7/30/2019 Historias Entre El Mineral y El Cielo
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JorDanRamrez
2013
Cerro de Pasco
HISTORIASENTRE EL MINERAL Y EL CIELO
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Introduccin
Pronto a mi alejamiento total del mundo de la poesa y el verso no ledo, de la prosa
fantstica y las madrugadas de lectura, me he dado a la tarea de presentar tal y como fue
concebida esta historia que hoy pongo antes sus miradas. Las siguientes lneas son elfruto de un trabajo de aos atrs cuando mi corazn empezaba a investigar y amar letra
a letra a la ciudad ms alta del mundo.
Ms all de una historia, las siguientes lneas levantan unas voces de protesta desituaciones que son desconocidas o simplemente ignoradas; los escritos en todas las
pginas han sido inspirados en las costumbres observadas y odas de los pobladores de
este lugar de mundo, en los diferentes caminos que he recorrido.
Caminando como siempre he coincidido con alguien que me ha hablado del ayer y queha recordado con nostalgia aquellos das cuando esta ciudad aun conservaba su historia,
como olvidar a un anciano que en Yanacancha antigua que me habl del camino detierra y ahora de asfalto que otrora tiempo llevaba hasta la casa de un alcalde?comoolvidar tambin la primera vez que me dieron informacin de aquel cementerio que
Manuel Scorza hace referencia en redoble por Rancas.?
Este lugar en el mundo, que aprecia al visitante que se atreve a retarse a si mismo y
vencer el mito de la altura, y de a pocos comienza a amar esta tierra, aquel que unamaana se descubre parte de los pobladores y se va acostumbrando a la lluvia
impredecible.Tan igual que ellos tambin yo me he internado en las calles y he alargado mi
curiosidad por conocer un poco ms de su pasado y en honor a la verdad, mientras ms
conozco la Historia de cerro de Pasco, ms he llegado a amar a esta tierra. Pero debotambin de mencionar que existe poco material y mucha de la historia no se encuentra
en los libros, sino en las palabras de los pobladores mayores. A veces he pensadocuanta historia duerme en las calles y cuanto se pierden los nios en no caminar y tocaresa historia?
Ahora les presento la historia de Doa Francisca que comienza su camino desde el
barrio conocido como Champamarca chica, su vida reflejada en pocas pginas, sudevocin por el seor de exaltacin, sus penas y un par de milagros, tambin los das deDon Manuel, un hbil contador de cuentos y tradiciones que reclama desde el pasado el
derecho de conocer un poco ms de todo aquello que es parte del pasado y debera deformar parte del futuro.
Mi objetivo al presentarles estas historias digitalizadas no fueron el que mereconocieran, mi objetivo principal siempre fue el despertar la curiosidad de la lectura,
que alguien se atreva darle un vistazo a mis lneas y se sienta capaz de escribir algosuperior y lo haga. Mi tributo eterno siempre para aquel que me sienta inferior y logre
una obra que llame al olvido a todos mis trabajos..
JorDan RamrezCerro de Pasco, Mircoles 15 de mayo del 2013
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ndice
Pgina
Introduccin 4
HISTORIAS ENTRE EL MINERAL Y EL CIELO
CAPITULO I..... 6
CAPITULO II.... 11
CAPITULO III.... 24
CAPITULO IV... 28
CAPITULO V.............................................. 33
CAPITULO VI 39
CAPITULO VII... 43
CAPITULO VIII... 48
CAPITULO IX... 54
CAPITULO X.... 69
CAPITO XI.. 72
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6 | H i s t o r i a s e n t r e e l m i n e r a l y e l c i e l o
Historias entre el mineral y el cielo
I
Hace muchos aos cuando las plantas conocidas como Paragsha emprendieron su
huida y das despus que se iban alejando un poco ms de los hombres; no seria por
que ellos lo utilizaran en sus estufas como combustible para cocer sus alimentos o por
ser utilizadas como sahumerios por su agradable aroma, mas bien seria por que
presentan que todo comenzaba a cambiar, no slo el color del cielo, sino tambin el
viento que empezaba a alterarlas, aquel viento haba aprendido como arrancarle a
una paragsha su matiz y aun su vida, y la tierra crepitaba debajo de sus races; ellas
tan inocentes y faltas de maldad, incapaces de sospechar siquiera de alguien nuncasupieron por que tuvieron que alejarse; quizs tenan que irse por el advenimiento de
pobladores de los pueblos y departamentos que iban llegando a esta parte del Per
en busca de trabajo en la Empresa Minera Cerro de Pasco Corporacin, pero es mas
que seguro que no huyeron sino que fueron exterminados por la Contaminacin
ambiental a causa de la minera. De aquellas antiguas pobladoras de los cerros del
actual centro poblado slo quedo su nombre con el cual fue bautizado este lugar
ubicado entre el mineral y el cielo que antes de recibir como nica herencia este
nombre era conocido como el Barrio Progreso.
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La Abuela Doa Francisca habra nacido en esta hermosa tierra glida
coincidentemente con la construccin del pique Lourdes que reemplazara al pique
esperanza all por el ao 1927, en el lugar conocido por los antiguos pobladorescomo Yanaseniga, luego fue llamado Champamarca Chica, se dice que se le
llamaba as por que las viviendas estaban construidas de champa y piedra con techos
de paja; aos despus seria conocido como El barrio de Miraflores, Por qu
Miraflores? Por que se cuenta que hace mucho tiempo en el cerro donde sobrevivi
este barrio minero crecan una florerillas amarillas, seria suficiente que los pobladores
se asomaran a las puertas de sus viviendas para poder observarlas vistiendo al cerro
de un traje amarillo.
El barrio de Miraflores desde sus inicios no era un lugar seguro, Doa Francisca casi
nunca dej salir a jugar a sus dos pequeos nietos solos, aun as estos reclamaran e
hicieran pataletas, cuando Doa Francisca no tenia tiempo haba que esperar.
Aquel era un lugar donde los relaves de la Empresa corran libremente por medio
del barrio desprendiendo olores ftidos, apenas si estaban cubiertas por unas mallas
casi transparentes los grandes canales, que en lugares estaban a la intemperie por
donde se deslizaban los relaves, el peligro amenazaba, ella pensaba, Qu pasara siuno de ellos cae a algunos de los canales? .
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Su desconfianza se acrecent el atardecer en que perla un pequeo perro que
resguardaba su vivienda y que dorma en una casita de maderas y calaminas junto a
la puerta de su vivienda no retorno a la hora de la cena, estuvieron llamndola unlargo rato, le dejaron la comida con la esperanza de que retorne, pero a la maana
siguiente tampoco lo hallaron; se pasaron casi todo aquel da buscndola. Ya casi al
comienzo de la noche, divisaron su pequeo cuerpo casi sumergido por completo en
una zanja por donde se arrastraban los relaves.
Doa Francisca habra de haber contenido las lgrimas para que los pequeos no se
contagien de su pena,
- no llores Marquito, cuando nos visite el to Armando le vamos a decir que nos regale
un cachorrito, vas a ver que va ser mas bonito, la perlita ya estaba viejita -
pero mas tarde habra llorado sola mientras trataba de sacar el cuerpo de su querida
perla con el mango de una escoba vieja . Tard mucho rato y cuando la miraban
ocultaba sus lagrimas fingiendo que eran salpicaduras de las aguas contaminadas
que discurran por esos canales; en un momento con el cuerpecito ya fuera y mientras
esperaba que se secara un poco, su mirada se habra impregnado en las mallas del
vecino culpable, y levantando un puo que apretujaba cada vez mas, habra
enmudecido por no lanzar injurias, hasta se habra atrevido a lanzar una piedra;
sentira ganas de ingresar a la Empresa e ir a quejarse a alguna de sus oficinas,
pero que les iba a importar a ellos la vida de un perro?, si saban bien que todos los
pobladores corran peligro pero nunca hicieron nada.
Aquella noche escondi el cuerpecito en su casita desde la cual, vigilaba su hogar ymuy de maana para que sus pequeos nietecitos no tuvieran la mala experiencia
de volver a verla, lo coloc dentro de un costal de arroz y camin buscando un
lugar donde sepultarla, pero donde podra hacerlo?, si por donde miraba estaba
cubierto de mineral, verdoso y mal oliente, todo el camino que llevaba a
Chaupimarca y mas aun el camino hacia Paragsha y San Juan; tendra que caminar
mucho, por el cerro que observa a Paragsha camino arriba, pero como toda mujer
cerrea no haba nada que la detuviera; quizs impulsada por el dolor no le import
el peso de su costal ni la pala que llevaba.
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Camin casi hasta la cumbre de un cerro donde encontr una cueva que ella miraba
con respeto, por que haba aprendido bien que lugares as eran habitados por el
abuelo, no se poda ingresar all si no se le traa algo; cualquiera que se atreviera aingresar sin su permiso, caera enfermo y no existira hospital que pudiera curarlo; as
que despus de unos minutos de observarla a cierta distancia continuo su camino.
Luego encontrndose aun ms arriba, se acomod el sombrero blanco que llevaba,
gir un poco la cabeza y not que desde donde se encontraba se poda apreciar al
centro poblado de Paragsha casi en su plenitud, ms all a San Juan y por el otro
lado un poco mas distante una pequea parte de Chaupimarca, pero lo que ms
resaltaba eran las instalaciones de la empresa minera, y el tajo un enorme agujero
que lograba distanciar a todos los dems pueblos cercanos.
Pens que aquel lugar era el indicado para dejar a su pequea guardiana que traa
en un costal apoyado en la espalda sobre su paoln azul; luego de un rato y no
con poco trabajo logr hacer un agujero lo suficientemente grande el cual le sirvi de
sepulcro a su muy querida perla.
Luego de haberla colocado dentro y sepultado con la tierra procedente del agujero,
se sent a contemplar los alrededores.
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-aqu estar bien- pens- a ella le gustaba jugar mucho los das cuando el sol
abrigaba- y entristeci un poco ms, el animalito que acababa de sepultar era un
regalo que sus hijos le haban echo la ultima vez que la visitaron, hacia ya muchos
aos de eso
Para que no nos extraes aqu te vamos a dejar a tu hijito negro- le habran dicho la
tarde que retornaban a la capital de la Repblica despus de una breve visita.
-Qu seria de ellos? Armandito seguira estudiando y trabajando en aquel taller? Y
Jos estara viviendo bien con su esposa?, seguramente les estara hiendo bien por
que ya no se acordaban de visitarsu padre casi nunca hablaba de ellos, al parecer los
estaba olvidando, pero ella nunca haba dejado de pensar en ellos,
Cada maana al comenzar a limpiar la casa oraba frente a su estampita del Seor
de Exaltacin a quien le encargaba que los cuide y los lleve por el buen camino, le
encenda velas, los das en que sus dos traviesos se le aparecan en sus sueos,
-seguramente estarn pensando en mi o tendrn problemas- deca a veces, o -quizs
estn enfermos-. Pero las velas eran infaltables los das en que ellos cumplan aos.
-Tayta Icsha Padrecito lindo, Protgemelos! que nada les pase, si algo ha de pasarles
que me pase a mi!- deca; y se quedaba largo rato con la mirada en aquella imagen
colocada en una repisa, muy cerca de un reloj muy antiguo que pareca una casa con
muchas avecillas por todas partes, del cual se colgaban dos cadena delgadas las
cuales terminaban en una especie de mazorcas de metal, de aquel reloj cada hora se
abra una pequesima puerta para permitirle la salida a un pajarito muy pequeo
que los nios miraba emocionados, escuchando su canto exacto.
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II
El viento se puso ms frio pero Doa Francisca no se alarm, slo junto las manos y
ahora observaba a las instalaciones de la Empresa que por aquel tiempo ya era
conocida como Centromin Per S.A., La Empresa haba cambiado de nombres pero
no de corazn, segua siendo la misma desde el comienzo que se remontaba muchos
aos antes de sus abuelos.
Doa Francisca recordaba las muchas historias que sus padres le haban narrado .
los dueos de la Empresa minera haban echo lo que queran y nadie los haba
escuchado; por que simplemente las autoridades que supuestamente se encargaran de
impartir justicia no eran de Cerro de Pasco, los policas, los jueces, los gobernadores y
dems todo eran costeos, expertos en tratar con indiferencia y altanera a los
pobladores de la sierra, casi con un odio naturaly por si esto fuera poco estaban los
gringos quienes no se juntaban con el pueblo ni siquiera en los das de fiesta, no, ellos
estaba demasiado ocupados enriquecindose con el trabajo de los obreros.
Desde siempre las minas estuvieron ah, todos trabajaban pero casi nadie se podaenriquecer como ellos; era tan ilgico, minas ricas en minerales y el pueblo que
trabajaba en ella siempre pobre como hasta el da de hoy.
No hay que hacer mucho esfuerzo para saber que en la poca de la invasin
espaola al Imperio Incaico; traicionado y capturado Atahualpa Inca, ofreci tres
cuartos llenos de riquezas a cambio de su libertad y que la mayor parte de los
obsequios de plata salieron desde las minas de este lugar.
Existe tambin la leyenda de que un pastorcito que amenazado por el clima cerreo,
inconstante como el cario de una mujer, en plena nevada y siendo ya tarde, sin la
posibilidad de retornar con su rebao de ovejas a la hacienda de su patrn, se refugi
en una cueva donde para abrigarse hizo un cmulo de piedras para hacer una
fogata, seguramente utiliz las plantas conocidas como paragshas, para formar y
darle vida a las llamas de su fogn. Al da siguiente descubri que las piedras haban
llorado lagrimas de plata y aquel pastorcito conocido slo como Huaricapcha, las
entreg a su patrn, un espaol encomendero y este al poco tiempo se hizo muy rico,
su nombre y sus posesiones quedaron enmarcados en la historia, pero de aquelpastorcito no se sabe nada, seguramente sigui pobre hasta el final de sus das.
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Todos eran de lugares muy distantes seria por eso que a este lugar lo veran nada
mas como una opcin de negocio o una forma de enriquecerse, no tendran amor por
estas tierras ni mucho menos por sus habitantes por que les eran ajenos. Llenarse los
bolsillos y retornar a sus pueblos eso era todo para ellos.
Doa Francisca recordabaque su madre le coment que por aquellos das en que la
empresa minera todava conservaba el nombre de Cerro de Pasco Cooper Corporation,
mas o menos por 1930, ante las exigencias de los pobladores del Barrio Progreso por
contar con el servicio de agua potable, en la calle Cantolao (hoy Huancavelica). la
empresa como muestra de buena voluntad puso una pileta entre casas de paredes de
tapial con techos de paja, en medio de la calle, para que todos pudieran utilizar; pero
los pocos que emocionados se atrevieron a beber de aquellas aguas enfermaron, por
que el agua provena de las minas y estaba contaminada, los pobladores jams
volvieron a hacer uso de ella. Vaya buena voluntad!. Pero los pobladores no
necesitaban de esos favores a medias, ellos desde siempre haban echo el uso de los
puquiales para tener agua limpia.La naturaleza les daba de beber sin pedirles nada a
cambio
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La abuela Doa Francisca record tambin quecierta tarde del ao 1943 siendo ella
aun muy joven, un presidente se haba atrevido a trepar hasta Cerro de Pasco y ms
aun, iba a llegar muy cerca de su barrio, pero l no vendra a escuchar los pedidos de
la poblacin, ni mucho menos para darle solucin a sus problemas.
El excelentsimo Presidente de la Republica Manuel Prado se hacia presente para
inaugurarla planta concentradora de minerales de Paragsha, para aquellos tiempos
una de las mas modernas de esta parte del continente.
A ella sus padres no la dejaron siquiera acercarse a las muchas muestras de cario
que le prepararon los vecinos con mucha alegra; cuanto le hubiera gustado apreciar
al hombre que gobernaba nuestro pas.
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Sumergida ya en sus recuerdos, tambin record aquellos lugares que visitaba luego
de haber cumplido con las labores en su hogar y aprovechando el tiempo y
escapando de la soledad, (mientras su esposo trabajaba y sus hijos estudiaban) en la
poblacin antigua donde su hermana Marcela luego de haberse casado y de haber
vendido sus tierras y sus rebaos all por Yanahuanca, se haba echo de una propiedad
muy grande, donde albergaba casi a toda la familia; incluso habitaban all sus hijos
con su nietos como una gran familia; se encontraba ubicada cerca al Jirn Diputacin
en la cual exista la Casa Carrin. Se le llamaba as al domicilio signado con el
N 115 lugar donde radic el Mrtir de la Medicina Peruana y Mundial, el Doctor
Daniel Alcides Carrin Garca. Sus paredes blancas y sus techos rojizos se mostrabanorgullosos.
Las tardes que haba pasado en compaa de su hermana y de sus pequeos hijos
seria uno de los recuerdos mas preciados de su vida.
Muchas tardes de visita,Doa Francisca y Doa Marcela se perdan en interminables
conversaciones, hasta que la radio se hizo presente y con ella las radionovelas, los
nios eran apartados de la sala mientras se transmitan estas
Ustedes tiene sus programas para nios-
Les habra dicho su madre muy seria, pero los curiosos habran de mirar a escondidas
a las atentas oyentes, y cuando eran sorprendidos eran amonestados.cuanta inocencia la de aquellos tiempos!.
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Habra tambin de recordar un marzo en poca de carnavales luego de haber
suspendido muchas visitas se diriga presurosa al encuentro de su hermana mayor un
sbado por la tarde. Mientras caminaba pudo observar grupos muy animados que con
una alegra desbordante cantaban mulisas y huaynos en todos los barrios, pareca que
el pueblo entero estaba de fiesta y tenan mucho que celebrar. A pesar de que ahora
formaban parte de una pequea ciudad, la mayora provena de los pueblos cercanos y
tenan un pasado donde se celebraba la herranza o tinya donde las celebraciones se
daban en todas las estancias cuando el patrn contaba sus ovejas, se entremezclaba
con sus pastores y les ofreca mucha comida y el aguardiente huanuqueo.
Todo comenzaba cuando pintaban a los animales con anilina y les ponan cintas de
colores como si fueran aretes, la msica provena de un tamborcito que se
entremezclaba con las voces, creando una meloda casi ceremonial y mstica,
interpretaban canciones carnavalescas sobrevivientes al tiempo. La fiesta no estaba
completa sin el licor que alegra las grandes celebraciones, estos hacan su aparicin de
la mano de los padrinos de los animales; la alegra llegaba al desborde total cundo
comenzaban a jugar con anilinas, con harina y hasta el lodo era utilizado para cubrirel rostro o la indumentaria de los alegres celebrantes, esto se celebraba entre los das
domingos y los mircoles.
Doa Francisca contagiada de aquella alegra de las calles, ante la invitacin de su
hermana e impulsada por su curiosidad, habra de retornar al siguiente da, dejando
de participar en las celebraciones de su querido barrio de Miraflores; es as que aquel
domingo, despus de la hora del almuerzo se dirigi otra vez por entre medio de la
calles al hogar de Doa Marcela, pero esta vez venia acompaada de su esposo Don
Manuel quien se haba contagiado de su alegra, adems de no ser da laborable,
- Que milagro don Manuel, seguramente esta tarde va solear- saludo Doa Marcela de
manera picaresca.
-claro a donde yo voy siempre va la alegra- contest el visitante.
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Luego de una conversacin amena se dirigieron en un mediano recorrido hacia la
plaza, exactamente al Jirn Grau que era la calle principal donde se encontraba el
monumento a Daniel Carrin, lugar donde se reunan las comparsas y todo el pueblo
en general. Para la ocasin ya se haban instalado muchas carpas donde se podan
saborear los diversos platos preparados por manos de las Cerreas.
Estas carpas eran muy abarrotadas ah que ofrecan el charquicn, tambin los
picarones que preferan los jvenes, los panes de maz salpicados de pequesimos
caramelos de colores, que esperaban a los nios.
No tardaron mucho el encontrarse con la gente del pueblo que se haban vestido de las
formas ms graciosa posibles, todos estaban disfrazados; por aquel da los trajes
habituales eran guardados para que los pobladores se vistieran de mineros con
mascaras burlonas; diablos de todos los colores corran entre payasos, no faltaban los
que vestan como alguno de sus personajes preferidos del cine o de las revistas.
Don Manuel se entretuvo largo rato al observar a un hombre pequeo que pareca un
minero mal vestido, pero el juraba que era el muqui, este danzaba, se rea y
molestaba a todo el que se cruzaba en su camino.
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las damas vestan tambin con trajes muy vistosos, pero llevaban caretas y otros
disfraces, entre el bullicio haban quienes iban cantando acompaados de sus
guitarras, montados en hermosos caballos vestidos tambin para la ocasin,
bailarines, msicos, mujeres, hombres y nios desfilaban por las calles, envueltos en un
descontrol, haba que festejar al Rey Momo. A media tarde se vea a la calixtrada
partir desde la Calle Hunuco, y luego desplazarse por todos los barrios, atravesaban
lugares histricos como la Calle Parra, Ijurra hasta llegar a la plaza, all comenzaba
la verdadera celebracin, se beba, se coma, se bailaba al compas de la msica
cerrea, los huaynos y las mulizas, todo era un descontrol; era un da de celebracin,
de olvidarse de la Empresa Minera que siempre estaba de espaldas a las celebraciones
del pueblo, (se comenta que en das de carnavales la gente humilde y los palomillas
aprovechaban para jugarles bromas a los ilustres de las Ciudades, aprovechando sus
disfraces y su anonimato, los salpicaban de agua, le pintaban la cara al alcalde y
nada ni nadie se escapaba de los vecinos que por alguna razn tenan algn
resentimiento hacia otro, pero siempre las autoridades eran el blanco predilecto, que
hasta teman el salir de sus viviendas, ese da era el indicado para vengarse).
Muy entrada la tarde Doa Francisca y su esposo retornaron a su barrio, manchados
de harina, luego de que Don Manuel al haber coincidido con unos vecinos hubieran
compartido un calientito. Al momento de retornar a su hogar notaron que la fiesta
no le prestaba la menor atencin al tiempo, lejos de que la poblacin se retire a sus
casas haban muchos grupos de personas que todava se dirigan hacia la plaza
aquello si era celebrar!
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Era ex trao por que tantas veces haba recorrido aquel lugar pero era este recuerdo en
particular la que guardara por que poco tiempo despus (all por el ao 1953) nacera
el tajo Mc Cune Pit y se alimentaria de las tierras de aquel lugar; en su voraz hambre
insaciable no se conformara con las tierras de Paragsha, sino tambin con las de los
alrededores, Todos sufrieron por esto, incluso los muertos en Yanacancha tuvieron que
irse, una iglesia muy antigua tambin fue engullida.
La empresa ya no se limit slo a la explotacin del cobre, ahora tambin al Zinc y
al Plomo lo transformaban en ganancias.
Construiran una ciudad nueva en un lugar llamado San Juan pampa para todos los
habitantes; un lugar moderno con calles bien diseadas, con pistas.
-ahora si van a vivir como gente!- dijeron los de la Empresa.
Aquello de las calles de tierra, paredes de tapial y techos de paja serian cosa del
pasado, la empresa se ofreci incluso a trasladarlos con todos sus bienes, All
habitaran en casas de concreto, de ladrillos, techos de calamina materiales nobles
(todo inicia en el ao 1956).
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Doa Francisca sufra por este hecho en silencio, pues su Hermana Marcela, con quien
haba compartido casi toda su vida y sus amados sobrinos, habitaban justamente
sobre el lugar destinado a desaparecer, pero todava haba una esperanza, quizs
habra que caminar un poco ms pero de todas maneras estaran cerca.Pero esta esperanza se deshizo la tarde de un mircoles, cuando Doa Marcela visit
el barrio de Miraflores para comunicar que se iba, pero no con los pobladores a la
nueva Ciudad de San Juan. Era hora de buscar nuevos rumbos y comenzar una vida
nueva lejos del frio y de los problemas con la Empresa;haban decido en consejo
familiar con su esposo y sus hijos el aprovechar bien el dinero por la venta de sus
propiedades para buscar un lugar mejor, habran de comprar una casa en la Capital.
El clima les hara bien por que ellos pronto serian viejos y sus hijos tendran las
oportunidades que ellos no tuvieron
Quin no quera estudiar en Lima aquellos das?,
Doa Francisca odio un poco ms a la Cerro de Pasco Corporation, pero callaba,
cuanto hubiera querido decirle a su hermana -que no se fuera-, -que se quedara
cerca-, -que ella necesita de su compaa-; pero simplemente le dijo:
-si quieres ir ve-
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Inclusive bromeo a cerca de cambiar sus costumbres y de olvidarse de su tierra. A lo
que la hermana respondi:
- voy a volver varias veces al ao, adems me puedes llamar por telfono,
seguramente pronto tambin van a llegar hasta tu barrio, cuando te paguen vienes
a vivir donde yo voy a estar, te estar buscando un terreno -
Pero Doa Francisca amaba su tierra nunca hubiera pensado siquiera en la
posibilidad de irse lejos, pero le respondi:
-si, solo me avisas-, jugando quizs a escapar de la pena y no entristecer a los dems.
Los das corrieron uno tras otro tan rpido que no dio tiempo siquiera para
despedirse bien. Una tarde, Doa Marcela despus de haber echo un trato por una
vivienda a mas de 9 horas de la Ciudad llegaba a despedirse; las lgrimas no tardaron
en aparecer, las palabras quedaban a medio decir cortadas por el dolor en la garganta,
los pequeos presentan algo que no saban explicar, se contagiaron de la pena y
abrazaron a su ta, y mojaron su paoln azul con lagrimitas de adis.
Tranquila pero no con menos pena Doa Marcela le entreg a su hermana una
estampita en la cual estaba impresa la imagen del Seor de Exaltacin, que fue
colocada en una repisa alta,
-Para que te cuide, y para que no te olvides de nosotros- dijo.
Y luego de un beso en la frente y un abrazo a Don Manuel, los cudate! Se
entremezclaron, luego salieron caminando por los caminos de tierra y mineral del
antiguo barrio de las flores.
Doa Francisca sali corriendo detrs de ellos y los acompa hasta la carretera
simulada, que era transitada por los vehculos de la empresa durante todas las
horas.
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Despus de haber caminado sola por mucho rato, luego de haber visto a su amada
hermana, a su esposo y sus amados sobrinos, perderse por entre medio de la carretera
con direccin hacia el paradero de los vehculos que llevaban hasta Chaupimarca;
retorn a su casa y guardo silencio.
Aquella noche llor sobre su almohada y so con su madre que la consolaba como
cuando era una nia. La maana siguiente la primera vela fue encendida para
iluminar a la estampita que le obsequio su hermana al despedirse. Los dems das
fueron de silencio y encierro en el hogar la bromas de Don Manuel su esposo no
fueron rivales para su pena, el acostumbrado a crear carcajadas en todos, se pasabalos dias tratando de consolarla, sus hijos la acompaaban con su silencio, solo a veces
hablaban en voz bajatodos estaban tristes.
No mucho despus los caminos desaparecieron.
detrs de una cerca una ciudad comenz a ser exterminada, camiones inmensos y
maquinarias antes no vistas se deslizaban por todas la calles del Barrio Progreso, por
los caminos a Chaupimarca y por Yanacancha; en algn momento la plaza
centenario con su monumento en memoria del soldado desconocido, y la casa de
Daniel Alcides Carrin se convirtieron en leyendas. Las calles, los clubes, las casas,
historias y tradiciones, todo fue destruido.
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Pero a su barrio ni lo tocaron, pareca que la empresa se haba olvidado de ellos.
Con el correr de los das todos los vecinos se fueron. Su Miraflores amado se quedaba
cada da ms solo.
A la empresa no le importaba nada, no sabia de sentimientos slo de produccin y
ganancias
Cansada quizs de tanto extraar, una noche comenz a soar con aquella estructura
oscura, aquella torre vecina alta, parecida al esqueleto de algn ser colosal, conocida
como el Castillo de Lourdes, la mas grande construccin en el barrio de Miraflores ; los
mineros transitaban todos los das y durante algunas horas con direccin a ella, pues
era la puerta de ingreso hacia las minas de Cerro de Pasco, (era tambin conocido
como el pique de Lourdes, 1932), transportaba a los mineros que laboraban en los
socavones de la Cerro de Pasco Cooper Corporation (por aquellos das), para ello
decenas de obreros mal vestidos con protectores de diversos colores se acomodaban
en una especie de jaula metlica muy grande.
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En sus sueos. ella poda elevarse por encima de los techos de las viviendas, para luego
apreciar a todo el Barrio Progreso y a su Miraflores querido en una sola mirad;, pero
no observaba personas, las calles parecan desiertas; luego poda elevarse hasta la
cima de aquel castillo y mirar hacia Lima y en la distancia reconoca a su hermana
que la saludada con la mano en alto, ella le hablaba pero no poda orla, y sus sobrinos
apuntaban cos sus dedos, como quien dice all esta!, sonrean y gritaban, pero
tampoco poda orlos; ella trataba de hablarles, comenzaba con palabras y luego
gritaba con todas sus fuerzas, y el castillo de Lourdes comenzaba a estremecerse, toda
tierra temblaba, todo comenzaba a caerse en pedazos, todo se destrua. pareca que un
gran terremoto cubriera toda la tierra y al finalizar slo quedara el tajo que se haba
tragado todo, todo menos su barrio; perro luego la torre oscura tambin comenzaba a
ser destruida.
Era cuando deportaba y el sueo se caa de sus ojos;
Entonces retornaba a la realidad, a un lugar que se encontraba perdido en un sitio del
mundo, y ella slo era alguien que cada da se iba quedando ms lejos de los que
amaba.
Los das transcurran detrs de este sueo que se repeta noche tras noche, as ocurri
durante muchos das.
La Empresa sabia como herir; construa soledad la cerro arrancaba lo importante .
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III
Escapando a medias de sus recuerdos y despus de largos minutos de estar sentada,
intentando abrigarse con los escasos rayos de sol que aqu no saben abrigar, sino
quemar la piel, la existencia de Doa Francisca comenzaba el descenso, caminaba
impulsada por la costumbre, se le vea descender muy lentamente, pero su mente
recorra los das pasados.
Fue cuando retorn hacia ella aquel da en que el sueo y la pena comenzaron a
desvanecerse de a pocos, pues algunos meses despus, uno de sus amados sobrinos
retornara a la Ciudad de Cerro de Pasco, su querida Dolores no se habra
acostumbrado al clima y mucho menos a las costumbres capitalinas; adems su esposo
habra aceptado un puesto de trabajo en la Centromin y para su buena suerte le
haban ofrecido en venta una de las modernas vivienda en San Juan Pampa. Esto
despert en ella un poco de la alegra que ya estaba olvidando.
Transcurrido los das y luego de haberse instalado ya en la casa, ubicada en la nueva
Ciudad en el distrito de Yanacancha. En una reunin su amada Dolores dijo:
nosotros queremos que usted y don Manuel bautice a nuestro hijo-
Peticin que fue aceptada con algaraba, (por aquellos tiempos se acostumbraba que
las personas a quemes reclamaban por padrinos para su hijos eran las mayores y mas
respetadas de las familias) esto significaba para ella y su esposo no slo un gran
respeto sino tambin el echo de unir aun ms el lazo de la familia. Fue as que a
comienzos de los 80s Doa Francisca y Don Manuel, una tarde cargaron al nico hijo
varn de Doa Dolores y Don Alfredo para darle la bienvenida a la vida Cristiana, en
la Iglesia San Miguel de Chaupimarca, prueba de ello quedan una fotografas que
muestran a Don Manuel cargando un nio regordete acicalado con un traje diminuto
similar al suyo con la mirada al techo y llorando, un Clrigo sonriente con una jarra en
la mano vertindole el agua bendita sobre su cabeza; Doa Francisca mostrando su
cabellos canos, tambin una sonrisa, los padres con la mirada orgullosa y un grupo depersonas observando atentos.
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Los compadres y el apadrinado salieron felices y organizaron una gran fiesta con toda
la familia, en la casa de San juan casi vaca de muebles, pero no de amistad y cario.
Este fue el principio de una nueva forma de ver la vida ahora tenan a su ahijado que
los esperaba en los cumpleaos, en la navidad, en actividades de la escuela y lo
acompaaron hasta cuando se hizo la primera comunin en la iglesia Virgen del
Rosario en la nueva Ciudad de San Juan Pampa.
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Doa Francisca ya comenzaba sentir el paso de los aos, pero aun as hacia el
esfuerzo por ir a visitarlo, y como quien le rinde un tributo a aquellos das en los que
caminaba hasta la casa de su hermana, gustaba mucho de ir a pie hasta donde seencontraba su ahijado en compaa de su esposo. Atravesaban todo Miraflores,
caminaban por el camino que reptaba casi hasta San Juan, entre la muralla de
postes blancos sosteniendo paredes de alambres casi invisibles que separan a la
Ciudad de las instalaciones de la Empresa Minera, estas paredes estaba coronadas
con unos alambres con pas filosas amenazantes. El camino era una combinacin
de minerales de color verdusco y tierra hmeda los das de lluvia, y un polvo
amarillento que ocasionaba lagrimones a los ojos de las personas que transitaban por
all, los escasos das en que asomaba el sol.
Su recorrido comenzaba casi exactamente frente a las oficinas de la Empresa,
continuaba frente al comedor de empleados hasta ingresar a la calle principal de
Paragsha, luego doblar en una esquina para continuar la travesa, subiendo por unas
escaleras oxidadas y pasar frente a los campamentos; siempre deban de estar
atentos por que por all no existan veredas, y los camiones, maquinaria y camionetas
que laboraban en la Minera pasaban a gran velocidad sin imprtales nada;
salpicaban el lodo o hacan correr a las personas.Las pocas veces en que se vio algo molesto a Don Manuel era cuando se mostraba
algn tipejo, que se crea dueo de la especie de carretera aquella. Aquel camino
llegaba hasta la nueva Ciudad, donde cambiaba de rostro, se vesta de cemento y
se perda por entre las calles.
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Los das continuaron envejeciendo calendarios y construyendo pasados; Las noticias
viajaban de vez en cuando muchas horas, en papeles y letras bien resguardadas en
sobres blancos salpicados de cuadraditos rojos al contorno.
Luego de haber recibido escazas cartas de su hermana preguntando por su salud y de
la familia, encargndole el cuidado de su ahora comadre Dolores, le pasaba a dar
cuenta de las muchas cosas que haba conocido en Lima: ella le deca que all la vida
era muy diferente, todo era mejor, se poda estudiar, trabajar y hasta pareca que cada
da su salud se fortaleca; en una de aquellas misivas le pas a narrar que sus hijos
estaban estudiando en la universidad y que pronto seria profesionales, que si los hijos
de Doa Francisca quisieran estudiar all, ella con mucho gusto los recibira en su
casa, pues sus hijos ya estaban trabajando y uno de ellos hasta tenia ya una novia, que
seguramente pronto tomaran su propia camino.
Esto despert la curiosidad en sus hijos, la idea de estudiar en Lima les habra estado
dando la vuelta en la cabeza; Ellos estaban enterados de lo que decan aquellas cartas
por que Doa Francisca se las lea en voz alta y hasta se la prestaba.
Una tarde sus dos hijos honrando la invitacin se fueron para la Capital
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IV
Casi sin percibirlo, ya se encontraba en el camino de tierra que atravesaba las
puertas de su hogar
- Buenas Tardes Abuelita!- saludaba, sonriente su vecina
-buenas tardes- contest sin reconocer a quien la haba saludado.
Ingres a su hogar casi sin prestarle atencin a la casita de maderas y calaminas quehabitaba su querida mascota que haba sepultado aquella maana; slo la explosin
proveniente de la Empresa Minera le habra devuelto plenamente a la realidad, ya
que ella acostumbraba a encerrarse con sus nietos en su habitacin,
-para que no se asusten- deca, y para evitar que el polvo proveniente del vecino que
se dedicaba a contaminar no los afectara, lo peor de todo era que las casas
temblaban
-Dios no quiera, pero podran caerse- pensaba, y temblaba con la sola idea de que a
sus pequeitos algo les pudiera ocurrir,
-acaso al pequeo hijo de la vecina no le haba cado un trozo de tapial del muro de
su patio?-
Al or el tiro se apresur en ir a buscarlos: pero ellos se encontraban al cuidado de
su madre, Jesenia, hija de Doa Francisca, que revisaba los exmenes de algunos de
sus alumnos, pues ella era maestra en una escuela en San Juan y su esposo era
docente tambin en un pueblo cercano, era por ello que no haban encontrado mejor
lugar para vivir sino en la casa de sus padres
no existira mejor cuidado que el de su abuelita Pancha y su abuelito Manuel
- quien mejor que ellos para darles cario y ensearles sobre la vida?, si ellos haba
criado muy bien a sus hijos; en especial la Abuelita Francisca que era quien los
acompaaba a la escuela y los cuidaba casi todo el da, por que el abuelo Manuel
trabajaba en una carpintera en Chaupimarca.
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Despus de un breve saludo y al notarla triste su hija Jesenia
- te sientes mal? - interrog,
- no, estoy cansada, he caminado mucho le contest
- estas triste por tu perro, yo te voy a buscar uno
- no, para que y sali de la habitacin.
Su hija la sigui; quizs buscando algn rastro de consuelo le dijo:
- no ests triste mejor vamos a llamar a mi ta y a preguntarle por tus hijos -
Minutos despus se dirigieron hacia las calles de Paragsha
Al retornar a su hogar luego de haber realizado la corta e ingrata travesa de ida y
retorno y despus de haberse comunicado con su hermana unos pocos minutos;
encontraron a Don Manuel sentado con sus nietos en de rededor, con el televisor
encendido tratando de llamar la atencin; pero los pequeos estaban muy atentos a
otra historia que el abuelo sabia narrar como nadie.
l era un narrador muy expresivo, sabia hacer ruidos con las manos, silbaba,
caminaba por la habitacin, pona sus manos en su cabeza, danzaba, hacia todo
cuanto le fuera posible para que sus historias lleguen a ser muy entretenidas; cuando
el hablaba sus ojos ancianos brillaban con picarda, pareca un nio a punto de haceruna travesura, nadie contaba historias de condenados como l.
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Aquel anciano sabia la historia verdadera de Juan Oso, la haba contado muchas
veces a toda la familia, lastima que nadie se dio el trabajo de escribirla!, pero la
versin que existe y es difundida actualmente es realmente inferior a la que lconoca, todos sus relatos se entremezclaba con una serie de bromas y exageraciones,
como cuando cantaba en quechua, aquello si era gracioso!
Al ver a su hija y a Doa Francisca hizo como si fuera el quien se hubiera encargado
de la casa durante todo el da,
-reclamaba como una seora! - habran comentado sus nietos mas tarde.
Don Manuel disfrutaba de la compaa de sus pequeos nietos quienes
aprovechaban para tratar de sacarle alguna respuesta que les sirviera en sus tareas
escolares; pero realmente l no tenia mucho en que ayudar, sino slo a buscar en los
libros y hacer algunos dibujos. No seria por que el abuelo no supiera nada; al
contrario l conoca mucho a cerca de esta Ciudad ubicada entre el mineral y el cielo,
el echo es que en las escuelas te pueden ensear mucha historia, mucha literatura de
pases tan lejanos que uno ni siquiera se imagina que existen y de personajes cuyos
apellidos ni siquiera los pueden pronunciar los mismos maestros: casas. Monumentos,
personajes, hechos; de todo sucede en el planeta, pero de la Historia de Nuestro Cerro
de Pasco no se hablaba, no apareca en los libros,
Cerro de Pasco es una Ciudad que no existe en los libros!
-Como era posible que los nios aprenderan a conocer y a querer a su tierra sinadie les enseaba nada?- se quejaba Don Manuel.
Su queja lleg a la cima de su clera cuando encontr una publicacin donde en
letras grandes deca que en Bolivia se encontraba la Ciudad mas alta del mundo,
que tal mentira!, ah presentaban una ciudad que apenas si esta elevada ms all
de los 3000 metros en cambio aqu nos encontramos a 4338 sobre el nivel del mar,
pero eso parece que a nadie le import, por que hasta el da de hoy esa mentira
sigue corriendo por todos los medios de comunicacin extranjeros.
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Estudiar a los presidentes tambin era un asunto que le pona de mal humos al
abuelo Don Manuel.
- acaso le importaba esta Ciudad a algn presidente?- se preguntaba en voz alta
- habra algn poltico que se atreviera a mirar un poco mas debajo del
Huaguruncho?
- Cual de ellos siquiera ensuci sus zapatos en el camino de Paragsha a
Chaupimarca?,
- cual de ellos ha respirado el plomo y se ha convertido en hermano de sangre de
los pobladores? o brinda con el agua que de modo irnico esta lleno de minerales?
Cerro de Pasco? No! Ni pensarlo!, maana mismo a primera hora presento mi
certificado mdico que dice que no puedo trabajar a mas altura que mi oficina.
Que se habran credo esos de la punta del cerro!- Si quieren algo que vengan a
Lima con unos papeles y que los presenten por la mesa de partes- se habran
horrorizado los mandatarios.
Despus de todo Quin les dijo a los pobladores de aquel frgido lugar que nosotros
les solucionaramos los problemas? Adems Pasco es pequeo, all los votantes son
slo unos miles que no significan si siquiera un 2% de votos para que ir all?, hay
ciudades mas grandes, con mejor clima. All slo se va en poca de elecciones, se hace
un mitin de una hora de paso a Hunuco- esto cometaria los polticos en sus oficinas
con las puertas cerradas. Deca esto El abuelo Don Manuel muy serio y sin ocultar su
enojo.
Mientras tanto se acercaban los das de nuevas elecciones, a l ya no le importaba ni
quienes eran los candidatos.
Durante toda su vida la Empresa Minera haba echo lo que le daba la gana con las
tierras de Pasco, mas aun Paragsha,
- Qu importaba quien saliera electo?-
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El sabia que esto no era un simple problema de quejarse, por que las quejas de nada
sirvieron cuando la antigua ciudad fue destruida, la historia seores se fue al hoyo,
Paragsha se quedo hurfana de testimonios que tuvo un pasado.Y muchas veces se escucho que los gringos tenan la culpa, que ellos hacan lo que
queran, quizs sea una verdad a medias, por que en realidad fueron nuestros
compatriotas quienes terminaron por traicionar a nuestra gente.
Don Manuel habra de recordar que desde siempre habran habido enfrentamientos
por las tierras y que siempre habra terminado los enfrentamientos entre peruanos,
todas las autoridades quien sabe por que (pero es fcil de presumir), vestan de
justicia el abuso.
l no olvidara que all por los aos 60, una maana un efectito de la guardia civil,
armados como para una guerra y al mando de un militar aejado en las malas artes,
(con un estandarte de billetes) marcharon en una gran Caravana; parecan que iban
a una guerra, pero el contrincante no eran mas que unos cuantos campesinos que
reclamaban lo que les perteneca, herencia de sus antepasados; l sinti pena por que
haba escuchado que por todas partes le arrancaban sus tierras a los campesinos por
la buena o por la mala.Al siguiente atardecer se escuch la noticia que en la comunidad de Rancas haba
ocurrido una masacre (Huayllacancha, 2 de mayo de 1960), haban asesinado a tres
comuneros, hombres sin compasin le habran disparado a un nio, habran
incendiado chozas y destruido todo a su paso, slo un Alcalde habra sido el que con
un grupo de personas de Cerro de Pasco habra llegado para impedir que la masacre
contine,
Don Manuel no le prest consideracin a la nueva campaa poltica, l sabia desde
siempre que: aquel quien obtiene poder, adquiere tambin un Alzheimer
selectivo que hace que se olviden de sus promesas, sus tierras y sus
vecinos
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V
El tiempo no lo cura todo, pero adormece las penas cotidianas y nos regala un poco
de tranquilidad, aquellas penas en algn momento quedan como adormecidas y
ms aun cuando se tiene el cario de la familia; es as que llegan los das de
celebracin en su Barrio; momentos en que uno se olvida de toda la contaminacin
que cada da va llenado de plomo la sangre a los habitantes y hasta a la tierra,
(auspiciada por la Empresa minera) y uno abriga el corazn con algo de risa y se
entremezcla en las celebraciones.
Diciembre haba llegado y algunas ventanas mostraban ya lucecitas de colores, La
navidad arribara pronto con sus costumbres y sus esperanzas; el 24 por la tarde era el
momento para dirigirse a Chaupimarca, a una feria improvisada que se
desperdigaba por todo el jirn San Cristbal, incluso haban vendedores de otras
ciudades que con sus carpas ocultaban a la plaza.
Los ahora abuelos Doa Francisca y Don Manuel siempre fueron a comprar solos,
todo el ao haban ahorrado y era el momento de comprarle obsequios a los nios y
tambin a sus nios grandes (nunca crecen los nios para sus padres), la feria seria
muy grande ya para la una de la tarde, habra que apurarse por que los
trabajadores de la Empresa saldran de trabajar a las tres y se dirigiran hacia all,
seria muy difcil de comprar.
Ambos salieron apurados, aquellas tardes hasta el camino de minerales que conduce
a Chaupimarca no era tan molesto; ellos caminaban haciendo planes, al llegar al
centro de la Ciudad los esperaba el quinto (kinto), llamaban as a los trozos de
rboles, ramas, arbustos, frutas verdes y todo lo necesario para armar elnacimiento.
El armado del nacimiento se realizaba sobre una mesa en donde se formaba un arco
verde de aquellas ramas verdes (kinto), sujetadas slo con cordones, con las cuales
tambin se colgaban las frutas verdes, luego eran adornadas con formas echas de
papeles brillantes y para darle vida algunas luces; en la parte de la mesa que hacia
las veces de suelo se colocaba unos musgos que aprontaba el suelo de una lugar
rustico. en seguida de todo este preparativo, se colocaba a Jos, Mara, los padres de
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nuestro seor Jesucristo, acompaados de los pastorcitos y sus rebaos; siempre
teniendo el cuidado de colocar a cada figura en su posicin correcta. Los pequeos al
ver que todas las figuras estaba ya bien ubicadas, se peleaban por quien iba aponer al nio; pero habra que esperar a que sea medianoche, esta era una
tradicin que se repeta cada ao.
Para los abuelos aquella tradicin era cosa seria, hacan hasta lo imposible por
comprar el mejor grupo de ramas, por que ellos haban que armar el nio# de su
compadre y el compadre se lo retribuira de la misma manera, por eso apenas se
encontraban en Chaupimarca se dirigan rpidamente hasta un lugar muy cercano a
los muros de una escuelita que forma parte de la historia, luego de dar un vistazo y
despus de hacer un trato, pagaban por adelantado y luego se iban internando poco
a poco entre una multitud de personas que se desplazan presurosos por todas partes,
en minutos estaban sumergidos en la feria y ocupados comprando juguetes para los
nios, ropas para los grandes y no se olvidaban de sus ahijados; Doa Francisca
cargaba con un gran canasto de colores, Don Manuel se preocupaba por los vinos y
los panteones, tambin por los cohetes,- habra que recibir la navidad con mucha
alegra pensaba. Doa Francisca no le era partidaria en eso de los cohetes; luego
retornaban muy rpido donde su compra ya estara lista para ser llevada.
Contrataban y le pagaban muy bien a un triciclero que trasportara aquella carga
hasta la casa del compadre, siempre tenia que llegar lo mejor posible.
Doa Francisca se iba en un taxi a su hogar con su gran canasta y con parte de la
compra, mientras que el abuelo caminaba un largo trecho charlando con el
triciclero.La abuela era esperada impacientemente por los nios que ingresaban y salan
constantemente de la casa.
Luego de haber armado los nacimientos en las casas de los compadres, muy
entrada la tarde y casi ya de noche, habra que ir a la iglesia para or el mensaje del
sacerdote y recibir su bendicin.
Otra vez al camino de deshechos de mineral y en minutos se encontraban en
Paragsha y unos cuanto minutos ms en la iglesia.
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los abuelos se quitaban los sombreros y mostraban sus canosos cabellos, los pequeos
con las gorras en las manos ingresaban y trataban de no hablar en voz alta,
-hay que ser respetuosos, en la iglesia, no se juega y no se habla, debemos dejar de
escuchar la misa a todos- repeta Don Manuel, dentro de un traje crema.
El mensaje del Sacerdote era precioso, hablaba de paz, olvidar los rencores, de que
todos somos hermanos y que no importaba en donde se encontraran las personas, el
nio Jess nacera para todos aquella noche
De retorno en casa los nios trataban de ver que era aquello que los abuelos le
habran trado.
Aquella noche todas las familias estaban reunidas en sus hogares, la gente caminaba
por todas partes cargados con cosas, los panteones desfilaban de las manos de los
obreros, todos sonrean se saludaban, incluso las ventanas de las casas se hacan
seales de luces.
Don Manuel, aprovechaba para narrar la historia de como nuestro seor naci en un
pesebre en un lugar muy lejano, los nios, los grandes, toda la familia lo escuchaban,
el televisor se aburra otra vez en una esquina observando comerciales capitalinos, las
agujas del reloj avanzaban mas lento que de costumbre, los mas pequeos queran
esperar la medianoche pero se quedaban dormidos por todas partes.
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La llegada de las 12:00 en punto era anunciada por los cohetes que explotaban por
encima de los techos, los pequeos se apresuraban en colocar al nio Jess en su
pesebre, Doa Francisca y su hija ocupadas con el chocolate y cortando panteones.
Don Manuel rompa la costumbre de abrazarse poco, luego todos lo imitaban;
despus salan a las puertas a reventar sus cohetes, los nios lo miraban desde
adentro, algunos apegaban sus narices a las ventanas, los mas osados salan a ayudar
al abuelo, era una fiesta. Muchos minutos despus los vecinos se acercaban a saludar,
no faltaba el que se meta hasta la cocina, era cuando los pequeos recordaban los
regalos y Doa Francisca era quien empezaba repartirlos y cada nio se pona muy
contento; entre panteones, tazas de chocolates se reuna la familia. Ya estaba bueno
de estar triste!, aquella noche era para celebrar, para agradecer a Dios el estar juntos,
el tener al lado a la gente que uno ama, pensar un poquito en los que estn lejos, solo
un poco, era hora de estar feliz, Por qu estar triste?acaso el nio Dios no haba
nacido? Nochebuena haba llegado para acariciar los corazones de los habitantes de
Paragsha; de Miraflores, de Pasco, de todo el mundo
El ao nuevo tambin traa panteones, chocolate y cohetes, aquella noche el 31 de
diciembre arribaban familiares de todas partes, aquella casa era el lugar predilecto
para reunirse el ltimo da del ao y recibir las primeras horas del nuevo. Algunos
vecinos quemaban cosas viejas frente a su hogares; Don Manuel no estaba de
acuerdo con aquella costumbre, pero aquella noche algunos familiares visitantes
decidieron armar un mueco de ropas viejas, como hacan tambin algunos
vecinos; todos contribuyeron con algo, lo que ya era pequeo, lo que no se utilizaba,
aquello que nunca les haba gustado, Don Manuel algo inconforme aporto con sus
zapatos chancabucos que tenia guardados como recuerdos de los das que haba
trabajado en la Empresa Minera,
- estos zapatos son muy seguros, tienen acero en las puntas por si algo llegara a caer
no se lastimaran los pies- dijo mientras los alcanzaba-.
Los nios no le creyeron que gracioso el abuelo, acero en los zapatos!- sonrean,
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Sin anunciarse hacia su aparicin el libro de los compromisos que slo se dejaba
presentaba dos veces al ao, en ese momento uno por uno iba hasta donde se
encontraba el encargado de anotar todo lo que se prometa para el prximoarmado del nacimiento del nio, todos ofrecan de todo desde misas, hasta
animalitos y los que no saban que iban a traer slo decan que iban a sorprender.
Todas las figuras que eran recogidas con un previo compromiso eran guardadas muy
delicadamente en una caja por la abuela Doa Francisca, ella los iba envolviendo
uno por uno en papeles blancos como lo haba echo casi toda la vida, ya que aquel
nacimiento, era el mismo que le perteneci a sus padres.
Luego de terminar las anotaciones y el total de las adoraciones, el compadre
comenzaba a desmontar las ramas y las iba entregando a todos, la msica suba de
volumen y envolva hasta la casa de los vecinos, todos los participantes cogan una
rama y bailaban graciosamente mientras seguan bebiendo el quemadito que
esperaba en pequeas teteras y eran servidas en copas pequeas, (se bebe esto en
Cerro de Pasco por que adems de alegrar a los invitados tambin calienta el
cuerpo) pero no tardan mucho en aparecer las cervezas.
Un ao antes la fiesta estaba tan alegre que cuando si previo aviso la Ciudad quedopor un largo rato sin servicio elctrico, todos los danzantes continuaron bailando en la
oscuridad, slo acompaados por la risa y el canto de las ramas que se rozaban con la
ausencia de luz.
Esta vez celebraron hasta muy tarde y tanta fue la alegra que quien sabe por que
en esta oportunidad los vecinos no haban visitado su hogar, y ellos quizs demasiado
alegres por las bebidas o resintiendo la ausencia, salieron a las calles y fueron dejando
una rama grande de puerta en puerta, en los hogares de todos los ausentes a la
celebracin del desate, luego en casa estuvieron celebrando y bailando,
zapateando y pensando en lo que iban a pensar en la maana aquellos que
encontraran aquellas ramas, esta era quizs la fiesta mas importante de la familia,
Doa Francisca segua extraando abrazada por un paoln verde.
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VI
Cuando los Carnavales asomaban sus celebraciones en el mes de febrero y el barrio
de Miraflores se mostraba otra vez alegre, hombres y mujeres con nostalgia de sus
tierras se reunan en una fiesta vecinal. Pero aquel ao Doa Francisca, no tendra
muchas ganas de participar, en cambio se quedo en su hogar extraando a su
hermana y a la antigua casa que compartan
- all donde ahora es tajo -dijo tristemente,
El abuelo Don Manuel que estaba acompaado de sus pequeos nietos, aprovechpara recordar los carnavales de Paragsha:
-Hace muchos aos allpor los 60 en la Calle Ayacucho - comenz a narrar- all
se celebraba a lo grande, cuando todos salan disfrazados para la calixtrada,
caminaban hasta Yanacancha donde se reunan todos los grupos y desde all iban por
toda la ciudad; hombres abrigados debajo de sus ponchos color canela y debajo de
sombreros de vicua en preciosos caballos muy grandes y fuertes de raza Alazn, sedesplazaban orgullosos en medio de toda la caravana hasta Chaupimarca, duranteel
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camino y al llegar se jugaba, pero no como ahora que apenas uno se descuida le
manchan la ropa con agua que sabe Dios de donde sali, no!, aquellas fechas se
jugaba con talco, serpentina y hasta perfumes en chisguetes, despus eljalapato y el
cortamonte
-perfume en chisguetes?- Interrumpi el nio Marco. Y mir sorprendido a su
hermano,
-si as era, no como ahora!- respondi Don Manuel, algo contrariado
Que gracioso el abuelo! ya estaba tan linda la historia pero sala con una broma
como esa, pens. l nunca les haba mentido, pero chisguetes perfumados era algo
que no podan creer.
Pasados los meses, y durante los das de la Semana Santa Doa Francisca entristeci
por que su familia ya no era la misma, quizs por que extraaba demasiado a su
hermana y no se atreva a viajar,No quiero molestar a nadie, habra pensado. Pero
el viernes haba que cumplir con la tradicin de salir de paseo e ir al campo a ver si
en una de esas casualidades encontraban flores para la procesin de la noche, cuando
Nuestro Seor Jesucristo sale en una urna iluminada, asi es que durante la maana se
dedico a comprar duraznos, higos y pescados para el almuerzo, el esposo de su hija los
llevara un poco lejos con su vehculo hasta donde hubiera un buen lugar; los nios
el viernes santo se ponan felices y estaban ansiosos por que casi todos iban en busca
de flores, por aquellos das ya ni en Miraflores, ni en alrededores de Paragsha, ni masall de Ayapoto se poda encontrarlas, pero ellos sentan que tenan que encontrarlas,
no podran acompaar a la procesin sin nada!; asi que de alguna manera salan
todos,
Doa Francisca acostumbrada desde siempre a caminar grandes distancias en pleno
campo nunca dej que la ayudaran a subir ni a bajar a pesar de sus aos, ella deca:
- no necesito de nadie-, pero no dejaban de acompaarla en todo momento.
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Don Manuel a pesar de sus aos, hacia lujo de su fuerza caminando siempre adelante
y esta vez reuniendo a todos los que le seguan el paso , les deca:
-que hubo una poca cuando el era nio que las personas los viernes santos se sentan
en verdad tristes y que hasta algunos lloraban recordando los padecimientos de
nuestro seor Jesucristo y su muerte a las tres de la tarde-
los nios se contagiaban de aquella historia que le narraba, pero slo por unos
momentos ya que en todas las salidas al campo se sumaban mas familiares que
traan a sus hijos y ellos mientras escuchaban las historias del abuelo, observaban a la
pelota en una esquina llamndolos a ratos para que jueguen con ella, a lo que ellos
respondan sin dudar.
La tarde corra entre jugar y recoger flores, caminar un poco; y al retornar a casa
cambiarse las ropas para acudir a la misa, y acompaar un trayecto a la procesin.
Cada ao las flores eran mas difciles de encontrar, seria por que muchas personas las
buscaban o quizs que como las paragshas y las para para haba escapado de lacontaminacin producida por la empresa minera.
Las flores que eran tradas no solo las utilizaban para la procesin, tambin las eran
empleadas para hacerles la Jubiada a los nios que sufran de susto.
Esto era un bao de flores realizado segn los conocimientos, creencias y sabidura de
los pobladores; luego de la jubiada las florecillas eran tiradas a las calles.
La maana siguiente de la procesin del viernes santo, haban flores tiradas por
donde pas la procesin y tambin por todas partes; a las que estaban muy alejadas
del paso de la peregrinacin no se atrevan casi ni siquiera a mirarlas;
-podran ser pues flores de una jubiada y el mal que le haban sacado poda caer
sobre aquel que se atreviera recogerlos o siquiera a pisarlos- habra dicho Don
Manuel.
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El Domingo de Resurreccin era esperado ansiosamente por todos en casa, los nios
decan que estaran listos a las seis de la maana para asiatir con sus padres y en
especial con el abuelo Don Manuel que lo sabia todo; pero ellos como era tradicional
se quedaban dormidos hasta muy entrada la maana, slo para esperar el retorno
de los mayores que si haban asistido, el abuelo les deca:
- Que pas-
ellos con las caras rojas aguantando las ganas de llorar no le contestaban, pero el les
contaba todo lo que se haban perdido y como cada ao recordaba:
- cuando yo era nio la misa comenzaba a las cinco de la maana, y no como hoy que a
las seis solo unos cuantos se hacen presentes -.
Haban motivos para estar felices, por que aquella procesin donde Mujeres y
Varones caminan separados en procesin, unas acompaando a la Virgen Mara y
otros a Nuestro Seor Resucitado, llegaba el momento del encuentro como el de
nuestro Seor con su madre y luego se escenificaba la Ascensin, y realmente
comenzaba la Pascua de Resurreccin, durante esta escenificacin se escuchaba
msica alegre, haba que estar felices, todo el palmeta deba de festejar Nuestro
seor haba vencido a la muerte conforme a su promesa y ahora estaba vivo al lado
de Nuestro creador.
El abuelo Don Manuel se emocionaba al momento del encuentro de la imgenes, su
corazn le dola de un modo dulce, y cuando el sacerdote deca Cristo Vive!, siempreacudan las lgrimas a la cita con sus mejillas desde muy joven, hasta ahora que
tenan carreteras de piel por donde dirigirse al suelo y algunas hasta tocaban la
garganta ahogada del anciano, aquellas maanas l era feliz.
Nuestro Seor Jesucristo. Hacia renacer la esperanza y le abrigaba el corazn.
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-pero no era eso lo que ellos decan?-
-claro que no! de chonguinada a chunguinada hay una gran diferencia-, este fue el
comienzo de una nueva historia que los nios escucharon mientras miraban a los
danzantes que se haban detenido frente a una casa vecina y estaban muy
atareados con cintas de colores.
-La chunguinada con u- dijo, es una danza que naci en Cerro de Pasco, es la danza
que identifica a estas tierras, viene desde hace mucho tiempo desde la poca colonial,
cuando aqu habitaban muchos Europeos entre ellos los espaoles; ellos tenan sus
costumbres que las practicaban y los cerreos observaban, como los espaoles eran
abusivos, los pobladores muy astutos copiaron sus bailes; pero no bailaban como ellos
sino lo hicieron para burlarse.Un gran maestro dice que le pusieron el nombre de chunguinada por que proviene de la
palabra CHUNGA que quiere decir BURLA.
Antes slo lo bailaban los varones, hasta se vestan de mujeres para ser parejas de los
chunguinos, por que por aquellos aos de la colonia a la mujer la discriminaban y la
trataban como si no tuviera derecho a participar casi en nada, ellas no tenan derecho
a opinar en ninguna decisin, se les crea demasiado frgiles como para asumir
responsabilidades, para ellos eran seres muy dbiles quedeban de ser cuidados.
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pero esto tambin era aprovechado por los pobladores que participaban en esta danza,
por que a los seores espaoles y menos a las damas les agradara ver que eran
representados por varones.
Fjense bien y vern como estn vestidos los chunguinos,
Acaso no le encuentran un parecido con la forma de vestir de los espaoles?
Mas aun en sus rostros, esas mascaras que tiene ojos azules como los europeos y su
bigote, las mascaras de las mujeres que ahora casi nunca las utilizan, tambin
mostraban ojos verdes, azules y cara de mueca de apariencia de mujeres finas de piel
blanca, muy distinta a las pobladoras del Per,
Pero no faltaba el peruano que es representado por el chuto, alguien me dijo que chuto
quiere decir chusco; el es el sirviente, el con su ropa simple su poncho, su chullo, su
hualqui. Este sirviente no es tonto lo pueden ver en su cara que siempre tiene una
mirada graciosa y va por las calles molestando y bromeando con las personas, son mas
vivos que los chunguinos; Mientras ellos danzan finsimamente, forman figuras, bailan
con sus parejas, estos bailan delante, detrs entre medio cuando les da la gana, no
respetan a nadie, aunque tambin son ellos los encargados de abrirles el paso a los
danzantes.
(Se cuenta que los chutos representaban a los pobladores de Chacayan, cuando all
por los buenos aos cuando en Pasco existan dos lagunas una la que utilizaban apara
lavar y la otra para prepara sus alimentos y de esta laguna estos hombres
transportaban el agua hasta las casa a cambio de una propina se dice que eranhombres muy graciosos y trabajadores).
para la historia una maana del ao 1966 en Paragsha se presenta el primer cuadro
mixto, donde los varones chunguinos, vestan sus mejores trajes en plata y oro, vestidos
elegantemente con paraguas en una de sus manos y las damas Paragshinas sus
preciosos trajes multicolores, no faltaron los chutos, tampoco los mayordomos. Las
mujeres tenan derecho tambin a mostrase no como damas europeas sino mas bien
como la belleza que Dios les regalo a las pobladoras de nuestras tierras-
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Don Manuel luego los mir, mientras ellos escuchaban atentamente cada palabra y
contino diciendo:
muchas ciudades vecinas reclaman ser el lugar del nacimiento de esta danza natural de
Cerro de Pasco, por esi al cambiarle el nombre aunque as slo fuera una letra le
estaramos dando al razn a ellos,
Cmo se sentiran si el vecino viene a casa les cambia de nombres y los reclama como
sus hijos?, por eso hay que sentirnos orgullosos de lo que es nuestro en Cerro de
Pasco seores naci y vive la Chunguinada!-
terminada la narracin se quedaron un largo rato en las puertas de la casa
observando a los danzantes.Ni siquiera notaron cuando Doa Francisca se acerc para curiosear.
Mientras los nios observaban en silencio y pensaban en la historia que acaban de
escuchar.
Todo tenia un por que, el abuelo tenia razn en ponerse serio por que por una vocal
ellos estaban renunciando a uno de los ms grandes orgullos de Cerro de Pasco y de
Paragsha. Aquello no lo enseaban en la escuela, seria por eso que ellos igual que casi
todos los nios siguen nombrando a esa danza de manera incorrecta.
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Pasados un par de das la fiesta de la chunguinada mas animada y con paso
apurado llego al encuentro de Doa Francisca mientras observaba el atardecer
quizs extraando otra vez mas a u hermana, hacia mucho que no sabia nada de
ella.
el fin de fiesta conocido como el ayhual (aywal) venia recorriendo las calles de su
barrio, dos chutos cargaban una cabeza de toro, con el cual asustaban a todos los
transentes, otros chutos fingan estar toreando a la cabeza lo que causaba gracia,
mucha gente venia detrs de ellos en un gran grupo de personas bailando una
meloda muy alegre, mientras cohetones explotaban a gran altura.
Los nios de la casa salieron corriendo a ver lo que pasaba, pero luego de un rato y al
ver a los chutos con la cabeza se abrazaron fuertemente a la abuela Doa Francisca,
a ratos apegaban sus cabezas contra el paoln azul que vesta y luego le daban
una miradita a lo que estaba ocurriendo
- no van a hacer nada, no tengan miedo- deca la abuela sonriente,
Luego de unos breves minutos los danzantes siguieron su camino alborotando a los
dems vecinos.
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A media maana se realiza una misa donde se entremezclan todos los pobladores.
Despus la
imagen sale en procesin por las calles seguida de muchos devotos que se apretujan ydesbordan por las esquinas.
Por aquellos das Don Manuel haciendo de lado el cansancio natural que le haban
trado los aos, en compaa de doa Francisca quisieron hacerse presentes en la misa
de las once de la maana en la capilla; pero al llegar all notaron que aunque
faltaba un buen rato para la hora indicada, aquel lugar ya estaba lleno, concurrieron
tantas personas que incluso, los que no haban logrado ingresar se encontraban
afuera en frente de las puertas.
Sin ninguna otra opcin se mantuvieron ellos tambin detrs de aquellas personas
por unos minutos, despus caminaron un poco por las calles, y no tardaron en
reconocer a algunas personas que hacia mucho se haban marchado de aquel lugar yque llegaban de todas partes.
Mas tarde minutos despus de iniciarse la procesin, y de haberla seguido por algunas
calles, decidieron retornar a su hogar. Casi llegando a las puertas notaron que Doa
Dolores, su esposo y su amado ahijado, tocaban a las puertas madera vestidas de un
color verde, y a ratos el pequeo trataba de asomarse por una de las ventanas
vestidas de manera similar a las puertas, pero que ya no mostraban aquel color por
que estaban enmascaradas con el polvo contaminado que haba aprendido tambin
a empaar los vidrios de las ventanas.
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Ellos arrastrados tambin por la celebracin de las festividades se hacan presentes y
aprovechaban para visitar a los ancianos. (Hay que recordar que ellos tambin eran
de Paragsha, que ahora radicaban en san juan a causa de la empresa).
Apenas se reconocieron se enredaron en frases y saludos cariosos; despus todos
ingresaron a su hogar, y comenzaron a hablar de todo y de todos los que estaban
ausentes, hablaron de muchas cosas, pero en un momento Don Manuel not que su
ahijado le preguntaba algo a su madre en voz baja, entonces ella dijo:
- El quiere saber quien es Tayta Icsha
Don Manuel acostumbrado a las preguntas de los pequeos y siempre guardando
una historia clida comenz a hablar:
- De esto ya pas mucho tiempo, sin embargo aun se cuenta de aquel mal tiempo
que sumi al barrio legendario en una mezcla de desolacin y muerte.
En ese da inesperado, la lluvia azoto intensamente a las calles que estrepitosa se
convertan en ros tumultuosos, que ingresando a las casas destrua con cualquier cosaque se les cruzare en el camino, cocinas, ollas, vajillas y todo.
Se escuchaban gritos de terror combinados con splicas, indicio de remordimiento por
algn acto culposo, que crean ser el origen de tan espeluznante escena, a lo lejos
lastimera, la sirena minera alertaba a los trabajadores para poder huir de los
socavones y salvarse de una muerte segura.
El agua que se acumulaba por tal inclemencia, segua arrebatando en su camino
con hogares enteros, la gente mora ahogada en su afn de quedarse en sus casas
que tanto esfuerzo les haba costado.
La gente residente en el barrio paragshino y su diario caminar pareca haber llegado
a su fin, que ni grandes, ni chicos, ni trabajadores, ni gentes humildes veran otra vez
al sol resplandecer sobre aquel lugar
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Cuentan que de pronto, detrs del cerro Shucuypunta, una rfaga de luz
proveniente de un rayo, ilumin todo de manera funesta, y se vio alzarse entre tanta
desolacin a un hombre delgado, con barbas que le colmaban el bajo rostro, quetenia el cuerpo cubierto con un mameluco gris y botas para facilitar su travesa entre
el barro y las piedras.
Instantes despus Se vea como aquel misterioso hombre se acercaba presuroso donde
los pobladores, con intenciones de querer ayudarlos, esto se le distingua claramente
en sus ojos.
Era notable la agilidad que tenia para realizar increbles prodigios de fuerza y
destreza, con las que salvaba de una inevitable muerte a las personas en peligro.
Todos slo atinaban a observar los movimientos exactos con los que el misterioso ser
pona a buen recaudo a los pobladores. Cuentan que con cada iluminacin de luz
centellante proveniente de los relmpagos, se le poda observar por instantes muy
hbil y arriesgado, correr incansablemente de un lado a otro, socorriendo a todos los
que se encontraba en su trayecto.
Era inconcebible e ilgica la manera de como aquel misterioso hombre poda
aparecer en varios lugares al mismo tiempo; ayudaba a los mineros a salir de los
profundos socavones los varios niveles y tambin se le vea en la superficie, desviando
la aguas para ayudar a los nios de la escuela, al os ancianos, a los invlidos,
animales y lo poco de comida que se poda rescatar de las destruidas viviendas.
- es tayta icsha! - Exclamaron muchos convencidos de era que aquel desconocido
socorredor.Quien otro podra ser capaz de gran proeza?!
- si es l- confirmaban la identidad de aquel salvador, que ese trgico medioda
haba realizado grandes gestas de habilidad para poder ayudar a la desconsolada
poblacin del barrio paragshino
Muchos lo describen como el mismo Dios que baj de los cielos, para poder dar
socorro a quienes ms lo necesitaban.
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IX
Cuando lleg Octubre, Doa Francisca estaba aprendiendo a vivir extraando a su
hermana y a sus hijos, que seria de ellos?
Extraaba los octubres de su juventud, cuando todos estaban tan cerca y el extraar
era solo un mito, aquellos octubres cuando se rinde el culto desde siempre a Nuestro
Seor Jesucristo Crucificado, recordaba a los castillos que iluminaban las calles un da
antes del da central, las santas misas de las cinco de la maana, la imagen de Nuestro
seor de los Milagros, que recorra todo Pasco. Se desplazaba por las calles que
todava existan en sus recuerdos,
como olvidar la calle Grau?, su paso por la plaza Centenario (mostrando al soldado
desconocido) rumbo a la iglesia de Yanacancha, la santa imagen no se olvidaba ni
siquiera de su querido barrio, cuando llegaba a Paragsha los devotos lareciban con
bandas de msica, las calles adornadas y las caras felices; luego la llevaban hasta el
castillo de Lourdes, los mineros la esperaban all para pedir su bendicin y adornarsus
andas con flores, el barrio estaba feliz, hasta el peque Lourdes se vea distinto, luego
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Doa Francisca escogi unas cuantas y algunas otras cosas mas.
Al amanecer del primero de noviembre se puso a cocinar muy temprano;
seguidamente acomod sobre una mesa un mantel muy blanco y sobre ellas a las
tantawawas, a cada uno le puso un plato un vaso y algunos floreros que
mostraban flores amarillas en el centro de la mesa; pareca que se iba a realizar un
almuerzo muy importante, pero los invitados eran unas cuantas tantawawas, la
abuela colocaba una por cada uno de sus padres y de los dems familiares que
haban fallecido aos atrs, les haba cocinado la comida que a ellos tanto les haba
gustado en vida, en sus platos les sirvi, las alverjitas con carne, a otros el charquicn
con papas, tambin les puso vasos donde se les sirvi la blanqusima chicha de man
de un aroma inolvidable, le dej una jarra llena tambin, les puso frutas, pltanos y
naranjas fueron repartidos. Tambin encendi una vela que lo iluminaba todo.
Muchos aos haban visto esta costumbre los pequeos, pero en aquella oportunidad
Don Manuel se esmer en acomodar lo mejor posible la mesa que la abuela haba
armado, lo hizo en silencio, quizs presintiendo que el prximo ao una
tantawawatambin lo representara a l
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empujones y mucha incomodidad, adentro se puede ver toda clase de personas y de
actividades, todo el ao olvidado el cementerio, por aquellos das se viste de colores,
hay msicos que les cantan a los difuntos, muchos pequeos mal vestidos se acercan ydicen: -cultivo ta!-; ellos se ganan la vida repintando cruces y nichos, no faltan los
cantores que ofrecen el responso y cantan frente a los nichos y tumbas, con voces y
rezos que parecen tristes e incomprensibles, algunos incluso llevan consigo violines o
acordeones; muchos visitantes pasan sus tardes bebiendo cervezas y otros tomndose
fotografas sobre replicas de caballitos y llamas muy cerca al obelisco de los
bomberos, los grupos de nios esperan impacientes su oportunidad.
Don Manuel se mostraba su molestia diciendo esto parece una feria!-
Las coronas no faltan, algunos deben de extraar las coronas que elaboraba la ta
Vicky en Paragsha para la ocasin, el cementerio hierve de gente, se camina casi sin
poder ver los pies, pero Doa Francisca no dejaba de visitar a ninguno de sus difuntos
familiares, como todos los domingos.
El cementerio por aquellos das esta lleno por dentro y por fuera, es visitado aun por
los ingratos que radican en la Ciudad pero no lo visitan; ms que por sus familiares
venan arrastrados por las ferias y los amigos.
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Don Manuel estaba muy contento de que sus nietos podran conocer por fin un lugar
distinto, que pudieran sentir el clima costeo, el calor y ver una ciudad realmente
grande como lo es Lima, La Lima que el recodaba era la de aquellos tiempo cundo
un tranva llegaba cerca a la Plaza San Martin, l sabia que todo haba cambiado
pero aun as les narr una corta historia que los pequeos casi no entendieron.
Luego de cargar a los viajeros con muchos saludos los vieron partir en su vehculo, por
las calles de su Barrio, se quedaron tristes los dos ancianos, hacia muchos aos que no
estaban solos, trataron de vivir como en aquellos das de su juventud pero el tiempo
ya haba pasado y ellos no eran los mismos.
Doa Francisca como siempre no haba dejado de encargarle al seor de Exaltacinpor todos, le habra encendido una vela por su hermana, por sus hijos.
Los viajeros seguramente ya habran llegado y le habran ledo la carta breve que
ella misma haba bosquejado,
Los dos ancianos habran compartido su tiempo, si bien es cierto que dos soledades no
hacen una compaa, ellos dos solos haban formado una gran familia en un pasado
cada vez ms distante.
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A la maana siguiente, Don Manuel luego de haber visitado San Juan Pampa,
retorn casi a la hora en que el pito anunciaba las once de la maana, cuando
algunos obreros salen presurosos rumbo a sus hogares para almorzar y retornar
rpidamente a la Empresa, llego abrazado de uno de los vecinos que dijo que le
pareca que se encontraba enfermo, pero l deca que estaba muy agradec