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8/18/2019 Capítulo IV - Kitto Los Griegos - Eudeba
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Capítulo IV
HOMERO
El primero y el más grande de los poetas europeos merece un capítulo
aparte por su valor intrínseco, porque en él vemos todas las cualidades
que caracterizan el arte helénico y por la infuencia que sus poemas han
ejercido en muchas generaciones de griegos.
Sobre la amosa cuesti!n homérica, quién ue "omero y que partes
de La Ilíada y de La Odisea escribi!, diré lo menos posible. #a tradici!n
griega era muy vaga, puesto que un primitivo escritor j!nico, "elánico,
lo sit$a en el siglo %&& y "er!doto en el &% 'cuatro siglos antes de mi
época y no más'. (o caben dudas de que "er!doto es sustancialmente
e)acto, "elánico acepta sin discusi!n que un poeta que describe con
tanta intensidad la guerra de *roya, tuvo que haberla visto él mismo.
+ero la cuesti!n importante no es quién era "omero, sino qué era. La
Ilíada y La Odisea han sido llamadas la iblia de los griegos. -urante
siglos estos dos poemas ueron la base de la educaci!n griega, tanto de
la educaci!n ormal de la escuela, como de la vida cultural delciudadano com$n. #os recitales de "omero, acompaados por
e)hibiciones, estaban a cargo de proesionales que iban de ciudad en
ciudad. +lat!n trae una animada descripci!n, no carente de malicia, de
uno de éstos recitales en su Ion. '-ebe ser maravilloso &on, andar como
haces tu, de sitio en sitio, arrastrar una densa multitud adonde quiera
que vayas y tener a todos pendientes de tus labios y ponerte tus
mejores ropas.' /ientras esta iblia no ue remplazada por otra, una cita
de "omero era el modo natural de dirimir una cuesti!n de moral o de
conducta. "omero podía ser alegado, lo mismo que elDomesday
Book 012 en apoyo de un reclamo territorial en cualquier trato
diplomático. 3undi! una especie de 4undamentalismo, semejante a las
interpretaciones de la iblia de algunas sectas protestantes. "omero
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atesoraba toda la sabiduría y todo el conocimiento. +lat!n se moa de
esto, cuando hace proclamar a &on que, por ser un e)perto en "omero,
es e)perto en todo, dicha ciudad puede muy bien convertirlo en su
general puesto que ha aprendido en el poeta el arte de la guerra. /ás es
necesario aceptar que "omero sostuvo y nutri! la mente y la
imaginaci!n de los griegos generaci!n tras generaci!n, tanto de artistas
y pensadores como también de los hombres comunes.
#os pintores y los poetas acudían a "omero en procura de inspiraci!n y
también de temas. Se dice que Esquilo cali5caba modestamente su
propia obra como migajas del banquete homérico y no hay en el drama
europeo una 5gura mas grandiosa que este autor. 4inalmente, junto con
el propio idioma, la com$n herencia de "omero inundía a los griegos la
convicci!n de que, pese a las dierencias y odios que los separaban,
ormaban un solo pueblo.
-ebemos pues saber algo sobre "omero, este primer europeo
individualizado que de pronto resplandece como una gran llamarada en
medio de aquella era de tinieblas.
El comienzo de la Ilíada no es una mala introducci!n a "omero. 6eamos
entonces, una simple trascripci!n en prosa de la tremenda escena conque se inicia la Ilíada , un pasaje que el griego medio debía saber todo o
casi todo de memoria. Estas son las cosas que los hombres de acci!n
como +endes o 7lejandro , los poetas, los escultores, los pintores, los
5l!soos, los hombres de ciencias, los políticos, los comerciantes, los
caballeros de provincia y los artesanos habían metido en sus cabezas
desde su mas temprana adolescencia.
Canta, oh musa , la cólera de Aquiles el Peilda, cólera funesta,
que causó innitos males a los aqueos y precipitó al Hades
muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de
perros y pasto de aves, cumplíase la voluntad de Zeus, desde
que se separaron disputando el Atrida, rey de los homres y el
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divino Aquiles! "#Cu$l de los dioses promovió entre ellos la
contienda para que pelearan% &l hi'o de (eto y de Zeus, Apolo!
Airado con el rey, suscitó en el e'ército mali)na peste, y los
homres perecían por el ultra'e que el Atrida inriera al
sacerdote Crises! &ste deseando redimir a su hi'a, se haía
presentado en las veloces naves aqueas con un inmenso rescate
y en la mano las ínfulas de Apolo, el que hiere de le'os, que
pendían de $ureo cetro, y a todos los aqueos, y particularmente
a los dos Atridas, caudillos de puelos, así les suplicaa*
+Atridas y dem$s aqueos de hermosas )reas, los dioses que
haitan las moradas del limpo os permitan destruir la ciudad
de Príamo y re)resar felizmente a la patria! Poned en liertad ami hi'a y reciid el rescate, venerando al hi'o de Zeus, a Apolo el
que hiere de le'os+! -odos loa aqueos aproaron a voces que se
respetara al sacerdote y se admitiera el espléndido rescate, mas
el $trida A)amenón a quien no plu)o el acuerdo, le despidió de
mal modo y con altaneras voces* ./01o de yo conti)o anciano,
cerca de las cóncavas naves, ya porque ahora demores tu
partida, ya porque vuelvas lue)o, pues quiz$s no te val)an el cetro y las ínfulas del 2ios! A ella no la soltaré, antes le
sorevendr$ le ve'ez, mi casa en Ar)os, le'os de su patria,
traa'ando en el telar y aderezando me lecho! Pero vete, no me
irrites, para que puedas irte sano y salvo! Así dicho! &l anciano
sintió temor y oedeció el mandato! 3uese en silencio por la
orilla del estruendoso mar!
7sí es como se inicia la obra más primitiva de la literatura europea.
-entro de un momento nos aventuraremos un poco mas en ella, entre
tanto interrumpamos la traducci!n a 5n de sealar un punto
undamental.
"a sido siempre un lugar com$n de la crítica homérica, a5rmar que
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"omero se precipita en el tema in medias res, como decía "oracio. Esto
se considera un signo del genio literario de "omero, y por supuesto lo
es, pero tal vez nosotros podamos avanzar un poco más. *rae implícitas
muchas cosas el hecho ya de por si importante, de que *ornero no
componga una e)tensa divagaci!n épica sobre la 8uerra de *roya, sobre
sus diez aos completos, sino que se contente con una ase de ella.
"asta tal punto su sentido de la orma, disciplina su arte de tal manera
que puede concluir su poema y su terna, sin llegar siquiera a la toma de
*roya. Este dominio instintivo de la orma es en eecto notable, pero su
origen lo es a$n más. (o reside éste en la eliz inspiraci!n ni es un
mérito meramente 'artístico', su origen es más proundo, está
incrustado en cierto hábito mental, en cual no es s!lo homérico sino
helénico en el ondo. "omero pudo muy bien haber circunscrito su tema
de este modo y a pesar de eso tratarlo a la manera semi hist!rica.
"abría compuesto así un poema todo lo brillante, ágil y bien construído
que se quiera, pero que en esencia hubiera resultado el ragmento de un
inorme, una representaci!n. "omero no lo ha hecho y tampoco han
procedido así los poetas clásicos griegos 092. #a Ilíada no relata un
episodio de la guerra, amenizando la descripci!n con refe)iones al pasarsobre tal o cual aspecto de la vida. El poeta ha tomado más bien
:;eusB /as bien lo contrario, que es parte
de un +lan universal, que no es algo que sucede s!lo en esta ocasi!n,
sino algo que proviene de la verdadera índole de las cosas. (o es pues,
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una reerencia a lo particular, sino a lo universal. (o nos corresponde a
nosotros decir si "omero lleg! a esta concepci!n al refe)ionar sobre
este episodio bélico, o si su e)periencia de la vida lo llev! a ella, la cual
podía e)presarse, a su parecer, mediante la historia de 7quiles.#o
importante es que éste es su tema, que tal causa tiene tal eecto, y que
la esencial unidad de #a &líada , a pesar de su dilataci!n épica y de
adiciones posteriores, procede de este argumento tan bien concebido y
no simplemente de un arti5cio literario. +or consiguiente, se nos permite
una momentánea pedantería, no es en verdad e)acto decir que "omero,
al omitir los primeros nueve aos de la guerra, se precipit!
inmediatamente en medio de su asunto. Empieza, por el contrario, en el
principio de él y así lo mani5esta con toda claridad.
/uchos miles de hombres ueron muertos y deshonrados a causa de una
pelea. El lector tendrá una idea muy incompleta de la concepci!n de
"omero, si no vemos cuál ue la causa de la pelea.
-ejamos a 3rises, el sacerdote, caminando muy afigido por la orilla del
mar. 7hora 3rises pide a 7polo que lo vengue.
7sí dijo rogando. Cy!le 4ebo 7polo, e irritado en su coraz!n, descendi!de las cumbres del Climpo con el arco y el cerrado carcaj en los
hombros, las saetas resonaron sobre la espalda del enojado dios, cuando
comenz! a moverse. &ba parecido a la noche. Sent!se lejos de las naves,
tir! una fecha y el arco de plata dio un terrible chasquido. 7l principio el
dios disparaba contra los mulos y ágiles perros, mas luego dirigi! sus
amargas saetas a los hombres y continuamente ardían muchas piras de
cadáveres.
-urante nueve días volaron por el ejército las fechas del dios. En el
décimo, 7quiles convoc! al pueblo al ágora.
=.D#a unidad de #a Cdisea es mucho mas clara, y es e)actamente de la
misma naturaleza. +or ning$n concepto se debe a que el material está
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sagazmente dispuesto, si bien el diseo de la intriga es e)traordinario.
#o cierto es que la intriga está así urdida a 5n de hacer resaltar una idea,
la desobediencia es contraria a la voluntad de los dioses y por
consiguiente, castigada.
El sol y las tormentas shaespireanos están ausentes por completo, si un
personaje habla del paisaje que lo rodea, es para poner de relieve que él
se halla aislado de sus semejantes. Sería ácil y c!modo si pudiésemos
decir que el griego era insensible a la naturaleza y dejar así las cosas.
+ero no es posible. #imitémonos a "omeroF un hombre insensible a la
naturaleza no pudo haber utilizado tanta riqueza de símiles naturales,
todos e)actísimos en sus detalles, símiles tomados de animales, aves, el
mar, el cielo y las tormentas, láminas en pequeo que recuerdan a la
distancia las iluminaciones de los manuscritos medievales. Está, pues,
uera de toda duda que el griego tenía conciencia de la belleza y la
variedad de la naturaleza. 7demás, no es solamente el marco natural lo
que está ausente. Seg$n hemos visto, la &líada comienza sin la más leve
insinuaci!n sobre d!nde transcurre la acci!nG debemos hallarnos en
alg$n lugar del territorio troyano, pero ?@d!ndeB. "omero no muestra
demasiado interés en decírnoslo. *ampoco nos da ese marco que unescritor moderno podría diícilmente omitirF los demás, los actores más
pasivos en la escena, los otros jees griegos y el ejército. Solo las 5guras
esenciales están descritas.
+ero el lector moderno no solo echa de menos el marco que espera, sino
que se encuentra con otro que, en un principio, no comprendeF el de la
acci!n divina. (o vemos las murallas de *roya, pero asistimos a
deliberaciones en el Climpo y observamos c!mo los dioses particulares
intervienen en la batalla o :;Hcomo en nuestro pasajeD en la disputa. (o
es de sorprender que se dé así la impresi!n de que los personajes
humanos en el poema, no son sino piezas movidas sobre un tablero de
ajedrez por una camarilla de deidades caprichozas e irresponsables. Sin
embargo, es diícil conciliar esta idea con la humanos aut!nomos y
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responsables que "omero orja para nosotros con tanto esuerzo. Este
7gamen!n y este 7quiles son auténticos hombres adultos, tratados de
un modo también adulto. En realidad, teniendo en cuenta la primitiva
erocidad con que tropezamos a cada paso en las descripciones
homéricas de la vida, esta madura adultez nos resulta por momentos
casi desconcertante. +ero toda la acci!n es acompaada por una
maquinaria divina que parece un tanto inantil, como en aquel momento
de nuestro pasaje en que 7tenea desciende del Climpo, da un tir!n a los
cabellos de 7quiles y le espeta una retahila de buenos consejos. 7sí en
la tragedia posterior :;Hsi bien de un modo mucho menos pintorescoD
los dioses, por medio de oráculos, sueos y todo lo demás, parecen
controlar y dirigir las acciones de los hombres, incluso cuando éstos son
presentados como agentes plenamente independientes y responsables.
Esta cuesti!n del marco es, pues, conusa, y aunque no es éste el lugar
para el e)amen sobre la religi!n griega, el lector tiene derecho a un
esclarecimiento provisional. "omero carece, naturalmente de una
teología dogmáticaG en realidad, todavía no e)iste ni la mera idea de
pensamiento sistemático. 7demás, él está utilizando una orma
tradicional, pues con seguridad hubo muchos autores de poemas épicosantes de "omeroG de modo que lo antiguo y lo nuevo se dan de consuno.
En un momento >eus decide que los griegos deben ser castigadosG por
consiguiente, los troyanos logran rechazarlos hasta sus naves. +or otra
parte, un dios o una diosa desciende en medio de la reriega para salvar
a un predilecto suyo que se halla en grave peligro, y esto es realizado en
oposici!n al deseo de >eus. 3omo contraste encontramos a principios de
la Odisea un pasaje en que se hace decir a >eusF
'I3uán insensatos son los hombresJ ?I-e qué modo culpan los mortales
a los diosesJ -icen que todos los males les vienen de nosotros, y son
ellos quienes se atraen con sus locuras inortunios no decretados por el
destino.' -icho en términos modernosF la vida es siempre dura, pero
nuestras altas y errores la hacen más dura de lo necesario. #a grave y
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5los!5ca sabiduría de este pasaje no se concilia ácilmente con el
capricho divino que encontramos en otros, y much menos con la jocunda
irreverencia que emana de relato sobre los amores de 7res y 7rodita.
*odo este proceso parece muy sorprendente. #a azarosa me)cla de lo
viejo y lo nuevo e)plica una parte del acontecer generalG para lo
restante puede ella también ayudar al lector si éste recuerda que los
dioses constituyen una temprana creaci!n, con la que se ha querido dar
cuenta del porqué de ciertos hechos, particularmente de aquellos de
carácter e)traordinario. 7sí, seg$n vimos en el $ltimo capítulo, la
habilidad del orjador de metales e)igía condiciones que sobrepasaban
la destreza del hombre com$n. Entonces, puesto que tal aptitud
resultaba e)cepcional, no cabe duda de que era de origen divinoG por
consiguiente, debía e)istir un dios del uego. En nuestro pasaje de
la Ilíada nos enteramos de que 7quiles tiene más uerza que lo com$nF
esto, dice 7gamen!n, es el don de alg$n dios, y la e)plicaci!n trae
consigo una verdadera inerencia 5los!5ca. (o hay nada de qué
jactarseG lo que un dios da, también él puede quitarlo. 7demás, dos
uerzas se debaten en la mente de 7quiles, la rabia ciega y el reno
prudente.(osotros podríamos decirF 'por un sobrehumano esuerzo de
autodominio'...G los helenos e)presabanF 'por la ayuda de alg$n dios...'G
y el griego poeta o pintor de vasos retrataría a 7tenea, en orma
corporal, aconsejando a 7quiles. #a dierencia no es grandeG y el hecho
de que 7quiles deba su uerza a alguna divinidad o tome una prudente
decisi!n con la ayuda de 7tenea, no disminuye en lo más mínimo su
grandezaG los dioses no avorecen así a los hombres insigni5cantes, y
aquel a quien ayudan está por encima de la vulgaridad. (o debemos
pensar que los dioses escogen a cualquier fojo y le otorgan uerza.
Kamás procederían ellos de ese modo.
*al es entonces el marco en que vemos los hombres y los
acontecimientos, no solamente de la épica griega sino también de la
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mayor parte del arte griego clásico. Este degener!, por supuesto, en
trivialidades mitol!gicas. 4ue un desarrollo posclásico, pero ascin! a
Loma y encant! el siglo %6&&&, con el resultado de que el lector moderno,
antes que pueda obtener una visi!n directa de "omero y los posteriores
clásicos griegos, debe primero desembarazarse de cierto aspecto de la
cerámica inspirada en MedgNood y de otras e)presiones artísticas
similares. +ero para los griegos este marco no era decoraci!nG era más
bien una especie de perspectiva, no en el espacio sino en su signi5cado.
El nos permite ver la acci!n particular que estamos observando no como
un hecho aislado, casual, $nicoG lo vemos más bien en relaci!n con la
estructura moral y 5los!5ca del universo. Esta estructura, repito, no es
e)puesta conscientemente, por "omeroG él no tiene ning$n sistema
5los!5co integral. Sin embargo, percibe que hay una unidad en las
cosas, que los acontecimientos tienen sus causas y sus resultados, que
e)isten ciertas leyes morales. Esta es la estructura en la que encaja la
acci!n particular. El marco divino de la épica signi5ca en $ltima instancia
que las acciones particulares son al mismo tiempo $nicas y universales.
#os griegos que durante mil aos acudieron a "omero para la enseanza
de sus j!venes y para deleite e instrucci!n de los adultos, no se dirigíana meras reliquias venerables o a hist!ricas sagas patri!ticas o a
encantadores cuentos de hadas, sino a poemas que ya atesoraban todas
las cualidades que habían dado un carácter distintivo a su cultura.
"emos considerado un pasaje con alg$n detalleG hemos visto, quizás,
parte de aquella uerza intelectual instintiva que con tanta 5rmeza
organiza todo el poemaG algo, sin duda, de la esencial seriedad que lo
animaG un atisbo de la agudeza con que "omero contempla su objeto y
de la vivacidad y economía con que nos lo hace ver también a nosotros.
+ero "omero y todos sus grandes sucesores tienen otra cualidad de que
nos hemos hablado, una cualidad que no debemos permitir que
permanezca oscurecida por esta ama de intelectualidad y de seriedad
moral. Es su humanidad. +re5ero que "omero mismo la muestre, pues él
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es mejor escritor que yo.
Ona batalla encarnizada tiene lugar en la llanura que se e)tiende al pie
de *roya, y el héroe griego -iomedes causa terribles estragos entre los
troyanos, tan grandes que "éctor abandona el campo de batalla para
pedir a las mujeres de la ciudad que imploren a 7tenea una ayuda
contra este hombre tan temible. 7l pasar "éctor por las puertas Esceas,
ue rodeado inmediatamente por las esposas y las hijas, ansiosas de
tener noticias de los hombres que luchaban. '+ero él les encarg! que
orasen a los dioses, y a muchas produjo gran pena.' +rosigui! su camino
hacia el palacio del rey +ríamo, su padre. "écuba, la reina, lo ve y le
pregunta, en un estilo rancamente heroicoF 'I"ijoJ @+or qué has venido
dejando el áspero combateB Sin duda los aqueos, de aborrecido nombre,
deben de estrecharnos mucho, y tu coraz!n te ha impulsado a orar a
>eus. +ero aguarda, traeré vino dulce como la miel para que
primeramente lo libes al padre >eus y luego te aprovecha también a ti,
si lo bebes. El vino aumenta mucho el vigor del hombre atigado, y t$ lo
estás de pelear por los tuyos.'
+ero "éctor reh$saF 'El vino puede hacerme olvidar de mi deber, y no
me está permitido realizar una sacra libaci!n con sangre en mis manos'.+ide a su madre que orende a 7tenea las más hermosas vestiduras que
posee el palacio. 7sí lo hace ella y "omero nos dice d!nde las había
obtenido "écuba. 4ueron compradas en Sid!n a mercaderes enicios.
"éctor encuentra a +aris, y severamente lo envía de regreso a la batalla.
+aris había sido herido y desde entonces pasa sin preocupaciones su
tiempo con "elena. 'Cjalá que se lo trague la tierra', dice "éctor.
*ambién ve a "elena. Ella se reprocha su inconducta y diceF '6en,
siéntate a mi lado, pues tus hombros soportan más que otros el peso de
mi desvergPenza y la salvaje locura de +aris.' +ero "éctor no se quedaG
sus compaeros en la batalla lo necesitan y claman por su regreso. 'Q
DdiceD debo ir a mi casa y ver a mis criados, a mi querida esposa y a mi
tierno hijoG ignoro si volveré de la batalla, o si los dioses dispondrán que
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sucumba a manos de los aqueos.'
+ero 7ndr!maca no está allí. Ella había oído que los troyanos eran
rechazados y corri!, como una loca, llena de ansiedad, hacia las
murallas de la ciudad, a mirarG y la nodriza la sigui! con el nio. 7llí la
encontr! "éctor. 7ndr!maca asi! su mano y le dijoF
+4h Héctor5 -u valor te perder$! 1o te apiadas del tierno
infante ni de mí, infortunada, que pronto seré tu viuda6 pues los
aqueos te acometer$n todos a una y acaar$n conti)o!
Preferile sería que, al perderte, la tierra me tra)ara, porque si
mueres no har$ consuelo para mí, sino pesares6 que ya no
ten)o padre ni venerale madre! A mi padre &tión lo mató Aquiles cuando tomó la poderosa ciudad de los cilicios, -eas, la
de las altas puertas6 pero 7aquí un de'o de or)ullo8 sin
despo'arle, por el reli)ioso temor que le entró en el $nimo6
quemó el cad$ver con las laradas armas y le hizo un t9mulo!
:is siete hermanos, que haitaan en el palacio, fueron
muertos por Aquiles, el de los pies li)eros! :i madre, que era
reina de Hipoplacia, murió en la casa de mi padre! Héctor, t9eres ahora mi padre, mi madre y mi hermano6 t9, mi altivo
esposo! 4Pues, ea, sé compasivo, quédate aquí en la torre5 41o
ha)as a un ni;o huérfano a a una mu'er viuda5+ 7(ue)o, como es
una mu'er inteli)ente y ha estado oservando las cosas a través
de sus l$)rimas, dice*8 +Pon el e'ército 'unto al carahí)o, que
por allí la ciudad es accesile y el muro es m$s f$cil de escalar!+
Contestóle el )ran Héctor, el de tremolante casco*
+-odo esto me da cuidado, mu'er, pero mucho me sonro'aría
ante los troyanos y las troyanas de lar)as vestiduras, si como
un coarde huyera del comate6 y tampoco mi corazón me incita
a ello, que siempre supe ser valiente y pelear en primera la
entre los troyanos, manteniendo la inmensa )loria de mi padre y
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de mí mismo! clame, al verte derramar l$)rimas* +ésta fue la esposa de
Héctor, el )uerrero que m$s se se;alaa entre los troyanos,domadores de caallos, cuando peleaan en torno de ?lión!+ Así
dir$n, y sentir$s un nuevo pesar al verte sin el homre que
pudiera lirarte de la esclavitud! Pero o'al$ un montón de tierra
cura mi tuma, antes que oi)a tus clamores o presencie tu
rapsto!+
Así diciendo, el esclarecido Héctor tendió los razos a su hi'o, y
éste se recostó, )ritando, en el seno de la nodriza de la ellacintura, por el terror que el aspecto de su padre le causaa*
d$anle miedo el ronce y el terrile penacho de crines de
caallo, que veía ondear en lo alto del yelmo! @ió el padre y
tamién la madre! Héctor se apresuró a de'ar el casco en el
suelo, esó y meció en sus razos al hi'o amado, y ro)ó así a
Zeus y a los dem$s dioses*
+4Zeus y dem$s dioses5 Concededme que este hi'o mío sea,
como yo, ilustre entre los troyanos e i)ualmente esforzado6 que
reine poderosamente en ?lión6 que di)an de él cuando vuelva de
la atalla* &s mucho m$s valiente que su padre6 y que, car)ado
de cruentos despo'os del enemi)o a quien haya muerto, re)oci'e
el alma de su madre!+
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Este pasaje nos da un refejo de la verdadera alma del héroe homérico.
#o que lo impulsa a realizar actos de heroísmo no es un sentido del
deber, tal como nosotros lo entendemosF deber hacia los demás. éste es
más bien un deber para consigo mismo. El se esuerza por lo que
nosotros traducimos como 'virtud', pero que en griego es areté,
'e)celencia'. #o que 7gamen!n y 7quiles disputan no es simplemente
una muchachaF es el 'premio' que constituye el reconocimiento p$blico
de su areté. *endremos mucho que decir de la areté, pues ella discurre a
través de la vida griega.
Esta escena Dal menos en griegoD es tal que el estudiante que la sabe de
memoria e)pone primero las variantes de los manuscritos, los matices
e)actos del signi5cado de las palabras, las complejidades gramaticales,
y luego no puede con5ar en su voz para traducirla con seguridadG y no
es ésta la $nica de su especie en la Ilíada. *ampoco esta humanidad
independiente del tiempo se limita a los grandes pasajes, tal como lo
mostrarán uno o dos rasgos casuales. 3onsideramos este breve
e)tracto 0R2F
2iomedes de'ólos muertos y fue al encuentro de Aas y Políido,
hi'os de &uridamante, que era de provecta edad e intérprete de
sue;os! &nderezó lue)o sus pasos hacia anto y -oón, hi'os de
3énope Béste los haía tenido en la triste ve'ez que lo arumaa
y no en)endró otro hi'o que heredara sus riquezasB6 y a
entramos 2iomedes les quitó la dulce vida, causando llanto y
triste pesar al anciano que no pudo reciirlos de vuelta de la
)uerra y m$s tarde los e>tra;os ser repartieron su herencia!
3onsidérense los versos pronunciados por -iomedes poco después 02.
El joven héroe 8lauco contempla el desastre que aquél está haciendo
entre los troyanos y decide empear un combate con él. -iomedes Dtal
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como lo e)ige el c!digo caballerescoD le pregunta quién es, 'pues jamás
te vi en las batallas, donde los varones adquieren gloria, pero al
presente a todos los vences en audacia cuando te atreves a esperar mi
ornida lanza'. 7hora viene el detalle signi5cativo. -iomedes podría
haber dicho naturalmenteF '/alhadados aquellos cuyos hijos se oponen
a mi uerza'. #as escenas de batallas son descritas con una especie de
placerG se nos inorma con toda precisi!n por d!nde entre la lanza
mortíera en el cuerpo del guerrero vencido y muy a menudo también
por d!nde vuelve a salirG el vencedor se gana para sí una gloria que lo
sobrevivirá. +ero "omero tiene también un pensamiento para la amplia
vida de los hombresG él no olvida Dni tampoco introduce a la uerzaD a
aquellos a quienes la gloria de otro hombre acarrea dolor.
Sería un error describir la Iliada como una tragedia, puesto que es 0como
muchas cosas griegas2 precisamente lo que se propone ser, un poema
épico, con todo el sosiego y la dilatabilidad que éste e)ige. (o obstante,
es intensamente trágica, y en esto es también plenamente griegaG el
sesgo trágico del pensamiento era habitual en los griegos. 7ntes de
intentar e)plicar esto, siempre utilizando como ilustraci!n la potencia
omnicomprensiva de "omero, convendría sealar uno o dos puntosnegativos. En primer lugar, la raz!n de esta vena trágica no reside en
que el griego pensaba que la vida era una pobre cosa. Qa hemos
mencionado el aparente placer con que "omero relata escenas de
combateG todo lo demás está descrito con el mismo entusiasmo.
él vio todo con intenso interés, ya a Cdiseo que construye su nave, o a
los héroes que preparan y comen sus suculentos alimentos en el campo,
y sea o no probable, acompaando la comida con canciones. /uy pocos
griegos creían que la vida era un valle de lágrimas, en el cual nada
importaba demasiado. Sentían la más vehemente atracci!n por la
actividad en todos sus aspectosF ísica, mental, emocionalG un inagotable
placer en realizar hazaas y en contemplar c!mo se hacían. 3asi todas
las páginas de "omero constituyen un testimonio de esta a5rmaci!n.
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Ese ondo trágico no debe interpretarse como que la vida es indigna de
vvirseG es un sentimiento de tragedia, no de melancolía.
*ampoco debemos suponer que una inclinaci!n hacia lo trágico signi5ca
una aversi!n por lo c!mico. Sin duda, hay poca comedia en la Iliada, así
como hay poquísimos intervalos estivos en las tragedias que se
representaron posteriormente en el escenario áticoG pero ya hemos
conocido un notable relato jocoso en laOdiseaG y no olvidemos que, así
como el teatro ateniense tuvo su 7rist!anes junto a su Esquilo Dy
Esquilo goz! en la antigPedad de gran reputaci!n como autor de un
drama satíricoD así también la épica tiene su reverso en la épica
burlesca, de la cual sobrevive la Batracomiomaquia o Batalla de las
ranas y los ratones. Este acento de tragedia que se advierte en el
pensamiento griego no tiene nada que ver con la melancolíaF el griego
amaba tanto la risa como la vida. 3reo que ello es un producto de esas
dos grandes cualidades que vimos en "omeroF intelectualismo y
humanidad. #a primera permitiría a los helenos, seg$n he intentado
demostrar, ver más claramente que otros el amrco en que debía vivirse
la vida humana, marco que "omero precisa, en parte, como la voluntad
y las actividades de los diosesG en parte, como una sombría (ecesidad ala cual también los dioses se ven precisados a someterse. #as acciones
producen sus consecuenciasF las juzgadas malas han de provocar
resultados desagradables. +ara los griegos, los dioses no son
necesariamente benévolos. Si son oendidos, castigan sin piedad. 3omo
dice 7quiles al afigido +ríamo, ellos dan dos pesares por una gracia.
Esta nítida apreciaci!n del escenario humano no se ve mitigada por la
halagadora esperanza de un uturo mundo mejor o por la creencia en el
progreso. En cuanto a lo primero, el griego homérico podía prever una
vida conusa y tenebrosa en el "adesG y como 7quiles diceF '+reeriría
ser esclavo en la tierra y no rey en el "ades.' #a $nica esperanza real de
inmortalidad quedaba librada a la que solía brindar la ama en una
canci!n. En cuanto al progreso, era imposible, pues la esencia de los
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dioses no puede cambiar y el que la naturaleza de los hombres se
modi5case es una idea que durante mucho tiempono se le ocurrirá a
nadieG y aunque así uera, los dioses seguirían dando un pesar por cada
bene5cio. #a vida continuaría siendo lo que es, en todos sus rasgos
primordiales.
Solo podemos imaginarnos esta perspectiva, tan ostensiblemente
despojada de ilusiones, desarrollándose dentro de una religi!n árida y
engendrando un resignado y desesperanzado atalismoG sin embargo, tal
concepci!n se hallaba combinada con un gozo casi eroz de vivir, con un
incoercible j$bilo ante la actividad del hombre y una orgullosa e en la
personalidad humana. /uy lejos estaba el griego de pensar que el
hombre representa la nada a los ojos de la divinidadG por eso siempre
debía recordarse a sí mismo que el "ombre no era -ios y que es una
impiedad caer en este pensamiento. (unca más, hasta que el espíritu
griego contamin! a la &talia del Lenacimiento, volveremos a encontrar
esta magní5ca autocon5anza en la humanidad, la cual, en aquella
brillante época vivida por la península, no estaba reprimida por la
modestia que su instintiva creencia religiosa imponía al griego.
#a nota trágica que percibimos en la Iliada y en la mayor parte de laliteratura griega era producida por la tensi!n entre estas dos uerzasF un
apasionado deleite por la vida y una clara comprensi!n de su estructura
inalterableF
-al como la vida de las ho'as, así es la de los homres! &l viento
esparce las ho'as por el suelo6 la selva vi)orosa produce otras y
éstas crecen en la primavera! Pronto viene una )eneración de
homres y otra termina!
(i el pensamiento ni la imagen pertenecen a "omeroG su mordacidad sí
le pertenece y emana del conte)to. (o la encontramos en su magní5co
paralelo hebreoF
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&n cuanto al homre, sus días son como la hiera! Como una or
en el campo, así orece! Pero el viento pasa sore ella, y
desaparece, y ya no se conoce el lu)ar donde estuvo!
7quí la nota es de humildad y resignaci!nF el hombre no es más que
hierba, en comparaci!n con -ios. +ero la imagen homérica adquiere un
matiz muy distinto a partir de su unidad de esuerzo y realizaci!n
heroicos. El hombre es $nicoG sin embargo, a pesar de su elevada
condici!n y su brillante variedad, debe obedecer a las mismas leyes que
las innumerables e indierentes hojas. (o hay aquí una protesta
romántica D?@c!mo podemos protestar contra la primera ley de nuestro
serBD ni tampoco resignada aceptaci!n, tal como la encontramos, por
ejemplo, entre los chinos, para quienes el individuo es solo un antecesor
en vías de ormaci!n, un manojo de hojas en un árbol del bosque. En
cambio, en el poeta griego se revela esta tensi!n apasionada que
representa el espíritu trágico.
+odrían citarse otros muchos ejemplos de "omero, particularmente de
la Ilíada. aste con uno, que lo mostrará desde otro punto de vista.3omo un ejemplo típico de las limitaciones, e incluso de las
contradicciones de la vida, se presenta el hecho de que lo que es más
digno de tenerse puede ser poseído solamente con peligro de la propia
vida. El héroe demuestra su valor y obtiene la gloria solo quizá en su
muerte, para dolor de sus deudos. #a elleza tiene como vecinos el
peligro y la muerte. "e aquí un intervalo en la descripci!n que hace
"omero de una 5era lucha en torno a las murallas de *roya,
contemplada por +ríamo y otros ancianosF
-ales estaan sentados en la torre los caudillos de los troyanos!
Cuando vieron a Helena, que hacia ellos se encaminaa,
di'éronse unos a otros, halando quedo, estas aladas palaras*
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+1o es reprensile que troyanos y aqueos, de hermosas )reas,
padezcan lar)os a;os por tal mu'er* terrilemente se parece su
semlante al de las diosas inmortales! Pero, aun siendo así,
v$yase en las naves, y no quede para futura des)racia nuestra y
de nuestros hi'os!+
Así halaan! Príamo llamó a Helena y le di'o*
+Den ac$, hi'a querida6 siéntate a mi lado para que veas a tu
anterior marido y a sus parientes y ami)os, pues a ti no te
considero culpale6 fueron los dioses quienes promovieron
contra nosotros la luctuosa )uerra de los aqueos!+
'4ueron los dioses' no signi5ca zaarse de responsabilidad en tono
sentencioso, sino un reconocimiento de que tales cosas orman parte del
destino humano. #a belleza, lo mismo que la gloria, deben buscarse,
aunque su precio sean lágrimas y destrucci!n. @7caso este pensamiento
no está en el propio meollo de la leyenda de la guerra troyanaB #os
dioses habían propuesto precisamente esta elecci!n a 7quiles, el
arquetipo de la hidalguía griega. Ellos le orecían una vida dilatada y
mediocre o la gloria con una muerte temprana. El primero que orj! estemito e)pres! en él la esencia no solo del pensamiento griego, sino
también de la historia griega.
"e escrito tanto sobre la Iliada, en parte porque contiene mucho del
espíritu griego esencialF en parte a 5n de mostrar al lector los elementos
básicos en que los griegos ueron educados durante siglos. #a Odisea,
dice #ongino, es un poema de carácter más que de pasi!n, lleno de ese
amor tan griego por la aventura y los cuentos e)traosG y, como
la Iliada, un poema que pudo haber sido un costal de historias aejas y,
en cambio, tiene una unidad artística e inteligente que surge
inevitablemente de una sola idea centralF en este caso, una creencia en
una justicia trascendente. @Escribi! un solo poeta ambos poemasB
@Escribi! un solo poeta uno de los dosB En caso a5rmativo, @cuándo
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vivieron él o ellosB ésta es la amosa 3uesti!n homérica que los eruditos
han discutido durante un siglo y medioG no espere el lector que la
resolvamos aquí. #os propios griegos posteriores poseían un ciclo
completo de poemas épicos sobre la guerra troyana. -os de ellos ueron
de aventajada e)celencia y se atribuyeron a "omero. Esta paternidad
ue sinceramente aceptada hasta los tiempos modernos, cuando una
investigaci!n más prolija mostr! toda clase de discrepancias de
realizaci!n, estilo y lenguaje tanto entre las dos epopeyas como entre
las distintas partes de cada una. El resultado inmediato de este e)amen
ue la minuciosa y temeraria divisi!n de los dos poemas, pero en
particular de la Iliada, en cantos separados de períodos dierentes,
adecuadamente llamados 'estratos' por críticos que a veces no
distinguen bien entre la síntesis artística y la conormaci!n. El estudio de
la poesía épica de otras razas, y de los métodos utilizados por los poetas
que operan en este medio tradicional, ha contribuido mucho a
restablecer la con5anza en la estructura intrínseca de cada poema. Este
signi5ca que lo que tenemos en cada caso no es un poema breve
compuesto por un '"omero' primitivo y aumentado, seg$n el gusto de
cada uno, por poetas posteriores, sino un poema concebido como unaunidad por un '"omero' relativamente tardío que rehízo e incorpor!
mucho material anterior, si bien laIliada actual contiene algunos pasajes
que no ormaban parte del plan de este '"omero'. Si ue o no el mismo
poeta quien escribi! ambos poemas, es un punto controvertido y quizás
lo seguirá siendo siempre. #a dierencia de tono y de tratamiento es
grande. #ongino, el crítico más 5no de la antigTUedad, ya observ! esto
y seal!F '"omero en la Odisea es como el sol ponienteG posee a$n
grandeza, mas no intensidad.' *al vez sea el mismo sol. +ero un hombre
tiene derecho a opinar, cuando se ha sumergido en "omero hasta el
punto de traducir uno de los poemas. +or consiguiente, es interesante
observar que de los dos $ltimos traductores ingleses, *. E. #aNrence,
está tan seguro de que los dos poetas no son el mismo individuo, que ni
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siquiera considera esa posibilidadG en tanto que E. 6. Lieu diceF 'Sus
lectores pueden estar tan seguros de que ambas obras pertenecen a
una sola mano del mismo modo que no dudan de la presencia de
Shaespeare cuando, después de conocer el Rey Juan, vuelven sus ojos
a Como gustéis.'
-ebemos dejar las cosas aquí, pues no puede permitirse que la cuesti!n
homérica, por atractiva que resulte a los eruditos, nos haga perder de
vista a "omero. Sería interesante, aunque in$til, meditar qué nos
pasaría si todos nuestros reormadores, revolucionarios, autores de
proyectos, políticos y arreglalotodo en general estuviesen empapados en
"omero desde su juventud, como los griegos. Auizás comprendiesen
que cuando llegue el eliz día en que haya una heladera en cada hogar y
en ninguno dos, en que todos tengamos la oportunidad de trabajar para
el bien general 0cualquiera que éste sea2, en que el "ombre 3om$n
0quienquiera sea2 triune, aunque no se haya cultivado, todavía
los hombres vendrán y desaparecerán como las generaciones de hojas
en el bosqueG y que a$n seguirá la criatura humana siendo débil y los
dioses uertes e inconmensurables. *al vez reconociesen también que la
cualidad del hombre importa más que sus hazaasG que la violencia y laindierencia llevarán siempre al desastre y que éste caerá tanto sobre el
inocente como sobre el culpable. #os griegos tuvieron suerte al poseer a
"omero y ueron prudentes en el uso que de él hicieron.
012 El -omesday oo es el registro del gran catastro hecho en
&nglaterra en 1VWX por 8uillermo el 3onquistador. 0(.del *.2
092 Otilizo esta !rmula para ganar tiempo. (o caben dudas de que había
mucha mala poesía griega, 7rist!anes por lo menos siempre se ríe de
ella, pero la que ha llegado a nuestros días es la mejor, cuidadosamente
seleccionada por los críticos muy competentes de la época alejandrina y
posteriores.
0=2 6er mas adelante página 9R una similar composici!n del 7gamen!n.
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0R2 &líada, 6, 1RY.
02 &líada, 6&, 19Z.