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Buscar la Plenitud del Sacerdocio
El Juramento y Convenio del
Sacerdocio de Melquisedec:
Una Exégesis
(https://www.sunstonemagazine.com/pdf/061-30-37.pdf)
De Paul James Toscano
Es mi meditación todo el día
y más que mi carne y bebida, saber cómo podría
hacer que los Santos de Dios comprendan las visiones
que fluyen como torrente ante mi mente.
-José Smith
ESTE ARTÍCULO fue escrito originalmente para
explorar ciertos aspectos de esos versículos en
Doctrina y Convenios, sección 84, que se refieren
al juramento y convenio del sacerdocio. Al revisar
y condensar la pieza original para su publicación,
me di cuenta que algunos lectores podrían
reprocharme por asumir que el punto de vista del
sacerdocio que propongo aquí podría haber sido
sostenido por los autores de todos los textos
bíblicos que cito. No es mi suposición en
PAUL JAMES TOSCANO es un abogado que practica
el derecho en Salt Lake City con la firma de Prince,
Yeates, y Geldzahler. Este artículo es una versión
recortada de un manuscrito mucho más extenso que
puede adquirirse del Sunstone Reprint Service.
absoluto. Lo que asumo es que José Smith llegó a
una visión del sacerdocio que era, en la mayor
parte, consistente internamente y que tendía a
armonizar muchos de los pasajes del sacerdocio
que aparecen en los textos de las escrituras. No
era el primero en hacer un intento así. Este tipo de
síntesis doctrinal fue usado por muchos de los
escritores del Nuevo Testamento. La Epístola a
los Hebreos es un buen ejemplo de este proceso.
El punto de este artículo es que el concepto de la
“plenitud del sacerdocio,” anunciada por José
Smith, comprende un cuerpo de enseñanzas
notablemente consistente e integrado, que no
solamente tiende hacia la armonía y coherencia
doctrinal sino que, en muchos casos, contradice
los conceptos populares sobre el sacerdocio
sostenido por los mormones modernos.
El punto de partida para este análisis es la
revelación del 22 y 23 de Septiembre de 1832,
conocida ahora como la sección 84 de Doctrina y
Convenios. Deseo ocuparme de tres preguntas
planteadas por esta revelación:
1. ¿Cuál es el juramento y convenio del
sacerdocio y por quiénes y a quién es
hecho?
2
2. ¿A cuál sacerdocio pertenece el juramento
y convenio?
3. ¿Cuál es la relación entre el juramento y
convenio y el sacerdocio?
He escuchado una serie de respuestas diferentes a
la primera pregunta. Las respuestas más
frecuentes son las siguientes:
1. Los términos “juramento” y “convenio”
son sinónimos, refiriéndose al contrato de
dos partes entre Dios y el individuo.
2. Estas palabras son sinónimos, usadas
juntas como un término técnico, para
referirse a una promesa del hombre a Dios
que obedecerá todos los mandamientos de
Dios y por ello se calificará para recibir
“todo lo que el Padre tiene.” Si el hombre
no cumple los mandamientos, es culpable
de romper su “juramento y convenio.”
3. La frase “juramento y convenio” se refiere
a la promesa de Dios al hombre de “todo
lo que el Padre tiene” y le es dada a
condición de, y como un incentivo para, su
obediencia futura a los mandamientos de
Dios.
4. Los dos términos “juramento” y
“convenio” no son sinónimos, sino que
son etiquetas separadas para los dos lados
de un acuerdo bilateral, o contrato,
iniciado en la ordenación al sacerdocio de
Melquisedec, en el que la promesa del
hombre (el “convenio”) de guardar los
mandamientos es dada a cambio de la
promesa de Dios (el “juramento”) de darle
el poder y las bendiciones del sacerdocio.
Creo que ninguna de estas explicaciones es
correcta. Las palabras “juramento” y “convenio”
no son sinónimos. Describen conceptos legales
que son diferentes tanto en forma como sustancia.
Un juramento es ritual de jurar o atestar. Un
convenio es una promesa; no es un contrato.1 Un
convenio sin causa no es válido ante la ley. Se
necesita el intercambio de dos o más convenios
para hacer un contrato. Sin embargo, bajo las
antiguas reglas del Derecho Inglés, un convenio
individual, dado sin consideración (es decir, dado
de manera unilateral, sin una promesa de retorno o
rendimiento) podría aplicarse como si se tratara de
un contrato, si la persona que hace la promesa
unilateral selló el convenio con un juramento.2
Estos conceptos legales tienen relevancia
teológica, porque el término “convenio” se refiere
también a “un compromiso suscrito por el Ser
Divino con algún otro ser o persona.”3 La
naturaleza de este “compromiso” es un tema
importante de estudio del Antiguo y Nuevo
Testamentos. La palabra hebrea berit, de la que es
traducido el término “convenio,” se refiere a
cualesquiera de los tres tipos de “compromiso”:
1. Obligaciones contraídas mutuamente (es
decir, el intercambio de promesas y
actuaciones) que crean el tipo de contrato
bilateral, que es común en las
transacciones comerciales modernas.
2. Una obligación unilateral impuesta a la
parte más débil por el más fuerte, como lo
ejemplifica el pacto del Sinaí donde Dios
(como el rey o soberano) obliga a Israel
(vasallo de Dios), pero no se obliga a sí
mismo (Éxodo 19-20).
3. Obligaciones unilaterales asumidas por
una parte, sin esperar nada a cambio (por
ejemplo, una promesa sellada con un
juramento), como lo ejemplifica el
convenio de Dios con Abraham, en el que
Dios se obliga a bendecir a Abraham y su
descendencia sin exigir que Abraham haga
promesas a cambio (Abraham 2:8-14,
Génesis 15).
Parece que el concepto de José Smith del
juramento y convenio del sacerdocio cae en la
última categoría. D & C 84:38 declara que todo lo
que "Padre tiene le será dado" al fiel poseedor del
sacerdocio, por medio de una promesa unilateral
de Dios, una promesa que es vinculante porque
está hecha bajo juramento.4 El juramento y
convenio del sacerdocio mencionado en estos
versículos de Doctrina y Convenios parece estar
conectado a los pasajes en Hebreos 6:13.18,
donde Abraham se presenta como el destinatario
de las bendiciones de Dios. Abraham, que había
soportado con paciencia sus pruebas, se consideró
3
un candidato adecuado para recibir la promesa de
“todo lo que el Padre tiene.” El escritor de
Hebreos declara que Dios deseaba mostrar a
Abraham y su posteridad que la promesa divina
era inmutable, se modo que Dios “confirmó” el
pacto con un juramento. Y como Dios no podía
jurar por nadie mayor, juró por sí mismo, lo que
daría a Abraham ya su descendencia la seguridad
de la vida eterna, y un sacerdocio sin fin, y ser co-
herederos con Cristo.
Las Escrituras dicen que Abraham no fue el
primero en recibir tal juramento y convenio. Dios
lo había concedido previamente a otros: a Enoc
(TJS Génesis 14:30) y Melquisedec (Génesis
14:26-29 TJS, 33) y más tarde a Isaac (Génesis
26:3) y Jacob (Génesis 28:4).5 Joseph Smith
afirmó que era la intención de Dios hacer esto; el
juramento y el convenio con cada descendiente de
Abraham, Isaac, y Jacob en el Monte Sinaí
(Génesis 14:25-34 TJS, 40). Sin embargo, como
resultado de la infidelidad, las promesas más
grandes de Dios, "el sacerdocio... mi santo orden,
y sus ordenanzas" (TJS Éxodo 34:1-2) fueron
retenidos de la Casa de Israel, como pueblo, y la
ley de mandamientos carnales fue dada en lugar
de las bendiciones mayores del sacerdocio. Como
resultado, la Casa de Israel no llegó a ser un
“reino de sacerdotes” (Éxodo 19:5-6; compare I
Pedro 2:9, 9, Teachings of the Prophet Joseph
Smith, p. 322, en adelante, Teachings).
Aunque parece que José Smith veía el
juramento y convenio como una bendición del
sacerdocio, también parece que esta bendición
estaba reservada para quienes recibían de la
plenitud del sacerdocio, y no para hombres que
sólo habían sido ordenados a oficios en el
Sacerdocio de Melquisedec, generalmente
miembros de la Iglesia de sexo masculino. En su
traducción inspirada de Génesis, José Smith
conectó el concepto de juramento y convenio con
el concepto de la plenitud del sacerdocio. Esta
conexión aparece en los versículos siguientes:
Y Melquisedec alzó su voz y bendijo a
Abram. Melquisedec era un varón de fe, que
obraba rectitud; y cuando era niño temía a
Dios, y tapaba la boca de leones, y apagaba
la violencia del fuego. Y así, habiendo sido
aprobado por Dios, fue ordenado sumo
sacerdote según el orden del convenio que
Dios hizo con Enoc,
que era según el orden del Hijo de Dios,
orden que vino, no por el hombre ni por la
voluntad del hombre; ni por padre ni madre;
ni por principio de días ni fin de años; sino
por Dios. Y fue otorgado a los hombres por
el llamado de su propia voz, de acuerdo con
su propia voluntad, a cuantos creyeron en su
nombre.
Pues Dios, habiendo jurado a Enoc y a
su posteridad, con su propio juramento, que
todo aquel que fuese ordenado según este
orden y llamamiento tendría poder, por
medio de la fe, para derribar montañas, para
dividir los mares, para secar las aguas, para
desviarlas de su curso; para desafiar los
ejércitos de naciones, para dividir la tierra,
para romper toda ligadura, para estar en la
presencia de Dios; para hacer todas las cosas
de acuerdo con su voluntad, según su
mandato, para sujetar principados y
potestades; y esto por la voluntad del Hijo
de Dios que existió antes de la fundación del
mundo.
… Y aconteció que Dios bendijo a
Abram y le dio riquezas, y honor, y tierras
por posesión perpetua, conforme al convenio
que había hecho, y conforme a la bendición
con que Melquisedec lo había bendecido.
(TJS Génesis 14:25-31, 40).
Este pasaje establece varios hechos
importantes. Declara que Enoc fue llamado a un
llamamiento en el sacerdocio (TJS Génesis 6:32-
36), y que este llamamiento fue entregado no por
un hombre, ni por la voluntad del hombre, sino
por el llamamiento de la propia voz de Dios.
Describe cómo Dios prometió a Enoc que
cualquiera de la posteridad de Enoc, que fuera
ordenado a este llamamiento, también tendría
poder sobre la naturaleza. Sabemos que
Melquisedec, un descendiente de Enoc, fue
ordenado a este llamamiento y se le dio poder
4
sobre la naturaleza. Por último, Melquisedec
bendijo a Abraham según el convenio.
De cualquier forma, este relato deja dos
importantes preguntas sin respuesta: (1) ¿Cuál era
la naturaleza del llamamiento que Enoc recibió y
trasmitió a Melquisedec? y (2) Melquisedec
¿únicamente bendijo a Abraham o, a su vez, le
trasmitió también el llamamiento no identificado?
José Smith habló sobre estas dos preguntas. Al
responder la primera, dijo:
Abrahán le dice a Melquisedec: Creo
todo lo que tú me has enseñado concerniente
al sacerdocio y la venida del Hijo del
Hombre; por consiguiente, Melquisedec
confirió el sacerdocio a Abrahán y lo
despidió. Abrahán se regocijó, y dijo: Ahora
tengo un sacerdocio. (Teachings, p. 322-23).
Al responder a la segunda, José Smith
describió a Melquisedec como rey y sacerdote,
mientras que su traducción del Génesis le
caracteriza como “sumo sacerdote según el orden
del convenio que Dios hizo con Enoc” (TJS
Génesis 14:27, itálicas agregadas). Estas no son
caracterizaciones inconsistentes, porque el
término “sumo sacerdote” puede referirse a
cualquiera de tres distintos oficios del sacerdocio.
En el Antiguo Testamento, el término designa a la
figura presidente del Sacerdocio Menor o
Aarónico (Levítico 21:10; Hebreos 7:11, 8:3-5).
Tal como se usa en la Iglesia moderna, el término
se refiere a un miembro del quórum de sumos
sacerdotes, que John Taylor explico era
Instituido con el propósito de calificar a
quienes serán nombrados en puestos
presidentes sobre las diferentes Estacas
diseminadas en el extranjero. Una especie de
escuela normal, si se quiere, para preparar a
los hombres para presidir, para ser padres
del pueblo.6
Sin embargo, el término “sumo sacerdote” se
refiere también a uno que posee la plenitud del
sacerdocio poseído por Jesús, quien fue llamado
“Sumo Sacerdote” (Hebreos 3:1), y por
Melquisedec, quien fue un prototipo de Cristo
(Hebreos 4:14; 5:4-11). Como “sumo sacerdote”
de su orden, a Melquisedec, como a Cristo, le fue
dado poder sobre la naturaleza (D&C 93:17).
Abraham, quien fue ordenado por Melquisedec,
explica que también fue ordenado “Sumo
Sacerdote,” pero lejos de ser simplemente un
cargo que le califica para presidir o para recibir
mayor autoridad y llaves en algún momento
futuro, el sumo sacerdocio de Abraham le daba
"las bendiciones de los padres y el derecho para
que poder administrar el mismo." Este ofició
constituyó a Abraham “príncipe de paz”
(Abraham 1:2), y un “heredero legítimo,”
poseedor del “derecho que pertenecía a los
patriarcas” (Abraham 1:2).
El 15 de Octubre de 1843 José Smith dio
detalles sobre la naturaleza del sumo sacerdocio
de Melquisedec:
Hay tres grandes órdenes del sacerdocio
descritas en este capítulo [Hebreos 7].
1° Levítico, que nunca fue capaz de
administrar una bendición, sino sólo para atar
cargas pesadas que ni ellos ni sus padres
fueron capaces de soportar.
2° El poder patriarcal de Abraham que es
el mayor experimentado hasta ahora en esta
iglesia.
3° El de Melquisedec, que tiene poder aún
mayor, incluso el poder de una vida eterna, del
cual fue nuestro Señor Jesucristo, que también
Abraham obtuvo por la ofrenda de su hijo
Isaac, que no era el poder de un profeta ni
apóstol ni patriarca solamente, sino de Rey y
Sacerdote de Dios, para abrir las ventanas de
los cielos, y derramar la paz y la ley de la vida
sin fin para el hombre y ningún hombre puede
alcanzar a la heredad conjunta con Jesucristo,
sin ser administrado por uno que tenga el
mismo poder y autoridad de Melquisedec.7
“¿Qué era el poder del sacerdocio?” preguntó
retóricamente José Smith:
No era el Sacerdocio de Aarón que
administra las ordenanzas exteriores y los
sacrificios. Los que poseen la plenitud del
Sacerdocio de Melquisedec son reyes y
sacerdotes del más alto Dios, y tienen las
5
llaves del poder y bendiciones. De hecho, este
sacerdocio es una ley perfecta de la teocracia,
y en representación de Dios expide leyes al
pueblo, y administra
vidas sin fin a los
hijos e hijas de Adán.
(Enseñanzas, pp. 394-
95).
“Rey y sacerdote”
era el oficio que
Melquisedec poseía.
Fue por medio de las
llaves y poderes de ese
oficio que Melquisedec
gobernó al pueblo de
Salem y gobernó como
rey. Fue por medio de
este poder que les
bendijo con vidas sin fin
(Enseñanzas, p. 395).
Por medio de este poder
fueron trasladados al
cielo para unirse a la
Ciudad de Enoc (TJS
Génesis 14:33-34).
Abraham, que
bendecido y ordenado
por Melquisedec, fue
elevado también a este
llamado, que poseía el
derecho, que pertenece
a los padres, para
santificar a su pueblo y
ministrar vidas sin fin
para ellos (Enseñanzas,
p. 395). José Smith dijo
también: “el sacerdocio
Levítico… se otorga sin
juramento; pero [la
plenitud de] el
Sacerdocio de
Melquisedec se recibe
por juramento y
convenio” (Enseñanzas,
p. 396).
Aunque los relatos de las Escrituras del
otorgamiento de Dios de tal juramento y convenio
son pocos, en los que existen personas que reciben
el juramento y convenio
(por ejemplo,
Melquisedec, Abraham,
Isaac, Jacob, Moisés,
Elías) por lo general se
pueden identificar como
reyes y sacerdotes, ya
sea porque son
denominados así o
porque se dice que son
sacerdotes "del santo
orden de Dios," "según
el orden de Enoc," o
"bendecido con las
bendiciones de
Abraham." Por lo tanto,
cuando la Traducción de
José Smith habla de la
posteridad de Enoc
siendo ordenada "según
este orden y
llamamiento" por medio
del que "tendrían el
poder, por la fe, para
derribar montañas", el
"orden y llamamiento"
se refiere a la plenitud
del sacerdocio.
El punto de todo
esto es que Joseph
Smith conectó el
juramento y el convenio
del artículo 84 a la
plenitud del sacerdocio,
es decir, al llamamiento
de rey y sacerdote o
sacerdotisa y reina.
Ayuda para este punto
de vista se encuentra en
sección 84, en particular
en los versículos 33 a 42, con conexiones a otras
fuentes del Evangelio restaurado. En resumen, la
evidencia para esto es la siguiente:
EL JURAMENTO Y CONVENIO DEL
SACERDOCIO
Doctrina y Convenios sección 84
33 Porque quienes son fieles hasta obtener estos
dos sacerdocios de los cuales he hablado, y
magnifican su llamamiento, son santificados
por el Espíritu para la renovación de sus
cuerpos.
34 Llegan a ser los hijos de Moisés y de Aarón,
y la descendencia de Abraham, y la iglesia y
reino, y los elegidos de Dios.
35 Y también todos los que reciben este
sacerdocio, a mí me reciben, dice el Señor;
36 porque el que recibe a mis siervos, me
recibe a mí;
37 y el que me recibe a mí, recibe a mi Padre;
38 y el que recibe a mi Padre, recibe el reino
de mi Padre; por tanto, todo lo que mi Padre
tiene le será dado.
39 Y esto va de acuerdo con el juramento y el
convenio que corresponden a este sacerdocio.
40 Así que, todos los que reciben el sacerdocio
reciben este juramento y convenio de mi Padre,
que él no puede quebrantar, ni tampoco puede
ser traspasado.
41 Pero el que violare este convenio, después
de haberlo recibido, y lo abandonare totalmente,
no recibirá perdón de los pecados en este
mundo ni en el venidero.
42 Y ¡ay! de todos aquellos que no obtengan
este sacerdocio que habéis recibido, el cual
ahora confirmo por mi propia voz desde los
cielos sobre vosotros que estáis presentes este
día; y aun os he encomendado a las huestes
celestiales y a mis ángeles.
6
1. D&C 84:33 menciona los “dos
sacerdocios.” El primero de estos claramente es
el sacerdocio menor o Aarónico con el cual, de
acuerdo a José Smith, ningún juramento y
convenio está conectado. El sacerdocio mayor,
muy probablemente es la plenitud del
sacerdocio, porque, como aclara D&C 84:6-18,
fue trasmitido desde el rey y sacerdote
Abraham.
2. D&C 84:33 conecta también al sacerdocio
mayor con la doctrina de santificación. Esta
conexión resuena con las enseñanzas del profeta
Alma del Libro de Mormón, que declara que
aquellos que poseen la plenitud del sacerdocio,
quienes tomaban “sobre sí el sumo sacerdocio
del santo orden” (Alma 13:8), eran como
Melquisedec, el “sumo sacerdote según este
mismo orden” (Alma 13:14). Fueron
“santificados, y sus vestidos fueron blanqueados
mediante la sangre del Cordero” (Alma 13:11).
3. D&C 84:34 designa quienes reciben el
sacerdocio mayor como la “descendencia de
Abraham.” El Libro de Abraham iguala la
“descendencia de Abraham” con el sacerdocio
de Abraham, el cual, como explicó José Smith,
era la plenitud del sacerdocio:
Y bendeciré a los que te bendijeren, y
maldeciré a los que te maldijeren; y en ti
(es decir, en tu sacerdocio) y en tu
descendencia (es decir, tu sacerdocio)…
serán bendecidas todas las familias de la
tierra, sí, con las bendiciones del
evangelio, que son las bendiciones de
salvación, sí, de vida eterna (Abraham
2:11, itálicas agregadas).
4. D&C 84:34 conecta el sacerdocio mayor
con el concepto de elección, que José Smith
describió extensamente (Teachings, p. 150-51).
Los “elegidos de Dios” son descritos en la
sección 76 como “son los que constituyen la
iglesia del Primogénito,” “aquellos en cuyas
manos el Padre ha entregado todas las cosas.”
Son:
sacerdotes y reyes que han recibido
de su plenitud y de su gloria; y son
sacerdotes del Altísimo, según el
orden de Melquisedec, que fue según
el orden de Enoc, que fue según el
orden del Hijo Unigénito… Estos
morarán en la presencia de Dios y de
su Cristo para siempre jamás. (D&C
76:54-57, 62)
5. D&C 84:1-5 hace referencia a la ciudad de
la Nueva Jerusalén y a su templo. Esto es
importante porque es en el templo que se
confiere la plenitud del sacerdocio. José Smith
explicó:
Si un hombre ha de recibir la plenitud
del sacerdocio de Dios, debe
obtenerla de la misma manera que
Jesucristo la alcanzó, que fue por
guardar todos los mandamientos y
obedecer todas las ordenanzas de la
casa del Señor. (Enseñanzas, p. 376)
6. D&C 84:36-39 hace referencia a la
heredad que a menudo se vincula en las
Escrituras con la plenitud del sacerdocio. Por
ejemplo, cuando Abraham recibe ese
sacerdocio, se considera a sí mismo un
"heredero legítimo" (Abraham 1:2). Pablo
declara que Abraham llegó ser el “heredero del
mundo” (Romanos 4:13), y que aquellos que
sufren con Cristo y son glorificados con él son
“herederos de Dios y coherederos con Cristo”
(Romanos 8:17). José Smith reveló que “son
los que constituyen la iglesia del Primogénito,”
son sacerdotes y reyes “en cuyas manos el Padre
ha entregado todas las cosas.” (D&C 76:54-57).
7. D&C 84:41 contiene una cláusula de
castigo. Aplicado generalmente a los poseedores
del sacerdocio de la Iglesia, el castigo del no
perdón de los pecados por romper el convenio
parece curiosamente duro. Pero si se aplica a una
reina y sacerdotisa o sacerdote y rey, el castigo se
hace más comprensible.
El objetivo de esta evidencia, una vez más, es
que desde que D& C 84 se refiere a la plenitud del
sacerdocio, se deduce que José Smith asociaba el
juramento y convenio con ese sacerdocio y no el
sacerdocio poseído por los élderes, sumos
sacerdotes, patriarcas, setenta, o apóstoles.
7
En este punto, una breve digresión para hacer
una observación sobre el contexto histórico de la
sección 84. La versión original de esta revelación
es el siguiente:
Y ¡ay de todos aquellos que no obtengan
este sacerdocio que habéis recibido, el cual
ahora confirmo a ustedes el día de hoy, a
saber, el día 23 de septiembre D.C. 1832.
Once sumos sacerdotes excepto uno, por mi
propia voz desde los cielos, e incluso he dado
a mis ángeles que se encarguen de ustedes.8
Lo que aparentemente había comenzado el 22
de Septiembre como una revelación para seis
élderes, llegó a ser por Septiembre 23 una
revelación para diez sumos sacerdotes.
Aparentemente esta revelación fue dada en un
periodo de dos días, al momento que estos
hombres eran ordenados al oficio de Sumo
sacerdote” en la Iglesias. Está claro que estos
hombres, en este momento, no fueron elevados a
la plenitud del sacerdocio, pero recibieron el
oficio de Sumo Sacerdote que se tiene
actualmente en la Iglesia, ya que la plenitud del
sacerdocio solamente puede ser conferida (1) en el
templo o en algún otro lugar dedicado
especialmente para ese propósito, y (2) en
conjunto con la administración de ciertas
ordenanzas sagradas (Enseñanzas, p. 395). En
1832 no existía ningún lugar dedicado, y las
ordenanzas del templo no habían sido plenamente
restauradas (vea D&C 124:28).9
La relación entre la plenitud del sacerdocio y
el juramento y convenio de Dios puede verse en el
contexto histórico de la restauración de las llaves
del sacerdocio en esta dispensación. José Smith
enseñó que todo el sacerdocio era Melquisedec,
pero que había diversos grados (Enseñanzas, p.
198). Esa porción del sacerdocio de Melquisedec
quitada a los hijos de Israel era la plenitud del
sacerdocio, que fue restaurado en la época de
Jesús y perdida de nuevo.
A principios de 1829, la plenitud del
sacerdocio de Dios fue restaurada por grados a
José Smith. Primero el Sacerdocio Aarónico fue
conferido sobre José Smith y Oliver Cowdery por
medio de Juan el Bautista (D&C 13). Después, el
Sacerdocio de Melquisedec fue restaurado cuando
Pedro, Santiago, y Juan ordenaron a José y Oliver
al apostolado (D&C 18:9; 20:2-3, y 27:12). La
restauración de estos dos sacerdocios fue seguida
de un periodo de desarrollo en el que los
quórumes del sacerdocio, oficios y llaves se
definieron el la creciente organización de la
Iglesia.
El 3 de abril de 1836, Jesús, Moisés, Elías, y
Elías el Profeta aparecieron ante Oliver Cowdery
y José Smith cuando se arrodillaron en oración
detrás de los velos de los púlpitos de la
presidencia, en el salón de asamblea del
sacerdocio en el Templo e Kirtland (D&C 110).
En esta visita, José y Oliver recibieron llaves del
sacerdocio vitales para el desarrollo adicional de
la Iglesia (Teachings, 224). Desde 1836 hasta su
muerte, José Smith cada vez puso más énfasis en
la necesidad de construir templos donde la
plenitud del sacerdocio pudiera ser conferido
sobre los Santos de los Últimos Días como las
bendiciones supremas de Dios.
El primer presagio de la restauración llegó en
1829, en la revelación que ahora aparece como la
sección 2, que dice que Elías el Profeta debe venir
para revelar el sacerdocio y plantar en los
corazones de los hijos las promesas hechas a los
padres, para que los corazones de los hijos se
vuelvan a los padres. Siguieron otras alusiones
así. Una de las más importantes de estas fue hecha
a Oliver Cowdery en la ocasión de la ordenación
del primer Quórum de los Doce moderno, cuando
le dijo a Parley P. Pratt que su ordenación al
apostolado no estaba pleno ni completo y que
otras llaves, mayores, y bendiciones todavía iban
a ser restauradas (History of the Church 2:195-96,
en adelante, HC). De acuerdo a José Smith, fue
Elías el Profeta quien restauró la “lave de las
revelaciones, las ordenanzas, los oráculos, los
poderes, e investiduras de la plenitud del
Sacerdocio de Melquisedec y del reino de Dios
sobre la tierra” (Enseñanzas, p. 416), sin los
cuales “no se podrían administrar las ordenanzas
en justicia” (Enseñanzas, p. 205).
8
La preparación para conferir la plenitud del
sacerdocio comenzó el 4 de mayo de 1842 cuando
José Smith administró la primera investidura.
Estas ordenanzas eran una extensión y
elaboración de las ordenanzas que habían sido
administradas varios años antes en el Templo de
Kirtland.10
La investidura era administrada de
acuerdo al modelo de a ordenación del sacerdocio
establecido en la visita de Juan el Bautista:
primero José Smith administraría una ordenanza,
y luego quien(es) recibe(n) esa ordenanza, a su
vez, administrarían la ordenanza a José Smith.
Este modelo se siguió cuando las primeras
investiduras se realizaron. José Smith dijo que
invistió a algunos hombres el 4 de mayo de 1842,
luego el 5 de mayo él y su hermano Hyrum
recibieron de ellos la investidura (HC 5:1-2).
En virtud de la investidura la plenitud de las
llaves del sacerdocio mayor se transmitió a otros.
Esto se hizo en preparación para la administración
de esos rituales finales por medio de los cuales los
hombres y las mujeres podrían tener la plenitud
del sacerdocio; es decir, ser hecho reyes y
sacerdotes _ y reinas y sacerdotisas. La propia
investidura no confiere esta plenitud, nada más de
lo que el otorgamiento de las llaves del
Sacerdocio de Melquisedec por Pedro, Santiago y
Juan a José Smith ya Oliver Cowdery les confirió
el don del Espíritu Santo. Las llaves vienen antes
de las ordenanzas salvadoras. En este caso, la
investidura se administró para conferir las llaves
de la plenitud del sacerdocio, por lo que las
ordenanzas finales podrían ser comunicadas.
Tanto Wilford Woodruff como Orson Hyde, como
también otros apóstoles, enfatizaron que en el
invierno de 1843-44 recibieron la plenitud de las
llaves y poderes del sacerdocio asistiendo a toda
ordenanza del templo.11
El 6 de agosto de 1843 Wilford Woodruff
informó que
[Brigham Young] comentó que si alguien
en la Iglesia tenía la plenitud del Sacerdocio
de Melquisedec, él no lo sabía. Para que
alguna persona tenga la plenitud del
sacerdocio, tiene que ser un rey y sacerdote.
Una persona puede tener una parte de ese
sacerdocio, al igual que los gobernadores o
jueces de Inglaterra tienen el poder del rey
para hacer negocios, pero eso no los hace
reyes de Inglaterra. Una persona puede ser
ungido rey y sacerdote mucho tiempo antes de
recibir su reino (HC 5:527).
La plenitud del sacerdocio se confirió primero
en el otoño de 1843. Aparentemente, José
esperaba administrar estas ordenanzas en el
Templo de Nauvoo, pero la estructura no fe
terminada a tiempo. Por lo tanto, debido a la
premonición de su muerte, José Smith adelantó la
administración de estos rituales en su oficina
privada.12
Estas ordenanzas se realizaron por
primera vez el 28 de septiembre de 1843. El
registro dice que José Smith dirigió al grupo en el
orden verdadero de la oración, después de lo cual
Hyrum Smith y William Marks, a dictado de José
Smith “ungieron y ordenaron [a José] al más alto
y más santo orden del sacerdocio, es decir, rey y
sacerdote para con Dios.” Después de esto, Emma
fue ungida y ordenada reina y sacerdotisa para
con su esposo.13
Parece haber sido la intención de José Smith
extender estas bendiciones a muchos de los fieles
de la Iglesia:
Tenemos pensado dar a los élderes de
Israel sus lavamientos y unciones, y cumplir
con esas últimas y más importantes
ordenanzas, sin las cuales no podemos obtener
tronos celestiales. Pero debe prepararse un
lugar santo para tal propósito… que los
hombres reciban sus investiduras y sean
hechos reyes y sacerdotes del Más Alto Dios,
y que no tengan que ver con las cosas
materiales, sino que dediquen todo su tiempo
a las cosas que pertenecen a la casa de Dios.
(Enseñanzas, p. 450).
Cuando se planifica el movimiento hacia el
oeste de la Iglesia poco antes de su martirio, José
Smith escribió a los Élderes de Israel que habían
de ir hacia el oeste como una avanzada: "Quiero
que todo el que va sea rey y sacerdote. Cuando
suba las montañas, es posible que desee hablar
con su Dios." (Enseñanzas, p. 411). Una vez más
afirmando su intención de elevar a todos los
9
miembros fieles de la Iglesia a la plenitud del
sacerdocio, José Smith declaró que era el
propósito de Dios
convertir a la Iglesia de Jesucristo en un
reino de sacerdotes, un pueblo santo, una
generación escogida, como en los días de
Enoc, con todos los dones que Pablo
manifestó a la Iglesia en sus epístolas
(Enseñanzas, p. 244).
Pero a pesar de esta intención, evidentemente
se instituyó la práctica de ordenar a los individuos
para llegar ser reyes y sacerdotes o reinas y
sacerdotisas, en lugar de ordenar a las personas en
realidad a ese se llamamiento. Esta ordenación
promisoria y condicional fue mencionada en un
discurso dado en el Templo de Nauvoo por Heber
C. Kimball:
Hemos llegado a este lugar y todos sus
pactos anteriores no cuentan, y aquí es donde
tenemos que entrar en un nuevo pacto, y sea
sellado, y lo tengan grabado. Una razón por la
que traemos a nuestras esposas con nosotros
es que ellas pueden hacer un pacto con
nosotros para mantener sagradas estas cosas.
Ustedes han sido ungidos para ser reyes y
sacerdotes, pero no han sido ordenados
todavía. Y tienen que conseguirlo siendo
fieles.14
La ordenación a la plenitud del sacerdocio es
un proceso de varios pasos al que José Smith se
refirió en el discurso del funeral de King Follett
en abril de 1844:
Esta pues es la vida eterna: conocer al solo
Dios sabio verdadero; y vosotros mismos
tenéis que aprender a ser Dioses, y a ser reyes
y sacerdotes de Dios, como lo han hecho todos
los Dioses antes de vosotros, es decir, por
avanzar de un grado pequeño a otro, y de una
capacidad pequeña a una mayor; yendo de
gracia en gracia, de exaltación en exaltación,
hasta que logréis la resurrección de los
muertos y podáis morar en fulgor eterno y
sentaros en gloria, como aquellos que se
sientan sobre tronos de poder infinito. Y
quiero que sepáis que en los últimos días, Dios
no está jugando ni con vosotros ni conmigo.15
Los pasos para el proceso de ordenación al
llamamiento de rey y sacerdote (para los hombres)
y reinas y sacerdotisas (para las mujeres) son
descritos en Doctrina y Convenios:
1. Un individuo debe nacer de nuevo en la
familia de Jesucristo y por la fe en él y por
su gracia vencen toda oposición. (D&C
76:53; 84:33).
2. Un hombre debe recibir los Sacerdocios
Aarónico y de Melquisedec disponibles en
la Iglesia, y tanto hombres como mujeres
deben ser investidos y sellados en
matrimonio en el nuevo y sempiterno
convenio. (D&C 84:33; 131:1-3;
Enseñanzas, p. 395).
3. Las personas casadas deben ser ungidas
reyes y sacerdotes y reinas y sacerdotisas;
y deben magnificar sus llamamientos
manifestando a Dios una voluntad para
sacrificar todas las cosas terrenales para
llegar a ser uno en Cristo (D&C 84:33;
101:4-5).
4. Estas personas deben ser santificados por
el Espíritu para la renovación de sus
cuerpos, convirtiéndose así en los "hijos"
de Moisés y de Aarón, la descendencia de
Abraham, y la iglesia y reino, y los
elegidos de Dios (D&C 84:34).
5. Estas personas pueden entonces recibir la
visita de ángeles, pero finalmente deben
recibir la visita del Hijo (el “segundo
consolador” mencionado en Juan 14)
(D&C 84:36).
6. Estas personas deben, a través el Hijo, ser
presentados al Padre (D&C 84:37).
7. Los candidatos deben recibir del Padre la
promesa o convenio de “todo lo que el
Padre tiene,” y esta promesa el Padre debe
sellarla por su propio juramento “de los
cielos” (D&C 84:38-40).
8. Los candidatos deben recibir el
cumplimiento de la promesa del Padre por
la obtención efectiva de la gloria de Dios,
por la cual adquieren poder sobre la
10
naturaleza, y deben, finalmente, recibir su
reino señalado en el mundo por venir
(D&C 84:63-67; Lucas 22:29-30).
Estos requerimientos, si no se cumplen en la
mortalidad, pueden cumplirse en el más allá,
porque las ordenanzas necesarias por medio de las
cuales los hombres y las mujeres son ordenados
reyes y sacerdotes y reinas y sacerdotisas puede
hacerse de manera vicaria por los muertos en
algunos de los templos.
Obviamente, estos pasos no pueden tomarse
de la noche a la mañana (1 Tim 5:22). La fe en
Cristo, paciencia en la aflicción, y el
sometimiento a todas sus ordenanzas, incluso el
convenio del matrimonio, son condiciones
fundamentales para recibir la plenitud del
sacerdocio. Esta idea se refleja a lo largo de las
escrituras (D&C 50:26-29; 76:53; Éter 12:6-9).
Dos ejemplos ilustrativos:
Por tanto, es preciso que sean
disciplinados y probados, así como Abraham,
a quien se le mandó ofrecer a su único hijo.
Porque todos los que no quieren soportar la
disciplina, antes me niegan, no pueden ser
santificados. (D&C 101:4-5).
Melquisedec no fue ordenado rey y sacerdote
hasta que primero probó su fidelidad a Dios:
Melquisedec era un varón de fe, que hacía
justicia; y cuando era niño temía a Dios, y
tapaba la boca de leones y apagaba la
violencia del fuego. Y así, habiendo sido
aprobado por Dios, fue ordenado sumo
sacerdote según el orden del convenio que
Dios hizo con Enoc (TJS Génesis 14:26-27).
Es la vitalidad de la fe cristiana detrás de las
ordenanzas que condiciona a una persona para la
recepción tanto de la plenitud de las llaves del
sacerdocio transmitida por la investidura y la
plenitud de las bendiciones del sacerdocio, a la
que las personas reciben acceso por medio de la
unción al llamamiento más elevado, rey y
sacerdote y reina y sacerdotisa.
Los escritos de José Smith revelan que reyes y
sacerdotes y reinas y sacerdotisas pueden ser
constituidos por medio del ritual de la unción
realizado por el presidente del Sumo Sacerdocio,
que ahora es el presidente de la Iglesia, o por uno
comisionado por él (D&C 132:6-7). También
pude ser conferido por medio de ángeles (D&C
77:11). El ritual es llamado la segunda unción.
Este ritual, cuando sea posible, se administra en el
Lugar Santísimo del templo dedicado para ese
fin.16
Se otorga de manera conjunta sobre esposos
y esposas sellados en el nuevo y sempiterno
convenio por medio de la unción apropiada,17
que
es seguida por el lavamiento de pies y otros ritos.
Estas ordenanzas tienen el efecto de sellar, a
aquellos que las reciben, a la exaltación en el
reino celestial de Dios (Enseñanzas, pp. 362, 395,
396) y darles todas las bendiciones del sacerdocio
que pueden ser conferidas por un mortal sobre
otro.18
Esta autoridad, sin embargo, está
subordinada a la del presidente del Sumo
Sacerdocio, porque él no solamente es rey
sacerdote para con Dios en Israel, sino rey y
sacerdote en y sobre Israel, y en y sobre Sión.19
Los ungidos a la plenitud del sacerdocio
tienen toda la autoridad para administrar en todas
las ordenanzas del evangelio y del sacerdocio
(Enseñanzas, pp. 394-95), para oficiar en
cualquiera de los oficios de la Iglesia y el reino de
Dios, incluso el oficio apostólico (D&C 107:1-
10), para dar testimonio del Padre y del Hijo
(D&C 84:63-64), para orar en el orden verdadero
para detectar el origen de las revelaciones (d6c
124:95, 97), y para ayudar al presidente del Santo
Orden del Sumo Sacerdocio al ungir a otros reyes
y sacerdotes o reinas y sacerdotisas.
Aunque muchos en la Iglesia creen que la
segunda unción es la ordenanza más alta en la
Iglesia, técnicamente esto no es correcto. La
mayor ordenanza en la Iglesia es la concesión por
Dios a un individuo del juramento y el convenio
que se asocia con la plenitud del sacerdocio. Esta
idea era la esencia de la declaración de Oliver
Cowdery a Parley P. Pratt en 1835: “Sur
ordenaciones no están plenas y completas hasta
que Dios haya impuesto Su mano sobre usted”
(HC 2:195, 96). Y Brigham Young dijo, “Una
persona puede se ungida rey y sacerdote mucho
tiempo antes que reciba su reino” (HC 5:527).
11
José Smith señaló este mismo punto en su
discurso sobre Elías, Elías el Profeta, y el Mesías:
El espíritu del Elías precursor es el
primero, Elías el Profeta segundo, y el Mesías
el último. Elías es un precursor para preparar
el camino, y entonces viene el espíritu y poder
de Elías el Profeta con las llaves del poder,
para edificar el templo hasta su coronamiento,
fijar los sellos del Sacerdocio de Melquisedec
sobre la casa de Israel y disponer todas las
cosas; entonces vendrá el Mesías a su templo,
que será al fin de todo. (Enseñanzas, p. 421).
El espíritu y el poder de Elías se refieren a la
obra asociada ahora con el Sacerdocio Aarónico y
el Sacerdocio de Melquisedec en la Iglesia,
proclamar la fe y el arrepentimiento, y el bautismo
para la remisión de los pecados, y la imposición
de manos para conferir el don del Espíritu Santo,
en resumen, la obra de adopción en la Casa de
Israel, la familia de Jesucristo (de quien Abraham,
como padre de los fieles, no era sino una imagen y
sombra) (Enseñanzas, p. 395; Éter 3:14). Después
de probarse fieles a estos preliminares necesarios,
los hombres y las mujeres reciben, en virtud de las
llaves de Elías el Profeta, todas las bendiciones
del templo, incluyendo la investidura y la segunda
unción, obteniendo de este modo la plenitud de las
llaves para convertir (es decir, sellar o atar)
(Enseñanzas, p. 407) los corazones de los padres a
los hijos como también la plenitud de las
bendiciones del sacerdocio, esto es, inmortalidad
y vida eterna. Es en este punto que se ponen los
sellos sobre la Casa de Israel. Las personas así
selladas y facultadas para sellar a otros, tienen
todo lo que puede ser otorgado a mortales por
mortales. Estas personas, según Joseph Smith,
entonces deben recibir la visita del Mesías (es
decir, que "el Mesías venga a su templo") y ser
conducidas por él a la presencia del Padre (2 Nefi
9:41). Es en este punto que componente final de la
ordenanza del sacerdocio es administrado por los
miembros de la Trinidad. Este es el juramento y
convenio que, según el artículo 84, pertenece al
sacerdocio. Esta es la confirmación final de la
Divinidad al individuo de la promesa de
inmortalidad, vida eterna, y posesión sempiterna
de todo lo que el Padre tiene. Esto, de acuerdo a
José Smith, es la piedra angular sobre el templo,
“el cual,” dice Pablo, “sois vosotros,” los
miembros de la Iglesia e Cristo (1 Cor. 3:17).
Entonces, para José Smith el juramento y
convenio del sacerdocio no se refería a las dos
partes de un contrato bilateral, ni a ninguna clase
de contrato mutuo con Dios. Más bien, el
juramento y convenio es una promesa unilateral
hecha por Dios, y sellada por su propio juramento.
Esta promesa no se extiende a todos los
poseedores del sacerdocio, sino solo a aquellos
hombres y mujeres que han recibido la plenitud
del sacerdocio. Esta, la mayor de las bendiciones
del sacerdocio, no está condicionada a la
obediencia futura. Se concede incondicionalmente
como una recompensa por la antigua lealtad y
devoción.
En la teología de José Smith, entonces, no era
la condición terrenal, o incluso el estatus en la
jerarquía sacerdotal, lo que aseguraba la salvación
de uno o la exaltación sino el contacto directo con
el Padre y el Hijo. Este es el componente final e
indispensable de la ordenanza, por medio de la
cual se confería la plenitud del sacerdocio, por
medio de la cual los ungidos son constituidos
coherederos con Jesucristo y Salvadores en el
Monte de Sión (HC 6:184, 364-3659. Dentro de la
cosmovisión de José Smith, era por medio de este
evento sobrenatural que los destinatarios de toda
la diversidad del evangelio, la Iglesia, y las
ordenanzas del templo, de hecho, llamados
plenamente, elegidos, ungidos, y coronados reyes
y sacerdotes y reinas y sacerdotisas, poseedores
de la plenitud del sacerdocio, cuyas vidas son
“escondidas… con Cristo en Dios” (D&C 86:8-9;
Compárese con 101:39-42; 103:9-10; Mateo
5:13), las personas que han aprobado más allá de
su juicio personal y han entrado en su exaltación,
esperando sólo el momento de la resurrección
para disfrutar de la plenitud de las promesas del
Altísimo.
12
NOTAS 1 The American Heritage Dictionary, s.v. ’oath."
2 Una promesa por medio de un juramento es una fórmula
que regresa al tercer milenio antes de Cristo. Vea G. Mendenhall. "Covenant Forms in Israelite Tradition," Biblical Archeologist 17 (1950) 3, pp. 51 53; D. R. Hillers, Covenant: The History of A Biblical Idea, John Hopkins Press, Baltimore, 1969, p.40, 103, 181; D.J. McCarthy, Old Testament Covenant, pp 4, 32, 60; and M. Wemfeld. “Covenant of Grant in the Old Testament and in the Ancient Near East," JournaI of the American Oriental Society 90 (1970), p. 184. 3 The Oxford English Dictionary, s.v. "promise"
4 Corpus Juris Secundum, "Covenants," Sec. 1, at 885:
Corbin, Contracts, Sec. 633, at 595 (1952). 5 Weinfeld, p I96-99; Hillers, p. 103.
6 Journal of Discourses, 19:242. See also Journal of
Discourses, 9:87-88. 7 Franklin D. Richards, Scriptural Items 26-27, Historical
Department of the Church, MS d4409. 8 Sección 84, Revelations to Joseph Smith and Brigham
Young 1829-1847, Newell K. Whitney Papers (1795-1850), Special Collections, Harold B. Lee Library, Brigham Young University. 9 Andrew F. Ehat and Lyndon W. Cook, The Word of Joseph
Smith, Religious Studies Center, Brigham Young University, Provo, Utah, 1980. pp. 305-307. 10
Vea generalmente, Andrew F. Ehat, Joseph Smith’s Introduction of Temple Ordinances and the 1844 Mormon Succession Question: A Thesis Presented to the Department of History, Brigham Young University in Partial Fulfillment of the Requirements for the Degree of Master of Arts, December 1981, Harold B. Lee Library,, Brigham Young University; Hugh Nibley, "Early Christian Prayer Circles," BYU Studies, 19 (Fall 1978) 1; D. Michael Quinn, "Latter-day Saint Prayer Circles," BYU Studies, 19 (Fall 1978) 1. 11
Wilford Woodruff Journal, 1844 entradas de Enero 20, 21, 28, 31, Febrero 2, 3, 4, Mayo 5; Millennial Star 5:109; vea también Wilford Woodruff discurso, Journal of Discourses 1:134, 13:49, 19:232, 233, 235, 266; Times and Seasons 5:651,648, 661 663 y 666; Teachings, p. 237, 326; cf. D&C 124:95-97. 12
Times and Seasons, 5:651 (15 September 1844). 13
Ehat, pp. 94-95. 14
Heber C. Kimball Journal, Church Historical Department, Salt Lake City, Utah, (italics added); vea también George Q Cannon 2 August 1883 remark, Minutes of the School of the Prophets of 1883, Church Historical Department. 15
Stan Larson, "The King Follett Discourse: A Newly Amalgamated Text," BYU Studies, 18 (Winter 1978) 2:201
16
"A Proclamation of the Twelve Apostles," Millennial Star 6:9. 17
Charles W. Penrose, Priesthood and Presidency, cf. Génesis 49:26, 48:12-20. 18
Brigham Young in Heber C. Kimball Journal, 26 December 1845. 19
Apocalipsis 1:6; 5:10; Teachings, p. 345, 363; see also, Heber C. Kimbalt Journal Ene. 8th 1846, Ene. 11th 1846; The Franklin D. Richards Miscellaneous Papers, I 318, Reel 12 (February 4th, 1885), Church Historical Department.
Traducción: Max Ruiz M.
Diciembre 2012