FORMACIÓN EN NEUROSICOEDUCACIÓN
MONOGRAFÍA
Cerebro emocional y aprendizaje
Laura Simone Herbstsommer - Año 2016
Sólo se puede aprender aquello que se ama.
FRANCISCO DE MORA
INTRODUCCIÓN
Si una adecuada formación en neurociencias debería ser parte de nuestra
instrucción básica como seres humanos, tanto más como docentes. Siempre
atendiendo al principio de adecuación, el conocimiento científico puede darnos una
visión objetiva de nuestra propia mente y de la de nuestros semejantes, de modo que
podamos alcanzar un estado emocional más neutral, una mejor comprensión de
nosotros mismos y de los otros y una mayor tolerancia hacia nuestro entorno.
Aprender los fundamentos básicos de nuestro cerebro implica conocer la poderosa
dominación que aún tienen en nosotros los instintos pro-supervivencia y buscar
desarrollar, a base de entrenamiento, un sentido de trascendencia en nuestra vida.
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Adentrarnos en este mundo nos permite desmitificar ciertas ideas que damos
por hechas en nuestra labor como docentes. Estamos acostumbrados a suponer que
nuestros alumnos deben y pueden estar permanentemente atentos, concentrados,
abiertos al aprendizaje, conscientes de nuestras intenciones y deseos, permeables a
todo lo que les ofrezcamos. Estudiar el cerebro emocional nos ayuda a tomar
consciencia de otra dimensión del cerebro que trabaja paralelamente al cognitivo, uno
que influye mucho más de lo que nos gusta imaginar.
El sistema límbico o cerebro emocional aparece hace unos 180 millones de años y
está formado por varias estructuras que se relacionan con respuestas a estímulos
emocionales, de modo que su funcionalidad influye enormemente en los procesos
relacionados con la memoria, las emociones, la atención y el aprendizaje y hace que su
estudio cobre especial importancia en el ámbito educativo.
Joseph Ledoux en una entrevista publicada en el año 2000 en la revista Muy
Interesante afirma que la emoción es capaz de controlar el pensamiento, de ahí que
esta monografía tenga como objetivo abordar la influencia que tiene nuestro cerebro
emocional en el aprendizaje.
Según el doctor en Neurociencias Francisco Mora (2013), las emociones son la
base más importante sobre la que se sustentan todos los procesos de aprendizaje y
memoria y son, además, un ingrediente imprescindible para el razonamiento. En
palabras de Ibarrola (2013), los aportes de las neurociencias a la educación vienen a
romper con muchas creencias tradicionales sobre la conducta impulsiva, el mal
comportamiento en clase o los problemas de aprendizaje y rendimiento académico.
EL CEREBRO EMOCIONAL
El cerebro es el órgano del aprendizaje. Goleman (1996) sostiene que tenemos
dos mentes, una que piensa y otra que siente. Sentimiento y pensamiento están muy
relacionados.
A nivel fisiológico, el cerebro se divide en capas. La más externa, el neocortex, es
el área específicamente humana. En medio se halla nuestro cerebro primitivo, el
emocional. En lo más profundo, en el tallo, encontramos el llamado cerebro reptiliano,
que controla los impulsos más atávicos.
El cerebro emocional está formado por el tálamo, el hipocampo, la amígdala
cerebral, el núcleo de accumbens y ciertas áreas de los lóbulos prefrontales (LPF).
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La amígala es una estructura que se relaciona con las respuestas de ataque y
huída y se encuentra a ambos lados del tálamo, en el extremo inferior del hipocampo.
Volveremos a ella más adelante.
Por su parte, el hipocampo es la sede de las memorias y del manejo del
contexto. Es el encargado de convertir los recuerdos a corto plazo en memoria a largo
plazo. Durante el aprendizaje, es el que procesa la información y almacena los
recuerdos. Esta estructura se ve muy afectada cuando se sufre estrés, puesto que la
hormona que lo produce, el cortisol, daña el hipocampo. De ahí que sea tan
importante generar situaciones de aprendizaje libres de este mal estrés.
El núcleo de accumbens es un grupo de neuronas que tienen un papel muy
importante en los sistemas de recompensa, placer, risa y adicción.
Por último, el tálamo es el lugar al cual se dirige toda la información que llega del
exterior a través de los sentidos, aunque permite que ésta sea percibida de un modo
integrado.
DOS CAMINOS
Como hemos visto, nuestro cerebro viene dotado de los componentes básicos
que nos permiten sobrevivir. ¿Pero cómo funcionan?
El tálamo es el hall de entrada de nuestro cerebro: allí llega toda la información
sensorial enlazada. Lo primero que hace nuestro cerebro es realizar una evaluación
rápida, corta, un recorrido neuronal breve que permite, en apenas unos milisegundos,
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percibir si estas sensaciones están a favor o en contra de la supervivencia. Este es el
llamado camino corto.
Paralelamente, nuestro cerebro también va produciendo el llamado camino
largo, que consiste en una evaluación mucho más compleja y completa de la
información y de su respuesta a través de los LPF. Este es un camino neuronal más
extenso y, por tanto, dura más tiempo.
Respuesta de acercamiento Respuesta de huída o lucha.
La comida es garantía de supervivencia, un
estímulo ante el cual nuestro cerebro
produce una respuesta de acercamiento.
Cuando la amígdala considera que el
estímulo es peligroso, alerta al
hipotálamo para que produzca cambios
para enfrentar el peligro.
La corteza prefrontal es el área cerebral que puede frenar, modelar o mitigar
todos los arranques emocionales, salvo aquellos que son muy intensos. Por su parte, la
interpretación emocional es mucho más rápida, actúa sin ver los detalles y descarta la
reflexión o el análisis complejo. Esto es así porque su función es primordial:
garantizarnos la vida, la supervivencia.
Observamos cómo nuestro cerebro parece tener dos capitanes. Esta dualidad
nos permite comprender que nuestra UCCM puede llegar a dos interpretaciones
distintas sobre un mismo hecho, una emocional y otra racional. Podemos pensar que
esto libera de responsabilidad a todo ser que tenga un arrebato emocional, pero esto
no es así. Lo cierto es que tenemos que educar esas emociones para que dichos
arrebatos se aprendan a gestionar.
LA AMÍGDALA
Es curioso observar que, si bien la conducta de defensa contra el peligro es
distinta (correr, volar, reptar, nadar, quietud), en todas en todas las especies coincide
qué zona del cerebro es la que la conduce: la amígdala. La amígdala se encarga de las
respuestas del miedo, es un sistema de alarma del cerebro capaz de generar estados
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que nos permiten sobrevivir en caso de amenaza y presenta distintas respuestas
según la zona que sea estimulada:
Siendo tantas como son, es esencial que estas respuestas generadas por la
amígdala estén mediadas por la parte pensante del cerebro para evaluar, si fuera
necesario, la inhibición de esta respuesta amigdalina. La zona encargada de frenar
estas reacciones se llama área órbito frontal.
Cabe añadir que la amígdala cuenta con su propio banco de memoria, que tiene
la particularidad de garantizarnos la supervivencia a corto plazo. La amígdala codifica
cada detalle de lo vivido como un posible peligro, de modo que ante una situación de
estrés, imágenes como el lugar, el tiempo, la música que oíamos, los olores percibidos
quedan grabados en este banco de memoria, pudiendo ser evocados en otros
momentos y activando la amígdala aunque ya no exista tal peligro.
La amígdala también juega un papel importante en el aprendizaje. Distintas
situaciones pueden activar las amígdalas de los alumnos, como son el miedo a
equivocarse o al ridículo, la ansiedad ante un examen, un desafío educativo excesivo
para él, un entorno desorganizado o inseguro, las consignas poco claras o, tan
tristemente de moda, el bullying o acoso escolar.
ANSIEDAD E INTRUSIÓN
Educar es un desafío. No bastan los propios condicionantes del aprendizaje,
como pueden ser la dificultad el tema, los medios o recursos, los compañeros de clase.
AMÍGDALA
Huída o evitación
Ataque defensivo
Ataque ofensivo
Sumisión
Inhibición de la
acción
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A todo ello ahora hay que añadir una serie de circunstancias sociales y ambientales
que condicionan enormemente la situación emocional de nuestros alumnos: familias
desestructuradas, inadecuada alimentación, rutinas y hábitos poco saludables, abuso
de las nuevas tecnologías… todo esto genera estados continuados de ansiedad y
estrés.
Durante un estado de ansiedad, la atención se aferra de forma pertinaz sobre el
estímulo que la desencadena. Esto produce una interferencia sobre las funciones
cognitivas y, por tanto, una afección al aprendizaje, circunstancia que produce un
fenómeno conocido como intrusión. El mecanismo de intrusión tiene como objetivo
dirigir la atención al problema con el fin de asegurar que sea resuelto. El estrés
incrementa esta atención solo con respecto al estímulo que lo ha desencadenado a fin
de eliminarlo.
La dificultad de este tema estriba en que en la vida moderna resulta muy difícil
estar atento a un solo tema. Nuestros alumnos se han convertido en niños multitarea,
arrastrados por un amplio abanico de pensamientos intrusivos no resueltos y deseos
insatisfechos. Si bien cada uno de estos inconvenientes puede parecer muy diferente
en importancia, lo cierto es que los sistemas primitivos no ven tan claras estas
diferencias y responden de un modo básico a través del mecanismo del estrés. Para
estos sistemas primitivos todo es igual de peligroso, todos los inconvenientes son ese
león a punto de comerles.
Nuestra UCCM nos mantiene en alertas con parte de nuestra atención puesta en
los temas no resueltos, algo que no deja disponible a todas las unidades de atención
de los LPF, disminuyendo su funcionamiento y su efectividad. Esto se palpa
enormemente en las aulas, cuando los alumnos tienen “la cabeza en otro sitio”, no
están atentos ni a las explicaciones, ni a las actividades que están haciendo ni, por
tanto, al aprendizaje.
Llevado todo esto a un extremo, con el sistema amigdalino hiperactivado, faltos
de descanso y pasados de actividades, esto conduce a que el cerebro se sienta más en
peligro, de modo que la intrusión en la consciencia de los problemas se convierte en
algo permanente. La intrusión puede manifestarse de las siguientes maneras:
Aparición recurrente de
temas no resueltos o inquietantes
Preocupación y rumiación mental
Pensamientos invasores
repentinos
Sentimientos e ideas persistentes
Alerta excesiva e intensa expectativa
Insomnio Pesadillas y sueños Reacciones de
sobresalto
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Por su parte, la ansiedad es producida por la incertidumbre. Lo nuevo, aún
cuando no sea peligroso en sí mismo, por definición es algo desconocido, por lo que
siempre activará el sistema de alarma. Lo novedoso lleva un mensaje implícito de
peligrosidad. La respuesta a este tipo de estímulo, por tanto, es la activación del
mecanismo del estrés. En un aula “lo nuevo” puede ser un tema, un alumno o un
profesor. Hasta tanto lo novedoso no sea visto como poco amenazante, esa respuesta
al estrés permanecerá activada.
Hay una estrecha relación entre los centros de la atención y la respuesta del
estrés, formándose así un circuito de retroalimentación. La atención desencadena la
respuesta del estrés y, a su vez, los centros de atención son activados por la alerta del
estrés.
LA RESPUESTA ANTE EL MUNDO ARTIFICIAL
Cuando la atención y el estrés ascienden por encima de cierto grado, se produce
la liberación de hormonas del estrés. Estas sustancias prepararán a la UCCM para
manejarse ante el peligro, algo que en el mundo natural consiste en pelear o huir. Una
vez pasado el peligro, el cuerpo vuelve a su estado de reposo.
Con el advenimiento de la civilización y del mundo artificial ya no son útiles las
respuestas de huída ni de ataque, algo que hace que esta respuesta de estrés no
pueda ser debidamente gestionada.
A medida que el dolor emocional se incorpora en el repertorio de los estímulos
que desencadenan el estrés, las causas de activación de este mecanismo se vuelven
más difusas y recurrentes. Cualquier situación, por mínima que sea, puede
desencadenar un estado de alarma. La UCCM se vuelve confusa y tiende a interpretar
los estímulos erróneamente, ver peligros inexistentes o de un modo exagerado.
Frente al ataque específico, por ejemplo, de una persona real ante la cual se
debe actuar de forma defensiva u ofensiva si se quiere salvar la vida, el mecanismo de
activación del estrés y los cambios hormonales que éste produce nos ayudan a superar
este peligro. Sin embargo, las preocupaciones de este mundo actual, que solo son
pensamientos sobre cómo se percibe esta u aquella situación, por ejemplo, una mirada
Activación atención
Activación respuestas del estrés
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torcida de alguien, hace que también se desencadenen estas respuestas de estrés. Lo
cierto es que esta respuesta del aquí y ahora es ineficaz para afrontar o solucionar el
problema de forma definitiva, algo que exige que utilicemos los LPF con una visión del
presente y del futuro sumado a estrategias como por ejemplo la planificación.
Al igual que con el dolor físico, cuando hay dolor emocional es muy útil hacer uso
del área orbito frontal y poner freno a la respuesta amigdalina, de modo que el área
anterior que centra la atención en los pensamiento deje la atención libre y el espacio
que dé lugar a la búsqueda de una solución y un plan más acorde con la necesidad. El
manejo consciente de la atención y su desvío se transforma en una herramienta útil
para desactivar el circuito de atención automática. Para ello, podemos realizar algunas
tareas que requieran una baja activación emocional.
NEUROSICOEDUCAR HOY
Es interesante observar que las emociones, aunque intangibles, tienen una
manifestación a modo de sensaciones corporales. Este hecho hace que tengan una
fuerte sensación de certeza, realidad, presencia que hace que el cuerpo se ponga en
acción. Como hemos visto, es esta fuerte conexión emoción-cuerpo la que nos permite
sobrevivir cuando estamos en riesgo.
Mientras los LPF evalúan y reflexionan, el cerebro emocional trabaja como un
radar, observando el peligro allí o aquí. En el mundo primitivo los peligros naturales
eran evidentes, esto es, se veían venir. Pero ahora, los peligros son de otro calibre,
muchas veces insustanciales, tanto como lo puede ser un pensamiento equivocado.
Peligros mundo natural
Dolor físico
Activación del estrés
Respuesta de huída, ataque, defensa o sumisión
Solución del problema
Fin del estrés
Peligros del mundo artificial
Dolor emocional
Activación del estrés
Respuesta de huída, ataque, defensa o sumisión
No se soluciona el problema
ESTRÉS CRÓNICO
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¿Cómo evitarlos? Desarrollando plenamente los LPF, la inteligencia emocional,
las funciones cognitivas y ejecutivas podremos alcanzar esta meta. Este objetivo no se
logra solo sino que hay que orientarlo en nuestra práctica educativa:
Razonar
Evaluar
Planificar
Prever consecuencias
Adaptación a los cambios
Interpretación de las emociones
Control de impulsos
Toma de decisiones
Dar significación a nuestro mundo y nuestra vida
Automotivación
Creatividad
Retardo de la graficación
Trascendencia
Empatía
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Hoy sabemos que el estrés y el miedo producen una inhibición del aprendizaje de
determinados alumnos, por tanto es necesario dotar a las emociones un papel
protagonista en nuestras aulas. Del mismo modo, podemos ver que otros aprendices
necesitan una dosis de estrés para impulsar sus procesos de aprendizaje. Por tanto, a
algunas personas, el miedo y la tensión les son útiles para aprender y, para otras,
suponen una inhibición. Lo importante, en cualquier caso, es aprender a regular esas
emociones para lograr un equilibrio adecuado. Estar activados por ese estrés “bueno”,
pero lo suficientemente calmados como para no alterar las funciones cognitivas. La
regulación es una competencia emocional a desarrollar.
Es importante concienciar a nuestros alumnos de que la forma en que el ser
humano interpreta un suceso determina si éste detendrá o provocará aún más la
activación del mecanismo el estrés. Toda situación puede ser estresante si el individuo
siente internamente que las exigencias exceden sus capacidades para satisfacerlas.
La evaluación de la naturaleza de la exigencia del peligro es algo totalmente
subjetivo. Lo que importa en este caso no es el hecho sino lo que significa para quien
lo vive, independientemente del problema que sea. Ante estas circunstancias,
debemos orientar la enseñanza hacia la prefrontalización de este suceso haciendo una
sencilla pregunta a nuestra UCCM:
Para poder llevar a cabo esta evaluación es necesario estar informados. Así, de
acuerdo al tipo de educación que posea una persona y a la información que tenga en
sus bancos de memoria se puede evaluar una misma circunstancia de muchas
maneras.
Por todo ello, es importante ofrecer en el aula suficientes estímulos para que el
alumno adquiera durante su etapa escolar la mayor cantidad de información posible y
desarrolle un abanico enriquecido de respuestas ante ellas. La experiencia es un grado
también en el control de las emociones. Con la ayuda del profesor o del maestro, en un
entorno neurosicoeducado, podemos crear seres más sensibles, conscientes, abiertos,
atentos, motivados y despiertos. Educar el cerebro emocional merece la pena.
¿Es un suceso peligroso?
SI es una amenaza
Activación total del mecanismo
del estrés
NO es una amenaza
Inhibición del mecanismo del
estrés
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Goleman D. (1996), Inteligencia emocional. Madrid: Kairós.
Ibarrola, B. (2013): Aprendizaje emocionante. Madrid: SM.
Mora F. (2013). Neuroeducación. Madrid: Alianza.
TEMAS UTILIZADOS
Introducción a las Neurociencias XII: Estudio del sistema nervioso Cerebro
emocional I: camino corto y largo. Evaluación sistema emocional y racional.
Cerebro emocional y racional I: camino corto y camino largo II.
Material complementario sobre Cerebro emocional.
Camino corto y camino largo III.
Cerebro emocional: Amígdala cerebral III.
Cerebro emocional V.