi-áiendo préstarnos para comprar oüas' y en 1987 lr deuda
de En¡on llegaba a 757" de zus acdones, creando un pro-
blema continuo. Lay contrató cn 1989 al joven graduttlode Hrrvard, Jeffrey Shlli¡g, como jefe del depanamento
dc finrnars dc En¡c¡n'
El gobierno de &tados Unidos apenas habír "elimi-nsdo la regulac"ión" del negocitl de energía levantando nu-chrs reglu que mantenírn 6jos los precios. Ál est¡blecer
esus regulaciones, los precios dcl g3s comenzaron e f]uc-
ruar mucho, haciendo del gps namral un negocio riesgoso
tanto para conrpradores como para vendedores. En par-
ricular, los pequeños productores de gas nrvicron problernas
p'rra reunir dinero pua erptor.rción v perforación, porq¡re
los riesgtxrx me¡cados rhuyenmbrn ¡ los il¡eersionistas.
Skilling llegó con ls idea ir¡novadora de que Enronfuera un intermediario enue los compradores y los ve ndc-
dores, de mÍrnera que se reducirían los riesgos que cl'eabn
la desregulacién. En¡on firm¡rrír connatos coil los vende-
dores para comprar su gas dunnte cieno ffimero de años
a funrro, r precio fijo, y después ñrmrríe crrnt¡atos con los
compradr:res para venderles el gas durante esos mismos
años ai mismo precio, mis unr pnancia que Enron conser-
v¡rís. Como estos cont¡átos a larg,r plazo fijaban el prccio
del gas dtrante varios años, eliminrban el riesgo tanto para
conpradores como para venderiorcs, de filrm¡ que irrnbos
grupos corncnzi¡ron a comtrciar con Euon, que pronto se
conrirriri en l';r comp:rñía lírler en el rentlhie neg,rcio de la
energíu. Skilling formó un eqripo de comerciantes tlue en
su rnayorí:r consistía de grlcluados de muesr¡ía cn ¿dminis-
uación (MBd por sus sigles en inglés), que entr¿ron con
fuerz¡ con un sistema imphenble que cadr año despedía al
l0% de empleados con el desempeño más hrrjo y compen-
saba geucrosamente el desempeño más alto.
Skilling decidió que la compañía aplicaro le misma
idea comcrcial a otros mercados, y con el tiempo los ansio-
sos co¡r¡ercianrcs de Enron colnpraban y vendían contra-
tos a largo plazo para elecricidad, carbón, pulpa de papel,
alumilio, acero, químicos, madera, equa, b¡nd¡ ancha
y plásticos, en totrl 1,800 tipos diferentes de producos.
Los contratos de est,rs bienes nmbién reducírn el riesgo
fijundn.el preeio del bien esencirl durantc uno y 12 años
futuros.
En 1990, Skilling h¡bír contratado a Andrew Fasrow,
un gcnio financiero, pam a¡udar a mancjar el negocio y
l.rs dos tr¡vieron une ide¡ ingenio5a Pare reportxr el valor
de los contratos a largo plazo que compraban y vendían-
Persuadicron a la Comisión de Acciones y !'alorm de Es-
tados Unidos para que les permitiera usar el método de
contabilidrd de "m¡rca o mercado" Parr estos concrstos'
Con cse método" el valor dc un activo se'marcao (repr.rna)
en los informes ñnancieros de la ccmpañía como el "valor
de merc¡do" aca¡al del activo, es decir, la cantidod por la
que, en reoría, se ven<Jería el acrivo en el mercado rbieno.
Para c¡lcul¡r el valor de mercado de un cont¡ato, los nego-
cientec de Enro¡ pronostierbm el precio futuro del acdvo
esencirl (g:s, elecuicidad, carbón, etcétera) por los años dcl
contr¡to. Co¡ este pronóstico, sumaban los flujos de eiec-
dvo fum¡os teóricos del conrato, aplicaban la ras¿ de in-
terós y crtculaben el valor presente nem del conüato. Fsre
valor presente neto se reponaba como ovalor verdadero".
Si dicho valor era ¡nís alto que lo que Enron había pagado
origindmente por el contrato, la diferenci¡ se rePonaba
como "gnanci¡" en los €smdos financieros' Los negocian-
tes rlc Enron estab¿n prerirlnados para pronosticar flujos
de efectivo fururos altos y asas de descuento baias en sus
contrlmsr Io que permitía il Enron reportar vrlores de ac-
tivos (conrr,ttos) altos y ganlncias para los inversionistas'
En 199ó, Stilling obruvo el cargo de presidente y iefe de
operaciones de Enron, y Fastow se convirtió en el je[e de
ñnanzas.
Pronto, Enron encontró un probiema. P¡ra enrara ¡nuchos de los mercrdos donde comerciaba, tuvo qüe
pedir presmdas grandes cantidades de dinero para compn¡r
ia infraest¡ucrura necesaria para bransporc¡r, almacenrr y
disnibuir los bieaes. Pero si Enron pedía grandes présta-
meis, rdemás de lr rlt¡ deudr que ya tenía, los compradores
o
oooo6
54 FRINCIPiüS BASiCOS
y vendedo¡'es estxrísn renuentes ¿ firm¡r lcuerdos con lacompañír, pues los ¡üveles ¡ltos de deud¡ eume¡rtün lr pc-sibilid¡¡d tie que unr compañía f¡lle. Las deudrs ¡ltss üs-¡ninuirían el grrdo de inversión con los prest*rnist'rs y talvez provocrríln que los h¿ncos reclamar¿n süs présramos
a Enron. Pr¡ selvar estos problemas, la empresr tenía que
.encotrtrar un acreso al dinero prestado sin tener que re-portsr l¡ deuda en sus estirdos financieros.
Andrcw l'astow encontró una mrnera á-sftu de salvarel problema de la deuda ¡ al mismo tiempo, desh¡ce¡se de
muchos contr¡tos sob¡evduados en l.rs hojrs de balance,
mientras ol¡teníe "ingresos" aücionales. Pagó biea (vrrios
millones de dólares) por Ia pericia de un consultor, pro-porcionada por Ardrur Andersen F¡stow con la ayuda ex-
pertr dc Andcncn, estrblecieron una serie de osociedades
[miadas" llam¡d¡s oentidades prrl propósitos aspeciales".
Las reglas dc contabilidad estadounidenses pernrilen a una
compañír excluir una entid¡d de propósito especial de sus
esudos financieros si una parte independiente tiene con-
aol sobre esa entidrd, y si estr parte es dueñ¡ de al menos
el l% de ella- P¡r¡ cumplir cotr estás condiciones, F *ot'se nombró a sí misnro y a otms person,u de E¡ron iefes de
las cntjdrdes de propósito especirl. Despu&, estos indiri-duos inünieron suñciente dinero propio en Iu enddades
prra srrisfacer ln regla del 3%, y Fastow trensfirió zuficien-tes accir¡ncs de En¡on a las entidades p.lra complerar el
97%. Luego la enddad de propósito especiirl pedía prcs-
trmos por grrndcs cantidades, usando acciones de Enron
corno cohtenl, El dincro prestado se prrgaba a Enron para
'conpnrn l<x contr¡tos sobrer¡lu¡dos en los libros y otras
inversiones que no errn renmbles, y Enron podíl registrar
el dinero como ningresos de vent¡s" en lugar cle deud¡. Las
entidades dc propósito especial r¿mbién ¡cordrron om,r¡grrndes c¡ndd:ldes de la deuda existente de la comp'.rñía ¡como compensrción, Enron transferfa más ccciones a las
entidades. Fastow dio nombres poco usuales ¡ las entida-
des como 'Chewco", Jedi", nThlon', 'Condoü" y "RaP-
tor", y él y otr¡s pers{,nas de Enron se pagaroo millones de
dólares como salrrios e ingresos por su l% en la socied¡d
de l¿s endd¿des.
El resulado S¡al era que lus entitlades de propósito
cspecial se qued,rron con l¿ deud¿ de Enron, asegurada
por sus :rcciones, t¡rnbié¡ se quedaron con los contratos
sobrevaluados y otras inversiones fallldas cotn{¡ 'activoso.Como las deudos y activos compr¿dos a Enron por las en-
tidades no tenían que reportarse en los estados financieros,
los accionist¡s pensrban que la deuda oo aumentaba y Iacompañír habí¡ tenido ¡l¡os rendimientos por la venta de
esros contr¡tos y oÚos actir-os de estrs eñidades, l¡ que lo$
ingresos rumencnb¡n cada año. Como :ruditor contable
'extemo" de lt cr:mprñía, la división de Ard¡ur Andersen
certificaba que los infonnes financieros proporcionaban
una contabilidud precisa de Ia empresa.
Slrcrrr¡n ltr¡irtkins, un¡ persona honestil, abiertr y di-recta que hrrl.¡í¡ colnenzado a rabajirr en Enron en 1993
y ,¡ue ahorr era vicepresident¿ sul¡ordinada de Fastour, se
:¡lrrmó por las prácticas cc¡nmbles introducjdas por éste.
Mientr¡s cl precio de las acciones de En¡on perrnenecier¡n
alt:rs, su val¡¡r serí¡ suficiente para equilibrar l¡ deud¡ de
las enridrdes de propósito espccial y la deudr podia ptr-manecer fucra de los libros de H,nron. Pero ell¿ sabír que
si l¡s rcciones bajaban lo suficiente, esto dispararía reglas
que fonarírn a la compañía a disolver l¡s entidades e in-
cluir la deuda y los ¡ctivos sobrevaluados en sus estado.s
fina¡cieros.Por dcsgracia, en Ia segunda mimd de 2001, las accio-
ne¡; de Enron cornenzaron a btjar de su p¡mto aho de 80
dúlarcs por acción, en parte corno resulrrd* de unr hist<¡ri¡
publicadr enFar*w lvfugazinr, el 5 de mrmo de 2001, que
afinnil¡il que los estados financieros de Enron eran "c¡siimpenerrbles" y qo" l¡s acciones est¡ban sobreveluadas'
Conformc el precio dc las accioncs declinó, los contadores
de Enron luchoban para reagrup* h dcudaylos ¡ctivos de
las entidades de propósiro especial para evitrr su inclusión
en los csudos fin¡ncieros de lr cornprñir. Sherron trVrt-
Icins esub¡ horrorizada tanto por los crecientes riesgos que
crerh¡ lr blje en las acciones cnmo por los inrentos de Fr*s-
torv por cubrirlos.En julio de 2001, cuando los inversionist¿s comenz¡-
ron a dudar y el precio de las acciones brrjó a 47 dól¡respor unidad, Skilling de pronto renunció como presidente
y director ejecutivo por "razones pcrsonales", Ahora, se-
gura de que lrr corupañía se dirigí:r ¡l desastre total, el 22
de agosto, Sherron Wa*ins, personrlmcnte se reunió con
Kcn Lay y e[ depi¡ru¡mento legal y e ntregri unc c¿na de seis
priginas que descrihía las irregularidades contables relacio-
nadas con l¡s cnddades de propósito especial y alertaba
sobre lo que después llamó "el peor frrutle contable que
haya visto", "ktoy increíblementc nerviosa", escribió, "deque v¡yamos r desplomarnos en unt ol¡ de escándalos con-
tal¡les". Lry y sus rbog:ados, sin embargo, decidieron que
n¡da er¡ incor¡ecto aunque quizá las entidades de propó-
sito cpecial tuüeran que desmantel¡rse si ks acciones de
Enron continuaban bajando. Púlrlic mente, Lay anunció a
Ios empleados e inversionisss que el crecimiento fururo de
la comprñía onurc? ha sidc¡ mD seguro", y alentó a todos
y a otros inversi,¡nistas a seguir invi¡tiendo e¡r Enron. Noobstanre, Lry y ouos ejecutivos procedieron con sigilo a
vender gran panc de sus accioncs. lVattins trmbién con-
tactó a un anrigo que rabajaba en Arthur Andersen, quien
discutió sus preocupaciones con el iefe de ¿uditores de
¡\nderse¡r que trabajrba para Enron' Pero no sc tomaron
metlidrs.tr'lienurs \{'arkins desde edentro intentrbr que lr
compañía rctüilr*, el precio pr:r aceión siguió htjendn. El
l6 dc octullre cle 2001, Enron *nnnció que hrbía decidido
recuperirr lrs deudas y rctivos de las entidades de propósito
especial, tbrz.intlose a tomar un cergo de i*{ milkrnes de
drilrres contr¡ sus ingresos nctu'¡les y reducir el rtlor de la
propied:rcl de los acrionistas en 1,100 ruillones, exrctamente
io quc Sherron trtr¡trkins habí¡ intentado adverdrlcs que
ocurrirír.tln'¡ sem¿na después, el 2l de oczubre, le conri.sión
de valores anunció quc esraba investigando I¡¡s enritlldes
cle propósito especi'rl de E¡¡on. Al día siguiente F:¡storv
fue dcspedido. El 8 de noviembre de 2001, ln comprñí'.t
anunció que errr fornda ¡ res¡ablecer todos sus cstados
fin¡ncieros desde 1997, como resultedo de la obligación
de cnnsoüda¡ sus entidades de interés especial en sus es-
t¡dos fin¡ncieros principales. Se espercba que la resrau-
mción redujera el v¡lor de la propiedad de los accionistas
en 2,100 millones y aument¡¡ra l¡ dcuda de la compañíit
en 2,ó00 miilones. Para ¡oviembre de 2001, l¡ ecci<in
hrbír bajado ¿ un.dólar y la comprñír se colrpsd en ban-
carfom.En febrero cle 2002, Sheno¡r \l¡arlciru se.plesentó ante
un comité del Congreso estedounidense y públicamente
reveló mdo lo que srbía acerca de las prácticas contables de
le compañía. Etiquerrdr como Ia "denunciente valiente'
por l;r prerxa, ella ebsersó que rlndrew Fastorv hrbía in-
tentado que la despidieran para tomar 3u computrdorr,
cuarrrlo se enterl¡ de su idea de lcivenir a sus superiores (lc
lls problemas innlinentes.
Mien¡ras tao¡o, el persond de ¡\rthur Anderscn' ra-mndo de cubri¡ su participación d establecer las entidrdes
especiales y luego certiñcando l.rs esrados financieros de
la cornpañía, fue sorprendido trirurandc¡ docurnentos rc-
iacionrdos con Enron. En junio rle 2001, ltr empresa con*
mble fue dechrad¡ crlpable de obseruir la justicia por la
trirur¡ción de prpeles'r fire fo¡zada r cesirr sr$ op€r¡cioncs
como empresil tle auclitoría, dcstruyendo efecrivamente lns
carreras de miles dc sus empleados'
Énc¡ v xeGoc¡os
Preguntf,s
l. ._Curíles son los rsperros sistémico, corporativ'o e i¡rd.i-
r"idual generados pr:r este caso?
2. 5i el v¡lor de las rcciones de Enron no hubiera bajado,
quiaí las entidades de propósito espccial hubie¡ancontinuldo operando indefiniclamente. Suponga que
las acciones dc Enron no se cayeron y que su conta-bilid¡tl se adhería en crdr pdabra, si no en espírinr, a
los principios de contabilidad generalmente rceptados
(recx) (es decir, suponga que las prácticas cont¡bles dc
Enron estaban pcrmiddas por hs reglas de contabili-
dad). En ese c¡so, desde su punto de vista, ¿había algo
incorrccto en lo quc En¡on hacÍai Expliquc.
3. ¿Quién, a su juicio, e¡¡ morelmente responsrblc dcl
cohpso de Enronl
Nptasl B;tc caso essí ba:¡d,l tonlme¡¡e en las siguientes fuentes: {n¡c T.
L¿qrence,'The Colhpse ofEnron*, an Anne T. L¡rrrencq Jrmes
\ltheqJames E. Pos¡, Bu¡mm¿¡¡I.Sxrr¡r (Nueva Yorh }fcGnw-flill Invin,200t; "Dnn,nb Collapsc; Aud¡cious Climb to Succcss
[nded in Di¿zyi n g Plrrngen, Sar York Tim cs, I 3 de encro de ]001 ¡
"Rcporr of rhe Investigrrion by thc Special Invcstigtivc Commit-
tee of the Board of Directors ofEnron Corp.", I de febrtro de
t00? (el "Powcrs Report")¡ "The En¡on Collapsc: An Overüen
ofFinancisl Issues", Congrcssionel Rese¡rch Service, tl dc fcbrcm
de 1002: Stervcn H:¡milton, *The F-nron Collrpse'(cam dc cs-
tudio). (Laus¡nnc, Sui¿¡: hternarional Institute for lVlanagtrncnt
Developmenq 1001); Shenon trltüins, c-rnr del 12 de agostu de
!001 ¿ Kenncth Lr¡', fcchr de acccso: 13 dc agcto de 1004, elhtt¡://n*t l,bt. to.uI/ l /l¡i/bwins¡l t ? 641Ü S sni Sherron \I¡:¡tkins,
"Eih;r¡l Coaflica ar Enron", Califonia *laugcmotr Rltrap, * 4í,núrn. * (venno dc l00J), pp' 619;¡llich¡cl Duffr, "By the Sign ofrjrc Crooked E', Tmu, l') de e¡cro de 2002-
o
oooo66
1't
Espejo, R. (2003). El caso de la banca múltiple. En Ét¡ca y empresas:el caso de labanca peruana (pp.55-135X266p.)(2a ed). Lima : Universidad del Pacífico. (C26726)
NI
El caso de Ia banca múltiple
3.1 La pretenslón de los bancos
Como se señaló en la ir¡troducción, el autor fue reguerido por nueve bancos
del sistema desde 1993 hasta 1999 para llevar a cabo en ellos el diseño de
sistemas de conducta ética y realizar la capacitación de su personal. Losnombres de los bancos involucrados se omiten por obvias razones de confi-dencialidad; pero se puede indicar que se trata de tres bancos de los denorni-
nados grandes, dos medianos, uno pequeño y tres de consumo; de los cuales,
cuatro ya han salido del sistema, sea pon fusión, absorción o quiebra. En dos
de los bancos grandes, los programas de capacitación involucraron tanto al
personal de Lirna como al de provincias.
En esta segunda edición se ha incorporado la información obtenida de cincode esos mismos bancos para los años 2001 y 2002, así como de cinco Cajas
Municipalos, cuatro Cajas Rurales y tres EDPYMES, obtenida en el mismoperiodo 2001 y 2OO2t.
Es curioso anotar que, pese a la diversidad de la muestra, las expectativas de
todas las gerencias de personal eran muy similares; salvo en el caso de uno de
los bancos de consumo, ya desaparecido, en e[ que la gerencia era desempe-
ñada por un exalumno de la maestría de la Universidad del Pacífico y gue,
por lo tanto, había cursado la asignatura de Aspectos Eticos de los Negocios,
l. Para ser exacto, los datos cnrnienz¿n en el mes de diciembre del 2000, pero como la casi
totalidd se obtuvieron entre los años 2001 y ?A02, se consignari siempre ü¡les fechas.
a
oooo00(o
,FI
56 Apuntes de Estudio
lo cual le'proporcionaba una base de conocimiento respecto al tema, de lacual parecían carecer los demás.
La anécdota narrada en l.l resulta muy descriptiva de la situación que se
presentó en todos los bancos mencionados. Los contactos iniciales se carac-
terizaron por una fuerte tensión de parte de los gerentes, que hacían esfuer-zos inauditos por expresar los objetivos que pretendía su institución, yderivaban en todos los casos en la utilización de frases acuñadas y lugares
comunes que solo expresaban buenas intenciones; expresiones como "lamejor calidad del servicio", "la honestidad en el rato con los clientes","¡los valores, los valores!" dominaron la conversacién sin llegar a desem-
bocar en nada concreto.
Los idearios institucionales y manuales de funciones, lo mismo que loscompromisos de honor y las cartas de conducta que pude examinar (algu-
nos de estos bancos carecían de todo documento escrito referente a la con-ducta de su personal), remitían todos ellos a las mismas buenas intencionestan arduamente expresadas por los funcionarios. Ninguno de estos bancos
contaba con algo concreto sobre la conducta ética de su personal y, aparen-
temente, ninguno de esos gerentes había pensado con seriedad en el tema.
Actualmente se ha exigido por ley (al mes de junio de2}02) que, al menos las
Cajas, redacten sus propios Códigos de Ética. Los cuatro que he tenido la opor-tunidad de exarninar recogen algo de lo que se hizo en los procesos de capacita-
ción, no obstante, para conseguir que fueran aprobados por las autoridades
competentes, fue necesario retrotraerlos a los estilos meramente bien intencio-
nados pero poco concretos que son tan comunes. No deben, pues, llamar Iaatención las inconductas que se detectaron durante los procesos de capaci-tación puesto que poco se había hecho para prevenirse contia ellas-
"Para ser menos vulnerable a los nuevos ataques que se refieren a su
ética, la gran empresa americana se forja un escudo cuyos elementos
clave son Ios siguientes:- Designación de un responsable de la ética de los negocios, nor-
malmente ligado a un servicio con capacidad jurídica. Es él mismoun jurista reciclado en los cursos de 'Business Ethics' propuestos
por todas las grandes universidades. Él mismo organizará la for-mación intema en l¿ ética de los negocios.
- Redacción de una carta ética (Business Conduct Guideline) que
expresa el compromiso conjunto de la empresa y de su personal a
El caso de la banca múltiple 57
respetar las reglas de honradezy de legalidad; y de modo más prc'ciso los deberes a los que se compromete el personal en su trabajo
y fuera de él para respetar las leyes de la nación, para preservar los
intereses de la ernpresa y para conformarse 20a sus principios fun-
damentales (...)"2
Por supuesto que los medios prácticos de que se valga una empresa para
lograr esa homogeneidad de conducta variarán de cultura a culfura: no en
todas partes pesará igual un manual de ética o un conjunto de sanciones en
manos de un funcionario. En el Perrl lo que más peso tiene es la propia deci-
sión3; pero, al margen del medio práctico que se use, es necesario haber usado
alguno o atenerse a las consecuencias. Aquí el problema es que estos bancos
parecían haber percibido nebulosamente la necesidad de hacer "algo" por la
ética de su personal, aunque no supieran bien qué. En resumen, salvo uno de
los bancos materia de este libro, ninguno tenía una política institucional sobre
la conducta ética de sus trabajadores; al menos, ninguna política conocida por
los encargados de implementarla; y el que constituyó la excepción solo tenÍa
un código de ética de validez discutible por lo genérico de su formulación. De
hecho fui requerido por cuatro de ellos para ayudarlos a formular un Código
de Ética o una Carta de Conducta.
La pretensión de estos bancos al requerir los servicios del autor se reducía a
esa sensación de que les estaba faltando algo que creían poder satisfacer con
un curso que consuuyera una esPecle oe vacuna conua la InIIIUI¿trlsau. I-|.rt
desgracia, tal vacuna aún no se inventa. Tras dejar claro que lo que pretendÉvacuna contra la inmoralidad. Porconstituvera esDecleI de
an no era posible, se procedió a proponer un temario del que los responsables
del personal pudiesen elegir los puntos que fueran más críticos. La desorien-
tación era tal que fue necesario incluir una especie de instrucciones en dichotemario a fin de que no se eligiesen temas inconexos entre sí, ni temas de
aplicación avanzada sin haberse visto primero los temas básicos.
De la misma manera, se consiguió que la mitad de estas instituciones acepta-
ran agrupar a sus trabajadores no solo según áreas de desempeño, sino tam-
bién según los niveles de autoridad, pues el fruto de una capacitación de este
tipo disminuye mucho si se colocan juntos a los jefes con los subordinados.
En tal situación, estos últimos tienden a tratar de adivinar la respuesta de los
2. Géünier, Omar, op. rit.,p,($.3. Cfr. Sch¡nidt, Etlua¡do, hk'a y negu'ios para Anúrira latina,T' ed., Lima: Universi'
dad del Facífico / OXY, 1997, pp, 4l-52.
o
oooo(oo
58 Apuntes de Estudio
jefes para después seguirla, y se irnpide así que desarrollen su propia respues-
ta ante un dilema moral determinado.
3,2 Materiales, metodología y temarios usados
En todos estos programas de capacitación, se usaron tres encuestas que per-
mitieran un acercamiento a la situación ética del ambiente que ellos percibían
a través de sus instituciones, a la relación que tenían con sus clientes, a su
sensibilidad respecto al secreto profesional y a Ia confidencialidad y, final-mente, a qué tanto asumían su propia responsabilidada. La primera de estas
fue tomada del sistema diseñado por el P. Eduardo Schmidt para la Universi-
dad del Pacífico5; las restantes fueron preparadas pafa estos programas de
capacitación. En los programas de capacitación preparados para las Cajas
Municipales, Rurales y EDPYMES, se incluyó una cuarta encuesta orientada
a obtener información sobre la forma en que se lleva a cabo el negocio finan-
ciero en el ámbito del ag.oo.
Se trató de usar siempre la metodología de la enseñanza interactivaT, haciendo
las adaptaciones necesarias según los niveles de comprensión que se esperaban
en los respectivos grupos, y por Io general esto fue posible sin mayor dificultad.
Solo en el caso de las fuerzas de ventas de la banca de consumo, fue necesario
modificar en algo la metodología por la heterogeneidad de la madurez de los
participantes; la modificación consistió en que la discusión de los casos didácti-
cos no pretendía llegar al análisis crítico de sus sentimientos de justicia, sino
4. Véanse unexos l - lll.5. Véase cita l.6. Ver anexo lV.7 . Cfr. Schrnidt, Eduardo, Moraliur:ititt afondo: wr aporte a Ia luz de Ia teoría del desarro'
[k¡ lummno de June:; W. Fowler, Lima: Universiclad del Pacífico / OXY, 1993, pp. 193-236. En
una mención abusivamente apretacla, se puede clecir que ciertos temas como el de la ética y la moral
no son solo cuestión de comprensión, sino de incorporación al actuar cotidiano (no es una materia
informativa, sino fonnativa), y que la manera cle lograr esta incotporación consiste en hacer que la
persona Ie encuenFe senticlo dentro de su vida. Una forma de conseguir esto es no colocar al alumno
en la posición cle un mero receptor, sino parrir cle su experiencia vit¡l y construir desde allí unl
nueva visión de la solució¡: de los problem;rs. Para csto es necesario animar a los alumnos a que
expliciten intelectualmente los juicios cte valor que normalmente han aUibuido a meros sentimientos
de justicia, analizando lo más profunclarnente posible los orígenes de su decisión y los efectos de
rnecliano y largo plazo que estos puedan provocar, tanto en la empresa como en el profesional- Este
sistem¿ requiere de un nivet mínimo de maclurez en los participantes, tal como explica el P. Schmidt
en la obra ci!¡dfl" y se togm mecliante el an¡ilisis de casos clidácticos especialmente diseñados.
El caso de Ia banca múltiple
solo a una respuesta intuitiva, propia de una moralidad prerreflexiva y a Ia iden-
tificación (parcialrnente inconsciente) con alguno de los personajes de los c¿tsos.
A continuación, se pasaba a exponer el marco teórico y acto seguido se revisa-
ban las respuestas intuitivas planteadas, examinando las debilidades que pudie-
ran tener y los efectos negativos o riesgosos para quierr las hubiera planteado,
tralando de estimular la búsqueda de la conducta éticamente correcta por el lado
práctico del progreso personal, motivación no óptima pero suficiente. Por su-
puesto que esta adaptación requería de casos didácticos especialmente diseña-
dos y de una dinámica muy ágil en la exposición del marco teórico.
El temario general utilizado fue el siguiente:
TEMARIO
Módulo I: Introducción e incorporación al tema
Tema I; Desmoralización del mundo actual
l. I Razones de la crisis actualI.2 Relativización de los valores
1.3 Distorsiones más comunesL3.1 Falta de practicidad1.3.2 Deformaciones del medio arnbiente
1.3.3 "[.o que quiero" y " Io que creo"I .3.4 In moral idad, permisi vidad y anroral idad
1.4 La crisis en la moral forrnulada1.5 El colapso grupal por la pérdida de los propios valores
t.6 Lo que los prof'esionales en el Perú entienden por "lo ético"
Tema II: Objetividad de Ia moral
2.1 Percepción de los valores morales objetivos basados en la respuesta más
completa posible a la pregunta "¿qué es el hornbre?"
2.2 Cómo balancear la inlbrmación parcial de las ciencias que estudian al
hombre2.3 Distinción entre ética y moral2.4 Valores y principios morales
Tema III: La responsabilidad individual
3.1 Responsabilidad y libertad3. l.l La l'alsa sensación de la libe¡tad autárquica
59
o
oooo(o
60 Apuntes de Estudio
' 3.1.21¡s límites de la libertad o el llbre albedrío
3.2 Acto humano Y acto del hombre
3.3 La opción fundamental como fuente de los valores que la persona acepta
en su vida3.4 Relación entre actos, hábitos y actitudes
3.5 La opción fundamental y las relaciones con los demás
3.6 La profesión como expresión de la opción fundamental
3.7 Vocación de servicio
Tema IV: La conciencia
4.1 Definición de conciencia4.2 Función y formación de la conciencia moral
4.2.1 t¡s elementos tbrmadores de la conciencia y la responsabilidad
sobre ellos: factores genéticos y ambientales
4.3 [¿s deformaciones de la conciencia moral y sus efectos
4.4 Las obligaciones frente a la propia conciencia
4.5 La madurezy la mayor libertad
Módulo II: Elementos referenciales
Tema V: Amistad y solidaridad
5-t La amistad como valor distorsionado en nuestra sociedad
5.2 Características de una verdadera amistad
5.3 Cómo evaluar el impacto de una verdadera amistad en la vid¿díaria
5.4 ¿Solidaridad con principios o solidaridad con personas?
5.5 Complicidad
Tema VI: La comunicación de la verdad
6.1 Relativización de la verdad6.2 Autoengaño6.3 La dif'erencia que existe entre decir y comunicar la verdad
6.4 Conducta de "dos caras" y mentira6.5 Medios de comunicación de la verdad
6.6 Abusos más frecuentes en nuestro medio
6.6.1Sentido literal de las palabras
6.6.2"Deju suponer"6.6.3 Manipulación de expectativas6.6.4 Aprovechamiento de tecnicismos
6.7 Formas especializadas de comunicación de Ia verdad
6.7.1 Publicidad y propaganda
6.7 .2Bstados frnancieros y estadísticas
6.8 Difamación y calumnia
El caso de labanca múlti
Tema WI; Bt secreto Profesional
7,l El secreto profesional como fbrma de propiedad privada: secreto explíci-
ro Y secreto imPlfcito
7.2 Fundamentación del deber moral de guardar secretos
7.3 Debgres morales relacionados con el secreto profesional
7.3.t Uüliz¡r la información solo para los fines para los que nos ha sido
confiada
7.3.2Silencio, salvo que so prevea un grave daño para el bien común
?.3.3 Restituir los daños causados por nuestra thlta de discreción
7.4 Circunstancias en las que es lícito revelar un secreto profesional
Mrúdulo III: Elementos oPerativos
Tema VIII: Justicia Y contratos
8.1 Naturaleza de un contrato
8.2 Requisitos que deben cumplirse para que un contrato sea justo
8.2.1 Uso de razón Y madurez
8.2.2 Suficiente libertad8.2.3 Conocimiento de derechos y obligaciones
8.2.4 Acceso a información relevante
"Omisiones" y ocultarnientos dolosos
Costumbre jurídica
Obligaciones cteadas por un contrato justo
Tema IX: La colaboración en actos inmorales
9,1 Definición de colaboración: colaboración activa y colaboración pasiva
9.2 Principio de doble efecto
9.3 Colaboración inmoral y restitución
9.4 Escándalo en Ia vida profesional
Tema X: El profesional ante el soborno
l0.l Definición de soborno o "coima"
10.2 Distinción entre sobomos y pagos pílra conservar legítimos derechos
rnorales
10.3 Regalos de cortesía
10.4 Pagos ¡lor servicios adicionales
10.5 "Comisiones personales" para incentivar a los compradores
o
oooo(oN
8.38.48.5
62 Apuntes de Estudio
Tenra XI: La conrpetencia en el mundo empresarial
I l.l Moralidad de competir en el mundo de los negocios
11.2 "Competencia salvaje": un problema de actualidad
I I.3 Competencia dentro de la propia empresa
I1.4 Competencia desleal con el propio empleador
11.5 Algunas nonnas prácticas para evitar problemas relacionados con lacompetencia
Tema XII: La creación de una cultura empresarial
l2.l l-o que se debe entender por "cultura empresarial"
12.2 Condiciones para que se pueda crear una cultura empresarial
lZ.2.l Solidaridad y reciprocidad12.2.2 Homogeneidad de fines
12.2.3 Conecta contratación y el correcto cese
12.3 Códigos de ética y cartas cle conductas
Este temario requiere un totat de24 horas académicas y se utilizó completo solo
con las gerencias zonales o sectoriales. Para otros grupos como jefaturas, perso-
nal administrativo, auxiliares y fuerzas de ventas, se entresacaron los temas que
fueran necesarios, aunque manteniendo en todos los casos el primer módulocompleto (que se desarrolla en 8 horas), lo rnismo que el tema XII-
3.3 Los perfiles éticos
3.3.1 La visión del entorno
Todos los proglamas de capacitación se iniciaron con la admir¡istración de Ia
Encuesta No. l', cuyo prlmer punto es un diagnóstico del ambiente ético que
rodea a los participantes''; se indica para ello hasta qué punto están de acuer-
do con la siguiente afirmación, como si fuese una descripción de la realidadtal como la conocen (previamente se les explica quo deben tomar el termino
8. Vaúos de los temas presentados han sirlo tomados de Schmidi, Eduardo, Moralización a
fttndo: wr aporte a la lue de Ia teoría del desarrollo huntano de Janes W. Fowler, Lima: Uni-
versidad del Pacífico / OXY, 1993 y de Schmidt, Eduanlo, Éüca y negot'itts parn Anúriral-atina, 2. ed., Lima: Univenidad del Pacíf¡co/ OXY, I997.
9. Véase Anexo l.10. En esta y las demás encuestas, se presentará la respuesta del conjunto de los encuestados
omitienclo la respuesta cle la fuerz¿ de ventas de h banca de consumo Pues, como se verá en el
capítulo respectivo, el perfil vocacional de estos trabajadores lo mismo gue su alto índice de
rotación hacen muy cliscutible l¡ inclusión de dichas opiniones como típicas del "profesional
bancario" peruano. Estas respuestas se incluirín en el acápite respectivo y senín analizadas allí.
El caso de la banca mú
"negociante" en un sentido amplio que abarque a todos los particiPantes en e[mundo de los negocios).
ENCUESTA ANÓNIMA NO. 1.
Indicaciones
Favor de señalar hasta qué punto está usted de acucrdo con la siguiente afir-mación como una descripción de Ia realidad que de hecho vivirnos en ostos
momentos (señale solo una opción):
"El negociante peruano tiende a pasar por alto los principios éticos al
tomar sus decisiones, porque lo que le preocupa es el negocio."
Cuadro No. 2
BANCARIOS BN GENERAL1993 - 1999
Gráfico No.2
E De acuerdo
AMás de acuerdo que en
desacuerdo
O Indifercn¿e
I Mís en desacuerdo que
de acuerdo
@ En desacuerdo
o=
oooo(o(¡)
Porcentaies Nú¡nero
De acuerdo
Más de acuerdo que en desacuerdo
IndiferenteMás en desacuerdo que de acuerdoFn ¡lee¡¡rrpr¿ln
43.2t %37.67 Vo
0.51Vo
13.36 7o
571q.
2,6682.326
32
82532j
Torrt 99.98% 6,174
64 Apuntes de Estudio
Como se puede apreciar, las respuestas de los bancarios difieren en algo de larespuesta general recogida por el P. Schmidt presentada en la introducción de
este libro. Mientras que allí la opción "De acuerdo" (que es la más negativa)
representaba para los prirneros años de la década de los noventa un 387o con
tendencia a disminuir, aquí se lleva un 43.Zl%o en detrimento de la segunda
opción que, aun siendo negativa, indica menor intensidad en la conupcióndetectada por los encuestados (es conveniente anotar que la muestra de lapresente investigación corresponde a fos años 1993 - 1999,tal como se señaló
en la introducción y que, por lo tanto, la comparación con Ia muestra del P.
Schmidt es solo referencial, aunque no haya que perder de vista esa tendencia
a disminuir las opiniones negativas de la muestra de dicho autor)" Resulta síllamativo el encontrar una ligera alza en las respuestas positivas: "Más en
desacuerdo que de acuerdo", que representa L3.36Vo en los bancarios contraIOVo en la respuesta general; Io mismo que la opción "En desacuerdo", que
aumenta de 4Vo a5-237c. Estas últimas dos variaciones parecerían indicar una
mejora en el ambiente; pero, como se podrá apreciar en líneas posteriores,
responden a situaciones más complicadas.
En la muestra reunida hasta el año Lgggtl, existen l,l4l bancarios de provin-cias, cuyas respuestas difieren de las reunidas en Lima y que explican la va-
riación entre la respuesta general obtenida por el P. Schmidt y la presentada
en el cuadro anterior:
Cuadro No.3
PROVINCIAS1993 - 1999
ll. En est¡icto cumplimiento de la verdad, en esta muestrx hay 36 personas que fueron
encuestadas el l0 de enero del 2000, no obstante, siempre se consignará como año límite 1999.
Porcentaies Número
De acuerdo
Más de acuerdo que en desacuerdo
lndiferenteMás en desacuerdo que de rcuerdoEn desacuerdo
42.76
29.36
1.57
t't.798.50
488
335
t8203
79
Total 99.98 l,l4l
El caso de labanca múltiple
Ccmo se puede apreciar, en provincias existe una polarización; se mantiene elporcentaje de la peor respuesta y aumentan las respuestas positivas. Disminu-ye la opción "Más de acuerdo que en desacuerdo", lo que hace pensar en una
menor conupción general, aunque más intensa cuando se presenta algún caso.
Desagregando el Cuadro No. 2, quedaríamos con que:
Cuadro No.4
1993 - 1999
Grifico No. 3
ó5
o
oooo(o5
Pravincías Li¡na
Porcentaies Número Porcentaies Nú¡nero
De acucrdo
Mis de acuerdo que en
desacuerdo
IndifercnteMiís en desacuerdo que de
acuerdoF,n desacrrerdo
4?.76
29.36
1.57
t7.79
fl5l}
488
335
r8203
ct1
433t3955
0.27
t2.35
448
2,1801,991
t4622
Total 99.98 I.l4t 99.97 5.033
50.00%
45.W%
40.00%
35.00%
30.AUVo
25.00c/"
20.00%
15.ü0/o
lO.00Vo
5.N%o
0.007o
De acuerdo MÍs de acuerdo lndifcrenteque en
desacuerdo
Más cn En des¡¡cuerdo
desacuerdo que
de acuerdo
66 Apuntes de Estudio
La compaiación entre Lima y provincias permite disponer de una mejor vi-sión de conjunto para analizar el asunto de las respuestas de provincias que,
nuev¡rmenter parecería atribuible a unos menores niveles de conupción; aun-
que también podría haber sido motivado por una menor sensibilidad a consi-
derar como éticamente negativas ciertas inconductas del entorno (desidia en
el trabajo, pequeñas trampas o excesivas "vivezas" en los contratos, inefi-ciencia en la prestación de servicios, injusticia por compadrazgo, calidaddudosa en los productos etc.); lamentablemente, esta segunda parece ser la
explicación correcta pues, en todas las ciudades en que se desarrollaron estos
programas'', la opinión de las gerencias fue siempre mucho peor que Ia de los
subordinados (a pesar de existir casi siempre un buen ambiente de camarade-
ría entre unos y otros, si bien en ta rnayoría de los casos ese buen ambiente
pareciera minar el correcto ejercicio de la autoridad).
Se menciona Io anterior porque esa peor opinión de las gerencias no se tradu-
cía en ningún mecanismo de control hacia su propia gente, siendo que, si se
evalúa una importante proporción de corrupción en el ambiente, sería poco
lógico pensar que el personal de la propia empresa sea inmune a este'tonta-gio ambiental". Por consiguiente, se haría necesario establecer algunos siste-
mas que permitieran evitar las inconductas de los propios trabajadores.
Todo esto debe poner a los interesados en guardia, en el sentido de que elpersonal bancario de provincias no percibe como inconvenientes algunas
conductas como las mencionadas líneas arriba, y que las gerencias, aun perci-
biéndolasr no se inclinan a irnplementar nada en contra por no'thocar con su
gente".
12. la excepción fue uno dc los bancos de una importante capital de provincia, en que la
figura se invirtió. Allí t¡ opinión de los l2 gerentes era espectacul¿rmente mejor que la de sus
subordinados: mientras que los gerentes daban respuestas negativas (sumando las dos primeras)
del orden del42%,los empleados las dab¡n en el onlen del 90%; esto llevaba a Pensar que esos
gerentes eran tontos y gue sc los estaban "comiendo vivos", o gue esa gerencia estaba tratando
de ocultar algo. De regreso en Lima, incluí esta anomalía y mi intcrpretación de la misma en el
informe presentado a la central del banco, y recibí como respuesta (voluntaria) que acababa de
haber un severo "corte de cabezas" en esa ciudad, hacía un par de meses, por habcrse detect¡do
una serie de malos manejos. Mi consejo fue que mantuviefi¡n la vigilancia sobre esa gerencit
porque esta respuesta indic¡ba el deseo de pasar desapercibidos; bien porquc los corruptos
continuasen allí, o bien porque esta "poda" se hubiera llevado a cabo sin manifestar con sufi-
ciente claridad lo que pasaba, y gue los que quedaron estuviesen temblando por el temor a ser
"despedidos por estornud¿C'. Ambas posibilidades resultaban igualmente peligrosas y convenfa
conegirlas. En los siguientes cuadros, se seguirá consider¡ndo la opinión de la gcrencia dc este
banco en la mencionada ciutlad pese a considerársele atÍpica y potencialmente distorsionadora.
El caso de Ia banca múltiple 67
CuadroNo.5
PROVINCIASx993 - 1999
GráIico No.4
Nos encontramos, pues, con que para los gerentes el ambiente es más de l3va
peor que para sus subordinados (sumando para esto las dos respuestas negati-
vas: "De acuerdo" y'Más de acuerdo que en desacuerdO"). Cierto es que la
13. Bajo el té¡mino "Cerentes" se han agrupado desde adminisradores de agencias hacia arriba,
incluyendo, por supuesto, a gerentes y subgerentes. I-r razón de esta agrupación, un tanto arbifaria'
fue la gran varieclacl de organigrarnas y esquemas cle autoridad dc los bancos que son mate¡ia de esta
investigación; el único punto de corte suficientemente claro y homogéneo fueron los administrade
res de agencias. Por otro lado, bajo el término "Emplcado" se han considcrado tanto a lc cmplea'
do administrativos como a los auxiliares bancarios. No se ha incluido al personal que desempeña
labores manuales,
o
oooo(oOr
Gerenfes Empleadosll
Porccntaie Número Porcentaje Númerb
De acuerdo
Más de acuerdo que en desacuerdo
IndiferenteMás en desacuerdo que de acuerdoF.n deqactrerdo
43.47
40.83
0.008.45ó. )?
33
29
0
63
42.52
28.59|.(r(,
r 8.41R78
455306
l8t97q4
Total 99.97 7l 99.97 I,070
50.00c/o
45.W%
4O.00Vo
35.0010
3O.ffiVo
?5.0070
2O.Q0Vo
l5.00Vo
10.007o
5.00%
A.00Vo
De acuerdo Más de
acuerdo que en
desacuerdo
tndiferente Más en En desacuerdo
desacuerdo que
de acuerdo
68 Apuntes de Estudio
posición de mando permite el dudoso privilegio de conocer inmoralidades más
complejas y de volúmenes mucho mayores; pero esta circunstancia no puede
explicar, por sí sola, una diferencia tal.
En Lima también existe diferencia entre la visión de los gerentes y Ia de sus
subordinados, pero no es, ni por asomo, tan grande como la de provincias:
Cuadro No 6
tIMA1993.1999
Como se puede ver aquí, solo hay un aumento en la opinión negativa de 3.21
To en los gerentes (5-ü2 To de la opción "De acuerdo" menos l.8l 7o delaopción 'Más de acuerdo que en desacuerdo"), lo cual permite sostener que la
sensibilidad de unos y otros respecto a las inconductas éticas es parecida.
Comparando finalmente a los trabajadores bancarios de Lima con los de pro-
vincias, tanto a los gerentes como a los subordinados nos encontramos con losiguiente:
Cuadro No 7
GERENTES7993 -1999
Gercntes Empleados
Porcentaie Número Porcentaie Número
De acuerdo
Más de acuerdo que en desacuerdo
IndiferenteMás en desacuerdo que de acuerdoFn dececner¡ln
48,t737.80
0.0012.80t7l
79620
2l2
43. r539.6r
0.28
12.34t 6tr
2,1011,929
I460r??4,
Total 99.98 t64 99.98 4.869
Provincias LinaPorccntaie Número Porcentaie Número
De acuerdoMás de acuerdo que en desacuerdo
lndiferenteMás en desacuerdo que de acuerdoF.n desncuerdo
46.47
40.830
8.45¿,t)
33
2906
48.r737.80
0t2.80l)l
79620
2l2
Toul 99.97 7l 99,98 ¡64
EI caso de Ia banca múlti
Como se puede apreciar, las diferencias son pequeñas, y casi todas ellas solo
suponen un cambio de intensidad, siempre dentro de una visión negativa o de
una visión positiva del entorno.
En el caso de los empleados, los resultados sí ofrecen variación; veamOs:
Cuadro No.8
EMPLEADOS1993 - 1999
Gráfico No.5
a
oooo(oo)
Provincias Lima
Porcentaic Número Porcentaie Número
De acuerdo
Mis de acuerdo que en desacuerdo
IndiferenteMás en desacuerdo que dc acuerdoFn ¡leqr¡r¡crrln
42.52
?8-s91.66
18.41
8.78
455
306t8
t97q4
43. r5
39.61
0.28t2.344.60
2,101
1,979l4
60177¿,
Total 99.97 r,070 99.98 4,869
50.00%
45.m%
40,o4%
35.M%o
30.00%
25.OO%
20.04%
15.OOTI
l0-007o
5_00%
0.00%
De acuerdo Más de
acuerdo que en
desacuerdo
lndifercnte Mis en En desacuerdo
desacuerdo que
de acuerdo
70 Apuntes de Estudio
Encontramos una menor elección, por parte de los empleados de provincias,
de las opciones negativas del orden de I L65To, que se traslada casi en su
totalidad a las opciones positivas, que se incrementan en l}.25o/o. Resulta una
situación preocupante si se considera que, entre los gerentes de Lima y los de
provincias, solo se hallaban variaciones menores.
La visión de los gerentes indica que sí se dan niveles de faltas a la ética simi-lares en Lima y provincias; pero la visión de los empleados muestra que ellos
parecen no percibir como inmoral mucho de lo que sus jefes sí. Visto que los
gerentes no parecen querer implementar sistemas contra esas "pequeñas in-moralidades", como se señaló líneas arriba, esto tendrá que corregirse desde
las centrales de los bancos, bien con un programa de capacitación permanente
a su personal a fin de hacerlos recuperar esa "sensibilidad moral" o bien con
el diseño de sistemas de monitoreo orientados a detectar dónde se está per-
diendo la confianzay el favor de los clientes, por abuso, favoritismo o falta
de calidad, para poder actuar antes de que produzcan daños mayores.
Nunca hay que olvidar que la inmoralidad se retroalimenta, y que un proceso
de corrupción avanza soto, incorporándose cada vez más a la vida ordinariade los qu" s" encuentren inmersos en élla y que cada vez verán más esas con-
ductas como "normales", "ordinarias" o "aceptables".
De hecho, en 17 ciudades del interiorr5 visitadas por el autor, ni una sola
gerencia había implementado algún sistema de detección o control que se
adaptara a las necesidades concretas de su personal o a la idiosincrasia cultu-ral de su región. Al ser interrogados sobre el punto, todos respondieron que
no habían recibido instrucciones al respecto de sus respectivas centrales, y
varios de ellos se pronunciaron en contra de cualquier política que pudiera
crear tensiones en su personal.
3.3.2 El sustento de las propias decisiones
Toda persona cuya madurez haya pasado de la etapa infantil ya se pregunta
por la moralidad de sus acciones, aunque él mismo no sea muy consciente del
contenido de esta autointerrogación: ¿será bueno o malo lo que voy a hacer?,
14. Véase nota 20.
15. Piura, Chiclayo, Trujillo, Chimbote, Huacho, Chincha, lca, Arequipa, Tacna, Huónuco,
Huancayo, Cuzcq Juliaca, Tarapoto, Juanjuí, Pucallpa e lquitos.
El caso de labanca múltiple
¿será favorable o adverso? (solo el niño pequeño hace las cosas sin pregun-
tarse en absoluto por los efectos de su acción, por ejemplo, arroja al suelo unflorero de cristal 'opara ver qué pasa"; una conducta tal en quien no tuvieraese perfil cronológico resultaría preocupantemente inadecuada).
Para responderse la pregunta sobre la moratidad de la propia acción, todos
necesitan algún parámetro de conducta, algo que consideren como necesario,
en lo cual se apoyeri para tomar decisiones. Una finalidad de esta parte de la
encuesta es detectar qué elemento es el que se está usando ordinariamente
como base para tomar esas decisiones: ¿el interés egoísta?, ¿la reciprocidad con
el medio ambiente?, ¿un altruismo bien intencionado, pero poco concreto?
La importancia de esta parte de la encuesta estriba en el hecho de que, si se ha
detectado una preocupante corrupción, esto no quíere decir necesariamente
que las p€rsonas sean todas ellas corruptas, sino solo que sus acciones Io son.
Es[a aparente contr¿dicción entre lo que es [a persona y lo que es su acción se
explicaría por el lado de la ignorancia; si el parámetro de conducta en el cual
se apoyó la persona era inadecuado porque desconocía en qué se debía ap-yar, los resultados de su acción serán moralmente negativos sin que la Perso'na sea necesariamente "culpable moral". Esto es lo que está sucediendo en
gran parte de nuestro ambiente. Sin embargo, tal situación no debe llevar a
minimizar la responsabilidad del que no actuó bien pues, si debía saber cómo
actuar y no le preocupó averiguarlo por desinterés o comodidad, tendrá que
cargar con la responsabilidad de lo que de su acción se derive. No basta con
ser bien intencionado para ser ético.
Como ya se expuso, antes de aplicar esta encuesta, se explica someramente a
Ios participantes lo que se pretende de ellos. En este caso, se les pide elegir la
opción que miís se acerque a su visión de lo que es ético, aunque nínguna de
las opciónes les resultase absolutamente satisfactorialó.
16. La encuesta fue desanollada originalmente por Raymond Baumhart (Cfr' Baunrhart,
Raymond, Eütit:.r in Business, New York: Holt, Rinehart and Winston, 1968, p. l3) y modific4-
da por el P. Eduardo Schmidt (Schmidt, Eduardo, Moralizarión a {ondo: un apoile a Ia luz de
Ia teoría del de:¡arrollo huntano de Jatnes W. Fowler, Lima: Universidad del Pacífico / OXY,
1993, pp. | 36 y ss.).
7l
o
oooo(o
72 Apuntes de Estudio
Cuadro No 9
BANCARIOS EN GENERAL1993 - 1999
Indicaciones
Hay muchas maneras de entender la palabra "ética". A continuación, usted
encontrará siete maneras de definir esta palabra. Favor de leer detenidamente
las siete posibilidades; luego señale con una X, la frase que mejor define loque usted entiende por "lo ético".
Para mí, lo ético es sobre todo:
Porcentaie Nlimero
ln que corresponde a mi propio inte¡és
[n que estl de ¡¡cuerdo con el refnín "Htz a los de mós lo que
quieras que te hagan a ti mismo"l-,o que hace bien al mayor número de personas posible
Ln que se acept¡ como normal en l¡ sociedad
I-,o que es legal
Lo que esti de acuerdo con mis convicciones religiosas
l,o que estl de acuerdo con mis sentimientos de iusticia
0.25
20.25
8.74I5.s6t 8.38
J.I I32.75
t61,267
54096r
1,1 35
2332-O22
Total 99.97% 6.174
Gráfico No. 6
quieras que te hagan a ti mismo".I Lo que h¡ce bien al mayor númer
ILo que corresponde a mi propiointerés.
%Lo qrue está de acuerdo con elrefrán "H¡z a los demás lo que
de personas posible.
lfl Lo que se aceptr como normrl en
la socicdad
El Lo que es legal
I Lo que estí de acuerdo con misconvicciones religiosas
ElLo que está de acuerdo con missentimientos de justicia
El caso de la ba¡rca rrrúhi
Si se compara este resultado con el que encuentra el P. Schmidtpara los pro-
fesionales del ámbito de los negocios en los años 1990 - 1996", nos encon-
traremos con lo siguiente:
Cuadro No. l0
1993 - t999
Gráfico No.7
17. Cfr. Schmidr, Eduardo, É.tica y negocios para Am'úrfu:a l¿tina, 2.. ed., Lima: Universi-
dad del Pacífico / OXY, 1997, p.30.
o
oooo(oO
Bancarios engeneral
Prof" en gene-
ral (datosE.Schmidt)
[o que corresponde a mi propio interés
Lo que está de acuerdo con el refrán "Haz a los demás lo
que quieresique te hagan a ti mismo"
[o quc hace bien al mayor número de personas posible
[o que se acepta como nofrnal en la sociedad
[n que es legal
[o que está de aeuerdo con mis convicciones religiosas
L¡ que está de acuerdo con mis sentimientos de iusticia
8.74t5.s6r 8.383.7'l
32.75
4.2520.52
0.49
17.05
13.47
t7..99
r r.864.44
39.67
Total 99.97 99.97
NlBanca¡ios en genenl
E Datos de E. Schmidt
45"W%
40.$DTo
35.MÍo
30.00%
25.OjTa
20.w%
15.0070
I0.007o
5.Wío
0.00Vo
El propio
interés
El bien del
müyornúrnero depersoftrs
[n que es
legrlL¡s
sentimientos
de justicia
74 Apuntes de Estudio
En una veloz revisión de las opciones, veamos la primera: "Lo que corres-ponde a mi propio interés", QU€ merece similar elección en uno y otro caso-
Se trata de una respuesta atropelladora, abusiva e infantil, que por lo general
no se escoge conscientemente (da vergüenza hacerlo), aunque tarde o tem-prano uno tienda a inclinarse hacia ella cuando esté en juego algo que nos
interese mucho ("¡Ah, no! Si pagara esos sueldos, mi empresa no ganaría lonecesario". "Los precios deben estar en función de lo que el mercado aguan-
[e, no somos beneficencia". "Yo sé que tenemos una deuda, pero por ahora
son más importantes los dividendos para tener contentos a los accionistas').Esta contradicción entre lo que elijo conscientemente y lo que termino practi-
cando es uno de los elementos que nos ha llevado a afirmar, líneas arriba, que
el volumen de inconductas éticas no corresponde directamente a la inmorali-dad personal, sino a la falta de conocimiento respecto al propio deber. Losprofesionales, al menos la mayoría de ellos, quisiera hacer las cosas bien ypor eso no escogen esta opción; el problema es que no saben cómo hacerlo y
terminan cediendo al cortoplacismo egoísta sin darse cuonla de ello.
La segunda opción, "Lo que está de acuerdo con el refrán...", indica la bús-queda de una relación de reciprocidad con el medio ambiente. "Si los demás
son buenos, tú tienes que serlo. Si los demás se comportan como ratas, túpuedes ser pericote"ls. Esta opción, que indica escasa madurez por la depen-
dencia que establece hacia el medio ambiente (nunca llego a ser yo, siempre
soy lo que los demás "merecen")", sí muestra algunas diferencias entre los
profesionales en general y los bancarios de esta investigación.
Los bancarios eligen más esta opción en un 3.47To; si se sienten maltratados omal remunerados, transferirán su desagrado a través del maltrato a los clientesy, lo que es peor, ese 20.52o/o de bancarios no se sentirá culpable de hacerlo.
Una peligrosa confluencia de poca madurez y poco profesionalismo.
18. Hace algún tiempo, viajando en una cle nuestms "combis", me encontré con un llamativo
cartelito sobre la puerta que decía: "Mi educación depende de usted"; esto es, si usted es un
caballero, yo también Io soy; si ustcd es un pauin, yo lo soy peor (!).
19. No hay que olvidar que el medio ambiente condiciona sicológicamente a la persona, pe-
ro no la llega a deter¡riinar; de lo contrario, habría que aceptar que quien procediera de un am-
biente delincuencial necesariamente sería delincuente; y que quien procediera de un ambiente de
honestidad y respeto necesariamente seda una buena persona, Esto sería una forma de moral
victoriana tan trasnochada que ya no merece el gasto de rebatirlo. Ademís de esto, ese proceso
de condicionamiento se lleva a cabo a lo largo de mucho tiempo, y esta opción plantea cambios
casi permanentes de paúmetros conductuales.
El caso de la banca múltiple
Como se ver'á más adelante, esta tendencia es más grave en provincias que en
Lima, y coincide con una menor preocupación por la satisfacción del cliente y
la vocación de servicio que todo profesional (y más en el área de empresas
como las bancarias) debe tener.
La siguiente opción, "Lo que hace bien al mayor número de persOnas posi-
ble", responde a una conducta bien intencionada, pero poco concreta, pues Ia
determinación de lo que realmente lograría este efecto bienhechor normal-
mente excede a Ia capacidad individual.
Es fácil comprobar en el discurso político de los participantes en cualquier
campaña electoral cómo se incluye, cual "caballito de batalla", la oferta del"bienestar de las grandes rnayorías nacionales", y normalmente esos candida-
tos ofrecen cosas distintas. Llama la atención que, en lo que a esta opción se
refiere, los bancarios solo la elijan en un 8.747o, mier¡tras que los profesiona-
les encuestados por E. Schrnidt la eleglan en un L3.477o. Las interpretaciones
probables son solo dos; que los bancarios sean peor intencionados que el res-
to, o que estén desilusionados de esta búsqueda de "lo bueno" y ya hayan
llegado a la conclusión de que es inútil.
La primera interpretación no tiene mucho asidero pues no se ha podido detec-
tar ningún elemento que indique que este sector de profesionales de las cien-
cias econór¡ricas y administrativas sean más malos o peor intencionados que
los demás.
La segunda interpretación, esto es, Ia desilusión por esa búsqueda que cadavez
se ve más como infértil, resulta siendo la correcta pues, haciendo una s-ecuencia
histórica de los datos de E. Schmidt, nos encontramos con lo siguiente20:
20. L¿ colurnn¡ 1979-1987 ha sido tomada de Schmidt. Eduardo, Moralizneión oJonúx un
apork a. la luz de la teoría del de.rarrultrt¡ hannno de James W- Fowler, Lima: Universidad del
Pacífico /OXY,1993, p.l37.La colurnna 1990-1994 ha sido tomada de Schmidt, Eduardo,
Éüu y negocío.r para Amérk:a l¿tina,l" ed., Lima: Universidad del Pacífico / OXY, 1995, p.
50. t¡ columna 1990-1996 ha sido tomada del mismo libro, pero de la 2'edición de junio de
1997, p.30. ta columna 1996 - 1999 ha sido tomada de la 3" edición del mismo libro, de
febrero del 2000.
75
o
oooo(o(o
r979-1987 1990-1994 t990-1996 t99Gr999(Ln ético es) Lo que hace bien al
mayor número de personas posiblet7.8 % 15-42% 13.47 Vo tz.w%
76 Apuntes de Es¡¡dio
Esta continúa caída de la opción muestra la desilusión que se señaló, proba-
blemente agravada por la utilización política (¿"politiquera"?) de la referen-
cia al bienestar de Ia mayoría que en la práctica se tradujo en nada o, p€or
aun, en regalijas, atropellos y populismos de lo más irresponsables. Lo que
tenemos entonces, en el caso de los bancarios, es la misma desilusión del
resto de profesionales, intensificada o simplemente actualizada al año 1999.
Continuando con la encuesta, vemos que la opción "[,o que se acepta como
normal en la sociedad" aumenta en e[ caso de los bancarios en 2.57 % respec-
to al común de profesionales. La debilidad de esta opción es evidente; lonormal es lo que practica la mayoría, no necesariamente lo bueno, más aun, nisiquiera lo que aprueba esa tnisma mayoría (no olvidar que la imagen del ser
humano paradigmático, plenamente consecuente consigo mismo, es solo eso,
una imagen)". Ahora bien, este aumento es provocado por la tendencia a la
estandarización de las conductas que están practicando (o tratando de lograr)
los bancor', lo*"ntablemente, sin estar seguros de si esta conducta es tacorrecta o si esta estandarización redundará en una merma de Ia capacidad de
innovación o de la iniciativa individual.
La opción que identifica a lo ético con lo tegal sí muestra, para los bancarios,
una diferencia preocupante: l838%o contra Ll.86Vo del común de profesiona-
les de la muestra de E. Schmidt.'1-o legal", y esta expresión no solo abarca la
ley estrictamente considerada sino a cualquier normatividad con capacidad
punitiva (como serían los reglamentos internos de la propia empresa"), tienecomo ventaja práctica que es muy seguro (¡estri escrito!), además de permi
21. Como experimento sobre Ia marcha, hice lo siguiente en casi todos los grupos que capa-
cité. [¡s expliqué que se participa en un soborno de tres maneras: pagándolo, recibiéndolo ypresenciándolo sin denunciarlo (pues esto últi¡no constituye complicidad). A continuación, les
pedí que tevantase¡r h mano quienes nunca hubieran participado en un soborno de ninguna de
las tres nuncras scñaladas. Si, cntrc los mls de seis mil participantes, levantaron la mano uua
docena, sería mucho. Esto muestra gue esr práctica inmoral es normal (no conozco a nadie que
defiend¡ el soborno como correcto) y que, aunqus se le condene, se pracüca.
22. Véase 3.1.
23. En países con un corpus jurídico tan frondoso como el nuestro, en el que se €ntremez-
clan normas constitucionales, lcyes orgánicas. Ieyes ordinarias, decretos (con toda su gradua-
ción), resoluciones delgobiemo central y de los gobiernos locales etc., es muy común elconsi-derar como "legal" todo aquello que tiene la capacidad de hacerse obedecer por medio de alguna
penalidad. Múlüples conversaciones sostenidas con las personas mrter¡a de esta investigación lomostraron así. Pocos de estos profesionales habían tenido un encuentro con la ley (esrictamente
considerada) más atlá de una ocasional multa de tninsito. y esta falta de experiencia vivenciatr es
la que los llevaba a considerar bajo el criterio de legal a todo lo anteriormente señalado.
El caso de la banca múltiple
tirme casi siempre una interpretación capciosa de su texto en mi beneficio, yme evita el trabajo de tomar mi propia decisión. En palabras de E. Schmidt:
"{...) Frente a la complejidad de los problemas morales que se encuen-
tran en el ejercicio de su profesi6n, muchos profesionales buscan nor-
mas cla¡as acerca de sus derechos y obligaciones. A pesar de reconocer
que hay algo de verdad en el dicho 'hecha la ley, hecha la trampa', acu-
den a la letra de la ley por su aparente claridad. Puede ser que después
de enterarse de sus exigencias ellos rnismos hagan todo lo posiblc por
manipular las leyes a su favor. Pero por lo menos han comenzado desde
un punto de partida que a ellos les pÍIrece claro (...) Para ellos, la ley
llena un vacío moral que existe al no tener conciencia de principios mo-
rales objetivos que deben ser respetados y aplicados en el ejercicio de
su prol'esión."2a
¡Una seguridad manipulable!; contradictorio en el nivel lógico, pero real; yesta situación tan anómala se presenta en proporciones preocupantes en el
ámbito bancario peruano. Es necesario que las centrales de los bancos tomenconciencia de que su búsqueda de seguridad sobre la conducta de sus em-
pleados no va u ,", lograd-a por el solo camino de la creación de normass,gue van a terminar limitando a sus empleados, generando ansiedad por lasposibles sanciones, y todo esto sin asegurar esa conducta adecuada, pues el
empleado mañoso encontrará siempre'ocómo sacarle la vuelta" al reglamento.
La siguiente opción" que relaciona lo ético con las propias convicciones reli-giosas, es Ia menos elegida en todos los casos: 3.777o en los bancarios y 4.44Vo en el estudio general, A primera vista, se podría atribuir esta baja elecciónal deseo de que los criterios éticos fuesen universales y que, habiendo tantas
religiones, los encuestados temieran una excesiva disparidad de principios.Para el caso peruano, esta no es la explicación pues, si eliminamos del uni-verso de los creyentes a los cristianos (católicos, evangélicos, adventistas
etc.) nos quedaríarnos con menos del TVo de los creyentes'u, y "ntte
los cris-tianos las diferencias mayores son cuestiones teológicas puras (que si el Espf-
24. Schmidt. Eduardo, Moraliztcitin a.fotrdo: wr aporte a la luz de la teoría del desarroltolumano de lames W. Fowler, Lima: Universidad del Pacífico / OXY, 1993, p. 143.
25. Cfr. not¡s 22 y 33.?(t. Cfr. Pérez Guadalupe, José Luis, Ins wilas en cl Perú, Uma: Conferencia Episcopal
Peruana, t991, pp.6-8.
77
o
ooooo
ritu Santo, que si el Papa o Ia Eucaristía) y no cuestiones morales, al menos
no en los principios que las sustentan"'.
El problema que se da en torno a esta respuesta es que el profesional peruano
no quiere, al menos conscientemente, relacionar su religión con su ética por la
raz6n de que ha reducido su religión a una vivencia íntima, suya propia, y no
prerende tiansferirla o compartirla con nadiezt. Lógi."tente, no puede utili-zarlacomo base de su actuación ante los demás.
Finalmente, la opción que considera a lo ético como lo que está de acuerdo
con mis sentimientos de justicia. Como desarrolla E. Schmidt, se trata de
basar la acción morat en la propia intuición2e.
La intuición es una gran capacidad en cualquier profesional; pero, por sí
sola, no es capaz de resolver problemas complejos, de mediano o de largoplazo; para esto, es necesario que el conocimiento intuitivo sea reforzado
por el conocimiento intelectivo producto del análisis, y es aquí donde se
está fallando. Uno se conforma con dar soluciones intuitivas a un problema
y si, por cualquier razón, estas no resuelven el problema o, peor aun, termi-
nan causando un daño injusto, la tendencia de quien planteó esa solucióninsuficiente, débil o superficial será a tratar de justificarse ante sí mismo oante quien lo quiera escuchar, sosteniendo que su intención era buena y que
es propio de los hombres el equivocarse. Ambas cosas son verdaderas; pero
no es menos verdadero que Ia buena intención sola no basta, si no va
acompañada de la respectiva y proporcional prudencia; y que, aungue sea
propio del humano el equivocarse, es obligación de todo adulto (y tal vez
más del profesional) tomar las providencias del caso para cometer el menor
número de errores posible, no obstante lo cual es la mejor de las respuestas
entre las que se podía elegir.
n . En cambio, en el estudio de Baumhart fue elegida esta opción por el25Vo de los encues-
tados. Es cierto que ese estudio fue hecho hace tres décadas; no obstante, todos los datos que se
tienen del Perú y que cornienzan e¡¡ los setentas muestrirr¡ siempre el deseo de no relacionar la
religión con la ética.
Cfr. Baumhart, Raymond, Ethirl; in Bru'¡n¿ss: Nueva York; Holt, Rinehart and Winston,
l9ó8, p. 13.
28. Cfr. Espejo, Ricardo, Itt inadecuocitin d¿ ln ¿ducacíón religiosa en el Perú de hoy (te'
sis), Lima; Facultad deTeología Pontificia y Civil, 1996, pp. 8l y ss.; 100 y ss.
29. El diccionario de la Real Academia Elpañola define intuición como "Percepción íntima
e instantánea de una iclea o de una verdad como si se tuüera a la vista. (2) Facultad de com-
prender las cosas instantiínearnente, sin razonamiento." Real Academia Española, Dk'ciortarit¡
de Ia lengua española,2l' Ed', 1992.
El caso de Ia banca múltiple
En el estudio de Schmidt, elige esta opción el 39.67To; míenúas que, en el
caso de los bancarios, lo hace el 3?.7SVo. Esos casi siete puntos porcentuales
que se han ido a otras opciones indican un menor deseo de ser uno rnisrno elque tenga que hacerse responsable de la decisión (tal vez por sentirse menos
seguro, o tal vez porque el ambiente reprime excesivamente los errores de
decisión), y se transfiere dicha responsabilidad a elementos externos como
"lo normal" y "lo legal".
Será necesario, en los encargados, revisar si en la propia institución el sistema
interno de control no está provocando esta peligrosa evasión de la propiaresponsabilidad por ser demasiado detallista o por contemplar dernasiadas
sanciones.
Tanto en uno como en otro caso, el efecto es sirnilar. Si un sistema reglarnen-
tario resulta demasiado detallista (en su afán por impedir que "le saquen lavuelta"), provoca que el cumplimiento se haga en cada uno de los detalles porseparado, sin prestar atención al sentido global de la norma, que era lo que en
realidad importaba. Si un sistema contempla demasiadas sanciones o estas
son excesivamente rigurosas, el efecto será que, para evitarlas, la persona
realizará solo acciones que se enmarquen aunque sea parcialmente en la nor-ma, a fin de tener siempre el derecho a la réplica y a Ia apelación,
Concluida esta somera explicación de las siete opciones para definir lo ético,tenemos que pasar ver si las tendencias generales presentadas de los profesio-nales bancarios peruanos son iguales en Lima y en provincias, o si se presen-
tan diferencias Io suficientemente grandes como para requerir de cuidadoses¡reciales en alguno de esros ámbitos.
Como salta a Ia vista en el Cuadro No. 11, los porcentajes de Lima no difie-ren grandemente de los que mosraba el cuadro general de los bancarios; peroel caso de provincias sí presenta diferencias por considerar. "EI propio inte-rés", "el bien del mayor número de personas" y "las convicciones religiosas"varÍan poco; es en las otras opciones donde se encuentran las mayores varia-ciones.
Yendo de abajo hacia aniba: "los sentimientos de justicia", como criterio de
evaluación ética, cae casi a la mitad del porcentaje de Lima; los bancarios deprovincias se inclinan mucho menos a comprorneterse personalmente en [adecisión, aun si esta es intuitiva. Los más de diecisiete puntos porcentuales quepierde esta opción, si se compara a Lima con provincias, se van a repartir de la
79
tn
oooo
to ,.,,, ,,.,,._ -. . Apunrcr dr,-E todiq
siguiente manera: cinco a "lo legal", cinco a "lo normal" y siete a la reciproci-
dad con elmedio ambiente.
Cuadro No. 1l
1993 - 1999
Gráfico No.8
Provincias Lima
Porcentaie Número Porcentaje Número
[.o que conesponde a mi propio
interés
[o que está de acuerdo con el
refnin "Haz a los demis lo que
quieras que te hagan a ti mismo"[o que hace bien al mayor número
de personas posible
l,o que sc acepta como normal en
la sociedad
Lo que es legal
[o quc está de acuerdo con mis
convicciones religiosas
Lo que esti de acuerdo con misqentimienlos de iusticia
o.52
26.02
7.r8
19.98
22.34
5.08
18.84
E2
228
25558
2t5
6
297
0.r9
t9.2t
9.09
14.56
I7.483.47
35.90
458
733
880175
1,807
l0
970
Total 99.96 t.l4l 99.96 5,033
40.ffiTo
35.W%
30.N%
25.W%
20.00%
l5.oo%
r0.00%
5.004o
0.0070
El propio
interús
El bien del
m¡¡yor
númcro de
personas
[o quc es
legal
[¡ssentimientos
dc justicia
El caso de la banca múltiple 8l
Los tres trasvases son preocupantes, cada uno en lo suyo. El aumento de
cinco puntos de "lo legal" parecería una cifra llamativa, pero no demasiado
distorsionada, hasta que notáramos que, comparado ese22.347o de los banca-
rios de provincias con el 11.86?o del estudio de E. Schmidt para el común de
profesionales del ámbito empresarial, bnemos una diferencia de casi el doble.
Aquí la evasión de Ia propia responsabilidad y [a manipulación de la norma
están llegando a niveles que no va a ser posible controlar desde fuera (desde
las centrales de los bancos) por más detallistas que se hagan los reglamentos.
Esta anomalía solo se va a poder corregir modificando la visión que tienen
esos trabajadores de la normatividad; no como "la letra de la ley'', sino como
el espíritu de la misma; lógicarnente esta corrección pasa necesariamente por
una posición de confianza de los bancos hacia su personal, Aquí comenzamos
a encontrar Ia primera'urespuesta" mencionada en 1.130: la asimilación al
sistema por una deficiente comprensión de la obligación rnoral de asumir y
realizar una conducta propia, lo mismo que la pérdida del valor añadido de laconfianza mencionado por Gélinier''.
No se trata de que los bancos comiencen a transmitir, sin más, la sensación de
que confían en su personal, aflojando para ello los sistemas de control o los
reglamentos. En las presentes condiciones, eso sería suicida. Se trata de crear,
a través de un adecuado sistema de capacitación y monitoreo, fas condicionesprofesionales en su personal para poder confiar en é1. Por supuesto que esto
habría sido mucho más fácil si se hubiera comenzado con un adecuado proce-
so de selección y capacitación32; pero* cuanto rniís tiempo transcurra, esto
serií más difícil.
La variación de "lo normal" como forma de definir la propia ética aumenta
para el caso de los bancarios de provincias respecto a los de Lima en 5.427o y
muestra las respuestas segunda y tercera de 1.1. Se evade la realidad de lo
bueno y lo malo para aceptar como regla "lo normal" porque "hay que sobre-
vivir como sea". Se trata de no ver los efectos de lo que se hace y de olvidartan rápido corno se pueda lo ocurrido, e incorporarse a casi cualquier práctica
en el ámbito laboral, aunque esto no se condiga con la vida personal o fami-
liar. Tal práctica implica desagregar los hechos del actuar diario para nunca
Ilegar a sentir que soy "malo" o "inrnoral". Podré realizar el mismo engaño a
Cfr. nota 8.
Cfr. notr 28.
Véase 1.4.2.
o
ooooN
30.
3t.?,
82 Apuntes de Estudio
los clientes varias veces por semana, pero los veré siempre como casos aisla-
dos, sin relación entre ellos, rodeados, cada uno, de "elernentos que forzaron
la situación"; nunca como l¿r forma usual de mi actuación, y así, yo puedo
seguir sintiéndome bueno, aunque mis acciones sean malas. Por supuesto que
tal proceso de descomposición personal no va a diferenciar si su víctima es un
cliente o la propia empresa: la responsabilidad siempre será del entorno.
Finalmente, el incremento en 6.75Vo de Ia opción 'Tlaz a los demás lo que
quieras que te hagan a ti miSmo", QUo como ya se vio representa el actuar porreciprocidad hacia el medio ambiente (que, haciendo la comparación con el
estudio de Schmidt, aurnentaría para el grupo de los bancarios de províncias
en 8.977o), y genera el peligro de vengar en otro las injusticias que yo siento
estar sufriendo. Es exactamente el mismo caso del niño que, siendo maltrata-
do en su hogar, traslada este maltrato al colegio y convierte en su víctima a
otro niño más débil. Como se señaló líneas arriba, la elección de esta opciónsuponía, en la mayoría de los casos, una conjunción de poca madurez y poco
profesionalismo; y el riesgo para ese "niño más débil" (léase cliente) aumen-
tará en la misma proporción en que aumente el descontento de los empleados
que se encuentren en la situación descrita. Téngase en cuenta que, con tan
escasa rnadurez, es poco probable que se lleguen a sentir satisfechos y bien
reconocidos.
Una forma fácil de comprobar esta situación es investigar cuánto aumentan
las quejas de los clientes (quejas formales o simples protestas a viva voz)
después de producidos ascensos en el personal. Todos los empleados que se
sientan injustamente postergados (que serán muchos), tenderán a disminuir su
ritmo laboral (menor numero de clientes atendidos en un determinado periodo
de tiempo) y a tratar con poco interés y descortesía a los clientes.
Una vez más, tales efectos negativos solo se podrán evitar a través de una
adecuada formación del personal; no por medio de sisternas de sanciones
pues este tipo de faltas normalmente no llegan a niveles sancionables o, al
menos, no son fáciles de cuantificar. Asimismo, dado que los gerentes de
provincias no tienen mayor interés en "chocar" con su propia gente", no se
esforzarán en aplicar tales sistemas y, en el caso de que sí quieran hacerlo, Io
único que lograrían es una mayor sensación de trato injusto en dicho perso-
33. Véase 3.2.1.
El c*so de la banca múltiple
nal, que nuevamente se transferirá a los clientes (los empleados cuidarán, eso
sí, no ser detectados).
Fn torns a esta parte de la encuesta, la opinión de los gerentes, desagregándo-
la del toul, f'ue la siguiente:
CuadnoNo. 12
GERENTES1993 - 1999
Como se puede apreciar, las mayores diferencias con el estudio general de
Schmidt están en una menor elección (sobre todo de los gerentes de provin-cias) del "bien del mayor numero de personas posible", Que se explicaba por
esa desilusión desarrollada líneas aniba; y en una mayor inclinación, aquí sí
preocupante, hacia "lo legal". Aunque menos intensa que en sus subordina-
dos, la tendencia hacia el reglamentarismo, con toda su fiIrga de manipula-
ción y evasión, se encuentra presente en las gerencias, así que no será muyprudente insistir en este camino que no estií logrando el efecto deseado de
inducir una conducta correcta, pues ni los "controladores" ni los 'tontrola-dos" ven más allá de la letra del reglamento, tal como lo muestran los niveles
de corrupción que ellos mismos perciben. Lo más que está logrando este
sistema es que se sientan menos culpables ocultándose tras Ia norma.
83
o
oooo(¡¡
Provincias Lima
Porcentaie Número Porcenta"ie Número
ln que conespottde a mi propio interés
Lo que está de acuerdo con le refrán "Haz
a los demás lo que quieras que te hagan a
ti mismo"[n que hace bien al mayor número de
personas posible
Ln que se acept¿ como normal en la
sociedad[o que es legal
[o que eitá de acuerdo con mis convic-ciones religiosas
Lo que está de acuerdo con mis senti-
mientos de justicia
1.40
t9.7r
9.8s
r4.08
r6.904.22
33.80
¡
l4
7
IO
l23
24
0.ó018.29
r 2.80
t3.41
t6.463.04
35.36
I30
2l
22
275
58
Total 99.96 7l 99.9ó 164
g1 - ,,.,,,. , , - -,. ,, Apuntr'drE tu9ig
-
3.3.3 Los motivos a los que atribuyen su conducta
Las personas actúan por una serie de razones, muchas veces sin darse cuenta
conscientemente de cuál fue la que realmente las moüó a actuar. Como ya
hemos visto, esto incluye el trasladar la propia frustración hacia un inocente,
el tratar de minimízar lapropia culpa escondiéndose en que "no le queda otra
alternativt", o el tratar de justificarse apoyándose en una norma; Pero una
cosa es la real motivación y otra es la raz6n a la que se atribuye consciente-
mente dicha actuación. La siguiente parte de esta encuesta trata de determinar
a qué elemento le atribuye el profesional su acción, tanto mala como buena.
Esta parte, relacionándola con Ia anterior, permitirá completar este primer
panorama de la conducta ética de los profesionales bancarios peruanos, y
hacer las primeras recomendaciones para corregir las inconductas detectadas.
Aquí se pide a los participantes que enumeren en o¡den de importancia los cirpofaCtores que se presentan como los normalmente influyentes en la conducta del
profesional del mundo de los negocios3o, tanto cuando esos factores influyen
provocando conductas negaüvas, como cuando provocan conductas éticamente
positivas. Se les instruye para considerar el No. I como el factor más influyente
y el No. 5 como el menos influyente; por esta razón, los resultados no se expre-
san en porcentajes, sino en factores numéricos. [¡s resullados que más se acer-
quen al factor I-@ serán los más elegidos y, a la inversa, los que más se acer-
quen a 5.00 serán los menos importantes para los encuestados-
Cuadro No. 13
Existen muchos factores que pueden influir positivamente (negativamente) en
un profesional dedicado al mundo de los negocios, y animarlo (llevarlo) arespetar (a faltar) a la ética al tomar sus decisiones. Basándose en su propia
experiencia, favor de señalar la importancia relativa de los siguientes factores
en tales situaciones.
34. Estos factores fueron detErminados por Baumhart en un estudio piloto que le sirvió de
basc para sus posteriores trabajos. Véase nota 85. Sobre la base de estos cinco faclores, Schrnidt
elaboró en 1972 est¡ parte dc la encuesta. Cfr. Schmidt, Eduardq Moralización a tondo: un
aporte a Ia [uz de la teoría dd desarrollo hunnno de Janus W. Fowler, Uma: Universidad del
Pacífico / OXY, 1993, pp- 148 y ss. Para Ia prcsente investigción, se modificó ligeramente el
cuarto frctor de la siguiente manera: el original decía "El clima o ambiente ético en la indus-
tria"; la modificación utilizada decfa "El clima o ambiente ético en las finanzas".
El caso de la banca múltiple 85
Provincias Lima
Éucas No éticas Éticas No éticas
I-a política formal de la emg$aEl código personal de conduck dc la
persona
El comportamiento de los que sm de Ia
misma categoría en la emPresa
El clima o ambiente ético en las finanzas
El comportamiento de sus superiores en
lr emnresn
3.tEr.68
3.(A
2.90
3.6t
2.&5
3.05
3.34
2.66
3.r I
3. t41.43
3.72
3.05
3.ó6
2.92
2.75'
3.37
2.65
3,3 r
BANCARIOS EN GEI{ERAL1993 - 1999
Resulta interesante apreciar cómo, tanto en provincias como en Lima, el'tódi-go personal de conducta" resulta siendo, por amplio margen, el factor más im-
portante cuando se trata de tomar decisiones éticamente correctas. Cuando lo
hago bien , soy yo quien lo hizo bien. Y, sin embargo' ese mismo factor baja a
tercer lugar en provincias y a segundo lugar en Lima cuando s€ trata de decisio-
nes inmorales. Cuando lo hago mal, soy una pobre víctima de las circunstancias.
Resultaba previsible una cierta tendencia a la autoexcusa, que provocara la
traslación de la responsabilidad por las malas conductas a factores externos a
uno mismo: a nadie le gusta sentirse malo. No obstante, esta evasión de la pro-
pia responsabilidad ya adquiere (más en el caso de provincias) una intensidad
preocupante"
Aparte del factor mencionado en el pánafo anterior, solo llama la atención
como segundo impulsor de conductas éticas "el clima o ambiente ético en las
finanzas", que para los bancarios de provincias merece un factor de2.90 y para
los de Lima de 3.05; en arnbos c¿lsos, lo llamativo no está en el factor, sino en el
hecho de que esto quede en segundo lugar. En el estudio de Schmidt, quedaba
entre el tercer y el cuarto lugar como impulsor de buenas conductas". Cierto es
que se le modificó ligerarnente, tal como se señató en ta nota 102; pero cambiar
"el clima o ambiente ético de la industria" por "el clima o ambiente ético en las
finanzas" no parece explicar por sí mismo el aumento de su importancia para
provocar lo bueno. También es cierto que el ámbito financiero tiene sus propias
peculiaridades; Ia sensibilidad del mercado al elemento "confianza" es crítico,
hasta el punto que ha sido necesario legislar respecto al pánico financiero. Este
35. Cfr. Schmi<lt, Eduarclo, hira y negot'ios para Anérira Lalina,2'. ed., Uma: Universi-
dad del Pacífico / OXY, 1997 , p. 43.
o
oooo5
Apuntes de Estudio
tipo de elementos, unido a un cierto prestigio personal por trabajar en la banca
pueden ser los que han provocado tal import¿ncia del ambiente como impulsor
de buenas conductas éticas, aunque sea necesario profundizar más este punto
con nuevos elementos de juicio.
El resto de los factores que pueden influir positivamente en Ia conducta del
profesional reflejan importancias relativas más parecidas enfe ellos, aungue
haya que mencionar a "la política formal de la ernpresa" como tercero (3.18 en
provincias y 3.14 en Lima), como reflejo de esa tendencia al reglamento y a la
nofrna que se encontró líneas aniba.
Por el lado de la influencia negativa, para los bancarios de provincias, sus in-
conductaS son provocadas en primer lugar por la dura competencia en el ámbito
financiero (factor 2.66). ¿Cuántos abusos se les habrá pedido cometer en nom-
bre de Ia supervivencia de la propia institución?; ¿o con cuántas inmoralidades
habrán tenido que colaborar para que su ciudad (sector, agencia, provincia)
quedase en un buen lugar en el ranking de rendimiento del propio banco? No
hay que olvidar que, al hablar del clima o ambiente ético en las finanzas, se está
incluyendo tanto al clima externo como al interno, pues "competencia" se da
tanto hacia las demás empresas como hacia otros grupos dentro de la propia
empresa, más aun trahándose de distintas provincias cuyos resultados estariín
siendo comparados por las respectivas centrales.
L¡ afirmado en el pánafo anterior se refuerea al considerar que el segundo
factor en provocar esas inconductas es la política formal de la emPresa (factor
2.85). 'Me comporto mal porque asÍ es este negocio. Y si este negocio es así,
entonces ye no es tan malo lo que hago". Al hablar de "política formal", eS
necesario considerar no solo los reglamentos estrictamente considerados, síno
también las directivas impartidas por las respecüvas centrales, los objetivos que
se tienen que alcanzar y el rendimiento que se espera. Esto no es malo de por sí;
pero presupone que las personas que lo van a tener que poner en práctica saben
cuáles son sus propios límites de maniobra, y tienen en claro qué medios son de
utilización lícita. Si reuocedemos al Cuadro No. ll, recordaremos que, puesto
que había una gran dispersión en el elemento que se estaba utilizando como
base de la propia elección o actuación, muy poca (o nula) será la expectativa de
que, tal como están los profesionales encuestados, sepan cuáles son esos límites
o esos medios lícitos.
Resulta, pues, irresponsable exigir determinados objetivos sin haber dado pre-
viamente los medios que permitan su correcta consecución y, en este caso, unÍt
EI caso de la banca múltiple
parte importante de esos medios es el conocimiento de los límites de Ia propia
acción, que exigirá una mayor creatividad e inventiva. No la búsqueda de la
solución más tácil, sino de la mejor solución, para provocar no solo el cumpli-
miento de esos objetivos sino la innovación y el liderazgo de la propia empresa.
Finalmente, conviene fijarse en la escaSa importancia relativa que se da al com-
portámiento de los superiores dentro de la propia empresa, tanto como influen-
cia positiva cuanto como influencia negativa (3.6I y 3.lI). Los bancarios de
provincias muestran una importante identificación con las personris de sus pro-
pios jefes, no tanto por los niveles jerárquicos (tal como la mostraban los jefes
hacia sus subordinados al no inclinarse a implementar ningún sistema que pu-
diera crear tensiones entre su gente, lo cual, de alguna manera, representa una
evasión de la responsabilidad que significa una jefatura), que los hace sentirse
unidos ante un problema y colaboradores en la solución del mismo. Esto es
bueno, a menos que esa solidaridad llegue al nivel de la complicidad; aparte de
que mina de alguna manera los niveles de autoridad que deben existir. I¿s'te'moCráticaS decisiones de consenso" no son, por lo general, eficientes, y sí per-
rniten una importante evasión de la responsabilidad de quien debió asumir el
mando. Esta parte de la encuesta indica que los niveles de autoridad y jerarquía
están siendo reemplazados por una suerte de compadrazgo que resulta inconve-
niente y peligroso.
Siempre sobre este punto de la primera encuesta, falta ver a qué elemento
atribuyen los gerentes, tanto de provincias como de Lima, sus conductaS
éticas y sus comportamientos negativos
Cuadro No. 14
GBITENTES1993 - 1999
87
o=
ooooor
Provincias Lima
Bticgs No óticas Eticas No éticas
La políücr formal de la empresa
El codigo personal de conducta de la
persona
El comportamiento de los que son cle la
misma categoría en la empreslEl clima o ambiente ético en las Ftnanzas
El comportamiento de sus superiores en
la empresa
2.27
r.86
4. r0
2.95
3.82
2.t33.12
4.t2
2.75
2.89
3.57t.5t
3.85
2.86
3.21
3.31
2.83
3.68
2.47
?.72
88 Apuntes de Estudio
Comenzando nuestro análisis de este cuadro con los gerentes de provincias,
veremos que la importancia relativa de "la política forrnal de la empresat'
aumenta notablemente, tanto para generar conductas buenas (factor 2.27)como para generar conductas malas (factor 2.L3). Esto permite sospechar que
las gerencias bancarias de provincias estiin aceptando e implementando sin
chistar las políticas que reciben de sus respectivas centrales, y que a dichas
centrales tes cargan la responsabilidad tanto de lo positivo como de lo adver-
so que provoquen tales políticas. Esta situación genera varias dificultades: en
primer lugar, se aprecia una importante evasión de la propia responsabilidad
por parte de esos gerentes, que más que gerentes se están convirtiendo en
meros ejecutores de [o ordenado desde arriba, sin que parezcan dispuestos a
señalar las correcciones que pudieran ser necesarias para la correcta imple'rnentación de una política en los distintos lugares del pafs (que evidentemente
tendrán diferente problemática). Resultaría excelente poder consignar el dato
de cuántas comunicaciones pidiendo flexibilidad para Ia adaptación se remi-
ten a ta central de cada banco, desde las gerencias de provincias, después de
recibida la orden de implementar algo nuevo; lo mismo que cuántas de esas
comunicaciones son respondidas favorablemente. Lamentablemente, no ha
sido posible conseguir este dato ni creo que esto sea posible en el futuro, pues
sospecho que los mismos bancos lo ignoran, un poco por sentir que SUS
directivas son tan claras y bien formuladas que no les hacen faltaflexibilidades ni adaptaciones.
En segundo lugar, esto provocará cierta mala imagen del banco en cuestión
pues sus representantes, al vense confrontadoS con quejas y reclamos p0r
parte de sus clientes, tenderán a excusarse afirmando que así está mandado
y qur ellos no pueden hacer nada al respecto36. Resultaría así, no solo da-
36. Esta tendencia ya era señalada por Schmidt al mencionar que, enfrentado el profesional con
pedidos a los que no sabe cómo negarse, "L€ clice a la ot¡a persona que quisiera hacerle, como un
favor, la inegularidad que se le hayr pedido; pero que, para hacerlo, tendría que actuar en forma
cont¡aria a una potítica at¡blecicla en su empresa. Termina la discusión pidiendo comprensión,
porque si sus superiores se entemfim cle una ircgrrlaridad de trl magnitud, seguramente le sanciona-
úan en forma ejemplar." Schmidt, Ecluardo, ¡¡¿¡alil,¿u:ión aJondo: wt aporte a Ia tuz de Ia teoría
del desarrollo hu¡nants de Jane:s W. Fowler, Uma: Universidad del Pacífico i OXY, 1993, p. 152.
Cierto que el autor afirma esto respecto a conductas inmorales y Io atribuye al probablemente escaso
nivel de m¡durez que ümitaría h capaciclacl de este profesionrl pan formular intelectivamente las
razones de su actuación. L¿ presente investigación carece de elementos de juicio suficientes sobre
los niveles de madurez de los bancarios encuestados; pero sí detecta esta misma tendencia a atribuir
a las políticas centrales de sus respectivas empres,rs tanto lo bueno como lo malo. Etr problema es
que los reclamos y las quejas, nornatmente, solo vienen por las políticas malas o mal irnplementa-
das, y estas se achaca¡'iín a las empresas.
El caso de labanca múltiPle 89
ñada la imagen de la empfe$a, sinO un poco "ninguneado" el cliente, que
sentirá que sus solicitudes y quejas no llegan a nada porque no se le consi-
dera lo suficiente como para que, siquiera, se intente solucionarlas. Proba-
blemente, esto tenga directa relación con las repetitivas campañas de los
bancos que anuncian una atención más personalizada (u otra expresión
similar), sin que hasta ahora et simple cliente (yo soy uno de ellos) perciba
un real cambio.
La evasión de la propia responsabilidad detectada por esta respuesta se ve
confirmada por la gran diferencia en la importancia que estos gerentes dan
al "código personal de conducta" (su propia decisién, sin excusas) como
motivador de buenas conductas (factor 1.86) y como generador de acciones
inmorales (factor 3.LZ). La diferencia en la autoevaluación resulta muy
similar a la consignada en el Cuadro No. 13. No es prudente esperar una
mayor caprcidad de asumir sus propias faltas o errores en los gerentes que
en el resto del personal de provincias, y este es otro elemento que explica
esa "sintonía cómplice" entre jefes y subordinados que esbozábamos líneas
arriba.
Todo lo anterior tiene una cierta confirmación en la mucho menor impor-tancia relativa que los gerentes de Lima dan al mismo elemento: 3.57 comomorivador de decisiones éticas y 3.31 para las contrarias (aunque siempre
persista una cierta tendencia a transferir lo malo hacia el respectivo banco).
La cercar¡ía a las propias centrales, la rotación dentro de la misma ciudad y
la mucho mayor hornogeneidad del mercado que atienden hacen que' para
ellos, la implementación de esas directivas resulte más fácil. No se produce
esa necesidad de pasar desapercibidos (omitiendo preguntas aclaratorias,
no pidiendo excepciones ni una mayor flexibilidad para implementar loordenado) que se encontró en la gerencia mencionada en Ia nota 81, y poreso los gerentes capitalinos tienen menor necesidad de excusarse en que
"así está mandado". Al igual que en al análisis de provincias, esto se con-firma en una menor diferencia en la importancia de[ "código personal de
conducta" como generador de respeto a Ia ética (factor 1.51) o como gene-
rador de faltas a la misma (factor 2.83). Siempre subsiste diferencia; pero,
como ya se anotó, esto se explica por la natural tendencia a querer sentirse
bueno que tiene todo ser humano. Mientras esta diferencia no supere lími-tes razonables, se le puede tolerar, aunque siempre convenga un ligero'Jalón de ore.ias" para tratar de aminorarla.
a
ooooo)
90 Apuntes de Btudio
El dato proporcionado por esta respuesta debe llevar a los bancos a revisar
los sistemas de comunicación que están utilizando con sus respectivas filiales
de provincias y a tratar de dotar a sus directivas y políticas institucionales de
rnecanismos de adaptación lo suficientemente flexibles para que sus respecti-
vas gerencias de provincias no se vean "ahorcadas" por la necesidad de reali-
zar como s¿¿ las órdenes recibidas, tal como parece estar sucediendo en los
casos que abarca este estudio.
Otro punto llamaüvo es la importancia que se da al 'tlima o ambiente ético
en las finanzas" (en esta oportunidad, tanto de las gerencias de provincias
como de las de Lima). En los dos grupos analizados, este factor resulta más
importante para generar conductas malas (2.57 en provincias y 2,47 en Lima)
que para generar conductas buenas (2.95 en provincias y 2.86 en Lima). Esto
es fácil de explicar por el lado de que el mal ejemplo arrastra más que el
bueno. No por la búsqueda del mal en sí, sino por las ventajas momentáneas
que se obtienen de los comportamientos inmorales (menos trabajo para lograr
algo, evitarse las molestias o incornodidades que pueda generar el respeto al
otro o a su derecho etc.). No obstante lo anterior, queda el hecho de la impor-
tancia relativa que se da a este factor también como generador de lo bueno;
esta aparente contradicción debe tratar de explicarse en una cierta'habilidad"para ver por separado y aparentemente sin conexión ambas cosas (y, si lahemos puesto entrecomillada, es porque el autoengaño, aunque se desarrolle
con la práctica como cualquier habilidad, no constituye sino una evasión).
Aquí se trata de excusar en Ia competencia "salvaje" mis malas conductas y,
al mismo tiempo, el deseo de proteger la imagen del sistema (y también de
protegerme a mí eomo parte de él), no solo ante los demás, sino también ante
mí mismo. Esto provoca el deseo de quererle dar importancia al sistema como
generador de lo bueno. A ninguna persona normal le satisfaría reconocerse
como parte de algo corrupto, salvo que so tratara de rm caso de "involuciónmoral" en el que lo bueno y lo malo se intercambian, tal como sucede en
ambientes totalmente delincuenciales o en ciertos grupos anárquicos de pan-
dillaje violento, cosa que no es común, aún, en el ambiente bancario nacional.
Del resto de respuestas, solo merece mención Ia escasa importancia que se da
al comportamiento de los que son de la misma categoría, especialmente en
provincias, lo que motiva a pensar en un esquema de feudos inar¡ovibles que
representan poca comunicación e identificación entre las distintas gerencias
regionales o provinciales, punto al que será necesario prestar más atención
por parte de las respectivas centrales.
El caso de la banca múltiple 9l
3.4 La vocación de servicio a los clientes
I¡s bancos, sin excepción, hacen constantes referencias a Ia'Satisfacción de
Ios clientes", al "servicio personalizado" o a la "amistad que cultivan con sus
clientes". Esto es lógico tratándose de empresas de servicios; sin embargo,
muchas veces no parecen estar logrando esa deseada cercanía. No tengo nin-
guna razón válida para pensar que estas frases expresen solo una espectacular
hipocresía de quienes las usan, aunque el solo hecho de que yo no tenga razones
válidas para sostenerlo no quiere decir que esto no ocufra en algunos casos.
Es sobre este punto que versa Ia siguiente encuesta que se diseñó para los
progrflmas de capacitación bancaria. Dicha encuesta consta de tres Pregun-iut"; por orden lógico, debería haber ido primero la pregunta No. 3, no obs-
tante se le puso al final para tratar de evitar que los encuestados se dieran
cuenta de adónde iba la intención, y que la frustraran poniéndose a buscar la
respuesta'torrecta" en vez de responder lo que ellos realmente harían. Ciertoque la pequeña "astucia" de invertir el orden debe haber sido detectada por
muchos; pero, habiendo respondido ya a las dos primeras preguntas, les resul-
taría más fácil, por consecuencia consigo mismos, responder con sinceridad;
visto el resultado, parece que el efecto se consiguió.
Para el presente desanollo, se ha conservado el orden en el que se planteó Ia
encuesta, a fin de respetar los posibles efectos relacionales que los participan-
tes hayan podido establecer en sus respuestas.
ENCUESTA ANÓNIMA I.IO. 2
Indicaciones
Los profesionales acostumbran desarrollar diferentes eshategias en su tratopersonatr con los clientes a fin de compaginar los intereses de su propia em-
presa y los de los mismos clientes. Sírvase marcar Ia estrategia más cercana a
Ia que usted elegiría en cada una de las situaciones hipotéticas que se presen-
tan a c0ntinuación.
o
oooo
37. Véase el Anexo II.
SITUACIóN No. I
Su banco acaba de implementar un nuevo producto crediticio especialmente
diseñado para cierto tipo de necesidad empresarial en la que resultaría muy
favorable para el cliente; no así tralándose de situaciones empresariales dis-
tintas, para las gue resultarfa muy caro. Lógicamente, su banco tiene interés
en que se coloque su nuevo producto. Un cliente solicita un crédito y usted
evalúa que este nuevo producto no es el que más le conviene al cliente. ¿Quéharía usted?
Cuadro No. 15
BANCARIOS EN GENERAL1993 -t999
Gráfico No,9
f d Hacerhincapié en las
virtr¡des de este nuevocrédito
tr b) Tratar de convencerlopam que tome este nuevocrédito
E c) Analizar las necesidades
det cliente para aconsejarle
Porcentaje Número
a) hesentar al cliente los diferentes productos
crediticios def banco haciendo hincapié en las
virtudes de este nuevo créditq para que él elija
b) Tratar dc convence¡lo pa¡a que tome este nuevo
crédito
c) Analizar las necesidades del cliente para acon-
sejarle el crédio que más se adapte a sus necesi-
dades, aunque no sea lo mejor para los intereses
momentáneos del banco
33.38%¡
25.n %
4t.14%
2,061
1,573
2,540
Total 99.99 % 6.174
El caso de la banca múlti
Como es fácil de ver, la respuesa que indicarí¿ una verdadera actitud profe-
sional de preocupación por el cliente (vocación de servicio) sería la tercera
(c), que representa la clara precedencia que el cliente debe tener sobre Ios
intereses momentáneos de la institución, y más aun sobre los intereses de
quien acaba de diseñar un nuevo producto crediticio y que se afana en que
resulte exitoso, pues el éxito del producto es el éxito (y el reconocimiento) de
quien lo diseñó.
La aparente oposición entre los intereses del cliente y los del banco es solo
eso, una conbadicción aparente o un falso dilema, pues nunca se deben medir
los intereses de una institución que pretende perdurar, en función de los bene'
ficios de un solo ejercicio (y menos todavía de un sotro producto). La frase tan
usada que señala que "el cliente es nuestra raz6n de ser" debe ser entendida
por el personal en su pleno sentido, mucho más allá de la poesía que contiene.
El cliente es no solo el punto de mira, sino la fuente que sustenta la vida de la
propia empresa: sin clientes no hay bancos. Los clientes que se pierden por
desidia son difíciles de recuperar; pefo un cliente que se pierde Porque se
sintió engañado ya no se recupera. No es cuestión de consolarse pensando
que "es solamente uno" pues, si la falta de interés en el progreso del cliente se
hace política usual de la institución (siendo practicada, según los resultados
de esta encuesta, por más de la mitad del personal bancario), ya no va a ser
uno el cliente que se pierda, sino muchos. Y esto no es todo el problema, pues
Se podría pensar que, siendo pequeño nuestro mercado, el cliente no va atener muchas opciones para migrar (la abusiva, pero usual, visión del mono-
polista y del oligopolista; en esta posición se encuentran muchos bancos,
sobre todo en algunas provincias en las que el cliente tiene pocas o ninguna
alternativa de elección); con la pérdida de vista de los objetivos de la propia
institución, el bienestar y progreso del clíente, usualmente se pierde también
de vista que e[ empeoramiento económico del cliente es el generador del
empeoramiento económico del pnopio banco.
La cartera pesada, con todos sus efectos, se produce cuando el cliente no
puede .u*flir con sus obligaciones y, si lo hemos empujado a tomar decisio-
nes que lo desfavorecen, es casi seguro que esto lo lleve a enfrentar dificulta-
des en su propia empresa, que tarde o temprano se traducirin en retrasos o
incumplimientos en sus obligaciones con el banco. No son pocos los bancos
que en nuestro mercado han tenido que enfrentar sus propias crisis o su des-
trucción por haber perdido esto de vista, pues las crisis mencionadas comen-
zaron por el descuido y la pérdida de clíentes, y culminaron cuando por de-
o
ooooO
94 - Apuntes de Estudio
sesperación se terrninó estrangulando a los propios clientes, con lo cual se
"mató" al propio banco. Como decía Gélinier:
"Las empresas, las verdaderas, tienen como condición ser mortales. Y laoposición entre ética e interés que apenas se plantea para la empresa
que goza de buena salud, se plantea cruelmente cuando lo que está en
juego es esa forma suprema de interés que es la supervivencia.- Caso del jefe de empresa que ve lo que es bueno para el largo pla-
zo, pero que amenazado de quiebra a corto plazo puede obtener
un respiro faltando a la ética.- Caso del jefe de servicio sometido por su patrón a una presión ex-
trema para el logro de sus objetivos, y que sin duda será despedido
si no usa alguna indelicadeza ética para obtener su cuota."'o
En tanto que los bancos presionen a su personal para obtener de sus clientes
tal o cual requerimiento de productos, estarán provocando la situación descri-
ta, y cavando su propia tumba. La evaluación del logro de los objetivos de sus
empleados debe priorizar el mantenimiento e incremento del número de clien-
tes, clientes a los que hay que motivar para que expresen Sus quejas o sus
simples incomodidades (un cliente que llega a expresar sus quejas normal-
mente no migra, por supuesto, en el entendimiento de que se haga algo para
corregir lo que le causó la molestia). Sabiendo que este pulnto será considera-
do irnportante en su propia evaluación, tos empleados comenzarán, lentamen-
te, a volver a ver al cliente como el centro de su acción.
Lamentablemente, en nuestro ámbito, Ia opción de priorizar los intereses de
los clientes solo mereció un 4l .LAVo de elección. Esto es, que un 58.867o de
los bancarios de esta investigación no vieron al cliente como el fin útrtirno de
sus propias empresas.
La segunda opción en ser elegida debe llamar más a reflexión. El 33.387o de
los encuestados optó por elegir el "Presentar a[ cliente los diferentes produc-
tos crediticios del banco haciendo hincapié en las virtudes de este nuevo
crédito para que él elija". A primera vista, esta opción no se ve tan mal; des-
pués de todo, uno solo está mosnando el abanico de posibilidades, y no ten'
dría nada de malo el resaltar una de ellas. Este razonamiento es propio de una
conciencia laxa y adolece, como todO razOnamiento de autoexcusa, de ladebilidad de Ia falacia. Solo miro la parte que me conviene. Quiero el benefi-
El caso de la banca múlti
cio que no me corresponde, sin asumir ninguna responsabitidad por el daño
que cause; mas aun, sln srqulera senurme mal {,:ururug0 rltü¡rru. rJub quf, su-gieron esta opción responden al perfil señalado, pues obvian que las instruc-
sentirme mal conmigo mlsmo. Losmas aun, sin siquiera
ciones señalaban claramente que este crédito ¡ro es el que más le conviene alcliente y que, si el cliente está conversando con un empleado del banco, hay
grandes posibilidades de que lo vea como un experto en finanzas, o al men0s
como un enterado en las mismas, por lo que resulta de un importante peso su
opinión favorable sobre tal crédito. Dicha opinión cumple con los requisitos
para ser una rnentira, que en el ámbito de los negocios debe considerarse en
forma mucho rnás precisa que el prirnitivo "no decir la verdad". Mentira es
toda forma de comunicación que busca inducir al otro et un ercor para obte-
ner un beneficio indebido o causar un periuicío iniustol y aquí se cumplen
todas las condiciones: la forma de comunicación es el énfasis en la presenta-
ción. El error al cual se induce es la elección de un crédito que no le conviene
al cliente. El beneficio indebido es el reconocimiento del banco al haberse
logrado colocar este producto. Y el perjuicio injusto es el daño, mayor o
menor, que tendrá el cliente por tal elección.
Vista analíticamente, esta opción es la que muestra la peor distorsión en lavocación de servicio de los empleados, que estarán "tirando la piedra y es-
condiendo la mano", y consolándose íntimamente en que el cliente eligiósolo. O en un "yo le dije, allá él si no rne entendió". La obligación era comu'nicar la verdad (asegurarse de que el cliente la entendiese) y, si se evaluaba
que ese crédito no le convenía, se le debió indicar oportuna y adecuadamen-
te'n. Cuando el cliente se dé cuenta del error cometido, no lo va a achacar a su
decisión, sino a la inducción de la que se le hizo víctima.
Finalmente, la segunda opción (b): "Tratar de convencsrlo para que tome
este nuevo crédito", tiene todo lo malo de la anterior con una sola atenuan-
te: es menos hipócrita; pero presenta una temible agravante: quien la elijamostrará que no te importa el cliente ni aun como para excusarse. La única
ventaja del uso de esta opción (para el banco) es que quien la aplique será
fácil de detectar y de eliminar de la institución, si es que existe el deseo de
limpiar de malos elementos al propio banco y así asegurar su supervivencia.
39. Para un mayor desarrollo del tema de Ia comunicación de la verdad en la vida profesio'nal, véase Schrnidt, Eduardo, Ética y negor:ios para Anúrita Latina,2'. ed., Lima: Universidaddel Facífico/ OXY, 1997, Cap. VII.
eli-que
o=
oooo(o
96 Aprrntes de Btudio|| | .-'. ¡ '
-
Desagregando esta encuesta, se encuentra lo siguiente:
Cuadro No. 16
1993 - 1999
Gráfico No. l0
Provincias Lilna
Porcentaje Número Porcentaje Ntlmero
a) hesentar al clientE los diferen-
tes productos crediticios del banco
haciendo hincapié en las virtudes
de este nuevo crffito, para que él
elija
b) Tntar de convencerlo Para que
tome este nuevo crédito
c) Analizar las necesidades del
cliente para aconsejarle el créditoque más se adapte a sus necesida-
des, aunque no sea lo mejor Para
los intereses momentáneos del
banco
4r.at %
3l.98lo
26.99 %
468
365
308
31.65 %
24Vo
44.43 Vo
1,593
1,208
2332
Total 99.98 % l,l4l 99.991o 5,033
5A.W%
45.40%
4D.@To
35.00Vo
30.00%
25.AOob
20.a0%
15.007o
10.009o
5.OOVo
0.007o
a) Hacerhincapié cn lus
viÉudcs de cstc nuevo
crédito
b) Tr.rtar de convencerlo
Pura que tome este nucvo
crédito
c) Anuliz¡r lus necesidi¡dcs
dcl clicnte pun uconsejarle
El caso de la banca múltiPle
Las decisiones de los bancarios de provincias alcanzan porcenqies alarmantes.
Solo un 26.99Vo opta por la opcién correcta: ¡casi el 73% actt¿zrá'sin importarle
el bienestar futuro del cliente! O, al menos, import^ándole más el quedar bien
con el banco que el progreso del cliente; y, de este porcentaja el 4l%o evadirá la
propia responsabilidad en el daño que cause. Tal posición del personal de pro-
vincias no hace miís que confrrmar lo desarrollado en las preguntas 2 y 3 de.la
encuesta anterior.
¿Y qué opinan tos gerentes, que se supone deben dirigtr y vigilar estas corductas?
En el caso de Lima, las respuestas de los gerentes mejoran en cierta medida:
ya un 55.487o elige la opción correcta, aunque aún el l9.SIVo sigue sin tomar
en cuenta el beneficio del cliente, y el257o actuará mal y lo excusará. Pero,
siendo esto malo, debe prestarse atención a la diferencia entre lo que estos
gerentes harían y lo que están haciendo sus subordinados. Estos últimos eli-gen la opción (c) en un 117o menos que sus gerentes{, lo cual da para afirmar
que no estiín siendo adecuadamente controlados en su trato directo con los
clientes y, aunque se generen perjuicios y molestias, estos no son lo suficien-
temente grandes como para que Ia situación se detecte por las quejas que los
clientes pudiesen plantear ante la institución.
Cuadro No. 17
GERENTES1993 - 1999
40. Hacíendo el desagregado del caso, los auxiliares de Lirya eligen esta opción en un 43-97Vo,
que, restado del 55.487a de sus gerentes, da un I l.Sl%o de diferencia exacta. Se ha omitido el
curdro clesagregado de Uma por considerür que aportaría poco ¡ la maym comprensión de la
problemática,
97
a
ooo
o
Provincias Lima
Porcentaje Número Porcentaje Nú¡nero
a) hesentar al cüente los diferentes productos
crediticios delbanco haciendo hincapié en las
virn¡des de este nuevo producto, para que él elijab) Tratar de convencerlo para que tome este
nuevo créditoc) Anaüzar las necesidades del cliente ptnr acon-
sejarle el crédito que más se adapte a sus necesi-
dades, aungue no sea lo mejor para los intereses
mornentíne¡.s del banco
22.53
38,02
39.43
r6
27
28
25
19.51
55.48
4l
32
9I
Total 99.98 7l 99.99 t64
60.00%
50.0OTo
40.00%
3Q,00vo
20.009o
r0.00%
0-ffiloa) Hecer hincapié en hsvi¡rudes de este nuevo
crédito
b) Tratar de convencerlo
prra que tome este nuevo
créd¡ro
c) Analizer las necesidades
del cliente pant aconsejarle
Gráfico No. 11
Donde sí se hace grave el asunto es en provincias, donde las diferencias son
tan notables como para rnerecer un cuadro comparativo (en razón de una
mayor claridad, el siguiente cuadro solo contendrá los porcentajes).
Cuadro No. 18
PROVINCIASt993 - 1999
Gerentes Empleados
a) hesentar aI cliente los diferentes productos
c¡ediücios del banco haciendo hincapié en las
virtudes de este nuevo producto, para que él
elijab) Tratar de convencerlo para que tome este
nuevo creditoc) Analizar las necesidades del cliente para
aconsejarle el crédito que mís se adapte a sus
necesidades, aunque no sea lo mejor para los
intereses momentineos del banco
22.53
38.02
39.43
42.24
3r.51
26.t6
El caso de la banca múltiple 99
45.0080
40.00?o
35.OOVo
30.007o
25.00To
20.00qo
l5.QÜVa
lQ.00To
5.OOV1
0.007o
a) Hacer hincapié en las
virtudes de este nuevo
crédito
b) Trat¡r de convencerlo
pa|:r que tom€ este nuevo
crédito
c) Analizar las
necesidades del cliente
para aconsejarle
Gráfico No. 12
La opción (c), la correcta, es elegida por los gerentes en un 39.43Vo, ¡trece y
fracción puntos más que sus subordinados! Estos gerentes no parecen estarse
enterando de lo que hacen sus subordinados, o prefieren no enterase. Nos
volvemos a encontrar con un problema ya detectado: las gerencias de provin-
cias no quieren hacerse problemas en lo que al control de su proPia gente se
ref,iere y los dejan hacer sin mayores esfuerzos de corrección.
La opción (b) se lleva en estos gerentes el 38.02% (¡!). ¿Cómo llegaron a
gerentes de un banco con tan poco interés por sus clientes? ¿Será un rezago
del sistema financiero controlado y protegido de décadas pasadas? Sea cual
sea la razón, esto debe ser corregido, y corregido ya. La actual competenciaentre las empresas financieras no deja espacio para tales deficiencias, y lasituación de las empresas tampoco da para estos daños innecesarios.
Finalmente, Ia opción (a), de autoexcusa, representa en los gerentes el
22.53Vo; lo cual, relacionado con los resultados anteriores, muestra que estos
gerentes son más maduros que sus subordinados (buscan "lavarse la cara"mucho menos), y también más despiadados (saben lo que hacen y no les im-porta).
o
ooo
t00 .__ Apunres de Bh¡dio
SITUACIÓN NO.2
Un cliente empresarial de movimientos pequeño-medianos viene a solicitar
un crédito de US$ 10,000 Para reemplazat una máquina en su empresa. Alrevisar la documentación presentada, usted evalúa que, por los activos qu€
poSffi, su situación financiera y sus volúmenes de ventas, él podría solicitar
sin problemas un crédito de US$ 40,m0. ¿Qué hatía?
Cuadro No. 19
BANCARIOS BN GENERAL1993 - 1999
Grálieo No. 13
la) Trataría de hacerlo tomarconciencia de su capacidad
crediticia
Ob) Trataría de convencerlo de
que solicite montoscrediticim Elayores
I c) Tramitaria su solicirud alconp él la planteóoriginalnrcnte
En el caso de esta encuesta, la respuesta ideal es la (a) puesto que, sin empu-
jar a decisiones peligrosas al cliente, se le están ofreciendo luces que le per-
mitan futuras decisiones que se tomarán por propia voluntad y después de
Porcenteie Número
a) Trataría de hacerlo tomar conciencia de su
capacidad c¡Editicia a fin de gue considerara los
posibles beneficios de su mayor utilizaciónb) Trataría de convencerlo de que solicite
montos crediticios mayores para que amplíe y/o
diversifique el ámbito de su empresa
c) Tramitarfa su solicitud t¡l como él la planteó
orieinatmente
30.0t
37.99
3 t.98
I,853
2,346
1,975
El caso de la banca múltiple
analizar su propia realidad. Lamentablernente, solo es elegida por el 3O% de
los bancarios.
La opción (b), '"Trataría de convencerlo de que solicite montos crediticios ma-
yores para que amplíe y/o diversifique el ámbito de su empresa", que aparente-
mente es similar a la anterior, tiene un peligro escondido. En las instrucciones,
se señalaba que el cliente en cuestión es "pequeño-mediano"; el problema'de
esta condición en nuesüro medio es una probable capacidad limitada en el mane-
jo empresarial, lo mismo que una importante ansiedad por crecer. Lo primero se
puede deduci¡ sin mucha audacia, del hecho de que el cliente no era consciente
de su capacidad crediticia. Y lo segundo es casi una constante en los empresa-
rios pequeños y medianos de nulestro medio (es fácil comprobar tal ansiedad en
las increíbles tasas de retorno del capital invertido que nonnalrnente se esperan).
En tales condiciones, este intento de convencimiento va a empujar al clienüe a
decisiones peligrosas pues, con una capacidad empresarial lirnitada y una acti-
tud ansiosa, es muy probable que se embarque en proyectos aún inmad¡¡ros" que
no den los resultados esperados y que terminen minando a la empresa y a Su
capacidad de pago futura, con lo cual también se terminaría actuando conúa el
banco al elegir esta opción.
Si bien con esta encuesta se buscaba evaluar la vocación de servicio de losprofesíonales bancarios, nunca se debe confundir "vocación de servicio" con
meros buenos deseos. Eso no sería auténticamente profesional, y no hay que
olvidar lo que ya se desarrolló lÍneas aniba: la opinión de este profesional
bancario va a ser tomada, con gran probabilidad, como la de un auténtico
experto de las finanzas y pocas cosas son tan peligrosas como creer que es un
auténtico experto quien solo es un "bien intencionado". Esta opción es elegi-
da por el37 .997o de los bancarios de esta muestra.
Finalmente, la opción (c), '"Tramitaría su solicitud tal como él la planteó origi-nalmente", nos muestra un importante desinterés en el progreso del cliente o en
su problemática concreta; un mecanicismo propio de un burócrata y, por su-
puesto, una nula personalización de Ia atención, que, con toda seguridad, el
cliente va a percibir. Y no solo esto: también poca preocupación por el propiobanco, que se hubiese beneficiado con una posible colocación (de recuperación
bastante segura) si se hubiese elegido la primera opción. Esta opción es tomada
por el 31.98Vo y, si recordamos que en la pregunta anterior de esta encuesta el58.85Vo escogía opciones inconectas que empujarían al cliente a decisiones
peligrosas, podremos vislumbrar que, cuando decidieron mal allá, no era por elprovecho del banco, sino por su propia ventaja (recibir el reconocimiento por la
t0l
UI
ooo
N
102 Apuntes de Btudio
promoción de un producto Que, por ser nuevo, estaría siendo monitoreado).
Aquí, como hay pocas probabilidades de reconocimiento rápido, el interés de-
.ur. E to último debe llamar a reflexión sobre la identificación de los trabajado-
res con sus propios bancos; aunque el dato, por sí mismo, no sea aún definitivo.
Desagregando el cuadro anterior entre tos bancarios de provincias y los de
Lirna, encontramos lo siguiente:
Cuadro No.20
1993 - 1999
Provincias Lima
Porcenüa.ie Número Porccntaie Número
a) Trataría de hacerlo tomar conciencia de su
capacidad crediticia a fin de que considerara
los posibles benefrcios de su mayor utilización
b) Trataría de convencerlo de que solicite
montos crediticios mayores para que amplíe
y/o diversifique el ámbito de su empresa
c) Tramitaría su solicitud tal como él la plan-
teó originalrnente
2t.47
46.80
31.12
245
534
362
3r.94
36
32.04
1,608
1,812
1,613
Totál 99.99 l.l4l 99.98 5,033
Gráfico No. 14
50.0070
45.001o
40.ñVo
35.00Vo
30.007o
25.00V0
20.007o
t5,0070
t0.Nvo
5,00vo
0.M%o
a) Tratarfa de hacedo
tomrr conciencia de su
capacidad crediticiu
b) Trataría de convencerlo
de gue solicite montos
crediticios mtyores
c) Tramitaría su solicitud
tal como él la planteó
orieinalmente
E[ caso de Ia banca múltiple
Las cifras de Lima ofrecen poca variación con respecto al cuadro anterior (nun-
ca más de ZVo en cada pregunta). En cambio, en provincias la cosa cambia: laopción (a), la ideal, pierde 8.547o, y la opción (b), "la más peligrosa', gana
8.817o. Es probable que esta variación no deba atribuirse solamente a falta de
interés por el propio banco o a una menor preocupación por el clien¡e, sino aalgo distinto: el deseo de sentir un cierto poder (¡pide más, que yo te doy!) o una
amistad con el cliente que linde en el compadrazgo,y que por falta de capacidad
de aniilisis se van a traducir en todos los peligros para el cliente y para el banco
que se mencionaron líneas an'iba.
Es imprescindible que los asesores financieros, o quienes cumplan esta función,estén adecuadamente capacitados para poder asesorar realmente a los clientes ysi, por un ahorro mal entendido, Ios bancos omiten o limitan esta capacitación(en especial en provincias), sepan que van a estar generando un número de
futuros problemas cuyo costo será muy superior al falso ahorro de que se habló;y esto sin contar el daño a las empresas de los clientes y a la mala imagen que
no se podrá evitar pues, como ya se indicó, los clientes ernpujados a tomar estas
decisiones van a culpar a quien los incitó. No hay gue olvidar que e^s un elemen-
to rnuy nacional el buscar a quién echarle la culpa, y que esto es mucho más
fácil si realmente otro la tiene, aunque esta sea solo parcial.
En esta segunda sifuación planteada, las respuestas de los gerentes y las de sus
subordinados no son lo suficientemente distintas como para justificar un nuevo
cuadro comparaüvo. El análisis realizado abarca por igual a los unos y a losotros; es por esta razón, y para no cansar al lector, que se omite el cuadro de losgerentes.
SITUACIÓN T.qO. ¡Un cliente pequeño se muestra desorientaiJo sobre cómo acceder a alguno de losproductos del banco y se acerca a preguntarle a usted sobre los pasos que debe
dar. ¿Usted qué haría?
Cuadro No. 21
BANCARIOS EN GENERAL1993 - 1999
103
o=
ooo
(¡¡
Porcenta.ie Número
a) L¡ orientaría al respectivb ejecutivo de cuentas a finde que recibiera la información m¡ís exacta posible
b) L¡ indicaría lo que buenamente supiera al respectoc) [-o derivaría a la oficina de inftrrmes
24.24
2t.2526.32
1,497
1,312| 6)5
(continúa)
104 .Apuntes de Estudio
conünuación
Porcenta.ie Número
d) Trataría de averiguar lo más que pudiera al respecto
nnre orienterlo aunoue no fuera mi oblieación.28.1 8 1,740
Total 99.99 6,t74
En este caso, son correctas las respuestas (a) y (d), aunque estft última sea mejor
por mostrar una mayor preocupación por el cliente y Por Ia imagen del banco.
La opción de orientar al cliente al ejecutivo de cuentas es una decisión
corecta; no obstante, tiene la debilidad de hacer sentir al cliente que se le
está "peloteando", por el problema ya mencionado de la tendencia de los
clientes a identificar a todo empleado bancario con un exPerto en finanzas o,
al menos, con un pfofundo conocedor de los servicios y productos de su
propio banco. El 24.24Vo de los bancarios encuestados eligió esta opción,
cofrecta aunque no óptima; lo que no es fácil de determinar aquí es si lohicieron por el provecho del cliente al reconocerse poco conocedores del
asunto sobre el que les consultaba, o solo por sacárselo de encima de una
forma elegante.
Las dos Situaciones analizadas anteriormente ayudan Poco; no obstante, si
retrocedemos al Cuadro No. 9 y traemos el dato de quiénes identificaban "loético" con "lo que es legal", tal vez tengamos algo de luz. ¿Por qué "lO le-
gal"? Por ser la acción objetivamente justificiable, que no pone miás por parte
del actuante que su obligación estricta, y que prescinde de los otros efectos
que provoque más allá de los demostrables o de los punibles. En el caso de la
respuesta (a) de la Situación que nos ocupa, es la única que podría relacionar-
se con un estilo de conducta como el esbozado. Nadie se podría quejar de que
se le derive al experto, y a nadie se le podría censurar por hacerlo; aunque
con tal acción se estuviera provocando una molestia en el cliente, por ser la'orespuesta del manual". Veamos pues;
Cuadro No. 22
Fuentc: Cuadro N'9 Fuente: Cuadro N" 2lPara rní lo ético es Io legal 18.387o [¡ orientaría al respectivo
ejecutivo de cuentas a fin de
que recibiera la informaciónmís ernctn nosible
74.241o
El caso de la banca múltiple t05
La cercanía de ambas respuestas comienza a tomar cuerpo, y esto se hace más
sólido si traemos aun otro dato más, en este caso del Cuadro No. 13, y recor-
damos que, para los bancarios, el segundo elemento generador de inconductas
era "la política formal de la empresa", que merecía un factor de importancia
relativa de 2.85 para provincias y de 2.92 para Lima. ¿Y por qué "inconduc-
[as"? Por la conciencia de que se podría haber hecho algo más por el cliente;
pero que tal aceión "podría complicarle la vida al bancario", Y que la "res-
puesta del manual" lo ponía a cubierto de cualquier problema posterior, aun-
que con ella no estuviera favoreciendo la buena imagen del banco.
La respuesta más completa,la (d), que representa un auténtico interés por el
cliente, que percibirá la calidez de tal actitud, va acompañada de la debida
responsabilidad; se le da la atención personalizadade la que tanto se habla y,
al mismo tiempo, se cuida que la orientación contenga los elementos técnicos
necesarios. Y en el hipotético caso de que la orientación solicitada fuese
demasiado cornpleja para ser realizada por este bancario, ya no habría pro-
blema en derivar al cliente al ejecutivo de cuentas, pues el cliente ya no per-
cibiría Ia sensación del "peloteo" a que se hizo referencia antes, dado que este
empleado bancario se interesó en el problema e hizo lo que estaba a su alcan-
ce. Es interesante anotar que el porcentaje de esta respuesta también guarda
un cierto paralelo con la última opción del Cuadro No. 9: "Lo ético es lo que
está de acuerdo con mis sentimientos de justicia". Veámoslo:
CuadroNo.23
En ambos cuadros, el No. 9 y el No. 21 son las respuestas gue se llevan los
mayores porcentajes y ambas muestran Ia voluntad de hacer las cosas lo me-jor posibley con la nwyor ntadurez.
Yendo a las dos respuestas restantes, la opción (b),'Le indicaría lo que buena-
mente supiera al respecto", demuestra buena intención, pero acompañada de
una superficialidad e inmadurez que asustan. ¿Puede ser esta la respuesta de unprofesional? Y nótese que la elige el2l.25Vo de los encuestados, probablemente
sin ponerse a pensar en los efectos que tal respuesta provocaría; Ias posibilida-
@
ooo
5
Fuente: Cuadro If 9 Fuente: Cuadro lf 21
Para mí lo ético es lo que está
de acuerdo con mis sentirnien-tos de justicia
32.75% Tratarí¡ de averiguar lo m¡ís
que pudiera al respecto Paraorientarlo aunque no fuera
mi obtieación
28.r8%
106 Apuntes de Estudio
cies no son muy grandes y ninguna es muy buena que digamos: ligereza, falta de
interés por el cliente, poco profesionalismo de los trabajadores de ese banco
(que no extrañe una generalización así; es la que va a realizar el cliente cuando
se dé cuenta de lo que ha sucedido), pérdida de un negocio (pues con tan malos
datos el cliente optará con toda probabilidad por otra alternativa) etc. Los ban-
cos que deseen evitar estos problemas tienen que propiciar una toma de con-
ciencia entre sus trabajadores de la forrna como serán vistos por los clientes y de
ta importancia que les darán a sus respuestas, no para que "se les suban lo
humos", sino para que midan los efectos de lo que diclnal- '
Finalmente, la respuesta (c), "Lo derivaría a la oficina de informes", es la que
indica menor vocación de servicio; la actitud es Ia de cualquier burócrata abu-
nido de lo que hace, que se saca el problema de encima sin importarle nada
más. Para cualquiera que tenga dos dedos de frente, es claro que una consulta
específica sobre un producto crediticio no va a poder ser resuelta por la oficina
de informes, que a lo más podrá derivar al cliente al ejecutivo de cuentas, y eso,
si no lo envían a otra parte, lo que en una agencia grande se puede convertir en
una pesadilla kafkiana; y esta opción es elegida por el 26-32Vo.
Desagregando el Cuadro No. 21, entre provincias y Lima se tiene lo siguiente:
Cuadro No.24
1993. 1999
41. El autor es tambíén profesor de teología católica en la Facultad de Teología Pontificia y Ci-
vil cle Lima, y tiene a su cargo asignaturas de la especialidad que se dictan a los seminaristas. Uno
cle tos aspectos en que hay que hacer mayor hincapié es en la forma como los fieles van a tomar
cualquier cosa que, sobre la religión, diga el sacerdote y aun el mero seminarista. Esta será tomada
como la posición autorizada y ofrcial de la lglesia Católica. Se les uata de convencer (no siempre se
togn) de que, si responden irreflexivamente sobre algo que desconocen, pueden causar un daño de
pronóstico reseryaclo, tanto en ese fiel que puede perder la fe, como en la propia lglesia cuya imagen
queda dañada, Salvando las distancias, algo parecido sucedenl en un banco: la gentc supondní que
el ernpleado sabe realmente lo que dice y que su actitud es la del banco.
Provincias Lima
Porcentaje Número Porcentaje Diúmero
a) [o orientaría al respectivo ejecutivode cuentas a fin de que recibiera la
información m¿ás exacta posible
b) IJ indicaría lo que buenamente
supiera al respectoc) Lo derivarfa a la oficina de informes
30.49
32.77
12.88
348
374
147
22.8?
18.63
29.36
1,149
938
1.478
(continúa)
EI caso de labanca múltiple r07
Provincias Lim¡Porcentajb Número Porcentaje Núrrero
d) Trataría de averiguar lo más quc
pudiera al reipecto Para orientarlo
aunque no fuera mi obligación
23.83 272 29.t6 l'468
Total 99.97 r. t4l 99.97 5.033
(conünuación)
Gráfico No. 15
Analizando este desagregado, nos encontramos con ciertas novedades. En
provincias la respuesta (a), "la del rnanual", aumenta t 3A.49To. Se puede
elucubrar sobre varias posibles razones; en primer lugar, la misma relación
hecha al Cuadro No. 21 sobre los que consideraban "lo legal" como "lo éti-
co", repitiendo el paralelo, p€ro esta vez entre el Cuadro No. 1l y el presente
Cuadro No.24.
Cuadro No. 25
o
ooo
or
35.00%
30.00%
25.A0Vo
20.N%
15.007"
10.007o
5.AO7o
0.$AVo
a) l¡ orientaría al
respectivo ejecutivode cuentas
b) l¡ indic¿ría loque bueni¡meDte
supiera al respecto
c) Ln deriva¡ía a l¡oficin¡r de inforrnes
d) Tr¿tarfa dc
averiguar Io miís que
pudieru ponorientarlo
Fuente: Cuadro No. 1lColumna Provincias
Fuente: Cuadro No. 24
Columna Proüncias
Para mí lo ético cs Io legal 22.34 [¡ orientaría al respectivo ejecutivo de
cuent¡s a fin de que recibiera la infor-rnación nuís exacta Posible
30.49
Si bien las cifras porcentuales no son tan cercanas como las que vimos en laanterior comparación, sí guardan relación: en ambos c¿lsos, la elección de losempleados de provincias aumenta casi al mismo riuno sobre la opinión general
de los bancarios. Onas razones esgrimibles serían el deseo de mostrar alta espe-
cialización en los servicios del banco, una suerte de destumbramiento al cliente
o un cierto mayor cuidado en respetar los lineamientos de Ia institución que se
reflejen en los respecüvos manuales de función. Todo esto es menos riesgoso
para la irnagen del banco en el caso de provincias por la menor exigencia de
atención rápida; Io mismo que por el menor tamaño de las instituciones, lo que
disminuye importantemente el riesgo de provocar en el cliente esa sensación de
"peloteo" burocrático que tememos se esté produciendo en Lima, en donde aún
se presenta este problema en e122.82%o.
Siguiendo con el análisis, vemos que en provincias la elección de la respuesta
óptima, la (d), baja a 23.837p, mienfas que en Lima se incrementaa29.l6Vo.
La respuesta (c), "Lo derivaría a la oficina de informes", que era Ia que mostra-
ba la menor vocación de servicio, desciende en provincias a solo un L2.887o.
¿Mayor vocación de'servicio?; ¿mayor calidez en la atención al cliente? Es muyprobable, aunque también habrá que considerar la posibilidad de que en menos
instalaciones del banco haya ofiiina de informes. En cambio, en Lima esta
opción aumenta a un preocupante 29.36Vo y se convierte en la respuesta fnás
elegida como solución a esta disyuntiva.
Donde sí se presenta un problema importante en provincias es en la respuesta
(b), "Le indicaría Io que buenamente supiera".El32.777o de los bancarios de
provincias actuaría con esta irresponsabilidad y falta de profesionalismo; serán
bien intencionados, y cálidos con el cliente, pero podrrín crearle graves proble-
mas sin darse cuenta de lo insuficiente de tal acción. Definitivamente, esta res-
puesta estií demostrando la necesidad urgente de llevar a cabo extensos Progra-mas de capacitación, a fin de que se refuerce la buena voluntad (sin perderla)
con el imprescindible conocimiento y el auténtico profesionalismo. Cierto es
que Ia sola capacitación, por buena que sea, no va a crear profesionalismo; pero
dará las pautas para que cada uno pueda crearlo en sí mismo.
Es muy repetida la frase: "Nadie presta para tener problemas", y quiero creer
que es sincera en la mayoría de los casos, aunque en otros tenga mis dudas (ya
las plantearé en el próximo capítulo sobre la banca de consumo). Si se puede
evitar un número importante de estos problemas con una adecuada selección ycapacitación, por qué no hacerlo. La respuesta sería que por el costo de tales
programas de capacitación, y no niego que tal costo exista; pero podría ser muy
El caso de labanca rnúltiple
interesante que los bancos llevasen a cabo una invesügación sobre el número de
créditos impagos o cobrados coactivamente o el número de propiedades de
clientes que han tenido que ser rematadas, y que puedan guardar relación con
una deficiente orientación al cliente llevada a cabo por su personal, para así
tener una idea del costo que representa el retrasar estas capacitaciones. Además
está el problema de la identif¡cación del personal con Ia propia empresa; rni
experiencia personal me muestra que, sin excepción, los empleados bancarios
de provincias se muesran muy interesados en los programas de capacitación,
aunque estos les roben horas de descanso nocturno, sabatino o dominical. Casi
siempre les ha parecido muy poco lo que se ha podido desanolla¡, y muchas
veces estos programas de capacitación han continuado como una relación per-
sonal por coffeo.
Como se puede ver, la gran mayoría elige las opciones (a) y (d), que, como ya
se señató, son ambas correctas. Si bien son dadas por el común de los emplea-
dos bancarios, resultaba mejor la (d). Esta preferencia no se presenta si la res-
puesta Ia da un gerente pues, en su c¿lso, el derivar al cliente al ejecutivo de
cuentas no será sentido como un "peloteo", sino solo como producto de la espe-
cialización en el trabajo. Lo que sí se debe conservar en la memoria es {ue;sabiendo los jefes y los gerentes lo que se debe hacer, no han sido capaces de
comr¡nicársElo a sus subordinados o, at menos, no han podido conseguir que se
ponga en practica aquella conducta que serÍa la adecuada en esta situación.
En tomo a este punto, solo considero pertinente mosüar las respuestas de las
gerencias pues en conjunto se les puede considerar adecuadas, supuesto que losgerentes estén lo sufi cientemente capaci tados.
Cuadro No.26
GERENTES1993 - 1999
109
a
ooo
o)
Provincias Lima
Porcentajc Núrrero Porcenúaje Núnrero
a) [o orientaría al respectivo ejecutivo de
cuentas a fin de que recibiera l¿ informa-ción más exacia posibleb) L* indicaría lo que buenamente supieraal respectoc) I¡ derivafitel¡ oficinl de informes
45.07
8.45
', Al
32
6
)
53.04
6.09
tR?
87
t0
?
(continúa)
Provincias Lima
Porcentaje Número Porcentaje Nrúmero
d) Trataría de averiguar lo más que pudiera
al respecto para orientarlo aunque no fuera
miobligació
43.66 3t 39.42 64
Total 99.99 7l 99.97 164
l l0 Apunres de Estudio
(continuación)
Gráfico No. 16
3.5 La confidencialidad y el secreto profesional
Otro punto especialmente sensible en el ámbito profesional peruano en gene-
ral y Ln el bancario en particular es el de la confidencialidad y el respeto al
secieto profesional. Esta especial sensibilidad proviene de la poca costumbre
que se tiene en nuestro medio de guardar la debida confidencialidad: por algo
Somos un paíS de "bOlaS" y "ChiSmeS". ES muy común el Creer que, mientraS
las cosas no se griten en una plaza, sino solo se susurren al oído de "un amigo
de confian za", no se está traicionando ninguna confidencialidad. Peor aun es
la costumbre de utilizar esa información para obtener alguna ganancia bajo la
excusa de que, aunque yo haya ganado algo, nadie salió perjudicado, sin ver
60.00Vo
50.009o
40.a070
3A.00?o
20.w%
r0.M%
0.00%
a) [,o orientaría al
respectivo
ejecutivo de
cuentas
b) k indicaría loque buenamente
supiera al respecto
c) [¡ derivaría a la
oficina de informes
d) Trataría de
averiguar lo nr¡ís
que pudiera para
orienta¡lo
El caso de la banca múlti
(o sin qüerer ver) que eso es imposible. Si alguien gana es porque alguien
pierde. La riqueza solo se adquiere de una de dos maneras: por la creación de
algo valioso, que siempre demora, o por la especulación. En este segundo
caso, hay que preguntarse si se actuó honestamente o si habrá que emPezar a
pensar en palabras como estafa o robo.
Un secreto profesional es'toda información de la que un profesional se enteró
porque trabaja donde trabaja". Esta definición resulta un tanto primitiva; Pero es
operativamente muy funcional en ámbitos como el nuestro, en que, por una
cierta abundancia de conciencias laxas unida a un pobre desarrollo en la propia
ética profesional, existe facitidad para autoconvencerse de que el dato que inter-
esa no debe ser considerado secreto por alguna razón más o menos capciosa.
Además de esto, por el poco profesionalismo que ya hemos visto en líneas ante-
riores, y que me puede_lleva¡ a suponer que t¿l o cual dato "en realidad no tiene
ninguna irnportancia"4T. Toda información es valiosa para alguien, y el simple
hecho de que yo no le vea utilidad no debe nunca inducirme a pensar que no e$
útil. Ese dato le pertenece a alguien y, siendo propiedad privada, el único que
tiene derecho a utilizarlo es el dueño o, a lo más, quien haya sido autorizado por
el d¡eño; en este último caso, dicha utilización deberá ceñirse estrictamente a lo
que el dueño haya autorizado.
Lo dicho anteriorrnente no debe inducir a pensar que si el "dueño" de un dato
confidencial (léase información privilegiada) autoriza a alguien a valerse de é1,
automáticamente podría usarlo para sacar una injusta ventaja sobre aquel que no
tenía acceso a tal dato. Este es un asunto de justicia contractual que no preten-
demos desarrollar aquí; no obstante, vale la pena mencionar que el ocultamiento
doloso de información relevante (y debe considerarse tal a toda información que
podría haber hecho carnbiar de opinión a la otra parte confatante) ücia la natu-
ralezade un contrato y lo invalida, pues ya no sería un acuerdo de voluntades,
al ya no saber con certeza una de las partes sobre qué esNá se contratando. Esto,
42. En cierta ocasión, una secrelaria quc trabajaba en un¿ fábriCa de vidrio comentó en una
reunión de amigos "qué dificultad habían tenido para clar con el tono exacto de color amarillo
que un cliente quería en sus vasos cle promoción". Uno de los presentes en esa reunión perteBe'
cír a una embotellaclom que sabía que su directo competidor estaba a punto dc lanza¡ una carn-
paña promocional agrcsiva y cara. Este dato le permitió deducir que los vasos en cuestión eran
el centro de esa campaña promocional y, avisindolo a su ¡rropia empresa, se adelanüaron lanzan-
do su propia campaña de promoción; con lo cuat, quien había contmtado la provisión inicial a la
fabrica de la secretaria impruclente ya no pudo lananr sus propios vasos. Esto le costó a esta
empresa una abultada suma de dinero, y a la fábrica de vidrio el perder un cliente importante
durante un tiempo,
o
ooo
por supussto, no alcattza a los planes que yo pueda tener, ni tampoco al análisis
de expectaüvas que yo haya podido realizar sobre la base de datos accesibles a
todos; en estos dos últimos casos, se trata de mi información, de mi propiedad,
la cual sí puedo utilizar a mi favor sin que esto constituya ninguna infracción
ética.
Para tratar de lograr un acercamiento al perfil ético de los bancarios en lo que
al secreto profoionul se refiere, se diseñó la tercera encuestaa3, que consta de
cuatro situaciones hipotéticas en las que un profesional bancario podría en-
contrarse. En todas ellas, se plantean diversos cursos de acción, de los cuales
solo uno o dos son excluyentes, pudiendo tomarse en paralelo dos o ffes de
Ios demás; por esta razón, se instruyó a los participantes en los programas de
capacitación que marcasen todos los cursos de acción que ellos tomarían. Alver los resultados de la siguiente encuesta, debe tenerse presente esto, pues
Ios porcentajes no van a sumar 100 7o ni el número de respuestas a las dife-
rentes opciones van a colTesponder al número de encuestados.
ENCUESTA ANÓNIMA NO.3
Indicaciones
Existen muchas situaciones en las que el profesional se encuentra desorienta-
do sobre su obligación respecto al uso de la información. A continuación se
presentan cuatro situaciones hipotéticas; en cada una de ellas hay varios cur-
sos de acción que no son mutuamente excluyentes. Señale en cada situación
todos los cursos de acción que usted tomaría.
SITUACIÓN NO. 1
Participando en una reunión del á'rea de créditos, usted se entera de que su
banco ha decidido rebajar la categoría de riesgo crediticio de una gran empre-
sa del medio. Usted tiene un hermano que trabaja en dicha empresa y sabe
que él posee acciones de la empresa donde labora. ¿Qué haría usted?
43. Véase el Anexo lll,
El caso de la banca rnúltiple I 13¡ t rr !!
CuadroNo.2T
BANCARIOS BNGENBRAL1993 - 199e
Gráfico No. 17
I a) Le informarfa rcda a su
hermano.
Nb) Le insinuarfa sin entrar en
detalles
t! c) Guardaría sitencio salvo que
fuera intenogado, en cuyo caso
le informarfa lo mínimo
B d) MantendrÍa en reserva
absolutamente todo
El problema salta a la vista: solo el 2?.65Vo elegiría el curso de acción corec-to, que es el (d). La decisión del banco le pertenece solamente a é1, y e[ banco
ha llegado a su dEcisión en un legítimo uso de la información que le pertene-
ce, pues el cliente Ie proporcionó voluntariamente su información confiden-
cial para poder tener tratos con ese banco. Los empleados bancarios que
eligieran cualquier otra opción estarían utilizando una propiedad que no les
pertenece para obtener algún tipo de ventaja (en este caso, una ventaja emo-
cional por la posterior gratitud del hermano, aunque también pudiese iracompañada de alguna ventaja material si es que esa gratitud se traduce en un
reconoci miento económico).
a
ooo
00
Porcentaie Número
a) I* informaría a su hermano de toda la evaluación reali-
zada por el área de créditos del banco a fin de que él pueda
tomar sus decisiones con toda la información necesaria
b) I* insinuarfa a su hermano la conveniencia de deshacer-
se de sus acciones cuanto antes, sin entrar en detialles
c) Guardarfa silencio salvo que fuera interrogado al respec-
to, en cuyo caso le informaría Io mínimo
d) Mantendría en reserva absolutamente todo, y si es
interrosado dirfa que no tiene datos al respecto
37.99
29.45
25.96
22.65
2,346
1,794
I,603
1,399
Pero pasemos a analizar las diversas opciones: la opción (a), "Le informaría asu hermano de toda la evaluación realizada por el área de créditos del banco a
fin de que él pueda tomar sus decisiones con toda la información necesatia",
indica un nulo conocimiento de lo que es el secrero profesional o una absoluta
indiferencia sobre el deber de mantener la confidencialidad, y es elegida por
el37.99Vo. Lo más probable es que quien se viera interpelado por haber ele-
gido esta respuesta la fundamentara con argumentos emocionales: "¡Es que se
trata de mi hermano!". ¿Y si se tratara de otro pariente?, ¿de su mejor ami-
go?, ¿de una persona que aprecia mucho? E[ asunto se mantiene exactamente
igual, no se debe hacer y puntos.
Las opciones (b) y (c) son similares: indican que sí se tiene conciencia de que
se trata de algo confidencial y que hay que mantenerlo en reserva; el proble-
ma es que se está dispuesto a romper, aunque sea solo parcialmente, el secre-
to. En el caso de la opción (b), "Le insinuaría a su hermano la conveniencia
de deshacerse de sus acciones cuanto antes, sin entrar en detalles", se aprecia
un problema adicional de deformación de conciencia, igual a la que habíamos
detectado al analizar la primera opción del Cuadro No. 15. Percibo que no
debo hacerlo y, sin embargo, Io hago; pero, como me quiero sentir bien con-
migo mismo, me invento estrategias de autoexcusapara poder responderme
que en realidad yo no he hecho nada malo. En este caso, el probable razona-
miento será que yo no le dije lo que había pasado eri esa reunión, sino que
solo le hice una insinuación; se obvia que lo importante no es lo que se dice,
sino Io que se comunica, y que esa "insinuación" acompañada de la respectiva
comunicación nO verbal resultará tan clara como un "acta de cOmité".
44. Informan personas de confi¿nza (autorizándome a usar el dato) que, en uno de los últi-mos procesos de selección para incorporar profesionales a la Superintendencia de Banca y
Seguros, se lcs planteó la siguiente disyuntiva: 'iQué haría Ud. si se enterara de que va a ser
intervenido un banco en el que su propia madre tiene en certificados'de depósito a plazo (no
cubiertos por el seguro) todos sus ahorros?". [a opción es durísima; no obstante, suPongo que
quienes eligieron avisar a su madre para hacer el oportuno retiro habrán tenido una pobre califi-
cación, si es que no fueron simplemente desca¡tados. Supongo asimismo, que muchos de los que
eligieron como respuesa guardar el más absoluto secreto, no Io harían en la realidad. AquÍ
estaban simplemente llenando las condiciones pedidas para ingresar a la institución'
No se dieron cuenra de que se trauba de un falso dilerna, puesto que un conocedor del árnbi'
to bancario (postulante a la SBS), no podría permiür que su madre se enconEase ftnancieramer¡-
te desprotegida.
Conviene, asimismo, señala¡ que es un delito penado con cárcel el uso de información privi'legiada $ esta lo cs) para obrcner un beneficio o evitarse un perjuicio en operaciones bursátiles.
El caso de Éa banca múltiple
Haciendo un cierto paralelo, mostraban esta deformación de conciencia en el
Cuadro No" 15 el 33.38Vo, y aquí eligen una opción semejante el 29-05?o
(este "paralelo" no puede ser absoluto por la rcz6n de que, en el presente
Cuadro, se podía elegir más de una opción al mismo tiempo; aquí solo se
pretende mostrar una probable coincidencia)'
Finalmente, la opción (c), "Guardaría silencio salvo que frrera interrogado al
respecto, en cuyo caso Ie informaría 1o mínimo", no muestra la deformación
de conciencia anterior, aunque sí presenta un profesionalismo y una estabili-
dad de valores sumarnente pobres. La orientación inicial es buena: guardar
silencio; pero la tvmeza de tal decisión es casi nula: a la primera dificultad,
cede. Valdría la pena preguntarse qué ftrmeza se puede esPerar de este
25.96Va de bancarios ante otro tipo de problemas, como la aprobación de un
crédito a un cliente que se encuentra delants y que está presionando al fun-
cionario para que se lo apruebe. Para quienes eligieron esta opción, es muy
probable que la ética y todas sus obligaciones sean intelectualmente satisfac-
torias (en lo poco que puedan tener en claro), pero casi impracticables en la
vida diaria.
Quien se encuentra en una situación como la descrita, suf¡e una constante
frustración al darse cuenta de que no consigue practicar lo que "siente" que
sería lo corrocto, y por este camino son dos las alternativas a las que se va a
llegar: volverse lentamente amoral y concluir que la ética no sirve, o seguir
padeciendo por la propia conducta inconsecuente. Esto último va a ir acumu-
lando un inconsciente rencor hacia todo lo que provoca estas situaciones, e
inevitablemente el propio banco será percibido como el causante de este
sufrimiento.
Hay un síntoma que ayuda a reconocer esta úlüma situación: el profesional que
la padece normalmente es muy escrupuloso y exigente con el cumplimiento de
la ética y la moral en el ámbito familiar, y esto no se hace por maldad, sino por
una suerte de medida comp€nsatoria personal, unida al deseo de que su familia
o sus hijos no lleguen a padecer su mismo sentimiento (o complejo) de culpa, y
cree que si es muy estricto con ellos "los fornnará adecuadamente".
Desagregando el Cuadro anterior entre provincias y Lima, veremos que, aun man-
teniéndose las tendencias generales en Lima el asunto se hace más grave en pro-
vincias. Cierto es que, en muchos casos de provincias, tros profesionales bancarios
encuestados no üsualizarán con total realismo su conducta en una disyuntiva
como la planteada, por su lejanía de operaciones br¡rsátiles. No obstante, €ste
115
o
ooo
(o
siempre será un elemento de juicio importante, que se completará con las otas
situaciones en torno al secreto profesional que se les plantearon. Veamos:
Cuadro No,28
1993. 1999
Gráfico No. 18
Provincias Lima
Porcentaje Nrlmero Porcentaje Número
a) Le informaría a su hermano de toda
la evaluación realizada pon el área de
créditos del banco a fin de quc él pueda
tornar sus decisiones con toda la in-formación necesaria
b) I¿ insinutría a su hermano la con-
veniencia de deshacerse de sus accio-
nes cuanto antes, sin entrar en detalles
c) Guardaría silencio salvo que fuera
interrogado a[ respecto, en cuyo caso le
informaría lo mínimod) Mantendría en reserva absolutamen-
te todo, y si es intenogado diría que no
tiene datos al respecto
46.01
23.3r
24.27
r4.98
525
266
277
17r
36.18
39.35
26,34
24.39
I,821
1,528
1,326
1,,228
50.O0Vo
45.0O%
40.OOV¡
35.00%30.AO7o
25.W%20.w%15.ffiVo
10.00%5,NVO
0.NVo
a) Le informaríatodo a su hermano
b) Le insinuarfa sin
entrar en detalles
c) Guardaría
silencio salvo que
fuera intenogado,
en cuyo caso le
informarfa lomínimo
O Mantendría en
r€serva
absolutamente todo
El caso de labanca múltiple
En provincias Xa opción (a), que indicaba esa nula percepción del secreto
profesional y de la confidencialidad, aumenta a un estrepitoso 46.At7o: ¡casila mitad de tros bancarios de provincias no perciben esta obligación! Yendo al
otro extrerno, solo el 14-98% lo respetaría. Las opciones (b) V (c), que mos-
traban la percepcién de este valor profesional, mantienen cierta similitud al
cuadro general (Cuadro No. 27), aunque Ia (b), "insinuar sin detalles", sí
tenga u* p"rOida que se nota (baja en 5.74Vo). Tal vez les resulte muy corn-
plicado eso de insinuar datos. Es posible que tal reacción responda a una
rnayor simplicidad en el trato o a la costumbre de uülizar sisternas de comu-
nicación más directos. En cualquier caso, hay una muy Preocupante situación
con respecto a la confidencialidad en los bancarios de provincias. Si no se
toman medidas para reforzar su profesionalisrno en este punto, habrá que'
cargar con los efectos negativos que de allí deriven. Y no se trata de estable-
cer un draconiano sistema de sanciones, que en esta circunstancia va a servir
de muy poco, pues la persona que actuase en contra de ese hipotético sistema
de sanciones siempre partiría del supuesto de que él no va a ser detectado (ni
sancionado). Aquí de lo que se trata es de que esos profesionales tomen con-
ciencia de lo que realmente es un secreto profesional, así corno de las razones
por las que se Ie debe respetar; que lo internalicen, que lo hagan suyo, y aSí Se
constituir¡in en su propio vigilante.
Para el caso de Lima, Ias tendencias generales se mantienen, como ya se seña-
ló; no obstante lo cual, hay que fijarse en el número de respuestas que dan
(considerando que la respuesta correcta excluía a las demás): 5,033 encuesta-
dos dieron a esta prcgunta 5,903 respuestas; un L7.26% más de respuestas (en
el caso de provincias, los encuestados eran 1,141 y dieron 1239 respuestas:
un aumento de 8.47Vo). Esto nos permite ver la mayor complejidad del análi-
sis (análisis inmoral, por cierto) realizado por los bancarios de Lima para
elegir cuántas incorrecciones podrían realizar con este dato que no les perte-
necía. Tienen una mayor experiencia y habilidad, lástima que tan mal orienta-
das; habrá que tener cuidado de que esa habilidad no sea igual de mal utiliza-da en otras funciones bancarias que en lo que al secreto profesional se refirió.
¿Y qué opinan los gerentes? Veámoslos separados de los grupos anteriores:
Lo primero que se ve es una tranquilizadora mejora en la opción correcta,la (d),
que es elegida por el 42.757o de los gerentes de provincias y por un5l.827o de
las gerencias limeñas. Importante ganancia, pero no lo suficiente como para
sentir satisfacción; aunque este dato se refuerce con la importante disminución
de la opción (a), que era la que indicaba el nulo conocimiento o interés por el
tt7
o
oooNo
118 Apuntes de Estudio
secreto profesional en los gerentes de provincias, disminuye al 22.53Vo (todavía
muy alto), y en los gerentes de Lima, al 14.027o (ya dentro de parámetros razo-
nables). El problema que persiste gravemente es el de las opciones (b) y (c).
Cuadro No.29
GERENTES1993 - 1999
Gráfico No. 19
Provincias Lima
Porcentaje Nrimero Porcentaje Número
a) Le informaría a su hermano de toda
la evaluación realizada porel área de
créditos del banco a fin de que él pueda
tomar sus decisiones con toda la in-formación necesa¡ia
b) Le insinuaría a su hermano la con-
veniercia de deshacerse de sus accio-
nes cuanto antes, sin entrar en detalles
c) Ouardaría silencio salvo que fuera
interrogado al respecto, en cuyo caso le
informaría lo mínimod) Mantendría en reserva absolutamen-
te todo, y si es interrogado diría que no
tieue datos al respecto
22.53
39,43
32.39
42.75
16
28
23
30
14.02
45.73
28,M
51.82
23
'15
46
85
40.00,¿'
30.m%
r) [r informaría todo a
su hcrmano
b) Le inshruarí¡ sin
cntrar en detalles
c) Guardrría silencio
salvo que fuera
intenogado, rn cu),o
c¡so le infonnarla lo
rnínimo
d) Mantendría en
rcserva übsolutamente
todo
El caso de Ia banca múlüple
La elección de la opción (b), como ya se vio, implica el deseo de evadir lapropia responsabilidad y "estar a buenas con Dios y con el diablo". Quierosentir que cumplo con mi deber (el cual reconozco) y, al mismo tiempo, estoy
actuando en contra del mismo. El 39.437o de los gerentes de provincias y el45.73Vo de los de Lima caerán en este error. Casi en paralelo con lo anterior
está la elección de la opción (c), "guardar silencio", Que es mi deber; "salvoque sea interrogado", en cuyo caso fraicionaré mi deber; aunque, para no
sentirme demasiado mal, "informaré lo mínimo", con lo cual creo estar sal-
vando un poco mi profesionalismo
En el caso de estas gerencias, es necesario reforzar grandemente su estabili-dad de conciencia y su capacidad para percibir la autenticidad de esta obliga-
ción. De nuevo, las sanciones no van a funcionar: ¿cómo se podría demostrar
si una insinuación traicionó el secreto? Soy solo yo el que puede evaluarlo.
Solo el actuante poseerá los datos del ambiente (que cambia a cada instante),
de los niveles en los que está esa comunicación (qué va a entender el oyente)
etc. Una frase que en determinadas circunstancias Eansmita un dato secreto,
en otra situación podría no transmitir nada. Solo el actuante lo podrá evaluar,y aun esto se podrá hacer solamente si se posee la debida estabilidad de con-
ciencia y el adecuado conocimiento en torno al valor del secreto o a cualquierotro valor profesional.
La persona humana se fornra a lo largo de toda la vida, y tan absurdo sería
sostener que como ya es adulto y ya es profesional no necesita más forma-cidn, corno sostener que un niño no debe ser educado "porque cada quiennace con su propia ética". Para qué entonces la formación en la familia, en
la escuela, en Ia universidad y hasta el fin de la vida. Lógicamente que esa
formación adulta deberá tener la profundidad que reclame la adultez dequien la reciba. Cuando uno es niño se alimenta con leche, no puede aún
con el alimento sólido; pero alimentar a un adulto solo con leche lo va adebilitar.
SITUAüÓN NO. Z
Visitando a un amigo que trabaja en el área de desarrollo esfatégico de un
banco conrpetidor, escucha hablar de "una campaña que va a ser un boom". Situviera la oportunidad ¿qué haría?
t19
o
oooN
Cuadro N'30
BANCARIOS EN GENERAT1993 - 1999
Griifico No.20
Esta encuesta trata de evaluar si la sensibilidad en torno al secreto profesional
varíaal tratarse de romperlo para provecho de la propia empresa. Esto es, si,
por una enada concepción de lealtad hacia el propio banco, se llegaría a
romper el secreto profesional de otro.
Porcentale Nrúmero
a) lnterrogarfa ürcctamente a su amigo al
respecto, invocando, si es necesario,la amist¿d
que los une
b) Trataría de echar una minda a los papeles
que su amigo tuviera a la vista, para informar a
su propio banco
c) Trataría de llevar la convcrsación con su
amigo hacia el tema de Ia campaña, a ver qué
puede pescar
d) Trataría de olvida¡ lo oído y de no sentirse
mal con su propio banco Por no avisarlo
c) Se conformaría con informar en su propio
banco Io que escuchó de pasada
33.67
29.77
27.92
15.r6
t 8.57
2,079
1,838
1,724
936
1,147
I a) Intenogafa direct¡rmentc a su
amigo
Nb) Tr¿tarfa de echu una mirada a
los papeles de su amÍgo
c) Tranrfa de llev¡r laconversación bacia ll c¿mPaña
f d)Tn¡tarfa de olvidarlo ofdo
%e) Se conformarfa con informarque escuchó de Pasada
El caso de Iabanca múltiple
Las tres primeras opciones lo hacen, y entre las Fes suman 9l.36Vo;resultan las
peores la (a) y la (c) pues involucran una manipulación del amigo. Si se está
dispuesto a romper el secreto profesional para provecho de la propia institución
(e indirectamente para provecho propio, por el "recon@imiento" que se obten-
drá), tarde o temprano se romperá el secreto del propio banco para provecho de
otro (un nuevo empleador o yo mismo). Aquí el problema es que ese trabajador
bancario no üsualiza el secreto como un valor profesional en sí mismo: solo ve
las ventajas o desventajas que su utilización pueden provocar y, lo que es peor,
si ta desventaja es para un competidor, será bienvenida la ruptura de la conft-
dencialidad. Por supuesto, si se espera una ventaja personal (como en la Situa-
ción No. l), se romperá el secreto del propio banco.
Respecto a las dos últimas respuestas, ambas son colrectas, incluso la riltima,
"Se conformaría con informar en su propio banco lo que escuchó de pasada",
pues no llegaría a haber tal infracción a la obligada confidencialidad; en último
termino, quien faltó a su obligación fue quien habló imprudentemente.
Es curioso, pero en este caso la respuesta de los bancarios de provincias resulta
bastante mejor que la de los encuestados de Lima:
Cuadro No.31
1993 -1999
t2l
o
oooNN
Provincias Lima
Porcentaje Número Porcentaje Núnero
a) lntenogaría directamente a su amigoal respecto, invocando, si es necesa¡io,
la amistad que los une
b) Trataría de echar unr mirada a los
papeles que su amigo tuviera a la vista,
pam informar a su propio banco
c) Trataría de llevar h conversación
con su arnigo hacia el tema de la
carnpaña, a ver qué puede pescar
d) Truraría de olvidar lo oído y de no
sentirse mal con su propio banco por
no avisarloe) Se conformaría con informa¡ en su
propio banco lo quc escuchó de pasada
23.22
26.46
21.73
24.36
25.24
n8
265
302
248
288
36.04
30.51
29.32
13.47
t7.M
1,814
¡,536
1,476
658
858
t22 Apuntes de Estudio
40.00%
35.AO9o
30.00%
25.N%
20.00Vo
t5.W%
10.00o/o
5-00%
0.047o
a) fntenogaríadircctarnente ir
su amigo
b) Tr¡ü¡ria de
echar una miradu
a los papeles de
su amigo
c) Tr¡tarfa de
llcv¡¡r la
convcrsación
hacia Iacampaña
d) Tratarfa de
olvidar lo ofdo
e) Se
conform¿ríü con
informar lo que
escuchó de
pasada
Gráfico No. 21
La mejora señalada para el caso de provincias no debe tomarse a la ligera como
una mayor sensibitidad ante el secreto (como ya se vio en la Situación anterior),
sino poi una mayor identificación amical. No traicionarían al amigo, tal vez por
no esperar un provecho inmediato por la posible infidencia, cosa que si parece
darse en Lima. La siguiente Situación echará algo de luz sobre esto- En resu-
men, el 49.60Vo de los bancarios de provincias no traicionarían el secreto en esta
circunstancia; en cambio, soto el 30.L3Vo de los de Lima actuaría así-
En lo que respecta a los gerentes, las respuestas van como sigue:
Cuadro No.32
GEREN'IES1993 - 1999
Provincias Linra
Porcentaje Número Porcenüaje Número
a) Intenogaría directamente a su amigo
al respecto, invocando, si es necesado,
Ia arnistad que los une
b) Trataría de echar una mirada a los
papeles que su amigo tuviera a la visla,
para informar a su propio brnco
9.85
r 8.30
I
t3
1r.58
20.73
t9
34
(continúa)
El caso de la banca
Provincias Lin¡a
Porcentaje Número Porrentaje Nrlmero
c) Trataría de llevar la conversación
con su amigo hacia el tema de la
campaña, a ver qué puede pescar
d) Trataría de olvidar lo ofdo y de no
sentirse mal con su propio banco prno avisarloe) Se conformaría con informar en su
propio banco lo que escuchó de pasada
14.08
32.29
29.57
r0
23
2l
19.5 t
25.00
2E.65
32
4l
47
(continuación)
Gráfico No. 22
Una disparidad de criterios como para espantar a cualquiera. Pareciera que
nadie se ha preocupado por transmitirles a estos gerentes lo que el banco
piensa respecto a su obligación en torno al secreto profesional (si es que tie-nen algo instirucional al respecto), sino que se les ha dejado suponer indivi-dualmente lo que cada uno ha querido. Es posible señalar ciertas tendencias
en las respuestas, pero nada más. Igual que en el cuadro anterior, los banca-
rios de provincias tienen una ligeramente mejor elección; pero de nuevo se
debe atribuir esto más a una cuestión sociológica que de criterio profesional.
Se puede afirmar esto por la también escasa coincidencia entre lo que piensan
los gerentes con respecto a sus propios subordinados- Vearnos.
at
oooN(¡)
35.00Vo
30.007o
25.007o
20.(frVo
l5.NTo
10.007o
5,00Vo
0.009o
a) Intenog:rútd¡rectxmente a
su amigo
b) Trataría de
echar una
miruda a los
papeles de su
amigo
c) Tratarfa de
llevar hconversación
hacia lacampaña
d) Tratarfa de
olvid¡rlo oído
e) Se
conformaría con
informar lo gue
escuchó de
pasadu
Cuadro No.33
PROVINCIAS1993 - 1999
Gráfico No.23
Gerentes Entpleados
Porcentaje Número Porcentaje Núrrcra
a) Intenogaría directamenrc a su amigo
al respecto, invocando, si es necesario,
la amistad que los une
b) TratarÍa de echar una mirada a los
papeles que su amigo tuviera a la vista,
para informar a su propio banco
c) Tratarla de llevar la conversación
con su amigo hacia el tema de la
campaña, a ver qué puede Pescafd) TratarÍa de olvidar lo oído y de no
sentirse mal con su propio banco por
no avisarloe) Se conformaría con informar cn su
propio banco lo que escuchó de pasada
9.85
18.30
r4.08
32.29
29.57
7
t3
r0
23
2l
23.22
26.46
2r.73
24.36
25.24
265
302
248
n8
288
35.0010
30-000/o
25.00T0
20.N%
l5.w%
l0.$AVo
5,QOVO
0.00Vo
a) Interrogarfa
directar¡ente a
su amigo
b) Tratarfa de
cchar una
mirada a lospapeles de su
amigo
c) Tratarfu de
lleva¡ la
conversación
hacia lacampaña
d) Trataría de
olüdar lo oÍdo
e) Se
conformaría
con informar loque escuchó de
pasada
NlProüncias Gerentes
EProvincias Empleados
El caso de Iabanca mrilti
La evidente dispersión de cifras nos muestra, fuera de dudas, que no hay nada
concreto en torno al secreto profesional. En los manuales de funciones o códi-
gos internos que pude examinar (cinco), se hacía mención a la obligación de
guardar Ia m¿ás absoluta confidencialidad sobre los saldos en cuenta y los mo-
virnientos que hicieran los clientes. Todas estas rnenciones iban acompañadas
de la indicación de rigurosas sanciones a quien las incumpliera; pero no había
nada que orientara m¡is allá de lo señalado. El secreto profesional es mucho rniis
que la reserya sobre un par de datos del cliente, y la prueba de que tales manua-
les solo están logrando un insuficiente "enfenamiento" (mas no una auténtica
formación profesional) la tiene cualquiera que, estando en la cola de clientes,
haya escuchado al cajero decir en alta voz cuítl es el saldo del cliente que tiene
delante, revelándolo a todo el que lo quiera escuchar. Por supuesto que no sería
justo achacar esto a mala voluntad, sino solo al desconocimiento respecto a la
naturaleza del secreto.
Finalmente, comparando a los gerentes de Lima con sus propios subordinados,
nos encontramos con una dispersión de cifras tanto o más espectacular que la
anterior. Cualquier intento de relacionar los datos de una y otra columna Parece
inútil. De nuevo, el problema es que no hay nada concreto respecto al secreto
profesional en estas instituciones.
Cuadro No,3.1
LIMA1993 -1999
o
oooNA
Gercntes Empleados
Porcentaie Número Porcentaie Número
a) Interrogaría directamente a s¡¡ amigo
al respecto, invocando, si es necesario,
la amistad que los une
b) Trataría de echar una mirada a los
papeles que su amigo tuviera a Ia vista,
para informar a su propio banco
c) Trataría dc llevar la conversación
con su amigo hacia el tema de la
campaña, a ver qué puede p€scar
d) Trataría de olvidar lo oído y de no
senürse mal con su propio banco por
no avisarlo
e) Se conformaría con informar en su
propio banco lo que escuchó de pasada
I r.58
20.73
19.51
25.00
28.65
l9
34
aj
4l
47
36.04
30.51
29.32
13.07
17.06
1,8 l4
1,536
1,476
6s8
858
126 Apuntes de Estudio
Parece probable que los gerentes y en general los bancos utilizarían sin mucho
sonrojo los datos que procedieran de una situación como la descrita, tal vez por
pensar que a ellos "les cayeron del cielo", y se ocultarían a sí mismos que fue
uno de los suyos quien traicionó el secreto y que, por lo tanto, involucró en tal
acción a toda Ia empresa (salvo que fuese separado de ella en el acto).
Gráfico No.24
Sería interesante saber cuántos de estos gerentes presionarían a sus subordi-
nados para que revelasen información confidencial; esta cuestión no se plan-
teó dentro de los programas de capacitación que involucran a la presente
investigación por el temor de que esto pusiera "en guardÍa" a los participan-
tes, además de que tal aproximación ya la hizo Schmidt en su hbro Ética y
negocios para América Latína y que transcribimos a continuación (cierto que
el universo con el que él trabajó no es el específico de los empleados banca-
rios; pero la aproximación es más que suficiente).
40.00ofo
35.ñ%
30.007,
25.04%
20.001o
l5-00!o
10.009o
5.00%
0-AOVo
a) lnterrogarfa b) Tratarfi de
ürettamcnte ¿ su echar una ¡nir¿da
amigo a los papeles de
su amigo
c) Trataría de
llcvar litconversación
hacia lrcampirña
d) Trut¡¡ria de
olvida¡ lo oído
e) Se
co¡formaría con
infonnar Io que
escuchó de
pasada
El caso de labanca múltiple r27
Cuadro No.35a5
"Póngase en el caso de que es usted presidente de una empresa que opfaen un área muy competitiva. Se entera de que un competidor ha obtenido
una patente muy importante que va a reducir notablemente -aunque no
eiiminar- los beneficios de su empresa por máS o menos un ario. Si existie-
ra la oportunidad de contratar a uno de sus empleados que conociera los
detalles de este proceso, ¿tratiarÍa usted de hacerlo?
Evidentemente, tal conratación no se lleva a cabo por Ia calidad profesional del
ernpleado, sino por los datos confidenciales que posee. Dada la fuerte tendencia
moitrada por este Cuadro a utilizar Ia propiedad de otro para beneficio de la
propia empresa, se puede indicar sin injusticia que muchos de esos gerentes
presionarían a sus subordinados Para que llevasen a cabo tal traición.
SITUACIÓN NO.3
Revisando una solicitud de crédito que acaba de ser aprobada, se encuentra con
que la empresa solicitante planea importar un gran lote de computadoras que
por los plazos del crédito, serán probablemente vendidas a precios muy econó-
micos dentro de unos treinta días. Usted estaba planeando comprarse una com-
putadora. ¿Qué haría?
Cuadro No.36
B¿\NCARIOS EN GENERAL1993 - 1999
45. El presente cuadro está tomado cle Schmidt, Ectuardo, úica y negockts para América Lati'
na,ümtr: Universidad del Pacífico / OXY. [¡ columna 1990-1993 esL'{ tomada de la l" edicion, p.
20.d; la columna 1993-1996 est.lí tomada de la ? edición, p.214; y Ia tereen columna, de la 3'edición. p.214.
o=
oooNor
1990 - 1993 1993 - 1996 1996- 1999
Probablemente lo haríaProhnblemente no lo harfa
68%i74o
687o7?9n
62Vo
7tqr,
Porcentaje Número
a) Continuaría con mis planes personales sin tomar en cuenta este dato
b) Diferint lr compra que ya había decidido hcsta que se produjera la
oferta que Ud. estl esperando
c) Avisaría a cualquier amigo que pensara comprar una computadora para
que hiciera lo mismod) Avisaría a curlquier amigo que estuvier¡ en el negocio de computado'
ñrs p3rx que se deshiciera de su .t'to(* cuanto anles
t6,0083.99
62.73
27.89
9885.t 8ó
3,873
1,722
t28 Apuntes de Estudio
I a) Continuaría con misplanes personales sin tomaren cuenta este dato
%blDifenría la compra hastaque se produjera la oferta
Elc) Avisaría a cualquieramigo para que hiciera lomisrno
tr d) Avisaría a cualquieramigo que estuviera en el
io de computadoras
Gráfico No.25
En esta Situación se colocó a los participantes en la disyuntiva de utilizar para
su provecho directo un dato confidencial del banco, y las respuestas fueron,
también, muy directas. Solo el L6Vo respetaría el secreto. Todos los demás se
aprovecharían de él para "hacerse un ahorríto". Y un alto porcentaje sería
"tan generoso" que haría participar de tal ventaja a Sus amigos. Por supuesto
que, entre las opciones inmorales, la peor es la (d); pues con ella se está pro-
vocando, además, una situación de competencia desleal hacia el cliente del
banco que le confió su información reservada.
Probablemente, ún anátisis superficial no alcance para apreciar el daño a dicho
cliente; ét ha hecho sus cálculos sobre la base de un estudio de mercado, y lasituación quc tal estudio refleje va a ser modificada por la oferta que haga el
amigo de este bancario infidente a fin de deshacerse de su stocki lo cual puede,
incluso, cre¿r dificultades al banco a la hora de recuperar el crédito. Muchos se
consolarán pensando que tal modificación de las condiciones del mercado 'terápequeña". Tal vez sería cierto si este amigo tiene un volumen de ventas escaso
(la situación no lo plantea), y él a su vez no tiene otros amigos en el mismo
rubro del negocio; pero, aun así, no existía el derecho a usaf tal dato, y menos a
medir la responsabilidad moral por un hipotético daño leve. Tal posibilidad
constituye una forma de moral consecuencialista, que pretende medir la respon-
sabilidad moral por los efectos o consecuencias que el acto provoque, y esto es
de un maquiavelismo inaceptable, porque el fin nuncajusti{tcuá los medios.
Desagregando el resultado anterior entre provincias y Lima, vemos lo
siguiente:
El caso de la banca
Provincias Lima
Porcenta.!e Número Porcentaje Número
a) Continuaría con mis planes penonales sin
tornar en cuenta este dato
b) Diferiría la compra que ya había decididohasa que se produjera la oferta que Ud. está
esperandoc) Avisaría a cualquier amigo que pensara
comprar un¡ computadorapara quc hiciera
Iomismod) Avisaría a cualquier anrigo que estuviera
en el negocio de computadoras Pa¡:¡ que se
deshicien de su s¡ock cuanto antes
17 "96
8 l.r5
47.50
19.r0
205
926
542
2t8
15.75
84.64
66.r8
19.88
793
4,2(rO
3,331
¡,504
Cuadro No. 37
1993 - 1999
Gráfico No.26
Las cifras excusan de un mayor comentario. Solo resulta llamativa la variaciÓn
de las respuestas (c) y (d): en ambos casos los bancarios de Lima romperían el
secreto piofesional de más formas, respecto de los de provincias. De hecho,
pudiéndose elegir más de una rospuesta al mismo tiempo, merece hacerse notar
que los bancarios de Lima, siendo 5,033, dan 9,893 respuestas (lo que represen-
ta un 196.457o). Son capaces de encontrar abundantes formas de faltar a laconfidencialidad al mismo üempo (si se tratase de un asesinato, primero le dis-
pararían a la victima, después la estrangularían y a continuación la apuñalarían).
o
oooNo)
9A.00Vo
80.007¿
70.00%ó0.0070
50.00%
40.QQ70
30.009o
?0.00%10.007¿
0.00%
a) Con¡inuaría con
mis planes
personales sintomar en üJen(a
este dato
b) Diferiría lecompra hrsn que
se produjera Ia
oferta
c) Avisarfa a
cualquier amigo
prra que hiciera o
mismo
d) Avisaría a
cualquier amigo
que estuviefa en el
negocio de
compuudoras
En cambio, los encuestados de provincias, siendo 1,141, dan 1,886 respuestas,
que hacen un 165.71Vo. ¿Menos inventiva para una actuación inmoral?; ¿rnás
conciencia de su obligación?; ¿menos oportunidad de faltar a ella? Por las res-
puestas dadas a Ia situación anterior, parece que han perdido menos Ia vergüen-
za ante su propia conciencia, aunque su sensibilidad ante el secreto siga siendo
totalmente insuficiente.
Cuadro No.38
CERBNTDS1993 - 1999
Gráfico No.27
Provincias Lirna
Porcentaje Nrlmero Porcentaje Núr¡ero
a) Continuaría con mis planes personales sin
tornar en cuentl este dato
b) Diferiría la compra que ya había decidido
hasta que se produjera la oferta que Ud. está
esperando
c) Avisaría a cualquier amigo que pensara
comprar una cornputadora para que hiciera lo
rnismod) Avisa¡í¿ a cualquier amigo que estuviera en el
negocio de cornputadoras para quc se deshicien
d,¡ Su Jf¿t(:ft cuanto antes
14.08
85.91
56.33
22.53
t0
6l
40
l6
r0.97
89.V¿
7A.tZ
46.34
l8
r46
il5
76
r00.00%
90.N%80.00%'70.009o
60.001o
50.MVo
40.ffi%
3O.AÚVo
20.40%
10.00%
O.NVo
f NG.*"ttt Pt""l*t*| trGercnas Lim.
tlN
-Nffi--a) Continuaría con
mis planes personales
sin tornar en cuenta
€stedato
b) Diferiría la compra
hasta que se
produjera la oferta
c) Avisarfa a
cualquier amigo par¿
que hicieru lo mismo
d) Arisarfa a
cualquier amigo que
estuvier¿ en el
ncgocio de
computadoras
El caso de la banca múlüple
Nótese cómo se agrava la selección de opciones inmorales: solo el 14.087o en
provincias y el 10.97Vo eligen la opción correcta. Nótese asimismo cómo au-
mentan las opciones (c) y (d). En el caso de Lima, la opción (c), "Avisaría a
cualquier amigo que pensara comprar una computadora para que hiciera lomismo", se eleva al7O.lZVo (en provincias también aumenta, aunque menos, al
56.33To)- Lo mismo que la opción (d), "Avisaríaa cualquier amigo que estuvie-
ra en el negocio de computadoras para que se deshiciera de su stack cuanto
antes", que sube en Lima al46.34Vo. El resultado global es que los gerentes de
Lima, siendo 164, dan a esta sinración un total de 355 respuestas, de las cuales
337 son inmorales por estar rompiendo el secreto profesional para provecho
propio. Y en los gerentes de provincias la cosa no es mucho mejor: dan un total
de 127 respuestas siendo ellos solamente 71, y de esas 127 respuestas solo son
correctas 10. ¡l 17 respuestas inmorales! ¿Cómo hablar así de profesionalismo?
Aquí se requiere acción urgente y profunda. Es imprescindible que estos profe-
sionales adquieran el criterio ético necesario para reconocer lo que debe ser
considerado como secreto profesional, y desarrollar la "personalidad moral"
necesaria para actuar en consonancia con tal criterio.
SITUACIÓN T.¡O. ¿
Usted está revisando las cotizaciones de proveedores para la compra de bie-
nes de uso corriente en el banco, y se encuentra que el proveedor que nof-
malmente elige y con quien ha establecido una cierta amistad ha propuesto un
precio más elevado que otros dos. ¿Qué haría usted?
Cuadro l{o.39
BANCARIOS EN GENERAL1993 - 1999
l3t
@
oooN\¡
Porcentaje Número
a) Citaría a dicho proveedor y, tras mostrarlelas otras propuestas r¡iis cconómicas, lepediría una nueva propuesta
b) Llamaría por teléfono a dicho proveedor y
le indicaría la necesidad de que rebaje sus
precios por haber cotizrciones menores, sin
entrar en detalles
c) Procedería a formalizar la compra a quien
hubiera hecho la Droouest¡ más económica
33.98
20.66
62.21
2,098
1,276
3,841
I a) Cit¡rfa e dicho proveedor y, lras
rrnstr¡r¡c hs propcstas rdseconómicas, b pedirfa unr nrcva
Propusst¡¡
trb) IJarnar a dicho proveedor y hi¡dicarfa qrre rebuje sus prccios
haber cotizaciorrs rrrÍorcs
I c) Procederfir ¡ for¡r¡¡¡lizar la
corrpra a quien hubiera hecho la
pmptasta rús económica
Gráfico No" 28
Con esta situación, se puso a Ios participantes ante un Problema que no es
demasiado conflicüvo Para ellos mismos, y justamente por ello es que se Pusoal finah a fin de que esta respuesta no les fuese a servir de guía Para las otras
situaciones planteadas. No hay que olvidar que el auditorio era capül, y en
muchos casos astuto.
Aquí el asunto gira en torno a un dato ajeno (propiedad del proveedor), cuya
utilización inapropiada solo puede provocar un leve beneficio para el propio
banco; aunque sÍ puede provocar un importante perjuicio para los postores
cuya información está siendo violada.
El dato del precio ofertado es propiedad del proveedor, y él lo ha revelado
voluntariamente al banco para una sola finalidad: 'tornpra o no compra". Ni el
banco ni ninguno de sus empleados üene el derecho moral para utilizar tal in'formación de otra forma. Por supuesto, jamás debería mosEórsele al directo
competidor de tal proveedorr pu€s con esto se le estaría brindando una impor-
tantísima ventaja. De hecho, Quien estuviera en posesión de tal dato podría
utilizarlo para enturbiar las relaciones del proveedor con otro de sus clientes, al
que por alguna razón no le estuviese ofreciendo los mismos precios o condicio-
nes que le está brindando al banco (por los distintos volúmenes de compra,
alguna estrategia para confirrnarse como proveedor de este ctriente grande etc.).
De todas las situaciones planteadas en torno al secreto profesional, esta es la que
recibe la mejor respuesta: el62.2lVo optan por la posibilidad conecta, aunque el
EI caso de la banca múltiple
resto elija en paralelo un54.64% de opciones inmorales. Lapeorrespuesta es la
(a), 'Citaría a dicho proveedor y, tras rnostrarle las otras propuestas más eco-
nómicas, le pediría una nueva propuesta", pues con ella se está traicionando a
Ios ohos postores de la mayor cantidad de formas posible: no se respeta ninguna
justicia en la elección del más económico y mejor, con lo cual se les ha hecho
incurrir en gastos sin sentido cuando se les convocó; se les ha utilizado para obte-
ner pequeños beneficios a los que no se tenía derecho (se les usó para presionar a
otro); finalrnente se reveló su información confidencial y a un directo competi-
dor, que con toda probabilidad le dará algún uso dañino para el traicionado.
Desgraciadamente, la 'bs$ategia" (a) está muy difundida y son Pocos los que
siquiera se tomarán el trabajo de analizarla. La opción (b), "Llamaría por teléfo-
no a dicho proveedor y le indicaría la necesidad de que rebaje sus precios por
haber cotizaciones menores, sin entrar en detalles", siendo también inmoral, es,
al menos, dañina solo en el primer sentido señalado. El número de respuestas
dadas a esta opción es aun mayor al número de encuestados; pero ese incremen-
to se hace mucho menos graye que en las situaciones anteriores. Aquí se dan
7,215 respuestas sobre 6,!74 encuestados, lo cual representa un ll6.85Vo de
respuesüas.
Cuadro No.40
1993 - 1999
En este Cuadro nos encontramos con algo curioso, aunque ya insinuado en los
problemas analizados anteriormente. Los bancarios de Lima eligen bastante más
que los de provincias Ia opción correcta (63.69Vo contra 55.657o); no obstante,
también eligen en mayor proporción la opción (a), que era la peor. Esto permite
sostener que en ningún ámbito hay una real perspectiva sobre el secreto profe-
sional y la confidencialidad, sino solo distintos motores de actuación. Para pro-
r33
a
oooN00
Provi¡¡cias Lima
Porcentaie Número Porcentaje Número
a) Citaría a dicho proveedor y, tras mostrarle
las otr¡s propuestas rniís económicas,lepediría una nueva propuesta
b) Llamaría por teléfono a dicho proveedor yle indicarfa la necesidad de que rebaje sus
precim por traber cotizaciones menores, sin
enharen detalles
c) Procedería a formaliz¡r h compra n quien
hubiera hecho Ia propuesta más econórnica
55.65
28.92
26.11
330
298
635 63.69
35.r2
t9.43
3,206
1J68
n8
t34 Apuntes de Estudio
vincias, el motor parece ser la amistad, I, Para Lima, la búsqueda del mayor
beneficio. Asimismo, en Lima parece estar mucho más extendida la práctica de
presionar en forma injusta, valiéndose para ello de lo que sea menester.
GráIico No.29
Finalmente, Ia opinión de los gerentes en torno a este problema.
Cuadro No.41
GERENTES1993 - 1999
70-009ú
60.00%
50.00%
40.00%
30.00%
20.M%
10.007o
o.00%
¿) Citaría a dicho proveedor
y, tras nnstrarle las
propu€stas más económicas,
le pedirfa uoa lueva propuesta
b) LI¡n¡u a dicho proveedor y
Ie indicarfa que rcbaje sus
precios por haber cotizaciones
fnenorcs
c) Procederfa a form¡lizar Ia
compr¡r a quien hubiera hecho
la propuesra más econó¡nica
Provincias Lima
Porccntaje Nrfo¡ero Porcentaje Número
a) Citaría a dicho proveedor y, tras
mostrarle las otras propuestas más eco-nómicas, le pediría una nueva propuesta
b) Llamaría por teléfono a dicho provee-
dor y le indicaría la necesidad de que
rebaje sus precios por haber cotizaciones
m€nores, sin entrar en detalles
c) Procedería a formalizar la compra a
quien hubiera hecho la propuesta más
económica
50.70
29,57
25.35
36
21
l8
56.70
2t.95
38.41
93
36
63
El caso de la banca mrlltiple 135
60.007o
50.00Vo
40.0070
30.00%
2A.AA9o
\0.MVo
0.00%
a) Citaría a dicho
proveedor y, tms mosüarle
las propuestas mís
económicas, le pedirfa una
nueva propuesa
b) Llamar a dicho
proveedor y le indicarfa
que rebaje sus precios por
haber cotizaciones menores
c) hocederfa a formalizrr
la compra a quien hubiera
hecho la propuesta más
económica
ñGercntes hoüncias
EGerenes Li¡r¡¡
GráFrco No.30
Aquí el asunto es de otro colof, pues los que eligen Ia opción corecta dismi-
nuyen notablemente: solo el 25.35Vo de los gerentes de provincias y el
28.4lVo de los de Lima. Todos loE demás actuarían en forma incorrecta, y su
inclinación es muy fuerte haci¿ la peor opción. Más de la mitad no solo falta-
ría a la justicia, sino que manipularÍa l¿ información. Como se señaló en el
análisis del Cuadro No. 32, a estos gerentes nadic parece haberles comunica-
do qué es el seüfeto piot'esicnal; y ul inrportante aurnento de la opción (a) nos
hace pensar que, como ele¡nento agravattte, pareüen Sentifse muy por encima
de una obligación tal ante un "rilenor" (basamos esia afrrmación en el empeo'
ramiento de las respuestas en ,.]sta últifn4 situación). Aquí no hay beneticio
personal ni un asunto amicai inipcriante, solo una decisión que involucra
elementos que no van e iener reperüusidn para ellos (aunque sí para los pos-
tores), lo que parece dislninuir la inlensid¿rd de cualquier problematización al
respecto.
o
oooN(o
Capítulo 11
y fi nan zas
Concluir el presente texto con un capítulo sobre la ética de las
actívidades financieras no podrá extrañar a quien conozca el
desarrollo de éstas en las últimos tiempos. El tema bien merece-
ría un libro completo. Lo que ofrecemos aquí -que tuvo una pri-
mera versión en forma de artículo (CnrvrncHo 1996)- tiene preten-
siones más modestas, ya que se incluye como un capítulo más en
una obra cuya ternática es mucho más amplia. Pero creemos que
constituirá un complemento de gran utilÍdad para todos aquellos
interesados en la ética empresarial en general.
Puesto que el presente capítulo está concebido como una
aproximación de conjunto al tema, su objetivo central es ofrecer
los enfoques básicos de lo que podría ser una ética financiera. Ello
nos obliga, como hemos repetido ya tantas veces a lo largo de este
libro, a partir del análisis de la realidad, en este caso el de las
finanzas. En efecto, ése es el único punto de partida válido para
una ulterior reflexión ética, ala que dedicaremos la segunda parte
del capítulo. Concluiremos con unas propuestas éticas finales.
l. Punro DE pARTTDA: rA EcoNomfn FINANCTERA
EI mundo de las finanzas ha conocido cambios muy profundos
en las dos últimas décadas. Por eso comenzaremos recordando
algunas ideas fundamentales de la economía financiera en gene-
ral para concentrarnos después en la evolución reciente de ésta.
Camacho, 1., Fernández, J., Miralles, J. (2002). Ét¡ca y finanzas. En Ética de la empresa(pp.263-286X2a ed). Bilbao : Desclée de BrouwerlEtica de los Profesionales,). (C26728)
Etica
o
ooo(¡to
264 É'rtc.]- r,E LA EIIPF.ESA
1 . Fu¡.tctoNES DE LA EcoNotuÍR rt¡¡¡t tclERA
El papel del dinero corno medio para las transacciones econó-
micas está atestiguado desde la antigüedad. Pero es en Ia econo-
mía moderna cuando dicho papel se ha acrecentado y diversifi-
cado notablemente. De modo simultáneo nacieron y se desarro-
llaron los bancos, cuya primera función será la de agilizar los srs-
temas de pagos. No sólo intervendrán como depósito de los
recursos monetarios (metales preciosos), sino que pronto comen-
zarán a emitir certificados de esos depósitos que puedan ser utili-zados directamente como instrumentos de paSo: estos documen-
tos, emitídos por los bancos de depósitos, van sustituyendo pro-
gresivamente a la moneda, a la que aventajan por su mayor segu-
ridad y agilidad.El haber facilitado los sistemas de pago contribuyó sin duda a
la expansión de la econonría moderna y, por consiguiente, al
desarrollo de la institución bancaria. Pero ésta encontró en Iamisma expansión económica nuevos campos para ampliar sus
funciones. Porque la economía moderna pronto empieza también
a desarrollar las actividades crediticias. El dinero se hace tan
inrprescindible que se buscan fórmulas para poder disponer de él
aunque no se tenga en propiedad. Y de nuevo los bancos entran
en escena utilizando los clepósitos que tienen confiados como
fuente de créditos para aquéllos que precisan que alguien les ade-
lante un dinero que con el tiernpo esperan recuperar.
A la función de custodiar los depósitos de unos (ahorradores)
unen ahora la de facilitar recursos a otros (inversores). Uniendo
ambos tipos de operaciones se configura la ímagen del banco
como intermediario financiero, gracias al cual es posible Poner en
contacto el ahorro con Ia inversión, canalizando los recursos de
aquéllos que no tienen necesidad de gastarlos de forma inmedia-
ta hacia los que están necesitados temporalmente de ellos.
Este proceso/ que es esencia[ a la economía moderna, ha ser-
vido para modificar el concepto mismo del dinero, dando lugar a
otro más amplio (y que no coincide exactamente con él): el de
capital. La intuición de fondo que justifica este cambio es la de
que el dinero (en cuanto capital) no sólo es un instrumento de
pago, sino un valor económico en sí y -por ello precisamente- un
factor creador de riqueza (factor productivo\.
Ér¡c¡ Y Fr¡rANzAs 265
Aunque sea de pasada, conv¡ene recordar aquí que esta nueva
comprens¡ón del dinero (que perrn¡te entenderlo ahora comoforma de capital) es la que explica el cambio en la calificaciónrnoral del interés sobre los préstamos. Cuando en el dinero no se
veía sino un bien consumible (como los productos alimenticios,por ejemplo), resultaba casi imposible a los moralistas justificar laexigencia de un interés a cambio de la cesión temporal de una
suma determinada. Cuando se comprende que el uso del dineroen cuanto instrumento financiero es una vía para crear riqueza yvalor económico, se admite que el préstamo supone la renunciaa usar directamente ese valor y el derecho a participar de lo que
otros obtienen de é1. La aceptación ética del interés sobre el dine-ro no puede ser; entonces, interpretada como una manifestaciónde retajación en la moral o de relativismo (los criterios morales
varían de una época a otra), sino como el resultado de una nueva
comprensión de la realidad del dinero, que lleva a un cambio en
las conclusiones que se siguen de la reflexión ética sobre aquélla.
No olvidemos, además, que esta nueva comPrensión del dinero y
de la riqueza (no estática, sino dinámica: siempre en producción)sintoniza con la mentalidad económica moderna y está en la raízdel desarrollo económico de los dos últimos siglos.
A tenor de lo dicho queda claro que la dimensíón temporal es
uno de los componentes esenciales a la economía mod.erna. Y elloafecta además de forma especial al ahorrc¡ y a la i¡rversión. Ahorra-
dor e inversor realizan hoy unas operaciones con los ojos puestos
en el futuro: ahora bien, para decidir en el presente hay que apoyar-
se en algunas previsiones sobre cómo se piensa que evolucionaránfas cosas en un plazo determinado. Esta es la raz6n deserde la es-
peculación (del latín speculare= observar): el obseryar con atención
los hechos permite hacer previsiones y anticipar cómo eso afectará
a unos activos determinados; con ello será posible actuar -ya en el
presente- en función de lo que probablemente ocurrirá. Especular
es anticiparse a los hechos para poder aprovecharse o defenderse de
ellos (según que se prevean ventajosos o perjudiciales para los pro-
pios intereses o para los recursos que el especulador posee).
La especulación -en sus distintas modalidades, según analiza-remos más adelante- ha jugado siempre un papel importante en
la actividad económica: basta con que existan personas que ten-
o
ooo(r¡
?66 ÉT.IT:A DE LA E¡,IFRESA
gan razones para pensar que un determinado bien se encarecerá
en el futuro y que dispongan de recursos para comprarlo ahora a
menor prec¡o con ¡ntención de venderlo más caro después. Esto
le ocurría ya desde antiguo al comerciante de productos agríco-
las; le ocurrió más tarde, en la época de la expansión de los
núcleos urbanos, al propietario de terrenos; le ocurre también aquien tiene divisas extranjeras/ etc. Resulta obvio qr"re la base de
la especulación es la información: el que t¡ene datos para inter-
pretar la realidad y prever cómo evolucionará es el que puede
especular con garantías de éxito.
En resumidas cuentas: la economía moderna es esencialmen-
te dinámica y se desarrolla siempre en la tensión entre el presen-
te y el futuro. Ahora bien, entre sus mecanismos más dinamiza'dores se cuentan aquéllos que facilitan la canalización del ahorro
hacia la inversión, porque, gracias a ellos, los recursos no inme-
diatamente necesarios para gastos de consumo se convertirán en
productivos. Y en este terreno los bancos han desernpeñado un
papel fundamental, aunque no único, durante los dos últimos
siglos. Téóricamente era imaginable que los fondos ahorrados por
unos fueran a manos de quienes necesitan recursos prestados de
forma directa (sin la mediación de los bancos). Pero los bancos
aumentaron la eficacia y la seguridad de estos procesos: ellos se
encargaron de retribuir a los ahorradores (intereses de las opera-
ciones pasivas) y de cobrar a sus prestatarios o acreedo¡"es (inte-
reses de las operaciones activas); en el manejo de unos intereses
y otros radicó lo más específico del negocio bancario como ser-
vicio retribuido a ahorradores e inversores-
Fara cornpletar la visión del negocio bancario hay que tener en
cuenta que el volumen de los créditos concedidos es muy suPe-
rior al de los depósitos. Se cuenta con que los depositantes no van
a requerir simultáneamente todos sus fondos, ni tampoco los
acreedores van a disponer al mismo tiempo de todos los créditos.
La falta de prudencia en el manejo de estas dos magnitudes ha
sido fuente de graves quebrantos para la institución bancaria, para
los que confiaron en ella y para la economía en general: ello ha
justificado la intervención de los poderes públicos fijando ciertos
"ratios" legales o coeficientes que establezcan una proporcionali-
dad entre depósitos, créd¡tos y recursos disponibles.
Érrcn Y Fri.¡AlrzAs 267
2. CnMstos'REcIENTES EN LA ECONoMíA FINANCIEM
En realidad, todo este mundo de las finanzas nació, y funcio-nó durante bastante tiempo, como un apoyo y cornplemento del
sector real de Ia economía (producción de bienes y servicios),encargándose como mero intermediario de poner a disposicióndel productor los recursos que éste necesitaba invertir. Pero, a'mediados del siglo pasado y más concretamente a partir de los
años 6A, comenzaron a abrirse nuevos horizontes para este
campo de la actividad económica, que entró así en un período de
desarro I lo espectacul ar.
Este desarrollo viene inducido por las nuevas condiciones dela economía mundial en esa década (Cnsllo¡ BEJan 1993): crisis
del sistema monetario internacional nacido en Bretton Woods,i nestabil idad monetaria, recesión un ida a i nflació n (estanfl ación).
Todos estos cambios convergen en un aumento del riesgo de
todas las actividades económicas y financieras. De ahí que lapreocupación prioritaria pase a ser Ia de buscar medíos para con-seguir una mejor gestión del riesgo. El riesgo se ha incrementadopor efecto de la inestabilidad general de la economía, / rnás en
particular por la variabilidad de los tipos de cambio (en los mer-
cados de divisas) y de los tipos de interés (en los mercados finan-cieros en general). En tales condiciones, evitar el riesgo ya casi no
es posible. ReducirÍo es el camino más realista de enfrentarse a é1.
Y la reducción del riesgo se busca muchas veces mediante ladiversificación, ya sea dentro de la misma empresa (con líneas de
actuación diferentes), ya sea recurriendo al mercado (con inver-siones diferentes)- Pero el riesgo también se puede reducir, indi-rectamente, trasladándolo a otro agente económico que esté en
mejores condiciones para diversificarlo.Movidos por esta necesidad de reducir los riesgos, los bancos
son los primeros en buscar una progresiva sustitución de los cré-
ditos bancarios por títulos negociabies (fenómeno que se conoce
con el nombre de titulización): con ello pretenden dotar de mayor
movilidad a sus activos, perrnitiendo que puedan ser negociadoscon facilidad y con la garantía de que su valor podrá ser íntegra-
mente recuperado (liquidez). Esta ampliación de la gama de nue-vos instrumentos financieros, que es reflejo de una importanteactivídad innovadorat se orienta también en otra dirección: la-de
a
ooo(¡)
N
268 Érrca DE LA El"lPF.EsA
una progresiva desinterntediación, eu€ reduce bastante la función
que tradicionalmente venían desempeñando los bancos Y los
demás intermediarios financieros. Ahora ahorradores e inversores
entran en contacto directamente, en los mercados correspondien-
tes, sin necesidad de recurrir a los que siempre actuaron como
mediadores de sus operaciones. Ello será posible gracias a Ia apa-
rición, ya mencionada, de nuevos instrumentos financieros y a la
diversificación de los mercados donde se negocian (MnscAREñAs
P6nrz-íñlco 1995; LontNc 2000; GÓr,¿ez-BEZAREs 1990; CnnRtoo
CnaproRRo 1992; Mnncus f 993).
En efecto, tradicionalmente, el mercado financiero había faci-
litado y agilizado las operaciones de búsqueda de recursos. Lo
había conseguido suministrando información, garantizando la
tiquidez (facilidad para desprenderse de un determinado activo
sin tener que malvenderlo), reforzando la estabilidad de los pre-
cios. Estas funciones habían sido realizadas especialmente por la
bolsa de valores (el más desarrollado de los mercados secunda-
ríos, ). Hoy la innovación principal procede de la aparición de los
productos derivado.s: lo más característico de ellos no es sólo que
la entrega del activo adquirido en el presente se difiere hasta un
determinado momento del futuro, sino que las operaciones se
realizan en unas condiciones de fuerte estandarización2. Esto se
hace posible gracias a la organización de mercados específicos
para esos activos: y con ello se están poniendo las bases institu-
cionales para que esos instrumentos estén al alcance de todos (y
no se negocien sólo en operaciones esporádicas). No vamos a
entrar ahora en el análisis ni siquiera de los más importantes de
estos instrumentos, los contratos de futuros y los cantratos de
opciones. Sólo conviene subrayar las ventajas que poseen de cara
a una distribución de los riesgos, buscando que sean asumidos
por aquellos agentes que puedan soportarlos más desahogada-
1. Se entiende por mercados primarios aquéllos en que son ofertados los nue-
vos títulos puestos en circulación por las unidades productivas; los mercados
secundariosson, en cambio, aquéilos en que dichos activos se negocian ulte-
riormente al margen ya de su emisión.2. En contraste con estos productos derivados, los tradicionales activos al con-
tado implicaban que la entrega del activo se hacía en el mismo instante en
que se adquiría (si acaso, con una pequeña demora).
E?rC:1 l" FI¡IANZAS 269
mente o poniendo en relación a quienes tienen necesidad de eli-minar riesgos de tipo contrapuesto.
El funcionamiento de estos nuevCIs productos se ente¡lderá
mejor si se tienen presentes dos faclores típicos del momento y
profundamente vinculados entre sí. Uno es la globalización eco'nómica, que tiene su manifestación más acabada precisamente'
en el campo financiero mediante una integración cada vez mayor
de estos mercados. Naturalrnente este fenómeno tiene mucho que
ver con la liberalización y la desregulación (una de cuyas mani-
festaciones es la desintermed¡aciín, ya aludida). Pero todo esto
no sería posible sin el avance tecnológico en el campo de la infor-
rnación, que permite la conexión entre los rnercados, el suminis-
tro instantáneo de innumerables datos y [a transmisión rapidísima
de órdenes elaboradas sobre los datos que se van recibiendo: gra-
cias a é1, es posibte un mercado global sin fronteras, funcionandoininterrr¡mpidamente las 24 horas del día'. Aunque sin los pro-
gresos de la informática y las telecomunicaciones Ia globaliza-
ción económica no hubiera avanzado como Io ha hecho en estos
últimos años, todo el conjunto (avance tecnológico y globaliza-
ción) no se entiende tampoco sin el impulso liberalizador que tan
profundamente marca la mentalidad de nuestro tiempo.
Otro de los efectos más decisivos de esta nueva sitr-ración es la
pérdida casi total de capacidad, por parte de los poderes públi-cos, para someter a control esta compleja red constituida por los
mercados financieros: üas decisiones que se toman en ellos, no
sóto escapan a dicho control, sino que incluso limitan y esterili-
zan las medidas que pudieran tomar los gobiernos. Y si esto es
patente en los países más avanzados, el problema es incompara-
3. El desarrollo de [a informática y las telecomunicaciones no sólo supone ma-
yor agilidad técnica para ciertas operaciones econórnicas; llega a afectar a la
misma esencia del dinero: "El banquero debe empezar a pensar que el neSO-
cio ya no es sólo el dinero, que ciertamente se mueve cada vez a mayor velo-cidad, a mayor distancia, y es recogido y asignado en grandes volúmenes y
con márgenes estrechos; sino que ahon existe otra materia prirna básica, im-plícita en la esencia misma del dinero pero que lo supera y [o convierte en un
estadio superior: la información (...).El negocio bancario se está convirtiendocada vez más en un tras¡ego de datos e informaciones y menos en un cauce
de circulación de fondos. El dinero es, cada vez más, urt producto ¡nformati'vo, alterando inclusa Ia noción de soberanía" (CA$LDA BÉl¡n 1993, 104)'
o
ooo(¡)(¡)
270 Étrc¡ DE LA EMPRESA
blemente más grave en los países atrasados de econornía poco
consolidada y tradicionalmente dependiente del exterior. Esta
situación lleva a algunos a hablar del "monstruo de las finanzas":
como en todo monstruo, hay en ellas dimensiones hipertrofiadas(las del mercado), mientras que otras están atrofiadas (las de laregulación normativa) (Prnnor I 999a),
Ahora bien, el efecto último de todo este despliegue especta-
cular de la econom¡a ttnanctefa resicle en QU€, por la Inercla Cel
proceso mismo, el mundo de las finanzas adquiere unas dimen-la inerciacular de la economla financiera resíde en del
siones inusitadas y una creciente autonomía respecto a la econo-
mía productiva, o economía real, a la que llega de algún modo a
dominar y a imponer su ley. Un par de datos permiten entrever lo
que se quiere decir: el crecimiento en volumen de las operacio-
nes financieras ha sido mucho más rápido que e[ de la produc-
ción mundial; a otro nivel, se calcula que el 9O"/" de las transac-
ciones que se reaf izan en los mercados de divisas tienen carácter
especulativo. Es decir, son muchas las personas e instituciones
que se dedican directa y exclusivamente a las operaciones finan-
cieras, sin ninguna relación con las actividades productivas. El
mundo de las finanzas se hace autónomo, encuentra en sí mismo
su legitimación y tiende a desvincutarse de lo 9u€, en sus oríge-
nes constituyó su razón de ser: el servir de complemento a la eco-
nomía real. Un buen ejemplo de esto lo constituyen los fondos de
pensiones. No sólo han contribuido de forma decisiva al desarro-
llo reciente de los mercados financieros como consecuencia de
las grandes sumas que manejan. Además en ellos resulta eviden-
te que la finalidad no tiene nada que ver con la producción de
bienes y servicios: en este caso los ahorradores sólo buscan la
máxima rentabilidad de unos ahorros mediante su capitalización,de la que puedan beneficiarse en el futuro.
ll. RrnlrxÉN É-ncn soBRE LA EcoNotul¡ rlrunNclERA
Con los datos que preceden es posible explicarse el desarrollo
espectacular de la economía financiera en las tres últimas déca-
das como respuesta a un contexto de inestabilidad y globaliza-
ci6n, donde tanto el ahorrador como el inversor necesitan tomar
una posición más segura ante el riesgo. Aunque se entrevén los
Érrce Y Frlr-ANZAS 2Zl
inconvenientes que pueden derivarse de este tipo de operaciones,
sobre todo cuando se generalizan o cuando se ponen en juego
cantidades inmensas de dinero, es evidente que hay que ser cau-
tos a la hora de pronunciar un juicio ético sobre ellas. Pronun-
ciarse en contra de todo este mundo por e[ temor que se siente
ante lo que de él puede seguirse, inrplica cerrar los ojos a la inne'gable complejidad que encierrao. Tampoco caben recetas éticas
que permitan determinar con toda precisión la moralidad de cual-
quier operación financiera. La ética ha de ser más modesta en sus
pretensiones. LO que sÍ está a su alcance eS someter a examen'
desde un sistema de valores determinados, esa realidad descrita y
cuestionar la coherencia de ésta. Por ese camino es posible alum-
brar algunos criterios para orientarse éticamente en este intrinca-
do terrenos.
1. COIUIPI-EMENTARIEDAD DE LA ECONOVTíR TINNNCIERA Y LA ECONO¡¡íN RT¡T
Fara empezal nos ayudará clarificar quiénes son los diferentes
agentes que intervienen en estas operaciones y con qué obietivos
lo hacen.El ahorrador tradicional pretende., por lo menos, conservar sus
depósitos y mantener actualizado su valor porque sus ahorros sün
fuente de seguridad para el futuro. Ahora bien, en la medida en
que va adquiriendo una mentalidad más económica, contempla
la posibilidad de que esos ahorros sean abiertamente rentables:
entonces ya no se contentará con depositarlos en una entidad
bancaria, sino que estudiará otras alternativas para colocarlos. Por
su parte, el inversor busca disponer de unos recursos/ los cuafeS,
aunque no son suyos de momento, le permiten desarrollalr una
actividad productiva rentablu y, probablemente, cada vez más
autosuficiente y autónoma.
4. Para un intento de reflexión de conjunto véase: J. L. FenNÁNorz FeRNÁtqoez,
r 994.5. Son muchas las iniciativas de grupos de reflexión más o menos ínstituciona-
lízados con finalidad ética o deontológica en este campo: Cot"t,v¡sslo¡l Jusr¡ce
Fr PetX, BelCqur 1981; PÉnt¡n 1991. Los ecos de otro informe de un grupo de
trabajo formado por profesionales cristianos y moralistas están recogidos enLnuRrr.¡r 1991. De interés también: S¡r-lr.¡s - Vl¡-ueRoy 199a (de sus reflexionesse ha beneficiado especialmente el presente trabajo).
o
ooo(¡)
5
272 É?ICA DE LA EMPRESA
Este conjunto de expectativas es lo que pretende articular el
sistema financiero, cuya función consiste en canalizar los flujospretende articular
entre los que ofrecen y los que demandan fondos, los cuales pue-
den entrar en contacto directamente o a través de los intermedia-
rios financieros. Dichas expectativas se presentan cada vez de
forma más diversificada en cuanto a variables como rentabilidad,
riesgo, vencimiento, liquidez, etc. (Ancnr.rooÑA 1995). Esto expli-
ca el desarrollo de los mercados financieros y la variedad y sofis-
ticación de instrumentos disponibles y de operaciones realizables
(Cons - N¡rnuuRA 1999). Pero todo ello encuentra su última jus-
tificación en ta capacidad de ahorro de las sociedades actuales y
en el deseo de los ahorradores de rentabilizar su riqueza. Esta-
mos, por tanto, ante un cambio cualitativo, no sólo cuantitativo:
no es sólo que aumenta el número de personas e instituciones
que actúan en esta esfera o el volumen de operaciones; es que, a[
existir tantos, cambian las condiciones de funcionamiento de este
ámbito concreto de la actividad económica', Y de la actividad eco-
nómica toda.Desde el punto de vista ético, la nueva situación descrita invi-
ta a pasar a consideraciones de ética socíal, y no sólo individual:
es decir, no basta con analizar la moralidad de una persona con-
creta en sus actuaciones financieras (aunque sea a ese nivel
doncle podemos habtar estrictarnente de responsabilidad moral),
sino que es preciso examinar el sentido ético de ese conjunto de
mecanismos e instituciones que constituyen el sistema financiero
(Cenwsru 2000, 235-236). Situados en este nivel de consideracio-
nes, fa pregunta decisiva es la que se refiere a la razón de ser de
la economía financiera. Es una cuestión técnica, ya mencionada
antes, pero que tiene una evidente proyección ética. La actividad
económica tiene por objeto satisfacer las necesidades de la socie-
dad mediante la utilización racional de unos recursos que son
escasos: su orientación última es productiva Porque busca poner
a disposición del ciudadano bienes y servicios en las mejores
condiciones para que éste haga frente a sus necesidades. Para
facititar el uso racional de esos recursos surge la economía finan-
ciera, que actúa como elemento lubrificante del sistema todo: agi-
lizalacirculación de los recursos para que su asignación sea más
el
rápida y eficiente.
E'rrcA Y FINA}{UAS 273
El probtema se ptantea hoy cuando la economía financiera se
convierte en disfuncional respecto a la economía real como con-secuencia de lo que se ha llamado la "financiarización" de laeconomía. Por eso es más necesario que nunca reafirmar que laeconomía financiera nunca puede ser un obstáculo para la eco-nomía real (MnnzANo 2000).
Según esto, el problema central no estriba en ciertos compor-tamientos/ que puedan ser descalificados o resultar escandalosos,
sino en el contexto global en que se producen: esa mentalidadque tiende a desvincular totalmente la economía financiera de Iaeconomía real y a dar prioridad absoluta a la rentabilidad finan-ciera. Esta afirmación no debe ¡nterpretarse como rechazo de esa
búsqueda de rentabilidad financiera. Pero es necesario que dicharentabilidad no se produzca a costa de la economía real y pro-ductiva,
EI ahorrador particular tiene derecho, en efecto, a buscar larentabilidad de su riqueza. Y en la mayoría de los casos este com-portamiento suyo no tiene por qué derivar en perjuicio para
nadie, ni tampoco para el conjunto de la economía productiva.Pero cuando estas actuaciones se generalizan y aumenta el volu-men de los capitales que son manejados sólo con estos criterios,los efectos para el sector productivo pueden ser considerable-mente disfuncionales. Sobre todo cuando existen agentes econó-micos que pueden disponer de fuertes sumas de capital (aunque
r¡o sean sus propietarios).La experiencia, hoy tan generalizada, de fusiones y adquisi-
ciones de empresas es una buena ilustración de esto último. En la
mayoría de los casos, se pretende justificar la operación para
mejorar la posición en el mercado aprovechando las economíasde escala. En la práctica más bien se busca una mejora del valorbursátil, objetivo fundarnental para los accíonistas, pero frecuen-temente en contradicción con otros stakeholders. Tal enfoque de
estas operaciones revela nLrevamente hasta qué pr-lnto es cuestio-nable que sea el valor financiero de la empresa el que oriente de
modo tan absoluto las grandes decisiones (Pennor 1999b; Cnnse -
Bunxs - Ct-¡vpoot 1997; KrRuuel 1990). En algunas ocasiones se
llega a operaciones espectaculares, donde el úníco objetivo de la
adquisicíón de una empresa es desmantelarla para realizar una
o
ooo(r¡
Or
271 ÉITCA DE LA EMPRESA
gran operación financiera con los terrenos (Pnnr Roontco 1990;
PR¡r Roontco 1994).
Metidos de lleno en este mundo, el corto plazo y la ganancia
rápida se convierten en obstáculos para un proyecto de construc-
ción pacienre (a largo plazo) de una unidad productiva que llegue
a ocupar'un tugar bien consolidado en el mercado; la empresa
queda así reducida a un paquete de acciones susceptibles de ser
transferidas de mano en mano, y carente de continuidad como
proyecto definido y estable. Es lo que M. Albert criticaba en su
conocido libro sobre los dos modelos de capitalísmo contrapo-
niendo el modelo anglosajón al continental o alpino (Ar-uenr
1993). Lo que ocurre es que, como el mismo Albert denunciaba,
es el moclelo anglosajón el que parece imponerse en todas partes,
sin hacer ya distinciones geográficas-
Todo esto tiene otra manifestación expresiva en el protagonis-
mo que han adquirido las bolsas de valores. Este protagonismo no
consiste sólo en et volumen de operaciones que se realizan en su
seno, sino en los condicionamientos que suponen para la política
empresarial. En realidad, una empresa vale lo que valen sus
acciones en bolsa, / €so es lo que atrae el dinero. Antes el valor
en bolsa era reflejo, más o menos directo, del valor real de laempresa, de su patrimonio, de su grado de consolidación, de sus
perspectivas: era el resultado de ta marcha de ésta. Hoy el valor
en bolsa no es tanto un resuttado, como un obietivo: elevar la
cotización bursátil es, en muchos casos, la finalidad de muchas
intervenciones de los grandes operadores financieros o, incluso,
de los mismos directivos empresariales'-
Más aún, estos directivos tienen que recurrir a operaciones
financieras para buscar una rentabil¡dad a sus empresas que mer-
cados tan globalizados y tan competitivos le niegan a las activi-
6. Un ejemplo de lo que representa esta lógica bursátil lo tenemos en los labo-
ratorios farmacéuticos norteamericanos Pfizer. Según la consultora McKinsey
de los 135.000 millones de dólares a que ascendía su capitalización bursátil,
un 64o/o estaba representado por valores intangibles. La bolsa no valoraba
tanto sus inmuebtes e instalaciones, sino factores tales como: los beneficios
esperados de la explotación de los productos en catálogo (entre ellos, la píl-
dora "Viagra", contra la impotencia masculina), los beneficios futuros de los
productos a lanzar a corto plazo y los proyectos de investigación en que se
trabaja (Esrer¡Nfn 200O, 15-1 6).
Érrc¡ t FTNANZAS 2Zs
dades estrictamente productivas. Los escasos márgenes de renta-
bilidad en la economía real invitan a buscar un complemento en
la economía financiera, que haga presentables los resultados fina-les de la actividad empresarial. De nuevo aquí la economía finan-ciera irnpone su ley sobre la economía real y llega a impedir lamarcha normal de ésta.
Este conjunto de circunstancias incrementa la inestabilidadgenerat de fa economía. Porque el mundo actual de las finanzasse mueve por perspectivas a corto plazo, muchas veces basadas
en datos menos objetivos, tales como rumores/ opiniones, expec-tativas o miedos. Además, son tan enormes las cantidades de
dinero dedicadas a este tipo de operaciones, que el riesgo que se
puede seguir de movirnientos incontrolados (tan irracionales en
sus motivaciones como desproporcionados en su alcance) es
incalculable: nos referimos al riesgo, no tanto para los capitales
part¡culares, cuanto para el conjunto de la economía de uno o de
varios países. Las recientes crisis financieras que se han sucedidoa lo largo de la década de 1990 son la mejor ilustración: empezó
Europa en 1992 (con dos devaluaciones de la peseta y la salida
obligada de la libra y la lira del sistema monetario europeo); perole siguieroñ, y con consecuencias mucho más graves, México en
1994, varios países del sudeste asiático en 1997,'Rusia y Brasil en
1998. La huida masiva de capitales (para ponerse a salvo de pro-bables pérdidas y eludir el riesgo) destruyó en pocas semanas loque estos países emergentes habían construido pacientemente en
varias décadas, precisamente países que venían siendo puestos
como modelo de un comportamiento económico ejemplar.Tan graves han sido estas crisis que han saltado las alarmas. Si
durante algún tiempo se nos presentó esta liberalización de los
mercados financieros como el paradigma de lo que tenía que ser
la liberalización de toda la economía, a partir de los aconteci-mientos reseñados empieza a reclarnarse algún tipo de regulaciónde dichos mercados, que impida movimientos tan irracionales ytan nefastos. Entre las propuestas concretas para someter a ciertocontrol los mercados financieros la más clásica es la llamada tasa
Tobin, que fue propuesta en 1978 por JamesTobin, Premio Nobelde Economía en 1981: consistía en un impuesto internacionalpara todas las transacciones al contado de divisas, cuyo objeto es
(t
ooo(¡to)
276 ÉT']CA. DE LA EMPRESA
gravar las operaciones a corto plazo para desestimular los movi-
mientos especulativos de capitat. Si el tipo impositivo se fija en un
O,5o/o,la recaudación podría llegar a los 1.500 millones de dóla-
res anuales. Este importe se destinaría a alguna de las institucio-
nes internacionales (TonrN '1994; LlrorrrRrr 2000).
Hoy existen propuestas más completas para establecer un sis-
tema de gobierno mundial, que introduzca los intereses generales
de la humanidad en un mundo que la globalización ha converti-
do en un inmenso mercado. La motivación de fondo es la rnisma
que llevó a pasar de un sistema de economía de puro mercado
(capitalismo primitivo) al modelo mixto, donde el Estado limita,
orienta y complementa la actuación de los intereses particulares
en et mercado: sólo que en este nivel planetario las soluciones
son mucho más comPlejas'.Ahora bien, todo lo dicho no es óbice para que nos reafirme-
mos en lo que decíamos al comienzo: que al sistema financiero
corresponden funciones imprescindibles e insustituibles para la
marcha general de la economía. Desempeña ante todo una fun-
ción de proteccíón; protege los resultados de las actividades pro-
ductivas frente a las incertidumbres derivadas de la evolución un
tanto errática de los tipos de interés y de los tipos de cambio- Y
contribuye además a mantener la competitividad industrial opti-
mizando la gestión del endeudamiento, buscando fondos propios
suplementarios y haciendo que el coste de los recursos externos
sea lo menos oneroso posible. Pero ello exige que el sistema
financiero esté sometido a control para que no se convierta en
obstáculo para la economía real, sino que se comPlemente con
ella.
2. EspecumclÓN v Er¡cn
Supuesto este criterio fundamental, que se refiere a la orienta-
ción general de la economía financiera y que exigirá (conro vere-
mos) plasmarse en alguna normativa jurídica, pasamos ahora a
estudiar la mecánica misma de las operaciones financieras y las
7. Véase una propL¡esta para un sistema de gobierno mundial enl. Cfobal gover-
nance. Our responsabitity to make globalisation an opportunity for all. A
report to the Bishops of COMECE, Brussels, September 2001. Sobre el tema:
C¡t',t¡cno 2000.
ETICA r FINANZAS 277
condiciones para su aceptación moral. Como ya se indicó, ocupaaquí un puesto relevante /a especulación.
La especulación no es sino una forma de analizar la realidadbuscando adelantarse a los acontecimientos previsibles; y ello,con la intención de obtener un beneficio económico. Aunque a
veces se la equipara al juego de azar, la comparación es pocoacertada. El especulador es un observador: en su observación se
barajan numerosos datos a través de un análisis paciente¡ aunqueen ella intervenga también una fuerte dosis de intuición. Por el
contrario, en el juego de azar (por ejemplo, en la lotería) no se
recurre por lo general a ningún tipo de observación.-La calificación moral de la especulación se apoya en el análi-
sis de su papef en el mercado (Cn¡,¡ncHo 1978; Mon¡on 1992;L¡unrNt 1995). En principio, la especulación actúa reduciendo las
oscilaciones del mercado: el especulador compra un producto en
cantidades superiores a sus necesidades cuando el precio es bajo(porque la oferta es mayor que la demanda) con la esperanza deque el precio subirá; entonces venderá el producto para obtenerel beneficio derivado de la diferencia de los precios. El compor-tamiento especulativo tiene como efecto el reducir la oscilaciónde los precios: en el momento en que la demanda es excesiva-mente baia, ésta crece como consecuencia de la demanda adi-cional por mot¡vos especulativos; lo contrario ocurre cuando es la
oferta la que se sitúa por debajo de la demanda.Siempre que las cosas ocurren asi la especulación podría que-
dar justificada según el siguiente razonamiento: es convenientepara la sociedad que los precios no oscilen mucho; una vía parareducir la oscilación de precios cuando oferta y demanda no se
ajustan espontáneamente consistiría en retirar temporalmente unaparte de la oferta, pero esto ex¡ge unos recursos para financiar laretirada; si esto Io hace un particular; tiene derecho a una retribu-ción porque ha realizado una actividad que es útil a la sociedad.En una palabra, el beneficio económico es expresión de un servi-cio a Ia sociedad.
Ahora bien, con este mismo criterio ético es lógico afirmar quecuando la especulación no beneficia a la sociedad (o la perjudi-ca abiertamente) carecería de justificación. Es lo ocurre cuando el
especulador provoca intencionadamente una reducción excesiva
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?28 ÉT rca DE .rA EMPP.ESA
y artificial de la oferta. Ocurre algo parecido cuando el especula-
dor no se propone directamente reducir la oferta (quizás porque
no tiene capacidad para ello), pero se aprovecha de la escasez de
un bien e indirectamente contribuye a mantenerla o incrementar-
la: sería el caso de la especulación con el suelo urbano, donde a
ta demanda del constructor o del ciudadano que necesita una
vivienda/ se une la del mero especulador. Aquí no hay estricta
manipulación de los precios, pero sí una conducta que contribu-
ye a una elevación anormal de éstos, que va a terminar benefi-
ciando al que especula. Aunque la primera de las dos hipótesis
aquí contempladas rnerece un juicio ético más riguroso, en
ambos casos se trata de actuaciones que perjudican a la sociedad
y, por eso, son éticamente rechazables-
¿Cabrá temer que todo el que tenga poder, directo o indirecto,
para manipular los precios en beneficio propio lo haga, sin entrar
en consideración sobre si su actuación va a beneficiar o a perju-
dicar a la sociedad o a alguna parte de ella? Ciertamente no, por-
que estaríamos presuponiendo que todo el mundo carece de sen-
sibilidad ética. Y semejante generalización sería injusta. Pero sí
puede admitirse que todos no actuarán éticamente. Y esto justifi-
ca que la autoridad pública intervenga a través de la ley con un
doble objetivo: evitar a la sociedad ese perjuicio (que se seguiría
de una conducta no ética); garantizar una igualdad de oportuni-
dades (sobre todo, evitar que las mejores oportunidades las ten-
gan los menos éticos).
Pero la especulación no tenía, en la economía tradicional, la
presencia que tiene hoy. En efecto, en los mercados financieros la
especulación ha venido a convertirse en la actividad básica.
¿Exigirían estas nuevas circunstancias una revísión de los criterios
éticos enuncíados, los cuales quedaron ya formulados antes de
que se desarrollara tan profusamente este mundo de las finanzas?
Quizás convendría comenzar reconociendo algunos efectos
perversos de la especulación, rnuy relevantes en estos momentos
(SnuNs - Vl¡-lraoy 1994, 48-51). La especulación tiene un efecto
corruptO¡: el dinero no es un instrumento neutro, sino que acaba
imponiendo su ley, la ley del enriquecimiento a cualquier precio.
De hecho, en el desarrollo tan espectacular de los rnercados
financieros han tenido un influjo importante ciertas actividades
ET]CA Y Frlr.\NZAS 279
criminales (blanqueo de dinero procedente de la droga, el comer-
cio ilegal de armas, etc.). Se dice también que la especulación
contribuye a desvirtuar los fines de la economía: transfiere a laeconomía productiva la inestabilidad (de precios) característica
del sector financiero, contagia al empresario el deseo de la Sanan-cia rápida, transmite al marco macroeconómico esa misma ines-
tabilidad... Por último, se habla del efecto anestesíante de la espe-
culacíón: llega un momento en que todos nos acostumbramos a
esas prácticas y nos hacemos socialmente tolerantes con ellas,
Estos efectos, que no son desdeñables, obligan a ser cautos
con el fenómeno de la especulación financiera, insistiendo en el
carácter instrumental de ese ámbito de la actividad económica y
favoreciendo aquellas iniciativas que pretendan garantizarlo.
Muchas veces no se cae en la cuenta de la importancia del con-
texto en que se producen esos grandes escándalos financieros
ante los que la gente se rasga las vestiduras: ese contexto, que
viene a ser Como su caldo de cultivo, no es otro sino nuestra
socíedad tolerante que llega a hacer cas¡ una virtud cívica de loque hace unos años se llamó la "cuftura del pelotazo" - La conse-
cuencia es que quien la practicaba, y además hacía alarde de
ello, pasó a convertirse en empresario modelo.Un eficaz tratamiento ético de la especutración exige una
voluntad decidida de que los mercados financieros reales se apro-
ximen lo más posible al mercado ideal, según las consideracionesque se hicieron en el capítulo 2. En efecto, se dice que las condi-
ciones del mercado perfecto son las más idóneas para que se dé
una eficaz asignación de los recursos. Teóricamente es así¡ aun-
que con las dos matizaciones ya conocidas: que el mercado no
atiende la demanda cuando no va acompañada de capacidad de
pago (cuando no es demanda solvente), ni maneja en la asigna-
ción de recursos otros costes que los privados (nunca los costes
públicos). Pero en [a realidad cotidiana lo que existe no es ese
modelo ideal: con otras palabras, no podemos identificar sin más
el mercado real con el ideal. Ese paradigma del mercado, que es
donde funcionan las considenaciones teóricas, no es una situa-
ción pacíficamente poseída: todo lo más es una meta¿ que impli-ca una tarea, la cual nunca podrá darse por definítivarnente con-
cluida. EI mercado tiene sus reglas del juego, que son los presu-
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28O É'IICA DE LA E}IPRESA
puestos teóricos que lo legitiman. Es función de la ética el procu-rar gue esas reglas efectivamente se tengan en cuenta, para que la
realidad del mercado se aproxirne lo más posible al ideal men-
cionado.Pero estas reglas no son sólo funcionales (necesarias para el
buen funcionamiento, o para que la asignación de recursos sea
racional); tienen también un alcance ético en cuanto que garanti-
zan la equidad. Consisten en la igualdad de oportunidades para
todos los que intervienen en é1. Esto exige latransparencia y/ con-
secuentemente, que la información disponible esté al alcance de
todos.Las prácticas especulativas más rechazables encuentran su
ocasión precisamente en las imperfecciones del mercado. El caso
más corriente es el de la manipulación de los precios de los valo-
res bursátiles mediante la difusión de noticias falsas o parciales o
con el recurso a operaciones que busquen desorientar a otros
inversores. A primera vista cabe pensar que de ello no se sigue un
perjuicio, al menos directo, para toda la sociedad o para la mayo-
ría de los ciudadanos. Pero algunos inversores sí que se verán per-
judicados en ta medida en que se reduce la transparencia del
mercado y, por ende, la igualclad de oportunidades, mediante Ia
manipulación de la información. Más aún, estas nuevas condi-
ciones son, en último término, algo negativo para la sociedad
toda-El tratamlento de la información es, por consiguiente, la pieza
clave para un funcionamiento correcto y éticamente aceptable de
los mercados financieros. La difusión de la información es indis-
pensable, puesto que las operaciones que se realizan en él nece-
sitan barajar una gran cantidad de datos. Y es aquí donde se plan-
tea en toda su gravedad el tema que tratamos a continuación.
3. LN INFORMACIÓI\ PRIVII.ECIADA
El concepto de información privilegiada puede emplearse en
un sentido amplio. Se designaría entonces aquella información de
que disponen los directivos y ernpleados de una empresa porque
es necesaria para el desarrollo de su act¡vidad: naturalmente la
poseen en razón de su cargo y para utilizarla en beneficio de laempresa, y no en beneficio propio. En un sent¡do más estricto,
Érrc.q Y. FrNA¡¡zAs 2Bl
que es el que interesa ahora, es aquélla que, si llega a conoci-miento general del público, afectaría al valor de las acciones(Monn DEL Rfo f 988; López CnanLLrRo 1991 ; Có¡¡rz-BeznRrs 1991;Monnl Bru-o "t993; Anc¡¡rooñn 1994; Cn¡¿rNo 2000).
Durante mucho tiempo el uso de la información privilegiadano inquietaba a nadie. Se consideraba norrnal, no sólo el emple-arla, sino el buscarla: parecía que entraba dentro de la calidad deun buen profesional, al igual que ocurre en otras profesiones, el
disponer de la mayor cantidad de datos sobre los asuntos de com-petencia. Esta sensibilidad comenzó a cambiar cuando se com-prendió cuántas injusticias se cometían de hecho con la aplica-ción simplista de ese criterio de profesionalidad.
Un profesional siempre será una persona bien informada delas cosas de su oficio. Pero esto no significa que toda informaciónpueda ser utilizada, ni menos aún que se admita cualquier carni-no para acceder a ella. Lo que, a primera vista, podrían parecer
elucubraciones éticas de difícil aplicación práctica es hoy, de
hecho, una de las grandes preocupaciones de legisladores y depersonas que conocen a fondo el funcionamiento de los merca-dos financieros, con tal de que unos y otros estén convencidos de
que el único criterio para actuar en ese campo no puede ser el
ganar cuanto más dinero sea posible.Hay que reconocer, con todo, que existen autores que defien-
den como lícito el uso de Ia información privilegiada (el más clá-sico, MRNm 1966). Junto a una razón de tipo pragmático (la con-vicción de que, a fin de cuentas, dicha práctica es inevitable), se
aducen otros motivos más teóricos: el más importante es que no'sólo no viola la igualdad de oportunidades, sino que la realiza en
su sentido más profundo, puesto que se llevan a su expresión más
radical los presupuestos exigidos para el buen funcionamiento del
mercado. Dejando al margen el tema de su inevitabilidad (que es
cuestión de conciencia ética de los profesionales, siempre con el
concurso de una legislación eficaz), resutta d¡fícil admitir que el
uso de la información privilegiada no socave de raíz el princípiode igualdad de oportunidades. Porque, de.acuerdo con el con-cepto de información privilegiada, estamos ante datos que, por su
misma esencia, no pueden estar al alcance de todos: las delibe-raciones de una empresa que está estudiando poner en marcha
o
ooo(r¡(o
282 ÉTrca De LA EMPF-ESA
determinadas estrategias productivas o financieras tienen que
estar, al menos transitoriamente/ protegidas por el secreto. Y es un
principio bien asentado en la deontología que el secreto profe-
sional es una de las bases de confianza de fa sociedad en un
determinado colectivo profesional. Ahora bien, si hay inforrna-
ción que no puede hacerse pública en determinadas circunstan-
cias, ¿cómo justificar que pueda ser utilizada en beneficio de
alguien que la posee sólo por razones del cargo que ocupa y para
que pueda desempeñarlo mejor en favor de su empresa?
De todos modos, es cierto que estamos ante un tema vidrioso,
donde es fácil encontrar razones para ser tolerantes (consigo
mismo). Por eso es recomendable concretar el alcance moral de
esta prohibición, y además hacerlo más bien con criterios restric-
tivos. En este sentido, cabría decir que el principio de no usar de
la información privilegiada exige: a) no comunicarla directamen-
te a nadie; b) no realizar operaciones en función de ella, ni en
beneficio de otros ni en beneficio propio; c) no recomendar a
nadie la adquisición o cesión de determinados valores en función
de ella.Esto no afecta a aquél que se enriquece por su habilidad en la
predicción de las variaciones bursátiles o por el desarrollo de
nuevos instrumentos financieros para diversificar los riesgos. Si la
información se obtiene gracias a un trabajo personal y paciente,
la ganancía es el pago de ese trabajo, que además redunda en un
beneficio para la sociedad. Sólo se excluye el uso de inforrnación
privilegiada en el sentido definido más arriba: aun en el caso de
que ésta se obtenga por azat (no digamos ya cuando se accede a
elta por razón de un cargo), debe quedar excluido su uso, ya que
cle lo contrario se está perjudicando a quienes podrían benefi-
ciarse igualmente de ella.
4. LA INFORMACIÓN SCIENT EL ORIGEN Y EL DESTINO DE LOS RECURSOS
FINANCIEROS
Hasta ahora nos hemos referido a la información como un
derecho- Pero puede también enfocarse como un debet y este
planteamiento no es menos fecundo para la ética. En efecto/ aun
reconociendo la complejidad del funcionamiento del sistema
financiero, ¿podemos desentendernos sin más del origen de los
Ér:cs y FrNA¡lzAs 293
recursos que llegan a nuestras manos o del destino que se va a dara nuestros recursos? El primer aspecto afecta directamente al pro-
fesional de las finanzas; el segundo, a éste, pero también al ciu-dadano que ahorra y busca una colocación rentable de sus aho-
rros.
El orígen de los fondos que se pretenden invertir plantea cier-
tos problemas: tal cosa ocurre cuando éstos tienen que ver con
actividades de carácter delictivo, Sabemos que hoy son impor-
tantes los flujos financieros derivados del tráfico de droga, de lacompraventa clandestina de armas, del fraude fiscal, de comisio-
nes que tienen que ver con la corrupción de funcionarios públi-cos o de empresarios privados, incluso del tráfico de personas
(inmigrantes, prostitución). Cuando al intermediario financierosólo le interesa controlar la mayor cantidad posible de recursos,
Ia procedencia de los mismos Ie resultará absolutamente indife-
rente. Pero es difícil justificar esta conducta, que tanto dificultaríala persecución del delito. No se olvide que es por medio de ope-
raciones financieras más o menos sofisticadas como se procede al
btanqueo de esos capitales.La identificación de los clientes y la verificación del trasfondo
económico de ciertas operaciones, especialmente aquéllas en que
se manejan elevadas cantidades y/o que no son frecuentes en un
determinado cliente, deben ser responsabilidades permanentes de
los bancos y de los internrediarios financieros en general. Más
aún, f a globalizaciln de los mercados y la extraordinaria agilidad
de los capitales para circular por todo el planeta y escapar a cual-
quier autoridad estatal son circunstancias que exigen una vigilan-cia y un intervención coordinada a escala supraestatal e interna-
cional: también aquí está en juego las condiciones de competen-
cia de los mercados y la credibilidad de las instituciones (HeRrG,
1gg1; trunnlRcn MlñóN 1995). Estos motivos justificarían también
una actitud de colaboración por parte de todos los organismos
financieros con los gobiernos, cuando éstos Ponen en marcha nor-
mas legates o estrateg¡as para la persecución de estas actividades
delictivas. EI respeto a la intimidad de cliente, que es un valor que
merece toda la consideración, tiene sin embargo sus límites: no
podría justificarse cuando está sirviendo para encubrir actividades
que son en sí mismas inaceptables y están fuera de la ley.
o
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2s4 Ét¡c¡ DE L\ ElilPREs-\
El destino de los recursos permite poner de relieve otros aspec-
tos de la responsabilidad ética. Porque no vale decir que la fina-
Iidad de toda inversión es sencillamente su mayor rentabilídad.
Eso es un enfoque demasiado simplista, QU€ contrasta con la com-
plejidad que conlleva el definir en cada momento qué tipo de
beneficio se quiere obtener de una determinada inversión y con
qué parámetros se mide. Tampoco el intermediario financiero
puede eludir esta responsabilidad aduciendo que él actúa siem-
pre a las órdenes de otro: por una parte, él sabe que su cornpe-
tencia es decisiva para orientar las decisiones de ese otro; pero
además los márgenes de libertad que le quedan para ejecutar las
órdenes recibidas permiten hablar de una responsabilidad ética
que le es propia.
S¡ admitimos esta complejidad en la determinación de lo que
es rentabte en cada caso, es más fácil aceptar que son variados los
factores que influyen en una decisión y que no todos son de orden
estrictamente financiero. ¿Por qué excluir entonces que el propie-
tario o el intermediario se interroguen por el destino que se va a
dar al dinero que están manejando? Cuando se actúa clentro de los
canales financieros normales parece difícil exigir esta responsabi-
lidad, ya que a través de mecanismos complejos el dinero de una
persona puede llegar a financiar actividades que a ésta le es impo-
sibte controlar o siquiera conocer. Pero esta dificultad tan real -dela que se podría concluir que el ahorrador normal no está oblíga-
do a utilizar unos medios extraordinarios, que tampoco estarían a
su alcance, para hacer las averiguaciones pertinentes* no es sufi-
ciente para dar por zanjada la discusión de este tema. Porque, más
allá de las estrictas obligaciones morales, la ética nos permite
abrirnos al rnundo de los valores y de las posibilidades de reali-
zarlos. ¿Y no se abren aquí algunas posibilidades nuevas/ gracias
al desarrollo de la economía y de la técnica, que están además en
relación con importantes intereses de la sociedad?
La conciencia creciente de esta problemática está suscitando
iniciativas diferentes dignas de mención. El tema comenzó ya a
ptantearse en Estados Unidos, con ocasión cle la guerra deVietnam
y también a propósito de la gestión de los fondos de pensiones,
Atgunos clientes de éstos exigían que se les diera cuenta de la uti-
lización que se hacía de sus recursos porque se negaban a que con
Érylc¡r Y FrNAlJzas 2Bs
ellos se pudieran estar financiando actividades que ellos conside-
raban éticamente intolerables. Se empezó así a hablar de inversión
ética: el objetivo de ésta es colocar el dinero en inversiones que
permitan una rentabilidad financlera, pero a condición de que no
se apoye con ello áreas de negocio que uno desaprueba, tales
como armas, tabaco, alcohol, apartheid, violación de derechos
humanos, energía nuclear, racismo o discr:iminación, etc.
Este concepto de la inversión ética es, por Ia innovación que
irnplica, de incalculable interés (Jow 1993; CoopeR - ScH¡-rcrl-
MrLcH 1993; CnulNo Bmsco - Lóptz PRscunl '1995; Cowroru 1999;
AncnNooñn 2000; Pnnr - AnRovo 2001 ; Alenneon 2001). Demues-
tra que una determinada motivación ética puede encontrar fór-mulas técnicamente viables para la consecución de objetivos que/
en un primer momento, pueden parecer ajenos a la lógica de Ia
economía y de las finanzas. Unos fondos se distinguen de otros
por los criterios éticos de cada uno para el empleo de los recursos
que le son confiados. Estos criterios, que deben estar claramente
formulados para información de clientes potenciales, pueden ser
de carácter negativo (excluyen actividades como las enumeradas
más arriba) o positivo (expresan aquellas otras actividades que
directamente se quieren favorecer, tales como las rnás beneficio-
sas para el nreclio amb.iente o para proyectos de desarrollo).
Existe además un interesante debate abierto sobre la rentabili
dad de estos fondos en comparación con otros que no tienen cri.terios de inversión tan restrictivos. Por el momento no se puede de-
cir que se haya llegado a conclusiones definitivas, pero tampoco
hay evidencia de que el atenerse a criterios de inversión ética re-
duzca las posibilidades de ganancia. Sin negar que es un tema
complicado, resulta esperanzador que [a ética financiera no se
limite a excluir lo que es absolutamente intolerable, sino qr-re bus-
c¡ue también caminos realistas para llevar a la práctica ciertos valo-
res que están más allá del campo de lo estrictamente prohibido.
lll. Arcur.¡As coNcLUstoNEs Y PRopuEsrAs
1o La economía financiera es insustituible como complemen-
to de la economía productiva: y es tanto más necesaria,
cuanto mayores son los riesgos derivados de la creciente
o
oooA
256 Étrca DE LA EllPREs¿.
20
inestabilidad económica y de la progresiva globalización
del sistema.
El desarrollo de la economía financiera la ha llevado a una
creciente autonornía respecto a la economía productiva: el
sistema financiero ha dejado de ser un complemento del sis-
tema productivo, hasta terminar imponiéndole su ley y s9-
metiéndolo a sus exigencias de rentabilidad a corto plazo.
Este estado de cosas refuerza un sistema de valores en el
que se da prioridad indiscutible a esa rentabilidad a corto
plazo frente al esfuerzo paciente por consolidar una estruc-
tura productiva. Esta última tarea, en consecuencia, se hace
cada vez más difícil par.a aquéllos que siguen interesados
en dicha dimensión de la actividad económica.
Dentro de este marco global es conveniente examinar los
comportamientos particulares Para reorientarfos desde el
criterio fundamental de armonía entre el sistema financiero
y el productivo.Esta tarea de reorientación debe acometerse a varios nive-
les: el debate sobre los principios éticos y sus consecuen-
cias, la elaboración de códigos de conducta que concreten
esos principios, la aprobación de normas jurÍdicas que
impidan la violación abierta de tales principios con grave
perjuicio para la sociedad. Los tres niveles son comple-
mentarios, de forma c¡ue la acción en uno de ellos será
tanto menos efectiva cuanto menos se actúe simultánea-
mente en los otros.
Cuando tomamos distancia respecto a esta carrera desen-
frenada de las finanzas no podemos dejar de preguntarnos
a quién beneficia todo esto y si, a largo pfazo, beneficiará
realmente a alguien. Esta inquietud es, no sólo Iícita, sino
además fecunda: provocará la imaginación para pensar en
otras alternativas. ¿Por qué sLtponer que éste es el único
camino posible y que en el futuro sólo habrá "más de lomismo"? Poner de relieve las contradicciones ocultas en el
sistema, denunciar los peligros de una huida hacia delante
nunca cuestionada, adelantarse al futüro y preguntarse si es
posible reconducirlo por otros derroteros..., todo eso tarn-
bién es tarea de la ética.
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