Plan Pastoral Comprensivo
Hacia una Espiritualidad de Comunión
Una Visión para el Futuro
Desarrollado por el
Grupo de Trabajo de Explorar y Discernir
16 de Enero de 2012
Plan Pastoral Arquidiocesano Pagina 2
Espiritualidad de Comunión
Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante
nosotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al designio de Dios y responder también a
las profundas esperanzas del mundo.
¿Qué significa todo esto en concreto? También aquí la reflexión podría hacerse enseguida
operativa, pero sería equivocado dejarse llevar por este primer impulso. Antes de programar iniciativas
concretas, hace falta promover una espiritualidad de la comunión, proponiéndola como principio
educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros
del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales, donde se construyen las familias y las
comunidades. Espiritualidad de la comunión significa ante todo una mirada del corazón sobre todo
hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el
rostro de los hermanos que están a nuestro lado. Espiritualidad de la comunión significa, además,
capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo místico y, por tanto, como
«uno que me pertenece», para saber compartir sus alegrías y sus sufrimientos, para intuir sus deseos y
atender a sus necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad. Espiritualidad de la
comunión es también capacidad de ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y
valorarlo como regalo de Dios: un «don para mí», además de ser un don para el hermano que lo ha
recibido directamente. En fin, espiritualidad de la comunión es saber «dar espacio» al hermano,
llevando mutuamente la carga de los otros (cf. Ga 6,2) y rechazando las tentaciones egoístas que
continuamente nos asechan y engendran competitividad, ganas de hacer carrera, desconfianza y
envidias. No nos hagamos ilusiones: sin este camino espiritual, de poco servirían los instrumentos
externos de la comunión. Se convertirían en medios sin alma, máscaras de comunión más que sus
modos de expresión y crecimiento.
Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte, n. 43
Plan Pastoral Arquidiocesano Pagina 3
Contenidos
Prologo ............................................................................................................ 4
Visión Narrativa ............................................................................................... 5
Elementos Importantes Deseados a Futuro .................................................... 8
Principios Doctrinales y Teologicos ................................................................. 9
Experiencias Vividas de una Espiritualidad de Comunion .............................. 16
Plan Pastoral Arquidiocesano Pagina 4
“Yo no soy tu, y tu no eres
yo, pero yo no soy yo sin ti
y tu no eres tu sin mi”
(atribuido a Rev. Jeremy
Driscoll, O.S.B.).
Prologo
Les escribo a ustedes acerca de aquello que ya existía desde el principio, de lo que
hemos oído y de lo que hemos visto con nuestros propios ojos. Porque lo hemos visto
y lo hemos tocado con nuestras manos. Se trata de la Palabra de vida… pues, lo que
hemos visto y oído para que ustedes estén unidos con nosotros, como nosotros
estamos unidos con Dios el Padre y con su Hijo Jesucristo. (1 Juan 1:1-2a; 3)
Estas palabras de la Sagrada Escritura nos vienen a la mente al presentar nuestros esfuerzos a los
encargados de la próxima fase del Plan Pastoral Arquidiocesano. A este grupo de trabajo se le pidió
que explorara y discerniera una imagen del futuro de la arquidiócesis en relación al informe de la
Realidad Actual, preparado por el grupo de trabajo de Analizar y Priorizar. Su informe se baso en los
datos recopilados en la parte de la fase de Escuchemos a los Fieles del proceso de planificación e
incluyo las aspiraciones de los fieles para el futuro. Llevamos a cabo nuestra tarea como hombres y
mujeres de fe, que hemos vivido individualmente una cierta experiencia de la fe, y creemos que Dios
guía a los que invocan Su nombre. Además, tratamos de sumergir nuestros esfuerzos en oración y
discernimiento comunitario, tomando en serio las palabras de Jesús: "en donde dos o más estén
reunidos en mi nombre, allí estaré en medio de ustedes." (Mt 18:20)
En este espíritu de oración se consideró el informe de Realidad Actual.
Con el fin de ampliar nuestros horizontes del concepto invitamos a
Martí Jewell, co-autor de El Rostro Cambiado de la Iglesia. También
se consideraron los escritos del Papa Juan Pablo II sobre la
Espiritualidad de Comunión. Sentimos que su visión fue capturada
brevemente en la expresión, "Yo no soy tu y tu no eres yo, pero yo no
soy yo sin ti y tu no eres tu sin mí" (atribuido a Rev. Jeremy Driscoll, OSB). A través de esto, junto con
la lectura de la escritura, la oración y el diálogo llegamos a la visión del futuro descrita en las siguientes
páginas.
Como grupo sentimos que la experiencia que tuvimos y las conclusiones a las que llegamos, sería difícil
de transmitir en forma de informe. Es decir, nosotros sentimos como si ya experimentamos un
anticipo de la visión que describimos en este informe. Como en el conocido pasaje de los Hechos de
los Apóstoles (4:32), sentimos como si nos estuviéramos convirtiendo uno de corazón y mente. Nos
pareció que entendimos el significado de las palabras del Beato Juan Pablo, que "a menos que sigamos
este camino espiritual, los instrumentos externos de comunión de poco servirían. Se convertirían en
medios sin alma, “máscaras” de comunión más que sus modos de expresión y crecimiento." (Novo
Millennio Ineunte, n. 43)
Plan Pastoral Arquidiocesano Pagina 5
Espiritualidad, escritura,
enseñanzas de la Iglesia
y oración nos guían.
La fe es
enseñada,
acogida y
vivida en la
familia.
Visión Narrativa
La pregunta que nos hicimos es, "¿Cómo se puede ver esta Iglesia local dentro de cinco a siete años?"
El informe de la Realidad Actual nos hizo conscientes de las muchas maneras significativas en la que
esta arquidiócesis esta creciendo. Nuestras propias reflexiones manifiestaron la importancia de una
espiritualidad de comunión. Nuestro propósito en esta sección es simplemente presentar una visión.
La última sección identificara algunos de los principios doctrinales y teológicos de esta visión.
Nuestra Iglesia local es una Iglesia donde una espiritualidad de
comunión (Novo Millennio Ineunte, n. 43) se vive en la familia, en la
parroquia y en toda la arquidiócesis. Queremos que la espiritualidad,
la escritura, las enseñanzas de la Iglesia y la oración guíen nuestras
decisiones, programas, estructuras, métodos y procesos.
Las respuestas a nuestra pregunta sobre el futuro de esta Iglesia local fueron, no sólo ideas sino
también imágenes que reflejaron que una espiritualidad de comunión se promueve y se vive en cada
hogar y parroquia. Hemos sido creados a imagen y semejanza del Dios Triuno, que es nuestro modelo
de cómo debemos relacionarnos unos con otros. Pertenecemos entre si en un compromiso de amor y
amistad genuina. Tenemos una responsabilidad compartida por el ministerio y para usar los dones del
Cuerpo de Cristo. Una espiritualidad de comunión le da la bienvenida a todos sin importar la raza,
nivel de educación, género o estrato económico. Una espiritualidad de comunión da la bienvenida a la
diversidad cultural como un don.
La familia es la Iglesia doméstica. El documento "Una Perspectiva de la Familia en la Iglesia y en la
Sociedad" de el USCCB menciona que la familia es una comunidad íntima de personas unidas por lazos
de sangre, matrimonio o adopción, para toda la vida. También incluye a las personas solteras, ya que
ellas también tienen familias y están involucrados en las vidas y necesidades de los miembros de su
familia. En nuestra tradición Católica, la familia proviene del matrimonio - una relación íntima
exclusiva, permanente y fiel entre esposo y esposa.1
El sacramento del matrimonio incorpora el
significado de una espiritualidad de comunión.
El amor que la familia tiene refleja el amor de Dios. La fe es enseñada, acogida, y
vivida en la familia. Los padres son los que comunican la tradición, la fe y la moral.
La familia esta apoyada por la Iglesia local en los sacramentos de iniciación,
formación y otros eventos importantes incluyendo celebraciones Eucarísticas.
Dentro de la familia hay un respeto mutuo. Diferentes tipos de hogares reciben el
apoyo adecuado de las parroquias y de la Arquidiócesis. Por ejemplo, aquellos que
no están casados por la Iglesia encuentran el proceso acogedor y de apoyo para
convalidar su matrimonio.
1 Una Perspectiva de la Familia en la Iglesia y en la Sociedad: Un Manual para Todos los Lideres Pastorales. Oct., 2000
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La parroquias apoyan a los
Sacerdotes y reconocen
diferencias culturales y
generacionales como un
don.
La arquidiócesis usa
varios instrumentos
para comunicar, atraer,
entrenar y formar
sacerdotes y laicos.
La familia es animada y apoyada por su parroquia mientras que transmite a sus hijos la identidad
Católica y la fe. Procesos educacionales y sacramentales de adultos, niños y jóvenes son clave para
este apoyo. La familia siente una conexión cercana con su parroquia y con los que se reúnen
semanalmente a alabar y ser parte del Cuerpo de Cristo.
A nivel parroquial, los sacerdotes reciben el apoyo que necesitan
de sus feligreses y de la arquidiócesis para guiar a sus ovejas. Este
apoyo para el ministerio de los sacerdotes incluye educación
continua, apoyo financiero, apoyo moral y oración.
La parroquia es un lugar acogedor donde las diferencias culturales y
generacionales son recibidas como un don. Es un lugar donde el
amor que se muestra es un ejemplo para todos de cómo es el Cuerpo de Cristo, la comunidad de
creyentes está destinada a ser: "Así es como todos sabrán que sois mis discípulos, si os tenéis amor los
unos a los otros." (Jn 13:35) Esta parroquia busca el bien común con una misión común en mente. Los
feligreses ayudan a los marginados y olvidados con amor y fe. La parroquia se sostiene al involucrar a
los jóvenes en la vida parroquial. En esta parroquia, la preocupación es acerca de nosotros y no acerca
de mi. Los fieles conocen el verdadero significado de ser Iglesia en donde cada uno pertenece al
prójimo.
Parroquias con esta visión colaboran entre sí para compartir los talentos, instalaciones, recursos
humanos y otros recursos. Tienen un cuerpo vibrante de líderes laicos bien preparados que trabajan
junto con su clero. Las parroquias se unen y trabajan como una sola Iglesia local- la Arquidiócesis de
Galveston-Houston. Ninguna parroquia individualmente puede servir a todas las necesidades del
Cuerpo de Cristo, por lo tanto, las parroquias colaboran para compartir ministerios dentro de
colectivos pequeños, para unir recursos y crear centros de necesidades en toda la arquidiócesis. Ellos
tienen un objetivo común en mente, que es construir el Reino de Dios y proclamar la buena nueva del
Evangelio con obras y palabras. La Arquidiócesis está formada por parroquias por las cuales la
celebración de la Misa derrama una espiritualidad de comunión que llega a toda la comunidad,
religiosa y secular. Los Católicos reconocen nuestra responsabilidad Cristiana de dar forma a la vida
política, económica, de salud, artística, y educativa.
Como arquidiócesis, comunicamos e interactuamos con hospitalidad
con el pueblo de Dios usando todas las herramientas a nuestra
disposición: una buena Liturgia, formación en la fe para todas las
edades y etapas, ministerios, sacramentos, herramientas individuales
de aprendizaje como el aprendizaje basado en la web, nuevas
tecnologías, y medios de comunicación. La capacitación y formación
del clero son continuas para mejorar habilidades en idiomas y aptitudes para servir a diversas
comunidades culturales. Las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa son fomentadas activamente
Plan Pastoral Arquidiocesano Pagina 7
en todos los grupos, especialmente los hispanos. Los laicos son intencionalmente formados para
trabajar junto al clero para cumplir con la misión de la Iglesia.
La Iglesia doméstica forma la parroquia y las parroquias forman la Arquidiócesis. A su vez, la
arquidiócesis apoya y nutre a las parroquias y las parroquias nutren y apoyan a la familia. Una vez más,
la imagen de la comunión Trinitaria viene a la mente.
Plan Pastoral Arquidiocesano Pagina 8
Elementos Importantes Deseados a Futuro
La espiritualidad, la escritura, las enseñanzas de la Iglesia, y la oración nos guían.
Estamos comprometidos el uno al otro en amor y amistad genuina.
La diversidad cultural es vista como un don.
La fe es enseñada, acogida y vivida en la familia.
El matrimonio sacramental es un signo e instrumento de la espiritualidad de
comunión.
Damos la bienvenida a todos, sin importar la raza, nivel educativo, género o estrato económico.
Diferentes tipos de hogares reciben el apoyo adecuado de las parroquias y de la arquidiócesis.
El clero y los laicos comparten la responsabilidad ministerial y usan los dones del Cuerpo de Cristo.
Las parroquias trabajan unidas para compartir talentos, instalaciones, recursos humanos y otros
recursos.
Las parroquias tienen un cuerpo vibrante de líderes laicos bien preparados que trabajan junto con su
clero.
Las parroquias se unen y trabajan como una sola Iglesia local, la Arquidiócesis de Galveston-Houston.
Como arquidiócesis, nos comunicamos e interactuamos en hospitalidad con el pueblo de Dios usando
todas las herramientas que tenemos a nuestra disposición.
Entrenamiento y formación del clero es continua para aumentar sus habilidades de idiomas y aptitudes
en servicio de comunidades con diversas culturas.
Los sacerdotes reciben el apoyo que necesitan de sus feligreses y de la arquidiócesis para dirigir a sus
ovejas.
Vocaciones al sacerdocio y vida religiosa son promovidas en todos los grupos, especialmente en la
comunidad hispana.
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Hacer de la Iglesia la casa y la
escuela de comunión: este es el
gran desafío que tenemos ante
nosotros en el milenio que
comienza. (Juan Pablo II, Novo
Millennio Ineunte, n. 43) Mi casa será declarada
casa de oración para
todas la naciones. (Isaías 56:7; cf. Mc 11:17; Mt
21:13)
Principios Doctrinales y Teologicos
El consenso del Grupo de Trabajo, Explorar y Discernir, fue que
el asunto decisivo para nuestra Iglesia local en los próximos
cinco a siete años es el de desarrollar una disposición interior e
instrumentos exteriores de una espiritualidad de comunión.
Comunión es un tema
fundamental en la Biblia. Isaías
presenta una visión de una gran
peregrinación de naciones que iban a la casa del Señor para adorar y
recibir enseñanzas (Isaías 2:1-5). En el evento, la visión tenía que
cumplirse, no por las naciones que iban a Jerusalén, sino por la palabra
de Dios predicada a las naciones. En Babel, el orgullo humano trató de construir una torre hasta el
cielo y resulto en una confusión de lenguas (Gn 11:1-9), en Pentecostés, el don del Espíritu Santo reveló
una base nueva y duradera para la unidad de la familia humana en la caridad y la adhesión al Evangelio
predicado en todas las lenguas a todos los pueblos y clases (Hechos 2:1-13).
En la Iglesia de Galveston-Houston, la visión de Isaías se está realizando de una manera especial. Aquí
los creyentes de todas las razas y lenguas, costumbres y clases se reúnen en la unidad del Cuerpo de
Cristo. Esta Iglesia local es como un microcosmos de la Iglesia universal, a la que está intrínsecamente
relacionada.
El Auténtico Significado Cristiano de Comunión
El Vaticano II describe a la Iglesia como un sacramento de doble comunión: intimidad con Dios y la
unidad de la familia humana (LG 1). Un sacramento, en general, es un signo e instrumento de la gracia
invisible, es decir, un signo instituido por Dios con el propósito de conferir la gracia que significa. Por lo
tanto, la comunión en la Iglesia es una gracia invisible servida y manifestada por lazos visibles- justo
como un matrimonio es un amor interno servido y manifestado por promesas hechas y cumplidas. La
gracia invisible son los dones del Espíritu de caridad, fe y esperanza, que incorporan a una persona a la
Iglesia no sólo físicamente, sino por medio del corazón (v. LG 14). La estructura visible y jerárquica de la
Iglesia, sus alabanzas y vida sacramental, su predicación y enseñanza son signos e instrumentos de esta
gracia invisible. Un entendimiento Cristiano adecuado de la comunión mantiene unidos ambos la
gracia invisible y los vínculos visibles, y reconoce los varios oficios, funciones y tareas asignadas a los
distintos miembros del pueblo fiel a Cristo. 2
2 Vease. Congregación para la Doctrina de la Fe, Sobre Algunos Aspectos de la Iglesia Considerada
como Comunión, Mayo 28 1992.
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Un Pueblo Reunido: Una Espiritualidad de Comunión
La Iglesia es “un pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo." (LG 4)
La vocación de la Iglesia es ser el signo y el instrumento de la intimidad con Dios y la comunión de toda
la familia humana (LG 1). Esto es cierto no sólo en la Iglesia universal en todo el mundo, sino también
de la Iglesia local de Galveston-Houston, y de todas sus comunidades y ministerios. Nuestra Iglesia
local está marcada por un compromiso visible a una espiritualidad de comunión, que el Beato Papa
Juan Pablo II describió en su encíclica, Novo Millennio Ineunte (43):
Espiritualidad de comunión significa ante todo una mirada hecha
desde el corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita
en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de
los hermanos que están a nuestro lado. Espiritualidad de la comunión
significa, además, capacidad de sentir al hermano en la fe en la unidad
profunda del Cuerpo Místico y, por tanto, como “uno que me pertenece”, para saber
compartir sus alegrías y sus sufrimientos, para intuir sus deseos y atender a sus
necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad. Espiritualidad de
comunión es también capacidad de ver ante todo lo que hay de positivo en el otro,
para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios: un “don para mí,” además de ser un
don para el hermano que lo ha recibido directamente. (Novo Millennio Ineunte, n. 43)
La comunión de la Iglesia comparte en la comunión interpersonal de la Trinidad. En Cristo, el Verbo
Encarnado, el amor eterno de Dios el Padre por Dios el Hijo se extiende a todos aquellos que
pertenecen a él. Este amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espiritu Santo (Rm
5,5). En la Trinidad, cada persona no vive para sí mismo sino para los demás. Así también, Cristo
estuvo entre nosotros y vivió y murió, no para sí mismo, pero para nosotros, para que seamos sus
amigos. Su mandato es que nos amemos unos a otros como él nos ha amado (Jn 15,12 ss), que debemos
ser uno como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno (v. Jn 17:11; 20 s; LG 4).
El corazón de esta espiritualidad de comunión es la Eucaristía,
"fuente y cima de toda vida Cristiana" (LG 11). En la Eucaristía,
Cristo se nos entrega de una manera tan completa que lo que antes
era pan ahora es su carne, y lo que antes era vino ahora es su
sangre. Se esconde bajo estos velos para que podamos comerlo, y
que nos pueda digerir en sí mismo. Así como muchos granos de
trigo están en un pan, también muchos miembros, "arraigados y
cimentados en el amor" (Efesios 3:17) se unen y crecen juntos en el
Cuerpo de Cristo (v. Ef 4:13-16; 1 Corintios 10:17; Didache 9:4).
Como Cristianos, estamos llamados a darnos el uno al otro, y amar, no para nosotros mismos sino para
Cristo y para todos aquellos que le pertenecen. Nosotros pertenecemos el uno al otro de modo que si
uno sufre, todos sufren, y el honor de uno es el honor de todos (v. 1 Cor 12:26). Todos estamos llamados
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a la unidad de la Iglesia de Cristo, porque el Salvador vino a llamar a todos hacia El. (LG 13) Una
espiritualidad de comunión es también una espiritualidad de generosidad ecuménica, de reconocer
que Cristo trabaja más allá de los límites de la Iglesia Católica.
En la Iglesia, el todo es mayor que la suma de las partes. Mientras la cultura en general tiene la
tentación de una mentalidad de escasez, la Iglesia vive de una mentalidad de abundancia: "Yo he
venido para que tengáis vida y la tengan en plenitud" (Jn 10,10).
No nos hagamos ilusiones: sin este camino espiritual, de poco servirían los
instrumentos externos de la comunión. Se convertirían en medios sin alma,
máscaras de comunión más que sus modos de expresión y crecimiento. (Novo Millennio
Ineunte, n. 43)
Elementos de Comunidad
Los Hechos de los Apóstoles describe la naciente Iglesia como una comunidad de vida, alabanza y
doctrina (Hechos 2:42 y ss; 4:32 y ss.). Esta descripción nos lleva a algunos elementos básicos de
comunidad.
Una comunidad es más que un grupo de personas reunidas en el mismo lugar, incluso si ese lugar es
una parroquia geográficamente. Comunidad es un logro del sentido común que depende de una
experiencia en común, comprensión, convicciones y compromisos. 3
Experiencias similares y compartidas. Comunidad se hace posible
cuando las personas tienen experiencias similares, y se deshace
cuando ya no existen esas experiencias. Una experiencia básica
común en la Iglesia es la experiencia muy personal, no privada, de
tener nuestro corazón convertido por la belleza de Jesucristo; otra
experiencia es la participación plena, consciente y activa en la
Eucaristía. La oración en común y retiros también crean
experiencias comunes en la Iglesia.
Entendimiento mutuo. La comunidad depende de la comprensión y simpatía mutua. Se erosiona
cuando las personas no se entienden entre sí. La incomprensión rompe la simpatía y hace más difícil el
atribuir buenas intenciones y buena voluntad a lo que otros están haciendo. Grandes diferencias de
origen cultural, educativo y de clase pueden ser barreras para lograr un buen entendimiento mutuo.
Diálogo constructivo, responsabilidad e integridad visible son valores pastorales importantes para
avanzar y mantener un entendimiento mutuo.
Convicciones comunes. Una comunidad se crea cuando experiencias similares y comprensión mutua se
perfeccionan por convicciones compartidas, asuntos en los cuales todos afirman y niegan entre sí. En
los Estados Unidos, ejemplos de tales convicciones compartidas son los principios de un gobierno
republicano ("Sostenemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres fueron creados
iguales, que son dotados por su Creador con ciertos derechos inalienables..."). En la Iglesia, son las
3 Estos elementos provienen de Bernard Lonergan, Metodo en Teologia (New York: Seabury, 1972), p. 79.
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doctrinas sostenidas en la fe, al menos implícitamente, por todos. Al menos que las enseñanzas de la
Iglesia sean comunicadas efectivamente, los Católicos no pueden orientarse efectivamente con una
visión Cristiana de la vida y del mundo.
Misión común. La comunidad se hace viva y eficaz a través
de compromisos compartidos. Las personas hacen
compromisos permanentes y básicos hacia sus familias, a
su país, y a la Iglesia. Compromisos compartidos
presuponen que todos están listos para aprobar las
decisiones y compromisos del grupo. Esto no significa
necesariamente que todos estarán de acuerdo sobre lo
que hay que hacer, o que las decisiones requieren un
consenso total. Más bien significa que cada uno se hace
responsable de su parte, contribuye de manera adecuada
al discernimiento de la comunidad, y se compromete de todo corazón una vez que se adopte una
decisión. En la Iglesia, el compromiso compartido es la misión compartida; la Iglesia es una comunidad
en una misión permanente”. La Iglesia peregrinante es misionera por su misma naturaleza" 4 Al
compartir la responsabilidad de la misión de la Iglesia, trabajando hombro con hombro, las personas
crecen juntas, formando amistades Cristianas, y dando mucho fruto. 5
Amor y amistad. Las fuentes interiores de comunión en la Iglesia son los dones del Espíritu de caridad,
fe y esperanza. Estos no están separados de la comunidad visible, con sus estructuras, prácticas e
instituciones. Comunión en la Iglesia se hace mas concreta, viva y eficaz, si las personas comparten
experiencias espirituales y apostólicas, mientras más tengan un entendimiento mutuo, más claramente
conocen y aceptan las creencias doctrinales de la Iglesia, más se involucran y comparten la
responsabilidad por las obras apostólicas de la Iglesia, y, sobre todo, asumen mas la responsabilidad
personal de pertenecer el uno al otro. A menos que tomen la responsabilidad personal de sus
llamados en Cristo Jesús, no se entregaran con alegría y esperanza para vivir no para ellos mismos, sino
para Cristo.
El análisis anterior de los elementos de la comunidad sugieren que será importante hacer temas
explícitos en la planificación pastoral lo siguiente: experiencias compartidas, entendimiento mutuo,
apropiación de la doctrina Cristiana, y corresponsabilidad por la misión de la Iglesia.
"Muchos Granos, Un Solo Pan": El multiculturalismo es un don
Uno de los desafíos particulares para la Iglesia de Galveston-Houston es la
coexistencia de muchas culturas dentro de una comunidad de fe. Estas
diferencias se han convertido en una fuente de tensiones en la sociedad
Estadounidense y en la política. Hay corrientes en la cultura que tienen
miedo de la diversidad porque se preocupan por la erosión de las normas
morales y la cohesión cultural. Al mismo tiempo, hay corrientes en la
4 Vaticano II, Ad gentes, n. 2. 5 V. Papa Benedicto XVI, Discurso en la Inauguración de la Convención Pastoral de la Diócesis de Roma sobre el Tema:
“membresía de la Iglesia y Corresponsabilidad Pastoral” 26 Mayo 2009.
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cultura que celebran la diversidad, pero, frecuentemente, sin reconocer la unión de principios morales
comunes y obligaciones.
La Iglesia está llamada a ser signo e instrumento de la unidad de la familia humana. Se une alrededor
de la mesa del Señor, ya que la sociedad está dividida. La Iglesia de Galveston-Houston reconoce y
trata de encarnar un sentido específicamente Cristiano de comunión en la diversidad. Se trata de una
diversidad de personas, dones, y culturas. (1 Corintios 12:1-13) Pero es dentro de la unidad de la fe
Cristiana y el compromiso moral que "una sola fe, un solo Señor, un solo bautismo, un solo Dios y
Padre de todos, que está sobre todo y por todo y en todo" (Ef 4:05 f). El principio de esta unidad y unión
entre los fieles es el Espíritu Santo (LG 13), "porque todos hemos bebido del único Espíritu" (1 Corintios
12:13).
En la Arquidiócesis de Galveston-Houston, la Iglesia encarna esta unidad de fe y principios morales en
la diversidad de personas, culturas, y dones, con el fin de ser para nuestro tiempo y lugar "un germen
muy firme de unidad, de esperanza y salvación" (LG 9). La Iglesia deliberadamente fomenta y asume
todas las capacidades y riquezas y costumbres de los pueblos en lo que tienen de bueno. (LG 13)
El pueblo de Dios no sólo esta compuesto de diversos pueblos, pero dentro de sí mismo también esta
compuesto de la unión de diferentes órdenes. (LG 13) Diferentes miembros tienen dones, roles y tareas
diferentes. Diferentes parroquias traen riquezas y experiencias diferentes a la unidad de la Iglesia local.
Parroquias corresponsables/Parroquias con responsabilidad ministerial
compartida
En un reciente discurso a la Convención Pastoral de la Diócesis de Roma, el
Papa Benedicto XVI pidió a todos los miembros de la Iglesia que reconocieran
una "corresponsabilidad pastoral que, en nombre de Cristo, todos estamos
llamados a ejercer."6 Martí Jewell y David Ramey describen parroquias en las
que esta visión de corresponsabilidad es ampliamente compartida en
"parroquias con responsabilidad ministerial compartida”7 La
corresponsabilidad pastoral en estas parroquias se ejerce a través de una red
de relaciones personales que envuelven al clero, laicos profesionales, y líderes voluntarios laicos.
"Todos los fieles de Cristo son llamados a la plenitud de la vida Cristiana y a la perfección de la
caridad." (Christifideles laici 43)
Los conceptos de una pastoral corresponsable y de las parroquias con responsabilidad ministerial
compartida son entendidos en el contexto de la estructura jerárquica de la Iglesia y el sentido
auténtico de la comunión Cristiana. El sacerdocio ministerial y bautismal son dos tipos diferentes de
participación en el único sacerdocio de Cristo, que están íntimamente relacionados entre sí hasta ser
ininteligibles el uno sin el otro. El ser bautizados en Cristo significa el estar unidos a la comunión de la
Iglesia, que es un cuerpo visible y jerárquicamente ordenado. El ser ordenado al sacerdocio ministerial
es para recibir un poder y un oficio para el bien del sacerdocio bautismal: dirigir y gobernar, formar y
6 Vease n 4 ya mencionado anteriormente
7 Marti R. Jewell y David A. Ramey, El Cambio del Rostro de la Iglesia: Nuevos Modelos de Liderazgo de la Parroquia
(Chicago: Loyola, 2010), 77-112
Plan Pastoral Arquidiocesano Pagina 14
santificar a los fieles de Cristo, y para ofrecer el sacrificio eucarístico en la persona de Cristo Cabeza.
Por eso, una parte importante del papel del sacerdote ministerial es capacitar a los fieles en el
cumplimiento de su vocación Cristiana, que es sacerdotal, profética y real (v. LG 11).
Como el Papa Benedicto XVI aclara, la corresponsabilidad pastoral es de hecho el cumplimiento de la
visión eclesial del Vaticano II. El Espíritu, que rige la Iglesia a través de los Apóstoles y sus sucesores, y
esta íntimamente involucrado en toda obra apostólica,
no sólo santifica y guía al pueblo de Dios por medio de sacramentos y ministerios y
los adorna con virtudes, sino que también distribuye sus dones “Y todo esto es obra
del mismo y único Espíritu, que da a cada uno como quiere" (1 Corintios 12:11), y entre
los fieles de cada rango distribuye gracias especiales por el cual los hace aptos y listos
para llevar a cabo las diversas tareas y oficios que ayudan a la renovación y
construcción de la Iglesia ...: " La manifestación del Espíritu que a cada uno se le da es
para provecho común (1 Cor 12:7). 8
A cada cristiano se le da dones para el bien común de la Iglesia y del mundo. La misión de la parroquia
es una misión compartida, por la que cada miembro de la parroquia ha sido dotado de dones
particulares y está llamado a asumir una responsabilidad personal. Como escribe San Pablo,
Hay diferentes dones espirituales, pero el Espíritu es el mismo. Hay diversos
ministerios, pero el Señor es el mismo. Hay diversidad de obras, pero es el mismo
Dios quien obra todo en todos. (1 Corintios 12:4-6)
El concepto de la corresponsabilidad pastoral plantea preguntas
importantes y tiene implicaciones importantes para nuestra Iglesia
local. En primer lugar, nos plantea la misma pregunta que hizo el
Papa Benedicto XVI a su Iglesia local: "¿Hasta qué punto es la
corresponsabilidad pastoral de todos, y especialmente de los laicos,
reconocida y animada?"9 ¿Tenemos una mentalidad de la escasez
dominada por la disminución del número de sacerdotes y religiosos?
¿O tenemos una mentalidad de abundancia que reconoce los
espléndidos dones del Espíritu? Sin disminuir nuestro sentido de
urgencia sobre las vocaciones sacerdotales y religiosas, estamos abiertos a las formas en que los laicos
están llamados a servir en la Iglesia?
La corresponsabilidad pastoral invita a una misión de responsabilidad compartida de la parroquia y de
la Iglesia local. Una responsabilidad compartida no significa un cambio en las estructuras jurídicas, sino
un cambio en mentalidad. La misión de la parroquia no es sólo la misión del pastor y sus asociados, es
la misión de cada Católico en la parroquia. Como el Papa Benedicto XVI explicó a su Iglesia local:
8 Vatican II, Lumen Gentium, n. 12. 9 Opening of the Pastoral Convention of the Diocese of Rome on the theme: "Church Membership and Pastoral Co-
responsibility" {Address of His Holiness Benedict XVI}, 26 May, 2009
Plan Pastoral Arquidiocesano Pagina 15
Es necesario mejorar las estructuras pastorales de tal manera que la
corresponsabilidad de todos los miembros del Pueblo de Dios en su totalidad es
promovida gradualmente, con respeto a vocaciones y los roles respectivos de los
consagrados y los laicos. Esto exige un cambio de mentalidad, especialmente en
relación con los laicos. Ya no deben ser vistos como "colaboradores" del clero pero
ser reconocidos realmente como "corresponsables", por ser y acción de la Iglesia,
fomentando así la consolidación de un laicado maduro y comprometido. Esta
conciencia común de ser Iglesia de todos los bautizados, de ninguna manera
disminuye la responsabilidad de los párrocos. Es precisamente su tarea, queridos
párrocos, fomentar el crecimiento espiritual y apostólico de los que ya se han
comprometido a trabajar duro en las parroquias. (Ibid.)
La corresponsabilidad de los sacerdotes, religiosos y laicos Cristianos previsto por el Santo Padre
supone serios esfuerzos hacia la formación. En particular, es necesaria en todos lados una formación
intencional eclesial centrada en el significado auténtico de comunión en la Iglesia. Estructuras de
apoyo, animo y formación de líderes laicos (los que ya se han comprometido a trabajar duro en las
parroquias) será de vital importancia para el futuro de la Arquidiócesis.
Familias Cristianas: La Iglesia Doméstica
La familia es la primera célula del Cuerpo de Cristo (v. Lumen Gentium, 11).
La formación en la espiritualidad de comunión comienza en la familia.
El sacramento del matrimonio incorpora el significado de una
espiritualidad de comunión y su gracia da fruto en la prolongada
donación de si mismo de la vida familiar. Las vocaciones al sacerdocio,
vida religiosa, y el apostolado de los laicos se fomentan en la familia.
La formación de padres, familias, jóvenes y jóvenes adultos son un foco
importante para una parroquia corresponsable que ministra
totalmente.
En la familia, la espiritualidad de comunión se aprende mediante la experiencias compartidas
íntimamente. La familia es la escuela de mutuo interés. Es un contexto básico para el desarrollo
personal y el compromiso a un crecimiento continuo es un aspecto importante del florecimiento de la
vida familiar.
Aquí es donde se ejercita de manera privilegiada el sacerdocio bautismal del padre
de familia, de la madre, de los hijos, de todos los miembros de la familia, 'en la
recepción de los sacramentos, en la oración y en la acción de gracias, con el
testimonio de una vida santa, con la renuncia y el amor que se traduce en obras'. El
hogar es así la primera escuela de vida cristiana y 'escuela del más rico humanismo'.
Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el perdón
generoso, incluso reiterado, y sobre todo el culto divino por medio de la oración y la
ofrenda de la propia vida.10
10
Catecismo de la Iglesia Católica n. 1657
Plan Pastoral Arquidiocesano Pagina 16
Experiencias Vividas de una Espiritualidad de Comunión
Mientras que nuestra visión del futuro es una arquidiócesis que vive diariamente una espiritualidad de
comunión, hay individuos, familias y parroquias donde la espiritualidad de comunión ya es vivida.
Capturamos unas historias para proveer ejemplos y alentar a otros a continuar el camino hacia una
espiritualidad de comunión.
Vea estas historias en la web en www.archgh.org/pastoralplan/videos.