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Judíos fuera del judiómetro

Date post: 28-Sep-2015
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Aquí declaramos que existe una judeidad inadvertida.Un lugar común dice que los jóvenes continuaremos el judaísmo si hemos transcurrido nuestra infancia por los caminos institucionales tradicionales. Pero, en nuestras entrevistas con jóvenes judíos, encontramos que ese supuesto no se verifica.Traemos una condición; podemos hacernos cargo de ella o no. Los modos como lo hacemos son singulares: las instituciones no logran inducir los que ellas esperan. Y nosotros emprendemos recorridos imprevistos por lo judío. Separados de caminos como la marketinización y la institucionalización, como la religión y la renegación, y a la vez entre ellos, nuestros recorridos ponen un elemento nuevo en la escena: una conexión singular con lo judío.Ahora bien, eso que ponen, ¿qué propone? Una judeidad inadvertida, distanciada tal vez del Estado, del templo y de la institución, pero no de lo judío.Se nos plantea a estos jóvenes, que hacemos recorridos dispersos, imprevistos por el judaísmo establecido y que nos relacionamos con lo judío de un modo imprevisible por ese judaísmo, pensar conjuntamente nuestros recorridos. Pensar si lo que ponemos dispersamente por ahí puede cohesionarse como algo que ponemos colectivamente y, por lo tanto, proponemos a los judíos.Aquí declaramos que existe una judeidad que no se apoya en la moral (del judaísmo) sino que comienza con una ética de la conexión (con lo judío).Hacemos un recorrido singular; podemos hacernos cargo de él o no. ¿Cómo hacerlo?
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fuera del judiómetro
Transcript

Jvenes judos fuera del judimetro

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fuera del judimetro

Jvenes judosfuera del judimetro

Entrever una experienciapor Pablo HupertM. Moore: Qu les diras a los chicos?

M. Manson:No les dira nada. Escuchara lo que tienen para decir, que es lo que nadie hizo.De la pelcula Bowling for ColumbineLa antigua comida juda era siempre muy abundante, y los judos se dividan en dos grupos, los que la asimilaban y los que no la asimilaban.

De las Cosas que Rudy pensaba cuando iba al shuleEn estos tiempos, si no hay pensamiento no hay experiencia humana.

Ignacio Lewkowicz

Resumen:

Aqu declaramos que existe una judeidad inadvertida. Un lugar comn dice que los jvenes continuaremos el judasmo si hemos transcurrido nuestra infancia por los caminos institucionales tradicionales. Pero, en nuestras entrevistas con jvenes judos, encontramos que ese supuesto no se verifica.

Traemos una condicin; podemos hacernos cargo de ella o no. Los modos como lo hacemos son singulares: las instituciones no logran inducir los que ellas esperan. Y nosotros emprendemos recorridos imprevistos por lo judo. Separados de caminos como la marketinizacin y la institucionalizacin, como la religin y la renegacin, y a la vez entre ellos, nuestros recorridos ponen un elemento nuevo en la escena: una conexin singular con lo judo.

Ahora bien, eso que ponen, qu propone? Una judeidad inadvertida, distanciada tal vez del Estado, del templo y de la institucin, pero no de lo judo.

Se nos plantea a estos jvenes, que hacemos recorridos dispersos, imprevistos por el judasmo establecido y que nos relacionamos con lo judo de un modo imprevisible por ese judasmo, pensar conjuntamente nuestros recorridos. Pensar si lo que ponemos dispersamente por ah puede cohesionarse como algo que ponemos colectivamente y, por lo tanto, proponemos a los judos.

Aqu declaramos que existe una judeidad que no se apoya en la moral (del judasmo) sino que comienza con una tica de la conexin (con lo judo).

Hacemos un recorrido singular; podemos hacernos cargo de l o no. Cmo hacerlo?

41.Hay una brecha

6No hay dilogo entre jvenes y viejos.

8Concordantemente, hay desconcierto en el judasmo tradicional.

9Tesis

92.Los supuestos tradicionales sobre el judasmo y la juventud juda impiden pensar la brecha

9No hay una juventud rebelde contra una tirana gerontocrtica.

11La institucionalizacin de los prvulos no asegura los recorridos de los jvenes.

11Hiperlinkeos

12Trnsitos singulares.

15Los tpicos del acercamiento y el alejamiento perdieron su validez

17Hay recorridos judos fuera de la cebolla

17Las prcticas de afuera del judimetro configuran otra judeidad.

223.Posicionarnos en lo efectivo.

22Qu hacer en, y no con, la brecha.

23Lo puesto y lo propuesto.

23Se nos abre la dimensin tica.

254.Responsabilizarnos por los recorridos singulares: Nosotros

Un fantasma recorre el judasmo: el fantasma de la juventud. Es hora de que los jvenes hablen por s mismos.Mire esos muchachos, noms: se dicen judos! Dicen que Israel no es su Estado. Nunca van al templo, comen harina en Psaj, no hablan hebreo, ni dish ni ladino gracias, si se renen para alguna festividad. Tampoco buscan pareja juda, ni piensan circuncidar a sus hijos ni darles educacin juda Y se dicen judos!Yo no s cmo vamos a terminar. Las instituciones tendran que hacer algo para acercarlos.

Eso es lo que yo digo.

El dilogo es ficticio, pero podramos escucharlo en cualquier pasillo institucional judo. Y, de hecho, ya lo hemos odo alguna vez.

Los jvenes no satisfacemos las expectativas de los abuelos consabida novedad. Algunos jvenes judos, a la vez que nos autodefinimos judos, prescindimos de la religin juda, el nacionalismo o el folklore judos al declarar nuestra judeidad. Llegados al tpico de la continuidad, tampoco incluimos la bsqueda de la continuidad del judasmo a travs de los tiempos como rasgo definitorio de nuestra judeidad. Para nosotros, ser judo no depende de un mandato milenario, sino de desearlo. La continuidad no es el mvil inicial, sino a lo sumo una consecuencia de un deseo de conexin.

Existe un instrumento de medicin que los judos solemos usar sin saberlo. Se llama judimetro, y su aplicacin suministra conclusiones como las que siguen: l no es tan judo como yo, esa gente es muy juda, pero los de la otra cuadra son mucho ms judos todava, yo no soy tan judo, y as por el estilo. La unidad de medida de este instrumento no est muy clara; ocurre que el judimetro no mide tanto una cantidad como una intensidad, un nivel de intimidad con lo que se ubica en la cima de la escala del instrumento. El judimetro es una escala de valores que juzga cunto observamos los valores judos establecidos. Grosso modo, en la cima se ubica el judo religioso y sionista que habla hebreo y observa cabalmente las tradiciones judas, busca la continuidad del judasmo, etc.Si a estos jvenes nos preguntan en qu punto del judimetro nos ubicamos, respondemos que en realidad, no lo podra medir en trminos de arriba y abajo en el judimetro Estoy en otro camino: es como una tercera dimensin que atraviesa Subo y bajo totalmente y constantemente y no tengo un ms lejos o ms cerca; es otra cosa, es paralelo o alabeado.

1. Hay una brechaCuando en los medios institucionales judos se habla de la cuestin de la juventud juda, se est asumiendo que existe una brecha entre la lnea de conducta que se espera que la juventud siga y la lnea que efectivamente sigue esa juventud. Se habla tambin de reducir esa brecha que hay entre la lnea esperada y la efectivamente dada, entre la lnea indicada como conducta juda correcta y la lnea de conducta verificable entre los jvenes judos. La pregunta de las instituciones que sin demasiada metfora podemos llamar la pregunta de los viejos es: Cmo reducir esa brecha?". La pregunta de los jvenes que seguimos una lnea no esperada no es qu hacer con esa brecha sino qu hacer en este lado de la brecha, en el punto en que estamos, en nuestro a distancia de la lnea esperada. En este trabajo proponemos que lo que tenemos que hacer es afirmarla y afirmarnos ah, vale decir, pensar lo judo a partir de nuestra posicin y no nuestra posicin a partir del judasmo establecido.Podemos plantearlo tomando una imagen muy difundida, la que imagina la comunidad juda como una cebolla, cuyas capas ms externas tienen una relacin ms dbil con el judasmo que las ms internas. O la que anlogamente imagina crculos concntricos. Las comunidades judas en la Dispora estn constituidas por una serie de crculos concntricos Los miembros ubicados en el ncleo poseen un grado mximo de interaccin endogrupal y un mnimo de interaccin con el exogrupo. Aqullos ubicados en la periferia presentan por lo contrario amplios mrgenes para la interaccin exogrupal, y poco intercambio endogrupal. La normatividad, al ser debilitada y fragmentaria, no logra imponerse en la periferia del grupo. Los jvenes exteriores al judimetro entrevistados aqu queremos ser judos pero no queremos ser conducidos al ncleo comunitario judo, crculo que alcanza las mayores marcas en el judimetro. Este trabajo, en vez de buscar cmo atraer a los jvenes hacia lo que los judos de adentro del judimetro llaman su ncleo, piensa cul es el ncleo de la judeidad que esos jvenes ejercen. Tal vez no sean judos desteidos y estn proponiendo una recentracin de lo judo.Estos jvenes no buscamos hacernos medibles por el judimetro. Si nuestra posicin respecto del judimetro es otra cosa, entonces aqu pensamos qu cosa es esta posicin. Porque si estamos embarcados en una bsqueda creativa de tratar ser judos de otra forma, y si mezclado con eso tomamos una escala de valores que es la que rechazamos, pero que nos juzga, y nos desaprueba, nos quita las posibilidades de avanzar en esto.

No hay dilogo entre jvenes y viejos.

Ya que estamos hablando de la relacin entre jvenes e instituciones, ya que al hablar de juventud juda ronda el tpico de la continuidad del judasmo, hablemos de la relacin entre el pasado y el presente. Tradicionalmente, el pasado monologaba con el presente. Pongo del lado del pasado todo lo que es acervo, acumulacin de las obras de un grupo humano, su legado. El pasado pueden ser textos, puede ser relato histrico, pueden ser instituciones, abuelos, maestros, pases, muertos, etc. Todo lo que, en suma, viene dado de antes. Ponindonos en un momento actual, el pasado es todo lo que encontramos ya hecho. Del lado del presente, pongo el momento actual; podran ser los jvenes que hoy tenemos entre 18 y 40 aos, o el momento en que buscan integrar a la institucin a los jvenes de entre 18 y 40 aos.

Tradicionalmente, el presente era una prolongacin del pasado. Vale decir, el pasado le daba indicaciones al presente y el presente obedeca. El presente actuaba, como se dice, como una correa de transmisin entre el pasado y el futuro. El presente, cual obediente soldado, acataba las rdenes del pasado y las ejecutaba, transmitiendo as esas rdenes al futuro, a su descendencia. Eso funcionaba, pero tena condiciones de funcionamiento. Nada funciona si no se dan ciertas condiciones. La condicin, en este caso, para que el monlogo del pasado funcionara, era un sistema de lugares ms o menos as: el pasado sabe, el presente aprende; el pasado indica, el presente acata. Lo que vemos es que esa condicin cay. Cay por los dos costados: por un lado, poco sabe el pasado del presente; por otro lado, el presente no escucha al pasado. El presente no est en el lugar de ignorancia a ser subsanada por el saber del pasado, y mucho menos, en el lugar de prolongacin, de obediente soldado o modoso amanuense. As, pues, el presente no quiere continuar acrticamente el pasado: qu es lo que quiere, entonces?As pues, un problema que est habiendo en el campo judo actualmente es un doble problema: por un lado, los viejos y las instituciones, los referentes del pasado, monologan; por otro, los jvenes, los actores del presente, no podemos convertirnos en agentes de nuestro tiempo porque no podemos fundar una voz propia. Podramos decir que los viejos configuran un cierto tipo de gueto que no puede atravesar su muro y entablar una relacin con los jvenes. Se preocupa s por hacer un buen marketing de sus ideas: una imagen amable y modernosa de los contenidos tradicionales del pasado pretende traspasar lo antiguo al presente y al futuro. Es evidente que a travs de este marketing el pasado institucional quiere salir del gueto. Sin embargo, no alcanza con un buen maquillaje. Desde el punto de vista exterior al judimetro, no se trata solamente de cambiar las formas, ni siquiera solamente de cambiar los contenidos, sino que habra que apuntar a los modos en que formas y contenidos se producen. El modo no puede ser ya el de la restauracin, recuperacin y continuacin del pasado, el de la transmisin monolgica.

El presente no es mera correa de transmisin, sin rol activo, propio, singular en esa transmisin, en ese lazo entre las pocas. Se trata de montar los mecanismos prcticos a travs de los cuales el pasado y el presente puedan dialogar, a travs de los cuales los jvenes encontremos un sentido a entablar relacin con los ancestros, y podamos tomar esa relacin como recurso para lanzarnos al exterior del gueto y al futuro. A los jvenes, como se dice, hay que integrarlos, pero ya no parece viable esa integracin que equivala a introducirlos en el gueto en el que el pasado se siente tan a gusto. No puede haber integracin del presente si el pasado no se deja afectar por lo que oye de aqul. No se trata ya de que pasado y presente queden unificados bajo un mismo techo (se donde se refugia el pasado) sino de que pasado y presente se afecten mutuamente, se compongan en el dilogo.A los jvenes ajenos al judimetro nos falta con quin dialogar, pero dialogar radicalmente: no en una conversacin que subsuma nuestra posicin dentro de un circuito instituido, sino en un encuentro que sostenga la diferencia radical de las voces. Es que los humanos somos incompletos: necesitamos a los otros para existir, para pensar. Como los jvenes en general no encontramos con quin hacerlo ni un dispositivo que suministre las condiciones necesarias, encaramos, eventualmente, movimientos dialogantes: Uno viaj a Israel y cada tanto entra a la pgina web de la Agencia Juda de Noticias; aqulla colecciona adornitos de bobes y fotografa judos ortodoxos; aqul investiga el funcionamiento de Jabad Lubavitch; otro asisti a los Festivales de Cine Judo realizados en el Abasto y escribi sobre ellos; otra fue voluntaria de las tareas de rescate cuando el atentado a la AMIA; otro an ha asistido a un kabalat shabat siendo ateo y a conferencias organizadas por Yok; otro, tambin ateo, al morir su padre observ los siete das de shiv, el duelo religioso, asistiendo al templo central de Jabad Lubavitch y por otro lado coordin un seminario sobre judasmo en la institucin juda Hillel. El que suscribe coordina unos talleres de pensamiento de la judeidad actual; todos los entrevistados han consultado o asistido a ellos, con motivaciones como saber qu estn pensando otros o como cuestiones que me desvelan y me gustara poder acercarme. Son tanteos en busca de dilogo. Por otra parte, un par de aos atrs un proyecto llamado Revista de los judos sueltos agrup a unos 10 jvenes con intencin dialogante, jvenes que pretendan conectarse con lo judo sin entrar en el molde del judimetro.Concordantemente, hay desconcierto en el judasmo tradicional.Resumo el artculo de Federico Pipman Judasmo no es slo saberse judo que est en la revista Shofar N1, marzo-abril, 2006. Es un cuentito que trata de un chico, Dan, que estaba muy relacionado con el judasmo: iba al shule, asista a los oficios religiosos y observaba las festividades, adems de hacer su curso de Bar Mitzv. Un buen da, Dan se pregunt: para qu voy al shule? No necesito ir al shule para saber que soy judo. Luego, ms adelante se pregunt: para qu voy al curso de Bar Mitzv? Yo no necesito hacer el Bar Mitzv para saber que soy judo. Ms adelante, se pregunta: para qu voy al shill? No necesito ir para saber que soy judo. Y cada vez que deja una de estas actividades dice podra aprovechar ese tiempo para otra cosa.

Siempre Pipman recalca que los padres lo amaban, lo queran y lo abrazaban y acariciaban. Un da, los padres dejaron de mimarlo y abrazarlo y cuando Dan les pregunta qu ha pasado, si han dejado de quererlo, ellos le dicen: cmo puedes dudarlo? Para qu vamos a seguir hacindolo, si ya lo sabes. Moraleja: no alcanza con saberse judo, pues el judasmo, como el amor, se vive. Pipman o el judasmo establecido recurre a la analoga con la relacin padre-hijo en la que el amor se demuestra no para confirmarlo (no para decirle al amado que es amado, pues eso ya lo sabe) sino para contener al amado, para apuntalar su crecimiento, con el fin de decir: el judasmo no slo se sabe, sino que se practica; y practicarlo nos contiene y contiene al judasmo, pues Jehov no se conforma con saber que nos sentimos judos sino que necesita ver que lo practicamos y que ejercemos cotidianamente nuestro amor por l (con lo cual, infiero, apuntalamos nuestro pacto con l).

Es un relato moralizante, es cierto, pero tambin es sintomtico: muestra, ocultndola bajo un manto de condena, una forma actual de ser judo que reduce la judeidad a saber que uno es judo; y muestra que el judasmo establecido, religioso-hebreo, no sabe cmo manejar esto, cmo pensarlo y repite que el judasmo no es slo saberse judo. Y concluye: si no vivimos el judasmo, somos judos de una dudosa clase.

Vemos el desconcierto de la tradicional forma de judasmo en la que ser judo consista en una cantidad de prcticas realizadas institucionalmente ante el pasaje a un judasmo que pasa por la certeza ntima de que uno lo es, y que puede reducirse a una o dos reuniones anuales para una festividad. Vemos al judasmo tradicional imposibilitado de dialogar con los judos recientes.TesisHay una judeidad distinta a la del judasmo dominante.

Aqu declaramos su existencia.2. Los supuestos tradicionales sobre el judasmo y la juventud juda impiden pensar la brechaNo hay una juventud rebelde contra una tirana gerontocrtica.

Desde que James Dean y los hippies pasaron por el mundo, se considera que juventud y rebelda son sinnimos. Ese supuesto supone dos cosas: una, que los viejos contra los cuales la juventud se rebela han venido gobernando verticalistamente la vida de sta; otra, que la juventud entiende que no puede realizarse si no es rebelndose contra la opresin de los mayores. Joan Manuel Serrat lo pona as: escapad, gente tierna / que esta tierra est enferma.

Pero eso lo deca en 1971. Treinta y cinco aos despus, las dificultades de los jvenes son otras. Se pueden formular como lo hizo Octavio Paz: No me preocupa la lucha contra la tradicin sino la ausencia de tradicin. En palabras de Jaime Barylko, ser joven es enfrentarse con gente que no lo es y que, por tanto, piensa diferente Por miedo a ser represores, los padres se retiran de la escena y dejan a los hijos solos, explicndoles que anhelan que se desarrollen en libertad. No se desarrollan en libertad: crecen en el vaco. Y luego define que el vaco es ausencia de responsabilidad. Como se ver a lo largo de estas pginas, estos jvenes externos al judimetro nos hacemos responsables del vaco de sentido en que estamos: de algo nos tenemos que agarrar ya veremos cmo.La liberacin de la gerontocracia puede darse por hecha. Los que dejaron la tierra que consideraban enferma son por lo general los padres de los jvenes entrevistados. No podemos decir, ancdotas aparte, que estos jvenes se alejen de las instituciones judas. Su lejana es, muchas veces, su punto de partida.

Ahora estos jvenes de fuera del judimetro deben vrselas con el hecho de portar una u otra marca juda indeleble. Si tu apellido termina en zeta, ka, i griega, nunca bien pronunciado, menos que menos bien escrito, sos judo. Sin duda y para siempre. Pero, qu significa ser judo, hoy, ac, en Bs. As, con una familia atea que nunca se encarg de trasmitirte una tradicin? Y deben hacerse responsables del vaco de sentido que rodea a sus marcas. Buscan poner all donde la identidad milenaria se esfuma cimientos de sentido a su sentimiento de judeidad. De algo nos tenemos que agarrar: s, pero no agarramos lo que venga como venga; no queremos comprar paquetes. Este trabajo fue para m un encuentro; con lo que me encontr es con que los jvenes externos al judimetro no nos limitamos a mantener distancia respecto del judasmo instituido sino que buscamos entablar algn tipo de conexin con lo judo. Nos encontramos con que nos conectamos. Esta conexin que a distancia de lo instituido emprendemos es una conexin autnoma, independiente de los valores del judasmo establecido. Las polticas institucionales que buscan incorporarnos al judasmo instituido parecen negar lo que hacemos de judo. Aqu sondeamos la posicin que al conectarnos dibujamos, entendiendo lo que ponemos en lo judo como algo que proponemos a los judos.La institucionalizacin de los prvulos no asegura los recorridos de los jvenes.

Hiperlinkeos.Da tras da, en AMIA se ponen en accin los valores y principios que nos identifican como pueblo El valor de la continuidad lo ponemos en accin por medio de cada alumno que forma parte de la Red Escolar Juda.

Este es el supuesto bsico del recorrido que el imaginario judo establecido imagina que los judos siguen. Que continuarn su vinculacin con el judasmo y continuarn el judasmo si concurren a la escuela hebrea; que no lo harn si no concurren a la escuela hebrea. Ahora bien, lo que vemos es que los recorridos que seguimos son imprevisibles. Por doquier, ciertamente:

Te encontrs con gente que hizo la educacin hebrea desde los dos hasta los dieciocho aos y termina hastiada, y busca pareja mixta casi con revanchismo, o con completo desinters por el tema. O te encontrs con, por ejemplo, una chica de diecisis aos re-activista, que va a una tnu, hace trabajo social, recibe capacitaciones como mor todos los das Y la piba sale con un tano que no es judo hace dos aos. Y planea no hacer ali sino ir a vivir al Sur argentino. Una amiga fue toda su vida a la tnu, hizo los programas, se fue a Israel y ahora participa en una organizacin comunista en la UBA y est totalmente alejada. Otra chica, una compaera ma en Joint, lo nico que tena de juda era que trabajaba en Joint, en un momento. A Joint renunci, no aguant ms, est totalmente alejada. Ella no participa; si va al templo, va porque la acompaa a la madre.

Sebastin Grimblat dice que la produccin comunitaria juda de sujeto judo est descalabrada y no sabemos qu produce. Dice que hay un desacople entre la educacin y el sujeto producto de esa educacin. Pero, como por el descalabro no sabemos producto de qu es el sujeto que recibi educacin juda, en realidad nos encontramos ante una dispersin de efectos. Son efectos dispersos tanto porque no estn articulados entre s como porque se desconoce de qu causa son efecto; los dispositivos montados para disciplinar los efectos ya no son eficaces. Y resulta que nos encontramos ante una dispersin de efectos, o bien: una dispersin de recorridos.

Divisamos dos tipos de recorridos. Uno, extendido y comn, tiene la modalidad de la navegacin interntica. En este caso, debemos hablar de una navegacin aleatoria, a los saltos, al estilo de los linkeos imprevisibles que se dan en el ciberespacio, de una deriva. Una deriva: un recorrido hecho de estas conexiones aleatorias sin conexin discursiva formadora de sujeto. El otro tipo de recorrido, menos extendido pero cualitativamente decisivo, tiene la modalidad del trnsito singular, de la contingencia. Una contingencia: un recorrido que comienza con una conexin lgicamente innecesaria pero subjetivamente decidida y por lo tanto, subjetivadora.Trnsitos singulares.

En las entrevistas a estos jvenes que se salen del judimetro hay un denominador comn, se encuentra un principio comn: una conexin singular con lo judo.ste que hoy se conecta con lo judo al modo acadmico, de nio y adolescente asisti a las actividades de un templo sefarad ortodoxo, observando muchos preceptos ortodoxos entre los 13 y los 16, para luego hacerse ateo y una vez ingresado a la facultad integrar un partido troskista. Aqul al que no le practicaron la circuncisin al nacer y en su infancia y adolescencia no celebr una sola festividad juda, hoy rene a sus padres y hermanos para la Pascua y disea un rito donde establece una analoga entre la historia de sus abuelos y el relato del xodo.

Conectarnos con lo judo es algo que hacemos cuando permite pensarnos a nosotros mismos, para formularnos preguntas sobre nuestra vida y trabajarlas.

Para qu me voy a ir a buscar el dolor de abandonar la tierra hace tres mil aos si lo tengo hace setenta aos o menos. Eso para m es importante, el concepto queda y pasa una y otra vez; hoy soy yo el errante.

Aquella otra que hoy investiga las instituciones judas preguntando por sus mutaciones actuales tuvo siempre una relacin conflictiva con esas instituciones (las previas a la mutacin). Me pasaba que cuando estaba en un lugar donde haba todos judos tena cierto prejuicio: que me iban a mirar raro porque yo no haba hecho el Bat Mitzv, ni el Kabalat Shabat, ni el no s qu. En la pubertad, la actividad educativa no formal no me la bancaba. En la secundaria, estuve totalmente alejada. Toda esta distancia de lo institucional no era un problema para m, yo me manejaba muy bien no estando dentro de la comunidad. A los 18, Cynthia se vincul con lo institucional judo al entrar en la universidad Bar Iln; hoy, a los 30, con su ttulo universitario en Organizacin y Direccin Institucional, estudia la institucionalidad juda. Aunque la verdad es que yo no me vea trabajando en organizaciones de la comunidad juda. Qu la interes?

El operador del acercamiento era imprevisible: el atentado a la AMIA. El da de la explosin Cynthia tuvo el impulso de ir a ayudar en las tareas de rescate. Cuando fue el atentado de la AMIA, yo estaba estudiando en mi casa. Justo puse stop y puse Crnica, y vi que haban volado la AMIA. Baj, le cont a mi abuelo, que estaba en el negocio Saqu cinco pesos y algunas monedas de la caja, y antes de tomarme el colectivo, con los cinco pesos que tena compr guantes descartables y fui. Yo saba que la AMIA era un lugar de la comunidad juda que mi abuelo pagaba todos los meses: qu era la AMIA y qu funcin tena, no tena idea. La bomba explot unos minutos antes de las 10:00; a las 10:30 ella ya estaba all.Cynthia, junto a los otros voluntarios, nos encontramos en un evento terrible. Quizs ah a m se me empieza a romper esta imagen que yo tena del joven judo que me poda llegar a discriminar Yo me empiezo a vincular a la comunidad a travs de Bar Iln, pero el antecedente que tengo primero es el atentado. Yo no puedo hablar de antecedentes que para m fueron expulsivos, como en la pubertad. Para m eso fue expulsivo. El atentado a la AMIA fue inclusivo, form un grupo. Yo perteneca a un grupo, que tenamos en comn algo: haber participado como voluntarios en las tareas de rescate tras el atentado. Por ms negro que eso pareciera, fue a partir de ah que empec a hilar algo con la comunidad... Me doy cuenta de que est mal, de que es muy anarco: tuvieron que volar la AMIA para que fuera, pero as es como lo viv yo.

La contingencia de la conexin autnoma con lo judo la muestra tambin otro judo exterior al judimetro. Cuando falleci mi viejo, hubo una cuestin contradictoria en mi forma de identificarme: por un lado, sent que perda algo (ms all de mi viejo y todo lo afectivo, hablando estrictamente de lo genealgico) de la conexin con el pasado; pero al mismo tiempo gan mucha ms libertad de la que tena. Porque la imagen de mi padre me condicionaba a: el pasado existe, as que no te hagas el boludo; ms all de que vos pods elegir hacer lo que quieras, el pasado existe. Al no estar mi viejo, y como era l el que tomaba la iniciativa, yo tena luz verde para construir mi pasado como yo quisiera. No dependa de l para construir una genealoga, no dependa de l para construir mi identidad del futuro. Con todo lo malo de que haya fallecido mi viejo, pero me refiero al nivel de identidad; eso fue muy importante y por eso fue un cambio. Y esa relacin amor-odio que ocurri con el judasmo, ahora yo la catalogara como, no neutral pero s comprensiva. La entiendo: entiendo cmo sera una persona que estuviese en mis mismas condiciones y entiendo a una persona que no est en mis mismas condiciones y dice yo soy judo, y me la banco y est dentro de la campana. Lo comprendo, no lo comparto.

En este camino de establecimiento de una relacin propia con lo judo, di un seminario de religin y antropologa en Hillel (que en parte fue una especie de acercamiento; despus de muchos aos, fue volver a acercarme a una institucin juda), comprend otras formas de judasmo. Decan: yo pens que en este seminario bamos a aprender sobre judasmo, sobre nuestro pasado y en realidad, fue todo lo contrario. Ac vamos a criticar deca yo, vamos a decir que lo que es, no es; que puede ser lo que ustedes quieren que sea; pero que las cosas no son como parecen. Una crtica, no destructiva, como trmino filosfico: la crtica analiza, no destruye solamente, y as construimos nuestro conocimiento de lo judo: criticar al judasmo es aprender sobre judasmo.

Los recorridos que realizan los jvenes fuera del judimetro son imprevisibles: su decisin de conectarse con lo judo es una contingencia; el contingente recorrido parte de una decisin (consciente o inconsciente, voluntaria o involuntaria, impulsiva o meditada... tanto da) sobre lo judo. Mientras que de la inmersin infantil ms completa puede resultar el adulto ms desconectado, de la distancia ms indiferente durante la edad tierna puede constituirse un adulto decidido a conectarse. El gatillo que produce el punto de inflexin es mucho ms imprevisto aun. No se trata aqu de enrostrar al imaginario judo instituido la tan humana incapacidad para prever todas las combinatorias de las variables que pone en juego, sino de pensar qu es lo no instituido en algunos recorridos de los jvenes judos: tal vez nos encontremos con que eso imprevisto, esa decisin contingente, eso no instituido, sea instituyente de subjetividad juda autnoma.

El imaginario judo instituido es el que establece los valores que funcionan como unidad de medida del judimetro. Se trata aqu de abandonar la idea de que el que no asume ese imaginario es poco judo, o un judo desviado, o renegado, para pensar que eso que queda por fuera del imaginario judo instituido tiene una positividad propia. Es cierto: eso exterior al judimetro sigue un camino no institucionalizado. Lo que es falso es que todo lo no institucionalizado siga un camino no judo (esto es algo que necesitamos tener claro los no institucionalizados mismos). Se trata de pensar qu mojones ponemos en el campo de lo judo con estos recorridos no institucionalizados, y ver qu pueden tener de instituyentes. Aqu la idea es que si un actor pone un elemento nuevo en la escena, ese elemento propone algo para toda la escena.La pregunta es qu propuesta proponen estos jvenes externos al judimetro, qu sus imprevisibles recorridos no institucionalizados. Lo que se ve es que de lo judo que uno lleva hay que hacerse cargo, pero no est dicho cmo. A veces, lo formulan como buscar lo menos cmodo; a veces, como un hacerse responsable de una u otra marca; otras veces, como abordar lo ms difcil; otras aun, como un desafo; otras, como una responsabilidad tica. Siempre relatan caminos no preestablecidos, recorridos subjetivantes, trnsitos singulares.

Los tpicos del acercamiento y el alejamiento perdieron su validez

A Damin se lo ve pensando un alejamiento del judasmo de su infancia mientras que, por ejemplo, a Ezequiel, Cynthia y Lucas y, en algn sentido, Sebastin, se los ve pensando un acercamiento a lo judo. Ahora bien, podemos decir que tomar distancia del judasmo no es una vinculacin con lo judo?

En realidad, alejamiento y acercamiento son formas intuitivas de llamar a modos concretos y singulares, en nuestros casos de vinculacin con lo judo. Como ha notado Vanessa Aiello, los recorridos llamados alejamientos del judasmo son tambin recorridos judos, que muestran una subjetivacin a partir de elementos judos. Damin se constituye subjetivamente a partir de pensar los rasgos del judasmo que le infundieron de chico. Mi vinculacin con el judasmo pasa por una constante redefinicin de lo que fui, o de pensarme a m mismo. El judasmo fue parte de mi vida, fue una parte importante y estuvo muy presente, y hoy en da me vinculo con los miedos que tuve antes, con los prejuicios. Voy tratando de siempre redefinir esa parte, que la tengo. Los llamados alejamientos son recorridos judos pues son modos de relacin con lo judo. Existe un proceso constante en donde uno trata de jugar con los componentes que lo constituyen. Alejamiento y acercamiento son formas instituidas, es decir, mediciones internas al judimetro, ineficaces a la hora de pensar qu pasa afuera.Vale aclarar que aqu sacamos del juego enunciados como: se que se aleja cuando sea grande va a querer acercarse a sus races, va a sentir tal o cual cosa, y se va a dar cuenta, con los nietos, de que lo que recibi en su infancia es muy importante, etc.. O, por ejemplo, los enunciados de comparacin con la pelcula Sunshine donde, luego de un alejamiento de dos generaciones, luego del cambio de un apellido judo a otro hngaro, la tercera generacin decide volver al apellido de sus bisabuelos de modo de hacerse juda nuevamente, como si ese retorno fuera la verdad de ltima instancia de aqullos que se alejaron (algo as como en definitiva, uno siempre vuelve a las races).Aqu nos importa cmo piensan estos jvenes su relacin con lo judo en su presente. Pues, mis nietos si los tengo, no creo que le den bola al judasmo. Si estos jvenes externos al judimetro hablan de su relacin pasada o futura con lo judo, lo tomamos como indicio del presente de su relacin con lo judo. Esta relacin conduce al joven exterior al judimetro a entender que sus hijos debern establecer su propia relacin con lo judo.

As, a la pregunta de qu planea hacer con sus hijos en lo respectivo a judasmo, un joven exterior al judimetro responde que a su hijo le dira nadie te va a pedir o a exigir que seas judo y nadie te va a sealar porque no lo seas. Y si algn da te interesa, si quers ser judo, arreglate. Otro responde que a mis hijos voy a impartirles desde lo individual y desde la familia: mir, este es tu pasado. Tu madre es as, tu padre es as; tus abuelos son as, tus otros abuelos son as. Esto es con lo que vens, vos hac lo que quieras. Para nada fcil. Pero no les voy a dar una bajada de lnea, estilo enseanza hebrea. Otra dice que me gustara que mis hijos puedan hacer lo que hice yo pero van a tener un trnsito distinto al mo, ellos lo van a vivir de otra manera. Como a mis viejos les hubiera gustado que yo hubiese pertenecido ms.

Cualitativamente, los recorridos por fuera del judimetro llamados acercamiento y los llamados alejamiento no presentan distincin: ambos son conexiones singulares, pensantes, con lo judo. Se distinguen desde el punto de vista de sus enunciados, pero se igualan desde el punto de vista de su lugar o posicin de enunciacin. Yo soy parte de un grupo no formal de gente a la cual le interesa meterse en el judasmo pero por fuera de los argumentos hegemnicos. Se distinguen en el punto de los significados que otorgan a las marcas; se igualan en el punto en que son modos autnomos de responsabilizacin de las marcas judas, es decir, modos autnomos de significacin por las marcas judas.Vamos viendo que la validez de los tpicos del acercamiento y el alejamiento del judasmo empalidece al dejar de tomar el ncleo de la cebolla comunitaria como punto de referencia. Vamos viendo que, en la posicin de enunciacin de los jvenes exteriores al judimetro responsables de su posicin, la distancia del ncleo de lo instituido judo es condicin de una conexin instituyente con lo judo. Esa falta de marco me pesa aunque no la lamento. Creo que, como Groucho Marx, no entrara a un club que me aceptara como socia.

Lo que corrientemente se llama alejarse de lo judo es la posicin juda exterior al judimetro lo muestra en realidad alejarse del judasmo instituido. En otras palabras, la validez de los tpicos del acercamiento y el alejamiento depende de un acuerdo social sobre el punto de referencia respecto del cual algo o alguien se est acercando o alejando. Para que se d semejante acuerdo social, se debe dar una hegemona. El punto de referencia que se toma es, por eso mismo, lo instituido. Y lo instituido judo (eso que por comodidad suele llamarse el judasmo) tiene como elementos nucleares un pasado milenario y un futuro deseablemente milenario tambin. La clave del punto de referencia usado para aseverar que alguien se aleja del o acerca al judasmo est en el nexo entre pasado y futuro milenarios: es el tpico de la continuidad. Todo esto constituye un rgimen institucional judo, un rgimen que ya no regimenta, que ya no hegemoniza las prcticas efectivas de los judos. El acento en el presente de los recorridos judos fuera del judimetro seala el agotamiento de la eficacia de la institucionalidad juda para asegurar esa continuidad. La judeidad fuera del judimetro es una que se conjuga en presente, al menos por el momento: No s si festejara Psaj y Rosh Hashan; todava no me lo puse a pensar y todava no tengo familia, as que no me preocupo. En su momento se ver.

La idea de continuidad de los judo es una orden andada por la tradicin juda. En estos jvenes, ser judo no depende de obedecer rdenes, sino de hacernos cargos de un deseo. La continuidad no es el mvil inicial, sino a lo sumo una consecuencia del deseo de conexin.Hay recorridos judos fuera de la cebollaExplicitemos nuevamente la tesis supuesta por doquier en este ensayo: all donde termina la cebolla, all donde la vara con que el judimetro mide lo judo pierde su aplicabilidad, all donde la institucionalidad juda empalidece, all donde el judasmo conocido se difumina hasta perderse, all, fuera del judimetro, hay no-judos y ex-judos, es cierto, pero tambin hay judos: Judos que se constituyen como judos por los recorridos que emprenden de forma autnoma.Yo puedo ser judo de otra forma. No ser el judo que espera la ortodoxia juda, pero ser el judo que quiero ser yo.

Las prcticas de afuera del judimetro configuran otra judeidad.Hoy siento que esta pregunta, sobre el ser judo, sin ser JUDO, esta en el aire, circula, se ensayan respuestas, ms preguntas. Se abren puertas, proyectos, movimientos, grupos

En las entrevistas nos encontramos con jvenes decididamente judos cuya judeidad no encuentra su clave all donde el judasmo establecido la asienta. Los dos vectores ms importantes en la escala instituida de valores judos que aqu llamamos judimetro son el nacionalismo y la religin judos. Ahora bien, las entrevistas muestran jvenes judos que no son religiosos ni se identifican con Israel.

En otras pocas, los judos que no profesaban la religin ni el sionismo mantenan sin embargo algunos valores tradicionales judos (como el de la continuidad generacional o el del idioma) o comnmente judos (como el de cierta ansiedad ante la discriminacin). No ocurre lo mismo con los jvenes entrevistados. Cuando hacemos amistad o formamos pareja, no ponemos el prerrequisito de que sea juda. Y, cuando la pareja es juda, no nos imponemos la mxima de dar a educacin juda a nuestros hijos.Otro pilar del judasmo es la tradicin. La relacin que desde fuera de la cebolla se establece con la tradicin vara, nuevamente, en los enunciados, mas no en la enunciacin. La tradicin no es, entre estos jvenes, para seguirla, sino un recurso para pensar la vida presente. A este fin voy a tomar algunas cosas: si pudiera tomar el dish, la cultura, algo de eso. Algn da poder leer libros en dish, libros de tradicin de la cultura juda. Y cmo los leo, cmo tomo todo eso, si los leo como judo, o como yo, simplemente para transformarme.

Qu relacin tengo con un grupo que se fue de Egipto hace tres mil aos? Egipto para m son las pirmides Para m las festividades no son importantes. De hecho, no las festejo excepto intentando resignificarlas. Creo que la nica festividad que a m me importa es Psaj, y desde hace poco: la idea del exilio y de lo errante. Para m es anecdtico lo de Egipto, yo celebro Psaj y cuando aparece el exilio, es el exilio de mis abuelos, que son las personas casi inmediatas a m, personas que yo conozco. Para qu voy a rememorar la salida de Egipto hace dos mil aos, cuando tengo a mis abuelos que tuvieron que abandonar su pas hace menos de setenta aos? Hoy soy yo el errante, que viajo de un lado para el otro y tengo la idea de que no voy a quedarme para siempre en Buenos Aires. La idea de errar no es solamente venirse de Europa corrido por el nazismo; tal vez, una generacin est en Alemania; la anterior, en Ucrania; la otra, en Polonia; despus en Lituania. Qu hay ah, no s, pero eso me significa algo a m hoy.

La tradicin no es, en el exterior joven del judimetro, algo que se mantiene porque por siglos se lo ha mantenido y que, aunque pertenezca a una situacin que no es la nuestra, no lo vamos a echar a perder. En la posicin que estamos analizando, la tradicin es algo que se recrea para habitar la situacin en que se est.

En mi familia s va estar a el problema de cmo mantener una tradicin, porque las partes ritualsticas de las fiestas son importantes para la cohesin familiar. Hoy en da no festejamos pero nos juntamos con mi familia: est la excusa.

En breve, las trazas que mantenemos de la tradicin las mantenemos intentando resignificarlas.Estos jvenes tampoco nos consideramos obligados a temer el antisemitismo ni a identificarnos por ese temor. Si yo tuviera que hablar con un antisemita acrrimo, un antisemita en serio, hara como Marilyn Manson, lo escuchara, no dira nada, lo escuchara con tranquilidad, no me horrorizara al escucharlo. Uno podra decir siento que si yo hubiera vivido en Alemania en la dcada del 30, me hubieran matado porque s? Y s, lo siento; a veces, lo pienso. Pero que eso construye una identidad, no lo creo. Reaccionar contra la discriminacin es necesario, pero no es la forma ms sana de hacernos judos a nosotros. Nuestro judasmo tenemos que buscarlo desde algo que nos sea constructivo.

En el judasmo instituido, lo judo y lo no-judo estn, a veces, reidos y, ms generalmente, disociados. Como me sealara una vez Jack Fuchs, hay judos que son judos las 24 horas del da: si usan un jabn es porque son judos, si no lo usan es porque son judos no hay cosa que no hagan sin preguntarse antes qu dice el judasmo al respecto.Nosotros [dice la entrevista con Ezequiel] no somos judos las 24 horas, somos judos cada tanto. Y hay muchas horas en que somos otras cosas. Entonces, acordarse de esas otras horas en las que no somos judos, que son la mayora y son las principales. Y tomarlas para seguir buscando esto. Sobre todo, porque la ortodoxia juda condiciona muchas de las cosas que hacemos. Entonces, encontrar un tipo de judasmo que no te requiera dejar de ser las otras cosas que sos, encontrar la forma de no ser judo las 24 horas del da, pero no dejar de ser judos por eso. Sos judo, pongamos, media hora al da; las 23 horas y media restantes, que no se te pierda el estatuto de judo por hacer esas otras cosas no judas. Incorporarlo como un rasgo ms de nuestra vida, de nuestra identidad, pero desde nuestra perspectiva. Pasa que es complicadsimo eso. Es un laburo muy creativo.

Esto conduce a que la judeidad exterior al judimetro no se cultiva slo entre judos. Se puede cultivar sin la necesidad de aislarnos, como los ortodoxos, sino compartindolo. Esta es una formulacin inherente a la posicin de los jvenes que estn fuera del judimetro centenariamente practicada por los judos en la dispora. La judeidad se comparte con el no judo, y no es que se sea judo y aparte uno tenga contacto con los no-judos, sino que se es judo en el contacto con no-judos. Por ejemplo, Horacio Martnez aprendi a decir a guit iur en los rosh hashunes que comparta en la infancia con la familia de mis abuelos. Esos rosh hashunes, y muchas cosas ms cotidianas, se ejercan con este no-judo, y no independientemente de su presencia. As tambin, Pablo cultiva su judeidad intercambiando con su amigo Alejandro Bergara, viejo militante cristiano de base.O sea que no slo lo judo y lo no-judo no se disocian sino que, responsabilidad exojudimetro mediante, se asocian para afirmar lo judo. Y esta asociacin, esta sinergia, se da incluso cuando lo no-judo se presenta antijudo:Diego, como parte de su actividad militante, asiste quincenalmente a una escuela pobre del Gran Buenos Aires; all, una noche, habiendo ya entablado lazo con los pibes, un morochito de 15 me dijo que estaba bien matar judos. Si uno est dentro del judimetro y se halla en esta situacin, la considera el momento propicio para un sermn, o para una denuncia, o para cortar la relacin. Pero Diego, como si lo hubiera charlado previamente con Damin, decidi escuchar al antisemita que tena en frente: y por qu? le pregunt; por el poder de los judos; vos conocs algn judo?; s, Bush. A Diego no le pareci necesaria una explicacin esclarecedora y se limit a decir conocs a otro judo: yo, tras lo cual el muchachito y los amigos que tena a su lado comenzaron a tartamudear y desaparecieron como tragados por la tierra. Fin de la ancdota. Pero comienzo de la pregunta: Diego se pas todo el da siguiente repitindose la frase poder de los judos, intentando pensar su sentido (un sentido mucho ms escurridizo que el de lugares comunes como todos los judos son ricos o los judos manejan el mundo). Finalmente un paisano amigo que acababa de viajar a Malasia le resolvi el enigma: el poder de los judos es el de entrar y salir de las situaciones, sea por miedo, por discriminacin, por migracin, o por lo que sea: por activismo, por ejemplo, aadi Diego: yo puedo entrar a esa escuela e implicarme con sus actores, y aun as puedo salir de all y volver a entrar e implicarme nuevamente.

Una pregunta finalmente revelada clave orient a Diego en su relacionamiento con lo judo. Lo que le proporcion esa clave fue una asociacin entre un no-judo prejuicioso y un judo amigo y, como gozne de la sociedad, su capacidad de escuchar como pregunta un aserto antisemita.Otro supuesto del judasmo establecido es que para ser judo hay que conocer el judasmo. Vale decir, ser judo es saber en qu consiste ser judo. Los ms altos escalafones en el judimetro los obtienen los judos que ms saben de judasmo, los que escriben que para ser judo en el siglo XXI hay que evitar las preguntas. Los jvenes del exterior del judimetro, en cambio, sostenemos que no hacerse preguntas es mucho ms simple. Yo por ahora siento que mi judasmo pasa por todas las dudas con respecto a mi judasmo. Yo tengo esta pregunta que otros no tienen. Qu soy yo? Por qu soy judo yo y qu me hace judo a m? Y tengo como esa cosa de orgullo de ah, se como no es judo no se lo puede preguntar Yo no s si soy inteligente o no, pero creo que si no hubiera sido judo no hubiera desarrollado la inteligencia que desarroll al buscar la respuesta a esta pregunta (aunque no la haya encontrado). No s si me hace mejor o peor: me hace judo. La pregunta por lo judo es una prctica con efectos prcticos: constituye subjetividad juda (inteligente, o pensante: autnoma). El trabajo que nos genera la pregunta por lo judo es lo que nos conecta con lo judo y es lo que constituye nuestro costado judo: dimensin juda del joven exterior al judimetro responsable de su condicin. Un resumen de la posicin juda que, externa a la cebolla comunitaria, se hace responsable de su condicin, es que sus prcticas judas buscan cultivar la judeidad como medio para estar en la situacin en que se est con quien se est. En este sentido, contina las tradiciones diaspricas judas.

Otro resumen de esta posicin juda es que no es una identidad juda, en el sentido de que no es un conjunto de rasgos articulados sistemticamente. Puedo sentirme solidarizado: cuando vea la pelcula Legado sobre los inmigrantes judos y hablaban sobre los chicos muertos y vea el monumento que les armaron despus en las colonias judas, me provoc algo emocional. Tal vez, tuvo algo que ver que los chicos fueran judos, pero no creo que eso construya una identidad. Construye momentos en los cuales me identifico con algo, construye identificaciones, y las identificaciones no pautan todo un comportamiento. Fuera del judimetro se busca una conexin con lo judo, no una inmersin masiva ni sistemtica en el judasmo. No nos hallamos pues, hablando rigurosamente, con un judasmo, con un sistema judo, sino con una posicin juda de conexin con lo judo. Esta posicin no es una disciplina sino un principio de enunciacin. El principio de preguntarse por el sentido de las marcas o los afectos que llevamos. El principio de la conexin con lo que nos marca.Un principio de enunciacin y no un sistema completo de enunciados: slo el principio. Nuestra posicin juda es esa disposicin subjetiva que, habiendo decidido no comprar paquetes de judasmo, decide inventar los modos de practicar su conexin con lo judo. No inventar deriva en sometimiento a estereotipos, como le pasa al judo ateo que se casa con una catlica. Supimos de uno cuya novia no admita casarse sin cura; l debi admitir la modalidad cura + rabino. Y no acept al rabino porque considerara, como ella respecto del cura, que el rabino fuera fuente nica de legitimidad matrimonial; su relacin con la religin juda es nula. Acept al rabino porque no tena otro modo de ponerle el ingrediente judo a la ceremonia: debi, pues, comprar el paquete del judasmo instituido (el de que sin rabino no hay judeidad ceremonial). Pero, objeta nuestro sentido comn, qu otra le quedaba? Esa es nuestra pregunta, respondemos los jvenes judos autnomos externos al judimetro: qu otra nos queda? Inventarla, respondemos. Que no se ve cmo es ser judo fuera del judimetro? Habr que inventarlo este es nuestro principio. Pasa que es complicadsimo eso. Es un laburo muy creativo.Cerremos este segundo apartado. Hemos entrevisto aqu esa dudosa clase de judeidad, como le deca Pipman. Una judeidad que desconcierta al judasmo ms instalado. Pudimos verlo desplegar un poco ms sus atributos. Pudimos, ms importante, ver su principio. No pudimos encontrar ah lo que el imaginario sobre el judasmo esperaba. Pudimos construir una voz juda diferente que se da en la efectividad de las prcticas de los judos. Estamos en condiciones de posicionarnos en lo efectivo.3. Posicionarnos en lo efectivo.

El impulso que nos mueve a hacer este trabajo es el de situarnos en la lnea efectiva que seguimos los jvenes judos que no seguimos la lnea esperada. Pensar es situarse en lo real. Pensar esta juventud juda es pensar un real judo hasta ahora inadvertido. Era hora de escucharlo; pero si, desde el judasmo instituido no se lo oye, es porque resulta inaudible e invisible. La hora de escucharlo, de posicionarnos en lo efectivo, es por lo tanto la hora de ver qu debemos cambiar en la forma habitual de or y de ver.Pensar desde lo real es nuestra estrategia. Pensar desde lo que las prcticas humanas dejan puesto, y tomarlo como algo propuesto para los hombres, es lo que est en nuestra lnea de pensamiento. No se juzga a un hombre por lo que dice de s mismo sino por lo que hace, dice Marx. Se trata de pensar desde lo real, desde lo que los judos hacen, y no desde sus intenciones o los supuestos de lo que el judasmo es o debera ser; tampoco desde el supuesto enceguecedor de que los otros se dejan llevar hacia lo que deberan ser. La estrategia es pensar en interioridad, en inmanencia, y no en trascendencia: desde adentro y no desde afuera. No pensar lo real desde lo ideolgico sino pensar lo real desde lo real. Pensar la juventud de fuera del judimetro responsable de su judeidad desde la juventud de fuera del judimetro responsable de su judeidad.Ahora bien; pensar lo real exige pensar los hbitos subjetivos que nos impiden morder lo real. Por lo tanto, pensar la lnea efectiva que seguimos los jvenes que no seguimos la lnea del judasmo instituido exige pensar el judasmo.

Qu hacer en, y no con, la brecha.Hemos insinuado ya las dos actitudes con las que se puede encarar la cuestin de la brecha entre lnea esperada y lnea efectivamente seguida por la juventud juda. Ahora explicitmoslas. Una es la instituida; otra es la realista o inmanente. La primera actitud, la actitud corriente, se resume en la pregunta qu hacer con la brecha? La segunda, una actitud inaudita, se resume en la pregunta qu hacer en la brecha?La diferencia entre una y otra actitud es visible. La primera pregunta pide el diseo de polticas cuya implementacin tienda a anular la brecha. Es una pregunta hecha en exterioridad, que asume a la juventud como una pieza de su juego. La segunda es ms activa, ms fundante: prescribe situarse en la brecha y pensarla all. Esta pregunta asume a la juventud como su sujeto.La segunda actitud pregunta, pues: qu hacemos en la brecha? Y los jvenes entrevistados respondemos: habitarla, conectndonos con lo judo afirmando que no somos exclusivamente judos.

Cuando no ests institucionalizado, vos primero sos Cynthia, despus sos juda: tu definicin no pasa por ser juda, tu vida no pasa por ser juda. sa es una condicin ms que tens. Este es el lugar de enunciacin de los jvenes fuera del judimetro responsables de su judeidad y su posicin un lugar en la brecha.Lo puesto y lo propuesto.Si alguien pone un elemento nuevo en la escena, ese elemento propone algo para toda la escena. El elemento que estos jvenes exteriores a la cebolla ponemos en la escena juda es lo que podemos llamar una tica de la conexin, cuya mxima es como sigue: de lo judo que uno lleva hay que hacerse cargo, pero no est dicho cmo. Esta tica que ponen en juego para relacionarse con lo judo, es a la vez una tica universalizable?, es una tica que vale para sus singularidades o su validez puede extenderse a toda una generacin de judos?

Aun si la posicin individual de cada uno de los entrevistados parece irreductible a un concepto comn desde el momento en que es un punto singular en un recorrido singular, nos encontramos con una voz, un lugar de enunciacin comn que rebasa los enunciados de cada uno. Punto singular respecto de otros puntos singulares; recorrido singular respecto de otros recorridos singulares: estos jvenes postulamos singularmente que la conexin con lo judo debe ser singular. Con lo que ponemos en nuestra judeidad proponemos la conexin singular con lo judo como prescripcin para todos los judos. Este principio es lugar de enunciacin comn, zcalo para la diversidad de los enunciados de cada uno.Se nos abre la dimensin tica.La moral y la tica son cosas diferentes. La moral es de lo instituido. La tica es lo instituyente.La moral es como tal lo general, y bajo este ttulo lo que es aplicable a todos; lo cual puede expresarse todava desde otro punto de vista diciendo que es aplicable a cada instante. Desde el momento en que el individuo reivindica su individualidad frente a lo general, peca. Y slo puede reconciliarse con lo general reconocindolo.

All donde hay una singularidad hay algo que se le escabulle a lo general: una singularidad es algo sobre lo cual la moral no llega a decir que sea correcto o incorrecto, algo que est ms all del bien y del mal. All donde un judo reivindica lo propio frente a lo ajeno, declarando que lo institucional judo le es ajeno, hay algo que sale del judasmo establecido lo que es tanto como decir que algo judo queda por fuera de la moral juda. Un singular judo es algo sobre lo cual el judasmo no logra decir que sea judo o no-judo, pues est ms all del judimetro.Ahora bien. All donde hay una singularidad que excede lo general, all donde la moral pierde su vigor, all donde nos topamos con un vaco de moral, precisamente all, se nos abre una dimensin tica.

tica y moral no son lo mismo. La moral es compendio de normas, hato de recomendaciones, un manual de la buena conducta (y por lo tanto tambin, un manual inverso de la mala). Una tica, en cambio, se abre a partir de un principio, de una mxima que no viene acompaada por indicaciones precisas. Por ejemplo, la psicoanaltica no ceda en lo relativo a su deseo. Por ejemplo, la de la pelcula de Spike Lee: haz lo correcto. La mxima de una tica poltica como la que orienta este trabajo es: pens lo real e implicate con l. Las mximas ticas prescriben una accin pero no recomiendan el contenido concreto de esa accin. No son una indicacin precisa; son una exigencia vaca. Obligan al sujeto de la mxima a inventar los modos de hacerse cargo de la prescripcin, a inventar una tica. Una tica es un modo de responsabilizacin. Lo que llamamos tica son los modos en que un sujeto se constituye para afrontar la responsabilidad que asumi. No es una responsabilidad en el sentido en que la moral habla de responsabilidad: no es una obligacin compuesta de recomendaciones a cumplir; es una implicacin a ciegas, una relacin cuyas modalidades prcticas estn por inventar. ticamente hablando, un sujeto debe hacerse responsable de algo cuando la moral no indica qu hacer con ese algo. As, all donde algo judo no est indicado por el judasmo, hay algo de lo cual responsabilizarnos; un judo fuera del judimetro debe hacerse responsable de su posicin juda exterior pues la moral general juda no indica qu hacer con semejante posicin.

En este horizonte no hay constitucin ni existencia subjetiva posibles sin pensar en cada circunstancia una figura de subjetividad responsable. La responsabilidad no transcurre en el tortuoso dominio moral sino el angustioso registro existencial. En cada circunstancia: es decir, en la nuestra: es decir, en esta circunstancia en que emergi una posicin juda a la cual la vara de medida del judasmo no es aplicable. La responsabilidad no es un predicado de la existencia sino una operacin que la hace posible.

Retomemos el argumento. 1) La moral es una norma general, para todos (lase para todas las particularidades que participan de esa generalidad). 2) A veces hay cosas que escapan a la moral heredada (pero no al modo de la trasgresin sino de tal modo que no son moralmente juzgables como buenas o malas); esas cosas son singularidades (o lo real). 3) Si alguien se topa con uno de esos reales, con una de esas cosas no regidas por la moral heredada, ese alguien deviene sujeto si se hace responsable de la singularidad con la que se top; si no, no. 4) Esta posibilidad de una responsabilidad que la moral heredada no puede asumir se llama dimensin tica. 5) Podemos transferir este argumento al campo judo poniendo judasmo o judimetro donde dice moral, instituida donde dice heredada y posicin exterior al judimetro responsable de la marca donde dice singularidad. 6) A los judos que estamos fuera del judimetro se nos abre una dimensin tica. La posicin juda exterior al judimetro abre una dimensin tica en el campo judo. Esta apertura tica toma forma en la siguiente pregunta: Cmo hacernos responsables de la emergencia de una posicin juda independiente de los valores del judasmo instituido? Esa singularidad que en el campo de lo judo la juventud pone, qu nos propone?4. Responsabilizarnos por los recorridos singulares.Es mi viaje a lo judo y no puedo hacerlo sola.

Nuevas voces para una nueva tribu es el ttulo del Encuentro en el que present este trabajo. La intuicin sociolgica clsica permita comprender la advocacin: sealara la existencia de un grupo existente a nivel de las prcticas sociales pero sin representacin en el nivel simblico. Ahora bien, nos hemos encontrado con una aberracin sociolgica: existe la voz nueva, pero no tiene existencia verificable el grupo socialmente discernible que en la comprensin clsica debera sostener esta voz. Un grupo no formal de gente, lo llamaba la Entrevista con Damin. Un conjunto conceptualmente unificable pero materialmente disperso. Construble tericamente pero desligado prcticamente: Nueva voz pero ninguna tribu. Es una anomala para nuestros hbitos de comprensin de lo social. La anomala joven seala un real impensable desde lo habitual: seala nuestra singularidad. Imposibilita conocerla: prescribe pensarla. Pero pensar es una actividad prctica. Nuestra singularidad prescribe que nos organicemos para pensarnos. Este ltimo apartado no pretende resolver tericamente la dificultad que se le presenta a la ciencia social y a la concepcin institucional media, sino pensar la pregunta qu hacer en ese hueco a partir de lo que la voz joven exterior al judimetro propone (se sabe que las preguntas por qu hacer, cuando preguntan por un hacer nunca hecho antes, no se resuelven terica sino prcticamente). Se nos plantea, a los jvenes externos al judimetro, que hacemos recorridos judos dispersos, que dispersamente nos relacionamos con lo judo de un modo no judasta, pensar conjuntamente nuestros recorridos. Pensar si lo que ponemos dispersamente por ah puede cohesionarse como algo que ponemos colectivamente y, por lo tanto, proponemos a los judos, componindonos en una judeidad autnoma.La marca juda es un dato imborrable. Lo que es eludible es hacerse cargo de la marca, es pensarla e intentar darle un sentido. Lo que estn mostrando estos jvenes fuera del judimetro es que conectarse con lo judo, poner algo en la marca, depende de una decisin.Yo tengo todas las condiciones para no ser judo en lo ms mnimo; ni siquiera tengo el hecho objetivo de estar circuncidado. Si yo quiero, me olvido completamente del judasmo. Yo tengo todas las condiciones para rechazarlo, tengo un apellido y nada ms, y me olvido que soy judo. O puedo decir: yo hered algo, qu hago? Lo tomo, trato de incorporarlo a m, de aprovecharlo en mi favor, o no? Para m es valioso poder, desde lo que yo quiero y creo, aprovechar lo judo.

Y esta decisin, esta actitud ponedora de algo en la marca, es la que define la posicin que compartimos estos jvenes fuera del judimetro, por lo que nos llamaramos jvenes fuera del judimetro responsables de nuestra judeidad o jvenes judos ponedores.

Posicin es accin y efecto de poner. Nuestra posicin juda es la accin y el efecto de poner lo que ponemos en la marca. Esta posicin es una actividad que pone un sentido propio en la marca. Esta posicin se puede tomar como una pro-posicin: est proponiendo un modo de conexin con lo judo. Lo que est por ver es si estas puestas individuales, adems de resumirse conceptualmente como proposicin de conexin singular, pueden com-ponerse como una posicin colectiva. O, mejor preguntado: los jvenes ponedores que proponen una conexin singular con lo judo pueden sostener su puesta aun si no se componen?Las dos primeras partes de este ensayo han sido dedicadas a mostrar lo que los jvenes fuera del judimetro ponemos en el campo de lo judo: enojos, hastos, reconciliaciones, peleas, afectos, reflexiones, interpretaciones, lecturas desprejuiciadas, cuestionamientos, apropiaciones Mostraron que en el campo de lo judo se ha puesto un lugar de enunciacin autnomo, independiente del judasmo establecido. Los jvenes ponedores hemos puesto una posicin distinta. Las dos primeras partes del ensayo entrevieron el modo en que los de afuera del judimetro nos hacemos responsables de nuestra judeidad. Estas ltimas dos partes buscan conjeturar el modo en que los de afuera del judimetro nos responsabilizaramos del modo en que nos responsabilizamos de nuestra judeidad. La responsabilidad de la judeidad est poniendo algo en lo judo autnomamente, fuera del judimetro. Entonces, relancemos la pregunta: la responsabilidad de estar poniendo algo en lo judo (vale decir, la responsabilidad de la responsabilidad de la judeidad) estara proponiendo algo en el exterior del judimetro?Resumo el argumento global de este trabajo, con el fin de relanzar nuestra pregunta.

La institucionalizacin de los prvulos judos no asegura que sus recorridos vitales se mantengan en la institucionalidad juda. As se abre una brecha entre lo que se espera de los jvenes judos y lo que stos hacen. Los recorridos que por fuera del judimetro hacemos los jvenes se conectan en por lo menos un punto con lo judo. Pero no importa cuntos puntos sean, sino el hecho cualitativo de que la conexin constituye subjetividad juda.

Los recorridos judos fuera del judimetro arman una voz joven, un lugar de enunciacin, una posicin autnoma.

El judasmo instituido no escucha esa voz ni puede escucharla. Por lo mismo, no hay una juventud que se rebele contra una gerontocracia opresora.

Las entrevistas buscan registrar esa voz. Este trabajo busca decirla.

La conexin con lo judo desde fuera del judimetro depende de una decisin singular. Es independiente de la institucionalizacin de los jvenes judos.

Los recorridos judos fuera del judimetro no son conceptualizables como acercamientos o alejamientos, justamente por su independencia de los referentes instituidos del judasmo heredado. Dos son los tipos de recorridos por fuera del judimetro. Uno, cuantitativamente prominente pero subjetivamente insignificante, es ms bien una deriva, un hiperlinkeo aleatorio, una dispersin de consumos culturales tpica de la posmodernidad. Otro, cualitativamente decisivo, es el trnsito singular.

Los trnsitos singulares son el pensamiento en acto que nos provee una orientacin para el pensamiento autnomo de lo judo.

La posicin que los jvenes judos que, fuera del judimetro, nos hacemos responsables de nuestra judeidad es efecto de nuestra accin de poner algo en ella al conectarnos con ella. Y ponemos rasgos distintos a los que se supone tiene lo judo: comparten la judeidad con no judos; estn a distancia del Estado, el Templo, el country, la religin, el folclore y el continuismo. La judeidad encuentra su clivaje en las preguntas sobre la judeidad y no en los lugares comunes judos; las preguntas construyen el sentido que damos a nuestra marca juda y, esto es clave, trabajarlas nos hace judos. La posicin que aqu conceptualizamos a partir de los rasgos que ponemos no es un desvo del judasmo sino una judeidad singular. Esta judeidad singular evidencia el punto donde no rige el judasmo heredado. As, abre una dimensin tica en el campo de lo judo.

Esta dimensin tica se presenta preguntando cmo hacernos responsables de la singularidad que hemos puesto?; a qu propuesta conduce nuestra puesta?Hasta aqu llegamos con paso firme, partiendo de las entrevistas. Ahora debemos avanzar a tientas a partir de mnimas insinuaciones que sobre la pregunta entrevemos all. Cmo sera hacernos responsables de la dimensin abierta por nosotros mismos? Algo, un procedimiento, una pertenencia, una cooperacin, un espacio por habitar, precariamente se insina: nosotros. Y el argumento sigue as: De la posicin emergente inferimos una proposicin: es la composicin colectiva.

Veamos, pues. Una primera sospecha es que los jvenes ponedores hablamos de ser judos sin comunidad. Pero luego aparece otra sospecha y es que hablamos de ser judos sin institucin. Tal vez podamos pensarnos en una comunidad no institucional. Esta insinuacin es inquietante inquietante para nuestra sensibilidad acostumbrada a la equivalencia entre lo judo y lo institucional. A la vez, resulta a primera vista inimaginable. Pero luego aparecen algunas figuras: las asambleas barriales que se formaron a partir de diciembre de 2001, las llamadas comunidades virtuales en internet. Son imgenes todava escurridizas y seguimos sin poder imaginar una comunidad no institucional. Pero nada impide que la pensemos la inventemos.Ms: nuestra circunstancia nos obliga a pensarla. Es una circunstancia de dispersin y de perplejidad. Borges refiere la perplejidad que asol a Pascal cuando ste se encontr con el universo copernicano, descentrado, infinito e ilimitado. Borges caracteriza as el desconcierto de Pascal: se sinti perdido en el tiempo y en el espacio. En el tiempo, porque si el futuro y el pasado son infinitos, no habr realmente un cundo; en el espacio, porque si todo ser equidista de lo infinito y lo infinitesimal, tampoco habr un dnde. Nadie est en algn da, en algn lugar; nadie sabe el tamao de su cara. Nuestra circunstancia es anloga, pues vivimos tiempos de gida del capital financiero. El capital financiero, a diferencia del capital industrial, no busca fijar los lazos sociales, sino multiplicar la ganancia mxima; esto implica que el capital financiero configura y desconfigura lazos sociales permanente, veloz y aleatoriamente: el capital financiero fluidifica lo social, volatilizndolo, dispersndolo. El ilimitado universo ya no nos deja perplejos. Lo que nos produce perplejidad ahora es lo ilimitado de lo social, incluso la disolucin de los lmites que intentamos ponerle. Lo social pierde sus lmites: pierde su forma. Si lo social es infinito, no habr realmente un quin; no s el tamao de mis actos: no s el sentido de mi vida. Todos nos desvariamos por ese hiperlinkeo sin orden ni concierto que dispersa lo instituido, dispersa los recorridos, dispersa los pensamientos. Estoy perplejo. La perplejidad es la experiencia de que lo configurado se est desligando. Lo configurado no es lo instituido que provee una forma al devenir, sino lo que se est descomponiendo en esta deriva actual; si no se lo configura aqu y ahora, si no se lo organiza, de por s no determina organizacin sino dispersin. La perplejidad as planteada es la antesala del pensamiento. Ese pensamiento slo puede ser asumido por un nosotros. Un yo es incapaz de hacerlo. Para conocer el tamao de mis actos, debemos poner coto a la dispersin de lo social. En circunstancias pasadas, haba Otro que lo haca: en condiciones histricas pasadas, haba un Estado que se encargaba de hacerlo; en determinados crculos sociales, hay un Dios que lo hace. En esas circunstancias, el Otro, la moral, la Ley, saban de m, y as yo me saba en ellos. Pero hoy nos encontramos con una desolacin anloga a la desolacin que asolaba Pascal en el universo cuando habla de la infinita inmensidad de espacios que ignoro y que me ignoran.

Ahora bien, nuestra pregunta decisiva quiere indagar si cada uno de nosotros puede componerse a partir de la mirada de otros, si puede uno pensarse a partir de la mirada y la voz de otros, que dan indicios sobre cmo lo estn pensando. Eso es pertenecer.

Me vino bien poder hablarlo. Hasta ahora haba hecho todo individual, pero exteriorizarlo o grupalizarlo tambin sirve. No s por qu, pero sirve. Es como que uno tira de la piola y se encuentra qu haba en el carretel. Y como que, si no tirs, no hay nada. Y te sents menos solo, encontrs a otro que se hace las mismas preguntas. Aunque no encuentres las mismas respuestas. "Pensamos juntos; pero no es necesario que pensemos lo mismo Pensamos a la vez, pero no al unsono. En definitiva, nos tenemos que juntar. De tal modo, la existencia de cada uno depende de una decisin de varios. En tiempos de un Otro (un Estado) que fijaba los lazos sociales, no haba individuo sino en sociedad. Lo dudoso hoy, en tiempos de un mercado que diluye los lazos sociales, es que haya sociedad; lo seguro, que no hay individuo en soledad. Lo dudoso hoy es el individuo. En condiciones de dispersin, en condiciones de desconfiguracin de las instancias sociales, se disuelven las identidades heredadas, y, como Pascal, quedamos extraviados en un universo sin lmites. Creo que mi separacin matrimonial termin de definir que quiero estar en contacto con mi judasmo, como una forma de no estar sola, aun en la mas profunda de las soledades. Para existir, estamos obligados a componernos. La lgica del componerse es una respuesta al efecto dispersante del medio fluido. Ya no alcanza la idea de lazo (que presupone identidades previas) sino que el componerse implica una suerte de existencia decidida con otro. Ahora que no hay una instancia suprema (un Otro) que me sepa, se me abre la dichosa posibilidad (la angustiosa necesidad) de saberme por otros que estn conmigo en el llano necesitando saberse por otros que estamos con ellos. Se me abre la contingencia de tirar de la piola junto a otro que se hace las mismas preguntas, vale decir, junto a otro con el que nos encontramos en el mismo baldo.La mirada y la voz que nos encuentran nos piensan en un atisbo de configuracin. Con esa con-figuracin que est escapndose se piensa cada uno. Desde cada punto, cada uno conjetura la figura. En funcin de esa figura conjeturada invisible desde un tercer lugar exterior llamado Estado cada uno insiste en la actividad configurante No confirmamos nuestra pertenencia a un espacio determinado por unas propiedades en comn; ingresamos a un espacio indeterminado para construirlo: estamos en comunidad.

Con estas herramientas podemos volver al exterior del judimetro, ese nuestro espacio indeterminado. Este presente, esta terra incongnita, esta indeterminacin esencial de nosotros, es la posibilidad ms rica de nuestra circunstancia. Aqu una marca juda nos marca. Nos hacemos cargo de ello; es decir, le ponemos un sentido a lo judo. Es decir, lo configuramos. Nos toca pues hacernos cargo de nuestra puesta en lo judo con una propuesta que tambin es una apuesta. Constituirnos como un nosotros constituido por la actividad de configurar lo judo; constituirnos como un espacio donde cada uno puede pensarse por la figura que configuramos. Es lo que comenz en acto con el dilogo llamado entrevistas. Cuento un recorrido desde una soledad hasta este nosotros. Yo comenc a pensar mi marca juda hacia el 2000. Comenc diciendo quiero ser judo pero sin suponer mas cosas que el judasmo dice que me identifican y no lo hacen, como el ayuno del Da del Perdn o el hebreo y el Estado, o el country y sus megafiestas. No me pinta volver a donde nunca estuve. O sea que pas el ao 2000 recibiendo una andanada de y entonces qu es ser judo?, a lo que slo poda responder no s. As llegu al 2004, cuando escrib el ensayo sobre el significado de ser judo que premi Amia. Ah apostaba a lo que en mi intimidad slo era una tmida sospecha: que preguntar por lo judo defina al judo moderno y da anclaje al posmoderno. Pero, sin Otro que me confirmara la sospecha y sin otros que se la figuraran junto a m, mi hiptesis pareca mera cavilacin neurtica. Estar afuera de la cebolla era estar solo. Con esa precaria sospecha viv hasta que me top con estos judos externos al judimetro y nos pudimos entrever: comenz un dilogo, un interjuego de exploradores de lo judo. Ellos traan sus preguntas, yo las mas, y las pusimos a dialogar entre s y con lo judo: entre sus figuras y las mas algo judo configuramos. Antes no poda ms que neurotizarme sobre mi judeidad; ahora puedo pensarme judo a partir de la voz y la mirada de otros que me dan indicios sobre cmo lo estn pensando. Mi pregunta atisbaba una configuracin que se me escapaba; las preguntas de mis congneres que ellos dejaron entrever era una mirada sobre ella, atisbaban tambin una configuracin; aqulla recibi la mirada de sta, que recibe a su vez la mirada de estas pginas mirndola: pginas que insisten en configurar lo judo (una insistencia ahora liberada de la sensacin de ermitaa obstinacin que me acechaba y afirmada en la cooperacin continuadora de un pensamiento por va del pensamiento). La sospecha de una pregunta juda constituyente se hizo certeza. Sigue siendo apuesta, sigue sealando la necesidad de un pensamiento, pero ahora, que es una apuesta compartida, abre la posibilidad de ese pensamiento, abre la posibilidad de una experiencia juda en el exterior de la cebolla.Se sola decir que la ley simblica es la condicin absoluta de posibilidad de la experiencia humana. Pero la ley simblica nos ha quedado sin operadores prcticos: sin operadores situacionales que la hagan existir para la situacin en cuestin. Se dice que sin ley no hay experiencia, lo que no quiere decir que fatalmente haya ley, sino que es posible demasiado posible que no haya experiencia Si deseamos que haya ley en una situacin, ser preciso instaurarla. Caso contrario, no contamos con la posibilidad de pensamiento, es decir, de experiencia (Lewkowicz, Pensar sin Estado).En tiempos de dispersin, en tiempos de precarizacin de todo lo puesto en el campo social, los jvenes ponedores que proponemos una conexin singular con lo judo no podemos sostener nuestra puesta si no nos componemos.Apostamos a configurarnos por la figura que pusimos en lo judo. La tarea de poner algo nuestro all, la tarea de all ponernos, ya encontr sus vas de realizacin. Ahora se nos impone la tarea de componernos. XI. Los judos han institucionalizado lo judo de diversas maneras; los jvenes judos externos al judimetro, no. De lo que se trata es de configurarnos.Pablo Hupert

[email protected][CONTRATAPA]Aqu declaramos: Existe una judeidad inadvertida.

Traemos una condicin. Podemos hacernos cargo de ella o no. Los modos como lo hacemos son singulares: las instituciones no logran inducir los que ellas esperan. Y nosotros emprendemos recorridos imprevistos por lo judo. Separados de caminos como la marketinizacin y la institucionalizacin, como la religin y la renegacin, y a la vez entre ellos, nuestros recorridos ponen un elemento nuevo en la escena: una conexin singular con lo judo.

Y eso que ponen, qu propone? Una judeidad distanciada tal vez del Estado, del templo y de la institucin, pero no de lo judo.

Aqu declaramos que existe una judeidad que no se apoya en la moral del judasmo sino que comienza con una tica de conexin con lo judo.Pablo Hupertwww.pablohupert.com.ar Entrevista con Sebastin.

Es un modelo formalizado por Elazar, Daniel, People and Polity. The Organizational Dynamics of World Jewry, WSUP, Detroit, 1989, y referido por Bargman, Daniel, Acerca de la legitimacin de la adscripcin tnica. Dentro, fuera y sobre los lmites del grupo judo en Buenos Aires, en Judaica Latinoamericana III, Jerusaln, AMILAT, 1997, de donde tomamos la cita.

Entrevista con Ezequiel.

Me vino bien poder hablarlo, exteriorizarlo. (Ezequiel)

Distinguimos, siguiendo a Cristina Corea, entre opinar y decir. En el ejercicio de la opinin se trata de repetir un enunciado sin sujeto para confirmar el lugar del Otro. Contar una experiencia dimensin del decir por el contrario, demanda siempre el ejercicio de una posicin subjetiva que la sostenga. Formularemos tericamente la distincin entre opinar y decir acto de enunciacin que sostiene la narracin de una experiencia como oposicin entre persona y voz (en un texto sobre el programa El otro lado, de Polo comunicacin por correo electrnico).

Trada a nuestro campo, la distincin entre opinar y decir nos aclara lo siguiente. La opinin que mide el grado de judeidad valindose del judimetro es un enunciado que confirma el lugar de enunciacin del Otro (se trate de Dios, el Estado, el rabino, el padre, la institucin o la instancia superior que sea). El decir que afirma una judeidad inconmensurable con el judimetro produce otro lugar de enunciacin: el de la subjetividad que se define juda a pesar de no entrar en esa escala.

No estamos pues diciendo que todos los entrevistados pronuncien los mismos enunciados sino que comparten un mismo lugar de enunciacin. No decimos que opinan lo mismo, sino que comparten una misma voz. No, que tuvieron las mismas vivencias, pero s que ejercitan una misma posicin subjetiva respecto de lo judo. Con distintas modulaciones enuncia una misma voz. Encontrs a otro que est en la misma que vos, que se hace las mismas preguntas. Aunque no encuentres las mismas respuestas (Entrevista con Ezequiel). Nosotros slo existe en cada uno de nosotros. Pensamos juntos; pero no es necesario que pensemos lo mismo. (Lewkowicz, Ignacio, Pensar sin Estado. La subjetividad en la era de la fluidez, Paids, Buenos Aires, 2004, p. 230).

El miedo a los hijos, Emec, Buenos Aires, 1992, pp. 9-11.

Entrevista con Valeria.

Entrevista con Damin. Nos ha llegado la noticia de un joven que, como los entrevistados, naci en una familia alejada del judasmo y, con 24 aos, decidi hacerse judo: se circuncid, hizo su Bar-mitzv y comenz a estudiar la Tor; en otras palabras, levant acrticamente las definiciones establecidas de qu hace judo a alguien: compr el paquete.

Es menester llamar la atencin sobre la palabrita independiente: no significa rebelde ni autoengendrada. Un sinnimo aceptable es autnoma. Ahora bien, qu es en concreto una posicin autnoma o independiente es lo que exploramos aqu.

Boletn AMIA para todos n43, mayo-junio de 2006, p. 1.

Entrevista con Cynthia.

Entrevista con Laura.

Entrevista con Cynthia.

Entrevista con Damin.

Entrevista con Lucas.

Entrevista con Lucas.

Entrevista con Cynthia.

Entrevista con Sebastin. Con campana, Sebastin se refiere a la corrientemente llamada burbuja comunitaria, al interior de la cebolla.

Entrevista con Sebastin.

Entrevista con Cynthia. Si uno est demasiado cmodo, puede constituirse en una burbuja el estar afuera quizs me volvi ms inquieta.

Entrevista con Damin. Al comenzar la facultad me interes un judasmo ms reflexivo, no tanto de comprar paquetes sino de pensar. En el secundario yo fui a la ORT haba un discurso de somos la minora perseguida; nunca le hicimos mal a nadie; los rabes nos quieren destruir porque s, porque son malos. En la facultad, al meterme en un grupo y relacionarme con gente, los que antes eran los antisemitas, ahora eran mis compaeros. No me gener levantarme indignado e irme, me gener un desafo.

Entrevista con Cynthia. Los trnsitos son singulares. Me gustara que mis hijos puedan hacer el que hice yo, donde no es todo la comunidad. Aunque van a tener un trnsito distinto al mo, ellos lo van a vivir de otra manera. Y ella lo vivi de una manera distinta a la que les hubiera gustado a sus padres. A mis viejos les hubiera gustado que yo hubiese pertenecido ms.

Entrevista con Damin.

Entrevista con Damin.

Entrevista con Damin.

Entrevista con Sebastin.

Entrevista con Cynthia.

Entrevista con Damin.

Entrevista con Valeria.

Entrevista con Sebastin.

Entrevista con Ezequiel.

Entrevista con Valeria; maysculas en el original.

Entrevista con Ezequiel.

Entrevista con Lucas. Vemos aqu una resignificacin en acto: el sentido del xodo se desliza de fuga de Egipto a exilio de la propia tierra. Vemos a la vez cmo una resignificacin autnoma induce prcticas judas no instituidas.

Entrevista con Sebastin.

Entrevista con Damin.

Entrevista con Ezequiel.

Entrevista con Ezequiel.

Comunicacin personal.

Se puede ver, por ej., Steiner, Natalio, Basta de preguntas. Ser judo en el siglo XXI, en Reflexiones, Mil, 2005.

Entrevista con Ezequiel.

Entrevista con Lucas.

Entrevista con Damin.

Entrevista con Cynthia.

Kierkegaard, Sren, Temor y temblor, Losada, Buenos Aires, 1990, p. 60.

Lewkowicz, Ignacio, Pensar sin Estado, Paids, Buenos Aires, 2004, p. 210.

d, p. 211.

Entrevista con Valeria.

Nuevas voces para una nueva tribu. Primer Encuentro de Jvenes Intelectuales Judos, Buenos Aires, agosto de 2006.

Entrevista con Ezequiel.

Borges, J. L., Otras inquisiciones, en Obras completas, Emec, Barcelona, 1996, t. II, p. 15.

Lewkowicz, Pensar sin Estado, Paids, 2004, p. 186. Corresponde mencionar que el prrafo citado pertenece al captulo llamado Instituciones perplejas.

Citado por Borges en op. cit., p. 81; subrayado en el original.

Lewkowicz, Pensar sin Estado, Paids, 2004, p. 227.

Entrevista con Ezequiel; subrayado nuestro.

Lewkowicz, Pensar sin Estado, Paids, 2004, p. 230.

Entrevista con Ezequiel; subrayado nuestro.

Entrevista con Valeria.

Krymkiewicz, Martn, comunicacin va correo electrnico.

Lewkowicz, Pensar sin Estado, Paids, 2004, p. 230. Claro que ah se trata de una comunidad no institucional.

Ibd.


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