Panel: Nuevas y viejas formas de integraciones en América Latina
Ponencia: Movimientos sociales e integración: el caso reciente en América
Latina
Presentada por: María Cristina Pérez Ruiz
Correo: [email protected]
Grupo de investigación Relaciones Internacionales y Asuntos Globales –
RIAG-
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Universidad Nacional de Colombia
Sede Bogotá
Ponencia presentada para el:
9 º Congreso ALACIP 26-28 de Julio de 2017, Montevideo
Resumen: Desde la puesta en escena de los diversos esquemas de integración en América
Latina se han enarbolado objetivos tanto económicos como políticos que llevarían a la
región a tener unos espacios de concertación, cooperación y articulación en estos campos.
En este escenario es pertinente hacer un acercamiento a la sociedad civil y su articulación a
los procesos de integración tras un período de efervescencia ideológica y política en donde
se reivindicó el papel de la sociedad civil organizada y de los diferentes movimientos
sociales desde campesinos, pasando por reivindicaciones indígenas, feministas, ecologistas,
sindicalistas y obreras. Es por ello, que pretendemos hacer un acercamiento a cómo se han
desarrollado los movimientos sociales y sus banderas en la integración latinoamericana en
tanto que sus propuestas pueden ser articuladas o no y sus objetivos puedan ser tenidos en
cuenta o no en estos escenarios. A la vez precisar cuál fue su papel en la última década en
un momento en que América Latina asumió a través de la elección de gobiernos
identificados con la izquierda y progresistas una forma de inserción internacional
reivindicando el papel de la ciudadanía y los pueblos y con una postura anti hegemónica
autonomista y de corte social.
Palabras clave: América Latina, integración, movimientos sociales, sociedad civil
Problemática: La integración en América Latina se ha consolidado como un área de
investigación y estudio con miras a establecer los principales lineamientos, éxitos y
fracasos de iniciativas que desde mediados del siglo XX se han enarbolado desde distintas
concepciones. A nivel institucional, político, histórico, jurídico y económico se han
evidenciado los principales aspectos de la integración conllevando con ello a una constante
evaluación destacando falencias y logros a lo largo de más de sesenta años y caracterizando
los elementos coyunturales y contextuales que permitieron o impidieron la consecución de
metas establecidas desde los organismos de integración.
Sin dejar de lado la importancia de éstos análisis, es necesario abordar la articulación de
más elementos de la integración aparte de su institucionalidad, y en sí, aspectos de su
propia organización para pasar a un escenario en donde se involucra la sociedad civil
organizada y los movimientos sociales. Esto teniendo en cuenta que tras la intensificación
de vínculos comerciales y políticos durante la década de los noventa con la apertura y
globalización, para el siglo XXI nuevas necesidades se van a establecer en los esquemas de
integración haciendo énfasis en la articulación de otras instancias de participación como
grupos sociales en pro de las nuevas dinámicas impresas por la política y la llegada de
partidos y movimientos de corte progresista a diversos gobiernos de la región.
En ese sentido, la pregunta que se hace es ¿se han articulado o no los movimientos sociales
en los distintos esquemas de integración en América Latina? Con ello se pretende resolver
si más allá del discurso integrador alrededor de los pueblos y distintas organizaciones se
logró avanzar en la representación y participación de estos grupos teniendo como eje sus
demandas contando con ello con un escenario proclive a la visibilización y reivindicación
en donde los gobiernos progresistas procuran integrar más capas de la sociedad civil a sus
proyectos políticos por lo que la integración latinoamericana se enarbola como un espacio
que procura plasmar ese momento histórico y por ende apropiado para establecer nuevos
direccionamientos en los procesos de integración tomando en cuenta la democratización y
la participación social.
Metodología:
En un primer momento se buscan fuentes primarias y secundarias para hacer un fichaje de
información primordial en libros, revistas especializadas, periódicos y documentos.
Posteriormente se realiza una selección de la bibliografía principal para ser abordada y
tenida en cuenta. En un segundo momento, se realizan unas fichas bibliográficas en donde
se especifiquen temas centrales de las lecturas, aspectos estructurales, ideas principales y
secundarias y conclusiones. Con la información contenida en esas fichas, se procede a la
escritura del trabajo investigativo y las conclusiones principales de la investigación.
Al ser un método descriptivo lo que se realiza es una exposición detallada de los aspectos
encontrados en relación a la temática abordada en donde se especifican. Se interpreta la
información encontrada haciendo una lectura con base en el contexto histórico, los actores
involucrados, los procesos políticos y las configuraciones que se da con base en las
acciones de los actores, escenarios e intereses. La presentación de la información se hará en
la mesa temática del grupo de investigación RIAG denominada “Viejas y nuevas
integraciones en América Latina y el Caribe”, en donde se tendrán en cuenta los objetivos
de la investigación, los resultados y las conclusiones así como las perspectivas y temáticas
que pueden surgir como tensión en lo relacionado al tema investigado.
Resultados parciales / conclusiones:
El contexto y sus características
Durante el siglo XXI llegaron al poder líderes que enarbolaron las banderas de la justicia
social y la igualdad de oportunidades para los sectores más oprimidos y atacados por las
políticas neoliberales de los años noventa las cuales dejaron pobreza y poca posibilidad de
ascenso social en las sociedades dominadas por una clase dirigente proclive a las políticas
aperturistas que precarizó la inversión social en favor de la libertad concebida desde el
mercado. En ese escenario, América Latina aparecía como una región desigual, con escasa
productividad, con mano de obra poco cualificada, con productos de exportación de bajo
valor agregado y sobre todo con una capa enorme de pobreza.
Por ende, durante la primera década (2000-2010) surgieron propuestas para cambiar esas
condiciones de la mano de mayor acceso a oportunidades a sectores donde la precariedad y
el bajo consumo eran la constante y se enfatizó en el acceso a servicios sociales de manera
ampliada a estos: salud, educación, alimentación lo que proyectó un objetivo de
apalancamiento social con miras a dar ascenso a estos sectores bajo la égida de programas
sociales y asistencialismo. Ello se tradujo en considerables reducciones de pobreza en
países como Brasil, en el aumento del crecimiento en casi todos los países de la región, y
por ende más acceso al mercado y a los bienes de consumo otrora limitados para sectores
de clase media y alta.
Los regímenes caracterizados como “populistas” (caso de Argentina, Venezuela, Bolivia)
imprimieron al juego democrático una lucha por la representatividad del pueblo haciendo
énfasis en la necesidad de empoderar a la masa en un discurso en el que se establece una
lógica binaria entre “ellos-nosotros” “amigo-enemigo” “pobre-rico” “pueblo-oligarquía”.
En ese juego democrático tuvieron que competir con oposición, medios, gremios,
empresarios, multinacionales y críticos de fuera de sus fronteras. El aparato institucional, la
democracia política y la separación de poderes jugaron muchas veces un papel de
limitación de posturas y actuaciones autoritarias en nombre del “pueblo” y la “voluntad
popular” por lo que se erigieron enconadas batallas en la política nacional que polarizó y
abrió aún más las grietas de sociedades profundamente divididas no sólo en lo económico
sino en lo ideológico.
En medio de este escenario se habla del “consenso de los commodities” para reflexionar
alrededor de la situación vivida por América Latina durante la primera década del siglo
XXI por lo que:
“El «Consenso de los Commodities» subraya el ingreso de América Latina en
un nuevo orden económico y político-ideológico, sostenido por el boom de los
precios internacionales de las materias primas y los bienes de consumo
demandados cada vez más por los países centrales y las potencias emergentes.
Este orden va consolidando un estilo de desarrollo neoextractivista que genera
ventajas comparativas, visibles en el crecimiento económico, al tiempo que
produce nuevas asimetrías y conflictos sociales, económicos, ambientales y
político-culturales. Tal conflictividad marca la apertura de un nuevo ciclo de
luchas, centrado en la defensa del territorio y del ambiente, así como en la
discusión sobre los modelos de desarrollo y las fronteras mismas de la
democracia.” (Svampa, 2013)
Ello hace pensar en la necesaria reivindicación por parte de las élites políticas en el
poder, de sectores económicos que se beneficiaron de la ola expansiva de la economía
basada en el elevado precio de materias primas en actividades como el agronegocio, la
minería, con fuertes visos de extractivismo en lo que se constata que:
“Con los grandes sectores económicos hubo un vínculo más bien oscilante.
Algunos de ellos, ligados al agronegocio o la minería, fueron muy beneficiados
con estos gobiernos, que además no hicieron reformas tributarias ni tocaron a
los sectores más ricos. Con esto no quiero decir que se haya obturado una
oposición de derecha, que siempre ha estado presente tratando de desprestigiar
a los gobiernos progresistas. Pero no tiene sentido culpar solo a la derecha
porque el fin de ciclo tiene que ver con promesas incumplidas, desmesuras y
torpezas de gobiernos que habían generado muchas expectativas en sus inicios”
(Revista Ñ, 2016)
Diversos sectores que si ben pudieron sentirse identificados con estos gobiernos al
comprobar la escasa participación real y representatividad de sus intereses se apartaron
del proyecto político muchas veces caracterizado como populista, demagógico y
extractivista. En ese sentido “El fin de ciclo se asocia a una crisis de gobiernos
progresistas por su escasa tolerancia al pluralismo. Naturalizaron el poder y
expulsaron las narrativas emancipatorias de todo un sector de la izquierda clasista,
autonomista, ecologista, ecofeminista, en nombre de esta matriz populista donde el
Estado y el líder y su identificación con el Estado tienen un rol central.” (Revista Ñ,
2016)
Desde esta perspectiva cabe preguntarse ¿Y en el escenario regional qué sucedió? Hay
que establecer la importancia de la ruptura de las negociaciones del ALCA en la
Cumbre de Mar del Plata de 2005 la cual configuró un escenario de autonomía y de
potenciamiento de procesos de integración liderados por países de la región como el
caso de Brasil con Unasur y Venezuela con la ALBA. Las posturas anti hegemónicas,
antiliberales y antiimperialistas se enarbolaron como banderas de distintos movimientos
sociales, sindicatos y sectores de la sociedad civil para contrarrestar la presencia
estadounidense en la región y fomentar un proyecto político alternativo, de base e
inclusivo de sectores y gremios afectados y subordinados a políticas gubernamentales
de poco beneficio colectivo.
El papel liderado por la Alianza Social Continental con la campaña contra el ALCA fue
un insumo primordial para la decisión de parte de los gobiernos argentino, venezolano y
brasileño de no continuar con las negociaciones y dar paso a otras instancias de
integración más “latinoamericanas”. Por ende, “la Cumbre de Mar del Plata (2005)
significó el fin de una negociación y el inicio de otra nueva para la creación de la
Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), lideradas ambas negociaciones por los
presidentes de Argentina, Brasil y Venezuela. La negociación concluyó con la firma de
todos los países de América del Sur” (Botto, 2014, pp.205)
Diversas temáticas y agendas han movilizado a la sociedad civil como son la lucha por
territorios ancestrales, el acceso por parte de campesinos a precios competitivos de sus
productos, la lucha contra proyectos extractivistas mineros en territorios indígenas y
afectados ambientalmente, el agronegocio que beneficia más a grandes emporios y
multinacionales que a campesinos que se ven afectados por el alza en los precios de
insumos y transporte, el papel de las mujeres en las definiciones y estrategias de
contrapunteo frente a las fuerzas dominantes del mercado y el patriarcado como símbolo
de la primacía del hombre y explotación sobre los más débiles.
Múltiples luchas se dan en un escenario de constante disputa por recursos, el territorio,
la tierra, la naturaleza, los alimentos, el campo y en sí, el dominio sobre lo humano y no
humano para la acumulación y explotación o para la preservación y sostenibilidad. Los
movimientos sociales al ser parte activa por demandas puntuales forman un actor
trascendental a la hora de llamar la atención sobre la importancia de delimitar los
intereses desmedidos del capital y disputar más allá de la retórica un papel relevante en
la sociedad que reivindique los grupos, sectores y poblaciones oprimidos y que
organizados establezcan tareas, métodos, estrategias y acciones colectivas para la toma
del control y autonomía sobre innumerables elementos que empoderan y enaltecen la
lucha social.
Pese a ello el papel que han jugado en los procesos de integración ha sido irrelevante y
muchas veces inexistente pues en muchas ocasiones las plataformas de lucha y
visibilidad no pasan de las fronteras nacionales y en otras la poca articulación a nivel
continental en términos de recursos, financiación y organización no pasan de meros
escenarios anecdóticos y circunstanciales. Un aporte significativo respecto a esto lo da
la Secretaría de la Alianza Social Continental al referirse sobre los movimientos sociales
en los nuevos procesos de integración:
“El ALBA depende en gran medida del liderazgo y los recursos
venezolanos, no tiene suficiente desarrollo institucional y la participación
de los movimientos sociales en ese proceso que comenzó en forma
promisoria, sigue siendo en gran medida un tema pendiente. MERCOSUR
ha tenido importantes avances, pero las asimetrías regionales, la enorme
predominancia de Brasil y las vacilaciones en asumir un liderazgo más
decidido, dificultan su profundización, aunque el reciente ingreso de
Venezuela al mismo promete ser una oportunidad para que se proyecte más.
Unasur es un logro de los gobiernos de izquierda, pero en su seno hay una
profunda división con los países que promueven la Alianza del Pacífico y
que paralizan la profundización de los acuerdos autónomos, lo mismo
podría señalarse de la CELAC. Los movimientos sociales han estado al
margen de estos procesos especialmente en el último periodo, aunque
seguramente formará parte de su agenda, precisamente para develar estas
contradicciones y apoyar los pasos progresistas que se les dé.”1
1 Consultado de: http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2013011206 el 6 de abril de 2016
Cabe destacar que en un escenario pos ALCA las nuevas alternativas de acción y
participación de movimientos sociales y sociedad civil se circunscribieron a dos
posturas:
“La primera posición juzga de manera crítica al Mercosur, puesto que acompaña
de manera poco activa los procesos de integración política y cultural, como el
ALBA o Unasur. Esta estrategia es asumida mayoritariamente por los
movimientos campesinos, los movimientos de base y algunos partidos y sindicatos
clasistas, como la fracción crítica de la Central de Trabajadores de la Argentina
(CTA), que acusan al Mercosur actual de reproducir las lógicas imperialistas y
capitalistas del ALCA. La segunda posición, en cambio, señala la importancia de
apoyar todos los procesos de integración suramericana y de seguir construyendo
alianzas multisectoriales a través de prácticas de acompañamiento y movilización
como son las cumbres de los pueblos. De acuerdo con esta posición, liderada
mayoritariamente por la Confederación Sindical de Trabajadores y Trabajadoras
de las Américas (CSA) y el movimiento estudiantil, no hay contradicción entre los
objetivos que persiguen el Mercosur y Unasur, sino complementación en términos
de agendas y de alcances. Para estas organizaciones, el Mercosur actual –
llamado social y productivo– es una alternativa a la integración comercial de los
años noventa y sigue teniendo vigencia como opción transformadora para los
pueblos, ya que propone un modelo de desarrollo y crecimiento basado en la
complementación industrial.” (Botto, 2014, pp. 207)
Entonces, se entiende que los movimientos sociales en tanto fuerza política al igual que al
interior de las naciones donde emergen, como en el escenario regional, optan por la
resistencia o por la convergencia significando por ende una configuración en su accionar: o
más autonomista (en el caso de las resistencias) o más cooptada (cuando se adhieren a las
agendas políticas nacionales y regionales). No hay una única postura, ni una única bandera
en relación al papel de los movimientos sociales en la integración latinoamericana sino más
bien un entramado de fuerzas que en un momento pueden sentirse representadas por el
proyecto político del gobierno y de la organización regional y por ende actuar en
concordancia con ello (adhiriéndose y respaldando iniciativas) y en otro momento puedan
quedar diezmadas y desarticuladas debido a la poca representatividad de sus demandas o a
la profunda cooptación a nivel nacional y a la poca visibilidad en escenarios regionales.
En el caso concreto de los gobiernos de Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en
Ecuador se tiene que en un primer momento tuvieron el respaldo de diversos sectores de la
sociedad civil como campesinos, indígenas, estudiantes, cooperativas, mujeres, obreros,
ecologistas y sindicatos en tanto sintieron el respaldo gubernamental a sus demandas
consagradas e institucionalizadas en agendas políticas de carácter nacional por lo que “Así,
a través de la Asamblea Constituyente el gobierno de Evo Morales estableció el
reconocimiento de los derechos colectivos y la creación del Estado Plurinacional y las
Autonomías indígenas. Por su parte, Ecuador constitucionalizó los Derechos de la
Naturaleza y estableció un Plan del Buen Vivir que apuntaba a la salida del modelo
primario-exportador, acompañando esto con la propuesta innovadora como la de dejar
parte del petróleo bajo tierra (Iniciativa Yasuní).”(Svampa, 2015)
Entonces, las banderas enarboladas por ambos gobiernos sucumbieron a las ventajas del
populismo y el hiper-presidencialismo apalancados por el apoyo del sector extractivista lo
que generó fisuras y rupturas de pactos y alianzas con estos movimientos. La cooptación en
unos casos y la demonización en otros, resquebrajaron la pretendida unidad por parte de
estos gobiernos significando discursos amenazantes y desafiantes frente a ciertos sectores
(el caso de algunas ONG ambientalistas en Bolivia) reduciendo en su más mínima
expresión la democracia y la búsqueda de múltiples escenarios de pluralismo, disertación y
diálogo constructivo entre diversos sectores sociales y los gobiernos en el poder.
Con lo anterior se tiene que la promesa hacia cambios profundos en la democracia, la
participación y la inclusión se incumple debido a la implantación desde los gobiernos de un
único objetivo de unanimidad y respaldo sin impugnaciones ni discrepancias que en
muchas ocasiones favorecen un clima de censura, debilitamiento y sometimiento tanto de
movimientos sociales como de organizaciones de base. El juego al que se juega en la
democracia imprime en estos gobiernos la necesidad del respaldo electoral en donde a la
postre se cercenan la división de poderes, se avala la corrupción y se tolera la concentración
del poder en un único líder, con las repercusiones para la sociedad que ello conlleva
acrecentando más la brecha entre gobernantes y gobernados.
Desarrollos en ALBA y Mercosur
Ya en el plano regional, en el caso de Mercosur se produjo un entusiasmo con las
adhesiones de Venezuela y Bolivia en donde se visualizó “un escenario real de
articulación de los movimientos sociales en América Latina” (Díaz, 2014, pp. 161)
además de la institucionalización en la ALBA del Consejo de Movimientos Sociales
(CMS) el cual “Tiene como misión articular a los Movimientos Sociales de los países
miembros del ALBA-TCP y a aquellos de países no miembros” (ALBA- TCP) con
banderas como el antiimperialismo y antineoliberalismo y consignas como las defensa
de la naturaleza, la justicia social y la soberanía popular además del ALBA-
Movimientos una plataforma que comprende movimientos de base independiente del
CMS con miras a mayor autonomía y a la articulación con plataformas sociales de base
nacional.
Como elemento primordial a la conformación del CMS se tiene la Declaración de
Tintorero del año 2007 en el marco de la V cumbre del ALBA celebrada en Estado Lara
de Venezuela en donde se refuerzan los principios de la integración de la iniciativa
“autodeterminación de los pueblos, complementariedad económica, comercio justo,
cooperación entre los países participantes (intra-ALBA), desarrollo económico
equilibrado en cada país, lucha contra la pobreza, preservación de la identidad
cultural de los pueblos, integración energética, defensa de la cultura latinoamericana y
caribeña, de la identidad de los pueblos de la región, fomento de la cultura autóctona e
indígena”2 con los propuestos en el marco de esta Cumbre : “integración tecnológica-
productiva, solidaridad entre nuestros pueblos, lucha contra la exclusión social,
defensa de los derechos humano, laborales y de las mujeres, defensa del ambiente,
integración física, soberanía alimentaria, participación de los pueblos en los asuntos
públicos”
2 Ver: “DECLARACIÓN DE TINTORERO MOVIMIENTOS SOCIALES DEL ALBA” Consultado de: http://alba-tcp.org/contenido/declaracion-tintorero-de-ms-del-alba
Dentro de las propuestas organizativas se establecieron como principios la autonomía y
estructura horizontal en la adhesión de los Movimientos Sociales al ALBA con criterios
anti imperialistas, ambientalistas, de género y humanista. Además de proponer una
Carta del ALBA, la articulación con gobiernos locales y regionales incluso de aquellos
no pertenecientes a la iniciativa, la creación de una Contraloría Social del ALBA, crear
un Consejo Consultivo Planificador de los Movimientos Sociales y la creación de una
Casa del ALBA en cada país en los marcos de la integración cultural indígena y
afrodescendiente.
Durante el año 2008, en la celebración de la VI cumbre del ALBA se aprueba la
estrategia para el Consejo de Movimientos Sociales del ALBA. Mientras que para el
año 2009 se da lugar en el mes de octubre la Primera Cumbre de Consejos de
Movimientos Sociales en el Marco de la VII Cumbre del ALBA en la ciudad de
Cochabamba, Bolivia en donde en su Manifiesto General se acepta las limitaciones en
términos de las acciones propuestas que no se han podido llevar a cabo tales como la
creación de los capítulos nacionales de los movimientos sociales así como la reunión
constitutiva del Consejo de Movimientos Sociales.
Sin embargo en esta declaración se manifiesta que:
“Aquí, desde el corazón de Sudamérica, desde los pueblos combatientes, las
organizaciones indígenas originarios campesinas, obreros, trabajadores,
estudiantes, clase media y profesionales comprometidos con su pueblo de
Venezuela, Cuba, Bolivia, Antigua y Barbuda, Ecuador, Nicaragua, Honduras, la
Mancomunidad de Domínica, San Vicente y las Granadinas, aunados en el
Consejo de Movimientos Sociales del ALBA-TCP, nos comprometemos a
defender los principios revolucionarios del ALBA-TCP, que potencian la lucha y
la resistencia contra todo tipo de explotación para construir un mundo diferente.”3
Mientras las reuniones del Consejo de Movimientos Sociales se han llevado a cabo de
forma lenta y con pocos avances debido a su dinámica de conformaciones nacionales en
donde sólo hasta el año 2011 se constituyó el CMS de Venezuela4, la Plataforma ALBA
Movimientos establecida desde una perspectiva no estatista ha desarrollado diversos
avances dentro de los cuales se destaca la conformación para el año 2017 de la primera
3 Manifiesto de la 1ra. Cumbre de movimientos sociales, pueblos y naciones de los países miembros de la alianza
bolivariana Para los pueblos de nuestra américa. “Hacia la fundación del consejo de movimientos sociales del Alba-tcp”
Cochabamba, octubre 17 del 2009. 4 Ver: “Consejo de Movimientos Sociales de ALBA se constituye en su capítulo Venezuela” Consultado de:
http://www.albatv.org/Consejo-de-Movimientos-Sociales-de.html
reunión de Coordinación Política de ALBA Movimientos (además de la II Asamblea
Continental de Alba Movimientos realizada en diciembre de 2016 en Bogotá, Colombia)
una herramienta creada recientemente e integrada por representantes de 15 países de la
región “en función de unir fuerzas para un proyecto complejo, que incluye una dimensión
nacional y al mismo tiempo otra dimensión regional” (Telesur, 2017) hecho que evidencia
los limitantes que ha tenido ALBA en su dimensión de articulación con movimientos
sociales y las propuestas alternativas basadas en las iniciativas independientes y de carácter
civil y comunitario.
Desde inicios del siglo XXI se han desarrollado sendos esfuerzos para lograr la
articulación de la sociedad civil en MERCOSUR y se han establecido mecanismos
institucionales para llevar a cabo el impulso a un esquema social y solidario y llevar a
cabo programas y proyectos en beneficio de sectores sociales relegados. A partir del año
2000 se institucionaliza la Reunión de Ministros y Autoridades de Desarrollo Social del
MERCOSUR5 (RMADS), además de ello en el marco del Consenso de Buenos Aires
firmado por Nestor Kirchner y Luis Inacio Lula da Silva el 16 de octubre de 2003 se
conviene “impulsar decididamente en el proceso de integración regional la
participación activa de la sociedad civil” (Consenso de Buenos Aires, 2003) a través de
la complementación y el diálogo amplio y plural lo que indica una puesta en escena del
discurso de la necesidad de activar la participación de la sociedad civil en el proceso de
integración por lo que se llevarán a cabo acciones en favor de ello.
Es así que el Mercosur de carácter social y productivo cuenta con un Plan Estratégico de
Acción Social (PEAS) y un Estatuto de la ciudadanía en lo que se evidencia avances
importantes en términos de la configuración de un Mercosur social. Además de ello se
han desarrollado las Cumbres Sociales del Mercosur la última realizada en noviembre
de 2016 en Venezuela en su edición número XXI denominada “Tejiendo la integración
de los pueblos del Sur”. El Programa MERCOSUR Social y Productivo comprende una
plataforma donde se articulan organizaciones de la sociedad civil en la cual participan
ONG´s de los países miembros del MERCOSUR articulando organizaciones y
5 Cabe señalar la Declaración de Principios del Mercosur Social del 23 de noviembre de 2007 en el marco de la XIII RMADS en donde
se señalan como ejes rectores: la reafirmación del núcleo familiar, la indisociabilidad de las políticas económicas y sociales, la protección
y promoción social, la importancia de la seguridad alimentaria y nutricional, el respeto a las particularidades territoriales y el diálogo con
la sociedad civil. Consultado de: http://ismercosur.org/wp-content/uploads/2012/08/Anexo-V-Declaracion-de-Principios.pdf
movimientos de base representando a jóvenes, mujeres y campesinos desde el año 2003
para lo cual se establece la reivindicación de derechos políticos, económicos y sociales
“de los sectores excluidos en la participación y diseño del proceso de integración
regional MERCOSUR” (PMSS)
Además de ello, se señala como hecho relevante la conformación del Instituto Social del
Mercosur en el año 2007, la creación en el 2008 de la Comisión de Coordinación de
Ministros de Asuntos Sociales del MERCOSUR (CCMASM), la Creación del Instituto
de Políticas Públicas en Derechos Humanos (IPPDH) y la Creación de la Unidad de
Apoyo a la Participación Social del Mercosur. De otro lado se destaca la iniciativa
SOMOS MERCOSUR concebida como “otro espacio concreto de participación-
reflexión dedicado a indagar acerca de la posibilidad de la sociedad civil para incidir
en la toma de decisiones” (Theiler, 2012, pp. 84) y en donde a través de los Encuentros
de Puntos Focales se da lugar a la discusión y construcción de consensos con el objetivo
de visibilizarlo en instancias institucionalizadas como las Cumbres Presidenciales,
reuniones especializadas o los Ministerios de Relaciones Exteriores6
Pese a estos avances persisten visiones críticas en términos de la capacidad de las
instituciones de carácter social que se quedan en ser “consultivas” sin un poder
decisorio y ejecutivo el cual se concentra en Ministerios y Cancillerías, la
representatividad de las instituciones como el Instituto Social del MERCOSUR el cual
“Hasta el día de hoy se presenta como un organismo absolutamente alejado de las
necesidades de los movimientos sociales y parece haber quedado como reducto de
“especialistas” y académicos” (Manganiello, 2015). Además de ello llama la atención
que para el año en curso, 2017, se haya eliminado, a propuesta de Paraguay y en espera
de la aprobación por parte de la Cumbre de Jefes de Estado7, el cargo del Alto
Representante General el cual se había conformado para el impulso del proceso de
integración y en particular de las políticas sociales del bloque.
Otro de los elementos está en la falta de articulación entre las mismas instancias
nacionales relacionadas con los temas sociales ya que ello contiene esferas como la
6 En el caso argentino a través del Consejo Consultivo de la Sociedad Civil (ccsc) y en el caso brasileño a través del Consejo Brasileño
del Mercosur Social y Participativo 7 Ver: http://www.lanacion.com.py/politica_edicion_impresa/2017/06/10/mercosur-suprime-cargo-politico-del-bloque-regional/
alimentaria, educativa, cultural, tecnológica, de salud que reflejan la necesidad de
políticas coordinadas y confluyentes en la arquitectura social del Mercosur. Otros de los
elementos que se han señalado son: el déficit democrático y de transparencia, la
capacidad de incidencia de las organizaciones sociales, la rendición de cuentas, las
respuestas inmediatas ante vaivenes y coyunturas políticas y la prevalencia de sesgos
nacionales a la hora de definir planes y estrategias de carácter social.
Finalmente, en un ciclo de recesión y cambio de rumbo de las necesidades e intereses de la
integración regional, cabe preguntarse qué pasará con los recursos destinados a planes,
programas y proyectos regionales y pluriestatales en materia social. Analizando los aportes
estatales a una institución específica como el Instituto Social del MERCOSUR (Ver
ANEXO 2 y ANEXO 3) se evidencia el esfuerzo y apoyo de los gobiernos para la puesta en
marcha de esta arquitectura institucional8 de carácter social, sin embargo, a la hora de
evaluar los proyectos tales como: "Economía Social de Frontera", "Revalorizando
Nuestros Alimentos Tradicionales: Seguridad Alimentaria, Identidad y Diversidad Cultural
en el MERCOSUR" y "Protección Social, Erradicación de la extrema pobreza y el hambre"
se evidencia la falta de ejecución ya que al consultar las páginas web del ISM, queda
constancia que sólo el proyecto de Economía Social (financiado en gran parte por el
FOCEM tiene un costo de U.S $1.646.820,00 ) se ha llevado a cabo mientras que los otros
dos quedaron en etapa de diseño lo que evidencia la complejidad de llevar a cabo proyectos
conjuntos que impliquen un alto impacto social y destino de recursos.
Unasur y lo posible
En instancias como UNASUR al ser de carácter estrictamente intergubernamental en
términos de su objetivo primario orientado a ser un espacio de concertación y diálogo
político, la articulación de movimientos sociales y sociedad es un elemento en
desarrollo. Sin embargo, en su objetivo número 16 se establece “La participación
ciudadana a través de mecanismos de interacción y diálogo entre UNASUR y los
diversos actores sociales en la formulación de políticas de integración suramericana”
8 Dentro de los presupuestos anuales del ISM se tienen en cuenta: aportes de los Estados partes, los gastos corrientes que se distribuyen
en gastos en personal y gastos de funcionamiento y gastos de capital o activo fijo.
(Unasur, s.f.) hecho que evidencia la necesidad de articular las demandas ciudadanas a
las instancias de integración regional, un elemento que ha caracterizado los discursos
oficiales en estos mecanismos durante el siglo XXI.
Es preciso señalar como antecedente importante la “Cumbre social por la integración de
los pueblos” en la ciudad de Cochabamba del año 2006 a la par de la cumbre de la
Comunidad Suramericana de Naciones –hoy Unasur- realizada en la misma ciudad, en
donde se resaltó como uno de los principios rectores de la integración sudamericana el
reconocimiento y el “el aporte de los movimientos sociales y organizaciones de la
sociedad civil y su derecho a una participación democrática en cada uno de los países
sudamericanos y en el proceso de integración”9 en lo que sería un llamado a la
ampliación de los espacios de participación y de construcción conjunta de agendas en
favor de una integración amplia y representativa de distintos actores como los
movimientos sociales y la ciudadanía.
En términos institucionales es de destacar que en su estructura no contempla una
instancia conformada por representantes permanentes de los actores sociales, pues
cuenta con una Presidencia Pro Tempore, una Secretaría General, el Consejo de Jefas y
Jefes de Estado y de Gobierno, el Consejo de Ministras y Ministros de Relaciones
Exteriores, el Consejo de Delegadas y Delegados y 12 consejos sectoriales. Dentro de
estos últimos cabe destacar el Consejo Suramericano de Desarrollo Social creado en
2009 como instancia de diálogo, reflexión, coordinación y cooperación y conformado
por Ministras y Ministros de ámbitos sociales de los países, sus Viceministros,
representantes, asesores y grupos de trabajo.
Dentro de su Plan de Trabajo 2015-201710
el Consejo de Desarrollo Social contempla
dentro de sus ejes temáticos la Participación Social pese a ello no es claro el lugar dado
a ésta ni los mecanismos de inclusión de sus propuestas pues dentro del mismo
documento se resalta la necesidad de definir dentro del ciclo de la política el momento
en donde se hará efectivo esta participación ya sea en términos de transmitir la
información, la co-gestión de programas, su diseño o evaluación. Esta carencia resulta
9 “Declaración de Cochabamba” (2006) Cumbre de la Comunidad Sudamericana de Naciones Consultado de:
http://www.integracionsur.com/sudamerica/CumbreSudamericanaBolivia06.pdf 10 Ver: http://www.mides.gub.uy/innovaportal/file/55509/1/plan-de-accion-2015-2017-version-consolidada.pdf
por lo menos cuestionable en la medida en que se establece la necesidad de conocer las
problemáticas desde el territorio dando por sentado la relevancia de la organización
social en la construcción de políticas públicas, sin embargo, no se establece un
instrumento claro y preciso de esa articulación.
Pese a lo anterior es de destacar el apalancamiento y el fortalecimiento de la
participación ciudadana en UNASUR a través de la creación a través de la Decisión N°7
de 2012 por el Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno del “Foro de
participación ciudadana” en donde se insta a los Consejos Ministeriales Sectoriales y
otras instancias de Unasur incorporar eventos de difusión y diálogo con la ciudadanía y
sus organizaciones. En este sentido el Consejo de Delegadas y Delegados en el año
2013 presenta las directrices para su funcionamiento en donde se destaca la promoción
y la incidencia de los actores sociales en la formulación de políticas de integración
latinoamericana estableciendo dentro de su composición:
Espacios Nacionales de Participación
Puntos Focales para la Participación Ciudadana
El Foro se realizará por lo menos anualmente y es coordinado por la Presidencia Pro
Tempore del Foro la cual junto con los Puntos Focales tienen como función consolidar
las propuestas, darles seguimiento y direccionarlas hacia los órganos e instancias de
Unasur así como dar asesoría en temas de participación ciudadana. Los Estados
miembros en coordinación con la Secretaría General deben gestionar los medios de
financiamiento del Foro a la par que ésta última debe mantener una plataforma virtual
de Participación Ciudadana en el Centro de Comunicaciones e Información de
UNASUR.
Dentro de los elementos a destacar se menciona la realización de eventos de difusión y
diálogo con la ciudadanía y sus organizaciones con las instancias de Unasur, el enlace
entre los órganos e instancias de UNASUR y los actores sociales, la posibilidad de
participación por invitación expresa de los actores sociales en las sesiones de los
órganos y demás instancias de UNASUR, el derecho de las organizaciones a formular y
presentar recomendaciones para la toma de decisiones en la instancia correspondiente y
la búsqueda en la medida de lo posible por parte de los Estados miembros de apoyo a la
participación de los actores sociales sin que su disponibilidad de recursos sea un
limitante.
A la fecha se han llevado a cabo dos foros de participación ciudadana el primero en
Cochabamba, Bolivia (2014) y el segundo en Quito, Ecuador en donde se destacaron los
encuentros de los Puntos Focales previos a su realización así como la participación de
actores sociales, redes nacionales y regionales11
y plataformas ciudadanas. Cabe
destacar que en el primero de ellos participaron alrededor de 200 delegados de las
organizaciones sociales de diez países alrededor de tres mesas en donde se promovieron
diversas propuestas como la creación de diferentes Consejos, grupos de trabajo, la
garantía de fondos permanentes para su funcionamiento, la conformación de la Red de
Comunicación Regional Permanente y la creación de la Universidad Latinoamericana.12
Sin duda, estos son avances importantes en términos de la participación de los
movimientos sociales en Unasur lo cual profundiza los debates democráticos y
transparentes y abre la puerta a demandas desde distintos sectores en el proceso de
integración. Pese a ello, la capacidad de convocatoria sigue siendo restringida ya que
pasa por los registros que hagan las organizaciones antes los respectivos ministerios
nacionales que en muchas ocasiones no desarrollan agendas de difusión hecho que
dificulta el acceso a la información por parte de los actores sociales. Además de ello, en
un momento como el actual en donde las capacidades políticas de la Unasur han sido
puestas en duda por la problemática interna venezolana y el repliegue de Brasil, cabe
preguntarse acerca de cómo continuar un diálogo profundo en una época de
incertidumbre tanto política como económica.
La CELAC
11 Cabe destacar el comunicado de la Confederación Sindical de Trabajadores/as de las Américas en donde se pone de manifiesto:
“(…)Consideramos una equivocación restringir la participación de la sociedad civil a la representación nacional y local, además que
donde hubo las convocatorias nacionales fueron parciales(…) Creemos que no (nos) es posible concretar una estructura de participación
sin la amplia convocatoria a los movimientos de la región, tanto en sus expresiones locales y nacionales como regionales” Ver:
http://www.csa-csi.org/HOME-Noticias-Anteriores-Foro-de-Participaci%C3%B3n-Ciudadana-de-UNASUR---fortaleciendo-la-
participaci%C3%B3n-social-en-la-integraci%C3%B3n-11440 12 Ver: http://mesadearticulacion.org/noticias/concluyo-este-viernes-el-primer-foro-de-participacion-ciudadana-de-unasur-con-una-
directiva-y-propuestas-desde-las-organizaciones-sociales/
En el caso de la CELAC se constata la creación del Foro de los Pueblos el cual se
constituye en un espacio de articulación de movimientos sociales los cuales han dado
permanente apoyo a los objetivos e intereses de la CELAC ratificado en sus posturas
ante las cumbres realizadas (reconociéndola como su declaración ante la IV Cumbre de
la CELAC de 2016 en Ecuador lo evidencia) y en donde se han establecido como
intereses primordiales “el desarrollo sustentable, el cuidado del medio ambiente, el
respeto por las comunidades indígenas, la democracia, los derechos humanos, la
calidad de vida y problemas sociales de la región, como educación, salud y aspectos
laborales”13
La CELAC constituida en 2010 como un espacio de concertación y diálogo político
articulado a través del consenso y la participación de los 33 países de América Latina y
el Caribe en su “Procedimiento para el Funcionamiento Orgánico de la CELAC”
establece su organización así: Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno,
Reunión de Ministras y Ministros de Relaciones Exteriores, Presidencia Pro Tempore,
Reunión de Coordinadores Nacionales, Reuniones especializadas y la Troika. Es de
destacar que en su Plan de Acción de Caracas de 2012 se destaque como uno de sus
objetivos en materia social “Impulsar la participación activa de la sociedad civil
especialmente las organizaciones y movimientos sociales como partes fundamentales en
el proceso de inclusión social en la integración regional” (CELAC, 2012)
Pese a ello, el Foro de la Sociedad Civil EU-CELAC, agrupado en la Confederación
Europea de ONGs de Emergencia y Desarrollo (CONCORD) y la MESA de
Articulación de Asociaciones Nacionales y Redes de ONG de América Latina y El
Caribe en el marco de la II Cumbre de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno de la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea
(UE) de marzo de 2015 se manifestó haciendo un llamado de atención a las “pocas o
nulas referencias al rol de la sociedad civil y a mecanismos significativos, efectivos e
inclusivos que le faciliten cumplir con su papel” (Declaración de Bruselas, 2015) en las
declaraciones de estas Cumbres hecho que evidencia la necesidad de un trabajo mayor
en esta materia.
13 Consultado de: http://www.cubadebate.cu/noticias/2013/01/25/movimientos-sociales-en-cumbre-de-los-pueblos-de-la-
celac/#.V3PpqfnhDIU el 29 de junio de 2016
Finalmente para el año 2017, es palpable el apoyo de los movimientos sociales durante
la V Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno en República Dominicana a la organización
a través de una Declaración aprobada por el Encuentro de Movimientos Sociales previa
instalación de la cumbre en donde alrededor de 400 participantes de 15 países
organizados en 2 paneles ('La soberanía, la paz, la unidad y la integración
Latinoamericana y Caribeña' y 'La realidad de los derechos humanos en América Latina
y el Caribe') manifestaron su voz en favor de un espacio de integración soberano en
donde se preserven los principios rectores de la Comunidad en torno a la paz, la
autodeterminación y la unidad.
Los desafíos para la participación social en la CELAC se han manifestado en
declaraciones previas a las Cumbres de Jefes y Jefas de Estado, como es el caso de la
Carta a la CELAC por participación social firmada por diversas redes regionales de
América Latina y el Caribe en el marco de la II Cumbre de la CELAC en la Habana de
2014 en donde se expresa: “solicitamos a nuestros gobiernos que identifiquen las
formas de mayor conveniencia mutua para la participación social y la cooperación
solidaria en la CELAC y se impulse activamente la participación ciudadana en los
procesos que lleve adelante” (Carta a la CELAC, 2014) elemento que también se resalta
en la petición previa a la Cumbre de 2015 para la concreción de espacios de
participación ciudadana a través de mecanismos institucionales que la encaucen a través
de “canales fluidos de diálogo y comunicación” (Latindadd, 2015) por lo que si bien el
respaldo continúa se evidencian flaquezas y puntos por concretar en este objetivo.
A modo de cierre
Es necesario destacar estos elementos pues se hace evidente la movilización que ha
conllevado una etapa de impulso de la autonomía regional y la llegada al poder de
propuestas alternativas y de carácter progresista en donde se tomaron como elementos la
participación social y la puesta en marcha de nuevos objetivos económicos, sociales y
políticos para lo cual la reducción de la desigualdad, la justicia social y la
democratización de las decisiones se erigieron como bandera de éstos gobiernos. Sin
embargo a nivel regional se constata una movilización que no repercute más allá de
declaraciones episódicas no por la ausencia de voluntad de estas organizaciones sino por
la falta de efectividad y resonancia de los organismos de integración regional.
La efervescencia que en un momento llegó a postular a la sociedad civil organizada
como actor primordial a nivel nacional y regional, se ve opacada por la escasa
efectividad de sus consignas, la poca incidencia en los objetivos de la integración y en sí
el cambio del contexto latinoamericano con crisis internas (como la que destituyó a
Dilma Rouseff en Brasil) y nuevos direccionamientos de derecha de corte neoliberal en
los gobiernos (Argentina como ejemplo reciente). Ello dificulta la reivindicación por
mayor democracia, el retroceso en derechos sociales y un modelo enfocado en la
extracción de recursos para el crecimiento económico sin tener en consideración la
distribución de la riqueza y la desigualdad estructural que acompaña a la totalidad de los
países latinoamericanos.
La deuda es entonces tanto a nivel nacional debido a la reivindicación de proyectos
económicos de corte extractivista y la cooptación o criminalización e invisibilización de
grupos sociales no amalgamados en los gobiernos y a nivel regional en donde la
ausencia de recursos y la escasa articulación y coordinación en un panorama de crisis
económica y de repliegue hacia lo interno no favorecen a corto plazo una real incidencia
de la sociedad civil que organizada y encauzada puede ejercer un rol central en la
reivindicación de propuestas de integración regional más autónomas y soberanas.
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Anexo 1
Principales hechos de la integración social en Mercosur
Declaraciones Instituciones Instrumentos
2000
Firma de la Carta de
Buenos Aires sobre
Compromiso Social
del Mercosur +
Bolivia y Chile
Reunión de Ministros y
Autoridades de Desarrollo
Social (RMADS)
2003
Firma del Consenso
de Buenos Aires
por parte de Luiz
Inácio Lula da Silva
y Néstor Kirchner
Aprobación del Programa de Trabajo
del Mercosur 2004-2006; Se establece en
Argentina el Consejo Consultivo de la
Sociedad Civil (ccsc)
2004
Sistema Estadístico de Indicadores
Sociales, Programa Mercosur Social y
Solidario (PMSS)
2005
Creación de la Secretaría
Social Permanente y los
Comités de Coordinación
Nacional
Iniciativa “Somos Mercosur”, Plan Bienal
2005-2007
2006
Comunicado
Conjunto de los
Presidentes de los
Estados Parte del
MERCOSUR
(2006)
Establecimiento de las Cumbres sociales
del Mercosur
2007
Declaración de
Principios del
MERCOSUR
Social
Creación del Instituto
Social del MERCOSUR Plan Estratégico de Acción Social
2008
Creación de la Comisión
de Coordinación de
Ministros de Asuntos
Sociales del MERCOSUR
(CCMASM)
Proyecto “Economía Social y Solidaria
para la Integración Regional”; Se
establece el programa Mercosur Social
y Participativo en Brasil
2009
Creación del Instituto de
Políticas Públicas en
Derechos Humanos
(IPPDH)
Plan Bienal para la Secretaría Permanente
del MERCOSUR Social
2010
Creación de la Unidad de
Apoyo a la Participación
Social del Mercosur:
registro de 500
organizaciones y
movimientos sociales del
Mercosur
Plan de Adopción del Estatuto de la
Ciudadanía
2011
Aprobación del Plan Estratégico de
Acción Social (PEAS): 9 ejes
fundamentales y 26 directrices
2014
Creación en Uruguay del Mecanismo de
Diálogo y Consulta
2016
XX Cumbre social en Montevideo; XXI
Cumbre Social en Venezuela
2017
Supresión del cargo del
Alto Representante
General del MERCOSUR
(ARGM) Fuente: Elaboración propia
Anexo 2
Fuente: elaboración propia con datos proporcionados de SICE-OEA
Anexo 3
Fuente: elaboración propia con datos proporcionados de SICE-OEA
$22
7.95
2
$22
7.95
2
$22
7.95
2
$48
9.30
8
$1.
187.
337
$85
5.46
1
$85
6.71
7
$1.
112.
062
$93
9.32
9
$-
$200.000
$400.000
$600.000
$800.000
$1.000.000
$1.200.000
$1.400.000
2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017
Aportes totales por año de los Estados parte al Instituto Social del Mercosur
$-
$50.000
$100.000
$150.000
$200.000
$250.000
$300.000
$350.000
$400.000
Argentina Brasil Paraguay Uruguay Venezuela
Aporte anual por país miembro al Instituto Social del Mercosur
2009 20102011 20122013 20142015 20162017