ENADELANTE
Matienzo Artes Escénicas
MARTE / dossier #3
DE MARCOS PEREARNAU
EN ADELANTE
Un grupo de jóvenes realiza acciones que tienen la forma de los
ideales de los setenta. Sin embargo, su actividad no tiene ningún
sentido ni objetivo. Armas, miles de cervezas, libros, un cancio-
nero y una camioneta para viajar. Están aprendiendo algo que no
saben qué es y nada puede detenerlos. Pareciera que la revolu-
ción sucede de manera inconsciente, como un juego de mesa.
Este espectáculo formó parte de la Bienal Arte Joven Buenos
Aires
Elenco: Adela Busquet, José María Mones Cazón, Catalina Muñoz,
Gastón Nesossi, Matías Reck, Martina Schvartz
Iluminaci ó n: Mariano Molinari
Escenografía: TJ
Dirección y texto: Marcos Perearnau
Fotógrafía: Jean Segura
EQUIPO DE MARTE PARA EN ADELANTE
Producción: Belén Charpentier
Operación: Nacho Sánchez
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ESTAR COMOEN CASALUCAS BROCKENSHIRE
-
-
Todos los jóvenes esconden una bomba contra la sociedad; pero
los héroes jóvenes de En adelante dan un paso más: la sacan, la
detonan contra el mundo, y logran que el público los ovacione.
¿Para qué someterse a las leyes del mundo? (Tan encantador es el
sonido de las detonaciones…y qué lindas de ver las luces de las
molotov que lanzan los jóvenes.) En adelante parte de la idea de
que es más simple hechizar a los jueces que razonar con ellos. La
revolución armada es el espectáculo que todos estaban espe-
rando. Porque como se ve en esta obra de Perearnau, los que joden
no molestan, y los que no molestan, se dejan joder.
Primero, unas palabras sobre el retorno de Odiseo a Ítaca en La
Odisea de Homero. El héroe demora diez años en llegar a casa. Va
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preso dos veces en dos islas. La tripulación con la que viaja se
muere. Pero Odiseo está en paz con el mundo. ¿Por qué? Porque en
la Grecia antigua de Homero, los peligros, castigos y prohibiciones
se entienden, tienen sentido. Son la casa del hombre.
Al igual que Odiseo, los héroes de la obra de Perearnau están
como en casa en todas partes. Primero paran en un campo bonae-
rense, luego van a Bolivia, Perú, Chile, Venezuela, etc. Y están como
en casa, no porque comparten los valores de la comunidad o del
estado, sino porque el complejo mundo moderno no ha podido
alienarles una realidad que es peligrosamente simple: que la natu-
raleza, incluso la naturaleza institucional de los hombres, no tiene
fuerza suficiente para interrumpir la relación inmediata entre un
individuo y los objetos de su apetito.
Como los árboles no necesitan una ley humana para crecer dere-
chitos, los héroes de Perearnau desacatan las leyes sociales por la
simple razón de que éstas no los ayudan a satisfacer sus necesi-
dades materiales inmediatas. Cuanto más consolidadas están las
normas sociales, tanto más ama la sociedad sus estrellas de rock.
El gesto de desacato de los protagonistas de En adelante fascina a
los oprimidos. Los héroes de En Adelante están como en casa en
todas partes porque son una hoja en blanco sobre la cual el pueblo
entero —izquierda y derecha— imprime sus sueños de no recon-
ciliación con el mundo. Pero ellos no tienen la culpa de ser soña-
dos. Y por esto, reconcilian sueños opuestos.
Perearnau lleva la noción del hecho circunstancial como genera-
dor de acontecimientos históricos al extremo. Plantea una historia
social hecha de puras circunstancias. “Nos quedamos sin cervezas”,
dice uno de los personajes de la obra. Esa carencia —la falta de
cerveza, no la falta de pan—es la causa profunda del surgimiento
de un movimiento armado que termina por recorrer buena parte
de Latinoamérica.
Comparemos ahora la acción del drama de Perearneau con las
escenas del circo. No hay circo sin dificultad. El acto circense
depende de la dificultad de la acción que ejecuta —atravesar un
aro encendido, levantar un peso descomunal, saltar entre plata-
formas suspendidas en el aire, etc. En el circo, la dificultad es
prueba de la autenticidad de la acción. El circo es newtoniano, su
arte es el de la lucha de los cuerpos contra las fuerzas físicas del
mundo. El drama de Perearneau, aunque altamente coreografiado,
móvil y atlético, no pretende convencer al espectador por medio
de la verosimilitud. Los héroes de En adelante lo manipulan todo
(vehículos, armas, rehenes, policías, incluso el inasible sentimiento
popular) con una facilidad extrema. Nada les resulta demasiado
pesado. Para ellos no hay leyes contra las que se pueda luchar,
porque el mundo entero se abre paso y se convence de la arbitra-
riedad que imponen. Y hasta pagan entradas para ir a verlos en un
recital en Costa Rica.
Perearnau reformula la noción del dilema como motor de la trama:
acá la trama procede como una máquina que va escalonando
escenas sin encontrar oposición. La acción está divorciada de la
dificultad de accionar. Y en la ausencia del dilema, la acción se
magnifica y se dilata cobrando dimensiones impensadas. Así los
personajes pasan por Venezuela, donde conocen a Chávez, hasta
Bolivia donde juegan un partido de fútbol con Evo Morales.
Por último, si bien en el teatro una sola birra vale por mil birras, en
el texto que narran los actores, mil birras son exactamente mil
birras. En ese sentido, el texto tiene una literalidad que el teatro
puede representar pero no mostrar. Por eso la narración de las
acciones está adelante de las acciones mismas. Recordemos la
frase con la que cierra la obra de Perearnau: “Y sentimos que esta-
mos en algún lugar de las palabras”
Todos los jóvenes esconden una bomba contra la sociedad; pero
los héroes jóvenes de En adelante dan un paso más: la sacan, la
detonan contra el mundo, y logran que el público los ovacione.
¿Para qué someterse a las leyes del mundo? (Tan encantador es el
sonido de las detonaciones…y qué lindas de ver las luces de las
molotov que lanzan los jóvenes.) En adelante parte de la idea de
que es más simple hechizar a los jueces que razonar con ellos. La
revolución armada es el espectáculo que todos estaban espe-
rando. Porque como se ve en esta obra de Perearnau, los que joden
no molestan, y los que no molestan, se dejan joder.
Primero, unas palabras sobre el retorno de Odiseo a Ítaca en La
Odisea de Homero. El héroe demora diez años en llegar a casa. Va
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preso dos veces en dos islas. La tripulación con la que viaja se
muere. Pero Odiseo está en paz con el mundo. ¿Por qué? Porque en
la Grecia antigua de Homero, los peligros, castigos y prohibiciones
se entienden, tienen sentido. Son la casa del hombre.
Al igual que Odiseo, los héroes de la obra de Perearnau están
como en casa en todas partes. Primero paran en un campo bonae-
rense, luego van a Bolivia, Perú, Chile, Venezuela, etc. Y están como
en casa, no porque comparten los valores de la comunidad o del
estado, sino porque el complejo mundo moderno no ha podido
alienarles una realidad que es peligrosamente simple: que la natu-
raleza, incluso la naturaleza institucional de los hombres, no tiene
fuerza suficiente para interrumpir la relación inmediata entre un
individuo y los objetos de su apetito.
Como los árboles no necesitan una ley humana para crecer dere-
chitos, los héroes de Perearnau desacatan las leyes sociales por la
simple razón de que éstas no los ayudan a satisfacer sus necesi-
dades materiales inmediatas. Cuanto más consolidadas están las
normas sociales, tanto más ama la sociedad sus estrellas de rock.
El gesto de desacato de los protagonistas de En adelante fascina a
los oprimidos. Los héroes de En Adelante están como en casa en
todas partes porque son una hoja en blanco sobre la cual el pueblo
entero —izquierda y derecha— imprime sus sueños de no recon-
ciliación con el mundo. Pero ellos no tienen la culpa de ser soña-
dos. Y por esto, reconcilian sueños opuestos.
Perearnau lleva la noción del hecho circunstancial como genera-
dor de acontecimientos históricos al extremo. Plantea una historia
social hecha de puras circunstancias. “Nos quedamos sin cervezas”,
dice uno de los personajes de la obra. Esa carencia —la falta de
cerveza, no la falta de pan—es la causa profunda del surgimiento
de un movimiento armado que termina por recorrer buena parte
de Latinoamérica.
Comparemos ahora la acción del drama de Perearneau con las
escenas del circo. No hay circo sin dificultad. El acto circense
depende de la dificultad de la acción que ejecuta —atravesar un
aro encendido, levantar un peso descomunal, saltar entre plata-
formas suspendidas en el aire, etc. En el circo, la dificultad es
prueba de la autenticidad de la acción. El circo es newtoniano, su
arte es el de la lucha de los cuerpos contra las fuerzas físicas del
mundo. El drama de Perearneau, aunque altamente coreografiado,
móvil y atlético, no pretende convencer al espectador por medio
de la verosimilitud. Los héroes de En adelante lo manipulan todo
(vehículos, armas, rehenes, policías, incluso el inasible sentimiento
popular) con una facilidad extrema. Nada les resulta demasiado
pesado. Para ellos no hay leyes contra las que se pueda luchar,
porque el mundo entero se abre paso y se convence de la arbitra-
riedad que imponen. Y hasta pagan entradas para ir a verlos en un
recital en Costa Rica.
Perearnau reformula la noción del dilema como motor de la trama:
acá la trama procede como una máquina que va escalonando
escenas sin encontrar oposición. La acción está divorciada de la
dificultad de accionar. Y en la ausencia del dilema, la acción se
magnifica y se dilata cobrando dimensiones impensadas. Así los
personajes pasan por Venezuela, donde conocen a Chávez, hasta
Bolivia donde juegan un partido de fútbol con Evo Morales.
Por último, si bien en el teatro una sola birra vale por mil birras, en
el texto que narran los actores, mil birras son exactamente mil
birras. En ese sentido, el texto tiene una literalidad que el teatro
puede representar pero no mostrar. Por eso la narración de las
acciones está adelante de las acciones mismas. Recordemos la
frase con la que cierra la obra de Perearnau: “Y sentimos que esta-
mos en algún lugar de las palabras”
Todos los jóvenes esconden una bomba contra la sociedad; pero
los héroes jóvenes de En adelante dan un paso más: la sacan, la
detonan contra el mundo, y logran que el público los ovacione.
¿Para qué someterse a las leyes del mundo? (Tan encantador es el
sonido de las detonaciones…y qué lindas de ver las luces de las
molotov que lanzan los jóvenes.) En adelante parte de la idea de
que es más simple hechizar a los jueces que razonar con ellos. La
revolución armada es el espectáculo que todos estaban espe-
rando. Porque como se ve en esta obra de Perearnau, los que joden
no molestan, y los que no molestan, se dejan joder.
Primero, unas palabras sobre el retorno de Odiseo a Ítaca en La
Odisea de Homero. El héroe demora diez años en llegar a casa. Va
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preso dos veces en dos islas. La tripulación con la que viaja se
muere. Pero Odiseo está en paz con el mundo. ¿Por qué? Porque en
la Grecia antigua de Homero, los peligros, castigos y prohibiciones
se entienden, tienen sentido. Son la casa del hombre.
Al igual que Odiseo, los héroes de la obra de Perearnau están
como en casa en todas partes. Primero paran en un campo bonae-
rense, luego van a Bolivia, Perú, Chile, Venezuela, etc. Y están como
en casa, no porque comparten los valores de la comunidad o del
estado, sino porque el complejo mundo moderno no ha podido
alienarles una realidad que es peligrosamente simple: que la natu-
raleza, incluso la naturaleza institucional de los hombres, no tiene
fuerza suficiente para interrumpir la relación inmediata entre un
individuo y los objetos de su apetito.
Como los árboles no necesitan una ley humana para crecer dere-
chitos, los héroes de Perearnau desacatan las leyes sociales por la
simple razón de que éstas no los ayudan a satisfacer sus necesi-
dades materiales inmediatas. Cuanto más consolidadas están las
normas sociales, tanto más ama la sociedad sus estrellas de rock.
El gesto de desacato de los protagonistas de En adelante fascina a
los oprimidos. Los héroes de En Adelante están como en casa en
todas partes porque son una hoja en blanco sobre la cual el pueblo
entero —izquierda y derecha— imprime sus sueños de no recon-
ciliación con el mundo. Pero ellos no tienen la culpa de ser soña-
dos. Y por esto, reconcilian sueños opuestos.
Perearnau lleva la noción del hecho circunstancial como genera-
dor de acontecimientos históricos al extremo. Plantea una historia
social hecha de puras circunstancias. “Nos quedamos sin cervezas”,
dice uno de los personajes de la obra. Esa carencia —la falta de
cerveza, no la falta de pan—es la causa profunda del surgimiento
de un movimiento armado que termina por recorrer buena parte
de Latinoamérica.
Comparemos ahora la acción del drama de Perearneau con las
escenas del circo. No hay circo sin dificultad. El acto circense
depende de la dificultad de la acción que ejecuta —atravesar un
aro encendido, levantar un peso descomunal, saltar entre plata-
formas suspendidas en el aire, etc. En el circo, la dificultad es
prueba de la autenticidad de la acción. El circo es newtoniano, su
arte es el de la lucha de los cuerpos contra las fuerzas físicas del
mundo. El drama de Perearneau, aunque altamente coreografiado,
móvil y atlético, no pretende convencer al espectador por medio
de la verosimilitud. Los héroes de En adelante lo manipulan todo
(vehículos, armas, rehenes, policías, incluso el inasible sentimiento
popular) con una facilidad extrema. Nada les resulta demasiado
pesado. Para ellos no hay leyes contra las que se pueda luchar,
porque el mundo entero se abre paso y se convence de la arbitra-
riedad que imponen. Y hasta pagan entradas para ir a verlos en un
recital en Costa Rica.
Perearnau reformula la noción del dilema como motor de la trama:
acá la trama procede como una máquina que va escalonando
escenas sin encontrar oposición. La acción está divorciada de la
dificultad de accionar. Y en la ausencia del dilema, la acción se
magnifica y se dilata cobrando dimensiones impensadas. Así los
personajes pasan por Venezuela, donde conocen a Chávez, hasta
Bolivia donde juegan un partido de fútbol con Evo Morales.
Por último, si bien en el teatro una sola birra vale por mil birras, en
el texto que narran los actores, mil birras son exactamente mil
birras. En ese sentido, el texto tiene una literalidad que el teatro
puede representar pero no mostrar. Por eso la narración de las
acciones está adelante de las acciones mismas. Recordemos la
frase con la que cierra la obra de Perearnau: “Y sentimos que esta-
mos en algún lugar de las palabras”
Todos los jóvenes esconden una bomba contra la sociedad; pero
los héroes jóvenes de En adelante dan un paso más: la sacan, la
detonan contra el mundo, y logran que el público los ovacione.
¿Para qué someterse a las leyes del mundo? (Tan encantador es el
sonido de las detonaciones…y qué lindas de ver las luces de las
molotov que lanzan los jóvenes.) En adelante parte de la idea de
que es más simple hechizar a los jueces que razonar con ellos. La
revolución armada es el espectáculo que todos estaban espe-
rando. Porque como se ve en esta obra de Perearnau, los que joden
no molestan, y los que no molestan, se dejan joder.
Primero, unas palabras sobre el retorno de Odiseo a Ítaca en La
Odisea de Homero. El héroe demora diez años en llegar a casa. Va
preso dos veces en dos islas. La tripulación con la que viaja se
muere. Pero Odiseo está en paz con el mundo. ¿Por qué? Porque en
la Grecia antigua de Homero, los peligros, castigos y prohibiciones
se entienden, tienen sentido. Son la casa del hombre.
Al igual que Odiseo, los héroes de la obra de Perearnau están
como en casa en todas partes. Primero paran en un campo bonae-
rense, luego van a Bolivia, Perú, Chile, Venezuela, etc. Y están como
en casa, no porque comparten los valores de la comunidad o del
estado, sino porque el complejo mundo moderno no ha podido
alienarles una realidad que es peligrosamente simple: que la natu-
raleza, incluso la naturaleza institucional de los hombres, no tiene
fuerza suficiente para interrumpir la relación inmediata entre un
individuo y los objetos de su apetito.
Como los árboles no necesitan una ley humana para crecer dere-
chitos, los héroes de Perearnau desacatan las leyes sociales por la
simple razón de que éstas no los ayudan a satisfacer sus necesi-
dades materiales inmediatas. Cuanto más consolidadas están las
normas sociales, tanto más ama la sociedad sus estrellas de rock.
El gesto de desacato de los protagonistas de En adelante fascina a
los oprimidos. Los héroes de En Adelante están como en casa en
todas partes porque son una hoja en blanco sobre la cual el pueblo
entero —izquierda y derecha— imprime sus sueños de no recon-
ciliación con el mundo. Pero ellos no tienen la culpa de ser soña-
dos. Y por esto, reconcilian sueños opuestos.
Perearnau lleva la noción del hecho circunstancial como genera-
dor de acontecimientos históricos al extremo. Plantea una historia
social hecha de puras circunstancias. “Nos quedamos sin cervezas”,
dice uno de los personajes de la obra. Esa carencia —la falta de
cerveza, no la falta de pan—es la causa profunda del surgimiento
de un movimiento armado que termina por recorrer buena parte
de Latinoamérica.
Comparemos ahora la acción del drama de Perearneau con las
escenas del circo. No hay circo sin dificultad. El acto circense
depende de la dificultad de la acción que ejecuta —atravesar un
aro encendido, levantar un peso descomunal, saltar entre plata-
formas suspendidas en el aire, etc. En el circo, la dificultad es
prueba de la autenticidad de la acción. El circo es newtoniano, su
arte es el de la lucha de los cuerpos contra las fuerzas físicas del
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mundo. El drama de Perearneau, aunque altamente coreografiado,
móvil y atlético, no pretende convencer al espectador por medio
de la verosimilitud. Los héroes de En adelante lo manipulan todo
(vehículos, armas, rehenes, policías, incluso el inasible sentimiento
popular) con una facilidad extrema. Nada les resulta demasiado
pesado. Para ellos no hay leyes contra las que se pueda luchar,
porque el mundo entero se abre paso y se convence de la arbitra-
riedad que imponen. Y hasta pagan entradas para ir a verlos en un
recital en Costa Rica.
Perearnau reformula la noción del dilema como motor de la trama:
acá la trama procede como una máquina que va escalonando
escenas sin encontrar oposición. La acción está divorciada de la
dificultad de accionar. Y en la ausencia del dilema, la acción se
magnifica y se dilata cobrando dimensiones impensadas. Así los
personajes pasan por Venezuela, donde conocen a Chávez, hasta
Bolivia donde juegan un partido de fútbol con Evo Morales.
Por último, si bien en el teatro una sola birra vale por mil birras, en
el texto que narran los actores, mil birras son exactamente mil
birras. En ese sentido, el texto tiene una literalidad que el teatro
puede representar pero no mostrar. Por eso la narración de las
acciones está adelante de las acciones mismas. Recordemos la
frase con la que cierra la obra de Perearnau: “Y sentimos que esta-
mos en algún lugar de las palabras”
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vez la obra nos muestra el peligro de no poder ver el humor, y
pareciera decir: lo verdadero llega con la comedia.
Debo advertir también que no estamos ante una comedia que
intenta hacernos reír. Lo que se nos muestra es un modo de consti-
tuir y de pensar el mundo donde la risa tiene su lugar, es cierto,
pero catalogar a la obra como una comedia seria incurrir en un
error: intentar darle nombre a quien no lo pide. En Adelante se
pregunta por los bordes y por el interior del teatro. No hay miedo
de dejar esa pregunta abierta y sostenerla: ¿Esto es teatro?
Es cierto que es teatro provocador, también es cierto que no hay
que esperar barroquismo innecesario o un teatro adolescente que
lo único que puede probar es su incapacidad para encontrar
límites. En Adelante dice con una estética sutil y precisa, donde los
elementos que se ponen en juego no son más que los suficientes.
En Adelante muestra todos los materiales con los que trabaja sin
intentar tapar agujeros conceptuales con brillos de diamantes,
porque al exceso se lo hace pasar por otro lado, lo olemos en las
miles de parrilladas que se comen los actores o lo tragamos en las
infinitas cervezas que beben sin caer muertos. Si con el avance de
la obra sus personajes pierden una a una todas las imposturas,
podemos decir que En Adelante no tiene ninguna desde su
comienzo.
Perearnau nos invita en la forma de una obra de teatro a dar un
pequeño paseo por su cabeza. Si aceptamos soltarle la mano al
sentido común se nos muestra como se le da forma al mundo y
como se subjetiva desde una sensibilidad del desborde que obliga
a significar diferente y encontrar formas que permitan una reali-
dad que la soporte. Perearnau es el que alumbra con luz lo que
antes estaba oscuro, es aquel que nos muestra lo que se puede.
Podemos ver a un artista trabajar el a-través de su época.
Ahora les voy a decir la verdad: descubrir a Perearnau y a su teatro
es una tarea individual. El sentido no está en que yo les de mis
razones. Este teatro está por fuera de toda lógica de recono-
cimiento posible y la dificultad de medirlo reside en que hay que
hacerlo con la propia medida que su “Teatro Jurídico” establece
con leyes propias y originales
¿DE QUÉ SE RÍEPEREARNAU?MANUEL MENSA
¿Quién se le anima a En Adelante? Quien se anima hoy a escribir y
dirigir una obra de teatro que arma una burla tan grande que el
primer involucrado es su autor: Marcos Perearnau. Eso es la obra,
una propuesta ética de un riesgo tal que los primeros en asumirlo
son los que la hacen.
Para ver En Adelante hay que estar dispuesto a ver el presente con
toda su crudeza, un presente que se pregunta por la distancia tem-
poral de la historia, no hay pasado y no hay futuro. Todo es en
adelante. Nadie nos pregunta de qué estamos dispuestos a reírnos
y de qué no, cuando antes de que nos llegue la conciencia, somos
alumnos en una didáctica clase de cómo armar una bomba molo-
tov. Y, sin previo aviso, se nos arranca del pecho una carcajada al
ver a dos actores matar a un secuestrado en un sótano. Una y otra
8
vez la obra nos muestra el peligro de no poder ver el humor, y
pareciera decir: lo verdadero llega con la comedia.
Debo advertir también que no estamos ante una comedia que
intenta hacernos reír. Lo que se nos muestra es un modo de consti-
tuir y de pensar el mundo donde la risa tiene su lugar, es cierto,
pero catalogar a la obra como una comedia seria incurrir en un
error: intentar darle nombre a quien no lo pide. En Adelante se
pregunta por los bordes y por el interior del teatro. No hay miedo
de dejar esa pregunta abierta y sostenerla: ¿Esto es teatro?
Es cierto que es teatro provocador, también es cierto que no hay
que esperar barroquismo innecesario o un teatro adolescente que
lo único que puede probar es su incapacidad para encontrar
límites. En Adelante dice con una estética sutil y precisa, donde los
elementos que se ponen en juego no son más que los suficientes.
En Adelante muestra todos los materiales con los que trabaja sin
intentar tapar agujeros conceptuales con brillos de diamantes,
porque al exceso se lo hace pasar por otro lado, lo olemos en las
miles de parrilladas que se comen los actores o lo tragamos en las
infinitas cervezas que beben sin caer muertos. Si con el avance de
la obra sus personajes pierden una a una todas las imposturas,
podemos decir que En Adelante no tiene ninguna desde su
comienzo.
Perearnau nos invita en la forma de una obra de teatro a dar un
pequeño paseo por su cabeza. Si aceptamos soltarle la mano al
sentido común se nos muestra como se le da forma al mundo y
como se subjetiva desde una sensibilidad del desborde que obliga
a significar diferente y encontrar formas que permitan una reali-
dad que la soporte. Perearnau es el que alumbra con luz lo que
antes estaba oscuro, es aquel que nos muestra lo que se puede.
Podemos ver a un artista trabajar el a-través de su época.
Ahora les voy a decir la verdad: descubrir a Perearnau y a su teatro
es una tarea individual. El sentido no está en que yo les de mis
razones. Este teatro está por fuera de toda lógica de recono-
cimiento posible y la dificultad de medirlo reside en que hay que
hacerlo con la propia medida que su “Teatro Jurídico” establece
con leyes propias y originales
¿Quién se le anima a En Adelante? Quien se anima hoy a escribir y
dirigir una obra de teatro que arma una burla tan grande que el
primer involucrado es su autor: Marcos Perearnau. Eso es la obra,
una propuesta ética de un riesgo tal que los primeros en asumirlo
son los que la hacen.
Para ver En Adelante hay que estar dispuesto a ver el presente con
toda su crudeza, un presente que se pregunta por la distancia tem-
poral de la historia, no hay pasado y no hay futuro. Todo es en
adelante. Nadie nos pregunta de qué estamos dispuestos a reírnos
y de qué no, cuando antes de que nos llegue la conciencia, somos
alumnos en una didáctica clase de cómo armar una bomba molo-
tov. Y, sin previo aviso, se nos arranca del pecho una carcajada al
ver a dos actores matar a un secuestrado en un sótano. Una y otra
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vez la obra nos muestra el peligro de no poder ver el humor, y
pareciera decir: lo verdadero llega con la comedia.
Debo advertir también que no estamos ante una comedia que
intenta hacernos reír. Lo que se nos muestra es un modo de consti-
tuir y de pensar el mundo donde la risa tiene su lugar, es cierto,
pero catalogar a la obra como una comedia seria incurrir en un
error: intentar darle nombre a quien no lo pide. En Adelante se
pregunta por los bordes y por el interior del teatro. No hay miedo
de dejar esa pregunta abierta y sostenerla: ¿Esto es teatro?
Es cierto que es teatro provocador, también es cierto que no hay
que esperar barroquismo innecesario o un teatro adolescente que
lo único que puede probar es su incapacidad para encontrar
límites. En Adelante dice con una estética sutil y precisa, donde los
elementos que se ponen en juego no son más que los suficientes.
En Adelante muestra todos los materiales con los que trabaja sin
intentar tapar agujeros conceptuales con brillos de diamantes,
porque al exceso se lo hace pasar por otro lado, lo olemos en las
miles de parrilladas que se comen los actores o lo tragamos en las
infinitas cervezas que beben sin caer muertos. Si con el avance de
la obra sus personajes pierden una a una todas las imposturas,
podemos decir que En Adelante no tiene ninguna desde su
comienzo.
Perearnau nos invita en la forma de una obra de teatro a dar un
pequeño paseo por su cabeza. Si aceptamos soltarle la mano al
sentido común se nos muestra como se le da forma al mundo y
como se subjetiva desde una sensibilidad del desborde que obliga
a significar diferente y encontrar formas que permitan una reali-
dad que la soporte. Perearnau es el que alumbra con luz lo que
antes estaba oscuro, es aquel que nos muestra lo que se puede.
Podemos ver a un artista trabajar el a-través de su época.
Ahora les voy a decir la verdad: descubrir a Perearnau y a su teatro
es una tarea individual. El sentido no está en que yo les de mis
razones. Este teatro está por fuera de toda lógica de recono-
cimiento posible y la dificultad de medirlo reside en que hay que
hacerlo con la propia medida que su “Teatro Jurídico” establece
con leyes propias y originales
¿Quién se le anima a En Adelante? Quien se anima hoy a escribir y
dirigir una obra de teatro que arma una burla tan grande que el
primer involucrado es su autor: Marcos Perearnau. Eso es la obra,
una propuesta ética de un riesgo tal que los primeros en asumirlo
son los que la hacen.
Para ver En Adelante hay que estar dispuesto a ver el presente con
toda su crudeza, un presente que se pregunta por la distancia tem-
poral de la historia, no hay pasado y no hay futuro. Todo es en
adelante. Nadie nos pregunta de qué estamos dispuestos a reírnos
y de qué no, cuando antes de que nos llegue la conciencia, somos
alumnos en una didáctica clase de cómo armar una bomba molo-
tov. Y, sin previo aviso, se nos arranca del pecho una carcajada al
ver a dos actores matar a un secuestrado en un sótano. Una y otra
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Si de ahora en adelante pongo en una misma línea comparativa a
Alterio y Sbaraglia de la mano de sus personajes en “Caballos
Salvajes”, al trillado héroe Robin Hood, al fatídico Alex y sus
“drugos”, y a Butch Cassidy, es porque me interesa puntuar que
todos ellos, sean nacidos de la ficción o de la realidad, tienen en
común que nos despiertan un interés que escapa a todo miramien-
to moral.
Ya Freud en “El malestar en la cultura” desarrollaba que la principal
causa del malestar que surge de la cultura, es aquel que surge de
las mismas normas que se nos imponen, que a su vez han sido crea-
das por nosotros mismos. Paradoja bajo la cual no podríamos circuns-
cribir a los personajes mencionados anteriormente, ni a los de la
obra En adelante, pero sí a aquello que nos atrapa de sus historias.
APUESTA A LA IMAGINACIÓNSEBASTIÁN PELOCHE
Perearnau no solo capitaliza esa fascinación por aquellos que
osaron romper con las normas y dejarse llevar, sino que encausa la
narración de la historia vía el relato omnipresente de cada uno de
los personajes de la historia. La diferencia y el acento de la perso-
nalidad de cada uno de los héroes de la obra, vuelven a la obra una
apuesta contundente a la imaginación del espectador práctica-
mente imposible de rechazar.
Vía el relato, cada personaje va convocando al espectador a vivir
cada parte de la historia, a imaginar cada situación, cada diálogo,
cada exabrupto, y cada “birra” bebida. Y destaco este último signifi-
cante, porque la obra es marca registrada Argentina, lo que la hace
muchísimo más embaucadora.
Considero que En Adelante es una declaración de principios, una
tentativa al exabrupto y una provocación a la imaginación, en
donde vía el humor y la sátira, uno, en el mejor de los casos,
termina siendo interpelado allí donde se dejó adormecer. Estos
mal vivientes (envidiablemente vivientes), desatados de las nor-
mas, “desacatados” de nuestra cultura, lejos de escandalizarnos,
terminan por encandilarnos, convocando al delincuente cautivo
que hay en cada uno de nosotros, a vivir la escena
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Es mediante el humor que Marcos Perearnau y sus secuaces nos
introducen en un mundo donde nos dejamos llevar y todo parece
estar bien, allí riéndonos y disfrutando de las fechorías de un grupo
de amigos, que no se dejan embaucar por las normas de la cultura,
sino que no reprimen nada, y son arrebatos hormonales tal vez,
decisiones surgidas de continuas discusiones y puestas en común,
las que los motorizan hacia una gran aventura
Perearnau no solo capitaliza esa fascinación por aquellos que
osaron romper con las normas y dejarse llevar, sino que encausa la
narración de la historia vía el relato omnipresente de cada uno de
los personajes de la historia. La diferencia y el acento de la perso-
nalidad de cada uno de los héroes de la obra, vuelven a la obra una
apuesta contundente a la imaginación del espectador práctica-
mente imposible de rechazar.
Vía el relato, cada personaje va convocando al espectador a vivir
cada parte de la historia, a imaginar cada situación, cada diálogo,
cada exabrupto, y cada “birra” bebida. Y destaco este último signifi-
cante, porque la obra es marca registrada Argentina, lo que la hace
muchísimo más embaucadora.
Considero que En Adelante es una declaración de principios, una
tentativa al exabrupto y una provocación a la imaginación, en
donde vía el humor y la sátira, uno, en el mejor de los casos,
termina siendo interpelado allí donde se dejó adormecer. Estos
mal vivientes (envidiablemente vivientes), desatados de las nor-
mas, “desacatados” de nuestra cultura, lejos de escandalizarnos,
terminan por encandilarnos, convocando al delincuente cautivo
que hay en cada uno de nosotros, a vivir la escena
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Perearnau no solo capitaliza esa fascinación por aquellos que
osaron romper con las normas y dejarse llevar, sino que encausa la
narración de la historia vía el relato omnipresente de cada uno de
los personajes de la historia. La diferencia y el acento de la perso-
nalidad de cada uno de los héroes de la obra, vuelven a la obra una
apuesta contundente a la imaginación del espectador práctica-
mente imposible de rechazar.
Vía el relato, cada personaje va convocando al espectador a vivir
cada parte de la historia, a imaginar cada situación, cada diálogo,
cada exabrupto, y cada “birra” bebida. Y destaco este último signifi-
cante, porque la obra es marca registrada Argentina, lo que la hace
muchísimo más embaucadora.
Considero que En Adelante es una declaración de principios, una
tentativa al exabrupto y una provocación a la imaginación, en
donde vía el humor y la sátira, uno, en el mejor de los casos,
termina siendo interpelado allí donde se dejó adormecer. Estos
mal vivientes (envidiablemente vivientes), desatados de las nor-
mas, “desacatados” de nuestra cultura, lejos de escandalizarnos,
terminan por encandilarnos, convocando al delincuente cautivo
que hay en cada uno de nosotros, a vivir la escena
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cuántas veces nos han dichoriendo tristemente
que las esperanzas jóvenes
son sueños
[...]
el mundo está cambiando
y cambiará más
el cielo se está nublando
hasta ponerse a llorar
- Los Iracundos, "Y la lluvia caerá"
ANTES DE QUECIERRE EL CHINOJORGE L. DRECHSLER
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"está más afilada" fue mi pensamiento luego de la tercer función
que asistí de en adelante. afilada, porque tiene algo de cuchillo,
navaja. algo de bisturí. para perforar los tiempos que corren. para
lacerar el imaginario político actual e inevitablemente indagar en
la sangre que chorrea.
irresistible provocación la de una obra de arte que cuestiona su
época inmediata. la pone a prueba. a prueba del humor, de la
ironía, a prueba de su propia parodia. el ring, el campo de batalla
es blanco, plástico, evoca un set de televisión o una especie de
limbo. los intérpretes son jóvenes con chombas estridentes cuya
marca no se identifica con un cocodrilo, sino que tiene un ganso.
ellos llevan a cabo una versión de las fantasías nostálgicas de la
política de este tiempo. que al ser puestas en tela de juicio, te hace
preguntar cuánto hay de realidad en ellas.
en adelante me dio la impresión de un espejo raro, torcido, de su
propio público. eso me parece brillante. porque es justamente en
esa peculiaridad donde se reflejan cosas ocultas, absurdas: un
cierto turismo político. turismo militante. la posibilidad de que
bombas molotov y pistolas ocupen el lugar de joysticks y ipods.
pero sobre todo la imagen triunfal de la juventud. que todavía no
se pregunta qué va a suceder cuando cierre el chino
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Escriben en este dossier:
Lucas Brockenshire. Poeta.
Manuel Mensa. Arquitecto. Es socio del estudio META y editor de
CIRCULAR, revista de arquitectura.
Sebastian Peloche. Licenciado en Psicología y Psicoanalista.
Jorge Drechsler. Actor y dramaturgo formado en El Brío Teatro.
DOSSIER MARTE #3
Diseño: Isa Crosta, Agustín Jais
Fotos: Jean Segura
“En adelante” , estrenada en la Bienal de Arte Joven Buenos Aires
2013, realizó funciones en el Club Cultural Matienzo en abril ,
mayo y julio de 2014.
MARTE / Matienzo Artes Escénicas, Club Cultural Matienzo, 2014
MARTE / MATIENZO ARTES ESCÉNICAS ES
Paula Baró, Belén Charpentier, Giuliana Kiersz, Rocío Frías, Mar-
tina García, Laura Derpic, Nicolás Lodigiani, Malena Vain, Lucía
Deca, Nacho Sánchez, Sabrina Cassini, Guadalupe García Dupuy,
Bárbara De Wit, Clémence Grimal, Hyngrid Bermann.
Encargada de Sala: Giuliana Kiersz
Jefe Técnico: Nacho Sánchez
Comunicación: Belén Charpentier
Fotografía: Martina García
Coordinadora: Paula Baró
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Matienzo Artes Escénicas
www.ccmatienzo.com.ar