Date post: | 03-Jul-2015 |
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ALBERTO
Adiós al Así es Córdoba Así es Córdoba
Por la construcción de la represa de Urrá
Comunidad Embera Catio
Expedición Río Verde – Boca de Tinajones
1996
río Sinú
Memoria fotográfica del viaje
Adiós al río Sinú,
por parte de la comunidad
Embera Catio, afectada por
la construcción de la
represa de Urrá.
Tierralta – San Antero
Córdoba, Colombia
1996
Expedición con el apoyo de la Policía Córdoba.
Mayor Carlos Alberto Gómez Salazar.
Textos y fotografías:
ALBERTO
Adiós al río Sinú Por la construcción de la represa de Urrá
El río Sinú nace en el nudo del Paramillo
(3.960 MSNM),
corre de sur a norte por más de 460 kilómetros,
y desemboca en Boca de Tinajones,
bahía de Cispatá, golfo de Morrosquillo,
mar Caribe.
El pueblo. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
La hoya hidrográfica del río Sinú
se ubica en la parte noroccidental de Colombia,
entre los paralelos 7° y 9°30’ de longitud oeste,
con un área total de 13.874 km2
de los cuales 12.600 km2 pertenecen a Córdoba.
En su margen izquierda tiene como afluentes
los ríos Verde y Esmeralda.
Balsa Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Embalsar el río Sinú, a la altura de Urrá,
fue un sueño acariciado
por algunos visionarios desarrollistas
en la década de los 50.
La balsa emblemática Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
En los años 80, una compañía soviética,
contrató con el gobierno nacional,
bajo la presidencia de Julio Cesar Turbay,
la construcción de las turbinas,
y bancos suecos se hicieron cargo
de la operación financiera.
Hubo un adelanto por parte de Colombia
de diez millones de dólares
para comenzar el proceso.
La balsa emblemática Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
El gobierno nacional,
comprometido con la ejecución de esta obra,
reactivó el proceso en 1992,
bajo la gobernación de Jorge Manzur en Córdoba,
y la presidencia de Cesar Gaviria.
Familia Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
La represa de Urrá
se localiza sobre el río Sinú,
a 30 Km. al sur
del municipio de Tierralta.
Hombres Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
El embalse cubre 7.400 hectáreas
con un volumen total de 1.470 millones de metros cúbicos,
y un embalse útil de 1.200 millones de metros cúbicos.
Balsa Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
La capacidad instalada es de 340MW,
cuatro unidades de 85 MW cada una,
y generan una energía media anual
de 1.421 GWH.
Balsas Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
La energía generada es evacuada por una línea
a 230 KV hasta la subestación Cerro Matoso,
donde se interconecta con la Red Nacional.
Las balsas y las canoas de suministros Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
El río Sinú, ha sido desde tiempos ancestrales,
la arteria vital de las comunidades
ribereñas y amerígenas, los Emberá Catio,
quienes obtenían del río
sustento, identificación y trascendencia.
Balsa Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Los Emberá habitantes de la zona
del río Sinú, se asentaron en el territorio,
a mediados de 1500, provenientes del
Chocó, en aquel entonces invadido por
los conquistadores españoles.
Balsa Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
La devolución de territorios
ancestrales, a los amerígenas,
incluido el pueblo Emberá,
consolidada bajo la
presidencia de Virgilio Barco,
fue reafirmada con la
Constitución Política de
Colombia de 1991, otorgando
nuevos derechos a estas
minorías y estableciendo
figura de la Tutela.
Niños y jóvenes Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Todos los estudios previos
de más de cuatro décadas alrededor de Urrá,
ignoraron la presencia e importancia
de las comunidades Emberá Catio,
habitantes ancestrales de la zona inundable.
Así como el impacto generado por
la anulación del río Sinú como su arteria vital.
Balsas Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Ante este atropello de la modernidad,
las comunidades ribereñas ancestrales,
y los amerígenas itinerantes o nómadas,
Emberá Catio, agrupados en Resguardos,
se movilizaron para defender su territorio…
Antes de la partida. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Las comunidades
Emberá,
en severo proceso
de aculturamiento,
demostraron por
otra parte, una
importante y efectiva
capacidad de
liderazgo, y una
coherencia pocas
veces vista entre lo
sagrado y lo profano,
frente a Urrá.
Jóvenes Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Con el sentido sagrado de la vida para los Emberá,
su reconocimiento del río como expresión de la divinidad,
y ante lo inevitable,
la implacable influencia del capital trasnacional
interesado en energizar la nación, con pingues ganancias,
y una opinión pública narcotizada,
y con el recuerdo aún fresco del apagón del gobierno Gaviria,
los Emberá decidieron despedirse del río Sinú.
Balsa Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Los Emberá organizaron
una caravana fluvial con balsas tradicionales,
adornadas con hermosas pancartas,
escritas con sus propios símbolos,
en los que decían adiós a un mundo
(el de ellos) que agoniza.
La balsa emblemática Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Como siempre, cuando los Emberá van,
van todos: hombres, mujeres, ancianos,
ancianas, jóvenes, muchachas, niños,
perros, cerdos, gallinas,
y la madera y la palma
efectivamente ensambladas
como testigos de una cultura anfibia
que ya no va mas.
Balsas Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Durante seis días navegamos
desde el nacimiento del río Sinú,
Alto de Paramillo,
de donde partieron los primeros navegantes,
Navegante solitario. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
hasta Boca de Tinajones,
municipio de San Antero,
donde desbarataron sus embarcaciones,
vendieron la madera
y regresaron en autobus
a su no tierra.
Balsas Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Dijeron los funcionarios y gobernantes
que con Urrá ocurriría lo siguiente:
Se controlarían las inundaciones
recurrentes del río Sinú.
Se mejoraría el drenaje de tierras.
Se irrigarían 150.000 hectáreas a
través de la regulación del distrito de
riego Córdoba II.
Se recuperarían ecológicamente
importantes recursos naturales.
Se aumentarían los niveles de agua
durante el estiaje.
Se aumentaría la producción agrícola
y de alimentos.
Las balsas Emberá Catio y la comida. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
También dijeron que con Urrá ocurriría
lo siguiente:
Se incrementaría el nivel de vida de la
población.
Se reactivaría la economía regional.
Balsas Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Urrá prometió:
Promoción de la zoocria e industria
forestal.
Mejoras en los sistemas de
comercialización de los alimentos.
Mejoras en los sistemas viales y de
comunicación.
Mejoras en la salud y educación.
Reforestación y electrificación rural.
Capacitación, asistencia técnica y
organización comunal.
Conservación del Parque Nacional
Natural de Paramillo.
Saneamiento ambiental.
Mujeres Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Hoy vemos que todo esto ha sido
una falacia más de la propaganda;
Matamos un río
para generar electricidad comercial,
dirigida a la gran industria (Cerro Matoso),
y abandonamos a las comunidades
ribereñas y amerígenas a su suerte,
en nombre del progreso.
Balsas Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
La negociación intercultural no fue efectiva, pues
por parte del gobierno y la empresa se mantuvo
una visión desarrollista,
y los amerígenas se vieron
imbuidos en una pelea para
la cual no tuvieron
los elementos adecuados.
Autoridades Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Para la comunidad Emberá
el tambo flotante es una balsa con cubierta,
donde la vida anfibia transcurre con total
normalidad y continuidad.
A punto de zarpar. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
El pueblo colombiano, crisol de razas
se nutre de múltiples fuentes:
Amerígenas, blancos, negros,
y todo el mestizaje que hace
de estas comunidades
algo tan diverso como homogéneo.
Antes de partir. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Al cruce de la caravana
con el planchón o ferry fluvial,
que a falta de puente,
transporta personas, animales y bienes
a través del río Sinú.
Planchón atracado. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
En 1998, una acción de tutela
promovida por los Emberá Catio,
y considerada procedente por la
Corte Suprema de Justicia,
obligo a la empresa Urrá,
a posponer indefinidamente
el llenado de la presa
y por consiguiente
la puesta en marcha
de la generación eléctrica,
hasta una negociación
con los Emberá,
que permitió su operación
ininterrumpida hasta hoy.
Mujeres Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Aunque la comunidad Emberá
obtuvo algunos beneficios económicos,
en medio de la negociación,
la perdida de su modo de vida y su visión del mundo,
quedaron irremediablemente traumatizadas.
Las balsas y las canoas de suministros Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
La comunidad entera
participo de la despedida,
abandonando sus ocupaciones individuales
y formando un colectivo clamor
de desarraigo.
Balsa Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
El hogar que ya nunca
podrá volver a ser…
Atracadero de balsas Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
A pesar de lo ceremonial de la caravana,
los niños siempre encuentran
espacio para retozar…
Niños Emberá Catio en aguas del río Sinú. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Plegarias a los dioses
para entender y sobrellevar
la vida tan sufrida
de pobres, de negros y de indios.
Un respiro. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
El río arteria de la vida
cortado de tajo
por las necesidades eléctricas del progreso
(de los otros)
Jóvenes Emberá Catio en canoa. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
¿Cuándo podremos volver a sentir
la brisa de mi río,
cuando las garzas harán compañía
a nuestras balsas
donde navega la esperanza?
Balsas articuladas Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
En medio de la caravana los niños
se divierten en una estación del recorrido;
los recreacionistas Emberá hacen lo suyo. Niños Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Con el Emberá
se va también el colono,
el que en otros tiempos
se internó monte adentro
a tumbar, sembrar y vivir
en medio de todas las adversidades,
y hoy de nuevo
se ve expulsado de su hogar
por el progreso ajeno.
El planchón y las balsas Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
¿Cuáles dioses adorarás?
¿Que estética aceptarás?
¿Usarás tu nombre Embera o
cristianizada aceptarás ser
Domicó o Bailarín?
Joven Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
…y es que algún sacerdote
católico tuvo la brillante idea de
bautizar a los Emberá, y a
todos les puso los mismos
apellidos, Domicó, Bailarín!.
Jóvenes Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
A todas las preguntas sin respuesta,
la navegación continuó
plácida y a veces perezosa,
con un paisaje feraz de planicie
enmarcado en serranías lejanas y
murmullos de vida.
Balsa emblemática Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
La policía acompañó
la caravana acuática
integrada con los amerígenas
en la trascendental despedida.
Oficial de policía y lideres Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Se acabó la vida dura del colono,
comienza el rebusque del desplazado!
Familia. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Embarcaciones de diferentes tamaños,
con múltiples estilos, con pancartas o sin ellas,
con bandera o banderín, todas, en silencio
cumplían la cita con el destino,
era como el funeral de un ser querido,
un ser muy querido…
Balsa Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
De hoy en adelante a viajar en sotracor
para cruzar el territorio,
pues la balsa se extingue
igual que las costumbres antiguas.
Se consolidó la conquista del viejo mundo.
Proa hacia el final. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
“Lo que era bosque hoy es potrero,
lo que hoy es río mañana será cloaca
generadora de energía”
Niños y jóvenes Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Un rio como ser vivo,
embalsado por el Hombre
es un grillete a la inercia de la vida,
quién tarde o temprano
pasará su cuenta de cobro…
Ribera río Sinú. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Con toda la casa
y la familia
a lomo de río.
Familia Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Con Urrá fue si o si,
las decisiones ya están tomadas desde la metrópoli
y la periferia debe obedecer,
aunque esto signifique desaparecer como cultura,
o patrimonio inmaterial,
plegándose a la homogenización global,
en beneficio del consumidor
y con beneficio final para “los mercados”.
Balsa colectiva Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
La voluntad de los ribereños y Emberá,
damnificados directos por Urrá fueron primero ignorados,
luego burocratizados y por último burlados por la empresa,
quién impuso su proyecto hidroeléctrico
arrasando el conflicto ambiental y demostrando
que en proyectos de envergadura en Colombia
“todo vale”.
Protesta Emberá Catio contra Urrá. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Las decisiones de los tecnócratas
de la Roma Imperial
afectan y agreden con sus designios
visiones del mundo de valor incalculable
y de derecho humano indiscutible.
Familia Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
¿Sueños ancestrales,
terror al futuro,
o simple
fashion dreams?
Niñas Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
La nave emblemática,
con la bandera de Colombia,
y la pancarta bellamente tejida,
con el maravilloso
aunque dolorido
adiós al río.
Balsa emblema Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Uno de los valles más fértiles del mundo,
el valle del río Sinú, fue inundado desde Angostura,
arrasando bosques nativos, con su fauna asociada,
y zonas de enorme potencial agropecuario,
además del hogar de muchos colombianos pobres;
colonos, pescadores, amerígenas Emberá,
comerciantes periféricos
y tantos otros damnificados por Urrá.
Balsa emblema Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Se puede ser raspachín de coca,
mototaxista, mensajero,
y por que no paraco o guerrillo,
ya nada importa, todo es falso,
el mundo de los viejos se ha derrumbado,
y el nuevo mundo solo ofrece
sordidez, exclusión y hambre…
Jóvenes Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Adiós al bocachico y al bagre,
adiós a la comunicación fluvial entre comunidades,
adiós a la caza,
bienvenidas las filas
para reclamar las chichiguas
que el sistema les entrega, como a inválidos,
y bienvenida la tristeza del desarraigo…
Balsa emblema Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
El último viaje,
tan memorable como rutinario,
ya sabemos como es navegar,
lo que no sabemos
es como vivir sin navegar…
Atracadero de balsas. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
La sabiduría de las abuelas
fue impotente para frenar
la desastrosa invasión
que el blanco hizo a su territorio,
esgrimiendo papeles
no firmados por ellas
y devastando
lo que por siempre fue sagrado.
Anciana Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Nostalgia del hoy,
última vez en las aguas,
adiós río Sinú
Emberá Catios y colonos. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Las pancartas contra Urrá
no alcanzan a expresar
el corazón encogido de los Emberá
por la pared de concreto,
que divide al río
y corta su conexión umbilical
con la madre Tierra.
Niños Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Imposible olvidar que
estamos en guerras…
Soldados del ejercito de Colombia, custodiando la caravana.
Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Vinimos al mundo a sufrir y aguantar.
Letanía azteca para el nacimiento de un niño.
Niños Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Los Emberá se declaran
orgullosamente Colombianos,
pero ¿Colombia se declara
orgullosa de los Emberá?
Balsa Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Luego de vivir en
el campo abierto,
ahora a meterse
en un rancho de
40 metros cuadrados,
y mirar la inescrutable
vida urbana
como un
sinsentido siniestro.
Niñas Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
A pesar de la derrota,
los lazos comunitarios de los Emberá
se han mantenido firmes,
y la aculturación aún no prevalece
sobre la cohesión social.
Estampa de río. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
La mujer Emberá,
victima de sus propias costumbres
y además, víctima
de los modernizadores de costumbres!
Niñas y mujeres Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Luego de más
de 500 años,
los vaticanos
insisten en
cristianizar el
alma de los
amerígenas.
Sacerdote y monjas católicos. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
De la majestad del paisaje del Sinú
a un tugurio de concreto,
de la caza y pesca a vender minutos o prostituirse,
de la sabiduría de los jaibanas
a las emisoras de reguetón,
de la comunidad integrada, a la borrachera con antioqueño,
el precio que pagó el pueblo Emberá, y campesino ribereño
con la construcción de Urrá
fue muy alto.
Balsa colectiva Emberá. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
“En la ciudad lo llamarán indio,
Ignorará el código urbano,
esa selva de robots y
maquinas infernales
lo hundirán
a lo profundo de un televisor
donde, si tiene suerte,
podrá ver la magnificencia
de lo que fueron
sus selvas y sus montes,
mientras se le acumulan
los kilovatios
que consume la tele,
en la factura,
generados por Urrá.”
Familia Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Por última vez
la libertad del río!
Balsa Emberá. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
¿Qué será de ti lejos de casa,
nena, que será de ti?
Niña Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
¿Qué decirle a mi hijo
cuando pregunte por los dioses?
¿Quién eres tu,
serás un orgulloso campeón Emberá,
que mantenga con dignidad
la memoria de su pueblo,
o te convertirás en un indio miserable,
borracho por Urrá,
dispuesto a la vileza y la evasión?
Madre e hija Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
No es incertidumbre
del futuro,
es certidumbre
de desarraigo.
Planchón y balsa Emberá.
Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Así como la tarde se va,
así terminó el viaje,
el río, y la vida,
de un pedazo triste y sucio
de la historia de Colombia.
Navegante. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
En 2012, ACNUR contrata
a la Diocesis de Montelíbano,
para que esta subcontrate
con un lider afro,
la “intervención a los Emberás”,
para intentar “salvarlos”
de la inevitable desaparición
de su cultura,
sin ningún Emberá
en el comité de salvación,
claro está,
perpetuando la tiranía institucional
que se ampara
en los equipos interdisciplinarios
donde los antropólogos pesan
mucho menos que los ingenieros,
los economistas, y por supuesto,
los abogados,
y todos obedecen
a modelos desarrollistas impuestos
por el jefe del jefe.
Esta es la realidad!
Niña Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Fuimos como dioses,
y nos pusieron a adorar palos.
Gonzalo Arango
Familia Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
Que los dioses iluminen
el camino de nuestros pueblos,
y se exploren nuevas formas de generación eléctrica,
sin andar por ahí impunemente, matando ríos,
y desarraigando comunidades
con culturas milenarias.
Nave emblema Emberá Catio. Adiós al río Sinú. 1996
Foto: Alberto Piedra
ALBERTO