TEMA 1
PREHISTORIA EN LA PENÍNSULA
IBÉRICA,
LA HISPANIA ROMANA
LA MONARQUÍA VISIGODA
INTRODUCCIÓN
Este tema inicial nos llevará desde la más remota prehistoria con
la aparición de los primeros homínidos en la península ibérica
hasta el final del reino visigodo de Toledo.
Nos detendremos más en la dominación romana por su
trascendencia y sus consecuencias que llegan hasta hoy, y
acabaremos con el reino visigodo de Toledo para quedarnos en
el año 711 cuando se produce la invasión árabe y un cambio
radical en la evolución histórica española.
PREHISTORIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Cronología de la Prehistoria en la Península Ibérica:
PREHISTORIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
EL PALEOLÍTICO IBÉRICO
Es la primera y más prolongada etapa de la prehistoria.
Pequeños grupos nómadas con una organización muy elemental y una economía depredadora.
Tres etapas:
PALEOLÍTICO INFERIOR (1.200.000-100.000 a.C.)
Aparecen los primeros grupos del género Homo en la Península.
Un acontecimiento clave: los hallazgos de Atapuerca, Burgos.
En 1994, en el nivel 6 de la llamada Gran Dolina, en la Sima de los Huesos, se encontraron fósiles
humanos de hace unos 300.000 años, Homo heidelbergensis (antepasados de los neandertales).
En 2007 se encontraron en el yacimiento de la Sima del Elefante restos de una mandíbula humana de
más de un millón doscientos mil años de antigüedad, (Homo antecessor) así como restos de una
industria lítica.
La prehistoria es el término con el que se designa al periodo que abarca desde la aparición de los primeros homínidos hasta la invención de la escritura. La hominización tuvo lugar durante el Paleolítico y se inició en África.
PREHISTORIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
La edad de piedra: Paleolítico, Mesolítico y Neolítico
PALEOLÍTICO MEDIO (100.000 – 35.000 a. C.)
Es el periodo del Homo neanderthalensis (restos más representativos se han encontrado en Gibraltar
y Banyoles (Gerona)
Grupos con cierta organización social. Era depredador y tenía un desarrollo cerebral próximo al del
hombre actual. Conoció el fuego, se refugiaba en cuevas (glaciación) y practicó ritos funerarios
(creencias espirituales).
PALEOLÍTICO SUPERIOR (35.000 – 8.000 a. C.)
Hace su aparición el Homo sapiens, se extiende por todo el territorio incluidos los archipiélagos balear
y canario.
Hay un aumento de la población por el progreso en las técnicas de caza y la mejora en la dieta. Gran
variedad y perfección de instrumentos de piedra, y útiles de hueso y en el progreso artístico (arte
rupestre en Cantabria (Cuevas de Altamira), Asturias (Cueva de Tito Bustillo) y Levante).
EL MESOLÍTICO (8.000-5.000)
Trascurre entre el Paleolítico y el Neolítico. El arte de las cuevas cantábricas desaparece y se da ahora
un arte rupestre en la zona levantina. En cuevas y abrigos se representan, de manera estilizada y
monocroma, conjuntos de hombres y de animales en escenas de cacería, luchas de hombres con arcos,
recolección o danzas rituales.
EL NEOLÍTICO (5.000-3.000)
Llega a España desde el Próximo Oriente a través de dos rutas: el Mediterráneo y el norte de África.
Se produce un cambio trascendental, los seres humanos comienzan a producir su propio alimento,
se convierte en agricultor y ganadero, se hace sedentario, aprende a pulir la piedra, construye
viviendas y fabrica útiles de barro.
En la Península el Neolítico se divide en dos etapas:
Neolítico inicial (5000-3500 aC)
Asentamientos realizados en cuevas fundamentalmente en la costa mediterránea (Cova de l’Or
(Valencia), Nerja). Se desarrolla la cultura de la cerámica cardial (decoración impresa con conchas de
berberecho)
Neolítico pleno (3500-2500 aC)
Surgen verdaderos poblados. En Andalucía se desarrolla la llamada cultura de Almería y en Cataluña la
cultura de los sepulcros de fosa.
El desarrollo de ritos funerarios se manifestó en la aparición del fenómenos del megalitismo.
Tholos de Antequera Dolmen Valencia de Alcántara, Cáceres.
LA EDAD DE LOS METALES: EL COBRE Y EL BRONCE
El uso de los metales se inició en el Próximo Oriente desde el IV milenio. Pueblos procedentes del
Mediterráneo oriental llegan a las costas del sur y del Levante en busca de metales (cobre)
Edad del Cobre o Calcolítico (2.500-2.000 aC)
Entre otras culturas, la metalurgia del cobre dio lugar a la de Los Millares, en Almería, un poblado
amurallado con monumentos megalíticos.
Edad del Bronce (1700-1000 aC)
Los poblados se hacen más grandes. Destaca la cultura de El Argar (Almería), caracterizada por
enterramientos individuales en fosas; la de los campos de urnas en el valle del Ebro o la cultura
megalítica de las islas Baleares, representada por talayots, las taulas y las navetas.
LA PENÍSULA IBÉRICA DURANTE LA ANTIGÜEDAD
LA ENTRADA EN LA HISTORIA. LA EDAD DEL HIERRO
Desde el año 1.000 la metalurgia del hierro llega a la Península Ibérica desde Oriente a través de
los pueblos celtas o indoeuropeos, que entraron por los Pirineos, y de los fenicios y griegos,
procedentes del Mediterráneo oriental.
A lo largo de este milenio, se mezclan los rasgos propios de las culturas nativas con la
influencia cultural venida del exterior.
Una evolución lenta en la que las aportaciones exteriores fueron provocando un nivel de civilización
superior de los pueblos del sur y de la costa oriental frente al de los pueblos del interior y del norte
del país.
LAS COLONIZACIONES Y TARTESSOS
Desde principios del primer milenio antes de Cristo fenicios, griegos y cartagineses llegan a la Península
en busca de metales.
Los fenicios. Pueblo mercantil procedentes del actual Líbano. Fueron los primeros en fundar colonias o
factorias en la costas de la Península (Gadir (Cádiz) siglo IX aC). A cambio de metales ofrecían objetos
de vidrio, tejidos y cerámica. Introducen el cultivo de la vid, el uso del hierro, el procedimiento de salazón
del pescado (el garum), el torno de alfarero y la escritura.
Los griegos llegaron a la Península en el siglo VIII a. C. y establecieron colonias en el litoral catalán y
levantino. La más importante fue Emporion (Ampurias). Introducen la moneda, el cultivo del olivo,
animales domésticos como el asno y las gallinas, además de manifestaciones artísticas en arquitectura,
escultura y cerámica.
LAS COLONIZACIONES Y TARTESSOS
Los cartagineses heredaron y continuaron la obra de los fenicios. Procedían de Cartago, colonia
fundada por los fenicios de Tiro. En el siglo VII se establecieron en Ibiza y a partir del siglo III aC su
presencia adquirió los rasgos de una conquista militar.
Tartessos, es considerado como la primera organización de un estado en la Península Ibérica. Parece
que su núcleo principal estuvo en la zona de Huelva y en el valle bajo y medio del Guadalquivir.
Su economía se basaba en la minería, ganadería y actividad metalúrgica del bronce. Alcanzó su mayor
esplendor entre los siglos VII y VI a. C., gracias a la influencia de los fenicios y griegos, y desaparecería
hacia el 500 a. C. bajo el dominio cartaginés.
Tesoro de El Carambolo, Sevilla
LOS PUEBLOS PRERROMANOS
En la segunda mitad del primer milenio a. C., la influencia de los celtas o de las colonizaciones
fenicias, griegas y cartaginesas diferenció dos grupos culturales en la Península: la cultura celta y la
cultura ibera.
Los iberos: conjunto de pueblos localizados en la franja mediterránea y en el sur peninsular: ilergetes,
layetanos, edetanos, carpetanos, turdetanos…
Vivían en poblados fortificados, en lugares elevados. Ciudades-estado gobernadas por reyes con una
organización tribal muy jerarquizada. Su economía era agrícola y ganadera, desarrollando una
importante actividad comercial con griegos, fenicios y cartagineses.
Su escritura puede leerse en la actualidad pero no comprenderse. Practicaban la incineración de sus
muertos, guardando las cenizas en urnas de cerámica que eran enterradas con piezas de ajuar (ejemplo
la Dama de Elche)
.
Los pueblos de origen o influencia celta: procedentes de Europa Central entraron en la Península en
diversas oleadas entre el 1.000 y el 500 a. C. a través de los Pirineos. Se establecieron en el centro y el
oeste de la Península y en la franja cantábrica, mezclándose con las poblaciones autóctonas. Estamos
ante los galaicos, astures, cántabros, vacceos, lusitanos…
Su asentamientos más representativos eran los castros. Su principal actividad era la ganadería. Pueblos
primitivos y belicosos, se organizaban en tribus y no conocían la escritura
ambién se incluyen los celtíberos, en la cabecera del Duero, que siendo celtas incorporan rasgos de la
cultura ibérica. Practicaban la incineración de los cadáveres, enterrados en campos de urnas.
Castro de Baroña, A Coruña
LA PENÍSULA IBÉRICA DURANTE LA ANTIGÜEDAD
HISPANIA ROMAMA
LOS PUEBLOS PRERROMANOS
LA CONQUISTA ROMANA
Fue un proceso de dominio y control militar dilatado en el tiempo (218 – 19 aC) que culminó con la total
integración y asimilación del territorio hispánico en el Imperio romano.
El interés de Roma por la península surge durante la segunda guerra púnica contra los cartagineses.
La expansión cartaginesa hasta el rio Ebro chocó con los intereses de algunas ciudades aliadas de
Roma.
La conquista de Sagunto por Anibal fue el casus belli. En el 218 aC varias legiones al mando de
Publio Cornelio Escipión desembarcaban en Ampurias, derrotaban a los cartagineses y se hacían con
toda la costa mediterrénea, valle del Guadalquivir y del Ebro.
Conquista del interior de la Península (197-29 aC). Los romanos acabaron con la fuerte oposición de
celtiberos (caso de Numancia) y lusitanos (Viriato). El resultado de estas guerras: casi toda la Península
queda bajo dominio romano.
Famosa estatua de Viriato en Zamora, en la plaza con el mismo nombre
Sometimiento de la cornisa cantábrica (29-19 aC).
El emperador Augusto se enfrentó a cántabros, astures y galaicos. Se fundaron campamentos militares
para asegurar el territorio como Asturica Augusta (Astorga) o Legio (León).
De esta forma, toda la Península pasaba a formar parte del Imperio romano, aunque el grado de
integración del norte fue menor que el de la costa mediterránea y valle del Guadalquivir.
ROMANIZACIÓN: EL LEGADO CULTURAL ROMANO
Romanización: proceso de asimilación cultural de los modos de vida romanos por parte de los pueblos indígenas. Los principales focos de romanización fueron las ciudades; sus principales difusores los soldados y los comerciantes
Fue un proceso impuesto por los conquistadores pero también contó con el apoyo de las
élites locales, interesadas en integrarse en el Imperio para no perder sus privilegios.
Hechos más destacados:
La legua latina: se impuso inicialmente en las ciudades y, más tarde, en las zonas rurales,
donde se mezcló con las lenguas autóctonas. Aparece así el denominado latín vulgar, del
que derivan las lenguas romances (castellano, francés, italiano…). En España nacieron
filósofos y literatos como Séneca, Lucano y Quintiliano, cuyo idioma era el latín.
El derecho romano: que defendía los derechos del individuo, especialmente el de
propiedad.
La religión de Roma: incluido el culto al emperador. A pesar de ello, las creencias
autóctonas no desaparecieron. Así mismo llegaron a España religiones como el cristianismo
y otras del Mediterráneo oriental, como el culto a Mitra o a Isis.
ROMANIZACIÓN: EL LEGADO CULTURAL ROMANO
Las construcciones monumentales: templos como el de Diana, en Mérida; foros y teatros
como los de Mérida y Sagunto; anfiteatros como los de Itálica y Tarragona; puentes como el
de Alcántara sobre el río Tajo o el de Mérida sobre el Guadiana; pantanos como el de
Proserpina, en Mérida, y acueductos como los de Segovia y Mérida.
Las calzadas: red de caminos empedrados, construidos por el ejército, que comunicaban las
ciudades y por los que transitaban mercancías, viajeros y tropas. Las rutas principales eran la
Vía Augusto, con ciudades importantes como Tarragona, Cartagena, Sevilla y Cádiz, y la Vía
de la Plata, donde se encontraban Astorga, Cáparra y Mérida, entre otras ciudades.
ECONOMÍA HISPANORROMANA
Los romanos lograron la racionalización y coordinación del sistema productivo peninsular. Una
economía esclavista y monetaria basada en los intercambios comerciales con los territorios del
Imperio.
La agricultura se fundamentaba en el trigo, vid y olivo. La producción ganadera era variada pero destaca
el ganado ovino. La pesca fue igualmente destacable, con actividades derivadas de ella como las
salazones y la preparación de la salsa garum.
La Península era rica en yacimientos mineros: plata, plomo, cobre, mercurio, oro,estaño… las minas era
propiedad del Imperio, aunque se permitió la existencia de minas privadas.
Conjunto Arqueológico de BAELO CLAUDIA (Bolonia - Tarifa, Cádiz)
SOCIEDAD HISPANORROMANA
SOCIEDAD HISPANORROMANA
La sociedad hispanorromana puede definirse como “esclavista”, al diferenciarse entre
hombres libres y esclavos. Es considerada también como una “sociedad de órdenes”,
cerrados, a los que se accedía por el nacimiento o por concesión imperial.
Orden senatorial, un pequeño número de miembros de las familias más ilustres que residían
normalmente en Roma
Orden ecuestre o de los caballeros, con mayor presencia en Hispania, desempeñaban los
cargos superiores en el ejército o en las provincias imperiales
Orden decurional, formado por los decuriones, que eran los miembros de las oligarquías
municipales y desempeñaban las magistraturas de las colonias o los cargos inferiores del
ejército.
Por debajo de estos tres órdenes se encontraba la mayor parte de la población libre,
caracterizada por su diversidad ante la riqueza: pequeños propietarios de tierras, dueños de
talleres artesanales, pequeños comerciantes...
Los esclavos formaban la capa más baja de la sociedad hispanorromana. Estaban privados
de derechos políticos o civiles y no podían, por ello, ser considerados como personas. Se les
utilizaba como mano de obra en el trabajo agrícola, minero, artesanal y doméstico. El amo
podía liberarle por medio de un acto de manumisión convirtiendo al antiguo esclavo en
liberto.
ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA ROMANA
Hispania se dividió en provincias, cada una de ellas dirigidas por un gobernador y un
consejo. Había dos tipos; senatoriales, bajo control del Senado, o imperiales, controladas
directamente por el emperador. Su número varió a lo largo de la dominación romana:
CRISIS SIGLO III Y BAJO IMPERIO
Como en el resto del Imperio, la crisis del siglo III provocó cambios en la sociedad
hispanorromana. El fin de las grandes conquistas provocó una caída en la esclavitud, con la
consiguiente reducción de la mano de obra para la producción agrícola y minera. A su vez, la
pérdida progresiva del valor de la moneda provocó la disminución del comercio.
En lo político, comenzaron las primeras incursiones de los germanos. El ejército empezó a
intervenir en la vida política, llegando a designar entre sus jefes a los emperadores
provocando guerras civiles.
Con esta crisis se inicia el denominado Bajo Imperio:
- Las ciudades entraron en decadencia y el Imperio se ruralizó
- La situación de los colonos o campesinos empeoró; aunque, nominalmente, eran libres no
podían abandonar la tierra que cultivaban
- Los pequeños propietarios libres optaron por buscar la protección de un gran propietario
al que cedían sus propiedades (se prefiguraba el régimen feudal que termina imponiéndose
más adelante en la Edad Media).
Hispania estaba próxima a ver la entrada de los pueblos germánicos y a la
desaparición del Imperio romano.
HISPANIA ROMANA
CRISIS SIGLO III Y BAJO IMPERIO
EL REINO VISIGODO
LAS INVASIONES BÁRBARAS
En el siglo V la Península Ibérica fue
invadida por los suevos, vándalo y
alanos, venidos del norte de Europa,
que terminaron con la dominación
romana.
Los suevos ocuparon Galicia, los
vándalos Andalucía y los alanos
Portugal y Cartago Nova.
El reino visigodo de Tolosa (situado al
sur de la Galia) llegó a su fin en el 507
cuando los francos derrotaron a los
visigodos en territorio francés (batalla
de Vouillé). Como consecuencia los
visigodos se asentaron en España y
crearon el reino visigodo de Toledo,
al que puso fin la invasión musulmana
de 711.
EVOLUCIÓN DEL REINO VISIGODO
Los visigodos eran una minoría social respecto a la población hispano-romana, pero con
el tiempo se llevó a cabo un poceso de asimilación, mezclándose con la nobleza
autóctona.
La unificación territorial fue llevada a cabo por Leovigildo (rey 573-586), tras derrotar
a suevos y bizantinos.
Recaredo (rey 586-601) en el III Concilio de Toledo (589), declaró el catolicismo religión
oficial (los visigodos habían sido arrianos) y acabó con la división religiosa.
Recesvinto en el 654 llevó a cabo la unificación legislativa al promulgar el Liber
Iudiciorum (Fuero Juzgo), único código para ambos pueblos.
La monarquía visigoda era electiva, lo que provocaba inestabilidad política. Los reyes
compartían su poder con otras instituciones como el Aula Regia o Consejo Real, órgano
asesor del rey, y los Concilios de Toledo, asambleas legislativas que ratificaban las
decisiones reales.
Se acentuó la ruralización de la sociedad. La nobleza fue ganando poder y aparece un
nuevo grupo de campesinos depedientes, los siervos. La debilidade del reino hizo que
sus funciones fueran sustituidas por las relaciones personales (modelo feudal).
La cultura se reducía al ámbito religioso. El escritor más destacado fue San Isidoro de
Sevilla quien, en el libro Etimologías, intentó mantener el legado cultural romano.