Las al ianzas estratégicas Argentina-Chile y Argentina-Venezuela:
Aproximación al Análisis Comparado de ambas relaciones bilaterales
María Elena Lorenzini*
Abstract
Los objetivos generales de este trabajo apuntan a comprender la trayectoria de las
relaciones bilaterales argentino-chilenas y argentino-venezolanas en el período 2003-2011
y a comparar ambos vínculos bilaterales despejando los componentes de alianza estratégica.
Para ello, se describe la evolución de ambas relaciones bilaterales a partir de un conjunto de
categorías seleccionadas: 1-Diseño de las Políticas Exteriores –pautas identitarias,
características de las estrategias de inserción internacional, visiones de la integración; 2-
Estado de la macro-relación global; 3-Temas de la Agenda (Estratégicos, Territoriales,
Comerciales y Energéticas); 4-Sostenibilidad de la relación en el largo plazo.
El análisis comparado de este conjunto de categorías, nos permitirá identificar y
caracterizar las áreas de cuestiones en las que ambas relaciones bilaterales presentan
similitudes y diferencias en pos de la conformación de alianzas estratégicas.
Introducción
Este trabajo surge a partir de un conjunto de interrogantes explorados por el clásico estudio
de Giovanni Sartori y retoma las tres preguntas centrales allí planteadas “por qué comparar,
qué comparar y cómo comparar” (1994: 29). Las mismas se aplican al estudio de las
relaciones bilaterales Argentina-Chile y Argentina-Venezuela en el período 2003-2011.
¿Por qué comparar? En la búsqueda por comprender cuáles son los rasgos propios de cada
vínculo bilateral y las características que comparten para sobre esa base, analizar si ellos
tienen el potencial de constituirse en el futuro alianzas estratégicas y si lo tiene cuánto han
avanzado en ese proceso.1 También comparamos, porque existe una tradición más escasa en
* Profesora Adjunta de Teoría de las Relaciones Internacionales, Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Rosario (UNR). Investigadora Asistente Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). 1 Comprende al vínculo de modo integral –macro y microrelaciones-; se basa en una relación profunda y densa; supone la planificación de cursos de acción en el mediano y largo plazo haciendo que éstos sean más confiables, más previsibles y menos inciertos. La confianza es un elemento de base que se construye en función del cumplimiento de los acuerdos, fijando reglas claras y compartiendo la información clave con el objetivo de anticiparse a coyunturas críticas. Esto posibilitaría un mayor control de los costos recíprocos y asimétricos en una relación interdependiente. La construcción de una alianza estratégica demanda un mayor grado de coordinación y planificación de las políticas exteriores aunque no supone una política externa
los estudios de Políticas Exteriores Latinoamericanas Comparadas que en otras áreas dentro
de la disciplina. De esta manera, se espera que nuevos trabajos en esta línea de
investigación puedan contribuir a fortalecer y enriquecer esa agenda de investigación de las
relaciones internacionales.
¿Qué comparar? Las relaciones argentino-chilenas y argentino-venezolanas en el período
2003-2011 a partir de un conjunto de criterios a saber: 1-Diseño de las Políticas Exteriores
–pautas identitarias, características de las estrategias de inserción internacional, visiones de
la integración; 2-Estado de la macro-relación global2; 3-Temas de la Agenda (Cuestiones
Estratégicas, Comerciales y Energéticas, Territoriales); 4-Sostenibilidad de la relación en el
largo plazo.
¿Cómo comparar? A través de la identificación de semejanzas y diferencias en los cuatro
criterios señalados de ambos vínculos. En un estudio posterior, se podrá analizar de qué
manera esas semejanzas y diferencias inciden sobre las acciones externas a nivel de las
relaciones bilaterales y se podrá pensar cuáles son las posibilidades reales de coordinar
políticas a nivel sudamericano de modo tal que se fortalezcan las soluciones intra-
regionales tal como ha sucedido en algunas ocasiones durante los últimos años.
El trabajo pretende, entonces, realizar una aproximación al análisis comparado de sendos
pares de vínculos en el período señalado. Para alcanzarlo, se identifican sus principales
similitudes y diferencias en un conjunto de 4 categorías. El diseño de las Políticas
Exteriores comprende las Pautas Identitarias3, las características de la inserción
internacional y las visiones sobre la integración. El abordaje de la macro-relación global se
concentra en el análisis del ‘estado de situación’ en la dimensión política –principios sobre
los que descansan los vínculos, acuerdos, desacuerdos y voluntad política. La revisión de
común. Otro ingrediente esencial es que el carácter estratégico cobra un sentido eminentemente político y supone que la planificación se llevará a cabo en el plano de la macro-relación global (Lorenzini, 2011) 2 De acuerdo con Carlos Escudé, la macro-relación global comprende el marco político amplio en el que se basa la relación bilateral. En nuestro caso de estudio, sería el estado de cosas -expresiones y acciones de los gobiernos en la dimensión político-diplomática que viabilizaron los avances sobre las micro-relaciones. La decisión de conformar una alianza estratégica tiene lugar en la dimensión de la macro-relación global puesto que es, precisamente, la decisión política la que fija –en mayor medida- las reglas del juego (Escudé, 1991: 405). 3 Según Wendt, son una cualidad subjetiva en tanto está determinada por el autoconocimiento –autopercepción- que el actor tenga de sí mismo. También es una cualidad intersubjetiva que se construye a través de las interacciones ya que el significado de los conocimientos sobre sí mismos se relaciona también con la percepción de los otros actores (1999: 224). Las pautas identitarias son el producto de la autopercepción de los actores y de los significados que éstos y los otros actores le asignan a partir de sus interacciones.
los temas que forman parte de ambas agendas bilaterales nos muestran cuáles son las áreas
de cuestiones más relevantes y, a través de la comparación, nos permite identificar sus
diferencias más destacadas. La sostenibilidad del vínculo en el tiempo guarda una estrecha
relación con la definición de alianza estratégica. Puntualmente, en lo que atañe a la
‘previsibilidad’ y contribuye a vislumbrar de qué manera se proyectan los vínculos que son
objeto de este estudio en un horizonte temporal de mediano y largo plazo.
1-Diseños de las Políticas Exteriores
Nos abocamos a examinar comparativamente los diseños de las políticas exteriores de
Argentina, Chile y Venezuela a partir de los siguientes ejes: 1-Pautas Identitarias; 2-
Características de las estrategias de inserción internacional y 3-Visiones de la integración.
A-Pautas identitarias
Las pautas identitarias refieren a la autopercepción que tienen los gobiernos en función de
los principios que orientan sus políticas y de los espacios de los que se sienten parte.
También alude a la mirada de los ‘otros’, la forma en la que son percibidos por sus pares y
el lugar que ocupan en el sistema internacional. En este trabajo, identificamos las pautas
identitarias a partir de la definición de los propios actores –su autopercepción.
A partir de los principios compartidos por los 3 actores –respeto del Derecho Internacional,
de la Democracia y de los Derechos Humanos (DD.HH.), No Intervención en los asuntos
internos y Solución Pacífica de Controversias- podríamos pensar que no deberían existir
grandes diferencias respecto de las pautas identitarias (Lorenzini, 2013). Ahora bien, si
incorporamos las especificidades históricas, geográficas y culturales, comprenderemos sus
diferencias. Las dos pautas identitarias compartidas por los tres actores son, según la
autopercepción de los gobiernos, el carácter democrático y su pertenencia a América
Latina .
El carácter democrático es coherente con uno de los principios sobre los que descansa la
formulación las políticas exteriores. Venezuela promueve un modelo de democracia
protagónica y revolucionaria mientras que Argentina y Chile la conciben de un modo más
tradicional, sin adjetivaciones y han hecho de la recuperación democrática una herramienta
para gestionar su reinserción internacional.4 Entre 2003-2012 los 3 países tuvieron procesos
electorales y sólo se produjo un cambio de fuerzas políticas en Chile (2010) ya que en
Argentina el triunfo de 2007 fue para Cristina Fernández del FPV –fuerza política en el
gobierno desde 2003- quien fue reelecta en 2011. En la RBV, Chávez fue presidente desde
1999 y reelecto en dos oportunidades -2006 y 2012. En Argentina y Venezuela se denuncia
el avance de ciertos controles del Estado que limitarían algunos derechos –libertad de
prensa en ambos y la existencia de presos políticos sólo en el segundo. Por su parte, Piñera
tuvo que hacer frente a las demandas del movimiento estudiantil que reclamaba por el
derecho universal a una educación gratuita. Por la intensidad y la dimensión de la protesta,
su gobierno debió atender el reclamo e implementar, parcialmente, las reformas solicitadas.
La identificación latinoamericana como pauta identitaria es el otro atributo que comparten
Argentina, Chile y Venezuela por razones geográficas, histórico-simbólicas y de memoria
integracionista.
En las cuestiones geográficas, es evidente que los tres países forman parte de América
Latina –basado en un criterio cultural, se extiende desde México hasta Tierra del Fuego.
Las razones histórico-simbólicas están ligadas a la superación del pasado colonial a través
de las luchas por la independencia. San Martín, O’Higgins y Bolívar son los líderes que
liberaron a Argentina, Chile y Venezuela de las amarras de la metrópoli. El discurso
latinoamericanista cobró un protagonismo renovado –más marcado en Venezuela y en
Argentina- por la celebración del Bicentenario de la independencia -19/04/10 en la RBV,
25/05/10 Argentina, 18/09/10 Chile. Es el discurso político de Chávez el que más enfatiza e
invoca el pensamiento boliviariano en la esfera doméstica –República Bolivariana de
Venezuela-, como en el plano regional –el espíritu bolivariano que inspira las iniciativas de
integración y cooperación y sus nombres, tal es el caso del ALBA.
La ‘memoria integracionista’ alude a las experiencias previas que los 3 países tienen en
materia de concertación, cooperación e integración: en los 60’ participaron en ALALC, en
1969 en el Pacto Andino –actualmente, CAN-; en los 80’ en ALADI, en Contadora y su
Grupo de Apoyo; en los 90’ Grupo Río, Mercosur y las más recientes, UNASUR, ALBA y
CELAC. La participación de Argentina, Chile y Venezuela en dichas instancias es
4 Pese a esta diferencia, el criterio que nos permite identificar a la democracia como pauta compartida se centra en la realización periódica de elecciones, la alternancia en el poder de las fuerzas políticas de distinto signo, el respeto de los derechos y libertades, entre otros.
entendida como un proceso de aprendizaje que, con obstáculos, continuó en el tiempo y
buscó perfeccionar su funcionamiento para alcanzar resultados que trasciendan el plano
discursivo.
Ahora bien, Argentina, Chile y Venezuela expresan pautas identitarias que marcan
diferencias desde el punto de vista funcional y geográfico.
Argentina, se percibe: A-mirando hacia el Atlántico: la totalidad de sus costas se ubican
sobre dicho océano y tiene lazos históricos fuertes con Europa. Aquí se detecta una
similitud con Venezuela, quien también define su identidad de perfil atlantista, fundado en
cuestiones geográficas y que combina con su pertenencia andina –participó en CAN-,
caribeña –por la diplomacia histórica que ha desarrollado hacia esa región y por cuestiones
geográficas- y amazónica –constituye el límite sur y participa en el Tratado de Cooperación
Amazónica; B- como un país en desarrollo puesto que su performance política,
económica y social fluctúa por los cambios en las políticas implementadas por gobiernos de
distinto signo y por el reemplazo abrupto de modelos de desarrollo ortodoxos por
heterodoxos y viceversa; C-define su inserción internacional desde el Mercosur : como
Estado Parte, la pertenencia al bloque suponía el fortalecimiento de su posición e
incrementaba su peso en las negociaciones internacionales. Se sumó a la aspiración de
construir una integración sudamericana, anclada en el Mercosur y que, en alguna medida, lo
trascendiera. Esto se plasmó en UNASUR (Lorenzini, 2011).
Chile, se ve a sí mismo: A- mirando hacia el Pacífico: la totalidad de las costas chilenas -
4.500 kilómetros- se encuentran sobre dicho océano y si bien ha establecido vínculos
históricos con los países europeos también lo ha hecho con los países de la región Pacífico.5
Los vínculos de Chile con Asia Pacífico por la adhesión al principio del regionalismo
abierto, son un ejemplo del carácter múltiple y diversificado de su inserción internacional.
Chile forma parte de los foros de cooperación PECC, PBEC y APEC. Esta pauta identitaria
expresa una diferencia con Venezuela quien se define por su carácter atlantista –al igual
que Argentina-, caribeño, amazónico y andino. Cabe señalar que desde el punto de vista
geográfico, Chile podría autodefinirse como andino. No obstante, los distintos gobiernos no
se han percibidos a sí mismos de esa manera. B- integrado al mundo y a la región: la
5 Los antecedentes más antiguos son previos al siglo XIX.
imagen de un país ‘integrado’ se sustenta en la red de Tratados de Libre Comercio (TLC)6 y
Acuerdos de Complementación Económica (ACE’s)7 que Chile ha puesto en práctica desde
mediados de los 90’. A ello se suma, la resolución pacífica de los 24 litigios con Argentina,
su participación en carácter de asociado al Mercosur (1996) y a la CAN (2006) y su
membrecía en UNASUR y CELAC; C-estable desde el punto de vista político-
institucional: es el resultado del largo y prolijo proceso de transición democrática iniciado
en 1990. La continuidad de los gobiernos de la Concertación junto con la ingeniería legal
prevista en la Constitución fueron piezas clave para mantener la estabilidad.
Y Venezuela, se visualiza como: A-Potencia Energética: Es indudable que el nivel de
reservas de petróleo convencional y ultrapesado, hacen de Venezuela una potencia
energética. Desde 2003, el gobierno se vio favorecido por los altos precios internacionales
del crudo que le permitieron desplegar una diplomacia activa, dinámica y de alto perfil. A
modo de ejemplo, mencionamos las múltiples iniciativas de petrocooperación con Cuba,
Petrocaribe, Ecuador y Siria. Esta situación refleja una diferencia insoslayable con
Argentina –atraviesa una crisis energética desde 2004- y Chile –no dispone de una gran
dotación de hidrocarburos y atravesó un período de crisis a raíz de los recortes del
suministro de gas natural argentino. B-Carácter Revolucionario: Por un lado, deviene del
proyecto político liderado por Chávez que conjuga el socialismo del siglo XXI y la
democracia protagónica y revolucionaria. Por el otro, se vincula con el deseo de construir
un orden internacional alternativo de carácter multipolar. Aquí es donde se imbrica con la
encendida retórica anti-imperialista y el discurso altermundista en la búsqueda de ‘otros’
aliados, rivales o enemigos de EEUU, como Rusia, Siria, Irán y China. Así, expresa una
clara diferencia con Argentina –Kirchner se opuso al ALCA pero EEUU continuó siendo
un actor prioritario- y Chile –mantuvo sus vínculos con EEUU en un excelente nivel.
B-Características y Alcance de las Estrategias de Inserción Internacional
La estrategia de inserción internacional de los gobiernos del FPV se caracteriza por: su
corte autonomista, un perfil latinoamericanista y la definición del interés en términos
de desarrollo. De tales características se desprende que el alcance de la inserción
6 EEUU, México, Canadá, América Central, Unión Europea, China, Japón, Corea del Sur, etc. 7 Mercosur, Bolivia, Venezuela y Cuba, entre otros.
internacional argentina es: selectivo y regional y que sus prioridades son: Mercosur,
Brasil, Chile, Bolivia y Venezuela, EEUU, Europa y China (Lorenzini, 2013).
En líneas generales, las características más destacadas de la estrategia de inserción
internacional de Chile devienen del concepto de regionalismo abierto, por lo tanto se
destacan su carácter múltiple, diversificado, no excluyente y la búsqueda de relaciones
equilibradas (Lorenzini, 2011). Ésta se encuentra estrechamente asociada a la visión de
las administraciones inspiradas en el regionalismo abierto y se observa en las diversas
negociaciones y en la firma de una red de acuerdos de libre comercio que proyecta una
imagen de Chile como ‘spaghetti bowl’ o como un país conectado a través de varias
autopistas con los mercados internacionales. Dicha política exterior exhibe una notoria
continuidad en el período analizado y se observa en el mantenimiento de las
negociaciones y en la selección de sus áreas prioritarias. Ellas son: Europa, América
Latina, EEUU y Asia Pacífico, aunque la enumeración no representa un orden taxativo.
Además, Chile ha buscado, sistemáticamente, acordar reglas de juego claras para ganar
previsibilidad y certidumbre en un ambiente anárquico como el internacional. La
perdurabilidad en el largo plazo lo proyecta como socio confiable y nos permite
calificarla como una política de Estado.
La política exterior de Venezuela se analiza en el contexto de la “revolución bolivariana”,
lo que supuso un cambio de la política doméstica y reemplazó el modelo de desarrollo que
asigna un rol más importante al Estado. Tales modificaciones, afectaron los ejes
ordenadores de su estrategia de inserción internacional la cual se caracteriza por: tener un
alto perfil, ser integracionista, latinoamericanista, contrahegémonica, exhibir grados
variables de confrontación con EEUU y los organismos multilaterales de crédito. Se
establece así una estrecha conexión entre el Proyecto Bolivariano como pilar de la
política doméstica y como bisagra que articula la inserción externa que configura una
agenda pos-liberal, con una política exterior ubicada en las antípodas de la que caracterizó
a los 90’.
Entre los temas relevantes de la agenda sobresalen: la promoción política e ideológica de
un proyecto de integración alternativo en el cual los temas energéticos ocupan un lugar
destacado y funcionan como plataforma para impulsar iniciativas; una diplomacia más
ofensiva orientada a expandir el rol internacional de Venezuela y a impulsar un
liderazgo regional independiente de EEUU, anclado en un entorno internacional favorable
que amplió el margen de maniobra del gobierno. También observamos un cambio de orden
en las prioridades de los vínculos ubicados en el tope de la agenda: el ascenso de
Argentina, Brasil, Bolivia, Cuba, Ecuador y Nicaragua; el enfriamiento con Colombia
durante el gobierno de Uribe y una mejora con Santos y Perú, y el progreso de los
vínculos con China, Rusia e Irán. El alcance de la inserción internacional es selectivo y
direccionado hacia Sudamérica, el Caribe, Rusia, China, Irán y Siria. Es selectivo,
orientado hacia América del Sur y Caribe en el espacio regional en consonancia con el
perfil latinoamericanista e integracionista de la política exterior; y direccionado hacia
Rusia, China, Irán y Siria en lo global en función del alto perfil, el carácter
contrahegemónico y altermundista. En ambos casos, los altos precios del crudo fueron la
herramienta a partir de la cual Venezuela desplegó una diplomacia activa centrada en
iniciativas de cooperación, solidarias y complementarias.
C-Visiones de la integración
Las visiones de la integración aluden a la preferencia de cada actor respecto de la forma en
la que los procesos de integración se desarrollan y a la forma en la cada uno de ellos decide
o no participar. En cuanto a los principios, la posición más radical es la de la RBV que
impugna el regionalismo abierto y promueve el regionalismo posliberal, como se observa
en el ALBA, en la ‘petrocooperación’, UNASUR, CELAC y su retiro de la CAN.
Argentina y Chile ocupan una posición intermedia. Argentina, es Estado Parte del Mercosur
–hijo del regionalismo abierto y que aggiornó su agenda, incluyendo temas posliberales- y
participa de UNASUR y CELAC inspiradas en el regionalismo posliberal. Chile, es Estado
Asociado al Mercosur y a la CAN donde predomina el regionalismo abierto. También se
integró a UNASUR y CELAC lo que trasluce una adopción pragmática, en función de sus
intereses y necesidades –abastecimiento energético, infraestructura regional- y para no
quedar ‘aislado’ de las iniciativas regionales. Asimismo, Chile es el único que participa en
procesos de integración fuera de América Latina: PECC, PBEC, APEC y de manera más
reciente, ARCO; firmó acuerdos de Asociación con la UE, con Japón y con el P4, un TLC
con la EFTA, China; Corea del Sur, Australia y un Acuerdo de Alcance Parcial con India
(DIRECON, 2012). Aquí es donde se presentan algunos interrogantes relativos a la
‘compatibilidad’ de la praxis de la política exterior de Chile con iniciativas sudamericanas
que demanden mayores niveles de compromiso en el plano regional. Hasta ahora, Chile ha
logrado ejecutar su política exterior de manera equilibrada y no ha experimentado
situaciones de incompatibilidad en el plano regional. Pese a ello, el interrogante permanece
abierto de cara al futuro.
Venezuela y Argentina rechazan el ALCA aunque los motivos responden a cuestiones
específicas. En el primero, se ajusta al carácter contrahegemónico y anti-imperialista de su
política exterior; en el segundo, se vincula con los intereses y las necesidades del país para
salir de la crisis y, es el resultado de un acuerdo con Brasil orientado a proteger el
Mercosur. En el caso de Chile, el ALCA no amenazaba sus intereses puesto que se
encontraban vigentes los TLC’s con EEUU, Canadá, México y América Central, Mercosur
y CAN. Es decir, Chile tenía su ‘propia área de libre comercio americana’ a partir de la red
progresiva de acuerdos negociados en el hemisferio.
Ahora bien, Chile y Venezuela desplegaron su diplomacia en América Central-Caribe
mientras que Argentina no exhibe una línea de acción específica hacia esa región. En el
caso de Venezuela, forma parte de una política histórica unida a la proximidad geográfica y
a la aspiración de que el bolivarianismo sea emulado por sus socios caribeños. La novedad
radica en la peculiaridad del mecanismo por el cual la RBV despliega su cooperación, tal es
el caso de Petrocaribe.
Los móviles que guiaron la política de Chile se asocian al interés por diversificar sus
vínculos comerciales en esa región y ganar tiempo cuando las negociaciones con EEUU y
el ALCA entraron en stand by. Además, le permite colocar un conjunto de productos
primarios y bienes con mayor valor agregado que resultan menos competitivos en otros
mercados.
En el cuadro que se presenta a continuación, se observan las preferencias en términos de los
principios que guían las iniciativas de integración en las que participan los actores
seleccionados:
Argentina Chile Venezuela
Principios *Hibrida Regionalismo
Abierto y Posliberal
*Continuidad Regionalismo Abierto *Impugna Regionalismo Abierto
*Adopción pragmática Posliberal *Promueve Posliberal
Mercosur Miembro Pleno Asociado Miembro Pleno (2012)
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UNASUR
CELAC � � �
ALCA Oposición *A favor
Oposición *Firmó TLC EEUU, Canadá y México
CAN ACE MCS/CAN *Asociado *Retiro
*TLC Colombia
Aca. Central y Caribe
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2-Estado de la macro-relación global
A-Argentina-Chile
Esta relación bilateral tuvo un nuevo punto de partida en la evolución que experimentó a
partir de la década de los 90’. Tuvo lugar un cambio en el patrón de la vinculación que se
caracterizó por la construcción de una relación cooperativa y basada en el establecimiento
de nuevos lazos de confianza. Algunos de los pasos e hitos sustantivos en la construcción
de una renovada relación se evidencian en cuestiones como la resolución de todos los
litigios fronterizos, el establecimiento de un plan de integración física, el aumento de las
inversiones recíprocas, el incremento del intercambio comercial, el desarrollo de medidas
de confianza mutua, la realización de ejercicios militares, la participación conjunta en
operaciones de mantenimiento de la paz, la adopción de una metodología para la
homologación y transparencia del gasto militar, la ampliación del intercambio cultural y
académico y la creación de un marco institucional para la cooperación.
A partir de lo expuesto afirmamos que a lo largo de las últimas tres décadas, la vieja
política8 dio paso a la nueva relación9 en los vínculos entre Argentina y Chile. Su
8 La vieja política alude a aquel modo de vinculación signado por la desconfianza mutua, por la percepción de amenaza permanente sustentada en la convicción del vecino como un rival poco confiable y cuyo tema central de la agenda bilateral era la defensa del territorio y la protección de las fronteras, entendidas como espacios de separación y no de encuentro (Colacrai & Lorenzini, 2006: 181-219). 9 La nueva relación se caracteriza por el cambio en el patrón de la vinculación y ha predominado en los vínculos argentino-chilenos desde 1990. Ello se observa en los mayores niveles de cooperación y en la
evolución muestra un importante proceso de profundización que se observa en el
crecimiento de los canales de diálogo político, de los flujos comerciales y de la cooperación
bilateral. Al mismo tiempo, es posible identificar episodios puntuales –de los cuales los
más significativos en términos de su impacto bilateral han sido la crisis del gas (2004) y el
caso Apablaza (2010) que generaron cierto grado de tensión.
Esta nueva relación supone, también, la posibilidad de trascender el estadío actual a través
de la construcción, a más largo plazo, de una alianza estratégica entre ambos países. Ambos
actores aún interactúan dentro de una cultura de rivalidad ‘atenuada’10 –si bien en el
Tratado de Paz y Amistad de 1984, acordaron resolver sus diferencias a través de medios
pacíficos, no han renunciado explícitamente a la utilización de la fuerza como instrumento
de ultima ratio. No obstante, advertimos la existencia de algunos hechos –extraordinarios
resultados de la cooperación en defensa; participación conjunta en OMP en Haití y Chipre;
conformación de la Fuerza Binacional de Paz Cruz del Sur; las gestiones a favor de
Argentina desarrolladas por Ricardo Lagos junto con la ‘mediación’ de Alejandro Foxley y
Nicolás Eyzaguirre en los organismos multilaterales de crédito; el voluminoso intercambio
comercial; la presencia de inversiones en ambos lados de la cordillera, los esfuerzos
desplegados por Ricardo Lagos, Michele Bachelet y Néstor Kirchner por desgasificar el
vinculo bilateral- que podrían ser interpretados como indicios del tránsito hacia una cultura
social en la que predominaría una lógica kantiana.
De esta manera, observamos la existencia, en la base misma de esta relación, de principios
y valores compartidos por ambos gobiernos que constituyen los acuerdos estratégicos
parciales: el compromiso con la democracia, el respeto por los derechos humanos, el estado
de derecho, el pluralismo político y la solución pacífica de controversias, constituyeron el
punto de partida sobre el cual se cimentó esta macro-relación global. Una muestra
inequívoca de esos principios comunes son la adhesión a la Declaración de Ushuaia (1998),
profundización que ha experimentado dicha relación bilateral tanto en la dimensión político-diplomática, estratégico-militar como económica-comercial. Esta nueva relación supone, también, la posibilidad de trascender el estadío actual a través de la construcción, a más largo plazo, de una alianza estratégica entre ambos países. Si bien ambos actores aún interactúan dentro de una cultura de rivalidad ‘atenuada’ (Colacrai & Lorenzini, 2006: 181-219). 10 La noción de rivalidad es una adaptación del modelo ideal de Alexander Wendt. Se la califica como ‘atenuada’ para marcar la diferencia en términos de intensidad. La rivalidad entre Argentina y Chile era más intensa por los conflictos limítrofes y se fue atenuando paulatinamente, a medida que se avanzó en su resolución y se incrementó la interdependencia en otras áreas de cuestiones. Sin embargo, esta idea de ‘rivalidad atenuada’ no es privativa de las relaciones argentino-chilenas.
la Declaración de Potrero de los Funes sobre Compromiso Democrático (1996), la
Resolución 1080 de la OEA) (1991), a los que se suma la participación de Chile en los
Mecanismos de Consulta y Concertación Política del Mercosur y de ambos en UNASUR y
CELAC.
Además, existe una variada trama de espacios organizacionales entre Argentina y Chile que
posibilitan el intercambio de información y coordinación entre la partes: las Cumbres
Presidenciales Anuales; las reuniones de los Ministerios de Defensa y Relaciones
Exteriores –conocido como 2+2-; el Comité Permanente de Seguridad (COMPERSEG); las
Comisiones y Grupos de Trabajo Binacionales; el Sistema Permanente de Consultas
Políticas de Alto Nivel; la Comisión Parlamentaria Conjunta; Mecanismo de Diálogo
Político entre las Cancillerías; los Comités de Integración; el Consejo Empresarial
Binacional Permanente; la Comisión Binacional de Cooperación Económica e Integración
Física; la Comisión Binacional de Comercio, Inversiones y Relaciones Económicas y la
Reunión Binacional de Ministros.
En el recorrido de la trayectoria de las relaciones bilaterales entre Argentina y Chile en el
período 2003-2011, observamos que el vínculo partía de una situación de cooperación y
diálogo con episodios, más bien aislados, de tensión. En términos de las consecuencias que
implicó, la crisis gas y el caso Apablaza fueron los más significativos. No obstante, las
administraciones Bachelet-Fernández y Piñera-Fernández, decidieron continuar
profundizando la relación entre ambos países. En esa dirección, se firmó la Declaración de
Punta Arenas que representó el ‘relanzamiento’ del vínculo y propuso la elaboración de un
nuevo acuerdo que tuviera un valor equivalente al Tratado de Paz y Amistad y que
proyectara la integración argentino-chilena en el siglo XXI. Este paso, dio lugar a la firma
del Tratado de Maipú (2009) en el que se reafirmó el compromiso y la voluntad de los
gobiernos de ambos países para avanzar hacia un estadío superador del actual.
B-Argentina-Venezuela
Desde 2003, las relaciones bilaterales entre la República Argentina y la RBV se han
convertido en una de las áreas prioritarias de ambas agendas externas. Su trayectoria se
caracteriza por la intensidad y la velocidad con la que se desarrollaron. En 2005,
experimentaron una mayor profundización y ganaron relevancia en el contexto de la
superposición de una crisis que Argentina estaba superando –la económica y la
financiera- y de otra que estaba emergiendo como consecuencia de los mayores niveles de
actividad –la energética. En diciembre de 2007 todo parecía indicar que esta nueva relación
continuaría avanzando al mismo ritmo que en el período previo. Sin embargo, el valija
gate11, la nacionalización de Sidor12 y las sospechas de pagos de coimas13 –por las
declaraciones de Eduardo Sadous, ex embajador en Caracas- impusieron un perfil más bajo en
las relaciones de la administración de Cristina Fernández y Hugo Chávez.
Ahora bien, el punto de inflexión para el acercamiento fue la Reunión de Cancilleres
realizada el 31 de julio de 2003 en Buenos Aires. Rafael Bielsa y Roy Chaderton Matos
expresaron la voluntad de ampliar la relación bilateral en los planos políticos,
económicos, industrial, comercial y de cooperación técnica, científico-tecnológica con
especial énfasis en los programas sociales y de lucha contra la pobreza y la exclusión. A
ello se sumó, la necesidad de profundizar el vínculo con el objetivo de consolidar el
desarrollo endógeno de ambos países, fortalecer la capacidad negociadora de los Estados
tanto en el plano regional como internacional e impulsar proyectos en sectores de mutuo
interés –energía, agricultura y alimentos, aeronáutica y satelital, medicina de alta
complejidad, metalúrgica y metalmecánica, turismo, medio ambiente e infraestructura-
(Declaración de Cancilleres, 31/07/2003).
El 13 de agosto de 2003 Argentina y Venezuela firmaron el Convenio Integral de
Cooperación que convoca a participar del proceso a organismos públicos y privados, a las
universidades, a organismos de investigación y organizaciones no gubernamentales
(ONG). El objetivo central de la cooperación en múltiples áreas de cuestiones apunta a
11 El ‘valija gate’, conocido con el caso Antonini Wilson, fue el primer episodio que puso un manto de sospecha sobre la transparencia de la relación bilateral. El 4 de agosto de 2007 un agente de la policía aeroportuaria argentina, identificó a un empresario estadounidense y venezolano -Antonini Wilson- que intentaba ingresar al país con una valija con 790.550 dólares sin declarar (Clarín, 04/08/2007, La Nación, 04/ 08/ 2007). 12 En 2008, el gobierno de la RBV expropió y nacionalizó empresas. Entre ellas, la empresa Siderúrgica del Orinoco (SIDOR) del grupo argentino Techint. A ella se sumaron otras tres del grupo Rocca en el mismo sector: Techint Tubo de Acero de Venezuela (TAVSA), Materia les Siderúrgicos (Matesi) y Complejo Siderúrgico de Guayana (Comsigua) (Beltramino, 2009; Ámbito Financiero, 24/05/2009; Página12, 08/ 05/ 2009). 13 En 2010 el ex Defensor del Pueblo, Eduardo Mondino, denunció en un juzgado federal el pago de comisiones -del 15%- en los contratos de empresas argentinas que vendían productos a Venezuela a través de Palmat International sede Miami y Palmat Intertrade sede Panamá, ambas dirigidas por Roberto Wellisch. Por la falta de transparencia en la gestión de los contratos y por las declaraciones de algunos empresarios es que se sospecha que para ingresar al negocio se pagaban coimas (La Nación, 30/04/2010; La Nación, 12/05/2010; Página12, 23/06/2010).
fortalecer tanto el desarrollo de los países como de los procesos de integración regional.
En ese marco se constituyó una Comisión Mixta que se ocuparía de hacer el seguimiento
y la evaluación del cumplimiento del tratado y se reuniría cada 6 meses. También sería
responsable de definir los proyectos de cooperación que se implementarían.
Asimismo, destacamos que los presidentes coinciden sobre un conjunto de ideas –la crítica
a la década neoliberal; la intención común de construir un proyecto de país centrado en una
visión económica heterodoxa y expresan una fuerte preocupación por las cuestiones
sociales; una visión crítica de la política externa de Estados Unidos (EEUU) y, en general,
del rol de los organismos multilaterales de crédito; la prioridad de la integración
sudamericana- e intereses (Lorenzini, 2011). Estos se visualiza en el hecho que pensaron la
complementariedad como una idea guía, para atender sus intereses más urgentes: la
búsqueda de socios comerciales para aumentar las exportaciones; de socios políticos
que apoyaran la posición argentina en el proceso de renegociación de la deuda con el
FMI y el reclamo por Malvinas, y de socios que pudieran ayudarla a resolver los
problemas energéticos que comenzaba a experimentar, la promoción del comercio y de la
cooperación sur-sur. Argentina necesita garantizar la seguridad energética mientras que
Venezuela necesita alcanzar la soberanía alimentaria (Memoria del Estado de la Nación,
2010, 2011, 2012; Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información,
2007).
Por otra parte, advertirmos que el vínculo entre Miraflores y la Casa Rosada se desenvolvió
con un ritmo oscilante. Entre 2003-2007 se caracterizó por un alto perfil, hubo una
trayectoria ascendente y se observó en la realización de múltiples esfuerzos para establecer
canales de comunicación permanentes entre los actores públicos y privados, la puesta en
marcha de numerosos proyectos de cooperación sur-sur y el crecimiento del comercio
bilateral.
Desde 2007, debido al valija gate, la nacionalización de Sidor, las sospechas de pago de
coimas, los interrogantes que despertó la singularidad del mecanismo que regula el
comercio bilateral y las compras de energía, se tomó la decisión política de bajarle el perfil
público y suavizar la visibilidad de los encuentros entre los funcionarios14 y, al mismo
14 Algunos ejemplos son la visita del Ministro De Vido a Caracas el 18 de enero de 2013 que sólo fue cubierta por Télam. Se reunió con el Canciller, Elías Jaua; con el Presidente de PDVSA y con el entonces vice-presidente a cargo. El Ministro de Planificación fue acompañado por una delegación de 25 empresarios para
tiempo, continuar profundizando la relación con la RBV. Es decir, que el inicio de este
período no supuso la interrupción del intercambio comercial, a pesar de que las Cumbres
Presidenciales se celebraron de manera más espaciada –no fueron trimestrales como estaba
previsto- (Declaración Conjunta de los Presidentes, 2009). De acuerdo con la información
del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina y del Ministerio
del Poder Popular para las Relaciones Exteriores, la última Reunión de la Comisión
Binacional de Alto Nivel (COBAN)15, tuvo lugar en marzo de 2011 cuando, originalmente,
la frecuencia acordada era cada 6 meses (Acuerdo para el establecimiento de una Alianza
Estratégica Argentina-Venezuela, 2006).
A partir de la entrada en vigencia del Convenio Integral de Cooperación (2004), la relación
bilateral cuenta con, al menos, tres instancias formales de diálogo. La primera de ellas, son
las Cumbres Presidenciales que se celebraron asiduamente entre 2003 y 2007 y cuya
frecuencia se redujo a partir de esa fecha. La segunda, son las reuniones de la Comisión
Mixta que con la firma del acuerdo para establecer una alianza estratégica en 2006 fue
reemplazada por la COBAN. La tercera es el mecanismo de consulta permanente entre los
Ministerios de Energía y Minas de Venezuela y el Ministerio de Planificación Federal de
Argentina.
3-Temas de Agenda
A-Estratégicos
La dimensión estratégico militar está presente en los vínculos argentino-chilenos pero
carece de relevancia en los argentino-venezolanos. Es decir, que esta área de cuestiones no
forma parte de los temas de agenda en la relación entre Argentina y la RBV.
afianzar los vínculos comerciales en los sectores avícola, frigorífico, aceitero, servicios petroleros, metalmecánico e insumos para el sector eléctrico (Télam, 2013). De Vido volvió a Caracas el 20 de febrero de 2013 con motivo de la puesta en funcionamiento del sistema de Televisión Digital Abierta y la inauguración de trece estaciones de transmisión de tecnología argentina, que darán cobertura a más del 50% de la población (Télam, 2013). La venta de las antenas y los kits de TV Digital fueron denunciadas en la red social twitter por William Peña y Nelson Bocaranda del Diario El Universal. La denuncia sostenía que Venezuela había pagado sobreprecios que triplicaban el valor de mercado por la adquisición de los decodificadores argentinos (Wiilliam Peña @williampm, 20/02/2013 y 21/02/2013 y Nelson Bocaranda S. @NelsonBocaranda, 20/02/2013 y 21/02/2013). 15 La COBAN reemplazó a la Comisión Mixta y fue creada por el Acuerdo para el establecimiento de una Alianza Estratégica entre la República Argentina y la RBV el 4 de junio de 2006. Sin embargo, la I Reunión se celebró tres años y medio después de su creación formal, el 9 de diciembre de 2009 (Lorenzini, 2011).
En el caso de Argentina y Chile se puede observar en la continúa cooperación en defensa y
seguridad que se ha venido realizando desde la década de los 90’. Con la firma del Tratado
de Maipú, las presidentas de ambos países sostuvieron que los avances alcanzados y la
evolución en esta materia puede ser definido como integración en seguridad y defensa
(Tratado de Maipú, 2009).
Una de las áreas en las que es posible observar la cooperación argentino-chilena es la
adopción de medidas de confianza mutua. Allí, exhiben una vasta trayectoria en el plano
bilateral y regional. En el primero lograron avances sustantivos en el área de defensa –
adopción MCM de cuarta generación y de una Metodología de Homologación de los gastos
elaborada por la CEPAL-, y cooperación entre las FFAA –un sólido entramado
institucional a través de las reuniones del mecanismo 2+2, del COMPERSEG, la
realización de ejercicios conjuntos entre las FFAA, la participación conjunta en OMP y la
creación de la Fuerza Conjunta Combinada Cruz del Sur (Lorenzini, 2011).
Otra de las áreas que ilustran esta cooperación es la frondosa trayectoria que Argentina y
Chile tienen en participación –individual y conjunta- en misiones de paz bajo el mandato de
Naciones Unidas. La constitución de Cruz del Sur16 representa un estadío muy avanzado de
la cooperación bilateral. Dicha iniciativa binacional surgió de la Declaración de Principios
y Líneas de Acción (2006) y el primer paso consistió en la constitución del Estado Mayor
Conjunto de la Fuerza Binacional en abril de 2006. En este sentido, Argentina y Chile
consideran que ‘Cruz del Sur’ es un valioso aporte conjunto para el mantenimiento de la
paz y la seguridad internacional en el plano multilateral. En el plano bilateral, la FPCC
representa un avance muy significativo en materia de integración en defensa y seguridad,
sinedo el resultado de la confianza construida, de la trayectoria y de la experiencia que
Argentina y Chile han adquirido por su continua cooperación en materia de seguridad y
defensa, por su tradición en la participación en OMP’s y por la realización de ejercicios
militares conjuntos desde los 90’.
B-Territoriales
16 El principal objetivo de Cruz del Sur será la participación en Operaciones de Mantemiento de la Paz (OMP) bajo el mando de Naciones Unidas y supone un salto cualitativo definido por las partes como integración en defensa y seguridad.
Argentina y Chile enfrentaban 24 litigios pendientes a inicios de la década y todos ellos
fueron resueltos definitivamente al final de la misma.17 Así, los vínculos transitaron de la
‘vieja política’ hacia una ‘nueva política’ signada por el entendimiento y el diálogo político,
una mayor cooperación en diversas áreas de cuestiones y un intenso flujo comercial y de
inversiones (Colacrai & Lorenzini, 2006; Lorenzini, 2011).
Actualmente, las cuestiones territoriales no constituyen una prioridad de la agenda bilateral
puesto que las diferencias existentes fueron resueltas pacíficamente y con una fuerte
voluntad política de las autoridades de los respectivos países. La naturaleza conflictiva de
esta área de cuestiones fue superada satisfactoriamente por las partes a fines de los años
90’. Los temas más próximos a esta área de cuestiones han adquirido un valor cooperativo
y son abordados en el nivel subnacional a través de las reuniones periódicas de los Comités
de Integración binacionales.
El hecho de que Argentina y Venezuela no sean países limítrofes explica la ausencia de este
tema en esa agenda bilateral. Esta situación que también se repite en la dimensión
estratégica, puede ser entendida como un indicio de que el vínculo argentino-chileno
presenta un carácter más integral que el argentino-venezolano.
C-Comerciales y Energéticos La dimensión comercial, incluyendo la compra venta de energía, es relevante tanto en
el vínculo argentino-chileno como en el argentino-venezolano. En el primero tuvo hasta
2010, como características distintivas un fluido y creciente intercambio. En el segundo,
experimentó un aumento muy significativo luego de la puesta en marcha del Convenio
Integral de Cooperación, especialmente, a partir de 2005. También incluyó la compra de
energía a la RBV como una de las herramientas para paliar la crisis energética por la
atraviesa el país a desde 2004.
17 Para un análisis bien detallado del tema ver: Colacrai, Miryam (2004) “La Política Exterior Argentina hacia sus vecinos durante los 90’”, Documento de Trabajo N° 1, CEIEG-CEMA, julio. Disponible en: http://www.cerir.com.ar/admin/_cerir/archivos/libros/0000182/dt1_colacrai.pdf; Colacrai, Miryam (2008) “Las identidades de Chile en sus relaciones internacionales. ¿Entre el paradigma comercialista y el territorialista”, Revista de Ciencias Sociales, N° 122, pp. 59-70. Disponible en http://www.latindex.ucr.ac.cr/rcs-122/rcs-122-05.pdf. Colacrai, Miryam & Lorenzini, Ma. Elena (2005) “La política exterior de Chile: ¿excepcionalidad o continuidad? Una lectura combinada de ‘fuerzas profundas’ y tendencias”, en Confines de Relaciones Internacionales y Ciencia Política, Nº 2, Instituto Tecnológico de Monterrey, México, agosto-diciembre, pp. 45-63
El comercio y las inversiones tuvieron un carácter predominantemente cooperativo con
Chile hasta la crisis del gas18 y desde entonces han surgido episodios de tensión
derivados de la suspensión de las exportaciones del hidrocarburo así como también por
la alteración unilateral de las reglas de juego por parte de Argentina. En consonancia
con ello, el volumen del comercio bilateral experimentó un descenso marcado en el
período 2010-2013. Entre las razones que lo explican se encuentran la reducción de las
exportaciones argentinas de energía y de las importaciones debido a la imposición de
licencias no automática que se explican por las dificultades económicas y comerciales
por la que atraviesa la administración del FPV. No obstante, el saldo de la balanza
comercial continúa siendo favorable a la Argentina -2.580 millones de dólares en 2013
(DIRECON, 2013) aunque su volumen se redujo casi a la mitad si lo comparamos con
2010 cuando había superado los 5.000 millones de dólares.
En la visita oficial que realizó Cristina Fernández a Santiago a mediados de marzo de 2012,
figuraban en la agenda temas de orden político, de integración y cooperación –el respaldo
de Chile en la cuestión de Malvinas, la mejora de la conectividad en materia de
infraestructura, la cooperación educativa y cultural- y los reclamos de Chile por el pedido
extradición de Galvarino Apablaza, las trabas comerciales que impone Argentina a sus
18 La crisis del gas se inició en el primer semestre de 2004 cuando el gobierno de Néstor Kirchner decidió, unilateralmente, reducir el volumen y/o suspender el suministro del hidrocarburo a Chile tal como lo establece el Protocolo que regula la interconexión gasífera y el suministro de gas natural.18 El objetivo de la decisión de la Casa Rosada era garantizar el abastecimiento del mercado argentino frente al aumento sostenido de la demanda. La adopción de tales medidas fue interpretada por el gobierno de Lagos y por las empresas privadas chilenas como una señal de alarma puesto que ponía en juego la seguridad del suministro en las centrales de producción y en los hogares y generaba un elevado nivel de incertidumbre. La preocupación de Santiago crecía vis a vis la negación sistemática de la existencia de una crisis energética por parte del gobierno argentino. Frente a esta situación hubo reacciones encontradas y se tomaron diversas medidas para llegar a una solución. Además, Argentina celebró un primer acuerdo con Bolivia y aceptó la condición que este último imponía de “no enviar ni una sola molécula de gas boliviano a Chile”. A pesar de la fuerte voluntad política expresada por Bachelet y Kirchner en 2005, hubo un episodio que volvió a estremecer la ‘estabilidad’ de la relación argentino-chilena: el aumento en los precios de las exportaciones de gas a mediados de 2006. Posteriormente, los primeros mandatarios se reunieron en una bodega argentino-chilena en la ciudad de Mendoza el 12 de septiembre de 2006. Las conversaciones por el gas fueron conflictivas y generaron un roce permanente (Lorenzini & Ceppi, 2010). Después de los aumentos de 2006 y de los recortes más agudos en 2007, las autoridades chilenas tomaron plena conciencia de que el gas argentino no volvería a fluir con normalidad por los gasoductos existentes (Errázuriz Correa, 2008). Así, decidieron comenzar a buscar proveedores de gas natural licuado (GNL) alternativos, que contribuyeran a morigerar los costos de los recortes argentinos. Además, lanzaron los proyectos de construcción de dos plantas de regasificación del GNL importado de Asia Pacífico en Quinteros –inició sus actividades en octubre de 2009- y Mejillones.
productos manufacturados y la incógnita por la continuidad de los vuelos de la empresa
LAN a Malvinas. A ellos se sumaron en 2013, los inconvenientes experimentados por LAN
en el Aeroparque Jorge Newbery.
Frente a la protesta formal presentada por Chile, en 2012 se acordó conformar una
comisión bipartita cuyo compromiso consistía en evaluar cada uno de los casos en los que
Argentina había impuesto restricciones comerciales –especialmente en los sectores de
plástico, textiles, insumos mineros y agroindustriales. Los empresarios chilenos sostienen
que las demoras para el ingreso de productos le implican costos de hasta 50.000 dólares por
el pago de sobrestadía en las aduanas argentinas (Di Natale, 15/03/2012; De Santis,
14/03/2012; La Tercera, 15/03/2012). La preocupación chilena puede sintetizarse en la
frase del entonces presidente Sebastián Piñera cuando señaló que “mucho más importante
que los túneles que nos unen es importante destacar que nuestras aduanas no nos
distancien” (Di Natale, 16/03/2012). En un gesto simbólico, la presidenta Cristina
Fernández decidió no incluir a Guillermo Moreno en la delegación que la acompañó en su
primer viaje a Santiago luego de su reelección en octubre del año pasado.
Las inversiones también constituyen un tema importante del vínculo. Chile ha invertido
volúmenes muy significativos en la Argentina. De hecho, Argentina es el segundo destino
para las Inversiones Externas Directas (IED) de Chile. En el período 1990-2013, alcanzó un
volumen de 17.674 millones de dólares (Ministerio de Relaciones Exteriores de la
República de Chile, 2013). Un ejemplo en esa dirección es que pese la situación de tensión
en 2012 el grupo Cencosud liderado por Horst Paulmann llevó adelante una operación para
comprar el 38, 6% del holding Jumbo que estaba en manos de UBS AG London Group. De
esa manera, el grupo chileno volvió a tener el 100% de las acciones de la empresa. La
operación alcanzó un valor de 484 millones de dólares y representa una muestra de
confianza de los inversores chilenos en nuestro país (La Nación, 05/07/2012).
En términos comerciales convencionales, Venezuela se consolidó como uno de los
mercados de mayor crecimiento para las exportaciones argentinas, las cuales se
cuadriplicaron entre 1999-2007. El salto en los envíos al país caribeño fue impulsado por
la firma de diversos acuerdos comerciales y por la facilitación de negocios promovida por
ambos gobiernos. En el período 2002-2010, las exportaciones argentinas crecieron a una
tasa del 32,7% acumulativa anual mientras que las importaciones lo hicieron a una tasa
del 14,4% anual (MECON, 2011). En principio, el saldo de la balanza comercial es
ampliamente favorable para Argentina y alcanzó en 2010 los 1.402 millones de dólares
(MECON, 2011) ya que como veremos más adelante, esa balanza comercial no
contempla la compra de energía. Según la opinión de algunos expertos, el superávit es el
resultado del volumen de exportaciones agroalimentarias y de una canasta exportadora
bastante diversificada que incluye bienes intermedios y con mayor valor agregado.
Las relaciones entre Argentina y la RBV en materia de energía tuvieron su punto de inicio
con la firma del Convenio Integral de Cooperación en 2004. Los principales intereses que
favorecieron la puesta en marcha de la compra-venta de energía x alimentos fueron, la
creciente demanda de energía, del lado argentino, y de alimentos y maquinarias, del lado
venezolano.
A lo largo de estos últimos diez años, mucho se ha especulado sobre las compras de energía
trascendió: que el fuel oil y el gas oil supera el contenido máximo de azufre permitido por
la legislación argentina; que los combustibles no son originarios de Venezuela y que
PDVSA los compra a otros proveedores para luego triangularlos a la Argentina, cobrando
una comisión por la realización de esta operación; se escucharon voces que decían que esta
maniobra encarecía el costo del combustible y que, en consecuencia, los gobiernos del FPV
defraudaban al fisco por cifras millonarias.
Ahora bien, la realidad nos muestra que en 2010, Argentina le compró a Venezuela 19.5
MBD de fuel oil y gas oil; en 2011, 24.6 MBD y en 2012, 25.6 MBD (Informe de Gestión
Anual de PDVSA, 2010, 2011, 2012). Según los Estados Financieros Consolidados de
PDVSA, ENARSA y CAMMESA aportaron al fideicomiso como parte de pago $729
millones de dólares en 2012; $238 millones de dólares en 2011 y $81 millones de dólares
en 2010 (Estados Financieros Consolidados PDVSA, 2013: 53). En función de estos datos,
podemos afirmar que la compra de combustibles es real y que, pese a la opacidad del
fideicomiso, se han realizado pagos parciales.
Esta situación ha sido reconocida expresamente por ambas partes en el Decreto 1839/2010
en el que se advierte “que al 14 de mayo de 2009, existían saldos pendientes de pago
derivados de las ventas de combustible realizadas por PDVSA, durante los años 2007 y
2008, tanto a CAMMESA como a ENARSA (…)”. En virtud de lo cual, “el 15 de mayo de
2009 CAMMESA, ENARSA y PDVSA suscribieron un Contrato de Refinanciamiento en
el que se acordó la cancelación de la deuda mediante la entrega de 24 pagarés, debiéndose
pagar el capital adeudado en un máximo de 3 años” (Decreto 1839/2010: 1).
Posteriormente, se lo vuelve a reconocer en el artículo 3 del Addendum 17/2012 a través
del cual se modifica “el mecanismo financiero para la aplicación de la deuda consolidada
refinanciada” (Addendum 17, 2012: 16).
Por último, se lo observa en la Resolución Conjunta 290/2012 y 75/2012 de la Secretaría de
Hacienda y de la Secretaría de Finanzas argentinas. Allí consta que “en el marco del
Contrato de Refinanciamiento celebrado entre las compañías citadas con PDVSA con fecha
22 de marzo de 2012, a través del cual las empresas refinanciaron la deuda que al 18 de
marzo de 2012, mantenían con esta última por la adquisición de combustibles” (Resolución
290/2012 y 75/2012: 1). En esa dirección, dicha Resolución dispone la emisión de Letras
del Tesoro denominadas en dólares para cancelar los pagos adeudados a PDVSA.
Ahora bien, la Resolución Conjunta 412/2010 y 121/2010 afirma que la deuda de ENARSA
y CAMMESA con PDVSA es de 1.264.832.345,07 millones de dólares. Tal como
señalamos supra, el Poder Ejecutivo autorizó a ambas Secretarías la emisión de 24 pagarés
para la cancelación total de la deuda. No obstante, la Resolución emite sólo 18 pagarés
cuyo valor es menor que el de la deuda total reconocida. Así, de acuerdo con el análisis de
la información oficial de carácter público, observamos que existió una clara voluntad de
pago por parte de Argentina, que se emitieron 6 pagarés menos de lo establecido en la
Resolución y que el valor conocido de los mismos resulta inferior a la deuda total. Por lo
tanto, inferimos de esos datos que quedó un saldo pendiente de pago de 445.964.575,07
millones de dólares.
En lo que respecta a la Resolución 290/2012 y 75/2012, se establece en el primer párrafo
del Artículo 1, la emisión de una Letra del Tesoros a favor de CAMMESA por un valor
nominal de 1.378.357.753 millones de dólares con el objetivo de asegurar la cancelación de
la deuda con PDVSA en el marco del Contrato de Refinanciamiento celebrado el 22 de
marzo de 2012 entre la estatal venezolana, ENARSA y CAMMESA. Sin embargo en el
párrafo siguiente del Artículo 1 y en el Artículo 2, observamos que se emiten dos Letras del
Tesoro: una a favor de CAMMESA por el valor antes señalado y otra a favor de ENARSA
por un valor nominal de 21.642.247 millones de dólares. Si sumamos el valor nominal de
ambas Letras, tendríamos que el monto total de la deuda de Argentina con Venezuela para
el 22 de marzo de 2012 ascendía a 1.400 millones de dólares más los intereses que se
contemplan entre las condiciones de emisión de ambas letras (Resolución Conjunta
290/2012 y 75/2012).19
Por último, nos interesa señalar una cuestión puntual vinculada al saldo de la balanza
comercial bilateral. Desde 2003, Argentina exhibe un superávit comercial con Venezuela.
Según una fuente oficial consultada que pidió la reserva de identidad, “el Instituto Nacional
de Estadísticas (INE) de Venezuela no registra las exportaciones de petróleo del sector
público puesto que sólo considera las exportaciones denominadas ‘no tradicionales’-es
decir, las ventas al exterior diferentes del hierro, del petróleo y sus derivados. El INDEC
tampoco consigna las importaciones de hidrocarburos provenientes de Venezuela puesto
que su proceso de refinación es realizado fuera del territorio venezolano. Estos productos
son considerados por la Aduana argentina como de origen ‘indeterminado’”.
La exclusión del rubro energético en la balanza comercial bilateral explica el abultado saldo
a favor de la Argentina ya que ni el INE ni el INDEC, contabilizan la compra de
hidrocarburos líquidos. La falta de transparencia en la información, que debiera ser pública,
es uno de los elementos que alimenta las especulaciones, los rumores y los trascendidos
sobre la existencia de corrupción en la gestión del vínculo al mismo tiempo que favorece
los argumentos de quienes sostienen que la relación Caracas-Buenos Aires descansa
únicamente en una alianza ideológica entre sus presidentes. Desde nuestro punto de vista, el
rápido ascenso del vínculo bilateral se comprende mejor tomando en consideración tanto
los principios, las ideas y los intereses que las partes tienen común como la sintonía
ideológica que comparten sólo parcialmente. En otros términos, la adopción de una
perspectiva más compleja es una herramienta que nos permite analizar la multicausalidad
de esta peculiar relación entre Argentina y Venezuela de una manera más profunda y con
mayor especificidad.
19 Entre las condiciones de Emisión de las Letras del Tesoro sobresalen los siguientes datos: la Fecha de Emisión de ambas fue el 18 de enero de 2012; la Fecha de Vencimiento de las últimas cuotas será el 18 de diciembre de 2014; la primera cuota de la primer Letra tiene un valor de 112.205.866 millones dólares y las 9 restantes, 140.683.543 millones de dólares; la primera cuota de la segunda Letra tiene un valor de 1.761.796 millones de dólares y las 9 restantes 2.208.939 millones de dólares. El capital de ambas, se amortiza en diez cuotas trimestrales consecutivas; “devengarán intereses sobre el saldo de amortización a la tasa Libor a 3 meses (…) más un margen del 6% anual (…); se emitirá un certificado que será depositado en la Central de Registro y Liquidación de Pasivos Públicos y Fideicomisos Financieros (CRYL) del Banco Central de la República Argentina” y las Letras “serán transferibles y no tendrán cotización en los mercados de valores locales e internacionales” (Resolución Conjunta 290/2012 y 75/2012, 2012: 2).
4-Sostenibilidad del vínculo en el mediano y largo plazo La sostenibilidad de los vínculos bilaterales en el mediano y largo es una categoría de
análisis importante en función del contenido de la definición de alianza estratégica que
construimos y con la que elegimos trabajar. Cabe recordar que entre sus requisitos se
cuenta la planificación de los cursos de acción en el mediano y largo plazo haciendo que
éstos sean más confiables, más previsibles y menos inciertos. También guarda relación con
el proceso de construcción de confianza entre las partes que se logra fijando reglas claras y
cumpliendo con ellas a fin de posibilitar un mayor control de los costos recíprocos y
asimétricos en una relación interdependiente. Otro ingrediente esencial es que el carácter
estratégico cobra un sentido eminentemente político y supone que la planificación se
llevará a cabo en el plano de la macro-relación global (Lorenzini, 2011).
Si analizamos sendos pares de relaciones bilaterales en esta categoría, podemos identificar
algunas diferencias destacadas. En primer lugar, el vínculo argentino-chileno descansa
sobre un largo y arduo proceso de cooperación con algunos episodios –crisis del gas, caso
Apablaza, cambio unilateral de las reglas de juego en el intercambio comercial y gestos que
dificultaron la normal operatoria de la empresa LAN. La historia de más tres décadas de
cooperación nos ofrece algunos elementos que nos permiten vislumbrar que, pese a la
emergencia de conflictos puntuales, ha predominado el compromiso y la voluntad política
para hallar soluciones a los problemas. En cambio, la trayectoria del vínculo argentino-
venezolana es menos extensa y no ha experimentado conflictos significativos. En
consecuencia, carecemos de elementos empíricos que nos den indicios sobre el
comportamiento de los actores involucrados en tales escenarios. Es decir, no se registran
antecedentes sobre el modo a través del cual Argentina y la RBV resolverían sus
diferencias. Podría interpretarse que la ausencia de tensiones en esta relación sería un
indicador positivo a favor de la fortaleza de la relación. Sin embargo, estimamos que las
situaciones de conflictos son intrínsecas a vínculos densos, profundos e interdependientes.
Es decir, que el aumento de la interdependencia entre las partes, inevitablemente, generará
diferencias que será necesario resolver. Por lo tanto, nos inclinamos a pensar que el vínculo
Buenos Aires-Caracas es menos denso, menos profundo y menos integral que el que existe
entre Buenos Aires y Santiago. En virtud de lo expuesto, sostenemos que si bien el proceso
de construcción de la alianza estratégica permanece incompleto en ambos casos, se
observan mayores avances en el caso de la relación argentino-chilena –suficiente evidencia
empírica que respalda la voluntad de las partes de continuar profundizando el vínculo a
pesar de los episodios de tensión experimentados; es un vínculo más denso, más
interdependiente y más complejo ya que forman parte de su agenda los temas estratégicos,
territoriales, comerciales, de integración física, cooperación subnacional y cooperación en
diversas áreas, incluyendo la educativa, cultural y científico-tecnológica.
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