Dinámica Grupal en Counseling I
Unidad I
Origen y evolución histórica Fases del proceso grupal Tipos de grupos
1º Cuatrimestre 2009
El estudio sistemático de los fenómenos
grupales: condiciones históricas y sociales
que lo posibilitaron
Romero, Roberto “Grupo: Objeto y Teoría”
Fue con el desarrollo de la sociología moderna que se observó un acentuado interés por el
estudio de los pequeños grupos. La psicología social llegó a postularse como el paradigma de
toda ciencia social, nuevo mesías que vendría a resolver la problemática socio-económica que
asedia a la sociedad contemporánea. Se razonaba que así como el conocimiento de las leyes
que rigen al pequeño grupo permite al psicosociólogo instalar un clima de colaboración en la
empresa, en la escuela o el grupo de trabajo, estos mismos métodos podrían ser utilizados
para poner fin a la lucha de clases, el racismo o la guerra e instaurar una sociedad utópica.
Moreno y Lewin consideraron sus trabajos como coherentes con este tipo de proyectos, en
base a un optimismo al que, lamentablemente, hoy sólo podemos catalogar como ingenuo, ya
que rápidamente se vio injustificado.
La extrapolación de las observaciones sobre los pequeños grupos a la sociedad global, iniciada
para poner fin a los desgarradores conflictos sociales de la década del ´30, tiene una
consecuencia inesperada: los psicosociólogos terminaron como gerentes de relaciones
humanas, organizando artificios para reducir los conflictos y aplacando las inquietudes de
aquellos grupos que llegaban a cuestionar la organización vigente. De esta forma, para citar
una expresión de Osvaldo Saidón, un cierto “opio psicológico” llegó a velar más que a develar,
ocultó más que desentrañó, lo intrínseco de lo grupal.
El interés por la comprensión de los fenómenos grupales apareció desde hace siglos. En
EE.UU se inició el acercamiento de tipo empírico directo y el estudio de los grupos adquirió un
carácter experimental y sistemático. Muy pocos investigadores lograron integrar teoría con
técnica: uno de ellos fue Lewin; otro Moreno.
Las investigaciones sobre fenómenos grupales se convirtieron en extensas acumulaciones de
datos estadísticos que trasuntaban la pretenciosa aspiración de que mediante tal
procedimiento, por sí mismo, se podría generar una producción científica.
Hemos afirmado que ciertas condiciones sociales facilitaron el desarrollo de los estudios sobre
los fenómenos de grupo: hacia el año 1930 la crisis y la recesión económica provocan, en el
área de la industria, un interés por comprender los factores que determinan el rendimiento de
los equipos de trabajo.
En segundo término, hacia la misma década comienzan a desarrollarse investigaciones sobre
propaganda, comunicación y otros medios de acción sobre grupos humanos, por razones de
orden político social, ante los problemas planteados por el surgimiento del nacionalismo
alemán.
En la década siguiente, en el plano militar, surge la necesidad de comprender la situación de
grupos en momentos críticos y de combate. A partir de las condiciones de posguerra, la
difusión de las prácticas grupales en psicoterapia fue cada vez mayor. Determinaciones
sociales, económicas y políticas posibilitaron e hicieron necesario el surgimiento y desarrollo de
las técnicas de grupo en el campo de la salud mental, como respuesta a la necesidad de
extender la asistencia a sectores cada vez más amplios de la población a consecuencia del
aumento de la demanda de atención y el surgimiento de programas comunitarios ante la
necesidad de recuperar mano de obra deteriorada por la guerra.
Estas consideraciones nos conducen al tercer factor a tomar en cuenta: la evolución y el
desarrollo de la psicología y la sociología.
La psicología se preocupa progresivamente por las relaciones interpersonales y la situación del
individuo en grupo. La sociología también se dirige hacia el pequeño grupo, en tanto éstos
forman parte de la estructura de las instituciones.
Podemos entender mejor esta circunstancia si nos referimos a dos formas de encara el estudio
de los grupos: la “tradición externa” y la “tradición interna”, según la denominación de
Olmstead.
La “tradición externa”, vinculada a la sociología, economía e historia, concibe a los grupos
como “piedras angulares de la sociedad”, la que es en realidad su objeto de estudio. El grupo
es analizado “desde afuera” y se tiende a ver sus funciones dentro de unidades sociales más
amplias. En este enfoque las sociedades fueron vistas como grupos, a diferencia de la
“tradición interna” – vinculada a la psicología -, que vio a los grupos como sociedades. Desde
esta perspectiva (interna), los grupos son valiosos objetos de estudio porque constituyen los
ambientes donde se analiza la conducta individual.
En síntesis, la “tradición externa” se centró en el rol del grupo en “x”, siendo “x” la sociedad, la
institución, incluso a veces la vida de un individuo. La “tradición interna” se interesó por “el rol
de “x” en el grupo”, siendo “x” los sentimientos, las pautas de comunicación. Etc., en la vida de
los grupos.
Fuentes significativas en el estudio sistemático de los grupos
Vamos a tratar ahora cuáles fueron las fuentes que constituyeron el surgimiento del estudio
sistemático de los fenómenos de grupo: la psicoterapia de grupos, la obra de Levy Moreno, la
obra de Kurt Lewin y la “Encuesta Hawthorne”
Encuesta de Hawthorne: Fue un trabajo de investigación realizado para la compañía Western
Electric entre 1927 y 1932 dirigido por Elton Mayo; brindó información respecto a la
organización de las empresas y los métodos de trabajo y dio origen a su vez a las
denominadas escuelas de “Relaciones Humanas”, aportando también una interesante
comprensión sobre ciertos procesos grupales. Si bien en ese momento careció de nivel de
teorización, identificó una situación de suma importancia: las instancias y significación de los
niveles formales e informales en los grupos.
Comenzó siendo un estudio respecto de la incidencia sobre el rendimiento de factores tales
como la luminosidad, el tiempo de trabajo, la remuneración, número de operarios, etc.; en un
primer momento se encuestó aproximadamente a 20.000 personas y en una segunda
secuencia se dirigió la atención a los fenómenos psicológicos y sociales del grupo. Así fue que
se observó durante un par de meses a un grupo de 14 personas (un taller de cableado
telefónico) y se encontró que este grupo había desarrollado una serie de relaciones informales,
de “normas”, que regulaban el comportamiento interno y la conducta de sus integrantes,
normas espontáneas o tácitas que tenían más peso que las normas explícitas, formales y
oficiales de la institución.
Así se concluyó que los grupos tienen relaciones con su contexto inmediato: el contexto social
en el cual todo pequeño grupo está incluido pasa a tener una significación psicológica propia
para el grupo. Se observó el desarrollo espontáneo de normas grupales que operaban como
modos de defensa ante las presiones externas: si bien la empresa W.E propiciaba ciertos
niveles de rendimiento y producción, el grupo tenía sus propias normas internas al respecto, y
aquel que no las aceptaba entraba en conflicto con ellas y corría el riesgo de ser segregado y
excluido.
Psicoterapia de grupo: La utilización del grupo con fines terapéuticos remite a principios de
siglos. Hacia 1905 Pratt trabajó con pacientes tuberculosos, observando la conducta de los
pacientes en grupo y las relaciones emocionales que se producían entre ellos. Pratt utilizó al
grupo de la siguiente forma: mediante conferencias daba información teórica sobre la
problemática del paciente tuberculoso y colocaba al lado del expositor a los pacientes que
habían mostrado franca mejoría, enfrentando a los que todavía no habían progresado; Pratt
reconocía y gratificaba a aquellos que cumplían con sus exigencias: utilizaba así el estímulo
grupal, la dependencia con el líder, la emulación y competencia entre los enfermos. Ésta fue la
primera utilización del grupo con fines terapéuticos. En Noruega, Ragnar Vogt, ubicó enfermos
mentales en familias adiestradas para tratarlos. Esta técnica terapéutica se utilizó mucho
después en Europa y EE.UU. así comenzaría la utilización del grupo con fines
psicoterapéuticos.
Posteriormente en toda Europa y más especialmente en Inglaterra, los desarrollos de Lewin
ejercieron una marcada influencia sobre varios psicoanalistas que se vieron seducidos por la
posibilidad de aplicar las ideas de Freud al trabajo grupal. La Tavistock Clinic inició una serie de
investigaciones y los primeros trabajos publicados estaban firmados por quienes hoy son
considerados los pioneros de la psicoterapia psicoanalítica de grupos: Ezriel, Bion, Foulkes y
Anthony. El intercambio posterior entre las corrientes inglesas y los psicoanalistas argentinos
se vio cada vez más influido por las ideas de Melanie Klein, siguiendo la sistematización de
Bion, quien produjo un nuevo impulso a las tentativas de fundamentar científicamente el
psicoanálisis grupal. Sobre estas bases se fundaron varias sociedades de psicoanálisis de
grupo en diversos países.
Otro aporte importante fue el de Trigan Burrow, fundador de la sociedad psicoanalítica
norteamericana y uno de los primeros en reconocer el valor de la interacción grupal para
comprender la conducta e instrumentar al grupo como medio para obtener profundas
transformaciones. Allí surgen también los aportes de Slavson, quien comenzó realizando
grupos de actividad con niños y publicó una serie de trabajos en los que utilizó las nociones de
regresión, transferencia, etc., con una orientación dirigida predominantemente hacia el
individuo en el grupo.
Acercándonos al presente, cabe mencionar la influencia ejercida por las escuelas de “Potencial
Humano”. En la década del ´60 fueron introducidas nuevas técnicas que propiciaron formas de
trabajo no verbal en la labor con grupos. Actualmente, prácticas como la de los “grupos de
encuentro” de Rogers, de la “terapia gestáltica” de Pearls o de orientación bioenergética
influyen significativamente sobre el desarrollo del conocimiento psicoterapéutico grupal. El
principio de “no-directividad” fue la principal bandera de un intento de reestructuración del
campo terapéutico grupal, que vio en Rogers a su principal gestor; paulatinamente el acento de
los trabajos se fue desplazando desde la dinámica grupal al cuestionamiento de la relación
terapéutica. Lapassade apunta que dicho principio – que estaba implícito en el psicoanálisis,
bajo la forma de la asociación libre y atención flotante – más que un método terapéutico o
concepción pedagógica que se erige contra la psiquiatría y las psicoterapias de apoyo, implicó
la aparición de una nueva concepción crítica y política en el estudio de los grupos.
También en la década de los años ´60 surge la escuela francesa de psicoterapia de grupos
(CEFRAP), que a partir de los trabajos de Anzieu, Kaes, Missenard, Bejarano, Montalis, y otros,
proponen una serie de articulaciones entre la escuela Kleiniana y algunos conceptos
psicoanalíticos reformulados por Lacan. Las ideas de grupo entendido como un sueño, del
inconsciente grupal, del aparato psíquico grupal y de líder como resistencia son algunas de las
más fecundas.
A partir de 1962 surgió en Francia una corriente de análisis institucional que procuró abordar al
grupo y sus relaciones instituyentes e instituidas, considerando a las instituciones como el lugar
de la reproducción de las contradicciones sociales. El análisis institucional va a encontrar en el
socio-análisis propuesto por Loreau o bien en el esquizoanálisis de Deleusse y Guatari su
vocación intervencionista, proponiendo un dispositivo analizador que revele lo oculto y aquello
que provoca las crisis existentes en los distintos agrupamientos. Esta corriente asume
manifiestamente su contenido político, ya que señala que la lucha de clases y el papel del
Estado, así como la elaboración del Complejo de Edipo, serían determinantes fundamentales
en la constitución del sujeto. Su propuesta consiste en transformar a los grupos-sujetados
(aquellos cuyas leyes provienen del exterior) en grupos-sujeto, capaces de repensar su
sumisión y pensar sus propias leyes. La escuela denominada de esquizoanálisis afirmará que
todo acto terapéutico es un acto institucional determinado por lo colectivo.
Sociometría: Jacobo L. Moreno emigró a EE.UU en 1925; hacia 1913 había realizado en
Viena, con Colbert, una experiencia de readaptación de prostitutas donde pudo observar la
influencia terapéutica que los distintos integrantes del grupo tenían entre sí. Los aportes
fundamentales de Moreno son: por un lado, una técnica psicoterapéutica, el psicodrama, donde
instrumenta la noción de rol, define a la personalidad como conjunto de roles cambiables y
rechaza una noción de personalidad como interioridad; su segundo aporte lo constituye la
sociometría que se preocupa por comprender la estructura del grupo, intentando medir los
procesos afectivos de atracción y rechazo que se verifican en las relaciones interpersonales.
“Las unidades sociales –escribe- son antes que nada sistemas de preferencias, de atracción y
repulsión mutuas”, razón por la cual los métodos de observación exteriores y las estadísticas
anónimas son totalmente ciegas en este terreno: Los métodos de investigación psicosocial
deben sufrir una crisis de subjetivación para adquirir mayor objetividad”. Por esa razón se
preocupó por aprehender simultáneamente, en las relaciones grupales, su cualidad (la manera
y la intensidad con que son vividas) y su cantidad (su amplitud numérica), aplicando la medida
(metrum) al ser social (socius) para finalmente graficar en sociogramas los resultados
obtenidos y utilizar los mismos a efectos de facilitar la resolución de situaciones sociales
conflictivas.
También en el campo de los procedimientos dramáticos Moreno dejó una obra fecunda,
propiciando la espontaneidad para romper con las “conservas culturales” y poder construir “una
sociedad en la que no habría ya hiatos entre las estructuras oficiales de la vida colectiva y la
trama de las relaciones interpersonales que ligan directamente a los participantes” no sólo el
psicodrama, sino también el role playing y el sociodrama constituyen parte de una herencia de
renovada vigencia.
Kurt Lewin: emigró a los EE.UU en 1932 desde Alemania. En un principio gestaltista,
incorpora las nociones del espacio vital en el campo psicológico, perspectiva que se refiere a
cómo el individuo configura significativamente su situación. El grupo interesó primero a Lewin
en tanto contexto de la conducta, pero progresivamente desarrolló un enfoque de carácter
teórico sobre los mismos.
Lewin abandonó Alemania después de experiencias de persecución social, y en EE.UU
también se encontró con problemas sociales, en particular con el prejuicio racial. Sus primeros
trabajos estaban orientados a dilucidar la psicología de los grupos minoritarios.
Tanto la sociología como el psicoanálisis abonaron el terreno para la obra de Lewin, quien
acuñó la expresión “Dinámica de grupos”, afirmando que esta disciplina estaba ligada a la
metodología de la “investigación activa” e inspiró la creación de un organismo específico para
estos estudios, el Centro de Investigación en Dinámica de Grupos, que en 1948 se integró al
Instituto de Investigación Social de la Universidad de Michigan. Sus concepciones básicas
respecto a que la investigación y la intervención se encuentran estrechamente relacionadas, y
que el cambio y la resistencia al cambio constituyen aspectos esenciales en la vida de todo
grupo son aceptadas actualmente por todas las corrientes.
La expresión “Dinámica de Grupos” fue utilizada en forma ambigua hasta la década del
cuarenta, época en que Lewin consagró y popularizó dicho término en 1944, en un artículo que
trataba acerca de la teoría y práctica de la psicología social. Allí consideraba que, en el dominio
de la dinámica grupal, teoría y práctica deben estar íntimamente unidas, porque la práctica
favorece el desarrollo de la teoría y, ésta a su vez, conduce a la resolución de los problemas
prácticos. El mismo Lewin fundó en 1945 el Centro de Investigaciones para la Dinámica de
Grupos convirtiendo a esta fecha en clave para el desarrollo de esta disciplina.
¿En qué se interesó la Dinámica de Grupos? Básicamente intentó un conocimiento de la
naturaleza de los grupos y de las fuerzas psicológicas y sociales presentes en ellos.
Etimológicamente “dinámica” proviene del griego “dinamis”, “fuerza”: la dinámica de grupos
trataría de identificar las fuerzas operantes en los grupos, entendiendo por “fuerzas” a los
procesos y distintos movimientos que se verifican en el acontecer grupal, procesos que son de
orden psicosociológicos.
La dinámica de grupos estudió los fenómenos psicosociales que se producen en los pequeños
grupos, intentando determinar las leyes que los regulan. Esta definición implica dos lecturas;
una “amplia”, y en este sentido “dinámica de grupos” se refiere a la investigación y comprensión
de los fenómenos de grupo; en un nivel más “restringido”, referido a las prácticas grupales,
apunta hacia la aplicación de métodos y técnicas grupales.
Cartwright y Zander definen a la dinámica de grupos como “un campo de investigación
dedicado a obtener conocimientos sobre la naturaleza de los grupos, las leyes de su desarrollo
y sus interrelaciones con el individuo, otros grupos o agrupaciones mayores”.
Obras de otros precursores también tendremos en cuenta. Entre ellos destacaremos los
aportes de Freud a la comprensión del liderazgo y la cohesión grupal, en “Psicología de las
Masas y Análisis de Yo”, y los realizados por Durkheim, que estudió la incidencia de los grupos
anómicos sobre la conducta del individuo y vio en el grupo una fuente de identidad y
pertenencia.
En la Argentina podemos ubicar el interés por el estudio y trabajo con grupos en el período que
va de 1945 a 1950. El primer número de la “Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo” de
1961 señala que el trabajo con grupos surge, en nuestro país, a partir de la psicoterapia de
grupos. En 1947 Pichón Rivière organizó grupos terapéuticos en el Hospital Neuropsiquiátrico.
En 1955 se funda la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo y a partir de
ese momento hay una serie de congresos lationoamericanos, el primero de los cuales data de
1957.
Hay que tener en cuenta los aportes que provienen de la corriente psciodramática introducidos
por Rojas Bermúdez. En los últimos años se integró el enfoque psicoanalítico con el dramátcio,
en una línea de trabajo iniciada por Pavlosky, Martínez Bouquet y Moccio, inspirándose en los
trabajos de Anzieu y Lebovici en Francia.
Definición y clasificación de grupos
Stephen P. Robins Especialista en conflictos, poder y política en las organizaciones, egresado
de la Universidad de Arizona (USA). En " Comportamiento Organizacional" Pearson. México
2004.
Se define grupo como el conjunto de dos o más individuos que se relacionan y son
interdependientes y que se reunieron para conseguir objetivos específicos. Los grupos pueden
ser formales o informales. Por grupos formales nos referimos a los que define la estructura de
la organización, con asignaciones determinadas de trabajo que fijan tareas. En los grupos
formales, el comportamiento de los individuos está estipulado y dirigido hacia las metas de la
organización. Los seis miembros de la tripulación de un avión son ejemplo de un grupo formal.
En cambio, los grupos informales son alianzas que no tienen una estructura formal ni están
definidos por la organización. Estos grupos son formaciones naturales del entorno laboral que
surgen en respuesta a la necesidad de contacto social. Tres empleados de diferentes
departamentos que comen periódicamente juntos son un ejemplo de grupo informal.
Todavía es posible clasificar las agrupaciones en grupos de mando, de tareas, de interés y de
amigos. Los grupos de mando y de tareas, están dictados por la organización formal, en tanto
que los grupos de interés y de amigos son alianzas informales.
Un grupo de mando está determinado por el organigrama de la empresa. Está compuesto por
los individuos que reportan directamente a determinado jefe. Una directora de primaria y sus 18
maestras forman un grupo de mando, como el director de inspección postal y sus inspectores.
Los grupos de tareas, que también determina la organización, representan la asociación de
aquellos que se unen para culminar una encomienda de trabajo. Sin embargo, los límites de un
grupo de tareas no terminan con el superior jerárquico inmediato sino que pueden cruzar las
relaciones de mando. Por ejemplo, si un universitario es acusado de un delito en el campus, se
requiere la coordinación y la comunicación entre el director de asuntos académicos, el director
estudiantil, el secretario general, el jefe de seguridad y el consejero estudiantil. Esta formación
constituirá un grupo de tareas. Debe observarse que todos los grupos de mando son también
grupos de tareas, pero estos últimos pueden abarcar departamentos o unidades de la
organización, no ocurre lo contrario.
Empleados que forman parte no de un mando único o un grupo de tareas pueden congregarse
para alcanzar un objetivo específico que les toca: se trata de un grupo de interés. Los
empleados que se unen para modificar sus calendarios de vacaciones, defender a un
compañero despedido o tratar de mejorar sus condiciones laborales forman una entidad que
atiende a su interés común.
También se crean grupos porque sus integrantes comparten una o más características.
Llamamos grupos de amigos a estas formaciones. Las alianzas sociales, que con frecuencia
rebasan el contexto laboral, se basan en una edad o unos orígenes semejantes, la afición por
un equipo de fútbol o de la defensa de opiniones políticas afines, por citar unas pocas
características.
Los grupos informales prestan un servicio muy importante puesto que satisfacen las
necesidades sociales de sus miembros. Debido a las interacciones que resultan por la
proximidad física o ejecución de tareas, se observa que muchas veces los trabajadores
emprenden actividades en conjunto, como jugar al golf, trasladarse en grupo del trabajo a casa,
tomar el almuerzo y hablar en los descansos. Debemos reconocer que estas relaciones entre
individuos, aunque informales, influyen hondamente en su comportamiento y desempeño.
No hay una razón exclusiva para que los individuos se unan en grupos. Como casi todos
pertenecemos a varios grupos, es obvio que cada uno nos proporciona diferentes beneficios.
Las razones más importantes para que las personas formen grupos son:
Seguridad: Al unirse a un grupo los individuos reducen la inseguridad de "estar a solas". Se
sienten más fuertes, tienen menos dudas personales y resisten mejor las amenazas cuando
pertenecen a un grupo.
Estatus : Entrar en un grupo que los demás consideran importante confiere a los miembros
reconocimiento y una posición.
Autoestima: Los grupos infunden en las personas sentimientos de valía; es decir, además
de comunicar una posición a los foráneos, pertenecer a un grupo, también fomenta la
sensación de valer a los propios integrantes.
Afiliación: Los grupos satisfacen necesidades sociales. A las personas les gusta el trato
frecuente al que se prestan los grupos. Para muchas personas estos intercambios en el
trabajo son el principal satisfactor de sus necesidades de afiliación.
Poder: La acción de un grupo consigue a menudo lo que no puede el individuo solo. Hay
una fuerza en la suma.
Consecución de metas: Hay ocasiones en las que se requiere más de una persona para
realizar una tarea: cuando hace falta reunir dotes, conocimientos o fuerza para terminar el
trabajo. En tales casos, la administración recurre a un grupo formal.
Clases de grupos
Grupo: dos o más individuos que se relacionan y son interdependientes, y que se reunieron
para conseguir objetivos específicos.
Grupo formal: grupo designado de trabajo definido por la estructura de la organización.
Grupo informal: grupo que no está estructurado formalmente ni está determinado por la
organización; aparece en respuesta a la necesidad de contacto social.
Grupo de mando: grupo compuesto por individuos que reportan a determinado gerente.
Grupo de tarea: quienes trabajan juntos para completar una tarea
Grupo de intereses: quienes trabajan juntos para alcanzar determinado objetivo que
concierne a todos.
Grupo de amigos: personas que se reúnen porque tienen una o más características
comunes.
Etapas del desarrollo de los grupos
En general, los grupos pasan en su evolución por una secuencia básica que denominamos
modelo de las cinco etapas del desarrollo de los grupos. Ahora bien, en estudios recientes
se indica que los grupos que deben realizar tareas específicas en un tiempo determinado,
siguen un esquema muy diferente.
Modelo de las cinco etapas
Los grupos pasan por cinco fases: formación, conflicto, regulación, desempeño y
desintegración.
La 1ra etapa, de formación, se caracteriza por una gran incertidumbre sobre el propósito, la
estructura y el liderazgo del grupo. Los miembros "sondean las aguas" para determinar que
conductas son las aceptables. La etapa concluye cuando los miembros comienzan a
considerarse parte del grupo.
La etapa de conflicto se distingue, precisamente, por los conflictos internos que en ella se
dan. Los miembros aceptan la existencia del grupo personas se resisten a las restricciones
que les impone a su individualidad. Por añadidura, se presentan conflictos sobre quien
controlará el grupo. Al culminar las etapas, el grupo cuenta con una jerarquía de liderazgo
relativamente clara.
En la 3ra etapa se traban relaciones estrechas y el grupo manifiesta su cohesión. Se
despierta un sentido agudo de identidad y camaradería. Esta etapa de regulación se da por
concluida cuando solidifica la estructura del grupo, y éste ha asimilado un conjunto común de
expectativas sobre lo que se define como el comportamiento correcto.
La 4ta etapa es la de desempeño. La estructura en este punto es completamente funcional y
es aceptada por el grupo. La energía de los integrantes ya no se dirige a conocerse y
entenderse, sino a realizar la tarea que los ocupa.
Para los grupos de trabajo permanentes, la etapa de desempeño es la última de su
desarrollo. En cambio, tratándose de comisiones, equipos, fuerzas de tarea y otros grupos
temporales que tienen una tarea limitada, queda una fase de desintegración.
En esta etapa, el grupo se prepara para disolverse y su prioridad ya no es un desempeño
superior, sino que se dirige la atención a las actividades conclusivas. Los integrantes
responde de diversas maneras: mientras que algunos están animosos, gozando de los
logros del grupo, otros se entristecen por la pérdida de camaradas y amigos ganados
durante la existencia del grupo.
Muchos intérpretes del modelo de las cinco etapas suponen que el grupo hace más eficaz a
medida que pasa por las primeras cuatro fases. Aunque esta disposición sea verdadera, lo
que hace que un grupo sea más eficaz es más complicado de lo que este modelo indica.
En ciertas condiciones, conflictos intensos acentúan el desempeño del grupo, así
esperaríamos que en tales situaciones los grupos que se encontraron en la 2da fase superan
en desempeño a los grupos que se encontraran en la 2da etapa superaran en desempeño a
los grupos que se encontraran en las etapas 3 y 4. Aparte los grupos no siempre proceden
claramente de una etapa a la siguiente. De hecho, en ocasiones transcurren al mismo
tiempo varias etapas, como cuando los grupos se hallan a la vez en la etapa de conflicto y
en la del desempeño.
También los grupos llegan a retroceder a las fases anteriores. Por tanto incluso los
defensores más firmes del modelo no suponen que todos los grupos siguen exactamente las
5 etapas ni que la fase 4ta sea la mejor.
Otro problema del modelo, en lo que atañe a entender el comportamiento en el trabajo,
radica en que omite el contexto de la organización. Por ejemplo, en un estudio de la
tripulación de un avión comercial se encontró que, en el plazo de 10 minutos, tres
desconocidos señalados para volar juntos, por primera vez se convirtieron en un grupo de
alto desempeño. La explicación del acelerado desarrollo de este grupo está en el sólido
contexto de la organización que rodeaba las tareas en la cabina de pilotaje y que proveía
reglas, definiciones de tareas; información y recursos para el desempeño del grupo. No
tuvieron que trazar planes, asignar funciones, decidir ni distribuir recursos, resolver conflictos
ni establecer normas como se predice en el modelo de las cinco etapas.
Características de los grupos
Rosalinda Gámez Gastélum
Los grupos a medida que evolucionan empiezan a mostrar ciertas características: estructura,
jerarquías, papeles, normas, liderazgo, cohesión y conflicto. Los grupos están integrados por
miembros y enfrentan desde una etapa de iniciación (cuando se integran) hasta de duelo
(cuando el grupo termina), pero también atraviesan una etapa de tormenta, cuando el grupo
está en etapa de definición de reglas y políticas, así como normas y sanciones. Luego viene la
integración, la cual es la etapa en la que el grupo alcanza mayor cohesión.
A continuación revisaremos a detalle las características del grupo:
1. La Estructura: A medida que pasa el tiempo en el grupo se desarrolla algún tipo de
estructura; se distinguen en base a factores como la experiencia, agresividad, el poder y el
status. Cada miembro del grupo ocupa una posición dentro de él y el patrón de las relaciones
entre las posiciones constituye la estructura del grupo.
2. La Jerarquía de Status: Es status que se asigna a una posición particular, es
consecuencia de ciertas características que distinguen una posición de otra. Factores como la
antigüedad en el puesto, la edad o la labor encomendada en algunos casos determina el status
de la persona.
3. Los roles: Cada una de las personas del grupo tienen un papel que desempeñan, lo que
constituye los comportamientos esperados del ocupante de esa posición. Pero además existe
el papel percibido y el desempeñado.
El papel percibido es el conjunto de comportamientos que la persona que ocupa un puesto
piensa que debe desempeñar, en ciertos casos el papel percibido puede corresponder con el
esperado. El papel desempeñado es el comportamiento que de hecho tiene la persona en
grupos relativamente estables suelen fomentar un buen acuerdo entre los papeles esperados y
los percibidos, pero pueden originar conflictos y frustraciones por las diferencias entre los tres
papeles.
4. Las Normas: Son estándares generalmente aceptados del comportamiento del grupo y del
individuo que se desarrollan a raíz de la interacción de los integrantes con el paso del tiempo.
Las normas se forman solamente en relación con las cosas que tengan significado para el
grupo. Pueden estar escritas o comunicarse verbalmente. Los integrantes del grupo aceptan
las normas en diversos grados, algunos de aceptan totalmente, otros sólo parcialmente. Se
pueden aplicar a todos y cada uno de los integrantes del grupo. Los grupos establecen normas
sobre asignación de recursos y normas de desempeño.
5. El Liderazgo: El líder ejerce cierta influencia sobre sus integrantes y en el grupo formal el
líder ejerce poder legítimamente sancionado. El líder en el grupo es respetado reconocido que:
Contribuye que el grupo logre sus metas, que satisfagan sus necesidades, el líder es la
personificación de los valores, los motivos, las aspiraciones de sus integrantes, además
representa los de vista de su grupo cuando interactúa con líderes de otros grupos; es mediador
en los conflictos del grupo.
6. La Cohesión: Es una fuerza que mantiene unidos a los miembros del grupo, la cual es
mayor que las fuerzas que tratare de alejarlos. Conforme aumenta la cohesión en el grupo
también se incrementa el nivel de acatamiento de las normas del grupo. El grado de cohesión
del grupo puede arrojar efectos positivos o negativos según el grado de coincidencia ente las
metas del grupo y la de la organización formal.
7. El Conflicto Intergrupal: Los grupos pueden tener conflictos con otros grupos de la
organización por diversas razones y las consecuencias pueden ser buenas o negativas. Se
considera que ese conflicto es positivo, cuando induce a la productividad, resultado de la
competencia, así como al cambio organizacional. Se considera negativo el conflicto intergrupal,
cuando éste se apodera del grupo y paraliza cualquier otra actividad.
CLASIFICACIÓN DE GRUPOS
Romero, Roberto “Grupo: Objeto y Teoría”
De acuerdo al número de integrantes, podremos clasificar a los grupos en “pequeños” y
“grandes”. Si bien cualquier número límite es arbitrario (20 por ejemplo), no lo es el principio
clasificador, porque al aumentar el número de miembros se producen cambios significativos en
la interacción, el sentimiento de pertenencia y la representación.
El número de integrantes nos permitirá distinguir tres tipos de pequeños grupos: el grupo
primario, el grupo asociacional o pequeños grupo propiamente dicho y el pequeño grupo
artificial (terapéutico o experimental, por ejemplo).
Los grupos primarios (Cooley) son aquellos cuyos miembros se hallan ligados los unos a los
otros por lazos fundamentalmente emocionales y personales; el elemento que los identifica es
la unidad lograda por una solidaridad emocional; su característica fundamental: una asociación
y cooperación íntimas y “cara a cara”. Deben su denominación de “primarios” al hecho de ser
fundamentales en la formación de la naturaleza social del hombre y porque ofrecen al individuo
la primer experiencia de la unidad social. Las relaciones entre los miembros son de carácter
particularista (emocionales y sobre una base personal concreta), y en los mismos, a veces los
roles se asignan por adscripción (por ejemplo, en la familia el individuo nace con el rol de hijo,
no se “eleva” o llega a él). Su “tarea” fundamental es la de generar identidad en sus
participantes, a partir del aprendizaje de roles, no sólo del propio sino también el de los ajenos,
brindando el medio de contención adecuado para que este entrenamiento prepare al sujeto
para su funcionamiento autónomo, objetivo lograble en la medida en que se produzca la
internalización de un modelo grupal en el que el individuo tiene un lugar específico.
El grupo familiar primario será responsable de la producción de un “grupo interno como una
estructura de status internalizada, a partir del nacimiento, de las experiencias intersubjetivas
entre el sujeto y sus objetos fundamentales: la madre y el padre”. Si este proceso, que es de
simbolización, no se logra en forma adecuada, la identidad individual estará supeditada a la
pertenencia a grupos externos y, al decir de Bleger, el grado de enfermedad será en función de
la necesidad de pertenecer a un grupo para mantener la identidad.
Los grupos primarios cubren una amplia gama de intereses y actividades, respondiendo a
necesidades personales fundamentales. La gente vive en ellos, son más o menos “naturales” y
su existencia es universal. Ejemplos típicos de los mismos son la familia, el grupo de amigos,
etc.
Los grupos primarios tienen características interaccionales específicas relativas a la índole de
las emociones puestas en juego y el monto de actividades cubiertas. Las normas, ya bien
explícitas o tácitas, regulan casi totalmente la vida del miembro, calando profundamente en su
doble carácter, valorativo y comparativo. Sus objetivos son múltiples, y su gama abarca desde
los explícitos a los tácitos o incluso no conscientes. La auto y altero definición de pertenencia
son, si bien informales, claras y precisas, cualidades que producen una nítida representación
de un grupo que determina el proceso de identificación de los miembros con el grupo y la
intensidad de su cohesión.
Los pequeños grupos propiamente dichos aparecen vinculados a una gama de intereses
definidos o ciertos tipos de actividad; manteniendo también una cierta permanencia. La gente
va a ellos en busca de recreación, trabajo, etc.
Las relaciones entre los miembros comienzan rigiéndose por el patrón “universalistas-
realización” pero a lo largo, se imponen o predominan las relaciones o vínculos de tipo
“particularistas”, verificándose un cierto grado de intimidad elegida.
Estos grupos responden a la necesidad de proveer necesidades sociales, y es por este motivo
que en ellos predominan las relaciones de tipo “universalistas-realización”, ya que éstas hacen
referencia a una valoración del individuo sobre bases impersonales, objetivas, recalando la
importancia de lo que la persona pueda hacer o realizar prescindiendo de quien se trate.
Encontraremos un ejemplo de estos grupos en las pequeñas unidades militares, las
asociaciones profesionales, los grupos de trabajo o discusión, los clubes de barrio, etc.
En los pequeños grupos asociacionales, observamos que los objetivos son específicos y se
encuentran claramente vinculados al tipo de interacción existente (si bien cara a cara, carente
de la emocionalidad e intimidad de la del grupo primario) estrechamente vinculada a normas no
sólo tácitas sino también explícitas. Auto y altero definición de pertenencia pueden sufrir, a lo
largo del tiempo, modificaciones significativas, acordes a las vicisitudes de un proceso de
primarización o uno de dispersión una vez alcanzados los objetivos grupales, por ejemplo, o
bien pueden exhibir, a diferencia de los grupos primarios, un cierto carácter de formalización.
Finalmente, la representación intrapsíquica se encontrará estrechamente relacionada con las
características anteriores.
Los grupos artificiales son, pequeños, y en los mismos también encontramos una interacción
“cara a cara”. Pero son más especializados, poseen un tiempo y un espacio de reunión
determinados y surgen de la necesidad de proveer necesidades sociales o personales de tipo
secundario. La interacción es, en algunos casos, fuertemente emocional y personal, pero esta
cualidad no emerge “naturalmente” (como en los grupos primarios), sino que es creada y/o
controlada exteriormente. Podemos ejemplificarlas con los grupos psicoterapéuticos, los grupos
de discusión coordinados con técnicas operativas, los grupos de laboratorio, etc.
Aquí las normas son explícitas (encuadre) y enunciadas claramente al iniciarse el grupo, y con
el desarrollo de éste pueden observarse nítidamente el surgimiento paulatino de las implícitas y
su efecto sobre la interacción. Auto y altero definición de pertenencia varían notablemente en
estos grupos y lo mismo puede decirse respecto a las cualidades de representación.
Mientras en los otros tipos de grupos pequeños, el grupo es un fin en sí mismo, aquí el grupo
es un instrumento, un medio o herramienta que se utiliza para lograr un determinado objetivo.
Habíamos establecido la cifra de veinte miembros como límite superior de los pequeños
grupos. Proponemos este número por varias razones; una de ellas, ya señalada, decía que al
aumentar el tamaño del grupo se producen necesariamente cambios en la interacción. Es que
investigaciones experimentales en psicología general señalan que existen limitaciones
estructurales en la capacidad de percepción del hombre: es prácticamente imposible percibir e
interactuar con más de trece personas al mismo tiempo; al aumentar este número, deja de
verificarse una interacción con el grupo como un “todo” y se realiza por subgrupos. Si bien esta
fragmentación existe en un grupo que oscila alrededor de veinte miembros, es mínima, y la
unidad puede recuperarse “a través” de la interacción subgrupal.
Pero al aumentar el tamaño de los grupos, esta variable introduce nuevas condiciones y
relaciones diferentes en la interacción “cara a cara”. Todo grupo depende, para llegar a su
objetivo de la cooperación entre sus miembros; al aumentar el tamaño, ésta cooperación no
surge espontáneamente en forma funcional, sino que será necesario organizarla racionalmente;
será necesario educar o entrenar en forma sistemática la interacción de los miembros entre sí y
de éstos con sus materiales, instrumentos o máquinas para que el grupo sea operativo sobre el
ambiente. De esta manera se van diferenciando progresivamente los roles de los miembros, y
de una organización, integración e interacción informal nos vamos encontrando paulatinamente
con grados mayores de formalización. Cuando existe una organización formal de la interacción
nos encontramos con un grupo denominado “secundario”.
Calificamos como “grupos secundarios” a todos aquellos grandes grupos organizados para
satisfacer distintos tipos de necesidades sociales, en los que la interacción se verifica por
subgrupos internos (y no en la totalidad del grupo) en forma intermitente o inconstante,
mediatizada, “por la posición” y, en consecuencia, impersonal. Las normas y sanciones que
regulan esta interacción van a ser explícitas, y lo mismo puede afirmarse respecto a los
objetivos, si bien estos últimos van a sufrir ciertas deformaciones.
Encontramos ejemplos de grupos denominados secundarios en las instituciones u
organizaciones formales, colectividades, públicos, etc.
Entendemos por “institución” a un sistema de operaciones coordinadas, de explícita
diferenciación interna en el que encontramos autoridades y líneas de ordenamiento y ejecución.
Pese a ser un grupo grande, la unidad se logra en la “cabeza” o control por la consciencia de
compartir la consecución de un objetivo común u ofrecer determinadas prestaciones continuas,
y en los subordinados de base a través de la manipulación de símbolos específicos que
estimulan los sentimientos de pertenencia, ya que en ellos dicho sentimiento, así como los de
compromiso y responsabilidad, se encuentran muy debilitados por el hecho de tener que seguir
decisiones que no promueven y en cuya adopción no participan.
La estructura social o el “Estado – Nación” puede ser vista como una colectividad o conjunto de
personas que tienen un cierto sentido de solidaridad sustentado por el hecho de compartir
normas y valores comunes explícitos y poseer expectativas semejantes respecto a dichas
normas y valores. Es en el seno de esta colectividad donde encontraremos los distintos grupos
primarios y secundarios.
Si bien existirá un conjunto de normas explícitas codificadas de muy distintas maneras,
encontraremos una significativa variedad en las normas tácitas y en los objetivos perseguidos
distan notablemente de tener el carácter de “comunes” y responder a necesidades
compartidas.
Las definiciones de pertenencia así como la representación intrasubjetiva no derivan
secuencialmente del criterio interaccional, sino que responde a acciones manipuladoras que
animizan símbolos generales. La misma representación de Estado – Nación no es más que un
efecto ideológico ya que en tanto grupo, no existe como tal.
Las “muchedumbres” se formarán en el seno de las colectividades. Entendemos por tal a la
reunión de un número considerable de personas alrededor de un centro de atención común.
Este “objetivo” de la muchedumbre, que no es más que el centro polarizador de la atención,
sirve para diferenciarla de los conglomerados o meros agregados de personas.
En las muchedumbres encontramos una serie de fenómenos típicos tales como:
a) Su interacción es fluctuante y se verifica por subgrupos;
b) Las normas que orientan la conducta de los miembros dependen de la actitud del líder
de la misma;
c) En la medida en que su objetivo no es más que un centro de atención común, la
persistencia temporal de la muchedumbre en cuanto grupo es muy breve y su unidad se logra a
través de un mecanismo de identificación de los miembros entre sí a partir de la figura del líder;
d) Se verifica un aumento de la emocionalidad en los miembros a partir del reflejo, en
cada uno de ellos, de la emoción puesta en evidencia por los demás, acompañado de una
disminución concomitante de la responsabilidad y sentido crítico junto a una progresiva
liberación de motivos y tendencias primarias reprimidas;
e) Es importante subrayar que la aparición de este tipo de grupos está condicionada por la
existencia y persistencia de tensiones sociales graves y previas.
Similares a los conglomerados encontraremos las categorías o clases sociológicas, un
agrupamiento artificial de individuos a partir de características sociales similares (ejemplo:
sexo, ocupación, etc.); carecen de interacción social y, en consecuencia, de consciencia de la
relación común que se establece para ellos. La categoría “amas de casa” puede ser un ejemplo
típico de estos agrupamientos.
Un “público” será un conjunto de personas cuya existencia espacio-temporal estará delimitada
por un objetivo tipo “centro de atención común” que provee a los miembros la satisfacción de
necesidades individuales secundarias de:
a) Información
b) Entretenimiento
c) Persuasión
A diferencia de las muchedumbres, se caracterizan por una participación pasiva del miembro y
una mínima interacción interna de características formales o semiformales reguladas por
normas explícitas. Pertenencia y representación serán mínimas.