Manierismo

El descubrimiento del sujeto

La historiografía tradicional suele considerar el Manierismo como una degeneración del Renacimiento, una variante decadente. Este punto de vista parte de los mismos artistas manieristas, discípulos muchas veces de los grandes artistas del Renacimiento y acomplejados por la personalidad de sus maestros (la primera diapositiva nos habla de esto, nos muestra el sueño de un artista: que Miguel Ángel se pare a contemplar su obra).

Sin embargo, por las diferencias profundas que existen entre el Renacimiento y el Manierismo, por la calidad y personalidad de muchos de los artistas manieristas (Cellini, Veronés), por la influencia enorme que han tenido en el arte posterior (Palladio, Vignola), hace ya tiempo que se tiende a considerar el Manierismo como un estilo aparte.

Sobre todo, en España, el Manierismo debe ser considerado uno de nuestros principales estilos: si pensamos El Escorial pensamos en una de las obras arquitectónicas más características de nuestra historia, si pensamos en un escultor, probablemente el de más personalidad antes del siglo XX, pensamos en Alonso de Berruguete y si pensamos en El Greco estamos pensando en uno de los más importantes y reconocidos pintores de todos los tiempos. Los tres ejemplos puestos son del período llamado despectivamente, Manierista.