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Flor Medieval Por: Daniela León Torres
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Nota de la autora.
Este libro refleja mi opinión sobre un tema que a lo largo de la historia
se ha considerado “tabú”: la virginidad femenina.
Desde que me convertí en adolecente, me di cuenta de que (por lo
menos desde mi entorno cultural), había bastante insistencia por parte
de mi familia, comunidad, e incluso por parte de la sociedad mexicana,
en que las jóvenes como yo no experimentaran su sexualidad, y ni se
diga eso de “dar el tesorito” (perder la virginidad), hasta el día que
llegáramos al altar. Yo me preguntaba el porqué de esto, pero no lo
entendía; a los chicos casi se les otorgaba un premio si perdían la
virginidad, y a las chicas se les insultaba y las hacían “menos”. Así que
decidí investigar más sobre esto, y desde tiempos muy antiguos esto
siempre ha sido así, pero llamó mi atención una época muy específica:
La Edad Media.
En La Edad Media, a una mujer se le obligaba a casarse desde muy
pequeña para cumplir el rol que le correspondía: el de esposa sumisa y
entregada totalmente a su marido, a sus hijos y a las tareas domésticas.
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Para que una doncella pudiera casarse con “un buen partido”, la joven
debía ser “pura” y casta, y de lo contrario, si una mujer había cometido
un “pecado”, esta jamás podría casarse y era condenada al rechazo
total de la sociedad de la época. Otra situación que ocurría en esta
época era que, si una mujer cometía adulterio, era cruelmente torturada
y la exponían enfrente de todo el pueblo. Todo esto era consecuencia
de un mundo en el que las mujeres no tenían voz, un mundo en donde
una religión dictaba lo que debían y no hacer las personas, era
consecuencia de un mundo de hombres.
Pero los tiempos han cambiado, y este libro tiene el propósito de que
las chicas de las futuras generaciones puedan ser libres y decidir sobre
su propio cuerpo, sin una sociedad que este ahí para hacerlas sentir
que valen menos…
Al mismo tiempo espero que, con este libro, también se pueda crear
conciencia de cómo algunas mujeres del siglo XXI aún viven en un
infierno a causa de la sociedad machista y opresora en la que vivimos.
En este libro se encuentran temas como el matrimonio infantil en la
actualidad y el machismo, entre otros.
Y por último este libro va a contener un poco de drama, para
entretenerlos un rato, disfrútenlo.
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Para todas las mujeres, es su cuerpo…
-DL
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I
Abrí los ojos, al principio estaba desorientada ya que había amanecido
en una cama que no era la mía; al lado mío se encontraba un joven
como de mi edad, como de unos 25 años. Tenía su cabello negro sobre
la cara, su brazo se encontraba arriba de mi cuello y por último, debajo
de la fina sábana blanca, aquél joven se encontraba como Dios lo trajo
al mundo, si, estaba completamente desnudo.
Repasé en mi mente los sucesos del día anterior; sí, me acordaba
perfectamente de la mágica noche que tuve con él, una de las cuales
nunca olvidaré, pero seguramente repetiré.
El aire olía a café y lluvia, mi olor favorito. Supongo que era porque al
lado de mi compañero de cama había un café, tal vez de la mañana del
día anterior. El día estaba triste, aún no se había asomado el sol, sin
embargo, tomé mi teléfono que se encontraba entre el desorden
provocado el día anterior, eran las 8:00 am, hora de irme, pensé, busqué
en la pequeña habitación mi ropa que estaba regada por todos lados
(mi vestido de fiesta, mis zapatos y mi ropa interior claro), me vestí
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rápidamente, tomé mi bolsa de mano dorada, y las llaves de mi auto,
antes que el joven despertara, y me fui del departamento.
Camino a mi casa, recordé que tenía que seguir trabajando en mi tesis
universitaria, estaba a punto de terminar mi carrera en Historia
Universal. Si, desde pequeña me encantó la historia, recuerdo que en
vez de cuentos para dormir prefería leer sobre la Conquista de México.
Ya sé, era un poco rara. Mi tesis iba a estar relacionada con la Edad
Media, pero tenía un problema, bueno varios de hecho, ya que no sabía
que enfoque le iba a dar, me faltaban datos y un poco de perspectiva
de aquella época; todo esto no se encontraba fácilmente en internet, y
en la biblioteca no había encontrado la inspiración necesaria. Si tenía
un problema bastante serio, pero decidí alejar ese pensamiento de mi
mente.
Llegué al edificio donde vivía desde hacía unos 4 años y medio, desde
antes de empezar la carrera; subí las escaleras hasta el quinto piso y
saludé a mis vecinos de al lado; ellos eran un matrimonio que se
acababa de mudar al edificio hacía unos meses, sus nombres son
Alejandro y Pedro.
- Buenos días vecina.
- Buenos días amigos, que tengan lindo día.
Tomé un baño caliente, justo como me gusta, me vestí con unos
jeans y una blusa azul cielo, me acomodé mi largo cabello rizado en
una trenza y me maquillé como usualmente la hacía, muy natural, sin
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exagerar, como me había enseñado mi mamá. De repente empezó
a sonar mi celular, era mi mamá:
-Hola mamá.
- Hola Fernanda, ¿cómo amaneciste hija?
-Muy bien mamá, gracias- Claro que esto no era cierto, la resaca,
producto de la noche anterior me estaba matando, pero no le iba a
decir eso.
- Hija, ¿crees que puedas venir a Veracruz mañana? Es que tu
abuela esta cada vez más enferma, y los doctores creen que no va
a sobrevivir más de un mes, y ella quiere pasar tiempo con su única
nieta y quiere darte una herencia familiar, que se ha pasado a lo largo
de todas las mujeres de la familia desde hace siglos.
- Claro mamá, se me va a complicar un poco por que tengo que
terminar mi tesis, pero yo creo que la puedo terminar en casa. Nos
vemos mañana, voy a llegar a medio día, te quiero, adiós.
- Yo más hija, mucho cuídate mucho, me hablas cuando tomes el
camión para venir, de acuerdo, adiós.
*****
Se sentía extraño volver a casa después de años sin volver a pisar
este lugar. Trabajé mucho para que algún día pudiera salir, y ahora
que lo he logrado, lo que menos quería era volver. Se preguntarán
¿por qué tanto despreció a este lugar? Pues por dónde empezar,
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primero que nada, este lugar me hizo sentir enjaulada durante toda
mi adolescencia; por otra parte, mi familia es muy tradicional, así que
la mitad de ella no estaba de acuerdo en que yo siguiera con mis
estudios después de terminar la preparatoria, lo bueno es que tuve
el apoyo incondicional de mi abuela. Mi abuela siempre fue mi ancla,
y mi razón para siempre perseguir mis sueños. Ella tuvo una vida
muy difícil, ya que desde muy chica la obligaron a dejar la escuela
para dedicarse a las tareas domésticas, y lo peor vino cuando su
padre le “sugirió” que se casara con mi abuelo a la edad de 17 años.
Mi abuelo era un pésimo marido, ya que siempre buscaba una
excusa para lastimar a mi abuela y la engañaba con otras mujeres
cada vez que tenia la oportunidad. Aún así mi abuela es la mujer
más fuerte que conozco.
Cuando vi la enorme puerta azul marino, supe que había vuelto a
“casa”. Toqué el timbre con la esperanza de que nadie abriera, claro
que esto no fue así, mi primo Héctor abrió la puerta.
- Prima ¿Cómo has estado? ¿Sigues aún soltera?
- Hola Héctor, si aún lo estoy, cuántas veces te tengo que decir que
casarme aún no esta en mis planes.
- Bueno, esta bien primita, pero se te va a ir el tren.
Apenas llevaba 5 minutos en casa y ya había empezado la tortura.
Cuando entré a la casa, vi que en la sala color amarillo se encontraban
mi madre y mis hermanos.
- Hola hija, al fin te veo, todos te extrañamos mucho- dijo mi madre
con una enorme sonrisa.
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- Hola Fer- mi hermano pequeño se acercó hacia mí y me dio un
enorme abrazo.
- Alejandro, saluda a tu hermana- dijo mi mamá dirigiéndose a mi
hermano.
- Ah, hola, ya regresaste- dijo levantando sus ojos.
- Hola familia- dije sin mucho entusiasmo.
Me dirigí a mi antigua habitación, ahora convertida en bodega, y dejé
mis cosas en la cama. Subí al segundo nivel de la casa, en donde al
final del pasillo encontré la habitación de mi abuela.
- Abuela Margarita- me dirigí a la cama de mi abuela y la abracé.
- Hola Fernandita, que bueno que estás aquí pequeña- me dijo con
mucha dulzura.
- ¿Como has estado abuela?
- Pues aparte del cáncer de pulmón terminal, todo bien querida.
- Este... – me quede sin palabras, no podía imaginarme un mundo
sin ella.
- Bueno, ya no te me vayas a deprimir querida, mejor te cuento por
qué estás aquí.
- Si abuela, dime.
- Bueno, es hora de que leas los diarios.
- ¿Cuáles diarios abuela?
- Éstos- Mi abuela me entregó una caja llena de diarios antiguos.
- Esto mi querida nieta es la herencia que te voy a dejar, cuando
termines de leerlos me dices, para que te pueda decir el motivo
por el cual te los doy.
- Si abuela. Muchas gracias
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II
Me dirigí de nuevo a mi habitación, puse la caja en mi cama, y continúe
escribiendo mi tesis.
Eran ya las 8 de la noche y yo seguía sin ideas, así que decidí, que era
hora de leer esos diarios. Tomé el primero.
17 de noviembre 1482
Hoy es el día, mi padre me va a presentar a Don Sebastián de
Córdova, el honorable caballero que me pretende, me encuentro muy
nerviosa, ya que aquél joven podría convertirse en mi futuro marido.
Me levanté al amanecer, mis doncellas me vistieron en mis aposentos,
después desayuné con mi madre y mi querida hermana en el jardín del
castillo, y después tuve clases de latín con mi tutor Don Felipe.
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Es hora, Don Sebastián y su corte han llagado. El mozo del castillo
ha anunciado su llegada. Espero poder ser del agrado de Don
Sebastián, ya que no podría soportar la idea de decepcionar a mi
querido padre, y ser la desgracia del pueblo.
- María Elena Montero
Bueno creo que estos diarios van a ser más interesantes de lo que
pensaba.
Continuaré leyéndolos a primera hora mañana.
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III
Me levanté de la cama, seguía sin creer que me encontraba en mi
antiguo hogar. Bajé a desayunar junto con mis primos, mis hermanos,
mi mamá, bueno toda la familia. Desayunamos los típicos chilaquiles
verdes de mi mamá.
Después de desayunar, hablé por video llamada con una amiga de la
carrera, le conté sobre los diarios que me había regalado la abuela.
- Qué interesante Fernanda, ¿Cómo es que tu abuela preservó
esos diarios por tantos años?
- Ni idea Lucy, pero eso es lo que trato de averiguar, voy a seguir
leyéndolos y te aviso ¿va?
- Si claro, Fer, te puedes inspirar en eso diarios para tu tesis.
- Buena idea.
Colgué la llamada y seguí leyendo.
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24 de noviembre 1482
Don Sebastián resultó ser un caballero encantador, su único defecto
es que es bastante tedioso y no se puede entablar una conversación
interesante con él.
Don Sebastián trajo consigo a un mozo, el cual me resulta de lo más
interesante, su nombre es Eduardo. El lleva más de 5 años al servicio
de Sebastián.
Eduardo es alto, con ojos verdes y cabello rizado, es bastante apuesto,
a pesar de que la mayoría de las veces se encuentra bastante sucio por
los deberes que tiene que realizar.
La primera vez que conversamos fue cuando me trajo un regalo que
Don Sebastián me mandó a traer de su tierra natal, la intención de este
regalo era empezar el cortejo oficialmente; el collar de esmeraldas fue
completamente de mi agrado, pero no pude evitar notar al guapo
caballero que me lo trajo, Eduardo…
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Es mejor que aparte estos pensamientos impuros de mi cabeza, esto es
lo que me aconsejó el cura Gerardo cuando fui a confesarme.
Don Sebastián me propuso matrimonio…
- María Elena Montero
Creo que estos diarios sí me pueden servir de inspiración para mi
tesis…
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IV
Al día siguiente decidí que iría al antiguo muelle que se encontraba
cerca de mi casa para seguir leyendo los diarios de mi abuela. Este
muelle era mi lugar feliz cuando vivía aquí.
Me levanté temprano, desayuné, me vestí con un ligero vestido de playa
y salí de mi casa. Caminé un par de calles y visité los lugares que me
encantaban cuando era niña; fui a la heladería y pedí mi sabor favorito,
chocolate. Al fin llegué al muelle.
Antes de ponerme a leer observé las olas, como iban y van, respiré el
profundo el aroma del océano, vi caminar a los turistas en trajes de baño
y gorros enormes y recordé lo mucho que amaba ese lugar, lástima que
tuve que dejarlo ir…
Abrí el diario siguiente.
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16 de diciembre 1482
Los preparativos de la boda han comenzado. El gran salón se empezó a
limpiar, el banquete se mandó a pedir al carnicero y al panadero del
pueblo; ya se dio el anticipo de la iglesia y por ultimo el padre de Don
Sebastián ha venido a conversar con mi padre. Don Guillermo quiere
asegurarse de que su hijo Sebastián se va a casar con una doncella pura
y casta, ya que de lo contrario no habría boda, mi padre le aseguró que
no habría nada de que angustiarse. Ojalá esto fuera cierto…
Mi relación con el mozo Eduardo ha progresado más de lo que
imaginaba, creo que lo estoy empezando a amar… traté de no hacerlo,
lo evité a toda costa, pero el amor me venció, y ahora solo quiero
convertirme en su mujer, lástima que esto no lo va a aprobar mi
padre...Esto me llena de melancolía, siento que mi corazón se parte en
mil pedazos cada vez que me doy cuenta de que nunca voy a estar con el
amor de mi vida. Mis ojos verdes, mi amor imposible y la causa de mis
alegrías y tristezas…
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- María Elena Montero
-
Volví a casa después de una magnifica tarde…
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V
Al día siguiente me desperté con la sorpresa de que toda la familia se
encontraba reunida en la sala. Me vestí rápidamente y bajé para ver que
ocurría. Me encontré con la sorpresa de que mi familia estaba
discutiendo sobre qué proseguiría después de que mi abuela Margarita
falleciera: mi madre se quedaría con la casa y mis tíos con el dinero que
mi abuelo le dejó a mi abuela. Esto me dejó bastante sorprendida.
Pensé que mis tíos no le dejarían nada a mi madre “por ser mujer”.
*****
Después de la repartición de “bienes de la abuela” decidí que iba a
reunirme con mi mejor amiga de la adolescencia en su casa.
Cuando observé la enorme puerta marrón y los girasoles, supe que
estaba en el lugar correcto, a Nina le encantaban los girasoles.
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Nina abrió la puerta y pasamos al jardín.
- ¿Cómo has estado amiga? – Muy bien, contesté.
- Me da mucho gusto que después de todo lo que sufriste en este lugar
al fin te este yendo excelente.
- Si, eso creo, solo me da mucho gusto el hecho de que ya no tengo que
vivir a merced de los absurdos comentarios y reglas de mi familia, sobre
“como ser una chica decente”.
- Eso me da mucho gusto Fer. ¿Y has sabido algo de ellos?
- No- Bueno supongo que ha llegado la hora de contar qué fue lo que
me ocurrió…
Es casi imposible llegar a pensar que en pleno siglo XXI siguen
existiendo matrimonios arreglados en México para conveniencia de las
familias de los “novios”, pues déjenme comentarles que esto es
totalmente cierto, más en los pueblos pequeños del país.
Octubre del año 2009…
Era mi segundo año de preparatoria cuando ocurrió esto. Mis recuerdos
de este horrible acontecimiento son bastantes vagos, pero viene a mi
mente el sonido de las sirenas llegando a mi boda, para arrestar a mi
padre y al novio que mi padre había escogido para mí; que por cierto
era 17 años mayor que yo, los acusaron por obligar a una menor de
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edad a contraer nupcias con un hombre mucho mayor, no volví a saber
de ellos desde el juicio, en el cual le dieron respectivamente 10 y 15
años de prisión a cada uno, “el novio” ya salió este año…
- Gracias Nina por recibirme en tu casa, luego nos vemos.
*****
25 de enero 1483
¡Estoy en cinta! ¡No lo puedo creer! No sé qué voy a hacer ahora, la
criatura es del mozo Eduardo, no es de mi prometido, la boda es en 2
semanas, no sé qué voy a hacer, voy a ser la decepción de mi padre, y la
burla del pueblo. Cuando le comenté a Eduardo mi condición, me dejó
inmediatamente, me dijo que él no podría hacer nada al respecto, que a
pesar de que me amaba muchísimo él no podría darle una vida digna al
niño, que solo le esperaría una vida como esclavo y huyó antes de que su
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amo lo matara por pecar con su prometida, no supe nada más de él. Me
destrozó el alma…
Me confesé con mi madre y ella no supo cómo aconsejarme.
Tuve que decirle a mi padre… Fue una pésima idea.
-María Elena Montero
Después de terminar de leer fui a cenar con mi hermano pequeño y mi
madre, y a continuación me fui a dormir, pensando en lo mucho que me
parecía a María Elena…
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VI
-Hola abuela, ¿Cómo te has sentido?
- Hola querida- Dijo con voz ronca y cortada. – Estoy a un paso del
ataúd, pero me siento genial Fer.
- ¡Abuela! No digas eso.
- Es la verdad querida, eso todos lo saben, y lo esperan con ansias, ya
así ya no tendrán que cuidar a una vieja contestona.
- Abuela yo si te voy a extrañar mucho- se me salieron un par de
lágrimas.
- No seas chillona, mejor apúrate a leer los diarios que te dí.
-Si abuela, ya estoy en el sexto, y la verdad me estoy sintiendo muy
identificada con la vida de María Elena.
-Todas las mujeres nos identificaríamos con ella querida.
Fui al patio trasero de la casa para continuar con mi lectura.
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8 de febrero 1483
Cuando mi padre se enteró de mi desgracia, lo primero que hizo -me lo
tenia muy bien merecido- fue que el cura Gerardo me diera 10 azotes
como penitencia; después me exigió que, a pesar de todo, me casara con
Don Sebastián, él tenía la esperanza de que podrimos hacer pasar al
niño como hijo de Don Sebastián, ésta era la única forma de que no
fuera la desgracia del pueblo. Le traje deshonor a mi padre. Casarme
con un caballero al cual no amaba era lo mínimo que podría hacer.
La boda se llevó a cabo en el gran salón el día siguiente, el banquete fue
de lo más espléndido, todas las damas de la corte fueron cortejadas por
caballeros de la alta sociedad, hubo bailes y un exquisito vino traído de
la tierra de Don Sebastián, y por último mi vestido de novia fue
espectacular, era blanco; yo no me merecía casarme con el color de la
pureza, pero no tenia otra opción.
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Cuando se puso el sol, y la última copa de vino fue servida, llegó el
momento, seria la mujer de Don Sebastián, y yo no podía alejar de mi
mente a Eduardo…
Después de terminar de leer fui a la playa un rato, a observar el
atardecer y a sentir la arena bajo mis pies, y a pensar cómo es que a
pesar de los siglos la historia ha cambiado muy poco, todavía existían
muchas Elenas Montero en el mundo…
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VII
Después de una agitada mañana arreglando un poco la casa, decidí
que era el momento de empezar a redactar mi tesis universitaria,
tome mi computadora y escribí la introducción:
El tema que escogí para redactar esta tesis es el siguiente: “Virginidad en la Edad Media”, decidí hablar sobre este tema ya que mi abuela me heredó unos diarios, los cuales fueron escritos del año 1482 a 1483, en España…
No pudo existir mejor herencia que la que me dio mi abuela, gracias a
ella puedo realizar mi tesis, y al mismo tiempo he aprendido más de lo
que me imaginaba sobre la Edad Media; bueno voy a seguir leyendo la
increíble y trágica historia de María Elena Montero.
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9 de febrero 1483
El día de ayer fue mi boda, ahora era Doña María Elena Montero,
Don Sebastián no se ha despertado aún, espero que cuando lo haga no
revise la sábana blanca…
Son las 4 de la tarde, me encuentro de regreso en casa mi de padre, lista
para ir a la iglesia para anular mi matrimonio con Don Sebastián…
Pasó lo que más temía, Don Sebastián se enteró que no era pura
cuando vio que la sábana blanca no tenía ninguna mancha roja.
Inmediatamente me golpeó, tengo suerte de que aún siga aquí en este
mundo, y fue directamente a casa de mi padre a reclamarle la burla que
le había hecho, al entregarle a una “cortesana” para que fuera su mujer.
Espero que el pueblo no me juzgue demasiado duro, y que no se den
cuenta de mi secreto …
¡Oh por dios! Creo que ya sé cuál va a ser el trágico final de Elena,
pero bueno, no hay que adelantarnos, espero que se salve de la
humillación pública que sufrían las mujeres en la Edad Media cuando
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pasaba alguna situación similar… o peor aún espero que no la hayan
torturado.
Me hubiera encantado seguir leyendo, pero mi madre me habló, mi
abuela no reaccionaba, teníamos que ir corriendo al hospital…
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VIII
Llegamos al hospital público más cercano, y se llevaron a la abuela a
terapia intensiva, estuvimos toda la noche esperando noticias. Durante
este tiempo no pude evitar pensar en lo mucho que me haría falta
cuando ella ya no estuviera, y que a partir de su partida estaría sola en
este mundo.
Alrededor de las 6 de la mañana nos informaron que la abuela estaba
fuera de peligro, y que en unas horas podríamos llevarla de regreso a
casa, qué alivio.
A medio día, después de dejar a mi abuela en su cama para que
descansara, me propuse salir a dar un paseo un rato, para pensar un
poco en las cosas que estaban ocurriendo a mi alrededor, me puse una
blusa de tirantes blanca y unos shorts de mezclilla.
- ¿Así piensas salir vestida? - preguntó en tono burlón mi hermano.
- Si Alejandro ¿Tienes algún inconveniente? - Aquí vamos de nuevo a
discutir con el misógino de mi hermano.
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- La verdad es que sí, el short está demasiado corto y la blusa
demasiado escotada, ¿Qué va a decir la gente? Ah, ya sé, que mi
hermana es una ofrecida.
- ¿Qué diablos te ocurre Alejandro? - Dije con la cara enrojecida de ira.
- Es por tu bien hermanita, no quiero que nadie vaya a faltarte al respeto,
es mi deber como hombre de la casa cuidar de ti.
- Pues no hace falta Alejandro, puedo hacerlo perfectamente yo misma,
así que guárdate tus comentarios machistas, gracias, linda tarde.
Salí de mi casa como un rayo, no podía creer que a pesar de años de
lucha para la igualdad de género, aún existieran personas como
Alejandro.
Caminé durante horas sin tener en cuenta el tiempo, ya había
anochecido, tenía que volver a casa si no quería preocupar a mi
madre.
Cuando llegué a casa, me alisté para dormir, pero antes decidí seguir
leyendo un rato los diarios de la abuela.
14 de febrero 1483
La desgracia ha llegado a mi vida para quedarse, el pueblo se ha
enterado que me encuentro en cinta. El cura Gerardo fue el encargado
de contarle al mundo mis pecados.
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Mi padre me ha dejado a mi suerte, no tuve más remedio que ir a parar
a un convento para que las madres se encargaran de mí hasta que naciera
mi bebé.
Cuando el padre de Don Sebastián, Don Guillermo, se enteró que me
encontraba en cinta, y que el bebé no era de su primogénito, él se encargó
de que me torturara la Santa Inquisición por mis pecados, el dolor que
me causaron todavía es insoportable, es un milagro que mi futuro bebé
y yo sigamos con vida. Ruego para que Dios tenga piedad de mi hijo y
no le espere un futuro tan miserable, como el bastardo que se
convertirá…
- María Elena
Ya no soy una Montero, mi padre me ha quitado ese honor.
Que desgraciada fue la vida de María Elena, la mía en comparación
a la de ella, es color de rosa.
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IX
Mi estancia en Veracruz ya se extendió más de lo que imaginaba, ya
era hora de regresar a mi verdadero hogar, pero no podía irme. A la
abuela le quedaban pocos días de vida, y si me iba ahora, no me lo
podría perdonar nunca, por eso decidí que me quedaría una semana
más aquí, por más que me desagradaba la idea, lo hacía por la abuela.
Durante la mañana estuve ayudando a mi madre con las tareas
domésticas, y después me fui de casa para volver a ir al puerto.
Si me preguntaran qué es lo que más amo de Veracruz, diría 2 cosas,
la primera el café, considero que en todo el mundo no existe mejor café,
y la segunda sería ver cómo llegan y van los barcos con mercancías de
todo el mundo. Cuando era pequeña, solía escaparme de casa cada
vez que escuchaba un barco llegar, solía soñar que tal vez algún día me
subiría a un barco de esos enormes y ruidosos, y conocería todo el
mundo, tal vez algún día lo haga, el mundo es demasiado enorme y hay
muchos lugares por recorrer y visitar. Qué aburrido quedarse en un
mismo lugar a envejecer, pensando en lo que nunca pudiste conocer,
por eso la abuela me aconsejó que cuando terminara la licenciatura,
hiciera lo que ella siempre quiso hacer, viajar; prometí que lo haría.
Era hora de leer el último diario.
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24 de abril 1508
Es hora, al fin conoceré el nuevo mundo, mi madre se encontraría muy
orgullosa de mi, su único hijo pisará nuevas tierras, cómo añoro a mi
madre María Elena. Ella a pesar de las dificultades que tuvimos que
pasar, logró sacarme adelante, y me defendió de todo aquel que me
hiciera sentir que no valía nada por ser bastardo.
Después de mi nacimiento mi madre consideró la idea de dejarme en el
convento para que las madres se hicieran cargo de mi, sin embargo, ella
no quería dejarme atrás, no le importaron los malos tratos que recibía
por parte de las personas, ella me adoraba.
Mi madre murió siendo costurera, de esta forma ella pudo ganarse el
pan diariamente para alimentarme en mis primeros años de vida; más
adelante conseguí ser aprendiz del panadero del pueblo, así pude
ayudar a mi madre cuando cayó enferma de la terrible peste negra.
Murió hace un par de años, le debo todo a ella.
Después de la muerte de mi madre conocí a mi progenitor; él se enteró
que mi madre había fallecido, y decidió conocer a su primogénito, él era
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un hombre de ojos verdes como los míos, y compartíamos el mismo
nombre, Eduardo. Se disculpó por haber huido cuando mi madre quedó
en cinta, y me dio la oportunidad de viajar con él al nuevo mundo dentro
de unos años, acepté, y ahora heme aquí, camino a la Villa Rica de la
Veracruz, me esperan nuevas aventuras y oportunidades.
- Eduardo Mario M.
Tengo que ir con la abuela enseguida.
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X
Me dirigí corriendo a la habitación de la abuela, me sorprendí mucho
cuando entré y encontré a la abuela pálida; salté a la cama y
comprobé lo que más había temido…
- ¡No! Abuela- Me eché a llorar inmediatamente, no podía creer que la
persona que más amaba en el mundo ya no se encontrara entre
nosotros.
No me pregunten como fue el funeral, ya que no lo recuerdo en
absoluto, lo único que recuerdo fueron mis emociones y
pensamientos, mi mente se abrumó a causa de éstos. También tengo
un vago recuerdo de las personas que fueron a darme el pésame, eso
era todo.
Una semana después…
- Bueno, creo que es hora de irme, te voy a extrañar- le dije a mi
mamá
- Yo igual corazón, tengo que darte algo que dejó la abuela para ti.
- ¿Qué cosa?
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- Toma- Me entrego un sobre rosado que decía: Para Fernanda, mi nieta preferida.
- Gracia mamá- Abracé a mi mamá con lagrimas en los ojos y salí
de la casa.
******
Al fin hogar dulce hogar, fui a dejar mis maletas a mi habitación, y me
senté en el sillón de mi departamento para poder leer al fin la carta
que me había dejado la abuela:
Para: Fernanda
De: Tu abuela Margarita
Bueno querida, si ya recibiste esta carta es por que ya me encuentro en un lugar mejor.
Cuando te dí los diarios de María Elena me preguntaste el motivo, es hora de contestártelo.
Estos diarios me los dio mi madre cuando cumplí 15 años, me dijo que por ningún motivo fuera a seguir los pasos de María Elena, si no quería terminar igual de desgraciada como ella. Esto
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me cambió para siempre, ya que desde ese momento hice lo que se supone que se esperaba de mí, que fuera una buena hija y después la ama de casa perfecta, desgraciadamente, me olvidé de soñar y perdí las escrituras de mi cuerpo, éste ya no era más mío, y no lo volví a recuperar hasta que murió tu abuelo.
Yo en cambio te di los diarios por un motivo totalmente diferente al de mi madre, yo te los di para que siempre recuerdes que tu cuerpo es sólo tuyo, y puedes hacer con él lo que te dé la gana, ama, vive y viaja todo lo que puedas, si te caes siempre existe la forma de levantarte, como lo hizo María Elena.
Nunca pongas tu futuro en manos de ningún hombre, ya que el cómo será tu futuro depende de ti y solo de ti.
Te amaré eternamente querida, te deseo una vida maravillosa, y recuerda seguir con la tradición que hoy tu y yo estamos empezando.
-Margarita Elena.
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EPÍLOGO
Ya ha pasado un año desde la muerte de la abuela, y estas son las
novedades: logré graduarme, el rector de la Universidad me felicitó por
la excelencia de mi tesis, la cual se la dediqué a mi abuela y a María
Elena, sin ellas no hubiera podido escribirla; la segunda novedad es
que poco a poco he ido mejorando la relación con mi familia, desde
que murió la abuela han dejado de ser unos cretinos, y la tercera es
que me encuentro en el aeropuerto con mi novio.
Si, el chico con el que amanecí una mañana se convirtió en mi novio,
después de volver de Veracruz me buscó y me invitó a salir, al
principio no estaba segura, pero me convenció, ya que Alberto es un
encanto de persona, y teníamos sueños muy parecidos.
El día de hoy Alberto y yo comenzamos nuestro viaje por todo el
mundo, cumpliré la promesa que le hice a la abuela, ser feliz…
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