Motivacin y cognicin:
desarrollos tericos
Francesc Palmero
Amparo Carpi
Consolacin Gmez
Cristina Guerrero
Carolina Muoz
Universitat Jaume I
Castell de la Plana
INTRODUCCIN.
La diversidad de factores que influyen en el desarrollo de la conducta humana ha
contribuido a que su estudio sea abordado desde distintas perspectivas. As, una de las
corrientes, desarrollada a mediados del siglo XX, y que mayores frutos ha dado en la
comprensin y explicacin de la complejidad del comportamiento es el modelo
cognitivista. Este modelo aborda el estudio de la conducta a partir de la consideracin de
que sta est sustentada por un conjunto de procesos internos o cogniciones, a travs de los
cuales la accin se organiza, de manera continua.
Uno de los procesos que mayor inters presenta y ha presentado, tanto para la
psicologa cognitiva como para otras corrientes anteriores, es el estudio de la motivacin.
sta, como la mayor parte de los factores que contribuyen al desarrollo del
comportamiento, es de carcter inobservable, infirindose su existencia a partir de la
conducta manifiesta. En este sentido, la motivacin se considera un constructo hipottico,
complejo y dinmico que contribuye a explicar el inicio, la direccin y el mantenimiento de
la conducta.
Con los inicios de la psicologa como ciencia, los primeros modelos empleados para
conocer y explicar las causas de la conducta fueron desarrollados a partir del estudio de los
procesos biolgicos. Posteriormente, la motivacin humana ha sido abordada a travs del
estudio de los factores de aprendizaje: mediante modelos conductuales. Slo en las ltimas
tres o cuatro dcadas, a partir, entre otras cosas, del fracaso de los modelos conductuales,
comienza a tomar fuerza la corriente cognitivista. La motivacin humana como proceso
psquico se ve afectada, de modo interactivo, por el conjunto de los restantes procesos
mentales tales como la percepcin, pensamiento, emocin, atencin y memoria.
En el presente trabajo exponemos las caractersticas de la motivacin desde la perspectiva
cognitivista. En primer lugar, haremos referencia a los trabajos precursores del modelo
cognitivista en el estudio de la motivacin. En segundo lugar, expondremos las
caractersticas generales de las primeras teoras cognitivistas que hacen referencia a
factores individuales o personales para explicar la conducta motivada, as como los estudios
que explican la motivacin en el seno del grupo, y como ste puede modular la decisin de
ejecucin de la accin. Para finalizar, trataremos de establecer el estado actual del tema,
proponiendo algunas orientaciones que parecen prometedoras para los prximos tiempos.
EL MODELO COGNITIVO
La psicologa cognitiva aborda el estudio de la conducta humana partiendo de la
consideracin de que el ser humano es un agente activo. Es decir, es un ser capaz de
seleccionar la informacin de su entorno, procesarla y transformarla de acuerdo a las
necesidades que se presentan, realizando los comportamientos pertinentes en su proceso de
adaptacin continua.
En un sentido amplio, los distintos enfoques cognitivos comparten el hecho de
considerar fundamentales los procesos perceptivos e intelectivos que tienen lugar en el
momento en que un sujeto analiza e interpreta el medio ambiente en el que se desenvuelve,
as como sus propios pensamientos y conductas. En lneas generales, la expresin
procesamiento activo de la informacin resume muy bien este tipo de planteamientos.
Aportaciones previas
Si tuvisemos que citar el inicio del desarrollo de este tipo de enfoques, adems de
tener en mente la gran influencia de los clsicos griegos, lo localizaramos en los trabajos
de Tolman (1932, 1948) y Lewin (1935, 1936, 1938).
Tolman plante diversos tipos de motivos para explicar la conducta motivada:
motivos primarios, secundarios y terciarios. Entre los motivos primarios (innatos) se
encuentran la bsqueda de alimento, agua y sexo, la eliminacin de desperdicios, la
evitacin de dolor, el reposo, la agresin, reducir la curiosidad y la necesidad de contacto.
Entre los secundarios (innatos) se encuentran la afiliacin, la dominancia, la sumisin y la
dependencia. Entre los terciarios (aprendidos) se encuentran aquellos que implican la
consecucin de metas culturales.
Tolman (1932) acentu la importancia de las metas en la conducta, as como la
intencionalidad de la misma. A partir de sus trabajos en Psicologa de la Motivacin, se
empiezan a manejar trminos como expectativa, propsito y mapa cognitivo. Sus
aportaciones siguen siendo referencia obligada para entender la dinmica motivacional,
tanto en individuos de especies inferiores como en el ser humano. Precisamente, la
propuesta que hace Tolman[1]
(1948) de la existencia de mapas cognitivos en animales
inferiores representa un aperturismo cognitivista que dar lugar a mltiples aproximaciones
de inters, que incluso llegan hasta la actualidad (Toates, 1995; Burghardt, 1997; Millikan,
1997). La conducta motivada, segn Tolman, tiene caractersticas molares, est dirigida
hacia unas metas, es persistente, y muestra una selectividad para alcanzar la meta.
La meta, el modo en que se lleva a cabo la conducta y las posibles rutas para
alcanzarla son factores imprescindibles para conocer la conducta motivada. El sujeto no
aprende simples asociaciones E-R, sino la relacin entre una conducta y una meta
particular; para ello, necesita desarrollar un mapa cognitivo de su ambiente, con el fin de
localizar en l cada una de las posibles metas. Son stos argumentos que, aunque en su
momento fueron bastante criticados, hoy, con una visn ms distante de los hechos,
podemos apreciar cun relevantes han llegado a ser para que distintas disciplinas, como la
Etologa, defiendan en la actualidad la existencia de funciones cognitivas superiores en
individuos de especies inferiores. Por supuesto que no todo el mrito ha sido de Tolman,
tambin la propia evolucin de la Etologa, as como la de disciplinas relacionadas con ella,
tales como la Sociobiologa, la Psicologa Animal, la Psicologa Comparada, han aportado
un bagaje importante para entender la situacin actual.
Aparte de las importantes aportaciones de Tolman al desarrollo de la Psicologa como
disciplina cientfica, y de forma particular en el mbito de la Psicologa de la Motivacin,
no hay que olvidar que Tolman es un autor formado en la escuela conductista, y desde ella
plantea que las asociaciones E-R no son suficientes para entender la conducta de un
individuo. Este tipo de afirmaciones le acarrearon crticas importantes en su momento. Sin
embargo, aquellos pioneros intentos de Tolman para demostrar que los animales de
especies inferiores tienen posibilidad de realizar una actividad cognitiva superior han ido
progresivamente confirmndose. Distintas investigaciones aportan similar informacin
sobre actividad cognitiva en especies inferiores.
As, Holland y Straub (1979) demostraron la capacidad de inferencia de los sujetos
experimentales -ratas- en el mbito de la motivacin para la conducta de comer. El objetivo
fue comprobar si los sujetos experimentales son capaces de integrar informacin
procedente de dos situaciones distintas que comparten un estmulo. Mediante
condicionamiento, los autores consiguieron, en una primera fase, que los animales
asociaran un ruido con un determinado tipo de comida -un determinado ruido anticipaba la
existencia de comida-, con lo cual los animales se acercaban al comedero. En una segunda
fase de la investigacin, los autores trataron de condicionar la asociacin entre la comida y
un cierto malestar -provocado ste mediante la inyeccin de litio-; esto es, a las ratas se les
inyectaba dicha solucin inmediatamente despus de ingerir la comida, con lo cual, despus
de conseguir la asociacin se pudo comprobar que, en presencia de comida, las ratas se
acercaban con menor frecuencia al comedero.
Lo interesante en esta investigacin era averiguar si los animales eran capaces de
integrar la informacin procedente de distintas situaciones para inferir una suerte de
propiedad transitiva: (a) si el ruido anticipa la comida; (b) si la comida anticipa el malestar;
(c) el ruido anticipa el malestar. Los resultados ponen de relieve que, despus de llevar a
cabo los dos procedimientos de condicionamiento, los animales se acercan con menor
frecuencia al comedero cuando escuchan el ruido. Este hecho parece indicar que en los
animales inferiores se produce tambin una forma ms o menos rudimentaria de
procesamiento inferencial que les lleva a sintetizar de forma apropiada la informacin
procedente de distintas situaciones.
Recientemente, Toates (1995), en un trabajo que consideramos de mucha
relevancia, ha planteado que es muy probable que en los animales de especies inferiores se
produzca una integracin entre motivacin y cognicin, de tal suerte que las nociones de
representacin, meta y expectativa son perfectamente vlidas para entender su conducta. Es
decir, estos individuos construyen perfectamente sus ambientes en los planos temporal y
espacial, por lo que la conducta que llevan a cabo puede ser entendida como una conducta
propositiva dirigida hacia metas particulares con movimientos conductuales que optimizan
los resultados e incrementan la probabilidad de xito.
Tambin en el plano espacial se ha intentado averiguar si las ratas son capaces de
integrar la informacin procedente de dos situaciones distintas, aunque con un elemento
comn a ambas. As, Snchez-Moreno, Rodrigo, Chamizo y Mackintosh (1999) sugieren
que lo que aprende la rata no son simples asociaciones estmulo-respuesta, sino
asociaciones complejas en las que participan variables espaciales referidas a la ubicacin de
las distintas metas y los eventuales puntos de referencia en el ambiente de los animales.
Todo ello queda debidamente organizado en el mapa cognitivo del individuo, aprecindose
la actualizacin del mismo a partir de la distinta informacin que ste obtiene.
Recientemente, Manteiga y Chamizo (2001) han investigado si los animales aprenden la
ubicacin de una meta, tomando como referencia dos conjuntos de dos seales cada uno (A
y B, y B y C). La seal B es comn a ambos conjuntos. Los animales localizan con mayor
frecuencia la meta siempre que B est presente, tanto sola, como combinada, con A, o con
C. Las restantes posibilidades producen un rendimiento menor en la localizacin de la
meta. Este hecho parece ir en contra de la integracin; pero, es probable que el tipo de
configuracin (temporal o espacial) influya de forma importante en la localizacin de la
meta. La controversia en este punto permite abrir vas alternativas orientadas a la
constatacin de la existencia de esos mapas cognitivos en animales inferiores, mapas que,
por lo dems, parecen necesarios para entender la dinmica motivacional conductual en los
mismos.
Por su parte, Lewin (1936) propone que la motivacin en la conducta se explica
desde planteamientos homeostticos. La conducta es el resultado del conjunto de fuerzas
que actan sobre el sujeto. Lewin defiende la solucin activa de problemas y la existencia
de necesidades psicolgicas -cuasi-necesidades. A grandes rasgos, el esquema de su
planteamiento, genricamente denominado Teora de campo, asume que la conducta es
una funcin del espacio vital, el cual consta de persona y ambiente psicolgico. Por lo
que respecta a la persona, sta est influenciada por dos tipos de necesidades (fisiolgicas y
psicolgicas), que producen un estado de tensin, o estado motivacional, en el sujeto. Por lo
que respecta al ambiente psicolgico, contiene metas que influyen considerablemente
sobre la conducta del sujeto. En definitiva, se puede resumir la teora de Lewin diciendo
que la fuerza de la conducta (F), que tiene caractersticas de vector, es una funcin (f) del
estado interno de tensin del sujeto y las metas del ambiente psicolgico (tG). A esta breve
funcin hay que aadir la distancia psicolgica (e) que existe entre el sujeto y la meta que
desea alcanzar, de tal suerte que a mayor distancia menor fuerza en la conducta. La
siguiente frmula ilustra esquemticamente la idea de Lewin:
La tensin es el constructo motivacional defendido por Lewin para explicar la
motivacin interna del sujeto. La tensin ocurre cuando se producen necesidades en el
organismo. Este hecho motiva al sujeto para reducir la tensin, con lo que la argumentacin
homeosttica parece evidente. Por otra parte, para estudiar la conducta motivada en s, se
necesita el constructo de fuerza, que consta de magnitud y direccin. Como son varias
las fuerzas que simultneamente actan sobre el sujeto, la conducta final es el resultado de
todas las fuerzas implicadas.
No obstante, creemos que la aportacin de Lewin no se limita a estas importantes
reseas comentadas. Hay que sealar tambin la referencia de Lewin (Lewin, Dembo,
Festinger y Sears, 1944) al nivel de aspiracin, que es lo que un individuo desea conseguir,
y al nivel de expectativa, que es lo que un individuo estima que podr conseguir. En
opinin de Lewin, los niveles de aspiracin y de expectativa representan la combinacin de
la valencia y la probabilidad de logro de una meta concreta. El deseo referido al nivel de
aspiracin posee una mayor valencia, pero una menor probabilidad de logro, que el que se
refiere al nivel de expectativa. Ambos niveles, que reflejan la dimensin cognitiva de las
conductas motivadas, se encuentran directamente relacionados con el rendimiento de un
individuo cuando trata de conseguir la meta en cuestin[2]
. Eso es lo que encuentra Dreikurs
(2000), apreciando que los niveles de aspiracin y de expectativa se incrementan cuando la
actuacin y el rendimiento de un individuo son buenos, y disminuyen cuando dichos
parmetros de actuacin son deficientes.
PRIMEROS DESARROLLOS TERICOS
A mediados del siglo XX, la explicacin de la conducta a partir de causas
fundamentalmente externas empez a decaer, retomndose la explicacin del
comportamiento a partir de factores internos al individuo. La causalidad de la conducta es
descrita a travs de la complejidad de diversos procesos mentales. Atendiendo al proceso
que nos ocupa, la motivacin, se han realizado distintos trabajos para comprender los
factores que influyen en su desarrollo. En este apartado comentaremos las aportaciones ms
destacadas.
La expectativa-valor.
Con los antecedentes claros de Tolman (1932) y de Lewin (1938), este tipo de
planteamientos defiende que la conducta motivada resulta de la combinacin de las
necesidades individuales con las metas que se encuentran en el ambiente. Adems, la
probabilidad de que ocurra una conducta depende tambin de la expectativa que tiene el
sujeto de obtener la meta. Es decir, existe una representacin cognitiva en la que el sujeto
espera que ciertas conductas le lleven a ciertas metas. Esta expectativa que se genera en la
persona tiene su fundamentacin en la experiencia del propio sujeto. Asimismo, el valor de
la expectativa facilita la comprensin de cmo se desarrollan las conductas. As, los
modelos de expectativa-valor explican que las consecuencias, positivas y/o negativas de las
acciones realizadas, y la importancia que stas puedan tener para la persona, contribuyen a
la eleccin y/o abandono de determinadas alternativas de acuerdo al valor y la utilidad
subjetiva otorgada para alcanzar un resultado deseado (Edwards, 1954). Generalmente, con
este constructo se intenta explicar distintos motivos psicolgicos, tales como el logro, la
afiliacin, la dominancia y el poder.
Un representante de este tipo de acercamientos es Rotter (1954), quien establece cuatro
conceptos bsicos en la teora del valor y la expectativa: a) la eleccin de una meta concreta
viene determinada por el valor de refuerzo de esa meta; b) el sujeto realiza estimaciones
subjetivas sobre la probabilidad de alcanzar una meta; c) las expectativas del sujeto estn
slidamente influenciadas por los factores situacionales; d) la reaccin del sujeto ante
nuevas situaciones se basar en una generalizacin de expectativas a partir de la
experiencia acumulada. En definitiva, la conducta motivada de un sujeto depende de la
multiplicacin del valor de la expectativa por el valor de la meta.
Posteriormente, Rotter (1975) argument tambin la diferencia que existe entre los
sujetos respecto a la expectativa que tienen del control del refuerzo. As, los sujetos
internos (locus de control interno) perciben los refuerzos y los castigos como una funcin
directa de sus propias conductas, mientras que los sujetos externos (locus de control
externo) perciben tales refuerzos y castigos fuera del control de s mismos. Rotter est
enfatizando la relevancia de las creencias acerca de la asociacin entre las propias
conductas y los resultados de las mismas; ante la pregunta por qu ocurren las cosas
buenas?, Rotter sugiere que existen personas que creen que esos buenos resultados se deben
a la conducta propia, mientras que otras personas creen que su conducta nada tiene que ver.
Hace unos aos, el propio Rotter (1990, 1992) se refera a la relacin existente entre la
variable creencia del locus de control y otras variables como la auto-eficacia. Las
personas con una creencia referida a su elevada auto-eficacia suelen caracterizarse por la
creencia referida al locus interno de control del refuerzo. Algo parecido ocurre con respecto
a la motivacin de logro: las personas con la creencia referida al locus interno de control
del refuerzo se caracterizan por poseer una mayor motivacin de logro. No obstante,
siguiendo a Dreikurs (2000), hay un matiz que no puede ser ignorado, y es el que se refiere
a la especificidad funcional. La creencia del locus de control puede ser considerada como
una disposicin adquirida por aprendizaje con caractersticas de amplio espectro; es decir,
como la creencia generalizada que posee un individuo acerca de su capacidad para
controlar las consecuencias de sus conductas. Por su parte, la auto-eficacia tiene un rango
mucho menor, pues se refiere especficamente a cada una de las posibles actividades que
lleva a cabo un individuo. Dicho de otra forma: la auto-eficacia es una variable referida a
una actividad concreta. Una persona puede percibir una gran auto-eficacia para un tipo de
actividad, y muy baja o nula auto-eficacia para otro tipo de actividades (Bandura, 1977,
1997). Aunque estas dos variables han sido definidas para explicar disposiciones estables o
especficas en relacin a la ejecucin de una conducta, los resultados obtenidos en algunos
trabajos indican una interrelacin entre ambos constructos para dar razn de la accin
(Carter, 2004; Su-Chen, 2005), mientras que en otros se subraya la diferencia en relacin a
la estabilidad o especificidad para explicar la conducta (Skaalvik y Slkaalvik (2004).
En los ltimos aos, tambin se ha podido apreciar la relevancia de esta disposicin
aprendida, denominada locus de control, o con cualquier otra expresin, pero referida a la
auto-percepcin de la capacidad de control, para explicar el mayor o menor riesgo de
enfermedad. Concretamente, en algunos estudios (Reynaert, Janne, Bosly, Staquet,
Zdanowicz, Vause, Chatelain y Lejeune, 1995; Peters, Godaert, Ballieux y Heijnen, 2003),
se ha podido establecer una interesante asociacin entre locus de control y actividad de las
clulas asesinas naturales[3]
(NK) en pacientes depresivos hospitalizados y en personas que
deben afrontar situaciones habitualmente estresantes. Cuanto menor era la creencia de
control sobre la situacin, menor era la actividad de este sistema celular de defensa
inmunitaria. Es un mbito de inters, pues, entre otras cosas, pone de relieve cmo la
dimensin cognitiva -la percepcin de control- es fundamental para entender el proceso
motivacional, incluso el funcionamiento biolgico del organismo.
Otra aproximacin importante en este tipo de enfoques se refiere a la que se ha
centrado en la motivacin de logro. Los inicios se sitan en los clsicos trabajos de Murray
(1938), quien considera que el motivo de logro es universal. Una necesidad tiene un
componente energtico, que activa la conducta, y un componente direccional, que incluye
al objeto meta y que orienta la conducta del sujeto hacia esa meta. Las motivaciones del
sujeto ocurren a partir de las necesidades, las cuales son adquiridas y se producen por
estmulos ambientales. La medida de la motivacin de logro se asocia a Atkinson y a
McClelland, quienes utilizaron el Test de Apercepcin Temtica (TAT) de Murray para
llevar a cabo sus trabajos.
As pues, Atkinson (1957/1983, 1964, 1974; Atkinson y Birch, 1978) defiende una
teora basada en la expectativa de alcanzar una meta y en el valor de la misma, porque la
tendencia a llevar a cabo una determinada accin est slidamente relacionada con la
expectativa cognitiva de que una conducta particular llevar a una meta particular. En su
argumentacin, son importantes el motivo para conseguir el xito, o esperanza de xito, y el
motivo para evitar el fracaso, o miedo al fracaso.
Por lo que respecta al motivo para conseguir el xito, es una variable que puede ser
cuantificada. Para ello, es imprescindible conocer tres factores: a) el motivo de xito, que se
refiere a una disposicin general de personalidad, y se obtiene mediante el TAT; b) la
probabilidad subjetiva de xito, que se refiere a una combinacin de aspectos como la
dificultad de la tarea y las habilidades del sujeto; cuando el xito es seguro, la probabilidad
es 1, cuando el xito es imposible, la probabilidad es 0; entre ambos valores se ubica la
probabilidad subjetiva en cada caso; c) el valor de incentivo, referido a la vala que para el
sujeto tiene obtener el xito. Cuando la probabilidad subjetiva de xito es baja, porque la
tarea es difcil o porque las habilidades del sujeto son limitadas, el valor de incentivo
derivado de la obtencin de ese objetivo es bastante alto, mientras que, cuando la tarea es
muy fcil, o las habilidades del sujeto sobradas, el valor de incentivo derivado de la
consecucin de ese objetivo es bajo, ya que la probabilidad de xito es muy alta.
Los tres factores que nos permiten cuantificar el valor de la esperanza de xito
interactan multiplicativamente, con lo que, cuando uno de ellos sea 0, el resultado
tambin ser 0, o lo que es lo mismo, no se producir la esperanza de xito o la tendencia
a conseguir el xito. La siguiente frmula ilustra la idea de Atkinson:
donde TE hace referencia a la tendencia a conseguir el xito, o a la esperanza de xito, ME
es el motivo para conseguir el xito, PE es la probabilidad subjetiva de xito, e InE es el
valor de incentivo del xito.
Por lo que respecta al motivo para evitar el fracaso, tambin puede ser expresado
cuantitativamente. Al igual que ocurra con el motivo para conseguir el xito, es
imprescindible conocer el valor de tres factores directamente implicados: a) el motivo para
evitar el fracaso, que tambin es una disposicin general de personalidad, y se obtiene
mediante el Test Anxiety Questionnaire; b) la probabilidad subjetiva de fracaso, que, al
igual que en la esperanza de xito, se refiere a una combinacin de aspectos como la
dificultad de la tarea y las habilidades del sujeto, y que se obtiene calculando la inversa de
la probabilidad subjetiva de xito; cuando el xito es seguro, la probabilidad es 0, cuando
el xito es imposible, la probabilidad es 1; c) el valor de incentivo negativo que tiene para
el sujeto fracasar en la consecucin del objetivo. Tambin en este caso los tres factores
actan de forma multiplicativa, por lo que, de nuevo, cuando uno de esos factores es 0, el
resultado final tambin es 0, con lo que no se producir la tendencia a evitar el fracaso.
La siguiente frmula ilustra la idea:
donde TEF hace referencia a la tendencia a evitar el fracaso o miedo al fracaso, MEF es el
motivo para evitar el fracaso, PF es la probabilidad subjetiva de fracaso, que se calcula a
partir de la probabilidad subjetiva de xito (PF = 1- PE), e -InF es el valor de incentivo
negativo que tiene para el sujeto fracasar en la consecucin del objetivo.
La consecucin del xito tiene consecuencias inmediatas, de orgullo y satisfaccin,
y a medio y largo plazo, de aprendizaje y fortalecimiento de las respuestas apropiadas para
el sujeto. Por su parte, la obtencin de un fracaso tambin conlleva consecuencias
inmediatas, de vergenza y prdida de confianza, y a medio y largo plazo de modificacin
de estrategias y conductas que no son las ms apropiadas, sustituyndolas por otras ms
funcionales. La combinacin de ambos motivos permite entender la manifestacin
conductual en cada caso. Como fracasar en un objetivo posee un valor de incentivo
negativo, la motivacin resultante para llevar a cabo una conducta puede ser positiva
(cuando la esperanza de xito es mayor que el miedo al fracaso), negativa (cuando el miedo
al fracaso es mayor que la esperanza de xito) o igual a cero (cuando la esperanza de xito
y el miedo al fracaso son iguales). Es decir, adems de conocer la esperanza de xito, o
tendencia a obtener el xito, es imprescindible conocer tambin la tendencia a evitar el
fracaso, ya que de ese modo tenemos un perfil completo de la conducta resultante. El
resultado aparece en la siguiente frmula:
Como se puede apreciar, la elegante y sencilla formulacin de Atkinson recuerda bastante
aquella otra de Hull. As, el concepto de impulso de Hull encuentra la contrapartida en la
necesidad de logro o de xito; el concepto de fuerza del hbito de Hull encuentra su
paralelismo en la probabilidad subjetiva de xito; el concepto de incentivo de Hull es
tambin bastante parecido al valor de incentivo del xito, aunque Atkinson, adems,
relaciona directamente el valor de incentivo con la expectativa o probabilidad subjetiva de
xito.
En la formulacin general de Atkinson se aprecian dos hechos de inters. Por una
parte, el que se refiere a la especial relacin existente entre las variables o factores que dan
lugar a las expectativas, o probabilidad subjetiva de xito y de fracaso. Por otra parte, el
que se refiere al incentivo que produce en el individuo el xito o el fracaso. As, en cuanto a
la probabilidad subjetiva de xito o de fracaso, sta depende de cun difcil o fcil perciba
el individuo la tarea, actividad o desafo, para lo cual tiene que considerar el nivel y la
cualidad de sus habilidades y recursos para enfrentarse a esa situacin. En cuanto al valor
de incentivo de conseguir el xito, o de cosechar un fracaso, se encuentra inversamente
relacionado con la expectativa del rendimiento; esto es: cuanto menos se espera un
resultado, mayor es el valor del incentivo asociado al mismo. Con estos datos de inters
que enfatiza el propio Atkinson, se puede apreciar que el ser humano se siente
especialmente motivado por aquellos objetivos o metas cuyo grado de dificultad se
encuentra prximo, aunque ligeramente por encima, del grado o nivel de sus habilidades o
recursos. Es una forma de estimular el crecimiento sostenido en la formacin, la
adquisicin de nuevas habilidades, la preparacin, etc. Pero, adems, es una forma
inteligente y adaptativa de combinar el esfuerzo con la gratificacin, ya que, al menos
subjetivamente, para ese individuo el objetivo es susceptible de consecucin mediante su
esfuerzo y su capacidad. Sin embargo, es muy probable que no se experimente la
motivacin cuando existe una gran diferencia entre la dificultad y las habilidades, ya que, si
dicha diferencia lo es a favor de aqulla, no merece la pena esforzarse para nada, mientras
que, si la diferencia lo es a favor de stas, es tan fcil el objetivo que no satisface[4]
.
Ms recientemente, Mathew y Kunhikrishnan (1995) han llevado a cabo una
interesante investigacin en la que utilizan distintos instrumentos para medir la necesidad o
el motivo de logro, concluyendo que dicha motivacin hace referencia a una caracterstica
estable de personalidad, que se puede detectar independientemente del instrumento que se
elija para medirla. De hecho, estos trabajos han dado lugar a la confeccin de un importante
inventario (el Motivational Trait Questionnaire -MTQ-), ideado por Heggestad (1998), con
el que se pueden medir los dos motivos comentados: el motivo para conseguir el xito y el
motivo para evitar el fracaso. El motivo para conseguir el xito se encuentra relacionado
con el logro, con el trabajo duro y con la competitividad, mientras que el motivo para evitar
el fracaso se encuentra relacionado con el miedo y la ansiedad. Tambin Elliot y Church
(1997) han propuesto un modelo jerrquico de la motivacin de logro, en el que lo esencial
tiene que ver con la combinacin especfica entre el propio motivo de logro y el miedo al
fracaso, que se produce cada vez que un individuo tiene que tratar de conseguir una meta.
La relacin entre motivacin y variables afectivas ha sido estudiada recientemente
por Wicker, Turner, Reed, McCann y Do (2004) en una muestra de estudiantes. En este
estudio se analiz cmo las expectativas y los esfuerzos para conseguir la meta deseada se
van ajustando a medida que transcurre el tiempo y est ms cercana la ejecucin de la tarea
para conseguir el objetivo. De este modo, los procesos motivacionales se ven influenciados
por el mayor o menor optimismo experimentado ante la proximidad de la ejecucin
concreta. Mientras que para unos puede suponer una evaluacin negativa sobre los
esfuerzos realizados, y, por tanto, desanimarse para continuar adelante con el objetivo, para
otros puede suponer una reafirmacin de las expectativas, de los logros a conseguir y de los
esfuerzos a realizar en la consecucin de dicho objetivo. No obstante, la ansiedad percibida
ante la realizacin de una tarea que se tipifica como amenaza -la realizacin de un examen,
por ejemplo- puede repercutir negativamente en la consecucin de la meta deseada. As,
Skinner y Brewer (2002) muestran que, ante una determinada situacin, la baja valoracin
de amenaza del evento y la emocin positiva desencadenada ante la realizacin facilitan la
ejecucin y redundan en un mejor rendimiento.
Para McClelland (1961), la motivacin de logro se encuentra ms inmersa en lo que
l denomina cambio social. En este sentido, puso de relieve la relacin entre las
necesidades de logro en los sujetos y las condiciones econmicas del pas en el que viven
dichos sujetos. McClelland (1989) establece que una teora general de la conducta debe
incluir factores motivacionales, factores cognitivos y factores relacionados con la destreza.
La interrelacin entre ellos es tan compleja que, a menudo, se hace difcil su separacin.
As, McClelland y Winter (1971) defienden que la motivacin de logro puede ser
perfectamente aprendida, pudindose apreciar cmo determinados estilos en la crianza de
los hijos hacen que stos adquieran formas de conducta orientadas hacia el logro. Ms
recientemente, McClelland (1995, 2004) ha llevado a cabo una investigacin en la que
propone la posible conexin entre motivacin de logro y secrecin de arginina vasopresina.
Su argumento se basa en las siguientes premisas: (1) la activacin fisiolgica producida en
las situaciones de motivacin de logro produce un incremento en la secrecin de
vasopresina, la cual, a su vez, produce un incremento en la capacidad de recuerdo de las
personas implicadas; (2) cuanto mayor sea la motivacin de logro, tanto mayor ser la
activacin fisiolgica, y tanto mayor la secrecin de vasopresina; (3) si el nivel de
vasopresina se asocia con la capacidad de recuerdo, la mayor capacidad de recuerdo se
encontrar asociada a uno de los efectos primarios de la vasopresina: el que tiene que ver
con la disminucin del flujo de la orina. se es, precisamente, el resultado que obtiene
McClelland, con lo que su sugerencia queda confirmada. No obstante, aunque la idea de
McClelland parece prometedora, se precisan ms estudios en esta direccin.
Los distintos trabajos centrados en la orientacin del valor y la expectativa, y
particularmente en la motivacin de logro, estn siendo actualmente revisados por autores
como Eyring (1995) o Wigfield y Eccles (2000, 2002), quienes, en general, vienen
enfatizando la estrecha relacin existente entre procesos motivacionales y procesos
cognitivos. De forma ms concreta, Eyring (1995) pone de relieve que las consecuencias de
la actuacin de un individuo son determinantes para que dicho individuo estime si el
resultado se aproxima o no a la expectativa que tena. En estos casos, lo importante es
constatar la existencia o no de discrepancia entre expectativa y rendimiento. Si la
expectativa se cumpli, en una prxima ocasin es muy probable que la expectativa se
incremente. Por el contrario, si la expectativa no se cumpli, es muy probable que, en el
futuro, el individuo modifique dicha expectativa -disminuyendo la misma- o que modifique
su esfuerzo -incrementndolo. Este mecanismo de feedback entre expectativa y rendimiento
es el ncleo esencial de la Teora de control, mediante la cual se puede explicar cmo los
individuos responden diferencialmente segn sean los resultados de su actuacin, esto es,
segn sea el rendimiento conseguido con su conducta. Por su parte, Wigfield y Eccles
(2000, 2002) consideran que no es posible entender la Motivacin sin apelar a la relevancia
de ciertos factores, como las creencias subjetivas en cuanto a la propia habilidad, la
expectativa de xito y las connotaciones subjetivas del valor de la tarea a realizar.
Como fcilmente se desprende de los trabajos reseados, es imprescindible
considerar la relacin entre Motivacin y Cognicin en cualquier conducta que est dirigida
a la consecucin de una meta. Adems, la importancia de esta relacin entre procesos
motivacionales y procesos cognitivos queda reflejada en la distincin que establece
Cavalier (2000) entre la eleccin y la decisin. As, seala Cavalier, un individuo puede
sentir una especial vinculacin hacia ciertas metas en general, aunque, tras los pertinentes
procesos cognitivos relacionados con la valoracin de dichas metas, junto con el anlisis de
las habilidades y recursos de los que dispone ese individuo, establece la pertinencia de
dirigir sus esfuerzos hacia una de esas metas en particular, o hacia otra que, si bien en
principio no se encontraba en ese espectro de metas atractivas, ahora, tras los pertinentes
anlisis llevados a cabo, se revela como una meta atractiva, la ms atractiva de las posibles,
o la menos desagradable de cuantas puede conseguir. Esto es, si bien la dimensin
motivacional orienta y dirige el inters hacia ciertos objetivos, los subsiguientes procesos
implicados en la toma de decisiones pueden ajustar la dimensin motivacional hacia
aquellas metas que se encuentran dentro del espectro de posibilidades probables segn el
criterio subjetivo del individuo.
Por ltimo, en el mbito de la motivacin de logro, cabe hablar de los distintos
estilos de logro planteados por Lipman-Blumen, Handley-Isaksen y Leavitt (1983). Segn
estos autores, existen tres estilos bsicos de logro: directo, instrumental y relacional. Los
sujetos con un estilo directo de logro intentan conseguir el xito mediante sus propios
medios y esfuerzos. Los sujetos con un estilo instrumental de logro intentan conseguir el
xito mediante su manipulacin sobre otros sujetos. Y los que poseen un estilo relacional
de logro intentan conseguir el xito a partir de su relacin con otro sujeto que ha
conseguido el xito. Muy relacionada con este tipo de propuestas se encuentra la idea de
Franken y Brown (1995), quienes defienden que uno de los aspectos que parece jugar un
papel importante para entender el motivo de logro tiene que ver con la competitividad. Al
respecto, los autores proponen la existencia de tres tipos de motivacin de logro basada en
la competitividad y relacionada con necesidades concretas: satisfacer la necesidad de
vencer, proporcionar la oportunidad de mejorar la ejecucin, motivar el mayor esfuerzo que
incremente los buenos resultados.
Adems de los factores motivacionales citados en los prrafos anteriores, existen otras
variables que pueden contribuir en la modulacin de la conducta motivada. Estas otras
variables hacen referencia al contexto social en el que se desenvuelve la persona. De este
modo, en los siguientes apartados comentaremos la influencia que, la presencia de los otros
puede ejercer en el proceso motivacional.
Motivacin social: la presencia de otros
La presencia de otras personas influye de forma importante en la motivacin y en la
ejecucin de la conducta motivada en una persona en particular. En este orden de cosas,
cabe hablar de los trabajos centrados en los efectos de coaccin y audiencia, la difusin de
la responsabilidad, la conformidad y la obediencia, la consistencia y la disonancia
cognitivas.
Efectos de coaccin y audiencia.
Por lo que respecta a los efectos de coaccin y audiencia, stos se encuentran entre
los ms estudiados en Psicologa de la Motivacin. Al respecto, son bastante conocidos los
pioneros estudios de Triplett (1898), en los que se poda observar cmo los ciclistas
pedaleaban con mayor fuerza cuando lo hacan en compaa de otros ciclistas que cuando
lo hacan solos. Triplett argumentaba que la presencia de otros actuaba como un factor
capaz de activar unos recursos energticos que no se movilizaban cuando el individuo
realizaba esa tarea en soledad. A este fenmeno conductual se le denomina facilitacin
social del rendimiento, y permite entender cmo la presencia de otros incrementa la
motivacin en una persona. Cuando los incrementos en la motivacin y en el rendimiento
de una persona son el resultado de la accin directa de otras personas que compiten con ella
en la misma tarea, decimos que se ha producido un efecto de coaccin. Ahora bien, si la
influencia de los otros se produce a travs de una situacin de pasividad, por ejemplo, la
observacin, la evaluacin, etc., decimos que se ha producido un efecto de audiencia
(Cottrell, 1972). En este ltimo caso, tambin se puede observar un incremento en la
motivacin y en el rendimiento de la persona que est siendo observada o evaluada. En
ambos casos se produce un notable incremento en la motivacin de la persona en cuestin.
No obstante, la presencia de otros tambin puede tener efectos negativos sobre la conducta
de un sujeto.
La respuesta a estos resultados aparentemente contradictorios tiene que ver con la
destreza del sujeto, con la probabilidad de que ocurra la respuesta ms apropiada. As,
cuando la probabilidad es alta, el rendimiento se incrementa, mientras que, cuando la
probabilidad es baja, el rendimiento se suele deteriorar. La caracterstica comn se refiere a
que, en ambos tipos de efectos, la presencia de otros produce un incremento en la
activacin, lo cual lleva a que el sujeto, en esta situacin especial, ofrezca la respuesta que
es ms probable o dominante.
Uno de los mbitos en los que ms se ha podido constatar la influencia de los
efectos de coaccin y de audiencia ha sido el deportivo. Recientemente, Gall (1998) ha
demostrado que las destrezas de los atletas o los deportistas en una situacin de
competicin son determinantes para que la importante activacin que se produce en tales
situaciones sea canalizada de una forma productiva desde el punto de vista del rendimiento.
As, la existencia de una gran destreza incrementa la probabilidad de que el rendimiento sea
mayor cuando existen otras personas que, de forma activa o pasiva, participan en el evento.
Mientras que, cuando la destreza no es muy cualificada, la presencia de otras personas
incrementa la probabilidad de que el rendimiento sea ms bajo de lo que habitualmente
puede ser. En otro de los trabajos consultados (Xiang, McBride y Bruene, 2003), en el que
se examin la influencia de las creencias de los padres acerca de la motivacin y
persistencia de sus hijos en participar en actividades de educacin fsica, se lleg a
conclusiones similares: las creencias de la competencia de sus hijos en la ejecucin de la
actividad fsica y el valor que asignaban a dicha actividad fueron predictoras de la
persistencia y el esfuerzo que los hijos manifestaron en dicha actividad.
Uno de los autores que ms ha investigado las connotaciones de la facilitacin
social ha sido Zajonc (1965, 1972). Este autor propone que la presencia de otros produce un
estado de activacin o de impulso, de tal suerte que dicha activacin tiene un efecto
multiplicativo con la fuerza del hbito o destreza de todas y cada una de las posibles
respuestas que podran ocurrir en una situacin dada, con lo que aquella respuesta que sea
la dominante por destreza y preparacin de una persona es la que resultar dominante en
esa situacin, siendo relegadas todas las dems. Cuando las tareas son relativamente fciles,
es muy probable que la respuesta dominante sea la correcta para esa situacin. Sin
embargo, cuando la tarea es difcil, la probabilidad de coincidencia entre respuesta
dominante y respuesta correcta disminuye. Por esa razn, es fcil concluir que la presencia
de otros siempre produce un incremento en la activacin, aunque no necesariamente en el
rendimiento y en la eficacia de la respuesta ofrecida. Si la persona domina la situacin,
porque posee los recursos necesarios para ello, la presencia de otros, a travs del
incremento en la activacin, produce un incremento en la motivacin y el rendimiento: se
produce la facilitacin social.
Por contra, cuando no se domina la situacin, porque no existen los recursos para
ello, la presencia de otros, aunque tambin produce un incremento en la activacin de la
persona, puede ocasionar un descenso en la motivacin y el rendimiento de sta: ocurre una
inhibicin social. Por supuesto que ambas posibilidades se encuentran moduladas -no
sabemos en qu medida determinadas- por la percepcin que la persona en cuestin tiene de
la situacin a la que se enfrenta y de los recursos con los que cuenta para el caso.
En la Figura 1 se muestran las vas de influencia de la presencia de otros,
dependiendo de si poseen recursos o no.
Figura, 1.- Consecuencias de la presencia de otros sobre la conducta
Hay que introducir algn matiz a este mecanismo de funcionamiento para entender la
facilitacin y la inhibicin sociales. Uno de los aspectos a considerar se refiere a que la
mera presencia de otros no tiene por qu producir un efecto importante en la motivacin y
en el rendimiento de la persona implicada. Ms bien, hay que considerar la eventual
atencin que prestan los otros a la persona que acta, as como la relevancia de los otros
para quien est siendo observado o juzgado. De este modo, se puede entender la aparicin
de una cierta forma de ansiedad o aprensin ante la evaluacin en la persona observada. En
cuanto a la eventual atencin que prestan los otros, como ya sealaran Cottrell, Wack,
Skerak y Rittle (1968), si los otros no se percatan de lo que una persona est realizando,
sta no tiene por qu mostrar ningn tipo de activacin aadida por su mera presencia. Es
ms, tampoco tiene por qu producirse ningn tipo de facilitacin social ni de incremento
en el rendimiento. En cuanto a la relevancia de los otros para la persona que est actuando,
asumiendo la existencia de atencin por parte de los observadores o jueces, se ha podido
constatar reiteradamente (Henchy y Glass, 1968; Seta, Crisson, Seta y Wang, 1989;
Wagner, 1999; Xiang, McBride y Bruene, 2003) que el estatus de los jueces correlaciona
positivamente con el grado de activacin.
Relacionada con la atencin, aunque en este caso con la atencin de la persona que
acta, se encuentra la propuesta de Manstead y Semin (1980). Para estos autores, existe una
clara relacin entre el grado de activacin que experimenta una persona y el esfuerzo
atencional que tiene que llevar a cabo mientras ejecuta la accin particular. Es evidente que,
cuando la tarea deviene algo rutinaria porque la persona domina su dificultad, el nivel de
activacin es moderado. Pero, si se produce la presencia de otros mientras la persona acta,
sta tiene que hacer un mayor esfuerzo atencional, pues ahora tiene que prestar atencin
tambin a las eventuales reacciones de los jueces u observadores. De nuevo, se podr
comprobar que, dependiendo de cun rutinaria sea la tarea para la persona que acta, as
ser su nivel de activacin, el grado de facilitacin o inhibicin sociales, y el rendimiento
observado. Si la tarea resulta rutinaria, la presencia de los otros no copar prcticamente
casi ninguna fraccin de la capacidad atencional; esto es, la atencin de la persona que
acta no estar dividida o focalizada en dos estmulos, hecho que podr reflejarse, incluso,
en un incremento del rendimiento si los jueces u observadores tienen un alto estatus segn
el criterio de la persona que acta.
Difusin de responsabilidad.
Por lo que respecta al efecto de difusin de responsabilidad, hace referencia a una
suerte de prdida de motivacin, tanto en una persona, como en un grupo, en ambos casos
producida por la presencia de otras personas. Cuanto mayor es el nmero de personas
presentes, tanto menor es la presin en un individuo para llevar a cabo una determinada
conducta. Hay trabajos ya clsicos (Latan y Darley, 1970; Latan, Williams y Harkins,
1979) en los que se puede apreciar cmo el incremento progresivo del nmero de personas
que potencialmente pueden llevar a cabo una conducta va reduciendo la motivacin y la
probabilidad de que una de esas personas lleve a cabo dicha conducta. Incluso, se puede
llegar a la situacin crtica de que ninguna de dichas personas ejecute la conducta en
cuestin. Paradjicamente, es fcil observar cmo, cuando el nmero de personas que
pueden llevar a cabo la conducta de ayuda va disminuyendo, se incrementa tambin la
probabilidad de que alguna de esas personas lleve a cabo la conducta de ayuda.
Considerando exclusivamente la variable nmero de personas presentes, la mayor
probabilidad de prestar ayuda se produce cuando slo hay una persona presente. As,
adems de la ya citada difusin de responsabilidad, Latan y Darley (1970) tratan de
explicar esta conducta tan compleja aludiendo a diversas posibilidades. Una de ellas se
refiere al miedo a la evaluacin. Si existen otras personas presentes, puede que un
individuo tarde ms en iniciar la conducta de ayuda -incluso, puede que no lleve a cabo
ninguna conducta- por el temor a la evaluacin que harn los dems de su propia conducta.
Este hecho ha sido enfatizado recientemente por Hogan (2001), quien defiende que, al final,
un individuo controla su conducta a partir de cmo ese individuo piensa que los dems
evaluarn su propia conducta. Otra explicacin se refiere a la influencia social. Observamos
lo que hacen los dems presentes, y si detectamos que alguien muestra frialdad e
indiferencia es porque, probablemente, la situacin no es tan grave. Por lo tanto, nos
quedamos sin hacer nada. Posteriormente, Latan (1981) se ha referido al efecto de difusin
de responsabilidad en trminos de pereza social, argumentando que, cuando la tarea a
realizar es compartida, una persona trabaja menos que si tiene que realizar ella sola dicha
tarea. Sin embargo, hay algunos trabajos recientes (Hertel, Kerr y Messe, 1999, 2000; Kim,
2000; Smith, 2002) en los que se encuentran resultados que, al menos aparentemente, van
en contra de dicha afirmacin. En tales trabajos parece ponerse de relieve que el trabajo en
equipo favorece el rendimiento. De hecho, cuando las habilidades de los distintos
componentes de un grupo son diversificadas, se incrementa la capacidad de respuesta y de
rendimiento de ese grupo. Este hecho, denominado efecto Khler, se refiere
esencialmente a los incrementos en la motivacin de un individuo cuando trabaja en el seno
de un grupo; el nivel de motivacin en estos casos es considerablemente mayor que cuando
ese mismo individuo tiene que realizar la tarea en solitario.
En el mbito de la difusin de la responsabilidad, Geen (1995a) indica que, adems
de las propuestas clsicas, ha habido diversas explicaciones que intentan justificar esta
conducta, en muchas ocasiones y circunstancias, bastante paradjica. Una de las propuestas
ms interesantes es la de Kerr (1983), quien habla de un efecto denominado free riding,
que podra ser denominado accin individual, ya que se refiere al hecho de que cada
miembro de un grupo percibe o piensa que alguien de dicho grupo, mediante una accin
individual ms o menos brillante, podr solucionar el problema o la demanda, con la
circunstancia aadida de que los eventuales xitos obtenidos mediante esta accin
individual recaern sobre todos y cada uno de los miembros del grupo. Cada persona llega a
concluir que su propia conducta es perfectamente prescindible en ese momento. La
probabilidad de que se produzca la inhibicin de la conducta en una persona se incrementa
a medida que se incrementa el nmero de personas que conforman el grupo, pues, segn la
percepcin de una persona concreta, tambin se incrementa la probabilidad de que alguien
solucione el problema o la situacin con alguna accin. No obstante, hay autores (Isen,
1970, 1987, 1999) que enfatizan la necesidad de tener en cuenta el efecto de otras variables,
tales como el humor (positivo o negativo) de una persona, a la hora de entender cmo se
producen estos efectos conductuales en las personas de un grupo.
Otro de los campos en los que se ha podido constatar la relevancia de este tipo de
efecto es el laboral. As, las clsicas aportaciones de Latan y Darley han dado lugar a la
aparicin de un modelo reciente, el Modelo de Esfuerzo Colectivo, propuesto por Karau y
Williams (2001), que est basado en la idea de pereza social, y permite entender el
funcionamiento deficiente en los grupos laborales a partir de una suerte de ley del mnimo
esfuerzo.
En suma, tanto en los efectos de coaccin y audiencia, como en el de difusin de la
responsabilidad, se aprecia la existencia de una aprensin por la evaluacin. ste es un
hecho relevante y con claras connotaciones motivacionales, ya que cada persona trata de
manifestarse con las caractersticas que tipifican el funcionamiento de su grupo de
referencia. Esto es, trata de integrarse y de evitar el rechazo. Hay una motivacin clara para
pertenecer e identificarse con el grupo, mientras que, al mismo tiempo, hay una motivacin
evidente para evitar la exclusin social. Probablemente, en esta dimensin motivacional se
encuentra implcita una variable afectiva que puede explicar muchos porqus conductuales.
Nos referimos a la ansiedad social, que, siguiendo la propuesta de Schlenker y Leary
(1982), podra ser definida como un estado que motiva a la persona a causar una cierta
impresin en los dems, aunque dudando de la posibilidad de conseguirlo. Dicho estado
motiva a la persona para llevar a cabo determinadas estrategias y conductas, con las que es
muy probable que obtenga objetivos particulares: en primer lugar, causar la impresin ms
apropiada para ella en los miembros del grupo; en segundo lugar, mantener o incrementar
su propia autoestima; y, en tercer lugar, pero no menos importante, suprimir el estado
aversivo que produce la ansiedad social.
Conformidad y obediencia.
Por lo que respecta a la conformidad y la obediencia, aunque algn autor (Geen,
1995b) plantea que no tienen connotaciones motivacionales, por regla general s que se
admite la relevancia de estos factores para entender por qu en un momento dado una
persona se siente motivada para tomar una decisin y ejecutar una conducta.
En cuanto a la conformidad, Sherif y Cantril (1947) y Asch (1952) ponen de relieve
cmo las respuestas de otros, aunque equivocadas, pueden modificar la conducta de un
sujeto aunque ste est convencido de otra respuesta. Este cambio en la respuesta puede
producirse de una de las tres siguientes formas: por distorsin perceptiva, por distorsin de
juicio o por distorsin de accin. No obstante, en algunos trabajos actuales se introduce
algn matiz relevante para el mbito de la motivacin. Concretamente, algunos autores
(Darke, Chaiken, Bohner, Einwiller, Erb y Hazlewood, 1998) encuentran que estos efectos
tendentes a la conformidad y a la respuesta consistente con la de la mayora son muy
frecuentes cuando el nivel de motivacin relacionada con el rendimiento es bajo, ya que,
cuando dicho nivel motivacional es moderado o alto, el efecto de la conformidad no suele
producirse.
En cuanto a la obediencia, son clsicos los trabajos llevados a cabo por Milgram
(1963, 1965), en los que demostr que muchas personas ejecutan acciones agresivas
dolorosas como actos de obediencia a alguien que posee el poder o la autoridad, y les
ordena que acten as. Las personas participantes ejercan el papel de profesores, y el
alumno, que en realidad era un aliado experimental del investigador, recibira una
descarga elctrica cada vez que se equivocara en la sesin. El administrador de la
descarga era el profesor, y quien ordenaba que se administrara la descarga era el
investigador. Por supuesto que los profesores no saban la condicin experimental del
alumno, ni saban que en realidad no se produca ninguna descarga elctrica. Lo esencial de
la investigacin era constatar hasta dnde estaban dispuestos a llegar los profesores
administrando descargas elctricas; esto es: qu intensidad estaban dispuestos a llegar a
administrar a una persona a quien no conocan, slo como consecuencia de la obediencia a
quien en ese momento ostentaba el poder. Pues bien, los resultados pusieron de relieve que
el 65% de los profesores llegaron a administrar la mxima intensidad de voltaje
obedeciendo las instrucciones del investigador. Ms recientemente, (Miller, Collins y Brief,
1995; Lttke, 2004; Miller, 2004) ponen de relieve que el poder de la situacin, tal como la
proximidad o no de la vctima, la procedencia de la persona que ejerce el poder, etc., llevan
a la obediencia ciega de esos momentos. No obstante, hay algunas variables que permiten
suavizar la intensidad de la descarga elctrica administrada, tal es el caso de la
visualizacin directa de la persona que recibe la descarga. En los experimentos de Milgram
predominaba la situacin experimental de desconexin visual; esto es, el profesor no
poda ver al alumno, tan slo escuchaba sus respuestas. Sin embargo, cuando la situacin
permita que ambos participantes, profesor y alumno, estuviesen ubicados en la misma
habitacin, hecho que posibilitaba el contacto visual, nunca se produjo una descarga
elctrica con la mxima potencia (Elms, 1995).
En este orden de cosas, algunos autores (Zimbardo, 1969; Milgram, 1975) acentan
que la obediencia puede ser considerada como una forma de conformidad, en la medida en
la que el sujeto que debe obedecer piensa que la mayora lleva a cabo la conducta que a l
le exigen. Adems, tambin es de destacar la desindividualizacin que se provoca en los
individuos para que obedezcan. En cualquiera de los casos, existen algunas diferencias
entre la conformidad y la obediencia. En primer lugar, en la conformidad se produce una
influencia implcita, mientras que en la obediencia la influencia es explcita. En segundo
lugar, la fuente de la conformidad es la presin del grupo, mientras que la fuente de la
obediencia es un solo sujeto. En tercer lugar, en la conformidad, el estatus de los sujetos
que influyen en la respuesta de otro sujeto es parecido al de ste, mientras que en la
obediencia el estatus del sujeto que ordena suele ser superior. Se puede plantear que existe
una relacin de poder entre ambos sujetos.
La consistencia y la disonancia.
A partir de los planteamientos derivados de la cognicin social se derivan otros
desarrollos de la teora motivacional que contribuyen a explicar el cambio cognitivo a partir
de la tensin producida entre diferentes creencias y pensamientos. De este modo, es
conveniente considerar las aportaciones de los trabajos de Heider (1946) y Festinger (1957)
sobre la consistencia y disonancia cognitivas.
En cuanto a la consistencia cognitiva, se plantea que la relacin entre
pensamientos, creencias, actitudes y conducta puede producir motivacin. Esta motivacin
puede ser considerada como un estado de tensin, con caractersticas aversivas, y con
capacidad para activar la conducta de un sujeto, a fin de reducir la tensin. Heider (1946,
1958) formula su Teora del balance, segn la cual las relaciones que se establecen entre
un sujeto y otros sujetos u objetos pueden ser balanceadas o no balanceadas. En la medida
en que las relaciones sean no balanceadas se produce en el sujeto un estado motivacional
que desaparecer cuando las relaciones vuelvan a ser balanceadas. Heider dice que las
relaciones (tridicas en su argumentacin) pueden ser positivas o negativas; cuando el
producto de las tres relaciones es positivo, existe balance; por el contrario, cuando el
resultado es negativo, no existe balance.
En cuanto a la disonancia cognitiva, considerando que debe existir la reseada
consistencia entre creencias, actitudes y pensamientos con la conducta manifiesta, las
relaciones resultantes pueden ser: consonantes, irrelevantes y disonantes. Slo cuando
existe disonancia se produce la motivacin, que tiene como finalidad solucionar la
disonancia. Al igual que en la teora de Heider (1946), Festinger (1957) postula una teora,
Teora de la disonancia cognitiva, segn la cual se argumenta que el estado motivacional
se origina en la existencia de una disonancia, que posee caractersticas aversivas. El estado
motivacional tiene como objetivo reducir la disonancia. La disonancia puede ocurrir por
varias razones: a) cuando no se cumple una expectativa, b) cuando existe conflicto entre los
pensamientos y las normas socio-culturales, y c) cuando existe conflicto entre las actitudes
y la conducta. Es decir, se produce disonancia cuando existe conflicto entre dos
cogniciones del sujeto. Algunas reformulaciones relacionadas con este tema sern llevadas
a cabo por Bem (1967) y por Wicklund y Brehm (1976).
A finales de la ltima dcada, algunos autores, como Cooper (1999) y Harmon-
Jones, (1999), entre otros, han abierto un atractivo debate centrado en aspectos tericos
relacionados con la disonancia cognitiva. De forma concreta, estos autores cuestionan si la
disonancia cognitiva, tal como fue propuesta por Festinger, permite explicar o no los
efectos motivacionales encaminados a la reduccin de dicha disonancia, inconsistencia o
incongruencia, as como a la reduccin de las consecuencias aversivas implcitas en la
propia disonancia. En este marco de referencia, es bueno recordar que, a las preguntas
clsicas referidas a por qu la disonancia motiva a las personas hacia la difcil tarea del
cambio cognitivo?, o qu hace que una persona experimente activacin y afecto negativo
cuando se encuentra en una situacin de disonancia?, la respuesta que se ofrece desde la
clsica formulacin de Festinger (1957) consiste en la simple presencia de inconsistencia.
sa es, tambin, la propuesta que recientemente plantean Harmon-Jones (1999) y Moore
(2004), quienes sealan que la existencia de una disonancia o incompatibilidad cognitiva
genera un incremento en la activacin que posee connotaciones negativas. La disonancia se
puede producir entre dos cogniciones o entre una cognicin y una conducta. En cualquiera
de las dos posibilidades, la persona experimenta un importante estado motivacional que le
lleva a tratar de solventar esa discrepancia o incongruencia, modificando una de las
variables y aproximndola a la otra; es decir, reduciendo o haciendo desaparecer la
diferencia, la discrepancia, la disonancia. De ese modo, es lgico encontrar como
consecuencia que se produzca una importante disminucin, incluso la completa
desaparicin, de la activacin con connotaciones aversivas.
Sin embargo, tambin en nuestros das, Cooper (1999) propone que la
inconsistencia o discrepancia no es necesaria ni suficiente para producir la motivacin que
lleva al cambio de las actitudes y/o de la conducta. Desde esta perspectiva, Cooper plantea
que el simple hecho de sentirse responsable de la produccin de consecuencias aversivas es
una variable necesaria y suficiente para producir los efectos de cambio. Es decir, ms que
en la inconsistencia en s misma, hecho ste que podra entenderse como una focalizacin
exclusiva en el propio individuo, cabra la posibilidad de centrarse en las consecuencias
conductuales. Esto es, la motivacin para reducir la disonancia cognitiva procede de la
percepcin de las consecuencias aversivas que posee la propia disonancia; por esa razn,
los cambios en las actitudes, que generalmente ocurren como consecuencia de esa
disonancia, tienen como objetivo conseguir que las consecuencias lleguen a ser no
aversivas.
En ltima instancia, ambas perspectivas tienen en comn el hecho de localizar en la
base de la motivacin para el cambio una diferencia, discrepancia o disonancia entre dos
variables. Ambas perspectivas coinciden al considerar que la disonancia cognitiva puede
ser entendida como una versin ms sofisticada de los clsicos modelos homeostticos,
que, recordmoslo, tienen como objetivo la bsqueda de un equilibrio dinmico. Como
quiera que el equilibrio definitivo no se alcanza nunca -al menos mientras el organismo se
encuentra vivo-, en cada una de las diferencias existentes entre el equilibrio ptimo y el
punto o nivel actual en el que se encuentra esa variable del organismo se localiza el
estmulo desencadenante de una nueva accin tendente a conseguir ese -digmoslo as-
utpico punto ptimo estable de equilibrio. Es decir, en cada momento de desequilibrio se
encuentra el desencadenante motivacional de la bsqueda del equilibrio.
La atribucin
Otro de los aspectos importantes de las conductas socialmente motivadas tiene que
ver con la atribucin de causas particulares a las distintas conductas. Estas causas pueden
ser factores consistentes de personalidad, o disposiciones, y factores ambientales, o
situacionales.
Las teoras basadas en la atribucin combinan las caractersticas personales y
ambientales para explicar la conducta de un sujeto. Las premisas sobre las que se
argumentan las teoras de la atribucin son las siguientes: a) un sujeto intenta averiguar las
causas de su conducta y las de la conducta de los dems; b) la asignacin de causas a una
conducta no es aleatoria, sino que sigue unas reglas; c) las causas atribuidas a una conducta
pueden desencadenar otras conductas. En definitiva, como sealan Pittman y Pittman
(1980), la motivacin que impulsa a un sujeto a hacer este tipo de atribuciones tiene que ver
con la necesidad de controlar el ambiente.
Entre los enfoques ms relevantes de estos planteamientos figuran los de Heider
(1958), Kelly (1962), Jones y Davis (1965), Kelley (1973), Weiner (1972, 1980) y Green,
Miller, Crowson, Duke y Akey (2004). En cuanto a la formulacin de Heider (1958),
plantea que las conductas se pueden atribuir a causas internas al sujeto (disposiciones) o a
causas externas (factores situacionales). Las disposiciones incluyen habilidades y
motivaciones, y estas ltimas, adems, pueden referirse a intenciones y a
ejecuciones. Los factores situacionales incluyen dificultad de la tarea y suerte. As,
dice Heider, aunque existe un sesgo importante hacia las atribuciones en torno a factores
personales, una atribucin debe considerar, por una parte, la habilidad, la intencin y la
ejecucin del sujeto, y, por otra parte, la dificultad de la tarea y la suerte. En cuanto a las
ideas de Kelly (1962), como ha indicado recientemente Weiner (1992), merecen ser
consideradas ntimamente relacionadas con los planteamientos de atribucin. Bsicamente,
Kelly (1955) cuestiona la idea de Motivacin, ya que, piensa, los individuos estn
constantemente activos, por lo que el constructo Motivacin puede resultar redundante. A
pesar de ello, algunas caractersticas de su teora merecen ser destacadas. Particularmente,
su postulado bsico establece que los procesos de una persona son psicolgicamente
canalizados por el modo en que el sujeto anticipa los eventos. Adems, algunos corolarios
de su argumentacin son tambin importantes, tal es el caso de la unicidad, referido al
hecho de que cada sujeto difiere de los dems en el modo en que construye su sistema a
partir de los eventos del mundo; la dicotoma, referido al hecho de que la construccin que
un sujeto se hace del mundo se conjuga segn criterios bipolares o dicotmicos; el rango,
referido al hecho de que un constructo es conveniente para la anticipacin de un
determinado rango de eventos, y no para todos; la experiencia, referido al hecho de que la
construccin de un sistema por parte de un sujeto vara a medida que dicho sujeto confirma
o no ese sistema con su propia experiencia.
Por lo que respecta a la formulacin de Jones y Davis (1965), se centra en la
correspondencia. Es decir, si la correspondencia entre una conducta observada y una
conducta previa es alta, se formulan atribuciones disposicionales, mientras que si la
correspondencia es baja las atribuciones son situacionales. En el proceso de atribucin
influyen diversos factores, desde la deseabilidad social (mnima atribucin disposicional),
hasta la conducta no-normativa (mxima atribucin disposicional).
La teora de Kelley (1973), basa la motivacin en la idea de necesidad de controlar
el medio ambiente. As, las atribuciones causales son el resultado de la interaccin entre
varios factores, de los cuales se elige el ms lgico. Uno de los aspectos ms slidos para
hacer atribuciones causales parece ser la covariacin a travs del tiempo. Para ello, un
sujeto desarrolla esquemas causales, que estn basados en la experiencia de otras
atribuciones realizadas con anterioridad. Para Kelley, las dimensiones bsicas para entender
la conducta de un sujeto son: consenso, referida a la comparacin entre distintos individuos
en la misma situacin; consistencia, referida a la congruencia de una conducta a travs del
tiempo en situaciones recurrentes; y distincin, referida a la diferencia de conducta a travs
de distintas situaciones. En general, la teora de Kelley, al igual que las de Heider, Kelly, y
Jones y Davis, se fundamenta en la idea del procesamiento activo de la informacin, en
virtud del cual, y de una forma progresiva, el individuo va acumulando informacin
relacionada con las causas de las distintas conductas.
En cuanto a la teora de Weiner (1972, 1980), se centra en la atribucin realizada en
situaciones de logro. De forma particular, la argumentacin de Weiner se basa en dos
dimensiones: interna-externa y estable-inestable. En cuanto a la dimensin interna-
externa, Weiner establece que existen cuatro elementos bsicos en la interpretacin que
realizamos en una situacin de logro: por una parte, habilidad y esfuerzo (factores internos
o personales), y, por otra parte, dificultad de la tarea y suerte (factores ambientales o
situacionales). Adems, en cuanto a la dimensin estabilidad-inestabilidad, Weiner
plantea que, respecto a los cuatro factores reseados, la habilidad y la dificultad de la tarea
podran ser considerados aspectos relativamente estables, mientras que el esfuerzo y la
suerte seran considerados factores relativamente inestables[5]
. Podemos atribuir nuestro
xito o fracaso a uno de estos cuatro elementos, o a la combinacin de varios de ellos. En
este sentido, Frieze (1976) descubre que, adems de los cuatro factores esgrimidos por
Weiner, existiran otros que tambin pueden ser importantes en el proceso de atribucin
causal: el humor, la presencia de otros y el incentivo por hacer bien las cosas. Este hecho
lleva a Weiner (Weiner, Russell y Lerman, 1978) a aadir una tercera dimensin en su
modelo: la intencionalidad. Ms tarde (Weiner, 1985, 1986, 1991), establecer el modelo
definitivo, segn el cual habra tres grandes dimensiones: locus, estabilidad y
controlabilidad. La argumentacin de Weiner, entendida en el seno de una interaccin
social, exige de un individuo el anlisis de la causalidad. Los procesos atribucionales son
indispensables para que una persona dilucide si una conducta determinada es apropiada
para conseguir un objetivo. Nadie mejor que el propio individuo puede realizar la
atribucin de causas a una conducta y al rendimiento que consigue con esa conducta. Pero,
adems, como recientemente ha sealado el propio Weiner (1998), tambin es posible -
incluso necesario en ocasiones- justificar la ocurrencia de otras conductas sociales
motivadas mediante procesos atribucionales. Concretamente, la conducta de ayuda o la
conducta de agresin son el resultado, entre otros factores, de los procesos de atribucin de
causas, o atribucin de responsabilidad, a la persona o grupo de personas que se convierten
en el objetivo de quien realiza dicho proceso de atribucin de causas.
Entre las conductas motivadas que ms atencin han recibido por parte de los
investigadores se encuentran la agresin (Graham, 1998) y la conducta de ayuda (Palmero y
Tejero, 1997; Weiner, 1998). En cuanto a esta ltima, en el proceso de atribucin causal
que lleva a cabo la persona que eventualmente dispensar la conducta de ayuda intervienen
dos variables de relevancia manifiesta: por una parte, la cognitiva, en forma de
estimaciones, anlisis y valoraciones acerca de la responsabilidad de la persona o grupo que
necesita o que pide ayuda; y, por otra parte, la afectiva, en forma de las consecuencias
afectivas que la persona o grupo que necesita o pide ayuda produce en la persona que puede
llevar a cabo la conducta de ayuda. Como hemos sealado en un trabajo previo (Palmero y
Tejero, 1997), la responsabilidad atribuida a la persona o grupo que necesita ayuda puede
ser alta o baja, mientras que el afecto que esa persona o grupo puede provocar en la persona
dispensadora de ayuda puede tener connotaciones negativas o positivas. Por regla general,
suele producirse una correlacin positiva entre atribucin de alta responsabilidad y afecto
negativo, al igual que entre atribucin de baja responsabilidad y afecto positivo.
En ltima instancia, lo que est proponiendo Weiner es que los procesos
atribucionales son imprescindibles para que un individuo establezca una relacin entre la
conducta que realiza y los objetivos que consigue, haciendo que en sucesivas ocasiones el
nivel de motivacin se ajuste a un objetivo susceptible de ser logrado; pero, adems, tales
procesos atribucionales son importantes tambin para que una persona se sienta motivada o
no para llevar a cabo una conducta prosocial, ya que, en este caso, la atribucin de causas
se realiza sobre el estado o la situacin en la que se encuentra la persona o grupo que puede
salir beneficiada/o con la ejecucin de la conducta motivada con connotaciones prosociales.
Esto es, cabra la posibilidad de proponer dos teoras atribucionales complementarias: una
intrapersonal y otra interpersonal. La teora atribucional intrapersonal estara relacionada
con la asociacin entre la expectativa de xito y el rendimiento; la teora atribucional
interpersonal estara relacionada con la asociacin entre responsabilidad atribuida a la
persona o grupo y afecto que dicha persona o grupo producen en el individuo que prestar
la ayuda y conducta motivada (Weiner, 2000).
La competencia y el control
El denominador comn en este tipo de planteamientos tiene que ver con el logro del
desarrollo completo del sujeto, con la auto-actualizacin y con el crecimiento individual.
Como seala White (1959), en cada sujeto existe un motivo de competencia, un motivo
para superarse continuamente.
Entre las teoras ms destacadas en este tipo de planteamientos figuran las de
Rogers (1961) y Maslow (1971), aunque tambin podra ser incluida aqu la ya comentada
de Kelly (1955, 1962). Respecto a la argumentacin de Rogers (1961), acenta la idea de
que el sujeto se encuentra inmerso en una constante tendencia a la actualizacin. Existe un
nico motivo: el motivo de crecimiento, aunque puede ser desglosado en intentos del sujeto
para mantenerse, crecer y reproducirse. En este motivo de crecimiento influye
considerablemente el ambiente, as como las relaciones que el sujeto establece con otros
sujetos. A partir de esta interaccin, el sujeto puede recibir un respeto o consideracin
positiva incondicional, as como un respeto o consideracin positiva condicionada a su
conducta. El completo funcionamiento del sujeto, segn Rogers, viene definido por cinco
caractersticas: a) apertura a la experiencia, b) vivir el momento, c) el predominio de los
sentimientos sobre el intelecto, d) el sentimiento de libertad, y e) la creatividad.
Por lo que respecta a la argumentacin de Maslow (1943, 1955, 1971), se basa en el
intento de cada sujeto por lograr su completo potencial, o auto-actualizacin. Ahora bien,
antes de llegar a este tipo de motivos, el individuo debe satisfacer otros previos. Las
necesidades humanas, dice Maslow, se estructuran jerrquicamente: fisiolgicas, de
seguridad, de amor y pertenencia, de auto-estima y de auto-actualizacin. Las cuatro
primeras tienen que ver con la motivacin por deprivacin, mientras que la ltima se
corresponde con la motivacin de crecimiento. En este mismo sentido se manifiestan
Stevens y Fiske (1995), proponiendo que el contexto social de nuestro pasado evolucionista
ha llevado a que nuestra especie desarrolle motivos con un peso social muy importante. Las
autoras proponen la existencia de cinco motivos, que pueden ser considerados como el
resultado de las cinco necesidades a las que se asocian: pertenencia,
eficiencia/competencia, conocimiento, relacin y auto-estima. Como quiera que el ser
humano incrementa la probabilidad de sobrevivir en la medida en la que es parte integrante
de un grupo, los cinco motivos reseados facilitan al ser humano la vida en el grupo.
La teora de Maslow ha representado un hito insoslayable, ya que su argumentacin,
aunque sencilla, es difcil de rebatir. De hecho, como veremos a continuacin, algunas
propuestas ms recientes, como la teora de la auto-determinacin (Deci y Ryan, 1985), que
ha sido reanalizada recientemente por Sheldon, Elliot, Kim y Kasser (2001), no deja de ser
una reformulacin -incompleta, pues deja fuera una de las principales necesidades, cual es
la de auto-estima- de la propia teora de los motivos jerrquicos de Maslow.
Parece pertinente destacar que el concepto de funcionamiento completo de Rogers
y el de auto-actualizacin de Maslow ponen de relieve que, cuando un sujeto se
encuentra en tales situaciones, puede controlar las influencias que est recibiendo. Este
sentido del control, o competencia, denominado motivacin de competencia o
motivacin de efectividad por White (1959), tiene como misin incrementar el
conocimiento del sujeto en cuanto a las variables que conforman su medio ambiente, con el
fin de incrementar su adaptacin. Es importante observar cmo en este tipo de argumentos
se enfatiza la relevancia de las necesidades fisiolgicas y de las necesidades psicolgicas.
Dentro de este ltimo tipo de necesidades, aunque ha habido diversas propuestas, tal como
acabamos de resear, hace unos aos, Emmons (1989) propona una trada que actualmente
es aceptada en Psicologa de la Motivacin: necesidades relacionadas con la seguridad,
necesidades relacionadas con la aprobacin social, la intimidad y la pertenencia, y
necesidades relacionadas con la autoestima y la competencia.
Otros enfoques interesantes en este punto se refieren a la causacin personal,
propuesta por DeCharms (1968), para quien el principal motivo del ser humano tiene que
ver con la efectividad para producir cambios en su medio ambiente, y a la distincin entre
motivacin intrnseca y motivacin extrnseca, formulada por Hunt (1965), para
referirse a las situaciones en las que, en ausencia de necesidades internas del sujeto
(motivacin intrnseca), ste todava tiene capacidad para sentirse motivado por factores
externos (motivacin extrnseca). Es una distincin terica importante en nuestra disciplina.
La dicotoma entre motivacin intrnseca y motivacin extrnseca hace referencia a las
distintas fuentes o causas de la conducta. La conducta intrnsecamente motivada -esto es, la
conducta que ocurre en ausencia de controles externos- representa la causalidad interna,
mientras que la conducta extrnsecamente motivada -la que se produce como consecuencia
de la imposicin o atraccin exterior- representa la causalidad externa. Al respecto, ms
recientemente se ha podido apreciar cmo tales formulaciones tericas permiten entender la
motivacin en diversos mbitos aplicados, como el del deporte (Thill y Brunel, 1995;
Simons, Dewittee y Lens, 2003; Rochholz, 2004; Tauer y Harackiewicz, 2004), y el militar,
particularmente en aspectos relacionados con el movimiento, el control y la direccin de
grandes grupos humanos (O'Neil y Drillings, 1994; Goleman, 2005), o el educativo, en lo
referido a la consecucin de metas (Boggiano y Pittman, 1992; Elliot y Thrash, 2001; Self-
Brown y Mathews, 2003; Greene, Miller Crowson, Duke y Akey, 2004).
En este marco de referencia, Deci (1975) propone un modelo de motivacin
intrnseca muy relacionado con la idea de competencia y control. Para Deci, el sujeto
necesita controlar el ambiente y sentirse competente en l. El sujeto lleva a cabo sus
conductas para obtener la recompensa de una meta, recompensa que puede ser intrnseca
(sentimiento de competencia), extrnseca (objeto externo) y afectiva (experiencia emocional
positiva). Como han perfilado en la actualidad Ryan y Deci (2000), se puede establecer una
clara relacin entre motivacin intrnseca y motivacin extrnseca. Sugieren los autores que
el ser humano posee necesidades innatas relacionadas con la competencia y el control; tales
necesidades se encuentran asociadas con la motivacin intrnseca. Por su parte, la
motivacin extrnseca tiene que ser estudiada considerando la significacin que posee un
determinado evento para lograr la satisfaccin de dichas necesidades innatas, y no slo
desde la perspectiva del anlisis del propio evento en s mismo. Es ste un tema de
relevancia, ya que resulta muy difcil determinar cul es la relacin existente entre
motivacin intrnseca y motivacin extrnseca en una persona que lleva a cabo una
actividad dirigida a obtener un objetivo. Por una parte, hay que considerar la relevancia
personal y social de ese objetivo, pero, por otra parte, es necesario considerar tambin la
recompensa que puede obtener ese individuo con la ejecucin de la actividad. En los
ltimos aos, este aspecto ha sido tratado en algunos trabajos, como los llevados a cabo por
Deci, Koestner y Ryan (1999), Eisenberger, Pierce y Cameron (1999), Lepper, Henderlong
y Gingras (1999), Cameron, Banko y Pierce (2001), Baard, Deci y Ryan (2004), Wilson
(2004). En ellos se propone que, al menos intuitivamente, es posible defender la existencia
de alguna suerte de relacin entre ambas formas de motivacin. No obstante, si se llevan a
cabo anlisis especficos destinados a medir los niveles de motivacin intrnseca y
motivacin extrnseca, se pone de relieve que, cuando la recompensa extrnseca se asocia a
una tarea que posee poca o nula significacin para la persona que tiene que llevar a cabo la
tarea, no se produce ninguna repercusin sobre la motivacin intrnseca, y, en el caso de
que dicha repercusin se produzca, tiene connotaciones negativas. Ahora bien, si la tarea en
cuestin s que posee significacin para el individuo, se aprecia que la recompensa
extrnseca repercute positivamente sobre la motivacin intrnseca (Harackiewicz y Sansone,
2000).
La conexin entre motivacin intrnseca, percepcin de competencia y orientacin
al logro tambin fue defendida por Andreani (1995). De hecho, la autora llega a proponer
que las races de la motivacin intrnseca se pueden localizar en la necesidad de conocer y
en la necesidad de conseguir. En un trabajo ms reciente, Durik y Harackiewicz (2003)
encontraron que las personas con mayor motivacin intrnseca presentan, a su vez, mayor
motivo de logro.
Otra resea importante en el mbito de la distincin entre motivacin intrnseca y
motivacin extrnseca ha sido propuesta por Hayamizu (1997), quien defiende que ambos
tipos de motivacin forman parte de un mismo continuo. Esto es, ms que aspectos
antagnicos, la motivacin intrnseca y la motivacin extrnseca forman parte de un mismo
proceso de interiorizacin de las necesidades. As, cabe hablar de cuatro formas de
motivacin: externa, interiorizada, identificada e intrnseca, siendo los dos extremos de ese
continuo o proceso la motivacin extrnseca y la motivacin intrnseca.
desarrollos actuales
Hemos visto cmo los distintos planteamientos cognitivistas que venimos abordando llegan
hasta la actualidad con resultados de inters. Sin embargo, creemos que existen algunas
aportaciones recientes que representan importantes apuestas para el futuro ms inmediato
en el campo de la Psicologa de la Motivacin. Entre ellas, hemos seleccionado algunas de
las que, a nuestro juicio, mejor perfilan la situacin actual. As, nos centramos en la
motivacin para el logro de metas, en la jerarqua de necesidades, y en la motivacin para
el ocio. Todos estos trabajos, con una fundamentacin cognitivista, ponen de relieve cmo
los estudios pioneros abordados siguen una trayectoria definida; en unos casos, se aprecian
modificaciones que mejoran la explicacin, mientras que, en otros casos, la propuesta
inicial sigue siendo la mejor explicacin de la conducta motivada.
La teora motivacional del logro de metas
Una de las aproximaciones cognitivas actuales tiene que ver con la evolucin que se
ha producido en el anlisis de la motivacin de logro. As, desde las clsicas formulaciones
basadas en la reduccin del impulso, hasta la moderna consideracin de las metas como
motivos en s mismos, se puede apreciar cmo el motivo de logro, tan frecuente en nuestra
sociedad, puede ser mejor entendido desde una perspectiva totalmente funcional y
adaptativa. No obstante, las dos aproximaciones coexisten en nuestros das, pudiendo
establecer que la ms reciente, esto es, la que considera las metas como motivos, representa
una evolucin natural de la perspectiva basada en el logro desde la reduccin del impulso.
Desde la primera de las aproximaciones, la clsica, se defiende que la motivacin es un
impulso, esto es, un estado interno, una necesidad o condicin que empuja al individuo
hacia la accin. Desde esta perspectiva, se considera que las necesidades se encuentran
localizadas en el interior del individuo[6]
. Los representantes por excelencia de este tipo de
propuestas fueron, como ya hemos revisado, Atkinson (1957/1983, 1964) y McClelland
(1961), estableciendo que la conducta orientada al logro es el resultado de un conflicto
entre el motivo de xito y el miedo al fracaso. Desde esta aproximacin clsica de la
consideracin de la motivacin como un impulso, en la que cobra una relevancia especial la
significacin de los incentivos, se propone que los individuos encuentran su nivel
motivacional ptimo sabiendo que el nmero de recompensas es menor que el nmero de
participantes para conseguir tales recompensas, con lo cual se estimula la creciente
competitividad entre los individuos. Adems, Covington (2000) encuentra que esta forma
de entender la motivacin de logro suele tener repercusiones negativas en los procesos de
aprendizaje, pue