Día de Muertos
CONCURSO DE OFRENDAS
Xi makwäni:
Xi makwäni ga möhö,
Xi makwäni, ga möhö.
Ga tsoguhu ya doni ne ya
thuhu,
Götho nu'ä 'bui jar
ximhöi.
¡Makwäni ga möhö,
Makwäni ga möhö!
Poema nahua en lengua otomí
De verdad
De verdad nos vamos,
De verdad nos vamos.
Dejamos las flores y los
cantos,
Todo lo que existe en la
tierra.
¡De verdad nos vamos
De verdad nos vamos!
A todos los alumnos de la Preparatoria de la Universidad del Valle de
Cuernavaca a través de la Academia de Comunicación y Lenguaje les invita a
participar en la muestra de ofrendas de día de Muertos el día 30 de noviembre
del presente año bajo las siguientes bases:
� Se montará un altar por grupo en la explanada de la universidad
� Origen ( que representa y de donde)
� Presentación (impacto visual)
� Reseña escrita y oral acerca de la ofrenda que se presenta ( cinco
minutos)
� Se otorgará reconocimiento y premios a los primeros lugares de cada
nivel educativo
� El jurado estará integrado por invitados y catedráticos de la escuela.
“CALAVERA”
La Universidad del Valle de Cuernavaca
a través de la
Academia de Comunicación y Lenguaje
CONVOCA
a escribir sus calaveras bajo las siguientes bases:
1) Las calaveras deben hacer alusión a nuestros miembros de la comunidad escolar. 2) Deberán estar escritas en verso (rima, décima etcétera) sin importar su
tendencia, Crítica social, Sátira o Política. 3) Las calaveras deberán incluir el nombre del autor y el grupo al que pertenezca. 4) La presentación y decoración. 5) La fecha límite de entrega será el día 29 de octubre.
Los trabajos se entregarán a los integrantes de la academia correspondiente.
Mictlantecuhtli, "señor de la región de los muertos" y miembro del panteón nahua, es uno
de los principales puntos de partida de la antiquísima tradición nahuatl consistente en la
dualidad vida-muerte, principio fundamental que inspiraba a la cosmogonía y cosmovisión
de aquel entonces. Las fiestas del mes de Tepeíhuitl y del mes de Quecholli, en las que se
honraba a los ahogados o en los que se quemaban flechas y teas en los sepulcros, fueron los
antecesores de lo que incluso en Yucatán bajo la influencia maya y durante la época
independiente se denominó como el Uahil col, fiestas en las que los ascendientes se
agasajaban en banquetes con sus difuntos descendientes.
Cuando alguien moría, tenía diversos destinos de acuerdo a distintos factores que podían
atender a su propia condición o bien, a las circunstancias en las cuales pereció. Así,
generalmente los muertos iban a Mitlan o lugar de los muertos; aquellos que morían
ahogados iban al Tlalocan o lugar de Tlaloc; quienes morían en parto o batalla, tenían como
destino la casa del sol, y para los adúlteros era Tezcatlipoca
quien aguardaba.
Siglos de tradición han situado dos fechas fundamentales a
tan arraigada costumbre, señalándose al 1º de noviembre
como el día de Todos los Santos (o día de los angelitos)
donde se recuerda a los niños finados. Y todos los que aún
no lo son, no pierden tiempo al pedir su "calaverita". Es en
el tránsito del día 1º al 2º cuando tiene lugar la fiesta de los
Fieles Difuntos, donde es costumbre visitar los cementerios
y honrar con comida y rezos a la memoria de aquellos
fallecidos que tan sólo esa noche regresan a la tierra para
compartir con los suyos la pan y la sal, ¿y por que no?
alguna que otra golosina.
Las calaveras
Más allá del tzompantli o muro de las calaveras del glorioso
México-Tenochtitlan, el cual representaba importantes
eventos bélicos así como el sacrificio de jefes adversos al Imperio, encontramos en el
México poscolonial una suerte de calaveras que dista "tan sólo un poco" de aquellos
valetudinarios significados. Y es que hoy, en festivos versos llamados "calaveras" se
encuentran los epitafios, que de manera graciosa e incluso pueril, nos hablan de los
personajes vivos a quienes dichas composiciones están destinados con la intención de
criticarlos, zaherirlos o simplemente reírnos de ellos.
La calavera a la prepa
Por rumbos de la escuela,
dicen que anda la muerte,
con gran cantidad de ganas
y con muy poco de suerte.
En las aulas de la Prepa
son muy afortunados,
pues dicen que la muerte
les hace los mandados.
Al panteón de la ciudad,
a los maestros se llevaron
y a los chavos de la Prepa,
sin estudios los dejaron.
Los estudiantes, descontentos,
con la huesuda se enojaron
y en la puerta de la Prepa,
a patadas la sacaron.
Claro, no podían dejar de recibir el nombre de "calaveras" aquellas creaciones de dulce que
tras haberse disuelto el azúcar en agua y secado con posterioridad en moldes diseñados ad
hoc, son finalmente engalanadas con azúcar coloreada y papel plateado, llevando
honrosamente en frente el nombre del feliz comprador.
El altar otomí Para Querétaro, suelen existir dos altares más
representativos, los cuales son elaborados por
los otomíes, uno, y otro por los concheros. Este
primero es hecho básicamente en las
comunidades de Tolimán, Amealco, Pueblito y
Santa María, el cual tiene rasgos muy
particulares. La música que acompaña a estos
festejos tiene sus raíces en la oralidad y son los
alabanceros quienes se han encargado de que
ésta perdure desde tiempos prehispánicos hasta nuestros días.
En específico, el altar otomí consiste en diversos elementos característicos:
El altar se compone de siete escalones, forrados con tela negra, los cuales representan los
siete pecados capitales.
En un espacio anterior al altar, se coloca un camino de arena alumbrado con veladoras, por
donde pasará el difunto.
Al pie del altar se coloca un espejo con el cual se purificará el alma del muerto, mientras
que un vaso de agua bendita calmará la sed de éste por el largo recorrido que haya
realizado.
En su primer escalón, se coloca el santo de la devoción del occiso, el segundo es para las
almas del purgatorio. El tercer escalón correspondía a la sal en favor de los niños que
estuvieran en el limbo. En el cuarto se colocaba pan de muerto y vino elaborado por los
familiares del muerto, en consagración. Al siguiente correspondían los alimentos preferidos
del muerto, siguiendo en el sexto la fotografía del difunto. Finalizando en el séptimo con un
rosario elaborado con limas y tejocotes, con su respectiva cruz. Por un lado del altar es
colocada una olla de barro con hierbas aromáticas puestas a hervir tales como tomillo,
mejorana, laurel, entre otras, la cual se tapa con una penca de nopal dejando salir el vapor
por unos orificios hechos a la misma.
Se coloca una mesa con cuatro sillas donde se sientan tres parientes del muerto y el lugar
adicional se destina para el propio difunto, al lado del altar.
MUCHA SUERTE!!!
PROFESORA REGINA VARGAS BAHENA