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Cultura en Facilito, 19 de Mayo de 2015

Date post: 22-Jul-2016
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Cultura en Facilito
4
El difícil trabajo de ser joven Y bueno, ¿qué esperan que diga?, ojala que nada en absoluto, así que si esperan una narrativa formada por una prosa cuidada y con una profundidad académica, están completamente equivocados, dejen de leer en este momento, boten el periódico o denle un uso más práctico, como envolver pescado, o guardarlo para los tiempos en que les falte papel higiénico. Lo escrito como introducción es para explicarle que para hablar de lo difícil de ser joven, no necesito hacerlo desde una visión analítica hecha por un hombre que hace tiempo dejó de ser joven. Ser joven en verdad es lo más difícil de la vida, por eso se explica que dure poco. Generalmente los padres dicen que ser joven es fácil… “no tienen que pensar en cuentas, alquileres, hijos, mensualidades vencidas, alimentación o trabajos mal pagados” al parecer según los adultos ser joven es solo existir. Ser ‘pelao’ es más difícil de lo que creen, es el momento donde nos enfrentamos a todas las cosas que nunca tuvieron el coraje de enseñarnos y ahora son tan misteriosas como la existencia misma. ¿Será que los adultos recuerdan alguna vez lo difícil que es beber y tratar de ‘hacer pasar’ la borrachera antes de volver a casa?, porque sobre nuestras cabezas pesaba la promesa de una paliza épica, si acaso adivinaban nuestros padres que estábamos borrachos; ¿acaso ya olvidaron el miedo que da abrir una puerta fingiendo que todo está bien, mientras en realidad el mundo da vuelta y la maldita cerradura se mueve como si tuviera vida propia?, y además encontrarlos frente a frente, esperando con los ojos fijos en nosotros una pista que nos delate, no nos engañemos, los padres ya saben que estamos borrachos, solo esperan la prueba irrefutable para caernos a chicotazos. “Fijate bien lo que hablo: El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo”. Martín Fierro. Claro, y después tenemos el descaro de decir que ser joven es fácil, cuando nunca nos enseñaron lo que realmente significa tener sexo y en muchos casos tuvimos que aprenderlo a la fuerza, primero de forma teórica viendo películas “pornos” que pasamos horas escondiendo, viviendo con la paranoia de ser descubiertos en plena masturbación, porque nunca tuvieron el valor de enseñarnos -lo que a ellos tampoco les enseñaron- que la masturbación es buena e incluso recomendada psicológicamente, ¡no!, en lugar de eso nos llenaron de tabús e historias fantasiosas que van desde quedar ciego, hasta volvernos locos con manos peludas, ¡mentira!, nada más falso, pero claro… es más cómodo no tocar un tema que generaría más preguntas que incluso como adultos no sabremos responder. Seguramente si nos enseñaban que el sexo es normal en nuestras vidas pero que no define nuestra posición real en la sociedad, cientos de hombres no crecerían con la idea errónea de creer que la mujer es un objeto, y que se tiene derechos de poseción sobre ella. Pero sí, en eso las mujeres se llevan la peor parte, porque no hay padre sobre la tierra que se sienta cómodo hablando de sexo con su hija, prefiere ignorarlo, pretender que nada pasa, “haciendo de la vista gorda” sobre la problemática constante que viven las mujeres los primeros años de su despertar sexual y que las acompañarán, a veces, hasta su vida adulta, claro hubiera sido muchísimo más fácil enseñar a las hijas que el sexo es una opción y que en nada desmerece la persona que es, siempre y cuando actuen con resposabilidad y respeto hacia ellas mismas. Otro sería el cantar si enseñáramos a nuestras hijas que el sexo no es una herramienta de superación y que ellas tienen el mismo derecho a elegir a su pareja, nada costaría enseñarles que una mujer que tiene el derecho a cuidarse, a llevar condones en su cartera porque el 95% de los hombres nunca los lleva e incluso los odian; de esta manera, es más fácil culpar a una adolescente por un embarazo no deseado que asumir la plena responsabilidad de ser padres, con todo lo que ello implica. Nadie nos enseñó a lidiar con todos esos fantasmas internos que dan nombre de ‘adolescencia’ a esta etapa de la vida, nadie nos enseñó a lidiar con todas esas inseguridades, desamores, dudas y tormentos, con esa necesidad casi patológica de definirnos a través de los otros, este insufrible sentimiento de abandono cuando nuestros amigos o corteja nos ‘retea’ o nos dice algo que no queríamos escuchar. O al revés, cómo lidiar con esa sensación narcisista de sentir que el mundo está de rodillas ante nosotros, sería mejor que nos enseñen a enfrentar esa pedantería megalómana que a larga nos hace quedar como idiotas, antes de poder darnos cuenta que existir es aprender a reconocernos iguales al resto. Tampoco nos enseñaron que el estudio es una forma de vida, no una obligación numérica que cada trimestre pende sobre nuestras cabezas. ¡No!!!, acaso no podemos decirles a nuestros hijos - “hijo en el colegio tratarán de moldear tu forma de ser para volverte un producto ‘empaquetado’ listo para la vida en sociedad, el colegio no forma lo que vas a ser, lo haces vos mismo aprendiendo a afrontar las responsabilidades, no para ser un mejor ciudadano, sino para ser una mejor persona”-. Nunca nos enseñaron que el valor del aprendizaje no se mide en aprobar o en reprobar, sino en cómo afrontamos nuestras decisiones y en qué medida influyen en nuestra forma de ver el mundo, para que lo veamos como es. Y así, seguimos esperando y exigimos que nuestros hijos no se “atormenten”, no se “conflictúen” y no vivan sufriendo, sí, aunque sea difícil de explicar, tenemos el descaro de exigir felicidad a un ‘pelao’ que sale al mundo sin saber nada de esto… con razón cada vez nos va peor… Por: Fernando Mirel Turismo juventud Literatura Escolares Destino Kenneth Lee, un viaje por el museo El difícil trabajo de ser joven Cuentos y poesías Memorias de un tajador Pág. 2 (Parte 1) Pág. 1 Pág. 3 Pág. 4 SUPLEMENTO Cultura Cultura en facilito Trinidad, martes 19 de mayo de 2015 • Año 1 • Nº 1
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El difícil trabajode ser

joven

Y bueno, ¿qué esperan que diga?, ojala que nada en absoluto, así que si esperan una narrativa formada por una prosa cuidada y con una profundidad académica, están completamente equivocados, dejen de leer en este

momento, boten el periódico o denle un uso más práctico, como envolver pescado, o guardarlo para los tiempos en que les falte papel higiénico.

Lo escrito como introducción es para explicarle que para hablar de lo difícil de ser joven, no necesito hacerlo desde una visión analítica hecha por un hombre que hace tiempo dejó de ser joven. Ser joven en verdad es lo más difícil de la vida, por eso se explica que dure poco.

Generalmente los padres dicen que ser joven es fácil… “no tienen que pensar en cuentas, alquileres, hijos, mensualidades vencidas, alimentación o trabajos mal pagados” al parecer según los adultos ser joven es solo existir.

Ser ‘pelao’ es más difícil de lo que creen, es el momento donde nos enfrentamos a todas las cosas que nunca tuvieron el coraje de enseñarnos y ahora son tan misteriosas como la existencia misma.

¿Será que los adultos recuerdan alguna vez lo difícil que es beber y tratar de ‘hacer pasar’ la borrachera antes de volver a casa?, porque sobre nuestras cabezas pesaba la promesa de una paliza épica, si acaso adivinaban nuestros padres que estábamos borrachos; ¿acaso ya olvidaron el miedo que da abrir una puerta fingiendo que todo

está bien, mientras en realidad el mundo da vuelta y la maldita

cerradura se mueve como si tuviera vida propia?, y además encontrarlos frente a frente, esperando con los ojos fijos en nosotros una pista que nos delate, no nos engañemos, los padres ya saben que estamos borrachos, solo esperan la prueba irrefutable para caernos a chicotazos. “Fijate bien lo que hablo: El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo”. Martín Fierro.

Claro, y después tenemos el descaro de decir que ser joven es fácil, cuando nunca nos enseñaron lo que realmente significa tener sexo y en muchos casos tuvimos que aprenderlo a la fuerza, primero de forma teórica viendo películas “pornos” que pasamos horas escondiendo, viviendo con la paranoia de ser descubiertos en plena masturbación, porque nunca tuvieron el valor de enseñarnos -lo que a ellos tampoco les enseñaron- que la masturbación es buena e incluso recomendada psicológicamente, ¡no!, en lugar de eso nos llenaron de tabús e historias fantasiosas que van desde quedar ciego, hasta volvernos locos con manos peludas, ¡mentira!, nada más falso, pero claro… es más cómodo no tocar un tema que generaría más preguntas que incluso como adultos no sabremos responder.

Seguramente si nos enseñaban que el sexo es normal en nuestras vidas pero que no define nuestra posición real en la sociedad, cientos de hombres no crecerían con la idea errónea de creer que la mujer es un objeto, y que se tiene derechos de poseción sobre ella.

Pero sí, en eso las mujeres se llevan la peor parte, porque no hay padre sobre la tierra que se sienta cómodo hablando de sexo con su hija, prefiere ignorarlo, pretender que nada

pasa, “haciendo de la vista gorda” sobre la problemática constante que viven las mujeres los primeros años de su despertar sexual y que las acompañarán, a veces, hasta su vida adulta, claro hubiera sido muchísimo más fácil enseñar a las

hijas que el sexo es una opción y que en nada desmerece la persona que es, siempre y

cuando actuen con resposabilidad y respeto hacia ellas mismas. Otro sería el cantar si

enseñáramos a nuestras hijas que el sexo no es una herramienta de superación y que ellas tienen el mismo derecho a elegir a su pareja, nada costaría enseñarles que una mujer que tiene el derecho a cuidarse, a llevar condones en su cartera porque el 95% de los hombres nunca los

lleva e incluso los odian; de esta manera, es más fácil culpar a una adolescente por un embarazo no deseado que

asumir la plena responsabilidad de ser padres, con todo lo que ello implica.Nadie nos enseñó a lidiar con todos esos fantasmas internos

que dan nombre de ‘adolescencia’ a esta etapa de la vida, nadie nos enseñó a lidiar con todas esas inseguridades, desamores,

dudas y tormentos, con esa necesidad casi patológica de definirnos a través de los otros, este insufrible sentimiento de abandono cuando nuestros amigos o corteja nos ‘retea’ o nos dice algo que no queríamos escuchar.

O al revés, cómo lidiar con esa sensación narcisista de sentir que el mundo está de rodillas ante nosotros, sería mejor que nos enseñen a enfrentar esa pedantería megalómana que a larga nos hace quedar como idiotas, antes de poder darnos cuenta que existir es aprender a reconocernos iguales al resto.

Tampoco nos enseñaron que el estudio es una forma de vida, no una obligación numérica que cada trimestre pende sobre nuestras cabezas.

¡No!!!, acaso no podemos decirles a nuestros hijos - “hijo en el colegio tratarán de moldear tu forma de ser para volverte un producto ‘empaquetado’ listo para la vida en sociedad, el colegio no forma lo que vas a ser, lo haces vos mismo aprendiendo a afrontar las responsabilidades, no para ser un mejor ciudadano, sino para ser una mejor persona”-.

Nunca nos enseñaron que el valor del aprendizaje no se mide en aprobar o en reprobar, sino en cómo afrontamos nuestras

decisiones y en qué medida influyen en nuestra forma de ver el mundo, para que lo veamos como es.

Y así, seguimos esperando y exigimos que nuestros hijos no se “atormenten”, no se “conflictúen” y no vivan sufriendo, sí, aunque sea difícil de explicar, tenemos el descaro de exigir felicidad a un ‘pelao’ que sale al mundo sin saber nada de esto… con razón cada vez nos va peor…

Por: Fernando Mirel

Turismojuventud Literatura EscolaresDestino Kenneth Lee, un viaje por el museo

El difícil trabajo de ser joven

Cuentos y poesías Memorias de un tajadorPág. 2(Parte 1)Pág. 1 Pág. 3 Pág. 4

suplEmEnto

CulturaCulturaen facilitoTrinidad, martes 19 de mayo de 2015 • Año 1 • Nº 1

2.

Destino Kenneth Lee, un viaje por el museo

Por Rodrigo García Raslán

Turismo

Un día en el museoPasaron muchos años más antes que decidiera -en parte

debido a un trabajo de investigación para una materia universitaria- indagar a fondo sobre la existencia de aquel museo de mi infancia; Y aprendí con asombro que conocerlo sería como viajar en el tiempo y revivir el pasado, empaparse de la cultura mojeña y descubrir toda la magia que guardan nuestras costumbres ancestrales.

Y es así que llegué al museo una mañana lluviosa, y saben qué… lo primero que llamó mi atención fueron las réplicas exactas que representan las construcciones hidráulicas, que se extendieron a lo largo de todo el territorio de la región antes conocida como Gran Moxos; y por si esto fuera poco, una vez al interior de la choza de cemento 4 guías expertos en temas de etnografía, historia, y arqueología, reciben a los visitantes que llegan hasta ahí. También puedo decir, que una vez en las manos de estas personas, mi viaje, mi verdadero viaje, comenzó.

Descubrí que al interior de esta construcción se encuentran dos salas bien delimitadas, una es la arqueológica y otra la etnográfica, en la primera se hallan depositadas piezas milenarias de arcilla, cerámica, piedra, hueso y madera, vestigios de las culturas ancestrales asentadas en el territorio beniano; en la segunda, encontré representaciones etnográficas de las diferentes culturas que se extienden a lo largo de los 19 municipios del Departamento.

“Dentro de la sala etnográfica tenemos representadas máscaras, vestimentas, instrumentos musicales, y herramientas de caza y navegación de los pueblos originarios”, comentó Claudia Arroyo Irahola, una de las guías.

Efectivamente llama profundamente la atención, una colección de Macheteros en miniatura, que exponen las diferencias que cada pueblo tiene respecto a la vestimenta de los danzarines, baile que si bien es mojeño, hoy por hoy se practica

en varias de las culturas y pueblos del Beni.Encontré también la representación de diversas danzas, expuestas en pequeñas estatuillas vestidas

con las particularidades de cada región, entre ellas diferenciamos a los Achus, los judas y

otras tantas más.En una de las paredes están colgadas

diversas máscaras que sirven como representaciones morfológicas de varios animales antes adorados por diferentes tribus

de la región y que se utilizan hoy en una gran cantidad de bailes.Encontramos al Cochi Piyu, al Tigre, al Ciervo

y al Caimán, entre otras.La gran mayoría de las representaciones de esta sala fueron

hechas por un famoso artesano mojeño, Don Gumercindo Molina Temo, quien utilizó materiales autóctonos para tallar las estatuillas, las máscaras y algunos instrumentos en exposición.

Y es precisamente en la vitrina que corresponde a los instrumentos musicales donde encontramos artefactos de percusión donados por músicos de los diferentes pueblos del Beni. (Continuará…)

Trinidad, mayo de 2015

De b o c o n f e s a r a l i n i c i a r e s t a redacción, que el

recuerdo más remoto que tengo del ahora museo arqueológico Kenneth Lee se remonta más de 10 años en el pasado, cuando aun siendo niño emprendí un viaje por tierra hasta San Ramón, pueblo donde vivían mis abuelos.

Si bien el recuerdo de los sucesos de aquella travesía ocupan gran parte de mi memoria, aún guardo una pequeña imagen grabada en mi subconsciente; al iniciar aquel viaje vi a través de los cristales de la movilidad, una pequeña choza redonda al fondo de un campo verde resguardado por rejas abiertas, una gran choza -diría- de cemento amarillo sobresaliendo entre el verde de los árboles.

¿Qué es eso? -pregunté en aquel tiempo, a lo que mi madre respondió, -es el museo; si bien corta y concisa, su respuesta generó en mí una curiosidad permanente ¿Qué podía haber adentro de aquel museo?

Fueron pasando los años, y el famoso museo continuó siendo un gran misterio para mí, y mientras fui creciendo, lejos de encontrar una respuesta, se fue generando más incertidumbre… descubrí al tiempo que aquella choza no solo era un museo, sino un museo arqueológico -otra duda igual de grande que la anterior- porque ¿Qué era un museo arqueológico?, ¿Qué contenía?

Al pasar los años, un tanto mayor, emprendí un viaje que me mantuvo lejos de Trinidad por muchos años; pero sin embargo apenas de regreso, volvió a mí el dilema, sumando esta vez un aditamento particular, ahora ya no solo era un museo arqueológico, sino uno etno arqueológico, que llevaba un nombre sino “gringo” por lo bajo europeo, ¿Qué contenía aquella famosa choza cuyo nombre ahora era el Museo Etno Arqueológico Kenneth Lee? Y ahí va parte de mi historia…

(Parte 1)

Siempre mi existir recorrió quietos senderos, gusté del orden y el silencio, sin peso sobre mis hombros, o inconvenientes que me quiten el sueño, mi solo existir fue ejemplo gris de un hombre que buscó un vivir sin pretensiones de reconocimiento, existí sin que otros hombres o mujeres supiesen de mí.

Fui un espectro entre el periódico vivir de este pueblo hundido en medio del Beni, recorrí cientos de veces los corredores de este sitio, sin que ni un ser vivo me hubiese visto, fui un hombre de quietudes sin rencores o temores.

Pero tuvo que venir ese momento difícil que me obligó sin quererlo yo, me empujó, me despojó de mi quietud, mi sosiego; ¡¡Sí!! Ese terrible momento que recuerdo con dolor, ese terrible momento en que sin luz de sol, me precipité en medio de los hombres del pueblo, como loco busqué ese elemento que supongo incluso hoy, un hombre o mujer me robó.

¿Por qué? ¿Dónde? ¿En qué momento?, no encontré ningún motivo lógico, mi mente no entendió, solo dejó correr odio y temor, grité por todo el pueblo, ¡¡robo, robo!! No pude emitir otro sonido sino ese, todos -hombres

y mujeres- se fueron lejos de mí, no fui yo desde ese momento, fui un espectro, un loco dijeron, un hombre que perdió su mente, perdió el seso.

Corrí, busque, ofrecí dinero, torturé, fui incluso con los detectives del pueblo, pero todo fue inútil, no me creyeron, según ellos no hubo robo, fui solo un loco molestoso, dijo el informe de los peritos.

Se fue el tiempo, viví muchos inviernos no pudiendo volver sobre lo que fui, perdí todo, deseos, sueños, objetivo. Fui el loco del pueblo, el hombre que perdió el seso, cuyo destino no fue otro que perderse, duermo donde me encuentre el cielo oscuro que sigue luego que se pierde el sol; No pronuncio desde ese momento otro sonido que no fuese ‘robo’.

Incluso hoy, me sostengo en el deseo de descubrir quién me lo quitó, incluso hoy lector -sí, usted que me lee- incluso hoy espero sedente que usted concluyendo de leer este cuento, encuentre lo que perdí.

Y hoy espero en un triste rincón de este pueblo, oscuro, solo, triste, perdido, con mi fe sobre usted.

*Lector, este es un ejercicio de estilo, un cuento escrito sin la vocal ‘a’, ¿se dio cuenta?

Cuando caigan las hojasseguiré cabalgando mis olas de ensueño

para hollar las distanciasque encadenan nostalgiasa un amargo destierroporque soy marinerocon las velas arriadasque le canta a las selvasconfidencias del ríosediento de tus playascuando caigan las hojascantaré mi añoranza por tu brisa saladay en indómito gestoremontaré las cumbresen ala de los vientos para oír de la nubela historia de mil puertosy sentirme gaviotaaunque no abra las alaspues mi barca está quietamar que enciendes mis mañanasla aurora sangra en el almay el sol quema la esperanzaporque soy marinero que se acuna entre montañas.

Nostalgias

SaladasDe Germán Lecaro Durán

POESÍA:

Majarapai, palabra en mojeño ignaciano que significa “Pampa Grande”, es una asociación cultural que

durante los últimos 3 años organiza de forma periódica muestras de cine, festivales y también talleres en colegios, con el fin de fomentar la cultura de consumo audiovisual en la región beniana.

“No podemos hablar aún de cine o cinematografía en nuestra región, pero creemos que el audiovisual es el camino mediante el cual lograremos crear y asentar bases sólidas para empezar a soñar con producciones benianas”, declaró Pedro Aníbal García, uno de los fundadores de esta asociación cultural.

Majarapai tiene como su principal actividad la organización del Festival de Cine y Video, Amazónico, Mojeño y de Tierras Bajas, que este

pasado 2014 se llevó a cabo como una muestra de películas españolas, brasileras, y cortometrajes bolivianos, en barrios peri urbanos de la capital beniana.

“Realizamos presentaciones en el Cabildo Indigenal, el barrio Niña Autónoma, el barrio 13 de Abril, si bien no contamos con mucha publicidad ni apoyo, cumplimos el objetivo de llegar a diferentes zonas de nuestra capital”, declaró a su vez, Ricardo Gutiérrez, otro de los miembros fundadores de esta asociación.

Dentro de las películas presentadas durante este festival se encontraban la famosa “Tropa de Elite”, película brasilera que marca un hito en la historia del cine latinoamericano; “Niños Salvajes”, título español que nos muestra la problemática de los jóvenes del viejo continente.

3.

Trinidad, mayo de 2015

Majarapai: incentivando el cine

beniano

Cuento

Por Ric rdo Gutiérrez

El robo*

Literatura

Me cuesta recordar el primer día de mi vida, son imágenes confusas y oscuras, de objetos que desconozco y lugares enormes que solo vi por un instante.

Luego, vino la oscuridad, y no sé después de cuánto tiempo, volvió la luz, estábamos -yo y otros como yo- en un lugar más pequeño, más iluminado, repleto de escaparates, vitrinas y canastas.

Pasaron los días y me fui enterando de muchas más cosas de mi existencia, otros al parecer más viejos y que estaban en aquel lugar desde hace mucho tiempo, me explicaron en qué consistía lo que sería mi vida, me dijeron que mi nombre era ‘Tajador’, que básicamente me usaban para mutilar algo que se llamaba lápiz, que se metía dentro de mí y empezaba a girar, me dijeron que no me iba a doler, pero sí al tal lápiz, que iba a invadir toda mi intimidad.

Debo confesar que en cierta forma me encantó la idea que ese ‘sinvergüenza’ sufriera, quién le daba el derecho a forzar mi espacio personal y meterse dentro, me encantaba la idea de verlo sufrir y saber que a la larga lo asesinaría.

Puedo confesar que en ese momento, mi vida estuvo muy cerca de la felicidad, disfrutábamos los días quietos y callados, protegidos por esa pared transparente que nos cuidaba de todo, periódicamente uno de nosotros salía e iba a parar a las manos de una persona. Me explicaron que no debía temer, que ese era nuestro propósito y que las personas pequeñas nos cuidarían y protegerían.

Un día, caluroso como siempre, fue mi turno… una mano gigante entró al cuarto y me tomó, me elevó por los aires y me lanzó adentro de una bolsa, ahí había un cuaderno y… un lápiz, supe inmediatamente que ese sería el pobre desgraciado que moriría por intruso retorcido de dolor en mi interior.

Creo que él también conocía su destino, porque al verme hizo un gesto de terror y dolor, mezclado, claro, con una mueca seductora, sabía al igual que

yo, que nuestro destino sería compartir la experiencia de lo que

los otros llamaron,

ser tajado.El camino fue largo, y al llegar conocí a la pequeña persona a la cual pertenecería,

parecía gentil y divertida, un poco regordete pero con una voz suave.Generalmente tajaba su inofensivo lápiz una o dos veces por día, lo que me llevó a

sentir compasión por el pobre lapicito que de a poco se empezaba a poner más y más pequeño.

Las mañanas siempre eran ajetreadas, el estruendo de otros niños, gritos, juegos, una mujer mayor y medio jorobada que les gritaba cuando se levantaban de sus asientos.

Pero al terminar, todo volvía a la tranquilidad, la vuelta a casa, el silencio, la alegría y la conversación entre nosotros durante horas, tiempo en el cual conocí al pobre lapicito -porque ya era un lapicito- a un “compás”, a una regla tan alta como un edificio y a otros “útiles”.

Un día, luego de haber tajado al lápiz tantas veces dentro de esa prisión para niños, el muchachito regordete al oír una campana, se levantó rapidísimo, metió en su mochila

todo de forma vertiginosa y salió corriendo hacia la puerta, tan rápido y tan apurado que no se dio cuenta que yo me quedaba ahí, sin poder moverme, sobre esa mesa de madera, viendo cómo se alejaba, traté de alcanzarlo, de decirle que volviera, pero todo fue en vano.

El silencio de aquel lugar sin los niños lo volvió incluso más aterrador, me aferré a la esperanza que al día siguiente él volvería por mí, que lo único que debería hacer era quedarme donde estaba.

Pero no fue así, entraron hombres vestidos de uniforme y me levantaron, me colocaron en una caja de un cuarto apartado, al pasar los días, vi como los niños de diferentes tamaños entraban y parecían buscar algo en la caja, nunca entró aquel niño regordete que decía ser mi dueño.

Luego de un tiempo, otro niño me levantó de aquella caja, me llevó a su casa, y me presentó a otro lápiz, nuevo, largo y brillante con el cual hice amistad rápidamente.

Otra vez la rutina, la tranquilidad, los amigos, la cárcel de niños y las tardes de conversaciones, parecía que todo podría quedarse así, tan tranquilo, tan seguro.

Un día, aquel niño en lugar de colocarme en su bolsa, me tomó entre sus dedos y me llevó hasta su bolsillo, salió corriendo hasta

la puerta de la cárcel y de pronto, en un bache, resbalé, caí del bolsillo directo al piso y una vez más, presencié inmóvil cómo se alejaba rápidamente quien supuestamente debería haberme cuidado.

Caí en la tierra, entre plantas y basura, sentí el frío del suelo y la humedad de la tierra, vi moverse los incontables insectos que caminaban afanados tratando de comer lo que sobraba entre toda la basura desparramada, el terror volvió a invadir todo mi cuerpo, deseaba con todo mi ser que mi niño regordete apareciera, me tomara entre sus deditos y me llevara nuevamente a casa, me protegiera de aquellas cosas que ahora pasaban delante de mí… pero no pasó.

Me levantaron del piso con un palo junto a todo lo demás que estaba a mi lado, caí pesadamente en una caja metálica, fría, viscosa y mal oliente.

No sé qué pasará mañana, desde el fondo de esta caja no se ve nada, todo es oscuro, me invade una sensación extraña que alguno de otros “útiles” que están a mi lado llaman soledad. Mi cuerpo se llena de cosas pegajosas que parece nunca se irán y creo que ya no podré tajar nunca más otro lápiz osado y atrevido.

Mientras muchos aquí dentro lloran yo solo espero en silencio...

Memorias de un tajador:

Útiles escolares una preocupación de los padres

Trinidad, mayo de 2015

4.

agenda culturaldel 20 de mayo al 01 de junio

Miércoles 20 de mayo Exposición de tallados en madera de los artistas:

Benjamín Pérez Ichu, Edgar Burgos Taraune, Esteban Ojopi Canido y Alejandro Cumabi

HRS. 7:30 a 12:00 – 15:00 a 20:00 Casa de la Cultura del BeniJueves 21 de mayo Presentación del libro “Hazaña beniana en la

guerra del Chaco”. Escrito por Arnaldo Lijerón Casanova

HRS. 20:00 Casa de la Cultura del BeniViernes 22 de mayo Inauguración de la Feria Exposición y venta de

arte decorativo, variedad de artesanías y trajes típicos, por los Centros Artesanales de Trinidad.

HRS. 09:00

Casa de la Cultura del Beni Exposición de arte infantil “Poné a colar tu

imaginación con Palabritas y Boa”HRS. 19:00 Casa de la Cultura del BeniDomingo 24 de mayo Exposición pictórica de la Asociación Boliviana

de Artistas Plásticos ABAP- Filial Beni. Retrospectiva artística de Franklin Muñoz Ribera

HRS. 09:00 Casa de la Cultura del BeniMartes 26 de Junio Martes de Cine Español. Organiza Asociación

Cultural Majarapai.HRS. 20:30 Museo Histórico del Beni

DatoMás del 90% de los niños en edad

escolar pierden la totalidad de sus

útiles escolares -lápices, tajadores,

reglas, colores, estuches- por lo

menos tres veces al año.

Según muchos psicólogos infantiles,

la responsabilidad que demuestran

los niños con sus útiles será la

responsabilidad que tendrán con

otros aspectos de su vida durante su

crecimiento.

Escolares

La Palabra del BeniAv. Nicolás Suárez Nº 693 • Telf.: 3-4620808 Fax: 3-4621190 • E-mail: [email protected]

Gerente General Cynthia A. Vargas Melgar

Dirección de InformacionesAna María Tineo Fernández

Encargado Suplemento CulturalRicardo Gutierrez Angulo • Cel. 75008139

Encargado de PublicidadFernándo Tipuni Melgar • Cel. 72846746


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