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Sobre la influencia del
xam en de ingenios
en Cervantes Un tema revisitadol
DAVID F. ARRANZ LAGO
eQu in diremos, seor, que es este caballero
que vuesa merced nos ha trado a casa?
Qu e el no m bre, la figura, y el decir que es caballero andante,
a m i y a m i m adre nos t iene suspensos
Q,
II, 18)
m e choca m ucho
a tan esparcida
cuanto nefanda creencia de que Don Quijote
no es sino en te ficticio y f antstico,
com o si fuera bacedero
a humana fantasa el parir tan estupenda figura
Miguel de Unamuno,
Vida de don Quijote y Sancbo)
Puede parecer una elucu bracin sin sen tido,
pero la historia, en sus investigaciones
y e n el acervo popular ha becbo de don Q uijote un personaje v ital y real
Isaas Moraga Ramos, Salud, enfermedad y muerte en el Quijote2
El presente estudio slo aspira a desbrozar el cuadro clnico real de Alonso Quijano
Quijada o Quesada -que en esto hay alguna diferencia en los autores que de este caso escri-
ben- E...1 Q, 1, 1), a la luz de las doctrinas del admirable mdico navarro Juan Huarte de San
Juan h. 1529- h. 1591) impresas en su
Ex am en de Ingen ios para las sciencias
1575), en un
intento revisionista de lo hasta ahora publicado, desde una perspectiva sincrtica -como la
del propio Huarte- que toque de lleno la locura del viejo hidalgo desde el punto de vista de
la frenopata periclitada de la que se sirvi Cervantes para dar inmortal visaje vesnico a don
Quijote. Como texto bsico manejamos la edicin de
El Ingenioso Hidalgo D on Quijote de la
Mancba
realizada por Luis Andrs Murillo Madrid Clsicos Castalia 1978.
2
A ctas del H C oloquio Internacional de la A sociacin de Cervantistas celebrado en
A lca-
La de Henares del 6 al 9 de noviembre de 1989 , Barcelona, Anthropos, 1991, p. 344.
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AVID F. ARRANZ LAGO
HUARTE Y EL CONOCIMIENTO PSICOPATOLGICO DE SU TIEMPO
Fue Huarte de San Juan un hombre que se anticip a su tiempo. Conside-
rado hoy como el padre de lo que en la poca fueron los primeros estudios psi-
colgicos del temperamento individual, trat de dar solucin desde una pos-
tura terico-pragmtica a unas necesidades concretas de la politica de Felipe
II, al que los arbitristas traan de cabeza con especulaciones mentales y mala-
barismos estratgicos cuasicmicos3.
En el um bral del siglo XV II, el afn sistematizador y el panmetodismo enci-
clopedista han ido sustituyendo subrepticiamente al pensamiento universalista
surgido de los
studia humanitaris
;
Hipcrates, Aristteles y Galeno, aunque
persisten en el fondo, comienzan a dar muestras de cansancio en un panorama
donde acucian cada vez m s las necesidades de la
rep
blica
y van dando paso
a la ciencia moderna con V esalio, Huarte y M ontaria de Montserrate.
El 23 de febrero de 1575 vio la luz el
Examen de Ingenios para las scien
cias
de Huarte de San Juan. Mdico de grandes intuiciones y con una gran for-
macin a sus espaldas realiz una labor encomiable para su poca: El libro
constituye no slo un tratado fisio-psicolgico y biolgico-diettico, sino tam-
bin una
polyanthea
que re
ne casi la totalidad de los que podramos Ilamar
grandes temas, desde la naturaleza de la inteligencia hasta la valoracin de la
lengua castellana como vehiculo de transmisin del saber
, pasando por cues-
tiones de retrica, potica, medicina, eugensica, demonologa, idiosincrasia,
etc. Pero ante todo, el libro es un instrumento al servicio de la
rep
blica
para
una mejora de su funcionamiento a partir de las disposiciones naturales de sus
s
bditos no olvidemos que la
rep
blica
era un trasunto del cuerpo humano)7.
Es decir, en palabras del propio Huarte, Saber, pues, distinguir y conocer
estas diferencias naturales del
ingenio
humano
, y aplicar con arte a cada una
3
Vilar J.
Literatura y economa La figura satrica del arbitrista en el Siglo de
Oro.
Madrid, Revista de Occidente, 1972.
4
Cf. Lpez Pifiero, J.M.
Ciencia y tcnica en la sociedad espaola de los siglos X V I y X V IL
Barcelona, Labor, 1979, de suma utilidad para un acercamiento a este panorama cientfico.
5
Fue rechazado progresivamente como mtodo el saber considerado como abigarrada
y a veces asistemtica compilacin de conocimientos del que se dio muestra en obras como
la
Silva de varia leccin
1540) de Pedro Mexa,
El Jardn de flores curiosas 1570) de Anto-
nio de Torquemada, la
Floresta espaola
1574) de Melchor de Santa Cruz, la
Filosofa se cre-
ta 1585) de Juan Prez de Moya, la
Silva curiosa
1587) de Julin Medrano, etc., pero estas
obras a
n eran consultadas y seguidas como en el caso de las
Clavellinas de recreacin
1614)
y el
Tesoro de diversa licin
1635) de Ambrosio de Salazar.
6 Cf. Torre, Esteban.
Ideas ling
sticas y literarias del doctor Huarte de San Juan
Sevilla,
Universidad de Sevilla, 1977.
7
As sirvan como botn de muestra la
Breve y sumaria declaracin del Arte general
1586) de Pedro de Guevara, la Filosofa natural
1589) de Simn Abril, los Remedios para la
salud del cumpo de la Rep
blica
1610) de Prez de Herrera y el
Tratado de rep
blica y poli-
ca cristiana
1619) de Juan de Santamara.
8
Y ste, el ingenio, es precisamente el punto de contacto que se establece con El Inge-
nioso Hidalgo
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SOBRE LA INFLUENCIA DEL
E X A M E N D E IN G E N IO S
EN CERVANTES
1
la ciencia en que ms ha de aprovechar
9
, de manera que a cada naturaleza
humana le corresponda un arte concreto de acuerdo con las demanda s del Esta-
do en especial el de Felipe II al que dedica su
o b ra ,
sobre todo econmicas.
Trata, adems, de mostrar la dependencia del
ingenio
respecto de la constitu-
cin temperame ntal comb inndose as el plano terico y el prctico con magis-
tral habilidad; el afn c omprehensivo claramente ap reciable en Huarte preten-
de abarcar las cosas naturales clasificarlas lo que implica en cierta medida un
reduccionismo de base organicista y crear arquetipos.
Las imbricaciones huartinas son fcilmente rastreables en Pinciano Carba-
llo Cascales y Baltasar Gracin
A gudeza y arte de ingenio),
quienes coinciden
con l en que la huella divina o furor potico es un mito, y slo es posible Ile-
gar al dominio de la m etrificacin por m edio del perfeccionam iento fisiolgico
ya que todas las almas son
tabulae rasae
seg
n el
dictum
aristotlico. Precisa-
mente De anima
del filsofo estagirita sirve a Huarte como punto de partida:
Aristteles ya haba relacionado de m anera indisoluble el
ingenio
con el humor
melanclico. Otras fuentes aristotlicas de las que bebi Huarte son:
D e parti-
bus animalium De somno et vigilia De memoria et reminiscencia
etc. -Hip-
crates m
, Empdocles il
, Platn y Galeno
configuran junto a Aristteles el
quinteto de pilares sobre los que Huarte erige su mole innovadora su afn enci-
clopedista heredero del sistema lulliano. Esto implica un admirable esfuerzo sin-
tetizador de pautas totalizadoras para abarcar los hechos naturales recogidos en
la edad de oro de la casustica. Toda dimensin humana para Huarte incluso
el alma es susceptible de una explicacin orgnica
m
. Por esto, la Inquisicin
expurg frecuentes pasajes del libro por orden del cardenal Quiroga, quien
introdujo el Examen
en el
Index et catalogus librorum probibitorum
de 1581 y
suprimi por completo el captulo en el que trata de la inmortalidad del alma,
porque para el autor sta dependa de la constitucin humoral u orgnica del
cerebro. Huarte tuvo que retractarse p
blicamente en posteriores reediciones de
lo que haba dicho en la princeps
como esta palinodia que de seguro escribi
9
Seguimos la documentada edicin que del
Examen de ingenios
hace Guillermo Sers
en la coleccin Letras Hispnicas de Ctedra 1989).
tiliza Huarte en su totalidad el C o
pus Hippocraticum 72 libros), en especial las mate-
rias tocantes a los cuerpos h
medos y secos, los elementos constitutivos (pituitoso, flemtico
y bilioso), el arte y la tica del mdico, patologa, fisiologa, diettica y ginecologa, la psico-
loga diferencial a partir de los pueblos, las regiones, los aires...
11
De Empdocles toma la teora de las cuatro races o cosas fsicamente irreductibles a
realidades ms simples (las homeomeras de Anxagoras y los tomos de Leucipo y Dem-
crito). La teora de los cuatro elementos es fundamental para entender la locura de don Qui-
jote.
12
De Platn utiliza el
Fedro
el
Timeo las Leyes,
L a R e p
blica el Teeteto D e scientia),
etc.
13 De Galeno utiliza
Quos animi mores colporis temperatum insequantur
(Por qu las
costumbres del espritu estn en consonancia con los temperamentos del cuerpo) y
D e opti-
ma doctrina.
14
Es decir, que aclare las relaciones entre el cerebro y el entendimiento.
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AVID F. ARRANZ LAGO
a regariadientes: La prudenc ia y sabidura y las dems virtudes human as estn
en el nima y no dependen de la compostura y temperamento del cuerpo
como pensaron Hipcrates y Galeno.
EL PRINCIPIO FUNDAMENTAL DE LOS CUATRO HUMORES
Antes de meternos de lleno en materia quijotesca hemos de despojarnos
de nuestros conocimientos y prejuicios en cuanto a ciencia actual se refiere y
dar un por otra parte ineludible vistazo a la idea general que se tena en los
siglos XV I y XV II de las facultades del alma intelectiva y a la abando nada teo-
ra de los humores que parte de la medicina de la Antig
edad.
Si abordram os las caractersticas fisio-psicolgicas de n uestro hidalgo y
se es el fondo de la cuestin desde la perspectiva de la psiquiatra de hoy
no haramos otra cosa que dar palos de ciego por lo que la visin retrospecti-
va es imprescindible.
A grandes rasgos diremos que los dos baremos que clasifican la facultad
propia y peculiar del alma sensitiva de cada individuo son la naturaleza de sta
y sus potencias tal como se expone a continuacin:
1.
La naturaleza viene definida como el temperamento de las cuatro cali-
dades primeras a saber calor frialdad humedad y sequedad de cuya com-
binacin nacen los caracteres de los hombres.
2.
Las potencias del alma intelectiva que dependen del cerebro y ste a
su vez de la proporcin de las cuatro calidades elementales son: la mem oria
la imaginativa la fantasa y el entendimiento. A cada potencia le corresponde
unas determinadas aptitudes y profesiones de ah que sea fundamental el que
cada individuo busque cul es su facultad y potencia ms pujante ayudndose
del conocimiento de su propia fisiologa.
Esto es si en su constitucin predomina lo clido su facultad imperante
ser la imaginativa y la fantasa se ver desbaratada; si predomina lo h
medo
sobresaldr la memoria y si en cambio es lo seco el entendimiento.
En el cuerpo hum ano las cuatro calidades primeras encuentran su correla-
to en los cuatro humores: la clera o bilis amarilla la sangre o bilis roja la
melancola o bilis negra y la flema o bilis blanca
. Valgan las palabras del pro-
pio
Huarte que cita un ilustrativo ejemplo al respecto:
Finjamos pues cuatro hombres enfermos en la compostura de la potencia visi-
va y que el uno tenga en el humor cristalino una gota de sangre empapada y
15
V ase el cuadro de concatenaciones de Juan B autista Avalle-Arce en
on Quijote como
forma de vida.
M adrid Castalia 19 76 p. 11 7 quien a su vez se basa en M artine Bigeard
folie et les fous littraires en Espagne. 1500-1650
Pars Centre de Recherches Hispaniques
1973 p.
20 .
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SOBRE LA INFLUENCIA DEL
EX MEN DE INGENIOS
EN CERVANTES
3
otro de clera, y otro de flema, y otro de malancola. Si a stos, no sabiendo ellos
de su enferm edad,.les pusisem os delante un pedazo de pao azul para que juz-
gasen del color verdadero que tena es cierto que el primero dira que era colo-
rado y el segundo amarillo y el tercero blanco y el cuano negro. Y todos lo
juraran y se reiran unos de otros como que erraban en cosa tan manifiesta y
notoria. Y si estas cuauo gotas de humores las passemos a la lengua y les di-
semos a beber un jarro de agua el uno dira que era dulce el otro amarga el
otro salada y el otro aceda Examen,
2. proemio, p. 173).
Seg n la medicina clsica y por ende Huarte el carcter y las enfermeda-
des del hombre as como su
ingenio,
vienen dados por el balarice de los cua-
tro humores que se establece en el cuerpo de cada individuo; dependiendo del
predominio de uno u otro humor se configuran los diferentes tipos psicolgi-
cos: el colrico en el que prima la clera o bilis amarilla y es seco; el sangu-
neo en el que prima la sangre sobre el resto de humores y por eso es calien-
te; el melanclico, que es fro porque ab unda en bilis negra, y el flemtico, que
es hmedo por exceso de flema o bilis blanca.
Pero estos cuatro humores no act
an de manera aislada sino en interac-
cin con las cuatro facultades del alma intelectiva ya mencionadas determi-
nando as el inge nio merced a esta m ezcla cualitativa (krasis)16.
Nuestro objetivo es demostrar cmo Alonso Quijano es un hombre colri-
co y de ingenio, ya que las fronteras que encierran la palabra loco estn hoy
por hoy y estaban entonces muy difuminadas
. La naturaleza de su alma sen-
sitiva est alterada, exacerbada por una hipertrofia de la imag inativa
8
debida a
la sequedad de su cerebro, producto de las lecturas insomn es a las que se entre-
g vigilia tras
vigilia:
En resolucin, l se enfrasc tanto en su lectura, que se le pasaban las noch es leyen-
do de claro en claro y los das de turbio en turbio; y as del poco donnir y del
much o leer se le sec el celebro, de m anera que vino a perder e l juicio Q, I, 1).
16
Guillermo Sers, en su particularmente ilustrativo artculo Huarte de San Juan: de la
naturaleza a la poltica , publicado en
Criticn
(Touluse), 49 (1990 ), p. 84, afirma que se
trata de un m todo combinatorio de cualidades elementales, humores, edades, latitudes geo-
grficas, aires, dietas, etc., que en
ltimo trmino remite a Hipcrates.
17 Covarrubias en su
Tesoro de la lengua castellana
(1611) dice acerca de loco: La eti-
mologa deste vocab lo tomar loco a cualquier homb re cuerdo, porque no se halla cosa que
hincha su vaco... pudese aver dicho... a loquendo, porque los tales suelen, con la sequedad
del celebro, hablar mucho y dar much as voces; y si bien lo consideramos al hombre que est
en su juyzio, si es muy h ablador, dezimos com
nmente ser un loco. E ntre loco, tonto y bovo
ay mucha diferencia, por causarse estas enfermedades de diferentes principios y calidadesi. La
una de la clera adusta, y la otra de la abundancia de flema. V ide verbo bovo, y en esto me
remito a los mdicos (M adrid, Tumer, 1977, s.v.).
18
De e lla dice Aristteles en el libro III de De anim a:
La imag inacin ser un movi-
miento producido por la sensacin en acto-, Luis V ives en su De anima et v ita la define como
una facultad que consiste en recibir las imgenes impresas en los sentidos, es d ecir, un
receptor situado en el alma de todo lo percibido por los sentidos.
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La vigilia produce una deshidratacin en el cerebro solamente reparable
por medio del suerio, y Alonso Quijano no estaba dispuesto a dar un momen-
to de respiro a su desgastada mente. La sintomatologia del hidalgo se presenta
asi de manera consecuente con la ciencia de su tiempo.
La imaginativa es de donde surge la percepcin consciente la facultad de
la solercia y constituye el puente entre el entendimiento y la fantasia, entre el
intelecto y la sensibilidad; es la encargada, en definitiva, de construir las figu-
ras, imgenes y especies.
La certidumbre que este individuo tiene de su entorno, seg
n Huarte, toda
est desbaratada y suelta en sus materiales como casa convertida en piedras,
tierra, madera y teja, de los cuales se podrian hacer tantos errores en el edifi-
cio cuantos hombres llegasen a edificar con mala imaginativa Examen, XI, p.
478 . Y es el caso, como cuenta Cervantes, que a nuestro aventurero todo
cuanto pensaba, veia o imaginaba le parecia ser hecho y pasar al modo de lo
que haba leido [...]
Q, I, 2 . Las imgenes sensoriales recogidas por los senti-
dos de Alonso Quijano quedan deformadas a la hora de imprimirse en el alma;
ni ms, ni menos.
Sin embargo, nuestro hidalgo andaba bien de entendimiento y asi lo ates-
tiguan su ama, que le tenia por el ms delicado entendimiento de toda la Man-
cha; y Sancho, que le dice en Sierra Morena: Digo de verdad que es vuestra
merced el mesmo diablo y que no hay cosa que no sepa
Q, I, 25 .
Es ms, si don Quijote hubiera tenido dariado el entendimiento no podria
aspirar al bien, y sta es precisamente la funcin que asumi desde su primera
salida deshaciendo todo gnero de agravio Q, I,
1 aquel caluroso dia del mes
de junio en que se rescaban los cerebros ms templados:
Por eso dijimos atrs seala H uarte que el calor era el instrumento con que
obraba la imag inativa, porque esta calidad levanta las figuras y las hace b ullir, por
donde se descubre todo lo que hay que ver en ellas. Y, si no, hay ms que con-
siderar tiene fuerza la imaginativa, no solamente de componer una figura posible
con otra, pero aun las que son im posibles, seg
n orden de N aturaleza, las junta y
de ellas vienen a hacer montes de oro y bueyes volando Examen: X, p. 430 .
Sabemos adems que andaba bien de memoria
: Cuando don Quijote
tiene noticia de la existencia del sosias desenamorado de Avellaneda, exclama:
Quienquiera que. dijere que don Q uijote de la M ancha ha olvidado ni puede olvi-
dar a Dulcinea del Toboso, yo le har entender con armas iguales que va muy
lejos de la verdad; po rque la sin par Dulcinea del Toboso ni puede ser olvidada,
ni en don Quijote puede c aber olvido [...]
Q,
II, 59 .
19 Luis Vives en De anima
define memoria como aquella facultad del alma por la cual
aquello que uno conoci mediante alg
n sentido externo o interno consrvalo en la mente.
s
pues, toda su actuacin est vuelta hacia dentro, y la mem oria es como la tabla rasa que
un Pintor ilumin.
As como la tabla, mirada con los ojos, produce una nocin, la memoria la
raliza por los ojos del alma, que entiende o conoce. Cf.
AVALLE-ARCE,
O. cit.,
p. 101, n.4.
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S O B R E L A I N F L U E N C 1 A D E L
EXAMEN DE INGENIOS
E N C E R V A N T E S
5
El protagonista apcrifo derrumbaba de golpe el edificio cervantino, ya que
Martin Quijada es, como l mismo reconoce, el Caballero Desamorado, de una
estructura psicolgica diametralmente opuesta a la de Alonso Quijano; el de
Avellaneda3 rubrica su escudo con el emblema del desamor:
Pero es menester, Sancho escribe Avellaneda, para esto, en esta adarga que
Ilevo [...] poner alguna letra o divisa que denote la pasin que Ileva en el cora-
zn el caballero que la trae en su brazo; y as, quiero que en el primer lugar que
Ilegremos un pintor me pinte en ella dos hermossimas doncellas que estn
enamoradas de bro y el dios Cupido encima que me est asestando una
cha, la cual yo reciba en el adarga, riendo dl y tenindolas en poco a ellas, con
una letra que diga al derredor de la adarga: El Caballero Desamorado
Q.
p
crifo, V. 4)21.
A diferencia de nuestro hidalgo Martin Quijada sufre una lesin en el
entendimiento, lo que le lleva a acabar sus dias en el Hospital de la Visitacin
de Toledo, el de mayor fama en la poca. Era un loco de manicomio. En cam-
bio, Alonso Quijano ofrece un cuadro clinico, si; mas fluctuante por su doble
lesin en la imaginativa
y en la fantasia
mientras que la memoria y el
entendimiento permanecen intactos. Es don Quijote y no un loco cualquie-
ra el que escucha atentamente la tragedia de Cardenio porque son discursos
de entendimiento y el que estalla al oir lo que el Roto dice del amanceba-
miento entre el ficticio maestro Elisabat y la tambin ficticia reina Madsima
porque toca a la imaginativa y a la fantasia y, como hemos visto, en su cons-
20Cervantes califica
a A vellaneda como fingido y de resfriado ingenio Q, II, 74).
21
Femndez de Avellaneda, Alonso.
Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quixote de
la Mancha, que contiene su tercera salida, y es la quinta parte de sus aventuras. Edicin de
Agustin del Saz, Barcelona, Juventud, 1980, pp. 50-51. Tambin Cf. Gilman, Stephen.
Cervan-
tes y Avellaneda, estudio de una imitacin,
trad. del original indito por Margit Frenk Alato-
rre. Mxico. El Colegio de MXiCO, 1 9 5 1 .
22 Af
irma Huarte que cierta diferencia de imaginativa (...) convida al hombre a ficcio-
nes y mentiras. En el captulo XLVI de la primera parte del
Quijote,
cuando todos los inqui-
linos de la venta se disfrazan para Ilevar a cabo el encantamiento, Cervantes cuenta cmo
el hidalgo dio en la cuenta de lo que su continua y desvariada imaginacin le representa-
ba, y se crey que todas aquellas figuras eran fantasmas de aquel encantado castillo. Lo
que ocurre es que, en realidad, los fantasmas una vez ms para desgracia de los soa-
dores como nuestro caballero son de carne y hueso. En la II parte, el bachiller Carrasco le
pone al corriente de que han salido a la luz sus aventuras, y don Quijote se imagin que
alg
n sabio, o ya amigo o enemigo, por arte de encantamiento las habra dado a la estam-
pa Q, I I , 2) .
23 Fantasa, para Vives, es la facultad que perfecciona las imgenes sensoriales, que de
por s son imperfectas. En el siglo XVI comenz a hablarse de esta facultad que perfecciona-
ba las imgenes impresas en los sentidos y que completaba la trtada clsica de las potencias
del alina intelectiva. Llensele la fantasa de todo aquello que lea en los libros nos dice Cer-
vantes. Sers equipara ambas facultades en el concepto de fantasa, desde la esttica clsica
a la diociochesca ALEUA, 10. Universidad de Alicante 1994.
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A V I D F . A R R A N Z L A G O
titucin predomina lo clido por lo que sus facultades ms pujantes son la
fantasa y la imaginativa. La alternancia entre entendimiento ileso y fantasa e
imaginativa trastrocadas es lo que le produce su peculiar vesania, he aqu el
meollo de sus actos: la realidad oscila para don Quijote porque entre la ima-
gen sensorial y el alma se interponen una imaginativa y una fantasa lesiona-
das. Hoy da a las lesiones de este calibre se les denomina mitomana, mono-
mana delirante, prepsicosis o esquizofrenia. Su caso es anlogo al expuesto
por Huarte de San Juan:
Demcrito Abderita fue uno de los mayores filsofos [...]; el cual vino a tanta
pujanza de entendimiento all en la vejez, que se le perdi la imaginativa, por la
cual razn comenz a hacer y decir dichos y sentencias tan fuera de trminos,
que toda la ciudad de Abderas le tuvo por loco [...]; y Ilegando [Hipcrates1 al
lugar donde habitaba E...1 comenz a razonar con l. Y hacindole las preguntas
que convena para descubrir la falta que tena en la parte racional, hall que era
el hombre ms sabio que haba en el mundo. [...] Y fue la ventura de Demcrito
que todo cuanto razon con Hipcrates en aquel breve tiempo fueron discursos
del entendimiento y no de la imaginativa donde tena la lesin
Examen, I, pp.
207-209).
Muchos de los personajes del
uijote quedan desconcertados ante la ambi-
valente locura que padece Quijano. El cura no sabe a qu atenerse , ni siquie-
ra cuando tiene que explicar a Cardenio los actos de su convecino. As, pone
en su boca Cervantes las palabras siguientes:
[. . .]
fuera de las simplicidades que este buen hidalgo dice tocantes a su locura, si
se le trata de otras cosas discurre con bonsimas razones y muestra tener un
entendimiento claro y apacible en todo; de manera que, como no le toquen en
sus caballeras no habr nadie que le juzgue sino por de muy buen entendi-
miento Q, I, 30).
Otro famoso personaje el Caballero del Verde Gabn expone en los
siguientes trminos la locura del hidalgo a su hijo, el estudiante don Lorenzo:
No s lo que te diga, hijo respondi don
D iego; slo
te sabr decir que le he
visto hacer cosas del mayor loco del mundo, y decir razones tan discretas, que
borran y deshacen sus hechos Q, II, 18).
Tal desequilibrio humoral no hubiera trascendido a mayores desastres en
otros sujetos, pero en el de Quijano, merced a su desmedida aficin por la lec-
tura de los libros de caballeras, la combinacin fatal para l, no para nosotros,
4A este respecto narra Cervantes: Mirbalo el cannigo y admirbase de ver la extra-
rieza de su gran locura, y de que cuanto hablaba y responda mostraba tener bonsimo enten-
dimiento; solamente vena a perder los estribos, como otras veces se ha dicho, tratndose de
caballera Q, I,
49 .
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9/20
SOBRE LA INFLUENCIA DEL
EXAMEN DE INGENIOS
EN CERVANTES
7
que disfrutamos a costa de su salud estaba servida 2 5 . l no estaba dispuesto a
perder durmiendo ni un solo instante de la vida apasionada que se abria ahora
ante sus ojos, aun a costa de su imaginativa. Duerm e t
que naciste para dor-
mir Q,
I, 20 y Q, II, 68), le dice a Sancho en dos ocasiones; aunque ese con-
sejo 2 6 slo es en lo tocante a la labor escud eril, porque cu ando pasa a ser gobe r-
nador le amonesta de manera bien diferente con la poltica que lleva para
consigo mismo: Sea m oderado tu sueo; que el que no m adruga con el sol, no
goza del da
Q, II, 4 3 2 7
En cualquier caso, el agravante seg
n se crea en la poca y asi lo reflej
Cervantes fueron los libros de caballeras. En el siglo XV I no se vea con bue-
nos ojos la lectura abundante de libros porque era general la creencia de que
alteraba el entendimiento sobre todo tratndose de libros de ficcin 2 8
. Descar-
tes en el
Discurso del mtodo
1637) dice: [...] aquellos que regulan sus propias
costumbres seg
n los ejemplos que de tales historias sacan se exponen a caer
en las extravagancias de los paladines de nu estras novelas y concebir designios
que sobrepasan a sus fuerzas29 .
Los crticos moralistas alzaban la voz contra la naturaleza engariosa de la
literatura imaginativa por su falta de verosimilitud, y slo aprobaban aquellas
ficciones que tuvieran una mayor adecuacin con el mundo real en aras de la
credibilidad. Pero en la b
squeda de ese mximo parecido con la realidad el
autor obediente con los preceptistas intensificaba de manera contraproducente
el poder de a traccin del relato para el lector, revistiendo la ilusin de apa rien-
cia ms real. Es decir, cuanto ms verosmil era una narracin fantstica, ms
riesgo corra el lector-oyente de crerselo; los neoaristotlicos se pillaban los
dedos de las dos formas en la eterna lucha de la razn contra la emocin. El
riesgo de creer o no la fbula de ficcin dependa y depende de los deseos del
lector de aceptar como verdad lo que se le ofrece.
No olvidemos que don Quijote no era el nico en dar crdito a las histo-
rias de caballeras. En el delicioso captulo )0 XII de la primera pa rte se nos da
25 Avalle-arce,.op. cit., p. 109: -Quiero destacar en la ocasin el hecho de que los senti-
dos no engaen a don Quijote en absoluto. 1...1 Es en el paso de lo sensorial a lo animico que
estas imgenes quedan totalmente trascordadas: el alma de don Quijote registra, en vez de
venta, un castillo, y dos hermanas doncellas en lugarde las dos mozas del partido.
26
El captulo XLVII de la segunda parte es un compendio resumido de los conocimien-
tos dietticos de la poca y en l se menciona de manera explcita a -nuestro maestro Hip-
crates, norte y luz de la medicina.
27
Green Otis H. El Ingenioso Hidalgo
Hispanic Review )0 V, 1957, p. 180 , n. 18: -This
of course is the antidote to the lack of sleep which was the original cause of Don Quijote s
derangement.
28
Chevalier, Maxime.
L ectura y lectores en la spaa del siglo X V I y X V IL
Madrid, Tumer,
1976. Tambin ofrece mucha informacin sobre este asunto, en conexin con la picaresca
B.W. iFE
en Reading and fiction in Golden-Age Spain,
Cambridge. Cambridge University Press,
1985.
29
Descartes, Ren.
Discurso del mtodo. Traduccin y notas de Jorge Carrier Vlez, Bar-
celona Edicomunicacin 1994.
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28
AVID F. ARRANZ LAGO
cuenta de cmo el ventero cree en su veracidad a pesar de que el cura le jure
que nunca tales caballeros fueron en el mundo, ni tales hazarias ni disparates
acontecieron, a lo que aqul responde con una clusula no exenta de conteni-
do crtico, que no tiene desperdicio:
iBueno es que quiera darme vuestra merced a entender que todo aquello que
estos buenos libros dicen sea disparates y mentiras, estando impreso con licen-
cia de los seores del Consejo Real, como si ellos fueran gente que haban de
dej r imprimir t nt mentir junt y t nt s b t ll s y t ntos enc nt mentos que
quitan el juicio
Q, I, 32).
La irona cervantina en boca del ventero no puede ser ms explcita.
LA FORMULA COLRICO-SUTIL- INGENIOSO
Sutileza y facilidad de inventiva a don Quijote no le faltaban, y stas eran
las cualidades indispensables en el hombre de ingenio ; si alguien duda de esa
sutileza, que acuda a los discursos pronunciados por nuestro hidalgo sobre la
Edad de Oro y las armas y las letras en los captulos X1 y )00 VII-XXXVIII res-
pectivamente
. A este respecto recordemos lo que de l dijo don Luis: l es un
entrever do loco lleno de lcidos intervalos Q, II, 18)
. Sirvan para confir-
marlo las palabras de Huarte:
Slo quiero dar a entender que la gracia y donaire que tienen los buenos predi-
cadores con la cua l atraen a s el auditorio y lo tienen contento y suspenso, todo
es obra de la imaginativa, y parte de ello de la buena memoria
Examen, X ,
p. 433).
yor qu eligi Cervantes precisamente el adjetivo ingenioso y no otro para
calificar a don Quijote? Es difcil pensar que lo escogi al azar cuando nada
escribi que no fuese de un modo intencionado; todo en l obedece a un cui-
dadoso descuido del que hace gala constantemente en errores de bulto y olvi-
dos que no caben atribuirse a otra cosa que a la premeditacin ms deliberada.
C ovarrubias
s. v.) lo define as: Vulgarm ente llamam os ingenio a una fuera natural
de entendimiento, investigadora de lo que por razn y discurso se puede alcanzar en todo
gnero de ciencias, disciplinas, artes liberales y mecnica, sutilezas, invenciones y enga-
rios.Cejador y Frauca en
La lengua de Cervantes,
II, Madrid, 1906, anota los pasajes del
Qui-
jote
donde se utiliza la palabra.
'ngase en cuenta que para H uarte la oratoria es una ciencia que nace de cierto punto
de calor, concepto c lave ste del calor
para poder interpretar la sintomatologa qu ijotesca.
32
Del auditorio que tuvo don Q uijote en sus dos discursos describe Cervantes lo siguien-
te: De tal manera y por tan bueno s trminos iba prosiguiendo en su pltica don Q uijote, que
oblig a que, por entonces, rtinguno de los que escuchndole estaban le tuviese por loco; [...]
Q,
I, 37).
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SO B R E L A I N FL U E N C I A D E L EXAMEN DE INGENIOS
E N C E R V A N T E S
9
En 1910, Robinson Smith da una definicin muy aproximada de lo que con la
palabra ingenioso Cervantes quiso dar a entender,
the im aginative gendem an,
expresin que posteriormente fue sustituyendo al estereotipo de visionario. La
transicin de Alonso Quijano fue desde un hidalgo manchego de temperamen-
to colrico
a imaginativo monomanaco; de todas m aneras, su locura sigue una
trayectoria pasajera de ida con el delirio y vuelta con la muerte.
Vaya por delante que la coincidencia entre
ingenioso
34
tal como usa este
trmino Cervantes y la utilizacin que de l hace Huarte de San Juan va ms
all de la mera similitud forma1
. Cervantes no slo estaba al corriente, sino que
haba ledo el Examen de ingenios incluso Mauricio de Iriarte sugiere que
ambos pudieron conocerse persona1mente) 6
. Para el mdico navarro,
ingenio
es lo m ismo que fecu ndidad de la inteligencia [...], capacidad de erigendrar con-
ceptos o figuras representativas de la naturaleza de las cosas.
Hay en el Quijote
una gradacin de
ingenios 3 7
; as Sancho Panza es de
boto ingenio
Q, I, 25), de manera que Cervantes considera que todo hombre
es poseedor de cierto grado de inteligencia, ya sea ste sutil o boto. L legados a
este punto, dejemos hablar a Huarte,
vox populi de la medicina del siglo XV I:
Porque, seg
n la opinin de los mdicos, en muchas obras exceden los destem-
plados a los templados; por donde dijo Platn que por maravilla se halla hombre
de muy subido ingenio que no pique algo en mana 8 , que es una destemplanza
caliente y seca del cerebro
Examen,
2. premio, p. 179).
Es evidente que Cervantes eligi con gran tino el sobrenombre de Alonso
Quijano
9
: un hidalgo caliente y seco, manitico de los libros de caballeras, que
33 E l esto, seg
n las relaciones entre la Naturaleza y los humores, se corresponda con el
temperamento colrico, y don Q uijote, como veremos m s adelante, lo era. Es difcil imaginarse
al inveterado caballero cabalgando sobre Rocinante bajo los rigores de la nieve hibemal. Como
vemo s, las implicaciones trascienden ya a l mbito de la
eugnica
de los lugare s, aires, climas, etc.
34 Se ha apuntado tambin la posibilidad de que el adjetivo
ingenioso
que reza en el ttu-
lo hubiera podido ser aadido por el impresor, siempre con miras a un mayor xito de ven-
tas. En cualquier caso, no nos ha sido posible confirmar este extremo; por otra parte, inge-
nioso
aparece una y otra vez a lo largo del libro, ya en multitud de epgrafes, ya en el propio
texto: -Dijo que andaba ya en libros la historia de vuestra merced, con nombre de El inge-
nioso hidalgo don Quijote de la Mancha- Q, II, 2). Es ms, el adjetivo se repite en el ttulo de
la segunda parte diez aos despus.
35
Cf. al respecto el exhaustivo estudio de IlUARTE, Mauricio de.
El doctor Huarte de San
Juan y su Examen de ingenios.
Madrid, CS IC , 1948, pp. 311-332.
36 Ibd., p. 313, n. 3.
37
S eg
n Vives op. c it.), ingenio es
universa vis mentis nostrae.
38 Platn Ion 553E -
5 3 4 A
-
B cuando habla sobre el ingenio para la poesa dice:
-ingenium
excellens cum mania-.
CF. tambin
Hutchings, The Examen de ingenios and the doctrine of
original genius-, Hispania, XIX, 1936.
39 S eg
n Cervantes, el
ingenioso
dice -cosas Ilenas de sentencias y avisos- Q, II, 49). Iriar-
te, op. cit., p. 316, considera la posibilidad eufnica
-ingenioso hidalgo-
en la eleccin del
trmino ingenioso. Para Iriarte, Cervantes perteneca al -tipo auditivo. E incluso el nombre de
batalla del hidalgo, como cuenta Fernando BOUZA en
Locos, enanos y hombres de pla-
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30
AVID F. ARRANZ LAGO
tan pronto pasa del sosiego a la clera ms desatada
4
, por fuerza haba de ser
ingenioso.
Aunque la frmula colrico-sutil-ingenioso aparece por vez primera en el
Rgimen y aviso de sanidad
1562) de Francisco N
riez de Oria, parece claro
que se inspirase ms en el
Examen de ingenios.
Los paralelismos existentes
entre ambas obras nos llevan a pensar una y otra vez que la influencia moder-
nizante de Huarte en Cervantes va ms all de la coincidencia. Es sumamente
ilustrativo un caso clnico de prdida de juicio recogido por el navarro debido
a la configuracin psicopatolgica que ofrece y que nos trae a la memoria de
forma instantnea al hidalgo manchego. El loco Luis Lpez recupera la razn
con el estertor postrero:
En confirmacin de lo cual no puedo dejar de referir aqu lo que pas en Cr-
doba el ario de 1570 estando la corte en esta ciudad) en la muerte de un loco,
cortesano, que se llamaba Luis Lpez. ste, en sanidad, tena perdidas las obras
del entendimiento, y en lo que tocaba a la imaginativa deca gracias y donaires
de mucho contento. A ste le dio una calentura maligna de tabardete, en medio
de la cual vino de repente a tanto juicio y discrecin que espant toda la Corte;
por la cual razn le administraron los sacramentos y test con toda la cordura del
mundo; y as muri invocando la misericordia de Dios y pidindole perdn de
sus pecados
Examen,
IV, p. 305)41.
Este paralelismo del loco Lpez trasciende el mbito ms o menos anec-
dtico cuando leemos en el Prlogo a las
Ocho com edias y ocho entrem eses
nuevos
1615) unas palabras surgidas de la pluma cervantina: aquel famoso
loco Luis Lpez incluso llega a puntualizar Cervantes el lugar donde aqul fue
inhumado: entre los dos coros de la catedral de Crdoba).
Similar situacin aparece reflejada en el
Persiles
cuando narra Cervantes:
[...] crey sin duda alguna Willaseriorl que el conde haba perdido el juicio y
que la hora de su muerte era llegada, pues en tal punto, por la mayor parte, o
se dicen grandes sentencias o se hacen grandes disparates
4
. En sentido anlo-
go, Hu arte escribe:
Y es que si el hombre cae en alguna enfermedad por la cual el celebro de repen-
te mude su temperatura, como es la mana, melancola y frenesa, en un momen-
cer en la corte de los A ustrias.
Madrid, Temas de Hoy, 1996, p. 145, fue elegido con intencin:
Un caso especial lo constituye la terminacin de los aumentativos despectivos en
ote
a la
que Cervantes acudi para rebautizar de loco a su Alonso Quijano.
4
l colrico es osad, s
bito, agudo, ingenioso, se enfurece y tranquiliza fcilmen-
te; la cita est tomada de Otis H.
GREEN,
op. cit., p. 183, quien a su vez la recoge del Dr. J.
B. Ullersperger,.
Historia de la psiquiatra y de la psicologa en Espaa,
Madrid Alhambra
1954, p. 80.
41
Esta influencia fue recogida por
IRIARTE,
op. cit., p. 319.
42
Cervantes, Miguel de.
Los trabajos de Persiles y Segsmunda
Edicin de Juan Bautista-
Avalle-Arce. Madrid. Clsicos Castalia, 1987, pp. 338-339. Avalle estudia el caso a fondo en
Deslindes cervantinos.
Madrid, 1961, y lo ampla en
Nuevos deslindes cervantinos.
Barcelona,
Ariel, 1975.
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SOBRE LA INFLUENC1A DEL
EXAMEN DE ING EIVIOS
EN CERVANTES
1
to acontesce pe rder, s i es prudente, cuanto sabe, y dice mil disparates; y si es nes-
cio, adquiere ms ingenio y habil idad que antes tena
(Examen, pp. 304-305 .
Por otra parte, explica Huarte que la causa de la sequedad del cerebro,
jun to con la vig il ia , es tam bin la t r i s teza: la t r is teza y a f licc in ges ta y con su-
m e la hum idad de l ce leb ro , y as lo exp l ica e l cu ra cua ndo t r a ta de d i s im ula r a
ojos de don Quijote el que la hermosa Dorotea olvidara su nombre postizo de
pr inc e sa Mic omic ona :
No es maravilla, seriora ma, que la vuestra grandeza se turbe y empache con-
tando sus desventuras; que ellas suelen ser tales, que muchas veces quitan la
memoria a los que maltratan, de tal manera que aun de sus mesmos nombres no
se les acuerda (Q,
I, 30).
Don Quijote, el
ltimo de los caballeros andantes, fue hombre proclive a
la t ri s teza , y aco sado p or la m elancol a
m u r i e n la c a m a b a jo l a m i r a d a i m p o -
tente de los que le queran: porque o ya fuese de la melancola que le causa-
ba el verse vencido [...1 se le arraig una calentura que le tuvo seis das en la
c a m a , y u n p o c o m s a b a jo a a d e : F u e e l p a r e c e r d e l m d i c o q u e m e l a n c o l -
as y desabrimientos le acababan II, 74)
Has ta Roc inan te se con tag iaba de
l a m e l a n c o l a d e s u a m o :
Sucedi en este tiempo escribe Cervantes, que una de las cabalgaduras en que
venan los cuatro que Ilamaban, se Ileg a oler a Rocinante; que melanclico y
triste, con las orejas cadas, sostena, sin moverse, a su estirado serior
(Q, I, 43).
El hom bre de ingen io , seg
n Ar i s tte le s , e r a inc l inado a lo s e s t ados m e lan -
clicos; los humores, causantes de los movimientos del corazn, se combina-
ban como ya hemos visto, y a veces en los individuos ingeniosos y secos pro-
ducan una contracin cardaca y daban lugar al ataque de melancola con la
cons igu ien te t r i s teza i r r e frenab le ; La t r i st eza y a f l icc in desec a y consu m e las
carnes, y por esta razn adquiere el hombre mayor entendimiento, ensea
Huarte. El cerebro de Quijano ha mudado su temperatura aparece la melanco-
l a , don Qu i jo te el loco m uere , Alonso Qu i jano e l Bueno vue lve a la v ida tan
s lo un os in s t an te s , su fi c ien te s pa r a desped i r se de su s am igos .. . Ce rvan te s cue l -
43
Cf. e l c ls ico y docum entado es tud io de KL1BANSK Y, PANOFSKY y SAXL,
Saturno y la
melancola.
Madrid, Alianza Forma, 1991. Vanse tambin
ESCUDERO ORTUO,
Alberto,
on
cepto de la melancola en el siglo XVIL
Prlogo de
J.J.
Lpez Ibor, Huesca, Tesis de la Uni-
versidad Central, 1950, y Angelino, C. y Salvaneschi, E.,
Aristotele. La -melancola dell uomo
di genio.
Gnova, II melangolo, 1981.
44
Conste que Cervantes quit la vida a su personaje de manera que ning
n otro -escri-
tor fingido y tordesillesco se aprovechara ms de la historia, como deja ver al final del
lti-
mo captulo. Muerte similar a la que sufre Camila, protagonista de
El curioso impertinente,
novela interpolada en la primera parte: lo cual sabido por Camila, hizo profesin y acab
en breves das la vida a las rigurosas manos de tristezas y melancolas- Q, I, 35).
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32
AVID F. ARRANZ LAGO
ga de la espetera el instrumento con el que acaba de darle muerte. El rito tr-
gico que conlleva toda creacin acaba de consumarse una vez ms.
Continuemos con la frmula de la enfermedad de Alonso Quijano en con-
creto con su dimensin de hombre colrico
. Partimos con Huarte de la base
de que La vigilia de todo el da deseca
6
y endurece el cerebro y el sueo lo
humedece y fortifica por lo que el hidalgo manchego con su mana sus lesio-
nes en la imaginativa y fantasa su exacerbado ingenio su calor bullente en los
humores y su extrema sequedad estaba abocado a padecer frecuentes aunque
transitorios ataques de clera. Cuando se encuentra con que su librera se ha
volatilizado por obra seg
n se imagina del sabio Frestn ama y sobrina dejan
las rplicas para mejor ocasin porque vieron que se le encenda la clera
Q ,
I, 7 .
En otro momento en que Sancho pone de manifiesto
a pos teriori
la desa-
certada liberacin de los galeotes su amo le apostrofa:
[...]
a quien mal le ha parecido, salvo la santa dignidad del seor licenciado y su
honrada persona digo que sabe poco de achaque de caballeria y que miente
com o un hideputa y mal nacido; y esto se lo har conocer con mi espada, donde
ms largamente se contiene.
Ante razones tan convincentes Sancho no tuvo por menos que callarse al
igual que aquella ocasin en que quiso hacer entender a su amo las ventajas de
un enlace con la princesa Micomicona en vez de Dulcinea slo que esta vez s
mont en desatada clera:
Don Quijote que tales blasfemias oy decir contra su seora Dulcinea no lo
pudo sufrir; y alzando el lanzn, sin hablalle palabra a Sancho , y sin decirle esta
boca es ma, le dio tales dos palos, que dio con l en tierra; y si no fuera porque
Dorotea le dio voces que no le diera ms sin duda le quitara alli la vida
Q ,
30 .
El colrico en un ataque de bilis amarilla apenas puede mediar palabra
pues como dice Huarte el no acertar a hablar puede nacer de tener la lengua
mucho calor y sequedad como acaece a los colricos los cuales enojados no
aciertan a hablar.
Pero a
n ms elocuente es er siguiente fragmento en el que de nuevo
surge la confrontacin entre amo y escudero:
;Oh, vlame D ios, y cun grande fue el enojo que recibi don Quijote oyendo las
descompuestas palabras de su escudero Digo que fue tanto, que, con voz atro-
pellada y tartamuda lengua , lanzando vivo fuego p or los ojos, dijo:
45
Gree n, op. cit.,
establece la relacin entre don Quijote y el hombre colrico descrito
por el arcipreste de Talavera en el Corbacho .
1
Qu
podr engendrar el estril y mal cultivado ingenio mo sino la historia de un hijo
seco,
avellanado antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados? nos dice
Cervantes en el prlogo.
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SOBRE LA INFLUENCIA DEL
EX MEN DE INGENIOS
EN CERVANTES
i0h bellaco villano malmirado descompuesto ignorante infacundo deslen-
guado, atrevido, murmurador y maldiciente [...] yete de mi presencia, mons-
truo de naturaleza depositario de mentiras almario de embustes silo de bella-
queras, inventor de maldades, publicador de sandeces, enemigo del decoro
que se debe a las reales personas yete, no parezcas delante de m, so pena de
mi ira
Y diciend o esto, enarc las cejas, hinch los carrillos, m ir a todas partes, y dio con
el pie derecho una gra n patada en el suelo, seriales todas de la ira que encerraba
en sus entrarias. A cuyas palabras y furibundos adema nes qued Sancho tan enco-
gido y m edroso, que se holgara que en aquel instante se abriera debajo de sus pies
la t ierra y le tragara. Y no supo qu hacer se, sino volver las espaldas y quitarse de
la enojacia presencia de su serior. Pero la discreta Dorotea, que tan entendido tena
ya e l humo r de d on Q uijote, dijo, para tem plarle la ira [ . .. ].
Q , I, 46).
En la aventura de los disciplinantes tambin se pone de manifiesto el tempera-
m ento del hidalgo cuand o aquellos entienden [.. .] que don Quijote deba de ser
alg
n hombre loco, y tomronse a reir muy de gana; cuya risa fue poner pl-
vora a la clera de don Quijote; porque sin decir ms palabra, saca ndo la espa-
da, a rrem et i a las andas
Q , I, 52).
Como vemos, don Quijote no hace otra cosa que confirmar el prototipo
de colrico expuesto en el
Examen
una y otra vez y se erige como paradigma
de aquellos quienes, como afirma Huarte, estando en paz aciertan muy bien
a hablar; pero enojados, sube el calor ms de lo que conviene, y desbarata la
imaginativa.
El proceder asim ilador ce rvantino no desderi la ciencia de m s actual idad
entonces, representada en la persona del mdico navarro, e inmortaliz para
siempre la frmula clnica propuesta por ste al socaire de la priola que traz
de modo indeleble los rasgos psicopatolgicos del ms ilustre de los enfermos
de nuestra literatura.
INFLUENCIAS EVIDENTES EN OTROS PASAJES CERVANTINOS
Sin embargo esta influencia va ms all de la construccin de caracteres.
El contagio se materializ en paralelismos textuales, no ya slo en el
Quijote,
sino tambin en
El L icenciado V idriera, L a eleccin de los alcaldes de Daganzo
y
El Persiles
Mas no cabe pensar en Cervantes una inspiracin directa con el
Examen
abierto sobre la mesa. No. La lectura del tratado ms impactante de
aquel mundo cientfico dej a buen seguro huella indeleble en su prodigiosa
memoria capaz de retener textos que interaccionaban de manera espontnea y
de revivir y actualizar lecturas en el proceso crea dor.
De todos es conocida la desmedida aficin de Cervantes por la lectura,
hasta el extrem o de d etenerse a leer h asta los papeles rotos de las cal les; aun-
Iriarte, op. ca
., 326-328.
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34
AVID F. ARRANZ LAGO
que la hiprbole es exagerada no empece para pensar que en l se avivaba de
continuo la Ilama del lector compulsivo el impetu insaciable del autor que ha
de calmar sus expectativas culturales. Por tanto en nada mancilla su calidad de
genio el que posos de lecturas asimiladas como la de Huarte retornaran a su
memoria en un momento dado:
1
Porque si el hombre se pone a imaginar en alguna afrenta que le han hecho
luego acud e la sangre arterial al corazn y d espierta la irascible, y da calor y fuer-
za para vengarse
Examen,
II, p. 290 .
La ira, seg
n se dice es una revolucin de la sangre que est cerca del corazn
la cual se altera en el pecho con la vista del objeto que agravia, y tal vez con la
memoria; tiene por
l timo fin y paradero suyo la venganza
Persiles, p. 386 .
2
Y as ninguno de los graves autores fue a buscar lengua extranjera para dar a
entender sus conceptos; antes los griegos escribieron en griego, los romanos en
latn, los hebreos en hebraico, y los moro s en arbigo; y as hago yo en mi espa-
riol, por saber mejor esta lengua que otra ninguna
Examen,
VII, p.
399 .
El grande H omero n o escribi en latn, porque e ra griego, ni Virgilio no escribi
en griego, porque era latino. En resolucin, todos los poetas antiguos escribieron
en la lengua que mamaron en la leche, y no fueron a buscar las estranjeras
sic)
para declarar la alteza de sus conceptos
Q, II, 16 48.
Apoyado en el caviloso talante cervantino encontramos un entresijo vas-
tisimo de conocimientos que proviene de esa cristalizacin como norma cre-
ativa que fue capaz de recuperar formas agotadas y de asimilar otras nuevas
para dar un espiritu un hlito redentor a cientos y cientos de pginas peri-
clitadas hoy y olvidadas por casi todos. stas se cruzaron para bien de la
humanidad en el camino de una mente privilegiada vida de revitalizar mate-
rias architradicionales vertindolas en moldes pristinos y sin embargo capa-
ces de sorprender tan vulnerables y enamorados como la esencia de la vida
misma.
FISONOMIA QUIJOTESCA
No es nuestra intencin adentrarnos ahora en el apasionante mundo de la
fisonomia mdica que tanta vigencia tuvo desde la poca medieval y que se
fundamentaba en la creencia de que por el aspecto externo poda llegarse a
conocer el talante de los individuos sino ver cmo la caracteriologia de don
Quijote obedece a las pautas somticas ya dadas en acorde con los plantea-
mientos huartinos.
48
Sirvan estos ejemplos como botn de muestra ms significativo de los que recoge Iriar-
te. Cf. tambin O tis
H.
G reen, E1
licenciado V idriera:
Its relation to the
Viaje del arnaso
an d
the
Examen de Ingenios
of
Huarte
Linguistic and Literary Studies in Honor of Helmut A .
Hatzfeld.
Washington 1964.
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SOBRE LA INFLUENCIA DEL
EXAMEN DE INGENIOS
EN CERVANTES
5
Es indudable que Cervantes era un maestro de la descripcin del paisanaje;
prueba de ello es que en muchas ocasiones dio rienda suelta a su vena artistica
utilizando la pluma a m anera de pincel. Con l com plet el cuadro de los demo-
nios internos de don Quijote y le dio una forma, un color, una textura que ni al
mismo Sancho agradaban: [...] que en verdad en verdad que muchas veces m e
paro a mirar a vuestra merced desde la punta del pie hasta el
ltimo cabello de
la cabeza, y que veo ms cosas para espantar que para enamorar
Q, II,
58 .
Recabemos ahora un salpiorb de datos aspectuales de don Quijote que
contrastaremos ms abajo con los dictados de Huarte:
Era de complexin recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador
Q ,
I, 1) las piernas eran muy largas y flacas, Ilenas de vello, y no nada limpias
Q ,
I, 35) su rostro de media legua de andadura, seco y amarillo
Q, I, 37) tan seco
y amojamado que no pareca sino hecho de carne de momia
Q,
II, 1) alto de
cuerpo, seco de rostro, estirado y avellanado de miembros, entrecano, la nariz
aguileria y algo corva, de bigotes grandes, negros y cados
Q,
II, 14) seco, alto,
tendido, con las quijadas, que por de dentro se besaba la una con la otra
Q,
II ,
31) con una voz ronquilla, aunque entonada
Q , II ,
46) largo, tendido, flaco, ama-
rillo, estrecho en el vestido, desairado, y, sobre todo, no nada ligero Q, II, 62)49.
En el capitulo donde Maritornes y la hija del ventero embroman a don
Quijote por el ventanuco del pajar, dejndolo alli colgado, victima como tan-
tas otras veces de pesadas mistificaciones que incentivaban cruelmente su
enfermedad, el Caballero de la Triste FIgura explica asi sus propios rasgos
morfolgicos.
Tomad, seora, esa mano, o, por mejor decir, ese verdugo de los malhechores
del mundo; tomad esa mano, digo, a quien no ha tocado
oua
de mujer alguna,
ni aun la de aquella que tiene entera posesin de todo mi cuerpo. No os la doy
para que la besis, sino para que miris la contextura de sus nervios, la trabazn
de sus m
sculos, la anchura y espaciosidad de sus venas; de donde sacaris qu
tal debe de ser la fuerza del brazo que tal mano tiene Q, I, 43).
Y
stos son los parmetros etopyicos que describe Huarte, que no pare-
cen sino el retrato fidedigno del
ingenioso hidalgo:
Los humores que endurecen las carnes son clera y melancola
Examen,
VII,
p. 365).
El hombre que es caliente y seco en el tercer grado tiene muy pocas carnes, duras
y speras hechas de nervios y murecillos y las venas muy anchas Tambin
el color del cuero, si es moreno, tostado, verdinegro y cenizoso, es indicio de
estar el hombre en el tercer grado de calor y sequedad [...1. Los hombres muy
calientes y secos por maravilla aciertan a sa lir muy hermosos, antes feos y mal
tallados; porque el calor y la sequedad, como dice Aristteles de los de Etiopia,
49
Cf. Iriarte,
op. cit.,
pp. 320-321.
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AVID F. ARRANZ LAGO
hace torcer las facciones del rostro y as salen de mala figura
Examen,
XVII I ,
pp. 620-621).
Si no de mala figura don Quijote s adopt con conocimiento de causa el
sobrenombre de la Triste Figura que
mutatis mutandis viene a significar la
misma cosa; por tanto Cervantes presupone en un hombre de mediana cultu-
ra como lo era nuestro hidalgo un cierto bagaje cientfico elemental lo que
supone en el personaje de Alonso Quijano un estrato dilatado de autocons-
ciencia fisonmica y temperamental Clue muchos quisieran para s.
Estos significados o conocim ientos implcitos en el hecho literario eran sin-
tonizados con nitidez por sus receptores en virtud del sistema de valores est-
tico-literarios e ideolgicos en general que compartan con el autor. Los furi-
bundos accesos de clera sazonados con dosis de ingenio de un hidalgo
mutado en estantigua cabalgando por los campos de Montiel han ido toman-
do episdicamente carices diferentes desde que saliera por vez primera de la
imprenta de Juan de la Cuesta y fuera contemplado por la dimensin recepto-
ra en un juego de guirios catalizado a travs de una pulsin inteligente de la
que carecemos.
Estamos en definitiva ante uno de los casos del inmisericorde fenmeno
que el gran crtico ingls C.S. Lewis denomin con la indulgente perfrasis de
imagen descartada discarded image)
para re ferirse al olvido histrico, el cua l
constituye una ley tan inamovible com o constante que precisamente en e ste tra-
bajo tratamos de paliar en cierta manera
N ecissitas om nem legem frangit).
AQUELLOS LOCOS DIVINOS
Un loco, era un loco, s, pero m enos. La caterva de locos, graciosos y bufo-
nes que h abitaba la Corte era adm irada y respetada, y haca las delicias de gen-
tes de toda condicin con sus facecias y cuentecillos desde el rey hasta el sol-
cito fmulo; podan decir verdades a los monarcas que de haber salido de boca
cuerda hubiera sido silenciada sta con la pena capita1
5
. Para muchos libre-
pensadores la locura
lato sensu
era la mxim a sabidura y felicidad, cualida-
des que las orates comp artan con los nios y ancianos51.
Erasmo en el Elogio de la locu ra
1511)
5
relata el testimonio d e aquel ciu-
dadano de Argos cuya locura le llevaba a pasar das enteros sentado en el tea-
tro, viendo, aplaudiendo y gozando:
5
Para mayor abundamiento en el tema del juego ingenioso ulico Cf. Chevalier Maxi-
me Quevedo y su tiempo: La agudeza verbal.
Barcelona. Crtica, 1992.
51
Cristo da gracias por habrseles ocultado el misterio de la salvacin a los sabios y por
haber sido descubierto a los nios esto es a los estultos pues en griego la palabra
nepos
significa nirio y loco a los que opone los sabios
sofoi),
Erasmo Elogio de la locura,
edicin
de Pedro Rodrguez Santidrin. Madrid Alianza 1984 p. 135.
52 Erasmo
op.
cit.,
pp. 79-80.
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SOBRE LA INFLUENCIA DEL
EXA MEN DE INGENIOS
EN CERVANTES
7
Se imaginaba prosigue Erasmo que estaban representando tragedias estupen-
das, cuando de hecho no se representaba nada. Por lo dem s se produca correc-
tamente su vida Una vez cuando sus familiares le curaron a fuerza de pxi-
mas
5
, y vuelto a sus cabales, protest diciendo:
Me habis matado, amigos.
No se conserva, se mata
a quien habis quitado el placer,
arrancnd ole por la fuerza el desvaro de la mente.
Lo cual concuerda a la perfeccin con el caso que expone Huarte del paje man-
aco y que a Cervantes le vino como anillo al dedo para pergeriar el relato de
Toms R odaja 5
si bien la situacin atestiguada se repeta con frecuencia en la
nobleza:
Pero cuenta Huarte esto es cifra y caso de poco mom ento respecto de las deli-
cadezas que dijo un paje de un Grande de estos reinos estando m anaco. El cual
era tenido en sanidad por mozo de poco ingenio; pero cado en la enfermedad
eran tantas las gracias que decia, los apodos, las respuestas que da ba a lo que le
preguntaban las trazas que finga [que] el propio seor jams se quitaba de la
cabecera rogando a Dios que no sanase Porque librado el paje de esta enfer-
medad se fue el mdico que le curaba a despedir del seor con nimo de reci-
bir alg
n galardn o buenas palabras; pero l le dijo de esta manera: Y o os doy
mi palabra, seor doctor, que de ning
n m al suceso he recibido jams tanta pena ,
como de ver a este paje sano; porque tan avisada locura no era razn trocarla
por un juicio tan torpe como a ste le queda en sanidad. Parceme que de cuer-
do y avisado lo habis tornado nescio que es la mayor miseria que a un hom-
bre puede acontescer [...] y en la
ltima conclusin de muchas cosas que hab-
an tratado, dijo el paje: Seor doctor, yo os beso las mano s por tan gran m erced,
como me habis hecho en haberme vuelto a mi juicio; pero yo os doy mi lapa-
bra a fe de quien soy que en alguna manera me pesa de haber sanado porque
estando en m i locura viva en las ms altas consideraciones del mund o, y me fin-
ga tan gran seor que no haba rey en la tierra que no fuese mi feudatario. Y
que fuese burla y mentira importaba? pues gustaba tanto de ello como si
fuera verdad. iHarto peor es ahora, que me hallo de veras que soy un pobre paje
y que mariana tengo que comenzar a servir a quien estando en mi enfermedad
no le recibiera por mi lacayo Examen,
IV, pp. 308-309).
En El Licenciado Vidriera
los viandan tes paran en plena calle a Tom s, enlo-
quecido ya, hacindole preguntas porque saben que ob tendrn respuestas inge-
niosas que constituyen por s m ismas todo un comp endio de habilidades dialc-
tico-humorsticas, irnicas si se quiere. Lo s quichillos que le siguen, la ropera, los
estudiantes el mozo de mulas etc. se sienten irresisteblemente atrados por el
juego verbal del licenciado am bulativo, y lo siguen, y lo escuchan, y participan
53
Se les adm inistraba para su curacin elboro planta ranunculcea
de propiedades
hidragogas, emenagog as, diurticas y catrticas violentas.
54 Iriarte, op. c it . , p. 318.
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AVID F. ARRANZ LAGO
motu proprio mirndolo de hito en hito... En fin un plato demasiado tentador
para los potentados al igual que ocurra en el caso expuesto arriba por Huarte
de mod o que relata as Cervantes:
as
nuevas de su locura y de sus respuestas y dichos se extendieron por toda
Castilla y llegando noticia de un prncipe o seor que estaba en la corte quiso
enviar por l y encargselo a un caballero amigo suyo que estaba en Salaman-
ca que se lo enviase55.
Erasmo que habla en el logio
por boca de la Estulticia prefiere el desva-
ro liberador a la razn y llega a considerarlo don de los dioses.
La locura que e l erasmismo eleva a la categora de deseable transita por los
caminos de la irona que hollaron los pies de Cervantes y dilacera la realidad
circundante derramando a mansalva dosis de humildad humor y autocrtica
sobre los lectores que se creen libres de toda sospecha o sintoma de desquicio.
CONSIDERACIN FINAL
Fue Cervantes seg
n sus propias palabras un hombre de mal cultivado
ingenio acosado por la ley que supo de esa secreta dolencia cardiaca y obr
el milagro de elaborar en sintesis definitiva una triaca universal compuesta de
una esencia vital metamorfoseada en estampa seca manitica colrica e inge-
niosa. Esto es una panacea gestada en la fragua de la observacin cuyos dos
ingredientes bsicos son la experiencia y los conocimientos de su artfice.
Si para nosotros lectores a las puertas del siglo es evidente la deuda
de Cervantes hacia Huarte parte de cuya doctrina incorpor de modo fiel y
ntido cunto ms debi serlo para sus contemporneos. .\To son stas fun-
dadas sospechas para pensar en un profundo y sentido homenaje del ms ilus-
tre de los ingenios de las Letras espariolas al
ltimo g ran mdico y polgrafo del
Siglo de Oro?
55
Cervantes M iguel de. -EI Licenciado Vidriera-
Novelas Ejemplares
I. Barcelona Sope-
na 1 930 p. 294.