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Segunda Quincena Marzo 2014 L V Calle Estamos de Moda · No hay que ser un lince de la economía...

Date post: 29-Sep-2020
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La Sierra Noroeste de Madrid se convierte du- rante la primavera y el verano en el auténtico paraíso para los ciclis- tas. Que practicar el ciclis- mo es una actividad pe- ligrosa y que supone un alto índice de mortali- dad en nuestras carre- teras, no se le escapa a nadie. Los que sí escapan de tener multas son los ci- clistas que ponen en peligro la seguridad de los demás usuarios de la vía y la de los compa- ñeros que circulan co- rrectamente. ¿Por qué no llevan matrícula las bicicletas? ¿Sería ade- cuado identificar a los ciclistas que invaden los carriles y que provocan accidentes.? ¿Por qué se saltan los semáfo- ros.? Esta inmunidad perjudi- ca gravemente al sector deporte y a los que cir- culan adecuadamente, pero nadie es multado por circular incorrecta- mente en bicicleta. Esto constituye un agravio comparativo con otros conductores, que inclu- so lleva aparejado la pérdida de puntos. Hay un buen número de ciclistas que no respe- tan las normas, la ley nos permite circular en paralelo “sólo en caso” de circular en grupo, en caso contrario se debe de circular en fila india, pero es habitual ver a solo dos ciclistas circu- lar en paralelo, lo que aparte de poner en ries- go su propia seguridad y de los demás usuarios de la carretera, perjudi- ca gravemente el con- cepto que los demás tienen de nuestro sec- tor. ¿Qué motivos hay para que las bicicletas no lle- ven matrícula, y que se pueda identificar y denunciar a los “infrac- tores” en beneficio de todos los colectivos.? ¿Interesa que haya más victimas.? Siempre he pensado que cuanto mayor es la disparidad de velocida- des entre dos vehícu- los, mayor es el riesgo de que sobrevenga una colisión. Por la causa que sea. Simplemente, *un vehículo que se acciona con el esfuerzo muscular* no puede compararse con *un vehículo autopropulsa- do*. Ni por masa ni por capacidad de acelera- ción ni por la velocidad que cada uno de ellos puede alcanzar. Sim- plemente no tienen na- da que ver y es peligro- so que compartan un mismo espacio, aun imponiendo ciertas nor- mas que, como digo, tampoco es que se res- peten. Por otro lado, la nueva reforma de la Ley de Tráfico en la que los ci- clistas de menos de 16 años estarán obligados a llevar siempre el cas- co en las ciudades me parece una obligación muy segura. ROSA ANORO Collado Villalba. OPINIÓN Segunda Quincena Marzo 2014 8 La Voz de la Calle Estamos de Moda LUIS DE LA CALLE A estas alturas de la pelí- cula, queda meridiana- mente claro que nadie se libra del zarpazo de la cri- sis. Ser reduce el empleo y el que permanece, ve reduci- do a su vez su salario. Es la peligrosa pescadilla que se muerde la cola. Si no hay dinero, no hay consu- mo. Sin demanda, no hay producción. No hay que ser un lince de la economía para saber que, sin dinero circulando, la miseria se apropia de la calle. En este escenario tan po- co idílico para referirse al futuro, el comercio de nuestra zona merece un capítulo aparte. En un municipio como Co- llado Villalba, que sigue re- cordando con nostalgia aquellos años dorados en que la “marcha” atraía a cientos de madrileños has- ta sus locales de moda los fines de semana, sola- mente queda el comercio para salir a flote. Como identidad de un pueblo que quiere convertirse, sea como sea, en “capital de la Sierra”. El comercio es lo que nos queda para no acabar hundidos en las profundi- dades de la depresión. Ese mensaje debe dar vueltas en la cabeza del alcalde cada día. Y de ahí su empeño por involucrar- se (en la medida que le es posible) en la captación de marcas de renombre que se dejen caer por estas la- titudes. El anuncio, esta pasada semana, de la apertura de Decathlon en Collado Vi- llalba, no deja de ser una muestra de ese empeño en el que Agustín Juárez ha tenido su parte de res- ponsabilidad. Al márgen de sus propios estudios de mercado, no ha de ser fácil convencer a una marca para instalarse en un mu- nicipio especialmente cas- tigado por el paro. En dos meses, al parecer, esta nueva tienda abre sus puertas y eso significará unos cuantos puestos de trabajo. De la calidad de los mismos no vamos a hablar hoy. Eso merece capítulo aparte. Y en medio de este “oasis” mínimamente esperanza- dor, el comercio sigue su día a día de supervivencia asistiendo al final de mu- chos negocios. El descen- so en las ventas y la impo- sibilidad de hacer frente en muchos casos a los gas- tos que conlleva abrir a diario las puertas de las tiendas, se convierten en la pesadilla de muchos empresarios que deciden rendirse ante la situación. Tambien cabría esperar por parte de muchos pro- pietarios de locales comer- ciales una adecuación de los precios de los alquile- res al momento por el que discurre la vida. No es de recibo que, con la que está cayendo, se sigan mante- niendo unos precios inasu- mibles y que conducen al cierre seguro en pocos meses. Hay que quitarse el som- brero ante todos los co- merciantes y empresarios que, a día de hoy, siguen esforzándose por salir adelante, negándose a la rendición. Es difícil entonces, encajar en este contexto una frase de Agustín Juárez pronun- ciada el mismo día que anunció la llegada de De- cathlon a Collado Villalba. “Estamos de moda” dijo el alcalde. Es difícil encajarla, pero no imposible conociendo al alcalde. Juárez se propuso el año pasado convertir su pue- blo en capital de la Sierra. Y ese convencimiento tie- ne que empezar por sí mismo. De hecho, ya rara vez se refiere a su pueblo por su nombre, sino por “la capital de la Sierra”. Siempre se ha dicho que la insistencia y la perseve- rancia suelen tener pre- mio. Y Juárez se ha empe- ñado en ese fin. Tras el éxito que supuso el año pasado la oleada de con- ciertos y acontecimientos culturales gratuitos, estos próximos meses volvere- mos a asistir a un tropel de actividad. Se quiera o no, el hervidero que conlleva un evento del estilo de “Vi- llalba Suena”, por ejemplo, puede suponer para el co- mercio un pequeño alivio. Se trata de que el nombre de Collado Villalba, ligado al de “Capital de la Sierra”, se lea y se vea por toda la región y, si es posible, por toda España. Lo que sea por dar vida a la ciudad y a su comercio que, al fin y al cabo, sigue siendo su principal seña de identidad. NOTA AL MARGEN Cuando nos hartamos de pedir que el Ayuntamiento cumpla con un cometido tan fundamental como el de la limpieza de la ciudad y buscamos esa corres- pondencia por parte de to- dos los vecinos, desea- mos que ambas partes cumplan ese objetivo. No tiene mucho sentido entonces, tal como nos ha- cen llegar desde la calle Tomás Martín, que se reti- ren los contenedores de basura y no se facilite a los vecinos ningún tipo de ex- plicación. Por lo que éstos, se han visto obligados a depositar las basuras en la calle, en el lugar que ante- riormente ocupaban los contenedores. La única respuesta que han encontrado por parte del ayuntamiento ha sido un aviso de 750 euros por depositar las basuras en un lugar prohibido. ¿Al- guien lo entiende.? N atural-mente Los viejos sanatorios del Guadarrama Jonathan Gil MuñozDirector de ElGuadarramista.com En nuestra Sierra de Guadarrama todavía aguantan en pie algunos de los sanato- rios que en su día se levantaron para tratar a los enfermos de tuberculosis y otras enfermedades. Nos referimos al de La Tablada en Guadarrama, el de la Marina en Los Molinos y el del Santo Ángel de la Guarda en Navacerrada. En esta lista hasta no hace mucho se incluía el Hospital Hispano Americano, que ha sido rehabilitado. Si dejamos a un lado las historias fantasmales que han hecho famosos a estos antiguos estable- cimientos sanitarios, estaremos hablando de una serie de edificios de gran porte, a los que acceden de forma ilegal cientos de personas todos los años atraídos por un pasa- do luctuoso más legendario que cierto. Apuntamos ya el primer problema que representan estos “dinosaurios” ruinosos; son enormes trampas mortales por su decadente estado. A pesar de que las administracio- nes públicas son conscientes de esto, es muy poco lo que hacen. Todos los gobiernos locales, autonómicos y estatales, han dejado que estos edificios languidezcan duran- te años sin molestarse en dar una verdadera solución a este problema. No olvidemos que todos ellos se encuentran enclavados a las mismas puertas del Parque Nacional; el de La Tablada se levanta en plena subida madrileña al Alto del León, el del Santo Ángel a entrada del Valle de La Barranca y el de la Marina al pie de la Sierra, vigilan- do una enorme fresneda. A pesar de todo esto ahí están, pasto del vandalismo, cada vez un poco más viejos y deformes. Son dos las alternativas; o se les da una salida o que se que se demuelan. En uno de los anexos del Santo Ángel existía una escuela de hostelería, obviando el edificio prin- cipal. Con respecto al Sanatorio de la Marina ha salido varias veces a subasta y nadie lo ha querido. Y peor es lo de La Tablada, no se ha movido un dedo por él. Está claro que la situación actual no da margen para mucho, pero no es excusa. A día de hoy el movimiento asociativo serrano está en plena efervescencia, un caladero de ideas poco explotado por los alcaldes serranos. Está claro, o se mueven las cosas o que se natu- ralice el lugar que ocupan, como se hizo a mediados de los noventa con el Real Sanatorio del Guadarrama. Harta de ciclistas peligrosos
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La Sierra Noroeste deMadrid se convierte du-rante la primavera y elverano en el auténticoparaíso para los ciclis-tas.Que practicar el ciclis-mo es una actividad pe-ligrosa y que supone unalto índice de mortali-dad en nuestras carre-teras, no se le escapa anadie.Los que sí escapan detener multas son los ci-clistas que ponen enpeligro la seguridad delos demás usuarios dela vía y la de los compa-ñeros que circulan co-rrectamente. ¿Por quéno llevan matrícula lasbicicletas? ¿Sería ade-

cuado identificar a losciclistas que invaden loscarriles y que provocanaccidentes.? ¿Por quése saltan los semáfo-ros.?Esta inmunidad perjudi-ca gravemente al sectordeporte y a los que cir-culan adecuadamente,pero nadie es multadopor circular incorrecta-mente en bicicleta. Estoconstituye un agraviocomparativo con otrosconductores, que inclu-so lleva aparejado lapérdida de puntos. Hay un buen número deciclistas que no respe-tan las normas, la leynos permite circular enparalelo “sólo en caso”

de circular en grupo, encaso contrario se debede circular en fila india,pero es habitual ver asolo dos ciclistas circu-lar en paralelo, lo queaparte de poner en ries-go su propia seguridady de los demás usuariosde la carretera, perjudi-ca gravemente el con-cepto que los demástienen de nuestro sec-tor.¿Qué motivos hay paraque las bicicletas no lle-ven matrícula, y que sepueda identificar ydenunciar a los “infrac-tores” en beneficio detodos los colectivos.?¿Interesa que hayamás victimas.?Siempre he pensadoque cuanto mayor es ladisparidad de velocida-des entre dos vehícu-los, mayor es el riesgode que sobrevenga unacolisión. Por la causa

que sea. Simplemente,*un vehículo que seacciona con el esfuerzomuscular* no puedecompararse con *unvehículo autopropulsa-do*. Ni por masa ni porcapacidad de acelera-ción ni por la velocidadque cada uno de ellospuede alcanzar. Sim-plemente no tienen na-da que ver y es peligro-so que compartan unmismo espacio, aunimponiendo ciertas nor-mas que, como digo,tampoco es que se res-peten.Por otro lado, la nuevareforma de la Ley deTráfico en la que los ci-clistas de menos de 16años estarán obligadosa llevar siempre el cas-co en las ciudades meparece una obligaciónmuy segura.ROSA ANORO

Collado Villalba.

OPINIÓNSegunda Quincena Marzo 20148

La Voz de la Calle

Estamos de ModaLUIS DE LA CALLE

A estas alturas de la pelí-cula, queda meridiana-mente claro que nadie selibra del zarpazo de la cri-sis.Ser reduce el empleo y elque permanece, ve reduci-do a su vez su salario. Esla peligrosa pescadilla quese muerde la cola. Si nohay dinero, no hay consu-mo. Sin demanda, no hayproducción.No hay que ser un lince dela economía para saberque, sin dinero circulando,la miseria se apropia de lacalle.En este escenario tan po-co idílico para referirse alfuturo, el comercio denuestra zona merece uncapítulo aparte.En un municipio como Co-llado Villalba, que sigue re-cordando con nostalgiaaquellos años dorados enque la “marcha” atraía acientos de madrileños has-ta sus locales de moda losfines de semana, sola-mente queda el comerciopara salir a flote. Comoidentidad de un puebloque quiere convertirse,sea como sea, en “capitalde la Sierra”.El comercio es lo que nosqueda para no acabarhundidos en las profundi-dades de la depresión.Ese mensaje debe darvueltas en la cabeza delalcalde cada día. Y de ahísu empeño por involucrar-se (en la medida que le esposible) en la captación demarcas de renombre quese dejen caer por estas la-titudes.El anuncio, esta pasadasemana, de la apertura deDecathlon en Collado Vi-llalba, no deja de ser unamuestra de ese empeñoen el que Agustín Juárezha tenido su parte de res-ponsabilidad. Al márgende sus propios estudios demercado, no ha de ser fácilconvencer a una marcapara instalarse en un mu-

nicipio especialmente cas-tigado por el paro.En dos meses, al parecer,esta nueva tienda abre suspuertas y eso significaráunos cuantos puestos detrabajo. De la calidad delos mismos no vamos ahablar hoy. Eso merececapítulo aparte.Y en medio de este “oasis”mínimamente esperanza-dor, el comercio sigue sudía a día de supervivenciaasistiendo al final de mu-chos negocios. El descen-so en las ventas y la impo-sibilidad de hacer frente enmuchos casos a los gas-tos que conlleva abrir adiario las puertas de lastiendas, se convierten enla pesadilla de muchosempresarios que decidenrendirse ante la situación.Tambien cabría esperarpor parte de muchos pro-pietarios de locales comer-ciales una adecuación delos precios de los alquile-res al momento por el quediscurre la vida. No es derecibo que, con la que estácayendo, se sigan mante-niendo unos precios inasu-mibles y que conducen alcierre seguro en pocosmeses.Hay que quitarse el som-brero ante todos los co-merciantes y empresariosque, a día de hoy, siguenesforzándose por saliradelante, negándose a larendición.Es difícil entonces, encajaren este contexto una frasede Agustín Juárez pronun-ciada el mismo día queanunció la llegada de De-cathlon a Collado Villalba.“Estamos de moda” dijo elalcalde.Es difícil encajarla, pero noimposible conociendo alalcalde.Juárez se propuso el añopasado convertir su pue-blo en capital de la Sierra.Y ese convencimiento tie-ne que empezar por símismo. De hecho, ya raravez se refiere a su pueblo

por su nombre, sino por “lacapital de la Sierra”.Siempre se ha dicho quela insistencia y la perseve-rancia suelen tener pre-mio. Y Juárez se ha empe-ñado en ese fin. Tras eléxito que supuso el añopasado la oleada de con-ciertos y acontecimientosculturales gratuitos, estospróximos meses volvere-mos a asistir a un tropel deactividad. Se quiera o no,el hervidero que conllevaun evento del estilo de “Vi-llalba Suena”, por ejemplo,puede suponer para el co-mercio un pequeño alivio.Se trata de que el nombrede Collado Villalba, ligadoal de “Capital de la Sierra”,se lea y se vea por toda laregión y, si es posible, portoda España.Lo que sea por dar vida ala ciudad y a su comercioque, al fin y al cabo, siguesiendo su principal señade identidad.

NOTA AL MARGEN

Cuando nos hartamos depedir que el Ayuntamientocumpla con un cometidotan fundamental como elde la limpieza de la ciudady buscamos esa corres-pondencia por parte de to-dos los vecinos, desea-mos que ambas partescumplan ese objetivo.No tiene mucho sentidoentonces, tal como nos ha-cen llegar desde la calleTomás Martín, que se reti-ren los contenedores debasura y no se facilite a losvecinos ningún tipo de ex-plicación. Por lo que éstos,se han visto obligados adepositar las basuras en lacalle, en el lugar que ante-riormente ocupaban loscontenedores.La única respuesta quehan encontrado por partedel ayuntamiento ha sidoun aviso de 750 euros pordepositar las basuras enun lugar prohibido. ¿Al-guien lo entiende.?

Natural-mente

Los viejos sanatorios del GuadarramaJonathan Gil MuñozDirector de ElGuadarramista.com

En nuestra Sierra de Guadarrama todavía aguantan en pie algunos de los sanato-rios que en su día se levantaron para tratar a los enfermos de tuberculosis y otrasenfermedades. Nos referimos al de La Tablada en Guadarrama, el de la Marina en LosMolinos y el del Santo Ángel de la Guarda en Navacerrada. En esta lista hasta no hacemucho se incluía el Hospital Hispano Americano, que ha sido rehabilitado. Si dejamosa un lado las historias fantasmales que han hecho famosos a estos antiguos estable-cimientos sanitarios, estaremos hablando de una serie de edificios de gran porte, a losque acceden de forma ilegal cientos de personas todos los años atraídos por un pasa-do luctuoso más legendario que cierto. Apuntamos ya el primer problema que representan estos “dinosaurios” ruinosos; sonenormes trampas mortales por su decadente estado. A pesar de que las administracio-nes públicas son conscientes de esto, es muy poco lo que hacen. Todos los gobiernoslocales, autonómicos y estatales, han dejado que estos edificios languidezcan duran-te años sin molestarse en dar una verdadera solución a este problema. No olvidemosque todos ellos se encuentran enclavados a las mismas puertas del Parque Nacional;el de La Tablada se levanta en plena subida madrileña al Alto del León, el del SantoÁngel a entrada del Valle de La Barranca y el de la Marina al pie de la Sierra, vigilan-do una enorme fresneda. A pesar de todo esto ahí están, pasto del vandalismo, cadavez un poco más viejos y deformes. Son dos las alternativas; o se les da una salida o que se que se demuelan. En uno delos anexos del Santo Ángel existía una escuela de hostelería, obviando el edificio prin-cipal. Con respecto al Sanatorio de la Marina ha salido varias veces a subasta y nadielo ha querido. Y peor es lo de La Tablada, no se ha movido un dedo por él. Está claroque la situación actual no da margen para mucho, pero no es excusa. A día de hoy elmovimiento asociativo serrano está en plena efervescencia, un caladero de ideas pocoexplotado por los alcaldes serranos. Está claro, o se mueven las cosas o que se natu-ralice el lugar que ocupan, como se hizo a mediados de los noventa con el RealSanatorio del Guadarrama.

Harta de ciclistaspeligrosos

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