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TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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Tumbes
Ingrid Odgers Toloza
Yo soy la espuma dice Tumbes.
Camino por la caleta
envuelta en mar y rocas
abrigada de un puñado
de hombres y mujeres
En senderos de perlas
respiro mis tristezas
Nunca tan cerca de la muerte
Nunca tan cerca del olvido
Observo
los verdes párpados de sus aguas
Observo
con la sed y el impulso de un náufrago
Las barcas hablan anuncian denuncian
la noche capital del esfuerzo
su vientre de dolor profundo
Las olas hablan de los extraviados
de aquellos que fueron
de las manos en la red
Siempre en viento y bruma
Siempre aferradas al fugitivo canto del sol
Yo soy la espuma dice Tumbes
Y permanece en la orilla del océano
Siempre a la orilla Sesgando espinas
Siempre a la orilla Sembrando el pan
Observo el atardecer clausurado por la lluvia
Tumbes impasible persiste
en la sigilosa espera del alba
con azahares en la mirada
Las gaviotas saludan en vuelo indómito
Yo quedo con un paraguas de esperanza
Embriagada de azul empapada de luz
Yo soy la espuma exclama Tumbes
Nunca tan lejos de la muerte
Nunca tan cerca de la memoria.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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DESCRIPCION
Talcahuano es una comuna y ciudad-puerto de la
Región del Biobío, conocida como el Primer puerto
militar, industrial y pesquero de Chile. Pertenece al área
metropolitana del Gran Concepción.
El nombre de Talcahuano, proviene del guerrero
que habitaba en la península de Tumbes: Talcahueñu
(Tralcam wenu), nombre mapudungun que significa
"Cielo Tronador". El pueblo mapuche, que también
habitaba la isla Quiriquina, nombraba a la bahía de
Talcahuano con esa palabra, por lo que los españoles
siguieron designando así a este sector de la costa del
Océano Pacífico.
Fue fundado el 5 de noviembre de 1764 por
disposición del Gobernador Antonio de Guill y Gonzaga,
siendo declarado “Puerto de Registro Surgidero y
Amarradero de Naves". Así, a mediados del siglo XVIII,
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se levantaron los fuertes de San Agustín y Gálvez; y su
puerto fue convertido en una base naval por los españoles,
como lo es hoy para los chilenos.
En la década de 1950, en Talcahuano empieza a
surgir el llamado "polo industrial" con firmas de CORFO
como; CAP, ENAP con su filial ENAP Concepción, luego
Petrox y actualmente ENAP Refinerías, además de
industrias más pequeñas, como OXY S.A. y AGA
S.A.
Tiene 5 sectores: Los Cerros divididos en cerros
históricos de los populosos barrios La Gloria, Vista
Hermosa Cornou o los aristocráticos barrios del David
Fuentes, los Cerros nuevos con los barrios Centinela I y
II, Villa Badaran, Nueva Los Lobos por mencionar
algunos; Sector Centro que comprende desde los barrios
de San Vicente hasta la Plaza de Armas, incluyendo
Bilbao, el Morro, Libertad y Gaete; Sector Salinas que va
desde la Poza Recamo hasta el Puente Perales, incluyendo
los barrio de Cristóbal Colón y Luis Uribe; Sector
Higueras que comprende desde el barrio Corvi hasta el
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Estadio Huachipato; Sector Medio Camino que abarca
desde el Puente Perales hasta las Golondrinas incluyendo
el nuevo barrio de Brisa del Sol y el más rural: Carriel
Sur.
Todos estos barrios para el 27 F sufrieron los
azotes de la naturaleza, cual mas cual menos cambio su
morfología, barrios enteros desaparecieron tales como El
Morro, Santa Clara, Centinela II y se transformaron en
campamentos o aldeas, otros quedaron reducidos a unos
pocos habitantes como sucedió en los barrios a orillas del
canal Ifarle, otros crecieron acogiendo a los vecinos de los
faldeos u orillas de playa que arrancaban de las aguas con
el miedo impregnado en los huesos por futuros tsunami.
Fueron dos años de movimiento en los barrios y por temor
a perder las historia, las raíces el patrimonio de nuestro
puerto decidimos traerlo del relato verbal al papel y
dejarlo impreso en esta antología como testimonio
verídico de quienes somos.
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SAN VICENTE
La Bahía de San Vicente en 1846. Obra del francés Louis Le
Breton (1818–1866).
San Vicente era una localidad y famoso balneario,
con una gran playa de arenas negras bañada por la bahía
homónima. Estaba unido a Talcahuano a través de un
camino (Avenida Almirante Juan José Latorre) y poseía
una estación ferroviaria. La instalación de Usina de la
Compañía de Acero del Pacífico (CAP) en el sector de
Huachipato, produjo la pérdida de su vocación turística y
su playa pasó a ser una cancha de acopio de Huachipato.
También se construyó el Puerto de San Vicente para
complementar al Puerto de Talcahuano, lo que incrementó
el ingresó de la carga por modo carretero y ferroviario.
Con el tiempo esta localidad se fue uniendo a la ciudad de
Talcahuano, hasta ser actualmente parte integrante de ella.
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Su actividad pesquera la hizo poseer la Escuela de Pesca
de San Vicente. En 1970 el plantel se traslada a Las
Higueras, denominándose Liceo Industrial de Las
Higueras. También se encontraba el Hospital San Vicente,
el que fue trasladado a Las Higueras conformando el
actual Hospital Las Higueras.
En la década de 1990 ocurrió un gran incendio,
que amenazó con encender los estanques de industrias
petroleras, y fue el precursor de la integración y
coordinación de los distintos cuerpos de bomberos y de
otros organismos de orden, seguridad y emergencias, que
luego evacuo en la formación de un Plan APEL. Este
incendio significó la pérdida del puerto artesanal, y de
numerosas industrias pesqueras y barcos.
San Vicente es un sector heterogéneo con
viviendas de distinto tipo. En los sectores cercanos a la
bahía se encuentran instalaciones pesqueras e industriales.
Antiguamente se encontraba la Escuela de Pesca
de San Vicente. Este plantel se fusionó con el Liceo
Industrial de Segunda Clase de Talcahuano, ubicado en
Avenida Cristóbal Colón entre Héroes de La Concepción
e Ignacio Serrano, que fue devastado por incendio, el 13
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de septiembre de 1951. Así, en 1953, nace la Escuela
Industrial y de Pesca de San Vicente. Luego se produjo la
decadencia de las especialidades pesqueras, frente a las
industriales, dada la instalación de la Siderúrgica
Huachipato. En 1963, se transforma en Escuela Industrial
Superior de Talcahuano. El establecimiento básico
ubicado en este sector es el Colegio Básico San Vicente
C-1200. Existe la Escuela Particular Subvencionada Santa
Cecilia Nº7, ubicada en Colombia 264, la que tiene 64
años de existencia y es una de las más antiguas de
Talcahuano Economía y Comercio.
En San Vicente, el comercio está distribuido
principalmente en la Avenida España y en Calle Brasil y
calle Malaquías Concha, entre otras. También es posible
destacar la Feria Libre del Arenal, en la que la comunidad
del sector, del centro, de El Arenal y sectores aledaños, va
a comprar verduras, frutas, pescados frescos y otros,
provenientes principalmente de la zona. Esta feria libre, se
hace los días sábado en la calle Malaquías Concha,
perteneciente a este sector, pero debe su nombre ya que
antiguamente se hacía en la calle Valdivia del sector El
Arenal. Luego fue trasladada a la calle David Fuentes,
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con motivo de la repavimentación de calle Valdivia, y por
último trasladada a su ubicación actual. En el sector se
ubican Industrias Pesqueras, que dominan el sector
cercano a la bahía. También existen astilleros, y
maestranzas y otras instalaciones industriales. Otras
instalaciones que destacan son los estanques de las
empresas petroleras. Además hay un puerto artesanal y un
puerto internacional.
En este sector se encontraba la Estación San
Vicente. Hoy sus vías son ocupadas por FEPASA y
TRANSAP, para llegar al puerto internacional hasta
donde llevan y traen diversos tipos de carga.
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CERRO CORNOU
Roque Atreides Cabrales
Fuente principal: Adultos mayores del Cerro Cornou, agrupados en
general en el Club Nueva Esperanza).
La Escuela Básica F-490 “Cerro Cornou”. Un hito visible en la constitución
de la memoria.
Talcahuano es una construcción social. Es una
invención, como muchas - sino todas - de las ciudades de
hoy, fabricada por diminutas memorias y relatos diarios
sobre nuestro pasado. Esas memorias nos muestran lo que
hemos sido y lo que somos: una gran congregación de
gente diversa, sin ninguna particularidad muy especial,
salvo la gran coincidencia de ser albergados por un
hermoso territorio. A este, con sus cerros, valles, playas,
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bahías, humedales, aves, vertientes, gentes, llamamos
Talcahuano. Y sobre todo, su gente, la que reivindica y
asume su nombre como el estandarte de sus propias
historias.
Parte de esa gente, habita una porción de territorio
llamada “Cerro Cornou”. ¿Qué es? ¿Dónde está? Ubicado
en el sector “Los Cerros” de Talcahuano, una de las
primeras complicaciones es delimitar fronteras, puesto
que a primera vista, sólo hay una gran cantidad de casas y
familias levantadas sobre pendientes, rodeadas de
callejuelas estrechas - las más - y escaleras, con pocas
calles realmente útiles para el tránsito vehicular.
Subida Norte; San Agustín; 7 de Enero; y Salvador
Gálvez, son las calles que cercan al Cornou. Sus arterias
también dicen algo de este cerro. 28 de Octubre, 10 de
Julio, 18 de Septiembre. Por ahí se escucha un rumor
acerca de la relación entre el nombre de estas calles y la
figura histórica de don Eduardo Cornou, un ciudadano
ilustre de la ciudad, como se menciona en el Libro de Oro
de Talcahuano (Eduardo Moreno y Agustín Costa, editor
y colaborador respectivamente; 1969: pág. 133). Pero no
hay ningún registro para comprobar si las fechas que dan
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nombres a las calles corresponden con los nacimientos de
sus hijos.
Dentro de los forjadores del Cerro Cornou,
contamos con Eduardo Cornou, y a personas de
connotada posición social, como las familias Tatín, Braña
y Etcheverry. Pero más importante es la figura de los
“mejoreros”. Ellos eran personas humildes y pobres,
quienes arrendaban los sitios en donde desarrollaban sus
vidas y que finalmente fundaron una comunidad,
identificada con la actual población del Cerro Cornou.
Posterior a la década de los '50, el Estado entregó los
sitios que cada una de estas primeras familias habitantes
del sector ocupaban. Pronto, también antiguos
arrendatarios recibieron el beneficio, y de esa manera, las
laderas de los cerros históricos (la mayor parte de la
ladera suroriental de la Península de Tumbes, que se
corresponde con el sector Los Cerros de la ciudad), fueron
ocupadas en su totalidad, con los beneficios y perjuicios
que eso significó.
Fueron tales generaciones, los padres y abuelos de
los actuales adultos mayores de la población, quienes
crearon una comunidad, que se identifica con
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determinados elementos: un cerro unido, arraigado al
respeto y al reconocimiento mutuo de sus habitantes; un
cerro tranquilo, un tesoro mucho más valioso que la
comodidad de un lugar céntrico y plano; un cerro único,
lleno de gente que se conoce, que se respeta, que se cuida,
no como "otros" barrios, donde la impersonalidad, el
individualismo y la desconfianza son los factores
comunes. Esto es lo que nos cuenta la gente, los abuelitos
y abuelitas del barrio, los niños, los dirigentes.
Sin embargo, también se siente un abandono,
relacionado con la poca prioridad de la inversión social de
las autoridades: no es un barrio “vulnerable”.
Muchas cosas han cambiado desde la época de los
“mejoreros” en adelante. No sólo hablamos del acceso a
servicios básicos, o los cambios en tecnología y
urbanización: aparejado con esos cambios, se perciben
cambios sociales importantes en la forma de ser de las
personas y familias. El cómo y el en qué la gente se
divierte; en el cómo se comporta; en el cómo se proyecta.
Las cosas no son como antes.
El espacio público, de recreación y de encuentro
es el que más se ha transformado. Ya no hay canchas, ya
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no hay dónde jugar ni recrearse; ya no hay playas, no hay
zonas de picnic, no hay plazas. Como antes. Como antes,
cuando los carnavales, las fiestas vecinales para navidad,
los paseos de año nuevo, o el circo Darinc; como cuando
todo se recreaba en las calles y sitios de los cerros
históricos.
Pero hay aún raíces, retazos de pasado y memoria.
El esfuerzo de las caminatas por largas y pesadas
escaleras; la unidad y tranquilidad; los increíbles
miradores naturales; la estrecha relación con la Base
Naval y Asmar; especialmente, las vertientes, tan útiles,
tan necesarias, tan presentes, tan vivas como el mismo
cerro.
Últimamente se agregó el “tercer acceso”
construido donde existía una antigua subida al terminar la
calle Gálvez, en la frontera con la Base Naval. En ese
lugar, cayeron los cuerpos acribillados de los marinos, al
ser repelidos desde Santiago para acabar el levantamiento.
Este “tercer acceso” tiene una vista privilegiada, como en
todos los cerros de Talcahuano, se puede ver la Bahía en
todo su esplendor.
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BARRIO DIEGO PORTALES
Luzvenia Fernández y Juana Medina,
Junta Vecinal Diego Portales 38-C.
Vista Fundo San Miguel (Foto Erwin Reyes, 2009)
Toda mi niñez la viví dentro de ese galpón pequeño
que teníamos por casa. Separábamos las camas con cortinas y
una cocina para hacer nuestros alimentos, por supuesto sin
baño, mi hermano mayor, mi hermano menor, papá que era
inválido, mi mamá y yo, hasta que un día cuando ya estaba por
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cumplir los 17 años mi mama me dijo con voz así como de
cómplice:
---Hija hoy no nos acostemos temprano, abríguese lo
mejor que pueda y cuando oscurezca, saque una frazada de la
cama que vamos con unos vecinos a tomar un terrenito para
hacernos nuestra propia casa---
Yo me asusté un poco por su tono de voz pero por
supuesto que apoyaba a mi vieja que siempre tenía que ponerle
el hombro para sacarnos adelante.
Ese día, 8 de Mayo de 1970 a las 23.45 horas, salí
de mi casa-galpón con una frazada bajo el brazo a buscar
mi nueva casa.
En el Fundo Macera era la cuestión, llegamos en
bandada por cientos, sindicato de trabajadores Sigdo
Koopers, González Azuar, Diario Color, Diario El Sur,
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Favilu, Empresas Ruiz y otros que yo ni entendía lo que
significaba, muchos “independientes” como nosotros que
hasta ese día vivíamos en galpones, casa de latas o de
cartones, nuestros líderes eran (por que la cosa era bien
organizada) don Javier Navarro, don Nelson Maldonado,
don Luis Alarcón, don Sergio Romero y don Luis
González. Policía de Investigaciones nos encuestó,
éramos 860 personas sin contar los niños que eran bien
abundantes y corrían entre las amarras de nuestras
precarias carpa-casa hechas de frazadas, latas, cartones, y
algunos plásticos ya que en esos años eran pocos o caros.
La benevolencia de Mayo se acabó y dejó pasar el
invierno, --- ¡lo que era eso oiga!--- como jabón el barro,
eran potreros sin ningún cobijo que nos resguardara de la
lluvia, lo único que nos “resguardaba” era el
acordonamiento policial con 200 carabineros venidos de
todo el país con sus abusos de fuerza. Con el tiempo los
mismos policías vieron nuestro sacrificio y de tanto
convivir con ellos la cosa se fue suavizando, bolsita de té
daba para una taza más para convidar al Sr. Paco que nos
cuidaba. Con el tiempo las autoridades se dieron cuenta
que nuestra desesperación por nuestra casa propia y digna
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era más fuerte que la desesperación de habitar el
campamento más mísero de toda la comarca y a fines del
71 todos nos subimos a un tren, nos fuimos al Congreso
para negociar la compra del terreno con el Ministro…oiga
eso fue apoteósico…por decir lo menos, no queríamos
robar, no queríamos usurpar…solo queríamos nuestras
casas y el segundo viaje fue para conversar que clase de
vivienda y cómo nos la construirían. Ahí aprendí una
nueva palabra “autoconstrucción”. En todas las casas-
carpas se abrió la cuenta de ahorro del pobre…el tarro de
nescafé vacío con una rasgadura en la tapa para juntar las
monedas, también en todas las casas-carpas se hacía algún
negocio, en la nuestra se vendía dulces, cigarros sueltos y
por supuesto, el pan amasado que hacia mamá desde
siempre y era nuestro sustento económico. Comenzó la
edificación de nuestras casas, una tabla aquí un clavo allá,
un vidrio acullá y la cosa comenzó a tomar vuelo, todos
estábamos en la misma, emparejar terreno trabajar,
trabajar, trabajar hasta que llegó ÉL con su pestilencia de
muerte: 1973, Septiembre 11, en las sobras de la noche,
gritos, sollozos, rasguños y en el día nos mirábamos, nos
contábamos y éramos menos, aprendí tres palabras
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nuevas: “allanamiento”, “operativo” y “desaparecido”.
Con todo seguimos adelante con la solidaridad de quienes
van hacia una misma meta, compartimos nuestras
miserias y hoy compartimos nuestra abundancia, nuestras
casas están completas, nuestras calles pavimentadas, si
hasta garaje para el auto tienen. Otras poblaciones, otros
vecinos se nos han agregado a nuestro alrededor y
bienvenidos sean pero, los que surgimos en los potreros
del Fundo Macera desde el barro y el cartón fuimos
nosotros el Campamento Lenin para transformarnos en la
Población Diego Portales, pilar y frontera de la Comuna
de Talcahuano ….¡Lo logramos vecinos!...
Javier Navarro
(Foto archivo diario El Sur)
Javier Navarro Navarro, quien entonces tenía 35
años y era integrante del MIR, fue reconocido en ese
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momento como el líder de la toma de terreno. Era un ex
sacerdote franciscano que abandonó la sotana en 1961 y
antes de adherir a la agrupación que lideraba Miguel
Enríquez, tuvo un paso por el Partido Demócrata
Cristiano.
TUMBES
Junta de Vecinos N° 1
La vida en la caleta Tumbes se inicia alrededor del año
1845, campesinos e inmigrantes españoles: los Olivares,
los Becar, los Araya y así unos trajeron a los otros,
comenzaron con la caza de la ballena, osados pescadores
que en chalupas se hacían a la mar, los remeros y el
arponero. La Jorobada y la Raituel que cazaban las
llevaban a tierra firme entre varias chalupas para separar
la carne, la piel los huesos y las grasas, la carne para
consumo humano, los huesos para hacer muros y cercos
en sus casas y la grasa para el aceite de ballena que servía
para los faroles de las calles y casas de los Estados
Unidos y también de la caleta por supuesto, también se
convertía en jabón. Este paraíso de aventuras y dinero
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termina en los años 1950 aproximadamente y como diría
un economista moderno se produce la reconversión, los
tumbinos inician nueva actividad social y económica: se
dedican a la recolección de la merluza que llegaba solita y
abundante hasta las mismas playas, las limpiaban y
vendían , consumían o secaban, en la caleta no habían
negocios por tanto se abastecían en Talcahuano, en sus
chalupas hasta corta larga y de ahí en micro hasta el
centro comercial, el pan se hacía en la caleta, desde la
madrugada y en hornos de barro para que los que salían a
la mar tuvieran su abundante desayuno con pan calientito
y las mujeres a los chorrillos a lavar las ropas, tenderlas
en las matas y disfrutar el sol, el invierno era otra cosa,
con los años se construyó un estanque frente a la escuela
y viene una nueva reconversión económica: la pesca de la
anchoveta dando nacimiento a la pesca artesanal desde el
norte al sur de chile, la vida en la caleta se anima llegan
nuevos colonos, se aprenden nuevas palabras para saber el
oficio de “pescador artesanal” y junto a ello retirado del
bullicio enclavada en los acantilados mirando hacia el mar
nace el cementerio simbólico que guarda en su tierra
rojiza las ropas de los que no volvieron de este nuevo
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oficio. Las embarcaciones Tiburón con 6 tripulantes, la
Marsella con 5 tripulantes, Don Raúl con 2 tripulantes, la
Ivette con 4 tripulantes, la Singapur con 3 tripulantes, la
Alfonsito con 2 tripulantes y suma y sigue. La vida social
de los tumbinos tiene otro lenguaje y muchas lágrimas, las
familias sin consuelo enredan en sus manos las ropas de
los que no volvieron para depositarlas en las pequeñas
tumbas del cementerio simbolizando los cuerpos que ya
no podrán abrazar. Y la anchoveta empieza a escasear, la
pesca a decaer y con paso felino, disimulado y lento se
acerca una nueva reconversión económica y por supuesto
social: el turismo, la gastronomía y la importación de
productos no tradicional a un país tan poco tradicional:
Japón.
Don Marcial Badilla comienza a recolectar el pelillo y
llevarlo hacia allá para transformarlo en productos
cosméticos finos y alimento. Otros se dedican a la captura
de mariscos y crustáceos y últimamente la Jibia para
exportar a mercados europeos, asiáticos y a Estados
Unidos. Otros transformaron sus embarcaciones para
paseos turísticos, otros colocaron puestos de mariscos y
pescados a orilla de playa, productos fresquitos,
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fresquitos… si los pescados aún saltan boqueando y las
jaibas patalean. Junto a ello, algunas casas poco a poco se
fueron transformando en restoranes que ofrecen
mariscales, pescado frito y un cuanto hay del mar y su
producto estrella: las empanadas de marisco o de queso.
¿Quién no ha escapado un fin de semana a comerse una
empanadita a la caleta Tumbes? La belleza del paisaje es
incomparable, el verde de sus cerros se mezcla con el azul
del mar y en medio, el colorido de hermosas casas
descolgándose en las laderas hasta besar las olas en su
pequeña playa, si hasta una telenovela se filmó allí, todo
chile y mas allá conoció la belleza de la Caleta Tumbes a
través de las pantallas de la televisión. Y también les llegó
el terremoto y el maremoto, ese 27 F., cuatro vidas se
fueron, las hermosas casas, los puestos de mariscos, las
embarcaciones también se fueron entre las olas pero una
vez más y fiel a su tradición, los descendientes de los
bravíos pescadores, que en chalupas, de no más largas de
8 metros, con remeros y un arponero a pecho limpio
corrían tras las ballenas.
Hoy, sus 1.587 habitantes se sacudieron la tragedia y
volvieron a levantar sus casas en las laderas y acariciando
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la playa y con el mismo pan amasado que aprendieron
hace 2 siglos atrás esperan hacerse a la mar como todos
los días y esperan a los turistas sea invierno o verano.
BARRIO CRISTÓBAL COLÓN
Junta de Vecinos N° 23
Entre la línea del tren y la Calle Colón existió una
“larga y angosta faja de tierra” que en mis tiempos mozos
eran llamado Pajonales, los antiguos dicen que allí crecían
chochos en abundancia, otros dicen que había vegetación
alta y frondoso, como sea estos “Pajonales” con el tiempo
casi a la mitad del siglo pasado se fueron transformando
en bonitas parcelas de
agrado con vistosos jardines, huertos familiares con
generosas hortalizas o simplemente caballerizas por lo
que este sector además de aportar oxígeno puro al Puerto
mantenía relaciones sociales y económicas
autosustentables o como dice mi abuelo: autártica.
Pero llegaron los tiempos modernos y este pulmón
verde de reposada y casi aristocrática vida campesina dejo
paso a la explosión demográfica e industrial y las
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parcelas de agrado se subdividieron para transformarse en
casas habitacionales para los trabajadores de estas
pujantes industrias que se instalaban en la comuna tales
como Huachipato, Asmar, personal de la Armada y otras
que ya se me pierden en los recovecos de la memoria, uno
de esos trabajadores necesitados de vivienda era yo que
me aventuraba jovencito en el matrimonio. Teníamos las
casa pero nada más, nos faltaba urbanización y entre
vecinos empezamos a agruparnos hasta transformarnos en
un barrio reconocido con Junta de Vecinos que buscaba
obtener lo que nos faltaba. Una vez obtenida la ansiada
urbanización este barrio tan cosmopolita nos entramos a
las casa y su confort y nos olvidamos de la convivencia
vecinal, cada uno a su trabajo y su vida familiar, casi no
nos dimos cuenta que afuera, en nuestro entorno
comenzaron a crecer pequeños negocios, empresas,
clínicas y hasta universidades, hasta que como a todos nos
llegó el terremoto junto con el maremoto, 27/ F. nos
estremeció, nos obligó a dejar nuestras confortables casas
y arrancar a los cerros que nos llegaba el agua desde la
playa Rocuant con su pestilencia de pesquera
contaminante, cuando el agua se fue bajamos de los cerros
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y nos miramos nuevamente a la cara, nos reconocimos y
comenzamos a organizarnos una vez más, la
municipalidad nos alimentó por días, nos dio agua, carbón
y serenidad, volvió a funcionar la Junta de Vecinos que
organizados nos socorrimos en la tribulación, pero nuestro
barrio ya no era el mismo, en el entorno nuestros vecinos
cambiaron, comenzaron a crecer farmacias, almacenes,
clínicas, bancos, servicios fiscales, universidades, fue
como un centro o un foco social de actividad económica
mercantil, todo por causa del gran terremoto y tsunami
27/02.
De parcelas de agrado reposadas y campestres con
sus verdes hortalizas pasamos a ser la alternativa
comercial del puerto mientras este se reponía de los
embates destructivos de la naturaleza.
HISTORIA DE LOS CERROS
Irene Hermosilla
JJ.VV. CENTINELA 2
El hecho de vivir en Los Cerros tiene mucho de
poesía, ¿Quién no ha invitado a la polola a ver el
atardecer en los altos del cerro Centinela? ¿Cuántos bebés
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nacieron luego de esos atardeceres?, ¿Cuántas veces
reflexionamos la vida avistando el puerto? y ¿Cómo
olvidar las caminatas bajo el ardiente sol al acudir al
único balneario que teníamos, la bella Playa Brava?,
aquella que nunca tuvo alcurnia de balneario pero era el
único paseo obligado y anhelado de las visitas veraniegas
de parientes lejanos.
Nuestros cerros fueron testigos de trágicos
acontecimientos en la época 1973-1980, el paso hacia
Playa Brava fue considerado delito por las autoridades de
entonces. El motivo, ocultar la ignominia del ser humano.
Muchas veces la gente de Caleta El Soldado, se vistió con
las ropas que el mar arrojaba a sus playas. Esa es la etapa
oscura de estos cerros.
Pero también, está la otra, la que habla de
solidaridad entre sus vecinos, en las poblaciones. No
olvidamos el dolor del cerro La Gloria, en un terrible
naufragio, el mar se llevó a siete de sus vecinos, dejando
en el desamparo a seis familias. Los cerros del lado Sur
bajaron en romería a acompañar a los dolientes hasta el
cementerio. Al año siguiente les tocó a los cerros del lado
Norte hacer el mismo recorrido, por iguales
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circunstancias. Caleta Tumbes lloró la ausencia de sus
vecinos, todos ellos recordados en la actualidad en los
cementerios simbólicos de la punta de Los Lobos, Caleta
El Soldado y Caleta Tumbes.
Estos cerros que antaño fueron territorio del
cacique Talcahueñu, han visto correr la modernidad por
sus laderas. Basta recordar los frondosos bosques de
boldos, avellanos, maquis, arrayanes y peumos, donde los
vecinos salían a recolectar leña y en el verano bandadas
de chiquillos y adultos recogían moras y maqui como
alguna vez lo hicieron los antiguos habitantes. Hoy, todo
ha sido reemplazado por extensas poblaciones. Queda el
recuerdo de aquellos bosques, el pequeño Parque Tumbes,
rodeado de bosques de pino y eucaliptus. ¡Cómo olvidar
las sanas competencias, donde los cerros mostraban sus
mejores galas para celebrar el aniversario: Cerro Cornou,
Vista Hermosa, Buena Vista, Bagnara, La Unión, David
Fuentes, Torres Bassaur, Monte Redondo, Centinela,
custodiado por el fuerte O´Higgins, baluarte de defensa y
también de represión, Las Canchas, y la Península de
Tumbes, en la cual un viejo fuerte español muere en el
olvido, frente a la entrada de la bahía de Concepción.
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Imposible olvidar los acontecimientos
transcurridos. El verano del 2010, la tierra enfurecida hizo
rugir a los cerros bajo nuestros pies y aún así, fueron el
único refugio en medio de la oscuridad y el miedo.
Hoy tres vías de acceso nos unen con el centro de
la ciudad.
¿Recuerdos?
Muchos, pero más que eso: historia, la que se
forma con la vida cotidiana de cada vecino, historia de
amores, de esfuerzos, de luchas diarias por un mejor
pasar. Sueños y esperanzas para integrar estos cerros a
ciudad y que sean meros espectadores de su progreso.
SANTA CLARA
Alicia Maluenda
Mi abuelo dice que la población tiene más de 100
años, no sé si exagera o la neblina de los años le hace
confundir las fechas, pero lo que tiene nítido en su
memoria es que trabajó en el matadero “volteando
animales”, él era encargado de darle con un mazo en la
frente o en el “tungo” a los animales cuando pasaban por
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el estrecho corredor, luego eran arrastrados para
faenarlos. Se me hace difícil imaginarme a este noble
anciano, que me prodigó tanta ternura en mi infancia,
realizar tamaño trabajo, tan brutal y despiadado, pero era
la realidad de muchos de mis vecinos porque así nació
Santa Clara: en torno al matadero, con calles polvorientas
y pobres caseríos. Algunos, tanto hombres como mujeres,
trabajaban directamente en el matadero, otros con
canastos de mimbres afirmados a la cadera recorrían la
ciudad voceando sus productos:”guatitaaas
fresquitaaaas…ñacheee pa las prietas…chunchules…” y,
las vecinas salían de sus casa a transar el negocio…”Ya
puh casero, no se me ponga carero que yo le compro todas
las semanas”. Otros venían de fuera de la población a
buscar directamente a las puertas del matadero sangre
fresca para las prietas o el ñachi. Santa Clara siempre
tenía gente en movimiento. También pasaban los turistas
hacia la playa Rocuant para disfrutar el día retozando al
sol, por ese motivo, algunos vecinos tenían pequeños
negocios donde vendían los tomates, el pan, el queso y
por supuesto además de las bebidas, el vino en forma
clandestina. Santa Clara fue creciendo en especial cuando
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
31
llegaron las pesqueras, ahí se pobló. Con la nueva fuente
de trabajo tan próspera y de buenos sueldos, el matadero
desapareció y llegaron los pescados. Pagamos caro el
precio de esta nueva industria: olores nauseabundos,
enfermedades, la fábrica de harina de pescado de la calle
Colón no nos dejaba respirar ni de día ni de noche, la
hermosa playa Rocuant se fue tiñendo de rojo, las tacas
que se extraían ya no se podían comer tampoco se podía
nadar en sus otrora aguas cristalinas. Se fueron esos días,
aquellos donde nosotros los niños andábamos todo el día
entre chochos, matorrales y playa y nuestro juguete
favorito era un neumático inflado que hacía las veces de
balsa. Las casas mejoraron su condición, los sueldos de
las pesqueras eran mejores, pero la salud se deterioraba.
La Municipalidad comenzó a fiscalizar a las pesqueras y
ellas se fueron, volvió la cesantía y llegó el terremoto y
maremoto del 2010…pero esa es otra historia.
Recordemos:
Puerto San Vicente.
Es uno de los proyectos que también nacen en forma
inmediata al terremoto de 1960.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
32
Los primeros estudios para establecer el puerto se inician
en octubre de 1960.
A comienzos del año 1969 se inician los primeros
trabajos en las obras.
En julio de ese año se había hecho un avance de un 25 %
del total del proyecto. Las obras se extienden hasta 1974,
cuando son inaugurados el sitio N°1 y 2 de atraque, de
una estructura de unos 330 metros y con un costo de
3.400 millones de pesos.
EL BARRIO FRANCÉS DE TALCAHUANO
Fuente: Gentileza del arquitecto
Don Eugenio Salinas
Pasaje Beltrán Mathieu 1905
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
33
POBLACIÓN ROCUANT
Patricia Elizondo
Aclaremos esto primero: La población Rocuant no
nació aquí donde vivimos ahora, nacimos de a poco, casi
todos emparentados, al otro lado del canal, a orilla de
playa. Nuestros abuelos y nuestros padres vivían de la
pesca artesanal y del turismo, éste último debido a que
después de la jornada madrugadora de salir a la mar ya
sea a mariscar o pescar, nuestros hermanos y nosotras, las
mujeres, tomábamos las embarcaciones o chalupas, como
les llamábamos entonces y nos dedicábamos a trasladar
gente en el canal El Morro, que era un canal muy bajo y
angosto, pero nos encargábamos de mantener el mito que
no se podía atravesar a nado bajo pena de morir en el
intento atrapado por el “Cuero” o por el “Pelillo”, que
arrastraba por la corriente y no devolvía nunca el cuerpo.
Mantener estas historias vivas representaba monedas para
nosotros, cobrando el traslado de la gente desde la playa
El Morro hasta la playa Rocuant. Allí nuestras madres
vendían a los turistas: pescada seca, pescada frita, frutas,
tomates, bebidas y vino para amenizar el paseo. Era
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
34
nuestra actividad económica, los más osados levantaban
ramadas y armaban la fiesta, debo reconocer sí que a
veces se consumía mucho alcohol y se armaban buenas
peleas, era nuestro paraíso o nuestro infierno. En medio
de nuestra pobreza, después del colegio vivíamos como
en Acapulco a plena playa y pleno sol. Este paraíso
terminó cuando se instalaron las pesqueras industriales en
nuestro territorio, el progreso económico acabó con
nuestra playa y nuestro negocio dando paso a la feroz
contaminación. Nos erradicaron, nos construyeron casas
sólidas de material, pavimentaron nuestras calles.
Estamos más cómodos en Rocuant, sobre todo en el
invierno. Sin embargo, los niños que fuimos en esa época
maravillosa, la añoramos con tristeza y miramos a
nuestros hijos jugando con el nintendo entre cuatro
paredes. Desearíamos que tuvieran el espacio de las
oscuras arenas de hermoso paisaje de lo que fue nuestra
playa Rocuant.
EL ARENAL
Recopilación
Este antiguo sector se desarrolló en torno a una
zona de terrenos bajos y vegas. Las vegas fueron
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
35
rellenadas y canalizadas, posteriormente. Muchos de estos
canales fueron luego tapados, quedando algunos vestigios
en calles tales como Thompson y Barraza, en los que han
sido entubados en algunos tramos. El aspecto de las casas
en general es bastante heterogéneo, ya que fueron en
general construidas por sus propios moradores.
El Morro, anteriormente formaba una entidad con
el Cº David Fuentes, pero con el tiempo fue siendo
rebajado, para pasar las Avenidas Cristóbal Colón y
Manuel Blanco Encalada. En la remodelación de esta
última avenida se terminó, por rebajar restos que
quedaban de esta unión. Este sector empezó a poblarse en
mayor medida a principios del s. XX, del que datan varias
de las casas más antiguas.
La Parroquia Todos Los Santos que sirve al sector
fue establecida en torno a los años 1910, en calle David
Fuentes. En la parte oriental del sector, cercana al Morro,
se construyó la Remodelación Simmons, a principio de
los años 1970, y constituye un conjunto más uniforme. A
fines de los años 1990 se ha construido otro edificio de
departamentos, en la esquina de Calle Las Heras con
Avenida Cristóbal Colón.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
36
En el lado poniente se desarrolló la estación
homónima, con un amplio patio de maniobras, y es
actualmente la estación principal de Talcahuano.
Al norte se ubica el sector Centro, al oeste el
sector El Morro, al sur el Sector Gaete, y al oeste la vía
férrea y San Vicente. Cuenta con un pequeño comercio,
supermercado y algunas ferreterías, maestranzas y
pesqueras. SS. Talcahuano, Servicio de Registro Civil e
Identificación, Ministerio Público, escuelas, liceos,
hoteles y recintos deportivos (Coliseo Monumental La
Tortuga).
Usted sabe que…
La gente de Talcahuano es Chorera, es
cierto que la palabra choro viene del quechua. Talcahuano
fue un puerto de gran apogeo en los tiempos anteriores a
la construcción del Canal de Panamá, recalaban barcos de
todo el mundo por tener que cruzar por el estrecho de
Magallanes, en ese entonces había mucha bohemia en el
lugar, barcos iban y venían llevando la cultura del puerto
a otros lugares del continente, por esos años en la zona de
Talcahuano, desde la península de Tumbes hasta la Isla
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
37
Santa María existían bancos de choros, unos moluscos del
tamaño 30 centímetros que fueron reconocidos a nivel
Nacional, así nació el gentilicio que hasta la fecha lo
conserva el Puerto (Choreros). *Mis primeras faenas las
"principié" en máquinas de buzo en la extracción de
Choros en los famosos bancos que se descubrieron en el
sector, siendo tal la actividad, que llegaron a trabajar
hasta 70 maquinas; y llegó el año 1912 año de triste
memoria para los pescadores, fue ese uno de los más
difíciles de mi vida una opresión sin piedad. Cierta firma
viendo el enorme resurgimiento de esta industria, se
interesó por concesionar las playas y los bancos de
choros.
*Fragmento de la revista, El Pescador, enero de 1936, relato del Señor Juan Macaya
Aravena. Por lo tanto los choreros son: Choros, (Gallardos) tienen choreza, (audacia), Mujer
chora (bonita) algo choro, (Bueno, especial).
CALETA EL MORRO
Esta caleta nace en la isla Rocuant en los años
1935. Por Decreto Supremo se establece que en los
faldeos del Cerro El Morro de propiedad o manejo de las
Fuerzas Armadas quienes en su sima tenían contingente
apostado, se construyeran viviendas en formas de
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
38
pabellones para que fueran habitadas por los pescadores
artesanales más precarios de la isla Rocuant. Sus playas
eran el único balneario popular donde era costumbre no
solo bañarse sino también “sacar tacas”, molusco
apreciado que se podía comer a orilla sólo con limón o
cocidas untadas en ají rojo. O
carbonada o caldillo o con arroz…en fin mil maneras de
cocinarla según la imaginación popular de la dueña de
casa. Los habitantes de la Caleta El Morro
comercializaban este producto en pequeños negocios, casi
en la clandestinidad. La Armada controlaba el recinto.
También se vendía pan, tomates y frutas para los
veraneantes de día o los que acampaban en la playa, los
más osados levantaban ramadas y ofrecían al turista
pescado frito, papas cocidas, pebre y “bien regado con
tinto o del otro”. Con el tiempo y como la población fue
creciendo con los hijos y los hijos de los hijos que se
casaban y también se dedicaban a la pesca artesanal se
formó el Sindicato de Pescadores y después el Club
Deportivo. Era todo un paraíso, nuestra Caleta El Morro,
con el estadio deportivo donde el Club Naval cosechaba
triunfos y atraía público, el mejor y preferido balneario
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
39
popular del puerto. Este placebo de la naturaleza solo fue
interrumpido en los años 52 cuando Estados Unidos lanzó
una bomba atómica en el Pacífico y la mar entró
a nuestras casas, en el año 60 con el terremoto de Valdivia
pasó lo mismo y entre esos años en forma lenta y
disfrazada de prosperidad entraron las pesqueras, primero
en forma rudimentaria, con promesas económicas para
nuestros padres, pero al crecer la flota pesquera de las
empresas creció el desastre económico al aguas. Se
volvieron rojas, el aire irrespirable, murieron las tacas,
murió la playa, se fueron los bañistas y quedamos
nosotros con nuestra carga nauseabunda y pestilente de
los residuos de las pesqueras.
En el año 71 se formó la Junta de Vecinos para
defenderse y trabajar por el bienestar de los vecinos junto
al municipio. Las pesqueras se fueron y comenzó a
recuperarse lentamente el borde costero hasta que llegó el
27/ F con sus olas gigantes y su gran terremoto, arrasó
con todo, casas, botes, barcos. Nada se salvó. La laguna
Recamo, hogar de innumerables aves y peces, hasta cisnes
de cuello negro que llegaron del sur. De caleta turística
artesanal nos convertimos en la Aldea El Morro, en el
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
40
patio del Estadio El Morro. Con la reconstrucción de la
comuna y el nuevo plan regulador de Talcahuano
tenemos la esperanza de volver a ser artesanal y turística
ofreciendo al visitante la hermosura de nuestra playa.
CALETA EL MORRO Alfonso Alvear Ortega
Junta de Vecinos N° 16 El Morro
En el año 1935, por Decreto Supremo, se formó la
caleta El Morro, en los faldeos del cerro de igual nombre
y como una colonia de residencia para un grupo de
pescadores artesanales que vivían en condiciones
precarias en Isla Rocuant. La formación de la caleta El
Morro, obedece al mejoramiento de las condiciones de
vida de las familias de estos pescadores, en consideración
a las limitaciones que originaba vivir en una isla.
Al transcurrir los años, los habitantes de la caleta
fueron incrementándose y por ende la cantidad de casas.
Los hijos de los pescadores fueron formando sus propias
familias y construyeron viviendas en el mismo lugar, para
formar no sólo una colonia de pescadores, sino una gran
familia. Todos sus habitantes sentían vivir en un paraíso,
pues, tenían a su disposición un inmenso mar que les
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
41
proporcionaba a manos llenas el sustento, una playa
limpia, segura y libre de contaminación, pero
especialmente, unidad, solidaridad, respeto y
compañerismo.
Posteriormente, la autoridad marítima comenzó a
realizar mayor fiscalización en las faenas pesqueras, por
tal razón, en 1941 los habitantes de esta caleta, se
organizaron y fundaron el Sindicato de Pescadores
Artesanales Caleta El Morro, como una forma de normar
su propia actividad laboral. Al año siguiente, gracias al
entusiasmo y sana convivencia, se fundó el Club
Deportivo El Morro, que nos ha brindado grandes
satisfacciones. Ambas instituciones, a la fecha, siguen
vigentes. Además, en el año 1971, se creó la Junta de
Vecinos N° 16 El Morro, como una institución de servicio
a los pobladores y una forma de comunicarlos con las
autoridades y redes de apoyo comunales.
Seguíamos nuestra vida habitual, en la caleta
veíamos pasar los días y meses, cuando empezaron a
establecerse las primeras industrias pesqueras en forma
muy rudimentaria. En aquellos tiempos, para nuestros
padres era el despegue, una forma de tener una mejor
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
42
situación económica. No imaginaban que se traduciría en
un desastre ecológico irreversible, que se concretó en toda
su potencia cuando las industrias aumentaron su flota
pesquera para incrementar su producción, dejando a
nuestro poderoso mar de color rojo y con olores
nauseabundos, provocando sentimientos encontrados.
Esta contaminación significaba aumento en nuestros
recursos económicos y pérdida de un recurso natural que
nos entregó una infancia repleta de situaciones y
aprendizajes para la vida. El paraíso ya no era tal.
En el año 1952, una bomba atómica lanzada en el
Océano Pacífico por los Estados Unidos y en 1960, por el
terremoto en Valdivia, nuestra caleta se vio afectada por
dos salidas de mar que inundaron todo el sector, dejando
las viviendas inhabitables. Con mucho esfuerzo, garra y
sacrificio logramos reconstruirlas y mejorarlas para seguir
viviendo cómoda y tranquilamente. Cincuenta años más
tarde, el terremoto y maremoto del 27 de febrero de
2010, nos agredió sorpresivamente, gracias a Dios, sin
pérdida de vidas, pero nos destruyó física, económica y
emocionalmente. Ninguna catástrofe natural, ocurrida
anteriormente, se le compara – dicen nuestros padres y
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
43
abuelos que aún vive. El 80% de las casas fueron
destruidas. Quedamos en vulnerabilidad extrema, los
adultos quedaron de brazos cruzados y se extravió la
alegría de esta Caleta, el lugar más lindo del mundo para
algunos, el paraíso para otros.
POBLACIÓN LIBERTAD
Corina Fuentes Henríquez
Margarita Pinilla Fuentes
Graciela Pinilla Fuentes
Junta de Vecinos N° 19
Entre el hospital el cementerio y la cárcel se
encuentra la población Libertad en sus inicios, si parece
corrido mejicano o canción del Temucano, pero así no
más es y creo que se llama Libertad porque cuando algún
preso lograba saltar los muros de la cárcel para escapar a
chorro de allí, al pisar el suelo exclamaba “Estoy en
Libertad” y así se quedó. En los años 50 cuando
Huachipato comienza sus instalaciones lo sigue una ralea
de gente campesina y obreros que buscan mejorar su vida
y comenzaron a construir sus casitas en terrenos de la
empresa que no eran más que dunas de flojas arenas
llenas de chochos, casi inhabitable pero no para estos
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
44
aguerridos trabajadores que no tienen límite para surgir.
Comenzaron a levantar sus habitaciones de los más
variados materiales, todo servía con tal de tener un techo
donde cobijarse. En el verano el viento golpeaba el rostro
con la arena suelta de las dunas y llenaba los ojos, en el
invierno todo se inundaba convirtiéndose en una gran
laguna cuyo medio de transporte eran las bateas del
lavado con improvisados remos de tablas de cerco. Los
incendios aquí eran famosos, cuando se declaraba uno
todos los bomberos corrían porque se sabía que el trabajo
sería arduo, la razón: las casitas de precaria construcción
con materiales altamente inflamables construidas unas
casi encima de las otras con calles de no más de un metro
de ancho que constituían verdaderos laberintos dentro de
la población, a esto se le agregaba el viento constante y
persistente que siempre había en este sector, en estas
condiciones no solo se quemaba una casa lo que era bien
seguido ya que los moradores se alumbraban con velas,
sino tres o cuatro o cinco hasta 10 o 12 casas en un solo
incendio. Los pobladores se organizaban para lograr
urbanización y las autoridades no los escuchaban pues
querían que se fueran del terreno para construir más
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
45
industrias, se hacían vigilias en torno a fogatas, marchas,
protestas para lograr luz, agua, baños decentes. En el año
70 se forma la Junta de Vecinos y se avanzó rápido para
mejorar las condiciones de vida hasta que llegó con
brutalidad el Golpe Militar, hubieron erradicaciones hacia
otras comunas, en los que quedamos la cesantía corroía
nuestras calles y nuestras despensas, al alero de la Iglesia
y de las monjitas nacieron los comedores populares,
comenzamos a organizarnos y a comer juntos,
continuamos con organización a nuestra manera al
interior de la población, después llegó la democracia y
junto con ella jóvenes universitarios que nos ayudaron a
seguir nuestra lucha con más organización logramos casas
nuevas, pareadas, urbanizadas, después calles
pavimentadas, sedes sociales, plazas, canchas, dejamos de
ser los más pobres, el patio trasero de la comuna, para
convertirnos en una población modelo de superación.
Cuando nos llegó el 27 F. arrancamos a los cerros
como todos pero cuando bajamos fiel a nuestra tradición
nos organizamos, en las calles hicimos pozos para el
agua, compartimos alimentos.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
46
Hoy continuamos avanzando fieles a nuestra
tradición: Lucha y Organización.
EL BARRIO BILBAO
Gladys Amigo
Junta de Vecinos ARENAL
El centro comercial de antaño no era la calle
Colón ni Bulnes, ni la Galería Atik, ni la de la Cámara de
comercio. No señor, el Centro Comercial era la calle
Bilbao, unas tres cuadras de la calle Colón perpendicular
a Bilbao, la Avenida España y Pedro Montt, hasta llegar
al malecón de San Vicente, allí en ese terminal pesquero
todos llegaban a comprar la merluza aún dando boqueadas
de fresca, las jaivas, las pancoras, las perchas de piures,
las mallas de cholguas, las sierras, los congrios y unos
locos que no cabían en la palma de la mano, así de
grandes eran, todo barato y fresco. Había otro centro
comercial, se ubicaba en la calle Pedro Montt, ahí estaban
las ferreterías, allí se podía comprar desde el carburo
hasta las alpargatas, perros de ropa, cordeles, limpiolina y
lanolina. Por la Avenida España estaban los almacenes y
las carnicerías, en la calle Malaquías Concha al llegar a
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
47
Bilbao, la vega con sus verduras. En Bilbao se
encontraban las tiendas, zapaterías, farmacias, panaderías,
librerías, fuente de sodas, restaurantes, mueblerías
peluquerías, perfumerías, sastrerías toda la gran variedad
de comercio establecido estaba representado allí y en
parte de la calle Colón. Eran calles hermosas siempre
atiborradas de gente. Por el costado paralelo a Colón,
estaba el barrio chino con el Nuria, las reconocidas
regentas de prostíbulos: la tía Yola, la tía Carlina y sólo
sabe Dios cuántas otras tías se instalaban en la calle
Barros Arana. Ayudaba a este barrio cosmopolita y
variopinto la estación de trenes Arenal, que era el brazo
largo y rural de gente de otros barrios que venían a
intercambiar sus productos para satisfacer sus necesidades
y deseos de distracción y naturaleza.
HIGUERAS Y LOS HUACHIPATINOS
Flavia Leiva
Este sector, se formó en torno a los conjuntos
residenciales destinados a los empleados de la Usina de
Huachipato, con lo cual se formó la Villa Presidente Juan
Antonio Ríos, la que se dotó de implementaciones básicas
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
48
tales como hospital, estadio, comercio y servicios básicos.
Con el tiempo, se han ido construyendo otras poblaciones,
aprovechando el equipamiento existente. Actualmente, el
hospital, en proceso de normalización, está cambiando
fuertemente su cara, modernizando notablemente su
infraestructura. Como todos sus moradores eran
trabajadores de Huachipato se les llamaba huachipatinos
y fueron en sus inicios un barrio privilegiado, por contar
con entradas económicas fijas mensualmente y que,
según el pueblo no era poca, tenían un cierto estatus
social. Lo que contribuía a este mito eran las fiestas de
navidad para los hijos de los huachipatinos. Su empresa se
encargaba de entregarles hermosos y costosos juguetes
que el día 25 de Diciembre alfombraban las estrechas
calles de este sector. Muñecas gigantes, muñecas que
hablan, carros y autos a control remoto, triciclos y
bicicletas, múltiples colores y ruidos infantiles que en
otros barrios no se veían, con el tiempo se envejeció como
todos, abundaron los jubilados, los hijos emigraron y las
navidades soñadas dejaron de existir.
Recordemos…
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
49
Talcahuano… y sus primeros servicios de
transporte de pasajeros.
A fines de 1853 y cuando las calles de
Talcahuano, aún estaban cubiertas de piedras y adoquines,
se inaugura “el primer transporte de pasajeros, de
Concepción a Talcahuano”.
Este medio de transporte consistía en carruajes
tirados por caballos, los cuales, eran, especialmente,
adiestrados para esta tarea. Además, estaban equipados
por dos carros. Clasificados en primera y segunda clases.
Los de primera, eran con grandes ventanales y, los de
segunda clase, totalmente abiertos.
Este transporte recibía el nombre de “Carros de
Sangre”.
Este servicio se iniciaba desde Concepción (frente
Plaza Independencia) con rumbo a Talcahuano.
Por su parte, en Talcahuano, el recorrido de los
“Carros de Sangre”, era desde la Estación de Ferrocarriles
(actual Bentotecas) y por la orilla del cerro (adyacente a
la actual calle Valdivia), estos carros con alegres
pasajeros llegaban al puerto de San Vicente…
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
50
Recordemos….
Autopista a Talcahuano.
La densidad del tránsito hacia el puerto y la necesidad de
tener un transporte de carga expedito hacia el muelle,
lleva en 1961 a abrir propuesta para la construcción de
una autopista en su primera etapa. La firma Osvaldo
Acosta se adjudica 1os trabajos y los inicia de inmediato
a partir de la calle Paicaví de Concepción.
DENAVI SUR VISTO DESDE EL
RETROVISOR
José María López
Escritor, poeta de Talcahuano
(Q.E.P.D.)
Hoy quiero retrotraer su parto, también contar de
su vida aunque me cueste re harto. Mil nueve sesenta y
nueve gobernaba Frey Montalva, se creó la Sociedad y
Denavi Sur vio el alba. Perdone si no lo he dicho, la sigla
es muy importante, mucha gente no lo sabe se lo diré
cuanto antes.
Defensa Nacional en la zona Sur, personal de las
tres ramas, pobló DENAVI-SUR. Las casas fueron
sorteadas en el gimnasio Naval, la que habita cada uno,
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
51
fue producto del azar. Pagar el costo de la vivienda de
cincuenta y seis mil escudos fue muy difícil. Subsidio no
hubo. Capredena prestó ocho mil y cuarenta y ocho el
BID. Con empanada celebramos bebiendo el zumo de la
vid. En el año 1971 se entregó la población, la poblamos,
fue una gran emoción.
Mención especial merece a la que llaman “la
piojera” en su inicio fue bodega de acopio eso fue lo que
era, como sede funcionó en aquellas condiciones y para
llamarla así, hubieron muchas razones. Años pasaron es
cierto y eso no fue por desidia, solo sé que en estos días,
la sede provoca envidias. Hay tanta cosa importante y la
tengo toda en mi mente, si me piden priorizar primero
pongo a su gente y si me apuran, después el lugar que está
enclavado, sin duda es un paraíso donde están nuestras
moradas. Estoy mirando el colegio, templo del saber y
ciencia, por O´Higgins lleva el nombre, el de Villa
Independencia y si miro más atrás, al derecho y al revés,
tendré que decirle entonces que antes fue la Escuela Tres,
en Aníbal Pinto estaba el año cincuenta y cuatro, año de
aquel terremoto, la Escuela quedo p´al gato.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
52
Denavi tiene mil casas y dos arquitectos la
diseñaron. Uno fue Santiago Roy, Ricardo Hempel el
otro, ellos fueron los artífices de nuestras casas, pero
hubo un hombre especial fue quien nos representó, don
Juan Burgos Santibáñez. Aprovecho de brindar y me sirvo
algún brebaje para hacer llegar a usted un merecido
homenaje.
He querido juntar letras para hacer hablar
palabras, pidiéndole al Creador ojalá abra las mentes,
pues no dejaré pasar que por Raúl Bustos oren, él es de
Denavi - Sur.
Amigos: Por él no lloren, atrapado en la mina
junto a otros treinta y dos pronto estará con nosotros se
los digo a viva voz.
No quisiera terminar sin decirle a mi puerto,
gritaré a todo pulmón, después del 27/F, Talcahuano no
está muerto, pronto nos levantaremos, seremos el gran
bastión con el apoyo de todos, te lo prometo Gastón.
Recordemos…
Talcahuano: Autos, Góndolas y Microbuses.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
53
En 1940 encontramos los primeros servicios de góndolas
y microbuses a Talcahuano. Las máquinas se
estacionaban en la Plaza e iniciaban su recorrido cuando
se completaban sus asientos. En la misma década ya era
casi habitual que este nuevo transporte cumpliera
recorridos urbanos por el mismo trayecto que los tranvías,
pero en un número poco significativo para llegar a
competir con el antiguo sistema de transporte. Sólo la
desaparición de los tranvías llevaría a los vehículos
motorizados a tener una mayor expansión, que llegaría
lentamente a cubrir todos los requerimientos urbanos e
interurbanos.
Para poder entender mejor el cambio y la época, se
puede señalar que en 1940 sólo había un microbús para el
recorrido Concepción - Chiguayante, de ida y de vuelta.
En 1941, había 48 góndolas y microbuses para atender el
recorrido a Talcahuano, Penco y Chiguayante.
EL PASEO DE FIN DE AÑO
Rosa Espinoza
Barrio Morgado
¡Qué familia no hace paseo el 1º de Enero! es la
tradición más “religiosa” que se pueda contar. Se toma la
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
54
caja de tomates, las bebidas, los restos de la cena de año
nuevo, las longanizas, las carnes, las cholguas y por
supuesto los elementos necesarios para el infaltable
harinado, todo eso que se compró con anticipación
especialmente para ese día. Y, ¿A dónde ir cuando se es
una familia de barrio?, numerosa, sin auto y pocos
recursos, por supuesto: al cerro. Hoy ya casi no quedan ni
cerros ni playas para ir de paseo, pero en los años 60,
Talcahuano era un paraíso con diversos lugares
disponibles para realizar el paseo de fin de año: Isla
Rocuant, Las Tacas, Playa Blanca, El Soldado y Los
Cerros cerca de los acantilados entre el Fuerte y el
Cementerio Simbólico, es decir lo que ahora es La Gloria,
Los Lobos y todos esos montes y quebradas hasta llegar a
Playa Blanca. Las familias llegaban con su carga de
bullicio y comida a las 7 de la mañana,
algunos a dormir, otros a tomar el desayuno, otros a hacer
la mañana con el harinado, después a buscar leña, el agua
a las vertientes y armar la pichanga entre los nuevos
vecinos, es decir, los otros paseantes que armaban sus
carpas y toldos. Luego, el almuerzo en medio de los
arbustos y a la sombra de los árboles, a veces se podía ver
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
55
una liebres despistadas o una codorniz sin temor a los
humanos, la brisa suave y fresca, el agua de vertiente con
harina, las avellanas, el fruto del copihue, el maqui o la
murtilla, alimentándonos de la naturaleza como antaño lo
hacia el cacique Talcahueñu que correteaba estas laderas.
Y en la tardecita el asado, todos los cerros se
impregnaban del olor de la carne a la parrilla, todo se
compartía, las casas no tenían cerca, no había puertas,
todos éramos vecinos y amigos aunque al otro día nunca
más los veríamos, pues en el paseo de fin de año nos
juntábamos de todos los sectores de la comuna. Después
de la comida y la bebida bajábamos el cerro con nuestra
humanidad y nuestro hartazgo de vida al aire libre
retozando de buena vecindad dispuestos a comenzar un
nuevo año.
Recordemos…
Talcahuano, también tiene su historia en la
prensa escrita:
En efecto, en el año 1853, se funda en Talcahuano, el
periódico “EL COMERCIO”.
Su editor y propietario don Pedro Yáñez, ofrece en las
páginas de este diario chorero, avisos comerciales, leyes
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
56
vigentes y todas las informaciones del acontecer local de
fines del siglo 19.
Más tarde, en el año 1894, hace su aparición el
diario “LA OPINIÓN”, cuyo taller de impresión
funcionaba en calle Colón Nº 16 de Talcahuano. Su
propietario fue el vecino don José Leiva.
Finalmente, a principios del 1900, el destacado
vecino de Talcahuano, don Norberto Jordán, también
edita y publica el periódico chorero “LIBERTAD”, donde
colaboraban importantes personalidades del ámbito
intelectual de esa época.
LOS CEMENTERIOS SIMBÓLICOS
Luchito
Talcahuano Ciudad-Puerto tiene su historia
enraizada a hechos marinos ya sean alegres, tristes o
nostálgicos, quiero compartir uno que en lo particular me
produce honda nostalgia y seguramente para las familias
involucradas profunda tristeza, me refiero a los
cementerios simbólicos, los conozco, he caminado en
ellos, he visitado sus tumbas vacías y a través de los
nombres en sus lapidas he reconstruido historias
imaginadas o no. Si bien es cierto en casi todos los
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
57
puertos pesqueros del mundo (y he recorrido muchos)
hay lápidas en memoria de los hombres que “se hicieron a
la mar” , lápidas que no reflejan el dolor de las familias
que eternamente esperan en la bahía el ser querido que
no regresó, sólo en el puerto de Talcahuano he conocido
los cementerios simbólicos que de una u otra forma
ayudan a pasar el duelo entre el arrullo del mar, las
caracolas, la marcha fúnebre de las gaviotas y las tumbas
vacías con una sencilla cruz de madera pintada de blanco
custodiadas por firmes e incólumes flores plásticas de
colores que testimonian su origen. Estos “camposantos”
son el “Cementerio las Cruces” que originalmente estaba
enclavado en la cúspide del acantilado que bordea Monte
Redondo en la bahía de San Vicente, desde este precipicio
rodeado de la vegetación más hermosa y que hasta
Talcahueñu debió caminar, se podía observar la
majestuosidad del ancho mar como testimonio veraz de
que el siniestrado hombre de mar no había sucumbido
ante pequeñeces más bien ante un gigante rugidor,
apaleador de rocas , pero generoso como el vientre
materno que lo arrulla hasta la eternidad, el progreso y
urbanismo de mi tierra lo ha empujado cada vez más
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
58
hacia el acantilado pero él aferrado al monte se alarga
hacia el mar en esa prolongación invisible de tumbas
vacías. El otro cementerio simbólico: “Tumbes”, está
entre los montes escarpados de la Península de Tumbes,
un poco alejado de las casas, se hace silente refugio de las
penas de los “tumbinos” que lloran a los idos frente a un
túmulo engarzado de lustrosas cerámicas, donde por lo
general se empotra una foto del difunto o la leyenda que
refleje el dolor de los que quedan en tierra firme, al leer
las inscripciones se aprieta el corazón porque casi
siempre se repiten los apellidos, hermanos, padres e
hijos, esposos y padres, esposos e hijos, al recordarlo se
plasma en mi imaginación la figura de una mujer
arropada, sola, mecida y agrietada por el viento frente a
un nicho ya sin lágrimas mirando al horizonte con una
mano haciendo visera a sus ojos y la otra sujetando la
mano de un niño pequeño que aún espera el regreso de su
padre y su abuelo. El otro cementerio simbólico que
conozco es el de “Caleta El Soldado” que parece un
púlpito de catedral pues está ubicado en un pequeño
monte que se adentra en el mar y sus humildes cruces
blancas se confunden con gaviotas que quieren alzar el
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
59
vuelo hacia la inmensidad, sus tumbas vacías custodian el
villorrio, el acceso es de difícil alcance, tal vez para
anunciar que los cuerpos amados nunca volverán a pisar
tierra firme y prefieren como última morada la espuma
salina que los vio nacer, crecer y morir.
Los cementerios simbólicos con sus bóvedas
vacías son como los faluchos en la bahía, como las calles
de adoquines, como las áreas verdes, como la plazoleta
“María Isabel”, son parte de la identidad cultural de mi
CIUDAD-PUERTO.
Recordemos que...
Durante el proceso de reconstrucción del
terremoto de 1960, la CORVI como heredera de la
Corporación de Reconstrucción y Auxilio del terremoto
del 39 se había organizado la Corporación de la Vivienda,
que a1 momento el nuevo sismo ya poseía una buena
experiencia institucional para enfrentar las consecuencias
de la última catástrofe.
Los proyectos de la Corvi apuntaban a concentrar
otro sector habitacional en Higueras y Perales.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
60
En 1962 se entregaban 912 viviendas en la Villa
Presidente Ríos en las Higueras y se terminaba una
población en Perales.
Recordemos que…
Calle Bilbao (Sector “Arenal” de Talcahuano)
El nombre de esta calle del sector “Arenal” de
Talcahuano es en homenaje a don Francisco Bilbao
Barquín, destacado hombre público del siglo 19.
Abogado y periodista. Estudioso y preconizador
de las avanzadas ideas liberales imperantes en Europa en
aquella época. Inspiración que le permitió encauzar
notablemente su trayectoria al servicio del país.
En 1850 Francisco Bilbao junto a Santiago Arcos,
Eusebio Lillo y otros librepensadores fundan la “Sociedad
de La Igualdad” institución de gran importancia en el
desarrollo social y político de Chile.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
61
Ana del Naval: Pura garra
Roda Luna
Un mediodía primaveral subió al Pegaso que me
traía desde la universidad hacia el puerto en aquellos años
mozos. Ella, la magnífica, la grande, la imponente por
tamaño y vozarrón: Ana del Naval. ¿Quién no la recuerda
en el puerto? Hincha número uno del otrora glorioso
Deportes Naval, navalina de corazón, acompañó a su
equipo a todas partes, una simbiosis que todo el mundo
conocía, la Ana y su equipo: un alma. Los mayores
cuentan que los fanáticos querían cambiar el ancla de la
bandera por el rostro de la “Ana del Naval”. Los mismos
fanáticos que a veces la amaban y otras la odiaban y es
que siempre que deseaba una moneda extra los ponía en
aprietos, especialmente si andaban acompañados a la
salida del teatro Dante o del Imperio. Se ensañaba,
esperaba a sus víctimas afuera y al verlos gritaba a todo
pulmón:” Ya poh, no te hagai el leso y dame plata pa tu
guacho”, porfiada coreaba. Se valía de su pasada y bella
juventud para avergonzar a sus interlocutores, quienes
rojos, sobrepasados por el trombón de su personalidad y
ante las miradas contrariadas de sus parejas, con torpeza
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
62
y rapidez buscaban en sus bolsillos algún billete o
suficientes monedas para domar la insistencia de su
contrincante. Luego de entregárselos con simuladas risitas
y decirle: “Ya poh Anita, no me freguís”, ella salía del
escenario seguida por mil ojos. Algunas veces,
estratégicamente la Ana sentada en la corta escalinata del
mercado por la calle Valdivia, esperaba la marea de
obreros y marinos que se desgranaban desde la máquina
chica que los traía de regreso del apostadero. Allí los
acorralaba, les pedía monedas a “los papitos”, como les
decía y si alguno se negaba y se desviaba para entrar
furtivo a las cantinas de la orillas de la línea, los espiaba y
a gritos expresaba :” Ya te vai p`a onde no debís, ándate
p`a la casa mejor, te voy a acusar a tu mujer que te p`asai
a tomar la plata, retuta e tu tata, tal por cual, gorriao”, y
otros tantos insultos que solo ella sabía decir para
desdicha del escogido, quien para detener la verborrea y
dejar de ser el blanco de las miradas de sus compañeros,
accedía rápido a entregarle algunas monedas. Estas cosas
y otras peores que me contaban mis padres se le permitían
a la “Ana del Naval”, era parte del equipo de los amores,
parte de Talcahuano, pura garra, siempre fuerte,
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
63
aguerrida, de temer a veces. A esta Ana la conocí en otra
faceta, de la que pocos pueden jactarse, solo los pasajeros
del Pegaso, en el mediodía que mencioné al inicio. Subió
al vehículo por supuesto sin pagar, el “papito” al volante
no alcanzó a decir mucho y todos arriba empezamos a
mirar hacia las ventanillas, un poco asustados, a la espera
de las arremetidas de esta singular pasajera. Cargaba
grandes bolsas y en cuanto se dispuso a caminar por el
pasillo del pegaso, (vehículos de transporte poseedores de
buenos frenos, bruscos y de pasillos generosos), la Ana
comienza a mover su tremenda humanidad, el chofer gira
la máquina y salió disparada como una gigantesca bola
arrollando todo a su paso, en segundos vimos la catapulta
humana, amenazando con salir disparada por la parte
trasera del móvil. En vertiginosa avalancha y junto a
papas, membrillos, lechugas y lentejas que tintineaban en
el piso colocando música a esta extraña escena digna del
pincel de Botero, la Ana con pérfida agilidad y como si
fuerzas extraterrestres la acompañaran avanzó por el
pasillo regado de verduras y lentejas hacia el “papito”
chofer, a quien momentos antes le había deseado todas las
bendiciones de Dios. Lo destrozó a garabato, le sacó la
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
64
madre, se metió con toda su familia y nos entregó unas
lecciones de anatomía humana increíbles. Creo que ni
Daniel Vilches, el humorista “académico de la lengua”,
las conocía. El chofer disminuido, que pasaba de rojo a
lívido con facilidad, alargó un rollo de billetes para
recompensar la afrenta, ella los tomó cual pantera que
reclama su presa, se dio media vuelta y se fue a sentar.
Nosotros recogimos todo, incluyendo las lentejas. Si se
levanta y cae de nuevo, habríamos tenido el primer chofer
mártir.
Recordemos que…
Transcurrirían más de doscientos años, cuando en
un bando fechado el 05 de noviembre de 1764 –durante el
gobierno de don Antonio Guill y Gonzaga, y que se
relaciona con el Traslado de Concepción al “Valle de la
Mocha” –se designa oficialmente a Talcahuano, como
sitio “de registro, amarradero, surgidero y de
aprovisionamiento de navíos por su abrigada bahía y su
estrategia para la defensa”, es decir, se le otorga a
Talcahuano el título de puerto definitivo del litoral de
Chile.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
65
Posteriormente, en 1780 en el gobierno de Agustín de
Jáuregui, se construirán los fuertes de “Gálvez” y “San
Agustín” en las cercanías de la actual Base Naval.
El fuerte de “San Agustín” lleva este nombre en
honor, precisamente, a Agustín de Jáuregui.
Por su parte, el fuerte de “Gálvez” llamado así en
honor de José Gálvez, a la sazón, Ministro de Indias.
EL PANCHO LOCO
María Cristina Ogalde
Talcahuano es una ciudad con historia, rica en
personajes mágicos y lugares ancestrales. Hoy
rescatemos de la memoria colectiva la presencia de: “el
Pancho loco”. Quien que no sea “chorero”, no lo vio por
las calles de Talcahuano en los años sesenta con su atado
de diarios amarrados por una correa sujetándolos a un
costado, su figura un poco encorvada por el peso de las
noticias cargadas en su cadera o por años vividos que ya
eran muchos. Recuerdo que en su rostro desgreñado tenía
un ojo de color y un ojo emblanquecido (bien poco veía el
hombre), el cual inspiraba mucho temor a los niños,
después adulta comprendí que su ojo blanco era una nube
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
66
que opacaba su visión. Con todo esto lo que más
impresionaba de este personaje, chorero cien por ciento,
era su alucinante vozarrón con que anunciaba los diarios y
peleaba con los niños que lo molestaban. Seguramente era
dueño de una gran hiperkinesia, que infundía mayor terror
a los niños, todos arrancábamos cuando llegaba el
“Pancho Loco” al barrio. Tanto en el centro como en los
cerros, en el Arenal o en Gaete, en el Morro o por el
malecón. Los chicos más audaces osaban molestarlo lo
que desataba sus iras, carreras iban, carreras venían,
arrancando del “Pancho Loco”. A veces llevaba un palo
en su mano, tal vez para apoyar su figura encorvada, que
aparentemente no medía más de un metro cincuenta y
cuatro pero que desde la pequeñez de mi infancia, lo veía
enorme y aterrador, ágil, capaz de alcanzarme hasta el
propio patio de mi casa en la calle Infiernillo que después
pasó a llamarse Juan de la Cruz Tapia, frente a la laguna y
a la cancha Macera, verdadero tierral que quitaba rapidez
a mis piernas infantiles. Con el correr del tiempo, mi
niñez se fue pasando en el Liceo Fiscal tuve una amiga
muy querida y por ahí por el tercer año fui a su casa en la
Población Morgado, a pedirle unas tareas, y tamaña
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
67
sorpresa me llevé pues quien me abrió la puerta era el
mismísimo “Pancho loco”, con pantuflas, no tenía los
diarios cargando al costado ni el palo en la mano pero con
el mismo e inconfundible vozarrón me preguntó a quién
buscaba: me quedé muda, mis neuronas juveniles estaban
procesando la imagen que recibía, no sabía si salir
arrancando o responder la pregunta, después del primer
instante, con un dejo de admiración respondí. Mientras
iban a buscar a mi amiga, pude comprender que “el
Pancho loco”, era una persona, tenía una vida, una familia
y un trabajo que desempeñó muy bien. Aún están en mi
retina las dos imágenes, el vendedor de diarios y el dueño
de casa, abuelo de mi amiga.
Recordemos que…
Aeropuerto de Carriel Sur.
Su inauguración se efectúa el 8 de enero de 1968,
culminando una historia que se remontaba a varios años.
En 1954, el presidente del Instituto de Ingenieros y
Arquitectos y del Club Aéreo, Raul Gillet, iniciaba una
campaña en orden a preservar ese lugar para un futuro
aeropuerto, en consideración que había proyectos para
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
68
construir allí una Población obrera. Los terrenos de la isla
Rocuant en el parecer de los entendidos era el único lugar
que reunía todas las garantías para un aeropuerto
moderno. En septiembre del mismo año se celebraba un
foro en el Salón de Honor de la Universidad con
participación de autoridades, especialistas y
representantes de las Fuerzas Armadas en donde acuerdan
la formación de un Comité Permanente para impulsar la
construcción para un nuevo aeródromo.
En junio de 1955 se habilita en el lugar una cancha
de aterrizaje provisoria de 800 metros, por iniciativa del
Comandante Roberto Parragué y la colaboración del
ingeniero Sergio Drápela, previa autorización de los
dueños del predio, la sucesión Rioseco.
Los esfuerzos particulares son acogidos en 1957
por el Ministerio de Obras Públicas, mediante la decisión
de reservar los terrenos pertinentes. Dos años más tarde el
Gobierno celebra un contrato en Washington con la
compañía Airways Engeenerin Corporation of America,
para el estudio del proyecto del aeródromo.
Junto a los estudios norteamericanos, se contrata a
un sismólogo japonés en 1960 a objeto de estudiar las
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
69
condiciones de Carrie1 Sur frente a la eventualidad de un
maremoto. Todos los informes son favorables, afianzando
el propósito de llevar adelante la concreción de los
proyectos.
Al año siguiente el Fondo de Desarrollo de
EE.UU. aprueba un préstamo por U$3.200.000 para
construir el aeropuerto de Carrie1 Sur. Sin embargo, sólo
en noviembre de 1964 se inician propiamente las obras de
construcción.
Su inauguración abrió a la región a1 transporte
moderno de nuevas aeronaves, con mayores posibilidades
de carga y de transporte de pasajeros y con posibilidades
de vuelos internacionales, a1 disponer de una pista de
2.300 de largo con 45 metros de ancho y una losa de
estacionamiento de 200 metros por 95.
NAVIDAD EN LA DÉCADA DEL 60
Anónimo
Por esos azares de la vida estoy en el balcón de la
casa grande, la principal de mi ciudad, la misma que de
niña miraba hacia arriba con gente linda y alegre
festejando un carnaval o unas fiestas patrias. Estoy de DJ
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
70
en mi amada ciudad. Las evocaciones corren más
vertiginosas que el mismo Cd que cabalga en sones de
trompetas y violines. Voy al encuentro de mis añoranzas y
camino por la calle Sargento Aldea colgando de la férrea
mano de mi madre que me lleva a ver el Viejo Pascuero
en la municipalidad. El sol desatado sobre nuestras
cabezas, nos unimos a la fila que interminable tiene a
otras niñas como yo colgando de las manos de sus madres
que esperan ver al viejo pascuero. Es mi primera vez y mi
corazón golpea con fuerza, el edificio café oscuro de
madera con olor a terremoto y de puertas señoriales como
una hacienda campesina en el corazón de la ciudad,
municipalidad de Talcahuano, sus calles angostas frente a
la generosa alameda de tilo que en cuadrado está regada
de asientos de barras de maderas y soporte de fierro café,
descascarándose eternamente. Doblando la esquina quedo
apretujada entre otras sin soltar la mano de mamá, segura
como siempre, refugio de pesares y aplauso de mis logros.
La fila avanza lenta entre reclamos y pisotones hacia el
viejo pascuero (es decir la caja de cartón grande cuadrada
que en su vientre tiene los preciados regalos que
ansiamos).
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
71
Una voz dura ordena entre el alboroto: ¡ Ya niña
saca uno!, con torpeza y apresuramiento me inclino a la
caja abierta, mi único viejo pascuero de la infancia y allí
estaba ella, sus rosadas mejillas, su pelo dorado, sus ojos
de mar intenso, los labios pequeñitos, entreabiertos como
anticipando mi nombre en un susurro cómplice con
manitas pequeñas y encogidas, y vestido de organza para
salir a pasear ( como esa antigua canción ), a mi ojo de
precoz madre no escapó detalle, una fracción de segundo
bastó para prendamos mutuamente, la abracé con cariño
frente a mi primer viejo pascuero-caja que me daba la
municipalidad, esa misma, emblemática, ubicada en la
calle San Martín, la navidad me entrega esta tamaña
responsabilidad, cuidarla, protegerla, mimarla, guiarla en
la vida y por sobre todo darle amor… mucho amor a mi
nueva compañera de ruta. Me escabullo entre gente
grande y gente chica que mal humorada, bajo un sol que
hace carambolas por irse a dormir, estiraba manos
apremiantes hacia el viejo pascuero. Retirada de la
multitud alcé mi tesoro hacia mi madre que caminaba
silenciosa con el ceño fruncido, como solo ella sabía para
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
72
indicar algo con dulce energía. Mi madre se detuvo un
momento y dijo: Mmmm bien feíta…
¡Cuántos juguetes lindos en la caja y sacaste una
muñeca de trapo!
Recordemos...
La Industria.
La siderurgia de Huachipato es gravitante en la
constitución de un complejo industrial de trascendencia
en la economía regional y nacional.
Marca el inicio de un gran complejo industrial que
se erige principalmente alrededor de la siderurgia, en
industrias derivadas y complementarias, consolidando el
proceso de la formación de la gran industria que se venía
gestando. El grado de concentración industrial ha sido
progresivo, en especial a1 transformarse Talcahuano en el
motor del desarrollo de una nueva unidad geoeconómica
como el Gran Concepción.
La inauguración de la Compañía de Acero del
Pacifico, CAP, en 1950 es el resultado del esfuerzo del
Estado y de particulares con una inversión de 87 millones
de dólares que demandaban su puesta en marcha para
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
73
alcanzar el autoabastecimiento de acero en el país. Su
instalación en San Vicente (Talcahuano) se relaciona con
un conjunto de ventajas ofrecidas por el lugar, que
responden a las exigencias requeridas para su
funcionamiento: la existencia de un sitio adecuado para la
usina e industrias anexas que permitió adquirir 990
hectáreas; un puerto abrigado, conectado a la red
ferroviaria y vial; uno de los factores claves, la presencia
de la industria carbonífera en la cuenca sedimentaria de
Arauco, la potencialidad del río Biobio que asegura el alto
consumo de agua dulce (100 toneladas de agua para
obtener una de acero); la situación equidistante de San
Vicente, entre los yacimientos de hierro del norte y los de
caliza del sur del país; y la presencia inmediata de centros
urbanos que disponen de mano de obra especializada y de
un conjunto de servicios imprescindibles a las
necesidades del desarrollo industrial.
En 1966 se constituye la Sociedad Petroquímica
Chilena, sus objetivos eran construir cuatro plantas en la
bahía de San Vicente, una de polietileno, de la
Petroquímica Chilena; otra de vinilo, y una tercera de
cloruro de polivinilo, estas dos últimas asociadas con
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
74
capitales privados en una empresa denominada Petro
Dow. A su vez, la ENAP financiará una planta de etileno.
El 20 de octubre de 1970 se inaugura un verdadero
complejo petroquímico en la región. Significaba una
verdadera revolución en la industria química chilena. Las
nuevas plantas suministrarían materia prima para los
plásticos y las resinas sintéticas, además de cloro y soda
caústica utilizados para las fábricas de celulosa, textiles,
de jabón y detergentes.
Talcahuano surge entonces, sin lugar a dudas,
como el núcleo industrial de la región, con un nivel de
relevancia nacional.
En 1960 mediante un decreto del 6 de abril de ese
año, se crea la empresa autónoma del Estado “Astilleros y
Maestranza de la Armada”, ASMAR, a1 interior de la
Base Naval de Talcahuano como una evolución necesaria
de la estructura naval que había surgido en el siglo pasado
con la construcción del dique seco, las maestranzas, los
arsenales de guerra, etc. Ese conjunto en si se había
establecido en una verdadera industria que atendía las
necesidades de la Armada.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
75
En esa evolución, en 1924 se inaugura el segundo
dique para naves de mayor tamaño con la entrada del
acorazado Almirante Latorre. La Segunda Guerra
Mundial con las transformaciones que conlleva pone en
evidencia la necesidad de modernizar y adecuar a la
necesidad de los nuevos tiempos la estructura que
mantenían los Arsenales.
La fundación de ASMAR apunta a su actividad de
carena de buques, su reparación e impulsar
principalmente la construcción de barcos para la Armada
y la Marina Mercante. En el lapso de diez años, desde sus
inicios, aumenta la cantidad y calidad de sus
instalaciones.
Con su política de Servicios hacia afuera logra
atraer a la Marina Mercante y empieza la producción
industrial que se refleja en doce naves fabricadas en sus
primeros 10 años de existencia.
Recordemos…
En 1814, una nueva expedición realista
desembarcó en Talcahuano al mando de Mariano Osorio y
comenzó la reconquista del territorio. Luego de la victoria
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
76
patriota de Chacabuco en 1817, Juan Gregorio de Las
Heras y Ramón Freire, marcharon a recuperar la zona sur.
El coronel realista Ordóñez con sus menguadas fuerzas,
se fortificó en Talcahuano e intentó defenderlo. El
mismo general O'Higgins tomó el mando y dispuso el
asalto de Talcahuano, instaló su campamento en el
sector del Morrillo de Perales, lugar donde O'Higgins
firmó el Acta de la Independencia de Chile en 1818.
LA PLAZA DE ARMAS Y SUS RITOS
El verano ha llegado con su carga de ocio,
bohemia y colorido. En los barrios porteños, las
mangueras se encuentran al máximo para sortear el calor
de los chiquillos y en la plaza de armas la música invita al
romance como antaño cuando los liceanos salían de clases
y en tropel caminaban por la calle Colón o Blanco hacia
el rito de todas las tardes: dos o tres vueltas en la plaza
para “pinchar”. Provenían del liceo fiscal, de la industrial,
del comercial, se descolgaban hacia el centro en micro o a
pie. Las niñas arremangaban el jumper para transformarlo
en minifalda y los muchachos olvidaban la corbata en el
bolsillo para verse más “pintosos”, lo importante era
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
77
completar el rito. Ellos, se sentaban en los respaldos de
las bancas fumando un cigarro, a la espera de alguna
señal. Las niñas paseaban en grupo en las veredas
rodeadas de tilos que abrigaban las canciones de Sandro,
Ráphael, Leonardo Favio, Los Ángeles negros. El
municipio aportaba su cuota a este rito, con la música que
trasmitía desde el edificio consistorial en la calle Sargento
Aldea, y junto a la pileta multicolor con sus aguas hacia al
cielo, endulzaron nuestra juventud y arrancaron suspiros
de nuestros lozanos pechos, conversando como oteando el
horizonte y a hurtadillas mirándolos a ellos, a la espera de
alguna señal, una mirada o un guiñar de ojos, un gesto
del rostro o de la mano, un carraspeo o una palabra:
¿Querís? Con el cigarrillo en las mano y luego de testeado
el campo, la frase ritual por excelencia… ¿Te
acompaño?...o… ¿Las acompañamos?... Era el clímax de
las juveniles vueltas por la plaza.
Recordemos que…
Taiguen era un lonco de la zona de Talcahuano, su
comunidad habitaba el sector de la caleta hoy conocida
como El Soldado. Recordado por ser el enamorado de la
belleza de Quidora, prima de Lautaro.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
78
EL CASTILLO DEL DIABLO
Recopilación
Pensar en Talcahuano y sus mitos o leyendas es
indudablemente empezar o terminar con la leyenda del
castillo del diablo que tiene varias versiones, esta es una
de ellas.
Mucho tiempo atrás, la playa de San Vicente era
un balneario muy concurrido, la gente de Talcahuano,
Concepción o Chiguayante, viajaba en tren para disfrutar
del sol de este lugar.
Algunas pudientes familias de la época
construyeron sus casas de veraneo, la más notoria de
todas fue la Quinta Santa Leonor, conocida actualmente
como el Castillo del Diablo.
Esta mansión fue construida en al año 1885 por un
actuario alemán que vivía en Santiago y le gustaba mucho
veranear en San Vicente. Este señor llamaba la atención
entre los pescadores, todos los días a las seis de la mañana
se lanzaba desnudo al mar, por tal razón algunos
comenzaron a decir que tenía pacto con el diablo.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
79
Conocidas fueron las fiestas que se hacían en el
castillo, en especial por la ostentación de los vecinos del
lugar.
Los invitados a estas celebraciones llegaban en
lujosos coches tirados por espléndidos caballo, vestidos
elegantemente con trajes largos y altos sombreros.
Con los años, el aspecto de la casa se tornó
tenebroso, la gente comenzó a contar historias de espanto.
Un pescador pasaba fuera del castillo y se encontró con
un señor acompañado de dos perros, al preguntarle la
hora, el hombre se puso a reír mostrando todos sus
dientes de oro. desde ese instante se pensó que la casa
estaba habitada por el mismo diablo, sería esta la razón
que los días jueves en la noche se observaban llamas
dentro del castillo como si fuera un incendio, se
escuchaban cadenas y alaridos.
La siniestra fama de la casona siguió
incrementándose luego que una novia, que regresaba de
casarse en Talcahuano fuera asesinada a puñaladas por un
antiguo novio, en la misma puerta del castillo. Desde ese
día, la gente que pasaba frente al castillo, se persignaba.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
80
La casa era custodiada por dos mastines negros
que atemorizaban a cualquiera que se acercara. Había que
ser muy valiente o estar demasiado ebrio para atreverse a
entrar. Aquellos que ingresaron al castillo cuentan que
tenía un subterráneo de ladrillos con grilletes en las
paredes y un túnel que llegaba al puerto.
El tiempo y el abandono contribuyen a que
conserve su misterio.
Recordemos…
Hacia 1544, Juan Bautista Pastene había
reconocido estas costas, bautizando la península como
Tumbes, por su similitud físico ambiental desde el mar
con la región ubicada al sur de Ecuador. En el
reconocimiento de las huestes de Valdivia para fundar
Concepción, desembarcaron en el lugar, el que era
habitado por una comunidad de pescadores lafquenche.
La población mapuche se concentraba principalmente en
la península de Tumbes, Alonso de Ercilla en La
Araucana, alaba a su lonco Tralkanwenu como un gran
guerrero. El poblado con presencia de españoles
empezó a formarse al pie de las alturas de Tumbes,
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
81
con motivo del despueble de la antigua Concepción y de
la construcción de las fortalezas de San Agustín y
Gálvez, levantadas entre 1776 y 1780, lugar que pronto
tomó el carácter de plaza militar.
Talcahuano, los británicos y el carbón.
Leonardo Mazzei de Grazia: Los británicos y el carbón en
Chile.
Un viajero inglés, David Barry, que estuvo en
Chile en 1818 publicó una obra en Londres donde elogió
la calidad del carbón chileno, opinión contrapuesta a
Charles Darwin, quien expresó en la primera década de
1830, que desestimaba los yacimientos de Penco y
Talcahuano.
Juan Mckay, procedente de Escocia hizo el primer
denuncio de carbón de piedra en 18 hectáreas en tierras
coloradas, a orillas del Andalién, conocido como Vegas
de Talcahuano, por situarse donde concluyen esos
terrenos a 8 KM de Concepción.
Guillermo Wheewright (anglo-americano),
posibilitó el uso de carbón de piedra para los vapores de
su naviera inglesa.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
82
El capitán del vapor “Chile”, Peakoc, no pudo
seguir avanzando por la deficiencia del combustible, la
convicción general era que los hornillos hechos para
carbón inglés, tan distinto al que se tenía a bordo, eran
inadecuados para utilizar carbón de El Morro de
Talcahuano. Luego de varias pruebas lograron usarlo y en
asociación con el capitán Peacok, Wheelwright explotó
una mina en El Portón, ubicado en la periferia de
Talcahuano.
Pronto fue necesario dar más estabilidad a los
trabajos y se trajo a entendidos y así fue como llegaron a
Talcahuano: Tomás Nisbet, Andrés Sobet y Harry
Shopter, con sus familias.
Fue en 1855 que se cerraron las explotaciones que
hacía Wheelwright en el puerto.
Los británicos desde Talcahuano posibilitaron la
competitividad del carbón chileno en el mercado nacional
frente al producido en Inglaterra.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
83
CUESTIÓN DE PRINCIPIOS
Jorge Retamal Villegas
¡Se presenta Mario Maldonadooo!
exclamaba...entrechocando sus talones y llevándo la mano
a una invisible visera. Así era como a él le gustaba saludar
cuando entraba al “Car’egallo”, una borrachería que
estaba detrás de la “línea” en pleno puerto chorero.
Se atribuía su forma de saludo a que había sido
“paco” en sus tiempos mozos y, que su afición a los
“terremotos” lo había sacado de sus filas.
(El “terremoto” -como él lo llamaba,
atribuyéndose su invención- era un cuarto litro de brebaje
alcohólico al que le prendía fuego para que soltara el
vapor etílico que -una vez apagado- aspiraba primero y
tragaba después.
Es cuestión de hacerse la imagen de las piruetas
que hace un globo de fiesta infantil al desatarse el nudo
que mantiene el aire al interior, para representarse
debidamente los efectos que le producía apenas ingerido.
Hacía -además- un trago con la misma fórmula,
pero sólo de la mitad del primero, al que llamaba
“réplicas”, con los que le gustaba continuar cuando los
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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efectos cuasi epilépticos del primer “pencazo” se le
estaban pasando y, un terremoto, seguido de dos o tres
réplicas, era suficiente para dejarlo en estado de santidad).
El “Huaipe” completaba nuestro trío de borrachos.
(Quien haya visto un puñado de fibras de lana
embebido con aceites de motores en un taller mecánico,
podrá darse cabal cuenta lo bien puesto que estaba su
apodo)
Contrario a la actitud del Mario, a éste le gustaba
recortar silenciosamente su inmunda sombra en la entrada
de la cantina, hasta que todos se daban cuenta de su
arribo.
Le gustaba saborear la expectación que producía
su llegada.
Una vez conseguido su objetivo, y sólo entonces,
se acercaba al mesón y pedía un litro de tintolio.
Sin dejar de mirar a la concurrencia, metía
lentamente su mano al bolsillo y sacaba un huevo de
gaviota -¡Vaya a saber uno de dónde diablos los sacaba!-
que partía y mezclaba con lo que él llamaba vino.
El silencio acababa entonces y el jolgorio
empezaba.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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Según él, eso era pura droga. La “coca” del pobre
la llamaba.
(Confieso que nunca me atreví a probar esa
mezcolanza). Lo único que puedo decir es que los
borrachísimos hombres café -que eran los aficionados a
ese trago- se iban quedando como mustios embelesados al
poco rato de probar una cañita que, generosamente, el
Huaipe repartía entre ellos.
(Los hombres café eran los más vagos entre los
vagos, y relativamente peligrosos de noche y con sed.
Acostumbraban dormir la mona en la plaza “El Ancla”
encima de un murito con un grafitti que decía “Cristo me
transó”)
Estábamos en nuestros afanes etílicos una tarde,
cuando una frase sacrílega en ese templo, nos dejó en
suspenso... ¿En qué custión podríamos trabajar -
hemmanitos- pa’ganar unas moneas?
La sospecha de algo terrible nos atravesó a todos.
¡Se enamoró el Huaipe... por la cresta!
La verdad es que no podíamos concebir ninguna
contingencia más terrible que esa, como para hacer que un
hombre como él -eximio borracho- pudiera largar tal
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
86
disparate. Los hombres color café, nos abandonaron de
inmediato y se arrinconaron tras unos toneles, como para
evitar contaminarse. Así es que el Mario y yo nos
quedamos des-solitariando a nuestro amigo en tan difícil
trance... ¡No te preocupís Huaipecito... ya se te va a
pasar...!
¡Si no es n’a lo que ustedes creen h’o...!
Lo que quiero es ganar unas güenas monedas p’a
tomar hasta caerme muerto, y sin tener que vivir en esta
angustia diaria de no saber si mañana voy a poder seguir
chupando o nó!
La luz se hizo de inmediato en nuestros cerebros.
Nunca hubiéramos imaginado que el Huaipe era no sólo
un hombre previsor, sino que de propósitos tan elevados,
como para llegar a la ignominia del trabajo con tal de
asegurar el copete a futuro.
Y empezamos a intercambiar ideas, mirando de
reojo al resto de contertulios, como para que no fueran a
arrebatarnos a nuestro impensado gurú.
¡No po’h, ni pensar en ir a sacar bronce al
desguace... No ví’s que hace más frío que la cresta y el
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
87
huevón del Cambalache paga una miseria y más encima
tiene las balanzas arreglás!
¿Y si vendimos pescá en el puerto?
¡Ni cagando!...no ví’s que nos pueden ver
trabajando...
¡Hay que respetar los principios!... ¿O no?
Llevábamos ya un rato conversando sin poder
arribar a una conclusión cuando, al sacar mi bolsita de
chicharrones de lobo p’a echarle algo más sólido a las
tripas, al Mario se le iluminó la ampolleta ¡Aceite de
lobo...ahí está el negocio! exclamó...miren, los viejos
andan como locos a la siga del aceite de lobo. Dicen que
les mejora la artritis y les afirma la otra custión. Quean
como potrillos ‘icen...
Nos empezamos a acalorar con la discusión. La
cantidad de copete que nos podíamos tomar con sólo
vender aceite de lobo era tan grande, y tan cercana, que
no nos dábamos cuenta que topábamos con un gran
problema... ¡Como nos hacíamos con los lobos y les
convencíamos que nos permitieran hacerlos aceite!
Pero como no éramos políticos, la pregunta lógica
apareció pronto...
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
88
¿T’a bien po’h! y ¿Y cómo lo hacimos?
¡Ni un problema ganchitos! dijo el Mario, tengo
un cumpa en el Morro que nos puede prestar el bote...un
socio de la Maestranza nos puede hacer unos arpones y el
resto lo cachuriamos en algún lado... ¡y listo! Miró,
asombrado, nuestra expresión de desaliento, hasta que el
Huaipe -hipócritamente- musitó...
¿Y cómo lo vamos a hacer con el mastique?
El mastique... ¿No será el copete lo que los
preocupa?
(No había nada que hacer con el Mario...que
calidad de paco se perdió Carabineros... ¡P’tas que
conocía en profundidad la naturaleza humana!)
Si po’h gancho... ¿Cuánto tiempo vamos a ser
capaces de aguantar sin trago?...una cosa es sacrificarse al
exponerse al trabajo y la otra, abstenerse de chupar... eso
es inaceptable po’h...
El problema que enfrentábamos asumió
características de la mayor gravedad y nos sumió en el
desaliento hasta que el Mario exclamó...¡Listo...! usemos
el Care’gallo Diners.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
89
El alma se nos volvió al cuerpo. Todo era cuestión
de pedir el licor al fiado con el dueño del bar,
circunstancia extrema a la cual habíamos recurrido en
otras oportunidades y que - por haber cumplido fielmente
con los pagos - nos otorgaba tranquilidad.
(Claro que esos habían sido unos copetes...ahora el
salto era harto grande... dos chuicas de quince por lo
menos... ese era el mínimo combustible que requeríamos
para una semana de trabajo).
¡Hubiéramos sido la envidia de cualquier ministro
de estado por la diligencia y expedición con que pusimos
en marcha nuestro etílico proyecto! tanto así que, veinte
horas después, con las chumaceras acolchadas y, como a
las dos de la madrugada, pasamos remando calladitos
frente a la Marítima.
A la vuelta de Tumbes, caí en la cuenta de un
detalle que, en mala hora, pasé por alto. Mis socios no
tenían idea de cómo era el mar abierto y el vientecito nos
puso mala la cosa.
Sentado a popa, pasé tres horas con las manos
acalambradas de tanto forcejear con el remo que nos
servía de timón, pero más cansada la lengua de tanto
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
90
hablarles para convencerlos que no íbamos a naufragar...y
que siguieran remando porque, lo único que se les ocurrió
cuando vieron las olas que se nos venían encima ¡Era
chuparse las dos damajuanas, antes de morir!
Por fin llegamos a la Desembocadura. Nos fuimos
costeando por unos canalizos buscando una playita para
arrancharnos, cuando, sobre una roca lo vimos... ¡Un lobo
macho, inmenso!...
Pero esa visión duró sólo algunos segundos porque
- instantes después - dejó de ser un simple lobo para
transformarse en una idílica aparición... ¡Una ruma de
chuicas, preciosamente apiladas una sobre otra!
La excitación nos colmó. El Mario, quien por
haber estado matrimoniado había tenido que trabajar de
aseador de la Plaza de Armas y tenía experiencia en eso
de ir pinchando las hojas caídas de los árboles con un palo
que tenía un clavito en la punta, fue automáticamente
designado el arponero de a bordo.
Y allá fue el arpón con su docena de metros de
cordel a la siga... (Si uno pega un salto con sólo pincharse
un dedo con un alfiler, es cuestión de imaginar el brinco
que pegó el lobo al sentirse arponeado). En fracciones de
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segundo, media tonelada de lobo marino arponeado se
lanzó al agua y empezó una desenfrenada carrera
semisubmarina por entre los canales y roqueríos llevando
a la rastra, si mal no recuerdo; un bote, dos damajuanas de
a quince, y tres borrachos cagados de susto. Ni medio
minuto habremos aguantado, sin atinar a nada, cuando nos
estrellamos contra una roca. Por unos instantes el mar a
nuestro alrededor se tiñó de rojo al romperse el bote...y
las chuicas. ¡Las chuuicas... por la puuuta!...
Estábamos mojados, cansados, hambrientos... en la
indigencia y soledad más absoluta...pero lo único que
llenaba nuestros pensamientos, en esos trágicos
momentos, eran las dos chuicas y su precioso contenido.
Derrotados, iniciamos la larga caminata de
regreso.
Las explicaciones vendrían después.
Treinta litros de vino en dos chuicas nos pesaban
en el alma. Nuestro caminar era el más legítimo de los
funerales...tal era el duelo que nos embargaba. Y así
llegamos al Puerto.
Las carcajadas con que el borracherío recibió
nuestras explicaciones fueron de alquilar balcones.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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Menos mal que el bote era viejo y tenía poca vida.
Además ese era un buen final para un compañero de
trabajo. Había sucumbido en su ley... lo demás tenía
arreglo.
Y nos prestaron otro bote.
Y la Care’gallo Diners nos aumentó el cupo.
Y partimos de nuevo... firmemente dispuestos a
salirnos con la nuestra y transformar en vino cuanto lobo
se nos atravesara por el camino. Pero, como la
experiencia es madre de la ciencia, por supuesto dejamos
tranquilos a los grandes lobos.
Una semana justa nos demoramos en convertirnos
en el envase al cual trasvasijamos el vino de las chuicas y,
junto a esa hermosa tarea, observamos con satisfacción
que las dos damajuanas estaban casi llenas del preciado
aceite.
¡Si la cosa sigue así -se me ocurrió decir-
podríamos dedicarnos a la exportación!
Los reproches no se dejaron esperar.
¿Qué te creís...? ¿Que estamos trabajando p’a
comprarnos casa?... ¡No sea huevón socio!... ¡Hay que
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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respetar los principios!... ¡El sacrificio es p’a tomar... y
punto!
Para terminar la recriminación, el Mario, que por
algo había sido paco y contaba con la sólida formación
jurídica institucional, nos alertó: ¿Que no saben huevones
que está prohibido matar lobos? ¡Nos pescan con el aceite
y estamos fritos!
Pasado el mal rato se inició una nueva discusión.
¿Quién sería el encargado de ir a vender el aceite?
La sospecha y la desconfianza nos apartaron en
esos momentos... pero no era por dudar acerca de la
honradez de cada uno, o temer que el designado pudiera
huir con el dinero de la venta... ¡No señor!
La cuestión estaba en que los tres sabíamos que
cualquiera que resultara designado ¡Ni cagando iba a
poder evitar las ganas de chuparse las monedas...y lo
íbamos a encontrar raja, el día del hongo... y sin ni uno!
Pero los borrachos no somos abogados, así que
nos pusimos de acuerdo en un dos por tres... ¡Los tres
vamos a Conce, caramba...y listo!
En Lenga nos encontramos con el Car’echiste (le
decían así por una cuchillada que le cruzaba la mejilla y le
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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dejó una sonrisa que molestaba, en especial, en los
funerales), nos olfateó primero, nos miró raro después,
nos convidó de una caja de vino Hermanos Camorra y se
apartó de nosotros sin dirigirnos la palabra, cosa rara en
un correveydile como él.
En ese momento no le dimos mayor importancia a
tal hecho.
Seguimos tranqueando hasta las Cuatro Esquinas
donde el Mario, con la extraordinaria personalidad que le
daba el permanecer inconsciente de su facha, hizo parar
una micro...
¡Jefe...! ¿Nos lleva a Conce?
¡Qué extraño!...fue como una reacción
química...subimos nosotros y todos los pasajeros
descendieron en el paradero siguiente. Ahí caí en la
cuenta.
¡P’tas el olorcito que traíamos! (...una semana
durmiendo en una cueva...abrigándonos con los cueros
frescos de los lobos sacrificados, comiéndonos su carne y
ahumándonos en las fogatas en que cocíamos el
descuartizamiento... ¡Madre mía!)
Menos mal que el chofer no nos hizo bajar.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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Se limitó a mirarnos por el espejo retrovisor y,
mientras aumentaba la velocidad al máximo, largó una
sola frase...
¡Quién me mandó a subir a estos huevones...por la
cresta...me dejaron la micro pasá’sta las güeas!
Y no dijo nada más... seguramente para no tener
que aspirar aire.
En Conce fue peor...éramos como de otro mundo...
alrededor nuestro la gallá se detenía y hacía un círculo.
Si andábamos p’a un lado el círculo se corría...
(Nos empezó a gustar la cosa)... de repente andábamos
más rápido, y en otras más despacio...en otras nos íbamos
hacia la derecha, o hacia la izquierda... ¡P’a puro
divertirnos!...porque siempre quedábamos al centro del
círculo que nos hacía la gente. Además que parecíamos
apóstoles, sucios y barbados.
La gallá nos miraba. (Y eso que íbamos a tratar de
pasar “piolas” p’a que los pacos no nos fueran a pillar con
nuestro cargamento). No nos cabía una aguja en el poto
cuando nos dimos cuenta de lo que arriesgábamos.
(El “canazo” no era lo peor, sino los días que
íbamos a tener que pasar en chirona sin trago...a lo que
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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añadíamos la vergüenza por la violación de nuestros
principios al haber trabajado ¡Una semana seguida! y,
más encima, nos empezó a invadir la angustia de ver
volatilizarse todo el trago que nos íbamos a chupar, con
que sólo un “paco” nos fuera a confundir con
“vagaúndos”).
P’a mas coronarla, el farmacéutico nos retó...
¿No pueden mandar una “iñora” jetones? ¿No ven
que medio Concepción se da cuenta -por el olor que traen-
que les estoy comprando aceite de lobo?
Pero nos pagó bien.
Después, ya no me acuerdo de mucho...
Sé que el bote lo encontraron y lo trajeron a
remolque unos cumpas del Mario... y que en el Care’gallo
fuimos recibidos como héroes... hasta el día en que -por
una cuestión de principios- decidimos separarnos.
Y todo porque estando en nuestros afanes etílicos
una tarde, ya sin dinero después de la remolienda, una
frase sacrílega del Huaipe nos dejó en suspenso... ¿En qué
custión podríamos trabajar -hemmanitos- p’a ganar unas
moneas?
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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LOS DOS CUERVOS
Sady Ogalde, periodista, escritor, narrador de Talcahuano
Un cuervo tan negro como la noche sin luna y
estrellas y tan viejo como esqueleto de dinosaurio que
vivía en los parques de la reserva nativa de la CODEF
llamado Parque Tumbes, enseñaba a su nieto, un cuervito
nuevo y de tiernas plumas, las cosas importantes de la
vida, principalmente las cosas ricas que podían comer los
cuervos.
---Vamos hacia los acantilados nietecito, allá hay
maqui, mutilla, arrayán, zarzamora y avellanas.
---si…vamos…vamos abuelito---respondió el
mozalbete cuervo.
Y se fueron volando hasta los acantilados de los
cerros de la Península de Tumbes donde aún queda
vegetación nativa.
---Aquí te darás un gran banquete, cuervito, mira
estas zarzamoras fresquitas y maduras, y esas avellanas de
mas allá y esas matas cargaditas de murtilla---exclamaba
el cuervo mayor planeando sobre la vegetación seguido
del cuervito.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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---¡¡¡Puagggg y requetepuaggggg!!!---rezongó el
cuervito---mira que pequeñitas son, me voy a pasar todo
el día recolectando alimentos y nunca voy a saciar mi
hambre--- y despreció los frutos que le ofrecía el abuelo.
---Mejor me voy a la ciudad a comer cosas grades,
tan grandes como mi apetito----porque el cuervito estaba
en etapa de crecimiento.
---Pero nietecito no me dejes solo si tu eres todo lo
que tengo en este ancho mundo y yo soy todo lo que
tienes tú….dime… ¿Quién te enseñará las cosas de la vida
sino yo?---le rogó el anciano cuervo.
Pero el cuervito se perdió en la inmensidad del
espacio rumbo a la ciudad.
No pasó mucho tiempo cuando el Cuervo fue a la
ciudad por unas diligencias que tenía que hacer, cosa que
él evitaba porque conocía los peligros del urbe para la
vida silvestre y justo en la Feria Libre del sector
Arenal en Talcahuano se encontró con su nieto todo flaco
y hambriento, con sus plumitas sin brillo, tratando de
hincarle el diente…o sea el pico…a un enorme zapallo.
---Cuervito…nietecito mijo… ¿Cómo estás?….---
le dijo deteniéndose el abuelo justo al lado de él.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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---Hola abuelito querido---le contestó emocionado
por el encuentro el cuervito
---Como puedes ver aquí me encontré esta
tremenda fruta que voy a comer rápidamente…y eso no es
todo….más allá hay repollos y alcayotas…mira del
tamaño que son---continuó el cuervito.
---Pero Cuervito… ¿Acaso las has probado ya…?-
--le preguntó asombrado el abuelo
---No “abueli”… no necesito hacerlo…basta con
mirar su tamaño para comprender que serán muy ricos---
dijo el cuervito
Y de un zuácate el cuervito arremetió con el fruto
de la huerta de la ciudad.
Plummm…Plagg….Guácate…Recorchos…
juajjj….---comenzó a rezongar el cuervito apenas
probó el zapallo----hasta que finalmente se rindió.
El cuervo mayor se revolcaba de la risa por las
peripecias de su nieto.
---Abuelo no te rías de mi desgracia---le suplicó el
cuervito---mira que tengo tanta hambre y ya no sé donde
más buscar algo que picotear----Te quise enseñar qué
comer nieto querido, pero tú no esperaste---
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---Tienes razón abuelo….debí probar las frutas
pequeñas que me ofrecías en los acantilados de
Talcahuano---
---Pero no te preocupes, ven conmigo que te
llevaré a conocer otros parajes---
Y lo llevó volando hasta Quillón donde los
viñateros.
---Abuelito qué ricas son las uvas---le decía una y
otra vez con el pico lleno.
Y luego lo llevó de vuelta a los acantilados y el
cuervito no paraba de repetir….
---Ay abuelito qué rica son las murtillas…..qué
ricas son las avellanas….qué ricas son las zarzamoras…
los maquis --- y seguía engullendo todo lo que el abuelo
le mostraba.
En pocos días el cuervito recuperó el color de la
negra noche y empezó a engordar y crecer.
El cuervo abuelo a veces le repetía…
---La calidad de las cosas no se mide por el
tamaño…un libro gordo y lleno de hojas no
necesariamente enseña más que uno pequeño--
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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---Si abuelo…ahora entiendo las cosas de la
vida….y nunca más miraré en menos tus enseñanzas.
Y todas las tardes al caer el sol para descansar en
las amplias aguas del mar de las costas de la Península de
Tumbes en Talcahuano, cuando los pescadores retornan a
sus hogares después de haber fondeados los botes y
guardado las redes si miran al cielo pueden ver a los
cuervos, jóvenes y ancianos revoloteando por los
acantilados entre San Vicente, Caleta El Soldado, Playa
Blanca o Tumbes, casi todos exclaman…
---Miren esos cuervos, tan grandes y hermosos,
parecen llevar en sus plumas la herencia de estas
tierras…el carbón y la espuma de mar….porque llegan a
brillar plateado con el reflejo del sol.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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TALCAHUANO
EN
LA MEMORIA
CENTRO DE INVESTIGACIONES CULTURALES
COLECTIVO LA SILLA
TALCAHUANO
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TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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DERECHOS RESERVADOS
CIC COLECTIVO LA SILLA
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IMPRESIÓN
EDICIONES Y PRODUCCIONES
ORLANDO
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PREFACIO
El patrimonio intangible está constituido por aquella parte invisible que reside en el espíritu mismo de las culturas. El patrimonio cultural no se limita a las creaciones materiales. Existen sociedades que han concentrado su saber y sus técnicas, así como la memoria de sus antepasados, en la tradición oral. La noción de patrimonio intangible o inmaterial prácticamente coincide con la de cultura, entendida en sentido amplio como "el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social" y que, "más allá de las artes y de las letras", engloba los "modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias" A esta definición hay que añadir lo que explica su naturaleza dinámica, la capacidad de transformación que la anima, y los intercambios interculturales en que participa.
El patrimonio inmaterial lo conforman, entre otros elementos, la poesía, los ritos, los modos de vida, la medicina tradicional, la religiosidad popular y las tecnologías tradicionales de nuestra tierra. Integran la cultura popular las diferentes lenguas, los modismos regionales y locales, la música y los instrumentos musicales tradicionales, las danzas religiosas y los bailes festivos, los trajes que identifican a cada región de Chile, la cocina chilena, los mitos y leyendas; las adivinanzas y canciones de cuna; los cantos de amor y villancicos; los dichos, juegos infantiles y creencias mágicas.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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Expuesto de tal forma, es para nosotros como Centro de Investigaciones Culturales Colectivo La Silla, un honor haber sido apoyados por el Gobierno Regional del Biobío, a través de los Fondos de Cultura FNDR 2012, en el proyecto “Rescate Patrimonio Inmaterial de los Barrios de Talcahuano” posibilitando investigar, convocar y reunir las historias y las creaciones relevantes de los barrios de nuestra ciudad puerto, inquietud largamente anhelada y nacida del gran amor que tenemos por nuestra gente y cultura y a la cual esperamos seguir contribuyendo con múltiples proyectos que sean un real aporte al acervo cultural de Talcahuano.
Centro de Investigaciones Culturales Colectivo La Silla
Talcahuano, Enero 2013.
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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INDICE
N° Pág. 1 Prefacio 2 Tumbes-Poema 1 3 Descripción 2 4 San Vicente 5 5 Cerro Cornou 9
6 Barrio Diego Portales 14 7 Tumbes 19 8 Barrio Cristóbal Colón 23 9 Historia de Los
Cerros 25
10 Santa Clara 28 11 Barrio Francés 31 12 Población Rocuant 32 13 Caleta El Morro I 36 14 Caleta El Morro II 39 15 Población Libertad 42 16 Barrio Bilbao 45 17 Higueras y los
huachipatinos 46
18 Denavi Sur 49 19 El paseo de fin de
año 52
20 Los cementerios simbólicos
55
21 Ana del Naval 59 22 El Pancho loco 64 23 Navidad década del
60 68
24 La Plaza de Armas y
ritos
75
25 El Castillo del diablo 77 26 Talcahuano, los
británicos y el carbón 80
27 Cuestión de principios
82
28 Los dos cuervos 96
TALCAHUANO EN LA MEMORIA
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