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Page 1: Segunda Quincena Marzo 2014 L V Calle Estamos de Moda · No hay que ser un lince de la economía para saber que, sin dinero circulando, la miseria se apropia de la calle. En este

La Sierra Noroeste deMadrid se convierte du-rante la primavera y elverano en el auténticoparaíso para los ciclis-tas.Que practicar el ciclis-mo es una actividad pe-ligrosa y que supone unalto índice de mortali-dad en nuestras carre-teras, no se le escapa anadie.Los que sí escapan detener multas son los ci-clistas que ponen enpeligro la seguridad delos demás usuarios dela vía y la de los compa-ñeros que circulan co-rrectamente. ¿Por quéno llevan matrícula lasbicicletas? ¿Sería ade-

cuado identificar a losciclistas que invaden loscarriles y que provocanaccidentes.? ¿Por quése saltan los semáfo-ros.?Esta inmunidad perjudi-ca gravemente al sectordeporte y a los que cir-culan adecuadamente,pero nadie es multadopor circular incorrecta-mente en bicicleta. Estoconstituye un agraviocomparativo con otrosconductores, que inclu-so lleva aparejado lapérdida de puntos. Hay un buen número deciclistas que no respe-tan las normas, la leynos permite circular enparalelo “sólo en caso”

de circular en grupo, encaso contrario se debede circular en fila india,pero es habitual ver asolo dos ciclistas circu-lar en paralelo, lo queaparte de poner en ries-go su propia seguridady de los demás usuariosde la carretera, perjudi-ca gravemente el con-cepto que los demástienen de nuestro sec-tor.¿Qué motivos hay paraque las bicicletas no lle-ven matrícula, y que sepueda identificar ydenunciar a los “infrac-tores” en beneficio detodos los colectivos.?¿Interesa que hayamás victimas.?Siempre he pensadoque cuanto mayor es ladisparidad de velocida-des entre dos vehícu-los, mayor es el riesgode que sobrevenga unacolisión. Por la causa

que sea. Simplemente,*un vehículo que seacciona con el esfuerzomuscular* no puedecompararse con *unvehículo autopropulsa-do*. Ni por masa ni porcapacidad de acelera-ción ni por la velocidadque cada uno de ellospuede alcanzar. Sim-plemente no tienen na-da que ver y es peligro-so que compartan unmismo espacio, aunimponiendo ciertas nor-mas que, como digo,tampoco es que se res-peten.Por otro lado, la nuevareforma de la Ley deTráfico en la que los ci-clistas de menos de 16años estarán obligadosa llevar siempre el cas-co en las ciudades meparece una obligaciónmuy segura.ROSA ANORO

Collado Villalba.

OPINIÓNSegunda Quincena Marzo 20148

La Voz de la Calle

Estamos de ModaLUIS DE LA CALLE

A estas alturas de la pelí-cula, queda meridiana-mente claro que nadie selibra del zarpazo de la cri-sis.Ser reduce el empleo y elque permanece, ve reduci-do a su vez su salario. Esla peligrosa pescadilla quese muerde la cola. Si nohay dinero, no hay consu-mo. Sin demanda, no hayproducción.No hay que ser un lince dela economía para saberque, sin dinero circulando,la miseria se apropia de lacalle.En este escenario tan po-co idílico para referirse alfuturo, el comercio denuestra zona merece uncapítulo aparte.En un municipio como Co-llado Villalba, que sigue re-cordando con nostalgiaaquellos años dorados enque la “marcha” atraía acientos de madrileños has-ta sus locales de moda losfines de semana, sola-mente queda el comerciopara salir a flote. Comoidentidad de un puebloque quiere convertirse,sea como sea, en “capitalde la Sierra”.El comercio es lo que nosqueda para no acabarhundidos en las profundi-dades de la depresión.Ese mensaje debe darvueltas en la cabeza delalcalde cada día. Y de ahísu empeño por involucrar-se (en la medida que le esposible) en la captación demarcas de renombre quese dejen caer por estas la-titudes.El anuncio, esta pasadasemana, de la apertura deDecathlon en Collado Vi-llalba, no deja de ser unamuestra de ese empeñoen el que Agustín Juárezha tenido su parte de res-ponsabilidad. Al márgende sus propios estudios demercado, no ha de ser fácilconvencer a una marcapara instalarse en un mu-

nicipio especialmente cas-tigado por el paro.En dos meses, al parecer,esta nueva tienda abre suspuertas y eso significaráunos cuantos puestos detrabajo. De la calidad delos mismos no vamos ahablar hoy. Eso merececapítulo aparte.Y en medio de este “oasis”mínimamente esperanza-dor, el comercio sigue sudía a día de supervivenciaasistiendo al final de mu-chos negocios. El descen-so en las ventas y la impo-sibilidad de hacer frente enmuchos casos a los gas-tos que conlleva abrir adiario las puertas de lastiendas, se convierten enla pesadilla de muchosempresarios que decidenrendirse ante la situación.Tambien cabría esperarpor parte de muchos pro-pietarios de locales comer-ciales una adecuación delos precios de los alquile-res al momento por el quediscurre la vida. No es derecibo que, con la que estácayendo, se sigan mante-niendo unos precios inasu-mibles y que conducen alcierre seguro en pocosmeses.Hay que quitarse el som-brero ante todos los co-merciantes y empresariosque, a día de hoy, siguenesforzándose por saliradelante, negándose a larendición.Es difícil entonces, encajaren este contexto una frasede Agustín Juárez pronun-ciada el mismo día queanunció la llegada de De-cathlon a Collado Villalba.“Estamos de moda” dijo elalcalde.Es difícil encajarla, pero noimposible conociendo alalcalde.Juárez se propuso el añopasado convertir su pue-blo en capital de la Sierra.Y ese convencimiento tie-ne que empezar por símismo. De hecho, ya raravez se refiere a su pueblo

por su nombre, sino por “lacapital de la Sierra”.Siempre se ha dicho quela insistencia y la perseve-rancia suelen tener pre-mio. Y Juárez se ha empe-ñado en ese fin. Tras eléxito que supuso el añopasado la oleada de con-ciertos y acontecimientosculturales gratuitos, estospróximos meses volvere-mos a asistir a un tropel deactividad. Se quiera o no,el hervidero que conllevaun evento del estilo de “Vi-llalba Suena”, por ejemplo,puede suponer para el co-mercio un pequeño alivio.Se trata de que el nombrede Collado Villalba, ligadoal de “Capital de la Sierra”,se lea y se vea por toda laregión y, si es posible, portoda España.Lo que sea por dar vida ala ciudad y a su comercioque, al fin y al cabo, siguesiendo su principal señade identidad.

NOTA AL MARGEN

Cuando nos hartamos depedir que el Ayuntamientocumpla con un cometidotan fundamental como elde la limpieza de la ciudady buscamos esa corres-pondencia por parte de to-dos los vecinos, desea-mos que ambas partescumplan ese objetivo.No tiene mucho sentidoentonces, tal como nos ha-cen llegar desde la calleTomás Martín, que se reti-ren los contenedores debasura y no se facilite a losvecinos ningún tipo de ex-plicación. Por lo que éstos,se han visto obligados adepositar las basuras en lacalle, en el lugar que ante-riormente ocupaban loscontenedores.La única respuesta quehan encontrado por partedel ayuntamiento ha sidoun aviso de 750 euros pordepositar las basuras enun lugar prohibido. ¿Al-guien lo entiende.?

Natural-mente

Los viejos sanatorios del GuadarramaJonathan Gil MuñozDirector de ElGuadarramista.com

En nuestra Sierra de Guadarrama todavía aguantan en pie algunos de los sanato-rios que en su día se levantaron para tratar a los enfermos de tuberculosis y otrasenfermedades. Nos referimos al de La Tablada en Guadarrama, el de la Marina en LosMolinos y el del Santo Ángel de la Guarda en Navacerrada. En esta lista hasta no hacemucho se incluía el Hospital Hispano Americano, que ha sido rehabilitado. Si dejamosa un lado las historias fantasmales que han hecho famosos a estos antiguos estable-cimientos sanitarios, estaremos hablando de una serie de edificios de gran porte, a losque acceden de forma ilegal cientos de personas todos los años atraídos por un pasa-do luctuoso más legendario que cierto. Apuntamos ya el primer problema que representan estos “dinosaurios” ruinosos; sonenormes trampas mortales por su decadente estado. A pesar de que las administracio-nes públicas son conscientes de esto, es muy poco lo que hacen. Todos los gobiernoslocales, autonómicos y estatales, han dejado que estos edificios languidezcan duran-te años sin molestarse en dar una verdadera solución a este problema. No olvidemosque todos ellos se encuentran enclavados a las mismas puertas del Parque Nacional;el de La Tablada se levanta en plena subida madrileña al Alto del León, el del SantoÁngel a entrada del Valle de La Barranca y el de la Marina al pie de la Sierra, vigilan-do una enorme fresneda. A pesar de todo esto ahí están, pasto del vandalismo, cadavez un poco más viejos y deformes. Son dos las alternativas; o se les da una salida o que se que se demuelan. En uno delos anexos del Santo Ángel existía una escuela de hostelería, obviando el edificio prin-cipal. Con respecto al Sanatorio de la Marina ha salido varias veces a subasta y nadielo ha querido. Y peor es lo de La Tablada, no se ha movido un dedo por él. Está claroque la situación actual no da margen para mucho, pero no es excusa. A día de hoy elmovimiento asociativo serrano está en plena efervescencia, un caladero de ideas pocoexplotado por los alcaldes serranos. Está claro, o se mueven las cosas o que se natu-ralice el lugar que ocupan, como se hizo a mediados de los noventa con el RealSanatorio del Guadarrama.

Harta de ciclistaspeligrosos

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