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INFORMACIÓN DE MANEJO RESERVADO
MANUAL DEL MÓDULO DE INSTRUCCIÓN:
MANEJO BÁSICO DEL TRAUMA
SOCIEDAD CONTRACTUAL MINERA EL ABRA
CALAMA, Chile Preparado por:
Unidad de Emergencia - Versión N° 01 – Enero de 2013
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PRESENTACIÓN
El compromiso inquebrantable que nuestra conciencia de socorristas mantiene con la visión de
“Producción Segura” de SCM El Abra, nos invita para que día a día, sigamos perfeccionándonos en las
técnicas que permiten salvar la vida de una persona. En ese entendido, entregamos a Usted el Módulo
de instrucción Manejo Básico del Trauma, el que fue elaborado con una recopilación de textos de
estudio que existen en nuestro país para la formación de nuevos respondedores de emergencias
médicas.
Esperamos que el presente material sea una herramienta de consulta periódica para contribuir cada vez
que sea necesario con el compromiso personal y voluntario de prestar ayuda a un compañero de trabajo
cuando su vida se encuentre en peligro.
OBJETIVO DEL MÓDULO
Este módulo tiene por objetivo, proporcionar a los brigadistas de emergencia de SCM El Abra, los
conocimientos que les permitan formar parte de un equipo de primera intervención en un incidente con
personas lesionadas; junto a ello, dominar las técnicas y procedimientos básicos a fin de proteger la vida
tanto propia como la de aquellos que se han visto afectados en un siniestro, ya sea de incendio,
accidente u otra emergencia.
CONTENIDO
EVALUACIÓN PRIMARIA Y SECUNDARIA Partes del cuerpo Humano
Posición Anatómica normal: Es aquella en que el cuerpo humano, se encuentra
acostado sobre su espalda, mirando hacia arriba, con las extremidades
superiores al lado de su cuerpo, con las palmas de las manos hacia arriba, las
extremidades inferiores presentan sus talones juntos y las puntas de los pies, se
encuentran levemente separadas.
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El cuerpo humano está dividido en cinco partes o regiones que son: cabeza, cuello, tronco, extremidades
superiores y extremidades inferiores.
Cabeza: En ella se encuentra el Cráneo, el cerebro, los ojos, la nariz, el maxilar y la mandíbula.
Cuello: En él encontramos las Vértebras cervicales, la garganta o faringe, la epiglotis, las cuerdas
vocales o laringe, la tráquea, vena yugular y la arteria carótida.
Tronco: Va desde las clavículas hasta la pelvis. En este lugar encontramos: la caja torácica, el corazón y
los pulmones, la columna vertebral y el esternón que termina en su parte inferior en el apéndice
xifoides.
Extremidades superiores: Compuestas por hombro, brazo, codo, antebrazo, muñeca y mano. En el
brazo está el hueso húmero y en el antebrazo están el cúbito y el radio.
Extremidades inferiores: Compuestas por la unión de la cadera, muslo, rodilla, pierna, tobillo y pie. En
el muslo está el hueso fémur y en la pierna están la tibia y el peroné.
Cavidades del cuerpo Humano
También en el cuerpo humano encontramos cinco cavidades, dentro de las cuales se ubican órganos,
glándulas, vasos, nervios, etc.
Cavidad craneal, en donde se encuentra el cerebro y los órganos de la visión y el oído.
Cavidad espinal: Formada por la columna vertebral, se sitúa en el centro de las vértebras y protege la
medula espinal.
Cavidad torácica, está formada por parte de la columna vertebral, las costillas y el esternón; dentro de
ella se encuentra el corazón, los pulmones, parte del esófago, de la tráquea y los grandes vasos. En su
parte inferior se encuentra el diafragma.
Cavidad abdominal: en ella se encuentra el páncreas, el bazo, el estómago, el hígado, la vesícula, el
intestino delgado y parte del intestino grueso y a cada lado de la columna se encuentran los riñones.
Cavidad pélvica, está protegida por los huesos de la cintura pélvica, ahí se encuentra la vejiga, la otra
parte del intestino grueso y los órganos sexuales internos.
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Procedimiento y comportamiento del Brigadista que atiende a una persona que requiere una atención
de salud.
Se denomina paciente a toda aquella persona que ha sufrido un incidente o ha sido afectada por algún
tipo de emergencia médica, ya sea un ataque, shock, herida, insuficiencia respiratoria y/o cardiaca, etc.
Nota: Una vez que el paciente acepte la atención del Brigadista, este utilizará, profesionalmente, las
mejores habilidades para dar los cuidados de emergencia necesarios (“Primer Soporte Vital”) hasta la
llegada de personal paramédico del DSO/EPA, a quien se le entregará toda la información recopilada e
indicará las acciones realizadas.
Mientras se efectúa la atención del paciente se debe: obtener el máximo de información de la escena
del incidente, de los testigos y del mismo paciente.
Lo que no se debe hacer:
• Actuar con apresuramiento o afrontar riesgos sin las debidas precauciones.
• Efectuar procedimientos sin los conocimientos y la preparación necesaria.
Lo que siempre debe hacer un Brigadista de Emergencia de SCM El Abra: Estudiar, practicar, entrenar,
ser honesto, desempeñarse con autocontrol, etc.
La muerte: factores que la originan
El cerebro está compuesto por células que necesitan oxígeno para poder sobrevivir y es la sangre la
encargada de llevar el oxígeno, desde los pulmones hasta él.
La gran mayoría de las personas que muere, producto de una emergencia médica, lo hace por
problemas relacionados con la obstrucción de la vía aérea, mal funcionamiento de ésta, falla cardiaca o
pérdida importante de sangre, lo que lleva a una mala oxigenación y nutrición cerebral.
Formas en que se puede presentar la muerte:
Muerte biológica o cerebral, que se produce cuando las células del cerebro mueren y ya no hay nada
que se pueda hacer para revivirlas.
Muerte clínica, es aquella que se produce cuando la respiración se detiene y el corazón deja de latir,
pero las células cerebrales siguen vivas, debido a que la sangre contenida en el cerebro les brinda
oxígeno y nutrientes por algunos minutos.
El oxígeno del aire ingresa al aparato respiratorio a través de la nariz y la boca (vía aérea), por lo tanto, si
estas vías de ingreso se encuentran obstruidas, el cerebro se verá privado de este elemento.
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La vía aérea puede verse obstruida por: piezas dentales, chicles, huesos, vomito o por la lengua que
pierde tonicidad y se va hacia atrás cuando el paciente se encuentra inconsciente.
Otras veces la vía aérea se encontrará despejada, pero serán los pulmones los afectados o el mecanismo
del sistema respiratorio el que no funcione o lo haga deficientemente.
Es imprescindible que, aparte de tener la vía aérea despejada y que el paciente se encuentre respirando,
su sistema circulatorio esté funcionando adecuadamente.
El sistema circulatorio puede verse afectado por:
• Lesión al corazón
• Hemorragias
Considerando todo lo anterior, ¿Cuál es la principal preocupación que debe tener un brigadista que
asiste a una persona que presenta una emergencia médica?
Respuesta: Asegurar que el cerebro del paciente reciba el oxígeno suficiente para poder seguir
viviendo.
Evaluación primaria y secundaria
La evaluación primaria es un proceso que permite identificar y controlar las lesiones y/o condiciones que
amenazan la vida del paciente en forma inmediata:
En la evaluación primaria se debe:
� Asegurar la escena para que el brigadista preste la atención en forma segura y/o controlada
� Establecer la gravedad de las lesiones o condición en que se encuentra el paciente
� Determinar las prioridades para brindar ayuda
� Establecer acciones a seguir
� Utilizar eficaz y eficientemente los recursos disponibles
La evaluación primaria debe ser un proceso rápido, preciso, eficiente y sencillo que debe efectuarse, en
su primera parte, en un tiempo no mayor a 15 segundos.
La evaluación secundaria permite detectar lesiones o problemas que amenazan la vida del paciente, si
no son tratadas oportunamente.
En la evaluación secundaria se debe:
� Recabar mayor información de lo sucedido, enfermedades mórbidas del paciente, mecanismo
de la lesión, medicamentos que toma, etc.
� Realizar un examen físico desde la cabeza hasta los pies (céfalo caudal) para detectar heridas
y lesiones en extremidades o estructuras óseas.
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IMPORTANTE En los casos que se supone lesión a nivel de la columna vertebral se impedirá el
movimiento del paciente, solicitando apoyo de personal y equipos especializados que deberán instalar
en el paciente un collar cervical y posteriormente, lo ubicarán en una tabla de inmovilización espinal.
Procedimiento a seguir en la evaluación primaria y secundaria
El Brigadista que atiende a una persona que presenta una emergencia médica, debe asegurarse de que
el cerebro reciba el oxígeno suficiente para poder seguir viviendo.
Esto se logra:
� Manteniendo la vía aérea despejada
� Permitiendo que el sistema respiratorio y circulatorio funcionen adecuadamente
La evaluación primaria permite, en forma global ordenada y prioritaria, detectar estos problemas y
controlarlos inmediatamente. Esta evaluación se efectúa luego de haber asegurado la escena,
obteniendo información respecto del estado de conciencia, respiración y circulación sanguínea del
paciente, solucionando inmediatamente los problemas detectados.
Al acceder al paciente el brigadista lo tocará suavemente verificando si está consciente o inconsciente,
preguntándole si se encuentra bien en caso que el brigadista vea que el paciente puede comunicarse.
PARA EL CASO DE UN PACIENTE CONSCIENTE, SE DEBERÁ:
En la evaluación primaria: Identificación del brigadista, indicar que se le brindará ayuda y proceder
con el inmediato control de hemorragias evidentes.
En la evaluación secundaria: Simultáneamente se realizarán acciones que den información sobre los
sistemas respiratorio y circulatorio.
Si el paciente ha participado en un evento traumático: Se le inmovilizará su cabeza a fin de evitar
lesiones en su columna cervical.
Evaluación del sistema respiratorio
A través de las respuestas que dé el mismo paciente, se podrá observar si la respiración es normal o esta
alterada, la existencia de ronquidos o ruidos extraños, la profundidad y el ritmo respiratorio.
Los cuerpos extraños que se detecten en la vía aérea, como chicles, dientes, vidrios, etc. Deben ser
retirados con urgencia.
La frecuencia respiratoria se evalúa observando los movimientos del pecho del paciente o palpando su
tórax.
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El ciclo normal de respiración en un adulto en reposo, oscila entre 12 y 20 respiraciones por minuto,
teniendo (la mayoría de las personas) 12 a 15 como promedio normal.
Para evaluar el sistema respiratorio de un paciente el brigadista puede aplicar el método “MES”, que
significa Mirar, Escuchar y Sentir.
El ciclo respiratorio completo comprende dos procesos, inspiración o entrada del aire y la espiración o
salida del mismo.
IMPORTANTE Ante un paciente que tenga menos de 12 respiraciones por minuto se debe
suministrar ventilación asistida.
Evaluación del sistema circulatorio
El pulso es el indicador del ritmo del corazón y de la circulación de la sangre. Se evalúa la presencia,
calidad y regularidad del pulso en el cuello (pulso carotideo) o en las muñecas del paciente (pulso
radial).
Para evaluar el pulso de un paciente, se debe considerar:
La frecuencia: El pulso normal de una persona está entre las 60 y las 100 pulsaciones por minuto
El ritmo: Debe ser regular, es decir, con una velocidad constante
La intensidad: Se debe evaluar si el pulso detectado es débil o lleno
IMPORTANTE La ausencia de pulso indica que el corazón se ha detenido, en cuyo caso, se debe
iniciar el procedimiento de reanimación cardio pulmonar, también conocido por las siglas RCP.
Presencia de Hemorragias
La pérdida de sangre a través del sistema circulatorio, es el otro aspecto que impide que llegue
suficiente oxígeno para alimentar las células cerebrales.
Las hemorragias pueden ser internas o externas. También pueden presentarse ambas al mismo tiempo.
Para detectarlas y controlarlas, es importante realizar un examen de cabeza a pies del paciente,
palpando suavemente el cuerpo y las extremidades en búsqueda de manchas de sangre.
Coloración de la piel y llenado capilar
Piel rosada: es muestra de que la sangre se encuentra oxigenada y está circulando por el corazón.
Piel azulada: indica que existe ausencia de oxigenación en la sangre
Piel pálida: indica que existe una falla en el sistema circulatorio
El llenado capilar se constata observando el tiempo de llenado de los capilares, presionando la punta de
la uña de uno de los dedos de la extremidad del paciente, hasta que esta se ponga blanca y luego
soltándola, lo que nos indicará el estado del flujo sanguíneo en esa área.
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El llenado capilar superior a dos segundos: indica problemas en el sistema circulatorio del paciente.
Evaluación del estado de conciencia de un paciente
Es importante mantener también una evaluación del estado de conciencia del paciente, ya que esta
comienza a deteriorarse a medida que la circulación decae.
Para evaluar el estado de conciencia (o déficit neurológico) del paciente, el brigadista puede realizarle
preguntas respecto de lo que sucedió, esto con el fin de analizar la coherencia de las respuestas
entregadas y también de reunir información del incidente.
Con toda la información obtenida, el brigadista que está asistiendo a una persona que presenta
problemas en su estado de salud, podrá determinar la condición del paciente y estimar su evolución.
Un paciente consciente y alerta indica que la oxigenación del cerebro es la adecuada.
Un decaimiento en el estado de consciencia del paciente, indica que la oxigenación es inadecuada,
puede haber lesiones en el sistema nervioso central o puede haber sobredosis de alcohol o drogas.
Otro Aspecto que se incluye dentro de la evaluación secundaria es la respuesta de las pupilas, las que
deben reaccionar ante un estímulo luminoso de la misma forma y al mismo tiempo.
Si las pupilas responden asimétricamente al estímulo luminoso, a diferente velocidad o con diferencia
en sus diámetros, puede significar un hematoma intra-craneal o un problema cerebral.
PARA EL CASO DE UN PACIENTE INCONSCIENTE, SE DEBERÁ:
Permeabilizar la vía aérea: retirando todo cuerpo extraño de la boca, usando el dedo índice en forma
de gancho y la mano con protección biológica (Guantes de látex).
Maniobra de elevación del mentón (Anexo 1):
Permite abrir la vía aérea desplazando la lengua hacia adelante
Maniobra de levantamiento mandibular (Anexo 2):
Permite desplazar la lengua hacia adelante mientras se empuja la mandíbula.
IMPORTANTE Si la emergencia médica se debe a que el paciente ha sufrido algún tipo de evento
traumático: accidente vehicular, caída, golpe, etc., estando éste consciente o inconsciente, el despeje de
la vía aérea debe ir acompañado de una inmovilización de la columna cervical, la que se efectuará en
forma manual y luego, a través de un collar cervical.
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Evaluación de la respiración y circulación
Una vez que la vía aérea esta despejada, se procede a evaluar el sistema respiratorio. Específicamente,
si el paciente está o no ventilando. Ante esto existen dos posibilidades: paciente respirando o paciente
que no respira.
Si el paciente está respirando:
El brigadista observará si la respiración es normal o esta alterada, la existencia de ronquidos o ruidos
extraños, la profundidad de la respiración y el ritmo que esta presenta.
A continuación, se procederá a obtener información acerca del sistema circulatorio y de la existencia de
hemorragias a través de la coloración de la piel y el llenado capilar. Se observará de cabeza a pies al
paciente, buscando hemorragias evidentes, las que serán tratadas inmediatamente.
Evaluación del sistema respiratorio: La frecuencia nos indicará la necesidad o no de efectuar la
ventilación asistida.
Evaluación del sistema circulatorio: La frecuencia, ritmo e intensidad del pulso nos informará del
estado y evolución del paciente.
Si el paciente NO está respirando:
Se procederá a dar dos ventilaciones asistidas y posteriormente se buscará la presencia de pulso
carotideo.
• Si no hay pulso: Se procede con maniobras de RCP
• Si hay pulso: Se continúa con la ventilación asistida
En ambos casos se evaluará visualmente al paciente, buscando hemorragias evidentes, las que serán
tratadas de acuerdo a los procedimientos que serán analizados en este mismo módulo.
IMPORTANTE La evaluación del estado de conciencia, sistema respiratorio y circulatorio debe ser
efectuada constantemente, lo que nos permitirá estimar la evolución del estado de salud del paciente.
HEMORRAGIA Y SHOCK
Hemorragia: definición y tipos
La sangre que circula por nuestro cuerpo es llevada y traída desde el corazón hacia los diversos órganos
y regiones del cuerpo, a través de arterias, capilares y venas.
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Las arterias: llevan la sangre oxigenada que sale del corazón
Las venas: devuelven la sangre pobre en oxigeno hacia el corazón
Los capilares: es donde se produce el intercambio de nutrientes, desechos y gases con las células.
Una hemorragia se produce cuando la sangre que circula en circuito cerrado a través de las arterias,
venas y capilares, se derrama fuera de él.
La cantidad de sangre en un adulto equivale al 7% de su peso corporal; osea una persona de 85
kilogramos tiene cerca de 6 litros de sangre circulando en su cuerpo.
Hemorragia interna es aquella en que la sangre fluye hacia el interior del cuerpo
Hemorragia externa es aquella en donde la sangre fluye fuera del cuerpo
En caso de que la sangre fluya en poca cantidad fuera del cuerpo, el organismo pone en funcionamiento
un mecanismo de control del área afectada, formando un coagulo que tapa dicha área, impidiendo que
la sangre salga.
Hemorragia arterial: La sangre es de color rojo brillante, es muy abundante y sale en forma pulsatil ya
que sale de acuerdo a los latidos del corazón.
Hemorragia venosa: Sangre de color rojo oscuro, de flujo constante, puede ser de escasa o abundante
cantidad.
Hemorragia capilar: Sangre que se presenta en escaza cantidad y es de fácil control.
IMPORTANTE La hemorragia arterial es la más peligrosa, pues en pocos minutos se puede vaciar
completamente el sistema circulatorio del paciente.
Métodos para controlar una hemorragia externa
Apósito: consiste principalmente en un trozo de gasa abultada y esteril, es decir, libre de gérmenes, que
se emplea para limpiar o cubrir heridas evitando la contaminación de esta.
Vendaje: es un cubrimiento que se realiza con una tira de género, gasa o material elasticado,
envolviendo circularmente un miembro, el torax, la cabeza, o sujetando un apósito.
Al detectarse una hemorragia externa, se deben desarrollar acciones que permitan detenerla de
inmediato, se debe acostar al paciente y si está consciente, tranquilizarlo, dándole un adecuado apoyo
psicológico.
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1. Presión directa: consiste en comprimir con un apósito el lugar de la herida hasta que la
hemorragia se haya detenido, para luego vendar.
Si en un principio no se cuenta con un apósito, se puede efectuar la presión directa con la mano del
brigadista, protegida con el correspondiente guante de látex, para luego continuar con un apósito o
tela limpia.
Nunca se debe quitar el apósito del lugar en que se ha puesto: si este se empapa de sangre, se
colocarán sobre él otros apósitos y se seguirá presionando.
2. Presión directa con aplicación de vendaje compresivo: Es una técnica empleada principalmente
en caso de hemorragias en las extremidades y es considerada una continuación del
procedimiento anterior.
Luego de haber colocado varios apósitos sobre la herida, se coloca uno más abultado, para
finalmente fijar todo el conjunto con una venda con una presión que asegure el control de la
hemorragia, pero que no impida la circulación de la sangre hacia el resto de la extremidad, lo que es
controlado a través del pulso de la extremidad lesionada.
Si la hemorragia no se ha detenido: se aplicarán más apósitos y más vendajes.
3. Elevación de la extremidad en que se encuentra la hemorragia: Se realiza elevando la
extremidad por sobre el nivel del corazón mientras se mantiene una presión directa en el lugar
afectado.
Esta elevación disminuye la presión de la sangre en el área lesionada y reduce la hemorragia. Los
apósitos y el vendaje compresivo detendrán la hemorragia.
Si el sangrado continúa se pondrán más apósitos, sin retirar los anteriores ni el vendaje realizado y
colocando una nueva venda.
4. Presión en la arteria que irriga la extremidad lesionada: Consiste en presionar la arteria que
irriga la extremidad lesionada contra el hueso de dicha extremidad.
IMPORTANTE esta última técnica, también se emplea cuando existe una fractura expuesta o
cuando se ha producido la amputación de una extremidad.
5. Torniquete: Es una medida extrema ante una amputación traumática de alguna extremidad,
la cual solo puede ser aplicada por personal debidamente entrenado.
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Procedimiento ante una hemorragia interna
Una hemorragia interna es aquella en que la sangre es vertida dentro del cuerpo, la que puede presionar
y dañar ciertos órganos o quitarles espacio para su normal funcionamiento.
IMPORTANTE si no existe hemorragia externa, pero durante la evaluación secundaria se observa
un pulso demasiado rápido, más de 120 pulsaciones por minuto o que va perdiendo fuerza, es decir, es
un pulso débil, se debe sospechar la existencia de una hemorragia interna.
Otros indicios de hemorragia interna:
• Estado de conciencia: si la circulación decae, se comienza a presentar déficit neurológico
• Coloración de la piel: si es pálida, se debe sospechar de hemorragia interna
• Llenado capilar: si es mayor a 2 segundos, es un indicador de circulación inadecuada
• Existencia de hematomas (moretones) en diversas partes del cuerpo o la presencia de un
abdomen muy sensible o rígido.
• Paciente inquieto con la piel sudorosa, pegajosa y fría con un pulso rápido y débil nos indica
que puede estar desencadenándose una hemorragia interna.
IMPORTANTE especial preocupación debe tener el brigadista que asiste a una persona que
presenta problemas de salud, si en general ésta presenta lesiones leves, pero su estado general es malo,
evolucionando hacia un estado de agitación, respiración acelerada, náuseas, vómitos con o sin sangre,
sed, pupilas dilatadas, visión borrosa o sangramiento por el recto o vagina.
Ante cualquier sospecha de hemorragia interna se debe: dar alta prioridad de traslado, pues requerirá
de urgente atención médica.
Mientras se espera la atención especializada, el paciente deberá permanecer acostado y abrigado, a fin
de mantener su temperatura corporal; se evaluará constantemente su ventilación y el brigadista
permanecerá atento ante posibles vómitos. Nunca deberá dársele nada de beber al paciente.
Shock y tipos de shock
Shock es un estado de crisis o anormalidad en el funcionamiento del sistema circulatorio que se
manifiesta por una pérdida o disminución de la presión interna del sistema.
El shock puede ser causado porque el corazón no funciona correctamente, por una hemorragia o por la
dilatación excesiva de los vasos sanguíneos.
El shock se presenta debido a: pérdida significativa de sangre u otros fluidos corporales, falta de
oxígeno, grandes heridas, quemaduras, electrocución, traumatismos, infecciones, dolor intenso, falla
cardiaca o un fuerte impacto emocional.
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Tipos de shock:
� Shock hipovolémico o hemorrágico, producido por una gran pérdida de sangre
� Shock cardiogénico, causado por una falla en el corazón, lo que impide que circule la suficiente
sangre por el cuerpo.
� Shock neurológico, producto de fallas del sistema nervioso, que provoca dilatación de los vasos,
produciendo una deficiente circulación debido a la falta de sangre para llenar el nuevo espacio.
� Shock anafiláctico, que se desencadena cuando el paciente tiene contacto con sustancias a las
cuales es alérgico.
� Shock séptico, que es provocado por una infección.
Signos, síntomas y formas de prevenir el shock
Los signos y síntomas del shock se desencadenan debido a la disminución del aporte de oxigeno
transportado por la sangre a los diferentes órganos y tejidos del cuerpo, lo que puede deberse, como ya
se indicó, a una falla del corazón, a fallas en las arterias o venas (dilatación o contricción) o a la salida de
la sangre a través de esta últimas.
Todos los signos descritos para una hemorragia interna son indicios de que un paciente entrará en
estado de shock, el que se desarrolla paso a paso, rápida o lentamente.
Signos que indican que se está desencadenando un shock
� Pulso rápido y débil con una respiración agitada y profunda al comienzo, para luego tornarse
rápida, débil y superficial.
� Ansiedad, confusión e inquietud, con sudoración helada, pegajosa y sensación de frio intenso.
� La cara se tornará pálida y con un color azulado en los labios y lóbulos de las orejas
� Debilidad y sensación de desmayo, sensación de sed, náuseas y vómitos.
� El paciente se mostrará primero, desorientado o confundido, sin respuesta, hasta perder
súbitamente el conocimiento.
¿Qué hacer ante la sospecha de shock?
Ante la sospecha de shock en un paciente, se debe cuidar que la vía aérea este despejada, controlar las
hemorragias externas, mantener al paciente acostado, boca arriba y si no hay fractura en las
extremidades inferiores, con los pies levemente elevados.
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Si hay lesiones en la cabeza, esta debe estar un poco más elevada que el resto del cuerpo, en caso
contrario, mantener la cabeza un poco más baja que los hombros.
Si el paciente vomita: se le volteará la cabeza hacia un lado para luego despejar la vía aérea de los
residuos que hayan quedado.
Si el clima es húmedo o frío se abrigará al paciente, a fin de mantener su temperatura corporal.
Se deberá tratar de alinear e inmovilizar las lesiones en las extremidades.
No se deberá dar nada de beber, solo se deberá entregar apoyo psicológico y dar prioridad en el
traslado a un centro de atención médica.
Lesiones en las extremidades
El tratamiento inicial de una lesión de extremidades es similar al que se aplica para heridas sufridas en
otra parte del cuerpo; es decir, lo primero que se debe hacer es tratar los problemas asociados a los
sistemas respiratorio y circulatorio.
Solo en caso de que una lesión expuesta sangrante obligue a preocuparse de ella aplicando métodos de
control de la hemorragia, el resto de las atenciones a las extremidades serán dadas luego de haber
completado la evaluación primaria.
Lesiones más comunes que afectan las extremidades:
• Luxación: también es llamada dislocación. Corresponde al desplazamiento del extremo de un
hueso, del lugar que ocupa en una articulación. Las luxaciones se producen a nivel del hombro,
codo, muñeca, dedos, cadera, rodilla y tobillo.
• Esguince: también se le llama desgarramiento. Corresponde a una tensión excesiva y brusca de
un ligamento o la ruptura del mismo.
• Fractura: es una lesión que afecta a los huesos y se caracteriza porque éstos se fisuran,
fragmentan o quiebran. Una fractura puede ser cerrada o abierta.
• Fractura cerrada: es aquella en la que el hueso se lesiona y no hay ruptura de la piel en la zona
afectada.
• Fractura abierta o expuesta: es aquella en la que el hueso ha roto los tejidos y la piel,
exponiéndose o no éste al exterior.
• Amputación: es el seccionamiento total o parcial de una extremidad.
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Los signos y síntomas de una fractura cerrada son similares a los de una luxación o un esguince. Es decir,
dolor, hinchazón, deformidad y cambio de color; también puede existir crepitación, es decir, un sonido
causado por el roce de los extremos del hueso fracturado. Además el paciente no puede mover la
extremidad lesionada o lo hace con mucha dificultad y dolor; a veces, el extremo o fracciones del hueso
lesionado pueden comprimir o dañar una arteria, lo que provoca disminución o pérdida de pulso en la
extremidad.
Los signos y síntomas de una fractura expuesta, si no son evidentes al visualizar los huesos lesionados,
son similares al de una fractura cerrada. No se debe olvidar nunca que la presencia de una fractura con
una deformidad grotesca o llamativamente expuesta puede distraer y hacer que el brigadista que
asistirá a un paciente con este tipo de fractura se despreocupe de una lesión oculta de otra extremidad
y cuya gravedad puede ser mayor.
En el caso de la amputación de una extremidad, generalmente, en estos casos se produce una
hemorragia menor producto de la contractibilidad de los vasos sanguíneos en el lugar donde se produjo
el corte. Una amputación se debe tratar aplicando un apósito voluminoso sobre la herida, a fin de evitar
infecciones y controlar la posible hemorragia. En algunos casos es posible el reimplante del miembro
amputado, el que efectúa personal médico especializado; la búsqueda de partes amputadas no debe
retrasar el traslado del paciente. Al encontrarlas, estas deben ser colocadas en una bolsa de plástico y
enviarlas al lugar donde fue derivado el paciente, manteniéndolas en lo posible frías. En ningún caso, las
partes amputadas deben ser lavadas con agua, cubiertas con paños mojados o puestas directamente
en hielo.
IMPORTANTE Ante cualquier lesión de extremidades, el Brigadista deberá, en el siguiente orden:
tratar las condiciones que ponen en peligro la vida del paciente (evaluación primaria), tratar las
condiciones que ponen en peligro la extremidad, y proceder al traslado del paciente a un centro de
salud.
Luego de haber efectuado la evaluación primaria, el mejor manejo que el Brigadista puede brindar a un
paciente que ha sufrido una lesión en sus extremidades es efectuar un correcto alineamiento de la
extremidad comprometida y una adecuada inmovilización para el traslado.
Alinear es lograr construir un solo eje con el hueso, que se asemeje lo más posible a la posición normal
o natural de la extremidad. Con esto no sólo se está aliviando el dolor, sino también mejorando la
calidad de la circulación de la sangre hacia aquellas zonas que se encuentran más allá del sitio de la
lesión.
Luego de alinear la extremidad lesionada, se debe preparar al paciente para su traslado, para ello se
procede a inmovilizarla.
Inmovilizar una extremidad es fijarla, a fin de evitar su movimiento y además, reducir el dolor, evitando
que los extremos del hueso afectado produzcan lesiones adicionales a músculos, nervios, vasos
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sanguíneos, y permitiendo que las arterias y venas, si se encuentran oprimidas, restablezcan la
conducción de la sangre.
IMPORTANTE Si la fractura es expuesta, al alineamiento e inmovilización se debe agregar una
adecuada protección de la herida con un apósito estéril. El sangramiento se debe disminuir por presión
directa o por presión en la arteria principal más próxima. Ante una fractura expuesta no se debe intentar
colocar el hueso dentro de la herida, ni retirar de ella los huesos fragmentados.
INMOVILIZACIÓN DE LA COLUMNA CERVICAL
Alineación manual de la cabeza
La alineación manual de la cabeza es un procedimiento inicial que permite que la cabeza y cuello del
paciente queden en línea con el resto de la columna vertebral, y que, como ya se indicó, continúa con la
instalación de un collar cervical y termina con la colocación de inmovilizadores laterales.
Dicha alineación puede efectuarse desde atrás del paciente, desde un lado, desde el frente e incluso
cuando este se encuentre en el suelo.
Colocación del collar cervical
Concluida la alineación manual de la cabeza del paciente, un segundo brigadista procederá a tomar la
medida del collar cervical que necesita la persona lesionada.
El collar cervical no inmoviliza totalmente la columna cervical, pero si ayuda a reducir el movimiento de
la cabeza, minimiza los movimientos de flexión, extensión y rotación de la cabeza, pero no impide los
movimientos laterales.
La colocación del collar cervical, requiere que el paciente esté sentado o acostado de espalda. Jamás se
deberá intentar colocar el collar cervical en un paciente acostado boca abajo, ya que esto implicaría una
extensión cervical para su fijación.
Procedimiento de Medición y Armado del Collar Cervical
1. Previamente a la instalación del collar cervical y con la cabeza del
paciente inmovilizada manualmente, se mide la distancia existente
entre la base del cuello (parte superior de los hombros) y el mentón,
lo que se efectúa con la palma de la mano, de manera de determinar
el número de dedos correspondiente a esa distancia. (Fig. N° 1)
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2. A continuación, se compara esta distancia con la que existe entre la
parte inferior del collar (parte rígida plástica, sin considerar la goma
espuma) y el orificio identificado para determinar la medida del
collar. (Fig. N° 5)
3. Una vez ajustado el collar al tamaño requerido,
moviendo la parte extensible de este, se deben fijar
los broches de ambos extremos en los orificios de la
medida correspondiente. (Fig. 6 y 7)
Postura del Collar Cervical
Para colocar un collar cervical se utiliza siempre a dos brigadistas; uno de ellos, inmovilizará
manualmente la cabeza con ambas manos y el otro efectuará las maniobras de postura del collar.
Al colocar un collar cervical, se debe despejar, lo más posible, la base del cuello (abrir chaqueta,
chaleco, camisa, etc.), de manera que el apoyo del collar sea firme. Para el caso de las mujeres, es
conveniente tomarles el pelo hacia arriba, ya que el volumen de éste quedaría en el interior del collar
impidiendo una buena inmovilización de la cervical. Además, las orejas deben quedar fuera del collar, a
fin de evitar cortes. Previamente se debe haber retirado aros y collares.
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Anexo 1
PROCEDIMIENTO PARA LA MANIOBRA DE ELEVACIÓN DEL MENTÓN
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Anexo 2
PROCEDIMIENTO PARA LA MANIOBRA DE LEVANTAMIENTO MANDIBULAR