FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES (UBA) CATEDRA: DEMOGRAFIA SOCIAL PROFESORA : DRA. SUSANA TORRADO SERIE MATERIALES DIDACTICOS DOCUMENTO N 8 ABRIL DE 1998
HISTORIA DE LA FAMILIA EN LA ARGENTINA , 1870-2000
SUSANA TORRADO
ADVERTENCIA IMPORTANTE
EL TEXTO QUE SIGUE CONTIENE LOS CAPITULOS 2 Y 3 DEL LIBRO EN PREPARACION
HISTORIA DE LA FAMILIA EN LA ARGENTINA, 1870-2000. SE TRATA DE UN VERSION PROVISORIA QUE SE
ADELANTA DEBIDO A QUE RESUME UNA VASTA BIBLIOGRAFA QUE SERA IMPOSIBLE LEER EN EL CURSO DE UN CUATRIMESTRE.
ESTA PRESENTACION SE HACE PUES AL SOLO EFECTO DE FACILITAR LA LABOR DIDACTICA.
SE RUEGA NO REPRODUCIR NI CITAR
SEGUNDA PARTE
EL CONTEXTO HISTRICO
Captulo 2 Los parmetros econmicos
"La Argentina es el nico pas subdesarrollado por su propio esfuerzo"
(Ral Prebisch: Conferencia)
Al solo efecto de contextuar el anlisis de los cambios en
la organizacin familiar y proveer las principales claves
interpretativas en cada momento histrico, researemos aqu
brevemente la evolucin de la estructura econmica y social de la
Argentina desde fines del siglo XIX hasta nuestros das.
En esta historia hay un hito --la crisis internacional de
1930-- que separa dos etapas de muy distinta naturaleza: la
primera, caracterizada por la prolongada vigencia de una
estrategia de desarrollo basada en el sector agroexportador; la
segunda, asentada, primero, en la industrializacin sustitutiva
para el mercado interno y, luego, en la apertura a la
globalizacin econmica internacional.
2.1 El modelo agroexportador: antes de 1930
Las transformaciones que experimenta la economa argentina a
partir de la segunda mitad del siglo XIX estn directamente
determinadas por la coyuntura de los mercados internacionales de
materias primas, signada en ese entonces por el notable acrecenta-
miento de su demanda en los pases que se consolidaban como cen-
tros industriales, fundamentalmente en Europa. Se induce as una
nueva divisin internacional del trabajo que favorece la incor-
poracin a la economa mundial de las regiones productoras de
bienes primarios, va la inversin de capitales y las migraciones
internacionales desde el centro a la periferia.
La Argentina --cuyas vastas praderas naturales la convertan
en una de las zonas ms aptas para la produccin agropecuaria--
fue uno de los pases donde este proceso se verific en forma
tpica.
Las elites ilustradas que condujeron el pas durante este
perodo --notoriamente subordinadas a los grandes propietarios
terratenientes de la pampa hmeda-- se abocaron entonces a
resolver cuatro cuestiones prioritarias: a) la organizacin
nacional; b) la atraccin de capitales externos que posibilitaran
el desarrollo de formas modernas de produccin agropecuaria; c) la
promocin de la inmigracin europea; d) la educacin universal y
obligatoria.
La unidad nacional y la organizacin institucional (que se
completaron hacia 1880, despus de varias dcadas de luchas
civiles) eran indispensables para asegurar las inversiones
extranjeras y la continuidad de las actividades econmicas. Los
nuevos capitales deban permitir la modernizacin productiva y,
sobre todo, asegurar la implantacin de un sistema nacional de
transporte (que se centr en el tendido ferroviario) que
posibilitara la movilizacin de bienes y personas de acuerdo a la
nueva dinmica econmica. La promocin de la inmigracin europea
tena por objetivo poblar el desierto, modificando de paso
sustancialmente la composicin de la poblacin criolla de antigua
raigambre. La universalizacin de la educacin buscaba asemejar el
elemento humano nacional al de los pases europeos que servan de
paradigma.
Puede considerarse que todos estos objetivos se alcanzaron
durante el lapso 1870-1930. En efecto, durante esas seis dcadas
se incrementaron vertiginosamente el volumen y el valor de la
exportaciones, el capital instalado, el producto nacional y el
producto per cpita (esto ltimo a pesar del notable incremento de
la poblacin que researemos enseguida).
Otros efectos no previstos se derivaron de la
obstaculizacin del acceso de los inmigrantes a la produccin
agropecuaria, debido a la persistencia de un rgimen de propiedad
de la tierra que --sobre todo en la zona pampeana-- implicaba
altsima concentracin latifundiaria. El asentamiento en las
ciudades de la mayora de los recin llegados, propici una
temprana e importantsima urbanizacin en las reas que se incor-
poraron a las nuevas actividades agroexportadoras, la que fue
acompaada por una muy incipiente industrializacin ligada a la
preparacin de productos primarios para la exportacin y por un
muy considerable desarrollo del sector teciario (comercio y servi-
cios). El Cuadro 2.1 provee los principales indicadores de esta
evolucin.1
Entre 1869 y 1914 la tasa de crecimiento intercensal de la
poblacin es notablemente alta (igual o superior al 30%o), un
ritmo cuya mayor parte es atribuible a la inmigracin europea:
1En el Cap. 3 se desarrollan en detalle los aspectos demogrficos aludidos en el Cuadro 2.1.
durante este perodo, el porcentaje de extranjeros en el total de
la poblacin del pas se situ siempre entre el 20% y el 30%.
Veremos ms adelante que,
dado que su localizacin espacial no fue uniforme en el territorio
nacional, dicho porcentaje es sustancialmente superior en las
grandes ciudades de la regin pampeana. Ntese tambin que, entre
esas dos fechas censales, el porcentaje de poblacin urbana subi
de 29% a 53%,
el volumen de la poblacin econmicamente activa en el sector
comercio y servicios (excluido el servicio domstico) pas del 14%
al 27%, el
Cuadro 2.1
Indicadores de desarrollo social. Total del pas, 1869-1947
AO Poblacin Tasa de % de % de % de PEA % Analfa- Esperanza
(miles) crecimiento Extranjeros Poblacin en Sector betos (d) de vida (e)
(p/mil) (a) Urbana (b) Terciario (c) (aos)
1869 1,737 12 29 14 78 29
30
1895 3,955 25 37 22 54 35
35
1914 7,855 30 53 27 35 48
21
1947 15,894 15 62 37 14 61
FUENTE: TP-1869/1895/1914/1947 ; (Germani,1955); (Somoza,1971).
(a) Tasa de crecimiento anual intercensal (por mil).
(b) Localidades de 2.000 habitantes y ms.
(c) Excludo Servicio Domstico.
(d) Analfabetos por 100 habitantes de 14 aos y ms.
(e) Sexos reunidos
porcentaje de analfabetos descendi de 78% a 35%, y la esperanza
de vida al nacimiento ascendi de menos de 30 a casi 50 aos.
Para los aos 1914-1947, ha disminuido radicalmente la tasa
anual de crecimiento (21%o), siendo este ltimo atribuible ahora,
en su mayor parte, al crecimiento vegetativo. Sin embargo, esta
delimitacin intercensal es engaosa. Si contramos con un censo
para el ao 1930 o alrededores, comprobaramos que, hasta ese
entonces, la dinmica demogrfica era semejante a la del pasado y
que el cambio de tendencia empieza recin en 1932, cuando el pas
se cierra a la inmigracin extranjera como secuela de la gran
depresin. Por su parte, el analfabetismo contina disminuyendo
aceleradamente durante esos aos, al igual que progresa
ininterrumpidamente la urbanizacin (desde 1930, en funcin de las
migraciones internas de la poblacin nativa).
En lo que concierne a la estratificacin social, su perfil
se trastoca profundamente durante la vigencia del modelo
agroexportador.2 En el Cuadro 2.2 se aprecia la rapidsima
expansin de los sectores medios, que pasan del 10% de la
poblacin activa en 1869, a 25% en 1895, y 30% en 1914, es decir,
se triplican en un lapso de 45 aos. Si este anlisis se limita
exclusivamente al sector urbano, los resultados son an ms
espectaculares ya que el volumen de los estratos medios se
cuadruplica con creces, pasando de 5% a 22%. Una evolucin
semejante debi verificarse hasta mediados de los aos '30, como
lo sugieren las cifras correspondientes a 1947.
Cuadro 2.2
Poblacin Econmicamente Activa (PEA) segn Estratos Socio-ocupacionales y Origen.
Total del pas, 1869-1947.
Estratos Socio-
Ocupacionales
1869 1895 1914 1947 1895 1914
Estratos medios urbanos (a) 5,1 14,6 22,2 31,0 59,4 50,7
Estratos populares urbanos (a) 53,5 46,2 50,0 43,8 38,7 47,7
Estratos medios rurales (b) 5,5 10,6 8,2 9,2 43,0 44,5
Estratos populares rurales (b) 35,9 28,6 19,6 16,0 25,0 34,8
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 38,8 46,1
FUENTE: (Germani,1963,321).
(a) No agropecuarios; (b) Agropecuarios.
Distribucin de la PEA (%) % Extranjeros
en la PEA
2Esta parte se basa en Germani (1962,Parte IV) y (1963,passim).
Todo lo anterior significa que, en menos de una generacin,
surgi un amplio estrato medio, por lo que, necesariamente, sus
miembros debieron reclutarse entre los estratos populares, urbanos
y rurales, y la movilidad social resultante debi ser no slo de
carcter intergeneracional sino tambin de naturaleza
intrageneracional3, esto ltimo sobre todo entre los extranjeros
cuya extraccin social originaria era por dems modesta.
Para el perodo de la inmigracin masiva, existen las
cuantificaciones de este fenmeno que se presentan en el Cuadro
2.3. As, el hecho fundamental que afect la movilidad social en
la Argentina durante esta etapa --en extremo elevada por
comparacin a patrones internacionales-- fue el crecimiento muy
rpido de la proporcin de estratos medios que acabamos de
resear. Debido a esta expansin estructural (y en la hiptesis de
ninguna movilidad de descenso entre las personas de origen
medio4), durante dicho perodo, en la poblacin total, por lo
menos un 20% de las personas de origen popular ascenda a los
estratos medios, lo que a su vez implicaba que 66% de los indivi-
duos ubicados en posiciones ocupacionales de clase media eran de
origen popular, habiendo ascendido va intergeneracional o
intrageneracional.
3La movilidad social puede ser de distintos tipos: estructural (modificacin en el nmero relativo de posiciones disponibles de cada categora social); de reemplazo (cambio individual posibilitado por la vacancia en otras posicio-nes); demogrfica (derivada de las diferencias inter-estratos en los niveles del crecimiento vegetativo y migratorio). Por otra parte, se dice que la movilidad es intrageneracional cuando el desplazamiento se realiza en el curso de la vida de una misma persona; intergeneracional cuando tiene lugar de padres a hijos. 4Una hiptesis irrealista, ya que el propio Germani demuestra que existi en todo momento un volumen no despreciable de movilidad descendente. Ello significa que esta cuantificacin de la movilidad estructural ascendente con anterioridad a 1930 constituye una estimacin de mnima.
Cuadro 2.3
Movilidad estructural en la Argentina, 1895 y 1914.
LUGAR DE COMPOSICION DE LOS PORCENTAJE DE ASCENSOS
NACIMIENTO ESTRATOS MEDIOS: De cada EN LOS ESTRATOS POPULA-
DE LA POBLACION 100 personas pertenecientes a los RES: De cada 100 personas
ECONOMICAMENTE estratos medios haba en los de origen popular haban
ACTIVA aos indicados la siguiente ascendido a los estratos
cantidad de individuos de medios la siguiente cantidad
origen popular de individuos
1895 1914 1895 1914
PEA argentina nativa 46 58 10 19
PEA extranjera 85 74 31 26
PEA total 66 66 18 22
FUENTE: (Germani,1963,325).
Estos parmetros eran notoriamente diferentes entre la
poblacin nativa y la extranjera. Las cifras indican que el proce-
so de movilidad social ascendente fue mucho ms acentuado entre
los extranjeros --que representaban en esa poca entre 50% y 60%
de los estratos medios (ver Cuadro 2.2)--, ya que la proporcin de
aquellos que haban ascendido personalmente desde posiciones
populares fluctu entre ellos entre 1/3 (31%) y 1/4 (26%), contra
10% y 19%, respectivamente, en la poblacin nativa.
Por otra parte, los datos precedentes se refieren a todo el
territorio nacional cuando, en realidad, las tasas de movilidad
debieron haber sido muy desiguales entre regiones, en razn del
muy dispar desarrollo del pas durante el modelo agroexportador.
En efecto, dado que los cambios estructurales se concentraron por
entonces en la CBA y en la regin pampeana, la ampliacin de los
estratos medios debi haber sido comparativamente mucho ms
marcada en estas reas (que son tambin las que absorbieron
prcticamente todos los flujos migratorios externos).
Al finalizar el modelo agroexportador con la gran crisis
mundial, sin embargo, se perciban ciertos aspectos negativos en
el sistema socio-econmico que el proceso, bien dej intactos,
bien engendr.
Entre los primeros, el ms importante era la persistencia --
sobre todo en la zona pampeana-- de un rgimen de propiedad fun-
diaria que actu como determinante fundamental del futuro
desarrollo agropecuario. Entre los segundos, el ms grvido de
consecuencias era, sin duda, el grado de dependencia externa
(respecto a la demanda de productos agrcolas y a la entrada de
nuevos capitales) en que se haba situado la economa argentina,
fenmeno que se designa habitualmente con la expresin
vulnerabilidad econmica externa.
Porque una de las principales consecuencias de la crisis de
1930 fue la modificacin sustancial del sistema que haba regido
hasta entonces el comercio internacional, sobre todo entre el
centro y la periferia. En la Argentina, pues, las consecuencias de
la depresin fueron inmediatas y se tradujeron en disminucin de
las exportaciones, deterioro de la relacin de intercambio entre
los productos nacionales y los bienes de importacin, drstica
disminucin de la entrada neta de capitales, aumento de los servi-
cios de la deuda externa, cierre del pas a la inmigracin extran-
jera, etc..
Razones todas que explican el viraje sustancial de la
orientacin de los modelos de desarrollo a partir de 1930.
2.2 La industria como eje del desarrollo: 1930-19755
En efecto, como consecuencia de la crisis mundial, la
Argentina debe abandonar el modelo agroexportador que,
hegemonizado por los grandes propietarios terratenientes de la
pampa hmeda, haba presidido su desenvolvimiento desde fines del
siglo XIX. Se inicia entonces un proceso de desarrollo basado en
la industrializacin sustitutiva de importaciones que habra de
perdurar casi 45 aos, aunque, como se ver, con sensibles
diferencias en las dos estrategias (justicialista y
desarrollista) que tienen vigencia efectiva en este lapso.
5Salvo mencin contraria, todos los anlisis de este acpite provienen de (Torrado, 1994), con sus respectivas referencias bibliogrficas. Por razones que enseguida se harn comprensibles slo discriminamos aqu las estrategias 'justicialista' (1945-1955) y 'desarrollista' (1958-1972). Por lo tanto, quedan fuera de anlisis los siguientes lapsos: a) aos 1956-1957 (gobierno de la 'revolucin libertadora'); b) lapso octubre 1963/junio 1966 (breve interregno de un gobierno radical dentro del modelo desarrollista); c) aos 1973-1975 (tercer gobierno justicialista). En esos breves perodos no se implementaron polticas pblicas que alteraran significativamente la estructura socio-econmica que primaba en sus respectivos inicios. (Ver Torrado,1994,51).
Para resear el efecto de estos modelos sobre la estructura so-
cial, nos serviremos del Cuadro 2.4, en el que hemos estimado el
peso de los principales estratos socio-ocupacionales en la PEA no-
agropecuaria (a la que denominaremos urbana). Esta ltima repre-
senta, respectivamente, en cada fecha censal, 73,7%, 80,5%, 84,1%,
86,9% y 87,9% de la fuerza de trabajo total.
Antes de entrar a analizar cada modelo, sealemos que tienen
un rasgo comn, por lo menos en lo que concierne al empleo: si
bien a diferente ritmo, ambos indujeron el crecimiento de
actividades no-agropecuarias, razn por la cual, invariablemente,
se verific una notable transferencia de mano de obra rural hacia
los sectores urbanos (migraciones internas de la poblacin
nativa). Aunque, como se ver, es claro que las dos estrategias
difieren sensiblemente en lo que concierne a la forma en que se
absorbe el empleo no-agropecuario segn los sectores productivos y
segn los estratos sociales componentes y, por lo tanto, en el
perfil resultante de la estratificacin social.
Por otra parte, en lo que concierne a la movilidad social6 tambin
pueden sealarse algunos rasgos permanentes a lo largo de ambos
modelos: la expansin continua de la educacin formal en el
conjunto
de la poblacin; el fenmeno de devaluacin de las credenciales7;
el acceso diferencial de cada estrato a cada nivel educacional (en
especial, el virtual bloqueo de la educacin como canal ascen-
sional para la clase obrera); en fin, el crecimiento demogrfico
diferencial entre estratos (ms lento en los de clase media).
6 Despus de 1947, es imposible cuantificar la movilidad social como lo hiciera Germani para la etapa agroexportadora. 7 Las expresiones devaluacin educacional o devaluacin de las credenciales designan un proceso en el que la exigencia de credenciales o ttulos educativos para acceder a una misma posicin ocupacional va creciendo paulatinamente, a medida que aumenta la oferta de mano de obra ms educada como producto de la expansin del sistema educativo.
Cuadro 2.4
Fuerza de trabajo urbana (a): distribucin segn Clases y Estratos sociales.
Total del pas, 1947-1991
CLASES Y ESTRATOS SOCIALES 1947 1960 1970 1980 1991
PEA URBANA (a) TOTAL 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 (miles) (4.621) (6.022) (7.440) (8.684) (10,850)
CLASE ALTA 0,5 0,6 0,8 0,9 1,2
CLASE MEDIA TOTAL 40,6 42,7 44,9 47,4 38,0
CLASE MEDIA AUTONOMA 14,0 14,3 11,8 12,5 11,6 -Industriales 2,5 2,8 1,2 1,3 1,9
-Comerciantes 7,6 7,4 7,7 8,4 6,0
-Resto 3,9 4,1 2,9 2,8 3,7
CLASE MEDIA ASALARIADA 26,6 28,4 33,1 34,9 26,4 -Profesionales 1,9 1,8 2,3 3,4 3,6
-Tcnicos 6,1 5,8 7,5 9,1 11,5
-Empleados administrativos 10,9 14,9 16,6 14,7 8,3
-Vendedores del comercio 7,7 5,9 6,7 7,7 3,0
CLASE OBRERA TOTAL 49,6 48,5 45,2 40,2 42,9
CLASE OBRERA AUTONOMA 4,6 5,1 6,5 6,6 8,3 -Artesanos de la manufactura 3,6 3,3 2,7 2,8 3,2
-Trabajadores calificados de los servicios 1,0 1,8 3,8 3,8 5,1
CLASE OBRERA ASALARIADA 45,0 43,4 38,7 33,6 34,6 -Obreros de la industria 22,6 21,1 16,5 15,0 10,9
-Obreros de la construccin 5,1 5,4 7,0 6,4 6,1
-Resto 17,3 16,9 15,2 12,2 17,6
ESTRATO MARGINAL 9,3 8,2 9,1 11,5 17,9 -Peones de la construccin y los servicios 0,5 1,1 1,9 4,5 7,6
-Empleados domsticos 8,8 7,1 7,2 7,0 10,3
FUENTE: (Torrado,1992) y TP-1991.
(a) No-agropecuaria.
Por ltimo, es difcil escindir internamente la dinmica
demogrfica a partir de 1930, como veremos en el siguiente
captulo. Globalmente, el perodo 1930-1995 se caracteriza por una
nueva desaceleracin del crecimiento vegetativo, por una nueva
disminucin de la importancia del crecimiento inmigratorio
respecto al crecimiento total, y por un cambio notable en los
componentes netos de la migracin externa, (inmigracin de
trabajadores provenientes de pases limtrofes y emigracin de
argentinos nativos).
En la exposicin que sigue, trataremos de destacar los
efectos de cada estrategia sobre la distribucin sectorial de la
mano de obra, su estratificacin social, la movilidad social y el
nivel de vida de la poblacin.
2.2.1 El modelo justicialista: 1945-1955
El perodo 1930-1945 estuvo signado por el estancamiento de
la actividad agropecuaria tradicional y por el estmulo a la
actividad industrial, verificndose concomitantemente una
moderada implantacin de capital extranjero mediante la inversin
directa en actividades industriales que funcionaban en condiciones
oligoplicas. Sin embargo, hacia 1945, predominaban en la
estructura industrial las empresas pequeas y medianas de capital
nacional. En el plano poltico, varias estrategias alternativas de
industrializacin se disputaban la hegemona a comienzos de la
dcada de 1940.
En estas circunstancias, en 1945, emerge el movimiento que
lidera el General Juan Domingo Pern como expresin de una nueva
alianza de clases: la de la clase obrera y los pequeos y medianos
empresarios industriales. El nuevo bloque, apoyado en una lnea
nacionalista de las fuerzas armadas, es portador de un proyecto de
desarrollo industrial radicalmente distinto al propugnado hasta
ese momento por las diversas fracciones de la antigua clase
dominante.
En esta estrategia --de corte distribucionista--, la indus-
tria constituye el objetivo central del proceso de desarrollo. Se
impulsa una industrializacin sustitutiva basada en el incremento
de la demanda de bienes de consumo masivo en el mercado interno,
la cual es generada a travs del aumento del salario real. El
modelo requiere as medidas redistributivas del ingreso que impul-
san la demanda interna y la ocupacin industrial y, por lo tanto,
la acumulacin.
El principal mecanismo para lograr estos objetivos fue la
reasignacin de recursos para la produccin a travs de la accin
del Estado. Ello se logr mediante la expropiacin parcial de la
renta agraria a travs de la nacionalizacin del comercio exterior
de productos agropecuarios, transfiriendo los recursos as obteni-
dos al financiamiento del desarrollo industrial centrado en indus-
trias de consumo masivo (particularmente, alimentos y textiles).
Las medidas que impulsaron la industrializacin (tales como la
proteccin arancelaria, el privilegio fiscal, el crdito
subsidiado, el estmulo a la importacin de bienes de capital, el
manejo selectivo del control de cambios, etc.) beneficiaron sobre
todo a los pequeos y medianos empresarios de origen nacional y,
paralelamente, a los asalariados industriales.
Por otra parte, el Estado tambin extiende su campo de accin
econmica y social al nacionalizar o crear importantes empresas de
servicios pblicos, y al acentuar su estrategia redistributiva a
travs de la asignacin creciente de recursos a la educacin, la
salud, la vivienda y la seguridad social.
El balance de la estrategia justicialista de sustitucin
fcil de importaciones, respecto a la distribucin sectorial de
la PEA, se traduce, en primer trmino, en altsimos niveles de
creacin de empleo urbano, logrados en un contexto de plena
ocupacin, o, ms precisamente, con tasas de desempleo abierto
equivalentes al nivel friccional.
Debe destacarse que --por nica vez en la historia de la
Argentina moderna--, la industria manufacturera asume el liderazgo
de ese proceso, expandindose con un perfil interno que, a pesar
del predominio absoluto de las pequeas empresas en el conjunto de
las nuevas plantas que entonces se establecen, favoreci netamente
la creacin de puestos asalariados tanto de clase obrera como de
clase media. En efecto, el rasgo ms especfico del modelo justi-
cialista fue su superior capacidad de creacin de empleo indus-
trial, aunque no pueda afirmarse que la industrializacin sustitu-
tiva de esta etapa liderara un importante crecimiento de la econo-
ma. Tambin fue importante en este lapso la creacin de empleo
por parte de los otros dos sectores no-agropecuarios (construccin
y terciario).
En lo que concierne a la estructura social, puede observarse
en el Cuadro 2.4 que, hacia 1945, la poblacin activa urbana
contena cerca de 40% de puestos de clase media y 50% de puestos
de clase obrera, con neto predominio del empleo asalariado en
ambos colectivos (2/3 en la clase media; 3/4 en la clase obrera).
En total, las posiciones asalariadas representaban 72% del empleo
global, un nivel definitivamente asimilable a pases capitalistas
relativamente desarrollados.
La dinmica del mercado de trabajo durante la estrategia
justicialista modific un tanto ese perfil inicial aunque no en
forma drstica. Por un lado, el crecimiento global del empleo
involucr en forma ms o menos pareja tanto al empleo asalariado
como al empleo autnomo (empleadores y cuenta propia), de suerte
que puede estimarse que, hacia 1955, la distribucin de posiciones
desde esta ptica era bastante similar al comienzo: alrededor de
72% de asalariados y 28% de
autnomos. Por otro, si bien es cierto que la clase media crece
algo ms rpido que la clase obrera, este lapso es el de menor
distancia relativa entre las velocidades de expansin de ambos
colectivos, al tiempo que tambin en ambos se incrementa veloz-
mente el estrato asalariado.
La dinmica que acaba de describirse se traduce, a mediados
de la dcada de 1950, en un perfil de la estructura social urbana
algo diferente al de 1945, pero no en lo esencial. El volumen de
la clase media es algo superior (habra pasado, digamos, del 41%
al 43%) y algo inferior el de la clase obrera (de 50% a 49%). Pero
la composicin interna de cada clase haba cambiado muy poco
respecto al momento inicial, aunque se observe una incipiente
asalarizacin de la clase media y una levsima desalarizacin de
la clase obrera.
En lo que respecta a la movilidad social, la interpretacin
ms verosmil de los movimientos que acaban de researse es que
los migrantes internos alimentaron principalmente la expansin del
estrato obrero asalariado (lo que puede considerarse un movimiento
ascendente, dadas las modestas posiciones que la mayora de ellos
ocupaba en las reas rurales de origen), as como tambin el
crecimiento de los pequeos propietarios de la industria y el
comercio (un estrato de menor crecimiento demogrfico compara-
tivo), experimentando en todos estos casos movilidad ascendente de
carcter intrageneracional (desde luego, esto no excluye que
muchos de dichos migrantes debieron incorporarse al empleo urbano
en puestos manuales no calificados y en el servicio domstico).
Por otra parte, la rpida expansin de las posiciones no manuales
asalariadas (empleados en la industria y la administracin pbli-
ca), debi nutrirse de los estratos autnomo y asalariado de clase
media que se haban conformado con anterioridad a 1945 --los que
ya haban incorporado por completo la obtencin de la credencial
educativa de nivel primario y comenzaban a acceder al nivel
secundario (debe recordarse que, en este momento, la cantidad de
educacin formal necesaria para acceder a posiciones
administrativas asalariadas no deba exceder en mucho el nivel
primario). En este ltimo caso, debi primar un tipo de movilidad
intergeneracional que, a pesar de realizarse entre segmentos
pertenecientes a una misma clase social, sin duda se visualizaba
como ascendente, vista la alta valoracin social de las posiciones
no manuales asalariadas. Por otra parte, no se detecta en este
momento empleo precario y existe escaso empleo marginal.8 En suma,
desde el punto de vista ocupacional, el panorama de conjunto
durante el justicialismo es el de un proceso generalizado de
movilidad estructural ascendente, desde modestas posiciones
rurales a posiciones urbanas autnomas de clase media y
asalariadas de clase obrera, y desde segmentos inferiores a
segmentos superiores dentro de la clase media.
Complementariamente, todas las evidencias disponibles llevan a
concluir que esta movilidad ocupacional ascendente fue
efectivamente acompaada por un movimiento tambin ascendente en
la escala de ingresos.
En lo que concierne al nivel de vida, durante esta etapa se
constatan evidentes progresos en los tres principales sectores del
bienestar. As, en el rea de la salud, la esperanza de vida
alcanza niveles y ritmos que colocaban a la Argentina en situacin
muy favorable respecto al conjunto de naciones de Amrica Latina e
incluso respecto a varios pases europeos. En lo que concierne a
la vivienda, los indicadores observables llevan a concluir que la
situacin habitacional urbana experiment algunas mejoras entre
1947 y 1960, una tendencia singularmente distinta a la que habra
de verificarse en el futuro. En fin, en lo que respecta a la
educacin, durante 1947-1955 se completa la incorporacin de la
poblacin a la enseanza primaria y se avanza en la escolarizacin
secundaria y superior a los ritmos ms rpidos del perodo 1945-
1980.
Como visin global, puede decirse que el modelo
justicialista favoreci la expansin cuantitativa de los
componentes sociales del bloque que le sirvi de apoyo para su
8 Sumariamente definidos, se entiende por empleo precario al trabajo en negro, y por empleo marginal al trabajo inestable de calificacin nula.
surgimiento (la clase obrera y los pequeos y medianos empresarios
industriales), al tiempo que fortaleci (por que existan desde
antao) el aumento cuantitativo de las capas medias asalariadas,
sobre todo en el sector pblico. Adems de su carcter
distributivo, otros dos adjetivos podran calificar los efectos
de esta estrategia sobre la estructura social: se trata de una
dinmica relativamente modernizadora e incluyente. Con este
ltimo neologismo buscamos contrastar el modelo justicialista con
aquellos otros a los que es prctica comn calificar de
excluyentes, en razn, justamente, de su incapacidad para
incorporar al empleo y al bienestar a importantes contingentes de
la fuerza de trabajo total. El modelo justicialista no indujo un
gran crecimiento econmico global ni una modernizacin destacable
de la estructura social, pero tuvo el mrito de no segmentar los
mercados de trabajo ni excluir a franjas importantes de la
poblacin de los frutos del desarrollo logrado.
Una serie de restricciones estructurales y coyunturales en
las variables que sostenan la acumulacin interna se conjugaron
para interrumpir el crecimiento industrial impulsado durante el
perodo justicialista. Entre ellas pueden citarse: a) la acrrima
oposicin del sector agroexportador que, al disminuir la
produccin exportable, favoreci una crisis en la balanza de pagos
que redujo la capacidad de importacin de los bienes intermedios y
de capital indispensables para continuar y profundizar la
industrializacin sustitutiva; b) la no menos virulenta oposicin
de los grandes empresarios que retrotrajeron la inversin y
trataron de recuperar ingresos a travs del aumento de precios,
con la consiguiente inflacin; c) el fracaso en la tentativa de
obtener capitales externos que --aceptando la estrategia
distribucionista-- permitieran superar el estrangulamiento
externo de la economa. Estas fueron las principales fuerzas que
se conjugaron para derrocar el gobierno justicialista, en 1955.
2.2.2 El modelo desarrollista: 1958-1972
En el contexto de una autoritaria proscripcin del peronismo
de la vida poltica nacional, en 1958 accede al poder un nuevo
bloque caracterizado por la alianza de la burguesa industrial
nacional y el capital extranjero, corporizado este ltimo por
grandes empresas trasnacionales norteamericanas que afluyen
entonces al pas en magnitudes significativas.
En esta nueva estrategia --de corte concentrador-- la
industria tambin constituye el objetivo central del proceso de
desarrollo. Pero, a diferencia del modelo justicialista, se impul-
sa ahora una industrializacin sustitutiva de bienes intermedios y
de consumo durable, en la que el incremento de la demanda est
asegurado por la inversin, el gasto pblico y el consumo suntua-
rio del reducido estrato social urbano de altos ingresos. Este
modelo implica, por lo tanto, un proceso regresivo de concentra-
cin de la renta.
El Estado tambin cumple un rol crucial en esta estrategia,
coadyuvando al intenso esfuerzo de capitalizacin y concentracin
econmica que se despliega durante ms de una dcada, mediante sus
funciones como productor de bienes y servicios y como agente
distribuidor de los recursos sociales.
En lo que concierne a la distribucin sectorial de la fuerza
de trabajo, la estrategia seguida entre 1958 y 1972 induce efectos
completamente dismiles a la justicialista.
La creacin de empleo urbano es an ms rpida que durante
el perodo precedente, pero, en este proceso, el papel de la
industria manufacturera es prcticamente nulo. No obstante, es
preciso calificar esta afirmacin desde diversos ngulos. Porque
lo que en realidad acontece, es que la nueva estrategia
industrializadora destruye un nmero muy considerable de pequeos
y medianos establecimientos industriales (con la consiguiente
desaparicin de los empresarios, obreros asalariados y artesanos
por cuenta propia empleados en los mismos), pero, al mismo tiempo,
crea empleo asalariado de clase media (empleados administrativos
y, de manera incipiente, tcnicos industriales) a un ritmo tan
veloz que compensa con creces el nmero de puestos eliminados. De
manera que, si bien puede afirmarse que, en lo que concierne a la
creacin cuantitativa de empleo, el desempeo de la industria es
nulo durante el perodo desarrollista, esta afirmacin sera
totalmente errnea en trminos cualitativos.
Desde luego, la falta de creacin neta de empleo industrial
determina que todo el crecimiento de la oferta de fuerza de traba-
jo urbana deba ser absorbido por los otros dos sectores no-
agropecuarios: la construccin y el terciario experimentan por
entonces su crecimiento ms veloz.
Por otra parte, aunque es verdad que la creacin de empleo
urbano es an ms rpida que durante el justicialismo, el contexto
ya no es de pleno empleo. As, si bien es cierto que la tasa de
desempleo abierto (aunque oscilante) nunca se alej demasiado de
valores usuales en economas capitalistas (del orden del 6%), en
algunos aos de este perodo la misma alcanza valores que sealan
sin ambages una subutilizacin visible de la mano de obra urbana.
Por su parte, los efectos de la estrategia desarrollista
sobre la estructura social son radicalmente diferentes a los del
perodo precedente (Cuadro 2.4).
Por un lado, la expansin del empleo favoreci algo ms al
asalariado por comparacin al autnomo, aunque al final de este
lapso el volumen total del empleo asalariado urbano continuaba
oscilando alrededor del 72%.
Por otro, se acelera el crecimiento de la clase media por
comparacin al de la clase obrera, al tiempo que se modifica
profundamente la composicin interna de ambos agregados. Dentro de
la clase media, la expansin relativa beneficia casi
exclusivamente al estrato asalariado. Por el contrario, dentro de
la clase obrera, predomina ahora el crecimiento del estrato
autnomo. En otros trminos, se experimenta un claro proceso de
asalarizacin de la clase media y de desalarizacin de la clase
obrera.
El balance final del desarrollismo es una estructura social
urbana en la que la clase media representa alrededor del 45% al
igual que la clase obrera, con un ms neto predominio del estrato
asalariado dentro de la primera y con un incipiente crecimiento
del estrato autnomo dentro de la segunda. Se observa tambin un
leve incremento del estrato marginal.
En lo que respecta a la movilidad social, el modelo
desarrollista tambin muestra tendencias muy dismiles a las
precedentes. En primer lugar, la clase media autnoma crece poco
en trminos netos, un fenmeno que refleja la compensacin entre
la desaparicin absoluta de pequeos industriales y el aumento
absoluto de pequeos propietarios del comercio y los servicios.
Ahora bien, aun aceptando que muchos migrantes recientes pudieron
haberse incorporado directamente al estrato de pequeos
propietarios, es plausible que tal dinmica implicara
mayoritariamente un trasvasamiento de los estratos medios
autnomos de la industria que fueran desplazados por el proceso
sustitutivo, hacia posiciones sociales anlogas en el sector
terciario, en todos los casos suponiendo movilidad de tipo
intrageneracional. En segundo lugar, la clase media asalariada
alcanza durante esta etapa su ritmo ms rpido de expansin, con
la particularidad de que ahora crecen ms velozmente sus
categoras ocupacionales de mayor requerimiento educacional
(profesionales y tcnicos). En su gran mayora, este movimiento
ascencional debi haber sido alimentado --va intergeneracional--
desde la clase media autnoma en su conjunto, desde las propias
posiciones tcnico-profesionales, y desde las categoras ms bajas
de la clase media asalariada (empleados administrativos y comer-
ciales). En relacin a esta dinmica, es verosmil que durante
esta etapa comenzara a experimentarse una devaluacin de las
credenciales de nivel medio, atribuible a la rpida expansin de
la matrcula secundaria que comienza ya durante el justicialismo.
En tercer lugar, en lo que concierne a la clase obrera asalariada,
durante el desarrollismo disminuye en trminos absolutos el nmero
de obreros de la industria (comparativamente ms calificados que
los de otros sectores urbanos), razn por la cual este sector dej
de constituir un canal de incorporacin laboral para los migrantes
recientes. Por el contrario, s parece haber cumplido este papel
el empleo obrero calificado y no calificado asalariado en la
construccin, tanto para los migrantes internos como para los
limtrofes (comparativamente ms voluminosos durante esta etapa).
Por ltimo, puede razonablemente conjeturarse que el canal de
movilidad laboral ms importante --tanto para los migrantes
internos recientes como para los obreros autnomos y asalariados
desplazados de sus antiguas posiciones en la industria y el trans-
porte--, fue el empleo autnomo de clase obrera en el sector
servicios, el que, durante esta etapa, aseguraba iguales o mejores
ingresos que muchas posiciones obreras asalariadas. Por lo dems,
durante este lapso, se detecta escaso empleo marginal, aunque s
empleo precario tanto de clase media como de clase obrera. En
suma, en relacin con la movilidad social ocupacional, el panorama
de conjunto durante el desarrollismo es de mucha mayor complejidad
que durante el justicialismo. A la continuada y masiva
transferencia de poblacin desde el campo a la ciudad, se
acompaan ahora mltiples trasvasamientos dentro de la poblacin
urbana nativa o de antigua residencia citadina. Desde el punto de
vista ocupacional, esta estrategia parece caracterizarse por la
coexistencia de fuertes flujos de movilidad estructural ascendente
y descendente, acompaados de importantes movimientos
intersectoriales presumiblemente neutros desde una perspectiva
jerrquica (tambin debi ser ms intensa la movilidad por
reemplazo). Correlativamente, desde la ptica de los ingresos, las
evidencias sugieren que la estrategia desarrollista induce, en
promedio, una movilidad descendente relativa, que constituye el
efecto neto, por un lado, del mejoramiento de las posiciones
correspondientes a la clase alta y a los segmentos superiores de
la clase media, por otro, del empeoramiento de las posiciones
propias de la clase obrera y de los segmentos inferiores de la
clase media.
Todo lo anterior se traduce en un deterioro generalizado de
los niveles de vida. As, el empeoramiento relativo de las condi-
ciones de salud se expresa a travs de un hecho inusitado respecto
a parmetros internacionales: la disminucin absoluta del valor de
la esperanza de vida al nacimiento (o sea, la disminucin absoluta
del consumo de vida), particularmente en los estratos sociales ms
desfavorecidos del Conurbano Bonaerense. En lo que respecta a
la situacin habitacional, los indicadores disponibles sugieren
que la misma se deterior progresivamente durante el modelo desa-
rrollista, afectando comparativamente ms a la poblacin de meno-
res recursos. Por ltimo, en relacin con la educacin, durante
este perodo comienzan a manifestarse sntomas inequvocos de
retraso escolar en el nivel primario, al tiempo que contina el
progreso de la escolarizacin media y superior pero a ritmos ms
lentos que durante el modelo justicialista.
En sntesis, el balance global del modelo desarrollista en
relacin a la estructura social muestra algunas de las bondades
prometidas por sus estrategas, pero tambin muchos rasgos que
difcilmente podran ser catalogados como tales.
Por un lado, es cierto que durante 1958-1972 se verifica en
promedio una notoria modernizacin y complejizacin de la estruc-
tura social en todos los sectores productivos (includo el sector
pblico), cuya manifestacin ms evidente es la rpida expansin
de puestos de clase media asalariada. Un rasgo que --adems de su
obvia naturaleza concentradora--permitira calificar a esta
estrategia como modernizadora. Pero, por otro lado, son impac-
tantes otros hechos (aumento del cuentapropismo obrero; incremento
del empleo precario, tanto de clase media como de clase obrera;
franco deterioro o estancamiento de los niveles de bienestar de
las capas sociales ms modestas) que justifican que tambin se la
califique como excluyente. En efecto, si bien el desarrollismo
indujo un elevado crecimiento econmico global y una innegable
modernizacin de la estructura social, ambos elementos se lograron
al precio de marginar a una parte considerable de la poblacin de
los logros del desarrollo econmico. En otras palabras, muchos de
los fenmenos por los que sera posteriormente anatematizado el
modelo aperturista, se inician en realidad durante la vigencia del
desarrollismo.
El freno a este modelo estuvo dado por la convergencia de
factores econmicos y polticos de ndole adversa. Entre los
primeros, se cuenta la recurrencia de las crisis de la balanza de
pagos, agravadas ahora por la remisin de utilidades y pagos por
tecnologa al capital extranjero. Entre los segundos, la agudiza-
cin del conflicto social, manifestado en las movilizaciones de
protesta que, en 1969, en varias aglomeraciones urbanas, traduje-
ron el rechazo de los sectores populares respecto a los objetivos
del modelo desarrollista. Cabe destacar que estas movilizaciones
tuvieron como corolario, durante 1970-1973, una aguda crisis
institucional que se resuelve con el llamado a elecciones genera-
les y con la asuncin del tercer gobierno justicialista, en mayo
de 1973.
3. El modelo aperturista: 1976-1999
Como es sabido, en el lapso que va desde 1976 hasta fines
del siglo XX se sucedieron en el poder gobiernos de muy distinta
idiosincracia, aunque, por la naturaleza de sus polticas
econmicas, todos puedan ser englobados dentro de un modelo
aperturista.
El primer lapso concierne al equipo militar dominante
durante 1976-1983, el que, en medio de una profunda crisis
econmica y poltica del gobierno constitucional justicialista
instaurado en 1973, desplaza a este ltimo mediante un golpe de
Estado en marzo de 1976, adoptando una estrategia de desarrollo
sustancialmente diferente a todas las experimentadas en el pasado.
Puede caracterizarse al nuevo bloque dominante como una
alianza entre el estamento militar y el segmento ms concentrado
de la burguesa nacional y de las empresas transnacionales. La
particularidad de este momento histrico es que las fuerzas arma-
das llegaron entonces al poder con intereses que claramente depa-
saban la esfera de lo econmico, apuntando a lograr un disciplina-
miento social generalizado mediante un cambio drstico de la
antigua estructura de relaciones econmicas, sociales y polticas.
En efecto, el programa del gobierno militar vir diametral-
mente las orientaciones de industrializacin sustitutiva que --en
sus variantes distribucionista o concentradora-- haban estado
vigentes en el pas desde 1930. Dicho en otros trminos, se dio
implcitamente por terminada a la industrializacin como objetivo
central del proceso de desarrollo. En la concepcin de la fuerzas
armadas, para lograr el ansiado disciplinamiento poltico e insti-
tucional de la clase obrera, ms all del avasallamiento de sus
instituciones corporativas y de representacin poltica, la estra-
tegia ms eficiente deba consistir en una modificacin drstica
de las condiciones econmicas funcionales que haban alentado
histricamente el desarrollo de esa clase, es decir, en una modi-
ficacin drstica de los modelos industrializadores. Y ello,
aunque los efectos de la poltica a implementar afectaran los
intereses de fracciones importantes de las clases dominantes. De
ah la poltica de apertura externa de la economa.
En lo que respecta a la estructura sectorial de la mano de
obra, algunos de los preceptos centrales del modelo desplegado
durante 1976-1983 (sobre todo, el abandono de la industrializacin
sustitutiva como motor del crecimiento; la reforma financiera; el
principio de subsidiariedad del Estado; etc.) dejan su huella
indeleble en las trasferencias de empleo que se producen en este
perodo.9
Por una parte, el ritmo de crecimiento del empleo urbano fue
notablemente ms lento que en las etapas precedentes, debido a
factores que operaron tanto del lado de la oferta como de la
demanda de mano de obra.
Por otra, la situacin del nivel de empleo traduce ahora
mecanismos ms complejos. Es cierto que los ndices corrientes de
subutilizacin abierta (tasas de desempleo y subempleo visibles)
sugieren que esta ltima habra descendido considerablemente
durante el aperturismo (algo incongruente si se tiene en cuenta la
notoria recesin econmica que se experimenta por ese entonces).
No obstante, un anlisis ms detenido de la cuestin lleva a
concluir que tales ndices son engaosos. En primer lugar, una
9La descripcin de los cambios socio-ocupacionales derivados de la poltica del gobierno militar puede realizarse en base al censo de poblacin de 1980, los censos econmicos de 1984 y las ondas pertinentes de la EPH.
parte considerable del descenso de los indicadores de subutiliza-
cin abierta se explica por la fuerte retraccin de la oferta de
mano de obra en los mercados de trabajo urbanos (especialmente en
el Area Metropolitana), un fenmeno principalmente atribuible a
razones de ndole demogrfica (no independientes, desde luego, de
la propia coyuntura econmica). Entre las mismas se encuentran: la
disminucin de la inmigracin interna hacia las grandes ciudades;
el retroceso de la inmigracin de trabajadores limtrofes; el
aumento de la emigracin externa de argentinos; en fin, el enveje-
cimiento de la poblacin que produjo un achicamiento de la franja
de edades potencialmente activas. En segundo lugar, tambien con-
tribuy al descenso de dichos ndices la retraccin de la demanda
de mano de obra que induce la recesin, fenmeno que se tradujo
esencialmente en el aumento del desempleo oculto. En otros trmi-
nos, la subutilizacin de mano de obra durante la estrategia
aperturista se manifest por mecanismos distintos a los habitua-
les, pero alcanz sin duda niveles muy considerables.
Adems, el escaso empleo neto creado en la industria
manufacturera durante este lapso, a diferencia de lo acontecido
durante el desarrollismo, no privilegia exclusivamente a los
asalariados sino que se distribuye entre todos los estratos
sociales, lo que equivale a decir que se retrotrae el perfil
socio-ocupacional del nuevo empleo industrial a fases incluso
previas a 1945. Tal conclusin se desprende de la notoria
desaceleracin del empleo asalariado de clase media
(fundamentalmente, empleados administrativos) dentro de las
plantas, as como de la renovada expansin del cuentapropismo
industrial, tanto de clase media como de clase obrera.
Dado este comportamiento de la industria, el crecimiento de
la fuerza de trabajo urbana debi necesariamente refluir por
entero a la construccin y al terciario, que crecen efectivamente
a ritmo acelerado.
La estructura social urbana durante el gobierno militar, por
su parte, experimenta mutaciones inditas por comparacin a pero-
dos precedentes (Cuadro 2.4).
As, invirtiendo de raz las tendencias sostenidas en el
pasado, la creacin de empleo urbano durante este lapso favoreci
netamente las posiciones autnomas por comparacin a las asalaria-
das. La tasa anual de crecimiento del empleo autnomo (27,4%o) es
casi dos veces y media superior a la del empleo asalariado
(11,9%o). Como resultado de lo cual, al final del perodo, el
empleo asalariado haba perdido casi 4 puntos porcentuales en la
estructura social urbana, representando ahora alrededor de 68% .
Adems, durante el aperturismo del gobierno militar, se
acrecienta la velocidad comparativa de expansin de la clase media
respecto a la de la clase obrera (ste es el perodo de mayor
distancia entre las mismas), a la par que se modifican
drsticamente las tendencias internas en cada colectivo. Dentro de
la clase media, por vez primera, es el estrato autnomo el que
lidera aparentemente el crecimiento. Dentro de la clase obrera,
casi todo el crecimiento concierne al estrato autnomo. En otros
trminos, se detiene el proceso de asalarizacin de la clase media
y se acelera el de desalarizacin de la clase obrera. Por otra
parte, tiene lugar un notable crecimiento del estrato marginal.
Entrando ahora en el anlisis de la movilidad social durante
el gobierno militar, la primera constatacin es su total singula-
ridad respecto a los modelos precedentes. Primero, el menor creci-
miento del empleo urbano (o sea, de la migracin rural-urbana)
elimina una fuente crucial de movilidad ascendente, al tiempo que
concentra los desplazamientos en la poblacin de antigua
residencia urbana. Segundo, la continuada expansin de la clase
media favorece ahora comparativamente ms a su estrato autnomo
(con fundada presuncin de que la misma contiene una proporcin no
discernible de trabajadores marginales). Este crecimiento de las
posiciones autnomas de clase media (sobre todo en el comercio)
debi alimentarse --va intrageneracional-- de asalariados de
clase obrera y de clase media que perdieron sus antiguas
posiciones en el proceso general de desalarizacin que indujo la
estrategia aperturista, siendo difcil de aceptar que estos
desplazamientos tradujeran una movilidad ascendente. Tercero, la
clase media asalariada crece menos que en las etapas precedentes,
siendo significativo el hecho de que se expanda comparativamente
ms el segmento tcnico-profesional (de menor crecimiento
vegetativo y migratorio) que el de los empleados y vendedores.
Todo ello, en un contexto en el cual, sin duda, se acentu el
proceso de devaluacin de las credenciales como producto de la
expansin de la matrcula secundaria y superior en los aos
precedentes, y se acrecent el empleo precario de clase media. El
crecimiento del estrato medio asalariado debi continuar
nutrindose --va intergeneracional-- desde posiciones correspon-
dientes a la clase media autnoma y a la propia clase media asala-
riada, representando por lo general una movilidad ascendente, si
se define a esta ltima en trminos exclusivamente ocupacionales.
Cuarto, el estrato marginal es el de ms rpido crecimiento, junto
con el empleo obrero precario. El crecimiento del estrato obrero
autnomo y del marginal debi alimentarse comparativamente ms de
trabajadores asalariados urbanos que perdieran sus antiguas
posiciones durante el proceso, que de migrantes internos o
externos (en franca retraccin numrica), razn por la cual puede
considerarse esta movilidad de tipo descendente. En suma, desde el
punto de vista ocupacional, el balance del modelo aperturista
durante el gobierno militar es de preeminencia de movilidad
estructural descendente (aunque tambin hayan existido ciertos
desplazamientos ascendentes). A su vez, desde el punto de vista de
los ingresos, las evidencias disponibles (la reduccin del
salario real y la fuerte cada de la participacin de los sueldos
y salarios en el ingreso nacional; el incremento de la desigualdad
en la distribucin de las remuneraciones entre los asalariados y
entre los no-asalariados; los niveles extremadamente reducidos de
los haberes jubilatorios; etc.) confirman que la movilidad experi-
mentada en todos los estratos de clase obrera y en la mayor parte
de los de clase media fue abruptamente descendente.
Desde luego, el nivel de vida acus el impacto de los hechos
que acaban de researse: la salud prcticamente se estanca en sus
niveles iniciales; la situacin habitacional urbana tambin
mantuvo la misma cuanta de dficit (ayudada por el menor
crecimiento inmigratorio de las grandes ciudades, ms que por el
progreso en la inversin social en vivienda); en fin, en el rea
educativa se agrava el retraso en el nivel primario, se estanca la
escolarizacin en el nivel secundario y disminuye la
correspondiente al nivel superior. Todo ello con mayor repercusin
negativa en los estratos sociales ms modestos. Por otra parte, es
durante esta etapa que se extiende en la Argentina --al menos en
niveles estadsticamente significativos-- el fenmeno de la
pobreza crtica, o sea, la existencia de amplios segmentos
sociales con ingresos insuficientes para garantizar satisfacciones
elementales. Las evidencias disponibles sugieren que, hasta 1983,
se produce una importante pauperizacin absoluta (cada por debajo
de la lnea de pobreza crtica) dentro de la clase obrera, al
tiempo que opera una pauperizacin relativa (prdida en los
niveles de vida sin caer en la pobreza crtica) dentro de la clase
media.10
Como visin global de la versin militar del aperturismo se
impone una conclusin: el empeoramiento de las condiciones
laborales y de bienestar en tan corto lapso es un buen indicador
de la eficacia con que funcion el disciplinamiento social.
Visto lo cual, calificar el balance de esta gestin en relacin
con la estructura social no es una tarea compleja: adems de
concentradora, esta estrategia es tambin violenta y
explcitamente excluyente; slo que se trata ahora de una
exclusin sin modernizacin social ni crecimiento econmico
global.
En abril de 1982, un suceso imprevisto --la guerra de las
Malvinas-- signa el ocaso del gobierno militar. La guerra
precipit de tal forma los acontecimientos que, para fines de ese
ao, estaba ya en marcha el proyecto de reconstruccin democrtica
que culminara con la asuncin del gobierno constitucional
(radical) del Dr. Ral Alfonsn.11
Entre diciembre de 1983 y julio de 1989, no lleg a
implementarse una estrategia de desarrollo especfica, si bien se
intent suavizar los efectos sociales de la situacin heredada,
sobre todo en lo que concierne a la recuperacin del salario real.
No obstante, diversos condicionamientos polticos resultaron en
algunos brotes hiperinflacionarios que repercutieron duramente en
la situacin de los sectores populares, y, a la postre, obligaron
a la entrega anticipada del poder al Dr. Carlos Sal Menen
(justicialista), ganador de las ltimas elecciones generales,
quien a su vez fue reemplazado por un presidente radical (Dr.
Fernando De La Ra) en diciembre de 1999.
Durante los aos 1989-1990, el nuevo gobierno justicialista
ensay diversos lineamientos de polticas pblicas, pero fue
recin en abril de 1991, con el Plan de Convertibilidad, que se
afianza una estrategia de desarrollo ntida en sus objetivos y en
sus medios de implementacin, la que, en el plano econmico, reto-
ma --exacerbndolo-- el modelo aperturista del gobierno militar,
10 Ver Cap. 11. 11El anlisis que sigue se basa en (Torrado,1995) y (Torrado,1998b), con su correspondiente bibliografa.
pero ahora con un xito notable en el control de la inflacin y en
el crecimiento del producto bruto nacional.
Los efectos sobre la estructura social de las polticas
implementadas durante 1983-1991 pueden observarse en el Cuadro
2.4, comparando los perfiles de 1980 y 1991.12 Se resumen como
sigue: drstica desalarizacin (cuentapropismo) de toda la
estructura (el empleo asalariado total representaba 68% de la PEA
en 1980 y 61% en 1991); violenta retraccin del volumen de la
clase media (de 47% a 38%), casi toda explicable por la
disminucin de su estrato asalariado; aumento del volumen de la
clase obrera (de 40% a 43%), casi todo explicable por el
crecimiento de su estrato autnomo; abrupto incremento del estrato
marginal (de 12% a 18%). En consecuencia, la movilidad social fue
esencialmente descendente, tanto desde el punto de vista
ocupacional como de la distribucin de los ingresos.
Lamentablemente, no existe informacin que nos permita
visualizar los rasgos de la estructura social a fines de los aos
'90, as como analizar el efecto especfico sobre la misma del
Plan de Convertibilidad. Pero pueden presentarse algunos ndices
significativos y enunciar con base en ellos algunas conclusiones
razonables.
En el Cuadro 2.5 consignamos las series estadsticas que
pueden construirse para el lapso 1990-1999 (cuando fue posible,
agregamos los aos 1980 y 1985).
Lo primero a destacar es que, de 1990 a 1991, prcticamente
todos los indicadores tienden a mejorar, lo que significa que,
en lo inmediato, el control de la hiperinflacin tuvo efectos
sociales benficos. La evolucin social durante el lapso 1991-
1999, transcurre pues en un contexto sostenido de estabilidad y
crecimiento econmicos.
En lo que concierne al mercado de trabajo, el hecho ms
espectacular es el aumento de la tasa de desempleo abierto, la
que casi se triplic entre 1991 y 1996 --de 6% a 17%-- para
12 En el censo de 1991 se cambi la definicin de 'Poblacin Econmicamente Activa' respecto a los relevamientos precedentes. El principal efecto de este cambio fue el aumento de la captacin de trabajo femenino, principalmente el de carcter espordico, de tiempo parcial e informal (incluido el servicio domstico). Es por ello que, en el Cuadro 2.4, respecto a los censos anteriores, la distribucin de 1991 sobrestima un tanto el volumen del estrato marginal y, consecuentemente, subestima el correspondiente a los restantes estratos. No obstante, esta falta de comparabilidad no alcanza a sesgar las tendencias de conjunto, que se describen en el texto.
terminar prxima al 14% al fin del perodo. No menos importantes
son los
cambios operados dentro de la PEA ocupada: a) el subempleo
abierto pas de 8% a 15%; b) el porcentaje de asalariados en
negro pas de 31,5% al 34,9% en 1996; el empleo marginal
(porcentaje de
Cuadro 2.5Indicadores de bienestar, 1980-1999
INDICADORES 1980 1985 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999
Tasa de desempleo (%) (**) 2,3 5,9 6,3 6,0 7,0 9,3 12,2 16,6 17,4 13,7 12,4 13,8
Tasa de subempleo (%) (**) 4,0 7,1 8,9 7,9 8,1 9,3 9,4 12,5 13,6 13,1 13,6 14,6
Empleo en negro (%) (*) 27,6 31,5 31,8 32,8 31,1 32,9 34,9
Empleo marginal (%) (*) 18,2 19,4 21,8 22,4 20,6 19,8 19,5
Ing. fliar. p/c (10% ms rico) (*) 29,2 31,2 36,6 34,1 32,5 34,9 33,7 36,5 36,7 36,6
Ing. fliar. p/c (60% intermedio) (*) 59,4 59,8 54,6 57,1 57,8 56,4 57,3 55,4 55,2 55,7
Ing. fliar. p/c (30% ms pobre) (*) 11,4 9,0 8,8 8,8 9,7 8,8 9,0 8,1 8,1 7,7
Pobreza (%) (*) 8,7 18,4 33,8 21,6 17,8 16,9 19,0 24,8 27,9 26,0 25,9 26,7
Indigencia (%) (*) 6,6 3,0 3,2 4,4 3,5 6,3 7,5 6,4 6,9 6,7 (*) Area Metropolitana; (**) Total de aglomeraciones urbanas.FUENTES: INDEC; Ministerio de Economa, UNICEF y Centro de Estudios Bonaerense.Elaboracin propia a partir de la Base Usuarios de la EPH (ondas de octubre).
trabajadores no-calificados ocupados en el sector refugio de
los servicios personales) aument de 19,4% en 1991 a 22,4% en
1993, volviendo a un 19,5% en 1996 (o sea, en un primer momento,
la nueva dinmica indujo un aumento sustancial del trabajo
marginal; despus, desapareci incluso esa forma de refugio y el
desempleo abierto traspuso el nivel de un dgito).
Otro hecho trascendental en la evolucin de los mercados de
trabajo (aunque no cuantificable con las cifras del Cuadro 2.5)
fue la brutal devaluacin de los ttulos acadmicos que indujo
la abrupta irrupcin del hiperdesempleo. De repente, millones de
personas quedaron obsoletas respecto a las nuevas exigencias
empresarias, con el agravante de que su eventual reciclamiento
deba ser autosolventado (ese tipo de formacin educativa no es
gratuito). Es decir, una ingente porcin de la mano de obra se
encontr de pronto enfrentada a la siguiente disyuntiva: para
conseguir empleo se necesita ms educacin, pero para reciclarse
se necesitan ingresos que no se obtienen porque se es
desempleado.
Por otra parte, el salario real promedio de los
trabajadores menos calificados en los servicios menos
productivos se deterior, incluso en trminos nominales. Adems,
cuando hubo aumento del salario real, ste fue siempre muy
inferior al aumento de la productividad por persona ocupada.
Tales hechos repercutieron sobre la distribucin del
ingreso: en 1991, el 10% ms rico de la poblacin se apropiaba
del 34,1% del ingreso familiar, mientras que el 30% ms pobre
reciba tan slo 8,8%; en 1997, estas cifras eran,
respectivamente, 36,6% y 7,7%.
El altsimo desempleo, la disminucin del salario real y la
regresividad en la distribucin del ingreso, indujeron niveles
nunca antes conocidos de pobreza crtica (Grfico 2.1): el
nmero de personas por debajo de la lnea de pobreza (poblacin
cuyos ingresos no alcanzan para comprar una canasta de bienes y
servicios bsicos de costo mnimo) pas del 21,6% en 1991, al
26,7% en 1999; el volumen de indigentes (aquellos cuyos ingresos
no alcanzan siquiera a cubrir los gastos de alimentacin) salt
de 3% a 6,7% en igual lapso.
Ntese que, en el Grfico 2.1, se representa la incidencia de la
pobreza medida por el mtodo de la Lnea de Pobreza (LP), cuya
excesiva dependencia de los vaivenes de la inflacin es bien
conocida. La curva LP muestra que, entre 1980 y 1999, deben
distinguirse cinco tramos. El primero transcurre entre 1980 y
1983, con un pico inflacionario registrado en el ao de la
guerra de Malvinas. Al finalizar el gobierno militar, la
poblacin por debajo de la LP se situaba alrededor del 18%. El
segundo corresponde a los aos 1984 a 1986, siendo este ltimo
el ms exitoso del Plan Austral (radical) en lo que concierne al
control de la inflacin y aquel en el que se registra la menor
incidencia de pobreza (15,7%) en dicho lapso. El tercero se
extiende de 1987 a 1990 y contiene los momentos ms
hiperinflacionarios y que ms afectaron el nivel del salario
real: la incidencia total aumenta notablemente hasta alcanzar el
valor mximo de 47,4% en 1989. El cuarto corresponde al inicio
del Plan de Convertibilidad (1991-1993): ahora, la tendencia
alcista se revierte y la incidencia total disminuye lenta pero
ininterrumpidamente (de 33,8% a 16,9%). Por ltimo, a partir de
1994, la curva retoma la tendencia ascendente, llegando al 28%
en 1996 para situarse cerca del 27% en 1999. Este ltimo tramo
involucra la situacin ms grave de todas las observadas, ya que
por primera vez aumenta significativamente la pobreza en un
momento de inflacin nula: si los anteriores picos de la curva
se asociaban a coyunturas hiperinflacionarias, este ltimo puede
considerarse inherente a la naturaleza del modelo, es decir,
traduce ahora pobreza estructural.
FUENTE: Ministerio de Economa e INDEC(a) Area Metropolitana (Capital Federal ms Conurbano Bonaerense)(b) Total de aglomerados urbanos
Grfico 2.1Porcentaje de poblacin por debajo de la
Lnea de Pobreza (a) y Tasa de desocupacin (b) 1980-1999
05
101520253035404550
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
Octubre del ao
%
Lnea Pobreza Tasa desocupacin
Recapitulando lo esencial de los desarrollos anteriores
pueden avanzarse algunas ideas sobre el efecto global del modelo
aperturista (1976-1999) sobre la estructura social.
Las polticas de ajuste indujeron efectos indeseables tanto
sobre la estructura de clases sociales, como sobre sus niveles de
bienestar.
En lo que concierne a la situacin ocupacional, la evolucin
durante el ltimo cuarto de siglo condujo a una severa subutili-
zacin de la fuerza de trabajo y a una extrema fragmentacin de la
estructura productiva, sin parmetros de comparacin en nuestra
historia contempornea.
En lo que respecta a la evolucin del ingreso durante el
mismo lapso, el comportamiento de la economa perjudic compara-
tivamente ms a los sectores de ingresos bajos, medios bajos y
medios, los que sufrieron un mayor deterioro de sus remuneraciones
reales y perdieron posiciones relativas en la distribucin del
ingreso, aumentando en conjunto la desigualdad social.
La contrapartida previsible de ambos hechos fue un aumento
sin precedentes de la incidencia, la intensidad y la
heterogeneidad de la pobreza crtica. En efecto, respecto a este
fenmeno, la dcada de 1990 se cierra con ndices alarmantes. El
nivel de incidencia de la pobreza no slo es muy superior al que
tena la Argentina hacia 1974, sino que tambin excede el promedio
urbano de los pases latinoamericanos en 1970. La composicin
social de la pobreza es ms heterognea, ya que las carencias
inciden ahora sobre un espectro ms amplio de estratos sociales.
Por ltimo, existe ahora un estrato de pobreza extrema (indi-
gentes) que, si bien es ms reducido que a mediados de los '70, ha
agravado notoriamente la intensidad de su infraconsumo.
Estas tendencias sugieren que, para fines de la dcada de
1990, deben haberse agudizado algunos rasgos ya evidentes a
principios de los '80: disminucin relativa del volumen de la
clase media y su progresiva desalarizacin; disminucin del peso
relativo de la clase obrera estable y acentuamiento de su
desalarizacin; aumento absoluto y relativo del estrato marginal
(no-asalariado). Todo ello en un contexto de empobrecimiento
absoluto (cada por debajo de la lnea de pobreza) que ahora
involucra no slo a sectores obreros estables y a sectores margi-
nales, sino tambin a las capas medias que hasta hace poco expe-
rimentaban slo empobrecimiento relativo (reduccin de sus niveles
de vida sin cada por debajo de la lnea de pobreza).
En suma, la Argentina del ajuste perdi algunos preciosos
atributos: una amplia clase media que ayudaba a metabolizar el
conflicto social; vastos sectores obreros con insercin laboral
estable y niveles de vida modestos pero dignos; altsimos flujos
de movilidad social ascendente que permitan transitar la vida en
trminos de un proyecto. Prdidas que, hoy por hoy, al escribir
estas lneas, parecen irreversibles.
Captulo 2 Los parmetros econmicos
4. Recapitulacin y balance
Para contextuar el anlisis de los cambios en la
organizacin familiar y proveer las principales claves interpretativas en cada momento histrico, reseamos en este captulo la evolucin de la estructura socio-econmica de la Argentina desde fines del siglo XIX hasta nuestros das. En esta historia hay un hito --la crisis internacional de 1930-- que separa dos etapas de muy distinta naturaleza: la primera, caracterizada por la prolongada vigencia de una estrategia de desarrollo basada en el sector agroexportador; la segunda, asentada, primero, en la industrializacin sustitutiva para el mercado interno y, luego, en la apertura a la globalizacin econmica internacional. 4.1 El modelo agroexportador: antes de 1930 Las transformaciones que experimenta la economa argentina a partir de la segunda mitad del siglo XIX estn directamente determinadas por la coyuntura de los mercados internacionales de materias primas, signada por el notable acrecentamiento de su demanda en los pases que se consolidaban como centros industria-les, fundamentalmente en Europa. Se induce as una nueva divisin internacional del trabajo que favorece la incorporacin a la economa mundial de las regiones productoras de bienes primarios, va la inversin de capitales y las migraciones internacionales desde el centro a la periferia. La Argentina --cuyas vastas praderas naturales la convertan en una de las zonas ms aptas para la produccin agropecuaria-- fue uno de los pases donde este proceso se verific en forma tpica. Las elites ilustradas que condujeron el pas durante este perodo --notoriamente subordinadas a los grandes propietarios terratenientes de la pampa hmeda-- se abocaron entonces a resolver cuatro cuestiones prioritarias: a) la organizacin nacional; b) la atraccin de capitales externos que posibilitaran el desarrollo de formas modernas de produccin agropecuaria; c) la promocin de la inmigracin europea; d) la educacin universal y obligatoria. La unidad nacional y la organizacin institucional (que se completaron hacia 1880, despus de varias dcadas de luchas civiles) eran indispensables para asegurar las inversiones extranjeras y la continuidad de las actividades econmicas. Los nuevos capitales deban permitir la modernizacin productiva y, sobre todo, asegurar la implantacin de un sistema nacional de transporte (que se centr en el tendido ferroviario) que posibilitara la movilizacin de bienes y personas de acuerdo a la nueva dinmica econmica. La promocin de la inmigracin europea tena por objetivo poblar el desierto, modificando de paso sustancialmente la composicin de la poblacin criolla de antigua raigambre. La universalizacin de la educacin buscaba asemejar el elemento humano nacional al de los pases europeos que servan de paradigma. Puede considerarse que la mayora de estos objetivos se alcanz durante 1870-1930.
En este lapso, la tasa de crecimiento de la poblacin es notablemente alta (entre el 25%o y el 30%o), un ritmo cuya mayor parte es atribuible a la inmigracin europea, y el porcentaje de extranjeros en el total de la poblacin del pas se situ siempre entre el 20% y el 30%. Dado que el asentamiento de los inmigrantes no fue uniforme en el territorio nacional, dicho porcentaje es sustancialmente superior en las grandes ciudades de la regin pampeana. Slo entre 1869 y 1914, el porcentaje de poblacin urbana subi de 29% a 53%, el volumen de la poblacin econmicamente activa en el sector comercio y servicios (excluido el servicio domstico) pas del 14% al 27%, el porcentaje de analfabetos descendi de 78% a 35%, y la esperanza de vida al nacimiento ascendi de menos de 30 a casi 50 aos.
En lo que concierne a la estratificacin social, su perfil se trastoca profundamente por la rapidsima expansin de los sectores medios, que se triplican en esos 45 aos. Si esta medicin se limita exclusivamente al sector urbano, los resultados son an ms espectaculares ya que el volumen de los estratos medios se cuadruplica con creces, pasando de 5% a 22%. Una evolucin semejante debi verificarse hasta mediados de los aos '30. Todo lo anterior significa que, en menos de una generacin, surgi un amplio estrato medio, por lo que, necesariamente, sus miembros debieron reclutarse entre los estratos populares, urbanos y rurales, y la movilidad social resultante debi ser no slo de carcter intergeneracional sino tambin de naturaleza intrageneracional, esto ltimo sobre todo entre los extranjeros cuya extraccin social originaria era por dems modesta. Por otra parte, los datos precedentes se refieren a todo el territorio nacional cuando, en realidad, las tasas de movilidad fueron muy desiguales entre regiones en razn del muy dispar desarrollo del pas durante el modelo agroexportador. En efecto, dado que los cambios estructurales se concentraron por entonces en la CBA y en la regin pampeana, la ampliacin de los estratos medios fue comparativamente mucho ms marcada en estas reas (que son tambin las que absorbieron prcticamente todos los flujos migratorios externos). Al finalizar el modelo agroexportador con la gran crisis mundial de 1930, sin embargo, se perciban ciertos aspectos negativos en el sistema socio-econmico que el proceso, bien haba dejado intactos, bien haba engendrado. Entre los primeros, el ms importante era la persistencia --sobre todo en la zona pampeana-- de un rgimen de propiedad fundiaria que actu como determinante fundamental del futuro desarrollo agropecuario. Entre los segundos, el ms grvido de consecuencias era, sin duda, el grado de dependencia externa (respecto a la demanda de productos agrcolas y a la entrada de nuevos capitales) en que se haba situado la economa argentina.
Porque una de las principales consecuencias de la crisis de 1930 fue la modificacin sustancial del sistema que haba regido hasta entonces el comercio internacional, sobre todo entre el centro y la periferia. Razn que explica el radical viraje de la orientacin de los modelos de desarrollo a partir de 1930. 4.2 La industria como eje del desarrollo: 1930-1975
En efecto, como consecuencia de la crisis mundial, la Argentina abandona el modelo agroexportador e inicia un proceso de desarrollo basado en la industrializacin sustitutiva de importaciones que habra de perdurar casi 45 aos, aunque con sensibles diferencias en las dos estrategias (justicialista y desarrollista) que tienen vigencia efectiva en este lapso.
Antes de resear ambos modelos, sealemos que tienen un rasgo comn, por lo menos en lo que concierne al empleo: si bien a diferente ritmo, ambos indujeron el crecimiento de actividades no-agropecuarias, razn por la cual, invariablemente, se verific una notable transferencia de mano de obra rural hacia los sectores urbanos (migraciones internas de la poblacin nativa).
Por otra parte, en lo que concierne a la movilidad social tambin pueden sealarse algunos rasgos permanentes a lo largo de ambos modelos: la expansin continua de la educacin formal en el conjunto de la poblacin; el fenmeno de devaluacin de las credenciales; el acceso diferencial de cada estrato a cada nivel educacional (en especial, el virtual bloqueo de la educacin como canal ascensional para la clase obrera); en fin, el crecimiento demogrfico diferencial entre estratos (ms lento en los de clase media). * El modelo justicialista: 1945-1955
En esta estrategia --de corte distribucionista--, la industria constituye el objetivo central del proceso de desarrollo. Se impulsa una industrializacin sustitutiva basada en el incremento de la demanda de bienes de consumo masivo en el mercado interno, la cual es generada a travs del aumento del salario real. El modelo requiere as medidas redistributivas del ingreso que impulsan la demanda interna y la ocupacin industrial y, por lo tanto, la acumulacin.
Esta dinmica se traduce, a mediados de la dcada de 1950, en un perfil de la estructura social urbana algo diferente al de 1945, pero no en lo esencial. El volumen de la clase media es algo superior (habra pasado, digamos, del 41% al 43%) y algo inferior el de la clase obrera (de 50% a 49%). Pero la composicin interna de cada clase haba cambiado muy poco respecto al momento inicial. En lo que respecta a la movilidad social, los migrantes internos alimentaron principalmente la expansin del estrato obrero asalariado (lo que puede considerarse un movimiento ascendente, dadas las modestas posiciones de origen), as como tambin el crecimiento de los pequeos propietarios de la industria y el comercio (un estrato de menor crecimiento demogrfico comparativo), experimentando en todos estos casos movilidad ascendente de carcter intrageneracional. Por otra parte, la rpida expansin de las posiciones no manuales asalariadas (empleados en la industria y la administracin pbli-ca), se nutri de los estratos autnomo y asalariado de clase media que se haban conformado con anterioridad a 1945 --los que ya haban incorporado por completo la obtencin de la credencial educativa de nivel primario y comenzaban a acceder al nivel secundario. En este ltimo caso, prim un tipo de movilidad intergeneracional que, a pesar de realizarse entre segmentos pertenecientes a una misma clase social, sin duda se visualizaba como ascendente, vista la alta valoracin social de las posiciones no manuales asalariadas.
Como visin global, puede decirse que el modelo justicialista favoreci la expansin cuantitativa de los componentes sociales del bloque que le sirvi de apoyo para su surgimiento (la clase obrera y los pequeos y medianos empresarios industriales), al tiempo que fortaleci (por que existan desde antao) el aumento cuantitativo de las capas medias asalariadas, sobre todo en el sector pblico.
Adems de su carcter distributivo, otros dos adjetivos podran calificar los efectos de esta estrategia sobre la estructura social: se trata de una dinmica relativamente modernizadora e incluyente. Con este ltimo neologismo buscamos contrastar el modelo justicialista con aquellos otros a los que es prctica comn calificar de excluyentes, en razn, justamente, de su incapacidad para incorporar al empleo y al bienestar a importantes contingentes de la fuerza de trabajo total. El modelo justicialista no indujo un gran crecimiento econmico global ni una modernizacin destacable de la estructura social, pero tuvo el mrito de no segmentar los mercados de trabajo ni excluir a fran-jas importantes de la poblacin de los frutos del desarrollo logrado. Una serie de restricciones estructurales y coyunturales en las variables que sostenan la acumulacin interna se conjugaron para interrumpir el crecimiento industrial impulsado durante el perodo justicialista, determinando que diversas fuerzas se aliaran para derrocar el gobierno justicialista, en 1955. * El modelo desarrollista: 1958-1972 En el contexto de una autoritaria proscripcin del peronismo de la vida poltica nacional, en 1958 accede al poder un nuevo bloque caracterizado por la alianza de la burguesa industrial nacional y el capital extranjero, corporizado este ltimo por grandes empresas trasnacionales norteamericanas que afluyen entonces al pas en magnitudes significativas. En esta nueva estrategia --de corte concentrador-- la industria tambin constituye el objetivo central del proceso de desarrollo. Pero, a diferencia del modelo justicialista, se impul-sa ahora una industrializacin sustitutiva de bienes intermedios y de consumo durable, en la que el incremento de la demanda est asegurado por la inversin, el gasto pblico y el consumo suntua-rio del reducido estrato social urbano de altos ingresos. Este modelo implica, por lo tanto, un proceso regresivo de concentra-cin de la renta.
Los efectos de la estrategia desarrollista sobre la estructura social son radicalmente diferentes a los del perodo precedente. Se acelera el crecimiento de la clase media por compa-racin al de la clase obrera, al tiempo que se modifica profunda-mente la composicin interna de ambos agregados: dentro de la clase media, la expansin relativa beneficia casi exclusivamente al estrato asalariado; dentro de la clase obrera, predomina ahora el crecimiento del estrato autnomo. En otros trminos, se experimenta un claro proceso de asalarizacin de la clase media y de desalarizacin de la clase obrera. El balance final del desarrollismo es una estructura social urbana en la que la clase media representa alrededor del 45% al igual que la clase obrera, con un ms neto predominio del estrato asalariado dentro de la primera y con un incipiente crecimiento
del estrato autnomo dentro de la segunda. Se observa tambin un leve incremento del estrato marginal. En lo que respecta a la movilidad social, el modelo desarrollista tambin muestra tendencias muy dismiles a las precedentes. Por un lado, es cierto que durante 1958-1972 se verifica en promedio una notoria modernizacin y complejizacin de la estructura social en todos los sectores productivos (includo el sector pblico), cuya manifestacin ms evidente es la rpida expansin de puestos de clase media asalariada. Un rasgo que --adems de su obvia naturaleza concentradora-- permitira calificar a esta estrategia como modernizadora. Pero, por otro lado, son impactantes otros hechos (aumento del cuentapropismo obrero; incremento del empleo precario, tanto de clase media como de clase obrera; franco deterioro o estancamiento de los niveles de bienestar de las capas sociales ms modestas) que justifican que tambin se la califique como excluyente. En efecto, si bien el desarrollismo indujo un elevado crecimiento econmico global y una innegable modernizacin de la estructura social, ambos elementos se lograron al precio de marginar a una parte considerable de la poblacin de los logros del desarrollo econmico.
El freno a este modelo estuvo dado por la convergencia de factores econmicos y polticos de ndole adversa, en especial, la recurrencia de las crisis de la balanza de pagos y la agudizacin del conflicto social. * El modelo aperturista: 1976-1999 En el lapso que va desde 1976 hasta fines del siglo XX se sucedieron en el poder gobiernos de muy distinta idiosincracia, aunque, por la naturaleza de sus polticas econmicas, todos puedan ser englobados dentro de un modelo aperturista. El primer lapso concierne al equipo militar dominante durante 1976-1983, el que adopta una estrategia de desarrollo muy diferente a todas las experimentadas en el pasado. Puede caracterizarse al nuevo bloque dominante como una alianza entre el estamento militar y el segmento ms concentrado de la burguesa nacional y de las empresas transnacionales. El programa de este gobierno vir diametralmente las orientaciones de industrializacin sustitutiva que --en sus variantes distribucionista o concentradora-- haban estado vigentes en el pas desde 1930. Dicho en otros trminos, se dio implcitamente por terminada a la industrializacin como objetivo central del proceso de desarrollo. En consonancia con ello, la estructura social urbana experimenta mutaciones inditas por comparacin a perodos precedentes: la creacin de empleo urbano durante este lapso favorece netamente las posiciones autnomas por comparacin a las asalariadas, lo que determina que se detiene el proceso de asalarizacin de la clase media y se acelera el de desalarizacin de la clase obrera. Por otra parte, tiene lugar un notable crecimiento del estrato marginal. Respecto de la movilidad social, durante el gobierno militar tambin existe total singularidad respecto a los modelos precedentes: desde el punto de vista ocupacional, el balance es de preeminencia de movilidad estructural descendente; desde el punto de vista de los ingresos, la movilidad experimentada en todos los estratos de clase obrera y en la mayor parte de los de clase media
fue abruptamente descendente; el resultado final fue el retroceso en el nivel de vida de los segmentos sociales ms modestos. Es durante esta etapa que comienza a extenderse en la Argentina --al menos en niveles estadsticamente significativos-- el fenmeno de la pobreza crtica, o sea, la existencia de amplios segmentos sociales con ingresos insuficientes para garantizar satisfacciones elementales.
Por ende, calificar el balance de esta gestin en relacin con la estructura social no es una tarea compleja: adems de concentradora, la estrategia militar aperturista es tambin violenta y explcitamente excluyente; slo que se trata ahora de una exclusin sin modernizacin social ni crecimiento econmico global.
Entre diciembre de 1983 y julio de 1989 (gobierno democrtico radical), no lleg a implementarse una estrategia de desarrollo especfica, si bien se intent suavizar los efectos sociales de la situacin heredada, sobre todo en lo que concierne a la recuperacin del salario real. No obstante, diversos condicionamientos polticos resultaron en algunos brotes hiperinflacionarios que repercutieron duramente en la situacin de los sectores populares, y, a la postre, obligaron a la entrega anticipada del poder al partido justicialista en 1989, el que a su vez fue reemplazado por un presidente radical en diciembre de 1999.
Durante los aos 1989-1990, el nuevo gobierno justiciali