LOS GRANDES CARISMAS PAULINOS.
Son nueve los carismas mayores que cita San Pablo en la 1 carta a los Corintios.
1 - LA PALABRA DE CONOCIMIENTO
P. Amando SANZ ESCORIAL, S.J.
Entre los carismas del Espritu que cita San Pablo se encuentra la palabra de
conocimiento.
"Allo d lgos gnseos kat t aut pneuma": y a otros, palabra de conocimiento segn el
mismo Espritu": 1 Cor. 12,8.
As es como se expresa en la primera carta a los Corintios este Carisma, tan conocido por
la Renovacin Carismtica, en las intercesiones y misas de sanacin.
Su significado
La palabra griega "gnosis" se traduce al latn por conocimiento o ciencia, pero al
castellano, slo se debe traducir por conocimiento; y mejor: "conocimiento revelado".
Ciencia en latn es igual a conocimiento, pero en castellano es: "Conocimiento de las
cosas por sus causas".
Cuando decimos: "He tenido una palabra de conocimiento", quiero significar que el
Espritu Santo me ha revelado una palabra para conocer una sanacin realizada por el
Seor, un trauma para ser sanado, o la raz de un problema que Dios quiere resolver.
Cmo se recibe este Carisma?
Segn el P. De Grandis, toda persona que ha recibido la Efusin del Espritu tiene en s
este Carisma. El problema est en cmo conocerlo y cmo empezar a practicarlo. Para
ello veamos un ejemplo:
Entre los dones naturales que el hombre recibe al nacer, se encuentra el nadar. Sin
embargo el beb por s mismo ni lo conoce, ni lo practica.
Es ms, a fuerza de no practicarlo, lo pierde. Luego, si lo quiere recuperar, tiene que hacer
grandes entrenamientos para aprenderlo. Si una madre arroja a su beb al agua,
comprobar que su nio nada perfectamente por el don de la naturaleza, libre de
prejuicios.
Veamos ahora lo que ocurre con el don de lenguas que tambin se recibe en la efusin del
Espritu. Puede ocurrir que, por prejuicios racionalistas, el bautizado en el Espritu vea
pasar aos antes de recibir este carisma; pero cuando se decide a aceptarlo por fe, se
abandona al Espritu y empieza a mover los labios, la lengua y la garganta, entonces se
produce en l, como la cosa ms natura del mundo, el fenmeno carismtico de las
lenguas.
Entre los dones naturales existen la intuicin, la premonicin, la telepata, la percepcin
extrasensorial. Y no podr Dios comunicarse con sus criaturas de manera mucho ms
sublime? Todos sabemos que Dios nos habla en la oracin a cada uno personalmente, y
no podr hablarnos para comunicarnos mensajes de salvacin para nuestros hermanos?
Esto es lo que llamamos Palabra de conocimiento.
Cmo se percibe?
La palabra de conocimiento se percibe en un clima de oracin y unin con Dios. De
ordinario, despus de haberla pedido al Espritu Santo Parclito. No olvidemos que
Parclito significa: "El que acude cuando se le llama". La manera prctica es: orar en
lenguas para borrar de la mente cualquier distraccin y as dejar espacio al Espritu para
comunicarse con nosotros. En este clima la palabra que viene a tu mente es de Dios.
Basta con creerlo y tener fe para actuar y proclamarlo. Jess ha prometido que: "quien
diga a este monte: levntate y chate al mar y no vacile en su corazn, sino que crea que se
har, lo obtendr". Mc. 11,23.
Algunos ejemplos
En la ltima Eucarista de sanacin que celebr en el Templo de la Renovacin
Carismtica de Madrid el Seor me dio esta palabra: "Rodilla sanada". Yo lo anunci en
fe. La respuesta fue inmediata. Una seora se levant y dio testimonio: "Hace meses me
ca en Marbella y me hice dao en una pierna. Me llevaron a urgencias. Me dijeron que
tena que operarme del menisco en la rodilla, pero no me oper. Nada ms escuchar la
palabra de conocimiento empec a or pequeos chasquidos en mi rodilla y se me quit el
dolor hasta quedar completamente bien.
En julio de 1997 se celebraba una Misa de sanacin en Tenerife, en el Monte de la
Esperanza. Hubo numerosas palabras de conocimiento.
Una de ellas fue: "Una persona est siendo sanada por el Seor de un odo completamente
sordo". Enseguida se present a dar testimonio un hombre que afirm: "Llevo muchos
aos sordo. Ahora he empezado a or perfectamente": Terminada la Eucarista, vino a
decirme que en agradecimiento a Dios que le haba curado, quera dedicar sus ratos libres
a ayudar a los ancianos de una residencia.
En otra ocasin Dios me hizo ver mentalmente el paisaje nevado de una ciudad, como si
desde una ventana contemplase multitud de tejados cubiertos por la nieve. Yo haba pedido
a Dios una palabra de conocimiento para ayudar a una persona a sanarse de un trauma.
El paisaje nevado puede significar muchas cosas, pero yo no debo interpretarlo.
Es la persona interesada la que debe hacerlo. Ella me dijo: "El trauma que yo arrastro
empez en invierno en una ciudad muy fra donde yo habitaba". Entonces fue el momento
de orar al Seor por la sanacin de ese trauma.
Resumiendo
Quin puede tener la palabra de conocimiento? Cualquier cristiano que crea en el poder
del Espritu, que viva unido al Espritu, que lo invoque y le pida este don para un fin
bueno.
Dnde se percibe? En la mente o en la imaginacin. Cmo se percibe? Como la
profeca. Generalmente despus de orar en lenguas.
Cmo distinguirlo de las ideas propias? Por venir despus de la oracin, cuando no han
irrumpido en la mente las propias consideraciones.
2 - LA PALABRA DE SABIDURIA
P. Carlos ALDUNATE, S.J.
La palabra de sabidura es una mocin del Espritu que nos indica qu hacer, cmo
actuar.
El sabio no es simplemente el ms informado, sino el hombre que da mejores consejos.
En el libro de los Proverbios se hace el elogio de la sabidura, atributo de Dios y don que
l hace al hombre, imagen de Dios. Debemos pedir la sabidura para saber cmo proceder.
En Jess vemos una sabidura que lo orienta siempre en sus actuaciones: qu hacer, qu
decir, cmo actuar. Algunos pasajes del Evangelio son especialmente notables:
En Mt 22, 15-22, Jess pide una moneda, para responder luego: "Den al Cesar lo que es
del Cesar y a Dios lo que es de Dios"; en Mt 17,24-27, leemos su solucin al pago del
impuesto del templo: l, como Hijo de Dios, es dueo del templo; no est obligado al pago
del impuesto; pero "para no ofender" instruye a Pedro que eche el anzuelo, encuentre en la
boca del primer pescado una moneda, y pague por los dos, Pedro y Jess. Hay personas
que poseen un don permanente de sabidura (es uno de los siete Dones del Espritu Santo y
crece en nosotros como gracia de santificacin); hay quienes reciben un carisma de
sabidura, como gracia, propia de su oficio en el Cuerpo de Cristo, como es el caso de un
Obispo, un juez cristiano, un abogado, mdico, maestro... Estos estn llamados a vivir en
receptividad a las mociones de Dios.
Las "palabras de sabidura" se dan tambin ocasionalmente a las personas que las
necesitan en un servicio para el hermano.
Hagamos la prueba. Ante problemas complicados cuya solucin se nos escapa, pidamos
con constancia cada da una palabra de sabidura. Comprobaremos la promesa del Seor
(Lc 18, 1-8). Tambin en problemas ms sencillos, pidamos: "Seor, dame tu sabidura
para saber cmo actuar"(Cfr. Sant 1, 5-6).
CARISMA DE SABIDURIA
Precisiones y aclaraciones
P. Ceferino SANTOS, S.J.
No resulta fcil hablar del carisma de palabra de conocimiento y de palabra de sabidura
(1 Cor 12,8). A veces, se dan tan unidos estos dos carismas que podemos mezclarlos y
confundirlos. En otras ocasiones, para distinguirlos ms, se remite la palabra de sabidura
hacia campos de percepcin de Dios y de las cosas divinas hasta confundirlo con el don de
sabidura, que es un hbito sobrenatural infundido en el alma por el Espritu para conocer
las cosas de Dios con facilidad y simpata. Alguien escribe: 'Las palabras de sabidura
tienen poder para entreabrirnos los misterios de Dios y para captar las cosas del Espritu
de Dios (1 Cor 2,14)". Esto ms que palabra de sabidura es don de sabidura. Debemos
distinguir claramente el don permanente de sabidura, que nos ilumina y santifica, del
carisma transitorio de palabra de sabidura, que aprovecha a otros.
Tampoco puede confundirse el carisma de conocimiento con el don de ciencia, que hace
que bajo el influjo del Espritu juzguemos rectamente de las cosas terrenas en su relacin
con nuestro fin ltimo de modo habitual. La palabra de conocimiento es un carisma
pasajero que ayuda a la persona que la recibe para vivirla como una manifestacin del
Espritu Santo, que le toca el corazn y que la cura.
As, "la palabra de conocimiento dice lo que el Seor desea hacer o est haciendo en otra
persona; por ella el Seor interpela al hombre o le toca, ms. frecuentemente, en donde l
est herido por el pecado o la enfermedad" (E. Garn, Qui fera taire..., p. 139). Por
ejemplo, uno anuncia: "El Seor est curando a un hombre de 29 aos que tiene asma
desde los cuatro".
Se trata del carisma de palabra de conocimiento. Y aade: "El Seor le pide para curarse
que perdone a su padre, que les abandon a los cuatro aos y les dej a l y a su madre sin
dinero". Esta es palabra sabidura que indica el remedio y el poder de Dios para curar. La
palabra sabidura es portadora del poder del Espritu para otra persona (IB.,p.128).
Mons. Vicent M. Walsh dice que "palabra de conocimiento es la accin de Dios que mueve
a una persona a transmitir a otros verdades religiosas de modo que la presencia y el amor
a Dios se experimentan y el pueblo es movido a buscar a Dios" (Lead my People, p.79).
Mons. Walsh, en cambio, define la palabra sabidura como "el poder de Dios que ilumina a
una persona para hablar una palabra eficaz de modo que el querer de Dios se realice en
una situacin concreta" (Ib,).
El P. Robert De Grandis adopta un camino prctico para distinguir la palabra de
conocimiento de la sabidura: " Mientras oramos, buscando ayuda del Espritu Santo a
travs de los dones carismticos comunes, es el Espritu Santo el que revelar
especialmente por medio del don de conocimiento, cul es la verdadera raz y causa del
problema o problemas de una persona. Entonces procedemos con palabra de sabidura,
segn nos conduce el Espritu Santo, y nos movemos con su poder.
El don carismtico de palabra de conocimiento es el diagnstico del Espritu Santo. El don
carismtico de palabra de sabidura es la receta del Espritu Santo
La distincin del P. De Grandis es til en muchos casos para distinguir estos dos carismas,
sabidura y conocimiento, aunque no agote todos los casos y posibilidades que abarcan.
Otro punto de vista muy interesante lo expone as Maximiliano Calvo: "La palabra de
conocimiento es una revelacin del Espritu de Dios de hechos pasados o de cosas
existentes o sucesos que tienen lugar en el presente. La palabra de sabidura es revelacin
de Dios sobre sus propsitos acerca de su pueblo, o acerca de cosas y sucesos del futuro.
Por la palabra de conocimiento supo Juan la situacin de las siete Iglesias de Asia; por la
palabra de sabidura pudo comunicarles la mente, la voluntad y los mandatos de Dios".
]oseph Hazzaya, mstico sirio del siglo VIII hablaba del conocimiento por el Espritu de
ambos mundos: del mundo de Dios y del futuro, por la palabra de sabidura; y del mundo
de los hombres y del pasado por la palabra conocimiento. Segn esto, el carisma de la
palabra de conocimiento nos revela problemas de los hombres y sus races en el pasado; la
palabra de sabidura, en cambio, nos manifiesta ostensiblemente la accin y las soluciones
de Dios a problemas concretos.
Otros nos hablarn de que por la palabra de conocimiento no slo nos desvela el Espritu
de Dios lo que sucedi o sucede en el hombre, sino tambin en los espritus de mal y en las
cosas afectadas por el pecado y que Dios quiere restaurar para salvarnos. En muchos de
los comentaristas se dan grandes coincidencias en la explicacin de las palabras de
conocimiento y de sabidura. Desde el discernimiento de estos carismas iremos fijando
mejor sus caractersticas prcticas, pues no se trata de construcciones mentales sino de
dones concretos y de manifestaciones llamativas del Espritu de Dios, que tratamos de
analizar desde sus caractersticas especiales. Que el Seor nos haga conocer y vivir sus
carismas.
3 - DISCERNIMIENTO DE ESPIRITUS
P. Carlos ALDUNATE S.J.
Este carisma consiste en reconocer con luz divina el origen de los pensamientos, deseos y
acciones que podran venir de Dios o de un espritu malo.
Hay mociones que son tan manifiestamente malas que no se necesita un carisma para
detectar su origen y para rechazarlas de plano. Pero hay tambin invitaciones a un bien
aparente que no vienen de Dios sino del espritu de las tinieblas.
San Juan escribe: "No crean a todo espritu, sino prueben los espritus" (1 Jn 4,1). Hay
reglas de discernimiento que pertenecen a la prudencia cristiana y an al carisma de
sabidura, pero existe tambin este carisma de discernimiento, que da la capacidad para
distinguir intuitivamente lo bueno y lo malo. A veces esta distincin se manifiesta por
colores o por olores o por sonidos o por sensaciones fsicas.
El mbito de este carisma es amplio, ya que abarca el discernimiento de aspiraciones y de
proyectos (pueden ser buenos en s mismos, pero no son los que quiere Dios en ese
momento), de doctrinas, de personas y de sus actitudes, de carismas (son realmente
inspirados por Dios?).
La ltima palabra en el discernimiento para orientacin de la Iglesia pertenece
ciertamente al Obispo, como lo indica el Concilio Vaticano II (L.G. n.12) y lo recuerda
Juan Pablo II; pero esto no impide que el Seor confiera el carisma cuando quiera an a
los ms humildes e iletrados, y habitualmente a los grupos reunidos en su nombre (Cfr. Mt
11,25-26; 18,20).
Siempre debemos tener presente que el discernimiento, quizs ms que los dems carismas,
necesita un alma muy purificada, porque somos tan fcilmente influenciados por temores,
intereses, prejuicios, presiones...
Hay una afinidad especial entre las bienaventuranzas y el discernimiento (Cfr. Mt 5,3-8;
Sof3, 11-13).
El carisma de discernimiento es un caso particular del carisma de ciencia y est
relacionado con la sabidura, ya que las invitaciones de la inspiracin piden una respuesta
de nuestra parte. Por esto, las lneas divisorias entre uno y otro de los carismas de
pensamiento no son siempre netas. Pero esto no tiene mayor importancia.
Visiones, locuciones...
Estas no son carismas especiales, sino una manera de recibir las mociones de Dios. Dios
nos habla de muchas maneras: por sueos, por imgenes mentales (que sern ms o menos
intelectuales, imaginativas, emocionales, an exteriormente sensibles), por palabras que se
oyen interiormente o an exteriormente, por sensaciones musculares, por olores, por
msicas, etc.
Los carismas de ciencia, de sabidura, de discernimiento pueden revestir todas estas
formas, y muchas ms. De alguna manera, la gracia de Dios debe hacer impacto en
nuestro cuerpo o en nuestro psiquismo. De all la importancia de preguntar: Seor, qu
quieres t decirme con esto?".
Ejercicios
Es posible ejercitar la receptividad a estos carismas. Solamente Dios es el dueo de ellos, y
los da cuando l quiere en su infinita sabidura; pero, de hecho, l los da con ms
frecuencia de la que nos imaginamos. No somos conscientes de ellos por nuestra
superficialidad y dispersin. Por otra parte, si nos abrimos a los carismas podemos estar
seguros de que percibiremos muchos de estos carismas.
Para ayudar a esta apertura, hagamos los ejercicios siguientes:
1 Pedir al Seor que aumente en nosotros el deseo del bien de los dems, y el deseo de
servirles, confiando en que ponemos lo que est de nuestra parte, pero que es Dios quien
hace la obra.
2 Pedir la gracia de estar atentos a las necesidades de los dems, pero tambin a la
mocin interna de acudir nosotros con nuestra ayuda. No estamos llamados a remediar
todos los males, pero s a aportar nuestra parte.
Cundo s; cundo no? Aqu pedimos (y recibimos) palabras de sabidura.
Es lo que Cristo prometi: "El Espritu Santo los conducir a ustedes a la verdad" (Jn
16,13). .
TIPOS DE DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL
1 - Existe un discernimiento espiritual "normal", propio de estados de alma tranquilos,
cuando se da un proceso racional, ayudado por la fe y la caridad, para captar lo que
agrada a Dios y viene de su Espritu y lo que no viene de Dios. (v.g. visiones que no
aprovechan espiritualmente, quitan la paz, llevan al orgullo. No son de Dios).
2 - Discernimiento "doctrinal": se apoya en la conformidad o no de lo que se valora con
la doctrina de la Sagrada Escritura, de la tradicin eclesistica y del Magisterio
jerrquico. Si algo va contra estas tres instancias no es de Dios.
3 - Discernimiento espiritual por mociones interiores de "consolacin y desolacin" para
conocer lo que viene o no viene de Dios (San Ignacio de Loyola).
4 - Discernimiento "carismtico": puro don de Dios y gracia del Espritu con captacin
inmediata causada directamente por el Espritu de Dios de realidades espirituales y de la
actuacin de los diversos espritus con conviccin profunda.
Estas clases de discernimiento pueden encuadrarse o en el discernimiento individual o en
el comunitario.
4 - EL CARISMA DE LA FE
P. Vicente BORRAGN O.P.
"A otro, fe en el mismo Espritu" (1 Cor, 12,9).
El carisma de la fe no debe ser confundido con la virtud teologal de la fe. Se trata de una
gracia especial, dada por el Espritu a algunos fieles, para edificar a la comunidad.
Alguien ha definido ese carisma con estas palabras: "Es una sbita oleada de fe para creer
confiadamente, sin dudar en absoluto, que lo que hagamos o hablemos en el nombre de
Jess, suceder". Es la fe que mueve las montaas, segn todos los comentaristas: "Tened
fe en Dios" (Mc 11,22-23). "Se trata de un carisma que puede hacer posible lo imposible".
"La fe, como carisma, es la firme certeza de que Dios va a hacer aqu un milagro. El que
est dotado de ese carisma sabe, en un momento determinado, que una situacin sin
esperanza no lo es en absoluto, que Dios va a intervenir y que todo va a ser cambiado para
honra y gloria de su nombre". Es la fe que hace milagros y edifica a la comunidad.
El texto de San Pablo sobre el carisma de la fe podra ser entendido tambin de esta
manera: "Y a otro, el mismo Espritu le da una fe fuerte". San Pablo deba pensar tambin
en el poder dado a algunos fieles para confortar en la fe a otros. La Iglesia, las
comunidades y los grupos necesitan de la presencia de esos hermanos que contagian
entusiasmo y seguridad. Todos necesitamos de la fe de los dems para vencer las dudas.
Los fieles que estn dotados de una fe poderosa confortan a los dbiles, robustecen a los
que estn tentados, animan a los que pasan por dificultades, son como una luz en medio de
la noche de la vida. La presencia de esos hermanos, fuertes en su fe, contribuye a edificar
la comunidad.
5.1 - DON DE CURACIONES
Mons. Alfonso URIBE JARAMILLO
SAN PABLO pone a continuacin del Carisma de fe el de sanaciones. Este don encuentra
resistencia en muchas personas que oyen hablar de la Renovacin Espiritual. "Que no me
vengan ahora con milagritos y curaciones", dicen entre despectivos y preocupados. Por
qu esta posicin tan negativa y tan enftica? Porque no se tiene en cuenta que si es un
don del Espritu Santo merece aprecio, y porque no se tiene una idea precisa de su
realidad y de su ejercicio.
Un hombre tan serio como el Cardenal Suenens ha escrito en su libro "Un Nuevo
Pentecosts?" lo siguiente sobre este asunto: "La renovacin del sacramento de los
enfermos nos invita a interrogarnos acerca de nuestro comportamiento personal y
religioso respecto a ellos mismos, renovando nuestra fe en la oracin a favor de su
curacin de ellos.
El ministerio de la curacin ha jugado en vida de Jess un gran papel, para que ahora no
deba continuar a travs de sus discpulos aqulla su obra de misericordia y de
restauracin de la salud fsica y moral.
l entonces nos exige, por supuesto a nosotros, para que se le permita actuar a l, como lo
hizo tan a menudo, se nos exige tener una gran fe expectante y confiada, semejante a la de
aquella mujer que habiendo tocado tan slo la orla de su vestido fue curada porque una
gran virtud brotaba de l.
Por otra parte bien se conoce cmo en la Iglesia primitiva, se llevaban a cabo grandes
curaciones en nombre del Seor realizadas por los mismos apstoles, las cuales
impresionaban a las muchedumbres.
Este carisma de la curacin se encontraba no tan slo en las manos de los Apstoles, sino
tambin entre las de sus discpulos, tales como el dicono Felipe, del cual se dice: "que
porque se le escuchaba y se le vea hacer milagros, la muchedumbre aceptaba su
predicacin... y toda la ciudad se vea penetrada por una gran alegra". (Cf. Hech 8,6-8).
Esta fe en el poder del Seor, operando en favor del enfermo, a travs de nuestra plegaria,
es preciso que la renovemos. A este respecto no debemos temer dejarnos interpelar por
ciertos ejemplos de fe viva que nos llegan desde nuestros hermanos protestantes. Por otra
parte vamos viendo cmo renace en el seno de la Iglesia Catlica, dentro de sus medios
ms influenciados por la renovacin carismtica, la prctica de la oracin colectiva en
favor de los enfermos.
Por mi parte me siento invitado a reexaminar mi comportamiento acerca de aqullos a los
que visito; cuando yo veo en la comunidad de cristianos reunidos en la habitacin de un
enfermo, cmo ruegan por l espontneamente extiendo mis manos sobre l en un gesto
que recuerda al de Jess en el Evangelio y que expresa la comunin cristiana alrededor
del que sufre. No osamos creer por supuesto que nosotros somos Cristo vivo que obra en
nosotros. No osamos creer que la oracin lleve necesariamente al milagro.
Es preciso que los responsables de la doctrina, en todos los niveles, nos enseen de nuevo
y ms profundamente, el verdadero sentido de la plegaria, siempre eficaz segn el
pensamiento de Dios; la forma del amor paternal de un Dios que lo es de vivos ms que de
muertos, que no es origen del mal y que desea el bien integral para sus hijos; el sentido
purificador y transformador tambin del sufrimiento aceptado, el que Dios concede a
aqullos a quienes ama.
Es menester que nuestra oracin englobe toda la complejidad de lo real: hay enfermedades
de todas clases, visibles e invisibles, somticas, sicolgicas, patolgicas, debidas a
traumas ocultos y antiguos.
Nuestra plegaria debe comprender a todo aquello que tiene necesidad de ser curado; y
debe exponer a los rayos de la gracia a todo lo humano en sufrimiento, tanto lo presente
como lo pasado.
Es preciso recordar y sostener que Jess fue ayer como sigue siendo hoy; es decir; el
Maestro tanto del pasado como del presente. Si el milagro de la sbita curacin
espectacular es raro, la curacin progresiva y lenta se encuentra tambin ella, bajo la
accin de Dios. La oracin entonces se sita en el mismo corazn de ella. Todos sabemos
por lo dems, que la medicina ha dejado de ser ya materialista y positivista y cada da
aparece como ms consciente de las mltiples correlaciones que se dan entre los
contenidos humanos y lo psicosomtico.
A la luz de una enseanza cristiana renovada hoy acerca de la oracin y de la curacin no
se puede sino desear vivamente que consideremos de veras en el mismo corazn nuestro -
incluso fuera del contexto sacramental y sacerdotal- aquellas recomendaciones de
Santiago: "si alguno de vosotros enferma, que llame a los presbteros de la Iglesia y que
oren sobre l despus de haberle ungido con leo en nombre del Seor. La oracin de la fe
salvar al paciente y el Seor le curar...
Rogad los unos por los otros, a fin de que seis curados". (Sant. 5,14-16). No olvidemos
que el Espritu Santo en persona no es sino la Uncin viva y divina a travs de la cual
Jess contina su obra".
Debo confesar que mi posicin frente al Carisma de curacin era muy negativa hasta hace
unos aos. Gracias al Seor veo ahora ms claro y compruebo cada da su realidad y
riqueza.
Lstima, s, haber perdido tanto tiempo! .
5.2 - LA SANACION FISICA.
P. Carlos ALDUNATE, S.J.
Muchas veces los resultados son simples y llamativos. Pero recordemos que
frecuentemente se trata de enfermedades sicosomticas; de modo que en esos casos no se
produce una verdadera sanacin fsica si no va acompaada de una sanacin interior.
Peticin simple
Es sencilla: "Seor, te presento a tu hijo(a). T lo(a) amas y l(ella) est enfermo(a) . Te
pido que lo(a) sanes; t sabes el cmo y el cundo".
Se puede tocar al enfermo para hacer ms tangible este puente de oracin y sanacin. Se
recomienda que esta "imposicin de manos" no sea un gesto solemne, sacramental, ni un
gesto de sacerdote o de mago, sino un gesto fraternal: basta la mano sobre el hombro. (No
conviene sobre la cabeza, para no interferir en los centros nerviosos).
Se ora poniendo la fe en Dios. l es infinito amor y poder y sabidura; l nos ha dicho que
pidamos; al acudir a l, lo honramos como a nuestro Padre y a nuestro Dios. Creemos y
confiamos en l.
No ponemos nuestra fe en la oracin misma que hacemos, ni en la fe del enfermo, ni en
nuestra fe o en los sentimientos que tengamos. Muchas veces pediremos con el sentimiento
de que nuestra oracin es intil. No importa. Al pedir simplemente, sabemos que nuestra fe
est puesta en Dios.
Peticin con mandato
Agnes Sanford escribe que al orar por otra persona, sola recogerse primero para sentirse
unida a Cristo y para poder orar con un sentimiento de unidad con l. As terminaba su
oracin con las palabras: "Por Jesucristo nuestro Seor, Amn". El Amn era una
confirmacin; confirmaba la voluntad de que "as fuera".
Estas palabras y estos sentimientos pueden contribuir con un aporte subjetivo, sicolgico,
a nuestra fe. No son esenciales; pero tampoco daan.
Con aporte imaginativo
Tanto Agnes Sanford como Ruth Stapleton solan usar con la oracin aportes de su
imaginacin creadora. As, imaginaban que ya se estaba efectuando la sanacin de la
parte enferma: corazn, pierna lo que fuera...mantenan ante s la imagen de la persona
completa, enteramente sana...
Se sabe que las imgenes ayudan la accin parasicolgica del pensamiento y del deseo;
pero no debemos adelantarnos a la voluntad de Dios. Cmo sabemos que l quiere sanar
ahora la dolencia fsica del enfermo? l tiene su sabidura divina; quizs quiera efectuar
una sanacin interior antes de una sanacin fsica.
A no ser que tengamos una "palabra de ciencia" o una gracia de fe carismtica acerca del
enfermo por el cual oramos, no debemos imaginar lo que no sabemos si es real.
Otra cosa es dar una forma imaginativa a una realidad que conocemos por la fe. As,
podemos imaginar a Jess que est al lado nuestro y que pone su mano sobre la
nuestra...porque sabemos por la fe que estamos incorporados en el Cuerpo de Cristo.
Cuando vivimos esa verdad y pedimos "en el nombre de Jess", estamos pidiendo lo que
sabemos que l pide con nosotros.
Lo importante es que pongamos nuestra fe en Dios y en lo que l nos ha revelado. No
debemos poner la confianza en tales o cuales imgenes que expresan nuestra fe.
Oracin colectiva
Jess nos dice: "Donde hay dos o tres congregados en mi nombre, all estoy yo en medio de
ellos" (M t 18,20). La reunin de varias personas que oran por un enfermo supone el amor
fraterno, llave importante para todo carisma.
Adems la presencia especial de Jess afirma nuestra fe.
6 - DON DE MILAGROS.
San Pablo coloca el carisma de "operaciones milagrosas" en seguida del don de las
curaciones. Es muy importante partir del hecho de que son Carismas diferentes. Esto nos
servir para no hablar de milagros cuando el Seor efecta la sanacin por ministerio
nuestro y para no creer que los milagros se presentan por todas partes y a cada paso.
Pero tampoco debemos caer en el extremo opuesto al negar la existencia de los milagros
en la hora presente. Por falta de ideas claras acerca de la nocin de milagro y de su fin en
el plan salvfico de Dios, se llama milagro a lo que no lo es y se tiene una posicin
negativa y prevenida frente a una realidad tan importante como es el milagro en la vida de
Jess y en la historia de su Iglesia.
Conviene tener presentes algunas ideas expuestas por Metz en Sacramentum Mundi sobre
este importante tema.
1. Desde el punto de vista teolgico los milagros son signos que muestran la presencia del
prometido reinado de Dios y que acreditan a los portadores histricos de esta promesa.
2. El milagro no es una demostracin arbitraria de la omnipotencia de Dios, sino un
testimonio del poder que tiene de producir nuestra salvacin en Jesucristo. El milagro es
un signo del poder y del amor de Dios que quiere salvar a todo el hombre y a todos los
hombres.
3. No aparece oportuno definir negativamente el milagro como suspensin o ruptura de las
leyes de la naturaleza. Ms bien hay que definirlo positivamente como signo de la inclusin
de la realidad entera de una economa histrica de Dios, que nos ama y quiere salvarnos.
"En la obra de Jess, tal como lo refieren los Evangelios, los milagros ocupan un lugar
cuantitativa y cualitativamente importante.
Pero no aparece all como simple proliferacin de lo maravilloso, al margen del mensaje
salvfico, sino que, ms bien ellos mismos son evangelio, mensaje salvfico en accin.
Puesto que los sinpticos normalmente designan el milagro con las palabras: acciones
poderosas, deberamos traducir este concepto por "manifestaciones del poder". Por lo
dems, la palabra poder no insiste en el carcter excepcional de la manifestacin o en la
afirmacin de la intervencin transcendente de Dios, sino en la presencia de la salvacin,
que vence las "virtudes y potestades" del mal.
Como signo de la salvacin el milagro alcanza su sentido pleno y su realizacin perfecta
en Cristo, plenitud de la presencia salvadora y "s" definitivo de Dios al hombre, en quien
se hacen realidad todas las promesas. (2 Cor. 1,20).
Todos los grandes temas de los profetas y de la actividad mesinica de Jess se prolongan
plsticamente en los milagros; primaca del reino sobre los cuidados materiales (diezmo
sacado de la boca del pez); liberacin del pecado (el paraltico bajado por el techo);
victoria sobre el demonio (expulsin de los demonios); victoria sobre la muerte (Naim, la
hija de Jairo); paradoja de la cruz y de la glorificacin (el caminar sobre las aguas;
tempestad calmada); esterilidad del que rechaza la salvacin (higuera seca) y riqueza del
que la acepta (pesca milagrosa; Pedro que camina sobre las aguas) ; Jess mismo, en la
sinagoga de Nazaret, lo mismo que en la respuesta dada a los emisarios de Juan Bautista
(Lc 4, 16s;7, 18-23), une expresamente sus prodigios con las profecas mesinicas de
Isaas, donde cada don fsico simboliza la salvacin eterna y las riquezas del reino.
Todos los milagros son as preludio de su propia resurreccin, que es el triunfo decisivo
del poder de Dios y de la realidad escatolgica ms all de todo signo, pero que, para la
Iglesia que vive an en la espera, se anuncia por el sepulcro vaco y las apariciones".
(Pg. 599 S.M.).
4. Como testimonio divino, como accin simblica que se aade al signo de la palabra y lo
confirma, el milagro es uno de los principales lugares de mediacin entre el mensaje y la
fe.
El milagro es un signo que invita, pero no fuerza. Para Jess el milagro no es el camino
nico de la fe, ni siquiera el ms perfecto. Mucho ms eficaz es el encuentro con su
doctrina, y sobre todo con su persona. "Bienaventurados los que no vieron y creyeron". (Jn
20,29).
A partir de estas ideas debemos ver la importancia y medir la realidad de las "obras de
poder" y de los milagros en la vida de la Iglesia en todas las pocas.
5. Jess no limit los milagros a su vida mortal. l prometi continuar efectundolos a
travs de sus discpulos. "En verdad, en verdad os digo que el que cree en m, se har
tambin las obras que yo hago, y las har mayores que stas, porque yo voy al Padre". (Jn.
14,12). As habl Jess antes de su Pasin. Qu importancia y credibilidad damos a estas
palabras del Seor? No las hemos convertido en una bonita frase para consolar a quienes
estaban tristes por su partida?
Y si el Seor no ha hecho nada grande a travs de nosotros no ser esto la clara
manifestacin de nuestra poca fe?
La accin poderosa del Seor en nosotros por medio de nosotros depende del grado de
nuestra fe. Por eso antes de la Ascensin dice: "Estas son las seales que acompaarn a
los que crean: en mi nombre expulsarn demonios, hablarn en lenguas nuevas, tomarn
serpientes en sus manos y aunque beban algn veneno no les har dao; impondrn las
manos sobre los enfermos y se pondrn bien.
Con esto, el Seor Jess, despus de hablarles, fue elevado al cielo y se sent a la diestra
de Dios". (Mc.16, 17-19).
La lectura de los Hechos de los apstoles nos muestra cmo se cumplieron estas promesas
del Seor en la Iglesia primitiva desde el da de Pentecosts.
Pedro ordena al paraltico de nacimiento: "en nombre de Jess de Nazareno, anda" y
tomndole de la mano derecha, le levant, y al punto sus pies y sus talones se
consolidaron; y de un brinco se puso en pie y, comenzado a andar, entr con ellos en el
templo saltando, brincando y alabando a Dios". (He. 3,7-9). Este tullido termina saltando y
alabando a Dios porque un hombre lleno de fe y del poder del Espritu da una orden en
nombre de Jess.
No es Pedro quien sana, sino Jess por medio de l. Con gran sinceridad este Apstol dice
a los presentes: Por qu os admiris de esto y por qu nos miris a nosotros, como si por
nuestro propio poder o por nuestra piedad hubiramos hecho anda a ste? "Por la fe en su
nombre, ste a quien veis y conocis ha sido por su nombre consolidado, y la fe que de l
nos viene dio a ste la plena salud en presencia de todos nosotros". (Hch 3, 12 y 16). .
7 - LA PROFECIA
Por Hna. CATHERINE de la Comunidad de las Bienaventuranzas.
Muchos grupos de oracin ya no practican el carisma de profeca. Despus de un inicio de
la R.C. en Francia hace 25 aos y de un momento de apogeo, en los grupos ha ido
decayendo la alabanza, la evangelizacin y los carismas.
Es necesario profundizar en esta dimensin carismtica. Explicaremos primero el concepto
de carisma.
CARISMA
Tiene tres caractersticas fundamentales: Es don
a) gratuito.
No se recibe por la santidad personal. La gracia es para nuestra santificacin; el carisma
no es para nuestra santificacin.
b) sensible.
Se ha creado para ser visto, odo...Se le reprocha que sea demasiado visible, sin embargo
est hecho para ser percibido.
c) transitorio.
Se da, pero no permanentemente. Si es permanente es un "misterio". Ej. El carisma de
profeca se nos da en algn momento de la asamblea de oracin, pero no durante toda la
asamblea.
Todos tenemos carismas. Es importante descubrirlos y a continuacin permitir que
crezcan.
Son dados para el bien de la comunidad y para cumplir una misin. Si el Seor da una
misin, da los carismas necesarios para cumplir esa misin. Pedir un carisma que no
necesito es perder el tiempo.
La misin est en funcin de la visin y sta se recibe a travs de un sacerdote o
responsable.
El Espritu Santo acta de formas diferentes:
- a travs de los sacramentos.
- a travs de las virtudes.
- a travs de los dones que son para nuestra santificacin.
- a travs de los carismas que son para evangelizar a los dems. Estos, ejercitados en
docilidad, llevan a la santidad. Ej. Llevo 20 aos practicando un carisma y no soy ms
santo...mal.
El Espritu Santo est en nosotros y nos hace regalos pero necesitaba nuestra
colaboracin. Esta colaboracin es en primer lugar una "apertura".
Es necesario practicar la presencia de Dios en nosotros. Estar atentos a esta presencia.
Dejarnos guiar por esa presencia. Para practicar los carismas es necesario entrar en una
docilidad al Espritu Santo. Hay personas que no vivan en Dios y recibieron carismas muy
fuertes y siempre transitorios, pero para continuar hacindolos crecer es necesario no
descuidar la presencia del Espritu Santo en sus vidas; si no, el carisma desaparece, se
convierte en algo momentneo y pasajero.
ACTITUDES FUNDAMENTALES PARA RECIBIR
y DESARROLLAR LA PROFECIA
A) ALABANZA y ADORACIN
B) ESCUCHA A DIOS y ESCUCHA MUTUA
I. Alabanza.-
Es el corazn de nuestra relacin con Dios. La alabanza nos pone en la presencia de Dios.
La obra suprema del hombre no es otra cosa que alabar a Dios. La alabanza es el
comienzo y fin de nuestra relacin con Dios (S. Agustn). La alabanza es la oracin
gratuita. Distinguiremos ahora algunos aspectos entre alabanza y accin de gracias.
La alabanza.- Puedo alabarle en todo tiempo y en toda circunstancia. Siempre puedo
alabar. Es olvidarse de uno mismo y mirar a Dios.
La accin de gracias.- Me vuelvo hacia Dios y le agradezco lo que hace por m. l me da y
yo le doy gracias. No es gratuita. No puedo dar gracias siempre.
La alabanza se apoya en la adoracin. Para alabar necesito conocerle y le conozco en una
relacin profunda de corazn a corazn.
ADORACIN.- Nuestro corazn se vuelve a Dios. Nos volvemos a Dios para adorarlo,
amarlo y ponerlo en el primer lugar de nuestras vidas.
Es una actitud del corazn. Nos hace volver a la fuente de la vida. Deseo volverme a Dios.
No podemos llamarnos cristianos si no hay en nuestro corazn un deseo de venir a Dios.
As podemos convertirnos en hijos e hijas de Dios. Descubro que Dios est en el centro de
mi existencia. Descubro que Dios es amor.
Adorar es un acto de amor.
Slo puedo adorar si tengo una actitud de apertura. Me abro a Aqul que me ofrece su
presencia. Le permito reunirse conmigo en la intimidad de mi ser y le permito hacer lo que
l quiere. l va a combatir todas mis resistencias. Aumenta mi confianza y podr darme a
l. La acogida permite el don.
Adorar es escuchar a Dios que est dentro de m y discernir su voz, su voluntad, su
sabidura sobre m, sobre nosotros y sobre el mundo.
Aprender a dejarme guiar por l.
En la adoracin me aproximo a Dios y dejo que El se acerque a m, en esta actitud acojo al
que ha hecho su morada dentro de m.
El conocimiento me acerca a Dios y a vivir en alabanza.
"La verdadera alabanza nace en nuestro corazn y no es falsa. El mismo Espritu Santo
alaba en nosotros.
La alabanza es el fruto de la presencia del E.S. en nosotros" (G. Blanquiere).
La alabanza es al principio ms externa. Necesita de aplausos y cantos, pero poco a poco
se convierte en alabanza del corazn. No es algo externo. Todo mi ser es posedo por el
Espritu Santo y alaba a su Seor.
La alabanza necesita al principio nuestra colaboracin pero luego el relevo es tomado por
el E. Santo. Al Seor le gusta que colabore aunque no tenga ganas de alabar.
EFECTOS DE LA ALABANZA
La alabanza tiene mltiples consecuencias en nuestra vida.
1 "'Desatasca la tubera que somos nosotros" (E. Tardif).
Estamos llenos de sufrimientos, preocupaciones, egosmos... y el soplo de Dios trabaja
sobre todo eso.
La alabanza nos descentra de nosotros mismos y nuestros problemas. Cuando alabo me
doy la espalda a m mismo y me vuelvo a Dios.
2 Cada vez me hago ms dcil a las inspiraciones de la presencia de Dios.
3 La alabanza me instala en la confianza. Esta confianza es indispensable para practicar
los carismas:
- Saber que Dios est ah, se ocupa de m, gua mi vida y mis pasos. Saber que Dios me
necesita.
- Confianza tambin en uno mismo: No es creerme yo algo; es saber que puedo ser un
instrumento de Dios, que l puede servirse de m.
2 Escucha.-
Condiciones indispensables para cualquier carisma son:
. La escucha interior.
. La escucha mutua.
a) La escucha interior
No es una concentracin intelectual. No es la mente quien escucha sino el corazn. Es una
actitud espiritual que capta la presencia de Dios en m y percibe su voz.
Percibir esta presencia del Espritu Santo en m y descubrir interiormente hacia dnde me
est conduciendo. Este descubrimiento va acompaado de una disposicin para dejar
actuar al Seor.
Cada uno tiene su propia manera de escuchar a Dios. No hay frmulas. A cada uno le toca
descubrir esa forma personal. Se necesita un aprendizaje para percibir cada vez mejor
cmo nos solicita el Espritu Santo. Esto implica una vida espiritual autntica. La escucha
es muy exigente. Es igual a obedecer. Nos encantara convertirnos en grandes profetas sin
convertimos en la vida, pero esto es imposible.
La escucha exige un mnimo silencio interior.
b) La escucha mutua
Es escuchar lo que sucede a nuestro alrededor. Durante la oracin hay alabanza, don de
lenguas...
Esto requiere una escucha mutua para permanecer en la unidad. El Espritu Santo nos
empuja a la unidad.
Uno nunca hace su tarea solo. No se practica un carisma solo, sino en el seno de un
cuerpo. La unidad es fundamental para el desarrollo de los carismas. El canto en lenguas
es falso, si cada uno canta por su cuenta.
Se realiza al mismo tiempo la escucha interior y la escucha mutua.
La escucha supone tambin una actitud de renuncia. No es renunciar por renunciar.
Renuncio a mis actitudes: egostas, narcisistas, a mis contrariedades, a mis riquezas, a mis
proyectos, a mis ideas...
Y lo ms duro es renunciar a mis riquezas espirituales.
Tengo el testimonio de una hermana de un instituto secular de inspiracin carmelita que
deca: "El Espritu Santo siempre me ha contrariado". Es verdad, nos contrara
constantemente. Hay que aceptar la renuncia a s mismo que nos libra de no apoderarnos
del don. El Seor de los carismas, los regala a quien quiere.
DON DE LENGUAS y PROFECA
El don de lenguas y la profeca son carismas para todo el pueblo de Dios. El don de
lenguas es para proclamar la alabanza a la gloria de Dios. La profeca tiene como fin
percibir la voluntad de Dios.
Estos dos carismas favorecen la eclosin de otros carismas y son dos carismas
indisociables.
El canto en lenguas introduce la profeca. Es peligroso ejercer la profeca sin que est
precedida del canto en lenguas.
1 Cor, 14 y Rom 12,13,14.
El canto en lenguas
Es el nico don que fortalece a cada uno. Fortalece nuestra relacin con Dios. Es diferente
de los otros. Se dirige a Dios y no tiene como primera finalidad edificar a los otros.
. El canto en lenguas es para dirigir la alabanza al Seor.
. El hablar en lenguas es para edificar a la asamblea y slo sirve si es interpretado.
"Hay jbilo cuando el corazn deja escapar lo que la boca no puede decir".
El canto en lenguas es diferente siempre y siempre armonioso. Estamos habituados a "lo
mismo", pero esto es nuestro y no del Espritu Santo.
Somos invitados a dejarnos renovar en nuestra manera de cantar. El canto en lenguas
armonioso es un testimonio y el canto en lenguas de voces y almas individuales es un anti-
testimonio.
El canto en lenguas es introducido lentamente por 2 o 3 hermanos que empiezan, otros
hermanos van a ir incorporndose a este canto, son instantes para que el canto vaya
creciendo. Despus el canto va creciendo y se desarrolla ms plenamente y por ltimo va
decreciendo. La calidad del canto en lenguas tiene que ver con la armona y la unidad.
Efecto del canto en lenguas
1 Impacta, convierte a la gente. Es portador de la presencia de Dios.
2 Ayuda a entrar en la escucha interior y a practicar la profeca. Nos descentra de
nosotros mismos y nos centra en el Seor (2Re, 3, 15-Eliseo; faltaba el espritu de
profeca)
3. Es portador de profeca y tiene fuerza evangelizadora.
LA PROFECIA CARISMA
Textos bblicos: Hch. 19,6. Nm., 11,29
"Ojal que todo el pueblo fuera profeta!"
Es un carisma para todo el pueblo de Dios. Todos somos reyes, profetas y sacerdotes.
La profeca:
. habla a los hombres.
. edifica a la asamblea.
. exhorta en la fe.
. reconforta en los sufrimientos.
. construye el cuerpo de la Iglesia.
Nuestro mundo, lleno de sufrimientos y tristezas, necesita descubrir quin es Dios. Dios se
manifiesta de muchas formas y una de ellas es la profeca. Ella permite que la Palabra de
Dios sea concretada en una Asamblea. Toca los corazones de los hombres y mujeres.
Nuestro mundo necesita profecas. Dios los necesita para acoger a esa humanidad herida.
La profeca es un acto de conocimiento de Dios. Dios se revela. En la profeca podemos
transmitir lo que Dios dice de s mismo, lo que l est haciendo. Podemos recibir tambin
lo que puede estar ocurriendo lejos. Percibir lo que otros no ven. La profeca, tal como
estamos mencionando, no es predecir el futuro.
La profeca es una revelacin divina. Aqu el conocimiento humano no sirve de nada. Es
necesario para crecer en el don de profeca una gran calidad de escucha interior y escucha
mutua.
El contenido de la profeca es comunicado por Dios. Cada profeta tiene libertad en el
modo de expresarlo.
Este estilo propio depende de las caractersticas personales del individuo: psicologa,
cultura, educacin...
Cada uno elige cmo expresarlo. Si uno se conoce a s mismo puede lograr que el mensaje
sea comunicado lo ms exactamente posible. La profeca no es un truco espiritual; es un
lenguaje espiritual que hay que encontrar. Cada uno tenemos el nuestro.
FORMAS DE PROFECA
1. Interpretacin del hablar en lenguas.
2. Exhortacin. Advertencia. Invitacin. Animo.
3. Palabra de conocimiento. Necesita de mucha precisin en su contenido, para ayudar a
que la persona se reconozca y colabore a la obra de Dios. Si me siento interpelado por
Dios podr reaccionar.
4. Una oracin espontnea puede ser proftica en el sentido de tener un impacto proftico.
La profeca puede llegar de maneras diferentes:
1. En forma de imagen o explicacin.
2. En forma de pensamiento en la cabeza.
3. De mocin interior.
4. Como un impulso que toca mi sensibilidad.
Cada uno tiene su forma de recibir la profeca y es importante ir conocindonos
personalmente ir conociendo a aquellos hermanos que ejercemos juntos los carismas
haciendo equipos.
ERRORES QUE HAY QUE EVITAR
Una profeca no determina nunca la vida de una persona. La vida est basada en el
discernimiento espiritual. La profeca puede animar, estimular, exhortar..., pero no se
pueden basar determinaciones importantes de la vida slo en una profeca.
EL contenido de una verdadera profeca no es nunca duro, acusador, inmoral,
antimisericordioso o condenatorio.
Al recibir algo que llega como profeca es necesario aplicar la inteligencia. La profeca no
es una ciencia exacta. Podemos equivocarnos. Exige prudencia y una vida muy en el Seor
para no quedar a merced de sentimientos humanos, fruto de nuestra psicologa. Lanzarnos
corriendo es un riesgo y podemos equivocarnos.
Si siempre nos equivocamos, algo falla. Es posible que no tengamos el don de profeca,
pero tambin una persona con un carisma de profeca reconocido puede equivocarse.
Forma parte de las reglas del juego.
Un carisma proftico tiene que evolucionar, crecer, desarrollarse y para esto es preciso
perder el miedo a equivocarse, aceptando siempre que alguien que est por encima puede
decirnos que nos hemos equivocado.
NOCIN DE DISCERNIMIENTO
Hay dos niveles de discernimiento:
1 Personal
2 Eclesial
1 PERSONAL
Requiere analizar qu sucede dentro de m. Qu hace el Espritu Santo conmigo, con lo que
yo soy. Cmo acta el E.S. a travs de m. Esto aumenta en m, progresivamente, la
humillacin y la purificacin. Voy descubriendo progresivamente que mis profecas son
ms de Dios y menos mas. Al analizarme, tengo que ir viendo y contestando a estas
preguntas: qu provoca en m el sentir algo de Dios? (miedo, duda, orgullo...)
El autoanlisis debe responder tambin a estas preguntas:
Me someto a mis hermanos?
Hay en m dureza de corazn o un corazn cerrado a aspectos del carisma?
Vivo con miedo o angustia por exceso de timidez? etc,etc.
2 ECLESIAL
El discernimiento eclesial tiene tres niveles:
a) Frutos duraderos.
A veces hay frutos pero estos no son duraderos, son slo inmediatos. Ej. "La bendicin de
Toronto".
b ) La unidad.
El profeta debe ser siempre elemento de unidad. Obediente a sus responsables y huyendo
de toda divisin, discordia, rivalidad, y todo aquello que no construye la unidad y el
cuerpo de Cristo.
c) Coherencia
La persona que desarrolla un carisma de profeca debe vivir de acuerdo con los
mandamientos de la Iglesia y estar integrada en la vida de la Iglesia. No puede ir por libre.
d) Obediencia a la uncin.
CMO PRACTICAR EL CARISMA DE PROFECIA?
El ejercicio del carisma de profeca requiere una gran obediencia. Esta palabra va a ser el
hilo conductor a la hora de saber cmo proceder en el ejercicio del carisma: I Cor.
14,26ss. Es necesario orden y obediencia, elementos opuestos a la anarqua y la
improvisacin que a veces vivimos en la R.C.
Esta obediencia se concreta en tres aspectos:
a) obediencia a la uncin.
b) obediencia a la unidad.
c) obediencia a lo que se est viviendo.
Estos tres aspectos de la obediencia son simultneos.
A) UNCIN
Cada uno de nosotros tiene una uncin. Esta uncin est en funcin de la misin especfica
que hemos recibido. Cada uno tenemos por tanto una uncin nica y personal. Recibir esta
uncin es participar de la uncin de Cristo: uncin de salvacin, uncin irremplazable.
Otra persona puede ejecutar mi trabajo, pero slo a m me es dada la uncin. Es decir,
nadie lo podr realizar con mi uncin. La uncin se mueve en la lnea del ser y no en la del
hacer.
Existe tambin la uncin de la asamblea. En el momento en que estamos reunidos hay una
uncin que reposa en el grupo. Hay que respetar esta llamada de Dios. l quiere visitarnos
a su manera, hablarnos y manifestarse de forma concreta. Hay que estar atentos para
descubrir la manera como Dios se revela.
Tenemos que descubrir esa "uncin" y colaborar con ella, permitindola realizarse en
medio de nosotros.
El ejercicio proftico debe someterse a esa uncin de la asamblea.
Lo que desea el E.S. es que nos sometamos a esa uncin. La profeca debe decirse en el
momento oportuno para que respete la obediencia a la uncin y a lo que el grupo est
viviendo en ese momento.
E) UNIDAD
La unidad en la asamblea se realiza a travs de la obediencia al animador de la oracin o
gua.
El papel de esta persona - animador de la oracin- es muy importante. El Seor pasa a
travs de todo el mundo, pero l concede el privilegio a una persona concreta que es el
animador y le da esa gracia. El animador es el prisma a travs del cual pasa la gracia a
toda la asamblea.
Esta funcin es tan importante y est muchas veces tan descuidada que nos detendremos en
ella.
Podemos dividirla en tres aspectos:
1. Vigilar la unidad.
2. Acoger a todos.
3. Discernir la uncin.
A Dios le gusta tener intermediarios. La animacin es un carisma. Requiere saber guiar y
saber discernir.
No todos valen para ser animadores de la oracin. Conviene que el gua o animador sea
uno. Recuerdo una vez en Francia, en una gran Asamblea de oracin; haba dos lderes
que dirigan la oracin, pero cada uno tena una uncin diferente y las dos eran muy
fuertes. Ese da, por no elegir entre una de las dos unciones, no se administr bien la
gracia de Dios, a pesar de que para la mayora de la Asamblea todo haba ido muy bien y
la oracin haba estado muy fuerte. Nunca hay que tener miedo a que un eje nos una y nos
gue en una nica uncin.
Dios necesita de estos guas de la oracin y prefiere en ellos, sobre todo, un corazn
obediente. Lo mismo ocurre con los que ejercen el carisma de profeca. Dios prefiere el de
corazn obediente que al desobediente con una profeca muy fuerte.
La unidad requiere que dejemos de lado muchos protagonismos y rivalidades. A veces
vemos 2 3 personas que dirigen la oracin y se reparten el tiempo. Esto favorece la
dispersin y no la unidad.
C/ LO QUE SE ESTA VIVIENDO (ser oportunos)
La persona que ejerce el carisma de profeca debe ir desarrollando la escucha mutua para
discernir cul es el momento oportuno para la profeca. Durante la oracin hay un tiempo
para cada cosa. Y esto siempre teniendo en cuenta todo lo expuesto anteriormente en estos
tres apartados.
8 - DON DE LENGUAS
Mons. Alfonso URIBE JARAMILLO
"A otro, diversidad de lenguas".
Nos hallamos ahora frente al Carisma de lenguas que para muchos es como el "coco", y
para quienes viven la realidad de la Renovacin adquiere cada da ms importancia.
El don de lenguas ha creado problemas desde el da de Pentecosts. Su uso hizo creer a
algunos que se trataba de borrachos. En Corinto se presentaron abusos en su empleo y fue
necesaria la Carta de San Pablo para regularlo, mas no para prohibirlo.
Con frecuencia omos esta afirmacin: "me gusta la Renovacin, pero no acepto ese don
que llaman lenguas. No falta un pastor que advierte: "muy bien que formen grupos de
oracin, pero cuidado con las lenguas". No pocos creen que este don constituye la esencia
de la Renovacin y ponen en l todo el nfasis.
Estas y otras exageraciones se deben a la ignorancia o a los conceptos incompletas que
abundan al respecto. Hay que respetar el criterio o concepto que cada cual desee adoptar
respecto a este don, pero que se opine despus de saber de qu se trata y no a golpes de
imaginacin.
Empecemos por unas sencillas ideas:
1. Si este es un don del Espritu Santo, y lo es no puede ser rechazado ni combatido por el slo hecho de que no guste a tal o cual persona. No nos toca decirle al
Espritu Santo qu Carismas puede dar y cules no.
2. El mejor punto de partida para estudiar este don y su importancia es reflexionar sobre las afirmaciones que hace San Pablo cuando se refiere a l.
a)- "El que habla en lenguas habla de Dios, no a los hombres". (1 Cor 14,2).
b )- "El que habla en lenguas se edifica a s mismo". (v.4).
c)- "yo veo muy bien que todos vosotros hablis en lenguas". (v.5).
d)- "Doy gracias a Dios de que hablo en lenguas ms que todos vosotros". (v.18).
e)- "No estorbis hablar en lenguas, pero hgase todo con decoro y orden". (v.39).
3. No hay que creer que se trata del carisma clave, pero tampoco se debe menospreciar.
Slo quien lo reciba y reciba sus beneficios podr valorarlo y agradecerlo al Seor.
4. Es curioso que a muchos preocupe ms el uso creciente de este Carisma, que la
profusin de expresiones irreligiosas y obscenas que pululan por todas partes. Es ms
lgico comprobar que dentro de las estupendas relaciones y modos de disfrutar de la
experiencia de Dios est el don de oracin en lenguas, mediante el cual el Espritu Santo
ora en nosotros con gemidos inefables. La primera experiencia de este don es muy intensa
e inolvidable. Ahora cuando tantos se olvidan de Dios y cuando el atesmo ha avanzado
como nunca, el Espritu Santo est difundiendo este don, mediante el cual el Seor es
intensamente alabado por sus hijos.
Y para el hombre moderno tan soberbio y tan engredo por sus avances cientficos sera
muy provechoso reflexionar lo que acaba de escribir un Jesuita francs, el Padre Domingo
Bertrand sobre este don: "El ms humilde de los Carismas."
Es aqu donde aparece la buena nueva que puede ser hoy hablar en lenguas. Ha sido
suficientemente establecido por los especialistas que este hablar no es en realidad ms que
un balbuceo infantil, un modo de devolvernos a la prehistoria del lenguaje adulto, s, al
lado del beb, del animal. O decir que una de las personalidades ms importantes del
Pentecosts Catlico de los Estados Unidos explicaba as el don de la glosolalia: "este
carisma es importante porque es el nfimo, colocado siempre por San Pablo al final de la
escala de los dones espirituales". Caera uno en una ilusin si buscase all una realizacin
heroica del yo. Todo el herosmo consiste en dejarse conducir a un acto en el cual,
pblicamente, en un sentido solemne, reconozco que soy un ser incompleto. Es renovar la
experiencia de Jeremas al comienzo de su misin proftica: Seor! Sabes que no s
hablar; soy un nio. (1,6).
O la experiencia del tartamudeo de Moiss. (Ex. 4,10). Es dar una fuerza real a las
palabras de Cristo: "Si no os hicierais como nios, no entraris en el Reino de los Cielos".
(Mt. 18,3). No son unos tontos los que oran en lenguas. Son nios que se dirigen al Padre
con el candor y el lenguaje de los nios, y esto no es una tontera para Dios.
9 - DON DE INTERPRETACION DE LENGUAS.
Intimamente unido con el don de "diversidad de lenguas" est el de interpretacin. Los dos
se complementan y se requieren.
El don de lenguas que tiene como fin principal la oracin, puede a veces manifestarse en la
comunicacin de un mensaje para la Comunidad o para uno o varios de sus miembros.
Puede ser una profeca o una exhortacin en lenguas. En este caso se requiere que la
misma persona u otra, y esto es lo ms comn, reciba el don de interpretar y as sea
benfico.
Con razn escribe San Pablo a los Corintios: "Si algunos han de hablar en lenguas, sean
dos, o a lo ms tres, y uno interprete. Si no hubiera intrprete, cllese y hable para s
mismo y para Dios". (1 Cor 14,2 y 28).
El don de interpretacin no es para hacer una traduccin literal del mensaje en lenguas,
sino para comunicar su contenido, sea en una forma sinttica o en una detallada. La
persona que interpreta no se pone a decir que el mensaje es tal o cual, sino que habla en
primera persona porque est interpretando lo que el Seor ha dicho en lenguas. Jess
quiere que se d su mensaje y en su nombre.
El captulo V del Libro de Daniel nos muestra la presencia de un don maravilloso de
interpretacin en este hombre de Dios y la manera franca y desinteresada como lo ejerci
en el festn de Baltasar.
Es conveniente advertir que quien recibe el don de interpretar un mensaje en lenguas no
conoce la que interpreta.
No es traductor. Quien no haya asistido a una reunin en donde aparezcan estos dones no
podr apreciarlos como es debido. Lo mismo sucede con el ejercicio de otros carismas.
Slo cuando se tiene experiencia de la manera como el Espritu Santo obra en muchas
ocasiones se podr empezar a reconocerlo y apreciarlo.
Con razn escribi el Padre Bertrand: "el Espritu Santo es desconcertante y tan
desconcertante que quien no se haya desconcertado frente a su accin es porque no lo
conoce".
Algunos carismas ms habituales
Ceferino SANTOS, S.J.
"Los carismas son dones gratuitos que la asamblea cristiana reconoce como recibidos del
Espritu a travs de uno a otro de sus miembros, con el propsito de edificar la comunidad
fraterna, clula del Cuerpo de Cristo. Como su raz griega indica (Jairo: alegrarse y Jaris:
gracia), los carismas alegran a los que ejercen y a los que los acogen. Cada asamblea
recibe sus propios carismas, pero muchos se encuentran habitualmente en la mayora de
los grupos carismticos.
Recordemos algunos de estos carismas ms comunes." (B.-V-Aufauvre: Qui fera taire le
vent? Pars, Descle, 1988, p.8).
Algunos hablan de carismas ordinarios (ningn carisma del Espritu es ordinario); tal vez
sean menos llamativos que otros, pero hasta los carismas ms sencillos son don precioso
de Dios para su Iglesia.
Otros los llaman carismas naturales, porque en ellos Dios utiliza la base de nuestra
manera de ser y nuestras aptitudes para su manifestacin y para el provecho de otros, sin
una intervencin llamativa del Espritu. El Concilio Vaticano II los llamaba, en oposicin
a los carismas extraordinarios, los carismas "ms sencillos y comunes" (Lg 12).
CARISMA DE ACOGIDA
No se trata slo de un comportamiento social acogedor ni de disposiciones naturales que
hacen decir de una persona: es muy acogedora. No se trata de una tcnica psicolgica.
Este carisma manifiesta al acogido por medio del Espritu que es Cristo quien le acoge a
travs del otro. El que tiene este carisma hace percibir por la accin del Espritu, con un
gesto, una palabra o un comentario breve, la acogida misericordiosa de Cristo al que se
presenta, aunque sea como el leproso del evangelio o un publicano. El que tiene este
carisma de acogida hace perceptible la actitud misericordiosa y penetrante de Cristo con
relacin a los ms pequeos y humillados. Es un carisma necesario en los pastores y en
numerosos miembros de la asamblea, que hace sentirse bien a los que llegan a una reunin
y a gusto para ejercitar con libertad los carismas que se reciban.
CARISMA DE ALABANZA
Uno puede alabar a Dios en su grandeza, en su santidad, en su esplendor y en sus obras
magnficas en el secreto de su corazn. Cuando esta alabanza interior del corazn se
manifiesta externamente ante la asamblea por mocin del Espritu Santo, puede
convertirse en un carisma para el provecho y el crecimiento espiritual de muchos.
Todos estamos llamados a alabar al Seor, por ms que las nubes de la tribulacin nos lo
oculten. Cuando lo hacemos pblicamente en una asamblea con todo nuestro ser: con la
inteligencia que utiliza las expresiones de la Escritura santa, con la voluntad que proclama
las grandezas del Seor, con la boca que proclama sus maravillas, y con los brazos que se
alzan en alto para anunciar la gloria de nuestro Dios, es que el Espritu Santo est
alabando en nosotros carismticamente. Sin este carisma de alabanza, la gente no se lanza
a proclamar espontneamente las grandezas de Dios en pblico.
Y, cuando los atribulados alaban a Dios con fuerza, se convierten en un testimonio
edificante para los que los oyen.
CARISMA DEL CANTO
No basta ser un msico competente y dominar la tcnica interpretativa de una partitura o
de un instrumento musical para tener el carisma del canto.
El buen cantor o msico puede conseguir que le admiremos por su ejecucin. El que ejerce
el carisma del canto permite al Espritu que lo utilice para que la asamblea sienta la
manifestacin de la presencia del Seor en lo ms profundo del corazn, mucho ms all
de la sensibilidad esttica.
"El amigo del esposo, escucha la voz del Esposo y se alegra al orla" (Jn 3,29).
No importa que el canto sea interpretado o de libre improvisacin, ms o menos perfecto
musicalmente. Lo que importa es que el Espritu Santo lo utiliza para manifestar la
actuacin de Dios con claridad de frutos espirituales. Cuntas veces hemos visto a un
cantante utilizar el carisma del canto orando por los otros, intercediendo ante Dios,
cantando las alegras de la salvacin y de los dones de Dios!
CARISMA DE ENSEANZA
Es una manifestacin del Espritu por la que uno trasmite las doctrinas de Jess y nos
recuerda lo que l nos dijo (Jn 14,16) con una luz en lo alto, que ilumina nuestros
espritus, nutre nuestras almas y toca nuestros corazones con una fuerza, que no proviene
del estudio teolgico ni de la claridad lgica ni de la perfeccin del lenguaje del que habla.
Se trata de enseanzas que provienen ms de la inspiracin del Espritu Santo que de
nuestro talento. "El que reciba el carisma de la enseanza, ejerctelo enseando" (Rom
12,7).
Una seora que no ha estudiado nunca teologa, puede hablar de la mujer adltera del
evangelio de forma que toque los corazones de los oyentes de modo que vean con claridad
que Dios les llama a una nueva conversin. " Cmo puede hablar con esa sabidura, si no
ha estudiado" (Jn 7,16). Un telogo puede hablar de la parbola del sembrador con ideas
que jams haba encontrado en los comentarios exegticos, pero que tocan la realidad
espiritual ms profunda de los que le escuchan: " No arda nuestro corazn mientras nos
hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?" (Lc 24,32).
El carisma de la enseanza fomenta la unidad de fe y amor en las comunidades cristianas.
No proviene de la ciencia ni del estudio teolgico; viene ms de una inspiracin del
Espritu, que ilumina la mente del que habla y toca los corazones de los que escuchan.
El Espritu Santo nos puede hablar de modos inesperados con el carisma de enseanza.
CARISMA DE CONSUELO
No se trata de un alivio puramente humano y psicolgico que un buen comunicador
transmite a una persona afligida, sino de una suave y manifiesta actuacin del Espritu de
Dios en alguien que sufre por mediacin de un hermano/a, que transmite por una palabra,
un gesto, una sonrisa, una oracin, o una frase de la Escritura una mejora carismtica al
triste, que llora en su corazn y en su vida.
A veces, basta pronunciar una frase de la Biblia: "Ten valor y firme corazn. Espera en el
Seor" (SI 27,14), y cesa el raudal de lgrimas y de gemidos del atribulado. Otras veces,
una breve oracin por el que sufre le proporciona un alivio inesperado.
El Seor es nuestro consuelo profundo y radical y sabe calmar al corazn afligido de
mltiples maneras.
Este carisma aparece con frecuencia en la intercesin por los atribulados.
CARISMA DE COMPASIN
Por este carisma, la compasin de Cristo se transmite al desesperado y sin nimos, de
modo eficaz y carismtico por palabras, por lgrimas de compasin, por gestos de sintona
con el que sufre, que inspira el Espritu Santo y no la carne ni la sangre. Por el carisma de
compasin, Cristo hace nuestro corazn semejante al suyo para que transmita su ternura y
su misericordia, con las que llama a la conversin, construye y edifica a la comunidad
cristiana.
CARISMA DE EXHORTACION
El que recibe el carisma de la exhortacin, lo ejerce exhortando (Rom 12,8). En las
asambleas o retiros Dios pone, a veces, en boca de un participante un don especial de
exhortacin inspirada para estimular a uno, a varios o muchos de los asistentes que
comienzan a cansarse en el camino. Es verdad, que a veces la profeca adopta la forma de
"estmulo" (parklesis), como recuerda San Pablo: "El que profetiza habla a los hombres
para su edificacin, su estmulo y su consolacin" (1 Cor 14,3). Puede decir
ocasionalmente un profeta una palabra de exhortacin, sin que esto excluya que alguien
pueda tener un don especial para exhortar sin ejercer el don de profeca ni en su forma ni
en su tono.
CARISMA DE MISERICORDIA
En mi opinin este carisma, es hermano gemelo del carisma de compasin. Tal vez, la
pequea diferencia resida en que, segn San Pablo, ha de ejercitarse con gozo: "El que
ejerce el carisma de la misericordia, hgalo con jovialidad" (Rom 12,8d). En cambio, el
carisma de la compasin puede practicarse "llorando con los que lloran".
Pero la misericordia, que se viviese con tristeza, adustez y mal ceo, sin jovialidad y sin
ternura alegre, dejara de ser carisma de misericordia y no manifestara bien la actuacin
bondadosa del Espritu de Dios.
LOS CARISMAS SENCILLOS: ASISTENCIA, COMUNICACIN DE BIENES, ETC.
Podra alargarse la lista de los carismas sencillos y poco llamativos que construyen en la
caridad, en la oracin y en la unidad. Tambin podra reducirse su nmero. Albert
Vanhoye escriba que "el que consuela, el que reparte y el que ejerce la misericordia (Rom
12,8) estn en relacin con el carisma de asistencia (antilempseis)" en la primera carta a
los Corintios;.
Bajo el nombre de carisma de ayuda podran incluirse los carismas de consuelo,
compasin y misericordia. Tambin podramos diferenciarlos: "Luego el don de asistencia
y de gobierno" (1 Cor 12,28c) , escribe San Pablo.
No se trata nunca de carismas pequeos; merecen ser tratados aparte, pues tienen una
importancia grande para la construccin de la Iglesia.
El don de asistencia en una Madre Teresa de Calcuta ha tenido un impacto evangelizador
de alcance mundial. El carisma de ayuda se extiende a toda clase de socorro a los
necesitados: comida, bebida, vivienda, educacin, sanidad, trabajo, vida espiritual, etc.
Dentro de este campo, San Pablo concreta el carisma de la comunicacin de bienes: "El
que da (metadidous), con sencillez" (Rom 12,8). El Espritu Santo mueve a compartir con
los dems todo tipo de bienes recibidos de Dios: materiales, intelectuales, espirituales.
Se trata de vivir aquellas palabras de Cristo: "Mayor felicidad tiene el que da que el que
recibe" (Hch 20,35). Cristo nos dio todo: su tiempo, su amor, su poder y su vida.
No olvidemos que estos carismas que llamamos sencillos y pequeos tienen fuerza para
cambiar el mundo.