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uego del periodo de modernizacin neoliberal del Estado y de la trans-
formacin del ciclo poltico de la economa en gobiernos econmicos de la
poltica, de las gobernabilidades y gubernamentalidades democrticas
sometidas a los dictados del Fondo Monetario Internacional (fmi), el Banco Mun-
dial (bm) y la Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo Econmico (ocde),
despus de estos procesos de gran transformacin, comenzaron a plantearse ten-
siones, conictos y confusiones entre la razn de Estado y la razn de mercado1.
El estado del
Estado en laactual sociedad
de mercado
Jos snchez Parga
En las ltimas dcadas, a partir del
inicio del neoliberalismo y el auge de la
globalizacin, Amrica Latina registra
un proceso de desestatalizacin del
Estado, por el cual este es despojado
de sus atribuciones principales entre
ellas la de gobernar mediante el
monopolio de la violencia y reemplazado
por las dinmicas del mercado. Pero no
solo el Estado, sino tambin la sociedadse mercantiliza, en la medida en que
la lgica de mercado se extiende a las
relaciones sociales, los individuos y la
cultura. El artculo analiza ambos procesos
a la luz de la crisis econmica actual
y concluye que sera ilusorio pensar
en una vuelta del Estado keynesiano y
redistribuidor, ya que se trata de una crisis
producida por el capital fnanciero como
parte de su proceso de reproduccin.
Jos Snchez Parga:doctor en Filosofa y antroplogo; primer director de la revista Ecuador De-bate, actualmente es investigador del Centro Andino de Accin Popular (caap), Quito.Palabras claves:Estado, mercado, sociedad, crisis.1. Cfr. J. Snchez Parga: Razn de Estado, razn de mercado en Nueva Sociedad N
o
188, 11-12/2003.Sobre la conversin econmica de los gobiernos democrticos nos remitimos al artculo de J.Snchez Parga: Ciclo poltico de la economa y el gobierno econmico de la poltica en EcuadorDebate No 55, 4/2002.
Este artculo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad No 221,
mayo-junio de 2009, ISSN: 0251-3552, .
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La pregunta giraba alrededor de los efectos de la penetracin de la racionali-
dad estatal por parte de la racionalidad mercantil y empresarial, en tiempos
en que declinaba el ciclo poltico del Estado-nacin2
. Y tambin entoncescaba interrogarse en qu medida el mercado haba dejado de ser una racio-
nalidad exclusivamente econmica para volverse tambin social, poltica y
hasta cultural, dominante en la moderna sociedad de mercado, donde tam-
bin el Estado sera parte del mercado.
Tras ms de dos dcadas de dominio de las fuerzas y los intereses econmicos
sobre las instituciones y los poderes polticos, es necesario plantear un nuevo
problema: en qu estado se encuentra el proceso de desestatalizacin del Es-
tado por parte del mercado? Qu queda del Estado? Y de manera ms general,qu queda del mismo sistema poltico (rgimen de gobierno, sociedad civil,
sociedad poltica)3? Esto, a su vez, remite a una cuestin ulterior: para qu
sirve hoy el Estado y qu es lo que puede hacer? Si ya no es el Estado el que
organiza y regula a la sociedad, a qu ha quedado reducida su funcin de go-
bernar? La crisis actual no solo pone a prueba la naturaleza residual del Estado
moderno, sino que adems maniesta su ms oculta realidad y sus lmites
menos evidentes, as como el extraordinario podero del capital/mercado.
El desarrollo del capital adopta un modo de produccin destructiva4 , se-
gn el cual destruye todo aquello que le impide producir una nueva forma y
fase superior de su desarrollo. Por esta razn, el capital devasta todo lo que
no puede reciclar del Estado para su propia expansin. Tal devastacin del
Estado por el capital y el mercado reproduce a su vez esta forma destructivo-
productiva: destruye toda aquella estatalidad que impide o no puede ser re-
funcionalizada para el desarrollo del capital, a la vez que el mismo mercado
produce una nueva estatalidad, que convierte al Estado en un instrumento de
las lgicas, los intereses y las fuerzas del mercado. Esto mismo ocurre con to-das las instituciones de la sociedad societal: el mercado destruye la familiay produce una diversidad de formas familiares (monoparental, pluriparental,
homoparental), que le son funcionales5.
2. J. Snchez Parga: La modernizacin y el Estado. Fin del ciclo del Estado-nacin , Conam / puce,Quito, 1999.3. Ya no podemos creer que las instituciones polticas son bastante fuertes para controlar ydominar las fuerzas econmicas. Guy Laval:Malaise dans la pense. Essai sur la pense totalitaire,Publisud, Pars, 1995, p. 201.
4. Joseph Schumpeter: Capitalisme, socialisme et dmocratie, Payot, Pars, 1969, p. 225. [Hay edicinen espaol: Capitalismo, socialismo y democracia, Folio, Barcelona, 1984.]5. Exactamente lo mismo ha ocurrido con la universidad se han diversicado ilimitadamentelos modelos de institucin universitaria, con el contrato laboral, con la ciencia, etc.
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Nueva Sociedad / Toms Ives 2009
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confundido y cambiado los modos de gobernar, y ha dejado de ser un orga-
nismo e instrumento de gobierno.Hacia una gobernanza sin gobierno estatal.Una vez fragilizado tras su mo-
dernizacin privatizadora (privado de sus recursos, servicios, know how)y descentralizadora, el Estado fue sustituido de manera cada vez ms amplia
por los mercados y por las ong, de la misma manera que buena parte de su
intelligentsiaburocrtica abandon el sector pblico para integrar el mercadode los consultores y asesores privados. Finalmente, muchos de los sectores y
las competencias estatales fueron cubiertos por la cooperacin internacional
y los organismos nancieros como el fmi y el bm. Desde estos organismos se
producan los diagnsticos, se elaboraban los proyectos, se denan las estra-tegias y se implementaban los planes de accin. Este debilitamiento poltico
del Estado y el creciente intervencionismo econmico y del mercado en el
funcionamiento de sus aparatos reejaban la reconversin del gobierno pol-
tico (de la economa) en el gobierno econmico (de la poltica).
En los 80 y 90, las polticas de ajuste estructural, de pago de la deuda externa y
los programas neoliberales provocaron nuevas formas de luchas sociales, ms
polticas y violentas lo que llamamos el ciclo poltico de la protesta que
generaron fuertes desafos de gobierno a las recientes democracias. En aquellosaos, la misma idea de gobernar fue cambiada por la idea de gobernabilidad. El
concepto fue elaborado por el bm a inicios de los 90 con la nalidad de regular
las contradicciones surgidas de los planes de ajuste estructural en los pases
subdesarrollados; ms tarde, el trmino fue exportado hacia otras institucio-
nes. Lo central es que introduca una confusin muy simple pero muy impor-
tante, al centrar el problema en la gobernabilidad de las sociedades, cuando el
verdadero problema y la causa del desgobierno la causa del ciclo poltico de
protestas, movilizaciones y levantamientos populares eran precisamente las
polticas neoliberales. El enfoque de la gobernabilidad, masivamente promovi-
do y dotado de las ms elaboradas interpelaciones y justicaciones por parte de
diferentes organismos acadmicos y de la cooperacin internacional, termin
por confundir al mismo Estado sobre su principal prctica poltica9.
Esta relacin entre el Estado y su ejercicio de gobierno se torn an ms perversa
a partir del ascenso de la racionalidad administrativa. En un primer momento,
se trat de aplicar al gobierno de las personas los enfoques e instrumentos
9. La moda de losgovernmentality studies fue lanzada en Estados Unidos y Gran Bretaa por ColinGordon et al. (eds.): The Foucault Effect. Studies in Governmentality, University of Chicago Press, Chi-cago, 1991, y Mitchel Dean: Governmentality: Power and Rule in Modern Society, Sage Publications,Londres, 1999.
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propios de la gestin de las cosas. As surgi la idea de capital humano, que
conducira a una administracin de las personas como si fueran cosas. En un
segundo momento, de manera ms explcita, los mismos organismos econmi-cos internacionales (como el bm y el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo, pnud) introdujeron el hipntico neologismo de gobernanza para
sustituir las nociones de gobierno y de poder poltico ejercido por un gobierno.
La gobernanza sera, de acuerdo con
este enfoque, una inmensa red inte-
grada por actores en muchos niveles
supranacional, local, regional y por
actores pertenecientes a las esferas
pblicas, semipblicas y privadas10.
El modelo empresarial fue propues-
to en la euforia neoliberal de los 90
como un ejemplo para el Estado,
pero tambin para las universidades, la familia, el partido, el deporte Res-
pecto del Estado, el objetivo de este modelo no era solo que se gobernara como
si fuera una empresa, sino tambin que el mismo Estado ejerciera un gobierno
empresarial. Es as como surgen y se imponen los criterios de usuario, cliente
y consumidor (en relacin con los ciudadanos), de control de calidad (de los
productos), de competitividad, ecacia, rendimiento (de las acciones).
La desestatalizacin del Estado se convierte, de manera casi invisible, en una
mercantilizacin del Estado. Los problemas que no se pueden o no se quieren
resolver polticamente se administran (eso s: con los mejores rendimientos y
con las mayores utilidades). Esto es justamente lo que ocurre desde hace dos
dcadas con la exitosa hiprbole de la lucha contra la pobreza, cuya impo-
nente y rentable administracin es la mejor garanta para que dicha luchanunca termine y para que las causas de la pobreza no sean afectadas jams.
La gestin empresarial de la accin del Estado desde la salud y la educacin
hasta la seguridad ciudadana se sujetar a los criterios de calidad, competi-
tividad y eciencia empresariales: de ah que la nalidad no sea tanto que los
hospitales sanen, las escuelas eduquen y los fondos de pensiones garanticen
la seguridad a sus beneciarios, sino que produzcan benecios.
10. Michel Bouillot y Pierre Lenormand citan la falacia de J. P. Raffarin, jefe de gobierno francs:Desde ahora, la cuestin es saber no lo que queda de la accin poltica, sino ms bien responder,ms all del Estado, a los proyectos del ciudadano. V.: Gouvernance noliberale. Nouvelle ar-V.: Gouvernance noliberale. Nouvelle ar-chitecture territorial, nouvelles regles du jeu en La Pense N 334, 4-6/2003.
Los mismos organismos
econmicos internacionales
introdujeron el hipntico
neologismo de gobernanza
para sustituir las nociones
de gobierno y de poder poltico
ejercido por un gobierno
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La gobernanza escamotea la rela-
cin y la responsabilidad polticas
entre gobernantes y gobernadosy las sustituye por el gobierno de
los procedimientos y de los auto-
matismos annimos de la empre-
sa y del mercado11. La gobernan-
za global solo puede construirse
a partir de y a costa del casi total
debilitamiento de los Estados na-
cionales. La bsqueda de capacidades de decisin y de instituciones mundiales
en condiciones de gobernar la globalizacin reivindica el dominio de los mer-cados sobre la poltica y los Estados, promoviendo un creciente apoliticismoy una despolitizacin de la poltica, para que aquellos y esta puedan quedar
sujetos a los intereses y fuerzas del mercado12.
La relacin entre gobernantes y gobernados se degrada tambin en la medida
en que la representacin poltica es suplantada por la representatividad de
los polticos, construida a partir de parmetros y recursos mercantiles: la de-
mocracia de mercado y la videodemocracia, la venta de imagen (marketing
profle), las ofertas del clientelismo poltico, as como el creciente podero delos lobbies y su inuencia en aquellas decisiones que involucran colosales in-tereses econmicos (energticos, agroalimentarios, de transportes, farmacu-
ticos, etc.)13. Si el mercado obtiene suculentos benecios, explotando la esce-
nicacin pblica de la vida privada de los polticos (la pipolizacin14 de la
poltica), mucho ms colosal es el producto de la corrupcin cuando el ocaso
de la representacin poltica facilita la privatizacin de lo pblico.
En denitiva, el mercado no solo genera un Estado sin poder, sino incluso una
poltica sin poder, poniendo n a toda una tradicin histrica y del pensamiento
11. El Informe sobre el Desarrollo Mundial (publicacin anual del bm) ja las prioridades y di-funde la terminologa, los conceptos y las problemticas a travs de las cuales la idea misma dedesarrollo es formulada. De la reduccin de la pobreza, pasando por el ajuste estructural, aldesarrollo sustentable: los grandes repertorios del bm que se han sucedido han estructuradolos debates, orientado la investigacin y producido saberes. Nicolas Guilhot: La Banque Mon-Nicolas Guilhot: La Banque Mon-diale rclame bonne gouvernance en Le nouveau capitalisme. Maniere de voir No 72, 12-2003/1-2004.12. Cfr. Gilles Andrani: Gouvernance global: origines dune ide en Politique trangere No 3,2001 y David Held: Democracy and the Global Order: From the Modern State to Cosmopolitan Governance,Polity Press, Cambridge, 1995.
13. Hay unos 15.000 lobbies acreditados ante el Parlamento europeo, y cuatro de los siete interesa-dos en la privatizacin del agua en el mundo estn considerados entre los ms poderosos.14. Trmino creado a partir de la revista People, especializada en la intimidad de artistas y cele-
bridades, para referirse a la exposicin de la vida ntima de los polticos.
La gobernanza escamotea la
relacin y la responsabilidad
polticas entre gobernantes y
gobernados y las sustituye por el
gobierno de los procedimientos
y de los automatismos annimos
de la empresa y del mercado
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occidental, segn la cual la poltica (era) inseparable del poder15. Esto genera
una consecuencia todava ms grave: en la medida que el mercado se hace cada
vez ms real, la poltica deviene cada vez ms virtual.
El Estado no solo es atravesado por las fuerzas, intereses y lgicas del merca-
do en sus desempeos estatales, sino que adems se convierte en un poderoso
instrumento para la expansin depredadora del mercado en aquellos sectores
e instituciones ms sensibles del mbito pblico. Es por medio de las reformas
modernizadoras de actualizacin, mejoramiento de la calidad y toda
una retrica de eufemismos que la Organizacin Mundial del Comercio (omc)
logra la progresiva comercializacin de la salud en todo el mundo, y que los
mismos Estados intentan convertir a las universidades en presas codiciadasde las empresas, empresarializando la institucin universitaria en todos sus
campos acadmicos (sobre todo, en investigacin y posgrados), hacindola ren-
table, competitiva y abierta a las inuencias de los mercados16.
Impotencia y deslegitimacin del Estado. Junto con la prdida de su podergobernante, el Estado ha sido despojado de la sustancia de dicho poder, su
misma razn de ser: el monopolio legtimo de la violencia17. En su origen
moderno, el Estado, maquiaveliano y hobbesiano, al mismo tiempo que mo-
nopolizaba y legitimaba la violencia que se encontraba difusa por toda la so-ciedad, suprima la lucha de todos contra todos, reemplazndola por la fu-
tura lucha de clases y convirtiendo esa violencia en conicto social. El Estado
se constitua no solo en rbitro, mediador y regulador de las luchas sociales,
sino tambin en parte y hasta contraparte de ellas; no solo en referente de
los conictos sociales reivindicativos, sino tambin en oponente y adversario
de las movilizaciones de protesta.
Pues bien, son precisamente estas luchas las que se encuentran en crisis: su
frecuencia y su intensidad disminuyen a la par de su progresiva deslegiti-macin. Se dira que, despus de la transformacin de los conictos sociales
reivindicativos y proactivos18 , democrticos y no violentos, en las luchas
protestatarias, reactivas, antidemocrticas y violentas de los aos 90, esta
15. Bernard Castagnede:. Bernard Castagnede: La politique sans pouvoir, puf, Pars, 2007.16. Entre otras, esta es una de las perversidades de los acuerdos de Boloa para la universidadeuropea. Cfr. Nico Hirtt: Au Nord comme au Sud, loffensive des marchs sur lUniversit enAlternatives Sud vol. x N 3, 2003.17. Max Weber: Wirtschaft und Gesellschaft, J.C.B. Mohr (Paul Siebeck), Tubinga, 1972. [Hay edicin
en espaol: Economa y sociedad, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, df, 1944.]18. Alain Touraine: Pourrons-nous vivre ensemble? gaux et diffrents , Fayard, Pars, 1997, p. 118.[Hay edicin en espaol: Podremos vivir juntos? Iguales y diferentes, Fondo de Cultura Econmica,Buenos Aires, 1998.]
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atroa de las luchas sociales se expli-
ca por un auge de las violencias so-
ciales: privadas, intrainstitucionales,extendidas por toda la microfsica del
tejido social, producto de la ruptura
de los vnculos sociales (familiares,
educativos, laborales, de gnero y ge-
neracionales, identitarios, etc.).
Ms que su incapacidad (poltica)
para establecer aduanas y fronteras
entre el mercado interno y el comer-cio exterior, la mejor prueba de la prdida de soberana del Estado-nacin es
su impotencia para monopolizar la violencia interna, sobre todo cuando se
traduce en guerras civiles, y su impotencia para gobernar las guerras exter-
nas, ms an cuando son declaradas terroristas. La doble versin actual de
la violencia microsocial y global constituye la prueba de la falta de podero
del Estado. Desde luego, ya desde las sociedades primitivas las guerras fueron
mercantiles; la originalidad actual es que el mercado es la guerra: una guerrade todos contra todos19 y metapoltica, frente a la cual los Estados, despojados
por el mismo mercado capitalista de su monopolio legtimo de la violencia20,son incapaces de controlar y regular, ya que ellos mismos se encuentran instru-
mentalizados por los nuevos mercados de la guerra (energtica, petrolera, nar-
co, de armas, de prostitucin o de migracin clandestina); cuando, en realidad,
se trata de las guerras del mercado (competitivas, maosas, especulativas).
Este proceso implica una progresiva exclusin del Estado, no solo como
referente sino tambin como garante de la seguridad ciudadana frente al
caos generado por el nuevo orden global de los mercados. Despojado de su
capacidad poltica para controlar la violencia social, el Estado la reduce a la
delincuencia, que es solo la punta del iceberg, con la nalidad de policiali-
zarla, judicializarla, penalizarla y, en el caso extremo, hacerla objeto de la
lucha antiterrorista. Es precisamente con estas actuaciones frente al con-
icto social y las violencias sociales que el mismo Estado se desestataliza.
De hecho, en este campo tambin asistimos a una creciente judicializacin
de la poltica y a una judicializacin de la regulacin y la solucin de los
conictos sociales. El Estado privatiza tanto la seguridad ciudadana como
19. Thomas Hobbes: Leviatn, Alianza, Madrid, 1987, xiii, 187.20. M. Weber: ob. cit., p. 29 y ss.
Ms que su incapacidad
(poltica) para establecer
aduanas y fronteras entre el
mercado interno y el comercio
exterior, la mejor prueba de
la prdida de soberana
del Estado-nacin es su
impotencia para monopolizar
la violencia interna
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la negociacin y mediacin de los conictos, cada vez ms sujetos a las
tcnicas del marketing empresarial.
Una consecuencia de este debilitamiento y deslegitimacin del Estado por
parte de las fuerzas del mercado es la aparicin de gobiernos extremadamente
autoritarios, ya sea neoliberales o contraneoliberales, cuyas formas caudillis-
tas o despticas en parte encubren, en parte compensan y en parte agravan el
dcit de estatalidad. Que estos gobiernos autoritarios instrumentalicen los
aparatos estatales o se sirvan de organismos paraestatales puede dar la falsa
impresin de un retorno del Estado. Como veremos ms adelante, nada
ms lejos de lo que sucede en la actualidad.
Desestatalizacin de la sociedad de mercado
De la misma manera que el Estado nacional, a partir del siglo xvi y durante
cinco siglos, estataliz y nacionaliz las sociedades, hoy el mercado sostiene
un proceso de mercantilizacin de la sociedad. Por eso, la desestatalizacin
de la sociedad de mercado puede ser enfocada desde la doble perspectiva
schumpeteriana: la destructiva, en el sentido de que el mercado desocietali-
za todas aquellas instituciones que caracterizaban a la sociedad del Estado-
nacin; y la productiva, por la cual la mercantilizacin de la sociedad abarcadesde una antropologa de mercado (el nuevo homo economicus) hasta unamutacin mercantil del derecho y los valores.
Desocietalizacin de la sociedad.En la medida en que el modelo de desarrollocapitalista transforma la sociedad en mercado y todo en ella en mercanca, la
misma sociedad se desestataliza en todos sus componentes, quitndose todo
resto de institucionalidad (o de societalidad en trminos weberianos). Su pri-
mer efecto consiste en destruir lo pblico, fundamento del Estado desde sus
orgenes, del que el Estado fue siempre garante y principio de articulacin conlo privado. El mercado no puede soportar que algo sea comn y compartido ni
que todos puedan participar por igual; la lgica del mercado consiste en que
todo sea privado, privatizable y privatizado, objeto de compra y venta, y que
todo tenga un precio: desde los rganos humanos hasta el sexo de los nios.
Segn Aristteles, que nada tena de comunista, es mejor mucho priva-
do que todo comn, aunque una sociedad no puede existir sin nada en
comn21. Esta destruccin de lo pblico y lo comn por parte de las fuerzas
del mercado constituye una violencia sobre la totalidad social, estrechamente
21. Polticaii, 1260b, p. 40 y ss.
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relacionada con la ruptura de los vnculos sociales, que solo se establecen en
la medida que comparten y participan bienes y servicios pblicos y comunes.
Aunque el mercado nunca lograr la privatizacin total, so pena de destruirla sociedad humana, la violencia privatizadora y privadora ejercida sobre ella
puede ser tan constante como ilimitada.
Lo pblico, lugar de mediaciones entre el individuo y la colectividad, entre lo
privado y el Estado, se encuentra asociado a lo pblico en cuanto manies-
to, visibilidad y transparencia (la parresia de la democracia ateniense y laOffentlichkeit de Jrgen Habermas), y constituye una cualidad tica de la polticaestatal (contraria a los arcana imperii de las monarquas)22. Ambas dimensiones de
lo pblico desaparecen en la sociedad de mercado. Son sustituidas no solo por lapublicidad de las mercancas sino, sobre todo, por las opacidades del capital, con
todo su sistema de encubrimientos: el de la explotacin del trabajo por el salario,
el de la plusvala por el valor de la mercanca, el del fraude scal por la evasin
de impuestos, ambos encubiertos por el secreto bancario, los parasos scales y
los impuestos al ahorro, mediante los cuales los bancos simulan compensar la
fuga de capitales y el blanqueo de dinero. No se trata de simples desviaciones
del modelo capitalista, sino de operaciones esenciales a su funcionamiento.
El protagonismo atribuido a la sociedad civil durante los 90 no solo tena lanalidad de deslegitimar la sociedad poltica y contraponer sociedad civil a
Estado, sino, sobre todo, facilitar las hegemonas privadas y empresariales, y
fortalecer a los actores econmicos, los intereses y las fuerzas del mercado. El
proceso de conversin de la sociedad en mercado se disimula con la retrica
en torno de la sociedad civil. El postulado neoliberal de ms sociedad civil y
menos Estado resulta contradictorio en la medida en que la sociedad pierde
socialidad y cohesin y deja de ser un componente del sistema poltico (junto
con el rgimen de gobierno, la sociedad poltica, el gobierno y el Estado), para
volverse un espacio relativamente autnomo, dominado por los intereses pri-vados y las fuerzas del mercado.
Nada ha minado tanto la capacidad normativa y reguladora del Estado, y por
consiguiente su autoridad, como la supuesta capacidad autorreguladora de la
sociedad civil, que tanto promocionaron los organismos econmicos interna-
cionales: su consecuencia fue no solo desactivar la inuencia del Estado sobre
ella cuanto dejarla a disposicin de las regulaciones e inuencias del mercado.
22. En el apndice de su tratado Para la paz perpetua (Zum Ewigen Frieden), titulado Del acuerdo dela poltica con la moral segn el contrato trascendental del derecho pblico, Immanuel Kant consideralo pblico, en cuanto transparencia, la condicin necesaria de la justicia y legitimacin de laaccin poltica del Estado. I. Kant: Zum Ewigen Frieden, Akademie Verlag, Berln, 2004.
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Por esta razn, el neoliberalismo no es
propiamente una actualizacin y radi-
calizacin de la tradicin liberal, sinoms bien la consecuencia institucional
de las leyes del capital, que convierten
al Estado en el instrumento privilegia-
do de la racionalidad econmica.
Sin espacio pblico no hay lugar para
la sociedad civil ni, mucho menos,
para la construccin de ciudadana, que nunca existir al margen de lo pbli-
co. Reducidos a la condicin de clientes y consumidores, los ciudadanos susti-tuyen los derechos civiles, ejercidos por igual a pesar de las diferencias entre
ellos, por una serie de derechos especcos, basados en sus diferencias sociales
(derechos de gnero, de los nios, de los minusvlidos, derechos culturales,
derechos procreativos, etc.). Estos derechos, lejos de ser compartidos por todos,
agravan las diferencias y desigualdades y, al estar basados en necesidades, no
son ejercidos, sino que requieren ser satisfechos, respondiendo as a la lgica
del mercado.
Puesto que cada formacin social desarrolla un modelo particular de individua-lismo, la sociedad de mercado, sin la dimensin pblica ni cvica, dar lugar a
un nuevo individualismo: no ms individualista, ni ms radical, sino diferente,
formateado por las lgicas e intereses del mercado, en el que la misma ciudada-
na se disuelve: es un individualismo egosta porque, adems de excluir lo co-
lectivo, no soporta al otro, cualquiera sea la alteridad (sexual, etaria, cultural,
tnica); es narcisista, no solo porque se quiere a s mismo, sino porque es incapaz
de querer a los otros; es competitivo, ya que es incapaz de toda emulacin (ne-
cesidad de los otros para mejorarse a s mismo) y est abocado no solo a luchar
contra los otros sino a destruirlos; es consumidor, ya que encuentra en la mer-
canca el referente de su existencia y de su identidad: uno es lo que consume.
Mercantilizacin de la sociedad.Una sociedad no se vuelve de mercado sinla transformacin mercantil de todas las relaciones sociales en su interior, de
todos los comportamientos y valores e, incluso, de la relacin de las perso-
nas consigo mismas. De ah que dicha transformacin sea antropolgica: del
homo politicus al homo economicus. Y tan radical que, segn los mismos psicoa-
nalistas, dara lugar a una nueva economa psquica del sujeto23
. Ya Marx
23. Charles Melman:. Charles Melman: Lhomme sans gravit. Jouir sans fn, Denoel, Pars, 2002.
Nada ha minado tanto
la capacidad normativa y
reguladora del Estado,
y por consiguiente su
autoridad, como la supuesta
capacidad autorreguladora
de la sociedad civil
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sostena que el capital no solo pro-
duce mercancas para el hombre,
sino que tambin produce un serhumano para las mercancas. En
esta misma perspectiva se entien-
de otra mutacin: la del Estado de
derecho en mercado de derechos.
Despojado de la capacidad de go-
bernar las complejidades de la so-
ciedad de mercado, y sin el poder
suciente para monopolizar legti-mamente el caos del nuevo orden
global, las violencias y los terrorismos que ese mismo mercado produce, el
Estado deja de ser tambin el lugar privilegiado del derecho. Dos dcadas
atrs comenzaba a emerger el conicto entre una creciente politizacin de
la justicia y una judicializacin de la poltica. En la actualidad, el poder de
los jueces y las competencias del derecho no solo se imponen cada vez ms
sobre el gobierno poltico, sino que se ubican en la misma sociedad civil y
alcanzan niveles internacionales, ms all de las jurisdicciones y soberanas
de los Estados-nacin. Por ejemplo, la situacin de Estados sujetos al arbi-
traje de cortes u organismos jurdicos privados extranjeros a raz de conten-
ciosos judiciales con empresas privadas nacionales y extranjeras constituye
una expresin de un escenario indito, donde los Estados y sus soberanas
se hallan sujetos a un derecho transnacional cada vez ms metapoltico y,
sobre todo, comercial.
En la actualidad, el derecho comercial internacional no solo trata de moder-
nizar, ampliar y reforzar la lex mercatoria (derecho mercantil) medieval, prac-ticada antes de la formacin de los Estados nacionales, sino que pretende sertomado como modelo para gobernar el ordenamiento poltico global, al que
deberan someterse todos los Estado nacionales. De esta manera, se desarro-
lla una jurisprudencia arbitral internacional ya no a cargo de jueces sino de
expertos del derecho y del mercado. Se trata de un derecho al margen del
derecho internacional pblico y al margen del derecho privado internacional,
ambos refrendados por los Estados nacionales, que opera no a partir de las
constituciones polticas, sino de las prcticas y costumbres, lgicas e inte-
reses de los mercados. Esta imposicin de un derecho comercial para lasrelaciones entre los Estados nacionales presupone la reduccin al mercado
de todo el ordenamiento global. Despus de todo, una sociedad de mercado,
Despojado de la capacidad de
gobernar las complejidades
de la sociedad de mercado, y sin
el poder sufciente para
monopolizar legtimamente el
caos del nuevo orden global, las
violencias y los terrorismos que
ese mismo mercado produce,
el Estado deja de ser tambin el
lugar privilegiado del derecho
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tanto nacional como global, no sera ms que una comunidad de negocios
(businness community), por lo que sera tan anacrnico como disfuncional pre-
tender gobernarla polticamente desde el Estado.
Si hoy el complejo poltico-militar-moral es incapaz de controlar las ml-
tiples tendencias centrfugas de la sociedad nacional y global, no es ni-
camente porque los Estados han quedado fragilizados por las fuerzas del
mercado, sino, sobre todo, porque la sociedad de mercado necesita ser go-
bernada no tanto por una gubernamentalidad poltica como por una de
carcter econmico. Que Estados y gobiernos puedan ser sujetos de una
legislacin internacional de derecho mercantil signica que los conictos
y problemas supuestamente polticos no sigan siendo falsamente politiza-dos, de modo que comiencen a ser resueltos econmica y comercialmente,
puesto que todo se ha vuelto mercado. Tal sera el primer postulado de un
derecho global sin Estado24.
En esta perspectiva, el derecho sustituye hoy a todas las guras tradicionales
de la autoridad y coloca toda la existencia colectiva de los individuos bajo
el control de mecanismos impersonales e ideolgicamente neutros () sin
que los individuos sean convocados a ttulo de sujetos25. Es a condicin de
liquidar todas las otras instituciones y valores como la sociedad de mercadopuede reducir al derecho todas las relaciones sociales y dispositivos de la
integracin. As, la condicin necesaria y suciente para instituir un orden
humano ecaz reside en la aptitud de los individuos para entrar bajo las lgi-
cas del mercado y del derecho26.
El espritu capitalista no se limita a convertir el derecho en la otra institu-
cin reguladora del orden social y sustitutiva del valor de todas las institucio-
nes, relaciones y vnculos sociales. Adems, ha transformado en el derecho y
en la multitud de derechos especcos todas aquellas necesidades e interesesque el mismo mercado genera y puede satisfacer: desde el derecho de los nios
a la publicidad hasta el derecho de las mujeres al trabajo sexual. Lo cual, sin
embargo, no ha impedido que las polticas neoliberales y el mercado rechacen
la idea de que las necesidades fundamentales de la vida humana (alimenta-
cin, habitacin, acceso al agua) son en realidad derechos.
24. Gunther Teubner: Global Law Without State en G. Teubner (ed.): Global Bukowina: Legal
Pluralism in the World Society, Brookeld, Dartmouth, 1997.25. Jean-Claude Michea:. Jean-Claude Michea: Lempire du moindre mal. Essai sur la civilisation librale , Climats, Pars,2007, p. 95.26. Ibd., p. 135.
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La plusvala hecha tica en la sociedad de mercado.El Estado moderno se
construy, a partir del siglo xvi, sobre la ideologa y la tica del valor po-
ltico, lo que supuso una gran reconversin de la virtud cristiana medievalen la virtus republicana de la antigua Roma27. En la moderna sociedad demercado, el capital opera una nueva gran transformacin de la idea de va-lor o virtus, segn la cual nada tiene ms valor que el de cambio; en otraspalabras, todas las cosas tienen como nico valor el de su precio y todo
adquiere valor en la medida en que puede ser vendido y comprado. Esto
signica que nada tiene valor fuera del mercado y que solo la mercanca
posee valor.
El capitalismo, radicalmente amoral, muestra una absoluta indiferencia frentea cualquier otra tica, frente a la moralidad o la inmoralidad; pero no soporta
un sistema de valores ni un principio de valoracin que se oponga o compita
con el valor de la mercanca y el principio de valoracin del mismo capital
y del mercado. Si el capital enfrenta un sistema de valores y un principio de
valoracin diferentes del de la plusvala es porque, mientras esta garantiza
la existencia del capital, los valores humanos son portadores de un deber ser
que cuestiona e impugna el ser del capital y su reproduccin. La disposicin
del capital a transformar toda realidad, natural y humana, en mercanca solo
ha alcanzado plena ecacia y generalizacin en la sociedad de mercado glo-
bal. Esta es la razn por la cual la cuestin de los valores emerge hoy como
decisiva, ya que su sistema de eticidad (en palabras de Hegel) es funda-
mento del Estado; por eso mismo, el mercado reivindica y disputa con el
Estado su propio sistema de valores.
Nunca la disyuntiva tico-poltica fue tan radical, como lo haba formulado
Kant (Todo tiene o bien un precio o bien un valor, Fundamentacin para
la metafsica de las costumbres) y despus reformularan Marx y Weber (paraeste ltimo representa la lucha principal entre la racionalizacin tica yla racionalizacin econmica de la economa28). Esta sustitucin (objetiva)
de un sistema de valores por otro, que corresponde a un cambio en el mis-
mo principio/sujeto de la valoracin (subjetiva), se opera por un implacable
proceso de desvalorizacin de todo lo que limita, impide o contradice la va-
loracin mercantil de la realidad, y por la revaloracin de todo aquello que
es mercanca o mercantil, rentable y produce benecio monetario. No otra
27. La obra y el pensamiento de Maquiavelo giran en torno de la transformacin y el uso del con-cepto de virt (recuperando su sentido poltico republicano), que retomara incluso la RevolucinFrancesa.28. Max Weber: ob. cit., p. 352.
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es la accin del espritu del capitalismo (en trminos de Weber): investir
de plusvala no solo las cosas, sino tambin las relaciones personales y a las
mismas personas.
As, la mutacin tica responde a la misma lgica de destruccin produc-
tiva de valores: el capital reviste de valor econmico y mercantil a todos
los valores humanos y sociales y, al mismo tiempo, conere una valoracin
social y humana a sus propios valores. As, por ejemplo, el capital humano
de las empresas, el valor econmicamente calculable de sus recursos per-
sonales, se aplica a todas las relaciones personales. Pero esta necesaria ca-
pitalizacin comercial de todo lo humano y social, que la razn de mercado
lleva hasta el extremo, tiene una singular contraparte: la humanizacin detodos los valores del capital y del mercado: eciencia, calidad, rendimiento,
competitividad, emprendimiento, etc.; y sobre todo aquellos simbolizados
en las bolsas, cuyos movimientos, comportamientos, vacilaciones o
nerviosismos pueden expresar malestar, inquietud, tranquilidad.
Tal humanizacin de las bolsas se explica porque la vida de todo el mundo
se encuentra en ellas, y hoy ms que nunca se podra hablar de la bolsa y
la vida29.
El Estado en la actual crisis delcapital
Cuando se habla de crisis del capital es necesario precisar si se entiende por
ello que el capital est en crisis o si se trata ms bien de una crisis produci-
da por el capital. La diferencia
es terica y polticamente fun-
damental. En el primer caso,
habra que preguntarse qu o
quin pone en crisis al capital;en el segundo, se trata, segn
Marx, de crisis necesarias, que
el mismo capital produce en su
progresivo desarrollo y que l
mismo resuelve, y sale fortale-
cido de ellas. De hecho, la pro-
funda transformacin neoliberal del Estado de las tres ltimas dcadas se
inici a raz de una crisis de acumulacin capitalista cuando, para aumentar
29. Evocamos aqu la obra de Jacques Le Goff: La bolsa y la vida. Economa y religin en la EdadMedia, Gedisa, Barcelona, 1987.
Cuando se habla de crisis del
capital es necesario precisar si
se entiende por ello que el capital
est en crisis o si se trata ms
bien de una crisis producida por
el capital. La diferencia es terica
y polticamente fundamental
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el rendimiento de su acumulacin y de la inmensa suma de petrodlares en
circulacin (ella misma generada por la crisis petrolera de los 70), el capital
encontr una doble solucin: el aumento de las tasas de inters y la librecirculacin de capitales, que dieron lugar a una total desregulacin de los
mercados nancieros, al ciclo nanciero del capital.
Aquel modo de solucin de la crisis del capital por los mercados asest el
golpe de gracia a lo que haba sido el Estado moderno e inaugur la sobe-
rana del mercado sobre la soberana del Estado. Al cabo de tres dcadas,
hace menos de un ao, este modelo capitalista pareci entrar en crisis. Ahora
bien, cmo saber si es el capital el que est en crisis o si se trata de una crisis
producida por el mismo capital, una crisis del capital? La respuesta puedebuscarse a partir de un criterio tan obvio como decisivo: preguntarse si es el
capital el que resuelve su crisis y, en trminos ms precisos, si es en razn de
los intereses de reproduccin del modelo capitalista, de sus lgicas y sus
fuerzas, que la crisis se resuelve.
Poco importa quines toman las medidas para resolver la crisis e imple-
mentan nuevos procedimientos para garantizar un mejor desarrollo del ca-
pital, ms transparente y menos salvaje. Resultara ingenuo pensar que
los Estados y los polticos estn resolviendo polticamente la actual crisis
nanciera del capital. En realidad, pretenden resolverla econmicamente,
con procedimientos policiales, de gendarmera administrativa y legal, de
control y supervisin, de una cierta regulacin. Pero sin tocar los grandes
tabs: la libertad de los mercados, el crecimiento econmico (no el producti-
vo sino el nanciero), el secreto bancario. Cmo se proponen los ministros
de economa iberoamericanos (reunidos en Oporto el 2 de marzo de 2009)
luchar contra la crisis nanciera internacional? Sosteniendo los mismos
imperativos y causas que la provocaron: que no se reduzcan el comercio ylos ujos de capital.
La frentica movilizacin del Estado en todo el mundo ante el desencadena-
miento de la crisis, la precipitada, imponente y meditica actuacin de los
jefes de gobierno para concertar decisiones, implementar programas, adoptar
medidas de casi todo tipo, todas estas bateras y estrategias polticas podran
sugerir un retorno del Estado. Nada ms ilusorio. Detrs de tantas declaracio-
nes, es una nueva fragilizacin del Estado la que tiene lugar.
Sera ilusorio pensar: a) que los desenfrenos y las transgresiones de los mer-
cados fueron accidentales y ocasionales; b) que las medidas adoptadas por los
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Estados pueden regular y controlar a los mercados sin afectar el modelo de
desarrollo capitalista. La razn es obvia: el modo de produccin capitalista
no permite conservar su capital sin su crecimiento ilimitado, y este no puedecontinuar aumentando si no es por su acumulacin progresiva; y tal empode-
ramiento del capital tiene en s mismo efectos polticos30.
Lo que est tambin en juego en la actual crisis es la contradiccin entre la
soberana de los Estados y la misma soberana de los mercados, ya que el
libre mercado no signica otra cosa que su liberacin de todo vnculo,
control y regulacin; librado a su propia lgica y dinmica, al desenfreno
ilimitado de los benecios y las ganancias. Sin movilidad del capital y de los
mercados, no hay capitalismo.
Otra de las pretensiones es refundar el sistema nanciero para hacer trans -
parentes los mercados. Sin embargo, la intransparencia (Unbersichtlichkeit)del capital y del mercado es tan necesaria para su funcionamiento como la si-
mulacin de ganancias y la disimulacin de las prdidas son necesarias para
las empresas y los bancos. Buena parte del contingente nanciero es produc -
to de la evasin scal, de dineros
sucios y de redes maosas, de la
corrupcin poltica de dictadoresy gobernantes.
Es en las crisis donde mejor se ma-
niestan el poder del capital y la
debilidad del Estado. Nunca como
en la crisis actual fue menos nece-
sario que las fuerzas del capital y
los actores econmicos intervinie-
ran para resolver su propia crisis;
son ms bien los poderes polticos
los que actan, pero de acuerdo con la lgica y los intereses del mismo capi-
tal. Esto muestra no solo el nivel de consolidacin del capital sino, sobre todo,
el grado de precarizacin del Estado. Es un principio aristotlico: nunca se
muestra ms fuerte y legtimo un poder que cuando son otras las fuerzas que
se ejercen de acuerdo con sus lgicas y en benecio de sus intereses31.
30. Cfr. K. Marx: Das Kapital, L. I, t. iii, cap. xxiv; en una nota Marx seala que uno de los mvilesdel sagrado apetito de oro (auri sacra fames) es el deseo de dominar.31. Por eso la oligarqua no signica que los ricos ejercen el gobierno sino el gobierno a favordel inters de los ricos. Aristteles: Poltica,iii, v, 1279b, p. 8 y ss.
Nunca como en la crisis actual
fue menos necesario que las
fuerzas del capital y los actores
econmicos intervinieran
para resolver su propia crisis;
son ms bien los poderes
polticos los que actan, pero
de acuerdo con la lgica y los
intereses del mismo capital
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Nunca antes haba logrado el desarrollo capitalista privatizar las ganancias
en tan pocos y socializar las prdidas en tantos millones de personas. Una
crisis que contribuye a confundir a gobernantes y Estados, obligando a losms neoliberales a tomar medidas pseudorredistributivas y pseudoprotec-
cionistas, y a las izquierdas a aferrarse al consumo en denitiva, al merca-
do y al mismo crecimiento econmico.
En este contexto de reforzamiento y relegitimacin del capital, la idea ms
repetida no por los actores econmicos ni por los agentes del mercado,
sino por los polticos y gobernantes cobra sentido: la conanza. Devolver y
restituir la conanza a los bancos, al sistema nanciero, a los mercados es
decir, al modelo capitalista concentrador y acumulador de riqueza sera laclave. Nunca los dirigentes polticos han hablado de devolver la conanza
al Estado, a las instituciones democrticas y sus gobiernos, sino de la nece-
sidad de volver a conar en las bolsas, los bancos, el consumo, los mercados
y los crditos. La conanza es una cualidad subjetiva y emocional producto
de la convivencia, una hiptesis sobre la conducta futura del otro32, pero
no constituye un vnculo social. Por eso, cmo se justica y se logra la
conanza en una sociedad sin vnculos sociales ni cohesin interna, regida
por la competitividad, los riesgos e inseguridades y la opacidad de las tran-
sacciones mercantiles33?
Desde el inicio de la crisis, los gobiernos adoptaron tres grandes series de
medidas econmicas: reforzar el sistema nanciero, reforzar el sistema pro-
ductivo-empresarial, e impulsar la capacidad de compra y consumo de los
ciudadanos. Ninguna de ellas comporta el empoderamiento poltico. Y las
polticas redistributivas, ya sean las emprendidas por los gobiernos contra-
neoliberales antes de la crisis como las que han sido adoptadas ltimamen-
te, de ninguna manera signican una vuelta al Estado keynesiano. Nunca la
redistribucin del Estado es real y efectiva si el modo de produccin de ri-
queza no es por s mismo distributivo. Mientras el modo de produccin del
capital, dominado por su lgica nanciera contra la economa productiva,
siga basado en la concentracin y acumulacin de riqueza, la posibilidad de
distribucin estar excluida. En este contexto, las polticas y los programas
redistributivos del Estado alimentan ese modelo capitalista y hacen que los
pobres quizs puedan consumir ms y se integren mejor al mercado, pero
sin dejar de empobrecerse.
32. Georg Simmel:. Georg Simmel: Sociologa. Estudios sobre la socializacin, Alianza, Madrid, 1986, p. 367.33. Cfr. Laurence Cornu: Conance, tranget et hospitalit en. Cfr. Laurence Cornu: Conance, tranget et hospitalit en Diogne N 220, 10-12/2007.
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En suma, las reformas adoptadas aseguran tanto la reproduccin del capi-
talismo como el debilitamiento de los Estados y el nuevo empoderamiento
de un mercado que se revela tan indestructible como devastador del medioambiente y de la misma sociedad.
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