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Literacidad electrónica en dispositivos móviles e inclusión de dispostivios en bibliotecas.
Información del autor(es):
Nombres y apellidos: Carlos Suárez Quiceno Grado académico: Sociólogo, licenciado en español y literatura, magíster en estética, candidato a doctor en Diseño y Creación. Cargo: Docente de tiempo completo Perfil profesional: (descripción de un párrafo): docente e investigador en el campo de la convergencia digital en lectura y escritura. Adelanto una investigación de nivel doctoral en remediación en los textos digitales y diseño de experiencias de lectura digital. Correo electrónico: Carlos Suárez Quiceno
Tema desarrollado: Literacidad electrónica en dispositivos móviles e inclusión de dispositvos en bilbliotecas Método utilizado: investigación aplicada Discusión crítica de resultados: se exponen en el artículo Conclusiones: se exponen en el artículo Referencias: se exponen en el artículo
Resumen (longitud máxima 250 palabras) Las prácticas de lectura se ven influenciadas por los cambios tecnológicos. Probablemente, los actuales dispositivos electrónicos de lectura prefiguran un cambio en los modos de leer. En el texto se establece a partir de una investigación aplicada con estudiantes universitarios, la idoneidad de estos dispositivos para realizar experiencias de lectura lineal de textos digitalizados.
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Texto extenso:
LITERACIDAD DE ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS EN DISPOSITIVOS MÓVILES DE LECTURA
En la alfombra cuadrada de césped de plástico verde, un adolescente japonés estaba sentado detrás de un monitor en forma de C, leyendo un libro de texto.
(Neuromante. William Gibson,1982)
1. INTRODUCCIÓN
La lectura es una actividad mediada instrumentalmente, es decir, para que el lector
pueda visualizar y decodificar el texto es necesario un soporte material. En uno de los
extremos de la gama de los soportes de lectura está la piedra y la arcilla, en el otro,
las pantallas de los dispositivos electrónicos. Al respecto, Cavallo y Chartier (1998, p.
20) mencionan que existe una materialidad de los textos, y que nos enfrentamos
cotidianamente a “objetos escritos”:
Los autores no escriben libros: no, escriben textos que se transforman en objetos escritos –manuscritos, grabados, impresos y, hoy, informatizados- manejados de diversa manerapor unos lectores de carne y hueso cuyas maneras de leer varían con arreglo a los tiempos, los lugares y los ámbitos.
En este escenario compartido entre los objetos escritos y las prácticas lectoras, la
investigación “Literacidad electrónica en estudiantes universitarios: hacia un protocolo
de inclusión de dispositivos móviles en bibliotecas” se dedicó a la exploración de la
lectura en pantalla usando computadores portátiles, tabletas digitales, lectores de tinta
electrónica y lectores de pantalla retroiluminada.
Este tipo de dispositivos en que actualmente se procesa una gran cantidad de
textos, parecieran competir con el soporte tradicional de papel. Dicho sea de paso, la
lectura en estos soportes debe ser incluida dentro de la pantallología. Huhtamo
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(2006) define ésta como el campo de las prácticas que se ejercen sobre las pantallas,
que entrados en la segunda década del siglo XXI conforman claramente una de las
más comunes y diversas actividades de los seres humanos.
La lectura, siguiendo a la escritura, empieza a ser una práctica asistida por
programas informáticos y dispositivos electrónicos sobre superficies de pantalla. El
impacto del desarrollo de la electrónica y la tecnología informática sobre las prácticas
de lectura y escritura implica también un salto en los formatos textuales.
Para abordar los nuevos objetos escritos, en la investigación se optó por emplear
el concepto de literacidad electrónica que Cassany (2006) ha empleado claramente, y
que extiende el conjunto de prácticas que una cultura desarrolla sobre los textos al
terreno digital, de modo que este concepto entra a designar los conocimientos y
actitudes necesarios para el uso de los géneros escritos en los nuevos soportes y
formatos:
Surgen nuevas prácticas comunicativas, con nuevos géneros (correo electrónico, conversación o chat, página o sitio), estructuras (hipertexto, intertextualidad), registros (teclado, coloquial) y formas lingüísticas. A partir de estas prácticas también evolucionan los procesos cognitivos implicados en la lectura y la escritura. Se aventuran cambios significativos en la cultura y las formas de pensamiento de las sociedades. (pp. 173-174)
Si bien es cierto que desde la década de los 70, la escritura y la lectura se han
instrumentalizado a través de medios electrónicos, sólo hasta años muy recientes ha
irrumpido con fuerza el libro electrónico y se han desarrollado masivamente
dispositivos diseñados para experiencias de lectura intensiva en pantalla. En este
contexto surge la necesidad de indagar acerca de las posibilidades que entrañan
estos artefactos y las prácticas lectoras que originan, de modo que se pueda
considerar su utilización en el terreno de la cultura académica.
Por eso, el proyecto se enfocó en establecer los usos y prácticas lectoras que
puedan dar pautas para que estos dispositivos sean incorporados como elementos
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indispensables en la formación de lectores y en la oferta que las bibliotecas brindan a
los usuarios.
Entre los objetivos se buscó esclarecer la literacidad en los formatos propios de los
dispositivos electrónicos de lectura. También se pretendió establecer categorías para
el análisis de experiencias textuales en soportes móviles digitales; así como
establecer las estrategias para integrar dentro de las bibliotecas la lectura de textos
electrónicos.
La comprensión del objeto de investigación se logró mediante conceptos
derivados, por una parte, de disciplinas humanísticas, y por otra, de herramientas de
informática. Entonces, se recurrió tanto a estudios históricos de las prácticas y
soportes de lectura, como a la comprensión de los actuales desarrollos de la
informática y de la electrónica de consumo, en lo que atañe a software y hardware
relacionado con la lectura. De acuerdo con Cavallo y Chartier (1998, p. 19), se puede
indagar por las condiciones materiales de la lectura, entre ellas, por los objetos
escritos que se presentan en toda sociedad. Establece algunos criterios como el de
comunidad de lectores y conjunto de competencias frente a la materialidad de los
textos y las prácticas de los lectores, las formas de lo escrito y la identidad de los
públicos, las transformaciones de los códigos y de las formas.
Así, por ejemplo, existe una extensa imaginería y una ingeniería alrededor de las
interfaces de lectura, tal como lo podemos ejemplificar con las siguiente ilustraciones
de máquinas ideadas por dos personajes dedicados a la ciencia en épocas muy
distantes.
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Figura 1. La rueda de los libros, máquina renacentista diseñada por el ingeniero militar Agostino Ramelli, 1588. Tomado de: Le diverse et artificiose machine del Capitano Agostino Ramelli http://echo.mpiwg-berlin.mpg.de/MPIWG:XAY0CN5D
Figura 2. El Memex tal como fue imaginado por un ilustrador de LIFE. Diseño de la máquina hipertextual Memex (Memory extended) de Vannevar Bush en 1945. Tomado de: http://www.theatlantic.com/technology/archive/2013/07/the-hut-where-the-internet-began/277551/
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Otro concepto que sirvió de punto de partida en la caracterización de los
dispositivos electrónicos, fue el de objetos nómadas. Entrados ya en el tercer milenio
se hace visible la reflexión de Jacques Attali (1992) en torno al consumo masivo de lo
que él llama los objetos nómadas. En esta categoría entran, por excelencia, los
dispositivos móviles, con sus cada vez más amplias interfaces de lectura. Dice que
tales objetos no nacerán sólo de los caprichos de la imaginación de los
desarrolladores, sino también de las necesidades de una industria al acecho de los
medios para canalizar deseos en mercancías. De acuerdo con esto, es de esperar que
en los próximos años el consumo de dispositivos de tinta electrónica y tabletas
digitales se extienda considerablemente a toda la población mundial, así como el libro
lo hizo en su momento.
Ahora bien, por su parte, el proyecto adoptó conceptos como el de legibilidad,
para referirse a las características que los dispositivos electrónicos presentan en
relación con el ejercicio lector. Este término que tiene sus orígenes en el trabajo
tipográfico, se ha extendido hasta el diseño propio de los equipos lectores y las
características relacionadas con la lectura.
Un punto de partida básico en la investigación, desde el orden conceptual y
práctico, fue el de tener en cuenta la distinción primordial que plantea Vouillamoz
(2000, p.103) entre literatura electrónica original, o sea, la que ha sido creada
exclusivamente para ser ejecutada en dispositivos electrónicos; y la literatura
digitalizada, la de origen analógico. Ésta última fue la que se exploró en el proyecto.
Las prácticas de lectura cambian a lo largo de los tiempos. Estudios acerca de su
historia, evidencian revoluciones en la forma de leer, entre las que puede
mencionarse, por ejemplo, el paso de la lectura oral a la mental, y de la lectura
intensiva a la extensiva (Vouillamoz, 2000, p. 44). La lectura intensiva se refiere a
aquellas lecturas detenidas, profundas, meditativas, que pueden reducirse a textos
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fragmentarios o textos únicos; la lectura extensiva, a lecturas voluminosas, ágiles, que
abarcan una y más obras.
Actualmente podemos conjeturar, tras la realización de esta investigación, que se
están dando condiciones para una nueva revolución que parte de los soportes y
alcanza los formatos, para impactar definitivamente al lector.
El reconocimiento de este tipo de cambios, y la consideración de la importancia de
la materialidad de los textos, en cuanto componen objetos escritos, hace posible
considerar con interés la presencia de los formatos electrónicos en el terreno de la
lectura. De este modo, la investigación sobre literacidad electrónica en dispositivos
electrónicos de lectura, se planteó establecer la idoneidad de tales soportes como
portadores de texto en la vida académica.
La investigación estuvo enfocada en el potencial que presentan los dispositivos
electrónicos para ser incorporados dentro de las prácticas de lectura en la vida
académica.
Figura 3. Tableta sobre atril. Fuente propia.
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2. METODOLOGÍA
El proyecto consistió en establecer la idoneidad de los soportes digitales para las
prácticas de lectura que se realizan en las bibliotecas y en los ambientes académicos.
Para lograr este propósito, inicialmente se partió de una base teórica fundamentada
en el campo de la historia de la lectura y de la escritura.
Posteriormente, los investigadores realizaron pruebas de usabilidad de los
dispositivos electrónicos y de los programas informáticos que se asocian con los
diversos tipos de máquinas. A partir de allí se seleccionaron los dispositivos de lectura
y se pasó al desarrollo de los instrumentos de recolección de información. Tres
dispositivos lectores de tinta electrónica y tres de pantalla retroiluminada, a más de
varios computadores portátiles, constituyeron los dispositivos utilizados.
A la par, fue diseñada una prueba denominada "Experiencia de lectura". También
se realizó la selección de los textos que serían empleados. El corpus de lecturas, si
bien fue de tipo literario, se fundamentó en que implicara una lectura lineal e intensiva,
antes que hipertextual y extensa.
La población objeto fue de estudiantes del programa de Comunicación Social de la
Fundación Universitaria Luis Amigó. Entre ellos se eligió a quienes se observó como
lectores entrenados que manifestaban un gusto personal por la lectura.
De este modo se llevaron a cabo más de 30 experiencias de lectura, con su
correspondiente cuestionario, que luego fue tabulado y sistematizado.
Adicionalmente se obtuvo información recurriendo a entrevistas semiestructuradas
con usuarios de máquinas lectoras y con funcionarios de bibliotecas. También se tomó
en cuenta la experimentación que los investigadores realizaron con los equipos
electrónicos y con los diversos programas informáticos.
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Para propiciar las experiencias de lectura se utilizaron los siguientes dispositivos,
formatos y programas informáticos:
Tabla 1 Equipos electrónicos empleados en el proyecto. Fuente propia
Dispositivo Pantalla Programa Formato
Ipad 1 Retroiluminada Capacitiva
ibooks PDF Epub
Kindle 2
Tinta electrónica 6”
Residente Mobi
Kindle DX Tinta electrónica 9.7”
Residente Mobi
Miroad
Retroiluminada 6”
Residente Epub
Portátiles 12 pulgadas
Retroiluminada 10”
Blio MartView
XPS PDF
Sony Reader
Tinta electrónica 6”
Residente Epub
Tableta Retroiluminada Resistiva 7”
Ireader Epub
3. RESULTADOS
Efectivamente, entre las indagaciones documentales del proyecto se pudo
constatar que las herramientas de software y hardware se dirigen con decisión hacia
la función de servir de soporte a los textos y permitir lecturas tanto intensivas como
extensivas.
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Para el 100% de los usuarios que realizaron las experiencias de lectura en los
dispositivos, el texto fue visualizado de manera legible, y según su criterio, efectuaron
una comprensión cabal del contenido.
Pudimos establecer que cuando el lector se concentra en el texto,
independientemente del soporte sobre el que realice la lectura, la materialidad de la
interface deja de percibirse, de modo que se podría afirmar que el soporte se
invisibiliza.
Igualmente, se apreció que entre más asiduo sea el lector, más fácilmente llega a
adecuarse a los dispositivos electrónicos. No obstante, al emplear equipos
electrónicos, el usuario está expuesto a enfrentar múltiples dificultades técnicas,
contrariamente a lo que sucede en el libro, al que podríamos considerar como una
máquina simple y trasparente.
Los dispositivos móviles pueden incentivar al lector, en la medida en que esos
equipos ponen a su disposición no solo una gran oferta de textos, sino otros modos de
visualizar la información. Encontramos que los propietarios o usuarios de dispositivos
móviles intensifican su actividad lectora.
Una tendencia interesante es la de los lectores a quienes resulta indiferente leer en
papel o en dispositivos electrónicos. Para ellos, la mediación instrumental no interesa
tanto como el texto en sí.
La pantalla es, tal vez, el principal criterio para clasificar y evaluar un dispositivo
lector, por cuanto la lectura es un ejercicio visual. Sin embargo, en las experiencias
reportadas no se privilegió la tinta electrónica sobre las pantallas LCD. Aunque esto se
puede deber a que la duración de las lecturas era inferior a 60 minutos.
Sobre los ejercicios de lectura de textos digitalizados y las correspondencias con la
lectura en formatos análogos, se pudo establecer que la linealidad es un rasgo muy
marcado en la lectura literaria y en la lectura intensiva, por lo cual no es una
necesidad reclamada el que los dispositivos permitan una navegación dinámica. No
obstante, los dispositivos y los programas informáticos cada vez se orientan más a
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desarrollar interfaces dinámicas y a mejorar los recorridos y las marcas en los textos,
lo que los vuelve muy atractivos para los usuarios.
En todas las experiencias de lectura, quedó manifiesto que la actividad lectora se
efectuó sin dificultades atribuibles al dispositivo empleado en el ejercicio.
Si al leer en un dispositivo electrónico se logra invisibilizar la máquina, eso significa
que se ha vencido la resistencia al soporte, y de una mediación instrumental se ha
pasado a una “mediación simbólica", como puede establecerse luego de que los
estudiantes se manifestaran positivamente frente a la lectura realizada.
Vale la pena considerar también, que el libro es un objeto de consumo, y que los
dispositivos electrónicos pertenecen a un mercado editorial y al mercado de la
electrónica de consumo. Muchos de los participantes en las experiencias de lectura
manifestaron su interés por adquirir un lector electrónico, aunque señalaron la
dificultad de pagar el precio. La tendencia de la electrónica de consumo es ofrecer al
mercado un número cada vez más atractivo de objetos nómadas, entre los que se
cuenta a buen granel los modelos de tabletas, lo que es una variable que entrará a
reforzar el consumo textual.
El proyecto mencionado, logró establecer que los usuarios luego de realizar la
experiencia lectora con los dispositivos, tienen una actitud favorable hacia el uso de
los lectores electrónicos de texto, entre otras cosas, debido a que la lectura puede
efectuarse sin tropiezos, por lo que se establece que los formatos digitales
visualizados en dispositivos adecuados y en los programas informáticos idóneos,
permiten una experiencia de lectura comparable a los formatos impresos.
4. CONCLUSIONES
El que inventores como Ray Kurzweil, uno de los más respetados gurúes de la
informática, conocido por desarrollar el sistema OCR y plantear la teoría de la
singularidad tecnológica, insistan en la creación de sistemas de lectura portables,
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tanto a equipos de escritorio como a dispositivos móviles, y para ello impulse la
creación del programa informático Blio, un sistema de lectura digital con la fidelidad y
propiedades de un libro real, es sin duda, una muestra de la importancia que gana la
temática de la lectura digital.
Es preciso considerar inicialmente, la forma como los dispositivos móviles emulan
o reinterpretan los textos que habitualmente se presentan en papel. Esta condición
depende, por una parte, de los desarrollos de hardware; y por otra, de los desarrollos
de software que se integran a las máquinas.
Los dispositivos electrónicos, tal como se presentan hoy, recuerdan la distinción
medieval entre los libros de gran formato, los libros da banco, para ser ubicados en
atril, y los de menor tamaño, portátiles, vistos como de menor categoría, y por lo tanto
llamados libellus (Cavallo y Chartier, 1998). Así, suele presentarse al libro digital para
ser leído en un dispositivo electrónico, como si se tratara de un pasatiempo, de una
lectura extensiva, apta para recrear viajes, para llenar el tiempo. Por eso, los
dispositivos de lectura, en su mayoría adoptan formas nómadas, portátiles. Los de
mayor tamaño, con pantallas cercanas a las 10 pulgadas resultan más escasos, su
uso se limita a un público focalizado como académico.
Sobre las estrategias lectoras empleadas por los usuarios, pudimos establecer que
aún es mínima la respuesta que han desarrollado a los distintos programas
informáticos y a los dispositivos de lectura. Se observó que muchos lectores se
habituaron al uso corriente y mínimo de los programas, sin desarrollar mayores
estrategias. Esto significa que se hace muy importante un ejercicio de instrucción, que
bien puede desarrollarse por parte de las bibliotecas o integrarse a los microcurrículos
de asignaturas relacionadas con la lectoescritura. Hay que integrar a los procesos
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formales de enseñanza y aprendizaje, estrategias para un mayor dominio de la
literacidad electrónica.
Finalmente, el proyecto establece la necesidad de un concepto que contemple de
modo específico, las condiciones intrínsecas que tiene un dispositivo para facilitar el
ejercicio lector, más allá del sólo hecho de la denominada usabilidad, pues se trata de
perfilar una práctica que el usuario ya posee. Puede pensarse en emplear el término
affordance –prestaciones- que ya ha hecho carrera en el campo de la electrónica a
partir de la obra de Norman Donald (1990).
Una de las acciones inmediatas que se podrían recomendar a partir de esta
investigación es instalar programas informáticos como MartView y Blio en los equipos
de cómputo de las bibliotecas y de las universidades, además de dotar las bibliotecas
con diversos dispositivos electrónicos de lectura, tanto de tinta electrónica como de
pantallas retroiluminadas.
Desde hace varios años se ha empezado a hablar de bibliotecas híbridas (Villa
Barajas y Alfonso Sánchez, 2005) como un concepto que integra la biblioteca
tradicional con los libros electrónicos y los servicios digitales. Inicialmente se pensó
como servicio digital orientado hacia el acceso a bases de datos y colecciones
digitales. Ahora es necesario pensarlo también en términos de dotación de los
dispositivos y programas informáticos para visualizar esos textos cada vez más
numerosos. En este sentido, es necesario empezar a desarrollar acciones que
conduzcan a una modernización de los servicios que prestan las bibliotecas en
nuestro medio.
REFERENCIAS Attali, J. (1992) Milenio. 2ª ed. Barcelona: Seix Barral.
Cavallo, G y Chartier R. (comp.). (1998). Historia de la lectura en el mundo occidental.
Madrid: Taurus.
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Donald, N. (1990) Psicología de los objetos cotidianos. Madrid: editorial Nerea, 298p.
Huhtamo, E. (2006). Elementos de pantallología. Traducción Joel Rio, La Habana,
Revista Miradas EICTV. Recuperado de:
http://www.eictv.co.cu/miradas/index.php?option=com_content&task=view&id=4
75&Itemid=89
Littau, K. (2008).Teorías de la lectura: libros, cuerpos y bibliomanía. Buenos Aires:
Manantial.
Villa Barajas, H. y Alfonso Sánchez, I. R. (marzo-abril, 2005). Biblioteca híbrida: el
bibliotecario en medio del tránsito de lo tradicional a lo moderno. Acimed,13(2).
[En línea] Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol13_2_05/acisu205.htm
Vouillamoz, N. (2000) Literatura e hipermedia. La irrupción de la literatura interactiva:
precedentes y crítica. Barcelona: Paidós.