7/26/2019 La teora de la evolucion. Status Quaestionis
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La teora de la
evolucin
Status quaestionis
Una reciente publicacin sobre
el
origen del hombre tiene un ttulo ms bien pro
vocativo: Hombres por casualidad
Poco tiempo antes haba venido a
la
luz otro libro
con el ttulo slo aparentemente antittico al precedente: La especie
elegida>;
y digo sle
en apariencia porque
la
tesis del libro
s
exactamente
la
opuesta a
la
que
s
puede
espe
rar al leer el ttulo pues
s
pretende hacer ver de nuevo que la evolucin no tiene sentido
que
no
existe ningn finalismo en los procesos evolutivos ni tampoco ning n proyecte
que los oriente
o
gue.
Algunos estudiosos h n querido ver un especie de paralelismo entre la s llamadc
revolucin copernicana en
el
mbito de la astronoma, y la llevada a cabo por Darwir
en
el
campo de la biologa.
As
como la primera sostuvo que la tierra, y en ella e
hombre, no se encontraba en
el
centro del universo, la segunda demostrara que e
hombre no es ni siquiera un ser privilegiado en el proceso evolutivo, sino slo el re
sultado fortuito de un proceso ciego de las leyes de la naturaleza.
No
es
raro encontrar declaraciones explcitas
por
parte de los propugnadores
d(
un evolucionismo a-finalstico en las que se afirma n sin medias palabras que, en re
sumi
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RAFAEL PASCUAL
Est claro que ciertas versiones del evolucionismo, como aquellas a las que hemos
aludido hace poco, son incompatibles con la fe y con la religin. Pero nos encontra
mos en una si tuacin diversa si nos preguntamo s si la evolucin es, en lnea de prin
cipio, incompatible con la verdad revelada de
la
creacin del mundo
por
parte de
Dios. Algunos as lo sostienen, tanto
por
parte de
la
ciencia vista en clave naturalista
matelialis ta (excluyendo, en consecuencia, la verdad de la fe), como por parte de la
fe, vista desde una perspectiva fidesta-fundamentalista (negando a priori toda forma
de evolucionismo, por estar en contraste, segn ellos, con la revelacin bblica).
Se puede establecer aqu
una
analoga con
una
cuestin que hace varios siglos fue
objeto de un apasionado debate, e incluso de una confrontacin intelectual, entre las
ms sealadas figuras del pensamiento filosfico y teolgico de entonces. Me refiero
a la cuestin de la eternidad o temporalid ad del mundo. Es evidente que, dentro de la
perspectiva cristiana, se trataba en cierto modo de
una
cuestin ya cerrada, pues a
inicios del siglo XIII en
el
Concilio Lateranens e
IV
(1215) se haba definido como ver
dad de
fe
que Dios haba creado a partir de la
nada
de
nihilo
y en
el
tiempo ah
initio
temoporis
las creaturas materi ales y las espirituales, y despus
el
hombre, como par
tcipe de ambas
4
Si bien en la antig edad hubo filsofos que haban sostenido abier
tamente la eternidad del mundo, sobre todo el gran Aristteles, es taba claro para los
pensadores cristianos que, en base a la verdad revelada, el mundo no era eterno, sino
que haba tenido un inicio temporal. Si n embargo, lo que era objeto de debate e ra si
Dios hubiera podido cre ar el mundo
ah aeterno,
es d e ~ desde siempre. Dicho de otro
modo, la cuestin era si se poda, en lnea de principio, admitir la posibilidad de un
mundo que fuera a la vez eterno y creado, es decir, si son compatibles creatural idad yeternidad o si ambas nociones se excluyen entre s. Encontr amos aqu
una
notable di
versidad de opiniones entre los dos ms grandes telogos de aquel tiempo: Buenaven
tura y Toms de Aquino. Mientras para el primero el ser creado y el ser siempre seran
incompatibles, no lo s eran para el segundo. Para Toms de Aquino, si Dios hubiera
querido, podra haber creado
el
mundo desde siempre; ms an,
el
Aquinate sostiene
que no es posible demostrar racional mente que el mundo no sea eterno (slo lo sabe
mos por revelacin divina), y en consecuencia hace ver que los argumentos contra la
eternidad del mundo (as como los argumentos a su favor) son inconsistentes e incon
cluyentes
s
.
En consecuencia,
para
Toms de Aquino,
el
inicio temporal del mundo es
una verdad que podemos conocer slo a partir de la fe . Como puede verse, la posi
cin del Doctor Anglico es audaz, como lo es tambin cuando sostiene, tamb in en
este contexto, que los ms grandes entre los filsofos, es decir, Platn y Aristteles,
4.
Firmiter credimus et simpliciter confitemur, quod un us solus est verus Deus
[oo.],
creator omnium
vi
sibilium et invisibilium, spitualium et corporalium; qui sua omnipotenti virtute simul ab initio temporis
utramque de nihilo condiclit creaturam, spitualem et corporalem, angelicam videlicet et mundanam; ac
deinde humanam, quasi communem ex spiritu et corpore constitutam (
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122
RAFAEL
PASCUAL
convertido del luteranismo al catolicismo (su padre era pasto r protestante), ordenado
sacerdote, y posteriormente obispo, e incluso beatificado en 1988; o Georges Couvier
(1769-1832), considerado el padre de la paleontologa y de la anatoma comparada,
que no admita las tesis evolucionistas de Lamarck. Razonando en este modo, o en
otros semejantes, quiz lo nico que consiguen
es
provocar la bur la y el descrdito d
la causa de la religin y de la fe que supuestamente quieren defender. Posiblemente
obraran mejor si fueran ms sabiamente fieles a la tradicin, siguiendo el consejo
dado tanto por Agustn de Hipona como por Toms de Aquino de no tratar como si
fLlera
cuestiones de
fe
argumentos que son ms bien de orden cientficos. Esto no
quiere decir que se tratar a de dos mundos completamente distintos, que no ten dran
nada que ver entr e s.
No
existe una doble verdad, ni hay dos magisterios paralelos, co
mo sostiene el evolucionista Gould
9
, pero al mismo tiempo hay que admitir que no es
legtimo tratar
una
verdad que pertenece al orden de la razn como si fuera
una
ver
dad de fe. Una cosa
es
decir que no puede existir un verdadero contraste entre la
fe
y
la ciencia (porque tanto las realidades profanas como las de la
fe
tienen a Dios como
f ~ u e n t e y
la
verdad no puede contradecir a
la
verdad
O
; y otra decir que ambos rdenes
11
tienen nada en comn.
Entre las dos posiciones extremas del evolucionismo materialista y
el
fijismo crea-
cionista
(en las que podemos encontr ar diversas formas y matices), encontramos una
via media,
segn la cual no habra, en lnea de principio, una necesaria y absoluta
oposicin, y
por
ello tampoco
una
constitutiva incompatibilidad, entr e la verdad de la
creacin y la posibilidad de la evolucin. Dicho de otro modo, se podra hablar, sin
caer en una contradictio in tenninis, de una creacin evolutiva", o
de
una creatio conti-
nua.
n
tal caso, se debera admitir que hay
una
disociacin entre teor a de la evolu
cin y materialismo, pues
es
obvio que materialismo y creacin por parte de un ser
trascendente son incompatibles. Es decir, hay que reconocer que hay diversas pro
puestas respecto a la teora de la evolucin, algunas compatibles con la fe en la Crea
cin y otras no.
8.
"Parceme ser ms seguro que las cosas de esta clase que comnmente sintieron los filosofas y no re
pugnan a nuestra
fe,
ni deben afirmarse como dogmas de
fe,
si bien a veces pueda n introducirse bajo
e
nombre de los filsofos, ni deben negarse como contrarias a la fe, para no dar a los sabios de este mundo
ocasin de menospreciar la doctJina de la fe (TOMAs DE AOUINO, Resp. ad lect. Vercel/. de arto 42, citado en la
encclica Providentissimus Deus, de S.S. Len XIII, di : E. DENZINGER, El Magisterio de
la
Iglesia, n 1948).
9. Gould habla del principio de la "no superposicin de los magisterios"
(NOMA:
Non Overlappii1g
Magis
teria principie),
segn el cual la red, o magisterio, de la ciencia cubre
el
reino emprico: de qu est hecho el
universo (realidad) y por qu funciona de la manera que lo hace (teolia). El magisterio de la religin se
ex-
tiende sobre cuestiones de significado ltimo y de valor moral. Estos dos magisterios no se solapan, ni abar
can todo
el
campo de indagacin [ ..
.
Para citar los tpicos usuales,
la
ciencia obtiene la edad de las rocas, y
la religin e estremecimiento de las edades; la ciencia estudia cmo van los cielos, y la religin cmo ir
al
cielo (S.J. GOULD, Ciencia versus religin. Un
falso
conflicto, ed. Critica, Barcelona 2000, pp. 13-14). Como
precisa Dominique Lambert, se trata de un ejemplo tpico de la figura de
discordisl11o
en el modo de conce
bir la relacin entre la ciencia y la
fe,
en contraste con la posicin del reciente Magisterio de la Iglesia al res
pecto,
el
cual insiste, cierta y justamente, sobre la legitima autonoma de las ciencias, pero sin sostener que
no exista ninguna relacin o punto de encuentro entre lo que dice la ciencia y lo que ensea
la fe (efr: D.
LAMBERT,
Le
figure
del dialogo sciel1za-teologia: ostacoli e prospettive, en R. MARTfNEZ
- J.J.
SANGUINETI
(eds.),
Dio
e la natura,
Armando Editare, Roma, 2002,
p.
15).
10.
CE
Conc. Vaticano 1, Const.
Dei Filius, D.S.
3017; Conc. Vaticano II,
GS, 36; CIC, n
159;
cE
tambin
Len XIII,
Providentissi111us
Deus: Dado que la verdad no puede de ninguna manera contradecir a la ver
dad, podemos estar seguros de que un error se ha introducido sea en la interpretacin de las palabras sa
gradas, sea en otro lugar de la discusin (cfr. Leonis XIII Pont. Max. Acta, vol. XIII, 1894, p. 361); ningn
verdadero desacuerdo puede darse entre
e
telogo y el fsico, con tal de que uno y otro se mantengan en su
propio len-eno"
(ibid.).
11.
CE
V. MARCOZZl,
L evoluzione oggi (creazione evolutiva),
Massimo, Milano 1966.
LA
TEoRA
DE LA EVOLUCIN.
STATUS
QUAESTIONIS
123
-
n
definitiva, hay que reconocer que existen diversos niveles de conocimiento, que
son distintos
(y
por eso no deben confundirse), pero no contrapuestos ni totalmente
separados, evitando as tanto el concordis111.G, que confunde o niega tal distincin (tal
es el caso de los
creacionistas,
por ejemplo), como el
discordismo,
que los separa exce
sivamente (como hemos visto en
el
caso de
la
propuesta de Gould). Se deben distinguir
tres rdenes:
el
de la ciencia, el de la filosofa y
el
de la
fe. Y
entre estos planos puede
haber tambin puntos de encuentro, cuestiones de confn, que interesan tanto a la
ciencia como a la filosofa y a la religin, como
por
ejemplo la cuestin del origen del
mundo, de la vida y del hombre.
Y
no es necesario que alguno de estos niveles de co-
nocimiento de que habl amos tenga l a pretensin de la exclusividad sobre estas cues
tiones. Existe el espacio, ms an, la necesidad, de
un
estudio interdisciplinar, ya que
ninguno de estos mbitos de conocimiento, por s solo,
es
capaz de damos una res
puesta exhaustiva sobre estos problemas. Un reconocido cientfico en
el
mbito de la
astrofsica, Allan Sandage, lleg a la
fe
precisamente al encontrarse frente a cuestio
nes de este
tipol2.
Es necesario hacer una ulterior consideracin. Para esclarecer
el
status quaestio-
nis respecto a la t eora de la evolucin y su relacin con la ciencia, la filosofa y la te
ologa, hay que ten er presente que una cosa son los hechos o datos que se tienen a dis
posicin, y otra la interpret acin de los mismos. n efecto, los datos de que dispone
la ciencia sobre la
historia natural,
y en particular sobre el origen de las diversas espe
cies vivientes, son susceptibles de interpretaciones diversas. Y as necesitamos ent rar
en el mbito de la filosofa
de la
ciencia.
Actualmente varios epistemlogos
han
sealado que los datos, los fenmenos fsi
cos, las observaciones y los experimentos tienen una cierta carga terica, de modo que
stos no pueden ser puramente positivos, sino que se encuentran en
un
marco, un
contexto, un ambiente cientfico y filosfico que es necesario tener presente. Esto no
quita la objetividad de la ciencia, pero hace ver ~ m o
j u n t ~ e n t ~
con ella, e:ci.sten
tambin elementos subjetivos, pues no hay que olVIdar que la CIenCIa es una actIVIdad
humana, y est esencialmente condicionada por este hecho, tantas veces no tenido en
cuenta, por lo cual tiene un carcter progresivo, perfectivo e histrico.
Tambin aqu es necesario encontrar el equilibrio, y evitar tanto la pretensin de
un conocimiento plenamente objetivo, positivo y absoluto, casi divino, sea la devalua
cin de la ciencia, debido a una concepcin historicista y relativista, propia de lo que
se suele llamar pensamiento dbil. n todo caso, hay que distinguir entre los datos que
parecen corroborar una teora, y la interpretacin de stos, la cual, en ltima instan
cia, trasciende el nivel fenomnico-factual, y a menudo tambin el p u r a m e n t ~ cientfi
co, encontrndose ms bien en
un
nivel filosfico. Por ejemplo, cuando se afirma que
el proceso evolutivo es casual, y se excluye toda forma de finalismo, no se hace una
afirmacin de naturaleza experimental, ni tampoco propiamente cientfica, sino ms
bien filosfica, y por tanto debe discutirse en dicha sede
13
Lo mismo si se dice que la
12.
Allan
R.
Sandage, considerado uno de los padres de la astronoma moderna y que
por
muchos aos
fue un frreo gnstico, sostuvo por ejemplo que
"la
incapacidad de la ciencia para dar un fundamento
al
significado, propsito, valor y tica (del universo
y
del hombre)
es
evidencia de la necesidad de la religin"
para llegar a comprender integralmente la realidad"
(Aciprensa,
servicio del
25 .de
s e p ~ i e ~ b r e
.de
1998);
Late
n
his distinguished career; astronomer Allan Sandage stumbled on lhe questlOn thersts 111 scrence o ~ e
to ask their agnostic colleagues: Why is there something rather lhan nothing? 1 never found the answer 111
science," he confided to the Berke ey assembly.
"To
stop the divine discomfort, 1 had to do something." He
simply "decided to believe," Sandage explained, adding lhat lhe belief "turned out to be correct"" (E.J. LAR-
SON -
L.WITHAM, Scientists and Religion in Amenca,
en Scientific American", September 1999, p. 82).
13.
Las declaraciones que a veces hacen los cientficos
en
este sentido son difcilmente justificables.
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124
RAFAEL PASCUAL
teora
de
la evolucin conduce al materialismo, o excluye toda doctrina de carcter
creacionista, en el sentido ms amplio del trmino.
Pero tambin en el campo teolgico, y particularmente en el escriturstico, hace
falta hace r una distincin anloga. De hecho, en otro caso que nos puede ay udar a re
solver el problema que nos ocupa, la dificultad surgi en parte porque los telogos
descuidaron la distincin entre el texto de la Sagrada Escritura y su interpretacin.
Se trata del famoso caso Galileo, cuyas consecuencias fueron muy
relevantes de cara a la r elacin entre la ciencia y la
fe.
En
dicho caso, nos encontra
mos ante
una paradoja
(a pesar de que algunos autores contemporneos se resistan a
reconocerlo): Galileo de hecho tena razn,
por
decir as, en el campo que propiamen
te no
le
corresponda el teolgico-, cuando peda a los telogos que hicieran una
adecuada interpretacin de los textos bblicos que parecan esta r en contra de la tesis
heliocntrica
l
;, mientras los telogos, en concreto Roberto Belarmino, tenan razn
en el campo cientfico-epistemolgico, cuando peda n a Galileo que presentar a efhe
liocentrismo como una hiptesis, mientras no con tara con las demostraciones a su
fa-
v l ~ de las que entonces todava carecaiS.
El error de los telogos de entonces consisti en que vieron una cuestin de natu
raleza cientfica como si perteneciera al mbito de la
fe.
El de Galileo, en cambio, fue
el de una cierta incoherencia con las exigencias del mtodo que precisament e l mis
mo haba concebido, propuesto y practicado tan afort unada y eficazmente.
De
hecho,
mientras no se tuvieran a disposicin las pruebas experimentales a favor de la pro
puesta copernicana, sta no se poda considerar sino como
una
hiptesis entre otras
posiblesl
6
Las
pruebas
propuestas
por
Galileo, o slo se trataba de indicios, de
por
s
insuficientes e in concluyentes (como las fases de Venus, o los
satlites
711ediceos de
Jpiter), o eran incluso errneas (como en
el
caso de lo que consideraba la p rueba de
finitiva:
el
fenmeno de las mareas). Slo bastantes aos despus de la muerte de
Galileo se pudo contar con tales pruebas. La primera prueba astronmica del movi
miento de traslacin de la tierra en torno al sol, la as llamada aberracin de la luz es-
/elar, [ue ofrecida por Bradley slo en
el
ao 1725; mucho tiempo despus, en
el
ao
1837, Bessel fue capaz de medi r
el
paralaje estelar, otra pru eba astronmic a del movi
miento de traslacin; para la plimera prueba mecnica del movimiento de rotacin
de la tierra en torno a su propio eje, con el famoso experimento del pndulo de
Foucault, haba que esperar hasta el ao 1851 (si bien ya el ao 1790 Guglielmini ha
ba fTecido una prueba en este sentido, con una serie de experimentos sobre la cada
de los graves).
Como agudament e deca el
pensador
francs Fran;:ois MaUliac, frente a las tesis de Manad,
Lo
que dice
este profesor es mucho ms increble an de lo que nosotros, pobres cristianos, creemos. Y es el mismo
Manad
el
que lo refiere .. cfT. J. MONOD, El azar y la necesidad, Tusquets Eds., Barcelona 20006, p. 143).
14. Aunque la Escritura no puede errar, con todo poclria a veces en'ar; de varias maneras, alguno de sus
intrpretes y expositores (Cmta al
P
Benedetto Castelli, del 21 de diciembre de 1613, publicada en Edizione
11azi0/1ale delle
Opere
di Galileo Galilei, A. Favaro, 1968, vol. V, p. 282). Non poter mai
la
Sacra Scriltura
mentire, tulla volta che sia penetrato il suo vera sentimento,
l
qual non credo che si possa negare essere
molle valle recondito e malta diverso da quello che suona il puro significato delle parole (Carta a Cristina di
Lorena, in Edizio11e
71aziol1ale
... , vol.
V
p. 315).
15. Me
parece que Vuestra Paterni dad y el
seor
Galileo hagan prudentemente contentndose con ha
blar
ex
sLlpositiol1e y no absolutamen te [ .. ] cuando hubiese verdade ra demostracin de que
l
Sol est en el
centro del mundo y la tien'a en el tercer cielo que el Sol n o circu nda la TielTa, sino la TielTa circunda al Sol.
entonces sera necesalio
andar
con mucha consideracin en explicar las Esclituras que pal'ecen contralias
y
ms bien decir que no las entendemos, que decir que sea falso aquello que se demuestra. Pero yo no cree
r que exista tal demostracin, hasta que
me
sea mostrada ROBERTO BELARMINO, Carta al P Foscarini, 2
ele ablil de 1615).
LA
TEORA DE
LA
EVOLUCIN. STATUS QUAESTIONIS
125
P e r o ~ o l v a m o s a la cuestin que a hora nos ocupa. Cul
es
el estatuto epistemol
gico del evolucionismo? Es un hecho, un fenmeno de la naturaleza, o ms bien una
hiptesis, o una teora, o una ley, o
un
sistema, o
un
modelo, o incluso slo una fanta
sa en la mente de algunos? Si hacemos una encuesta sobre este tema, seguramente
nos encontraremos con las respuestas ms variadas. Ello ser un signo de que nos en
contramos quiz ant e uno de los argumentos sobre los que existe actualmente uno de
los mayores debates cientficos e incluso culturales de nuestros das, en modo seme
jante a como en los siglos XVI y XVII tuvo lugar en torno a los dos m.;mos sistemas
del
mundo
es
decir,
el
tolemaico y
el
copernicano (parafraseando
el
ttulo de la obra
que llev a Galileo a los tribunales de la Inquisicin). Pero las consecuencias de orden
antropolgico de cara a la sociologa, la moral, y tambin la misma dimensin reli
giosa- pueden ser mucho ms notables y relevantes. Por poner
un
ejemplo, se p ~ e e
aludir a un libro de Rachels que tiene este ttulo tan elocuente: Creados por los amma-
les. Implicaciones morales del darwinismo.
Pero entre estos dos debates (el del
caso Galileo yel
del evolucioni.smo) existen to
dava ms analogas y relaciones que establecer.
No
se puede poner en d uda que,
por
ejemplo, hay
una
afinidad entre la visin mecanicista que acompa a la propuesta
de la nueva fsica galileana y newtoniana, y que dio lugar tambin a sistemas filosfi
cos (el cartesiano, pero tam bin ms generalmente tanto el racionalismo como el idea
lismo) y corrientes culturales el iluminismo, la ilustracin, el modernismo), y el natu
ralismo que se encuentra en la base del evolucionismo de Lamarck y Darwin. Ms an,
tambin en el caso del evolucionismo se puede ver un paso de una teora de ndole ms
propiamente cientfica (en autores como Lamarck, Darwin y Wallace) a
un
sistema
fi-
losfico que se quiere aplicar a toda la realidad (tal es el caso de Helbert Spencer, pero
tambin, en cierto modo, de Teilhard de
Chardin)17
Un aspecto que hace entrever esta continuidad entre el mecanicismo moderno y el
evolucionismo decimonnico es el hecho de negar que exista
una
finalidad en el pro
ceso evolutivo, y sostener que est guiado slo
por
el azar y la necesidad ciega . Se
puede hablar, as, de
una
cierta mentalidad evolucionstica,
una
visin del mundo,
por
la cual todos los fenmenos se ven, y se explican, en clave evolucionstica
, segn los
dos principios, quasi dogmas, propuestos
por
Darwin: la seleccin natural y las varia-
ciones casuales. Pero si
es
as, podemos preguntarnos si se trata de algo objetivo, o
ms bien de
una
especie de a priori subjetivo, como unos lentes que nos hacen ver la
realidad de un determinado modo en lugar de otro. Algunos de los nuevos filsofos de
la ciencia hablaran de un
paradigma cf.
Thomas Kuhn) o, como veremos ahora, in
cluso de un
programa de investigacin cf.
Karl Popper). Entonces .. , qu
es
en defi
nitiva el evolucionismo?
Detengmonos
un
momento en la posicin de Popper,
un
filsofo de la ciencia cuya
importancia no creo pueda ser puesta en duda.
En
su libro autobiogrfico
Bsqueda
16.
Cfr.
J.P. LONCHAMP, caso
Galileo,
Paoline, Milano, 1990, pp. 84-87.
17. CL
R.
NOGAR,
From the
Fact of Evolution
to
the Philosophy
of
Evolutionis11l, in J.A. WEISHEIPL, The
Dignity of Science. Studies
i
the
Philosophy of Science Presented to William Hwnbert
Kane,
The Thomist
Press, Washington D.C. 1961, pp. 327-365; S.
PROCACCI,
L wnanesimo cosmico dietro la
teoria dell evolLlziol1e
in Teilhard de Chardin, en Aquinas, 40 (1997), pp. 317338.
18. Cf. J. MONOD, El azar y
la
necesidad, Tusquets Eds., Barcelona 20006; R.
DAWKINS,
El relojero
ciego,
ed. Labor, Barcelona 1981.
19. Por poner un ejemplo, un articulista de la revista Le Scienze, en un nmero reciente, se pregunta
qu sucedera a la supuesta superioridad de la especie humana si incluso se pudiera explicar la moral en
base a los mecanismos biolgicos de l a seleccin natural (cfr. Le Scienze, n 396, agosto 2001, p. 70).
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126
RAFAEL
PASCUAL
sin tnnino
20
,
Popper hace referencia a u na Compton Lecture del 1966, en la cual afronta
ba la cuestin del status cientfico del darwinismo. En ella contrapona
el
darwinismo
con ellamarckismo, y estableca
un
curioso paralelismo entre dos corrientes epistemo
lgicas: la sostenida por
el
mismo Popper (deductivista y crtica) y la del neopositivismo
(inductivista y justificacionista); la primer a seguira la metodologa de la seleccin (en
sentido darvJiniano), mientras que la segunda, la de la instruccin por repeticin. Sin en
trar en el tema de la simplificacin llevada a cabo por Popper respecto a la posicin an
tagonista, centrmonos en la reflexin que sigue respecto a su propia posicin.
Popper hace
una
original relectura del darwinismo, con
una
generalizacin y
una
adaptacin a su epistemologa: en su sentido ms amplio, dice Popper, sta ser a equi
valente al mtodo del trial and elTor (ensayo y eliminacin del error).
As,
Popper llega
a esta sorpren dente tesis: He llegado a la conclusin de que el darwinismo no es
una
teora cientfica contrastable, sino
un programa metafsico de investigacin
-
un
posi
ble marco conceptual para teoras cientficas contrastables2 . Vemos as cmo
el
dar
winismo, en P o p p e l ~ se ha transmutado y ha tomado la forma de
una
epistemologa
evolutiva,
en la que se aplican los principios de la
seleccin
y la
variacin,
junto con
una especie de lucha por la supervivencia, en la que vence la idea que se revela ms
fuerte ...
Popper habla de una
lgica situacional,
que se podra aplicar tanto en
el
cam
po biolgico, y en concreto de cara al Oligen de la vida, como en el epistemolgico, de
cara al crecimiento del conocimiento. Uno podra preguntarse cul sera la razn para
privilegiar este programa metafsico
de
investigacin, de por s no contrastable (y por
ello no falsificable), frente a otros que el mismo Popper rechaza precisamente por
el
hecho de no ser contrastables (como el marxismo, o el psicoanlisis).
En
definitiva,parece
una
eleccin arbitraria,
no racional.
Y entonces, en qu sentido puede ent rar
la propuesta de Popper en el racionalismo crtico, y con qu derecho declara como
peligrosas de irracionalis mo las propuestas, por ejemplo, de Thomas Kuhn y de la co
rriente histrico-social de la filosofa de la ciencia? De qu racionalidad se est tra
tando aqu? En qu se fundara tal racionalismo crtico, sino en
una
decisin al pa
recer un tanto arbitraria?
Pero, para completar
un
poco ms
el
cuadro de las diversas posiciones de ca ra al
evolucionismo, podemos encontrar autores, tanto cientficos como filsofos y telo
gos, que proponen una interpretacin diversa. Ellos no ven
un
contraste constitutivo
entre creacin y evolucin, ni entre evolucin y finalismo. Algunos, en esta lnea, han
desarrollado, por ejemplo, la d octrina del diseo inteligente
(intelligent design),
segn
la cual el proceso evolutivo no es regido por
el
azar, sino que hay
un
plan,
un
proyec
to que orienta, gua y orden a todo el proceso. Y si hay un designio, lgicamente debe
haber una Mente, una Inteligencia, un Diseador.
De
otro modo no se pod ra explicar
cmo
ha
tenido lugar
una
serie
tan
increble de desarrollos,
tan
bien
sintonizados (fi
ne tuned) que
han
permitido
el
surgimiento de seres vivos cada vez ms complejos y
desarrollados, hasta llegar al hombre
22
No
es simplemente cuestin de tiempo, como
20.
C f ~
K.R. POPPER. Bsqueda sin tnnino. Una autobiografa intelectual, Tecnos,
Madrid
19943.
21. Ibd., p. 227.
22. Existe
una
abundante literatura en este sentido. Por citar algn ejemplo, se puede hacer referencia a.
S. ARCIDIACONO, Creazio/le, evo/uzione, principio anlropico, Studium Chlisti, Roma, 1983; M. BEHE, Da wins
B/ack Box. The Biochel11ical Challenge lo Evolution, The Free Press,
New
York, 1996; M.J. BEHE -
W.A.
DEMBSKI- S.C.MEYER, Science ani1 Evide/1ce for Design in the Universe, Ignatius Press,
San
Francisco, 2000;
W.A. DEMBSKI, Science and Design, en "First Things", n. 86 (october), (1998),
pp.
21-27; E.
McMuLLIN,
Evo/L/liona/Y Contingenc) and the Cosl11ic Purpose, in N.H.
GREGERSEN
-
U.
GRMAN - C WASSERMANN, The
1me/play between Scientific and Theological Worldviews I), Labor
et
Fides, Geneva 1999, pp. 91-112; N.A.
MANSON (ed.), Cod
and
Design. The Teleological Argwne11t
and
Modem Science, Routledge,
London
2003.
LA TEORA DE
LA
EVOLUCIN. STATUS QUAESTIONIS
127
.- . , -
dicen los darwinistas. La probabilidad y la fortuna no son suficientes para hacer sur
gir la vida en la riqueza, variedad y complejidad que encontramos en el mundo que
nos circunda y en nosotros mismos. La combinacin necesaria para hacer posible
simplemente la vida es tan sorprendent e que incluso algunos cosmlogos y astrofsi
cos han hablado, en estos ltimos aos, del,as llamado principio antrpico.
Por otra parte, se puede alu dir a diversas nuevas propuestas cont rastantes, sea por
parte de evolucionistas que critican el darwinismo por diversos motivos
, sea por par
te de algunos neo-dawinistas que ya no excluyen el finalism0
4
. Podemos encontrar
tambin
neo-Iamarckianos
o
transformistas
Todo ello nos hace ver que, en lugar de
existir sobre la cuestin del evolucionismo una unidad monoltica, como algunos supo
nen, se constata ms bien una amplia variedad de posiciones, lo cual revela la com
plejidad del tema.
Para concluir, presentare en lneas generales la doctr ina de la Iglesia Catlica en
el
Magisterio reciente y en la teologa.
En un
mensaje a la Academia Pontificia de las
Ciencias del 22 de octubre de 1996,
el
Papa Juan Pablo II propuso una serie de refle
xiones precisamente sobre
el
estatuto epistemolgico de la evolucin. Desgraciada
mente buena parte de la atencin que suscit este mensaje del Papa se centr en una
frase que, como veremos, incluso a veces fue malinterpretada . Despus de habe r alu
dido a la doctri na de Po XII, en l a encclica Humar Generis
26
,
en
la
que se tomaba
el
evolucionismo como una hiptesis seria, digna
de
una investigacin y de una reflexin
profundas, al igual que
la
hiptesis opuesta, prosegua diciendo: Hoy casi medio siglo
despus de
la
publicacin de
la
encclica, nuevos conoci111.ientos llevan a pensar que
la
teora de la evolucin es ms que
una
hiptesis.
Se ha especulado mucho sobre el significado de esta ltima frase. Pero si se lee lo que
se dice a continuacin, se pueden resolver muchas dudas al respecto. En primer luga; no
se dice de ningn modo que se deba considerar la evolucin como un hecho, como algu
nos han querido
ver,
sino ms bien como algo ms que una simple hiptesis, es decir,
como una teora cientfica.
En
efecto,
el
discurso prosigue hablando explcitamente de
la evolucin como de una teora, es decir, se ha alcanzado un mayor grado de conoci
miento o de certeza al respecto, gracias a los diversos descubrimientos hechos en los
ltimos decenios en varios mbitos cientficos, que parecen concordar y converger ha
cia la visin propuesta por
el
evolucionismo
27
23. Por
poner
algunos ejemplos:
M. DENTON, Evoluti on: a Theol) in Crisis, AcUer &
d l e l ~ Bethesda, 1986;
P.E. JOHNSON,
Danvin on ~ n - i a l
InterVarsity Press, Downers Grave, ILL., 19932
(Proceso a Danvin,
ed. Porla
voz,
Grand
Rapids, 1995); G. SERMONTI - R. FOND , Dopo Danvin Critica all evoluzionisl11o, Rusconi, Milano,
1980; G.
SERMONTI,
Dimenticare Danvin. Ombre sull e voluzione,
Rusconi, Milano, 1999.
24. Por ejemplo, EJ. AYALA Teleological Explanations in Evolutionary Biology, in C. ALLEN -
M.
BEKOFF -
G.
LAUDER, Nature s Purposes. Analyses of Function and Design in Biology, The MIT Press, Cambridge (Mass.)
1998, pp. 29-49.
25. P.P
GRASS,
La evolucin
de
lo viviente. Datos para una nueva teora transfon11ista, Blume, Madrid,
1977.
26. He aqu el texto de la encclica de Po XII a la que aqu se alude:
el
magisterio de la Iglesia no pro-
hbe que, segn el estado actual de las ciencias
humanas
y de la
sagrada
teologa, se
trate en
las investiga
ciones y disputas
de
los entendidos en uno y
otro
campo, de la
doctrina
del "evolucionismo". en cuanto
busca el origen del cuerpo humano en una materia viva y preexistente
pues
las almas nos manda
la
fe
ca
tlica
sostener que son
creadas
inmediatamente por
Dios-; pero de manera que con
la
debida gravedad,
moderacin
y
templanza
se sopesen y examinen las razones
de
una y otra opinin, es decir, de los que ad
miten y los que niegan la evolucin (Po XII, Encclica Humani Generis; cfr. E. DENZINGER, El Magisterio de
la Iglesia, n2327).
27. En efecto, es notable que esta teora se
haya
impuesto paulatinamente al espritu
de
los investiga
dores, a causa de una serie de descubrimientos hechos en diversas disciplinas del saber. La convergencia,
7/26/2019 La teora de la evolucion. Status Quaestionis
6/7
128
RAFAEL PASCUAL
Debe decirse, por tanto, que se ha llegado a la
estacin de trmino? No
del todo.
De
hecho, prosigue la reflexin del Papa, hace falta preguntarse sobre
el
alcance, o
mejor dicho, sobre
el v a l l ~
de esta
teora.
Y se hace ver que aqu se trata de una cues
tin
epistemolgica.
Por una parte se anota que
es
necesario reconocer una distincin
entre la observacin y la teora; obviamente tiene que haber una relacin entre estos
dos niveles, pero ello no quita que se trate de dos planos distintos. La teOlia, en efec
to, se encuentra en
el
orden de la mente, de lo inteligible, y en este sentido trasciende
el
plano de
lo
purament e sensible, de
lo factual.
La teorapermite tener una visin de
conjunto, de relacionar diversos fenmenos, y hace posible proponer
una
explicacin
unitaria. Pero, para que esta teora tenga un valor
cientfico, es
necesario que demues
tre su validez por medio de la verificacin, la confrontacin con los hechos, los datos
empricos,
es d e c l ~
que haya un acuerdo entre
lo
que se teOliza y lo que se experi
menta. Si los hechos contradic en las previsiones o las consecuencias deducidas a ni
vel terico, entonces ser necesario con-egir o reformular la teora .
Por otra parte, no se puede poner
el
duda que, a nivel terico, se encuent ren ele
mentos de orden meta-cientfico, propiamente filosfico, adems de los que derivan
del plano observacional; tales elementos se toma n prestados de una cielia filosofa de
la naturaleza. En el contexto del evolucionismo, ya hemos aludido a algunos de ellos,
como ciertos influjos del mecanicismo y del naturalismo. Esto hace posible que, en
base a estos diversos presupuestos filosficos, se puedan pr oponer diversas teoras de
la evolucin
(es
aqu, y no antes, que en
el
mensaje del Papa, que estamos exponiendo
y parafTaseando, se habla de tal plural idad de t eoras evolutivas). Esta diversidad de
riva tanto de las diversas explicaciones de cara al
mecanismo
de la evolucin, sea de
los contextos filosficos que inspiran tales teoras (ya materialistas o espiritualistas,
vitalistas o pantestas, etc.) . Pienso que est claro que
el
juicio sobre estos contextos
filosficos de fondo que ambientan a las diversas teOlias evolucionistas hay que asig
narlo a la filosofa. A pesar de ciertas tesis del marxismo-leninismo, el
materialismo
no es, ni puede s e l ~ cientfico, sino en todo caso filosfico, y debe ser discutido (defen
dido o refutado) en sede filosfica. La ciencia aqu no es competente, como tampoco
lo es de cara a la cues tin de la existencia de Dios.
En un contexto filosfico como el que es afn a la visin cristiana del mundo (sin
querer entr ar aqu en la cuestin de la posibilidad y la naturaleza de una filosofa cris
tiana), parece ser claro que, si se puede dar espacio a una teora evolucionstica (y he
- mos visto cmo, para el reciente magisterio de la Iglesia tal espacio existe), sta deber
de ningn modo buscada o provocada, de los resultados de trabajos realizados independientemente unos
de
otros, constituye de suyo un argumento significativo en favor de esta teora
JUAN PABLO
TI,
Mensaje
de
Santo Padre a los miembros a la Academia Pontificia de Ciencias reunidos en asamblea plenmia,
22
de
oc-
tubre
de 1996; cf. L Ossen1atore Romano,
ed. semanal en lengua espaola,
25
de octubre de
1996,
p.
5.
28.
,,Cul
es el
alcance
de
dicha teora? Abordar esta cuestin significa entrar en el campo de la episte
mologa. Una teora
es
una elaboracin metacientfica, diferente
de
los resultados
de
la observacin, pero
que es homognea con ellos. Gracias a ella, una serie de datos y de hechos independientes entre s pueden
relacionarse e interpretarse en una explicacin unitaria. La
teona
prueba su validez en la medida en que
puede verificarse; se mide constantemente por el nivel de los hechos; cuando carece de ellos, manifiesta sus
lmites y su inadaptacin. Entonces es necesario reformularla (Ibd.).
29. Adems, la elaboracin de una teona como la de la evolucin, que obedece a la exigencia de homo
geneidad con los datos de la observacin, toma ciertas nociones
de
la filosofa
de
la naturaleza.
Y,
a decir
verdad, ms que de la teora de la evolucin, conviene hablar de las teOlias de la evolucin. Esta plurali dad
afecta, por una parte, a la diversidad de las explicaciones que se han propuesto con respecto al mecanismo
de
la evolucin,
y,
por otra, a las diversas filosofas a las que se refiere. Existen tambin lecturas materialis
tas y reduccionistas, al igual que lectur as espiritualistas . Aqu
e
juicio compete propiamente a la filosofa
y,
luego, a la teologa (Ibd.).
L TEORA DE LA EVOLUCIN. STATUS QUAESTIONIS
129
.
ten; ciertas caractersticas propias. Ciertamente no ser compatible con una lectura
materialista, y quiz tampoco con una visin antifinalstica. Podemos prescindir (ha
ciendo
una
especie de epoj husserliana) de la finalidad en los procesos de la naturaleza,
pero esto no parece ser de ayuda para
el
desan-ollo de la ciencia ni para la comprensin
de la naturaleza tal y como se nos presenta;-es decrr, como un cosmos,
un
todo ordena
do, donde existen
reglas,
leyes, que permiten precisamente que haya ciencia, y que ha
cen que este mundo sea inteligiblo.
De
hecho, renunciar a la finalidad y recU/7 ir al puro
azar significa renunciar a la explicacin y, en ltima instancia, a la ciencia
misma
l
Quiz
se podra hablar en ese caso
de
una
especie
de
suicidio epistemolgico,
y esto
es
lo
que pa
rece suceder precisamente en
el
nihilismo postmodemo.
En
el
ao 1981, el entonces arzobispo de Munich, Mons. Josef Ratzinger, dedic
una serie de sermones cuaresmales a reflexiones sobre los primeros captulos delli
bro del Gnesis
32
l mismo, como telogo, ha hablado de la necesidad de relanzar la
catequesis sobre la Creacin, y en estos sermones ofrece algunas pistas que pueden
ser interesantes en este sentido. Por ejemplo, nos recuerda que la Biblia no
es
ni pre
tende ser un libro de ciencias naturales, y que, en consecuencia, no se pueden encon
trar informaciones respecto a las ciencias de la naturaleza ; nos dice tambin que es
necesario distinguir entre
el
mensaje inspirado (en este caso que
el
mundo y
el
hom
bre han sido creados por Dios), y
el
revestimiento literario de la narracin bblica de
la Creacin
34
Otro aspecto interesante es el de la razonabilidad de la
fe:
todava hoy, y tambin
desde la perspectiva de las ciencias naturales, la
fe
en
la
Creacin
es
la mejor hipte
sis
35
La inteligibilidad de lo creado deriva de la sabidura del Creador; no existe nin
guna otr a explicacin convincente al margen de sta. Y a esta conclusin haba llega
do ya, cuatro siglos antes de la venida de Jesucristo, el filsofo pagano Aristteles,
cuando rechaz la posicin de los atomistas, que sostenan que todo ha ba venido a la
existencia
automticamente
-podramos decir hoy-,
es
decir, por casualidad, sin la in
tervencin de ningn agente
36
30. Esta exigencia de la finalidad para la misma ciencia ha sido tambin recalcada por Juan Pablo H:
Todas las observaciones concernientes al desarrollo de la vida llevan a una conclusin anloga. La evolu
cin
de
los seres vivientes,
de
los cuales la ciencia trata
de
determinar las etapas, y discernir
e
mecanismo,
presenta una finalidad interna que suscita la admiracin. Esta finalidad que orienta a los seres en una di
reccin, de la que no son dueos ni responsables, obliga a suponer un Espritu que
es
su i n v e n t o l ~
el
Creador (Catequesis del mircoles
10 de
julio de
1985; cf. L Osservatore Romano,
ed. semanal en lengua
espaola, 14 de julio de 1985, p. 3).
31. "A
todas estas 'indicaciones' sobre la existencia de Dios creador, algunos op onen la fuerza del caso o
de
mecanismos propios
de
la materia. Hablar
de
Caso para un universo que presenta una organizacin tan
compleja de elementos y una finalidad en la vida tan maravillosa, significa renunciar a la bsqueda de una
explicacin del mundo como nos aparece. En realidad, ello equivale a querer admitir efectos sin causa. Se
trata
de
una abdicacin de la inteligencia humana que renunciara a pensar, a buscar una solucin a sus
problemas (Ibd.).
32.
C f ~ J.
RArZINGER,
Creacin y pecado, EUNSA, Pamplona,
1992.
33.
La Biblia no
es
un tratado cientfico ni tampoco pretende serlo. Es un libro religioso;
no es
posi
ble, por lo tanto, extraer de l ningn tipo
de
dato cientfico, ni aprender cmo
se
produjo naturalmente
el
origen del mundo; nicamente podemos obtener
de
l un conocimiento religioso
(O]).
cit., p. 26).
34. CJi: ibd.
35.
La creencia en la Creacin no
es
hoy tampoco in'eal,
es
tambin hoy razonable. Es, contemplada in
cluso desde los resultados cientficos, la mejor hiptesis , la que aclara ms y mejor que todas las dems
teoras. La
fe es
razonable. La razn
de
la Creacin procede de la Razn de
Dios:
no existe, en realidad, nin
guna otra respuesta convincente (Ibd., p. 40). Me he permitido cambiar las palabras que aparecen en cur
siva, por parecerme ms correspondientes al texto original.
36.
Cfr. ibd.
7/26/2019 La teora de la evolucion. Status Quaestionis
7/7
130
RAFAEL PASCUAL
De hecho, sin caer en fciles concordismos, podemos ver una cierta convergencia
entre lo que hoy afirma la ciencia y lo que sabemos por la revelacin, como por ejem
plo con la temporalidad del universo. As, la teora del Big Bang, o
el
principio termo
dinmico de la
entropa,
nos hablan de
una
duracin finita del mundo que hoy cono
cemos. Por otra palie, los cientficos no cesan de constatar
el
orden que existe en lbs
fenmenos naturales. Einstein no tuvo reparos en manifestar su admiracin ante este
hech0
3
.
Ms recientemente, el astrofsico Fred Hoyle reconoca que sera increble
concebir un universo tan bien afinado fine-tuned) sin que existiera
un
Dios que lo hu
biera hech0
38
.
No
faltan algunos que sostienen lo opuesto, pero no lo har n sino partiendo de pre
juicios no cientficos- ms que discutibles, como en el ya citado caso de Monod,
quien afirma que el orden que encontramos en la naturaleza
es
fruto del azar; l mis
mo reconoce que tal concepcin
es
absurda, pero, en base a un prejuicio, el impuesto,
segn l,
por
el
mtodo cientfico,
no se puede admitir
una
pregunta a la cual sea nece
sario responder con la palabra
Dios.
El comentario de Ratzinger es elocuente: