Dossier de prensa Weegee by Weegee
05.07.2017 | 05.11.2017
Playa de Coney Island, 1940. © Weegee, International Center of Photography. Cortesía Colección M.+M. Auer
Exposición coproducida por:
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ÍNDICE
01.- Nota de Prensa ................................................................... 02.- Información Práctica .......................................................... 03.- Imágenes de prensa ........................................................... 04.- Textos de Sala .................................................................... 05.- Weegee ................................................................................ 06.- M.+M. Auer .......................................................................... 07.- Fundación Foto Colectania ................................................ 08.- Fundación Banco Sabadell .................................................
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#PhotographyInPrintOnline
#FotoColectania
@FBSabadell
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Nota de Prensa
Una de las colecciones privadas más importantes del mundo de
fotografías de Weegee llega a Barcelona
Foto Colectania presenta ‘Weegee by Weegee’,
una exposición del célebre cronista del Nueva York
más oscuro de los años 30 y 40
© Weegee, International Center of Photography. Cortesía Colección M.+M. Auer
La muestra reúne más de cien fotografías de época de una de las mejores colecciones
fotográficas del mundo, M.+M. Auer de Suiza, en una cuidada selección vertebrada a
partir de los libros de Weegee.
A partir del 5 de julio, la Fundación Foto Colectania presenta, en coproducción con la
Fundación Banco Sabadell, “Weegee by Weegee”, una exposición de más de 100
fotografías del fotoperiodista, procedentes de la colección M.+M. Auer, que se podrá visitar
hasta el próximo día 5 de noviembre.
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En el Nueva York convulso de los años 30 y 40, Weegee era un reportero gráfico freelance
que publicaba en todos los grandes periódicos y que convirtió el crimen en espectáculo.
Siempre alerta, llevaba en su coche una radio sintonizada con la frecuencia de la policía que
le permitía llegar el primero a la escena del crimen. Su técnica, de duros contraluces, daba a
las fotos un aura de verismo y dramatismo que sigue impactando al espectador.
En su biografía, Weegee explica: “Mi coche se convirtió en mi hogar. Era un biplaza, con un
maletero especial extra grande. Guardé todo allí, una cámara extra, los casquillos de las
bombillas de flash, una máquina de escribir, botas de bombero, cajas de cigarros, salami,
película de infrarrojos para disparar en la oscuridad, un recambio de ropa interior, uniformes,
disfraces y zapatos extras y calcetines. (…) A partir de entonces ya no estuve pegado al
teletipo de la sede de la policía. Tuve alas. Ya no tuve que esperar para que el crimen
viniera a mí; podía ir tras él. La radio de la policía era mi modo de vida. Mi cámara... mi vida
y mi amor... era mi lámpara de Aladino”.
La muestra presenta una cuidada selección de su trabajo, desde imágenes de crímenes,
incendios o accidentes hasta escenas de eventos sociales y populares, como las
aglomeraciones en las playas de Coney Island o en otros lugares de ocio de los
neoyorquinos de entonces. Weegee fotografiaba un cadáver, pero también un baile de
máscaras o un niño solitario; en sus fotos hay oscuridad, pero también ternura. Sin
embargo, una de las singularidades de esta exposición de Foto Colectania es que muestra,
junto a las fotografías del autor, los fotolibros más célebres del reportero como la edición
original de “Naked City”, que se publicó en 1945 y se convirtió inmediatamente en un best
seller.
La exposición ‘Weege by Weegee’ se vertebra siguiendo las fotografías y los textos que el
autor publicó en sus cinco primeros libros: Naked City (1945), Weegee’s People (1946),
Naked Hollywood (1953), Weegee’s Creative Camera (1959) y Weegee’s Creative
Photography (1964), así como en la autobiografía del mismo título que publico en 1961.
Estos primeros libros, auténticas joyas editoriales, fueron ideados por el autor y resultaron
fundamentales para conseguir la enorme popularidad de su trabajo.
El protagonismo de las magníficas copias de época se complementa en la exposición con
las publicaciones originales que pueden verse gracias a la filmación de los libros, así como
por el fragmento del documental “The Naked Eye”, dirigido por Lou Stoumen en 1956, en el
que aparece Weegee recorriendo la ciudad de Nueva York.
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Weegee, seudónimo de Arthur Fellig, tuvo una vida azarosa, se movía con soltura entre la
policía y la mafia, y fue siempre consciente de la calidad del trabajo que estaba haciendo,
quizá por eso firmaba todas sus fotos como “Weegee The Famous”. Su actitud
despreocupada y sus aventuras inspiraron filmes de cine negro como “The Public Eye”
(Howard Franklin, 1992), “L.A. Confidential” (Curtis Hanson, 1997), “Road to Perdition” (Sam
Mendes, 2002) o “Nightcrawler” (Dan Gilroy, 2014), entre otros.
Casi un siglo después de que hiciera sus primeras fotos, la obra de Weegee sigue
emocionando tanto al público como a la crítica, gracias a su estilo descarnado y dramático
que consiguió reflejar la sociedad y la vida nocturna de una ciudad que él conocía mejor que
nadie.
Esta exposición se enmarca en la programación de todo el año de Foto Colectania, que
tiene como eje temático el lema Photography: In print |Online, donde los programas On-line
como Correspondencias toman un especial protagonismo y dan sentido a la nueva etapa de
la fundación.
La muestra procede de la colección de Michel y Michèle Auer, coleccionistas suizos con los
que la fundación ha colaborado en diversos proyectos. En 2005, se presentó la exposición
“Una pasión Suiza” que presentaba una selección de algunas de las fotografías más
emblemáticas de la colección. La exposición de Weegee se complementa con una selección
de 25 libros procedentes de su colección y que se presentan en la Biblioteca de Foto
Colectania. Los libros tienen en común Suiza, ya sea por el origen del autor, la ciudad de
edición, etc.
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ACTIVIDAD PARALELA
Con motivo de la exposición de Weegee, la Filmoteca de Catalunya organiza a partir del 11
de julio el ciclo " Fotógrafos de prensa: artista y paparazzo”.
La controvertida ética profesional de los fotógrafos de la prensa amarilla y rosa, unida al
sensacionalismo y la frivolidad inherentes al interés mediático de sus reportajes ha
contribuido a la mala fama de este sector periodístico. Además, los fotoperiodistas también
has estado retratados en el cine, bien es sabido que paparazzo proviene del film Dolce Vita.
Las películas que se podrán ver son:
Martes 11 de julio a las 20h y sábado 15 de julio a las 22h
The Public Eye El ojo público
Howard Franklin, 1992. Int.: Joe Pesci, Barbara Hershey, Richard Riehle, Stanley Tucci,
Jerry Adler, Richard Schiff. EUA. VOSE. 99'
Presentación a cargo de Pepe Font de Mora, Director de Foto Colectania; Antonio Espejo,
fotógrafo y Esteve Riambau, director de la Filmoteca de Catalunya.
Miércoles 12 de julio a las 17h y domingo 23 de julio a las 21.30h
L. A. Confidential Curtis Hanson, 1997. Int.: Kevin Spacey, Russell Crowe, Kim Basinger, Guy Pearce, James
Cromwell, Danny DeVito, David Strathairn, Ron Rifkin, Matt McCoy, Paul Guilfoyle. EUA.
VOSE. 137'
Jueves 13 de julio a las 18.30h y jueves 27 a las 20.00h
Roman Holiday Vacances a Roma
William Wyler, 1953. Int.: Gregory Peck, Audrey Hepburn, Eddie Albert, Hartley Power,
Harcourt Williams, Margaret Rawlings, Tullio Carminati, Paolo Carlini. EUA. VOSC. 115'.
Proyección en DCP.
Domingo 16 de julio a las 19.30h y viernes 21 de julio a las 17h
Life
Anton Corbijn, 2015. Int.: Dane DeHaan, Robert Pattinson, Alessandra Mastronardi, Joel
Edgerton, Ben Kingsley, Kristen Hager. Gran Bretanya. VOSE. 111'. Proyección en DCP.
Podéis consultar la programación en
http://www.filmoteca.cat/web/programacio/cicles/fotografs-de-premsa-artista-i-paparazzo
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Información práctica ‘Weegee by Weegee’ Del miércoles 5 de julio al domingo 5 de noviembre de 2017 Rueda de Prensa Martes 4 de julio a las 12h Inauguración Martes 4 de julio a las 20h Imágenes disponibles en http://www.mahala.org/public/Weegee Actividad paralela Con motivo de la exposición de Weegee, la Filmoteca de Catalunya organiza a partir del 11 de julio el ciclo de películas "Fotógrafos de prensa: artista y paparazzo". Podéis consultar la
programación en http://www.filmoteca.cat/web/programacio/cicles/fotografs-de-premsa-artista-i-paparazzo Fundació Foto Colectania Passeig Picasso 14 08003 Barcelona www.fotocolectania.org/
Horarios De martes a sábado de 11h a 20h; y domingos de 11h a 15h. Entrada: 4 € (Reducida: 3 €. 1er domingo de mes, entrada gratuita) Horario de agosto: de lunes a viernes de 12h a 20h. Sábados, domingos y festivos, cerrado. Exposición coproducida por:
Colaborador principal de Foto Colectania:
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Colaborador de actividades:
Patrocinadores Institucionales:
Para más información: Neus Fornells / Marta del Riego M +34 663 37 38 16 / 654 62 70 45 Barcelona +34 93 412 78 78 /Madrid + 34 91 826 17 22 [email protected] / [email protected] www.mahala.es
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Imágenes de prensa Imágenes disponibles en:
http://www.mahala.org/public/Weegee El uso de estas fotografías queda restringido a la ilustración de la exposición en Foto Colectania. Rogamos no omitan la referencia al copyright de las imágenes.
Weegee sentado en un taburete, escribiendo a máquina en el maletero de su Chevrolet mientras fuma un cigarrillo, 1942. © Weegee / International Center of Photography / Cortesía Colección M. + M. Auer
Domingo de Pascua, el sastre se pone su traje más elegante, como su familia, para asistir a misa, 1940. © Weegee / International Center of Photography / Cortesía Colección M. + M. Auer
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Multitud en Coney Island, 1940. © Weegee / International Center of Photography / Cortesía Colección M. + M. Auer
Este hombre ha matado a un policía, le han cacheado de arriba abajo antes de partir a la prisión de Sing Sing, 1939. © Weegee / International Center of Photography / Cortesía Colección M. + M. Auer
El revolver sigue apuntando al muerto, boca abajo en la acera, ca. 1940. © Weegee / International Center of Photography / Cortesía Colección M. + M. Auer
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Proyección en 3D en el Palace Theater, 1945. Imagen en b/n utilizando película de infrarrojos y flash. © Weegee / International Center of Photography / Cortesía Colección M. + M. Auer
La señora G. W. Cavanaugh y una amiga llegan a la Ópera del Metropolitan, 1943. © Weegee / International Center of Photography / Cortesía Colección M. + M. Auer
Hombre detenido por travestismo, ca. 1939. © Weegee / International Center of Photography / Cortesía Colección M. + M. Auer
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Estos importantes hombres con zapatos de charol se esconden del fotógrafo con ayuda de su sombrero, ca.1941 © Weegee / International Center of Photography / Cortesía Colección M. + M. Auer
Portada del libro “Naked City de Weegee. Essential Books, New York, 1945
© Weegee / International Center of Photography / Cortesía Colección M. + M. Auer
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Textos de sala
WEEGEE BY WEEGEE
Las cosas volvieron a la normalidad. Policías y reporteros estaban contentos, y yo
también. Guerras de bandas, tiroteos, atracos, secuestros... De nuevo me estaba haciendo
de oro. Mis fotos, todas ellas con la firma «Fotografía de Weegee», salían en los periódicos
a diario. A la revista Life no se le pasó por alto mi éxito, y dedicaron una doble página en su
sección «Speaking of Pictures» a mi trabajo en las comisarías. Mis imágenes aparecieron
varias veces entre sus fotografías destacadas de la semana.
A partir de entonces, todos los periódicos y sindicatos me ofrecían trabajo, pero yo les
decía que eso era algo insultante y que solo hacía prácticas para seguir siendo un espíritu
libre.
Me compré un Chevy cupé marrón del 38, nuevecito. Luego conseguí mi acreditación
de prensa, y unos peces gordos de la poli me dieron un permiso especial para llevar una
radio de las suyas, igual que la de los coches patrulla. Era el único fotoperiodista que tenía
una.
Mi coche se convirtió en mi hogar. Era un modelo con dos asientos y un maletero
enorme en el que podía guardar todo lo que necesitaba: una cámara de repuesto, cajas para
los flashes de lámpara, portanegativos listos para usar, una máquina de escribir, unas botas
de bombero, cajas de puros, salami, carretes infrarrojos para hacer fotos en la oscuridad,
uniformes, disfraces, una muda, y zapatos y calcetines por si acaso.
Ya no necesitaba estar todo el rato pegado a los teletipos de las comisarías. Tenía mis
propias alas. Ya no tenía que esperar a que el crimen llegara a mí; era yo quien iba tras él.
La radio de policía era mi salvavidas. Mi cámara... era mi vida y mi amor, mi lámpara de
Aladino.
Empezaba la ronda a medianoche. Primero revisaba los teletipos de la policía para
ponerme al día de los últimos sucesos y luego me metía en el coche. Encendía la radio de la
policía y después la del coche, en la que sintonizaba una de esas emisoras para lumbreras
en las que ponen música clásica. La vida era como un horario fijo, trágico pero puntual, en el
que se intercalaban crímenes con momentos cómicos que aliviaban un poco la tensión.
Desde la medianoche hasta la una de la madrugada, escuchaba las llamadas que la
gente hacía a las comisarías informando de que había mirones en los tejados o en las
escaleras de incendios de las residencias de enfermeras. Los policías se las tomaban a risa
y dejaban que los chavales se divirtieran un poco. De la una a las dos, las llamadas eran
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para denunciar atracos a las tiendas que seguían abiertas. Esas sí que les interesaban. De
las dos a las tres, accidentes de tráfico e incendios, sucesos rutinarios que los policías
habían aprendido a gestionar ya desde la academia, cuando no eran más que novatos. A las
cuatro se animaba la cosa. Era la hora a la que cerraban los bares, y a los muchachos se
les había subido el alcohol a la cabeza. El camarero gritaba: «¡Cerramos!», pero los clientes
se negaban a irse... ¿Por qué iban a querer volver a casa con las pesadas de sus mujeres?
Los uniformados los acompañaban a la salida y volvían a entrar para tomarse unas copas
en la oscuridad de la trastienda. Luego, de las cuatro a las cinco, recibían las llamadas
sobre robos y escaparates rotos.
Las horas más trágicas venían después de las cinco. Gente que había pasado la
noche en vela angustiada por problemas de salud, dinero o amor. Tocaban fondo, tanto
física como mentalmente, y al final se lanzaban al vacío. Nunca conseguí fotografiar eso...
Me pasaba por allí con el coche. La naturaleza era amable. Una mujer había aterrizado en la
acera y había perdido un zapato, pero no tenía ni una sola marca en el rostro. Los policías le
cubrían el cuerpo con papeles de periódico. Yo no podía soportarlo; daba la noche por
terminada.
Weegee by Weegee, Ziff Davis Publishing Company, New York, 1961
NAKED CITY
HA NACIDO UN LIBRO
No te diriges a un extraño, sea hombre, mujer, niño, elefante o jirafa, y le dices: «Mire
aquí, por favor. Ríase, llore, muestre alguna clase de emoción o váyase a dormir junto a una
capilla ardiente». Me habrían dicho que estaba loco y habrían llamado a la policía, que se
habría encargado de que vinieran los loqueros para ponerme una camisa de fuerza y
confinarme en el ala de enfermos mentales del hospital de Bellevue.
Estuve en el lugar de los hechos de todas las fotografías que aparecen en este libro; a
veces, atraído por una especie de fuerza que no soy capaz explicar. Y así capturé a los
neoyorkinos sin su máscara, sin miedo a reír, llorar o hacer el amor. Fotografié lo que sentí,
riendo y llorando con ellos.
Me dijeron que mis fotografías deberían estar en un libro, que eran un documento
social de gran valor. Pero como voy a lo mío y no pertenezco a ningún colectivo, como me
gusta que me dejen tranquilo y no espero nada de nadie, ¿qué iba a saber yo? Y entonces
sucedió algo. El número de asesinatos e incendios descendió en picado (mis dos grandes
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éxitos de ventas, con lo que me ganaba el pan). No lo entendía. No me parecía normal, con
los millones de personas que vivían en la ciudad. Sin embargo, aquello me dio la
oportunidad de echar un vistazo a las fotos que había ido acumulando. Juntas parecían
seguir un patrón, así que las pegué en un libro en blanco y se lo dejé a los editores con una
nota en la que se leía: «Esto es el fruto de mi esfuerzo... Trátenlo con cuidado, por favor».
Las personas que aparecen en esas fotografías son reales. Algunas son de los
bloques de pisos de Harlem y del East Side, otras de Park Avenue. En la mayoría de los
casos, ni eran conscientes de que las estaba inmortalizando, ni sabían qué día saldrían en
la prensa; otras, sobre todo los aficionados al jitterbug y las fans adolescentes de Frank
Sinatra, querían estar al tanto de hasta en qué página aparecerían. Para mí, una fotografía
es una página de la vida y, partiendo de aquí, debe ser real.
Weegee. Naked City, Essential Books. New York, 1945
WEEGEE’S PEOPLE
Después de que mi primer libro, Naked City, se reeditara tres veces en pocos meses,
me sentía feliz y seguro de mí mismo. Y mi estado de ánimo se refleja a la perfección en mi
manera de hacer fotos. Así pues, aparqué el coche y corté los cables de la radio de policía
que tenía instalada. Me cansé del juego de los periódicos, de perseguir ambulancias hasta
las escenas del crimen y el horror. Me sentía saturado de lágrimas de mujeres y de niños
que dormían en escaleras de incendios.
Recibí un telegrama de una revista que me proponía trabajar como fotógrafo de moda
y eventos. Acepté la oferta y fue así como entré en los círculos de la alta sociedad.
Llevaba la cámara siempre conmigo y hacía, de media, una foto por noche para este
libro. Me di cuenta de que ser el autor de una obra publicada me abría puertas en todas
partes: recibía cartas de fans, tenía citas; cosas que había deseado toda mi vida. Además,
allá donde fuese, no me dejaban pagar nada: la comida y las bebidas corrían a cuenta de la
casa.
¿Cómo iba a hacer un libro así? Al fin y al cabo, un escritor puede oír o recordar
cosas, o simplemente imaginarlas o soñarlas, pero con las fotografías es distinto. El
fotógrafo debe estar en el lugar de los hechos en el momento justo. Mi fórmula es la
siguiente: lidiar a mi manera con los seres humanos, que me parecen maravillosos.
Los dejo a su aire, les doy libertad para que sean ellos mismos, que se den la mano
con amor, con los ojos iluminados, que duerman o que sencillamente paseen por la calle. El
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truco es estar donde está la gente. No hace falta un escenario ni un guion, basta con estar
en el lugar adecuado, alerta. Nunca se sabe qué puede pasar.
A menudo me preguntan qué clase de cámara oculta utilizo, pero no se trata de eso.
Es el fotógrafo quien debe permanecer oculto y actuar con franqueza. Todas las fotografías
que aparecen en este libro las hice con una cámara Speed Graphic 4x5 y usé carretes
Eastman Super Panchro-Press Type B, flashes de lámpara de los más pequeños y
exposición de 1/200 segundos con el diafragma en f/16.
Trabajo solo porque así no hay problemas. Tras años en la profesión, he descubierto
que la gente puede ser todo lo encantadora que tú quieras. Este libro no habría sido posible
sin su cooperación. Quiero darles las gracias por haberme ayudado tanto y haber sido tan
amables.
Weegee’s People. Duell, Sloan & Pearce, New York, 1946
NAKED HOLLYWOOD
Lilliput tardó más de doscientos años en convertirse en leyenda. Hollywood consiguió
una hazaña similar en poco más de dos generaciones.
Lilliput, con la ayuda de un escritor y un libro, es un lugar claramente definido.
Hollywood, pese a los miles de cronistas que lo han retratado y los millones de palabras que
se han escrito sobre él, tiene la misma definición y nitidez que la bruma del alba.
Como a cualquier amante, a Hollywood, o lo quieres o lo odias, algo que tiende a
distorsionar nuestra perspectiva y, en consecuencia, el sujeto. A Hollywood lo persiguen
más equívocos que estrellas.
Este pequeño libro intenta exorcizar esos equívocos. Siempre se ha dicho que la
cámara consigue captar la realidad de forma infalible. Así pues, es inevitable que la palabra
que la fotografía corrobora aporte a este libro la inusual cualidad de presentar los hechos tal
y como son, de forma simple, honesta y objetiva.
Mucho me temo que hemos fracasado.
Weegee. Naked Hollywood. Pellegrini & Cudahy, New York, 1953
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WEEGEE’S CREATIVE CAMERA
Lo que me interesa de la cámara es hacerla humana, huir de los elementos más
mecánicos y las reglas inquebrantables dictadas por la «máquina». La fotografía es un arte
solo si es la imaginación del fotógrafo la que controla el instrumento.
Para mí, la fotografía en sí misma es una ilusión. Stieglitz, uno de los mejores
fotógrafos de todos los tiempos, me dijo lo siguiente sobre el acto de fotografiar: «Algo
sucede; es fugaz, solo dura una fracción de segundo. Si eso se captura o no en la película,
solo depende del fotógrafo. Porque, una vez termine, es como un día que llega a su fin. No
volverá nunca más».
Tras cuatro décadas en el mundo de la fotografía, he tenido muchas ideas originales y
creado aparatos inusuales, o he usado los que ya existían de forma nueva o increíblemente
exitosa. Esas son las técnicas que desvelo en este libro, pero no sé cuántas otras ideas se
me ocurrirán después. Imagino que el fotógrafo —ya sea profesional o aficionado— que
estudie este libro y pruebe las técnicas aquí descritas descubrirá caminos en los que yo
nunca reparé. De este modo, se beneficiará de forma personal y, en última instancia,
beneficiará al campo de la fotografía, al arte de la fotografía.
Y es con esta reflexión con la que dedico los contenidos de este libro.
Weegee’s Creative Camera. Hanover House. New York, 1959
WEEGEE’S CREATIVE PHOTOGRAPHY
Desde que se inventó la fotografía, hace unos ciento cincuenta años, se ha usado
sobre todo para documentar el mundo y su gente; de hecho, ha sido una herramienta clave
para los historiadores, y no para los artistas. Pero algunos fotógrafos —entre los que me
incluyo—, sí han intentado hacer avances en el campo de la creatividad.
Hasta donde puedo recordar, siempre he usado esa cajita negra y mágica que es la
cámara de forma humana, siempre he intentado darle un alma. He procurado que responda
a todo lo que aspira la mente humana, al menos la mía, y no soy de los que se rinden
fácilmente.
Durante mis conferencias en clubs de fotografía, en mis primeros tiempos como
fotógrafo, siempre me preguntaban por mis secretos. Debo admitir que me los guardé para
mí. Y ahora que he llegado a la madurez, lo que deseo es compartir mis conocimientos con
todo el mundo.
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El mundo es mi estudio, y reyes, reinas, presidentes, dictadores, estrellas de cine, etc.
son carne para mi cámara. Con un poco de práctica y de paciencia, podéis crear fotografías
tan buenas como las mías. Divertíos con vuestra cámara, seguid las instrucciones y, quién
sabe, ¡tal vez superéis al viejo maestro Weegee!
Londres, febrero de 1964
Weegee’s Creative Photography, Ward Lock, 1964
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Weegee
Arthur "Weegee" Fellig, A Self Portrait
Arthur H. Fellig (Zloczwe, Polonia, 1899-Nueva York, 1968) fue un fotoperiodista que
trabajó para medios y agencias como la Acme Newspictures, donde algunos comentan que
le pusieron el mote Weegee que deriva de “ouija” en alusión a su supuesta capacidad de
comunicarse con los muertos. Empezó a trabajar en una Nueva York dominada por el
crimen y de hecho es un fotógrafo muy cinematográfico.
Vivió unos años en Hollywood, cuando ya era famoso y su libro convertido en
bestseller Naked City llegó a inspirar una película a Jules Dassin. Años antes, en Nueva
York, se especializó en asesinatos, accidentes y sucesos en general que ilustraban la
sociedad de la época. Vivía de noche, cuando se producían los hechos más truculentos.
Con cámaras armadas de grandes lámparas de flash extraía de las sombras a delincuentes
y víctimas, policías y bomberos, sorprendidos en los momentos más dramáticos. Siempre
llegaba a tiempo e incluso antes que la misma policía, sintonizando su radio, para esos
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“levantamientos del cadáver” que transformó en memorables imágenes. Se las arreglaba
para buscar el efectista punto de vista, la atmósfera teatral, enfocar y conseguir la
quintaesencia de la “fotografía negra”. La rapidez era fundamental y básica para llegar al
cierre de las ediciones, y Weegee trabajaba “sobre la marcha”, en su maletero, donde
disponía de material fotográfico, comida, ropa, la máquina de escribir y hasta disfraces.
Tenía gran talento para dar cabida a detalles elocuentes en sus composiciones, como
letreros con doble lectura o el comentario visual que añadían los morbosos testigos.
Las fotografías de Weegee mostrando escenas de crímenes, víctimas de accidentes de
tráfico ensangrentadas o playas urbanas abarrotadas siguen resultando estremecedoras,
impactantes y no dejan de sorprendernos en contraposición con las que muestran a las
damas de la alta sociedad neoyorquina vestidas con sus armiños y diademas asistiendo a
estrenos cinematográficos, de ópera o teatrales.
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M.+M. Auer
@Gregory Maillot
Michel y Michèle Auer poseen una colección privada de fotografía considerada la más
importante de Suiza y una de las más relevantes de Europa. Iniciada hace 40 años, la
colección del matrimonio Auer supera en la actualidad las 50.000 fotografías, desde los
primeros daguerrotipos hasta jóvenes creadores de actuales, pasando por grandes nombres
de la fotografía del siglo XX. Además, la colección incluye 20.000 libros y 3.000 grabados. A
partir de la mirada particular de ambos coleccionistas muestra la evolución de la creación
fotográfica con toda su diversidad temática y estilística. Algunas de sus joyas, sobre todo del
período de vanguardia hasta los años 50, son de artistas como Brassaï, Man Ray, Henri
Cartier-Bresson, Lewis W. Hine y Weegee, así como varios libros que ilustran la historia de
la fotografía, la mayoría auténticas reliquias, como 60 fotos, de László Mohóly-Nagy (1930);
Facile, de Man Ray (1930); Pro Eto, de Rodchenko (1923) y París, de Moï Ver (1931), una
joya bibliográfica muy difícil de encontrar.
La pareja está considerada como pionera en la lucha por el reconocimiento de la fotografía
como una de las bellas artes. En 2009, los Auer crearon la Fondation Auer Ory pour la
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Photographie, en Hermance (Suiza), con el objetivo de preservar su colección, promoverla,
adquirir nuevos ítems y fotografías, organizar exposiciones y difundir y actualizar su
Enciclopedia Internacional de Fotógrafos. La Fundación, además, edita libros que
contribuyen a una mejor comprensión del medio, difunde la obra de jóvenes artistas y
autores olvidados, organiza seminarios y talleres y acoge a personal investigador, artistas,
estudiantes y becarios. Más información en www.auerphoto.com.
La historia con Weegee empieza cuando el matrimonio Auer, cautivado por las instantáneas
del fotógrafo, decidió cambiar su propia casa por todas sus imágenes hace 25 años, gracias
a un amigo de Weegee. Michèle Auer, hace años describió a Weegee como un hombre
"cabezota" y "políticamente incorrecto", que adoraba a la gente con "defectos", y que era
capaz de mostrar "las escenas de la calle que otros no se atrevían a reflejar". Weegee solía
decir "lo que es anormal para usted es normal para mí". Su muerte en 1968, hizo que
importantes museos de todo el mundo se interesaran por su obra convirtiendo a los Auer en
los mayores coleccionistas de su obra.
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Fundación Foto Colectania
@MahalaNuuk
Foto Colectania es una entidad sin ánimo de lucro, creada en Barcelona el año 2002, con
el objetivo de difundir la fotografía y darla a conocer en el ámbito social, artístico y educativo
de nuestro país. Los programas que se llevan a cabo, desde exposiciones hasta actividades
y publicaciones, entre otros, se basan en la creación de un proyecto innovador, participativo
e integrador que tenga como eje principal el pensamiento entorno a la imagen y de su
idoneidad para generar un pensamiento crítico.
Foto Colectania trabaja muy especialmente a dos niveles: en primer lugar, en el contexto de
la ciudad de Barcelona, presentando una oferta cultural de calidad buscando la excelencia; y
en segundo lugar, en el contexto internacional, produciendo y difundiendo proyectos de
artistas catalanes y españoles alrededor del mundo.
Foto Colectania con su nueva sede en el número 14 del paseo Picasso, en pleno barrio del
Born, se ha consolidado como un centro de referencia en el campo de la fotografía que
alberga un archivo fotográfico que reúne más de 4.000 obras de 80 autores españoles y
portugueses, además del archivo del fotógrafo Paco Gómez y otros fondos de varios
coleccionistas privados.
La nueva sede cuenta con: un espacio expositivo con altos techos de hasta 4 metros de
altura que permiten instalar piezas de gran formato, una boutique-café con un espacio de
información y consulta sobre la fotografía, la cámara de conservación de su colección de
fotografía permanente, la biblioteca, la sala multimedia y una zona de oficinas.
Durante estos 15 años, Foto Colectania ha realizado más de 45 exposiciones en la sede
anterior, más de 100 itinerancias y cerca de 500 actividades.
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Fundación Banco Sabadell La Fundación Banco Sabadell coproduce la exposición “Weegee by Weegee” y es el
colaborador principal de Foto Colectania.
La Fundación se constituyó como fundación privada en 1994 con la intención de estimular la
excelencia y promover el conocimiento y la cultura.
El objetivo de la Fundación es promover actividades de divulgación, formación e
investigación en los ámbitos educativos, científicos y culturales, así como fomentar y apoyar
el talento joven. A lo largo de su trayectoria, ha contribuido a impulsar actividades en estos
ámbitos y también se ha consolidado como organizadora de los prestigiosos galardones
Premio Fundación Banco Sabadell a la Investigación Biomédica y Premio Fundación Banco
Sabadell a la Investigación Económica.
La Fundación Banco Sabadell tiene dos ámbitos de actuación que permiten cumplir sus
objetivos y proyectar su estrategia a medio plazo, siempre acordes con los valores de la
Fundación, que son la proximidad, la excelencia y la innovación. Por un lado, Talento joven
tiene el fin de reconocer y acompañar a las personas con talento apoyando la innovación y
la excelencia en la investigación y el conocimiento. Por otro lado, el ámbito de la Cultura
tiene el objetivo de fomentar y difundir las artes y el conocimiento científico y técnico, social
y humanístico.