SENTIDO DE PERTENENCIA
Texto adaptado para el Encuentro provincial de Prov. Sta. Rosa.
Original de agustinos recoletos
Somos convocadas con otras hermanas del mismo cuerpo a vivir nuestra vocación que
es común.Somos comunidad que se
expresa y vive esta comunitariedad en distintos
niveles: local, congregacional, en el
ámbito de diferentes países. Somos corresponsables de
la calidad de vida congregacional.
ELEMENTOS DEL SENTIDO DE PERTENENCIA
CONVOCATORIA
Nuestro vivir supone darnos entre nosotras el
testimonio de la más exquisita caridad, y esta
Caridad es un vínculo que nos viene de Dios.
Hemos de acogernos, darnos cariño mutuo,
ofrecernos el testimonio de nuestra hospitalidad y
solidaridad, comprensión y compasión.
AMOR Y MUTUAINTERDEPENDENCIA
Miembros de un mismo Cuerpo estamos llamadas a vivir una
cohesión interna, una fortaleza de los vínculos, de manera que cada
miembro se sienta unido y responsable de los otros.
Todas recibimos de los dones de las otras; si una crece la
Congregación crece; si una se estanca, también la Congregación se esclerotiza en esta parte de su
Cuerpo.
Cada una de nosotras es miembro de la
Congregación, pero son también miembros las obras e instituciones
que nos son encomendadas . Hemos de cuidar su desarrollo y su vinculación al Cuerpo
Congregacional.
La vitalidad de las obras, de los servicios
pastorales, así como la de cada uno de los miembros es una
necesidad fundamental.
MIEMBROS VIVOS
Para mantener la cohesión en el cuerpo de la Congregación es importante la comunicación de las hermanas entre sí y con
quienes ejercen el servicio de gobierno.
Esta comunicación debe ser mirada como una sagrada obligación que sirve a la vinculación mutua.
COMUNICACIÓN
Recibimos una herencia gozosa que es nuestro Carisma y patrimonio espiritual formado por lo que nos dejó nuestro
Fundador, San Francisco Coll.
Esto da forma a nuestra identidad y ha de hacernos sentir un sano orgullo.
IDENTIDAD
Supone que volvamos constantemente sobre él,
para apropiárnoslo por medio de la lectura, la
reflexión , la conversación comunitaria.
La identidad no está hecha de una vez por todas sino
que hay que seguir alimentándola y enriqueciéndola constantemente.
HACER VIDA EL PATRIMONIO ESPIRITUAL Y TRANSMITIRLO
Debemos preocuparnos de vivir con toda seriedad nuestra vocación hasta sus últimas consecuencias.
De la vitalidad del carisma vivo en cada miembro depende la vitalidad de la Congregación.
La fidelidad es tarea primordial, pero no sería de valor para hoy si no intentara ser creativa. Esto es, mantener la
capacidad de retraducir al hoy todo lo que se nos ha dado.
De no cuidar esto con mimo y atención ,en pocos años tendríamos una Congregación muerta y anquilosada, o una Congregación que, por falta a sus orígenes, sería otra muy
distinta
La transmisión viva del patrimonio espiritualnecesita sobre todo el aliento vital de la
transmisión por ósmosis, del cariño y el
aprecio de las hermanas hacia la
propia Congregación.
Todas las comunidades, con un
sano sentido de cuerpo, han de
intentar contactar con los jóvenes e irradiar
en su entorno ese atractivo de la
consagración religiosa que la alegría y la
unión común de los miembros de la
comunidad esparce alrededor.
No se concibe una buena vida humana
sin una sana autoestima,
aceptación sencilla y humilde de lo que
somos desde nuestros orígenes; sin una acogida de
nuestra historia tal y como se ha
desarrollado.
SANA AUTOESTIMA
A través de la historia se ha ido modelando nuestra vida y el Señor se ha ido entregando al mundo en sus distintas épocas y
circunstancias.
De la misma manera, no hay un buen sentido de pertenencia sin que haya una sana autoestima de la
Congregación.
Valorar lo que somos y tenemos es sana humildad, y superar las tentaciones de
desvalorización propia y sentido crítico a ultranza es
bien interesante para un desenvolvimiento armónico de nuestra personalidad en
la Congregación.
Esto no está reñido con ver los límites y saber estimular el
crecimiento.
Es importante y es cristiano alejarse del pesimismo desalentador tanto como de la auto exaltación gloriosa.
La Congregación es constante canal por el que Dios nos ha entregado y nos sigue entregando sus dones. Agradecer, esto es de hijos bien nacidos.
VIVIR EL ESPÍRITU DE AGRADECIMIENTO Y ENSEÑARLO A LAS MÁS JÓVENES.
AGRADECIMIENTO
Caridad y amistad fraterna nos vinculan a
todos, nos dan consistencia y nos
arraigan en el cuerpo congregacional que
formamos.
Cada uno de los miembros tiene derecho
a recibir el amor que como miembro merece y
tiene también la amorosa obligación de dar el amor a los otros
miembros.
SENTIDO DE LOS VÍNCULOS
También importa mantener los lazos de
comunicación y de participación, la acogida sincera y
cordial a todo aquello que viene de quienes tienen la misión de
gobierno y animación.
El afán de vivir solo por sí y para sí. Nos encierra en
nosotras mismas y no tiene en cuenta a las
demás personas. Este replegarse sobre uno
mismo nos convierte en células incomunicadas y muertas de un Cuerpo
que es vivo y comunicativo.
ENEMIGOS DEL SENTIDO DE PERTENENCIA
INDIVIDUALISMO
No sentirnos parte de un cuerpo, actuar con
independencia sin rendir cuentas ni vivir
la transparencia comunitaria propia de
un sano sentido de comunidad, es la
realidad infeliz que destruye la comunidad
y es incapaz de mostrar su unidad
profunda.
INDEPENDENCIA
Vivir sin sentirse corresponsable con otros y sin dar a conocer lo que se vive, lo que preocupa, lo que se piensa, es vivir
en una comunidad de hermanas como si se
fuera una hija única que se aísla solitaria.
La incomunicación lleva al individualismo y al
aislamiento.
INCOMUNICACIÓN
Falta de preocupación por lo que es común.
Es vivir ajena a las preocupaciones de la
comunidad, a su extensión y desarrollo, a sus encuentros,
y a los medios para mantener su unidad.
Es olvidarse de la misión común e ir cada una por su
propio camino. La dispersión debilita la
misión del Cuerpo y la hace infecunda.
DISPERSIÓN
Es vivir sin intereses profundos, sin comprender que el vivir unidas a otros miembros es algo inherente a nuestra fe y a nuestra vocación.
La superficialidad debilita la fe, la esperanza y el amor que son los quicios que sostienen nuestra
vida religiosa.
SUPERFICIALIDAD
Destruye con críticas las relaciones, las
personas, las instituciones, la
marcha del Cuerpo, la realidad de la Congregación.
La murmuración es como una ponzoña
que envenena el ambiente y hace
perecer la confianza mutua.
MURMURACIÓN
Es hija de los complejos y de la falta de humildad. Consiste en no valorar lo que hemos recibido y dejar que un pesimismo
pesado se vierta sobre lo propio de la Congregación.
DESVALORIZACIÓN
La pertenencia implica una
fidelidad al carisma congregacional, a lo
que brota como legislación y es
impulsado por el gobierno, a las
relaciones mutuas.
FIDELIDAD
ALIMENTAN EL SENTIDO DE PERTENENCIA
La pertenencia gozosa suscita creatividad en los miembros de la Congregación que han de sentirse responsables de desarrollar y hacer vivir el carisma allí donde se está y de recrear constantemente las relaciones.
Esto supone atención a nuestro entorno y capacidad de recrear constantemente ,en fidelidad y valentía , lo mejor
nuestro.
CREATIVIDAD
La movilidad es una exigencia para oxigenar la
vida y la misión de la Congregación.
Es fuente de incesante renovación y creatividad
cuando es ágil y razonable.
Es importante que cada miembro esté dispuesto a
ser enviado allí donde se lo necesite.
DISPONIBILIDAD
Debemos estar dispuestos a secundar los unos lo que han comenzado los otros, y dispuestos también a dejar preparado lo que nosotros
habíamos emprendido, para que otros hermanos
nuestros lo puedan continuar.
Lo importante no es lo que realiza cada uno en particular, sino lo que la comunidad sostiene en
nombre del Cuerpo de la Congregación.
Una comunión gozosa lleva a estrechar siempre los
lazos de unos para con los otros.
El gozo de la dependencia mutua lleva a ensanchar el
amor, a cultivar las relaciones y a cuidar cada
día los muchos vínculos que nos reúnen entre nosotros.
COMUNIÓN
El vivir la pertenencia con plenitud es una
fuente de alegría para todos; es una
experiencia de unidad, que establece la paz y que hace a todos los miembros sentirse
felices de estar reunidos en un mismo Cuerpo.
ALEGRÍA
Esta alegría actuará de suave y poderoso atractivo en el
entorno donde se perciba, porque es el signo del Espíritu de Jesús que es un espíritu de
gozo y de claridad.
CONCLUSIÓNLa vida religiosa es más sana y más fuerte:
Cuando todos sus miembros viven con gozo su vinculación al cuerpo común.
Cuando existe en cada uno de sus miembros un estimulante sentido de cuerpo. Cuando se alegran de ser sus miembros. Cuando hacen lo que está en sus manos para desarrollarla y darle vida.
Viviendo felices esta pertenencia es como podemos expresar verdaderamente que
estamos contentas con la vocación recibida y que somos miembros gozosos de la Iglesia
que ha confirmado nuestra existencia como Congregación.
Esta pertenencia le da un carácter, un sello
que define a la Comunidad
congregacional y que ha de ser vivido en cada
uno de los espacios donde la Congregación
existe.
Formamos un cuerpo con diversidad de miembros
como dice la epístola a los Corintios, y como nos
repite el P. Coll. Viviendo cada una su
propia vocación, unida a los demás, es como ese
Cuerpo de Cristo Resucitado que formamos se enriquece y se extiende
para gloria de Dios
Que entre nosotros sea realidad la frase del Libro de los Hechos:
“ Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común… acudían al templo todos los
días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y
tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la
simpatía de todo el pueblo. El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que
se habían de salvar”. (Hech. 2, 44-47)