Date post: | 05-Oct-2015 |
Category: |
Documents |
Upload: | raquel-arely-soto-contreras |
View: | 26 times |
Download: | 1 times |
Contenido
Una aproximacin crtica al estado actual de la teora de las relaciones internacionales,
Rosa Mara Prez Larez ............................................................................................... 2
Post-Neoliberalismo en Sudamrica: en busca del paradigma perdido, Nahuel Arenas
Garca ........................................................................................................................... 2
De recorridos y fantasmas: el post-estructuralismo en las RRII, Mariela Cuadro .......... 2
Desarrollos epistemolgicos y reconsideraciones del concepto de seguridad en tres
Escuelas Europeas de Relaciones Internacionales; Aberystwyth, Copenhague y Pars,
Jos Luis de la Flor ....................................................................................................... 2
El papel de la sociedad civil en la re conceptualizacin de las Relaciones
Internacionales, Marcia Padilla Loayza ......................................................................... 2
Una aproximacin crtica al estado actual
de la teora de las relaciones
internacionales.
Prez Larez, Rosa Mara
Universidad Central de Venezuela
3ras. Jornadas de Relaciones Internacionales
FLACSO | 25 y 26 de Octubre de 2012
Resumen
Este artculo, tiene como objetivo realizar una aproximacin a los nuevos enfoques de
carcter terico- epistemolgico que han irrumpido recientemente en el campo de la
Teora de las Relaciones Internacionales. En tal sentido, se toma como referencia los
acontecimientos suscitados el 11 de septiembre del 2001 (11-S), que representan un
punto de inflexin en la evolucin de la disciplina. Se proponen tres ejes temticos
fundamentales: el histrico, el civilizacional y el disciplinario, a travs de un anlisis
crtico. Se concluye, que aunque tal aproximacin no ha evolucionado suficientemente
en cuanto a propuesta terica como para hablar de un Quinto Debate en la disciplina,
muestra elementos que no deben ser desestimados a la hora de abordar la actual
complejidad internacional.
Palabras Claves: Aproximacin, Historia, Civilizaciones, Disciplina, Enfoques.
Presentacin
El estudio terico de las relaciones internacionales ha experimentado diversas
modificaciones, las cuales se reflejan en los distintos debates que se han dado hasta
ahora. Pero, la superacin de cada uno de ellos, pareciera, que sigue dejando sin
respuesta a la complejidad existente. Se asume con preocupacin, los esfuerzos que
cada una de las corrientes tericas invierte: Tratan de construir enfoques que
respondan de manera eficiente a la comprensin del sistema internacional.
Este desarrollo terico, es objeto de gran inters. Los cambios en el entorno y en el
campo de los hechos, constituyen uno de los factores que deben ser tomados en
cuenta. La poltica mundial, en poca de globalizacin, es muy compleja, por ello se
debera trabajar con aquellas teoras que mejor explican los fenmenos que interesan
y reflejan premisas propias. Hay suficientes teoras para escoger y cada una de ellas
dibuja una realidad internacional diferente.
La multiplicidad de visiones de dicha realidad internacional es amplia y diversa, por lo
que sin ser pesimista, se asume que la evolucin de la Teora de las Relaciones
Internacionales se encuentra en estos momentos en su propia bsqueda. A pesar de
que sigue viviendo bajo la sombra de los presupuestos tericos del Realismo Poltico,
existen enfoques crticos, que muestran la ausencia de un discurso homogneo en
cada uno de ellos. La diversidad de fuentes filosficas en las que se han inspirado,
provocan un clima de fragmentacin y de confusin total en la disciplina.
Al examinar los aspectos de carcter ontolgico y epistemolgico de los principales
debates existentes en la Teora de las Relaciones Internacionales, quedan de
manifiesto profundas diferencias. Sin embargo, al analizar la naturaleza de sus
explicaciones, aparecen rasgos compartidos importantes, prevaleciendo en algunos
casos mecanismos convergentes.
Existen sectores acadmicos, para quienes la teora de las relaciones internacionales
an debe ser ubicada en un cuarto debate. No obstante, hay una suerte de consenso
que considera la existencia de una especie de desorden metodolgico, por lo que el
ejercicio de introspeccin, resulta un paso necesario. El Cuarto debate es un fiel reflejo
de este tiempo transitorio, donde no se distingue bien el camino, mucho menos luego
del 11/S donde se vuelve a sufrir un cambio. Simultneamente, se hurga en antiguas
propuestas y variadas doctrinas, que, pretendan ofrecer certeza a todos los que se
movan en las oscuridades de la inseguridad. (Sodupe: 2003, p.17)
Aunque no se daba por agotado el Cuarto debate, existen ideas que se estn
gestando ms all de sus fronteras, y a pesar de haber sido tildadas como
complejas, constituyen un punto vlido para la reflexin, y forman parte de lo que se
ha tendido a llamar un posible Quinto Debate.
Las circunstancias histricas han marcado la evolucin de la disciplina de la
Relaciones Internacionales. Hace ms de 9 aos, cuando ocurri el ataque a las
Torres Gemelas de Nueva York, el mundo unnimemente declaraba a una sola voz
que todos somos americanos. Hoy en da el panorama es otro y los argumentos que
se esgrimen son variados. Se hablaba del surgimiento hegemnico de los Estados
Unidos, conformndose como la nacin ms poderosa del planeta, lo que para otros
pases constituy una amenaza y buscan en la agregacin de intereses comunes, un
contrapeso efectivo para mitigar su fuerza.
La exposicin precedente, que enlaza algunas de las ideas que estn siendo
estudiadas en el mbito internacional, pone en evidencia la complejidad existente en la
disciplina. Adems, muestran problemas que no son analizados por las corrientes
tericas del Cuarto debate, por lo que se est de acuerdo con lo afirmado por Sodupe
(2003: p. 117) cuando dice que: es posible que todava requiera cierto tiempo de
maduracin; como ocurri con el debate inter-paradigmtico.
No debe dejarse de lado, que si bien es cierto, este debate requera de un mayor
tiempo para alcanzar una madurez terica slida, el 11 de septiembre fren esta
posibilidad, conllevando a analizar temas considerados como superados en la
disciplina, pero con un matiz propio de la coyuntura que supuso este evento.
La tarea de reforzar la proyeccin terica de las relaciones internacionales como
ciencia, constituye, un factor de gran importancia. En este orden de ideas, vale la
pena hacerse las siguientes interrogantes: Constituy el 11 de Septiembre un evento
que dej sin sentido el discurso tradicional tanto en el terreno acadmico como
poltico? Supuso la irrupcin de nuevas perspectivas tericas?..Hasta qu punto
este acontecimiento puede provocar un replanteamiento de la disciplina? Es posible
hablar de un Quinto Debate en la Teora de las relaciones Internacionales? Existe
una redefinicin de la disciplina para el siglo XXI, est inmersa en un obsesivo
ejercicio de autoexamen?
Este articulo, no busca otorgar una respuesta definitiva a dichas interrogantes, pero s
pretende dar cuenta de que algo est sucediendo en esta disciplina, que no puede
resumirse en las simplificaciones que encierra el mapa que haba servido para formar
una idea de su situacin en la actualidad.
Se han gestado nuevos enfoques en la disciplina, aunque no han alcanzado la
correspondiente madurez en cuanto a propuesta terica, epistemolgica y
metodolgica, como para considerar la existencia de un debate consistente en el rea.
El proceso globalizador ha creado espacios para nuevas alternativas tericas. En
ellas, converge la necesidad de dar una mejor explicacin al orden internacional
existente, con el fin de responder a las urgencias y necesidades del sistema
internacional, en aras de una mejor gobernabilidad global.
La Teora de las Relaciones Internacionales seguir amplindose, redefinindose,
construyndose. Esto implica un dilogo constructivo entre las distintas vertientes que
existen y que siguen apareciendo. La posibilidad de sntesis terica no siempre es
exitosa, o cuando menos viable, aunque no debe ser desestimada como una
posibilidad de coexistencia entre enfoques nuevos y otros no tan nuevos. Las
perspectivas de anlisis en este campo siguen apareciendo, mientras siga estando
presente el problema de la totalidad del mundo.
El campo de la disciplina no ofrece a sus pensadores un camino nico hacia el
conocimiento. Se vislumbra competencia y complejidad. En realidad la diferencia entre
una escuela de pensamiento y otra, radica ms en las interrogantes que plantea que
en las respuesta que da. Se debe indagar en la naturaleza de la naturaleza, es decir
en la diversidad ontolgica.
Result complejo precisar posibles itinerarios a seguir. Sin embargo, se estima como
pertinente abordar esta problemtica, a la luz de las siguientes perspectivas y /o ejes
temticos, los cuales sern desarrollados en forma de propuesta capitular. Estos son;
Captulo Uno o Introductorio, en el cual se presenta la dimensin terica actual en la
disciplina de las Relaciones internacionales, el Captulo Segundo aborda la
perspectiva histrica vigente en dicha disciplina; en el Captulo Tres, se analiza la
ptica de las civilizaciones, como un nivel de anlisis novedoso que hoy en da se
presenta en este mbito. El Captulo Cuarto, pretende dar cuenta de la discusin
contempornea, en torno a la existencia misma de la disciplina de las Relaciones
Internacionales. Por ltimo, un Captulo Quinto, en el cual se brindan algunas
conclusiones.
CAPTULO DOS. LA PERSPECTIVA HISTRICA.
El 11 de Septiembre de 2001. (11-S): Reviven viejos paradigmas tanto de izquierda
como de derecha, que contribuyen a que las nuevas aproximaciones tericas que se
estaban produciendo en la disciplina, se limiten en su capacidad de comprensin. Sin
embargo, para fines de los noventa, los programas de docencia e investigacin en el
rea, dejaban entrever el retorno a una suerte de realismo puro.
Paralelamente se producen interesantes publicaciones que invitaban a repensar el
estado de la disciplina, con el objeto de defenderla de quienes estaban decretando su
agona, por quedarse aparentemente sin objeto de estudio, siguiendo a Romero (2008:
p.13).
Los sucesos del 11-S propiciaron de alguna manera un regreso al realismo. No
obstante, la presencia de temas duros no slo se debe a esta coyuntura, sino tambin
a la no materializacin de importantes iniciativas multilaterales, las cuales intentaban
dar respuesta a la creciente complejidad global.
Este evento constituy un crimen contra la humanidad que lesion los valores
fundamentales de los derechos humanos y de las leyes humanitarias internacionales.
Inmediatamente despus de los ataques, la administracin Bush - junto a una amplia
coalicin de naciones - se comprometi a adoptar acciones coordinadas destinadas a
hacer comparecer ante la justicia a los posibles responsables.
En muchos aspectos, la campaa contra el terrorismo se vio acompaada por un
constante desgaste e incumplimiento de las leyes internacionales. Se socav el
respeto y la vigencia de los derechos humanos, precisamente en el momento en el
cual resultaba clave su fortalecimiento.
Tras numerosos esfuerzos se logr desmantelar principalmente el dominio de Al-Qaida
y de los Talibn sobre Afganistn y, tras la firma de los Acuerdos de Bonn, de 20021.
Se le prometi al pueblo afgano un futuro ms promisorio. Los Estados Unidos y sus
aliados se mostraron incapaces de proporcionar los niveles de seguridad necesarios
para facilitar la reconstruccin de Afganistn. La estrategia norteamericana permiti
que los jefes militares locales consolidaran su poder y debilitaran al nuevo gobierno,
permitiendo la continuacin de los abusos contra los derechos humanos
1 Acuerdos de Bonn. La cada del rgimen de los talibn en noviembre de 2001 abri las puertas al inicio
de un proceso poltico con asistencia de las Naciones Unidas entre cuyos elementos figuraba el Acuerdo de Bonn y el establecimiento de una Autoridad Provisional y de una Administracin de Transicin. La Misin de Asistencia de las Naciones Unidas para el Afganistn (UNAMA), establecida en marzo de 2002, prest un apoyo crucial a los procesos polticos y emprendi una serie de actuaciones humanitarias, de socorro, recuperacin y reconstruccin en asociacin con la administracin afgana y en coordinacin con los donantes y con otros interlocutores.
Adicionalmente, un conjunto de nuevas iniciativas elaboradas por el Consejo de
Seguridad de la ONU, el Grupo G8, ayudaron a intensificar los controles sobre el
financiamiento y las actividades de los grupos terroristas. Setenta y seis gobiernos
colaboraron en los esfuerzos para establecer la primera Corte Penal Internacional, un
organismo con poderes para investigar y procesar crmenes como los cometidos el 11
de septiembre.
En el curso del 2004 y 2005, se adoptaron medidas antiterroristas de carcter general,
y desproporcionado, que en numerosas ocasiones estuvieron dirigidas contra grupos
extranjeros, especialmente a personas de origen rabe y musulmn. Estas medidas
trajeron polticas discriminatorias, detenciones arbitrarias y el incumplimiento del
debido proceso.
Algunos gobiernos emplearon la campaa contra el terrorismo de manera oportunista,
justificando los ataques y abusos contra sus adversarios. En un informe publicado por
Humans Rigth Watch (2002), se plasma la situacin de algunos pases, a un ao del
11-S. En la India, por ejemplo, el gobierno introdujo la llamada Ordenanza para la
Prevencin del Terrorismo, una versin modificada de una antigua ley de seguridad
que posibilitaba la tortura y las detenciones de miembros pertenecientes a minoras y
de opositores polticos.
En Pakistn, el Presidente de esa nacin, el General Musharraf adopt medidas
severas contra aquellas personas sospechosas de participar en actividades militantes,
mientras consolidaba el dominio de los militares en el pas y extenda unilateralmente
su mandato presidencial por cinco aos. China tambin aprovech la agenda
internacional contra el terrorismo, para justificar la represin generalizada de los
miembros de la etnia Uighurs en Xianjiang, 2 incluyendo a activistas pacficos y a
grupos religiosos de origen musulmn.
Otros gobiernos, especialmente en el hemisferio occidental, adoptaron lineamientos de
carcter punitivo y restrictivo en contra de los aspirantes al asilo poltico y los
inmigrantes. En Australia, por ejemplo, el gobierno exacerb la xenofobia desatada
2 Los uigures, etnia autctona turcomana de credo musulmn. Son de religin musulmana, lengua de
origen trquico y alfabeto rabe. Habitan fundamentalmente en Xinjiang, que oficialmente se denomina Regin Autnoma Uigur, en la que tambin habitan otras minoras musulmanas, adems de la mayora han, muy numerosa sobre todo en la capital, Urumqi, debido a los intentos del Gobierno central de repoblar esta regin con hanes.
despus de los ataques del 11 de septiembre con la finalidad de justificar la expulsin
de un grupo de refugiados que haban entrado al pas. Este hecho constituy una clara
violacin de las leyes internacionales. En el Reino Unido, se promulg una nueva ley
que autoriz la detencin prolongada y arbitraria de los extranjeros sospechosos de
estar involucrados en actividades terroristas. Los esfuerzos multilaterales tambin
erosionaron los derechos de los refugiados, al asociarlos con el terrorismo.
Las acciones adoptadas por los Estados Unidos, sentaron un precedente peligroso y
dieron luz verde a los dems pases del globo, para ignorar las salvaguardas judiciales
y para aprobar medidas antiterroristas contradictorias con los estndares
internacionales en materia de derechos humanos. Muchos aliados de los Estados
Unidos --desde Uzbekistn hasta Israel y desde Rusia hasta Egipto-- aprovecharon
este contexto, para justificar las violaciones de los derechos humanos, tomando
ventaja de la actitud del gobierno norteamericano, de acuerdo a un informe publicado
investigaciones por Humans Rights Watch (2002).
Esta perspectiva histrica, sirve de teln de fondo para precisar los enfoques tericos,
que surgen como consecuencia del hecho antes mencionado. Cabe sealar la Tesis
del Smart Power o Poder Inteligente, sobre el cual deben hacer unas consideraciones
previas.
El politlogo estadounidense Joseph Nye, en un artculo publicado en noviembre de
2005 titulado La Cultura vence a los Misiles, explicaba la diferencia entre lo que llama
el poder suave o blando (soft power) y el poder duro (hard power). En su concepcin,
el primero es la derivacin de los valores de la cultura y en cambio, el segundo es el
originado en la capacidad militar.
Este pensamiento surge despus de la invasin a Irak, y puede ser concebido como
una reaccin a la ideologa neoconservadora de Bush en relaciones internacionales.
Seala el autor en el citado artculo, que el Presidente de Estados Unidos olvid otra
leccin implcita en su analoga: la importancia de utilizar el poder suave de la cultura.
La Guerra Fra se gan mediante una combinacin de fuerza militar, que disuadi la
agresin sovitica, y del poder atractivo de la cultura y las ideas occidentales, Nye
(2005)
En otro artculo publicado en marzo de 2007 cuyo ttulo es Entender el juego del
poder, Nye define la distribucin del poder en el mbito internacional como un juego
de ajedrez tridimensional. En el tablero superior estn las relaciones militares entre
Estados el mundo es unipolar, y segn su opinin, lo seguir siendo por dcadas,
pues los EE.UU. tienen la mitad del gasto en defensa total. En el tablero del medio, el
de las relaciones econmicas, el mundo es multipolar y ya la Casa Blanca no poda
obtener los resultados que pretenda en las relaciones con Europa, Japn, China y
otros pases.
En el tablero inferior, se presentan las cuestiones transnacionales que estn ms all
del poder de los gobiernos nacionales cambio climtico, terrorismo global, y crisis
econmica mundial, el poder est distribuido en forma asimtrica, no hay hegemona
estadounidense. Es en este tercer nivel, donde la cooperacin entre Estados se
convierte en la mejor va para enfrentar los problemas mencionados, Lo anterior
requiere usar al mismo tiempo tanto el poder blando de la cultura, como el poder duro
de la coercin. (Nye: 2007).
Posteriormente, el mismo Nye comienza a utilizar otro trmino, que es el de Smart
Power, para explicar lo que inicialmente haba planteado como soft power. Lo definen
como una combinacin estratgica de la diplomacia, persuasin, capacidad de
construccin y la proyeccin de poder e influencia encaminadas a lograr en relacin
costo-efectividad.
Conviene destacar que en mundo acadmico de las relaciones internacionales, se ha
discutido, sobre quin fue el primero en introducir el trmino de Smart Power. De
cualquier modo, la revista norteamericana Foreing Policy de gran prestigio mundial
en el estudio y anlisis de las relaciones internacionales, public en 2004, un artculo
escrito por Suzanne Nossel3, que recibi este ttulo, marcando as la
institucionalizacin del trmino.
La autora hace un balance histrico del internacionalismo liberal estadounidense,
propone reformas en poltica exterior y en institucionalidad internacional y realza la
necesidad de fortalecer la imagen de su pas como una potencia liberal (poder blando),
al tiempo que fortalece su posicin a favor de la reconstruccin de Estados en
sociedades asoladas por inestabilidad poltica. Es una propuesta de estrategia para
una poltica exterior eficiente de los Estados Unidos, en el nuevo orden mundial de
transicin.
3 Susan Nossel fue Ministro Consejero en la misin estadounidense ante las Naciones Unidas encargada
de la gestin y reforma del organismo multilateral.
Para quien escribe el presente artculo, debe procederse con absoluta prudencia ante
esta propuesta. Se parte de una premisa fundamental, y es que dicha tesis ms que
un enfoque novedoso en el rea de la Teora de las Relaciones Internacionales, luce
como una gua para la accin en el marco de la formulacin estratgica de la poltica
exterior de Estados Unidos.
Es as como, las principales TRI son a su vez teoras sobre poltica exterior, pero las
teoras sobre poltica exterior no son necesariamente TRI. Tal es el caso de la
bastante conocida teora burocrtica de poltica exterior de Allison (1988), y hoy el de
la tesis del poder ingenioso.
Dicha tesis calificada por algunos como una simple explicacin de una coyuntura-,
exhibe una caracterstica muy atractiva: tiene el potencial de presentarse como una
progresin en el desarrollo de la TRI, al menos como teora de la poltica exterior
estadounidense. En principio, su formulacin pretende matizar y sintetizar el anlisis-
diagnstico radical que hace el realismo poltico sobre la realidad internacional, con un
importante componente normativo que se aproxima a sus races liberales.
Para Nossel, se trata de utilizar viejas estrategias en el marco de nuevos cambios. Es
as como en su artculo, propone que una poltica exterior realista de los EE.UU,
requiere enfatizar la importancia de desarrollar una estrategia global que mezcle el
atractivo del poder duro con el blando, originando as un poder inteligente que los
combine. En palabras de Nossel (2004:p.141) se trata de un ambicioso esfuerzo que
no deja por fuera ni el tema de la democracia, ni el de los derechos humanos, en un
contexto en el cual el pas tendra que aprender a trabajar con otras naciones
Se considera que el discurso pronunciado por el presidente de los Estados Unidos,
Barak Obama en El Cairo, Egipto, para en el mes de junio del ao 2009, constituye el
primer intento importante por aplicar dicha tesis, tanto por la eleccin del sitio, como
por los temas tratados: el extremismo, Palestina-Israel, Irn, la libertad religiosa, los
derechos de la mujer, la democracia y el desarrollo econmico y social.
Egipto representa lo que Occidente espera del mundo musulmn: capaz de firmar la
paz con Israel y de normalizar sus relaciones diplomticas despus de haber tenido
cuatro guerras con el Estado judo. El lugar elegido es el primer acierto, ya que la
Universidad de Al-Azhar, en la capital, es probablemente el centro de pensamiento
ms respetado del mundo musulmn.
En tal sentido, pareciera que el xito poltico del poder ingenioso no depende del
alcance acadmico que tenga esta propuesta, sino de la habilidad de los decisores
diplomticos y militares de Washington, pero adems de sus lites socio-econmicas y
su desempeo cultural como nacin. Se reconoce como una estrategia de poltica
exterior exigente y compleja, que resume en buena medida el proyecto de sociedad
de Estados Unidos, lo que ofrece esperanzas para su realizacin.
Sin embargo, tambin somete, como nunca antes en la historia de la humanidad, la
estrategia de poltica exterior a los vaivenes sociales y econmicos internos de un
Estado, al tiempo que busca otorgar una imagen diferente a este importante curso de
accin.
La complejidad del elemento blando de la estrategia, se une a la dificultad inherente
de decidir cundo aplicar la fuerza y en qu medida para que los resultados sean
vistos tan efectivos como justificados, sobre todo cuando se espera aprobacin
internacional de acciones en el marco del inters nacional.
No cabe duda que en la mayora de los temas humanitarios y ambientales, la
estrategia del poder ingenioso tiene gran oportunidad de prevalecer, ms que en
temas duros de seguridad internacional y defensa nacional, en virtud de que sus
opciones se enfocan a las directrices lgicas de una superpotencia.
Cabe preguntarse si el alcance que tenga el poder ingenioso como propuesta terica,
reposa en su capacidad para sintetizar elementos importantes del realismo poltico,
aunado al xito relativo que obtenga como estrategia de poltica exterior. De ser as,
podra hablarse de la posibilidad de que obtenga un puesto significativo en la historia
intelectual de las Relaciones Internacionales
La perspectiva histrica abordada en este Segundo capitulo, no slo permite aproximarse
a nuevas propuestas sobre el poder, sino que prioriza un aspecto estrechamente
vinculado: la Seguridad, tradicionalmente atada al realismo clsico.
Romero (2008:p.16), seala que para fines del siglo XX, surgieron tesis muy novedosas,
que intentan un redimensionamiento de este tema. Se habla de seguridad humana,
orientada los aspectos sociales del tema, de ir ms all del Estado y de enfocarse en los
problemas de seguridad de la sociedad civil, de una seguridad colectiva, de impulsar
mecanismos de prevencin de conflictos y de crear comunidades epistemolgicas de
seguridad, que transcendieran el pensamiento estratgico tradicional basado en las ideas
de soberana y el inters nacional.
El catedrtico estadounidense, Tulchin (2005) resume de manera muy clara y a favor
sta posicin, al afirmar que el factor que ha impulsado una toma de conciencia respecto
a la importancia de la seguridad, es la sensacin de que en la actualidad los pases estn
integrados dentro de una comunidad global y que, tambin por primera vez en la historia,
comparten un grupo de valores que vale la pena defender.
Estos valores estn creando una poderosa sensacin de comunidad. Las amenazas a la
seguridad que tienen tanto dimensiones domsticas como internacionales, requieren de
una mejor comunicacin entre las naciones de las distintas subregiones del hemisferio.
Las amenazas a la seguridad transnacional tambin requieren respuestas de toda la
comunidad, a travs del uso de instituciones democrticas nacionales y multinacionales.
El 11 de Septiembre del 2001, afianz a la seguridad como un tema de inters
permanente en las relaciones internacionales, pero al igual que el poder inteligente, est
estrechamente a la poltica exterior de Estados Unidos. Etzioni, en su libro titulado
Security First (2007) hace una profunda reflexin sobre este asunto. La preocupacin de
Etzioni (2007:p.2) radica en no echar la culpa a los errores del pasado, sino crear
lecciones para abordar el futuro.
Se plantea las siguientes interrogantes: Y ahora qu se puede hacer para mejorar las
relaciones de EE.UU. con el resto del mundo?... Cul debera ser la poltica
estadounidense hacia los pases recientemente liberados como Irak y Afganistn, o
estados canallas como Corea del Norte e Irn? ; Cundo debe realizar los Estados
Unidos la intervencin humanitaria en el extranjero? ; Qu se debe hacer para proteger
a Estados Unidos del terrorismo nuclear?
El autor afirma que garantizar la seguridad, debe ser la primera prioridad en todas las
consideraciones de poltica exterior, incluso por encima de los esfuerzos para
democratizar. Establece directrices fundamentales para una poltica exterior que tiene
sentido en el mundo real, con base en principios morales. Crea la posibilidad de
establecer relaciones positivas con el resto de la comunidad internacional. Esta propuesta
sostiene que los EE.UU. deben abandonar la idea de que puede democratizar, por
ejemplo, el Oriente Medio, u otras naciones.
Sostiene que el hilo conductor que gua la poltica exterior de EE.UU. es la primaca del
principio de la vida. Afirma que dicho principio, sirve como un fundamento moral para una
poltica de seguridad, que en principio, es realista. Es as como sostiene que el ncleo
fundamental de dicho programa de poltica exterior, es el reconocimiento de que el
derecho ms bsico de todas las personas es estar libre de violencia, mutilaciones y
torturas.
Explica en detalle las implicaciones de una poltica de seguridad primero hacia los
Estados denominados forajidos -Corea del Norte e Irn-, para luego hacer frente a los
estados en crisis Rusia-. Posteriormente debe ocuparse de la "reconstruccin" de los
estados recin liberados -Irak y Afganistn-.
Desde su perspectiva, la democratizacin es importante, pero no proporcionar una
salida poltica para resolver los conflictos de valores e intereses. Por lo tanto, Etzioni
insiste que lo ms importante en poltica exterior es la seguridad.
Estima que EE.UU. y sus aliados deben aceptar que los regmenes democrticos que se
desarrollan gradualmente en tierras tradicionalmente no democrticas, siempre sern
diferentes a la visin que Norteamrica ha desarrollado de este principio. Considera que
se debe apoyar los cambios de rgimen, slo cuando los estados involucrados en este
proceso, dejen de lado sus desarrollos nucleares, posibles participaciones con el
terrorismo, al tiempo que deben evitar cometer genocidios o limpiezas tnicas (p.51).
No obstante, Etzioni asume que si se sostiene que slo los partidarios de la democracia
liberal califican como aliados de Estados Unidos, esta nacin, contar cada vez ms con
menos apoyo. Por otra parte, si reconocen que la mayora de los individuos prefiere la
paz y el orden social a la violencia, entonces gran parte de las civilizaciones estarn de
su lado.
De cara al tema religioso, el autor estima que sera prudente para los EE.UU, dar la
bienvenida a los creyentes de todas las tendencias que renuncian la violencia y al
extremismo.
Las principales consideraciones que hace el autor sobre el tema, pueden ser
resumidas de la siguiente manera:
La principal diferencia que separa a las religiones, no viene dada por sus
respectivos sistemas de creencias, sino por el lenguaje que cada una maneja. Esto se
advierte al interpretar frases que ensalzan la violencia como "ojo por ojo", "ya no traer
la paz, sino la espada
En el marco del Islam, Etzioni afirma que la mayora de los practicantes de la
religin musulmana son moderados, los cuales dejan de lado la posibilidad de hacer
una interpretacin violenta y radical del Islam.
Sin embargo, reconoce que muchos de esos moderados, no va a adoptan a
la democracia liberal occidental y tampoco comparten la Declaracin Universal de los
Derechos Humanos. El autor los denomina como "moderados no liberales . Propone
que si Occidente sigue rechazando estos moderados no liberales basndose en que
slo los partidarios de la democracia son aliados seguros, Occidente estar cada vez
ms aislado. Por el contrario, si Occidente forma una alianza de todos los
moderados, liberales y no liberales, de manera efectiva, podr frenar la violencia y
abonar el terreno para el avance de la democracia y los derechos humanos por
medios pacficos (p.85).
Este trabajo representa un esfuerzo por concebir una teora comunitaria de las
Relaciones Internacionales y un enfoque comunitario para la Poltica Exterior. La
nueva arquitectura global debe basarse no slo en los principios occidentales de los
Derechos y la libertad, sino tambin en los conceptos orientales de la comunidad y la
autoridad. El aumento de los problemas transnacionales ya no puede ser manejado
por las naciones y se requiere un avance renovado de la dimensin no estatal,
enfatizando en la sociedad civil internacional. Security First, Etzioni intenta presentar
un argumento convincente, para el cambio en la poltica exterior de Estados Unidos,
articulado sobre la base de lo que constituye un nuevo escenario para las decisiones
estadounidenses en este mbito, post 11 de septiembre.
El objetivo principal es democratizar el mundo. Esta meta no es realista. Las
verdaderas democracias slo crecen en sociedades que cuentan con las condiciones
necesarias para su implantacin, y gran parte del mundo carece de tales recursos. En
estas condiciones, el desigual esfuerzo para aplicar necesariamente el objetivo de
democratizacin, ha dado lugar a acusaciones y a una crisis de legitimidad del poder
estadounidense.
La poltica exterior requiere algo ms que un pragmtico "ajuste" de los medios para
lograr la democracia. Es as como Etzioni, hace un llamado para alcanzar una
justificacin sobre la base de un principio moral ms realista, a travs del cual,
Estados Unidos debe privilegiar la "seguridad primero", y luego la "primaca de la
vida." El derecho a la vida y a la seguridad de acuerdo al autor- moralmente est por
encima de los dems Derechos Humanos.
En el contexto de esta perspectiva histrica, destaca la Tesis de la Paz Democrtica,
la cual est adquiriendo una importancia creciente en la literatura de relaciones
internacionales. Sostiene que las democracias no se hacen la guerra entre ellas. Sus
puntos fuertes son su conexin con las ideas kantianas y con la teora normativa,
adems de su supuesta base histrica y su capacidad de explicacin del
comportamiento de los Estados.
La tesis de la paz democrtica es probablemente uno de los conceptos surgidos
durante los ltimos aos de la denominada Guerra Fra, que ha saltado al debate
acadmico y poltico y obtenido una relevancia capital a la hora de determinar la
poltica exterior y de seguridad nacional de los estados occidentales y particularmente
de Estados Unidos.
Se ha dicho que quizs, el principal atractivo de esta tesis, reside en su extrema
simplicidad. Es comprensible que haya provocado gran entusiasmo, la posibilidad de
que un nico factor (el tipo de rgimen poltico) pudiera tener efectos tan decisivos en
las relaciones internacionales.
La tesis de la paz democrtica invita a reflexionar sobre las condiciones necesarias
para lograr un sistema internacional pacfico. Sus defensores, proponen promover la
democratizacin de las unidades del sistema (segn el modelo de democracia
estadounidense) traer la paz universal.
Aquellos gobiernos que realmente se proponen contribuir a la creacin de un orden
internacional, deben contribuir a desarrollar la estructura institucional existente.
Se cuestiona el estatuto de la tesis de la paz democrtica como teora, es decir, como
explicacin de la relacin causal entre una variable independiente -el carcter liberal
de los regmenes polticos-y una variable dependiente -la ausencia de conflicto armado
internacional entre los Estados con esos regmenes-. Adicionalmente, las relaciones
internacionales son un mbito en continuo cambio y transformacin, por lo cual deben
considerarse los factores que intervienen en la poltica mundial, incluyendo las
instituciones, valores y prcticas econmicas, sociales y civilizatorias.
Es as como Kenneth Waltz (2000: p. 5) resalta el carcter de tesis en lugar de teora
que tiene la paz democrtica dado que hasta el momento se sustenta en la
evidencia emprica resultante de categorizaciones no muy definidas.
Lo que para unos es una democracia para otros no, y por tanto sealar que los
estados democrticos seran pacifistas en su relacin con otros estados democrticos
llevara a la definicin de un solo tipo de democracia, la democracia liberal. La paz
democrtica implicara el fin de las teoras realistas del equilibrio de fuerzas como
elemento regulador del orden internacional.
Para Waltz, en el proceso de construccin de la llamada paz democrtica hay
muchos elementos de comportamiento realista. Diversos crticos de la tesis sealan
que la voluntad pacifista de las democracias no sera tal y que el comportamiento
dependera de restricciones de procedimientos que hacen difcil, que las democracias
emprendan una guerra frente a otra democracia. (p.10)
Las democracias, an teniendo un comportamiento exterior pacfico, no tienen
necesariamente un contexto interno pacfico. Estos conflictos internos (muy presentes
en las incipientes democracias liberales nacidas a partir de la cada del bloque
sovitico) llevan a los estados a preocuparse ms por la estabilidad interna que en
perseguir ideales expansionistas.
En conclusin, debe entenderse que la tesis de la paz democrtica es una
manifestacin de la teora neorrealista de Waltz en lo relativo a la accin defensiva de
las democracias y la conformacin de federaciones. No se considera posible sostener,
que la universalizacin de la democracia llevara a una situacin de paz universal, sin
desconocer la importancia en la distribucin de las capacidades materiales del
ordenamiento internacional. Hay que examinar con cautela la idea de la lucha contra el
terrorismo, viene aparejada a la idea de la promocin y difusin de la democracia.
Mansfield y Snyder (2007) afirman que la edificacin de una democracia es un aspecto
tan complejo y de resultado imprevisible, por lo que no parece que una construccin
rpida y eficaz sea ms factible y desemboque en un mejor resultado.
Estiman que la poltica orientada a establecer un mundo de democracias, con el fin de
que ste sea prspero, seguro y pacfico, no pasa de ser una simple utopa, que se
convierte en una mala poltica cuando los estados con capacidad (econmica, militar
o poltica) impulsan estos procesos democratizadores y por ende, se ven afectados
por las consecuencias negativas derivadas de la puesta en marcha de los mismos. El
ejemplo ms claro sera el de Estados Unidos en Afganistn o Irak, al introducirse en
un callejn sin salida, donde los costos tanto en vidas como econmicos se
multiplican, generando precisamente un resultado contrario al deseado.
La crtica a la Poltica Exterior de Estados Unidos y sus aliados, ha venido
acompaada del desarrollo creciente de un discurso radical, que ha conllevado a que
se hurgue en viejas tesis antiimperialistas y marxistas, unindolas con una idea
antiglobalizadora y promotora del multiculturalismo. De igual forma, este discurso no
solamente ha arribado a la discusin acadmica. Algunos gobiernos lo han
incorporado a sus actividades oficiales, dando lugar entonces a un
redimensionamiento del debate en la Disciplina.
Es as, como el Radicalismo tambin se presenta dentro de esta perspectiva histrica.
En este contexto, la idea de la democracia encuentra en Eric Hobsbawm, un gran
crtico, proponiendo una perspectiva contraria a la tesis de la paz democrtica,
refirindose a su imposicin como idea dominante.
Sostiene que se est en medio de lo que pretende ser una reordenacin minuciosa
del mundo por parte de los Estados ms poderosos. Las guerras de Irak y Afganistn
no son ms que una parte de un esfuerzo supuestamente universales para crear un
orden mundial mediante la difusin de la democracia. Desde su ptica y ante la
ausencia de un gobierno mundial real, algunos humanitarios estn dispuestos a
apoyar un orden establecido por el poder de los Estados Unidos.
Para el autor, esta imposicin no slo se ve en la actuacin directa de los Estados,
est tambin presente en las organizaciones internacionales, que buscan su difusin
como medio de asegurar mejores condiciones de convivencia para los actores de la
escena internacional, Hobsbawm (2004: p.35).
Dentro de esta visin radical, hay quienes se inclinan por resaltar el impacto de las
llamadas revoluciones, orientadas a verdaderos cambios sociales. Esta concepcin
cientfica sobre la revolucin social est expuesta en las obras de Marx, Engels: la
idea fundamental reposa en el hecho de que las revoluciones sociales estn
determinadas por leyes objetivas de desarrollo social, que en la contemporaneidad
encuentran su origen en las contradicciones econmicas, polticas y sociales del
sistema capitalista. Los tericos marxistas no han ofrecido un estudio amplio y
sistemtico, sobre la repercusin de las revoluciones en el sistema de relaciones
internacionales de esta poca.
Existe una tendencia entre algunos estudiosos de la disciplina, materializada en
revalorizar la filosofa de Marx para interpretar las ms recientes transformaciones del
mundo internacional. Rodrguez (2006:p.4) se refiere al planteamiento de Eric
Hobsbawm para dar cuenta de lo anterior, en virtud de que el mundo capitalista
globalizado que emergi en la dcada de los noventa del siglo XX, ha resultado en
muchos aspectos, enigmticamente parecido al que haba pronosticado Marx en el
Manifiesto Comunista de 1848, ahora sin duda, con mas complejidad, por los conflictos
y problemas globales derivados de la interaccin de mltiples fenmenos de carcter
econmico, financiero, tecnolgico y transnacional, engendrados por el mismo
sistema capitalista, sin posibilidad real de solucin.
Los radicales, afirman que ante el panorama desolador del sistema capitalista, en
particular de su periferia pobre y subdesarrollada, los cientficos sociales vuelven al
pensamiento de Marx, para adoptar nuevos modelos socioeconmicos que
aprovechen ms eficientemente los recursos humanos y naturales, contribuyan a
conservarlos y renovarlos con polticas de desarrollo sustentables en beneficio de la
humanidad.
Hobsbwan, (2004) seala las condiciones que son fuente del potencial conflicto
humano, es decir a los problemas socioeconmicos, los impulsos violentos, agresivos
originados de la frustracin al medir lo concreto frente al ideal, la retirada y la
alienacin de las estructuras sociales existentes y otros factores similares en la poca
de Marx, que segn su propuesta, se hacen cada vez ms palpables en las relaciones
internacionales.
Dentro del pensamiento radical, no slo ha desarrollado ideas en contra de un mundo
unipolar, capitalista y neo-liberal, a favor de un mundo multipolar y anti-capitalista que
bajo las tesis socialistas, multiculturalistas y religiosas, que como el Islam, plantean un
giro de 180 grados de la estructura internacional actual heredada del modelo
westfaliano, esto citando a Romero, (2008:p.16).
Finalmente, se subraya que un hecho histrico como el 11-S, puso sobre el tapete el
tema de las Civilizaciones. No slo se trata de una compilacin de propuestas en el
marco de occidente, sino un planteamiento terico que da cuenta de la coexistencia de
civilizaciones, ms all de la expuesto por Samuel Huntington, quien en 1993,
encendi un importante debate sobre relaciones internacionales con la publicacin de
un artculo titulado The Clash of Civilizations, en la revista Foreign Affairs.
Posteriormente, Huntington expandi este trabajo en un libro completo, publicado en
1996, The Clash of Civilizations and the Remaking of the World Order. El artculo y el
libro articulan su teora de un mundo compuesto por mltiples civilizaciones en
conflicto.
En esta aproximacin terica al estado actual de las relaciones internacionales, se
intenta ir ms all. Se trata de asumir a las civilizaciones, como un nivel de anlisis
novedoso en el abordaje terico de las relaciones internacionales actuales; que parte
de la importancia que ha adquirido los tpicos vinculados a la cultura e identidad. Es
precisamente, las civilizaciones, el tema que anima el prximo eje temtico de este
artculo.
CAPITULO TRES.
LA PERSPECTIVA DE LAS CIVILIZACIONES.
En este contexto de aproximacin critica y de comprensin terica al estado de las
relaciones internacionales, ha venido tomando cuerpo la idea de la diversidad cultural,
la cual ha sido una constante prcticamente desde la conformacin de las primeras
sociedades.
Al respecto, Gellner (1997: p.47) hace una afirmacin bastante esclarecedora, cuando
asegura que un rasgo verdaderamente esencial en la sociedad humana es su
asombrosa diversidad, aunque presenta tres problemas fundamentales: uno, propio
del relativismo: las turbadoras dudas de cul de las diferentes formas socioculturales
existen en un determinado momento y lugar de acuerdo con sus sistemas de
principios; dos, vinculado a la coexistencia de dicha diversidad cultural y tres, relativa a
cmo afrontar las consecuencias e implicaciones de esa diversidad.
La diversidad debe entenderse como la coexistencia de diferentes culturas y
civilizaciones, pero que al tiempo implica la necesaria convivencia de enfoques
doctrinales de carcter comprensivo, que permita a los ciudadanos construir distintas
visiones de mundo. Rawls (1979) introdujo en su sistema terico, la idea de la
pluralidad como un hecho ineludible en las sociedades llamadas democrticas.
Lo anterior, sirve como punto de partida para reflejar una tendencia creciente en la
sociedad, como es el Multiculturalismo. El inters que la nocin de multiculturalismo ha
suscitado en el mundo contemporneo no es nada desdeable, no tanto porque a
partir de la llamada crisis de la modernidad, se ha conformado progresivamente, un
movimiento de pensamiento que aboga por la pluralidad de discursos, sino por los
cuestionamientos y debates que se han generado alrededor de la necesidad del
respeto y tolerancia de las diferencias culturales. Se trata de una propuesta que cada
vez est ms presente, en la gestin de las sociedades llamadas democrticas.
Es necesario mencionar que el multiculturalismo como ideal democrtico, asociado a
la institucionalizacin de la diversidad e igualdad, ha sido planteado anteriormente.
Siguiendo a Gutirrez (2006: p.11) este tema aparece en el marco del proyecto
aislacionista surgido a finales del siglo XIX, y se ha extendido hasta los ltimos
embates del pluralismo cultural, que aboga por polticas de reconocimiento y
diferenciacin.
El multiculturalismo debe entenderse como un signo de poca, que designa las
nuevas dinmicas, tanto identitarias como polticas, que se erigen con fuerza en el
mundo de hoy. Desde las reivindicaciones religiosas, tnicas, hasta la consolidacin
de los derechos interculturales, el multiculturalismo se encuentra en la comprensin
del tiempo-espacio, que los procesos de globalizacin han marcado. Es as como a la
clsica bsqueda de conformar una identidad nica y unitaria, de aglutinar semejanzas
e igualdades, se ha pasado a la bsqueda de conciliacin y cohabitacin de
diferencias.
Esta vertiente encuentra expresin en autores como Benhabib (2004) quien en su
trabajo titulado El Derecho de los Otros, examina las fronteras de la comunidad poltica
centrndose en la pertenencia a una determinad espacio socio-poltico: esto es, los
principios y prcticas para la incorporacin de extranjeros, forasteros, inmigrantes
refugiados y asilados.
Tradicionalmente, las fronteras polticas han definido a algunos como miembros y a
otros como extranjeros. Hoy, cuando la soberana de los Estados se resquebraja y la
ciudadana nacional tiende a descomponerse, las definiciones de la pertenencia
poltica se vuelven menos claras.
Benhabib se proclama a favor de un universalismo moral y un federalismo
cosmopolita, declarndose partidaria de establecer fronteras no abiertas, sino porosas
que reconozcan no slo los derechos de admisin de los refugiados y solicitantes de
asilo, es decir, el derecho de todo ser humano a ser una persona legal, sin importar
cul sea su condicin (p. 76).
Su propuesta est profundamente inspirada en reflexiones sobre la tragedia de la
condicin aptrida y la incapacidad de todas las doctrinas de derechos humanos para
hacer algo para cambiarlo. Sin embargo, en su anlisis del sistema internacional,
reconoce los grandes peligros del nacionalismo para el Estado-Nacin, en virtud de
que slo este puede proteger al individuo. Benhabib, reconoce la necesidad de seguir
profundizando, sobre el discurso emergente de la ley internacional, los derechos
humanos y las instituciones multilaterales.
En el lado opuesto al Multiculturalismo, se encuentran autores que afirman la primaca
de una sola cultura. Ese es el caso del francs Rougier (2001), quien en su libro, El
Genio de Occidente, se presenta como epistemlogo e historiador de las religiones.
Tuvo a lo largo de su extensa vida dos pasiones: averiguar el lazo que une
pensamiento con ciencia y defender el conocimiento como expresin mxima de la
condicin humana. Este autor ha estimado, que la forma ms compleja, rica y
profunda de civilizacin que ha conocido hasta hoy el gnero humano no ha nacido en
otro lugar, sino en el espacio de la cultura occidental.
Formado en la gran tradicin liberal europea, sus aportes al mundo del pensamiento
han sido muchas, pero hay una que le vali muchos admiradores y, a la vez,
innumerables censuras: debelar el carcter propiamente supersticioso de las utopas
polticas y cientficas, especialmente del marxismo.
En su obra nombrada anteriormente, expone de manera sistemtica los grandes hitos
que han ido dando forma a la actual civilizacin: el racionalismo griego, el inicio de la
ciencia terica, el nacimiento de la democracia clsica, la aparicin de la ciencia tica,
el orden romano, el papel de la esclavitud en las civilizaciones antiguas, la revolucin
social del cristianismo, el renacimiento, las sucesivas revoluciones cientfica,
econmica, industrial y poltica, la idea de progreso, el despegue de Occidente.
Para el autor, el mundo occidental no puede dejar de suscitar admiracin. La
civilizacin occidental es el resultado de una mentalidad que insiste en liberarse de
tabes y costumbres carentes de utilidad social; que se esfuerza incesantemente
por mejorar las condiciones de vida, a fin de que la existencia valga la pena para el
mayor nmero posible de personas; pero que al mismo tiempo insiste en que el
progreso, slo puede darse mediante procesos que respeten la dignidad del
individuo.
Compara la civilizacin occidental y las orientales: la china, la hind y la del islam,
dedicando un capitulo a los riesgos del progreso. Concluye indicando, que del
mismo modo que no hay un determinismo histrico, que conduce a se progreso,
tampoco existe una certeza de que lo logrado permanezca sin lucha. Es un texto
que definitivamente llega en su momento, cuando se habla de multiculturalismo.
Desde una ptica analtica, se afirma que el tema de la identidad y la cultura, ha tenido
gran impacto en el mbito de las relaciones internacionales. La nocin de una
comunidad internacional ha llegado a ser una realidad mucho ms de lo que nunca
fue, ahora que han proliferado las agencias internacionales y las organizaciones no
gubernamentales.
Quienes abogan por la politizacin de la identidad (cultural) de grupo parten de una
gran variedad de premisas y terminan con una gran variedad de propuestas. A los
puntos de vista mencionados se les conoce como poltica de la diferencia, poltica del
reconocimiento o, ms vulgarmente, multiculturalismo.
La diferenciacin y la diversidad entre las sociedades, han sido puntos nodales en las
civilizaciones, por lo que se busca diversas maneras de abordarlas y gestionarlas. Es
un aspecto que no solo atae a todas las sociedades tradicionales y complejas, sino
que tambin ha estado presente en todas las pocas. El tema civilizacional y cultural,
definitivamente adquiere otro matiz en esta discusin terica.
Ya no se trata de abordarlo como una consecuencia inmediata de un evento como el
11 de septiembre, que conllev a posturas maniqueas sobre estos tpicos. Se debe
intentar trascender sobre cul es el verdadero debate o dilema al respecto.
En este contexto, debe hacerse mencin a Arnold Toynbee, quin en su trabajo A
Study of History, (que comprende doce volmenes escritos entre 1934 y 1961), fue
uno de los primeros autores en considerar el atractivo de las civilizaciones.
Estableci una teora cclica sobre el desarrollo de las mismas, civilizaciones, como
producto del resultado de la respuesta de un grupo humano a los desafos que sufren,
ya sean naturales o sociales. De acuerdo con esta teora, una civilizacin crece y
prospera cuando su respuesta a un desafo no slo tiene xito, sino que estimula una
nueva serie de retos. Una civilizacin decae, como resultado de su impotencia para
enfrentarse a los desafos que se le presentan.
Toynbee otorg gran importancia a los factores religiosos en la formulacin de las
respuestas a esos desafos. La mejor manera de comprender su propuesta, es
aproximarse a la perspectiva sistemtica y unificadora de la historia de la humanidad,
comprendida en el estudio exhaustivo y analtico de sus diversas civilizaciones.
(Toynbee, 1987).
Por su parte, Huntington (1993) en El Choque de Civilizaciones, repite la antigua tesis,
unitaria de las civilizaciones. Su libro, posiblemente sea el ms influyente publicado
sobre relaciones internacionales desde el final de la Guerra Fra. Para el autor, las
civilizaciones son coherentes, confrontacionales, no varan, y las equipara con la
capacidad de un estado para actuar. Logr su objetivo al proporcionar un nuevo
paradigma para mirar poltica mundial.
Su anticipacin al 9/11 proporcion una gran validez a su propuesta. No obstante, el
mundo acadmico siempre estim que Huntington exageraba, cuando habla del
choque entre civilizaciones. Ms all de cualquier duda razonable, los choques casi
siempre ocurren dentro de las civilizaciones, en palabras de Katzenstain (2010: p.13)
Al replantearse el anlisis de las civilizaciones, no slo debe considerarse la propuesta
de Huntington, quien insisti en se concepto unitario de civilizaciones. Los liberales
siguen una lgica inversa. A diferencia de Huntington, ellos son a menudo ms
dispuestos a reconocer la existencia de programas culturales en una sola civilizacin.
Adicionalmente, intentan evitar que se singularice o se estandarice un concepto de
conducta intercivilizacional, bajo un estereotipo de buenos y malos.
Katzestein estima que un punto de partida obligado en este sentido, radica en
profundizar sobre conceptos claves en las civilizaciones, as como intentar abordar la
esencia de la tensin civilizacional. En este sentido, cuestiona lo que se ha llamado la
ilusin de la singularidad es decir, no se debe pensar nicamente en conceptos
unitarios y en las teoras tradicionales, en virtud de que hay que reconocer la
complejidad existente en el mundo la poltica, de los procesos de cambio, a fin de
optar por las estrategias polticas adecuadas (p. 12).
Las civilizaciones estn basadas en formas urbanas de vida y en una divisin de
trabajo. Existe una perspectiva fundamental sobre la civilizacin. Katzestein plantea
la visin plural de las civilizaciones, partiendo de su concepcin como un sistema de
conocimientos y prcticas que se diferencian y se enlazan, en un competitivo sistema
internacional con sus respectivas manifestaciones religiosas y literarias.
En este contexto, resulta pertinente detenerse en dos trabajos que han sido
particularmente esclarecedores para entender este asunto. Estos son Occidentalismo
- Una breve historia de anti-occidentalismo (2004) de Buruma y Margalit y el libro
Orientalismo de Said (1979).
A juicio de quien elabora este Trabajo, ambas posturas sobre las civilizaciones,
tienden a facilitar el anlisis, ms que a problematizarlo, lo cual es casi que obligado
en una realidad complicada por rgidas ideas preconcebidas. La definicin de
problemas polticos y las soluciones, deben pasar por no dar por sentado, lo que debe
ser cuestionado.
El trabajo de Buruma y Margalit parte de una reflexin crtica sobre los orgenes de los
puntos de vista anti-occidentales y las formas que han adoptado. Si bien en
Orientalismo, Said se centra en creencias generalizadas y suposiciones sobre el
Oriente, Occidentalismo examina sobre visiones comunes, negativas, asociadas con
Occidente.
En palabras de Buruma y Margalit (2004: p. 15) cada quien tiene distintas razones
para odiar a Occidente. No es posible amontonar a los enemigos izquierdistas del
imperialismo estadounidense en el mismo saco que los islamistas radicales. Ambos
grupos detestan la penetracin global de la cultura y del poder empresarial
norteamericano, pero sus finalidades polticas no se podran comparar con provecho.
Se asume que los autores proporcionan una mirada en conjunto de un tema, que
posee una gran relevancia en el rea de las Ciencias Sociales para el siglo XXI,
considerando la frecuencia con la que se habla de posturas antioccidentales, sobre
todo en dcadas anteriores. La imagen deshumanizadora de Occidente que pintan sus
detractores, es precisamente lo que se ha denominado como occidentalismo. Insisten
en examinar este racimo de prejuicios y rastrear sus races histricas (p.16).
Esta actual tendencia puede ser explicada principalmente por las repercusiones de
procesos como las migraciones en el marco de la globalizacin, en el contexto de
polticas culturales vinculadas a Estados Unidos y Gran Bretaa, reconocidos como los
eptomes de Occidente.
Hacen una revisin histrica, intentando demostrar cun profundamente entrelazadas
se encuentran las ideas que se tiene de lo occidental y de lo oriental, al tiempo que
estiman que tanto una como otra visin, no son necesariamente un producto exclusivo
mutuo.
En sus palabras, una forma de describir el occidentalismo, sera rastrear la historia de
todos sus engarces y solapamientos, desde la Contrarreforma hasta la Contra-
Ilustracin en Europa, pasando por muchas variedades del fascismo y del
nacionalsocialismo, que se han dado en Oriente y Occidente, hasta llegar al
anticapitalismo y la antiglobalizacin y, por ltimo, los extremismos religiosos que hoy
atruenan en tantos lugares (p.21)
La hostilidad hacia la nocin de ciudad, es un aspecto del occidentalismo, que alcanz
un clmax impactante en el marco del 11 de septiembre de 2001 en el ataque a Nueva
York, ciudad caracterizada por el comercio, el capitalismo y el cosmopolitismo. En sus
palabras, Nueva York se haba convertido en una suerte de la Babilonia Moderna.
El mundo occidental es presentado como adicto al materialismo, criticado por el
islamismo, que es la religin principal, fuente de crticas del occidentalismo hoy en
da. Para dichos autores, el Islam ha conllevado a pensar en el Occidente como
salvajes: adorando al falso dios del materialismo. Se convierte as en el mal, mientras
que los creyentes genuinos son vistos como buenos y puros.
Buruma y Margalit intentan demostrar que el Occidentalismo tiene una larga historia,
que en gran parte se origin en el Oriente. Su trabajo recoge dos siglos de las ideas
anti-occidentales, en el cual sostienen que la hostilidad de los extremistas islmicos
hacia los Estados Unidos no es sino la manifestacin ms reciente de una tensin
siempre presente en la historia. Lo llaman el grupo de los prejuicios y las imgenes
poco favorecedoras de Occidente por parte de sus enemigos. Posteriormente
aparecen temas vinculados directamente a otras variantes del occidentalismo: el
pecado y el desarraigo de la vida urbana, la corrupcin del espritu humano en una
sociedad materialista, impulsado por el mercado.
Continuando con la estructura de la obra analizada, estudian a los enemigos de
Occidente, porque bajo la premisa de que sin el entendimiento profundo de quienes
odian a Occidente, no se puede tener la esperanza de impedir que destruyan a la
humanidad. Se preguntan: Quines son? A lo largo del tiempo lo han sido muchos,
algunos de los cuales, como Japn, han terminado formando parte acabado formado
parte del Occidente que atacaban. En el pasado ms reciente han sido los
totalitarismos fascistas y comunistas. Y, en la actualidad, fundamentalmente, los
grandes enemigos son aquellos que confunden y mezclan la autoridad religiosa con el
poder poltico: sin duda los regmenes islmicos, que ambos autores critican con
contundencia. En sus palabras, el Islam fue una idea revolucionaria enroscada en el
fondo en una revolucin secularista, que ha asesinado a miles de rabes (p.150).
Estiman, que si se lleva a cabo una investigacin profunda sobre los estereotipos
hostiles del mundo occidental que alimentan el odio de movimientos tales como Al
Qaeda, se encontrar que an cuando el virus anti-occidental halla su razn en
determinadas partes del mundo islmico, tiene en realidad, sus orgenes en el propio
Occidente.
No se aventuran a dar posibles respuestas, y explican que la repugnancia por
Occidente, e incluso el odio a Occidente no es s misma una cuestin de gravedad;
algo si pareciera quedar claro en su estudio: pase lo que pase, se puede desenvolver
como un drama histrico largo y violento. (p.152)
Las conclusiones a las cuales llegan, lucen como recomendaciones sobre los que no debe pensarse al
abordar esta problemtica. La primera es que Occidente no est en guerra con el Islam. Por el contrario,
es precisamente dentro del mundo musulmn donde fundamentalmente se desarrolla el enfrentamiento.
Advierte que hay que rehuir la parlisis de la culpa por el pasado colonial; asumirlo s, pero se trata de
no ser condescendientes con quienes cometan crmenes basndose en este precepto, (en todos los
pases se puede encontrar, tanto en la actualidad como a lo largo de la historia,
emanaciones occidentalistas); por otra parte, es un error considerar la religin organizada como el
principal problema, al contrario, aunque las garantas no son totales, puede funcionar.
Finalmente, precisan que el odio a Occidente no es en s mismo una cuestin grave, el occidentalismo se
torna peligroso cuando se une a un poder poltico dictatorial, cuya ideologa se alimenta de ese tipo de
resentimiento.
Contrariamente a lo que podra pensarse, en "Orientalismo" Said (1979) no hace un
relato de viajeros europeos por Egipto y otros pases rabes: muestra una realidad
mucho ms compleja. As lo narra extraordinariamente, Juan Goytisolo en el prlogo
de dicho libro (versin en espaol). Said va mucho ms all, cuando explora el
universo rabe musulmn, en un trabajo que recoge diferentes facetas, que se debate
entre la ficcin y la realidad.
Para Said, el orientalismo no es una estructura de mentiras o de mitos que se
desvaneceran si dijramos la verdad (p.26). El autor propone concebir al
Orientalismo, como una suerte de disciplina sistemtica a travs de la cual la cultura
europea ha sido capaz de manipular e incluso dirigir Oriente, desde un punto de vista
poltico, sociolgico, militar, ideolgico, cientfico e imaginario, a partir del perodo
posterior a la Ilustracin.
Correspondera propiamente a un discurso, o como el mismo autor seala, a "la
distribucin de cierta conciencia geopoltica en unos textos estticos, eruditos,
econmicos, sociolgicos, histricos y filolgicos" sumada a un conjunto de sueos,
imgenes y vocabularios que se encuentran a disposicin de cualquiera que quiera
hablar de lo que se encuentra al este de una lnea de demarcacin geogrfica tan
arbitraria como inflexible, que imaginariamente divide el mundo entre dos bloques
principales, Oriente y Occidente - "ellos" y "nosotros"- (p.27).
Se comparte que el trabajo titulado: "Orientalismo" se funda sobre una base terica
segn la cual, literatura y cultura no son "inocentes" poltica e histricamente
hablando y que debe ser analizadas en forma conjunta para ser mejor comprendidas.
A juicio de Said, no hay nada parecido a una idea inocente sobre "Oriente". Por el
contrario, uno de los propsitos de "Orientalismo" es demostrar cmo ha existido una
completa red de intereses que inevitablemente se ponen en funcionamiento Prueba de
lo anterior, es el Islam. Tras reafirmar que ha estado mal representado en Occidente,
Said argumenta que existe un sistema organizado, un pozo de intereses que han
propuesto un puado de ideas bsicas y bsicamente inmutables sobre el Islam, que
slo lo han presentado errneamente como una religin, sin ofrecer ninguna idea
colectiva del Islam como historia (pp.398-399).
Esta reflexin le lleva a concluir que las representaciones deben ocupar su sitio en el
marco de una tradicin de pensamiento que viene determinada por la historia, y por
una tradicin comn de discurso. Persiste en el autor, la idea de revisar y reformular
unas experiencias histricas, y aunque las desigualdades persistan, el Orientalismo
seguir siendo la razn de su inters, como fenmeno cultural y poltico (p.461).
Desde una ptica analtica, ambas posturas -Occidentalismo y Orientalismo- dan
cuenta de la importancia que reviste adoptar una visin pluralista de las civilizaciones,
que debe ser reforzada por el contexto en el cual se integran y del manejo que hagan
de conceptos que las identifican. Hay valores compartidos como el intento de alcanzar
el bienestar, que es una prerrogativa inherente a cualquier civilizacin
Una aproximacin adecuada de las civilizaciones debe estar concebida sobre la base
de sistemas ms o menos integrados, que generan debates y controversias. Las
civilizaciones en un sentido amplio, deben reconocer la existencia de valores
compartidos. Tal concepcin pluralista de la civilizacin, est en sintona con el
surgimiento de nuevas fuerzas, culturales y polticas, que reflejan precisamente la
riqueza de las diferentes civilizaciones.
Finalmente, hay que destacar la importancia que ha adquirido lo cultural y lo
civilizacional en el contexto de las relaciones internacionales. Las civilizaciones
deben ser asumidas en el actual contexto global, donde es si bien es cierto, resulta
muy importantes el conocimiento y la tecnologa, debe reconocerse su relevancia
como unidades de anlisis, sin perder su carcter distintivo.
Eisenstadt (2002) ha denominado lo anterior como modernidades mltiples a fin de
superar la visin de concebir al mundo en trminos unitarios. Se debe trascender a
discusiones ms profundas sobre el tema y aunque no puede ser calificada como una
postura terica acabada, la discusin sobre la cultura, identidad y civilizacin, ha
cobrado un renovado inters en el rea.
CAPITULO CUATRO. LA PERSPECTIVA DISCIPLINARIA.
Este articulo, ofrece la oportunidad para analizar, la existencia de una disciplina, con
la cual se est en contacto a diario. Stanley Hoffmann (1987) seal ms de veinte
aos atrs, que los estudiantes de Relaciones Internacionales tenan dos motivos para
estar insatisfechos: el estado del mundo y el estado de la disciplina. Hoy es posible
afirmar que existen menos razones para estar insatisfechos, no porque el estado del
mundo sea motivo de alegra, sino porque la disciplina de Relaciones Internacionales,
ha propuesto debates significativos, en los planos epistemolgicos, ontolgicos y
metodolgicos.
Las Relaciones Internacionales es una disciplina en ascenso. El fin de la Guerra Fra,
la globalizacin, la integracin y los atentados del 11 de septiembre de 2001, han
motivado no slo a que se origine un gran inters, en contarle al mundo acerca del
mundo, sino que se replantee hacia donde se dirige la actual discusin terica en este
mbito, que es el tema central de esta investigacin.
Persisten algunas discusiones en esta rea: an se sigue haciendo alusin a la
supuesta juventud de la disciplina; otros dudan de su autonoma; algunos de su
objeto de estudio y otros la ven como la codificacin terica de polticas de poder
llevadas a cabo por los estados ms poderosos y por lo tanto de poca utilidad para la
gran mayora de los Estados.
Buzan y Little (2001:p.19) sugieren que ms all de estos discusiones, lo importante
es que en definitiva RRII sirve como un claro espacio de identidad para una
comunidad intelectual que abarca varios miles de personas.
Weaver (2004) apunta que la disciplina RRII, est conformada por un nmero
relativamente limitado de propuestas tericas y paradigmas que han definido los
debates existentes.
En todo caso, la estructura de la disciplina puede ser examinada de maneras diversas
y de acuerdo a diferentes criterios. En el Captulo I Introductorio, ya se hizo mencin
de los principales debates existentes.
Un informe publicado por rea de Teora de las Relaciones Internacionales del
Instituto de Investigacin en Ciencias Sociales (IDICSO) de la Universidad del
Salvador, Argentina (2005), se presenta la evolucin terica de la disciplina, en lo que
denominan cinco escenas. Por su gran potencial explicativo, - sin ser excluyente con
la ya conocida metodologa de los debates -sern resumidas a continuacin, para
posteriormente abordar el estado actual de la discusin para las Relaciones
Internacionales.
Primera escena. Se forma el campo en los Estados Unidos, luego de la Segunda
Guerra Mundial y debido a un conjunto de contextos polticos, culturas institucionales y
predisposiciones intelectuales (Hoffmann, 1987). En su etapa inicial, el campo gener
dos posiciones. Por un lado, apareci el Anlisis de Poltica Exterior (APE). Por el otro,
los estudios de Poltica Internacional (PI).
El APE intent investigar la poltica exterior de los estados a partir de los atributos
internos al estado: tipo de rgimen, burocracia, percepciones de la elite, el rol del
lobby, etc. Los analistas de PI intentaron investigar la poltica exterior de los estados a
partir de los atributos del sistema internacional: distribucin de poder entre los estados;
el rol de las instituciones internacionales o el rol de la interdependencia econmica. El
centro del campo fue ocupado por la perspectiva realista en Relaciones
Internacionales. La perspectiva idealista fue superada, por pensar la realidad
internacional en funcin del deber ser y no del es.
Segunda escena. El campo fue adquiriendo cada vez ms una epistemologa holista y
un concepto de ciencia asociado con la nocin de sistema. En este lenguaje, el
Anlisis de Poltica Exterior sera reduccionista porque intentaba estudiar el todo (el
sistema internacional) a partir del conocimiento de las partes (los estados). La Poltica
Internacional sera sistmica porque intentaba estudiar a las partes a partir de la
comprensin del todo, para Waltz (1979).
De esta manera, el APE quedara desacreditado como reduccionista y por lo tanto
como poco cientfico. La disciplina concluy que una teora no es sobre todo, sino
sobre algo y que para comprender la naturaleza de la poltica internacional era
necesario tomar a los estados como actores dados y no problematizarlos: no podra
haber teora sistmica si al mismo tiempo se intentaba desconstruir las unidades. Las
teoras sistmicas (realistas y liberales) ocuparon el monopolio de la produccin
cientfica. El marxismo qued excluido por no incorporar categoras fundacionales de
la disciplina.
Tercera escena. Tanto el realismo como el liberalismo se convirtieron entonces en las
teoras sistmicas dominantes, esta vez bajo la etiqueta de neorrealismo y
neoliberalismo, siendo representadas por Waltz (1988) y Keohane (1993)
sucesivamente.
Ambas asumieron una epistemologa positivista. Compartieron las caractersticas del
estado como un actor egosta, unitario, racional y cuyo objetivo es maximizar
beneficios en un mundo anrquico. La diferencia pas ms que nada por el rol de las
instituciones internacionales o la interdependencia en disminuir el conflicto entre
Estados, segn Baldwin (1993).
Para el realismo, la poltica internacional es un juego de poder y repeticin en donde
los estados participan en el juego de la auto-ayuda. Para los liberales, la poltica
internacional es un juego de poder, pero el progreso es posible y los estados pueden
jugar el juego de la especializacin internacional bajo esquemas cooperativos. Se
estabiliza la propuesta de los Regmenes Internacionales, en el marco del dialogo
Neo-Neo.
Cuarta escena. Comienzan a aparecer nuevos enfoques tericos que problematizaron
la nocin de anarqua, en lo sostenido por Wendt (1992), de positivismo por parte
de Smith (1996). Estas perspectivas aparecieron bajo varios nombres: post-
estructuralismo, feminismo, constructivismo, entre otras. La identidad y la seguridad
comenzaron a ocupar un lugar central en esta nueva agenda terica. Para estas
perspectivas, problematizar acerca de la identidad, haca necesario entender al estado
como agente social.
Quinta escena. El campo qued estructurado a partir de tres macro perspectivas.
Weaver (1996) plantea que los liberales y realistas reflexionaron que lo que los une es
ms fuerte que lo que los distingue entre s y conformaron una suerte de sntesis
terica o alianza estratgica.
Una segunda perspectiva se presenta como la ms radical y se estructur a partir del
pensamiento de tericos ajenos a la disciplina, como Michel Foucault o Jacques
Derrid. Una tercera perspectiva (el constructivismo) adopt la estrategia de
alternativa intermedia, y se propuso investigar las relaciones internacionales
combinando una epistemologa positivista (como los realistas y liberales) con una
ontologa post-positivista (como los post-estructuralistas).
Tanto las perspectivas constructivistas como el post-estructuralismo han iniciado un
regreso al estado como unidad de anlisis. El campo est dejando de estar dominado
por las teoras sistmicas. Se observa una vuelta a los Anlisis de Poltica Exterior,
pero esta vez no en trminos institucionales ni sistmicos sino a partir de los
conceptos constructivistas y post-estructuralistas de identidad, gnero, discurso,
comunidades epistmicas, etc.
La Discusin Actual.
Durante los ltimos aos, se producido un marcado inters por la Historia Disciplinaria
de las relaciones internacionales, ensamblando discusiones ya olvidadas,
desempolvando publicaciones no ledas, ofreciendo nuevas perspectivas a viejas
preguntas. Duncan Bell, (2009), en su artculo titulado Ms all de la historia de la
disciplina, explora algunas de las ventajas y de las trampas que supone, analizar la
existencia misma de las modernas ciencias sociales.
Para Bell, (2009: p.4), la historia intelectual de relaciones internacionales ha asumido
varias formas en su evolucin, centradas en el estudio de figuras importantes en la
historia del pensamiento poltico, incluyendo Hobbes, Rousseau, Kant, entre otros; o
en las concepciones de guerra, actores, dominacin imperial y de capitalismo global.
Las Relaciones internacionales tienen una historia relativamente breve, han madurado
bastante y su produccin terica contina deviniendo de la existencia de enfoques de
otras disciplinas.
Los paradigmas dominantes han cambiado con el paso del tiempo como resultado del
ajuste a la realidad, pero tambin de la influencia de nuevas ideas que estn
repercutiendo en el acontecer internacional. Cada nueva tendencia tiene diferencias
en torno a sus unidades de anlisis, sus marcos conceptuales y mecanismos de
accin.
El proceso globalizador ha creado espacios para estas nuevas alternativas tericas.
Pareciera que en todas ellas converge la necesidad de dar una mejor explicacin al
orden internacional existente que responda a las urgencias y necesidades del sistema
internacional en aras de una mejor gobernabilidad global.
Toda esta dinmica, incide en mayor o menor medida de acuerdo al contexto
institucional de cada pas y al grado de fortaleza que tengan para hacer frente a estas
transformaciones, que son particularmente dramticas en reas como la poltica
exterior y poltica econmica. Este impacto, estar altamente condicionado por las
experiencias histricas y grado de desarrollo de los Estados, en un mundo
caracterizado por el avance tecnolgico, en el cual la velocidad como vector de poltica
y poder ha desplazado al tiempo y el espacio.
En este contexto, Elsa Cardozo (2009:p.10) ha sealado la presencia ineludible de lo
No-Estatal. Se han multiplicado asuntos e iniciativas ante las cuales el estado es
insuficiente, en ocasiones disfuncional y en ciertos casos innecesarios para el fluir de
relaciones y procesos en los que se difuminan las fronteras entre lo nacional y lo
internacional.
Existen actores muy diversos y de todas las gamas: Estados, empresas
multinacionales, organizaciones regionales, grupos sociales, Organizaciones No
Gubernamentales, individuos. Se habla de la transicin de una matriz estatocntrica a
una sociocntrica, en el manejo de los asuntos pblicos.
La poltica mundial, no puede ser analizada con las herramientas tradicionales que se
han manejado en las relaciones internacionales. Siguiendo a Romero (2009:p.45) ha
habido continuidad, pero tambin cambio. Los Estados comparten su rol con actores
transnacionales, supra-estatales, en el marco de una interdependencia compleja y
asimtrica. Hay que destacar, que en esa transicin, el mundo slo puede ser
conocido a travs de una visin amplia del fenmeno poltico. El Estado deja de tener
el monopolio de la representacin de su comunidad poltica, lo cual implica replantear
aspectos como la democracia,
Conviene detenerse en el impacto de lo anterior para Amrica Latina; en tanto se
sostiene que el enfoque dominante de la disciplina para la regin, no se ha ajustado
plenamente a una mirada crtica desde los pases latinoamericanos. Es necesario
cuestionar la aplicabilidad de conceptos y su eventual redefinicin, con el nico objeto
de entender mejor la realidad.
No resulta sencillo comprender la importancia de un aporte local, en virtud de que en
relaciones internacionales, significa romper con diseos establecidos y asumir, que en
muchos casos, la condicin de pases en vas de desarrollo es producto de
desaciertos propios y de la imposibilidad de reunir las condiciones para salir de sa
situacin, tal como acota Falomirt (2009: p.166).
Desde una perspectiva amplia, el campo terico de las Relaciones internacionales se
ha bifurcado: La sntesis realista/liberal sigue predominando en Estados Unidos; el
Post-estructuralismo permanece en Europa y el Constructivismo Social sigue ganado
partidarios en todo el mundo.
Buzan y Little (2001,p:32) realizan un planteamiento muy interesante, al asegurar que
las Relaciones Internacionales son una disciplina que importa mucho ms de lo que
exporta no slo en lo que respecta a autores y conceptos, sino tambin con relacin a
los debates:
La teora realista import de Tucdides, Maquiavelo y Hobbes. Las teoras
liberales hicieron lo propio con Locke, Kant o Adam Smith. El realismo
estructural se apropi de conceptos econmicos y sociolgicos
Durkheimianos La idea de sistema internacional surgi en un
momento en donde las Ciencias Sociales mostraban una clara
preferencia por los abordajes sistmicos. El constructivismo a su vez
tom elementos de la Psicologa Social, la Sociologa o la Lingstica. Los
post-estructuralistas basaron sus crticas al realismo a partir de autores
como Michel Foucault o Jacques Derrida. Pero RRII no slo import
autores y conceptos sino tambin debates enteros entre, por ejemplo,
realistas versus idealistas, sistmicos versus reduccionistas, materialistas
versus ideacionistas, positivismo versus post-positivismo o el debate
agente/estructura. Estos debates han reproducido oposiciones
intelectuales formadas en el pasado y dentro de contextos diferentes,
careciendo en muchos casos del conocimiento que les da lugar en primer
lugar.
En este orden de ideas, cabe preguntarse si las Relaciones Internacionales, tiene el
monopolio en la produccin de conocimientos y conceptos sobre relaciones
internacionales? Quizs no haya respuesta concreta para esta interrogante, lo que si
luce claro es que se sigue apuntando hacia un espectro multidisiciplinario, el cual se
nutre del abordaje que de lo internacional, hacen otras reas de estudio.
Lo anterior, coloca en primer plano, un asunto de Inters Permanente: la existencia de
un cuerpo propio de conocimientos que la habilitan como un campo autnomo. Esta
inquietud, que data desde su aparicin como disciplina, es producto de una reflexin
profunda acerca del status epistemolgico.
Por ltimo, merece la pena destacar algunas de las idea central planteada por Fred
Halliday (2009), en su discurso de despedida, concluyendo veinticinco aos
enseando en la London School of Economics and Political Science, en el cual
analiza aspectos de la realidad cambiante y del contexto intelectual de Relaciones
Internacionales. Para el autor, hoy es el momento para analizar sobre la necesidad y
la vitalidad de la reflexin acadmica sobre las relaciones internacionales. Reconoce
que se debe trascender el pensamiento convencional en el tema de la globalizacin,
abordar tpicos como la sociedad civil global. Afirma, que por encima de cualquier
consideracin, las Relaciones Internacionales deben asumir la complejidad de un
compromiso con los valores mundiales. (2009:p.47).
La poltica mundial ha cambiado significativamente, esto implica transformaciones en
la forma en que se piensa sobre las relaciones internacionales. Es importante
considerar los cambios globales y su influencia sobre el conocimiento y lo cotidiano.
En la realidad, analistas e instituciones utilizan de manera entremezclada y constitutiva
las ideas y las circunstancias prcticas y materiales. Sin embargo, vale la pena
abordar estos cambios desde una perspectiva disciplinaria, mediante la dilucidacin y
la interaccin terica y prctica.
CAPITULO V. CONCLUSIONES.
Siempre habr historias que contar de las relaciones internacionales. Unas, vinculadas
a las estructuras, y procesos, y otras que relacionadas con enfoques, teoras y
tendencias. Ambas han dominado la disciplina, sin olvidar los significados que las
relaciones internacionales tienen para los Estados y para otros actores de la poltica
mundial.
En cualquier intento de aproximacin terica que se haga a este mbito, estar
siempre presente el tema de los Debates. Romero (2008, p: 25) sostiene que han
jugado un papel de especial importancia en la Teora de las Relaciones
Internacionales y est presente en los pensa de estudios de los cada da ms
numerosos programas universitarios sobre el rea. Sin embargo, en el mundo, existe
un variado reservorio de escuelas, autores y perspectivas que van mucho ms all de
los lmites de esos debates.
Adicionalmente, se estaba evolucionado hacia una Disciplina, que exhiba una suerte
de estabilidad terica, de su enriquecimiento por otras reas del conocimiento, lo que
la convierte en un terreno mixto y cambiante. Se asiste a la convergencia de las
Relaciones Internacionales con la filosofa del conocimiento, que no slo ha conllevado
a slidas crticas hacia el positivismo y los enfoques emprico analticos en sus
pretensiones de explicar la realidad, sino que se haba generado una nueva agenda
con especial nfasis en el lenguaje, y en la construccin de identidades y significados
en todas sus formas.
Lo anterior dio lugar a la conformacin del llamado Cuarto Debate, el cual sugera la
superacin de concepciones que separaba lo externo de lo interno, de la posibilidad de
un inters nacional y una anarqua mundial y en dnde se justificaba la imagen de la
bola de billar. Del otro lado, y desde una visin contraria, se defenda la primaca de
la norma sobre el poder, de la cooperacin sobre el conflicto y de las ideas sobre el
pragmatismo. (Salomn, 2002).
Para fines de la dcada de los noventa, surgi paulatinamente las bases para un
retorno del Realismo puro en diversos programas universitarios de docencia y de
investigacin, as como en interesantes publicaciones que invitaban a repensar el
estado de la Disciplina, a defenderla de quienes estaban decretando su extincin, por
quedarse aparentemente sin objeto de estudio: las relaciones internacionales entre
Estados y motivando una discusin sobre el poder; entendido este factor como la base
central de la poltica. (Nau, 2002).
Los sucesos del 11-S le dieron un empujn significativo a estas propuestas, aunque no
influy de manera determinante en la posibilidad de un retorno al enfoque realista. La
agenda internacional, exhiba la presencia de los hard issues, no slo