Revista catorcenal, hecha en la tierra de los cositías con la bendición de
Tata Lampo. Editor responsable: Alejandro Benito Molinari Torres Contacto: [email protected]
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, un pueblo de 9 estrellas y gente de 10.
3.– DE LA CALLE:
4.– EDITORIAL: Semanas de catorce días o viceversa.
5.– ZAGUÁN: Arenilla:
7.– PATIO: Fotografías de la quincena.
13.– BALCÓN: Ves, ¿y no ves? -Briseida Guillén.
Papel de China.
21.– CORREDORES: Rosario Castellanos, para rolar con los niños (III).
22.– DE NUESTROS PATROCINADORES.
24.– SITIO: ¿El Primer Ser Humano?, cuento de
Rafael Araujo.
26.– ACTUALIDADES.
27.– MOJOL: Una aventura más de Súper
Tzizim.
28.– DE DIEZ.
CONTENIDO
Comitán, un pueblo de 9 estrellas y gente de 10.
Foto de portada:
Francisco Javier Flores Medina
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, un pueblo de 9 estrellas y gente de 10.
DE LA CALLE
―¡Hola! Interesante la revista‖
Ana Solís Castellanos.
―Gracias por el número 8 de la DIEZ. Lo leí cuidadosamente y la verdad que está muy inte-
resante; pero a través del contenido me surgió una duda: ¿Por qué al Niñito Fundador le de-
nominan Fundador? ¿Qué fundó?”
Jorge Melgar Durán.
―Ya tienen una nueva lectora: mi esposa Isabel. La revista DIEZ es muy buena. El artículo
acerca de Rubén Valenti está interesantísimo. Una felicitación al Doctor Andrés Fábregas
Puig, por proponerlo. A él no lo conozco personalmente, pero fui alumno de su padre, el pro-
fesor Andrés Fábregas Roca, cuando fue Director de la Prepa del ICACH. Tenía una gran
personalidad. También fueron mis maestros: Armando Duvalier, Eliseo Mellanes y los Docto-
res Santillán y Nazar. ¡Puros garbanzos de a libra!‖
Paco Domínguez.
―Gracias por la renovada invitación a leer. Como que ya me estoy haciendo adicto al DIEZ.
¿Será bueno o es de nerds?”
Fernando Limón.
Palabras de nuestros lectores
Comitán, un pueblo de 9 estrellas y gente de 10.
EDITORIAL
Dos o tres lectores han insistido. No-
sotros insistimos también. La perio-
dicidad de DIEZ es catorcenal. Apa-
rece cada semana (por el momento);
y la carpeta de fotografías corres-
ponde a las fotografías quincenales.
Este número 9 aparecerá en el
mes de febrero con fecha del mes de
marzo (por fortuna, del mismo año).
Pero algún número aparecerá con la
fecha del año que está por llegar. Un
poco al estilo del famoso personaje
de El Perseguidor, de Julio Cortázar,
que dijo: ―Esto ya lo toqué maña-
na‖.
Los lectores insisten en que in-
currimos en un error; pero nosotros
insistimos en decir que esta revista
camina por el borde de una ventana
atemporal. Si el buen Albert Einstein
se quemó las pestañas para decirnos
que el tiempo es relativo; la relativi-
dad está instalada al ciento por cien-
to en las páginas virtuales de esta re-
vista digital. Baste decir que algunos
lectores también han insistido en que
les digamos el lugar donde pueden
conseguir DIEZ y, uno de ellos, nos
preguntó cuánto costaba el ejemplar.
Todo es relativo.
Insistimos, esta revista es cator-
cenal, aparece cada semana y publi-
ca una carpeta con fotografías quin-
cenales.
Porque ya dijimos que DIEZ es
una mano abierta; una mano juguetona y, a ve-
ces, una mano mañosa. Un poco como el juego
del catafixiador de la tele, que propone elegir
entre la mano izquierda o la mano derecha.
Claro, a veces, somos la mano del centro y en-
tonces no hay misterio.
Cuando aparece la mano del centro, que
es como el tercer ojo, todo es como un río de
aguas mansas. Pero cuando el río se desmadra
el agua inunda las riberas del espíritu y es
cuando esta mano virtual se esconde detrás de
la espalda.
Esta es una mano juguetona; pero jamás
malcriada; por esto acá no hay ―caracolitos‖.
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ZAGUÁN Arenilla: El tiempo recostado
Nunca me gustó la música de Facundo
Cabral; es decir, si a lo que hace pue-
de llamársele música. A mí me encan-
taba escuchar el mariachi, la marimba
o al maravilloso Barry White.
Tengo compas que sí escuchaban
los discos de Facundo; así como escu-
chaban a Mercedes Sosa y a Dolores
Pradera (¡por el amor de Dios!).
Cuando en la radio ponen alguna
canción de Arjona o una de Leo Dan,
le bajo volumen al radio, casi casi has-
ta el cero; subo el volumen cuando ya
calculé que el infortunio pasó.
Me caen tan mal que sus cancio-
nes las sé de memoria. El otro día me
descubrí tarareando una de Arjona y
¡no se diga las canciones de Leo Dan!,
sobre todo esa sobadísima de Mary es
mi amor, sólo con ella vivo la felicidad.
Entiendo que hay gustos para todo el
mundo. En la oficina escucho música de los se-
tentas (le subo el volumen al aparato cuando
suena White); al mediodía le cambio al jazz
(esto es un poco snob, porque no sé nada de es-
ta música, pero me gusta escucharla); en la
tarde –cuando tengo tiempo– pongo algo de
música clásica. Estas son mis preferencias; así
como la preferencia del vecino es la música
grupera; y la de Sergio es la música de Ana
Gabriel.
Un precepto ético dice que nada es mejor
o peor que otra esencia, ¡todo es diferente! Así
pues en mi gusto nunca estuvo Facundo. Casi
casi vomitaba cuando oía el rasgueo de su gui-
tarra y la voz argentina en tono de rezo decla-
matorio. Ahora que escribo esta Arenilla puedo
escuchar todavía su voz y siento una especie de
escalofrío.
Pero, bueno, como ya dije arriba, ¡no tra-
go la música de Arjona y, sin embargo, la chi-
flo de vez en vez! Así, el otro día recibí un co-
rreo con un supuesto mensaje de Facundo Ca-
bral. Era una presentación en power point (tal
vez el lector ya lo recibió también en su co-
rreo). Abrí el mensaje con cierto resquemor.
Por fortuna no tenía sonido. Leí el texto. Es
una especie de ideario, donde Facundo habla
de las bondades de la vida, mismas que no ve-
mos porque estamos distraídos en otras vainas.
Me detuve ante la línea que recomienda: ―No
hagas nada por obligación ni por compromiso,
sino por amor‖. Al terminar de leer el texto
pensé que, tal vez, un día de éstos debo escu-
char alguna ―canción‖ de Facundo en el - - - -
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ZAGUÁN Arenilla: El tiempo recostado
Youtube.
Tal vez si hubiese escuchado a Facundo
en mi juventud me habría ahorrado muchos
―viajes‖ que hice por compromiso o por
obligación; y lo de viaje no tiene nada que
ver con tachas o con peyote de María Sabi-
na. Lo de ―viaje‖ tiene que ver con esos ca-
minos por donde caminé y no deseaba. En
ese tiempo había algo como una obligación
moral con los compas, o al menos, así lo
pensaba.
Hoy sigo al pie de la letra la recomen-
dación de Facundo y a mis cincuenta y tres
años de edad algo me reconcilia con él. Si
pudiera me apropiaría de sus palabras y las
injertaría en la mente y en el corazón de to-
dos los jóvenes de esta patria: ¡No hagan
nada por obligación ni por compromiso!
Vemos que el mundo, precisamente,
hace lo contrario. Las sociedades actuales se
mueven por esos nefastos oleajes. Es triste
constatar que los hombres se colocan esas
cadenas que les impiden volar.
Quienes detentan os poderes económico
y político nos han hecho creer que estamos
obligados y comprometidos a hacer lo que
ellos desean; y nosotros lo hemos permitido.
De esta manera hacemos a un lado la digni-
dad y cumplimos sus deseos. En este cum-
plimiento no existe el amor a lo que se hace,
por esto la mediocridad campea en nuestro
entorno. Nadie está convencido de lo que
hace, sólo lo hace ―por compromiso‖.
Facundo dice que estamos distraídos.
El compromiso y la obligación nos obliga a
no ver lo que tenemos enfrente: ¡el poder de
ser!
Los compromisos nos denigran, nos
despojan de la dignidad. Los
―comprometidos‖ realizan actos indignos.
Entiendo que ese ―hacer todo por
amor‖ que propugna tiene que ver más con
la dignidad que con la cursilería.
Facundo quiso decirnos que debemos
hacer todo conscientes de nuestra dignidad
como seres humanos. Quiso decirnos que
dejemos de arrastrarnos como gusanos por
compromisos y obligaciones.
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PATIO
FOTOGRAFÍAS DE LA QUINCENA - FOTOGRAFÍA 1
¡Si me viera mi mamá! Ella siempre me
dijo: ―Balconcito, abrigate. ¿Qué no mirás
cuánto aire hace en la calle?‖
Ay, si me viera mi pobre madre balconera.
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PATIO
FOTOGRAFÍAS DE LA QUINCENA - FOTOGRAFÍA 2
Sí, soy de sangre azul.
Por esto acostumbro barrer
las hojas secas con la más
sencilla de mis escobas.
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PATIO
FOTOGRAFÍAS DE LA QUINCENA - FOTOGRAFÍA 3
¡Mami, mami! Vamos a visitar a mi primito Andrés.
¡No, mi vida! Tengo muchas cosas que hacer.
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PATIO
FOTOGRAFÍAS DE LA QUINCENA - FOTOGRAFÍA 4
El niño robó unas monedas y trepó a un autobús con rumbo a El Cedro.
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PATIO
FOTOGRAFÍAS DE LA QUINCENA - FOTOGRAFÍA 5
Cuando Andrés vio a su primito bajar del camión,
le dio ¡un gran gusto!
NOTA: Estos tres dibujos están sobre una banqueta a cuadra y media de la
Central de Abasto, de Comitán. Tienen la misma secuencia que acá se presenta.
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PATIO
FOTOGRAFÍAS DE LA QUINCENA - FOTOGRAFÍA 6
Radiografía del
techo de una
casa comiteca que
tiene dolores constantes
de cabeza.
La opinión del Médico
Residente es que
esta cefalea no se le
quitará con un
simple mejoral.
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BALCÓN
Ves, ¿y no ves?
Briseida Guillén
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BALCÓN
Ves, ¿y no ves?
Briseida Guillén
Últimamente se ha comentado sobre el cre-
cimiento de la ciudad y el establecimiento
de empresas transnacionales, pero sobre to-
do, de los beneficios o inconvenientes que
traen consigo éstas últimas. Hay quienes
nos motivan a no deslumbrarnos con la no-
vedad, para no debilitar así nuestros valores,
tradiciones y creencias; como videntes se
imaginan a un pueblo que ni es de allá en
donde hay grandes edificios, pero ya des-
prendido de sus raíces tampoco es de acá.
Hay otros que alcanzan a ver que un gran
beneficio son los nuevos empleos que se
han generado.
Diferentes productos están disponibles aho-
ra sin tener que caminar de acá para allá y final-
mente tolerar el buen o mal humor del dueño del
negocio; esto es sin duda un beneficio. Pero, esos
30 ó 40 nuevos empleos generados por las gran-
des empresas, son probablemente mal pagados y
sin mayores perspectivas para los empleados
(claro, hay que valorar el título de "empleado del
mes"). Sabemos que los empleos que se van a per-
der en los negocios pequeños de Comitán tampo-
co son la mejor oferta (queda acá la primer tarea
para el gobierno municipal y los comerciantes),
pero lo que hace la diferencia es que un alto por-
centaje del producto del trabajo de los emplea-
dos de las grandes tiendas no se va a quedar en
Comitán.
Pero además, estos avances hacia la mo-
dernidad no serán benéficos para Comitán si todas
esas nuevas experiencias se viven en forma pasi-
va; es decir, que verdaderamente habrá pérdida,
como algunos opinan, si se llega a pensar que las
cosas ya están resueltas al encerrarse en un cuarto
oscuro que muestra en una pantalla una realidad
que no es nuestra ni lo será, porque somos dife-
rentes y nuestros recursos son diferentes. No se
trata de considerar como solución dejar de ir al
cine, pero (esta es nuestra tarea como ciudadanos)
sí podemos pensar y generar algo que esté lleno
de nosotros mismos y no solamente "esperar" a
que lleguen las empresas salvadoras de la pobreza
y motores de nuestra voluntad.
¿Es progreso comprar carne que ha estado
refrigerada durante quién sabe cuánto tiempo (si
la industria local de carne llega a caerse, podemos
llegar a extrañar intensamente a los cortes frescos
y al trato amable de quien nos atiende ahora)? ¿Es
progreso que lleguen frutas y verduras de otros
lugares, compradas a productores a precio de tris-
teza mientras que los productores comitecos - - -
Artículo de opinión
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, un pueblo de 9 estrellas y gente de 10.
BALCÓN
necesitan una oportunidad para vender ahí sus
productos (y cuando la tengan la venderán a ese
mismo precio)? Lo que se pierde no se equipara
con lo que se gana si no pensamos y no le damos
valor a lo que somos y tenemos.
Algún psicólogo reconocido ha definido
que una sociedad consumista está formada por in-
dividuos que alivian sus angustias con las cosas
materiales que poseen y de las que no pueden ser
despojados. Recordemos también que algo nues-
tro y que nadie puede quitarnos es nuestra identi-
dad, nuestra tierra y nuestro cielo, que están ahí,
¡inagotables!
Papel De China
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, un pueblo de 9 estrellas y gente de 10.
BALCÓN
Hace varios años, Paco Flores Medina soñó una revista bella, la llamó Papel de China. ¡La hizo!
Una tarde de éstas, su hija, Patricia del Carmen Flores Cancino (ya adolescente, estudiante del sex-
to semestre de bachillerato) nos envió la siguiente carta:
―Hace tanto tiempo que no arreglaba la caja
de mis recuerdos y ahora, antes de empezar
las clases, decidí dejar todo en orden, pues
pensé: siempre me ha gustado la frase: “la vida
pasa mientras nosotros estamos haciendo pla-
nes”, y ahí encontré la revista Papel de Chi-
na, que mi papá y otros amigos más empren-
dieron para concretar esa idea ¡tan maravillo-
sa! Nunca supe por qué sólo llegó hasta el
número 3. En ese tiempo no entendía sobre la
falta de recursos, ni que la cultura no estaba
tan promovida como ahora; pero sí sabía de
las ilusiones que tenían quienes en ella escri-
bían, así como quienes la editaban.
―Ahora, a los jóvenes nos toca vivir otra
época donde tenemos un poco más de concien-
cia sobre nuestros valores, tradiciones y entor-
no familiar. ¡Cómo me gustaría volver a sentir
la revista Papel de China!, como cuando uno
cumple años y lo primero que vemos al abrir
los ojos es la reja de papel de china, que nos
recuerda con alegría que entramos a un nuevo
año de vida.
―Sé que estamos ante un nuevo gobierno
que desea promover nuestra cultura y tradi-
ciones, para que los chiapanecos conozcamos
nuestras raíces y con orgullo las demos a co-
nocer al mundo entero. Ahora es tiempo de
que vuelva a nacer Papel de China.
―Para quienes no la conocieron, digo
que era una revista escrita por comitecos que,
entre hoja y hoja, tenía una hoja de papel de
china picado. Al abrir la revista teníamos la
misma sensación que sentimos cuando abri-
mos una reja para saber qué hay detrás de
ella. ¡Esto era la revista Papel de China, un
mundo que deseábamos descubrir a cada
vuelta de la página! Ojalá que vuelva a nacer
Papel de China, porque en nuestro Comitán y
en Chiapas tenemos valiosos poetas, escrito-
res, cronistas y colaboradores.‖
Comitán, un pueblo de 9 estrellas y gente de 10.
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Coincidimos con el comentario de Carmelita Flo-
res Cancino. Papel de China debe volver a ser el
papel para envolver los regalos más preciados de
nuestro pueblo.
Estamos seguros que Paco Flores, papá de
Carmelita y editor de esa maravillosa revista, vol-
verá a soñar y a materializar sus sueños.
Y, como dice Carmelita, para quienes no la
conocieron copiamos un bello artículo que apare-
ció en el primer número de la revista, cuyo autor
es Jorge Gordillo Mandujano.
BALCÓN
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BALCÓN
Papel de china. ¿Por qué de china? Le pre-
gunté curioso a mi papá. Quería saber por qué
este papel (tan bonito), diferente a las hojas de
mi cuaderno, que había de tan vistosos colores
(de todos, también verde), le decían de china.
Mi padre me dio una amplia explicación:
que un chino: Tsuan Lun, en el siglo III de
nuestra era, lo fabricó por primera vez, con
seda, trapos y cortezas; de los chinos lo apren-
dieron los árabes y difundieron su técnica en
España. Tal vez a este papel se le conoció co-
mo de china, en memoria de China, cuna del
papel (aunque la paternidad del papel la re-
claman también los Egipcios). Toda la perora-
ta de mi padre me sirvió para nada.
Mi padre era maestro rural. Por estas fe-
chas trabajaba en la colonia Hermenegildo
Galeana, del municipio de La Independencia.
Esa tarde estaba muy ocupado en los pre-
parativos del desfile del 16 de septiembre. En
ese entonces el maestro rural cumplía al pie de
la letra los ideales del ilustre pedagogo Rafael
Ramírez: debía vivir y convivir en la comuni-
dad donde prestaba sus servicios. Tal hacía mi
padre: peregrinábamos junto con él en las di-
ferentes colonias (ejidos recién constituidos)
donde le tocaba trabajar. Habitábamos una
casita anexa al edificio escolar (si edificio pu—
Papel de China
Jorge
Gordillo
Mandujano
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BALCÓN
diera llamarse una casona con techo de zacate,
paredes de bajareque y piso de tierra). Yo lo vi
muchas veces, actuar como juez, como médico,
como sacerdote, etc. La vida de la comunidad se
desarrollaba siempre en torno al maestro y su
familia. Había que ver y admirar aquellas
―veladas‖ del 10 de mayo y del 15 de septiem-
bre, las principales, en las que mi padre se con-
vertía en director de teatro; mi madre era co-
reógrafa y maquillista y mis hermanos en pri-
meros actores que encabezaban un brillante
elenco conformado por rudos campesinos, que
al parecer sólo sabían manejar la coa o el
azadón. Atanasio, Rogelio, Braulio, son algunos
nombres que recuerdo.
El desfile de este año sería muy especial.
Era el año 1945. Acababa de terminar el sexenio
de la guerra, la segunda guerra mundial en la
que México también había participado con el
escuadrón 201, del cual formó parte (porque so-
mos muy metiditos) un valiente comiteco: Luis
Mandujano Gallegos (El Pichón). Alboreaba un
nuevo día que la gente anhelaba fuera eterno.
Este 16 de septiembre, los niños y los mayores
pasearíamos nuestro lábaro patrio por los calle-
jones lodosos de Galeana, un diminuto punto en
el Universo, imperceptible a los ojos de los hom-
bres; engrandecido a la vista del Señor, dueño
de la vida y autor de la paz.
El engrudo de almidón ya casi se hacía bo-
las, alguien había dejado de menearlo. Una vez
que alcanzó su grado de viscosidad, empezó el
trajín: todos teníamos ya las reglillas de tejama-
nil de 3/4 de vara (unos 63 cm) que servirían de
astas a nuestras banderitas. De antemano, mi
padre en uno de sus viajes a Comitán, había
comprado en la tienda de doña Mariana, varios
cuadernillos de papel de china, verde, blanco y -
rojo, en igual número. Con tijeras, cuchillos
y hojitas de ―shilet‖ (así les llamábamos a
las navajitas de rasurar de marca GILLET-
TE) se hacían los cortes. Cuando a mí me
falló un corte y eché a perder un pliego de
papel, encontré la explicación de por qué se
llama papel de china. Quise esconder disi-
muladamente el pliego que había inutiliza-
do. Con mucho cuidado lo jalé para dejarlo
debajo de la mesa; pero un sonido desagra-
dable y estridente me delató. Mi padre me
vio con una mirada interrogante. Quise - - -
Papel de China
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BALCÓN
ocultar más mi delito y ayudado de mis piernas
lo estrujé para disminuir mi culpa. En ese mo-
mento, mi padre, con severa palabra, me in-
crepó: ¿Qué es eso que rechina? -Es el papel,
papá, es el papel. Y pensé en mis adentros: ―Tal
vez, porque es de china, rechina. Eso es, ahí está
la explicación.‖ Y jamás volví a preocuparme de
este asunto.
Sin embargo, desde aquellas tardes en que
juntos con mi padre hacíamos banderitas, este
papel delgadito, translúcido, multicolor, me trae
gratos recuerdos. Lo he observado en vistosos
cortinajes adornando altares y tumbas; en pa-
palotes que surcan el aire en un intento de riva-
lizar con las estrellas; en guardianes de afectos
primorosamente calados; o envolviendo cariño
en los días de santo. ¡Cómo me entristece que el
papel de china de todos colores (y también ver-
de) ya no presida las fiestas patrias como antaño
alternaba con laureles en los templetes. ¡Papel
de china! ¡Cómo te añoro!
Aunque el papel de china haya caído en
desuso, ahora esta revista ha vuelto a inquietar-
me. ¿Por qué de china? ¿Puede usted, amable
lector, despejarme esta incógnita?
Papel de China
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CORREDORES
Rosario vivió en Comitán hasta los
dieciséis años; luego viajó a la ciu-
dad de México.
Su mundo cambió ¡radicalmente! Lo que tuvo ante sus
ojos ya nada tenía que ver con lo bucólico de un pueblo
oscuro y cerrado como Comitán. No obstante, ella
conservó las imágenes que había recogido en el pueblo.
Pronto advirtió que la ciudad
de México le permitiría
conocer a personajes
importantes y sería el viento
para emprender el vuelo que
ella anhelaba.
Continuará
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SITIO
¿El
Primer
Ser
Humano?
Cuento
De
Rafael
araujo
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SITIO
¿El primer ser humano?
Rafael Araujo
A veces tenemos la suerte de encontrarnos con personas que nos descubren nuevas cosas. Tal vez
las imaginamos, o a lo mejor ya las conocíamos pero no nos habíamos detenido a observarlas.
Don Luis me ayudó a conocer mejor nuestra cultura. Luego de ese día, más bien de esa tar-
de, no tuvimos tiempo de volver a platicar porque cambiaron el horario de trabajo. Ahora, todo
debíamos hacerlo en la mañana y no sobraba tiempo.
La inquietud estaba en mi mente, así que busqué el libro. Tardé años en hallarlo pero pude
leerlo.
En él encontré lo que buscaba y grande fue mi sorpresa. ¡Las primeras personas creadas
fueron un fracaso!
Los dioses mayas tuvieron que hacer varios intentos hasta que fueron ayudados por los ani-
males.
Escrito está que fue al amanecer. Estaban los dioses reunidos orando y agradeciendo la vi-
da. Llegaron los animales, les avisaron que el maíz morado, blanco y amarillo, estaba listo para
cosecharse. El dios más viejo -así lo parecía, pero ni uno de los dioses tenía edad-, habló en voz
muy baja, como pensando y dijo: hagamos al hombre de maíz ya que tanto hemos fallado. Y así
fue. Primero desgranaron las mazorcas, luego hicieron la masa y con agua de lluvia puesta a se-
renarse, les infundieron la vida. Fue tal el arte que pusieron en estos seres que al vivir sorpren-
dieron a los dioses con sus palabras.
Dicen que muy grande fue su sorpresa.
Los dioses decidieron ocultar algunos misterios a los hombres de maíz porque habían de-
mostrado inteligencia muy vivaz y emociones muy intensas.
No está escrito en el libro, pero yo supongo que por eso la raza humana anda buscando
siempre, y siempre, algo encuentra. A veces fuera del planeta, otras en la naturaleza de las cosas,
y siempre, dentro de sí mismo.
Cuento incluido en el libro Mitos y leyendas de Chiapas: la búsqueda, del mismo autor. El libro ya está en circulación
en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México.
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ACTUALIDADES
Chavos grafiteros pintan
paneles en el
Museo de Arte
Hermila Domínguez de
Castellanos.
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MOJOL Súper Tzizim
Como todas las noches, Súper Tzizim
salió a dar una vuelta por las calles
de Comitán.
Nuestro héroe vio un hombre que, con
ayuda de una escalera, trataba de trepar
al techo de una casa.
Continuará
Súper Tzizim jaló la
escalera para que el
―delincuente‖ no
entrara a la casa ajena
(bueno, eso creía él).
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