Ayuda para la vida diaria
Septiembre 2012
Querido lector,
nuestra vida se logra cuando se logra su comienzo en la familia. La familia es la
célula a partir de la cual se desarrolla todo lo que vendrá después y que
determina ampliamente nuestro destino.
En esta edición nos abocamos a esos fundamentos y leyes a partir de los
cuales se logra la felicidad en nuestra familia. También nos referimos a los
impedimentos que están en su camino y que es necesario superar para que -
aunque sea a posteriori- algo pueda ser superado y liberado y nosotros podamos
recuperar lo que debe ser puesto en orden para que nuestra familia nos de lo que
nosotros todavía necesitamos de ella.
¿Nos acompañan?
Vuestros
Bert y Sophie Hellinger
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esumen
La familia
El puerto salvador
¿Quién pertenece a nuestra familia?
El mismo derecho a la pertenencia
¿Quién en detalle pertenece a la familia?
La sanación en la familia
La ley de la jerarquía en nuestra familia
Oh vida, de dónde, oh vida, hacia dónde
La propia vida
La madre
Meditación: Yo tomo
La seriedad de la vida
El karma
Carta a los padres
La propia vida
Extras
Cuerpo, espíritu, alma
Apéndice
Terminado
Historia: La libertad
La respuesta
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La familia
El puerto salvador
Un barco que está en emergencia pone rumbo hacia un puerto salvador. Una vez
arribado el peligro ha pasado. En él vuelve la calma. Su tripulación puede
nuevamente sentir suelo firme bajo sus pies.
Del mismo modo en nuestra vida, cuando nos hemos alejado mucho del
suelo seguro, buscamos el lugar y las personas que nos acojan para con ellos
volver a sentirnos en casa y seguros. Con ellos reencontramos la calma. Con ellos
arribamos y volvemos a casa. Ellos son nuestro puerto salvador.
Entretanto ustedes ya se han dado cuenta a que puerto salvador me estoy
refiriendo. En nuestra vida el lugar más seguro para nosotros fue y es nuestra
familia.
Cuando en ella hemos crecido lo suficiente y nos sentimos capaces de
abandonarla ¿qué hacemos? Buscamos una nueva familia, buscamos una familia
propia que fundamos junto a nuestra pareja. O buscamos un sustituto para
nuestra familia de origen, otro contacto o una comunidad en la cual de una
manera similar a nuestra familia original nos sintamos protegidos y aceptados. Un
ejemplo puede ser una comunidad religiosa o un grupo al cual nos
comprometemos a servir por muchos años. Por ejemplo, una compañía o también
un barco.
Del mismo modo que experimentamos a nuestra familia experimentamos
al pueblo al que pertenecemos. Es decir nuestra comunidad, también nuestra
religión, en la cual fuimos acogidos después de nuestro nacimiento. Por ejemplo,
a través del bautismo. También allí encontramos refugio cuando nos sentimos en
peligro.
¿Qué significa nuestra familia para nosotros? En nuestra familia vinimos al
mundo. Ella es la base creativa en la cual nosotros divisamos la luz del mundo.
En ella fuimos cuidados durante largos años. En ella crecimos hasta llegar a ser
independientes. En ella nos volvimos capaces de fundar nuestra propia familia
para asimismo traspasar la vida y preparar a la próxima generación para que
también ella forme una familia – un nuevo puerto salvador.
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¿Quién pertenece a nuestra familia?
Extraído de una conferencia en Hannover 2006
Las experiencias de las constelaciones familiares han sacado a la luz que cada
uno de nosotros se mueve en un campo espiritual. Nuestra familia, por ejemplo,
es un campo espiritual. También podemos decir que ella es un gran alma. Es que
campo es una expresión que se ha escogido por miedo a la ciencia. Cuando los
primeros filósofos reflexionaron sobre estos efectos, por ejemplo Driesch en
Alemania, ellos hablaban de un alma común. Como la ciencia se resistió a su uso
porque veía la palabra alma demasiado ligada al concepto religioso, la cambiaron
por campo. Esto es obviamente un disparate. ¿Cómo puede un campo saber sin
conciencia? Ese campo no solamente sabe sino que se hace cargo de la
conducción. Es un campo espiritual y es un campo de amor. En este sentido
también nuestra familia es un campo espiritual, o mejor dicho: nuestra familia
tiene un alma común.
Para que ustedes lo puedan entender mejor, enumero a quienes pertenecen a
ese campo. Ya que no todos pertenecen a ese campo. Tampoco todos los
miembros de nuestra familia. A veces pertenecen a ese campo algunas personas
de las que no somos parientes de sangre. Sin embargo es posible reconocer
exactamente los límites de ese campo, de ese campo espiritual o de ese alma
familiar. Pues ¿qué sucede dentro de ese campo espiritual, de ese alma común?
Ese alma sigue a dos leyes de hierro. Son leyes del amor y son leyes de la vida.
El mismo derecho a la pertenencia
La primera ley dice: Nadie que pertenezca a este campo puede ser excluido. En
este campo todos tienen el mismo derecho a estar allí y a vivir. Ahora, sin
embargo, sabemos que en nuestras familias con frecuencia son excluidos
miembros que queremos sacarnos de encima. Por ejemplo, niños abortados,
niños entregados, a menudo niños discapacitados, a menudo perpetradores de los
que queremos deshacernos porque nos avergonzamos de ellos. Ellos serán
excluidos.
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Nosotros pensamos que podemos hacerlo. Pero esa exclusión tiene un fuerte
impacto en ese campo espiritual. Pues cada uno que es excluido, cada uno que
es olvidado debe ser más tarde -bajo la presión de ese campo espiritual-
representado por otro sin que éste perciba interiormente lo que sucede. Esto es
una implicancia, pues en ese campo todos están en resonancia con todos.
Cualquier cosa que allí suceda influye sobre todos los demás.
Aquí, en este ejemplo, ustedes se dan cuenta de que manera a partir de
nuestros conceptos morales nos oponemos a los movimientos del espíritu, nos
colocamos por encima de ellos y entonces nos quedamos sin su ayuda.
¿Qué ocurre cuando alguien fue excluido?. Por ejemplo, un niño enfermará
más tarde. En el trabajo aquí nosotros pudimos ver que la enfermedad de ese niño
mira a una persona excluida, que esa persona excluida en esa enfermedad toma
la palabra y que la enfermedad recién puede curarse cuando la persona vuelve a
ser integrada en la familia. ¿Cómo? Con amor. Con el amor de ese espíritu.
Esto muestra en que dirección va cuando me refiero a cura espiritual en la
vida cotidiana. La sanación se produce cuando nos metemos en ese espíritu,
cuando entramos en el movimiento de la dedicación a todos. La sanación
proviene de ese espíritu.
¿Quién en detalle pertenece a nuestra familia?
En primer lugar, debajo de todo, los niños, todos los niños, también los que
nacieron muertos, los abortados, todos pertenecen a la familia.
En segundo lugar, un escalón más arriba, los padres y sus hermanos. Sólo sus
hermanos, no sus cónyuges. Sólo pertenecen a la familia los hermanos de sangre
de los padres, los tíos y las tías.
En tercer lugar, en el escalón siguiente, están los abuelos, sólo los abuelos, sin
sus hermanos, a pesar de que aquí pueda haber excepciones.
En cuarto lugar, en el próximo escalón más arriba, a veces uno u otro de los
bisabuelos.
Esto es relativamente fácil de entender: se trata de los parientes sanguíneos.
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Pero también otros pertenecen a la familia: todos los que en esa familia han
hecho lugar a otros. Ellos son, por ejemplo, parejas anteriores de los padres y los
abuelos. Ellos le hicieron lugar a los que vinieron después, también a los niños
que vinieron más tarde.
Aquí podemos ver lo que ocurre cuando parejas anteriores son rechazadas. Se
los juzga mal, se les hacen reproches. Aquí ustedes pueden ver como esto
repercute en la familia. Bajo la influencia de ese campo espiritual, esa alma
común, esa pareja anterior será representada más tarde, cuando esos cónyuges
vuelvan a casarse y en el próximo matrimonio o relación tengan hijos, por un
niño. Siempre. Nunca he visto una excepción.
Ahora mírense a ustedes mismos y a la gente que conocen. Cuando los padres
se sorprenden de un niño que se comporta de modo extraño ustedes pueden ver
con frecuencia que ellos representan a una pareja anterior.
Un amigo mío me contó que su pequeño hijo de cuatro años con frecuencia
los saca de quicio a él y a su mujer. Esto puede pasar en cualquier momento. El
me preguntó: “¿Qué puedo hacer?” Bien, yo lo conozco a él. Le dije: “¿Tú
estuviste casado una vez?” El me contestó: “Sí, y mi mujer también” Yo le señalé:
“¿No te das cuenta que él está representando a tu anterior pareja?” Entonces le di
un consejo: “Cuando tu hijo intente otra vez sacarlos de quicio mira por encima
de él a tu primer mujer con amor. Y también con amor al primer marido de tu
mujer. Que ella haga lo mismo contigo. Que mire por encima de vuestro hijo a
las parejas anteriores”.
Después de cuatro semanas lo volví a encontrar. El me dijo: “Ayudó”.
Así de sencillo es cuando comprendemos las leyes del amor que dominan en
este campo. Nadie puede infringirlas. Nadie puede alzarse por sobre ellas. Ellas
son leyes de la vida.
Por consiguiente, aquellos que han hecho lugar a otros también pertenecen a la
familia: anteriores relaciones de los padres y los abuelos. Pero también otros a
través de cuyo sufrimiento la familia obtuvo un beneficio. Cuando alguien, por
ejemplo, cae en la guerra y su hermano recibe la herencia él pertenece a la
familia. Esto sucede dentro del entorno familiar. Pero si una familia tuvo un único
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hijo que murió en la guerra y ellos dan toda la herencia a otras personas, a otra
familia, entonces ese hijo pertenece a esa otra familia. Mientras él no sea incluido
en esa familia ellos no podrán conservar la herencia.
Esto yo lo vi en America en familias que se habían vuelto ricas gracias a los
esclavos. De pronto un niño se comporta como un esclavo, expulsado, no
perteneciente. O en familias que se habían vuelto ricas a través de
emprendimientos peligrosos, como por ejemplo, la construcción de ferrocarriles.
En esos tiempos la construcción de líneas férreas era muy peligrosa e implicaba
un alto costo en vidas humanas. Muchos de los que allí trabajaron murieron. Yo
conocí a una persona que venía de una familia que había construido el tren de
Canadá a Boston. El se comportaba como alguien que no pertenece a la familia.
En la constelación quedó claro que él se identificaba con esos muchos muertos.
Cuando ustedes ven a las familias muy ricas y lo que sucedió con ellos y a veces
se sorprenden, ahora ya no necesitarán sorprenderse más.
Hay una cosa más que es necesario tener en cuenta. Ahora llego a un tema
delicado que puso a muchas personas en Alemania en mi contra. Pero es un
punto de vista. Cuando en una familia hubo perpetradores, por ejemplo durante
el tiempo del nacionalsocialismo, y estos son excluidos, cuando se les niega un
lugar en la familia, ellos serán representados por otros miembros de la familia.
Esto quiere decir que también ellos sentirán y actuarán como perpetradores. Esto
muestra que también los perpetradores en nuestra familia tienen derecho a
pertenecer.
Aquí nuestros conceptos morales son sometidos a una dura prueba. ¿Pero que
quiere decir moral? Ella es el comienzo de la infelicidad. Con ayuda de la moral
excluimos a otras personas, las juzgamos, queremos que sean llamados a rendir
cuentas, sí, que se los mate. ¿En qué nos hemos convertido? Por la moral nos
transformamos en asesinos. Seremos todo aquello que nosotros rechazamos.
Ustedes se sorprenden que yo diga esto aquí. Yo lo vi en Israel y allí ayudó a
mejorar muchas cosas.
Por ejemplo, nosotros podemos observar que en familias de víctimas del
Holocausto que con frecuencia rechazan con vehemencia a los perpetradores hay
por lo menos uno en la familia que se comporta como un perpetrador y a decir
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verdad exactamente como un perpetrador nazi, con la misma energía, la misma
arrogancia, el mismo deseo exterminador.
Yo viví una bella excepción. Fue una noche en San Francisco, en el Holocaust
Center. Vinieron 20 sobrevivientes del Holocausto. Ellos estaban allí sentados.
Presentes había otros más. Yo dije algo sobre las dinámicas del campo espiritual.
A continuación se me acercó una mujer. Ella quería decirme algo.
Cuando niña ella había estado en el campo de concentración de Dachau. Allí,
un soldado de las SS le puso el pie sobre su vientre y ametralló a niños que
estaban a su alrededor. De pronto ella fue atrapada por el espíritu, por un
movimiento espiritual. Ella pudo liberarse completamente de la experiencia y en
ese instante se volvió invulnerable. Luego ella dijo: “Hitler, él está en mi alma,
allí no hay ninguna resistencia, ningún reproche: Yo soy como tú”.
Eso es un movimiento del espíritu. Si nosotros podemos decirlo, entonces
estamos completamente en sintonía con un movimiento del espíritu, con un
movimiento sanador. ¿Qué profesión tenía ella? Ella era terapeuta infantil. ¿No es
hermoso?
La sanación en la familia
Por esa razón, cuando alguien en la familia enferma o cuando alguien se
comporta de modo extraño, él está mirando con amor a una persona que fue
excluida. De ese modo él obliga a los demás a mirar también allí. Cuando
asimismo los demás miran hacia allí la enfermedad puede mejorar y el
comportamiento puede cambiar.
Hago una meditación con ustedes para que puedan compenetrarse con esto.
Cierren los ojos. Así, vayan a su cuerpo y sientan donde algo duele, donde algo
está enfermo, donde algo no funciona más.
Ahora, al revés del movimiento corriente que quiere liberarse de algo nosotros
lo tomamos con amor en nuestra alma. Nos recostamos junto a ese órgano y ese
dolor, nos compenetramos con lo que quiere y de repente nos damos cuenta a
quien él mira en nuestra familia. El mira a alguien que no tiene permiso de estar
allí, que de alguna manera fue despreciado y rechazado.
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Y esperamos. En el dolor y en el órgano sentimos el movimiento hacia
alguien, aunque ese movimiento sea perceptible solamente como una sombra.
Igualmente nos metemos en ese movimiento dedicado a esa persona, con el
movimiento del espíritu que también está dedicado a ella. Entonces le decimos a
la persona, sea quien ella sea: Yo te amo. Te tomo en mi corazón, en mi alma. Y
sentimos el efecto, el efecto sanador, el efecto aliviador, tanto en el cuerpo como
en el alma.
La ley de la jerarquía en nuestra familia
¿Todavía pueden? No es tan sencillo lo que estoy diciendo hoy.
Yo hablé de una ley que domina este campo. Todos los que pertenecen
tienen el mismo derecho a pertenecer. En este sentido nadie es mejor ni nadie es
peor.
Una segunda ley, también una ley férrea que cuando no la respetamos trae
consigo muchas enfermedades y catástrofes dice: Quien estuvo primero en ese
campo tiene prioridad sobre aquellos que vienen después de él.
Esto suena muy sencillo. Pero miren a los niños, vean lo que ellos hacen,
como se rebelan contra sus padres, como se hacen cargo de cosas que les
corresponden a sus padres, como quieren salvar a los padres, incluso cuando de
esta manera ellos se enferman. Todo eso son transgresiones de esa ley. En los
hechos se evidencia en algunas frases fundamentales que la persona dice
interiormente.
Un niño, por ejemplo, lo dice en la familia. La frase es: Yo te sigo en la
muerte. A menudo un niño quiere seguir a su madre muerta. También una madre
quiere a veces seguir a su niño muerto. Entonces ella se comporta como si fuese
pequeña y el niño grande. El niño adopta entonces el lugar de la madre.
Ese es uno de los lados. No es que alguien lo actúe cada vez. La persona
sólo lo siente y esto tiene consecuencias sobre su salud y sobre su estado de
ánimo. Cuando más adelante ese niño a su vez tiene hijos, esos niños sentirán
que la madre o el padre quieren morir, sienten que ellos quieren seguir a alguien
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a la muerte. ¿Qué dicen entonces? “Yo en tu lugar”. Lo vemos por el ejemplo en
la anorexia. Esto resulta muy evidente. En su corazón el anoréxico dice: “Mejor
desaparezco yo antes que tú”. ¿Quién? Habitualmente el padre. Esta es la
dinámica que actúa detrás de la anorexia. Ella alardea. Quiere hacer algo para
salvar al padre y con frecuencia muere. Esta es una dinámica frecuente que
conduce a la enfermedad.
Otra dinámica que está relacionada con esto es: “Yo expío”. Esto es
arrogancia. La expiación es una arrogancia. ¿Qué sucede con la expiación?
Cuando alguien es culpable de haberle hecho algo a otro, por ejemplo cuando ha
causado un accidente de tránsito en el cual alguien perdió la vida, él expía por
ello. Muchas mujeres, por ejemplo, expían también por un aborto.
¿Qué hace el que expía? ¿Mira al que resultó dañado? No, él se mira a sí
mismo. La expiación lo alivia, ella es completamente egoísta. Pero ella conduce a
enfermedades, a accidentes y con frecuencia al suicidio.
¿Qué hacemos entonces cuando sentimos dentro de nosotros esa
necesidad de expiación?
Vamos con el amor del espíritu. ¿Qué quiere decir esto? Supongamos que
hemos causado un accidente de tránsito: Miramos con el amor del espíritu a
aquel que ha perdido la vida. ¿Qué debemos percibir y reconocer?
La muerte no estaba en nuestras manos. Eso es una idea presuntuosa. Cada
movimiento, da igual a donde nos lleve, a la infelicidad o a la muerte o incluso a
la guerra, es un movimiento del espíritu. Todos los que son arrastrados hacia él
están al servicio de ese movimiento. También podemos decir que para ese
movimiento ellos son como víctimas.
En relación con esto imagínense lo que sucede en ustedes cuando también
ustedes van con el movimiento del espíritu. Cuando, por ejemplo, una madre que
ha abortado un hijo reconoce eso que ha pasado, eso que ella ha hecho, como
un movimiento del espíritu ¿puede ella entonces expiar? ¿No debe ella reconocer
que asimismo ese niño es arrastrado por un movimiento, por un movimiento que
es finalmente bueno? Entonces ella mira a ese movimiento y permanece quieta.
Simplemente quieta. Entonces ella estará en sintonía con ese movimiento. Esto
tiene para ella un efecto sanador.
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Oh vida, de dónde, oh vida, hacia dónde
Viena 2009
Sentimos que estamos vivos y sabemos tan poco sobre la vida. A veces nos
preguntamos de dónde ella viene y a dónde va. A veces decimos que nuestra vida
viene de nuestros padres. ¿Pero de dónde tienen ellos la vida, de dónde la tienen
de ese modo que hace posible que nos la puedan traspasar?
Ellos la tienen de sus padres, y éstos de los suyos. Evidentemente la vida en
su abundancia atraviesa a cada uno de los seres vivos. Ella viene de vidas
anteriores y a través de nosotros y de otros seres vivos continúa hacia el futuro.
¿Tenemos entonces la vida? ¿Nos pertenece? ¿Quién vive nuestra vida?
Detrás de toda vida nosotros experimentamos una fuerza que dirige y controla. En
cada momento solamente podemos estar allí porque esa fuerza que controla nos
mantiene con vida en una increíble interacción de muchos movimientos que
hacen nuestra vida posible.
¿De dónde viene esa fuerza? ¿Hacia dónde va? ¿Tiene importancia que
reflexionemos sobre ello cuando en todo momento sentimos como ella opera en
nosotros? En cada momento tenemos a la vida en toda su abundancia.
¿Hacia dónde vamos nosotros cuando vivimos? ¿Estamos en sintonía con
esa fuerza creativa? ¿O en nuestros sueños nos apartamos de ella, nos apartamos
de la realidad de la abundancia de la vida ahora?
Algunos buscan el sentido de la vida. ¿Dónde puede estar él si no en el
ahora? La vida es el ahora, en el ahora la vida se muestra en su toda abundancia.
Depende de cómo nosotros la vivimos ahora.
Algunos quieren mejorar algo en su vida. ¿Qué hay para mejorar cuando
estamos en sintonía con ella? Se trata de que nosotros encontremos el
movimiento de la vida hacia su abundancia.
Casi todos nuestros problemas surgen cuando nos apartamos de esa
referencia inmediata. Es importante entonces que cuando nos apartamos del
ahora en planes sobre como debería ser la vida volvamos a encontrar el camino a
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sus raíces, a la vida esencial, que experimentemos en nuestra vida ahora lo que
nos conduce a la abundancia de la vida.
La propia vida
¿Qué sucede cuando nosotros dejamos ir con amor a alguien que se quiere
apropiar de nosotros? ¿Qué sucede en ese momento con su amor? ¿Qué sucede
con nuestra vida?
Algunos de los que dependemos, a los cuales queremos aferramos ¿tienen
ellos su vida? ¿O esperamos que ellos vivan la nuestra?
Por el contrario ¿si existen algunos que dependen de nosotros, que quieren
aferrarse a nosotros, tienen ellos su vida? ¿O cuando otros se aferran a nosotros
ellos esperan que nosotros vivamos su vida?
¿Dónde está entonces la relación con las fuerzas fundamentales que tienen
a nuestra vida en sus manos y también la vida de los otros?
En contacto con ellas nos sentimos libres para vivir nuestra vida y los
demás se sienten libres para la suya.
La madre
La vida viene a nosotros y lo hace a través de nuestra madre. Así como nosotros
tomamos a nuestra madre, tomamos a nuestra vida. Todo lo que criticamos de
nuestra madre, lo criticamos también de nuestra vida. Quien se aparta de su
madre, se aparta también de su propia vida. Por eso la vida se logra en primer
lugar en la relación con nuestra madre.
Todas las relaciones posteriores, también las relaciones de pareja, reflejan la
situación original con la madre. Es por eso que no aporta mucho trabajar más
tarde directamente sobre una relación si antes no hemos vuelto a la relación con
nuestra madre, de un modo profundo y satisfactorio.
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Meditación: Yo tomo
Lo practico ahora con ustedes en una meditación.
Cerramos los ojos y volvemos a nuestra infancia. Miramos a nuestra madre
así como la mirábamos cuando eran niños. Por ejemplo, cuando ella nos llevaba
a su pecho y alimentaba, y nosotros la mirábamos a los ojos con un tremendo
recogimiento. Así la miramos una vez más, profundamente con recogimiento
tomamos de ella la vida y lo que nos mantiene con vida en nuestro cuerpo y en
nuestra alma. Nos llenamos de ella.
Ese movimiento del amor es un movimiento de tomar: “Mamá, yo tomo.
Yo te tomo como tú eres. Yo tomo la vida que me ha llegado a través de ti tal
como ella es. La tomo con amor. Tú das, yo tomo. Yo tomo todo”.
Luego miramos a nuestro padre al lado de ella. Lo miramos como él es,
exactamente con él es. Así como es él fue nuestro padre. Le decimos lo mismo:
“Yo tomo mi vida como ella me ha llegado a través de ti. Yo la tomo toda.
Gracias”.
De pronto nos sentimos llenos de vida y ricos. Ese tomar la vida de
nuestros padres continuó durante muchos años. Así, llenos de ellos fuimos
capaces de amar a otros, capaces de derramar sobre otros el amor que nos vino
de nuestra madre y nuestro padre, de derramarlo sobre todo en una pareja.
Cuando nuestro compañero, al igual que nosotros, tomó de su madre lo
que ella le daba, cuando del mismo modo tomó de ella toda la vida tal como
fluía de ella hacia él, y cuando tomó toda la vida de su padre y también él la
derrama, entonces los dos nos constituimos en una alianza para la vida: al
servicio de la vida uno para el otro, y más adelante al servicio de la vida que
trasmitimos a otros.
La seriedad de la vida
Esto último estaba relacionado en parte con la seriedad de la vida. Algunos dicen
que la seriedad de la vida es la muerte. La verdadera seriedad de la vida es el
amor total, un amor en el cual todos tienen su lugar.
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Tan pronto como yo excluyo a alguien de mi amor, me excluyo de mi
vida. Esta es la seriedad: el amor para todos tal como son. Cuando ha surgido un
imprevisto, cuando alguien es excluido de ese amor, tal vez incluso cuando esa
persona no pudo seguir con vida, se inicia un movimiento de vida que trasciende
a esa vida.
El karma
Hay un movimiento fundamental de la vida que vuelve a unir lo que estaba
separado. Para ese movimiento una sola vida no alcanza. Ese movimiento
transcurre a lo largo de varias vidas. Por ejemplo, esto que hemos visto aquí, no
se cierra en una sola vida. Tampoco puede ser traspasado a otro para que lo
ponga en orden.
Ese movimiento que, tal vez, durante el transcurso de varias vidas pone
algo en orden es el karma. Si alguien en su vida le escapa al amor y a las
consecuencias de sus actos, de manera que en lugar de ir y poner algo en orden
con amor se da vuelta y deja que sean otros los que se hagan cargo por él -sin
que ellos sepan porque, el karma por decirlo así se desplazará a la próxima
generación. Las cosas serán puestas nuevamente en orden en un proceso infinito.
El karma es un movimiento del amor. Al final de ese movimiento todos son
iguales, todos tienen el mismo destino y el mismo cumplimiento del destino.
Podemos ver el trabajo del karma en familias en las que de generación en
generación algo se repite sin que se llegue a una solución y donde el amor triunfa
recién después de muchas generaciones.
Es siempre el amor en el cual yo de una u otra manera le quité la vida a
alguien, de modo que él se convirtió en mi víctima, y que yo se lo cargué a otros.
Ellos lo llevan consigo hasta que al final yo arribo a la misma situación que aquel
de cuya vida fui culpable. Entonces, de pronto somos iguales en el destino y
encontramos el amor, un amor mutuo al final de un ciclo que de esa manera
puede llegar a su fin.
Sobre el karma Sai Baba dijo una bella frase: El amor termina con todo
karma. El amor termina con el karma ahora mismo.
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Cuando nos referimos aquí a la vida, a la vida lograda, se trata también de
cómo con amor superamos nuestro karma.
Carta a los padres
5.3.83
Ser madre y ser padre forma parte de las capacidades naturales de las personas y
ellas están dotadas por la naturaleza de todos los menesteres necesarios. Quien
confía en su instinto y su sentimiento casi no puede equivocarse; a menos que
deje que otras personas le hagan perder la cabeza, personas que con frecuencia
no tienen hijos.
En Sudáfrica en un hotel observé que una joven pareja blanca tenía
dificultades con su hijo de cuatro años que no quería dejar de berrear. Las
camareras negras que allí estaban miraban divertidas –ellas no saben lo que son
las dificultades con niños pequeños- hasta que una de ellas se acercó, tomó al
niño en sus brazos, lo meció un poco y contento se lo devolvió a su madre.
Con respecto a tu hijo no puedo darte ningún consejo. Sin embargo a veces me
llamó la atención lo siguiente: Cuando con alguna persona yo no sabía que hacer
o cuando en relación con ella tenía rencor o miedo de que me pudiese hacer algo
o me pudiese dañar siempre me ayudó imaginarme que subía a una montaña,
cada vez más arriba por encima de eso que en cierto modo en el valle me
limitaba y afligía. Una vez llegado a la cima tenía una vista despejada que, a una
distancia conveniente, incluía al otro. Y yo pude darle mi consentimiento y
confiar en que también él estaba dotado de una buena guía interior.
Curiosamente no sólo yo parecí estar cambiado, sino que también el otro lo
estaba.
6.4.89
Deja que tu hijo decida cuando quiere tener contacto contigo. Los niños son los
que necesitan a los padres, no al revés. Cuando tú actúas como si lo necesitases a
él, le estás entregando el poder sobre ti, lo que no es bueno ni para él ni para ti.
Quien tiene la razón puede esperar.
16
24.5.89
En lo que respecta a tu hijo déjalo que sienta que tú te alegras cuando él se ubica
junto a su padre y lo mira.
29.5.92
Yo creo que no es necesario que ustedes se hagan cargo de las preocupaciones
de sus hijos y asuman sus reproches como propios. Cada uno está, más allá de
donde él crezca, limitado, ya sea a través de lo así llamado autoritario como
también a través de lo no menos autoritario antiautoritario, o cualquier otra cosa
que sea. Sin embargo, cada uno tiene la posibilidad de desarrollarse más tarde de
forma independiente, como claramente queda en evidencia en la carta de su hijo.
No obstante, con frecuencia, por desgracia sólo la pena ayuda a la comprensión.
A pesar de todo me llama la atención que la discusión se haya encendido
con la madre y que el padre sea dejado de lado. Tal vez allí esté el secreto.
16.6.92
A veces los niños tienen que recuperar algo como quien durante la travesía en
algún lugar dejó olvidado su vestido, vuelve allí para recuperarlo y luego
tranquilamente retoma la marcha. El no necesita buscarlo otra vez. Por lo demás
hay que confiar en las buenas fuerzas, especialmente con los hijos propios.
17.7.92
Es entendible que usted piense que la rencorosa distancia de su hijo es para él
una desgracia. Ahora, no está dentro de sus posibilidades poder cambiarla, más
allá de cómo ustedes sean o se comporten el hijo puede ser como quiera y
comportarse como él quiera. Parece más sencillo querer cambiar a los padres que
a uno mismo. Cuando los padres han cambiado uno mismo debe cambiar del
mismo modo, como si ellos no lo hubiesen hecho.
19.2.93
17
La grandeza necesita límites. Usted ha transgredido los límites. Una solución sería
que usted permanezca dentro de los límites de su padre y de buena gana
comparta su destino.
20.11.93
El orden es que el hombre de quien tú esperas un hijo solamente es responsable
de ti y del niño. Por tus otros hijos eres responsable tú y su padre. Cuando esto
está claro él ya no se sentirá sobrecargado.
Extras
Cuerpo Espíritu Alma
Entrevista para la revista Connection
ANDREA BRETTNER: ¿En qué medida los conflictos psicológicos se trasmiten de
generación en generación?
BERT HELLINGER: Yo no pienso que los conflictos psicológicos se hereden. Mi
observación es que en la familia existe algo como un saber compartido. Ese saber,
ese conocimiento, abarca no solamente a los padres y los hermanos sino también
a los abuelos, los tíos y tías. Además comprende también a personas con las
cuales no tenemos lazos sanguíneos. – aquellos que dentro del sistema han hecho
lugar para beneficio de otros, por ejemplo parejas anteriores de padres y abuelos.
Dentro de este círculo existen algo así como implicaciones. Esto significa
que alguien de una generación posterior queda implicado en los destinos de
miembros anteriores. Este saber compartido cuida que en ese grupo nadie se
pierda, por ejemplo, que nadie sea excluido. Si esto ocurre, esa persona será
representada por un miembro posterior sin que éste lo sepa. Este procedimiento
es inconsciente. La solución es que la persona excluida sea reintegrada y
recupere su lugar en el sistema. Entonces desaparece la presión sobre otros
miembros de la familia de repetir el destino del excluido.
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La implicación se produce entonces por causa de la exclusión.
Sí. Esa conciencia colectiva inconsciente, como yo también denomino a ese saber
compartido, sigue determinadas leyes. Es posible leerlas en el efecto que ellas
tienen en la familia. Una de ellas dice: “Todos tienen el mismo derecho a la
pertenencia”. Por consiguiente, nadie puede ser excluido.
¿Tampoco las personas que han muerto?
Ellas actúan en el presente. La conciencia colectiva inconsciente abarca tanto a
los vivos como a los muertos.
Supongamos que un miembro de la familia comete suicidio. ¿Qué riesgos produce
ese hecho para las futuras generaciones?
La experiencia de las constelaciones familiares es que la mayoría de suicidios se
producen por amor y por implicaciones. Quisiera mostrarles un ejemplo muy
extremo.
Un médico pediatra me contó que su hijo de catorce años se había
suicidado. Con anterioridad el joven había desparramado alimentos sobre la
escalera y por eso el padre le había pegado. La noche siguiente el joven se colgó.
El médico ya era un hombre viejo y esto lo agobiaba mucho. Una vez que
salimos a caminar juntos él recordó que un par de días antes del suicidio su mujer
había dicho en la mesa que estaba nuevamente embarazada. El hijo se salió de
sus casillas y comenzó a gritar: “¡Ya no tenemos más lugar!”. El padre de pronto
comprendió: Su hijo le hizo lugar al niño que vendría. Si analizamos este hecho
de un modo superficial no podemos ser justos con él.
Cuando alguien se suicida con frecuencia nadie quiere saber más nada de
esa persona. Su suicidio genera miedo en los demás. Por lo tanto él es excluido. Y
es justamente por esto que su destino repercutirá en la generación próxima o en
la siguiente.
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¿Cómo se soluciona este conflicto en la constelación familiar?
La solución es que se mire a quien se quitó la vida y se le diga: “Yo respeto tu
decisión, no obstante tu seguirás siendo mi padre, mi madre, mi hermano, mi
hermana…” De ese modo se asegura su inquebrantable pertenencia a la familia.
Entonces nadie necesitará copiarlo y a partir de la implicación con su destino
repetir su misma historia.
Para los descendientes la solución consiste en reincorporar a los fallecidos. De esa
manera el riesgo de un nuevo suicidio dentro del grupo familiar se reduce
notoriamente.
Exacto. En este sentido la constelación familiar es un método muy humano. Si se
honra a miembros anteriores de la familia esto tiene un efecto benéfico en la
propia alma.
O sea que a través de su método salen a la luz secretos familiares. ¿Cómo lo
consigue?
Yo no necesito esforzarme. Yo hago que alguien con ayuda de representantes
constele a los miembros importantes de la familia o de la familia de origen. Tan
pronto como éstos están constelados, las personas sienten como las personas
reales que ellos están representando. Ellos se comportan de una manera que por
lo demás es extraña para ellos y de ese modo sacan cosas ocultas a la luz. Por
ejemplo, cuando la madre mira al suelo, sabemos por experiencia que ella mira a
un muerto. Entonces ubicamos a un representante para ese muerto frente a la
representante de la madre. En el transcurso de la constelación el cliente que ha
constelado se acuerda de algo que antes le estaba complemente oculto. De esa
manera salen en la constelación familiar los secretos familiares a la luz.
¿Cómo director de una constelación actúa usted de modo intuitivo? ¿Por ejemplo,
cuando pide que alguien en el rol de “muerto” se acueste frente a la madre?
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Por experiencia sabemos que quien mira al piso ve un muerto. Para eso no es
necesaria la intuición. Tampoco los representantes pueden comportarse como lo
hacen en base a la intuición. Ellos se han identificado con las personas que
representan sin saber porque. Y este es justamente el secreto de las constelaciones
familiares. Se ven resultados que no es posible explicar. No obstante es posible
trabajar con ellos sin necesidad de explicarlos.
¿Tampoco usted sabe como es posible que los representantes, sin saber nada de
la familia, puedan representar tan bien su rol?
Yo no me lo puedo explicar, aunque pienso mucho sobre el tema. Tiene que
haber algo de lo que todos de la misma manera formamos parte. Yo lo llamo
“gran alma”. Esto es solamente un nombre. Yo percibo algo, pero no me
preocupo de encontrar explicaciones precisas. Yo puedo trabajar con este método
sin entender los trasfondos. Una manzana es sabrosa aún cuando no sepamos de
donde viene.
¿En qué reconoce usted como terapeuta la problemática fundamental en una
constelación familiar?
Yo escucho lo que el individuo dice. Yo hago que me cuenten solamente hechos.
Por lo general un par de frases sobre las personas importantes son suficientes. Yo
dejo entonces que esas palabras repercutan en mí. Cada frase que se dice, cada
persona que es nombrada tiene una fuerza diferente. Se nota en la energía, “¡Ajá,
ahí hay algo!”. Cuando aparece algo así, con frecuencia el grupo permanece en
silencio. Yo me oriento por la energía percibida y la intensidad de la fuerza. El
resto se desarrolla por sí mismo.
¿Cómo se explica usted que la constelación familiar se haya convertido en un
movimiento tan grande?
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No me lo puedo explicar. Evidentemente es importante y ha ayudado a muchas
personas.
¿Qué le parece a usted que tantos terapeutas –también legos- utilicen el método?
La constelación familiar es un método que va al fondo de la cuestión. Quien lo
utiliza tiene que estar familiarizado con él. Por ejemplo, no hay que tener miedo
de la muerte o de aquello que salga a la luz. Tampoco miedo de lo que otras
personas digan. Es necesario disponer de ciertas experiencias de vida y haber
superado contingencias importantes.
Pero también existen algunos que simplemente lo intentan. Yo no me
resisto a ello. Pues un movimiento en el cual todos son perfectos no sirve para
nada. El no podrá desarrollarse. Solamente porque existe ese polo opuesto donde
algunos con liviandad utilizan el método y se dan de bruces, pueden los otros
aprender y naturalmente también los clientes. Ellos aprenden que es necesario ser
cuidadoso. Esto forma parte del movimiento. Por esa razón yo no intento ejercer
controles o prohibir tal o cual cosa. En el conjunto también tienen su
importancia. De lo contrario yo me comportaría como alguien que dice: “Yo soy
dueño de la doctrina verdadera y ustedes deben seguirla”.
¿Para qué tipo de clientes es apropiada la constelación familiar?
Se percibe si un cliente está listo para la constelación y si su entorno, su familia le
dan internamente el permiso de hacerlo. Si el cliente teme que la constelación
tenga graves consecuencias para su familia o cuando él tiene miedo de que
alguien pueda enojarse con él, en ese caso él es en su alma todavía un niño. Yo
tengo que respetarlo. En un caso como ese yo no trabajaría con él. También
existen problemas que no pueden ser resueltos por la constelación familiar.
¿Cuáles?
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Una vez vino alguien con dolor de muelas y por ese motivo quería hacer una
constelación familiar (se ríe). Tampoco en las enfermedades hereditarias las
constelaciones familiares pueden servir de ayuda. La constelación familiar no es
una panacea universal. Tampoco es un método que pueda o quiera reemplazar
otras formas de terapia.
¿Qué es lo que lo motivó a desarrollar el método de la constelación familiar?
Yo no lo desarrollé. En el pasado yo practiqué mucho análisis transaccional. De
pronto me di cuenta que las imágenes que orientan la vida de una persona no
tienen nada que ver con su historia personal, sino con los destinos de anteriores
miembros de su familia. Yo reconocí que existe allí una relación entre ambos. Yo
vi la constelación primero en otros analistas. El método no fue inventado por mí.
¿Lo inventó Virginia Satir?
Virginia Satir fue una pionera en este campo, pero nunca vi en ella ni aprendí de
ella la manera como yo practico la constelación familiar. Por lo tanto ella no es
una persona que me haya influenciado directamente.
Pero en Lindau, durante una semana de psicoterapia vi la constelación
familiar según la practica Thea Schönfeld y percibí cuanta fuerza se esconde
detrás de ella. También en America vi cosas similares. No obstante no se
explicaron las leyes según las cuales funciona la constelación familiar. En mi
opinión esos terapeutas actuaban de modo intuitivo. Lo hacían muy bien, pero de
forma intuitiva.
Muy lentamente me di cuenta que en el trabajo hay determinadas leyes. La
comprensión fundamental se dio cuando vi como actúa la conciencia y que
también existe una conciencia inconsciente que sigue determinadas leyes que
durante la constelación familiar salen a la luz. Después de cierto tiempo es
posible reconocer ciertos patrones. Esto facilita el trabajo. La constelación familiar
es un método empírico desde el principio al fin. Por eso ella no está cerrada por
una teoría o algo semejante. Ella sigue siendo un rio, ella sigue siendo vital.
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De momento el conflicto en el cercano oriente es un tema muy candente. ¿Sería
verdaderamente posible constelar a naciones?
Algunos piensan que se podría y que se debería hacer. Yo considero una
petulancia acercarse con un método como éste a una interrelación como esa.
Hay tanto en juego. Pero en un ámbito pequeño sí que es posible.
Supongamos que un libanés participa en una constelación familiar, que
nació en Palestina y ahora vive en Alemania. Los padres fueron expulsados de
Palestina y ahora él debe encontrar una solución para sí mismo. Le puede resultar
de utilidad entrar en contacto con los diferentes países en los cuales vivió y que
tienen influencia sobre él. Esos países pueden ser constelados – ¡pero siempre en
relación con él! Es posible encontrar una solución para un individuo, pero no
para las naciones.
Se dice que las ideas fundamentales de la constelación familiar sistémica surgieron
en usted mientras vivía como misionario con los Zulúes, quienes a su vez
encontraban soluciones a sus problemas a través de sus antepasados. ¿Lo puede
describir con exactitud?
Se ha dicho esto muchas veces y una y otra vez debo fijar mi posición al
respecto. El tiempo que yo pasé en Sudáfrica fue para mí una experiencia de una
gran riqueza personal, ese tiempo -sin embargo- no tiene nada que ver con este
método.
¿Qué desea usted para el futuro?
Un criterio de mi trabajo es avanzar sin expectativas y enfrentarme a lo que surge
en el momento, sin planificar para el futuro. Yo me enfrento a lo que viene sin
aspirar a nada. Pues aquello a lo que aspiramos se desmorona rápidamente.
Señor Hellinger, muchas gracias por esta conversación.
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Apéndice
Terminado
Continuamente esperamos que algo termine. Por ejemplo, que termine la lluvia, o
el invierno, o una enfermedad, o el trabajo para entonces poder descansar.
Muchos incluso esperan que termine su vida para que con ella todo termine.
Con esa actitud, con esa espera estamos orientados al futuro y perdemos
por eso la plenitud del momento actual.
La pregunta es: ¿Cómo alcanzamos la felicidad plena?
La libertad
Conocemos a nuestra conciencia como un caballo conoce al jinete que lo
cabalga y como un timonel conoce a las estrellas por las que él mide su
ubicación y decide el rumbo. ¡Pues bien! Muchos jinetes cabalgan sobre el
caballo y sobre el barco muchos timoneles miran a muchas estrellas. La pregunta
es: ¿a quién obedecen los jinetes y qué dirección le da al barco el capitán?
La respuesta
Un joven se dirigió a su maestro: “¡Dime, que es la libertad!”
“¿Cuál libertad?”le preguntó el maestro.
“La primera libertad es la necedad. Ella se asemeja al potro que relinchando
arroja a su jinete. No obstante tanto más firme sentirá después su mano.
La segunda libertad es el arrepentimiento. Ella se asemeja al timonel que
luego del naufragio permanece a bordo en lugar de subirse al bote salvavidas.
La tercera libertad es la comprensión. Ella viene después de la necedad y
el arrepentimiento. Ella se asemeja al junco que el viento mece y que, porque
cede donde es frágil, se sostiene.
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El joven entonces preguntó: “¿Esto es todo?”
Y el maestro respondió: “Muchos creen que son ellos mismos quienes
buscan la verdad de sus almas. Sin embargo es el gran alma que piensa y busca a
través de ellos. Igual que la naturaleza ella puede permitirse muchos errores, ya
que sin esfuerzo reemplaza a los jugadores equivocados por otros nuevos. Pero a
aquel que deja que sea ella la que piense le concede, a veces, cierta libertad de
movimiento y, como un río al nadador que se deja llevar por la corriente lo lleva
hacia la otra orilla, uniendo sus fuerzas a las de él ”.