REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO PARA EL PODER POPULAR DE LA EDUCACION
INSTITUTO UNIVERSITARIO POLITECNICO SANTIAGO MARIÑO
INGENIERIA DE SISTEMAS
FORMACION CULTURAL I
INTRUMENTOS DE CUERDA
Integrantes:
Humberto Alvizu 19.878.962
Diego Bermúdez 21.550.920
Roffson Escalona 17.877.411
Alejandro García 23.137.669
Dixon Quintero 14.166.072
Ivan Salas 17.107.945
EL VIOLIN
Etimología: del italiano violino, es un instrumento de cuerda frotada que tiene
cuatro cuerdas afinadas por intervalos de quintas: sol4, re5, la5 y mi6 (según el índice
acústico Franco-Belga). La cuerda de sonoridad más grave (o "baja") es la de sol4, y
luego le siguen, en orden creciente, el re5, la5 y mi6. En el violín la primera cuerda en
ser afinada es la del la; ésta se afina comúnmente a una frecuencia de 440Hz,
utilizando como referencia un diapasón clásico (de metal ahorquillado) o, desde el
siglo XX, un diapasón electrónico. En orquesta y agrupaciones el violín suele ser
afinado a 442Hz, ya que las condiciones del medio como la temperatura, o la
progresiva destensión de las cuerdas hace que éstas se desafinen, y para compensarlo
se afinan algo por encima. El cuerpo del violín posee una forma abombada, con
silueta estilizada determinada por una curvatura superior e inferior con un
estrechamiento a la cintura en forma de C. Las tapas del violín se modelan con suaves
curvas que proporcionan la característica de abovedado. Los aros, que van alrededor
del violín dando la silueta, son de poca altura, el mástil posee cierto ángulo de
inclinación hacia atrás respecto al eje vertical, longitudinal y se remata por un caracol
llamado voluta. La estructura interna del violín la constituyen dos elementos
fundamentales en la producción sonora del instrumento dados por la barra armónica y
el alma. La barra armónica corre a lo largo de la tapa justo debajo de las cuerdas
graves y el alma está ubicada justo debajo del pie derecho del puente donde se ubican
las cuerdas agudas.
Las partituras de música para violín usan casi siempre la clave de sol, llamada
antiguamente "clave de violín". El violín tiene la característica de no poseer trastes, a
diferencia de la guitarra, lo que dificulta el aprendizaje. Es el más pequeño y agudo
de la familia de los instrumentos de cuerda clásicos, que incluye la viola, el
violonchelo y el contrabajo, los cuales, salvo el contrabajo, son derivados todos de las
violas medievales, en especial de la fídula.
En los violines antiguos las cuerdas eran de tripa. Hoy pueden ser también de
metal o de tripa entorchada con aluminio, plata o acero; la cuerda en mi, la más aguda
-llamada cantino- es directamente un hilo de acero, y, ocasionalmente, de oro. En la
actualidad se están fabricando cuerdas de materiales sintéticos que tienden a reunir la
sonoridad lograda por la flexibilidad de la tripa y la resistencia de los metales.
El arco es una vara estrecha, de curva suave, y construida idóneamente en la
dura madera del palo brasil o de "Permambuco" (Caesalpinia echinata), de unos 77
cm de largo, con una cinta de 70 cm constituida por entre 100 y 120 (con un peso de
unos 60 gramos según longitud y calibre) crines de cola de caballo, siendo las de
mejor calidad las llamadas "Mongolia", que provienen de climas fríos donde el pelo
es más fino y resistente. Tal cinta va desde una punta a la otra del arco. Para que las
cuerdas vibren y suenen de un modo eficiente, la cinta de cola de caballo del arco
debe ser frotada adecuada y regularmente con una resina llamada colofonia (en
España se llama "perrubia", de "pez-rubia"). También, actualmente -muchas veces
para abaratar costos-, la crin blanqueda de caballo es sustituida por fibras vinílicas. El
arco del violín tiene en la parte por la que es tomado un sistema de tornillo que al
hacer desplazar la pieza por la cual se aferra un extremo de la cinta de crin hace que
ésta se tense o se distienda.
Los violines se clasifican de acuerdo con su tamaño: el 4/4 -cuya longitud
suele ser de 14 pulgadas o 35,5 cm y su ancho máximo de 20 cm, y un alto de 4,5 cm-
es el más grande y es el utilizado por los adultos; le siguen violines de tamaño menor,
destinados a jóvenes y niños, denominados 3/4, 2/4 y 1/4. Existe también un violín de
tamaño 7/8, llamado también "Lady", que es utilizado por algunas mujeres o adultos
de manos pequeñas.
El Spanish II (1687-1689), perteneciente a la colección de Stradivarius del
Palacio Real, Madrid, España.
Precedentes de este instrumento se encuentran en muchas zonas del planeta.
Los más rudimentarios "antepasados" del violín son los arcos (entre las etnias
chaqueñas aún se encuentra el uso de un par de pequeños arcos, uno de ellos -el
mayor- es sostenido con la boca del ejecutante, mientras que el mismo ejecutante
mueve el arco más pequeño con una de sus manos y así frota con las cuerdas del más
pequeño de los arcos las cuerdas del mayor de los arcos). También se puede encontrar
el arhu (ar - dos- y hu pueblos del norte en recuerdo de su origen mongol) en oriente,
y su familia huqin, en la que no existe diapasón, quedando sus dos únicas cuerdas al
aire y pasando la crin entre estas dos. Sin embargo, la "genealogía" que lleva al violín
actual es más compleja. Se encuentra en el frotamiento de las cuerdas del laúd y el
rebab —y su versión europea, el rabel-, instrumentos difundidos en la Europa
mediterránea durante la expansión medieval de los árabes. En Italia, a partir del
rebab, surgen los antecedentes más evidentes, tanto del violín como de la llamada
viola de gamba; son tales precedentes la viela (originalmente llamada rebec, y
también denominada fídula) y la lira da braccio, ésta ya muy semejante a un violín
primitivo, aunque con el diapasón separando los bordones. Es en el siglo XVI que
aparece el violín propiamente dicho, aunque con algunas diferencias respecto a la
mayoría de los violines que se vienen fabricando desde el siglo XIX. La tapa superior
se hace de madera de pino, y la inferior de arce; estas maderas eran las usadas por los
grandes fabricantes. El arco ha sufrido muchas modificaciones. El modelo actual data
del siglo XIX, cuando se le dio una curvatura que antes no tenía. Incluso era cóncavo
en los modelos más primitivos.
Aunque en el siglo XVII el violín (violino) se encontraba bastante difundido
en Italia, carecía de todo prestigio (el laúd, la vihuela, la viela, la viola da gamba, la
guitarra, la mandolina eran mucho más considerados). Sin embargo, Claudio
Monteverdi es uno de los que descubren la posibilidad de las calidades sonoras del
violín, y es por ello que lo usa para complementar las voces corales en su ópera
"Orfeo" (1607). Desde entonces el prestigio del violín comienza a crecer. Hacia esa
época comienzan a hacerse conocidos ciertos fabricantes de violines (llamados aún
luteros o lauderos, o luthiers — más frecuentemente que violeros— ya que
inicialmente se dedicaron a la fabricación de laúdes). Así se hacen conocidos Gasparo
Bertolotti de Saló, o Giovanni Maggini de Brescia, o Jakob Steiner de Viena; sin
embargo, una ciudad se hará celebérrima por sus lauderos especializados en la
confección de violines: Cremona. En efecto, de Cremona son los justamente
afamados Andrea Amati, Giuseppe Guarneri y Antonio Stradivari (sus apellidos
suelen ser más conocidos en su forma latinizada: Amatius, Guarnerius, Stradivarius).
Durante el siglo XIX se destacaron François Lupot y Nicolas Lupot. Es a partir de
entonces, y sobre todo con el barroco, que se inicia la Edad de Oro (al parecer de allí
en más perpetua) del violín.
Desde entonces el violín se ha difundido por todo el mundo, encontrándose
incluso como "instrumento tradicional" en muchos países no europeos, desde
América hasta Asia. El violín es un instrumaento protagonista en las orquestas,
grupos de cámara etc. Especial atención ha recibido en la música árabe, en la que el
ejecutante lo toca apoyado en la rodilla cual si fuera un violonchelo, y en la música
celta irlandesa, donde el instrumento recibe el nombre de fiddle (derivado del italiano
fidula), y sus músicas derivadas como, en cierto grado, el country. Ha habido también
grandes violinistas de jazz, como Stéphane Grappelli, Jean-Luc Ponty o Joe Venuti.
Panrtes del Violin
En el interior de la caja se encuentra el alma del violín, que es una pequeña
barra cilíndrica de madera dispuesta perpendicularmente entre la tapa y la tabla
armónica del lado derecho del eje de simetría de la caja (esto es: prácticamente abajo,
hacia la derecha, de la zona en donde se apoya el puente), del lado contrario al alma,
a lo largo de la cara interna de la tapa, se encuentra adherido con cola un listón
llamado barra armónica. Tanto el alma como la barra armónica cumplen dos
funciones: ser soportes estructurales (el violín sufre mucha tensión estructural) y
transmitir mejor los sonidos dentro de la caja de resonancia.
La caja de resonancia tiene, en el violín de orquesta, 35,7 cm de longitud, y se
encuentra orlada por rebordes en ambas tablas; tales rebordes cumplen, además de
una función decorativa, la función de reforzar el instrumento.
Por fuera, la caja de resonancia se continúa por el mango o astil (también
llamado diapasón aunque en este caso no debe se confundido con el instrumento
homónimo utilizado para la afinación), el astil, diapasón o "mango" concluye en un
clavijero, oquedad rectangular en la que se insertan las cuerdas anudadas y
tensionadas allí mediante sendas clavijas para cada cuerda, las clavijas son como
llaves simples de sección ligeramente conoidal; luego del clavijero, un remate
llamado -por su forma- voluta (aunque en ciertos casos la voluta se encuentra
sustituida por otras formas, por ejemplo una cara humana o la figuración de una
cabeza de león).
En cierto ángulo, las líneas de la voluta, en perspectiva, hacen una línea recta
y continua con las cuerdas, especialmente mi y sol, y se juntan en el horizonte. Esto
permite saber, cuando el violín está puesto en el hombro, cuándo se encuentra
correctamente recto.
Sobre el mango se ubica el diapasón del violín o tastiera, éste suele ser de
ébano ya que esta madera produce ese sonido "maderil" que los instrumentos de
cuerda frotada requieren además el ébano es sumamente duro y denso por lo que la
fricción de las cuerdas no daña el diapasón. En violines antiguos pueden encontrarse
tastieras de marfil.
Sobre la tapa de la caja se encuentra el ponticello o puente el cual mantiene
elevadas las cuatro cuerdas, en la parte posterior de la caja de resonancia, unida a ella
por un nervio flexible que se engancha a un botón, se encuentra otra pieza
(tradicionalmente de madera de ébano) de forma triangular llamada el cordal, como
su nombre lo indica, el cordal sirve para retener las cuatro cuerdas, estas se apoyan en
los siguientes puntos: los orificios del cordal, el ponticello, la cejilla ubicada sobre el
astil y las clavijas.
Cuando se quiere atenuar el sonido, se aplica sobre el puente una especie de
tabique llamado sordina.
Desde fines de siglo XIX es común añadir a la parte trasera de la caja de los
violines una mentonera o "berbiquí" desmontable, aunque tal aditamento no es
indispensable, (la invención de este añadido se atribuye a Louis Spohr); en cambio sí
es de bastante importancia el barniz (Tradicionalmente "gomalaca" diluida en
alcohol) con el cual se recubre, en su parte externa, a la mayor parte del violín.
La singular acústica del violín ha sido muy estudiada durante todo el siglo
XX, destacándose las investigaciones del alemán Ernst Cladni, del cual deriva toda
una formulación llamada [esquema de Cladni].
En Venezuela se utiliza principalmente en la región de Los Andes para
ejecutar bambucos y valses de la región. En México, su uso se extiende al son
huasteco, música calentana, música planeca y mariachi. En España, se utiliza en los
verdiales. En los países anglosajones, al violín folclórico se le denomina fiddle.
LA VIOLA
La viola es un instrumento musical de cuerda, similar en cuanto a materiales y
construcción al violín pero de mayor tamaño y proporciones más variables. Su
tesitura se sitúa entre los graves del violín y los agudos del violonchelo y el
contrabajo. Es considerada como el Contralto o el Tenor Dramático de la familia de
las cuerdas.
Las cuerdas de la viola están afinadas en intervalos de quintas: do, sol, re, la
(siendo do la más grave).
Al intérprete se le llama «viola» o «violista» (esta última palabra no está
registrada en l Diccionario de la Real Academia pero sí aparece en diccionarios de
uso).[]
Antecedentes de la viola
La aparición de la viola como heredera directa de la viella de cuerda (la viella
es como un violín cuyas cuerdas se ponen en vibración por medio de un teclado; el
arco es reemplazado por una cuerda pulida y frotada con colofonia) supone un avance
enorme en la historia de los instrumentos de arco.
Nacida entre los siglos XIV y XV, su cultivo empieza ya a tomar valor
artístico a partir de este último siglo. Su primer método o tratado fue publicado en
1543 por Silvestro Ganassi dal Fontego, bajo el nombre de Régola Rubertina.
Teniendo en cuenta que en aquella época la mayoría de instrumentos tenían
tres o cuatro variantes correspondientes a la extensión de las voces humanas (soprano,
contralto, tenor y bajo), es decir las cuatro voces tradicionales del coro mixto, la viola
no escapó a dicha costumbre y por ello conocemos la viola quintón (la más aguda, o
sea soprano). El nombre de quintón proviene de sus cinco cuerdas en lugar de las seis
que tenían las demás violas. La viola a spalla (‘viola de hombro’), la viola da braccio
(‘viola de brazo’, que es la más parecida a la actual) y la viola da gamba (‘viola de
pierna’, de tesitura y modo de ejecución similar al violonchelo).
De la viola da braccio surgió la viola d'amore («viola de amor»). La diferencia
entre ellas consiste únicamente en que a la segunda se le añadieron unas cuerdas de
latón que, descansando en el puentecillo debajo de las de tripa, vibraban por simpatía,
ampliando con este procedimiento la sonoridad del instrumento, aparte de darle
también un timbre especial gracias a esta vibración común y a la sonoridad metálica
de las cuerdas inferiores.
En estos bellos instrumentos se acusa ya mucho la transformación que desde
siglos anteriores venía haciéndose lenta y paulatinamente. En lugar de la llamada
«rosa» (abertura practicada en la mitad de la tabla armónica o caja de resonancia al
igual que el laúd, la vihuela, la guitarra, etc. o sea los instrumentos cuyas cuerdas se
pellizcan o puntean), aparecen unas pequeñas aberturas conocidas con el nombre de
oídos o efes y en forma de C puestas una enfrente de otra y en sentido inverso.
También aparecen unos cortes laterales curvados para facilitar el movimiento del
arco. Estos cortes llegaron a ser en algunos casos tan exageradamente pronunciados
que la caja armónica en su parte central quedaba reducida a la mínima expresión.
Como el clavecín, la viola penetró también en el templo para apoyar las voces
y muy particularmente para las de tesitura grave.
Wolf, en su interesante Historia de la Música (Editorial Labor), subraya la
importante aportación inglesa en el terreno de la música para viola:
“Introducido dicho instrumento en aquel país probablemente con la música
vocal italiana, sirve al principio, como sucedía en Italia, para apoyar las
voces del conjunto en obras vocales religiosas o profanas. Publícanse
madrigales que llevan la indicación apt for viols and voices. Con el madrigal
se introdujo seguramente también la viola en la sociedad. En ninguna casa de
la buena burguesía faltaba el conjunto de violas, que constaba casi siempre
de seis instrumentos: contraltos, tenores y bajos, colocados en la antesala a
disposición de las visitas que se aguardaban. Ya se ha dicho que se
consideraba formar parte de una buena educación el saber encargarse a
primera vista de un papel vocal en el conjunto del madrigal; era
completamente imprescindible de toda educación refinada y distinguida un
dominio artístico de la viola que permitiese en todo momento colaborar
satisfactoriamente en el conjunto de cámara.”
Otros tipos de violas
Se conocieron otros tipos de violas con el nombre de bastarda, di borbone,
víolone, pomposa, etcétera
La viola pomposa fue inventada en 1720 por Johann Sebastián Bach y
construida por el luthier de Leipzig, Hoffmann. Era de tamaño algo mayor que la
actual viola y tenía cinco cuerdas que se afinaban por este orden, de grave a agudo:
do, sol, re, la, mi. Este instrumento podía sujetarse a la espalda mediante una correa y
sustituía al violonchelo en las notas altas de su tesitura. Pero a medida que la técnica
del violonchelo fue perfeccionándose, la viola pomposa —por cierto incómoda y
bastante difícil de tocar, fue cayendo en desuso hasta llegar a quedar totalmente
olvidada años más tarde.
La viola como hoy la conocemos
La viola que actualmente conocemos nace entre los siglos XVI y XVII con el
nombre de viola da Braccio. Su tamaño es algo mayor que el violín. Sirve de puente
sonoro entre éste y el violonchelo, lo mismo en el cuarteto de cuerda que en toda
formación orquestal. Su timbre es muy bello aunque con tinte dulcemente opaco. Su
tesitura central es la mejor y la que conserva además su verdadero carácter. Se
sostiene con el brazo izquierdo en posición horizontal, al igual que el violín y se
apoya su caja armónica de la misma manera que éste, o sea debajo de la barbilla.
Tiene cuatro cuerdas que se afinan con las notas do, sol, re, la (de grave a
agudo subiendo en intervalos de quinta). Para su lectura musical emplea las claves de
do en tercera línea y —cuando las notas son muy agudas— en clave de sol.
Su extensión es de más de tres octavas. Como todos los instrumentos de
cuerdas frotadas por el arco, empleando armónicos naturales y artificiales su ámbito
es mayor.
Papel de la viola
En el siglo XVII el papel de la viola se limitaba a reforzar la línea del bajo o
completar la armonía. En el siglo XVIII la viola tiene un papel más expuesto (por
ejemplo en el Sexto concierto de Brandemburgo, de Bach).
En este siglo Telemann compone el primer concierto para viola en 1731
llamado Koncert g - dur (concierto en sol mayor). En los cien años siguientes se
alcanza la edad dorada de la historia de la viola. Se componen 150 conciertos por
varios compositores como Stamitz, Hoffmeister, Zelter, Rolla...
Algunos compositores violistas cuyo repertorio ha permitido el desarrollo de
la viola como instrumento solista y virtuoso son, entre otros: Lionel Tertis (1876-
1975); Paul Hindemith (1895-1963); Vadim Borisovskiy (1900-1972); William
Primrose (1904-1982).
Evolución en el diseño
Las violas construidas en el siglo XVIII tenían unas dimensiones de 38 cm
para combinar su uso con el violín. En esta época aparece la scordatura que se basaba
en afinar la viola más alto de lo normal. A finales de este siglo, se empezaron a
construir violas grandes aunque eran muy escasas. Éstas tenían un tamaño de 45 a 47
cm pero eran todavía de muy baja calidad.
Actualmente, para designar los tamaños de las violas se utilizan las pulgadas
(1 pulgada = 2,54 cm). Hay violas desde 11' (27,9 cm) hasta 16,5' (41,9 cm).
Dependiendo de la edad y altura de la persona ejecutante se elige un tamaño u otro.
Durante el romanticismo compositores como Weber, Berlioz, Wagner y otros
destinaron sus composiciones a los salones aristocráticos en donde la viola actuaba
como protagonista e intérprete debido a que su tesitura débil limitada por su tamaño
no le permitía hacer frente a las orquestas cada vez mayores y a los auditorios.
Posteriormente hubo un período de experimentación por parte de los
fabricantes de viola. En el siglo XIX el modelo de viola tenía alrededor de 41 cm.
Este nuevo sonido y el contraste que tenía en la orquesta inspiraron a muchos
compositores como Rubinstein, Max Reger, Béla Bartók, Benjamin Britten, etc.
Nota: La viola es conocida en Francia con el nombre de alto y en Alemania
con el de Bratsche (pronunciado brache), cuyo origen proviene del italiano (Viola da
bracchio).
Importancia de la viola
La viola es conocida actualmente como un instrumento de cuerda frotada algo
mayor que el violín; sin embargo, con este nombre se conocía en la Edad Media a
todo cordófono de arco de varias piezas y fue ésta la primera denominación utilizada
para definir a los instrumentos de cuerda frotada, tanto de brazo como de pierna.
Durante el renacimiento, la familia de la viola original se dividió en dos
ramas: la viola da braccio y la viola da gamba. Las violas de brazo quedaron
relegadas a las tabernas, en donde tocaban músicas populares; mientras que las violas
da gamba eran exclusivas de las cortes más refinadas. Este instrumento acabó
cayendo en desuso y el violín fue sustituyéndolo por su brillantez. Los compositores
preferían dicho instrumento por su amplitud sonora y la agilidad en vez de la
delicadeza de las violas da gamba.
En el barroco, el violín cobró la máxima importancia. La viola le gana en
calidez y resonancia, y es casi tan manejable y ágil como el violín.
El papel de la viola es fundamental en la orquesta ya que da profundidad y
apoyo a la armonía, la hace rica y aterciopelada. No debemos olvidar tampoco la gran
variedad de obras compuestas para la viola solista o las sonatas para viola
acompañada.
La viola tiene una reputación menor dentro de la cuerda pero se trata de un
prejuicio arrastrado desde los orígenes de la orquesta moderna (s.XIX), cuando era
asumida por violinistas en decadencia.
Su poder expresivo
La viola posee un notable poder expresivo. De acento más bien suave, recogido y
algo melancólico, se presta más a pasajes de poco movimiento que excesivamente
rápidos. Entre las obras orquestales que tiene asignada partes importantes figuran
la Sinfonía concertante de Mozart y el poema sinfónico de Richard Strauss Don
Quijote, ambas con carácter solista, amén de otras muchas cuya relación resultaría
excesivamente prolija.
Grandes compositores, clásicos. Románticos y modernos, apreciando las cualidades
sumamente emotivas de este instrumento han escrito obras muy importantes como
conciertos, sonatas, suites, etc., que justifican por sí solas la presencia del concertista
de viola en las salas de audiciones. La viola es un instrumento de relevada
importancia en la orquesta actual ya que colabora en que el sonido entre los
instrumentos graves y los agudos no sea tan destacado, además de tener un sonido
realmente intermedio que equilibra los sonidos de cuerda de la orquesta.
LA VIOLA D’AMORE
La viola de amor, también conocida como viola d'amore en italiano o viole
d'amour en francés, es un instrumento barroco de cuerda frotada, perteneciente a la
familia de las Violas. Tiene catorce cuerdas, aunque solamente se tocan 7 de ellas,
haciendo las otras siete un efecto de resonancia.
El cuerpo o la caja de resonancia de esta viola, es muy similar al del resto de la
familia de las violas, como la de la viola de gamba: las tapas no son abombadas,
hombros caídos y dos escotaduras. Está formado por dos tapas, unidas por una franja
de madera. Tiene una rosa o roseta, como la viola de gamba y como muchos otros
instrumentos de cuerda punteada. A diferencia de otros instrumentos de cuerda
frotada, no tiene las efes, orificios por donde sale el sonido que se encuentran en la
tapa superior, sino que tiene dos aberturas con forma de llama o de espada llameante.
Alrededor de este cuerpo, se sitúan el resto de elementos que lo forman. Empezando
por arriba, está la cabeza, donde se encuentra elclavijero con las 14 clavijas y
la voluta. Esta voluta suele tener forma de una cabeza de cupido. Llama la atención el
tamaño del clavijero, que es bastante grande en comparación con el resto del
instrumento, para poder situar todas las clavijas. A continuación, se encuentra
elmástil, que se encuentra prácticamente en el mismo plano que el cuerpo.
Una de las principales diferencias que tiene con el resto de la familia de las violas, es
que no tiene trastesen el diapasón, a diferencia de la viola de gamba. A continuación
del mástil, se encuentra el puente, sobre el que se sitúan las 7 cuerdas que se frotan
con el arco, y el que tiene unos pequeños orificios para dejar pasar las cuerdas
metálicas que tienen función de resonancia. Este se sitúa en la parte media de la tapa
superior de la viola. A continuación se encuentra el cordal, a donde se unen las
cuerdas que se frotan, y en la parte inferior del instrumento se encuentra el botón.
Las cuerdas de simpatía se unen directamente al botón, no al cordal, y después
atraviesan el puente, transcurren por debajo del diapasón y se ajustan a
las clavijas discurriendo por la parte posterior del clavijero.
Cuerdas y afinación
Acorde de la viola de amor y su máxima tesitura
Consta de siete cuerdas de tripa, que antiguamente se afinaban de las maneras más
diversas. Parece ser que dependiendo de una obra, las cuerdas se afinaban de una
manera u otra, los que se conoce como scordatura, no poniénse ni los compositores
ni los músicos de acuerdo. Hasta que un famoso ejecutante francés de este
instrumento, Chrétien Urban (1790-1845), en el siglo XIX, fijó la
afinación la2, re3, la3, re4, fa#4, la4, re5.
Debajo de la tastiera o diapasón se encuentran tensas otras siete cuerdas de metal,
normalmente solían ser de bronce, afinadas al unísono con aquellas que están en
posición normal, lo que produce las condiciones para vibrar por simpatía con efectos
de suave resonancia. Su extensión va desde el la2 hasta el la6.
Historia
En sus orígenes, Parece que apareció en el siglo XVII, como una evolución de
la viola da braccio (viola de brazo, algo mayor que las violas modernas actuales, y
que se tocaba apoyándola sobre el pecho). En esta época, había una enorme cantidad
de instrumentos, distintos, pero con muchos aspectos en común, como la Lira
Bastarda, o la Viola-Lira, o la Viola de borbone, y algunos de ellos, al igual que
la viola de amor, tenían también cuerdas de simpatía. Otras fuentes hablan de un
origen más oriental, de instrumentos de la India o de Oriente Medio, que habrían
entrado en Europa en la Edad Media. Como prueba de esto estaría la forma de las
aberturas de la tapa superior, de llamas o espadas llameantes, que sería un símbolo
islámico. Al principio, apareció en Salzburgo y Múnich, en algunos puntos de Italia y
en Francia.
En sus comienzos, la viola de amor no tenía cuerdas de simpatía o cuerdas
simpáticas, solo tenía las cuerdas de tripa comunes a todos los instrumentos de
cuerda de la época, y en vez de las catorce que tiene en la actualidad, tenía solamente
cinco. Parece ser que este tipo de viola permaneció durante un tiempo, antes de la
versión que conocemos ahora, principalmente en Alemania. Se cree que pudieron
coexistir durante gran parte del siglo XVIII.
La primera referencia a la viola de amor la da un músico alemán en una carta, en el
año 1649. En el año 1679, John Evelyn describió su sonido, diciendo que nunca
había escuchado algo más maravilloso y sorprendente. En 1707, Fuhrmann describió
su sonido de la misma manera, y en1756, Leopold Mozart, en la introducción de su
manual Tratado sobre los Principios Fundamentales del violín, habla sobre la viola
de amor, y hace una descripción sobre la peculiaridad de las cuerdas metálicas que
solo tienen función de resonancia.
Su popularidad fue muy grande sobre todo durante el siglo XVIII, pero parece ser que
no había demasiados intérpretes de este instrumento, ni siquiera en aquella época. En
el siglo XX, hubo algunos violas que se interesaron por el instrumento, como Paul
Hindemith, e incluso compusieron música contemporánea pensada para él. Hay
también algunas Óperas, como Madame Butterfly, de Giacomo Puccini, en las que
aparece una viola de amor.
En la actualidad, se está recuperando cada día más por músicos historicistas que
quieren interpretar distintas obras barrocas con los instrumentos originales de la
época. Además, gracias al interés de muchos músicos por este instrumento durante
los siglos XIX y XX, ha hecho que no sea solamente la música barroca la que se
pueda interpretar con la viola de amor.
EL VIOLONCELO
El violonchelo, chelo o violoncelo es un instrumento musical de cuerda
frotada, perteneciente a la familia del violín,[] y de tamaño y registro entre la viola y
el contrabajo. Se toca frotando un arco con las cuerdas,[] y con el instrumento sujeto
entre las piernas del violonchelista.
Según la Real Academia Española, en español se denomina chelo, violoncelo
o violonchelo (con preferencia por este último).[] En algunos países hispanohablantes,
se utiliza también la palabra italiana violoncello (pronunciada como en italiano:
violonchelo), que no está reconocida por dicha Academia.
En italiano también se abrevia cello (chelo). Según la Academia, el ejecutante
de violonchelo se llama violonchelista, violoncelista o chelista. Forman parte
fundamental en la orquesta, dentro del grupo de las cuerdas, realizando normalmente
las particiones graves, aunque la versatilidad del instrumento les permite realizar
partes melódicas.
Tradicionalmente es considerado uno de los instrumentos de cuerda que más
se parece a la voz humana.[] A lo largo de la historia de la música se han compuesto
muchas obras para violonchelo debido a su gran importancia dentro del panorama
musical al ser éste un instrumento básico en muchas formaciones instrumentales.
Las partes del violonchelo son prácticamente las mismas que las del resto de
la familia del violín, clasificados dentro de los instrumentos de cuerda frotada. La
caja de resonancia, o cuerpo del violonchelo, está formada por una tapa superior, una
tapa inferior, y una "faja", que es una sección de madera que une ambas tapas,
creando una caja hueca. En el interior de este cuerpo se encuentra la barra armónica,
que es una estructura de refuerzo de las tapas que sirve para controlar y distribuir la
vibración (transmitiendo los sonidos graves a la tapa) y el alma, varilla transversal de
madera que une las dos tapas del violonchelo por su parte media, y sirve para que el
violonchelo entre en resonancia con las cuerdas (transmitiendo los sonidos medios y
agudos a la contratapa). En la tapa superior, se encuentran dos orificios por donde
sale el sonido, y se llaman efes (por su forma parecida a esta letra) u oídos. A ambos
lados del cuerpo, hay dos escotaduras, que son dos concavidades que permiten una
mejor sujeción del instrumento con las rodillas, y sobre todo, permite que pase el arco
y no choque con el cuerpo cuando se tocan las cuerdas más laterales, en este caso, el
do y el la. Es alrededor de esta caja en donde se encuentran el resto de estructuras.
Comenzando desde arriba, primero se encuentra la cabeza (con la voluta y el
clavijero, en donde están insertadas las clavijas, que sirven para sujetar las cuerdas),
el mástil y el diapasón (sin trastes, como todos los instrumentos de la familia del
violín, a diferencia de la guitarra). Hacia la mitad del instrumento, se encuentra el
puente y un poco debajo el cordal (que sujeta las cuerdas y ayuda a afinar el
violonchelo ya que se encuentran ahí incluidas las llaves, pequeñas piezas metálicas
con la misma función que las clavijas). En su parte inferior está encajado el botón, de
donde sale la pica o puntal, también conocida como espiga, que es una pieza metálica,
cuya función es apoyar el instrumento en el suelo y regular su altura para comodidad
del chelista.
Aunque en tamaño estándar profesional del violonchelo es el del tamaño 4/4,
existen instrumentos de otros tamaños, más pequeños, como 3/4, 1/2, 1/4 o 7/8. [1] Los
violonchelos barrocos son algo más pequeños que los modernos.
Puente
El puente es una pieza de madera que se sitúa hacia la mitad de la parte
superior del violonchelo y sobre el que se apoyan las cuatro cuerdas. Tiene que estar
en posición perpendicular al plano del violonchelo y a la misma distancia de las dos
efes. No está pegado ni clavado a la tapa, sino que se sujeta gracias a la presión que
ejercen las cuerdas. Su parte superior, está curvada, lo que hace que las cuatro
cuerdas a lo largo del mástil y el diapasón no se encuentren en el mismo plano. Los
puentes de los violonchelos barrocos eran más pequeños y tenían la parte superior
mucho menos curva, lo que hacía que todas las cuerdas estuvieran en un mismo
plano. El principal inconveniente de esto es que al tocar una cuerda, podrías tocar sin
querer las cuerdas adyacentes.
Cuerdas y afinación
Las cuerdas se nombran de acuerdo a su afinación: la primera cuerda
(contando desde la más aguda a la más grave y de derecha a izquierda en la imagen)
es la, la segunda cuerda es re, la tercera cuerda es sol y la cuarta cuerda es do. Igual
que la viola, pero en una octava más grave.[]
El registro general del violonchelo ocupa un poco más de cuatro octavas: va
desde el do1, dos octavas abajo del do central del teclado de un piano y que se genera
haciendo vibrar —con el dedo o con el arco— la cuerda más grave al aire, que
significa sin apoyar ningún dedo sobre la cuerda en el mástil, hasta el do7 (en la
posición más aguda de la primera cuerda la1), aunque se pueden lograr notas más
agudas (altas), pues no hay limitación física. Otro método de conseguir notas muy
agudas es con armónicos. Existen dos tipos de armónicos: Los primeros, llamados
armónicos naturales se producen al tocar (y no presionar) la cuerda en sus fracciones
(1/2, 1/3 o 2/3, 1/4,...). Los segundos, llamados armónicos artificiales, son una
combinación de presionar la cuerda y tocarla en otro punto. Estos últimos son los más
difíciles de conseguir.
Notas que emiten las cuatro cuerdas del violonchelo (cuando se pulsan al
aire); a la derecha, en clave de sol la nota más aguda que puede ejecutar la primera
cuerda del chelo (un la5), y la nota más aguda que puede ejecutar la primera cuerda
realizando un armónico (un la7).
Al emitir las cuerdas del violonchelo sonidos graves, las partituras no se
suelen escribir en clave de sol, sino que lo más común, es escribirlas y leerlas en
clave de fa en cuarta línea del pentagrama, que es el símbolo que se ve en la imagen a
la izquierda de las notas. Pero es relativamente frecuente que para registros agudos se
empleen otras claves, sobre todo la clave de do en cuarta, y clave de sol.
En un principio, las cuerdas eran cuerdas de tripa, menos resistentes que las de
metal, pero que daban una sonoridad más pura y cálida. Estas cuerdas fueron usadas
hasta el siglo XX. A raíz de la Segunda Guerra Mundial se generalizó el uso de
cuerdas metálicas, más resistentes y con mayor sonoridad que las otras. También hay
cuerdas de nylon y otros materiales. Se siguen fabricando cuerdas de tripa, ya que
muchos intérpretes que tienen instrumentos barrocos o que tocan música barroca
consideran que la sonoridad con este tipo de cuerdas se acerca mucho más a la idea
original del compositor.
Posiciones
A lo largo del mástil hay ocho posiciones o ubicaciones de la mano, utilizadas
por los violonchelistas para tocar diferentes sonidos o para hacer más cómoda la
interpretación de algunas notas. Se usa también para tocar notas agudas, asemejando
su sonido al de un violín.
El arco
El violonchelo se toca generalmente con un arco, que está formado por una
vara de madera sobre la que se tensan cerdas procedentes de crines de caballo.
También puede tocarse con la punta de los dedos, utilizando la técnica llamada
pizzicato (‘pellizcado’), en italiano. El arco está formado por una cabeza, una varilla,
y las cerdas.
De arriba a abajo, tres nueces: de violín, viola y violonchelo respectivamente.
La cabeza, es donde se encuentra la nuez, pieza de ébano, con adornos de
nácar para sujetar las cerdas, y el tornillo, que sirve para regular el grado de tensión
de las cerdas. La varilla, es una vara de madera de pernambuco normalmente, aunque
se está reemplazando por fibra de carbono, con un extremo llamado punta, y el otro
talón, donde se encuentra la cabeza. Las cerdas suelen ser unas 250, aunque su
número puede variar. Pertenecen normalmente a caballos macho, porque sus crines
son más fuertes y limpias. La crin más preciada es la de los caballos de zonas
nórdicas o de climas más fríos, ya que su resistencia y dureza es mayor,
especialmente la del caballo mongol, criado expresamente para la elaboración de
arcos. El color, en principio, no influye, aunque parece que las blancas son algo más
finas. Algunos violonchelistas y contrabajistas usan cerdas negras porque dicen que
imprimen más carácter a la interpretación. Las cerdas, por sí mismas, no efectúan
ningún tipo de agarre en la cuerda cuando se frota. Por ello se les ha de aplicar resina
para obtener una buena sonoridad y rentabilizar la duración del encerdado del arco.
El arco ha ido evolucionando a lo largo de los siglos. Ya se conocía en las
culturas más primitivas, y llegó a Europa hacia el siglo XI. Al principio era una mera
vara que se doblaba por la tensión de las cerdas hacia fuera y que se agarraba por el
centro (como un arco de caza). Prácticamente no hubo ningún cambio hasta el siglo
XVII, cuando se incorporó la nuez al talón para aumentar el peso del arco, además de
permitir cambiar la tensión y que la vara se doble hacia dentro, lo que mejora la
calidad acústica. Se cambió la convexidad del arco a su forma actual en el siglo
XVIII. Fueron Tourte y Villaume en el siglo XIX los que fijaron el arco tal y como lo
conocemos ahora.
Materiales
Al igual que los violines, la tapa de la caja de resonancia suele estar
construida con madera de abeto y se usa madera de arce para el resto, pero también se
utilizan otros tipos de madera, como haya, lenga, sauce o cedro. El puente es de arce.
Algunos violonchelos de baja calidad están fabricados en laminados, y ya se han
construido violonchelos en materiales compuestos, como la fibra de carbono. El
mástil y la cabeza suelen estar fabricados también en algún tipo de madera
anteriormente mencionada, generalmente arce muy veteado para aquellos finos. Las
clavijas, el diapasón y el cordal están fabricados en madera de ébano, aunque en la
actualidad cada vez se fabrican más de algún tipo de madera tintada o de plástico,
sobre todo el cordal. Los tensores o afinadores que se encuentran en el cordal son
generalmente de acero, al igual que la pica, aunque éstas últimas todavía se siguen
fabricando de madera en algunos casos.
Origen
Códice Manesse (1305-1340), donde muestra una viola da braccio
Al contrario de lo que se suele pensar, los precursores del violonchelo
aparecieron en la primera mitad del siglo XVII en Italia no como descendientes de la
viola da gamba (‘viola de pierna’), sino que pertenecen a la familia de los violines, y
nacieron (como los contrabajos) de la viola da braccio (‘viola de brazo’), hacia el
1530, apenas unos años después que el violín. Para la fabricación de estos nuevos
instrumentos, usaron características de otros, como el rabel, aunque éste sólo tenía
tres cuerdas.[1] Está demostrado, además, que no tuvo nada que ver con la familia de
las antiguas violas (como la viola da gamba, por ejemplo), ni en la construcción, ni en
la técnica, ni en la interpretación.
En la primera época, había más instrumentos similares al violonchelo, como
por ejemplo el violón, que se usaba como bajo continuo. Además, había otros como
violonzino o basset, que pertenecerían a la misma familia pero se interpretarían de
distintas maneras o tendrían otros tamaños o número de cuerdas distinto. También
existía la viola d’amore (viola de amor), por ejemplo, cuyo origen es distinto pero que
recuerda al violonchelo en cuanto a su interpretación (con arco) y a su sujeción. Al
principio se sostenía sujetándolo con una cuerda a la cintura, o bien sobre el hombro
(da espalla), o bien entre las rodillas o en el suelo. Había muchos tipos distintos de
violonchelos, desde los tenor, a otros de tamaños mayores, con distintas tesituras y
diferentes formas de sujeción.
Primeras modificaciones
En el siglo XVII fueron luthiers italianos, como los Maggini, los Amati (de
Cremona, uno de los más antiguos que se conoce es una creación de Andrea Amati,
de 1572, llamado El rey, en honor al rey Carlos IX de Francia, y que cuenta con
motivos reales, y que es muy similar a los violonchelos actuales) o Gasparo da Salò
(de Brescia) quienes fueron variando la forma y tamaño de los antiguos violonchelos.
Muchos de estos violonchelos eran meramente decorativos, como algunos que
todavía se conservan (como los de Amati), pero la mayoría de ellos estaban
construidos para ser usados. A principios del siglo XVIII, Stradivarius normalizó su
tamaño, y lo cambió de 80 a 76 cm, muy similar a la talla actual. En la actualidad los
violonchelos de Stradivarius son de los más caros que existen, y ya en su propia
época, es posible que los fabricantes de violines que también fabricaban violonchelos
ganaran mucho más dinero con la construcción de estos instrumentos que con los
violines.
Como muestra de su rápida popularidad, en 1680 ya estaba incluido como
instrumento fijo en la Orquesta Imperial de Viena y en 1709, la Orquesta Sinfónica de
Dresde ya tenía cuatro violonchelos. Las primeras obras creadas específicamente para
violonchelo, fueron de Doménico Gabrieli y de Giuseppe Maria Jacchini (c. 1663-
1727) hacia 1689.
Durante sus primeros años, hasta la primera mitad del siglo XVIII, estuvo
compitiendo por el repertorio con la viola da gamba, ya que tenían un timbre similar
y se usaban sobre todo como bajo continuo. Algunos de los grandes compositores de
la época, como Marin Marais o Henry Purcell, se negaron a emplear el nuevo
violonchelo, usando en su lugar la viola da gamba y escribiendo expresamente en las
partituras que la interpretación debería de ser para este instrumento.
El apogeo del violonchelo comienza durante el barroco. Muchos compositores
lo usan de manera recurrente como bajo continuo de las obras, junto con el clavecín,
y ya se empieza a usar para agrupaciones más pequeñas, dúos, tríos y cuartetos.
A Johann Sebastian Bach se le ha atribuido por mucho tiempo la poco
verificable creación de la viola pomposa (también llamada viola di fagotto o
"violoncello piccolo da spalla" [violonchelo pequeño de hombro], usada por Bach
para sus Cantatas de Leipzig), que en su versión de cinco cuerdas sirve para
interpretar su Suite para violonchelo solo n.º 6. Este violoncello piccolo da spalla se
creó para que fuera interpretado por violinistas (poco expertos en la interpretación da
gamba, con el instrumento en vertical y sujeto entre las piernas) ya que se
interpretaba colocado sobre el hombro y el pecho, y tenía un tamaño mayor al de la
viola actual. Algunos investigadores creen que las 6 suites para violonchelo solo en
realidad estuvieron creadas para este instrumento.[5]
Vivaldi ya compuso 27 conciertos para violonchelo, y en la segunda mitad del
siglo XVIII Luigi Boccherini, que además era violonchelista virtuoso, dedicó 12
conciertos a este instrumento.
Con la gran popularidad que tuvo como bajo continuo, acabó por desplazar
totalmente en este período a la viola da gamba, y se consolidó como instrumento
recurrente en las agrupaciones de cámara.
El violonchelo que se usó en toda esta época, se llama violonchelo barroco, y
es prácticamente idéntico al violonchelo moderno. Todavía se conservan muchos
ejemplares de este tipo de violonchelo y además se siguen fabricando, ya que los
músicos que interpretan obras barrocas consideran que la sonoridad de estos
instrumentos es mucho más adecuada para este tipo de música. El violonchelo
barroco no tenía pica, la varilla metálica que tiene los violonchelos modernos para
sujetarlo al suelo, que resulta mucho más cómodo para dejar a la mano izquierda la
libertad suficiente para las complicaciones técnicas de las obras posteriores al
barroco. Esto pasaba porque al estar sujetando el violonchelo con las piernas y con la
mano izquierda, la que crea los distintos sonidos al apretar las cuerdas sobre el mástil,
aumentaba la tensión en esta mano y disminuía la agilidad de los dedos. Además, en
esta época se usaban cuerdas de tripa, no las cuerdas metálicas que se usan ahora, que
le daban una sonoridad completamente distinta. El la de los instrumentos barrocos
estaba afinado en 415 Hz en lugar de los 440 Hz de la actualidad, debido en parte por
esas cuerdas no metálicas y por la menor tensión que sufrían éstas. El puente era algo
más bajo y la curvatura de su parte superior era menor, el cuello era más robusto y el
mástil tenía menor inclinación y era más corto. Además, el bastidor del interior era
más pequeño. Este violonchelo barroco hacía que el sonido se proyectara menos.
EL CONTRABAJO
El contrabajo es un instrumento musical de la familia de los cordófonos por
frotación o de arco, de voluminoso tamaño por ser el que produce los sonidos más
graves.
Tiene generalmente cuatro cuerdas, que, al contrario de los otros instrumentos
de su familia -como el violín o la viola que poseen cuerdas afinadas por quintas
ascendentes-, se afinan por cuartas ascendentes (mi-la-re-sol, desde la 4ª cuerda, más
grave, a la 1ª, más aguda), aunque también los hay de cinco, en los que la quinta
cuerda se afina en un do o si más grave que la cuarta cuerda.
Es el segundo mayor y más grave de los instrumentos cordófonos, superado
solo por el octabajo, el cual da sonidos dos octavas más bajos que el contrabajo. Por
eso, hasta tiempos relativamente recientes, muy pocas veces se usaba como solista. El
primer contrabajista virtuoso fue Domenico Dragonetti.
Su sonido se produce por la vibración de las cuerdas al ser frotadas con un
arco, aunque puede también producirse pulsándolas con las yemas de los dedos, al
modo del bajo eléctrico o el tololoche, técnica que recibe el nombre de pizzicato o
pellizco.
Historia
Sus orígenes se remontan al siglo XVI, época en la que ya existía un
instrumento llamado violone del cual parece derivar. Sin embargo, hasta el siglo XIX
no adoptó la forma y las características actuales, una combinación de elementos
propios del violín y de la viola da gamba. También durante ese siglo se incorporó
definitivamente a la orquesta, en la que desempeñaba un papel secundario: se limitaba
a reforzar la parte del violonchelo. Las dificultades de la interpretación derivadas de
su gran envergadura limitaron su salto a los escenarios. A pesar de todo, a finales del
siglo XVIII y durante todo el siglo siguiente algunos compositores depositaron su
confianza en el instrumento, que se fue ganando el respeto de músicos y del público.
Hubo que esperar a la segunda mitad del siglo XX para asistir al verdadero auge del
contrabajo de la mano de instrumentistas, pedagogos y, sobre todo, del jazz, que
brindó la oportunidad de lucirse en solitario y posibilitó la adopción de nuevas
técnicas interpretativas.
Origen
El origen del contrabajo, el mayor miembro de la familia de la cuerda frotada
ha suscitado enardecidas discusiones entre los expertos. No existe unanimidad cuando
se trata de decidir de qué instrumento deriva, aunque sí está claro que a partir del
siglo XVIII adquirió entidad propia dentro del grupo de las cuerdas. Sin embargo, su
emancipación en el ámbito musical puede considerarse ciertamente tardía en relación
a otros instrumentos. Quizá todo ello se deba al hecho que, inicialmente, forma,
tamaño, afinación y arco –es decir, los rasgos que lo definían- eran variables. La viola
da gamba, la silueta del violonchelo o la característica forma de pera constituían
algunos de los modelos tipo en los que los luthiers se inspiraban para su construcción.
El contrabajo puede definirse como el segundo instrumento más grave de la familia
de los violines, aunque presenta notables diferencias en relación a ellos.
Su origen se remonta al siglo XVI y fue una evolución de la viola da gamba y
del violone bajo. Su gran tamaño, por aquel entonces mayor que el actual, lo dejó al
margen del cuarteto de cuerda, formado por dos violines, una viola y un violonchelo.
Hay quien afirma que el contrabajo no puede considerarse un verdadero miembro de
la familia del violín. Y es que a finales del siglo XV su forma era la del violone a
corde, el miembro más grande de la familia de la viola, que tenía unas dieciséis
cuerdas. A mediados del siglo siguiente, un intermedio florentino compuesto por
Stiggio y Corteggia dedicaba una de sus partes a un “sotto basso di viola”, sin que
pueda afirmarse si se trataba de un solo de contrabajo de viola da braccio o de viola
da gamba.
A principios del siglo XVII, el musicólogo Michael Praetorius describió un
instrumento de cinco cuerdas llamado violone. También conocido como contrabajo
de viola da gamba o contrabajo de violón, parece ser el antecedente inmediato del
contrabajo actual. La afinación de este enorme prototipo, que medía más de dos
metros, era similar a la del contrabajo actual. Los sonidos que producía eran una
octava inferior a los que el intérprete leía en la partitura, particularidad que se ha
mantenido hasta hoy.
Así pues, puede afirmarse que el contrabajo deriva de una combinación de
elementos propios del violín y de la viola da gamba. Del primero conserva, entre
otros, las características aberturas de resonancia en forma de “f”, la inclinación hacia
atrás del mango, el número de cuerdas –generalmente cuatro- y la terminación en
voluta del clavijero. De la viola da gamba, el contrabajo ha heredado el cuerpo con
ángulos discretos, el adelgazamiento central y los hombros caídos.
Las características físicas que ha presentado históricamente el contrabajo no
se reducen únicamente a las propias de la evolución temporal. Su procedencia
geográfica ha marcado la existencia de diversos modelos que todavía perviven. En
general, puede afirmarse que en Alemania se adaptó la silueta de la viola a la
construcción del contrabajo. El resultado fue un instrumento con los hombros del
casco sesgados y el fondo plano. En Italia, en cambio, se construyeron numerosos
ejemplares con esquinas propias del violín y fondo curvo, a pesar de que siguió
manteniendo la silueta de las violas. Los contrabajos de los siglos XVI y XVII
poseían habitualmente cuatro o cinco cuerdas, aunque en ocasiones podían llegar a
tener seis. No fue hasta mediados del XVIII, en que finalmente se estableció la
afición por cuartas, que el contrabajo sucedió de forma definitiva a los violones y
violas da gambas. A pesar de ello, los compositores no le prestaron demasiada
atención durante esos siglos y en muchas obras, como las sinfonias (hasta mediados
del clasicismo), se limitaba a imitar la parte del chelo, doblándola a la octava grave.
Su gran tamaño, así como las gruesas cuerdas de tripa, lo hacían poco manejable.
Estas cuerdas daban un sonido profundo y estaban enrolladas en el clavijero, que
entonces era de madera de ébano. Posteriormente, la inclusión de cuerdas más finas
hizo posible la reducción del cuerpo del instrumento y, por consiguiente, facilitó la
interpretación.
La situación del contrabajo en el ámbito musical del siglo XVIII distaba
mucho de ser satisfactoria. Esta agonía se prolongó hasta la entrada en escena de
Domenico Dragonetti (1763-1846), que promovió su inclusión definitiva en la
orquesta y se convirtió en el primer virtuoso. Pese a sus enormes logros, el italiano no
consiguió ver en vida cómo el contrabajo se independizaba progresivamente del chelo
en las composiciones para orquesta, aunque sí pudo asistir a la proliferación de
sonatas, dúos y tríos específicos para contrabajo (Dúo para viola y contrabajo de
Sperger, Trío para violín, viola y contrabajo de Haydn).
Durante los siglos XVIII y XIX el instrumento ganó notoriedad en los salones
de conciertos de las principales capitales europeas y pasó a ocupar definitivamente un
lugar destacado en el ámbito musical gracias a las innovaciones en la orquestación
llevadas a cabo por Beethoven, Wagner, Tchaikovsky, cuyas composiciones le
concedieron un mayor lirismo a este instrumento. En 1839, Achile Gouffe llevó el
contrabajo a la Ópera de París, escribió el primer método para el instrumento –cuyo
número de cuerdas se había fijado en cuatro- e introdujo notables innovaciones tanto
en el contrabajo propiamente dicho como en la forma del arco.
En los siglos XVIII y XIX coexistieron tres bajos de cuerda (a menudo
afinados en la2, re3 y sol3), que sobreviven en la música folclórica de la Europa del
este. Los antiguos bajos de los siglos XVI y XVII tenían cuatro o cinco cuerdas
(excepcionalmente seis). Las orquestas de baile modernas añaden una cuerda aguda a
los contrabajos, afinada en do3. Hasta el siglo XIX los contrabajistas usaron arcos
con la vara curvada hacia afuera en relación con el encerdado; mucho después de que
fuera normal el arco curvado hacia adentro en el violín, la viola y el violonchelo. El
arco antiguo sigue en uso junto a los arcos modernos desarrollados en el siglo XIX.
Entre los virtuosos del contrabajo debemos incluir al italiano Domenico Dragonetti,
autor de conciertos, sonatas y diversas reducciones para el instrumento, Giovanni
Bottesini el virtuoso por excelencia del contrabajo, al director ruso Sergei
Koussevitzky, que también ha escrito para contrabajo, y al contrabajista de jazz
estadounidense, Charles Mingus.