Date post: | 10-Jul-2015 |
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Enseñanzas del Papa Francisco No.15
El 8 de julio el Papa Francisco viajó a la isla italiana de Lampedusa, punto de llegada desde hace años de
multitud de inmigrantes y en cuyas aguas encontraron la muerte decenas de ellos.
El Papa dijo: "inmigrantes muertos en el mar, por esas barcas que, en lugar de haber sido una vía de esperanza, han sido
una vía de muerte. Así decía el titular del periódico. Desde que, hace
algunas semanas, supe esta noticia, desgraciadamente tantas veces repetida, mi pensamiento ha vuelto sobre ella continuamente, como a una espina en el corazón
que causa dolor".
"Y entonces sentí que tenía que venir hoy aquí a rezar, a realizar un gesto de
cercanía, pero también a despertar nuestras
conciencias para que lo que ha sucedido no se repita.
Que no se repita, por favor.
En su homilía dijo: "Adán, ¿dónde estás?": es la primera pregunta
que Dios dirige al hombre después del
pecado. "¿Dónde estás, Adán?". Y Adán es un hombre desorientado que ha
perdido su puesto en la creación porque piensa que será poderoso, que podrá dominar todo,
que será Dios.
Y la armonía se rompe, el hombre se equivoca,
y esto se repite también en la relación con el otro,
que no es ya un hermano al que amar, sino simplemente alguien que molesta en mi
vida, en mi bienestar.
Y Dios hace la segunda pregunta:
"Caín, ¿dónde está tu hermano?". El sueño de
ser poderoso, de ser grande como Dios, en definitiva de ser Dios, lleva a una cadena de errores que es cadena
de muerte, ¡lleva a derramar la sangre del
hermano! Estas dos preguntas de Dios resuenan también
hoy, con toda su fuerza.
Tantos de nosotros, me incluyo también yo, estamos desorientados, no estamos ya atentos al mundo en que vivimos, no nos preocupamos, no
protegemos lo que Dios ha creado para todos y no somos capaces siquiera de cuidarnos los unos a los
otros. Y cuando esta desorientación alcanza dimensiones mundiales, se l lega a tragedias como
ésta a la que hemos asistido."
"¿Dónde está tu hermano?", la voz de su sangre grita hasta mí, dice Dios. Ésta no es una pregunta dirigida a
otros, es una pregunta dirigida a mí, a ti, a cada uno de nosotros. Esos hermanos y hermanas nuestros intentaban salir de situaciones difíciles para encontrar un poco de
serenidad y de paz; buscaban un puesto mejor para ellos y para sus familias, pero encontraron la muerte.
¡Cuántas veces quienes buscan estas cosas no
encuentran comprensión, no encuentran acogida,
no encuentran solidaridad! ¡Y sus voces llegan hasta Dios!...
"¿Dónde está tu hermano?". ¿Quién es el responsable de esta sangre?
También hoy esta pregunta se impone con fuerza: ¿Quién es el responsable de la sangre
de estos hermanos y hermanas? ¡Ninguno! Todos respondemos igual: no he sido yo, yo
no tengo nada que ver, serán otros, ciertamente yo no. Pero Dios nos pregunta a
cada uno de nosotros: "¿Dónde está la sangre de tu hermano cuyo grito llega hasta
mí?".
"Hoy nadie en el mundo se siente responsable de esto; hemos perdido el
sentido de la responsabilidad fraterna; hemos caído en la actitud hipócrita del sacerdote y
del servidor del altar, de los que hablaba Jesús en la parábola del Buen Samaritano:
vemos al hermano medio muerto al borde del camino, quizás pensamos "pobrecito",
y seguimos nuestro camino, no nos compete; y con eso nos quedamos tranquilos, nos
sentimos en paz.
La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles al grito de los
otros, nos hace vivir en pompas de jabón, que son bonitas,
pero no son nada, son la ilusión de lo fútil, de lo provisional,
que lleva a la indiferencia hacia los otros, o mejor, lleva a la globalización de la indiferencia. En este mundo de la globalización hemos caído en la globalización de la
indiferencia.
¡Nos acostumbramos al sufrimiento del otro,no tiene que ver con nosotros, no nos importa,
no nos concierne!... La globalización de la indiferencia nos hace "innominados", responsables anónimos y sin rostro".
"Adán, ¿dónde estás?", "¿Dónde está tu hermano?",
son las preguntas que Dios hace al principio de la humanidad y que dirige también a todos
los hombres de nuestro tiempo, también a nosotros.
Somos una sociedad que olvidó la experiencia de llorar, de "sufrir con": ¡la globalización de la indiferencia nos quitó la capacidad de llorar! En el Evangelio hemos escuchado el grito, el llanto,
el gran lamento: "Es Raquel que llora por sus hijos… porque ya no viven". Herodes sembró muerte para defender su propio bienestar, su
propia pompa de jabón. Y esto se sigue repitiendo…
"Señor, pedimos perdón por la indiferencia hacia tantos hermanos y hermanas, te pedimos, Padre,
perdón por quien se ha acomodado y se ha cerrado en su propio bienestar que anestesia el
corazón, te pedimos perdón por aquellos que con sus decisiones a nivel mundial han creado
situaciones que llevan a estos dramas".
Al final de la Misa, el Papa dirigió la siguiente profunda oración, dirigida a Santa María Estrella
del Mar:
Oh María, Estrella del Mar,
una vez más recurrimos a ti,
para encontrar refugio y serenidad,
para implorar amparo y socorro.
Madre de Dios y Madre nuestra,
dirige tu dulcísima miradaa todos los que cada día afrontan los peligros
del marpara garantizar a sus familias el sustento
necesario para la vida, para tutelar el respeto de la creación,
para servir a la paz entre los pueblos.
Protectora de los migrantes e itinerantes,ayuda con atención materna a los hombres,
mujeres y niños obligados a huir de sus tierras en busca de futuro y de esperanza.
Que el encuentro con nosotros y nuestros pueblosno se transforme en fuente de nuevas
y más graves esclavitudes y humillaciones.
Madre de Misericordia,implora perdón para nosotros,que, cegados por el egoísmo,
ensimismados en nuestros interesesy prisioneros de nuestros temores,
estamos distraídos ante las necesidades y sufrimientos de los hermanos.
Refugio de los pecadores,obtén la conversión del corazón
de los que generan guerras, odio y pobreza,explotan a los hermanos y sus fragilidades,hacen de la vida humana indigno comercio.
Modelo de caridad,bendice a los hombres y mujeres de buena
voluntad,que acogen y sirven a los que llegan a esta tierra:
que el amor recibido y donado sea semilla de nuevos lazos fraternales y aurora de un mundo de
paz.Así sea.
El Papa Francisco ha decidido conceder la indulgencia plenaria a los participantes de la
próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Río 2013, que se realizará en esta ciudad
brasileña del 23 al 28 de julio.
El Papa Francisco dijo en el encuentro vocacional:"De verdad les digo que a mí me hace daño cuando
veo a un sacerdote o a una religiosa con un automóvil último modelo. ¡No puede ser! Pensarán … pero Padre, ¿entonces ahora tenemos que ir en
bicicleta? ¡La bicicleta es buena!"
"Entiendo que el automóvil es necesario, porque hay que hacer mucho trabajo para llegar de un sitio a otro, ¡pero escojan el más humilde!
¡Y si les gusta uno más bonito, simplemente piensen en el número de niños que se mueren de
hambre, solo eso!"
"Mi vocación, después de la propia vida, es el regalo más grande que Dios me ha dado. Esa
llamada que yo no me esperaba… Él me llamó sin yo merecerlo y por eso cada día me entrego y le voy diciendo sí y le pido la fortaleza que
me ayude a continuar adelante“.
“Renovemos con alegría y entusiasmo el
compromiso del anunciar
y dar testimonio del Evangelio”
“Debemos ser siempre signo de esperanza y de paz en este momento.
Abrir las puertas a la esperanza, para seguir hacia adelante, y obrar siempre con paz!”
El 14 de julio en sus palabras previas al rezo del Ángelus dijo:
“Quisiera confiar otra intención a la Virgen: A estas alturas, ya está cerca la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro. Yo partiré dentro de ocho días, pero también muchos
jóvenes partirán para Brasil antes.
Oremos por tanto por esta gran peregrinación que comienza, para que Nuestra Señora de
Aparecida, Patrona de Brasil, guíe los pasos de los participantes, y abra sus corazones para
acoger la misión que Cristo les confía”
Hablando del Buen Samaritano dijo: “¿Quién era este
hombre? –cuestionó el Papa-. Era uno cualquiera, que
descendía de Jerusalén hacia Jericó por el
camino que cruzaba el desierto de Judea. Hacía
poco, por ese camino, un hombre había sido
asaltado por los delincuentes, robado, pegado y abandonado
casi muerto.
Antes del samaritano habían pasado un sacerdote y un levita,
es decir, dos personas responsables del culto en el Templo del Señor. Vieron a aquel pobrecillo, pero
pasaron sin detenerse. En cambio, el samaritano, cuando vio aquel hombre,
tuvo compasión”.
“el buen samaritano se acercó al hombre, le vendó las heridas, cubriéndolas con aceite y vino; y luego lo puso
sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y pagó por él. En definitiva, se hizo cargo de él como
ejemplo del amor por el prójimo”.
“ Jesús escogió a un samaritano como
protagonista de esta parábola porque en aquellos tiempos los
samaritanos eran despreciados por los Judíos,
a causa de diversas tradiciones religiosas. Sin
embargo Jesús hizo ver que el corazón de aquel
samaritano era bueno y generoso y que – a
diferencia del sacerdote y del levita- él pone en
práctica la voluntad de Dios , que quiere misericordia y
no sacrificios”.
Juan Pablo II y Juan XIII serán canonizados.
En twitter dijo: El amor de Cristo y su amistad no son una ilusión. Jesús en la cruz nos ha mostrado
hasta qué punto son reales.
Jesús no es sólo un amigo. Es un maestro de verdad y de vida, que nos revela el camino
de la felicidad.
El Señor nos habla mediante la Sagrada Escritura, en la oración. Aprendamos a permanecer
en silencio ante Él, a meditar el Evangelio.
Pidamos un corazón que acoja a los inmigrantes. Dios nos juzgará según hayamos tratado a los más
necesitados.
El cristiano está siempre lleno de esperanza; nunca puede dejarse llevar por el desánimo.
Si queremos seguir a Jesús de cerca,
no podemos buscar una vida cómoda y tranquila. Será una
vida comprometida, pero llena de alegría.
Señor, concédenos la gracia de llorar por nuestra indiferencia, por la crueldad que hay en el mundo
y en nosotros mismos.
En el Año de la fe propongámonos hacer cada día algo concreto para conocer mejor a
Jesucristo.
Para el cristiano, la vida no es producto de la casualidad, sino fruto de una llamada
y de un amor personal.
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Servicio Gratuito. Que Dios te llene de bendiciones.
Y que permanezcamos unidos en el amor a Jesús.