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SANTA MARÍA LA RIBERA
Berta Tello Peón. Editorial Clío.
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INTRODUCCIÓN
En la enorme capital de México comparten el espacio construcciones de todo
tipo. Pasado y presente se conjugan para conformar una gran ciudad, centro del
país.
En las fachadas de sus casas y en su espacio urbano se va marcando la huella
de la historia, imperceptible o contundente, que condiciona el comportamiento de
sus habitantes.
ada recinto ha surgido para responder a una necesidad. ada soluci!n ha
sido fruto del conocimiento de una época, de su tecnología, su economía y
sociedad. "in pretenderlo, cada momento queda retratado en sus casas, edificios,
pla#as y calles. $a importancia de un periodo determinado acaba por ceder elcampo a la modernidad, a las nuevas colonias, a los hijos recién llegados.
Entre todo esto que por inmenso aturde, se encuentran aquellos espacios que
por alguna ra#!n se han conservado y que a pesar de soportar el peso del tiempo
sobre sus hombros, son capaces de relatar la historia que guardan entre sus
muros.
$a ciudad de México est% llena de caminos, paseos, pla#as, callejones, casas,
edificios y monumentos, que testifican su historia. "u origen mesoamericano quedej! paso a la ciudad mesti#a de construcciones virreinales, se me#cla en la urbe
contempor%nea con edificios de corte internacional y arquitectura posmoderna.
&odos hacen alarde de la noble#a de materiales y espacios que se crearon para
un tiempo y una funci!n y que con el transcurrir de los a'os se adaptan a otros
tiempos y otras funciones.
En la acelerada vida capitalina poco tiempo hay para dedicar a la observaci!n
de los espacios silentes que a(n nos rodean. "in embargo, muchos de éstos hanido conformando la ciudad y, al adentrarse en ellos, ofrecen al visitante un relato
de lo que en su momento fueron el edificio y la ciudad.
&al es el caso de la colonia "anta María la )ibera. )esguardada por las vías
r%pidas de *nsurgentes, ircuito *nterior, "an osme y +onoalco, ha podido
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conservarse para relatar un momento en el crecimiento de la ciudad de México.
Mantiene su límite original y muestra sus calles, espacios y casas para aquel que
quiera adivinar su historia.
$a vida de la ciudad, su crecimiento desmesurado, el cambio de uso y valor del
terreno, han dejado marginada a esta colonia. "u poblaci!n y usos han variado,
pero mantiene la dignidad de muchas de sus construcciones y la evidencia del tipo
de colonia que fue.
+o s!lo en sus casas est% el relato de su historia. Escritos y documentos ubican
al lector en un momento clave para la ciudad de México, cuando rompi! con los
límites que mantuvo por m%s de trescientos a'os, para lan#arse a la modernidad
de mediados del siglo *. ausas importantes se conjuntaron para la creaci!n de
la colonia "anta María la )ibera- la desamorti#aci!n de los bienes del clero, la
expedici!n de las $eyes de )eforma, el surgimiento de sociedades inmobiliarias,
los cambios en el valor de los terrenos.
El momento en que se form! la colonia coincide con todas estas innovaciones
en la vida capitalina y su auge y consolidaci!n con la larga permanencia en el
poder de Porfirio ía#. $a preocupaci!n de éste por impulsar el desarrollo urbano
y monumental de la ciudad se reflej! en "anta María la )ibera. $a imagen
moderna y los adelantos tecnol!gicos se conjugan en su espacio para situar a la
colonia dentro de un nuevo concepto, nunca antes utili#ado en México- el de los
fraccionamientos.
espués de este primer momento, hay un segundo, en el que la colonia recibe
un nuevo impulso por los fen!menos sociales ocurridos durante los a'os treinta y
cuarenta y el cual le permiti! recibir nuevos habitantes que la sostuvieron en su
nivel hasta /012.
3 partir de los a'os cincuenta, la concepci!n de la ciudad cambi! y la colonia
resinti! el crecimiento hacia otros rumbos, la falta de viviendas para sus
ciudadanos, las costumbres y el comportamiento de los mismos, que la llevaron a
modificar el uso de sus espacios. 3 poco m%s de cien a'os de vida, la "anta
María ha sufrido cambios, alteraciones y mutilaciones. "in embargo conserva sus
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límites, sus construcciones principales, muchas de sus casas y gran parte de su
gente, que hered! una forma de vida con suficiente arraigo para poder relatar hoy
día una parte de la historia de la ciudad de México.
ANTECEDENTES
urante la segunda mitad del siglo *, la ciudad de México experiment! una
evoluci!n de gran importancia, que transform! su imagen en forma inusitada y le
dio un aspecto entonces moderno. 4n poderoso factor fue el aumento de la
poblaci!n, que se había mantenido desde finales del siglo anterior. "e triplic! la
poblaci!n de la ciudad y, al terminar el siglo, la capital tenía ya m%s de medio
mill!n de habitantes.
$a presi!n demogr%fica, la vida independiente de la joven naci!n y los cambios
experimentados en todo el mundo occidental, se reflejaron en la ciudad en
m(ltiples fen!menos, uno de los cuales fue la creaci!n de fraccionamientos.
Para esclarecer la ra#!n del inicio de tal fen!meno habr% que mencionar
factores interesantes en el %mbito mundial, para después referirnos a algunas
características de México y finalmente de la ciudad capital.
El escenario internacional
$as sociedades humanas son seres vivos que muestran su vitalidad en la
evoluci!n de sus expresiones de la vida diaria. En cada momento de la historia
son esas manifestaciones las que en conjunto explican su modernidad. El mundo
occidental inici! una etapa de grandes cambios a partir de la revoluci!n francesa,
a finales del siglo 5. 6ue entonces cuando se inici! la industriali#aci!n, que
introdujo cambios en la manera de vivir de las sociedades. &al evoluci!n se reflej!
con lentitud, pero con claridad, en la arquitectura y el urbanismo de los países
inmersos en el fen!meno.
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&odos los grandes cambios, a lo largo de la historia, afectan la economía, el
arte, la política, la religi!n, la vida p(blica y la privada, en formas que con el
transcurso del tiempo se van olvidando y van creando en nuestra memoria una
especie de inconsciencia sobre el pasado inmediato, inadvertencia que se
convierte en ignorancia al alejarse en la carrera de los siglos.
4na idea m%s técnica de la construcci!n y una valoraci!n menos parcial de la
arquitectura de todas las épocas, habrían de hacer el siglo *. 6en!menos como
la escolari#aci!n de la formaci!n de los arquitectos, la aparici!n y el desarrollo de
la ingeniería civil, respaldarían el eclecticismo que, como estilo arquitect!nico,
utili#! las aportaciones de distintas épocas y lugares.
En este ambiente, surgieron los concursos internacionales en el campo de la
arquitectura para dar soluci!n a casos específicos, considerados importantes. Por
los a'os en que comen#aba el desarrollo de la colonia "anta María la )ibera, se
reali#aron en el %mbito internacional dos concursos notables, el de la 7pera de
5iena, celebrado entre /892 y /89/, y el de la 7pera de París, convocado el :0 de
diciembre de /892. En el primer caso fueron declarados triunfadores los
arquitectos Eduard van der +;ll y 3ugust "icard von "icardsburg, quienes
concluyeron la obra en /890. En el segundo ejemplo, obtuvo el primer premio
harles ideales> para que se desarrollaran las estructuras met%licas en *nglaterra. ?stasfueron qui#% la prueba m%s evidente del cambio acelerado de materiales y
técnicas de construcci!n durante el siglo pasado. El ferrocarril, con su necesidad
de puentes, también contribuy! ampliamente al desarrollo de las nuevas
estructuras de hierro laminado. @acia mediados del siglo, apenas unos a'os antes
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de que la planeaci!n y las primeras acciones con relaci!n a la colonia "anta María
la )ibera se llevaran a efecto en México, en $ondres se había construido el
Palacio de ristal, con motivo de la Exposici!n *nternacional de /81/. En esa
enorme estructura de hierro laminado y acero, alarde de la técnica m%s avan#ada
del momento, se habían empleado 8A 222 metros cuadrados de vidrio y B8
Cil!metros de canales de acero. En la colonia "anta María aparecieron con
discreci!n las cubiertas y entrepisos formados con viguetas de acero laminado y
bovedillas de ladrillo.
$a Exposici!n *nternacional de París, en /880, que conmemoraba el primer
centenario de la revoluci!n francesa, daría ra#!n de ser al dise'o y la construcci!n
de la estructura met%lica m%s famosa en todo el mundo, la &orre Eiffel, que origin!
nuevos arreglos urbanos en y alrededor del ampo Marte. El desarrollo del
ferrocarril propici! la construcci!n de grandes estaciones que se construyeron, en
París, con estructuras de metal. $a primera de ellas, la Gare de l'Est fue
construida por uquesney e inaugurada en /81AD otra muy importante fue la Gare
d'Orsay, hoy convertida en museo, obra de $aloux e inaugurada en /022. Estas
estructuras también tuvieron eco en México, aunque en menor escala, como en el
viejo pasaje comercial de la ciudad de Puebla o en el mercado @idalgo de
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lugares. Pero el fen!meno europeo industrial propici! la aparici!n de nuevas
doctrinas que respaldaron un movimiento obrero fuerte y organi#ado.
onsecuencia de tales problemas europeos, fueron las invasiones de todos los
rincones del orbe por parte de las potencias %vidas de materias primas para su
industria, la llegada de trabajadores inmigrantes, el arribo de capitales extranjeros
temerosos de la inestabilidad social producida por el movimiento obrero en sus
países. En este mismo medio siglo, a la colonia "anta María la promovieron
empresas y bancos con capital extranjero, en su mayoría europeo. $os bancos
financiaron la adquisici!n de terrenos y la construcci!n de casas, así como la
industria incipiente propici! ofertas de trabajo.
$a "anta María tuvo en su seno empresas como la Pasamanería 6rancesa, que
dio estabilidad econ!mica a las familias de sus obreros. $a colonia fue planeada
por una empresa inmobiliaria, 6lores @ermanos, la primera conocida en México, y
en sus terrenos acogi! a numerosos artesanos libres como carpinteros o
#apateros, de clase media baja, pero quienes sin la competencia de la industria
atendían una demanda de trabajo amplia y creciente en la construcci!n de los
nuevos fraccionamientos.
El escenario nacional
"i todo lo anterior nos pinta en breves rasgos algo de lo sobresaliente de ese
medio siglo, el escenario nacional no es menos interesante.
urante la época virreinal poco cambiaron las habitaciones y los modos de vida
de los grupos indígenas mesoamericanos. on el dominio espa'ol vino el cambio
de religi!n y la adopci!n de nuevas formas para los lugares de culto, pero en el
%mbito familiar de la vida del campo, las costumbres siguieron sus normasancestrales y conservaron usos muy semejantes a los de etapas anteriores. En el
siglo * de alguna manera se repiti! el fen!meno. ambiaron su imagen las
ciudades, pero no las %reas rurales.
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$a guerra de independencia vino a culminar un esfuer#o que cambi! la vida del
país, y lo volvi! libre y soberano. Pero las formas físicas de una naci!n no
cambian con rapide#, porque responden a modificaciones en el modo de vida de
sus ciudadanos.
urante el siglo * nuestra patria se transforma lentamente, para dejar atr%s
su aspecto virreinal y adquirir aquellos rasgos que significan modernidad.
Peque'os en apariencia fueron los detalles que iniciaron el cambio. Para empe#ar,
por ley de /8:B se orden! la desaparici!n de todos los escudos de las fachadas
de los palacios de la aristocracia y la reale#a espa'olas.
En los momentos en que los hermanos 6lores adquirieron terrenos para
organi#ar el novedoso fraccionamiento que sería la colonia "anta María la )ibera,
el país no se encontraba en circunstancias favorables. $a invasi!n norteamericana
y el despojo de la mitad de nuestro territorio debían pesar todavía en la mente de
todos los mexicanos como tragedia reciente. El caos que sobrevino a raí# del
fusilamiento de Melchor campo fue buen pretexto para la intervenci!n francesa y
la creaci!n del segundo imperio. $a llegada de nuevos ejércitos extranjeros, y el
fuga# reinado de Maximiliano, coinciden con los primeros a'os de vida de la
colonia "anta María.
Precisamente el nombre que en México se asigna a los fraccionamientos est%
relacionado indirectamente con el segundo imperio. $os arquitectos mexicanos
habían comprado terrenos al lado del Paseo del *mperio, después transformado en
Paseo de la )eforma, pero ese fraccionamiento no prosper!. Entonces un grupo
numeroso de ciudadanos de origen francés Gquienes, al no haber resentimiento
contra 6rancia, pudieron quedarse en México donde eran bien aceptadosG
adquiri! terrenos en lo que hoy es la colonia uauhtémoc. El com(n de las
personas empe#! a llamar a esa #ona de la ciudad primero >colonia francesa> ydespués solamente >colonia>. $os siguientes fraccionamientos que se abrieron
desde entonces han sido llamados así.
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$os cambios formales de la ciudad se iniciaron al consumarse la independencia.
Pero el fen!meno que realmente marc! la transformaci!n de la imagen virreinal a
la modernidad fue la promulgaci!n de las $eyes de )eforma. $a supresi!n de los
conventos, abundantes en la capital, propici! la demolici!n y la apertura de calles
para romper la antigua estructura urbana.
El historiador Manuel )odrígue# 3paricio, en su libro Los conventos suprimidos
en México, publicado en /89/, nos describe el ambiente político de la ciudad
cuando se hacían las demoliciones de monasterios. Entre los grandes conventos
afectados estuvieron el de "an 3gustín, transformado después en Fiblioteca
+acional, y el de la Encarnaci!n, que m%s tarde se utili#! para dar cabida a la
"ecretaría de Educaci!n P(blica. Pero qui#% el desalojo y demolici!n m%s
comentado fue el del onvento
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3 partir de entonces surgi! una nueva capital para el país. $a colonia "anta
María la )ibera qued! ligada a ese momento hist!rico. $a antigua cal#ada de
&lacopac fue uno de sus límites, el principal, por significar la vía de acceso desde
el cora#!n de la ciudad. Para la sexta década del siglo *, &lacopac, de origen
mexica, tenía varios nombres a lo largo de su desarrollo urbano. 3 espaldas de
atedral se llamaba calle de las Escalerillas Icuyo nombre aludía sin duda a la
escalinata de alg(n basamento de pir%mide del antiguo centro ceremonial mexicaJD
el siguiente tramo hacia el poniente llevaba ya entonces el nombre de &acuba.
"eguían después la calle de "anta lara y la calle de "an 3ndrés. Ka frente al
actual Palacio de Fellas 3rtes y la 3lameda estaba el tramo llamado la Maríscala,
"anta *sabel, la cual seguía a(n frente a la 3lameda, "an Luan de ios, luego la
calle de "an @ip!lito y después el Puente de 3lvarado, Fuenavista y "an osme,
donde estaba el convento franciscano que sirvi! de retiro a los frailes de esa orden
mendicante. 5enía después la &laxpana y la cal#ada MéxicoH&acuba. $os terrenos
que ocuparía la colonia "anta María tenían frente hacia ese tramo de "an osme,
aunque una buena parte estaba ya ocupada por la colonia de los 3rquitectos, en el
tramo llamado ya entonces Fuenavista y que poco después se convertiría en una
de las grandes estaciones de ferrocarril de la ciudad. omo se apreciar%, todavíaen los momentos en que se iniciaban los arreglos para la urbani#aci!n y venta de
lotes en "anta María, los nombres de los distintos tramos de la importante vía de
acceso de origen indígena mexica, la antigua cal#ada de &lacopac, eran dados por
las instituciones religiosas que se ubicaban en cada tramo.
En la esquina poniente del tramo de Fuenavista y &acuba, se locali#aba la
garita de "an osme. 3 todo lo largo de la vía estaban los arcos del acueducto
que traía agua desde hapultepec por la cal#ada de la 5er!nica, la cual corría desur norte y cuyo ca'o doblaba al oriente hacia "an osme, en el punto
denominado la &laxpana, en donde se encontraba una fuente. El acueducto
continuaba hacia el centro de la ciudad y originalmente llegaba hasta la Maríscala,
donde se encontraba la fuente terminal. Para la sexta década del siglo, el
acueducto ya no se extendía hasta allí, la arquería, denominada acueducto de "an
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osme, llegaba hasta el Paseo +uevo o de Fucareli, ante la pla#uela que estaba
frente al convento de "an 6ernando. El resto ya había sido demolido. $a fuente de
la &laxpana fue demolida en los (ltimos a'os del siglo *, después de que el
acueducto también desapareci!.
&odavía hacia /89/, no existía el río onsulado a un lado de la cal#ada de la
5er!nica. 3l respecto, es de interés aclarar que en el antiguo islote de &enochtitlan
durante la temporada de lluvias, el control de los escurrimientos llev! en la
segunda mitad del siglo al tra#o de canali#aciones a lo largo de algunas cal#adas,
que el pueblo llam! >ríos> en lugar de >canales>, como se siguieron llamando las
antiguas acequias de la ciudad, qui#% porque los >canales> eran utili#ados para el
transporte de mercancías y tíos >ríos> s!lo servían para desalojar las aguas. 3sí lo
fueron el río onsulado, rale#a artificial es delatada elevados, construidos con la el
límite poniente de la trumentos para resolver el del fraccionamiento que convertían
en pantanos.
3l correr de los a'os, en el siglo , la cal#ada de la 5er!nica se denomin! a
partir de /0BA Melchor campo, y una década después el río onsulado fue
entubado. En los a'os setenta, esta vía se convirti! en parte del ircuito *nterior.
Por otro lado la gran humedad del subsuelo y la altura de los niveles fre%ticos es
patente por los m(ltiples po#os que se reportan en las escrituras de las casas.
Faste decir que en la colonia "anta María eran muy abundantes los po#os
artesianos.
Para entonces, el (nico canal que iba ya hasta el centro de la capital era el
de la 5iga, que llegaba a las orillas de la ciudad por el ancho paseo del mismo
nombre que corría de sur a norte y quebraba hacia fgj el oriente en la calle
de la 3lh!ndiga.
@acia la mitad del siglo *, hay que recordarlo, el combustible usado en las
casasHhabitaci!n para cocinar era el carb!n de le'a, que obligaba a cubrir la
demanda con un n(mero suficiente de carbonerías y de carboneros,
convenientemente distribuidos en cada barrio. Eran estos establecimientos y
personajes muy especiales, f%ciles de reconocer por llevar siempre sobre su
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cuerpo y ropas los residuos de su mercancía. Era expresi!n com(n el decir que
alguien estaba sucio >como un carbonero>. Es l!gico pensar que semejante
pr%ctica no era precisamente muy favorable para la conservaci!n de nuestros
bosques. 6ue hasta la década de los a'os treinta del presente siglo cuando se
inici! la r%pida sustituci!n del carb!n por la tractolina y posteriormente, durante la
siguiente década, por el gas licuado, utili#ado a(n ahora.
Pero en el tercer cuarto del siglo *, en los a'os en que se inici! el desarrollo
de la colonia "anta María, el carb!n era repartido por arrieros que surtían a las
carbonerías y a los particulares de combustible.
3 prop!sito de transporte, en esa época, los vehículos eran de tracci!n animal y
toda casa de cierta categoría contaba con caballeri#a y carruaje. ado que en la
colonia "anta María la )ibera vivían personas de clase media baja, las casas con
cochera o caballeri#as eran pocas. "in embargo, los artesanos, como carpinteros
y herreros, que habían alcan#ado un nivel de prosperidad, dado el aumento de la
demanda, podían ocasionalmente contar con una carreta o carret!n para
transportar el producto de su trabajo desde su taller hasta la casa del cliente, s!lo
que entonces probablemente el animal utili#ado no era el caballo, sino una muía o
un burro.
M%s com(n para el transporte de muebles o herrería necesaria para casasH
habitaci!n eran los cargadores, que con pocas variantes seguían utili#ando la
manera indígena mesoamericana de transportar vol(menes intermedios. 4n
personaje típico de la ciudad era el mecapalero, cuya gran característica distintiva
era la cuerda que en varias vueltas se colocaba en el hombro y servía para atar la
carga y acomodarla utili#ando el mecapal. e ahí su nombre que indiferentemente
se usaba junto con el de cargador para designar a este conocido personaje.
3 medida que el siglo se aproxim! a su fin, los usos virreinales se hicieron
menos y las influencias francesas aumentaron. tro aspecto que cambi! en esos
mismos a'os fue el alumbrado p(blico. En la época virreinal, antes de /=12
solamente se usaban las luminarias de ocote para iluminar la ciudad. Pero en
/=02 el conde de )evillagigedo mand! colocar //:8 faroles de aceite de nabo y
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éste fue el m%ximo adelanto de ese periodo. Ka en el México independiente, en
/8A0, se colocaron AB2 l%mparas de trementina. Pero justo en los primeros a'os
de vida de la colonia "anta María, hacia /890, se empe#! a utili#ar el gas
hidr!geno para la iluminaci!n y no fue sino hasta /882 cuando se inici! el uso de
la electricidad. $a Nnight ompany coloc! las primeras 9A2 l%mparas eléctricas en
la ciudad de México.
3lgo típico en ciudades y pueblos, procedente del periodo virreinal y
conservado hasta las primeras décadas del presente siglo, fueron 0 los pregones
con los cuales innumerables vendedores ambulantes anunciaban sus productos.
En la sexta década del siglo pasado todavía eran abundantes los que no utili#aban
monedas sino trueque para comerciar y así lo anunciaban en sus letanías. ada
uno de estos ambulantes tenía una hora específica del día para ofrecer su
mercancía, que a menudo servía para el desayuno, la comida o la merienda. ada
uno gritaba un preg!n que era tradicional entre los vendedores del mismo
producto y que expresaba con una cadencia especial logrando no ser confundido
con otros.
ato interesante también para la ciudad de México, es el establecimiento de
servicio de los coches de sitio, todavía desconocidos en París hacia /801. Pero en
México desde /89B, coincidiendo con los a'os de primera infancia de la colonia
"anta María, se estableci! el primer servicio de !mnibus en la ciudad, es decir el
uso de carruajes especiales para el transporte urbano por una peque'a suma de
dinero. os a'os después, en /891, el empresario arlos 3rnaux cre! el servicio
de tranvías tirados por mulitas.
HISTORIA Y DESARROLLO
uando los hermanos 6lores iniciaron sus actividades en "anta María la
)ibera, la poblaci!n iba en aumento y se sobreponía dentro del espacio primitivo
de la ciudad. En ella se me#claban todo tipo de habitantes que reali#aban muy
diversas actividades padeciendo las inclemencias del hacinamiento y carentes de
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comodidad. $os hermanos 6lores ofrecieron, pues, un espacio diferente para el
que se aprovecharían las ventajas de su ubicaci!n.
omo ya se dijo, la fundaci!n de la colonia "anta María la )ibera estuvo
relacionada con el movimiento econ!mico generado por la aplicaci!n de las leyes
de desamorti#aci!n que pusieron en movimiento los bienes raíces, anteriormente
parali#ados debido al control ejercido por las instituciones religiosas. En el caso de
la clase acomodada, el rompimiento del estatismo tuvo que ver con la supresi!n
de mayora#gos. 3l incorporarse las propiedades urbanas y rurales a la economía
comercial, se desintegr! la vieja estructura territorial y se modificaron los usos del
suelo, lo que gener! espacios privados receptivos para el capital. Esta situaci!n
fue aprovechada por un grupo de comerciantes, prestamistas y propietarios,
quienes se convirtieron en concentradores y especuladores de la propiedad- no
s!lo de conventos, sino también de haciendas, ranchos y potreros suburbanos que
comen#aron a fraccionarse.
El se'or Estanislao 6lores había comprado en /8A: la hacienda de la &eja y sus
ranchos anexos llamados los uartos, "anta María y 3n#ures, seg(n consta en
escritura firmada por el notario 6rancisco Madariaga- >de mi cargo con fecha /B de
este mes, on *gnacio Liméne# como apoderado de on Losé Mariano "%nche# y
Mora, otorgo a favor de on Estanislao 6lores de esta vecindad, Escritura de
venta de la @acienda nombrada de la &eja con sus )anchos anexos llamados los
uartos, "anta María y 3n#ures, con la alberca grande de hapultepec, situados
en las inmediaciones del mismo hapultepec, al poniente de esta iudad, todos a
precio de O=: 222, a exhibir al contado // 200 pesos, cuatro reales, a continuar
reconociendo el comprador sobre la misma @acienda OB1 222 a que esta afecta a
varios capitales de obras pías y de particulares y O:1 022, A reales también de
obras pías y particulares.>
3sí, en /810 los hermanos Estanislao, Loaquín y Micaela 6lores, naturales de la
ciudad de México, unidos a su madre, Luana asillas, con domicilio en "an Luan
n(mero 8, unidos bajo la ra#!n social 6lores @ermanos, constituyeron la primera
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sociedad inmobiliaria de la capital. "olicitaron permiso al ayuntamiento para formar
>algunas poblaciones extramuros de esta ciudad ...Q en dehesas pertenecientes a
las haciendas de la ondesa y de la &eja, y sus ranchos y terrenos anexos ...Q sin
cercenar nada de las tierras que se han destinado a la labran#a>.
4no de estos ranchos era, pues, el de "anta María la )ibera, situado al norte
de la cal#ada de "an osme. $os hermanos 6lores se'alaban que el objeto de
fraccionarlo era establecer una colonia que permitiera extender la ciudad hacia la
)ibera de "an osme, proteger el valor, la subdivisi!n de la propiedad y proveer
de un lugar para vivir a la poblaci!n en un rumbo m%s sano a donde el crecimiento
de la ciudad se dirige espont%neamente.
>El )ancho de "anta María la )ibera Gre#aba su propagandaG tiene un
campo al norte de la cal#ada de "an osme que se prolonga hasta +onoalco en el
que puede establecerse una linda poblaci!n o un nuevo cuartel de la capital, el
cual participar% al mismo tiempo de las comodidades de ésta Gcomo que queda
contiguo a la garitaG y del desahogo y buenos aires del campo. 4n h%bil ingeniero
ha levantado el plano del lugar, distribuido en man#anas regulares con espaciosas
calles tiradas a cordel y en el centro una alameda, un mercado, un templo que
sirva de Parroquia, con habitaci!n para el P%rroco, y una casa destinada a la
educaci!n de los ni'os.>
K concluía dicho texto propagandístico- >Porque México tiene sin duda que
crecer, y todo anuncia que ser% hacia el lado del poniente, donde la belle#a del
paisaje, la abundancia de aguas potables, la existencia de otros lugares, la
variedad de vías que se cru#an y otras mil circunstancias propicias est%n llamando
a la poblaci!n.>
En su propuesta, los hermanos 6lores proponían calles tiradas acorde, como ya
se ha comentado, y así dejaban en claro el buen tra#o reticular que sería la base
para la edificaci!n de la colonia así como la definici!n de los espacios p(blicos y
%reas comunes. "eguramente al planearlo pensaban en un espacio tanto nuevo
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como diferente con lo que obtendrían ganancias a la ve# que marcarían la pauta
en la nueva fisonomía de la ciudad.
El mercado, la escuela la iglesia, la pla#a, son indispensables en una colonia
nueva, donde se ofrece una placentera vida comunitaria. 3sí como el espacio
interno de la casa se busca para descansar, recogerse en familia y resguardarse
del clima, el espacio exterior es necesario para completar la vida social, afectiva,
religiosa o cultural que en la casa no puede darse.
$a tra#a de la "anta María la )ibera, con sus man#anas, sus calles y los
nombres de éstas, aparece por primera ve# en el plano de la ciudad fechado en
/89/. Estaba limitada de sur a norte por la )ibera de "an osme a la cal#ada de
@eliotropos I+onoalco, hoy 6lores Mag!nJ, y de *nsurgentes al Paseo de la
5er!nica Iircuito *nteriorJ de oriente a poniente. $as calles en el sentido norteHsur
eran- Encino, Rlamo, hopo, Pino, "anta María la )ibera, iprés, +aranjo, "abino,
6resno, livo y lmo, y en el sentido orienteHponiente, 5ioleta, Magnolia,
Mosqueta, amelia, $a )osa y @eliotropo, con un total de 1B man#anas.
En esos a'os la #ona poniente de la ciudad ofrecía grandes ventajas para los
nuevos asentamientos- suelo consolidado, aire sano que no arrastraba losmiasmas de la ciudad y comunicaci!n r%pida al establecerse los ferrocarriles que
reducían la relaci!n tiempoHdistancia y facilitaban la movili#aci!n de la poblaci!n.
$a venta de los terrenos estuvo dirigida a una poblaci!n de clase media que
pudiera >adquirir y hacerse de una propiedad raí#, en la cual disfrutar las delicias
del campo sin desatender sus ocupaciones de la ciudad>.
El precio de los terrenos vari! de uno y medio a dos reales la vara. $as
condiciones de venta fueron muy favorables- hipoteca sobre el terreno por nueve
a'os, con un interés del 9S anual, exenci!n de impuestos por cinco a'os sobre la
propiedad, los materiales de construcci!n y la alcabala correspondiente a la venta.
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Estas condiciones hicieron que los terrenos se vendieran r%pidamente. El
notario recencio $andgrave, de mediados de agosto a noviembre de /810,
expidi! 9B escrituras de compraventa como, por ejemplo, las que aquí se
relacionan- :B de agosto de /810. +ot. recencio $andgrave. on Epigmenio
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Losé Mariano "%nche# y Mora seg(n consta en la escritura del día /B de
septiembre de /8A: ante el escribano on 6rancisco Madariaga que sit(a el
referido rancho en una de las orillas de México y haciéndose sentir cada día m%s
el deseo que manifiesta de fabricar casas en sus inmediaciones, tanto para
facilitar por su parte los se'ores comparecentes los medios de reali#ar este deseo
contribuyendo así al engrandecimiento de la capital, como por ser también (til y
convincente a sus propios intereses, hicieron que el perito agrimensor on
6rancisco Liméne# levantase el plano en el que est%n se'aladas las fracciones o
lotes en que ha de quedar dividida. 5enden a on Manuel "oto las man#anas
1 con :: =:1 varas /8 centésimos
9 con /2 :/1 varas
9 /T: con A02.91 centésimos
// con := 222 varas
/: con := 222 varas
/B con :B BA1 varas con 02 centésimos
/8 con := 222
/0 con := 222
:2 con :2 0A: varas A2 centésimos
:A con /1 B22 varas
:1 con /1 B22 varas
:9 con /: 1A2 varas 8= centésimos
que hacen una extensi!n superficial de ::8 892 varas cuadradas, bajo la
precisa condici!n de que el espacio de tierra que abra#an las calles p(blicas noest% comprendido en esta venta, oblig%ndose al comprador de conservar la
distribuci!n de ellos, tal como se encuentran marcadas en el terreno o en el plano
respectivo con las variaciones que al practicar las medidas se le han hecho. Uue
en tal virtud no resta otra cosa que el otorgamiento de la escritura que
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corresponde y est% presente, por lo cual o en aquella mejor vía y forma que haya
lugar en derecho y que m%s firme y valedero sea, los mencionados "res. 6lores
hermanos otorgan- que por sí y a nombre de sus herederos y sucesores dan en
venta real y enajenaci!n perpetua de hoy y para siempre por juro de heredad, al
expresado on Manuel de "oto y los suyos las relacionadas man#anas o
fracciones del )ancho de "anta María, con todas sus entradas y salidas, m%s,
costumbres, derechos y servidumbres, bajo de los linderos que la ci'en y cuanto
les toca y pertenece de hecho y de derecho, seg(n y c!mo las han poseído los
"res. otorgantes y poseyeron sus causantes, en precio y cantidad de :8 92=
pesos 12 centavos, o sea / real la vara que ha de reconocer el se'or comprador
por 0 a'os, en los términos y con las seguridades que se dir%n adelanteD pero si
antes del vencimiento de dichos 0 a'os y en cualquier época de ellos le convinieraredimirlo, se le admitir% el pago, a ra#!n de 0 granos por vara. eclaran que dicha
cantidad es el justo precio y verdadero valor de los expresados terrenos y cuanto
les pertenece.
$a colonia "anta María la )ibera, como otras que se fundaron entonces, naci!
sin servicios debido a que no existía reglamentaci!n alguna que determinara las
obligaciones de los fraccionadores y del ayuntamiento. $os acuerdos entre estos
dos sectores frenaron en cierta medida el crecimiento de la colonia debido a queambos fallaron en el cumplimiento inmediato de las promesas que hicieron a los
compradores. $os fraccionadores de nuevas colonias tenían la obligaci!n de tra#ar
calles y lotear, cediendo para la colonia terrenos destinados a iglesias, pla#a y
mercado. El municipio proporcionaría el drenaje, agua y alumbrado. 3dem%s
obtendrían exenci!n de impuestos y descuentos en los materiales de
construcci!n, >siempre que la venta de ranchos y terrenos sea con el preciso
objeto de edificar casas>, seg(n consta en el decreto del /8 de mayo de /810.
on la formaci!n de nuevas colonias fuera de la ciudad, el ayuntamiento se vio
obligado a reabsorber los gastos que demandaba una urbani#aci!n dirigida al
beneficio privado y que no aportaba ingresos extras al siempre escaso
presupuesto municipal.
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$levar la urbani#aci!n a las poblaciones extramuros de la ciudad representaba
un esfuer#o y un gasto muy considerables para el ayuntamiento, lo cual produjo
reclamos constantes por parte de los habitantes de las colonias, quienes muchas
veces debieron organi#arse para asumir los gastos por la instalaci!n de los
servicios.
esde /89/ Gcuando comen#! a ser habitada la coloniaG hasta /88B, por
medio de su propio esfuer#o los vecinos instalaron drenaje, fuentes de agua,
empedrado, embanquetado y arbolado de algunas de las callesD reclamaron
adem%s que la poblaci!n de esa colonia por sus >afanes y sacrificios, merecía la
paternal protecci!n del *lustre uerpo Municipal>.
"i bien es cierto que la colonia se ubic! en un lugar privilegiado en cuanto a
vías de comunicaci!n- por un lado la avenida de "an osme y, por otro, la
estaci!n de ferrocarril, su crecimiento en esta primera etapa fue lento, debido,
seg(n los propios vecinos, a las constantes revoluciones y a la escase# de los
servicios que caracteri#aron el periodo previo a la administraci!n del presidente
ía#.
"eg(n el plano de la ciudad de /89/, en la colonia "anta María la )ibera
existían ya en obra m%s de cien casas. 4nas se encontraban parali#adas, seg(n
la junta de vecinos, y en otras se trabajaba lentamente.
El padr!n de /88: permite conocer un poco m%s sobre la situaci!n de la
colonia en ese a'o. "u poblaci!n era de B B=: habitantes, contaba con 8/ po#os y
todavía se mantenía ganado en amplios terrenos. esde entonces funcionaba el
mercado de la alia, visitado cotidianamente por las amas de casa. &ambién
había una ladrillera, una manufactura de seda, una f%brica de chocolates llamada
$a Malinche, la Pasamanería 6rancesa Gsituada en la calle de 6resno, propiedad
del se'or @ip!lito hamb!n y en la que operaban /12 obrerosG, así como una
gran variedad de comercios como los de tintoreros, carpinteros y #apateros. Estos
peque'os comercios se locali#aban principalmente sobre la avenida "anta María
la )ibera, que era la vía de entrada a la colonia y, por lo tanto, la #ona comercial.
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En el a'o de /88:, algunas calles cambiaron su nombre debido a que la
empresa del 6errocarril entral compr! el rancho de 6resno, que estaba situado
entre la estaci!n de Fuenavista y +onoalco y limitaba al poniente con la calle de
Encino.
urante el porfiriato la colonia "anta María la )ibera se desarroll! acorde con la
política general del régimen, que se proponía hacer de la ciudad de México la
expresi!n del fortalecimiento político. 3sí la ciudad se embelleci!, se limpi!, se
ilumin! y se dot! con obras de saneamiento y de servicios que reflejaron una
imagen pr!spera.
En los a'os que corrieron entre /88A y /0/2 las obras de urbani#aci!n de la
ciudad se concesionaron a empresas particulares y se hicieron del centro a la
periferia, a manera de ondas concéntricas que partían de la #ona densamente
poblada, hacia las #onas periféricas menos pobladas. "in embargo, esta nueva
política no puso fin a la organi#aci!n de los vecinos, quienes continuaron
demandando el apoyo del ayuntamiento para la soluci!n de sus problemas y para
conseguir la urbani#aci!n de sus terrenos.
El :B de julio de /89/ >se le concede a la colonia "anta María la )ibera una
naranja de agua que sería conducida por un ca'!n principal de 0 pulgadas y de
clase doble como para que la medida expresada sirva no s!lo para esa cantidad
sino para m%s del doble>.
En /80= se iniciaron las obras del drenaje de la ciudad. $a colonia comparti!
los beneficios que supusieron, pero sus vecinos fueron quienes costearon las
atarjeas y los colectores.
En cuanto al alumbrado, las #onas m%s pobladas de la colonia contaban con
alumbrado de gas y eléctrico, pero aun así, algunos vecinos se quejaban de que la>absoluta oscuridad que durante las noches envuelve a la 3lameda y a varias
calles ofrece seguro abrigo a la perpetraci!n de delitos y atentados contra la
moral>.
En el alumbrado se repite la instalaci!n del servicio como ondas concéntricas
de acuerdo con el poblamiento de la #ona. Por ejemplo- en agosto de /80= los
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vecinos de la #ona central consiguieron el alumbrado eléctrico y en esa fecha los
vecinos de la Ba. calle de livo y 9a. de hopo solicitaron al ayuntamiento la
instalaci!n del servicio. ?ste les responde que, por encontrarse retirados de las
#onas m%s pobladas, no pueden tener el servicio, que si les interesaba podrían
instalarse l%mparas de trementina. aso similar es el del se'or @ip!lito hamb!n,
propietario de una manufactura de seda en la Ba. calle de 6resno esquina con
arpi!, que el /9 de mar#o de /800 solicita la lu# eléctrica porque empleaba en su
f%brica /12 personas que a veces trabajaban de noche para recuperar las
pérdidas sufridas por el temblor del :A de enero que destruy! parte de la f%brica.
"us obreros eran mujeres y ni'os. Presentaba un plano y una serie de
modificaciones al alumbrado. El :9 de mayo de /800 se le contest! que no se
podía acceder a su solicitud.
En cuanto a la situaci!n de las calles, algunas estaban empedradas pero su
estado general era malo. En /022 se se'alaba que las vías p(blicas carecían de
empedrados y banquetas, por lo que se tornaban intransitables en la época de
lluvias. +o fue sino hasta la primera mitad del siglo cuando, al contratarse la
pavimentaci!n general de la ciudad, la colonia "anta María la )ibera recibi! este
beneficio.
DESARROLLO Y EVOLUCIÓN.
Primera etapa
$a colonia "anta María la )ibera, a diferencia de la
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>buen gusto> por medio de la decoraci!n. Ello repercuti! en la imagen de la
colonia, que refleja un cierto tipo de vida y una homogeneidad en el paisaje
urbano.
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Encino, Rlamo, hopo, Pino, "anta María, iprés, +aranjo, "abino y 6resno
fueron denominadas calles norte. En cambio 5ioleta, @ortensia, &ulip%n, Magnolia,
amelia, de las 6lores, arpi! y Rl#ate recibieron el nombre de avenidas poniente.
En /029 se acept! un nuevo proyecto para regresar la nomenclatura al viejo
sistema nominal y rescatar los nombres antiguos de la colonia.
tros factores que contribuyeron a desarrollo de la "anta María fueron los
cambios en el sistema de transporte que redujeron la relaci!n tiempoHdistancia, la
aparici!n de los ferrocarriles urbanos y suburbanos, la construcci!n de edificios
p(blicos y el establecimiento de algunas f%bricas. En cuanto al servicio de los
ferrocarriles, la "anta María fue una de las primeras colonias que se vio
beneficiada por el cruce de las vías hacia &acuba, por el establecimiento de la
estaci!n de Fuenavista y por el recorrido de dos circuitos- el de "anta MaríaH
Fuenavista y el de "an osmeH"anta María.
Entre los elementos que dieron individualidad y calidad a la colonia est%n
edificios importantes como el *nstituto de
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como la "anta María la )ibera, conservan su poblaci!n original identificada dentro
de la clase media.
Imaen !e la colonia
"us habitantes fueron peque'os propietarios e industriales, comerciantes,
profesionistas, religiosos, bur!cratas, militares, artesanos, carpinteros, alba'iles,
que conformaron una poblaci!n en aumento constante. Para /88: la poblaci!n de
la colonia era de B B=: habitantesD en /802 el padr!n nos se'ala que la colonia
había alcan#ado una poblaci!n de seis mil habitantes.
"obre el sector medio de la poblaci!n, muchos escritores de principios de siglo,
como Lusto "ierra, 6rancisco Fulnes y Lulio
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después de haber estado entre /889 y /0/2 en el lado sur de la 3lameda central,
frente a la iglesia del Espíritu "anto. El ingeniero Losé )am!n *barrola lo dise'!
para servir como pabell!n de México en la exposici!n internacional de +ueva
rleans. El :9 de septiembre de /0/2 termin! el deambular del CiosCo, que se
enrai#! en esta pla#a, donde domingo a domingo ha sido testigo de todo tipo de
encuentros y reuniones. Es desmontable y se construy! con base en mamparas
con ensambles, casadas y ricamente decoradas en estilo morisco, lo que permiti!
trasladarlo de un lado a otro. En /0A9 se dot! de una l%mpara costeada por los
vecinos, ahora desaparecida, y en /09B fue reparado para evitar el deterioro que
estaba sufriendo.
omo silente c!mplice de la colonia, ha visto cambiar su entorno, de naciente a
consolidado, de pr!spero a decadenteD familias recién formadas que nacieron con
la colonia, hijos que han llegado, padres y abuelos que se han ido, todos alg(n día
caminaron en la pla#a y bajo el CiosCo.
En la misma pla#a, ocupa la esquina norHoriente el Museo del *nstituto de
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En el piso superior, una galería con columnas de capitel corintio coincide con
los tres arcos inferiores y, como en muchos edificios p(blicos construidos en la
época de Porfirio ía#, se observa un reloj en el centro, anunciando hasta la fecha
cada hora con sus campanadas. $a cornisa sobre un arquitrabe decorado en
piedra, con relieves de f!siles de caracol y bajo un pretil de remate, se contin(a a
todo lo largo del edificio. &ambién resaltan en la fachada nombres de ciencias
como geología, química, paleontología, geotécnica, entre otros.
En el interior es notable la incorporaci!n del acero y el vidrio. $a doble escalera
curva que arranca en el vestíbulo es espléndida tanto en su dise'o como en lamajestuosidad de su conjunto. En ella tenemos otro ejemplo de los pocos que
quedan en México del art nouveau. Est% fabricada en hierro, terminada con
m%rmol de arrara y es totalmente desmontable. $a incorporaci!n del vidrio est%
representada en la c(pula elíptica que ilumina el vestíbulo desde el que arranca la
escalera. En el primer piso, el espacio central complementa su decoraci!n con
die# lien#os del pintor Losé María 5elasco, en los que se narra la evoluci!n de la
vida terrestre, y siete vitrales con paisajes mexicanos. El resto de los acabados así
como el mobiliario son complemento de este edificio, que conserva sus
características originales.
El /9 de noviembre de /0:0 el *nstituto
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acero y el vidrio con los muros de tabique, y también es prefabricada y
desarmable. &oda la vanguardia tecnol!gica recién llegada de Europa, que
me#claba lo (til con lo estético, se conjuga en este edificio y se manifiesta
abiertamente en su estructura, que se deja ver en lugar de ocultarse tras
argamasa o cantera como en otros edificios de estructura met%lica.
"u planta es de cru# con la nave longitudinal notoriamente m%s larga que la
transversal. &iene cubierta de dos aguas y la fachada principal se caracteri#a por
sus dos esbeltas torres met%licas unidas por un arco también construido en
metal, que sobresale del pa'o de cristal que cierra todo el frente del edificio.
$a estructura fue hecha en 3lemania y montada en México por el ingeniero $uisFacmeister. $a ompa'ía Mexicana de Exposici!n Permanente, ".3., construy! el
edificio con el fin de albergar exposiciones de productos industriales y artísticos
con la participaci!n de expositores nacionales y extranjeros. El edificio se conoci!
como El Palacio de ristal y después como el Pabell!n Laponés. El plan no
prosper! y la compa'ía desapareci!, por lo que la "ecretaría de *nstrucci!n
P(blica y Fellas 3rtes rent! el edificio y lo cedi! temporalmente a la delegaci!n
japonesa para la exposici!n industrial y artística de /0/2 con motivo de las
celebraciones del centenario de la *ndependencia.
espués, la propia "ecretaría mand! instalar ahí el Museo de @istoria +atural,
que ocup! el lugar hasta /09A, a'o en que se traslad! a hapultepec. "in
embargo, la imagen del museo no desapareci! de la mente de muchas
generaciones que a(n recuerdan sus visitas al edificio, que por su gran nave y
altas torres a primera vista parecía una iglesia. El interior impactaba por el frío, elolor a humedad y la penumbra en la que se adivinaban los pasillos con grandes
estantes y tarimas de madera. "e iniciaba el recorrido viendo los microscopios,
pin#as, probetas, pipetas y otros extra'os instrumentos. $lamaba la atenci!n la
vitrina con los artr!podos acomodados en fila del m%s peque'o al m%s grande-
ara'as, cucarachas, escarabajos y hormigas. En el centro había una enorme
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tar%ntula con patas y pan#a peludas. M%s adelante se encontraba un estante con
una enorme lupa. En éste podían verse las pulgas vestidas, qui#% las m%s
recordadas por muchos de nosotros- el novio de traje negro y polainas, la novia
con esponjado vestido blanco, velo y un ramo de flores. $a china poblana llevaba
amplia falda verde, blusa blanca y, terciado al pecho, un rebo#o rojo. $os
mariachis lucían sus grandes sombreros negros. En un rinc!n un mueble contenía
grandes frascos con fetos, cerebros e intestinos sumergidos en formol. En las
tarimas de madera, colocadas sin mayor orden, estaban las momias sucias y
calvas, los becerros de dos cabe#as y los perros de seis patas. 6inalmente el gran
dinosaurio que semejaba un inmenso títere y al que podían cont%rsele costillas,
vértebras y dientes.
urante varios a'os el edificio estuvo vacío y en /0=1 fue restaurado por la
4niversidad +acional 3ut!noma de México, instituci!n propietaria del inmueble
que, tomando en cuenta la importancia del edificio como representante de una
época, lo ha conservado en su estructura y con sus acabados. 3ctualmente se
conoce como Museo 4niversitario del hopo y alberga exposiciones temporales
de ciencias y artes, adem%s de presentar espect%culos musicales, teatro y dan#a,
ya que la flexibilidad de su espacio interior así lo permite. "in duda es éste un
edificio representativo de la colonia, recordado por quienes lo visitaron siendoMuseo de @istoria +atural y ahora reconocido como importante recinto cultural
para los habitantes del norte de la ciudad.
En "anta María la )ibera muchas escuelas han coincidido. 4nas
desaparecieron y otras nuevas surgieron, siempre para servir a la poblaci!n local,
lo que de alguna manera ha hecho que sean aceptadas. 3lgunas m%s ocupan
casas que por su dimensi!n ya no pudieron ser mantenidas como habitaci!n y se
adaptaron honorablemente a su nueva funci!n, como el *nstituto Mercantil deMonterrey, en "an osme 1, o la escuela
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En concordancia con el ambiente familiar de la colonia existieron y existen
varias opciones para la educaci!n en los colegios que a lo largo del tiempo se han
ubicado en la "anta María la )ibera. Muchos de ellos estuvieron a cargo de
religiosos. El colegio del "agrado ora#!n, por ejemplo, que estuvo en "an
osme 01 hasta /0:9, a'o en que las monjas decidieron cerrar sus puertas
debido a la persecuci!n religiosa.
En la casa de los Mascarones, situada en la esquina de )ibera de "an osme y
+aranjo, construida como casa de veraneo de los condes del 5alle de ri#aba en
/=99, se aloj! el *nstituto ientífico de México, colegio de jesuítas que cerr! en
/0/1. urante el siglo la gran casona de arquitectura barroca ha dado
albergue a varias instituciones educativas. $a Escuela de 3ltos Estudios,
posteriormente 6acultad de 6ilosofía y $etras de la 4niversidad +acional
3ut!noma de México, tuvo en ella su sede hasta su traslado a iudad
4niversitaria en /01A y la Escuela +acional de M(sica, a su ve#, la ocup! hasta
/0=0. Estuvo cerrada algunos a'os y después, ya declarada monumento nacional,
ha seguido en custodia de la propia 4niversidad.
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ni tra#o. "u llegada fue un tanto agresiva desde el punto de vista del contexto
urbano. 6undada en /0A8, la Escuela +ormal para maestros no se adapt! ni en
tra#o urbano ni en su arquitectura al contexto de la colonia. "us grandes
dimensiones, su construcci!n a base de edificios aislados con grandes patios de
tabique aparente y blocC de vidrio hacen que no pare#ca parte de la colonia. "in
embargo, no deja de ser un ejemplo representativo de la obra de Enrique K%'e#,
quien siempre pugn! por la arquitectura funcionalista y se inclin! en favor de
proyectos de orden social.
3lrededor de los a'os cincuenta el olegio @ispanoH3mericano de las Losefinas
lleg! a ocupar el lado oriente de la pla#a. En sus inicios se dedic! a la educaci!n
para ni'as y después se convirti! en mixto, cuando así lo demandaron las
necesidades de los pobladores de la colonia, a quienes sirve b%sicamente. "i bien
el exterior del edificio refleja su car%cter moderno, no es una construcci!n
incompatible con el contexto arquitect!nico.
tros m%s estuvieron en la colonia o est%n a(n, como la "ecundaria
Metropolitana $a $u#, que todavía funciona y en cuyo corredor las se'oritas $im!n$ascur%in montaban cada diciembre un gran +acimiento con escenas desde la
3nunciaci!n hasta el alvario, que los vecinos esperaban y visitaban tradicionalH
menteD el Cínder 6ederico 6roebel, que desde los a'os treinta sigue funcionando
frente a la iglesia de los josefmos, y también la "ecundaria diurna n(mero : 3na
María Ferlanga en la calle de 6resno, o la guardería infantil que abri! sus puertas
en Rl#ate en la década de los a'os ochenta y que contin(a en funciones. "ería
interminable mencionar todas las escuelas que se locali#an en "anta María la
)ibera. 3lgunas mayores y otras m%s peque'as dan servicio diario a la comunidad
>ribere'a>.
$a iglesia y el mercado fueron, como las escuelas, compromiso de los
fraccionadores en el tra#o inicial de la colonia. En la esquina de iprés y "an
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osme estuvo el mercado de "an osme hasta la sexta década del siglo
cuando fue desmantelado y los locatarios se trasladaron al mercado nuevo de "an
osme en )ibera de "an osme y
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despostillamientoD esta técnica, llamada de rajueleo, fue muy empleada en las
construcciones de "anta María la )ibera.
3l interior sobresale el cuerpo central en el que se enmarca el acceso al edificio.
&res puertas de madera con vidrios grabados introducen a un amplio vestíbulo del
que se desprenden las diferentes dependencias, entre las que resalta la gran
capilla. El dise'o de puertas y ventanas se repite sobre toda la fachada, en la que
el tabique y el tepetate aparentes se combinan y, adem%s * de su agradable
aspecto, facilitan el mantenimiento del edificio.
3 lo largo del siglo la construcci!n ha tenido algunas alteraciones. En uno
de los dos edificios de habitaciones se suprimi! todo un piso y la parte posterior
del terreno, destinada a una huerta, pas! a otro propietario. "in embargo, el
edificio se conserva en buenas condiciones y sirve todavía para su funci!n
original.
@abía y a(n hay muchos otros edificios de car%cter p(blico en "anta María la
)ibera. Estaban los cines Majestic y Palacio, en cuyo lugar se encuentra ahora la
Pla#a "anta María, y el teatro Fernardo
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$a arquitectura de "anta María la )ibera fue habitacional por excelencia. @abía
edificios de car%cter p(blico, algunos como excepci!n, y otros en funci!n de las
necesidades de sus habitantes. $os comerciales e industriales eran muy escasos
y su arquitectura no compiti! con la doméstica. Por ello las casas marcaron la
pauta en cuanto a la configuraci!n de la "anta María.
En los a'os cercanos a la fundaci!n de la colonia, las casas que se
construyeron fueron en su mayoría unifamiliares y en n(mero menor
multifamiliares, distribuidas en privadas o edificios de departamentos.
&anto las casas unifamiliares como las privadas se tra#aron en funci!n de un
patio. ebido a que el espacio abierto había sido parte integral de la vida cotidianade los mexicanos, encontr! cabida en la vida de la ciudad desde los a'os de la
olonia. 3sí se prolongaban las actividades del interior al exterior sin perder la
intimidad ni la delimitaci!n de la propiedad privada. $as casas unifamiliares se
pueden agrupar de acuerdo con su distribuci!n, ya que independientemente de
ésta, la construcci!n y la decoraci!n en general fueron uniformes.
En las casas construidas en predios de mayores dimensiones, el patio fuecuadrado o de claustro, con las habitaciones distribuidas en su derredor. Existen
a(n varios ejemplos de ellas, en ocasiones con modificaciones pero en buen
estado de conservaci!n, como la que se ubica en Enrique
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+acional de Fellas 3rtes. "in embargo, en su interior se puede apreciar la
distribuci!n de las habitaciones alrededor del patio, así como algunos detalles del
estilo barroco catal%n Iseg(n sus escriturasJ con que fue edificada.
tras opciones fueron la planta de medio claustro o planta en y la planta de
alcayata o patio corrido, siempre en concordancia con las medidas del terreno. En
la primera, las habitaciones se ubicaron sobre tres lados del patio, mientras que
en la (ltima se alinearon hacia el fondo y sobre el frente del terreno.
$as actividades en el exterior se complementaban con el corredor que, siempre
rodeando el patio, hacía las veces tanto de circulaci!n como de #ona de estar o de
juegos. $os grandes macetones de barro o de yeso daban al conjunto un
acogedor ambiente en el que se llevaban a cabo gran parte de las actividades
cotidianas. 3sí se encuentra en la actualidad el patio de la casa que perteneci! al
doctor @ermilo asta'eda en "or Luana *nés de la ru# 08.
$a distribuci!n y el funcionamiento de todas las casas fue similar, ya que las
costumbres de sus habitantes eran casi las mismas. $a diferencia en su
distribuci!n fue s!lo consecuencia de las dimensiones y la ubicaci!n del terreno,
por lo que, con algunas variantes, la soluci!n arquitect!nica fue generalmente la
misma.
3sí, encontramos que las casas también tenían acceso a través de un #agu%n
que se prolongaba en un patio hacia la parte posterior del predio.
$a sala, siempre al frente de la casa, funcion! de la misma manera y la
decoraci!n interior contribuy! para hacer del sal!n un espacio elegante y
agradable. "illas y sillones con juegos de mesas, lunas, biombos y cortinas, se
encontraron adornando sin distinci!n cada uno de los espacios interiores de las
casas.
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3lgunos ejemplos de ellas se encuentran en r. 3tl :=2 y :=:, par de casas
construidas por Miguel "%nche# en /021 en Mariano 3#uela :A:, casa que
perteneci! al propio Mariano 3#uela. 4na casa de patio que muestra un buen
estado de conservaci!n es la de 6resno //8. $a escalera, a ambos extremos del
corredor, conserva su barandal de hierro forjado pintado de blanco.
El a#ulejo del piso combina figuras de colores claros que en el conjunto forman
círculos, y da un agradable aspecto en todo el corredor. $as habitaciones
dispuestas alrededor tienen todavía sus puertas de doble hoja de madera con
algunos vidrios que mantienen su grabado original y en algunas éste ha sido
sustituido por uno con el anagrama de los actuales due'os. ompletando el
aspecto original, las ménsulas que soportan la cubierta del corredor son también
originales y s!lo el material de la cubierta es de fabricaci!n reciente. omo típica
planta de distribuci!n en , al frente se encuentra la sala y en el lado opuesto del
corredor se ubica el comedor, que guarda su dignidad en el espacio y con la
decoraci!n, y cuya importancia se resalta con la vidriera de cristales multicolores
que adorna la ventana.
Los espacios
Es sin duda la arquitectura un espejo que refleja las actividades que en su
espacio se reali#an. ?stas a su ve# recogen el modo de vida y las costumbres de
la sociedad en cada uno de sus momentos.
En todos los casos el comedor fue la habitaci!n de mayor jerarquía dentro de
la casa. $as costumbres de la época hacían de las horas de comida casi un rito
cotidiano presidido por el jefe de la familia. Eran los momentos de reuni!n familiar
en los que imperaban el orden, la disciplina y la intimidad. 3dem%s de su tama'o,
mayor que el del resto de las dem%s habitaciones, la decoraci!n contribuy! a
se'alar la importancia de su funci!n. 4n gran ventanal se abría sobre el patio o el
corredor ostentando vidrieras multicolores o vitrales emplomados que se
reservaban s!lo para el comedor. $os lambrines de madera o mosaico sobre los
muros respaldaban a las c!modas y vitrinas en las que se acomodaban las vajillas
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y la cristalería para las grandes ocasiones. En la parte alta molduras de yeso
embarcaron los pa'os cerrados en los que ocasionalmente se colocaban grandes
cuadros o tapices. ontinuaba la decoraci!n hacia la parte alta del recinto con
molduras de yeso como marco de la habitaci!n y, al centro, la gran l%mpara
pendiendo de un flor!n también de yeso moldurado y por lo general pintado.
Encontramos en el interior de las rec%maras un gran espacio. 3dem%s del
mobiliario propio de la rec%mara, como tocador, armario y c!moda, era costumbre
para las damas de la primera época de la "anta María la )ibera incluir en su
rec%mara una banca con bastidor y un costurero, para la labor casi diaria que era
entonces parte integral de la vida femenina. M%s tarde, las casas de nivel
econ!mico superior tendrían un cuarto especialmente destinado a la costura.
En cuanto a los servicios, se ubicaban al final del corredor o sobre su
prolongaci!n hacia la entrada posterior. El ba'o, (nico local de la casa separado
del corredor, quedaba aislado por un cancel, que si bien no alcan#aba la altura del
techo, pretendía darle privacidad.
omo en un principio contar con agua corriente no era lo usual, el ba'o diario
tampoco lo fue, no eran comunes las regaderas sino el uso de la tina, que era de
hierro fundido y esmaltadoD descansaba sobre patas de bronce para estar aislada
del suelo y evitar una baja de la temperatura del agua. $os lavabos también fueron
de hierro y porcelana, pero esto no era una manifestaci!n de lujo, como podría
pensarse en nuestros días.
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e gran importancia no s!lo entre los servicios de la casa sino en la vida
cotidiana, la cocina estaba ubicada cerca del comedor en la parte posterior de la
casa. &enía acceso desde el patio para facilitar el abastecimiento y para servir
como entrada de sirvientes, en caso de contar con ellos, a la ve# que estaba cerca
del patio, en donde algunas cocineras tenían sus peque'as siembras de hierbas
de olor o algunas legumbres.
En concordancia también con la gran importancia que entonces tenía el hecho
de guisar, la cocina fue también un cuarto de amplias dimensiones. Procesar
completamente los alimentos para su preparaci!n, el n(mero de habitantes y laintervenci!n de varias manos obligaban a ello. El fog!n que en un principio se
utili#!, como antecesor de la estufa de tractolina y después de gas, así como los
enormes cacharros y ollas, fueron también causa directa de la gran amplitud del
espacio. Para las mujeres de la casa, gran parte de las horas del día se llenaban
con actividades dentro de este espacio. @abía grandes %reas para moler, me#clar
o picar, así como una gran mesa central que se usaba para estas actividades y
para las comidas de los ni'os o de la servidumbre.
En las paredes se ordenaban las ollas y ca#uelas m%s grandes que, por su
tama'o, no encontraban cabida en las alacenas y que, a su ve#, decoraban los
pa'os lisos de los muros recubiertos s!lo con pintura. $a ventana en las cocinas
se abría en la mitad superior del muro y no formaba parte de una puerta como en
el resto de las habitaciones.
3nexo a la cocina se ubicaba un espacio para alacena. Materias primas,
granos, harinas, compotas y muchas cosas m%s se me#claban con vajillas,
ca#uelas y cacharros, indispensables en las cocinas, lo que hi#o de este espacio
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una especie de santuario para la due'a de la cocina y un lugar anhelado, por
prohibido, para los menores.
3(n en nuestro tiempo muchas de las casas que nos ocupan conservan,adem%s de su planta arquitect!nica, el mismo uso de los espacios. El mobiliario
que permanece en su sitio da cuenta de la vida diaria durante el auge de la
colonia "anta María. Encontramos casas como la que pertenecía al peletero
Eduardo M;ller, en la calle de "abino, que se mantiene tal como en /808.
onserva la disposici!n y decoraci!n de los interiores e incluso los muebles de
ba'o.
tra característica novedosa fue la de los entresuelos. En las casas de "anta
María la )ibera fueron de uso obligado, ya que los pisos de duela necesitaban
aislarse del contacto directo del terreno para evitar la humedad. Esta soluci!n fue
vanguardista en México, donde el problema de la humedad era constante en las
casas del virreinato.
"in embargo, las soluciones dadas al entresuelo también tuvieron variantes. En
algunos casos s!lo hay un desplante sobre el terreno, de escasos sesenta osetenta centímetros, mientras que en otros se agranda dejando espacio suficiente
para un s!tano o llega a tener la altura de un entrepiso completo, que se utili#aba
como bodegas o habitaciones para la servidumbre, como en Laime &orres Fodet
:B:, proyectada por el arquitecto 6. de la $ama y construida por 6.
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encuentran protegidas con pedacería de piedra para evitar el deterioro del material
y el desli#amiento de las partes. El tabique sílicoHcalc%reo se alternaba en franjas
de dos colores para contribuir a la decoraci!n de las fachadas, o bien los pa'os
entre ventana y ventana se recubrieron con tableros de a#ulejo, como se ve en la
casa ubicada en 6resno /00, que conserva sus tableros de a#ulejo auténticos en
la fachada así como la fecha de su construcci!n, /9 de septiembre de /880,
grabada a la vista. "e incluían asimismo pilastras de piedra o columnas de
cantería que encuadraban las ventanas. $a cantería y la piedra se tallaban con
figuras geométricas o motivos vegetales o incluso con dise'os semejantes a los
de las rejas de los balcones. En la parte superior se colocaron cornisas y
balaustradas de piedra sobresaliendo del pa'o de la fachada que completaron la
decoraci!n exterior. Esculturas de piedra, g%rgolas y macetones remataron lasconstrucciones en las a#oteas como elemento de liga de la fachada.
$as fachadas interiores en torno al patio se trabajaban cuidadosamente,
porque el espacio era, como ya se dijo, importante para las horas de convivencia.
$ambrines de a#ulejo de vistosos dise'os se combinaban con aplanados de yeso
y molduras para enmarcar los pa'os cerradosD también sobre las puertas de las
habitaciones se hacían adornos con molduras de variados motivos o se grababa el
anagrama de la familia. El barandal del corredor era de hierro forjado o laminado,con perfiles de forja o soleras, con dise'os similares o distintos a los de las rejas
del exterior y solían tener integrados aros en los que se colocaban macetas que,
con sus flores, adornaban el conjunto. $as columnas de los corredores, si bien
cumplían una funci!n estructural para sostener la cubierta, también eran parte de
la decoraci!n. e hierro de una sola pie#a con capitel integrado en el que se
apoy! la viguería de la cubierta, en la parte inferior quedan ancladas a un
basamento que sube del terreno a la altura del corredor y que sujeta la columna
con cuatro anclas de tornillo. 3(n en nuestros días encontramos ejemplos
originales de estas columnas en varias casas, entre las que se encuentran las
ubicadas en "abino /B1 y en +aranjo //2.
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$os pisos también tenían su importancia en la decoraci!n de las casas y
también contribuyeron a distinguir los detalles de cada una. En el exterior eran de
piedra o mosaico, y en el interior, de madera o mosaico. El mosaico que se usaba
era de pasta, con colores que se concentraban en puntos específicos de cada
pie#a para que, al quedar colocadas, formaran diferentes motivos geométricos que
daban gran realce y vista al conjunto. En los mosaicos que se colocaban en
exteriores o en #onas de mayor circulaci!n se les ponía un grabado con prensa
para obtener un acabado antiderrapante. En el contorno de habitaciones y
corredores se colocaba una cenefa del mismo mosaico y color, pero con variaci!n
en los motivos, para enmarcar la #ona. e alguna manera la calidad de los
mosaicos era un reflejo de la mejor situaci!n econ!mica que tenían algunos de los
propietarios.
Las casas multifamiliares
"i bien la mayoría de las casas era de uso unifamiliar, había también
multifamiliares en n(mero suficiente como para integrar una tipología
arquitect!nica. Para las familias cuyos recursos no alcan#aron para hacerse de
una casa sola, la vivienda multifamiliar fue una opci!n que les permiti! iniciarse en
la vida moderna fuera de la ciudad tradicional. 3dem%s de un espacio propio y
nuevo, ofreci! la posibilidad de convivencia cercana entre vecinos que, sobre todo
para los recién llegados a la capital, pudo ser una manera de continuar con su
tradicional vida comunitaria.
$os habitantes que ocuparon las habitaciones multifamiliares en los primeros
a'os de la "anta María, pertenecían al mismo grupo social que los dem%s y tenían
el mismo tipo de vida y costumbres. 3ctualmente esta tradici!n ha variado y las
viviendas admiten muchas m%s personas que para las que se proyectaron.
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4n primer grupo son las privadas. Por su distribuci!n, dimensiones y servicios
responden m%s a las necesidades de familias de mayor solvencia econ!mica. "e
construyeron alrededor de un patio central que iba desde el acceso principal hacia
el fondo del terreno. $as casas tenían su entrada en dicho patio, que era de uso
com(n, y en el interior contaban con su propia a#otehuela o patio de servicio así
como con sus propios servicios sanitarios, lo que las diferencia de las llamadas
vecindades, en las que los servicios son compartidos.
$as hay de uno o dos pisos, en cuyo caso una escalera de piedra forjada sobre
alfardas de hierro o tabique arranca desde el centro del patio, y en el segundo
tramo se abre en una doble rampa que conduce a ambos lados del corredor y
distribuye las habitaciones del piso superior. En la medida en que el n(mero de
casas aumenta dentro de una privada se reducen tanto los espacios como los
costos, lo que se'ala un nivel econ!mico m%s bajo en sus propietarios.
Este mismo tipo de privadas puede variar dejando al frente peque'os locales
para comercios o talleres, que se abren hacia la calle, mientras que al centro
queda la puerta al patio. omo ejemplo puede verse la ubicada en edro :A.
Existen otros ejemplos de vivienda multifamiliar en los que se combina el patiorodeado de casas con departamentos de acceso directo desde la calle y dos
puertas consecutivas que se abren a cada lado de la central. 4na de ellas
corresponde a un departamento en planta baja, mientras que la otra se abre a una
escalera interior que conduce al departamento del piso superior. bien, al frente
se ubican dos casas de mayor tama'o que las del interior y, aunque forman parte
del conjunto, tienen acceso independiente desde la banqueta. &al es el caso de los
n(meros /=1, /==, /=0, /8/ y /8B de Enrique
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del interior del patio. En la calle de edro una de estas casas ocupa el n(mero 19.
"us fachadas exterior e interior se cubren con un aplanado gris, interrumpido por
una moldura hori#ontal que forma un marco sobre cada una de las ventanas y da
unidad a la fachada. "!lo en el piso superior hay ventanas y éstas se guardan tras
un barandal de piedra calada en lugar del m%s com(n de hierro.
3l otro lado de la calle, en el n(mero 10, se encuentra otra de estas casas
multifamiliares de dos niveles. Esta ve# s!lo la planta alta conserva sus ventanas
de doble hoja y marco moldurado de madera y enmarcadas en piedra con un
medio arco superior. 4n par de ventanas tras una balaustrada de piedra resalta el
cuerpo central en el que se encuentra la puerta de acceso al patio, y otras dos de
cada lado se abren sobre una reja de hierro fundido. En la planta baja, cortinas de
hierro sustituyen las puertas y ventanas originales. "in embargo, el patio interior
guarda una espléndida escalera que inicia en doble rampa y que en el segundo
tramo se convierte en una sola que llega al corredor superior. &anto las rejas como
el piso lucen suntuosos, como en los tiempos cercanos a su construcci!nD se
adornan con las plantas del corredor y una lu# filtrada por una cubierta que se ha
puesto sobre el patio.
$a fachada de otra casa m%s, ubicada en "or Luana *nés de la ru# /A=, se
divide verticalmente en tres cuerpos. $a puerta al centro es flanqueada por dos
ventanas inscritas en un arco, que se resguardan tras balaustradas de piedra. El
tabique se combina en franjas hori#ontales y recubre todo el muro. En el interior, la
escalera central de doble rampa y los departamentos en torno al patio describen
vívidamente el concepto de este programa habitacional.
&odavía hay otra opci!n para las casas de departamentos solucionados en
planta baja y alta. ada uno de ellos tiene acceso directo desde la calle sin
presencia de patio central. Esta soluci!n se encuentra en terrenos de grandes
dimensiones o en esquinas, como por ejemplo las casas de Enrique
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calle de
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hace por medio de pasillos cortos que con ciertos recovecos conducen a los
diferentes departamentos. $as casas no poseen m%s de dos pisos y el n(mero de
departamentos no sobrepasa los seis en la mayoría de los casos. $a planta baja
se ocup! con accesorias para negocios y comercios, por lo que fue de mayor
altura que el piso superior, reservado para las habitaciones. $a entrada era una
sola puerta grande que se abría a una escalera de piedra que comunicaba con los
departamentos.
$a mayoría de estos edificios se construy! en los predios de las esquinas. Por
un lado, el tra#o rectangular de los terrenos de casas unifamiliares dejaba las
esquinas libres de manera natural, en un tama'o m%s conveniente para
departamentos. Por otro lado, al crecer el frente de banqueta, aumentaba el
n(mero de locales para renta, adem%s de las posibilidades de iluminaci!n para los
departamentos en el primer nivel.
El aspecto exterior coincide con el de las casas unifamiliares en cuanto al uso y
la combinaci!n de los materiales, así como en los acabados y elementos
decorativos. "e combinan la piedra y el tabique, y el tabique sílicoHcalc%reo se
alterna en franjas de colores. $a ventana del comedor de alg(n departamento
resalta en la fachada de igual manera que en las casas unifamiliares. En 3ntonio
Rl#ate n(mero A9, por ejemplo, el contraste entre las franjas de colores se acent(a
porque una se remete mientras la otra permanece al pa'o de la fachada,
produciendo un juego de lu# y sombra. $a ventana del comedor sale totalmente
sobre la fachada en un medio polígono adosado que se adorna con vidrios de
colores. tra m%s, embarcada en piedra, luce un marco de madera moldurado en
estilo ya cercano al art nouveau, que a'os m%s tarde se repetiría en varias
construcciones de la colonia )oma. "us vidrios, en el mismo estilo, me#clan las
típicas formas vegetales sobre cuadros de colores. "on s!lo seis departamentos,lo que facilita tanto la distribuci!n interior como la homogeneidad de la fachada
con las casas unifamiliares.
En &orres Fodet /A8 y /12 se encuentran dos casas de departamentos
construidas por el ingeniero Luan 6leury, quien contribuy! con varias obras para la
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colonia. $a primera, m%s modesta que la segunda, conserva sus ventanas
embarcadas en piedra grabada, recurso que 6leury utili#a frecuentemente, y la
cornisa, que unifica toda la fachada en la parte superior. "obre ella se encuentran
tramos de piedra con el mismo grabado que las ventanas. El muro de la fachada
en el piso superior ha sido aplanado, mientras que la planta baja, ocupada por
comercios, abre sus modernos escaparates hacia la calle.
$a segunda, de mayor tama'o, se ubica en el predio de la esquina y conserva
su decoraci!n m%s rica y elegante, así como sus ventanas y puerta principal.
olumnas adosadas de piedra, adornadas con estrías y medallones, se contin(an
a lo largo de los dos niveles embarcando el acceso en la planta baja y el balc!n
principal en la planta alta. ada una de las ventanas tiene un remate superior con
motivos vegetales alrededor de una peque'a cartera y una reja curva de hierro
forjado que cubre un peque'o balc!n apenas insinuado. 3lguna de ellas conserva
todavía sus vidrios grabados originales.
omo se ha se'alado, la variaci!n que existe en las habitaciones
multifamiliares responde a las posibilidades econ!micas de sus propietarios asícomo a la incursi!n en nuevos dise'os que generaron resultados diferentes. El
espacio se reduce y la vida se torna privada hacia el interior. $a iluminaci!n
natural es menor al no existir el patio central, sin embargo, hay ventajas que
sustituyen las de casas unifamiliares. $a vida comunitaria es m%s cercana al
compartir espacios y patios comunes, lo que fomenta el arraigo y la pertenencia
entre las familias.
Otras construcciones
En "anta María la )ibera existen varias construcciones que no corresponden a
ninguna de las tipologías cl%sicas de "anta María, ya que durante el porfiriato
hubo casos de eclecticismo en la arquitectura de la ciudad de México. $as
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diferentes influencias externas, los nuevos programas arquitect!nicos y los
cambios en la sociedad propiciaron la construcci!n de algunas casas con
aspectos formales de diversos tipos.
3sí encontramos casas que re(nen elementos de arquitecturas vistas en otros
países correspondientes a épocas anteriores y que, con mayor o menor acierto, se
me#clan en las construcciones de la "anta María. En "alvador ía# Mir!n /18 las
ventanas que abren sobre la fachada se inscriben en un arco apuntado, tra#ado
sin ning(n principio de geometría, pero que de alguna manera tuvo su inspiraci!n
de la arquitectura g!tica. "obre la misma calle, cincuenta y dos casas m%s
adelante, una construcci!n de poco frente se levanta en tres niveles en los que se
alternan arcos lobulados, apuntados o mixtos. Este tipo de arcos, pareados
lobulados, se encuentra en varias casas de la colonia. *ncluso fachadas que han
sido renovadas, como la de 3mado +ervo 9B, conservaron el pa'o donde se
abrían las ventanas enmarcadas en ellas.
tro tipo de eclectisismo es el de aquellas casas que re(nen elementos
constructivos semejantes a castillos o fortificaciones con torres y g%rgolas, en una
sola fachada en la que se abren arcos sobre modernas ventanas. En Enrique
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$a distribuci!n es interior, como en la casa de la familia Pére# Escamilla en la
calle de "or Luana *nés de la ru#, la de "abino //: o la de Eligi! 3ncona 98,
entre otras. $as construcciones pertenecientes a esta época dejan el patio fuera
de la casa. +o se usa m%s como parte integradora del espacio ni de las
actividades diarias. $a casa se soluciona en dos plantas y las habitaciones dan
hacia el patio que se utili#a para iluminar y ventilar. 4n gran vestíbulo en la planta
baja es ahora el enlace entre las habitaciones, a la ve# que cumple funciones de
recibidor al ser el primer espacio de acceso al interior de la casa. $a sala, el
comedor, la biblioteca o el despacho se distribuyen a partir del vestíbulo, del que
también arranca la escalera hacia la planta alta. Este espacio se convierte en
centro de la casa por ser el enlace entre las habitaciones y entre las dos plantas.
$os techos, elevados de por sí, se elevan a(n m%s por la doble altura que originala escalera, y con ello confieren a este espacio central cierto aire de
monumentalidad. $os muros se aprovechan para colocar tapices o enormes
lien#os, que de otra manera no tendrían cabida en el hogar. El mobiliario aumenta
puesto que ahora el espacio de convivencia es interior y admite mesas, consolas,
l%mparas, sillones y vitrinas que en el corredor no tenían lugar.
En la planta alta el vestíbulo es de menor tama'o, ya que su funci!n es s!lo de
distribuci!n hacia las rec%maras, adem%s de que la #ona sigue preservando suintimidad fuera del alcance de extra'os. $os servicios sanitarios se integran al
n(cleo de las rec%maras en un auténtico cuarto de ba'o, de amplias dimensiones,
que re(ne los servicios de higiene en un solo local.
En la planta baja, la cocina mantiene su lugar cerca del comedor y con acceso
desde la parte posterior del patio. onserva las dimensiones de su espacio dado
que sus funciones siguen siendo las mismas. 3parece en algunas ocasiones unlugar intermedio entre la cocina y el comedor llamado office.
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Se%n!a etapa
"anta María la )ibera continu! su desarrollo de manera paralela a los cambios
del contexto nacional, que, a su ve#, no podían sustraerse de los avances
tecnol!gicos y factores políticos que en el %mbito mundial fueron responsables de
nuevas modalidades en la vida cotidiana.
omo consecuencia del derrumbe de la Folsa de +ueva KorC, ocurrido el
martes :0 de octubre de /0:0, miles de personas fueron arrastradas a la miseria.
$a producci!n industrial disminuy!, el campo dej! de producir y el desempleo
creci! a niveles insospechados en Estados 4nidos y, en consecuencia, en nuestro
país, econ!micamente dependiente del gigante del norte. En México, ya desde losa'os veinte y después, hacia los treinta, la gente llegaba de la provincia y el
campo para buscar un medio de subsistencia que ya no podía encontrar en su
lugar de origen. $a situaci!n mejor! un poco al declararse la segunda guerra
mundial, en septiembre de /0B0. En la economía de guerra eran muy importantes
las materias primas y los productos que México poseía en abundancia, tales como
el petr!leo recién nacionali#ado, el cobre para los conductores y los productos
elaborados, como #apatos para el ejército. $a mejoría fue mayor en /0A:, con la
entrada de Estados 4nidos al campo de las hostilidades, pues las f%bricas
abrieron sus puertas a los obreros mexicanos para ocupar las pla#as dejadas por
quienes se tenían que enlistar. "in embargo, a pesar de las mejoras econ!micas,
no creci! la demanda de la construcci!n habitacional.
En cuanto a las técnicas constructivas, el concreto refor#ado, introducido en los
primeros a'os del siglo, consolid! su presencia en la mayoría de las
construcciones. Por otro lado, nuevos criterios constructivos lograban ahorro de
materiales y ventajas de resistencia con el uso del ladrillo, popularmente llamado
>tabique> en México. 3l espesor dado a los muros Gsiete, catorce o veintiocho
centímetrosG se a'adían refuer#os verticales y hori#ontales que confinaban e
material y así aumentaban su resistencia contra los sismos y se aligeraba el peso
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total, de modo que las cimentaciones, de mampostería, se abarataban. $a
necesidad de construir casas que estuvieran al alcance de los estratos menos
privilegiados de la sociedad, había llevado a semejantes logros técnicos.
3sí aparecieron los conjuntos de casas de dimensiones mínimas, pero dignas,
para alojar a una familia obrera. $os arquitectos Luan $egarreta y Enrique K%'e#,
entre otros, proyectaron y construyeron casas en serie en las colonias Mocte#uma,
Falbuena y "an Lacinto principalmente. Pronto las ventajas técnicas fueron tan
reconocidas, que del nivel de casas para obreros saltaron a estratos superiores y,
en la década de los a'os cuarenta, la construcci!n en la ciudad de México era con
base en muros de catorce centímetros Imuro con tabique al hiloJ, lo cual
representaba el m%ximo ahorro y la mayor resistencia frente a los temblores de
tierra, siempre presentes en la capital mexicana.
$a habitaci!n de la clase media no tard! en definirse seg(n criterios que hacían
rendir el espacio y los recursos econ!micos. e tal modo se perdieron los patios
interiores y se unieron la estancia y el comedor, para formar una sola %rea
principal del nuevo tipo de casas. $a necesidad de iluminaci!n y de ventilaci!n, junto con la supresi!n de patios interiores en aras del ahorro de terreno, hicieron
que aparecieran los >po#os de lu#> para ventilar y dar lu# natural a los espacios
interiores. $os tradicionales roperos se sustituyeron por modernos closets. El
ahorro logrado en espacios y en costos fue notable. El cambio en el espacio
interior fue bien aceptado y adem%s se introdujeron nuevos estilos decorativos