Año 14 ENERO - MARZO 2015 3a. Época
Dirección General de Educación Normal y Desarrollo Docente
MAGISTERIO 69
El valor educativoy social de la evaluación
Magisterio, revista electrónica de la Dirección General de Educación Normal y Desarrollo Docente. Edición trimestral. Año 14. Núm. 69, Enero - Marzo de 2015. Número de autorización del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal CE: 205/09/03/15. Las opiniones contenidas en los artículos son responsabilidad de los autores, no reflejan necesariamente la opinión de la dependencia. Se autoriza la reproducción de los materiales, siempre que se cite la fuente. Los artículos no firmados son responsabilidad de la redacción.Domicilio: Av. José Vicente Villada Núm. 112. Primer piso. Col. La Merced y La Alameda. Toluca, Estado de México. C. P. 50080. Tel. y Fax (722) 2 14 45 35. E-mail: [email protected]
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D i r e c t o r i o
C o n t e n i d o
Dirección General de Educación Normal y Desarrollo DocenteMAGISTERIO
CoordinadoraGloria María
Concepción García Chávez
Asesor editorialInocente Peñaloza García
Corrección de estiloConsuelo Cardona Estrada
Cinthia Leticia Rivero Morales
Diseño gráficoConsuelo Cardona Estrada
Cinthia Leticia Rivero Morales
COMITÉ EDITORIAL
Presidente J. Eugenio J. Martínez Gutiérrez
VicepresidentaMaría Isabel Bustos Martínez
Secretaria técnicaGloria María
Concepción García Chávez
1 Editorial
¿Qué es ser maestro en el siglo XXI?Claudia Ruiz Feria
La escuela multigrado que queremosMaría Estela Cabello Rosas
El valor educativo y social de la evaluaciónGregorio Sánchez OropezaManuel Mora Terrazas
La práctica educativa ante la sociedad del conocimiento:alcances y límitesMaría Concepción Siles Jiménez
El espíritu pedagógico en la educación actualElba Campuzano Rodríguez
Obra plásticaAbelardo Gutiérrez García
PoesíaConsuelo Cardona Estrada
Prevención de la violencia en el primer periodo de educación básicaElizabeth Irasema Velasco Albarrán
La violencia escolar y su relación con el bullyingRosa Lilia Miranda Romero
¿Influye la evaluación en la mejora de la calidad educativa?Laura Vázquez Díaz
La educación ambiental en la escuela primariaFrancisca Márquez Pérez
Desinterés por el arte en la educación preescolarMireya Medina González
El liderazgo educativo de los padresAnavelia Salazar Escobar
La importancia de la filosofía en la educación media superiorAurora Hernández Alcántara
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La reforma constitucional en materia educativa cumple un año de su
puesta en marcha, si se tiene en cuenta que la consulta nacional que le
dio origen se llevó a cabo entre febrero y junio de 2014. A propósito de
aquella encuesta, en la que participaron escuelas de educación básica,
media superior y normal, la Secretaría de Educación Pública declaró que
sus resultados “serán muy relevantes para la concreción de la reforma…”
¿Qué objetivos generales se pretende alcanzar? Seis, a saber:
- Fortalecer la educación pública, laica y gratuita.
-Equidad en el acceso a una educación de calidad.
-Autonomía de gestión para las escuelas.
-Servicio profesional docente cuyas reglas respeten los derechos laborales
de los maestros.
-Oportunidades de desarrollo para docentes y directivos.
-Sentar las bases de la evaluación imparcial, objetiva y transparente del
Sistema Educativo.
En estos momentos, la reforma está impulsando el logro de tales
objetivos, pero en particular los de formación del Servicio Profesional
Docente –a partir del ciclo 2014-2015 todas las plazas de nuevo ingreso
se asignaron por concurso– y uno que llama la atención sobre otros
que pudieran ser igualmente importantes: la idea de que la escuela es
el epicentro del trabajo educativo, que en ella está en juego el futuro
de las generaciones y que, en virtud de ello, auxiliada por los Consejos
Técnicos Escolares, debe tomar las principales decisiones que favorezcan
su funcionamiento y a la vez recibir de las autoridades –lo cual es de
primerísima importancia– los recursos necesarios para cumplir con su
cometido.
Todos los objetivos que aparecen en los documentos de la reforma –
en su segundo año de aplicación– son medulares, pero éste que se refiere
a la autonomía de la gestión escolar a partir de la disposición de recursos
suficientes, tiene miga, porque atañe directamente a la realidad que se
pretende modificar.
�
Editorial
2
Qué es ser maestro en el siglo XXI?
Claudia Ruiz FeriaSubdirección de Capacitación y Actualización DocenteToluca, Estado de México
¿
Dice Elsie Rockwell (1999)
que la docencia es uno de
los trabajos más notorios
que hay, por lo tanto se forman imá-
genes de lo que es, desde muy tem-
prana edad. Sin embargo, a pesar de
ser tan “visible”, muy pocas perso-
nas se dan cuenta de la verdadera
labor que realiza un profesor dentro
del salón de clases, labor que con-
lleva un esfuerzo sostenido, tanto
emocional y físico como intelectual
(Martínez, 1992).
Se piensa que la labor del do-
cente se reduce al salón de clases,
y aún así, no es tarea sencilla, ya
que ese salón de clases reúne por lo
menos a 45 alumnos con caracterís-
ticas distintas –inclusive niños con
capacidades diferentes– en donde
el maestro es el responsable de su
aprendizaje, así como de su bienes-
tar físico, moral y emocional, por ello
“debe custodiarlos”.1
Además de sus actividades den-
tro de la escuela, debe cumplir activi-
dades administrativas de la escuela
o de su(s) asignatura(s). Organiza
actividades que la comunidad pueda
observar (bailables, cantos, poesía
coral, tabla gimnástica). Y, además,
entregar informes de todo lo efec-
tuado: “reduciendo su oficio a la dia-
ria supervivencia de dar cuenta de
todas las tareas que han de realizar”
(Contreras, 1997).
En cuanto a los requisitos admi-
nistrativos, tiene que entregar una
planeación semanal, en la que men-
cione a detalle lo que va a llevar a
cabo durante la misma, llevar regis-
tros de cada uno de los alumnos,
tanto académicos como administra-
tivos, llena formularios, anota eva-
luaciones en todos los formatos que
se le pidan, entre otros deberes.
En algunas ocasiones, tiene que
realizar las gestiones necesarias
para conseguir un lugar donde pue-
da dar clases. Y si lo tiene, entonces
las gestiones son para tenerlo en
buenas condiciones, en cuanto a dis-
ponibilidad de bancas, sillas, vidrios,
ventanas y puertas.2
Lo anterior, sin tomar en cuenta
que en algunos países de América
Latina –aquí en México– las escuelas
sirven como comedor comunitario,
dispensario médico o consultorio fa-
miliar, entre otros usos.
El maestro es evaluado con exá-
menes homologados como Enlace,
PISA y Comipems; evaluaciones pro-
puestas por la OCDE que reclaman
respuestas únicas y homogenei-
zantes, donde nadie se puede salir
de esa norma o respuesta. Desafor-
1 Término utilizado por Elsie Rockwell.2 Rius también en el libro “El fracaso de la Educación en México” había dado cuenta de todas las actividades que tenía que realizar el maestro”.
3
4
tunadamente al maestro se le valora
por el resultado que obtienen sus
alumnos.3
Lo más curioso de esta situación
es que el maestro ni siquiera elabo-
ra los programas. Cuando llega a la
docencia, le son proporcionados y a
él solo le toca llevarlos a cabo.4 No
olvidemos que estos planes y pro-
gramas, están regidos por un siste-
ma predeterminante que limita la
educación a un solo punto de vista:
“Solamente lo útil y aplicable de in-
mediato, así como aquello que sirve
exclusivamente al mejoramiento de
la productividad y el funcionamien-
to de la institución escolar es con-
siderado como el único contenido
aceptable, dejando de lado el cono-
cimiento social y humanístico en
toda la amplitud de sus variados y
complejos significados, que en los
hechos se traduce en el desinterés
por la formación teórica de los estu-
diantes” (Ornales, 2002).
José Antonio Lara Peinado
(2007) menciona que los maestros
realizan funciones no solo de docen-
cia sino de “psicólogos, maestros de
ceremonia, edecanes, promotores
de rifas, doctores, terapeutas, ba-
rrenderos y albañiles, entre otras”;
Deolidia Martínez dice que además de
las anteriores, el maestro tiene funcio-
nes como la de apartar a los niños a la
hora de la salida si se están peleando,
cuestión que también pone en riesgo
su bienestar físico y emocional.
Y “para que desempeñe mejor
su labor” están al acecho directivos,
supervisores, jefes de departamen-
to, los mismos alumnos, padres de
familia y toda la sociedad, quienes
visilan su trabajo y le hacen conti-
nuas sugerencias.
También se le pide ser una perso-
na con principios, humano, empático,
amigable, comprensivo, tolerante,
paciente, objetivo, justo, bondadoso,
competente, inteligente, despierto,
dialogante, imaginativo, creativo, fa-
miliar, comunicativo, honrado, moral,
respetuoso, democrático, imparcial,
cooperativo, o sea, perfecto: “Yo
creo que sí se puede lograr, si fuera
un mutante o súper héroe o la com-
binación de ambos” (Esteve, 1995).
Rosa María Torres (1998) nos re-
fuerza este modelo ideal de docente
cuando hace mención de lo que se
esperaba de él en la reforma educa-
tiva de 1996: “El docente deseado
o eficaz es caracterizado como un
sujeto polivalente, profesional com-
petente, agente de cambio, practi-
cante reflexivo, profesor investigador,
intelectual crítico e intelectual trans-
formador”. Y si leyéramos y anali-
záramos cada rubro de la reforma en
cuanto al docente que se espera tener,
creeríamos que el maestro del siglo
XXI, no tiene límites, entonces, no es
humano: Ya que el límite “es la esen-
cia misma de ser hombre” (Peter,
1998). Por ejemplo la reforma en uno
de sus documentos decía:
w “Detecta oportunamente pro-
blemas (sociales, afectivos, de
salud, de aprendizaje) entre sus
alumnos, los deriva a quien co-
rresponda o busca la solución en
cada caso”.
Y esto ¿cómo lo iba a llevar a
cabo? Cuando sabemos que por
muchos conocimientos que tenga
el maestro, no sabe de medicina,
sabe un poco de psicología, pero así
como para darle solución a algunos
problemas sociales, no lo creo. O
peor aún, esto nos lleva a pensar que
quien redactó el documento pensa-
ba que los problemas de los alumnos
son algo muy sencillo de tratar, o
quizá ni siquiera tienen problemas.
w Otro rubro: El maestro es“…perc-
ibido por los alumnos a la vez
como un amigo y un modelo,
alguien que les escucha y les
ayuda a desarrollarse”; y como
dice Esteve y al mismo tiempo
se le pide que sirva como juez al
final de cada bimestre para que
le asigne una calificación.
w Uno más: “… Trabaja y aprende
en equipo, transitando de la for-
mación individual y fuera de la
escuela a la formación del equipo
escolar y en la propia escuela”.
¿Y esto cómo se logra? Si sabe-
mos que en educación básica se
han eliminado todas las reunio-
nes que antes tenían los docen-
tes. Además de que la mayoría
trabaja dos turnos, en escuelas
diferentes y salen corriendo de
una para llegar a la otra. La may-
oría de las ocasiones sin haber
tenido ni siquiera unos minutos
de descanso y no se hable del
tiempo para comer.
Y qué decir del Informe Delor’s
de la UNESCO en el que se dice que
“El maestro no podría responder a lo
que de él se espera si no posee los
conocimientos y la competencia, las
cualidades personales, las posibili-
dades profesionales y la motivación
que se requiere”.
Pero en ninguno de estos in-
formes o reformas leemos cómo se
va a lograr ese papel tan brillante y
tan completo que se le pide al maes-
3 Y que a partir del ciclo escolar 2011-2012 valdrá el 50% de la calificación de Carrera Magisterial.4 Es por eso que José Contreras, le da el adjetivo de “Obrero de la Educación”. Y Rosa María Torres “Operador Técnico”.
5
Bibliografía
Bruner, Jerome (1997), La educación puerta de la cultura, España, Ed. Visor.
Castells, Manuel et al. (1994), Nuevas perspectivas críticas en Educación,
España, Paidós.
Contreras Domingo, José (1997), La autonomía del profesorado, España, Ed. Morata.
Esteve, José Manuel (1995), Los profesores ante el cambio social, España, Ed. Anthropos.
Freire, Paulo (2004), El grito manso, México, Ed. Siglo XXI.
Lara Peinado, José Antonio (2007), El Mal-Estar docente, México, Acento Ediciones.
Martínez, Deolidia (1992), El riesgo de enseñar, México, Fundación SNTE para la cultura del
maestro mexicano.
Nicastro, Sandra (2006), Revisitar la mirada sobre la escuela. Exploración acerca de lo ya
sabido, Rosario, Ediciones Homo Sapiens.
Novo, María (2006), El desarrollo sostenible. Su dimensión ambiental y educativa, España,
Unesco-Pearson Educación.
Ornelas, Delgado Jaime (2002), Educación y Neoliberalismo en México, México,
Ed. Benemérita Universidad Autónomade Puebla/Gobierno del Estado de Puebla.
Peter, Ricardo (1998), Honra tu límite. Fundamentos filosóficos de la terapia
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Rius (2001), El fracaso de la Educación en México, México, Ed. Grijalbo.
Rockwell, Elsie (1985), Ser maestro, estudios sobre el trabajo docente, Ediciones
El Caballito-SEP.
Torres, Rosa María (1998), “Nuevo papel docente. ¿Qué modelo de formación y para qué modelo
educativo?” en revista Perfiles Educativos, núm. 82, octubre-diciembre, México, Instituto de
Investigaciones sobre la Universidad yla Educación.
tro, parecería que nuestro maestro
del siglo XXI es un conjunto de cuali-
dades, saberes y conocimientos. Al
respecto, Sandra Nicastro nos dice:
“Cuando no se reconoce la finitud en
el propio accionar del sujeto –en su
puesto de trabajo en la organización,
en los proyectos que se da–, es po-
sible que se intente controlarlo todo
sin interrupción, impidiendo un acto
de retorno gracias al cual se puede pen-
sar, reflexionar, deliberar, descartar.
Sucede, además, que estas refor-
mas o informes consideran al maes-
tro en perfecto estado en su salud
física y emocional, además de tener
resueltas sus necesidades económi-
cas, cuando sabemos que los maes-
tros del país son los peor pagados.
Sé que hablar de educación no
es solo hablar de algunos procesos
pedagógicos y psicológicos, o limi-
tarnos a la escuela, el maestro y el
alumno. No es como si la educación
se desarrollara en una isla desierta
(Bruner, 1997), es apuntar también a
lo social, económico, político y cultu-
ral. Por eso es necesario anotar que:
“La educación ha servido para
alinear a favor de la reproduc-
ción de un mundo injusto, de las
consignas de quienes manejan
la economía, las posiciones de
privilegio… Para el estableci-
miento de medidas, de jerar-
quías y regulaciones en torno a
la idea de una ‘norma’ que sirve
de referencia para establecer
lo que es normal y anormal…
genera ciertas validaciones, así
como exclusiones, y con ello se
refuerzan los sistemas de do-
minio en el interior de las socie-
dades y de una parte del mundo
sobre el resto, fomentando la
docilidad de los individuos y su
flexibilidad y sometimiento a los
intereses de quienes manejan la
economía y la política coherente
con ella” (Novo, 2006).
A un modelo de desarrollo neolibe-
ral, al basarse en la economía antes
que en la política, marca el sentido
y orientación de la educación, sus
fines, alcances y filosofía. Y al maes-
tro se le han dado determinadas ac-
tividades para justificar su posición
ante esta sociedad de mercado,
donde se pueda medir su eficien-
cia: “Provisión de servicios al menor
costo” (Ornales, 2002). Además de
contabilizar qué y cuánto hace.
Entonces, si todo lo anterior, es
ser maestro del siglo XXI, –porque
además se le ha “Responsabilizado
de lo que la sociedad y la familia ya
no quieren hacer” (Revista Prolac)
pero que aun así dice Eduardo Mer-
cado: “La sociedad lo interpela y le
exige asumir el papel que le corres-
ponde para promover el cambio”–;
¿Cómo definiríamos nuestra profesión,
nuestro actuar en este siglo XXI? ¿Qué
dicen los maestros ante esta situa-
ción? Creo que aquí no hay mucho
que decir, ya que aunque múltiples
investigaciones están surgiendo
acerca de este tema (Ada Abraham,
José Manuel Esteve, Deolidia Mar-
tínez, José Antonio Lara Peinado) no
ha habido una voz autorizada acerca
del pensar y el actuar del maestro.
¿Será que tiene razón Carrizales cuando
afirma que los maestros actúan con
cierta indiferencia?5
Aquí cabe hacer otro cuestiona-
miento, ¿cómo vamos a enseñar a
reflexionar a otros, cuando ni siquiera
reflexionamos nosotros? Diría Paulo
Freire (2004): “¿Cómo puedo educar
sin estar envuelto en la comprensión
crítica de mi propia búsqueda y sin
respetar la búsqueda de los alumnos?
¿Qué es ser maestro en el siglo XXI?
Cuestionamiento al que no tengo
una respuesta precisa en esta socie-
dad cambiante, plural, multicultural
y, sobre todo, de mercado, donde la
educación tiene un discurso, pero
la realidad dista mucho de él.
3 El indiferente simula: Interés que lee, que cumple, que se preocupa.
6
La escuela multigrado que queremos
María Estela Cabello RosasSubdirección Regional de Educación Básica
Naucalpan, Estado de México
7
Actualmente en nuestro país el sistema educa-
tivo enfrenta grandes desafíos porque, a pesar
de que se anuncia la cobertura en educación
básica (preescolar, primaria y secundaria) los niveles de
aprovechamiento escolar no son satisfactorios, según se
demuestra con pruebas estandarizadas como la Evaluación
Nacional del Logro Académico en los Centros Escolares
(ENLACE) y el Programa Internacional para la Evaluación
de Estudiantes (PISA); además de estudios realizados por
el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) en su
reporte “Aprendizaje y desigualdad social. Implicaciones
de política educativa en nivel básico”, en el cual señala a
las escuelas públicas rurales, los cursos comunitarios del
Conafe y en último lugar a la educación indígena, como
las tres modalidades de la educación pública con los
más bajos indicadores de logro en Español y Matemáti-
cas (INEE, 2007:16).
Los servicios educativos de la modalidad de escuelas
multigrados, aquellas donde un docente trabaja con
alumnos de dos o más grados escolares simultáneamente
y a la que pertenecen los tres tipos de servicios referidos
anteriormente, en las evaluaciones de logro educativo
son los que obtienen los más bajos resultados. Esta forma
de organización educativa se presenta generalmente en
las rancherías o localidades más alejadas y dispersas de
nuestro país con menos de 100 habitantes.
En los últimos años también algunas escuelas par-
ticulares o urbanas por su escasa matrícula en algunos
grados, han adoptado este tipo de organización en
apego al Acuerdo Secretarial No. 96 del Diario Oficial
de la Federación1 que establece la normatividad sobre la
organización y funcionamiento de las Escuelas Primarias
en México. En él se considera no justificada la asignación
de un profesor para un grupo de menos de 20 alumnos
que cursan el mismo grado escolar.
En el reporte publicado por el INEE en el ciclo esco-
lar 2010-2011 a partir de los registros de inscripción del
Formato 911, en la modalidad multigrado se encontraron
los siguientes datos: En primaria general un 26.2% de la
totalidad de escuelas del país, en primaria indígena un
6.7% y en Cursos Comunitarios un 11.6%, arrojando en
total un 44.4%, equivalente a 53 mil 268 de centros edu-
cativos, ubicados principalmente en las zonas rurales y
marginales de nuestro país.
Las autoridades educativas han implementado algunas
acciones para mejorar la calidad educativa de esta po-
blación, de manera que en el Programa Nacional de Edu-
cación (ProNae) 2001-2006 en el Objetivo 2 uno de los
propósitos fue: “Diversificar y flexibilizar la oferta de los
servicios de educación básica obligatoria para alcanzar su
cobertura universal”, señalando como primera meta:
“Diseñar un modelo educativo experimental para
las escuelas multigrado, que incluya el fortaleci-
miento de las competencias docentes, mismo que
se habrá generalizado en todos los planteles de
esta modalidad hacia fines de la administración”.
A raíz de esta disposición la SEP encomendó a la
Subsecretaría de Educación Básica y Normal (SEByN)
a la que fuera su Dirección General de Investigación
Educativa (DGIE)2 , esta tarea. Inicialmente se creó el
proyecto “Desarrollo de un modelo educativo para es-
cuelas multigrado” con la conformación de un equipo de
investigación3 en el período de 2002-2005, a quien se
asignó la encomienda de actualizar la información sobre el
estado del arte de las escuelas multigrado en nuestro país,
pues en ese momento se contaba como antecedente la
evaluación externa que el Departamento de Investigación
Educativa (DIE) del Centro de Investigaciones Educativas
(Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, sobre los
Programas Compensatorios del Conafe en el año 2000.
En este estudio se advertían regazos importantes,
razón que dio pauta para el uso de la categoría “precarie-
dad institucional”; al encontrar pobreza en la infraestruc-
tura y recursos materiales educativos de las escuelas, una
incipiente formación profesional de los docentes, con
ausencias constantes por reuniones en la supervisión es-
colar o convocadas por el sindicato, recepción de cobro
quincenal, entre otras razones reduciendo el tiempo efec-
tivo de clases del calendario escolar, prácticas de ense-
ñanza centradas en la repetición y ejercicios mecánicos,
además del abandono de las autoridades educativas ante
la dispersión geográfica de las escuelas.
Ante este panorama, se considera que llegar a la
inclusividad y la equidad debe ser una meta y debe
cumplirse como una obligación del Estado. Ésta es una
de las aspiraciones a las que la población de nuestro país
tiene derecho; y esto será posible, siempre y cuando
se visualice al proceso educativo en todos los factores
que lo determinan, desde el aspecto curricular, material,
de infraestructura, capacitación docente y mejora en la
calidad de vida de todos los mexicanos. Lograrlo será
posible si se destinan los recursos económicos y huma-
nos necesarios para hacerlo realidad.
1 Publicado el 26 de noviembre de 1982 por la Unidad de Planeación y Evaluación de Políticas Educativas de la SEP en México. Actualmente el Gobierno del Estado de México publicó el documento Acciones de planeación regional para la programación detallada 2014-2015, en el cual se especifican las condiciones para la creación de servicios educativos en primaria y asignación de docentes.2 En el año de 2004 se transformó en Dirección de Desarrollo de la Gestión e Innovación Educativa.3 A lo largo del documento se utilizará la denominación “equipo multigrado”, para referirse al grupo que integró al “Proyecto Desarrollo de un modelo educativo para escuelas multigrado”, para dar mayor agilidad a la lectura.
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Debe iniciarse desde la visualización real y objetiva
de las poblaciones en situación de vulnerabilidad, como
son las escuelas rurales y urbanas, que atienden alumnos
indígenas, hijos de jornaleros migrantes4, en situación de
calle y con Necesidades Educativas Especiales (NEE), de-
rivadas o no de una discapacidad; pues es este sector el
que reporta el más bajo índice de logro a nivel nacional,
según valoraciones del Instituto Nacional de Evaluación
Educativa.
A continuación se proponen acciones, enunciadas a
manera de dimensiones, que deben impulsarse a partir
de mi experiencia como profesora y colaboradora del
Proyecto Educativo Multigrado de 2002 a 2008 en la
SEP y mi acercamiento a los centros educativos que
brindan la educación especial Unidades de Servicio de
Apoyo a la Educación Regular (USAER) y los Centros de
Atención Múltiple (CAM), en el Estado de México.
I.- Curricular: Se requiere una reorganización de
contenidos, a fin de asegurar el logro de los grandes
propósitos educativos, este ajuste es necesario a partir
de considerar la complejidad del trabajo de planeación
didáctica y trabajo docente de los maestros multigrado,
sobre todo de quienes son unitarios, teniendo a su car-
go los seis grados de primaria de manera simultánea,
además de cumplir las funciones de director de escuela.
También es necesario afianzar el manejo de la lengua
originaria de los pueblos indígenas, para acceder de mane-
ra efectiva, a segundas o terceras lenguas que pueden ser
el Español e Inglés, entre otras; además de asegurarse de
que este currículo sea funcional, de manera que forme a
los alumnos para la autonomía e independencia, sobre
todo en los niños con (NEE), a fin de lograr una vida digna
y de calidad.
II.- Materiales educativos: Es necesario asegurarse de
la calidad de los libros de texto en correspondencia con
los enfoques de enseñanza de cada una de los campos
de conocimiento y con los propósitos de los programas
de estudio, porque en la mayoría de centros escolares de
las poblaciones vulnerables, son casi los únicos recursos
educativos impresos con los que se cuenta, además de
ser los referentes para la enseñanza, cuando no se tiene
la preparación profesional suficiente, como sucede en la
mayoría de los casos de los educadores quienes traba-
jan en estas modalidades escolares en los lugares más
apartados del país. Además, debe asegurarse que éstos
lleguen a todas las escuelas, que sean utilizados por los
educadores y los alumnos, porque en muchas ocasiones
se quedan almacenados en las bodegas. También se re-
quiere destinar a los CAM, dotaciones específicas para
este tipo de centros escolares, además de aquellos que
requieran los alumnos según su condición de discapa-
cidad, pueden ser en macrotipos o en lenguaje Braille,
audiolibros, etcétera.
Es indispensable regresar a la calidad de los textos
que se tenían en el plan de estudios 1993, al convocar
a especialistas de todas las áreas de conocimiento y
didáctica, prioritariamente en el área de alfabetización
inicial, dado que la mayoría de los educadores que labo-
ran en las escuelas multigrado, son recién egresados, o
con una formación inicial incipiente, como los instruc-
tores comunitarios del Consejo Nacional de Fomento
Educativo (CONAFE) que son jóvenes con secundaria
o bachillerato, quienes consiguen una beca al aceptar
hacerse cargo de grupos multinivel5 en los lugares a
los que los egresados de las escuelas formadoras de
docentes no quieren ir, o los asignados a las escuelas
indígenas, que son estudiantes hablantes de lenguas
originarias, quienes acuden a las sedes de la Universi-
dad Pedagógica Nacional en los estados para formarse
en sesiones sabatinas.
III.- Preparación profesional docente: Debe asegu-
rarse que los educadores destinados a las zonas rura-
les cuenten con un perfil profesional sólido, además de
estimular a la excelencia en su desempeño, a partir de
brindar reconocimientos por los resultados que obten-
gan sus alumnos, como un logro del colectivo escolar,
para estimular el trabajo colaborativo, en beneficio de
la comunidad.
Es necesario que las centros de formación docente
inicial y continúa, incluya en sus planes de estudio asig-
naturas que aborden el conocimiento y las estrategias
de trabajo con alumnos que padecen sordera y ceguera,
además de otro tipo de limitaciones6; amén de las len-
guas indígenas, a fin de que cuenten con las herramientas
necesarias para mejorar las prácticas de enseñanza para
el logro de los propósitos educativos, del currículo ofi-
cial. Es conveniente que en la formación inicial en las Es-
cuelas Normales se contemple la asignatura “Enseñanza
en escuelas multigrado” y “El Trabajo con alumnos que
presentan Necesidades Educativas especiales”, a fin de
que se prepare a los futuros docentes con habilidades pro-
fesionales para trabajar con más de un grado escolar y con
niños que requieran de algún apoyo pedagógico especial,
por su condición de salud, estado social o intelectual.
4 Es necesario visibilizarlos porque derivado de la prohibición del trabajo infantil, se ha negado su existencia, pero hay un número considerable de niños trabajando en las fincas, sin que tengan acceso a la escuela.5 Son grupos de alumnos que pueden estar conformados por pequeños de educación inicial, preescolar y de todos los grados de primaria.6 Es necesario divulgar trabajos que el Programa Nacional de Fortalecimiento de la Educación Especial y de la Integración Educativa (PNFEEIE), han producido como el texto “Guía para facilitar la inclusión de alumnos y alumnas con discapacidad a escuelas PEC”, México. SEP. 2010.
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7 Algunos CAM´s del estado de México funcionan en los espacios que pertenecieron a CONASUPO, como bodegas donde se almacenaban semillas.
IV.- Relación interinstitucional y vinculación con di-
versos organismos que promueven la inclusión educati-
va: Se requiere convocar a las distintas instancias depen-
dientes de la SEP, quienes tienen a su cargo la atención
a poblaciones indígenas, como son la Dirección de Edu-
cación Indígena (DGEI), el Conafe, la Coordinación de
Educación Intercultural Bilingüe (CGEIB) para la toma
de acuerdos en relación con el trabajo colaborativo, a fin
de optimizar los recursos humanos, materiales y cultura-
les, que cada institución ha logrado desarrollar, probar e
implementar, en beneficio de las todas las escuelas rura-
les de nuestro país.
Además, aprovechar los avances que diversas orga-
nizaciones no gubernamentales nacionales y estatales,
como el Centro de Habilitación para Personas Invidentes
(CHIPI), Asociación para Personas Sordo-ciegas (ASO-
MAS), tienen con respecto a la inclusividad de alumnos
con incapacidad en las escuelas regulares.
Es necesario destacar también la importancia de op-
timizar los apoyos en capacitación técnica que brindan
algunas fundaciones internacionales, como “Hilton Per-
kins”, de manera que se beneficien más alumnos de las
escuelas públicas, con la sistematización de experiencias
ya existentes y un seguimiento de las nuevas generacio-
nes, en su incorporación al mundo social y laboral.
V.- Material y de infraestructura: Es fundamental
asegurar en las instalaciones educativas condiciones
óptimas sobre todo para los CAM, porque la mayoría de
ellos se instalan, en espacios que la comunidad ofrece
en comodato como galerones7, bodegas, construccio-
nes abandonadas, etcétera.
Además es necesario vigilar que se cumplan las leyes
y reglamentos que protegen a personas con discapaci-
dad, asegurando que las escuelas se encuentren libres
de barreras físicas, psicológicas y técnicas en la edu-
cación de niños que presenten alguna dificultad para
aprender.
Se requiere que las escuelas cuenten con rampas,
formas simples de acceso a niños con sillas de rue-
das, bastones, etc.; además de gestionar recursos para
acondicionar las aulas con implementos que permitan
establecer comunicación con niños que padesen sor-
dera, como juegos de luces que sustituyen indicaciones
en lengua oral, mesabancos para niños zurdos, siste-
mas de cómputo para niños con discapacidad intelec-
tual; tabletas con sistemas de comunicación alternativa
para quienes tienen discapacidad y facultades del habla
afectadas.
VI.- Gestión escolar: Es necesario replantear el papel
de las figuras que cumplen con la tarea de la supervisión
escolar, priorizando las tareas de seguimiento y acompa-
ñamiento a las escuelas, que se encuentran en su área de
adscripción. Aunque es fundamental revisar cómo están
conformadas geográficamente las zonas escolares, de
manera que de ser necesario se promuevan rezonifica-
ciones considerando las distancias que hay entre ellas,
a fin de incluir las que estén cercanas unas de las otras
con la finalidad de asegurar que sean visitadas por el
supervisor escolar y el asesor técnico pedagógico con
regularidad.
Se requiere aprovechar la experiencia del Conafe,
en relación a la figura de los “asesores pedagógicos
itinerantes” quienes acuden a las escuelas brindando
orientación a los educadores “in situ”, orientándolos
sobre cuestiones pedagógicas y de control escolar,
además de entregar y recuperar información para en-
tregarla a la supervisión, con la finalidad de evitar sali-
das continuas de los profesores con las consiguientes
suspensiones de clases.
VII.- Descarga administrativa: Es indispensable ase-
gurarse de que se haga realidad la simplificación del tra-
bajo docente, priorizando su atención al desarrollo del
currículo oficial, a fin de evitar una sobrecarga de pro-
gramas adicionales como el de Valores y educación fi-
nanciera, entre otros; porque les demanda a los maestros
cumplir con reportes o informes, situación que les resta
tiempo para el trabajo efectivo frente a grupo. Es necesa-
rio evitar que las dependencias oficiales vean a la escuela
como ejecutora de tareas, campañas y concursos, que a
ellas les corresponde realizar.
VIII.- Política de Estado: Se requiere establecer una
política de respeto a las diferencias y comprometer a la
sociedad en general para generar la convivencia armóni-
ca de las personas independientemente de su condición
física, social, étnica, lingüística y cultural.
Estas son nuestras propuestas con la aspiración a
que sean tomadas en cuenta, a fin de asegurar una edu-
cación de calidad para todos los niños de como una
garantía de equidad y justicia social.
� �
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1 2
El valor educativo y social de la evaluación
Gregorio Sánchez OropezaCentro de Cooperación Regional para la Educación de
Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL)Toluca, Estado de México
Manuel Mora TerrazasComités Interinstitucionales para la Evaluación
de la Educación Superior, A. C. (CIEES)Toluca, Estado de México
En ocasiones cuando se habla
de evaluación, pareciera que
es algo que se puede llevar
acabo de forma simple y espon-
tánea. De hecho, y en cierto modo
así es, ya que sin tener una clara con-
ciencia de lo que implica “evaluar”,
en el sentido estricto de la palabra,
lo hacemos a diario en un sinfín de
circunstancias casuales: opinamos,
criticamos, juzgamos y externamos
valoraciones acerca de determina-
das situaciones o personas; lo hace-
mos cuando reflexionamos acerca
de un tema o problema; cuando
pensamos acerca de la mejor de-
cisión que debemos tomar. En fin,
evaluamos y/o emitimos juicios de
modo permanente y cotidiano. Sin
embargo, estas acciones se diferen-
cian de lo que aquí intentaremos
abordar de forma más detallada,
esto es, la evaluación sistematizada
llevada a cabo por especialistas en
educación que han dedicado buena
parte de su vida profesional, para
conocer el complejo entramado
teórico-conceptual que le da sen-
tido a la evaluación como disciplina
y práctica educativa y social.
Entender la evaluación
La formas coloquiales de con-
cebir la evaluación remiten por lo
común a conceptos tales como
valorar, medir, calificar, cuantificar,
opinar, apreciar, examinar, entre
otras más, sin dejar de lado la más
común: el juicio de valor. Pero sin
descartar estas acepciones, actual-
mente destacan tres que merecen
ser mencionadas: la primera, como
una rama del conocimiento que ha
adquirido carta formal de ciudada-
nía científica, lo que significa que su
campo de saber se ha vuelto cada
vez más especializado y ha ofre-
cido propuestas más sugerentes en
el campo educativo, dirigidas a una
amplia gama de propósitos; la se-
gunda, concebida como una prác-
tica educativa de gran calado que
ha hecho posible acceder a un sin
número de aspectos que de una u
otra manera inciden en el quehacer
educativo, particularmente los que
tienen que ver con los de la enseñanza-
aprendizaje; la tercera, como una
competencia profesional que es
cada vez más demandada y, que
por tanto, habrá de ser aprendida y
APREHENDIDA por todo aquel que
se encuentra vinculado al trabajo
educativo, llámese directivo, docen-
te, gestor o investigador. Al respecto,
los saberes que involucra la evalua-
ción se han convertido en uno de
los principales atributos con las que
debe contarse en la actualidad, so-
bre todo si de mejora educativa se
trata. Actualmente en nuestro país,
a los directores de todos los niveles,
pero en especial a los de escuelas
primarias se les demanda contar
con conocimientos sólidos en mate-
ria de evaluación educativa y de ins-
tituciones, por lo que se ha abierto
un campo fértil para la expansión
de la evaluación, en el terreno de
la capacitación y formación profe-
sional docente.
Sin embargo, y no obstante su
importancia, la evaluación no siem-
pre es vista con buenos ojos, sobre
todo cuando las personas que son
objeto de ella, viven experiencias
poco gratas que las llevan a calificar-
la más perjudicial que benéfica, un
ejemplo de ello es la evaluación de
los docentes de nivel básico, los que
han mostrado resistencia a los pro-
cesos que promueve la Secretaría
de Educación Pública (SEP) desde
un esquema, para muchos unilate-
ral. Si bien puede ser objetable el
proceso que ésta viene realizando,
no puede negarse la necesidad de
evaluar el quehacer docente, sobre
todo a la luz de las cada vez más ur-
gentes necesidades sociales y edu-
cativas que presionan para mejorar
la educación en México.
Evaluar para qué
Si bien la evaluación es una disci-
plina relativamente joven que se in-
corpora al ámbito educativo a partir
del siglo XX, es un hecho indiscutible
1 3
El quehacer educativo y social de la evaluación
“Pensar la evaluación implica en esenciaanalizar la acción humana”
Zulma Perassi
que su protagonismo en el presente
es cada vez más mayor. Tan solo en
nuestro país su auge ha dado lugar
a la aparición desde la década de
los 90, de un considerable número
de organismos evaluadores tanto de
corte público como privado que lle-
van a cabo evaluaciones de todo
tipo de modalidades, ya sea educa-
tivas, económicas, políticas y socia-
les, por mencionar sólo algunas. No
obstante la relevancia de estos or-
ganismos, no es el propósito hablar
de ellos a detalle, únicamente se-
ñalar que son un claro ejemplo de
que la evaluación ha dejado de ser un
asunto menor, para convertirse en
un tema de política pública nacional.
Con todo, surgen de nuevo las
inveteradas interrogantes ¿para qué
evaluar?¿para qué sirven las evalua-
ciones en el ámbito educativo? Para
intentar responder a estos cuestio-
namientos valdría recordar que de
acuerdo con Zulma Perassi “tomar
parte en evaluaciones que trascien-
den el ámbito nacional, implica un
aprendizaje en sí mismo. Los debates
técnicos, las definiciones meto-
dológicas, la administración de los
instrumentos, la interpretación de
los resultados, etc., enfrentan a los
cuadros políticos con un bagaje
de saberes especializados que
no siempre se poseen en
1 4
la propia jurisdicción. Trabajar en
estos escenarios permite acceder a
experiencias valiosas de crecimiento
profesional” (Perassi, 2008:35). Por
ello, sean cual sean los resultados
de una evaluación, ésta deja siem-
pre un cúmulo de experiencia e in-
formación que permite comprender
la realidad de manera diferente. Es
decir, se evalúa para conocer; se
evalúa para comprender; se evalúa
para reflexionar.
No obstante, estas concepcio-
nes de la evaluación no siempre han
prevalecido, ya que algunas de las
funciones que desde el enfoque
tecnológico-positivista ha realizado,
han sido las siguientes:
• Control: La evaluación permite
controlar la presencia en el siste-
ma y la superación de sus dis-
positivos de garantía.
• Selección: A través de la evalua-
ción el sistema educativo va
dejando fuera a quienes no su-
peran las pruebas y va eligiendo
a quienes son capaces de supe-
rarlas. De hecho, no existe una
clara relación entre éxito aca-
démico y éxito laboral o social.
• Comprobación: La evaluación per-
mite saber si se han conseguido
los objetivos propuestos, según
una escala de valoraciones.
Como la evaluación se realiza
siguiendo los objetivos propues-
tos, la superación de las pruebas
sirve de garantía social.
• Clasificación: Como la evaluación
tiene un referente comparativo
doble (con los mínimos y con
los demás estudiantes) los re-
sultados permiten clasificar a
los estudiantes.
• Acreditación: La superación de
los controles de la evaluación
conduce a la acreditación aca-
démica y social. Esa acreditación
tiene también una escala, de
hecho, se utiliza en concursos y
oposiciones. La medida de califi-
caciones es un indicador.
• Jerarquización: La evaluación en-
cierra poder porque quien evalúa
impone criterios, aplica pruebas y
decide cuáles han de ser las pau-
tas de corrección. Puede incluso,
negarse a compartirlas y a discu-
tirlas con los alumnos y alumnas
(Santos, 1996: 8).
Sin embargo, cabe precisar que
la evaluación ha evolucionado y su
propósito más que un fin es un me-
dio; es un proceso continuo que en
determinados momentos, da paso a
nuevos comienzos; cada vez que se
reinicia lo hace desde diferente án-
gulo. De ahí que los atributos que
se estiman deben ser parte de su fi-
sonomía actual, tienen que ver más
con la reflexión, la crítica y el debate.
Alrededor de éstos, y de acuerdo con
Miguel Ángel Santos Guerra, las fun-
ciones de este tipo de evaluación re-
dundan favorablemente en diversos
tópicos, a saber:
• Diagnóstico: la evaluación enten-
dida como un proceso de análisis
1 5
permite conocer cuáles son las
ideas de los alumnos, los errores
en los que tropiezan, las princi-
pales dificultades con las que se
encuentran, los logros más im-
portantes que han alcanzado.
• Diálogo: la evaluación puede y
debe convertirse en una plata-
forma de debate sobre la ense-
ñanza. En ese debate han de in-
tervenir las familias, los alumnos
y otros agentes preocupados por
la educación.
• Comprensión: la evaluación es un
fenómeno que facilita la comp-
rensión de los que sucede en el
proceso de enseñanza y apren-
dizaje. Esa es su principal carac-
terística, su esencial valor.
• Retroalimentación: La evaluación
ha de facilitar la reorientación del
proceso de enseñanza y apren-
dizaje. No sólo en lo que se re-
fiere al trabajo de los alumnos
sino a la planificación de la ense-
ñanza, a la modificación del con-
texto o a la manera de trabajar
los profesionales.
• Aprendizaje: la evaluación per-
mite ver al profesor si es adec-
uada la metodología, si los con-
tenidos son pertinentes, si el
aprendizaje que se ha producido
es significativo y relevante para
los alumnos (Santos, 1996: 10).
En este orden de ideas y dado que
los problemas de la educación son
inacabables, también la evaluación se
vuelve algo permanente y necesario,
pues sucede que apenas se resuel-
ven algunos problemas, ya están sur-
giendo nuevos, de modo que resulta
entendible que se evalúa como un
intento por atender y comprender
las múltiples facetas de la educación.
Sólo en la medida que exista una
comprensión profunda y continua de
sus aspectos específicos, será posi-
ble pensar en una mayor y verdadera
mejora educativa.
La mejora y la evaluación
En este contexto, la evaluación
tiene y seguirá teniendo un papel
sobresaliente como elemento mo-
tor que en la mayoría de los casos
posibilita la mejora tanto de la insti-
tución escolar como de los diversos
procesos educativos que intervienen
en ella. Nuevamente Santos Guerra
(1996: 10) considera que “la evalua-
ción, no sin motivo, se ha convertido
en los últimos años en uno de los ejes
sobre los que pivota la reflexión edu-
cativa”. Y aun cuando para algunos
se ha convertido más en una especie
de moda educativa, lo cierto que su
papel no sólo es cada vez más pro-
tagónico, sino de corte mucho más
estratégico en el ámbito educativo.1
Tan es así, que es posible afirmar que
se ha constituido en factor clave para
el diseño de las políticas educativas
en México y de muchos países del
orbe, adquiriendo el rango de disci-
plina especializada y, sobre todo, de
competencia profesional.
Lo anterior corrobora que la me-
jora educativa es una aspiración
permanente e insoslayable de los
centros educativos, la cual se tra-
duce en ocasiones en una explora-
ción continua de nuevas formas de
organización con base en el diseño
y aplicación de determinadas es-
trategias que permiten la detección
y previsión de problemas. Es por ello
que una institución educativa para
alcanzar dicha aspiración deberá to-
mar en consideración lo siguiente:
• Es indispensable que reconoz-
ca a los miembros de la orga-
nización como las principales
fuerzas de cambio y de pro-
greso; esto es, a los alumnos,
profesores, directivos, padres
de familia, personal administra-
tivo, entre los principales.
• Es fundamental que los equi-
pos directivos sean capaces de
detectar las fortalezas y debili-
dades de la institución y poder
sostener los cambios apoyán-
dose en los aspectos positivos,
inhibiendo hasta donde sea po-
sible, las debilidades.
• Es de suma importancia generar la
motivación, así como el sentido
de pertenencia y de confianza,
que promuevan responsabilidad
y compromiso con la escuela.
• Es preciso construir un sentido más
compartido de futuro institucio-
nal, es decir, una visión colectiva,
generando oportunidades para
crear y aprender.
• Es necesario que cada miembro
comparta información y asuma
nuevos riesgos razonables. Es
decir, tener claro qué es lo que
sí se puede hacer y qué no. En
otras palabras, es indispensable
identificar las posibilidades rea-
les de llevar a cabo los pretendi-
dos cambios.
Desde luego, estas consideracio-
nes suponen un compromiso de to-
dos los miembros de la institución
a favor del mejoramiento de la for-
mación que la escuela brinda a los
alumnos. Sin duda, todo intento ha-
brá de estar orientado hacia esa fi-
nalidad e involucrar a la institución
como una comunidad de aprendizaje,
que reflexiona y actúa en función de
las mejores alternativas de resolución
posible a los diversos problemas que
enfrenta de forma cotidiana.
Asimismo, la mejora escolar se
entrelaza en el tiempo con pasado,
presente y futuro. De ahí que, todo
cambio para la mejora deberá partir
de la actual realidad, de un sistema
1 Al analizar las relaciones que pueden establecerse entre la evaluación y el cambio educativo, lo primero que debemos destacar es que el proceso de auge y expansión de aquella es en buena medida consecuencia de éste. En efecto, no se entenderá correctamente el papel y la función que desempeña hoy en día la evaluación si la desvinculamos de los cambios experimentados por los sistemas educativos actuales. Evaluación y cambio: los debates actuales sobre ventajas y los riesgos de la evaluación. Tiana, Alejandro, en Avances y desafíos en la evaluación educativa. Martín, Elena y Martínez Rizo, Felipe. OEI, Metas Educativas, España, 2021.
1 6
de funcionamiento que deviene de
una continuidad de un pasado insti-
tucional, pero que al mismo tiempo
pretende, con base en su evolución,
proyectase hacia adelante, hacia un
futuro mejor.
El quehacer evaluativo
No obstante sus aspectos positivos,
la evaluación puede tener efectos
contrarios a los que de ella se espe-
ran, pues sin proponérselo puede
generar en ocasiones procesos de
selección involuntarios que podrían
interpretarse como ciertos tipos de
“discriminación”, pues al dejar al des-
cubierto los aspectos positivos de una
situación dada, por ejemplo, en el caso
de la enseñanza de los estudiantes, al
mismo tiempo expone sus carencias y
deficiencias. Al respecto, y de acuerdo
con Santos Guerra “la evaluación tiene
una dimensión sociológica, ya que se
convierte en la criba que selecciona
a los estudiantes y permite o impide
su avance en las siguientes etapas
del sistema” (Santos, 1996: 6). Tal
afirmación no está exenta de verdad.
Pero a cambio de este inconveniente,
diríase concomitante a la evaluación,
se yergue como un instrumento esen-
cial para acercarnos y comprender la
amplia gama de realidades educativas,
que por sí mismas son inaprensibles.
Dicho de otra manera, de no existir
la evaluación se tendría que haber in-
ventado tarde o temprano como parte
sustancial de los procesos educativos.
En la actualidad resultaría inconce-
bible hablar de educación sin hablar
de evaluación; o viceversa. De ahí que
Gimeno Sacristán (1996) opine que
“cuanto más se penetra en el dominio
de la evaluación, tanto más conciencia
se adquiere del carácter enciclopédico
de nuestra ignorancia y más ponemos
en cuestión nuestras certidumbres”.
En efecto, la experiencia de ser eval-
uador hace posible constatar que
todo proceso de esta índole conduce
al descubrimiento de infinidad de re-
1 7
des formales e informales que existen
y subsisten entre cada una de las par-
tes que conforman al sistema escolar
de una institución, así como de cada
uno de sus procesos organizacionales,
administrativos, de gestión y académi-
cos que lleva a cabo. En este sentido,
es un equívoco suponer que las instan-
cias que la conforman pueden funcio-
nar de manera independiente; pues,
las partes del todo tienen que ver con
el todo.
Ahora bien, en materia de evalua-
ción nada debe ser subestimado ni pasa-
do por alto, pues hacerlo puede originar
juicios de valor distorsionados, que poco
abonarán a la mejora educativa. El valor
que se le otorgue a cada elemento o as-
pecto evaluado, más que una condición
es un atributo ético indispensable de
quien evalúa, es decir, evaluar sin tomar
en cuenta que es una acción ética que
merece ser llevada a cabo con cono-
cimiento profesional, pero al mismo
tiempo con un alto sentido de honesti-
dad e integridad.
Si bien es indispensable en todo
evaluador poseer determinadas carac-
terísticas éticas y conocimientos sóli-
dos de educación y evaluación tanto
de corte conceptual como empírico,
no bastan en un momento dado, ya
que la práctica misma de la evaluación,
las más veces rebasa nuestras capaci-
dades y habilidades;2 su ejecución en sí
misma encierra una gran complejidad
operativa, analítica, selectiva, argu-
mental y propositiva. Por tanto:
La tarea de evaluar un sistema edu-
cativo es difícil por una doble comple-
jidad: una de naturaleza empírica, del
objeto de evaluación, y otra de carác-
ter teórico, derivada de las múltiples
2 “Sobre la complejidad de los sistemas educativos, pensemos que aún en países pequeños deben atender a decenas de miles de alumnos, con miles de profesores, en centenares de escuelas. Además del tamaño, son muchos los aspectos que se deben evaluar y sus circunstancias: hay que evaluar el rendimiento de los alumnos, pero también a maestros, directivos y personal de apoyo, el currículo, los materiales derivados del mismo, los planteles, etcétera”. (Martin y Martínez, s/f: 28).
1 8
facetas de las nociones mismas de ca-
lidad y evaluación (Martin y Martínez,
s/f: 28).
De hecho se debe poner en claro
que toda evaluación es sólo un acer-
camiento a una determinada realidad;
es, por así decirlo, lograr una toma
fotográfica instantánea que propor-
ciona un mayor grado de conocimien-
to; dicho de manera simple, es una
forma de congelar momentánea-
mente una situación para su mejor
análisis y valoración.
Para diseñar evaluaciones que den
cuenta adecuadamente de tan grandes
sistemas habrá que tener presente su
propia complejidad, así como la difi-
cultad teórica, la que se deriva de las
dimensiones de la noción de calidad,
los diversos propósitos que puede
perseguir una evaluación y las ca-
racterísticas de los acercamientos que
se han de utilizar. No es posible hacer
evaluaciones que sean al mismo tiem-
po comprensivas y profundas. Como
pasa con los instrumentos ópticos, en
los que el campo se reduce a medida
que aumenta la aproximación, en eva-
luación es inevitable el compromiso y
detalle (Martin y Martínez, s/f: 29).
Por ello, y a pesar de esta aparente
limitante, la evaluación marca dos mo-
mentos claves en la obtención de in-
formación y construcción de nuevos
saberes a partir de los juicios de valor
que de ella emanan, para plasmarse
en un diagnóstico: estos momentos
son el antes y el después, lo que sig-
nifica que previo a una evaluación
existe un conocimiento incompleto de
la realidad, que al ser colocado bajo la
lente de un proceso evaluativo, revela
nuevos aspectos que no habían sido
tomados en consideración. De ahí,
que la información y saberes que se
obtienen, no obstante que sean des-
favorables, encierran un gran valor en
sí mismos. Acerca de estas particulari-
dades, Felipe Martínez Rizo (s/f: 27)
refiere que “la calidad de un sistema
educativo es un objeto de análisis de
tal complejidad, que ningún acerca-
miento particular puede dar cuenta
de ella de manera razonablemente
completa; para ello es necesario com-
binar trabajos de diferente naturaleza
que, en conjunto –por ello se habla de
modelo-, consigan ese propósito”.
La evaluación de la calidad
escolar
Cuando se piensa que evaluar
consiste llanamente en buscar la
mejora, se puede caer en una sim-
plificación artificial, ya que en el ám-
bito educativo la evaluación tiene
además de ello, un claro propósito:
el logro y permanencia de la calidad
educativa. En torno a ella se ha es-
crito abundantemente y desde luego
se seguirá escribiendo aún más. De
tal suerte, que es necesario mencio-
nar que una de las complejidades del
concepto de calidad estriba en que
es un concepto relativo y altamente
volátil (cambiante).3 Si bien existen
referentes claves que dan cuenta de
su especificidad como son la eficacia,
eficiencia, relevancia, pertinencia,
entre los principales, los argumen-
tos que existen si bien abonan a su
profundización también aportan ele-
mentos para el debate y la contro-
versia. En este marco Felipe Martínez
Rizo (s/f: 29) considera que “la cali-
dad del sistema educativo es la cuali-
dad que resulta de la integración de
las dimensiones de pertinencia y re-
levancia, eficacia interna, eficacia ex-
terna, impacto, suficiencia, eficiencia
y equidad”. Y abunda al respecto:
La definición abstracta se concre-
ta diciendo que un sistema educativo
de calidad:
Establece un currículo adecuado
a las características de los alumnos
(pertinencia) y a las necesidades de la
sociedad (relevancia).
Logra que la más alta proporción
posible de destinatarios acceda a la
escuela, permanezca hasta el final y
aprenda (eficacia interna y externa).
Consigue que los aprendizajes
sean asimilados en forma duradera y
den lugar a comportamientos sociales
fructíferos para la sociedad y los indi-
viduos (impacto).
Cuenta con recursos humanos y ma-
teriales suficientes (suficiencia), y los
aprovecha de la mejor manera, evitando
despilfarros y derroches (eficiencia).
Considera la desigual situación
de alumnos, familias y escuelas, y
apoya en especial a quien lo requie-
ra, para que todos alcancen los obje-
tivos educativos (equidad) (Martin y
Martínez, s/f: 30).
Del mismo modo que la evaluación,
la calidad, no es posible alcanzarla a
plenitud. “La calidad no es un estado,
sino una tendencia” (Martin y Mar-
tínez, s/f: 30). De ser así, es entendible
por qué para muchas instituciones y
centros escolares la calidad se vuelve
más una aspiración que una realidad,
de modo que el mayor logro sea que
ésta se convierta en un anhelo cotidia-
no. A partir de estos planteamientos,
es posible comprender parte de su
complejidad, sobre todo cuando se
traslada al ámbito escolar, lo cual im-
plica sobre todo entender a la escuela
como un sistema, esto es, como el es-
pacio físico donde se manifiestan un
conjunto de interacciones, saberes,
comportamientos, creencias y formas
de convivencia de todas las personas
que conviven a diario en dicho espa-
cio; tales interacciones que ocasiones
se manifiestan de manera perceptible
y en otras no.
De hecho hay un concepto al que
la escuela no es ajeno, y que conviene
tener presente: el de las percepciones
sociales. De forma llana, este concepto
alude a la manera en cómo se percibe
la escuela y cada uno de sus integran-
tes, percepción que dista de la manera
en que es vista desde el exterior. De
ahí que, lo que para la escuela significa
3 En educación, el concepto de calidad está vinculado a términos tales como «norma», «standard», «índices», etcétera (Bandeira, 1999: 361).
1 9
calidad, para quienes la miran desde el
exterior, significa otra cosa. Un punto
de vista interesante en torno a estos
argumentos es el de Zulma Perassi:
Cada escuela conforma un subsiste-
ma que articula aspectos complemen-
tarios y antagónicos de sus múltiples
dimensiones. Innumerables aspectos y
subprocesos son evaluados de modo
particular en las instituciones escolares
por los propios actores que ofrecen o
reciben educación /docentes, auto-
ridades educativas, alumnos, padres o
comunidad) con el fin de poder alcan-
zar mejores resultados. Estas acciones
son también maneras de evaluar la
calidad educativa, aunque las mismas
no estén formalmente reconocidas
(Perassi, 2007: 35).
Por su parte, el profesor e inves-
tigador brasileño de la Universidad
Federal de Ceará, y experto en evalua-
ción, Wagner Bandeira (1999: 356),
considera que “partiendo del supuesto
de que los centros educativos tienen
funciones sociales y objetivos dife-
renciados, de acuerdo con su natura-
leza (pública o privada), es necesario
evaluar cuáles de ellos están siendo
realmente cumplidos. La percepción e
incluso la certeza de que los centros
educativos no están cumpliendo con
sus propósitos, ha motivado el interés
por los estudios e investigaciones en la
mayoría de los países”. En su artículo
“Evaluación: la vía para la calidad edu-
cativa”, alude lo siguiente:
La evaluación de los centros edu-
cativos, de acuerdo con Rodríguez
(1997), proporciona informaciones
útiles a respecto de su realidad, que
permiten valoraciones y reflexiones
permanentes sobre su adecuación a
los objetivos previamente planeados.
Así, si es detectado algún fallo en uno
o más de los componentes del centro,
es posible subsanarlo. Igualmente, los
puntos fuertes detectados a través de
la evaluación deben ser reforzados, o
incluso, generalizados a otros centros,
lo que convierte la evaluación en fun-
damento de cualquier cambio edu-
cativo que se quiera emprender con
garantía de éxito (De Miguel, Madrid,
Noriega (1994) & Rodríguez, 1997)
(Bandeira, 1999: 361).
En consonancia con Bandeira, se
estima que los centros educativos al
igual que los centros de salud, son los
que cuantitativamente tienen mayor
peso social, tanto por su tamaño y
extensión como por los servicios que
prestan. De ahí que lo que hagan o
dejen de hacer afectará directamente
a diferentes sectores de población.
Por tanto, su buen funcionamiento
resulta esencial. En este sentido, es
comprensible porqué actualmente el
conocimiento detallado que se tenga
de ellos, aporta elementos en favor de
la calidad; por tanto, elaborar estudios
diagnósticos permite conocer de me-
jor manera el funcionamiento de cada
uno de sus factores.
Lo social en la evaluación
Así, pues, si bien la evaluación
tiene como eje el lograr niveles más
convincentes de calidad, ésta va
acompañada de objetivos paralelos,
como son la reforma, el cambio, la
innovación y la mejora institucional.
Pero un aspecto aún más sobresa-
liente es la comprensión del con-
texto social y educativo evaluado
(Bandeira, 1999: 364), junto con sus
fenómenos y procesos interactivos.
El llevar a cabo estos procesos de
acuerdo con estos principios, per-
mite establecer ciertos parámetros
acerca de lo que debe ser una es-
cuela de calidad, los cuales deberán
ser tomados con las debidas reser-
vas, no como una receta a seguir,
sino como puntos de partida para la
mejor toma de decisiones.
Lo importante es intentar poner
en práctica nuevas formas de traba-
jo colaborativo que permitan mejo-
res resultados. En este sentido, todo
cambio que apunte a la mejora de la
escuela, deberá buscar fortalecer a
la propia institución organizacional-
mente para que amplíe su capacidad
de resolver con mayor autonomía
sus problemas.
Bibliografía
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social de clase. Departamento de Didáctica y Organización Escolar, España,
Universidad de Sevilla.
2 12 0
Las tendencias educativas en boga proponen ide-
ar, innovar y, sobre todo, desarrollar estrategias y
técnicas a través de las TIC para estar en concor-
dancia con la tendencia pedagógica del momento y di-
cha tendencia es el enfoque por competencias, término
polisémico, por cierto, muy repetido en el ámbito educa-
tivo y que de igual modo debería ser comprendido.
Durante la práctica docente, cada maestro desarrolla
su propio método de dar clase, planeando actividades,
que tal vez no constituyen una estrategia como tal, pero
que cuando los alumnos aprendan se califa como buena,
y ellos son los mejores jueces, pero en realidad, ¿cuántos
maestros desarrollan buena práctica y cómo las podemos
entender? “… Para que una buena práctica sea considerada
como tal es necesario que superen dificultades y tenga la
capacidad de implantación en los contextos, posibilitando
así su aplicación a nuevas situaciones” (Pons, 2010: 29).
Durante la práctica docente los maestros diseñan
actividades y las aplican grupalmente sin pensar que
los grupos son heterogéneos, por lo tanto no es posi-
ble alcanzar uniformidad de aprovechamiento, siempre
habrá unos alumnos más adelantados que otros. El doc-
tor Santos Guerra nos dice que cada alumno se apropia
de los conocimientos a su manera, dependiendo de sus
capacidades y de su contexto, o bien de su grado de
motivación.
Los que tienen más recursos y capacidades aprenden
más rápido y los que tienen limitaciones tardan un poco
más. Cabe hacer una analogía con animales de característi-
cas diferentes. Todos quieren alcanzar la copa de un árbol,
entre ellos se encuentra la jirafa, que es la que lo alcanzará
primero, mientras que la tortuga se tardará más. Ante estas
situaciones que se viven día con día es preciso ver la reali-
dad tal y como es, para no incurrir en generalizaciones.
En el enfoque por competencias se apuesta al uso
de las TIC en el aula, siguiendo estrategias de apren-
dizaje como una forma de mejorar la práctica educativa,
se usan en forma didáctica, tal es el caso de Internet,
La práctica educativa ante la sociedad del conocimiento:
alcances y límites
que con una buena guía y mediación de los profesores
puede facilitar búsquedas de información a través de
instituciones serias de investigación con criterios de se-
lección que contribuyan a que el alumno use sistemas
de información reconocidos y no se limite a teclear una
palabra clave y recibir la información inmediatamente.
En estos tiempos parece que todos estamos bien
informados, por la facilidad de navegar en Internet, y
todos los dispositivos móviles que existen: “Las nue-
vas tecnologías de la información están integrando al
mundo a redes globales de instrumentalidad. La comu-
nicación a través del ordenador engendra un vasto des-
pliegue de comunidades virtuales” (Castell, 2005: 48).
Fomentar la mediación implica que los jóvenes se
pierdan en un mar de información, que a la vez lo tengan
todo, pero que al final estén vacíos, peor que cuando
empezaron, sin ninguna aportación cognitiva que haya
ampliado su conocimiento o les haya ayudado a com-
prenderlo mejor. La discriminación o
selección de la información tiene
que ver con el desarrollo de la
competencia para establecer
cuándo una información
es verídica, creíble y bien
intencionada y cuando
no trata de manipular la
verdad para que al mo-
mento de encontrarse
con este tipo de con-
tenidos se adopten ac-
titudes críticas, para no
ser presa de la propa-
ganda ni de ideas con-
sumistas promovidas
por las agencias de
publicidad.
El desarrollo de
esta competencia ca-
María Concepción Siles JiménezSubdirección de Capacitación y Actualización DocenteToluca, Estado de México
2 1
Bibliografía
Castells, Manuel (2005), La era de la información. Economía, sociedad y cultura. La sociedad red, México, Siglo XXI.
Cervantes, Edilberto (2006), La sociedad del conocimiento. Oportunidades y estrategias, México, Trillas.
Pons, Juan Pablo et al. (2010), Políticas educativas y buenas prácticas con las TIC, España, Graó.
pacita a los alumnos para no perderse en el universo de
la información, para asumir una actitud, de aprendizaje
autónomo, coherente con sus aspiraciones y colaboran-
do en la sociedad en forma responsable y participativa.
Día tras día, al parecer, estamos mejor comunica-
dos en términos generales, pero en realidad no es así.
Mientras unos cuentan con los dispositivos móviles
más sofisticados otros no los pueden tener, si quieren
conocer las nuevas tendencias del Internet, tienen que
ir a un ciber-café. “Tedesco señala que el control de
la producción de la información y del conocimiento
estaría prevaleciendo en contra de la democratización
del acceso y de mayor fluidez en la circulación de la
información” (Cervantes, 2008).
Las desigualdades y limitaciones frente a la sociedad
del conocimiento se encuentran en todas partes y en
todo momento, desde la capacidad para captar la in-
formación hasta la forma de comunicarnos. El maestro
que no sabe computación no puede crear estrategias
innovadoras de aprendizaje por medio de las TIC.
Pero lo que no podemos omitir es la pregunta:
¿pueden las nuevas tecnologías de la información
pueden sustituir con éxito a los procedimientos de
enseñanza y aprendizaje presenciales?
Hay que reconocer que las TIC aportan elementos
valiosos a la educación, siempre y cuando se haga un
uso racional y crítico de ellas, de otra forma se des-
perdicia su potencial y se termina eliminándolas de los
procesos de construcción del conocimiento.
Los alumnos pasan gran parte de su tiempo frente a
una pantalla, ya sea televisor, ordenador, celular, iPod,
tablet, etc.; estos medios formas de ver la vida e inter-
pretaciones de la realidad, lo cual significa que a través
de ellos el estudiante juega, discute, establece redes
sociales, pero también aprende, aprende muchas cosas
que no llevan una intención educativa ni formativa, de
ahí que los agentes educativos que son padres y mae-
stros, deben realizar una función mediadora que le pro-
porcione criterios de selección y filtre la información.
Los maestros no siempre saben en qué dimensio-
nes los alumnos establecen comunicación a través
de los distintos medios y en las redes sociales, lo que
sí sabemos es que esa forma de vida les proporciona
información y entretenimiento, que sin rumbo preciso
podrían ser sinónimo de pérdida de tiempo, pero que tal
vez no sea igual para todos, porque encontramos alum-
nos que han sabido aprovechar el Internet para fomen-
tar su cultura y aspirar a entrar un día en la sociedad del
conocimiento.
2 2
El espíritu pedagógico en la educación actual
Elba Campuzano RodríguezSubdirección de Capacitación y Actualización Docente
Toluca, Estado de México
Como podemos darnos cuen-
ta a través del análisis de las
teorías de la reproducción y
la resistencia, a lo largo de la historia
de la humanidad la educación ha sido
utilizada como medio de imposición
y poder del hombre sobre el hombre,
en lugar de haber sido utilizada como
un instrumento para estimular el de-
sarrollo del pensamiento humano “es
precisamente la autonomía relativa
del sistema educativo lo que le per-
mite servir a las demandas externas
bajo el pretexto de independencia y
neutralidad; esto es encubrir la fun-
ción social que realiza y por lo tanto
desempeñarla más efectivamente”
(Guiroux, 1992: 120).
El modelo pedagógico imperante
a lo largo de la historia ha conducido
al desarrollo económico y social de
cada época Es así como los filóso-
fos de la antigüedad la utilizaban
como medio de imposición sobre
sus semejantes. De la misma manera
las corporaciones educativas fueron
creadas exclusivamente para pre-
parar una élite intelectual para di-
rigir las sociedades y las naciones
del mundo, e imponer sus criterios y
su manera de gobernar a todos los
grupos de marginados analfabetos.
Este comportamiento fue heredado
por los gobiernos de los diferentes
países del mundo, es decir, que el
noble objetivo de la educación siem-
pre fue desviado hacia una misión
diferente y egoísta, contraria al ob-
jetivo educacional, como es el de
construir un hombre libre, inmerso
dentro de un ámbito científico, hu-
manístico, cultural y político.
“Las escuelas desempeñan un pa-
pel particularmente importante tan-
to en legitimar como en reproducir
la cultura dominante, ya que, espe-
cialmente en el nivel de la educación
superior incorporan los intereses e
ideologías de clases que sacan pro-
vecho del tipo de familiaridad y del
conjunto de habilidades que sólo al-
gunos alumnos han recibido por par-
te de sus antecedentes familiares y
de sus relaciones de clase” (Guiroux,
1992: 120).
En la actualidad, no podemos
ocultar que la educación sigue sien-
do un privilegio de la clase económi-
ca alta, lo que constituye una ventaja
no muy fácil de superar. Es impor-
tante que los gobernantes y pro-
pios actores del proceso educativo:
maestros y alumnos, le demos a esta
situación la importancia real que
se le ha negado, pues no se puede
desconocer que estamos viviendo
una época de grandes acontecimien-
tos, en donde el conocimiento cam-
bia de una manera frecuente, lo que
hoy es verdad mañana deja de serlo,
circunstancia que obliga a producir
un cambio en la pedagogía tradi-
cional fundamentada en actividades
memorísticas y repetitivos, en la fal-
sa creencia de que la acumulación
de conocimientos no comprendidos,
no reflexivos puede generar un cam-
bio de comportamiento en los edu-
candos. Como consecuencia de ello,
2 3
Bibliografía
Guiroux, Henry (1992), Teoría y Resistencia en Educación, México, Siglo XXI Editores.
actualmente comienza a registrarse
un gran índice de desempleo, aso-
ciado a un alto grado de delincuen-
cia social.
La educación no puede existir sin
estar inmersa en la producción de
conocimientos, aunque el conflicto
entre el poder y el saber nunca de-
jará de existir, la nueva concepción
de la pedagogía que la sociedad
necesita requiere nuevas perspec-
tivas: un nuevo espíritu pedagógico.
Los problemas que en la actuali-
dad enfrenta la educación constitu-
yen un reto para la sociedad, lo que
la obliga a generar las bases y condi-
ciones necesarias para situarla en
una mejor posición y de esta manera
dar una respuesta más satisfactoria
a las necesidades presentes y futu-
ras del desarrollo humano.
La educación es un instrumento
esencial de formación del ser huma-
no, como lo planteaba Hegel, para
enfrentar exitosamente los desafíos
del mundo moderno y para formar
ciudadanos capaces de construir
una sociedad más justa y abierta,
fundamentada en la solidaridad y el
respeto de los derechos humanos,
sin olvidar que es un elemento in-
substituible para el desarrollo social,
la lucha contra la pobreza y la for-
mación de la cultura de la paz.
La educación debe reforzar sus
funciones de servicio a la sociedad a
que pertenece y especialmente a sus
actividades encaminadas a erradicar
la pobreza, la intolerancia, la violen-
cia, el analfabetismo, el deterioro del
medio ambiente, la enfermedad, etc.,
mediante un planteamiento interdis-
ciplinario y complejo que le permita
facilitar y analizar los problemas para
darles la mejor solución.
En el proceso de enseñanza apren-
dizaje, debemos dejar atrás aquella
pedagogía que tenía al profesor
como protagonista, mientras que el
educando sigue conservando una
actitud pasiva, no creativa, ni re-
flexiva, ni investigativa, no más edu-
cación que reprima el pensamiento
del educando.
El nuevo espíritu debe desarrollar
una actitud estimulante del apren-
dizaje del estudiante y, por con-
siguiente, incentivar su desarrollo
mental, con una nueva pedagogía
que reemplace los conocimientos
aislados por otros integrados, una
educación donde el conocimiento
no se considere como una meta o
fin, sino como un instrumento que
permita el desarrollo de las facul-
tades mentales del educando, que le
facilite construir un ser creativo, re-
flexivo e investigativo.
Tenemos que reconocer que
hemos transitado muchos años por
una educación que no nos ha ense-
ñado a pensar, en donde al estudian-
te no se le respeta, ni se le reconoce
como un pensador, ha sido una edu-
cación que le ahorra la angustia de
pensar y que viene confundiendo la
educación con la información; una
educación que transmite datos o sa-
beres que otros produjeron y que no
nos permite pensar, pero sí produce
una represión mental en el educando,
que le inhibe el deseo de aprender.
Lo anterior nos obliga a no seguir
siendo indiferentes ante esta realidad,
ha llegado el momento de terminar
con ese pragmatismo y utilitarismo
arrogante de una educación que
termina embruteciéndonos. Tene-
mos que impulsar otra educación
que facilite el desarrollo de los cen-
tros superiores de la inteligencia
y que el conocimiento sea un bien
social y no pueda ser considerado
como una simple mercancía sujeta a
las reglas del mercado; que su futuro
no esté enmarcado, ni supeditado a
las necesidades del mercado laboral
del sector productivo o social, sino
que el educando sea capaz de pen-
sar, de generar su propia empresa y
crear oportunidades de trabajo para
los demás.
El nuevo espíritu pedagógico no
debe ponerse sólo al servicio de la
memoria, sino también de la facultad
de comprensión, de la actitud para
emprender labores prácticas de cre-
atividad e investigación, es decir, una
pedagogía que sea estimuladora del
pensamiento del educando; por lo
tanto, tenemos que romper el mode-
lo tradicional hasta hoy imperante, en
el cual el educando marcha al uníso-
no con el sistema para seguir produ-
ciendo más burócratas, en un mundo
donde la ciencia y la tecnología mo-
derna nos sorprende frecuentemente
con nuevos modelos tecnológicos,
científicos y humanísticos.
El docente debe proporcionar el
contexto necesario para facilitar
el aprendizaje cultural utilizando las
técnicas de confrontación de tesis y
resolución de problemas que le ga-
ranticen a cada estudiante su concep-
ción sobre la verdad, convirtiéndolos
en agentes culturales, autónomos y
libres, capaces de transformar el me-
dio ambiente para mejorar el bienes-
tar de sus semejantes.
El fenómeno de la globalización
del conocimiento y de las tecnologías
ha provocado el debate sobre la
modernización de la educación lo
que nos obliga a realizarla a lo largo
de toda la vida y que nos permita in-
tegrarnos con plenitud a la sociedad
mundial del conocimiento.
2 4
Abelardo Gutiérrez García
Abelardo Gutiérrez García es un caricaturista toluqueño que por segunda ocasión muestra en las páginas de Magisterio su trazo inigualable. Creativo que realizó sus estudios de Licenciatura en Diseño Gráfico en la Facultad
de Arquitectura y Diseño de la Universidad Autónoma del Estado de México donde actualmente colabora como catedrático, además de desempeñarse profesionalmente como ilustrador y especialmente como caricaturista; es muestra tangible su fusión con Humberto Cuellar dando origen a la marca Machin Graphics haciendo uso de íconos y expresiones populares como parte conceptual de sus creaciones.
2 5
Lentes de lluviaTinta y acuarela
Lentes de lluvio portadaTécnica mixta
2 6
Pa portada 4Técnica mixta
Scan 2061Aguada de tinta
Cabeza venaoAguada de tinta
Niño guerreroTécnica mixta
2 7
Era una noche oscuraTécnica mixta
HonghadaTinta y aguada
Scan 1964Aguada de tinta
2 8
PConsuelo Cardona Estrada
oesía
Cuando me marchequiero memorias de regocijo,no deseo lluvia que humedezca el recuerdo,sólo anhelo una sonrisade quien compartió conmigo la vida.
Cuando me marcheretorne a mi todo aquello que me hizo feliz:la infancia solaz,la juventud de pétalos de rosay el ocaso con frutos que dieron frutos,sin brote de añejos sabores amargos.
Cuando me marchemi nido no quedará vacío,mis pertenencias tendrán mi aroma aun cuando pasen a manos ajenasque ignorarán mi presencia.
Cuando me marcheviraré el reloj de arenay daré tiempo al tiempo esperando desde lo altoel reencuentro.
Ausencia
2 9
Camino sobre el asfalto sin hallar tus huellas,recorro el sendero y el silencio viene a mi encuentro,acallando tu susurro al instante en que la luz niega el color que me forma.¿A dónde voy que no soy nada?¿En dónde estás?¿Qué significó amar?…
Amar
Perdón si no me disculpé cuando lastimé.Perdón si no expresé cuanto los amé,será acaso que temí decirlo o porque me olvidé.
Perdón si no estuve a tiempo cuando me ausenté. Perdón si no precisé cuanto me equivoqué,será acaso que no importó o porque me fugué.
Perdón si no reí cuando lloré.Perdón si no emití discursos cuanto soñé,Será acaso que me dolió vivir o porque me olvidé…
Disculpa
3 0
Prevención de la violencia en el primer periodo de
educación básicaElizabeth Irasema Velasco Albarrán
Subdirección de Capacitación y Actualización DocenteToluca, Estado de México
Programa Estatal Equidad de Género
E l bullying es un fenómeno social, que alcanza a muchos sujetos y se ha convertido en un fenómeno de salud pública contaminando todos los aspectos de la vida cotidiana en donde existe interacción entre per-
sonas. El tema se ha instalado en las escuelas impactando fuertemente las relaciones interpersonales de los alumnos, alterando de manera significativa el ambiente del aula y entorpeciendo el aprendizaje.
El primer estudioso del tema y que usó el término bullying como equiva-lente de acoso escolar fue el psicólogo escandinavo Dan Olweus. La vio-lencia física o psíquica entre estudiantes comenzó a investigarse en EEUU, Gran Bretaña y los países nórdicos a principios de los setenta. En México el tema del bullying comenzó a tratarse con el primer antecedente de cifras sobre maltrato infantil publicadas por el INEGI en los años 2000 y 2003, En 2007 el informe de la ONU señala que en nuestro país, el 65% de los niños y niñas declararon haber sufrido bullying después de conocidos esos datos, el Instituto Nacional de Pediatría decidió iniciar un estudio más serio sobre el problema, presentando sus conclusiones a finales del 2008 y a partir de ello, la SEP implemento acciones dirigidas a estudiar y abordar la situación en las instituciones educativas.
“El termino bullying se emplea en la literatura especializada para desig-nar los procesos de intimidación y victimización entre iguales, esto es, entre alumnos, compañeros de aula o de centro escolar. Se trata de procesos en los que uno o más alumnos acosan o intimidan a otro -víctima- a través de insultos, rumores, vejaciones, aislamiento social, etc. Si bien no se incluye la violencia física, este maltrato intimidatorio puede ocurrir a lo largo de meses e incluso años, siendo sus consecuencias ciertamente devastadoras, sobre todo para la víctima” (Sosa, 2009).
El problema de maltrato, intimidación y acoso entre alumnos es un asunto que atrae la atención de investigadores y estudiosos de la educación por ser un fenómeno que está adquiriendo una dimensión alarmante, consecuencia de una sociedad en la que la pérdida de valores y la transgresión a las nor-mas de convivencia más elementales se han convertido en una forma común de resolver conflictos, lo cual produce graves consecuencias.
En este contexto, el papel del docente es fundamental, puesto que le co-rresponde la responsabilidad de identificar aquellos factores que debilitan o favorecen la formación, además del proceso de enseñanza y aprendizaje del estudiante, tomar decisiones y establecer las estrategias adecuadas para
3 �
atender conductas amenazadoras entre niñas y niños de preescolar.
Prevenir el bullying desde preescolar; implica contar con instrumentos probados que permitan a los docen-tes del nivel ampliar sus conocimientos y desarrollar las competencias necesarias para atender este fenómeno desde un punto de vista más eficaz, para facilitar su inci-dencia de manera pertinente y puntual.
La escuela ha de ser un lugar donde niños y niñas en-cuentren refugio seguro, un espacio en donde descubran la respuesta a sus intereses, inquietudes y expectativas en un ambiente de igualdad, equidad, cooperación e in-clusión, para fortalecer las habilidades y destrezas que requieren para aprender a relacionarse con sus pares y posteriormente insertarse en la sociedad. Tal proceso requiere el acompañamiento de un profesional educa-tivo comprometido con su labor, en donde la violencia sea parte del acervo cultural de los estudiantes y no de su interactuar cotidiano.
“Los niños no aprenden a ser agresivos, sino que aprenden a no serlo” (Sirlopú, 2010: 43) es la opinión de Trembla sobre este fenómeno y ha de ser punto de par-tida para entender el problema, puesto que los preesco-lares entre los 3 y 6 años, han de consolidarse al finalizar este período educativo como seres que han desapren-dido la agresión, puesto que a través de los procesos de socialización que desarrollan en la escuela, comienzan a utilizar estrategias alternativas para regular la frus-tración, el enojo y los conflictos internos o externos, por lo que parece pertinente desarrollar en los alumnos ca-pacidades sociales y emocionales que les permitan con-vivir y relacionarse con otros, lo que significa enseñarles a regular su conducta en diferentes ambientes y contex-tos, en un ambiente de armonía y respeto.
La responsabilidad de la escuela ante el fenómeno de la violencia, va más allá de identificar agresores e imponer castigos, su misión central reside en rescatar a todos los alumnos agresivos o violentos, ¡no excluirlos! agotar to-das las medidas necesarias para educarlos en la resolución pacífica de sus conflictos.
La agresividad entre pares, evidentemente genera un ambiente educativo y social tenso, en donde todos se ven, de una u otra forma afectados, y las relaciones sociales se desarrollan en un clima que no permite la in-tegración armónica de todos sus participantes; aplicar un buen programa para la prevención de la violencia, puede ser punto clave. En las planificaciones institucio-nales directivos y docentes deben programar actividades que permitan la socialización de todas las personas que conforman el proceso educativo con el propósito funda-mental de preparar a los alumnos y alumnas para participar activamente en la vida social y cultural de nuestro país.
Al interior de las instituciones educativas han de reali-zarse diversas actividades que incluyan a todos los miem-bros de la comunidad escolar, trabajar colaborativamente, de manera constante y sistemática, conscientes de que los resultados no se verán reflejados a corto plazo; por consiguiente, deberán tomarse en cuenta los siguientes aspectos:
- Crear una comisión que vigile la aplicación sistemática de los proyectos de convivencia.- Vigilar adecuadamente todos los espacios escolares.
- Organizar pláticas, talleres o conferencias con ma-estros y maestras además de los padres o tutores.- Contratar a profesionales si es necesario.- Mantener a la vista los códigos de convivencia.- Promover actividades que mejoren y favorezcan la convivencia.- Ayudar a los alumnos que sean agredidos.- Elogiar los comportamientos positivos.- Establecer con el alumno un vínculo de apego es-table y continuo- Fomentar las actividades deportivas.- Imponer límites razonables y claros, sin hacer dife-rencia entre alumnos, evitando la discriminación y fomentando la inclusión.- Promover los valores.- Educar para la paz.- Poner en práctica estrategias que favorezcan el desarrollo de competencias para: el manejo de situaciones, para la convivencia y la vida en sociedad.
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Sosa, David (2009), El clima y la violencia escolar. Orientaciones para la prevención y mejora en el aula de primaria, España, Procomal.
“La violencia es el lado oscuro de la humnidad”
3 2
Rosa Lilia Miranda RomeroEscuela Primaria “Mártires de Ixtapan”
Ixtapan de la Sal, Estado de México
Programa Estatal Equidad de Género
Tan educados y cultos que parecen el hombre y la
mujer, hasta el grado de considerarse los hijos pre-
dilectos de la creación, muestran el cobre cuando
incurren en actos de violencia que ponen de manifiesto
las expresiones más denigrantes de su ser.
Cuando la violencia se manifiesta en las relaciones hu-
manas se adquiere consciencia de lo mucho que le hace
falta al hombre seguir cultivando mente y sensibilidad para
evitar que ese desarrollo y progreso que tanto pregona sea
un espejismo para tratar de disfrazar su zona animalesca y
bestial, de ahí que no hay nada más penoso y vulgar que
incurrir en actos de violencia, los cuales si bien han sido
ejercidos en toda la historia de la humanidad, también han
sido penalizados y desacreditados por el conjunto social.
El origen del término “violencia” que aparece a
principios del siglo XIII como una derivación de la
palabra latina “vis”, que significa fuerza o vigor,
caracteriza a un ser humano iracundo y brutal,
y particularmente define una relación de fuerza
destinada a someter u obligar a otro. Sin em-
bargo, como bien se señala, se trata de acciones
destinadas a someter u obligar a otro, ya sea me-
diante la fuerza física, o bien a través de acciones
que dañan, limitan y ponen en riesgo la integridad
emocional y física de las personas, y que les im-
pide acceder al ejercicio pleno de sus derechos
y libertades fundamentales (INEGI, 2013).
La libro de Robert Ven Muchembled, Una historia de la
violencia (2008), hace una recapitulación de este tema en
distintos momentos de la humanidad, así como de los per-
sonajes violentos que han destacado por sus atrocidades
en los distintas épocas y sociedades y da cuenta de que
la violencia ha estado presente en las relaciones humanas,
donde la figura masculina ostenta el primer lugar por
encima de las mujeres, quienes sólo cometen el diez
por ciento de los delitos, porcentaje que se ha mantenido
más de siete siglos, lo cual indica que la actitud belicosa
puede ser erradicada de la condición humana, pues como
apunta Muchembled (2008: 27) “Un hecho inaudible desde
hace siglos es que la inmensa mayoría de los jóvenes eu-
ropeos posteriores a la segunda mitad del Siglo XX no ha
matado ni herido jamás a un ser humano, sobre todo porque la
guerra ha desaparecido del corazón del continente”
México no está exento de la violencia, por el contrario,
los datos que muestran las estadísticas en este país son
alarmantes si se tiene en cuenta la siguiente información:
Según el informe, México tiene un nivel 5, el más
alto en la escala, de violencia criminal, 4 en el
número de homicidios por cada cien mil habi-
tantes, 4 en el nivel de acceso a armas ilegales
y 3 en potenciales actos terroristas. El caso de la
violencia relacionada con el tráfico de drogas en
México es la muestra de que aún en ausencia de
conflictos bélicos, las grandes campañas crimina-
les pueden ser una amenaza a la seguridad, tan
funesta como los enfrentamientos armados y pu-
eden crear el mismo ambiente de violencia.1
1 CNN. México tiene el registro más alto en la escala de violencia criminal. 08 de junio de 2010.
La violencia escolar y su relación con el bullying
3 3
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Valero García, José María, La escuela que olvidó su oficio: Cómo eliminar la violencia en la escuela, Argentina, Ed. ICCE, Argentina.
Aunque los datos son de hace tres años, la misma sigue
prevaleciendo, con testimonios no menos preocupantes,
por lo que se requiere tomar medidas de impacto, siendo la
educación un espacio propicio para atender un problema
que tiene impactos negativos en los ámbitos político, so-
cial, económico, cultura y turístico, entre otros.
El problema rádica en que la educación en México está im-
pregnada de violencia, pues se ha creado una atmósfera que
penetra todos los ambientes, prueba de ello es la siguiente
noticia periodística: “De los 34 países integrantes de la Or-
ganización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE) México ocupa el primer lugar en violencia verbal,
física, sicológica y social –conocida en inglés como bullying–
entre alumnos de educación básica” (Garduño, 2012: 32).
La dinámica escolar se caracteriza por ser el espacio
en el que convergen situaciones de diversa índole –políti-
cas, económicas, culturales, sociales, entre otras– las cu-
ales hacen complejo su estudio para poder explicarlos de
manera holística; sin embargo, en este artículo se hace una
delimitación de dichos aspectos para enfocarlos en uno,
que es el relativo a la manifestación de la violencia, la cual,
por más que se pretenda disimular o callar es una realidad
latente en las actividades que se desarrollan al interior de
las escuelas.
La violencia, es un término que se asocia con el bullying,
hasta el grado de emplearse como sinónimos, lo cual es lógi-
co, aunque también es necesario reconocer que hay diferen-
cias cualitativas entre ambos términos, ya que la violencia
puede ser un acto que ejerce un sujeto sobre otro provocán-
dole daño psicológico, social, de aprendizaje u otro, solo que
dicho acto puede ser esporádico o único, de ahí que no pue-
da ser calificado como bullying, pues éste tiene como carac-
terística principal que es persistente y frecuente.
Lo cierto es que los actos de violentos pueden contener
el germen para el desarrollo del bullying, de ahí que en la
escuela el docente no puede pasar por alto ninguna mani-
festación de violencia, pues ello podría dar lugar a que se
genere el acoso entre estudiantes, por eso tiene que estar
atento a toda actitud que lesione la integridad de alguno
o algunos sujetos, precisamente ambos términos, a lo cual
contribuye la siguiente referencia de Martha Beatriz Ánge-
les Palacios:
El bullying no persigue nada más que preservar posi-
ciones de poder y las ganancias que esto agrega. Se
diferencia de la existencia de un conflicto, en el que
habría algo en debate o disputa y se plantearía una
resolución más equitativa en condiciones de nego-
ciación. Dada la existencia de bullying, es necesaria
la intervención en varias acciones y, definitivamente,
hay que impactar en las formas de relación entre los
miembros de la comunidad educativa.
Las escuelas son escenarios donde suelen manifestarse
actos de violencia, tales como enfrentamientos a golpes
entre los alumnos, agresiones verbales, humillaciones, in-
diferencia ante a un compañero, las cuales pueden deberse
a una circunstancia aleatoria y pasajera, que con el tiempo
es olvidada por los involucrados, dado que no hay una ten-
dencia de dominación de unos sobre el otros.
En las escuelas suelen presentarse casos de bullying
cuando hay presiones constantes y persistentes de un
alumno sobre otro para colocarlo en una posición de
sometimiento ante el agresor, para obtener ventaja o
provecho de manera deliberada. El agresor asume pres-
tigio en las relaciones interpersonales y suele ser legiti-
mado por otros que se suman a la práctica del acoso
sobre un indefenso alumno que no puede revertir la per-
secución porque termina por rendirse ante el imperativo
de la agresión.
La violencia y el bullying pueden darse de manera con-
junta o separada, según se vayan estableciendo las dinámi-
cas escolares, de ahí que los docentes tienen que adoptar
estrategias que apunten hacia la inhibición de ambas, ya
que las dos traerán como consecuencia entorpecer los tra-
bajos escolares, afectar el aprendizaje y frenar el desarrollo
personal de los involucrados, por eso se tiene que formar
un frente común que incluya a directivos, padres de familia
y cuerpo docente para contener la violencia y apoyar el
fortalecimiento de la convivencia armónica.
3 4
3 5
Laura Vázquez DíazSubdirección de Formación y Actualización Docente
Toluca, Estado de México
Resumen
Con base en el trabajo revisado sobre la teoría y la
evidencia empírica, es posible señalar que para
avanzar hacia la calidad de la educación es necesa-
rio contar con una formación conceptual que respalde la
toma de decisiones por parte de los directivos o líderes de
las instituciones. El reconocimiento teórico reconoce que
históricamente, la educación es parte fundamental hacia
la formación integral del individuo y con ello hacer frente
a los retos que la sociedad demande. Es indudable que
la educación se vincula a un proceso de transmisión de
cultura que pone al día al individuo en diversos campos
del conocimiento; sin embargo, se debe tomar en cuenta
el papel de la educación como elemento fundamental
hacia la mejora de la calidad.
¿Influye la evaluación en la mejora de calidad
educativa?
El presente artículo es resultado de una investigación
sobre las escuelas de calidad y la evaluación institucio-
nal para saber: cómo influye la evaluación en una escuela
incorporada al PEC (Programa Escuelas de Calidad). Se
tiene como eje de referencia que en el programa edu-
cativo del gobierno se establece (tanto en el Plan Na-
cional de Educación, como en el Programa Sectorial), la
prioridad de elevar la calidad de la educación que ofrece
el sistema educativo en todas sus modalidades. Es de
sumo interés abrir reflexiones y hacer consideraciones
desde un contexto en el que los actores ofrecen datos
de primera mano.
Es en el contacto directo con escuelas, maestros,
alumnos y padres de familia donde, con mejor óptica,
se puede hacer una valoración reflexiva que favorezca
la crítica y ofrezca posibilidades de seguir pensando en
cómo mejorar los procesos educativos y a sus actores
para obtener resultados en términos de calidad.
Es indudable que en la actualidad se concibe a la edu-
cación como un medio para hacer frente a retos que im-
plica el desarrollo económico y social, y su inserción en
un mundo en constante cambio nutrido por adelantos
en el campo de la ciencia, la tecnología y la producción.
En otras palabras, “la educación es factor de progreso
y fuente de oportunidades para el bienestar individual
y colectivo; repercute en la calidad de vida, en la equi-
dad social, en las normas y prácticas de la convivencia
humana, en la vitalidad de los sistemas democráticos,
en los estándares del bienestar material de las naciones;
influye en el desarrollo afectivo, cívico y social, y en la
capacidad y creatividad de las personas y de las comu-
nidades” (Martínez, 2005: 9).
Debemos entonces que tener en cuenta que la edu-
cación como medio para el desarrollo se apoya en
3 73 6
principios que le dan una dirección más precisa a un fin
primordial del proceso, que es la validación renovada
del objetivo del programa Educación para Todos (EPT),
tal como Aguerrondo (1998: 98) lo expresa, “repensar
el modelo educacional y escolar actual en la búsqueda
de un modelo alternativo, pertinente y adecuado a las
necesidades y posibilidades específicas –financieras en-
tre otras- de cada realidad nacional.
Entonces, el desarrollo educativo y cultural de comu-
nidad es fundamental en la solidificación de una socie-
dad sentada sobre bases democráticas y resulta esencial
en la formación de individuos solidarios, participativos,
productivos y respetuosos. Al sustentar la importancia
del desarrollo de una comunidad y el papel del proceso
educativo, resulta fundamental suponer que ambos con-
ceptos deben estar estrechamente vinculados en una
especie de balanza en la cual el desarrollo corresponde
directamente a la educación.
Puede resultar, entonces, que el esfuerzo de mejorar el
proceso educativo como medio para impulsar el desarrollo
no es exclusivo de los sistemas económicos ni debe con-
siderarse como tal. Adicionalmente, la participación del
Estado y diversos sectores de la sociedad puede facilitar
el acceso a la educación a un porcentaje mayor de la po-
blación. Indudablemente, los sistemas educativos deben
apoyarse en otros entes, como el Estado, para garantizar
su alcance a toda la población y garantizarla de calidad,
la cual se entiende como “aquella que asegura a todos
los jóvenes la adquisición de los conocimientos, capacid-
ades, destrezas y actitudes necesarias para equipararlos
para la vida adulta”, según concepción citada por Cuevas
(2002: 305). Por tal razón “los sistemas educativos deben
estar en condiciones de desarrollar competencias que
catalicen la comprensión de dichas transformaciones y
estimulen la creatividad”. En otras palabras, la educación
no puede ser ajena a las transformaciones en los diversos
campos del conocimiento ya que eso sería equivalente a
una fosilización cultural. El punto de referencia más per-
tinente para valorar la calidad educativa es el pasado y
el futuro del propio sistema: uno de calidad es aquel que
mejora siempre con respecto a sí mismo.
Concebida así, la calidad no es un estado sino una
tendencia hacia un proceso en espiral ascendente. Es
autoexigencia permanente y razonable de superación,
que no se puede adquirir del exterior, sino que sola-
mente puede surgir del interior del sistema a mejorar: la
calidad en cada escuela y cada aula, o no se alcanzará el
resultado previsto. El educador es promotor, coordina-
dor y agente directo del proceso educativo.
Elementos para una propuesta:
Con base en lo que los maestros han evidenciado,
puede considerarse que:
a) Tomando como referente a Olvera (2002: 18), el
reto de llevar la educación a todos los mexicanos me-
diante el sistema educativo formal y multiplicar las de
oportunidades de educación no formal, incluye tomar
en cuenta la pluralidad cultural, étnica y lingüística del
país para eliminar el rezago en la educación indígena,
con respeto a las culturas originarias. Asegurar que to-
dos los individuos completen su educación básica, opor-
tunidades de educación media superior y superior para
alcanzar coberturas en el campo laboral.
b) Después de haber realizado la investigación;
¿cómo influye la evaluación institucional en una escuela
incorporada al PEC (Programa de Escuelas de Calidad)?
La educación debe vincularse con la producción, pro-
porcionando a los futuros trabajadores y profesionistas
una cultura laboral básica que les permita ver el trabajo
como un medio de realización humana, de convivencia
solidaria y de servicio a la comunidad, a la vez que in-
troducir visiones críticas, constructivas y responsables
que transformen los empleos en oportunidades de cre-
cimiento personal. Se necesita desarrollar una gestión
institucional que recupere la esencia de la propuesta por
competencias en la que se logre alcanzar metas espera-
das y que directivos, maestros y padres de familia, con-
juntamente con los alumnos se comprometan en forma
decidida.
c) La calidad de la educación descansa en maestros dedi-
cados, preparados y motivados; en alumnos estimulados y
orientados; en instalaciones, materiales y soportes adecua-
dos; en el apoyo de las familias y de una sociedad motivada
y participativa. Por ello como lo señala Olvera (2002:53), es
deseable imaginar una gestión que desarrolle un programa
cada vez más fuerte de formación y capacitación de pro-
fesores, ya que es evidente que una escuela de calidad re-
quiere maestros de calidad y cada escuela tiene la calidad
que sus profesores demuestran.
d) Aprender de manera permanente en el aula, implica
contar con maestros que han desarrollado herramientas
para continuar aprendiendo por sí mismos. En este sen-
tido el desarrollo de competencias tecnológicas resulta
indispensable para lograrlo. El avance y la penetración
de las tecnologías lleva a reflexionar no sólo sobre cómo
las usamos mejor para educar sino incluso a repensar los
procesos y contenidos de la educación y a considerar
qué tecnologías incorporar, cuándo y a qué ritmo.
e) Esperar una gestión innovadora exige pensar en
3 7
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cómo planificar en la escuela y elaborar un plan estra-
tégico que indique hacia dónde vamos, y qué espera-
mos lograr en el mediano plazo. De esto se deriva una
planificación operativa que nos ayude a darle forma a
esos ideales mediante un plan a corto plazo en el que
se traduzcan las políticas educativas que son prioridad
nacional. El país requiere, por lo tanto, formar a profe-
sionistas, especialistas e investigadores capaces de crear,
innovar y aplicar nuevos conocimientos de tal forma que
se traduzcan en beneficio colectivo; requiere, además, el
apoyo educativo y tecnológico de las industrias y em-
presas; servicios y programas formales e informales de
educación transmitidos por los medios de comunicación;
contar con la infraestructura científica y tecnológica y
con los acervos de información digitalizada que permitan
a la población estar en contacto con la información y los
conocimientos necesarios para su desarrollo.
f) Evaluar permanentemente es una acción indispensable
para tomar decisiones de mejora, pero, como lo establece
María Casanova, si la evaluación tiene un fin, ése es la me-
jora. Entonces, es preciso que a la evaluación se sometan no
sólo los alumnos, sino también los maestros y los directivos.
Los ENAMS (Exámenes Nacionales para la Actualización de
los Maestros en Servicio) constituyen un indicador impor-
tante para ello, es crucial que mostremos interés por revisar
dónde tenemos que mejorar.
g) Finalmente es básico hacer un seguimiento a direc-
tivos, maestros, supervisores y apoyos técnicos desde el
perfil deseable que se establece en el Sistema Nacional
de Formación Continua.
h) Una escuela de calidad asume los resultados y tra-
baja para mejorar su logro. Un directivo de calidad asume
los retos de la gestión en cuanto exige que el primero en
dar cuenta de su habilitación académica y directiva en
lo que a liderazgo se refiere sea el director porque es el
líder del colectivo escolar y es quien da ejemplo de ini-
ciativa para mejorar la calidad de educativa.
A manera de conclusión
De los datos recabados en la investigación: ¿cómo in-
fluye la evaluación institucional en una escuela incorpora-
da al PEC (Programa Escuelas de Calidad)?: se desprende
que los cambios deben darse progresiva pero firmemente,
con base en programas de trabajo que comprometan a
todos los niveles de autoridad y a todos los actores del
sistema. Una escuela que mejora es una escuela con una
gestión estratégica y operativa definida e incluyente.
Con respecto al Programa Escuelas de Calidad puede
decirse que proporciona a los docentes una alternativa
más para acrecentar recursos financieros, pero también
existe la posibilidad de que los docentes se preparen, ya
que es uno de los fines del programa.
Finalmente es necesario continuar observando las
experiencias de los programas implementados, sus im-
pactos y carencias que nos proporcionen conocimien-
to para tomar decisiones que favorezcan los objetivos
planteados en torno a la educación.
3 8
La educación ambiental en la
escuela primariaFrancisca Márquez Pérez
Subdirección de Formación y Actualización DocenteToluca, México
El problema ambi-
ental no ha pasado
inadvertido para la
educación básica, ha originado
diversos proyectos educativos a
partir del Programa de Moderni-
zación Educativa (1988-1994)
y del Acuerdo Nacional para
la Modernización de la Edu-
cación Básica (1994), con el
propósito de crear concien-
cia entre alumnos y alumnas
en torno a la importancia de
conservar el entorno e incor-
porar a la comunidad escolar
a tareas concretas de mejora-
miento ambiental.
En la educación primaria
se integra la dimensión ambien-
tal a los programas de estudio (a
partir del ciclo escolar 1993-94),
con lo cual se aborda en distintas
materias y contenidos el mejora-
miento ecológico.
Lo que convierte a la educación
ambiental en uno de los temas trans-
versales que retoma la actual Refor-
ma Integral de la Educación Básica
(RIEB) y, por ende, el Plan 2009 de
Educación Primaria es visualizarla
como una alternativa para promover
la formación de una cultura de res-
peto a la naturaleza y sus recursos,
así como el reconocimiento de que
los seres humanos formamos parte
de ella, con el propósito de “propi-
ciar el desarrollo de individuos in-
formados, críticos y participativos
que asuman su responsabilidad con
el ambiente y desarrollen relacio-
nes armónicas con la naturaleza;
basados en la comprensión de las
relaciones de interdependencia de
los procesos ecológicos, sociales,
3 9
económicos, políticos y culturales
que intervienen en el deterioro am-
biental” (SEP, 2009: 236). Sin em-
bargo, en la actualidad nos damos
cuenta de que no se han obtenido
los resultados esperados, ni la par-
ticipación deseada ha incidido en la
educación ambiental.
Cuando se habla de educación
ambiental se hace referencia a un
camino que apenas se inicia y que no
se reproduce la realidad que se vive
en las escuelas. La educación actual
se desarrolla, como si no existiera la
crisis ambiental.
La educación como proceso so-
cializador que persigue como aspi-
ración universal la formación integral
de los individuos, comprende una
pedagogía del medio ambiente, en
la inteligencia de que la educación
ambiental puede generar y mante-
ner nuevos valores, usos y creencias
que impulsen el desarrollo social,
productivo y creador y, como con-
secuencia, puede ser el medio para
el logro de nuevas relaciones en-
tre hombres, entre mujeres y entre
ambos géneros.
Así, este tipo de educación pre-
tende la formación de sujetos críti-
cos (docentes, alumnos y sociedad
en general) de la realidad socio-
ambiental y participativos en los dis-
tintos espacios y procesos sociales.
Ello plantea la necesidad de una
pedagogía que se oriente hacia el
análisis de contenidos, actitudes y
valores ambientales, lo que significa
incidir en la formación de una cul-
tura ambiental, por lo que la peda-
gogía del medio ambiente tiene que
integrar el análisis de todas aquellas
manifestaciones de carácter artís-
tico, religioso, ético o moral, a los
hábitos educativos, a las formas de
interacción entre las personas y sec-
tores sociales.
El trabajo transversal de la edu-
cación ambiental dentro del aula
es prioritario para desarrollar en
los alumnos un pensamiento crítico
y complejo que dé respuesta a los
problemas de la sociedad actual;
síntomas como la contaminación,
la perdida de la biodiversidad, la
deforestación, el cambio climático,
los trastornos de alimentación, el
estrés, entre muchos otros, pueden
reducirse si modificamos algunas de
nuestros hábitos y compartimos con
la comunidad nuestros saberes.
Los problemas ambientales pue-
den tener repercusiones nacionales
(si afectan a todo un país), interna-
cionales (compartidos entre países
limítrofes) o mundiales (de gran es-
cala, que repercuten en todo el mun-
do). Es inherente a esta cuestión, una
toma de conciencia acerca de cómo
los hombres estamos interfiriendo en
el curso de la naturaleza y afectando
a nuestro planeta.
Es necesario incorporar la idea
de que con el correr del tiempo
y observando comportamientos
perjudiciales para el ambiente va-
mos perdiendo la oportunidad de
tener una mejor calidad de vida,
vamos degradando a nuestro pla-
neta y a los seres que lo habitan.
Decir esto no es poco. Cabría en-
tonces preguntarnos:
¿Verdaderamente somos conscien-
tes de lo que estamos legando a las
futuras generaciones?
¿Estoy informado y comprometi-
do con los problemas ambientales
que se suscitan en mi país, estado
o región?
¿Existen políticas desde el Estado
tendientes a: educar a los ciudadanos,
a castigar a las instancias que pro-
duzcan daños ecológicos y fomentar
a través de campañas, proyectos e
incentivos conductas concernientes
a la protección del ambiente?
Como profesora en servicio, res-
ponsable de una promotoría de edu-
cación ambiental y salud, he visto
el éxtasis con que, maravillados, los
alumnos van descubriendo la natura-
leza, por lo que es necesario explo-
tar al máximo esta actitud que apa-
rece en ellos desde pequeños para
que puedan ir incorporando hábitos
y asumir conciencia de la necesidad
de proteger la flora, la fauna, el agua,
el suelo y el aire.
Desde los primeros años esco-
lares es necesario educar a los niños
acerca de la importancia que tiene el
cuidado del medio ambiente. Apro-
vechar desde la escuela la capacidad
de asombro y de descubrimiento
frente a la naturaleza que ellos po-
seen. Hacer intervenir a la familia y a
otros agentes de su entorno para fo-
mentar conductas acordes, dejando
de lado el desinterés general que se
puede ver actualmente en algunos
actores sociales.
Analizar estos temas, que son
contenidos educativos, pero que no
se reducen a información, procurar
que lleguen hasta la formación de
un ciudadano consciente e involu-
crado en esta problemática, repre-
senta uno de los principales retos
que todo docente debe considerar
en su trabajo diario, que debe ser
punta de lanza para la formación de
nuevas generaciones.
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SEP (1989), Programa para la Modernización Educativa 1989-1994, México.
SEP (1994), Acuerdo Nacional Para la Modernización de la Educación Básica, México.
4 0
4 �
Se pierde la confianza, se elimina lo que comúnmente conoc-emos como valores, no existe sensibilidad en el mundo, menos ahora en un mundo global, en el cual la tecnología domina a
nuestros niños, futuro del país. Con la educación actual, ¿realmente estamos creando humanos o, ante la impredecible tecnología, esta-mos creando robots sin sentimientos?
¿Qué es el arte? ¿Cómo se crea el arte? ¿Los niños lo crean? ¿Los niños lo conocen? Esta es la pregunta que el mundo actual se hace, ya que el arte es la expresión y representación máxima del ser humano, incluye sentimientos, consiste en expresar una visión per-sonal del mundo, ya sea real o imaginario. “El arte es la expresión de los más profundos pensamientos por el camino más sencillo” Albert Einstein.
“El arte es un trabajo, una tarea cumplida, una obra, un afán, de hacer realidad el valor de la belleza, lo mismo en la construcción de un monumento, que en los trazos de un dibujo. Conviene advertir, no obstante, que si la emoción estética puede darse en una persona, incluso ante algo no hecho por el hombre como un crepúsculo, una flor un paisaje, tal emoción solo estará unida al arte cuando tenga por base algo elaborado por el genio humano” (Alvear, 2004:8).
Ahora que ya conocemos su significado, ¿podremos crear arte? ¿Podremos enseñar a nuestros niños el arte? ¿Podremos crear niños artistas? Claro que sí, pero no creando artistas, sino influyendo en ellos de manera positiva, dándoles a conocer cómo el arte puede enriquecer su vida, porque adquirir una habilidad artística, no sólo implica conocimiento, sino que es un medio adicional de comuni-cación que nuestros niños tendrán a su alcance, no solo la comuni-cación oral, sino capacidad de expresar sentimientos, capacidad de expresar en sí mismo, parte de su ser.
La tarea consiste en introducir el arte en la escuela como her-ramienta, no como materia, la materia implica presión, ansiedad y frustración en el niño, no le permite lograr un desarrollo óptimo in-telectual o artístico, por lo que la mejor manera de influir en él será aprovechar lo que mejor hace: jugar, si aprende jugando, la vida será más fácil y divertida, por ende, el conocimiento será mayor. “El juego tiene un papel fundamental en las habilidades mentales y el desarrollo del niño (Piaget, 1973) “el juego propicia el desar-rollo cognitivo, emocional y social, sirve como una herramienta de la mente que habilita a los niños para regular su conducta” (Vigotsy, 2003).
De esta forma, si el arte se ve como un juego, no solo adquirirá habilidad en un área determinada de la misma, sino que involucrara, mediante el juego, a sus pares, formando una cadena de cultura y conocimiento, utilizando al maestro como su guía intelectual, no como una persona que enseña, así el niño aprenderá de manera
Desinterés por el arte en la educación preescolar
Mireya Medina GonzálezSubdirección de Capacitación y Actualización Docente
Toluca, Estado de México
4 2
autónoma. “La imaginación y el arte en la infancia, sin-tetiza ese necesario cambio de actitud en los docentes, donde reflexionar sobre los ritos y mitos, nos de paso a que la educación básica, sea un espacio de aprendizaje creativo” (Vigotsy, 2003).
Si existen determinadas formas de expresión y apre-ciación artística ¿Cuál es la indicada para el niño? ¿Se pu-ede desenvolver en todas? ¿Será un maestro de alguna? El arte, por ser tan amplio, se reduce a niveles, ya que su amplitud, no podría entenderse en toda su extensión como lo hacían Beethoven, Michelángelo, Gustav Eiffel, L. Da Vinci, incluso W. Disney, en comparación con un niño de preescolar, sin embargo este puede alcanzar su capacidad al máximo, tal como los grandes personajes del arte, por eso hay una división de las siete bellas artes en preescolar bajo cuatro aspectos: expresión y apre-ciación musical, expresión corporal y apreciación de la danza, expresión artística y visual, expresión dramática y teatral.
Para integrar resultados preliminares de esta propu-esta fue necesario ir a varios planteles de preescolar, para poner en práctica algunas situaciones didácticas referentes al arte y al juego. Primero se le cuestiono al docente para saber la habilidad o conocimiento que poseía del tema. En los resultados se percibió que los docentes no poseían la información necesaria para es-tablecer situaciones didácticas cultura-arte-aprendiza-je. Este problema se solucionó brindando al docente la información necesaria referente a la cultura, desde lo regional hasta lo global, es decir, tener conocimiento de lo que existe en su comunidad y de lo que existe en el mundo.
Para lograr esto, es importante manejar la comuni-cación y la tecnología, ya que los niños evolucionan rá-pidamente, lo cual puede ser un gran reto, pero si el docente utiliza de manera correcta una computadora esta será la llave hacia las primeras nociones de arte y cultura, esto se puede corroborar porque se utiliza la tecnología como ventana al arte y gracias a ella pude dar a conocer lo que es pintura, escultura, música; téc-nicas y estilos, métodos y autores destacados. Con este conocimiento adquirido, de manera divertida y entre-tenida para los niños, se logra que se realicen sus pro-pias creaciones jugando con materiales diversos como barro, plastilina, etc. También se usan otras páginas de Internet en la que ellos dirigen orquestas y crean su propia música mediante juegos y actividades inclui-dos en la página Childtopia. (www.childtopia.com)
En favor de esta idea puede aducirse que los ni-ños, de manera sistemática y gradual obtuvieron desde ese primer juego, la información necesaria para poder expresar su sentir, y de alguna manera darlo a conocer entre sus pares, fomentando así, el trabajo colaborativo, buscando favorecer sus competencias, ya que esta forma de expresión les permite abrir su mente y conocerse mejor en-tre ellos. Consolidar a su generación y obtener como principal resultado el respeto, la equidad y el amor, tanto para sus compañeros, como para ellos mismos logrando plasmar su sensibi-lidad en una pintura, una danza, una obra teat-ral, etcétera.
Esta propuesta se ejemplifica con el tra-bajo de Picasso en su obra “Guernica” de la época de la Segunda Guerra Mundial, cu-ando la nación alemana atacaba al mundo y existía sólo pena y dolor, la muerte era la primera y última noticia del día, sólo había desolación. A pesar de eso Picasso expre-sa su sentir en el cuadro y, con habilidad artística, plasma su sentir y el de su pueb-lo, en una época en la que nadie podía ex-presarse o revelarse sin comprometer su vida. Actualmente, gracias a la historia, podemos saber la desgarradora verdad de esa guerra, y cómo una obra de arte deja huella en muchos de nosotros y nos hace pensar que la forma más hermosa de expresar lo que somos y lo que sen-timos, es el arte.
Bibliografía y sitios Web
Alvear Acevedo, Carlos (2004) Introducción a la historia de el arte, Ed. Limusa, México, D. F.
SEP (2005) Curso de información y actualización profesional para el personal docente de Educación Preescolar, México, D. F.
SEP (2009) Plan de Estudios de Educación Básica, México D.F.
SEP (2012) Programa de Estudios 2011. Guía para la educadora. Educación Básica Preescolar. México, D.F.
Vygotsy Lev. (2003) La imaginación y el arte en la infancia, Akal, México.
www.pensamientos.org/pensamientosarte.htm
www.anundis.com/profiles/blogs/guernica-interpretaci-n-de-las-figuras-pablo-picasso
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Titulo: GuernicaTécnica: pintura al óleo
Autor: Pablo PicassoEscuela: Cubismo
Si a la maestra le gusta la educación artística encontrara en ella una forma de mejorar la enseñanza de los niños buscando que ellos apren-dan y valoren su entorno, lo respeten y, sobre todo, vivan en equilibrio con su ambiente sociocultural.
El arte, al convertirse en la máxima expresión de la sensibilidad del niño, ayudará en su formación educativa y no solo le dará seguridad en sí mismo sino que también le abrirá una ventana a la cultura y al saber en forma amena, porque aprenderá jugando lo que le gusta, de manera natural y sin presiones, para lograr un desarrollo óptimo de sus capacidades.
4 4
Alo largo de la historia, la fa-
milia y la escuela se han
constituido como pilares
fundamentales en la formación de los
individuos, ya que ambas institucio-
nes fungen como agentes socializa-
dores y educadores; sin embargo, en
la actualidad se considera a la escuela
como la responsable de la acción edu-
cativa, así como de las consecuencias
que de ello devienen, enfatizando la
responsabilidad que esta institución
tiene en los efectos negativos de los
estudiantes. Esta situación ha servido
de excusa a los padres para evadir
responsabilidades. En este artículo
se pretende argumentar las razones
y acciones que corresponden a los
padres, a quienes debe considerarse
como principales líderes educativos.
El término “liderazgo” se en-
tenderá como la capacidad que
tienen un individuo o un grupo para
influir de manera positiva sobre otros
individuos. Ser líder representa un
compromiso con las personas sobre
las que se influye: el compromiso de
ejercer un liderazgo efectivo; el cual
genera una identificación positiva en-
tre líder y liderados.
El líder se convierte en la figura
predominante, el pilar fundamental,
el orientador y el mediador, lo que
obliga a actuar siempre de manera
Anavelia Salazar EscobarSubdirección de Capacitación y Actualización DocenteToluca, Estado de México
El l iderazgo educativo de los padres
racional, conforme a objetivos pre-
determinados y a estar atento a las
necesidades físicas, emocionales y
funcionales de sus liderados. Es decir,
el líder es la persona que conoce a
la persona o personas que tienen
razones y objetivos claros de hacia
dónde se dirigen y por qué, Para que
el liderazgo sea positivo y efectivo el
líder debe de estar en constante in-
teracción con otros líderes y, de ser
necesario, recurrir a asesores espe-
cializados en el robro en el que está
ejerciendo el liderazgo.
¿A qué nos referimos cuando
decimos “liderazgo educativo” de
los padres?
La educación de los hijos sigue
siendo una de las funciones princi-
pales de la familia, ya que es la prime-
ra instancia de la que el individuo
forma parte y en la que los padres son
quienes orientan y regulan la manera
en que quieren que sus hijos se con-
duzcan en el contexto sociocultural.
Por lo tanto, cuando hablamos
de liderazgo educativo de los pa-
dres, aludimos a que el papá y/o la
mamá son las figuras principales en
la crianza y el desarrollo de los hijos,
lo cual no se limita a ser proveedores
en aspectos físicos y biológicos, sino
que la educación tiene que ver con la
influencia que ellos ejercen en las
interacciones de carácter social y
cultural; de las cuales, los padres
y familiares cercanos son media-
dores, mediadores en la construc-
ción de la personalidad del individuo
y en la concepción adecuada del
mundo del que se forma parte.
El padre y la madre son las per-
sonas con las que más se convive
y, por lo tanto, se convierten en un
estereotipo al que aspiran los hijos;
por lo que es conveniente que el
comportamiento, las relaciones y las
interacciones ante los hijos, tengan
sentido positivo. Se reconoce que el
tipo y la cantidad de interacciones
y relaciones tienen mucho que ver
con la dinámica social de la familia y
que en algunos casos éstas son poco
compatibles con los intereses de los
padres; que tienen un empleo que de-
manda mucho tiempo fuera de casa.
Los momentos de interacción con los
hijos se ven disminuidos; mientras que
si la madres o el padre tienen trabajos
de carácter doméstico y pasan mucho
tiempo en casa, la relación será más
estrecha y por tiempo prolongado;
lo cual no es determinante para una
mejor o menor relación, pero el factor
tiempo es un elemento fundamental
cuando de educación se trata.
¿Cuál es entonces, el papel de los
padres como líderes educativos?
4 5
La respuesta
más sencilla, pero
a la vez la más compleja
sería: “ser una influencia posi-
tiva para los hijos”; sencilla, porque
decirla es así, sencillo, si lo enfo-
camos a que para muchos padres
es fácil expresar “he sido un buen
ejemplo para mi hijo”; pero com-
pleja por todo lo que implica ser
un buen ejemplo y ejercer una in-
fluencia positiva sobre los hijos. Sin
embargo, ser ejemplo, debe de ser
motivo de una profunda reflexión,
porque ese ejemplo debe de cons-
truirse desde criterios claros y váli-
dos, los cuales son referidos hacia
objetivos precisos.
Dichos criterios deben de ser ori-
ginales, es decir, no sustraídos a otras
familias o experiencias, porque si al-
guien tiene hijos buenos, porque
los educó de determinada manera,
quiere decir que si alguien más
hace uso de las estrategias aplica-
das por dichos padres, los hijos van
a reaccionar de igual manera.
En principio hay que aceptar que
es prácticamente imposible tener hi-
jos perfectos, pues como seres huma-
nos, tenemos limitaciones y nuestros
hijos son seres distintos a nosotros
e individuales, por lo que debemos
plantear objetivos y expectativas
de logro para cada uno de ellos, por
separado, por lo tanto, no podemos
hablar de estrategias o interacciones
estandarizadas.
Ser líder y ser padre, implica
ser responsable de nuestros actos,
porque en ellos quedará constancia
de ser una persona respetuosa, no-
ble, humilde, honesta, honrada, entre
otras cualidades que no se apren-
den con el discurso; es decir, el niño
asimila lo que ve, que lo que escucha.
En la manera que los padres afron-
tan la vida en el día a día, sin darse
cuenta, educan a sus hijos hacia una
tendencia positiva o negativa.
Pero los padres no pueden estar
en todo tiempo junto a sus hijos, y
aunque se tengan objetivos claros
y se haya aprendido a combinar los
tiempos de trabajo y de relación fa-
miliar, los padres no son las únicas
personas que influyen en su edu-
cación, los niños interactúan con
empleados, parientes, compañeros,
maestros; pues la interac-
ción social es inherente
al ser humano y es también una nece-
sidad para la inserción en la sociedad,
que es el proceso mediante el cual,
el individuo se integra a un grupo, se
adapta a las instituciones, convive y
recibe la influencia de otros.
A todo este proceso se le define
como educación, la cual es básica-
mente socializadora, pues permite la
comprensión de la realidad, producto
de la sociedad misma. Sin embargo,
no se debe descartar la posibilidad
de que la finalidad de los padres,
con respecto a la educación de los
hijos, no coincida con la finalidad de
las instituciones, o de personas, aje-
nas a la familia, con las que convive
el educando; lo cual, puede incidir de
manera negativa en la dinámica de
la familia o no satisfacer las deman-
das, necesidades o expectativas de
la misma; a decir de Yubero (2003),
“toda persona que interactúa con el
individuo ejerce una influencia edu-
cativa sobre este”; por lo que los pa-
dres como líderes educativos, deben
de ejercer su función a través de una
comunicación directa y constante
con el resto de los agentes educado-
4 6
Bibliografía
Chavarría, Marcela (2005), El reto de la educación de los hijos, México, Ed. Trillas.
Sánchez, María Consuelo (2007), Claves y secretos en la educación de los hijos, México,
Ed. Trillas.
Villalobos, Elvia Marveya (2011), Educación familiar, México, Ed. Trillas.
Yubero, Santiago (2003), “¿De qué hablamos cuando decimos educación?” en Yubero
Santiago, Elisa Larrañaga y José Francisco Morales (coord) La sociedad educadora,
España, Colección Estudios.
res; trabajando para integrar un gru-
po que contribuya a hacer efectiva la
interiorización de valores, actitudes
y acciones, que ellos han planeado
para los miembros de su familia.
Las familias que logran tener éxito
en los proyectos educativos de los hi-
jos, entendiendo que estos procesos
no se limitan a la escolarización; no
sólo se preocupan, sino que disponen
de su tiempo para reflexionar, orde-
nar prioridades y planear de mane-
ra seria y responsable, el trayecto
educativo de los hijos; cada familia
define su misión, sus propósitos y
las estrategias para el logro de los
mismos. Tienen una idea clara de
los que significa ser padre, de cómo
conducir a una familia y de lo que se
quiere lograr de ella; se equipan de lo
necesario (no cosas materiales, sino
cognitivas y espirituales) y se dirigen
hacia el camino que los lleve hasta
la meta proyectada; sin que esto se
conciba como algo fácil o utópico,
lo que se pretende es aclarar que la
educación de los hijos y la eficacia del
liderazgo educativo como padres, no
es algo que surja de la nada o que sea
producto de la casualidad, sino que
es consecuencia de ver a la familia
y a los hijos, como algo realmente
valioso e importante y de entender
que la familia y los hijos no son un
problema a resolver, sino una posi-
bilidad para desarrollarse, generar
crecimiento y experimentar gratos
momentos de relación.
No se descarta la posibilidad de
que la educación de los hijos sea un
proceso complejo y en algunos casos
hasta frustrante para los padres, por
lo que nunca se está a salvo del fra-
caso; sin embargo, algunos autores;
Chavarría (2005), Sánchez Muñiz
(2007), Villalobos (2011), sugieren al-
gunas claves, no normas, solamente
“tip´s”, que bien podrían contribuir
a ejercer el liderazgo como padres
y a hacer más efectiva la tarea de
educar a los hijos.
Como primer punto, se deben de
plantear una serie de cuestionamien-
tos, los cuales se tienen que resolver
en pareja:
- ¿Cuál es el propósito del matrimo-
nio o de la vida en pareja?
- ¿Para qué existe esta familia?
- ¿Qué queremos lograr con
nuestros hijos?
- ¿Qué tipo de vida queremos para
nosotros como padres y para
nuestros hijos?
Una vez establecidas las respuesta
y validadas por la pareja, se sugiere
proceder a determinar, qué elemen-
tos contribuirán a lograr las perspec-
tivas que se han construido para los
hijos, la pareja y la familia, se debe
de organizar y planear una estrategia
de vida juntos; priorizar las acciones
urgentes, importante y permanentes.
Lo anterior no se puede lograr, al me-
nos de manera sencilla, si la pareja no
tiene un nivel de integración favora-
ble, si no ha buscado hacer coincidir
los tiempos de descanso y conviven-
cia de ambos y con los hijos; si no se
reconocen los errores y las limitacio-
nes que se tienen como individuos y
como miembros de la familia; por lo
cual, se debe hacer uso no sólo de una
férrea voluntad, sino que es necesa-
rio actuar de manera racional y poner
en acción todas las habilidades, apti-
tudes y creatividad para crecer como
personas y también como padres.
Los padres que ejercen un lideraz-
go educativo eficaz, saben que a los
hijos hay que educarlos durante toda
la vida, que la educación debe de
empezar a temprana edad y que no
concluye ni se limita porque el niño
crezca, tienen claro que, dependien-
do la etapa de la vida que se curse, la
educación se reorganiza, no se pue-
de educar a un adolecente como se
educa a un niño de dos años, el de los
dos años está en la etapa del descu-
brimiento, de la influencia inevitable
de los padres; mientras que el adole-
cente está en la etapa que implica un
proceso de autoafirmación; aunque
para los padres el objetivo sea el
mismo, las estrategias y las acciones
cambian.
Un padre líder, descubre que es
necesario saber disfrutar de esta ex-
periencia, que el esfuerzo constante
y la fatiga son inherentes a esta labor
y que educar a los hijos es un acto
que se debe de realizar con ilusión y
alegría; sólo así, ser padre es causa
de satisfacción, satisfacción de servir,
porque en el servicio como padres
encontraremos resultados positivos
como líderes educativos.
Además, es tarea de los padres
planear la vida que se quiere para los
hijos, los cuales, a medida de que cre-
cen pueden incorporar objetivos per-
sonales y colectivos al plan familiar
y enriquecer la misión de los padres,
pues ésta no es definitiva, ya que
puede coartar el desarrollo y la for-
mación de los hijos, por lo tanto hay
que entender que al paso del tiempo
y con la llegada de los hijos y el cre-
cimiento de los mismos, es necesario
mejorar su proyecto de vida, adap-
tarlo al proceso cultural que ellos
viven, sin perder de vista el objetivo
principal y ver en todo momento a
la paternidad como una oportunidad
de desarrollo personal y de la familia
como grupo social.
4 7
La importancia de la fi losofía en la educación
media superiorAurora Hernández Alcántara
Subdirección de Capacitación y Actualización DocenteToluca, Estado de México
L a filosofía como disciplina humanista e integradora de saberes, constituye una materia indispensable para la formación de jóvenes bachilleres que deben
comprender y valorar su contexto social. Actualmente aparece en el currículo como parte del campo disciplinar Humanidades y su acercamiento a los jóvenes es a través de competencias que forman parte del perfil de egreso de ese nivel educativo (SEP, 2012).
“En la antigua Grecia, la palabra filosofía se usó por primera vez para referirse a la sabiduría. El filósofo se declaraba humilde “amante del conocimiento” mientras que el sabio se creía en posesión de ese saber, lo que equivaldría, según Aristóteles (uno de los principales filósofos griegos), a ser un Dios” (Escobar, 2000).
La filosofía nace de la capacidad de asombro del hombre y de su deseo de saber, de su interés de darle sentido a la vida y al mundo con el que interactúa. Por lo tanto la filosofía es la capacidad de reflexionar de cada ser para poder construir su propio destino, siendo la duda una fuente de inspiración, sin embargo; la filosofía exige un análisis racional metódico, sistemático, critico, pues aunque la filosofía no llegue a convertirse en cien-cia no debe perder su esencia: asombrarse, dudar, pre-guntar, investigar, reflexionar, filosofar.
En los jóvenes de bachillerato, la filosofía debe generar estas herramientas para que su educación sea completa, y generar el aprecio por los valores éticos, el civismo, la historia, el arte y la cultura, los idiomas y la práctica del deporte (Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018).
Aristóteles afirma que fue el asombro lo que indujo a los hombres a filosofar. En cambio, para Sócrates la ignorancia era la fuente de la filosofía, plasmada en su máxima: “Sólo sé que no sé nada”, con lo que quería decir: que sabía que no sabía. Una metacognición pro-funda en un filósofo que, llevada al aula, representa una herramienta pedagógica para que los alumnos sean conscientes de por qué aprenden filosofía, para qué les sirve y poder responder a las preguntas más difíciles de la adolescencia: ¿pará qué estoy aquí?, ¿cuál es mi destino? (Echeverría, 2005).
Contestar a estas preguntas, le da la mayor importan-cia a la filosofía; convierte más sensibles, hace reflexionar al hombre acerca de su vida y de su entorno; asimismo, fortalece su conciencia y razonamiento para lograr un
desarrollo que pueda insertarse en su ámbito personal y profesional. A los alumnos estas reflexiones les pueden ayudar a desarrollar actitudes y aptitudes fuera del aula que se reflejan en un ambiente sano en su vida familiar, escolar y social, y de ese modo lograr una de las com-petencias genéricas: elige y practica estilos de vida sa-ludables (SEP, 2008: 3); y evitar el consumo de alcohol y drogas que incrementa conductas de riesgo que los llevan a cometer desórdenes como la anorexia, la buli-mia y el suicidio, acto que entre los adolescentes se ha convertido en tercera causa de muerte (INEGI, 2013).
Se pueden distinguir tres características importantes del pensamiento filosófico: fundamentación, que con-siste en profundizar hasta los cimientos o bases sobre los que se edifica la estructura de las tesis; universalidad, que comprende todo cuanto existe y el humanismo, que penetra en los temas y cuestiones que afectan directa-mente a la vida de cada persona (libertad, amor, felici-dad…) En estas consideraciones se cimenta la filosofía; el humanismo, como paradigma educativo que incide en el dominio socio-afectivo y en las relaciones interpersonales, está circunscrito en el existencialismo y la fenomenología, el primero afirma que el hombre es libre, capaz de elegir y ser responsable de su elección; la segunda se refiere al mundo de la percepción, desde su punto de vista y no del que lo analiza (Hernández, 1997).
La mayor importancia de la filosofía reside quizás, en que el alumno sea libre, que elija y sea responsable de su elección. Por otro lado, como movimiento intelectual, la filosofía debe salir de este circuito cerrado académico y recuperar su relevancia en la vida individual y social, ya que nació como guía en el “arte de vivir“ y, por lo tanto, debe practicarse en todo momento y, por ende, trans-formar la vida del individuo.
Es la filosofía un aporte al proceso complejo de la educación, es la oportunidad que nuestros jóvenes necesitan para enfrentar discusiones relevantes sobre el sentido de la vida, la comprensión del entorno, las deci-siones en el actuar, la conciencia de la voluntad. Hoy el docente debe desarrollar 16 competencias disciplinares de las Humanidades, en particular, que el alumno analice y evalúe la importancia de la filosofía en su formación personal y colectiva, y que examine y argumente de manera crítica y reflexiva, diversos problemas filosóficos
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relacionados con la actuación humana, potenciando su dignidad, libertad y autodirección.1
Con una mirada en otros horizontes, la filosofía busca su lugar en la educación a través de lo que hacen los profesores en otros países, como los encuentros de pro-fesores de filosofía, cafés filosóficos, jornadas de debate estudiantil, desarrollo de la filosofía en adolescentes y jóvenes, debates abiertos con diversos académicos, ex-periencias de capacitación autogeneradas, todo esto en distintas regiones y localidades de Santiago y Valparaíso en la República de Chile.
Todos estos espacios de discusión forman parte de las actividades propias de los docentes, es la cotidianei-dad el día a día en que cientos de jóvenes conocen y se motivan por la reflexión filosófica, el diario acontecer del aula el momento y lugar donde los jóvenes se conectan, el quehacer filosófico, es ahí donde se instala su curio-sidad. A manera de ejemplo existen en Chile profesores de filosofía que creen en lo que hacen, que se compro-meten con la formación de sus alumnos y están cons-truyendo un proyecto de capacitación, trabajando en conjunto en el diseño de un currículo universitario que recoja y aloje experiencias concretas de la enseñanza de la filosofía, desarrollando una didáctica propia de la disciplina que incentive a los alumnos a lograr una com-prensión mayor del fenómeno educativo, crear instan-cias permanentes de dialogo respecto de los planes y programas, aplicando programas de actualización y for-talecimiento profesional de actividades comunes, como un referente autónomo y horizontal.2
En el sistema educativo nacional no es un secreto que la educación media superior pasa por una crisis, que los jóvenes del bachillerato exhiben lagunas, no entien-den lo que leen, les cuesta trabajo ejercitar el análisis y la reflexión.
Cuando la filosofía se enseña de manera adecuada, aunque es justo reconocer que no siempre es así, es de enorme utilidad en el bachillerato, la filosofía ofrece una disciplina de pensamiento que se puede aplicar en todos los campos de la vida.
Un adolescente que estudia lógica, ética y estética en el bachillerato tiene abierto ante sí un horizonte de pregun-tas y respuestas acerca de su vida que le permiten mejorar como persona, es decir, mejor hijo, hermano, ciudadano. Sin embargo, esto no es una garantía, hay que trabajarlo más que en la educación formal en el seno de la familia (educación informal).
Un papel importante del docente es sensibilizar a sus alumnos sobre las preguntas y la reflexión ¿Quién soy? ¿Cuáles son mis objetivos como estudiante? ¿Cuáles son mis creencias y valores?, para lograr una formación homogénea en los modos de la reflexión filosófica. Esto nos ayudará seguramente a discernir de una manera inteligente.
Una estrategia concreta para enseñar filosofía y darle su debida importancia es la siguiente:
*Enseñar filosofía a través de noticias de la semana, seleccionar algunas noticias de los medios para analizar-las y relacionarlas con los temas. Organizar un ciclo de películas mes con mes, para trabajar el conocimiento, el problema metafísico, problemas éticos y antropológi-cos. Letras y canciones pueden ser como detonadores de problemas para organizar una discusión y búsqueda
de respaldo teórico, la recreación puede ayudar a revisar la adquisición y producción de ideas. Ver programas de televisión (grabados en vivo) analizar la producción, el lenguaje, los mensajes y las intenciones, con la conse-cuente formulación de problemas existenciales.
Conclusión:La enseñanza de la filosofía debe potenciar en el
alumno la capacidad crítica para cuestionar los saberes recibidos, así como la posibilidad de integrar todos los saberes parciales en un sistema global en permanente proceso de construcción y reconstrucción, precisando en qué consiste la enseñanza de la filosofía. Es necesario desarrollar un proyecto amplio de investigación educa-tiva, donde puedan interactuar todas las disciplinas para poder mejorar la práctica pedagógica.
José Vasconcelos nunca se limitó a instruir, siempre buscó la formación, por eso en los planes de estudio de la SEP siempre se incluyó a la filosofía, la literatura, la historia.
Bibliografía
Echeverría, Rafael (2005), Ontología del lenguaje, Chile, J.C. Saez Editor.
Escobar, Gustavo (2000) Ética, 4a ed. México, Mc. Graw Hill.
Hernández, Gerardo (1997), Fundamentos del Desarrollo de la Tecnología Educativa (Bases psicopedagógicas), México, ILCE-OEA.
INEGI (2013) Estadísticas a propósito del Día Mundial para la Prevención del Suicidio. datos nacionales. Disponible en: http://www.inegi.org.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/contenidos/estadisticas/2013/suicidio0.pdf
Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018. Gobierno de la República, México.
SEP (2008) Acuerdo secretarial número 444, por el que se establecen las competencias que constituyen el curricular común del Sistema Nacional de
Bachillerato, México.
SEP (2012) Acuerdo secretarial 656 por el que se reforma y adiciona el acuerdo número 444 por el que se establecen las competencias
que constituyen el marco curricular común del Sistema Nacional de Bachillerato, y se adiciona el diverso número 486 por el que se establecen las competencias disciplinares extendidas del bachillerato general. México.
1 Son dos competencias disciplinares básicas del campo disciplinar Humanidades, donde incluye a la filosofía, lógica, estética, ética y literatura, un cambio reciente en el bachillerato, inscrito en el acuerdo 656.2 Se retoma este apartado de algunos análisis planteados del Congreso Internacional Educativo UNAM (2014), aunque se han profundizado en otros aspectos vinculados con la temática.