RELEVAMIENTO y POTENCIAL ARQUEOLÓGICO DE ANTIGUOS B ASURALES EN LOS BARRIOS REFINERÍA, INGLES Y TALLERES DE ROSARIO.
Arq. Gustavo Fernetti - Conservador de museos
Centro de Estudios de Arqueología Histórica de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.
Museo Itinerante del barrio de la Refinería Programa de Preservación y Rehabilitación del Patrimonio – Municipalidad de Rosario
RELEVAMIENTO y POTENCIAL ARQUEOLÓGICO DE ANTIGUOS B ASURALES EN LOS BARRIOS REFINERÍA, INGLES Y TALLERES DE ROSARIO.
A partir de 1873, Rosario fue una ciudad diseñada por medio de una ordenanza que estableció, por medio siglo, áreas específicas con fines de un desarrollo urbano, vinculadas al modo de producción capitalista. Como resultado, se definió un área periférica de vivienda vinculada a la industria, que fue denominada "barrios obreros". Particularmente, Refinería, Barrio Inglés y Talleres, como barrios de inmigrantes durante casi todo el siglo XX, se mantuvieron en un “apartheid” urbano y social, generando relaciones sociales muy particulares que resultó en objetos descartados, domésticos, técnicos o basura, en espacios llamados genéricamente “basurales”. Como objetivo, queremos definir el sitio y el potencial arqueológico de los basurales obreros mediante el análisis de los sitios de descarte. Por lo tanto, hemos realizado un esquema previo que conduzca –esperamos- a futuras búsquedas científicas de restos arqueológicos relacionados entre sí y poder así evidenciar los vínculos de la antigua sociedad rosarina. (Palabras clave: barrios, inmigración, industria, basureros)
SURVEY AND ARCHEOLOGIC POTENCIAL OF OLD LANDIFILLS AT QUARTERS
“REFINERÌA”, “INGLES” AND “TALLERES” Since 1873, Rosario was a city designed by municipal ordinance, establishing areas linked to capitalist mode of production. As a result, a peripherical housing area appeared, connected to the industry and defined as "workers' quarters". Specifically, Barrio Refinería, Barrio Inglés and Barrio Talleres maintained a social apartheid, generating particular relationships inside those areas and produced discarded objects, household, technical or trash in specific areas called “landfills”. The aim of this paper is to situate the old landfills produced in these areas and to define their archaeological potential. Therefore, we performed a preliminary scheme that will assist–we hope- future scientific archaeological searches, and uncover the bonds of former rosarina society. (Keywords: quarter, immigration, industry, landfills)
PESQUISA E POTENCIAL ARQUEOLÓGICO DO ANTIGOS ATERRO S NOS BAIRROS “REFINERÌA” , “INGLES” Y “TALLERES” DO ROSARIO, SAN TA FE, ARGENTINA.
Arq. Gustavo Fernetti - Conservador de museos (*) Desde 1873, Rosario foi uma cidade projetada por um decreto-lei que estabeleceu áreas específicas para fins de desenvolvimento urbano, ligados ao modo de produção capitalista. Como resultado desse planejamento, apareceu uma área de moradia, uma periferia ligada à indústria, que foi definida como "bairros de trabalhadores". Particularmente, Refinería, Inglés e Talleres, como bairros de imigrantes e na maior parte do século XX, foram mantidos em um "apartheid" social, gerando relações sociais particulares. A vida diária produziu objetos descartados, domésticos, técnicos, ou lixo, em espaços concretos genericamente chamados "aterros". Como meta, tentamos definir o potencial arqueológico de aterros do Refinería e Talleres, para ajudar a estabelecer os antigos laços sociais que produziram o lixo. Para tanto, realizamos um esquema preliminar, que esperamos que venha a levar a futuras pesquisas científicas de vestígios arqueológicos interligados e ser capaz de demonstrar as ligações da antiga sociedade rosarina. (Keywords: bairro, imigração, industria, aterros)
RELEVAMIENTO y POTENCIAL ARQUEOLÓGICO DE ANTIGUOS B ASURALES EN LOS
BARRIOS REFINERÍA, INGLES Y TALLERES DE ROSARIO.
Arq. Gustavo Fernetti - Conservador de museos
Miembro del Centro de Estudios de Arqueología Histórica de la Facultad de
Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.
Vicepresidente del Museo Itinerante del Barrio de la Refinería / Asociación Civil
Restaurador del Programa de Preservación y Rehabilitación del Patrimonio –
Municipalidad de Rosario - [email protected]
Introducción
Las nuevas circunstancias posteriores a Pavón, implicaron -en menos de diez
años- un desarrollo explosivo de Rosario dentro de una economía capitalista y
esencialmente inmigratoria. Rosario surge de un largo proceso colonial que se quiebra
con la introducción de un capitalismo dependiente del industrialismo europeo y así la
ciudad se planifica, repitiendo un modelo de centro-periferia propio del contexto
hegemónico donde se desarrollan las relaciones sociales con una realidad poblacional
en constante cambio.
La ordenanza de 1876 establece -en lugar de las parroquias del modelo
colonial-criollo- los denominados anillos: centro, periferia, suburbios, bajo y aldeas
satélites, en roles que pre-localizan a los habitantes. Quedó para el centro recibir
bienes importados y las industrias sucias como el matadero, quedaron aguas abajo.
Formando un área industrial, las fábricas y las exportadoras se localizaron hacia el
norte (Lanciotti, 1999:171). Estos roles fueron implantados en el espacio y el ferrocarril
significó la separación y costura del territorio, imponiendo una lógica propia, más allá
de los patrones de la planificación municipal. En este sentido hay una contradicción
entre la implantación territorial urbana-administrativa y la expansión ferroviaria.
Es este marco se generaron áreas de actividad específicas. En particular
quedó definida la zona norte de Rosario como zona obrera, abarcando tres grandes
barrios: el Barrio de la Refinería, el Barrio de los Talleres y el hoy llamado Barrio Inglés
(1).
Para el Barrio de la Refinería, las fuentes de la época de su conformación (c.
1888-1910) hablan de barrio obrero con comentarios irónicos y despectivos o bien con
preocupación por las luchas sociales. Según el censo de 1910 el barrio constaba de
cerca de 1500 habitantes habiéndose relevado cerca de 20 bares y 30 comercios
minoristas y 4 escuelas primarias.
El Barrio Inglés posee una historia algo más oscura desde la documentación,
aunque ha sido objeto de varios artículos, donde se argumenta que se generó para
suministrar viviendas a los Talleres del Ferrocarril Central Argentino desde
aproximadamente 1890. Consta de dos partes bien definidas, el Morrison Building y el
Batten Cottage, destinados respectivamente a los obreros y a los técnicos o
administrativos, según las fuentes. Este barrio se habría conformado como un
verdadero “núcleo étnico separado”, con iglesia y escuela, realizando actividades
sociales propias (festejos patrios, reuniones religiosas, etcétera).
El Barrio Talleres posee una relación directa con los Talleres Centrales, y
abarca la zona inmediata al área ferroviaria hacia el sur y el oeste, con numerosas
viviendas que pueden verse en los planos de la época, incluyendo su propia escuela.,
quedando en pie muchas de esas construcciones, en particular viviendas y
conventillos. Abarca al Barrio Ingles.
Estas tres formaciones territoriales poseían, distintos tipos de actividad,
agrupadas para la época en torno al concepto obrero como perteneciente a una clase
social separada espacial y “naturalmente” de la zona céntrica. Cada barrio obrero
generó su propia identidad, que ha llegado hasta el día de hoy. El periodo de su
evolución, de más de cien años, ha generado también diversas formas de basurales
que han cambiado con la historia.
El objetivo del presente trabajo es informar sobre la localización de esos
basurales históricos, dando cuenta de su potencial arqueológico. Se enmarca en el
proyecto “Arqueología urbana de Rosario: monitoreo, observación y prospección de
áreas, lugares y sitios de interés histórico-arqueologico” presentado por el lic.
Soccorso Volpe ante el Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe el presente año
2014 (2) y sirvió de base para su elaboración.
Algunos conceptos teóricos fundamentales
Definiremos -para este trabajo- al relevamiento como el acto de identificar y
localizar los basurales de los antiguos barrios obreros rosarinos. También a los efectos
de este trabajo, consideraremos registro a todo aporte desde el trabajo de campo
etnográfico o arqueológico.
Los elementos materiales, incluyendo las observaciones edáficas, tafonómicas
y antrópicas, serán denominados aquí registro arqueológico o más brevemente
evidencia.
Luego de una primera etapa de documentación histórica, en la etapa
prospección se evidenció el registro como una concentración extraña comparada con
la continuidad del territorio: puede entonces observarse una anomalía, un recorte
espacial que consideramos suelo arqueológico o evidencia material del basural. Las
entrevistas efectuadas a los vecinos (3) se denominarán en general registro
etnográfico o discursos indistintamente.
Cuando hablemos de contextos distinguiremos en este trabajo cinco tipos: A)- El
sitio arqueológico, que es la ciudad de Rosario, desde la implantación de un modelo
capitalista extractivo y dependiente (c. 1860) hasta la actualidad. B)- Sub-sitios o
áreas arqueológicas particulares definidas en el proceso antedicho, que implicaron
asentamientos particulares llamados barrios. C)- Un contexto de deposición, sistémico
(Shiffer, 1990: 89) o basural, o sea el espacio que se destina a la deposición de
basura y es “real” en el sentido de los vecinos. D)- Un contexto arqueológico o sea una
perspectiva disciplinar de las costumbres o asociaciones evidenciadas por el contexto
de deposición, concepción articulada, definida y sistematizada por una teoría
antropológica. E) Un contexto de deposición especializado o basural técnico,
relacionado con la producción fabril en un proceso de descarte por obsolescencia.
Definimos históricamente, tres patrones de asentamiento o huella material que los
grupos o sociedades dejan en su apropiación del territorio: A)- El patrón “en damero”
del trazado planificado de Rosario, de apropiación formalmente igualitaria pero
jerarquizada por la propiedad privada y favorecida por las élites a cargo de la
planificación. Se materializa en un orden geometrizante-ortogonal de calles, espacios
públicos simbólicos y edificios (urbe). B)- Un patrón ferroviario, determinado por la
funcionalidad (movimiento de trenes, implantación de servicios y estructuras, etcétera)
y materializado territorialmente in extenso, con edificaciones según las necesidades
ferroviarias. C)- Un patrón irregular, de causas varias (cercanía al río o a fábricas),
intersticial o bien afectado por los otros patrones de asentamiento.
Inicialmente los barrios obreros son una resultante de la interacción entre los dos
primeros patrones de asentamiento y las cercanías al río, al saladero, al ferrocarril o a
la fábrica (1860-1910). Luego aparecen intentos de adecuación (1890 y 1903) y el
trazado definitivo es de 1923.
Definiremos a los espacios de frontera entre patrones de asentamiento como
“ecotonos urbanos” (EU), interfases urbanas que presentan características de los
patrones de asentamiento que colindan urbanísticamente, de propietario dudoso y
escaso interés para el hábitat permanente.
Metodología de la recolección superficial antropo-a rqueológica
Durante las prospecciones usadas para la elaboración del proyecto, se decidió
recolectar fragmentos dada la dinámica del suelo, tanto natural como antrópica
(excavaciones, tránsito, rellenos). Esto da por resultado un sistema abierto, al que se
añaden constantemente nuevas deposiciones. Consideramos que lo observado en el
suelo es cercano a lo azaroso en su aparición, ya que el frecuente tendido de cañerías
y los rellenos movilizan los fragmentos dentro de un entorno, mezclándolos
constantemente.
El objetivo del trabajo no fue efectuar un estudio estratigráfico en un sistema
estático, sino asumir la complejidad histórico-social del área y localizar los basurales
del sector. La recolección superficial, es para nosotros homóloga a las observaciones
preliminares en los trabajos antropológicos y se hizo necesaria una metodología que
incluya tanto los aspectos materiales como inmateriales. Debía ajustarse a los
objetivos de localizar contextos históricos de deposición y su potencialidad
arqueológica.
En lo material se decidió seleccionar durante la prospección evidencia que -en
abstracto- pudieran definirse bajo algún atributo relacional. La decisión consistió en
recolectar fragmentos afectados por alguna de estas tres condiciones: 1)- Material
hallado en cierta concentración o “suelo arqueológico” delimitado como una anomalía
respecto a la continuidad del paisaje cultural general. 2)- Material observable y durable
en largos períodos, consistente en cuatro materiales básicos: metales, cerámicas,
vidrio y hueso compacto. 3)- Apriorísticamente clasificables por un atributo (plato,
taza, hueso de costilla, decorado, liso, borde, fondo, vaso, etcétera) que sean
inmediatamente definibles en el campo y permitan relaciones en el registro.
No se recolectaron fragmentos sin atributos o que no remitieran a un todo
original.
Lo no-material se recolectó en un trabajo de tipo etnográfico. Los vecinos saben
qué es un basural, donde está y estuvieron en el pasado, conocen los cambios en el
territorio, las transformaciones grupales y familiares resultado de transformaciones
sociales más complejas que lo evidente.
Figura 1- Muestra de material cerámico recolectado en MORR (Fig. 1A ), piezas dentarias de vacuno y
equino en JUN3 (Fig. 1B) y encuentro preliminar tipo focus group con vecinos del barrio (Fig. 1C)
Se recolectaron discursos que reflejan el conocimiento de los vecinos sobre el
barrio y su basura, entrevistando a diez vecinos de diversa edad. Palabras como
“basura” y “basural” en los discursos recolectados –y que debemos considerar también
superficial- permiten acceder a posiciones valiosas en un plano epistemológico igual al
del registro. Los saberes sobre el propio territorio son importantes:
Ya sea por continuidad cultural, por conocimiento y sentido práctico que da el habitar en el
lugar o por ambas, los pobladores locales poseen un conocimiento del paisaje tanto sobre
su topografía y ecología como sobre la manera tradicional en que se mora en el mismo,
que no tenemos los arqueólogos… (Acuto, 2013: 43)
Los discursos no son, para nosotros ilustraciones o anécdotas, sino objetos
fundantes del contexto arqueológico, que permiten acceder a la historia, a los aspectos
subjetivos sobre la basura, a documentos familiares, personales o institucionales y a
un posicionamiento sobre la identidad barrial (“quiénes somos”). De este modo, la
articulación entre registro arqueológico y antropológico, como un solo conjunto
prospectivo dio por resultado localización de 4 basurales históricos principales, cada
uno con características propias (4):
1- La Laguna de Mandinga. (Contexto MD)
Descripta en 1911 por la revista Caras y Caretas, el espacio está definido como
un sector ferroviario de la ciudad. Ubicado entre las vías del FFCA a Córdoba y las
vías del ferrocarril a Sunchales, estaba formada por una serie de bañados de
profundidad variable, de los cuales la Laguna era el más profundo, con 2 m según la
crónica citada. Hoy, el sector es un gran espacio de más de una hectárea, con
demoliciones recientes, vías en desuso y numerosos elementos ferroviarios (rieles,
durmientes) retirados en la desactivación de tramos de vía.
Se definieron seis subcontextos en base a las concentraciones. La prospección
permitió analizar fragmentos de todo tipo, domésticos, ferroviarios, industriales y de
demolición. Son muy frecuentes las cerámicas Wheat, blanca lisa, decorada y gres.
Los vidrios fueron de frascos, botellas y de aberturas. Es frecuente el hueso, a primera
vista fragmentos de tibia de bovino. Los metales fueron todos ferrosos, de origen
ferroviario e industrial, con algunos ejemplares de demolición (clavos de cubierta). Las
mayores densidades se dieron en los bordes del sistema, con mucha menor densidad
en MD2 y MD4, quizás por la dificultad de acceso dada la profundidad original del
agua (2 m según la crónica).
2- Paredón Junín (Contexto JU)
Este contexto de deposición histórico consiste en un cercado de los Talleres
Centrales del FFCA, un muro de 1890 de 3 m de altura, desaparecido en 2001. Del
viejo Paredón de Junín sólo quedan tramos bajos y un fragmento utilizado como
monumento recordatorio de un atentado de 1977. A lo largo del tramo de paredón
sobre la calle Canning, el suelo se ha cubierto con losetas, siendo imposible de
momento una recolección superficial sistemática.
El paredón de Junín poseía una vereda de baldosas paralela en medio de dos
franjas de suelo natural, donde se halló el contexto de deposición. Una frondosa
arboleda de la década de 1950, define espacios de suelo entre los troncos donde
también se evidenciaron restos más modernos. Hoy queda una vereda de baldosas
muy deteriorada, producto de las reformas de 2004 en el sector y tramos de suelo
natural. En el espacio de suelo inmediato al paredón se recolectó la mayor cantidad de
elementos, disminuyendo la concentración hacia las esquinas, hallándose cerámica
Wheat, blanca lisa y decorada por transferencia, vidrio de frascos y fundido, metales y
hueso.
Se establecieron cuatro sub-contextos: JU7, JU6, JU5, JU4, JU3 Y JU2, por la
numeración de la calle Junín. La mayor concentración de cerámicas se observó en
JU5. Se recolectaron en JU3. Los fragmentos de hueso, muy abundantes, fueron en
general cortes de tibia de bovino cortados a sierra eléctrica. Una mayor cantidad de
piezas dentarias de vacunos y equinos se observó en JU3.
3- Morrison-Batten Cottage (Contexto MO 1, MO2 Y MO 3)
Es una concentración que se ubica frente al denominado Barrio Ingles, de
finales del siglo XIX, probablemente de 1890 a 1895, en el borde más occidental del
Parque Scalabrini Ortiz, y cercana a una vieja traza ferroviaria de acceso a los Talleres
Centrales del FCCA, ya desaparecida. Forma un área oblonga de unos 50 x 20 m,
dividida por dos sendas muy transitadas por viandantes. Sigue siendo utilizada como
contexto de deposición de escombros producto de reformas edilicias.
La recolección evidenció cerámica lisa blanca y decorada, Wheat y abundante
porcelana fina, gres y metales en general de origen ferroviario. También es muy
abundante la cerámica roja de tejas francesas (Henri y otras marcas identificar) y
vidrios de ventanas referenciados a la ex iglesia anglicana sobre Avenida Alberdi. Se
hallaron abundantes fragmentos de botellas y frascos. Los metales fueron todos
ferrosos, de origen ferroviario incluyendo algunas herramientas descartadas. Los
fragmentos de hueso fueron en general de rótulas de cordero y tibias de vacuno
cortadas a sierra manual.
4- Cementerio de los Aisladores (Contexto CA).
Este nombre fue sugerido por E.C. un ex ferroviario que nos guió al lugar. Está
ubicado en un extremo del parque Scalabrini Ortiz, donde estaban edificadas
construcciones ferroviarias demolidas en 1999. El lugar, de profusa vegetación, posee
en las cercanías una cava cuyo suelo fue usado para rellenos de las calles
adyacentes. Ya contra la avenida costanera, la otrora denominada “Casa del Jefe de
los Talleres” hoy se denomina La Casona y actualmente es un alojamiento municipal
para deportistas.
Contra el alambrado del actual NCA (Nuevo Central Argentino) y entre varios ombúes
se pueden ver cientos de aisladores de telégrafo. Este contexto de deposición
especializado (basural técnico), aparentemente sin nuevos aportes, presenta
concentraciones de estos objetos, que se colocaban en postes de madera de los
cuales quedan pocos en pie. Los aisladores son de diferentes tipos, épocas,
materiales y procedencias, en capas más o menos profundas. Otros fragmentos fueron
cerámica lisa y decorada y vidrio de botellas de soda o agua. Los fragmentos de hueso
y metal fueron escasos, estos últimos de origen ferroviario. La evidencia se fotografió y
referenció.
Figura 2- Ubicación de los basurales de los barrios Refinería, Inglés y Talleres, Rosario, Santa Fe.
La forma de las áreas es sólo con fines ilustrativos y se definirá con exactitud en posteriores trabajos.
El concepto de “potencial arqueológico”
El relevamiento efectuado permite determinar un potencial arqueológico, o sea
la capacidad del registro arqueológico de dar cuenta de las acciones, costumbres y
prohibiciones de los grupos que han generado el contexto de deposición.
La ciudad, como sitio arqueológico complejo generó a lo largo de su existencia
diversos asentamientos, que se corresponden a grupos diversos, generando cada uno
diferentes contextos deposicionales. Podemos definir los siguientes potenciales por
contexto de deposición: 1- El pozo de basura doméstico. Al vincularse con un
consumo (uni) familiar, a nuestro juicio es menester comparaciones entre varias
deposiciones similares. 2- El basural barrial. Si bien es un sistema abierto y con
frecuencia en funciones, se vinculado a grupos más reducidos y definidos, aunque
debería relacionarse a contextos mayores (la ciudad, otros barrios). 3- El basural
municipal o vaciadero. Lo consideramos “gran evidencia de consumo” de varios
grupos disímiles. Se hace necesario, a nuestro criterio, desagregar o bien considerarlo
un gran panorama del consumo urbano y posterior desecho, cuando no del cambio
social (Camino, 2011: 119). Como se ve para todos los casos, es necesaria a nuestro
entender una comparación de contextos, conformando un sistema complejo.
Desde nuestra perspectiva, los contextos que poseen el mayor potencial de dar
cuenta de las costumbres de grupos definidos son los basurales barriales: permiten
establecer tanto una arqueologìa “positiva” como “en negativo”, desde la presencia
como desde la carencia de registro, evidenciando las particularidades del consumo
como indicadores de cambios sociales más complejos. También la vergüenza o la
prohibición, por ejemplo, pueden estar indicadas por ausencias notables en el registro.
Así, lo que define el contexto arqueológico como un sistema abierto y en constante
comparación, es la relación entre la evidencia y una etnografía planificada, poniendo
en juego toda la historicidad del barrio.
Se configura una “construcción del objeto” y en este sentido, la arqueología
promete, mediante la construcción del contexto arqueológico, el acceso a las
costumbres de los grupos históricos (obreros) que han formado el basural. Evidencia,
documento y etnografía están así en el mismo plano epistemológico, construyendo el
contexto arqueológico.
Hacia un modelo predictivo para los basurales
La presencia de basurales en un sector de la ciudad definido por una decisión
política de diseño urbanístico y socioeconómico (barrios obreros de la zona norte
rosarina) nos lleva a reflexionar sobre su potencial arqueológico, dado que son
espacios resultantes de tensiones sociales que actúan simultáneamente, en un
sistema histórico complejo. Resultaría así un paisaje cultural definido por tres
condiciones: 1) una economía capitalista que habilita un consumo y posterior descarte
por uso u obsolescencia, 2) una economía del esfuerzo individual y 3) una necesaria
apropiación social del espacio (contexto de deposición).
Los vecinos consumen bienes accesibles en el mercado o producidos por ellos
mismos, definiendo algunos desechos “por presencia” o basura de facto” evidentes en
el contexto arqueológico (loza, vidrio, metal, hueso). Pero otros serán desechos no
perdurables (comida orgánica, telas), desechos reutilizados y/o resultado de elaborar
otros desechos o basura secundaria (Schiffer, op. cit: 87).
Obviamente, otros consumos no aparecerán en el registro por no permitirse
socialmente su desecho (como podrían ser los objetos religiosos) por lo que la relación
entre consumo y desechos es siempre parcial y relativa. Esta presencia-ausencia se
define también por un esfuerzo (una especie de “economía de la vergüenza” o el
status, por ejemplo) que consiste en la actitud individual frente al contexto de
deposición, condicionada por la interacción social. Si el vecino debe descartar
desechos y la acción es vergonzante, posiblemente evaluará cómo alejar los desechos
para evitar ser vinculado por el acto y tipo de basura depositada. Posiblemente tendrá
en cuenta el esfuerzo necesario para realizar la deposición de basura y el recorrido
efectuado para ello, así como el carácter colectivo del contexto de deposición, como
un paisaje cultural. Por ejemplo, hemos observado que una desaparecida fábrica de
vidrios (Fénix, de Papini Hermanos) descartaba fragmentos de fundición de vidrio
recorriendo casi 100 m para depositarlos en JU5, mientras que bares y fondas de la
zona depositaron basura en JU3.
Figura 3- Paredón de calle Junín, Subcontexto JU6, 2003. La deposición de basura puede observarse
al pie del muro, junto a los escombros de la demolición
Se observa en el registro –y en los aspectos etnográficos actuales que hemos
recopilado en los barrios- la tendencia a arrojar la basura en espacios que no
identifiquen al individuo que desecha, con la particularidad del elemento descartado.
Actualmente y por ejemplo, los escombros de demoliciones y reformas de viviendas
que identificarían al propietario autor de las obras, se suelen depositar en forma
“cruzada”, evitando vincular desechos con la vivienda y por lo tanto con su propietario.
En una relación entre grupo y la basura que se refleja en el habla. La etnografía
permite un acercamiento a la historia, a los vecinos mismos entre sí y su relación con
el basural. La basura cualifica e incluso segrega: los oficios de quemeros, cartoneros,
cirujas y botelleros, la palabra basura para denigrar, son inseparables del basural
como espacio insalubre junto al hospital y el frigorífico, en última instancia un paisaje
cultural.
Creemos que ese espacio no puede ser azaroso: debe estar condicionado de
modo que se eviten conflictos, represiones o reclamos del posible propietario por la
basura arrojada a su espacio y a la vez ser colectivo o sea de apropiación social. O
sea, el espacio está acordado.
Excepto en el contexto CA, la mayor parte de los fragmentos hallados son
descartes del menaje hogareño, del consumo doméstico o comercial. Ese descarte es
también, a nuestro criterio, irrecuperable en gran medida para un nuevo uso y
también incluye restos de la comida diaria o animales muertos, domésticos (perros,
gatos, aves) o de servicio/alimentación (corderos, caballos, vacunos). Arrojar esos
restos implicaba un esfuerzo y una acción individual, que todavía regulan las
relaciones entre vecinos. Así el basural queda recortado como un espacio
funcionalmente “resuelto y negativo” opuesto a la vivienda, la escuela o la propiedad
privada. Es notable hoy en día la presencia de elementos que decoran la vereda de
las casas del barrio (positivos: canteros, bancos, jardines) pero que se oponen a un
contexto de deposición de basura (negativos: orgánicos, escombros, restos vegetales)
en la vereda de enfrente. Ningún vecino arroja la basura en un espacio no definido
para ello, ni invade el espacio privado, por ejemplo arrojando sus desechos a través de
un tapial divisorio. Eso originaría un conflicto y una cualificación.
Podemos hipotetizar que el basural –excepto quizás el técnico- no es un
espacio individual sino social: hay una asociación para un fin necesario y que cualifica
al vecino. Las leyes y ordenanzas regulan el uso del espacio público con menor rigor
que el privado, una apropiación del espacio será más factible en sitios donde esa
normativa sea menos aplicable y la represión del hecho de arrojar basura será menos
esperable. Por ello, deberían observarse deposiciones en espacios de propietario
colectivo, ausente o difuso y a la vez en sectores de ecotono urbano (EU) entre
patrones de asentamiento.
Los basurales, a la vez se encuentran en los espacios entre patrones de
asentamiento (“donde se vive”) justamente de no-apropiación (“donde NO se vive”) y
que en el registro etnográfico suelen ser cualificados como “tierra de nadie” y como
espacios históricamente definidos. Para nosotros y operativamente, el basural de los
barrios obreros es la apropiación colectiva de un ecotono urbano de propietario difuso
o ausente.
Esta conceptualización permite predecir basurales con cierta precisión: los EU
son laterales de vías, paredones, frentes de casas abandonadas, espacios públicos.
La invisibilidad del propietario presupone ausencia de sanciones institucionalizadas y/o
sociales. Esto implicó un modelo prospectivo útil para la elaboración del proyecto que
enmarca el presente trabajo.
Siguiendo este modelo y localizando la presencia de material de deposición permitió
ubicar basurales en EU entre la traza ferroviaria del actual NCA, espacios públicos o
sitios sin propietario visible. De este modo se relevaron los contextos Molino Minetti
(Contexto MD6), ex Cervecería Schlau (MD7), Parque Scalabrini Ortiz (MO3), rotonda
del mismo parque (RT), Avenida Alberdi 200 bis (TA1), Bar El Cometa (MD3) y
Pichincha (RN1 Y RN2). En estos sitios se hallaron concentraciones de densidad
variable de cerámica blanca y decorada francesa, belga y nacional para MD6,
obviamente restos de envases de cerveza para MD7 y finalmente, la ubicua cerámica
inglesa Wheat, loza decorada por transferencia y blanca lisa para MO3. En RN1, RN2
y MD3 se hallaron numerosos fragmentos de menaje de bar y botellas de bebidas. Los
fragmentos de hueso fueron escasos y los metálicos son netamente ferroviarios.
Conclusiòn
Los barrios poseen una identidad construida en el sentido de “entender el lugar
donde se vive para poder vivir” (Hernando, 2002: 206). Este trabajo sólo pretende
identificar para luego descifrar. En ese pasaje evitaremos, como dice Acuto (op. cit:
44), “llevar el presente al pasado” sino a la inversa: entender que cambios de ese
pasado nos configuran hoy. Justamente, creemos que las investigaciones antropo-
arqueológicas deben llenar el vacío que aparece entre el basural antiguo y el actual,
desarrollar la trama, dar sentidos y visibilizar lo más plenamente el proceso cultural
hasta la vida barrial de hoy. La arqueologìa histórica -como una antropología con
técnicas específicas- puede dar cuenta tanto de los cambios históricos en el barrio
como de su resultado: la comunidad rosarina.
Formular preguntas relevantes y dar respuestas válidas sobre la sociedad: ese
es el aporte de la disciplina a la historia de Rosario y por lo tanto, a la identidad
común.
Notas (1)- Operativamente, llamaremos barrio no sólo a una morfología urbana, sino al ámbito territorialmente difuso, pero con fuerte adscripción identitaria de sus habitantes. Existe amplia bibliografía al respecto. (2)- El proyecto se diseñó en base a la evidencia material y etnográfica que sustenta este trabajo. (3) Para nosotros, “vecino” es el habitante de los barrios populares rosarinos y que se auto refiere con una identidad local (“soy de…”) (4)- Todas las denominaciones son provisionales. Referencias bibliográficas ACUTO, F.A. 2013. ¿Demasiados Paisajes? Múltiples teorías o múltiples
subjetividades. En: Anuario de Arqueología Nº5. Rosario: Departamento de
Arqueologìa. Escuela de Antropología. FHyA. UNR. Inc. pp.31-50.
CAMINO, U. A. 2011. Antes de los rellenos sanitarios. En: Temas y problemas de la
Arqueologìa Histórica. Luján, Buenos Aires: Programa de arqueología histórica y
estudios pluridisciplinarios. Departamento de ciencias Sociales. UNLu. Inc. pp.111-
131.
CHANG, K.C. 19823. Nuevas perspectivas en arqueología. Buenos Aires: Alianza
Editorial.
Hernando, Almudena. 2002. Arqueología de la identidad. Madrid: Ediciones AKAL.
LANCIOTTI, S. 1999. Mercado inmobiliario en rosario. Racionalidad empresarial y
configuración del espacio urbano (1880-1895).En: Actas Cuartas Jornadas
Investigaciones en la Facultad de Ciencias Económicas y Estadística, UNR. Inc.
pp.171-200.
SCHIFFER, M. 1990. Contexto arqueológico y contexto sistémico. En: Boletín de
Antropología Americana 22. México: Instituto Panamericano de Antropología e
Historia. Inc. pp.80-93