Robe à la française
Pareja vestida a la moda de 1778, la mujer lleva un vestido de gala à la française.
Un robe à la française, era un vestido femenino muy de moda en el siglo XVIII, también se le conocía como
robe à paniers (vestido con tontillo). Su desarrollo se vio interrumpido por la Revolución francesa y la
adopción de modas más sencillas. Antiguamente se le conocía en francés con el término saque, en alemán se
le denomina contouche, en italiano andrienne', y sack-dress en inglés.
Detalle de una obra de Watteau donde se aprecia una dama luciendo una Robe à la française y portando a la
espalda un pliegue Watteau.
Retrato de Madame de Pompadour por Boucher donde se observa una pieza del estómago decorada con
lazos de seda.
Este vestido estaba constituido por un corsé muy ajustado que se fijaba a una falda puesta sobre numerosas
enaguas que, a la vez, iban colocadas sobre un armazón que daba volumen a las caderas denominado
pannier (‘cesto’ en francés), en los países de habla castellana se le conoció como tontillo.
Los elementos más importantes que componían este conjunto eran:
Los pliegues Watteau (o à la Watteau), colocados en la espalda a guisa de capa, caían de la nuca al
suelo; su nombre se debió a la pasión del pintor Antoine Watteau por este tipo de prendas, que
inmortalizó en muchas de sus obras. Desaparecerían con la puesta en boga de la más simplificada
robe à la anglaise
La pieza del estómago, era la pieza de tejido con forma triangular y frecuentemente enderezado con
barbas de ballena que se utilizaba para cubrir la vista del corsé en la parte del pecho; solía estar
profusamente decorarado.
Tontillo
María Luisa de Parma con tontillo (Goya, 1789).
Maniquí vestido a la usanza de 1750 incluyendo paniers.
El tontillo era una especie de faldellín o guardapiés que usaban antiguamente las mujeres con aros de
ballena o de otra materia puesta a trechos para que ahuecase el resto de la ropa.1
El tontillo fue una prenda que se popularizó en España en la segunda mitad del siglo XVII bajo el reinado de
Carlos II viniendo a sustituir al aparatoso guardainfante propio del reinado de Felipe IV. Su uso se extendió
hasta la segunda mitad del siglo XVIII. Las mujeres llevaban el tontillo junto con el jubón y la basquiña, una
falda exterior con pliegues en las caderas. Se situaba debajo de la misma y sobre un buen número de
enaguas.
Con la aparición del tontillo, la moda española conservó su originalidad frente a la influencia francesa del
resto de Europa. La influencia más notable se produjo sobre el jubón que abandonó las faldillas e incorporó
un pronunciado pico en su parte anterior.
Cuando esta prenda cruzó los Pirineos y se estableció en Francia en el siglo XVIII se denominó panier,
nombre que derivaba de paniers, las cestas que colgaban a ambos lados de los animales de carga,
convirtiéndose en una pieza importante en lo que se llamó robe à la française (vestido a la francesa).
La reina Sofía Magdalena de Suecia con un traje de corte y paniers.
El tontillo francés fue aumentando gradualmente de amplitud a medida que transcurría el siglo de las luces,
llegando a alcanzar varios pies de largo a cada lado en la época de María Antonieta por lo que se convirtió
en una prenda muy poco funcional ya que había que modificar las puertas de los coches, hogares y
establecimientos para que las damas pudieran ingresar.
A diferencia del miriñaque que da al cuerpo forma de campana, el tontillo sólo resalta las caderas.
1.
1. Diccionario enciclopédico Gaspar y Roig, año 1870.
Robe a la polonaise
Robe a la polonaise característico de 1770.
Robe a la polonaise. Conocida en castellano como “polonesa” ('originalmente llamada en francés robe à la
Polonaise) era una prenda femenina usada en el siglo XVIII entre los años 1770 y 1780. También se
denominó con este nombre a un estilo similar en boga hacia 1880 inspirado en los trajes nacionales de
Polonia.
Siglo XVIII
El vestido a la polonesa de este periodo tuvo su origen en los cómodos y rústicos trajes usados por las
campesinas para sus faenas diarias con el ganado, por este motivo algunas veces se le llamaba "lechera". La
principal característica de este traje era una sobrefalda que podía ser remangada mediante pequeños
cordones que se tiraban para formar vistosos pliegues.
Fuentes
[1]. Wordpress, moda. [2] Wikipedia en inglés.
Guardainfante
La infanta María Teresa con guardainfante (Velázquez)
Se llama guardainfante a una especie de tontillo redondo muy hueco hecho de alambres con cintas utilizado
en la cintura por las mujeres españolas de los siglos XVI y XVII. Sobre el mismo, se vestía la basquiña.
El guardainfante se denominaba así porque permitía ocultar los embarazos.
El uso del guardainfante se refleja claramente en los cuadros pintados por Velázquez a la familia real como
Las Meninas. La aparatosa prenda desapareció definitivamente de España en la segunda mitad del siglo
XVII siendo reemplazada por el tontillo y una moda de origen francés más confortable para las mujeres.
Referencias
El contenido de este artículo incorpora material del Diccionario Enciclopédico Gaspar y Roig de
1870, el cual se encuentra en el dominio público.
Miriñaque
Crinolina.
El miriñaque, también llamado crinolina o armador, fue una forma de falda amplia utilizada por las
mujeres acomodadas a lo largo del siglo XIX que se usaba debajo de la ropa. En realidad, el miriñaque
consistía en una estructura ligera con aros de metal que mantenía huecas las faldas de las damas, sin
necesidad de utilizar para ello las múltiples capas de enaguas almidonadas, que había sido el método
utilizado hasta entonces.
El miriñaque fue originalmente una tela rígida con una trama de crin y una urdimbre de algodón o de lino.
Apareció alrededor de 1830 pero hacia 1856 se había convertido en una enagua muy amplia de estructura
rígida, en forma de jaula con aros de acero, diseñada para sostener las enaguas y el vestido de una mujer en
la forma requerida. La crinolina no era en absoluto una estructura completamente rígida e inamovible, pues
se balanceaba hacia cualquiera de los lados con los movimientos de la mujer, y cualquier presión sobre una
parte de la falda provocaba un movimiento completo de la misma.
Los miriñaques fueron intensivamente usados en su extravagante forma entre 1850 y 1870, alcanzando su
máximo tamaño alrededor de 1865. Desde entonces, el término se ha utilizado para designar los variados
inventos utilizados para sostener las faldas holgadas hacia diferentes direcciones; sin embargo, estos
miriñaques más recientes no guardan relación con los clásicos.
Historia
Hacia 1850, un periodo de prosperidad en la economía europea, impulsó una mayor complicación en el
vestido; las faldas se agrandaron, incrementando en un principio, el número de enaguas que se colocaban por
debajo de la falda. La incomodidad y el peso generado por estas enaguas, llevaron a que se diseñara la
crinolina en 1856.
La gran impulsora y difusora en Europa de la crinolina fue la emperatriz Eugenia de Montijo, durante el
Segundo Imperio francés. Desde allí se introdujo en España, coincidiendo con el reinado de Isabel II, siendo
denominada como miriñaque: en la corte española se había utilizado anteriormente el tontillo, un ahuecador
usado durante el siglo XVIII.1
Para evitar mostrar las piernas por accidentes de viento, las damas solían llevar por debajo unos pantalones
que llegaban hasta los tobillos, normalmente decorados con puntillas y encaje, que en ocasiones asomaban
por debajo de la falda al sentarse, lo que era señal de elegancia.
En los últimos años de la década de 1850 el tamaño de las faldas se desmesuró tanto con el uso del
miriñaque, que impedía a dos mujeres entrar juntas en una habitación o sentarse en un mismo sofá, ya que la
gran amplitud de las faldas lo impedían. En 1860, el miriñaque evolucionó aplastándose un poco por
delante, pasando de una forma circular a otra ovalada acumulando la crinolina en la parte de atrás,
convirtiéndose en «media crinolina», también llamado «polisón». Este polisón era funcional comparado con
el miriñaque original, ya que los aros eran más flexibles y permitían que la mujer pudiera sentarse más
cómoda. Cuando la mujer se sentaba los aros del nuevo polisón se juntaban (como cuando se cierra un
abanico). Tras alcanzar su máxima amplitud en torno a 1865, el diámetro se fue reduciendo y ovalando más
hasta que el armazón se redujo tan solo a la parte de atrás, dejando en 1870 que el delantero de la falda
cayera recto y convirtiéndose así en el auténtico polisón y dando a la figura femenina una nueva silueta más
vertical.
Otros usos del término miriñaque
En Yucatán y Tabasco, México, el término ‘miriñaque’ se refiere a los mosquiteros que se colocan en las
ventanas o en las puertas para proteger los interiores de los insectos.
Referencias
1.
Tejeda Fernández, Margarita. Glosario de términos de la indumentaria regia y cortesana en España, siglos
XVII y XVIII. Málaga (España): Servicio de Publicaciones e Intercambio Científicos de la Universidad de
Málaga. p. 338. ISBN 84-9747-170-9.
Laver, James. Breve historia del traje y la moda. Ediciones Cátedra. ISBN 84-376-0732-9.
Corsé
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Un corsé de 1878.
Un corsé (galicismo de corset) es una prenda utilizada para estilizar y moldear la figura humana de una
forma deseada por razones estéticas o médicas; puede ser mientras se lleva o por un tiempo posterior.
En los últimos años, se ha extendido el espectro de su influencia popularizándose en la cultura BDSM o la
cultura gótica;además, muchas prendas son vendidas como corsés cuando, técnicamente, no lo son. Muchos
de los corsés actuales son en realidad bustiers o tops: están generalmente hechos de encaje, tejidos sintéticos
imitando a los de antaño, pero apenas alteran la figura del que lo lleva. Así mismo, el término corsé ha sido dado erróneamente por la industria de la moda para referirse a “tops” que imitan a los corsés antiguos. En
realidad,tradicionalmente, los corsés deben ser realizados a medida, para una única persona.[cita requerida]
Historia y evolución
Corsé de metal,siglo XVI
Los primeros corsés se encuentran en las civilizaciones antiguas de Micenas y Creta, pero en Occidente
aparece en el siglo XVI, al popularizarse su uso en la corte de los Medici. Su propósito inicial era conseguir
un torso cónico, rígido y estilizado para las damas de la aristocracia y la nobleza. Estos primeros "corsés" se
hacían en su totalidad en metal, eran totalmente rígidos y por tanto limitaban la movilidad.
A partir de estas primeras prendas interiores se comienzan a crear prendas cada vez más complejas y
armadas mediante patrones muy trabajados para lograr una perfecta silueta, que junto con las demás prendas
interiores de moldeado: panniers, miriñaques, que eran como jaulas en forma de embudo, de tela con varillas
de metal... sustentaban el vestido exterior. Esto se conseguía mediante la superposición sobre ese armazón
de varias faldas, la última de las cuales, que era la que quedaba a la vista, era de un tejido lujoso ricamente
ornamentado.
En el siglo XVII en las Cortes europeas,en un contexto de lujo absolutista y de ostentación barroca, el torso
cónico anterior se modifica para conseguir estrechar la cintura y alzar el busto, además de realzar las caderas
que se exageran poniéndose alrededor de ellas una rosca de algodón que ahuecaba más las faldas. Los
cuerpos o corsés se hacen entonces rígidos mediante una serie de ballenas o varillas de metal o madera,
aunque también de hueso, insertas en la pieza de tela. Es ahora cuando se comienza a popularizar su uso
también entre la burguesía, para ceñirse al ideal estético de la figura de la época. Alrededor de los doce o
trece años de edad las niñas de familias adineradas se iniciaban en el uso de esta prenda, que seguirían
usando hasta el final de su vida ininterrumpidamente.
Eran más bien incómodos y rígidos y a medida que avanza el siglo XVII y el XVIII según va cambiando la
silueta del vestido femenino, su forma se va adaptando, construyéndose patrones cada vez más intrincados y
sofisticados, ya que su propósito era modificar la anatomía a merced de la moda de la época. Además, se
jugaba con la ornamentación y los tejidos, dependiendo del estatus social, aderezados con cintas y encajes.
Figura cónica mediante corsé, s.XVIII
.
Tras la Revolución Francesa el corsé cae en desuso al considerarse una opresión para la mujer, al igual que
las medias, zapatos, pelucas y calcetas. Además era odiado por Napoleón Bonaparte, considerándolo como
"El asesino de la raza humana", debido a que algunos creían que causaba los abortos naturales y la
descendencia de la natalidad; a pesar de que sus dos esposas lo usaban. Pero a partir de 1820 resurge y
vuelve a usarse de forma común.
Ya en el siglo XIX, con la Revolución Industrial, se vuelve más accesible. Llega a ser una prenda de culto
popular, llegándose a considerar como una disciplina en torno a mediados de siglo, cuando alcanza su
máximo apogeo, se adorna ricamente, con bordados, pedrería, encajes y unas formas muy trabajadas. La
nueva figura femenina consistía en una idealización elevada al extremo de las formas, aportando una
apariencia frágil y elegante (es así hasta 1905) de reloj de arena, con el busto elevado y una cintura
estrechísima, llamada "de avispa", afinada por el uso continuado del corsé que contrastaba con una falda
muy voluminosa que va evolucionando durante el siglo siguiendo las tendencias impuestas.
En la transición del XIX al XX, una nueva tendencia proveniente de París comienza a calar en la moda, la
Belle Epoque. En el ambiente imperaba un positivismo y una predisposición a la ciencia y al progreso
general. Se popularizan los cabarés, donde el corsé y la feminidad se ensalzan y se vuelven extremadamente
teatrales. Ya con el inicio del siglo XX la mentalidad y la sociedad cambian, buscando una mujer más
activa, libre de enaguas y corsés. Las feministas piden su desaparición y a partir de 1905 la moda adopta una
silueta más flexible, que sigue la línea natural del cuerpo, sin necesidad de corsé muy ceñido. Con el
estallido de la Primera Guerra Mundial esta nueva posición y estética de la mujer se imponen. La silueta se
libera y prima una figura recta, sin destacar las formas femeninas. La falda se acorta y la indumentaria se
simplifica, desapareciendo definitivamente el antiguo corsé.
Tras la Segunda Guerra Mundial, en 1947, el modisto Christian Dior populariza una nueva silueta, la New
Look, en la que la cintura se afina de nuevo y la falda vuelve a ser de vuelo muy amplio, aunque no hasta el
suelo. Vuelven así las superposiciones de combinaciones para ahuecarlas y el corsé, ahora en tejido
sintético, cómodo y elástico. La silueta de los años 40 y 50 volvió así a basarse en la exageración de las
formas femeninas, hasta que volvieron las líneas más naturales desde 1958.
A partir de este momento, el uso del corsé pierde popularidad, aunque se reserva mayoritariamente a la alta
costura o para círculos minoritarios que se atreven con esta prenda.
Ámbitos de uso
Moda y estética
A la izquierda, la forma correcta de llevar un corsé. A la derecha, se muestra cómo empuja el estómago hacia abajo
en vez de sujetar al usarlo incorrectamente.
El uso más común y conocido es el reducir la silueta y hacerla más atractiva. En las mujeres su uso es más
frecuente para resaltar las curvas, reduciendo la cintura, marcando el busto y la cadera. El corsé, al ser una
prenda interior, sirve para dibujar la figura que se desea conseguir.
En ningún caso se llevaba el antiguo corsé inmediatamente sobre el cuerpo, si no que se vestía sobre una
camisa interior de lino o algodón. Después se ajustaba el corset y encima se colocaba una fina camisola
llamada cubre corsé. A partir de esta base se colocaba la estructura que definiría la falda (miriñaque y luego
polisón, al desaparecer este en 1890 las faldas colgarán ya sin artificios hasta el suelo), sobre ella varias
enaguas y encima las prendas como tal, generalmente de un tejido rígido y ricamente decorado.
Principalmente los corsés se dividen en dos grupos, los que comienzan por encima del pecho, y los que
empiezan por debajo. Algunos terminan en la cadera, en algunos escasos casos, terminan en las rodillas. Un
tipo de corsé más pequeño es la faja, que solamente cubre la cadera, desde el final de las costillas hasta el
comienzo de la pierna. Pueden llevar ligueros para sujetar las medias o una cinturilla para tal fin.
Los corsés deben ser escogidos en una talla muy precisa que se da en centímetros. La talla idónea es la
medida de la cintura que se desea alcanzar una vez reducida, y es habitualmente entre 10 y 15 cm por debajo
de la medida real. Los corsés llevan ballenas de metal disimuladas en el tejido, y se suelen ajustar por medio
de una lazada en la espalda.
Fetichismo y BDSM
Ilustración sobre el corsé en el fetichismo
El corsé es y ha sido una prenda objeto de polémicas a lo largo de la historia. Actualmente en el ámbito del
fetichismo es considerada como un icono, ya que limita el movimiento y acentúa las formas femeninas. En
este ámbito, hay dos roles principales: el dominante y el sumiso. Ambos tienen una serie de características.
El corsé por tanto es versátil y mientras que para el rol dominante sería un símbolo de poder, remarcando su
cuerpo con dureza, para el sumiso sería un elemento limitador y opresor, porque está en una posición
inferior a su "amo".
Esto ha formado parte de la popularización de esta prenda en algunas subculturas en las que influye esta
temática, como es la cultura gótica.
Corselete
El corselete es una prenda interior femenina con un armazón de ballenas que se vestía rodeando el talle. El
amarre se producía en la espalda por medio de cordones con los que se tensaban a la presión deseada. El
corselete se utilizaba por motivos estéticos afinando la figura de la mujer al realzar el busto y estrechar la
cintura.
Actualmente, ya no se utiliza de forma regular por las mujeres pero sí en ocasiones especiales como junto al
traje de novia o como prenda de lencería sexy. También puede usarse por razones médicas a modo de faja
para corregir la posición de la espalda.
Enagua
Enagua de color rosa.
Una enagua (del taíno nagua)1 es una prenda de ropa interior femenina. Se usa más en plural.
1 También se
conocen como combinación.2
La enagua es una falda usada como ropa interior pero sobre ropa interior íntima. Se lleva puesta bajo un
vestido o falda para ayudarle a colgar suavemente y prevenir la irritación de la piel de telas gruesas como la
lana. Las enaguas también se llevan puestas para evitar el calor y proteger las telas finas de la transpiración
corporal. También se utilizan para evitar la visión del cuerpo con ropas externas translúcidas.
La enagua también se utiliza para evitar la electricidad estática de algunas telas. Telas mismas que al
cargarse de esta energía se pegan al cuerpo de la dama.
Otra función que tiene las enaguas es evitar que se vea la ropa más íntima cuando la mujer porta una falda
con demasiado vuelo.
Las enaguas por lo general se hacen de tricot con tela lisa y deslizante como la seda, satén, poliéster, o
nailon y pueden estar rematadas y decoradas con puntillas en los bordes.
En América se le suele dar el nombre de saya en Honduras, fondo en México y Venezuela3 y
forro[cita requerida]
en otros países de la región.
Las enaguas también se utilizan en algunos trajes regionales como es el caso del traje de la panda de
verdiales San Isidro de Periana.
En siglos anteriores era una prenda negra usada por los hombres en los duelos de los reyes y de los deudos
más cercanos. Cubrían desde la cintura hasta los pies.
Tipos
Se pueden distinguir los siguientes tipos de enaguas: [cita requerida]
Una enagua entera, o de cuerpo completo, cuelga de los hombros por lo general por medio de
tirantes estrechos y se extiende desde el pecho hasta la altura de la falda.
La media enagua, desde la cintura (tipo falda), puede llevarse puesta con una camisola que hace
juego, como alternativa a una enagua entera.
Jubón
El príncipe Don Carlos de Austria vistiendo jubón
El jubón es una prenda rígida que cubría desde los hombros hasta la cintura y que estuvo en boga en España
en los siglos XV, XVI y XVII, hasta que las túnicas más largas o con vuelos de haldas y las casacas de
influencia francesa se hicieron más populares.
Su aparición como parte del traje civil se data en el siglo XIV pero su verdadero auge lo alcanzó en el siglo
XVI, en que se extendió desde España a toda Europa. De origen morisco en la Edad Media para ambos
sexos, se adoptó para uso cortesano a finales del siglo XVI, en todas las cortes europeas.1 El maestro sastre
que tenía como oficio hacer o vender jubones era el jubonero.
Se trataba de una prenda interior que se llevaba sobre la camisa y que se unía a las calzas por medio de
agujetas (cordones). Los tejidos más apreciados eran el raso, el terciopelo y las telas doradas.2 Encima de
ella se vestía la ropilla con mangas o un coleto sin ellas. Una de las partes características del jubón era su
cuello rígido collar. Para darles más consistencia, generalmente se forraban con varias piezas de tela.
Las damas también usaron jubón, si bien en tiempo posterior a los hombres. Su particularidad fue la de
añadirle una prolongación en el talle en forma de pico.
En la actualidad, es aún llevado por los tunos.
Tipos de jubones
Con faldetas. Cota o armadura que usaron los antiguos y les ceñía perfectamente el cuerpo. Estaba hecha de muchas telas bien batidas y unidas, colocadas sobre una piel de ciervo, muy parecida al coleto, con escarcelas y guarda ríñones.
De bastidor. Jubón de malla. De nudillos. Llevaba este nombre cuando su labor formaba cierta especie de malla o nudos. Ojeteado. Jubón de redecilla de acero muy menuda, puesta sobre tela fuerte o piel a propósito para
defender el pecho de las estocadas.3
Referencia
1.
Tejeda Fernández, Margarita. Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, Málaga, ed. Glosario de términos de la
indumentaria regia y cortesana en España, siglos XVII y XVIII. Málaga: Servicio de Publicaciones e Intercambio
Científico de la Universidad de Málaga. p. 297-298. ISBN 84-9747-170-9.
Figueras, Josefina (2012). Historia de la moda. Pasado, presente y futuro. Madrid: Ediciones Internacionales
Universitarias. p. 30. ISBN 978-84-8469-312-3.
3. Voces de armería, Joaquín de Leguina, 1912
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Verdugado
Retrato de Catalina de Medici con verdugado
El verdugado era un tipo de saya acampanada que llevaron las mujeres en el siglo XVI. Estaba formada por
un armazón de alambres madera o ballenas que le conferían su forma característica.
Inventado en España, el verdugado se extendió posteriormente a toda Europa. En Inglaterra apareció en el
1545 y enseguida lo llevaron todas las mujeres de las clases acomodadas (dado su elevado precio). A lo
largo del siglo XVII, se dejó de utilizar sustituyéndose por el mucho más aparatoso e incómodo
guardainfante, una especie de falda extremadamente ancha.
Basquiña
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Dama con basquiña.
Se conoce como basquiña a una falda usada por damas desde el siglo XVI al XIX. Normalmente era de
color negro y estaba asociada a las ceremonias más solemnes.
Moda
Para otros usos de este término, véase Moda (desambiguación).
Gisele Bundchen
La moda (del francés mode, y éste del latín modus, "modo" o "medida") es el "uso, modo o costumbre que
está en boga durante algún tiempo, o en determinado país, con especialidad en los trajes, telas y adornos,
principalmente los recién introducidos."1 Se trata de un conjunto de tendencias repetitivas en el vestir (ropa,
accesorios), en los estilos de vida y en las maneras de comportarse, que marcan o modifican la conducta de
una persona o de un grupo de personas. Las tendencias de la moda dependen de muchísimos factores:
sociales, económicos y políticos, entre otros (véase globalización).
Los creadores de imagen
Son los creadores de las modas
Transcurso de la moda
Diseño de moda de 1909
Norma Talmadge, prototipo de flapper
Siglo XVI
El Renacimiento italiano (capa corta y sin capucha), el birrete, el sombrero con plumas y los zapatos de
punta roma y ancha. Las mujeres también llevaban sus bullones y acuchillados pero en las mangas, y su
gorguera rizada, además de las faldas y sobrefaldas, jubones y corpiños, capas o mantos rozagantes y su
cofia para la cabeza. A partir de la segunda mitad del siglo, la creciente importancia de la monarquía
española, impone en Europa el estilo de la corte del emperador Carlos I de España, un estilo de gran
sobriedad, caracterizado por el uso de colores oscuros y prendas ceñidas, sin arrugas ni pliegues y aspecto
rígido, sobre todo en las mujeres en las que se impone el uso del verdugado. En el borde superior de la
camisa se usa un cordón que dará lugar a la gorguera o lechuguilla.
Siglo XVII
En esta época domina la moda francesa tanto en hombres como en mujeres. Se utilizaban los calzones cortos
con medias de seda, chupa y casaca que, a mediados del siglo, se vuelve más reducida y con pliegues
laterales hacia atrás y mangas estrechas. Con la caída de la dinastía francesa vuelve el traje simple y se
llevan calzones ajustados hasta media pierna, chaleco, corbata y casaca, faldones con cuello alto y vuelo,
pelucas empolvadas y rematadas por un lazo, incluso sombreros de tres o dos picos. Después de la
revolución, se deja el cabello largo y liso, sombreros de copa alta cónica o en tubo, con alas cortas y más
tarde zapatos con tacón de color al que se añaden lazos o hebillas y botas altas con vueltas. La mujer viste
con painers o verdugados anchos y aplastados en los dos frentes, corpiño acorsetado y escote con gasas o
encajes. Polonesas, batas con cuello de encaje y manga larga. En el traje francés, corpiño puntiagudo,
mangas abolladas, faldas rectas y abiertas, que luego son drapeadas con polizón y larga cola. Cuello
doblado, mangas tirantes hasta el codo con chorreras. Junto con la revolución desaparece el vuelo de la falda
y se imita a las vestiduras clásicas: talle alto, chaquetilla corta con manga larga, falda con pliegues, grandes
escotes, chales y guantes largos. En cuanto al peinado, hacia atrás con rizados que luego se hacen más altos
y voluminosos con tirabuzones, lazadas y plumas. Bonetes y sombreros de alas anchas. Zapatos con tacón
alto y punta estrecha, y luego de algún tiempo se pasaron a los bajos.
Siglo XVIII
Vestimenta del siglo XVIII en un cuadro de Goya. En el siglo XVIII se destacan como prendas masculinas
las casacas francesas y las chupas (casacas de inferior clase y algo estrechas), las chaquetillas, los calzones
ajustados hasta la rodilla, las corbatas en vez de las golillas, las pelucas y los grandes sombreros. Mientras
tanto, en las vestiduras femeninas continúa el mismo estilo que en el siglo anterior y se adopta el uso de las
mantillas para la cabeza. Se llevaban también vestidos largos, grandes sombreros y sobre todo, la mujer se
caracteriza en las altas sociedad por llevar sobre su cuerpo un corsé, el cual era una forma de demostrar su
altura, entre otras cosas de esa época se usaban anillos, y algunas veces guantes largos, collares y demás.
Siglo XIX
Durante este siglo fueron propios el frac, la levita y el pantalón para los caballeros, y la mantilla de seda y
las peinetas para las señoras españolas. Tras la época napoleónica (1800 a 1820) en que la silueta femenina
mostraba una silueta esbelta con el talle siempre alto, ceñido justo bajo el pecho, dejando el resto de la
prenda caer recta sobre el cuerpo, hubo un cambio drástico con el Romanticismo, que dio paso al corsé que
daba al talle forma de reloj de arena y el miriñaque que ahuecaba las faldas amplias, llegando a su apogeo
durante 1860, causando que las damas no pudieran pasear del brazo de su esposo o prometido. En 1870 fue
sustituido por el polisón que solo ahuecaba la falda por detrás y que pasó de moda en 1890, cayendo desde
entonces la prenda hasta el suelo sin armazón alguno, aunque hasta 1900 las faldas fueron un poco
acampanadas. Entre 1820 y 1914 hubo en el vestuario femenino occidental una clara distinción entre
vestidos de día, siempre con manga larga (aunque podían ser hasta el codo en verano) y cerrados hasta el
cuello, y vestidos de noche, siempre de manga corta y muy escotados.
Siglo XX
Año 1900
La moda comienza en el año 1900 con la llamada silueta S, debido al corsé que empujaba los pechos hacia
arriba, estrechaba la cintura y sus faldas ajustadas a la cadera y las ensanchaba en forma de campana al
llegar al suelo. En el mundo laboral empiezan a incorporarse los trajes sastre y el corte con influencia
masculina para las mujeres. Los vestidos seguían siendo largos, cubrían los zapatos, las plumas y los encajes
hacían furor; destacaron los grandes sombreros, con infinidad de adornos y ornamentos. La moda
prácticamente solo fue seguida por las clases altas y medias. En 1908, la silueta fue mucho más recta, sin
marcar tanto la cintura, y se produjo una oleada de orientalismo debido a los diseños de Paul Poiret y los
ballets rusos.
Década de 1910
En esta década se distinguen dos periodos:
El primero, desde 1905 hasta comienzos de la Primera Guerra Mundial, se caracteriza por ser el apéndice de la moda recargada propia de la Belle Époque, así como por la aparición de una silueta que tiende hacia la verticalidad en la mujer (se ponen de moda los corsés rectos y largos y las faldas con poco vuelo y acompañadas de una sobrefalda) y al orientalismo. Las faldas de día se acortan hasta los tobillos, dejando a la vista los zapatos.
El segundo abarca todo el conflicto antes citado y se caracteriza por la aparición de modas mucho más cómodas para la mujer (las faldas continúan acortándose hasta casi media pantorrilla y los cuerpos siguen la línea natural del cuerpo, sin corsé), debido al hecho de que éstas tenían que suplir la falta de mano de obra masculina en los puestos que estos antes ocupaban. Como causa de esta comodidad en el vestir, tendremos luego la moda andrógina propia de los años veinte.
En esta época la moda fue muy influyente, ya que marcó la división de clases: solo las clases sociales muy
altas podían importar sus vestidos o las telas de Francia, con tal de estar a la moda. Las clases medias
pretendían seguir este modelo, pero sus recursos no eran suficientes para mandar hacer su costo modelo de
vestido tan caro en las grandes casas de costura en París.
Década de 1920
Véase también: Flapper
En 1920 la ropa ya era mucho más práctica. Nuevamente vuelve a cambiar la silueta, descendiendo el talle
hasta marcarlo en las caderas. Se populariza el traje de chaqueta para calle y para las fiestas se elegían los
vestidos con grandes escotes en la espalda así como abrigos largos con pieles. En esta década se destacan las
faldas cortas hasta la rodilla. Los sombreros son sobrios y cerrados (cloché) y por primera vez las mujeres se
dejan el pelo corto.
En esta década las mujeres cambiaron su aspecto blanco por la apariencia natural del polvo facial rosado,
creado por la cosmetóloga polaca Helena Rubinstein. Los años 20 fueron uno de los periodos más
revolucionarios del siglo xx, en este sentido, pues las mujeres adoptaron la costumbre de ir maquilladas,
guardando en el bolso polveras y pintalabios para los retoques. Hasta ese momento, las únicas que se habían
maquillado eran las artistas y las prostitutas. Las mujeres jóvenes se destaparon y comenzaron a beber y a
fumar en público como una provocación al rígido estatus que reinaba a principios del siglo.
Las chicas a la moda se pintaban la boca roja, lucían el cabello corto y los ojos pintados con sombras
oscuras, y solían bailar jazz hasta el amanecer. Esta fue, probablemente, la década más atrevida y
transgresora. Fue una época de cambio que afectó todos los aspectos culturales y que repercutió con fuerza
en la moda. Década de 1930 El optimismo terminó con el crack de la Bolsa en octubre de 1929 que provocó
una grave crisis económica mundial durante los siguientes años. En 1930 la cintura vuelve a marcarse en su
lugar natural y las faldas se alargan hasta por debajo de la rodilla. Volvió la feminidad y los adornos en
prendas y sombreritos y el cabello abandona el estilo "garçon" por peinados un poco más largos, con ondas.
A partir de 1935 se suelen marcar los hombros, dando a la silueta un aspecto de triángulo invertido.
= 1940 a 1945
Fueron los años de la Segunda Guerra Mundial, y eso perjudicó a la moda. El 'look' se militarizó y los
tejidos se volvieron pobres debido a la carestía de materiales. Debido a esto las chicas se vestían con
uniforme de ciudad, es decir, trajes de chaqueta. El largo de las faldas continua por debajo de las rodillas, y
se popularizaron los panties, aunque fueron escasos. Usaban los zapatos topolino, de corcho y los gorritos
diminutos que eran muy sencillos o simplemente pañuelos a la cabeza.
Décadas de 1940 y 1950
En 1947 volvió el esplendor, triunfó el nuevo 'look' de Christian Dior. Otra vez se vuelve a forzar la silueta
con una cintura estrecha y tomaron volúmenes hombros y pechos. Se aumentó el vuelo de las faldas, cuyo
largo continuaba por debajo de las rodillas. Comenzó el culto por la belleza porque las mujeres estaban
hartas del estilo sobrio y cómodo; las curvas eran el nuevo símbolo de la belleza femenina. Aparecieron los
zapatos con tacón de aguja, usaban abrigos de paño, bolsitos al codo y los más elegantes sombreritos y
pamelas.
Década de 1960
Esta década se destaca por la revolución. Se utilizaba ropa cómoda de nuevo siguiendo la línea natural del
cuerpo, la ropa juvenil, y se deja atrás el lujo burgués. Se abandona el uso habitual de sombreros y guantes
de vestir. A partir de 1966 se había puesto de moda la ropa extravagante, con estampado de mariposas, de
flores, op-art o étnicos. Las siluetas volvieron a ser más lisas y se comenzaron a imponer rápidamente por
todo el mundo entre las jóvenes las revolucionarias minifaldas, cortas hasta el muslo, aparecidas en Londres
en 1965 de la mano de la diseñadora Mary Quant.
Década de 1970
En 1970, los adolescentes se pudieron expresar libremente. Aquí surgió el concepto de la ropa diferente,
original, divertida y extravagante. El cabello se usaba corto o largo y con cortes geométricos. Tanto los
hombres como las mujeres comenzaron a usar pantalones de campana y se impusieron las blusas de algodón,
etc.
1970 fue una década muy diversa, aquí se produjo un furor hacia lo retro. Las flores fueron el principal
símbolo no sólo en la ropa sino que también el pelo, y representaban la ideología ilusoria que los guiaban a
la llamada revolución de las flores. Resaltaban los trajes y vestidos, que se lucieron con ajustados
pantalones. El algodón fue remplazado por la lycra, usaban botas o zapatones de taco, tipo suecos.
Década de 1980
En 1980, la moda trajo consigo considerables cambios. El nuevo estilo se caracterizaba por el uso de ropa
interior visible, ya sea sobre una camiseta, debajo de una camiseta translúcida o tirantes de encaje visibles.
Esta nueva moda fue altamente controvertida, volviéndose un sinónimo de liberación para las mujeres, ya
que antiguamente usar la ropa interior así les daba aspecto de una mujer desarreglada. Gracias a esta
tendencia, las mujeres de hoy pueden vestir camisetas cómodas sin tener que preocuparse por las
transparencias o los tirantes de los corpiños.
Década de 1990
Esta época se basaba en la variedad y no en una tendencia específica y duradera. La gente trataban de
ponerse lo que le hiciera sentirse más cómoda, sin darle mucha importancia a la opinión de los demás o a las
tendencias, porque se había llegado a la conclusión de que no había una verdadera libertad. Las camisetas de
grupos musicales se volvieron populares así como el cabello suelto. La gran innovación fue la aparición de
los pírsines, tatuajes y pinturas de pelo.
Siglo XXI
Pasarela de moda en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Ciudad de México.
A finales del siglo XX y principios del XXI, era posible ver, encargar y enviar la ropa a cualquier parte del
mundo gracias a medios de comunicación o Internet. Por consiguiente, la moda actual parece que se está
dirigiendo hacia una uniformidad universal.
Década de 2000
En el 2000 la moda se fue asociando y cambiando según las distintas tribus urbanas, que constituyeron un
modo de vivir, una determinada actitud frente a la vida y que generalmente hacen referencia a la juventud.
La pertenencia a uno de estos grupos se hace evidente en la ideología, la música, el modo de vida y también
en la apariencia, siendo el consumo de determinadas marcas de ropa, el uso de ciertas prendas o colores,
distintivos propios de las distintas tribus. Los hombres tanto como las mujeres adoptan el chándal para todo
tipo de trabajo u ocasión. Las mujeres usan borcegos, zuecos o sandalias. Se reincorporan prendas de los
años 1980, regresando el estampado floreado. Se usan los shorts, polleras, y pantalones tiro alto y las
minifaldas.
Década de 2010
Los hombres implementan el escote en V junto con pantalones pitillos (o chupines) y zapatillas de marca.
Los pantalones blancos en los hombres son sensación, en cambio, los pantalones oscuros aportan una gran
elegancia, tanto como las camisas abiertas con remeras o camisetas debajo y arremangadas. Las mujeres
prefieren moda fresca pero con un toque moderno, poco maquillaje, cabello natural pero con peinados
estructurados combinando un poco de moda de los año 1960. El vintage tiene fuerte presencia en el
guardarropa femenino. En cambio en el vestir masculino empieza a crecer una moda alternativa que busca
identidad, donde influyen las tendencias y estilos propios, siendo un poco más arriesgado y divertido.
Véase también
Referencias
1.
1. «Diccionario de la lengua española». Real Academia Española. 7 de marzo de 2015. Consultado el 7 de marzo de 2015.
Ropa
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La ropa es un término que se refiere a las prendas fabricadas con diversos materiales, usadas para vestirse y
protegerse del clima adverso. Los atuendos pueden ser visibles o no, como en el caso de la ropa interior. En
su sentido más amplio, la vestimenta incluye también algunos otros accesorios como los guantes que cubren
las manos y el calzado (zapatos, zapatillas y botas) que se encargan de cubrir los pies, los gorros, gorras y
sombreros que se ocupan de cubrir la cabeza. En cambio, objetos como los bolsos y paraguas no se
consideran prendas de vestir, sino complementos que prendas de vestir.
Índice
Utilidades de la ropa
La ropa sirve para protegerse del clima frío o cálido y cumple una función estética o de adorno:
Frío: la ropa facilita la circulación del aire alrededor de la piel y evita por tanto el contacto del aire frío con la piel. Por otra parte, las fibras de los tejidos capturan aire y lo inmovilizan; este aire capturado tiene una mala conductividad térmica (este hecho también se explota en las ventanas de doble cristal).
Sol intenso: Los tejidos claros evitan la radiación ultravioleta y las quemaduras en la piel, y por tanto protegen del calor.
Precipitación: (lluvia, nieve) etc: Algunos tejidos, llamados impermeables, impiden el contacto del agua con la piel. El agua es buen absorbente térmico, y el agua fría de lluvia o de la nieve provoca un enfriamiento importante de la persona.
Materiales de confección de ropa
Hay muchos materiales con los cuales se pueden confeccionar prendas de ropa. Se distingue entre materiales
de origen natural y materiales sintéticos, como el poliéster. Entre los naturales se distinguen los de origen
animal, como la seda, la lana o el cuero y la camira los de origen vegetal como el rosita y el lino.
Orígenes
De acuerdo con los arqueólogos y antropólogos, los signos de vestimenta más antiguos probablemente
consistieron en pieles, cueros, hojas o pasturas, envueltas o atadas alrededor del cuerpo como protección de
los elementos de la naturaleza, 50 000 años a. C. El conocimiento sobre estas ropas es una deducción, ya que
los materiales mencionados se deterioran rápidamente comparados con piedra, hueso, caparazones y
artefactos metálicos. Desde el principio de los tiempos hasta nuestros días, la vestimenta ha sufrido
numerosas transformaciones que en la mayoría de los casos han sido debidas al descubrimiento de nuevos
tejidos y materiales e, indudablemente, a las tendencias que dictan los diseñadores.
La aguja de ojo se descubrió hace 40 000 años. El siguiente paso fue el descubrimiento de los tintes, que se
obtienen por un proceso de maceración en agua de la corteza de ciertos árboles que contienen taninos, sobre
todo del roble y el sauce. El primer telar data del neolítico, 7000 a. C.1
Edad Media
Artículo principal: Rosita (Edad Media)
La entrada de los pueblos germánicos en el imperio romano transformó la vestimenta. Los jefes militares
vestían a la romana cuando pasaban el pomoerium. Al guiar las tropas –en su mayoría, germanos– vestían
bragas, a la manera de estos pueblos. Hubo adaptación de prendas de uno y otro lado, así los bárbaros usaron
la túnica más corta que la romana para favorecer los movimientos. A través de escritos de Paulo Diácono, se
sabe que la vestimenta de los lombardos era suelta y generalmente de lino, como solían llevarla los
anglosajones, decorada con amplias orlas de tejido de diversos colores. Los zapatos eran abiertos casi hasta
la extremidad del dedo mayor, sostenidos por medio de correas entrelazadas.
Dama de Flandes, siglo XV.
Generalmente, se conoce mejor la ropa usada por los príncipes. Así por ejemplo, de la apariencia de
Carlomagno, su biógrafo Eginardo contaba que aquél llevaba la vestimenta nacional de los francos. Sobre el
cuerpo, una camisa y un calzoncillo de tela de lino. Encima, una túnica bordada de seda y un pantalón corto,
bandas alrededor de las piernas y los pies, y un chaleco de piel de nutria o de rata, protegiéndole las espaldas
y el pecho. Sólo en días de grandes fiestas se utilizaban piedras para adornarse como, por ejemplo, en
accesorios como una espada. Los reyes bárbaros fueron llamados reges pelliti (reyes con pieles) ya que
acostumbraban a usarlas. Tal vez, inicialmente fue por una cuestión climática y luego constituyó lujo y
adorno. Poco después se empiezan a utilizar vestidos de cuero. Pablo Diácomo menciona una vestimenta de
piel de reno "en forma de túnica larga hasta las rodillas". El vestido femenino consistía, de ordinario,
también en una túnica larga hasta los pies, sobre ésta se colocaba la stola, y para salir se usaba la palla, gran
sobreveste con borde con la cual se podía cubrir la cabeza.
Noble Franco.
Los mantos se tomaban con fíbulas de metales preciosos que llevaban piedras incrustadas. Debajo de la ropa
exterior, las mujeres llevaban una túnica de lino y la fascia, una especie de venda para sostener el pecho. En
el siglo XIV, el vestido femenino era amplio en el pecho para mostrar la mayor parte de su cuerpo y muy
estrecho en la cintura. Se usaban mangas de formas diferentes y largas colas que se arrastraban por tierra.
Los zapatos, a veces adornados con armiño eran en su mayoría de punta cortada y aún se utilizaban
sandalias sólo para calzar la planta del pie. Los collares, broches y anillos se volvieron más extravagantes,
curiosos y preciosos. Debido a la obstentación y gasto exagerados, las autoridades intentaron poner freno a
la situación.
En 1365, Bolonia compiló un estatuto por el cual ciertos elementos de lujo sólo podían ser llevados por
personas de una determinada condición. Así por ejemplo en Venecia, sólo la dogaresa y sus hijas podían
usar perlas, uso limitado al período en que el dogo ejerciera el cargo. El uso de pieles también fue pautado,
en particular pieles caras. Sin duda en todo lo referente a la vestimenta, la moda y las actividades de
producción de determinados lugares, tuvieron gran importancia. La importación o la producción local
representaron factores esenciales en determinadas vestimentas, así como la pretensión de distinguirse de los
demás, la necesidad de acercarse a grupos superiores dentro de la escala social o la influencia en centros de
poder.2
Renacimiento
El renacimiento supone un florecimiento cultural inmenso. La industria textil estaba fuertemente ligada a la
burguesía, por lo que desde ese momento existió una moda exclusiva para las clases medias. El pañuelo fue
el objeto que delimitó las clases sociales de la época. Los únicos que podían usarlo por ley era la nobleza.
La moda empezó a adquirir mayor importancia, llegando a ser una preocupación de la adinerada burguesía.
Las prendas se empezaron a considerar una inversión, por lo que se dedicó tiempo a su mantenimiento y
reparación. El uso de camisa, jubón y justillo por parte de los hombres; y el uso de vestidos o faldas por
parte de las mujeres se volvió una constante hasta el siglo XVII.3
La moda inició en esta época pues la vestimenta pierde su carácter universal y cada nación quiso
diferenciarse del resto, así que se ingeniaron detalles únicos y diferentes, al mismo tiempo que la vestimenta
se volvió el símbolo de la riqueza y de poder.4 La ropa de esta época se puede caracterizar bajo la influencia
de los países como Francia, Italia, España e Inglaterra.
Francia
Retrato de Diane d'Andouins y su hija. Siglo XVI
La moda del traje italiano tuvo mucha influencia en la moda francesa.
El vestido en el siglo XV posee el mismo corte; se llevaba encima de una camisa y corsé, el cual sufre una
transformación y se abría en forma de triángulo mostrando la camisa. Se llevaba un velo elaborado con
terciopelo o seda el cual era adornado con orfebrería y bordados, este velo recibió el nombre de touret.
El escote en ese momento siguió siendo cuadrado, el mismo que fue cubierto a mediados del siglo XVI con
una "gorguera" adornada con tejidos de perlas. A la gorguera se le sumó el cuello alzado, adornado con
encajes voluminosos, a este tipo de cuello más adelante se le llamó «Médicis». Las pieles son de uso
frecuente como forro. La influencia de las modas italianas con las francesas fue resultado de la influencia de
Carlos VIII y Francisco I en la corte.4
España
Isabel de Valois, atribuido a Sofonisba Anguissola
La moda española tuvo su auge a partir de 1525 después de Francisco I y bajo el reinado de Enrique II en
Francia.4
La forma del busto en esta época fue robusta, escotada y abrochada: lo que provoca que las mangas se
confundan con la forma de un jubón masculino. El vestido tuvo una forma extendida desde abajo hasta
arriba, con las mangas voluminosas que se cerraban en la parte de la muñeca. En la parte inferior la mujer
llevaba un verdugado muy parecido al francés pero tan abundante y ancho que se tuvieron que crear sillas
especiales para que la mujer pudiese sentarse.
Inglaterra
Isabel I de Inglaterra, c. 1592.
Isabel I de Inglaterra, c. 1600.
A partir del siglo XVI en toda Europa Occidental como en Inglaterra, el modo de la vestimenta siguió
vigente como se llevaba en la edad media, pero con algunos cambios que se asemejaban al traje moderno.
Las mujeres inglesas vistieron bajo esta influencia, sobre todo con el reinado de las primeras dos Tudor;
María I e Isabel I, sin embargo, gracias al crecimiento de la industria textil, estos vestidos adquirieron
influencias extranjeras; el vestido presentó un escote cuadrado con mangas largas estrechas, que se
complementa con un tocado.
En los tiempos de Isabel I y Jaime I los vestidos se convirtieron a colores más sobrios y menos henchidos;
una tendencia hacia la rigidez y hacia lo ceremonismo. Acostumbraron a usar cuellos largos rizados. La
variedad de estos diseños de cuello fue mucho mayor en Inglaterra. Después los cuellos elegantes caídos
sustituyeron a los cuellos rizados a finales del siglo XVI.
Italia
La moda italiana en el siglo XV fue influenciada por la moda española. No se permitieron los escotes
exagerados en los vestidos.
Referencias
1.
http://www.doslourdes.net/monoGRÁficos-grandes-inventos-prehistoria.pdf
Aproximación a la Vida Cotidiana en la Edad Media. Guglielmi, Nilda. Buenos Aires, Argentina, UCA, 2000.
Toussaint-Samat, Maguelonne; Historia técnica y moral del vestido.
4. Boucher, F. (2009). Historia del traje en Occidente: desde los orígenes hasta la actualidad. Barcelona: Gustavo Gili.