Date post: | 16-Mar-2016 |
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IEDA
Biografía ficticia de D. Juan Luis Bernabé de Guzmán,
clérigo, traductor y poeta castellano del siglo XIII
Lengua castellana y literatura – Tarea grupal 3.1
Trabajo realizado por alumnos de 1º de Bachillerato
Introducción, infancia y juventud - Julio Navarro
Edad adulta - Manuel Gallardo
Madurez - Pedro García
Ancianidad - Cristina Chamizo
El siglo XIII
La importancia de este siglo en la historia de la
literatura española es enorme. Casi se puede afirmar que en él
tuvo lugar el nacimiento de la literatura romance.
Aunque el país se encontraba dividido en varios reinos,
con sus propias intrigas y disputas, tenían una razón que los
unía: expulsar a los moros1 y recuperar los territorios
ocupados por éstos desde el siglo VIII. En ello estaban hacía
ya dos siglos, y sólo se había recuperado poco más de la mitad
de la península. Teniendo en
cuenta que reyes y caballeros
prestaban más atención a la
política y la guerra, la clase
media sólo quería repoblar y
explotar los territorios que se
iban recuperando, y la clase baja
lo único que pretendía era
subsistir como mejor pudiera, la cultura quedó exclusivamente
en manos de los clérigos quienes, recluidos en sus
monasterios, fueron depositarios de prácticamente todo el
saber y conocimiento adquiridos hasta entonces, y así continuó
durante varios siglos, hasta la aparición de las ciudades o
burgos.
Un hecho crucial tuvo lugar a principios de este siglo
XIII, y fue el IV Concilio de Letrán (1215-1216), en el que se
establecía la presencia obligatoria de un maestro de gramática
en las catedrales para instruir a los clérigos, aunque con el
tiempo se amplió a toda la diócesis2. Ahora estos clérigos,
poseedores del saber oficial, estaban obligados a difundirlo,
siempre prestando especial atención a los contenidos
religiosos, naturalmente. Y para ello tuvieron que recurrir a
la literatura.
1 Término derivado del latín maurus y éste a su vez del griego mauros. Significa negro o moreno, pero aún no está del todo claro
si fue el significado el que dio origen al gentilicio, o fue al revés. 2 En el III Concilio (Marzo de 1179) ya se incluyeron normas al respecto, pero fue en este IV Concilio cuando se hizo obligatorio.
El estudio se dividía en siete ramas o disciplinas, divididas en el denominado trivium, compuesto por Gramática, Dialéctica y Oratoria, y el quadrivium, con Aritmética, Geometría, Astronomía y Música.
Tenían que competir con juglares3 y trovadores
4, para
captar la atención del pueblo y así difundir sus mensajes,
como dictaminaba el concilio. Imitaron el estilo de los
trovadores, haciéndolo más culto y refinado. Para ello
tuvieron que sustituir el latín por una lengua común entre el
pueblo. La lengua era el román paladino5, término acuñado por
Gonzalo de Berceo (1197-1264), quien escribió:
Quiero fer una prosa en román paladino,
En qual suele el pueblo fablar con su veçino,
Ca no so tan letrado por fer otro latino:
Bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino.
Esto dio origen a una de las escuelas más famosas de
nuestra literatura: el Mester de Clerecía. Este estilo o
escuela se diferencia del anterior Mester de Juglaría, en que
se utiliza un lenguaje más cuidado, una temática tanto
religiosa como de otras materias y una técnica más refinada,
con estrofas destinadas a la lectura en alta voz, más que
cantadas. Este estilo perduró durante todo el siglo XIII
hasta bien entrado el XIV, dando como resultado un legado
literario sencillamente impresionante.
Alfonso X el Sabio (1221-1284)
Rey de Castilla y León, primogénito de Fernando III y
Beatriz de Suabia6. Por línea materna, era aspirante al trono
de Alemania, y de hecho obtuvo el respaldo de algunas
provincias alemanas e italianas, pero la oposición del Papa
frustró sus expectativas. A la muerte de su padre, recibió la
corona de Castilla y León en 1252.
3 Aunque con el paso del tiempo se ha quedado como referencia de personaje que tocaba algún instrumento y cantaba
canciones de historias y leyendas, en su origen englobaba a malabaristas, saltimbanquis, lanzadores de cuchillos; en general, a todo el que se dedicaba a entretener. 4 El trovador, al contrario que el juglar, componía sus propias canciones empleando el occitano, una lengua romance (derivada
del latín vulgar, es decir, hablada por el vulgo, el pueblo llano). A menudo era de origen noble. Es el equivalente de la época a los actuales cantautores. 5 El término es la unión de román, galicismo que significa “lengua romance”, y paladino, cultismo del latín que significa “claro o
público”. En conjunto viene a significar “lengua llana”. 6 En alemán schwaben o schwabeland, región situada en el sur de Alemania. Actualmente pertenece al estado de Baviera.
Durante su reinado tuvo que hacer frente tanto a la
reconquista de las zonas ocupadas por los moros en Al-Andalus,
hasta sublevaciones internas de
nobles descontentos. Obtuvo éxito en
numerosos enfrentamientos con los
moros, llegando a tomar buena parte
de lo que ahora es Sevilla y Cádiz, y
especialmente en ésta última dejó una
huella que todavía perdura. Sin
embargo, en la última parte de su
vida, al morir su heredero más cercano, provocó un conflicto
sucesorio por un comportamiento algo contradictorio.
Sin embargo, es más recordado por su gran legado cultural.
Tal es que se le reconoce como el iniciador de la prosa
castellana. Incluso bajo su mandato se adoptó el castellano
como lengua oficial del reino. Así mismo organizó en Toledo
una Escuela de Traductores que todavía hoy continúa, iniciando
una ingente labor de recopilación de material para la
elaboración de libros, que él mismo supervisaba. Admitió por
igual a judíos, andalusíes, castellanos e incluso italianos,
dando lugar a una convivencia pacífica y un enriquecimiento
cultural como no ha vuelto a verse.
También la Universidad de Salamanca, la más antigua de
España en activo (1218), le debe mucho a este rey, pues fue él
quien en 1254 le otorgó un Estatuto, y al año siguiente,
gracias al papa Alejandro IV, le fue concedida la validez
universal a los títulos que dispensara y la utilización de un
sello propio.
Fue también autor o al menos impulsor de numerosas obras
tanto en castellano como en
lengua galaico-portuguesa7, y
cultivó la poesía y la prosa.
Escribió las llamadas Tablas
alfonsíes, donde recoge tratados
de astronomía, astrología,
piedras preciosas y metales, los
Libros de ajedrez, dados y
tablas, y de tema histórico en la Crónica general y Grande e
7 Lengua romance hablada durante la Edad Media en la franja noroeste de la península ibérica, raíz de las actuales lenguas
gallega y portuguesa.
general estoria. En su obra poética, en lengua gallega, se
pueden encontrar versos satíricos, como las Cántigas de
escarnio e maldizer y de marcado carácter religioso, como los
420 versos de las Cántigas de Santa María, su obra cumbre como
poeta.
Murió en Sevilla, en Abril de 1284, envuelto en disputas
con su hijo Sancho IV por el trono. Con el tiempo, la hermosa
convivencia multicultural que él propició fue desapareciendo,
al ganar más influencia la cristiandad, más intransigente.
Biografía de Juan Luis Bernabé de Guzmán (1252-1322)
Nuestra historia arranca en 1252, el mismo año que, Alfonso X, conocido más tarde con el
sobrenombre de El sabio, comienza su reinado a la muerte de su padre, Fernando III el Santo.
Infancia y juventud (1252-1277)
Nace nuestro protagonista, de nombre Juan Luis Bernabé de Guzmán, en el pueblo leonés
de Arganza, de donde era originaria su madre, Justa Bernabé de Guzmán, y a donde tuvo que
dirigirse desde Ponferrada, después de cierto “desliz” con el caballero Miguel Hernández Meneses
de Cortázar, de renombre en la provincia.
Cuando contaba no más de 6 años, empezó a asistir a la escuela de la localidad. Ésta no era
más que un pequeño cuarto anexo a la iglesia. Aunque no era
costumbre, el mismo párroco hacía las veces de maestro. La
enseñanza era mayormente de contenido religioso,
catecismo, algo de lectura y escritura y un poco de latín, sobre
todo de cara a entender mejor la liturgia.
Cuando cumple 10 años, y por mediación del párroco, envían al pequeño Juan Luis al
Monasterio de San Millán de la Cogolla, en La Rioja, célebre por haber acogido a Gonzalo de Berceo.
Éste párroco había estudiado allí, y conservaba algunas amistades, y viendo el potencial del joven,
hizo cuanto estuvo en sus manos para dejarlo en el monasterio.
Pasa casi 6 años en el monasterio estudiando lo que se conoce como “educación clásica”. La
componían el trivium (algo así como una enseñanza secundaria) que consistía en:
Gramática, y sus tres ramas: etimología, ortografía y prosodia.
Dialéctica, con elementos de filosofía y lógica.
Oratoria, incluyendo materia jurídica y moral, fundamental para el clérigo que no solo debía
tener conocimiento, tenía que ser capaz de saber expresarse y comunicarlo debidamente.
y el quadrivium (esto es más una enseñanza superior):
Aritmética, considerada esencial para cuantificar los bienes eclesiásticos.
Geometría, no se le daba especial atención, tan solo los árabes cultivaron esta rama.
Astronomía, también se estudió mientras los moros estuvieron en España, pero en
Occidente no tenía especial arraigo este estudio.
Música, más enfocada al canto.
Transcurrido ese tiempo, los monjes, plenamente convencidos del potencial del joven, deciden
que debe continuar sus estudios en la Universidad de Salamanca, donde cursará los estudios de
Teología.
Al pertenecer a la congregación, tuvo la fortuna de vivir sus años de estudio en el
Monasterio de San Vicente, también en Salamanca. Los estudiantes pobres, o que no tenían
relación con órdenes religiosas, debían subsistir como mejor podían, haciendo pleno uso de su ingenio
y picaresca, cuando no delinquían como villanos, con pequeños hurtos que les permitieran
simplemente comer.
Y así transcurrieron 9 largos años, en los que el joven Juan Luis se formó como teólogo,
consiguiendo el ansiado título de Magister (maestro), capacitándole para enseñar.
Edad adulta (1277-1292)
D. Juan Luis Bernabé de Guzmán, con 25 años recién cumplidos, por mediación de Fray
Juan Gil, hace el Camino de Santiago (el camino primitivo, comenzando en Oviedo), donde coincide
con un brillante juglar gallego. Desde Opedrouzo recorren juntos el Camino. Durante el mismo,
Pedro Amigo, de Sevilla, juglar de profesión le enseña las cántigas que ha compuesto. Entre otras
están: el Cancionero Colocci-Brancuti, el Cancionero de la Biblioteca Vaticana, Cántiga de amor
(derivada de la cançó, literatura trovadoresca en occitano, centrada en el tema del amor cortés),
Cántigas de amigo y Cántigas de escarnio.
Una vez en Santiago de Compostela, realizada la visita de rigor al Apóstol, Juan Luis
decide retirarse durante un par de semanas a meditar al
Monasterio San Martín Pinario, donde recibe la visita
inesperada de Herman el Alemán, Obispo de Astorga,
haciéndole entrega de unos manuscritos traducidos por él:
la Ética a Nicomano, el Libro de los Salmos y las Glosas de Alfarabi.
Juan Luis le pide a Herman que haga todo lo posible para que lo destinen a Córdoba, lugar que
le servirá para impregnarse de la cultura andalusí. Dicho y hecho. El obispo intercede, y trasladan a
Juan Luis al Convento de San Pedro El Real, en Córdoba, perteneciente a la orden Franciscana,
donde cuentan con claustro y biblioteca. Cuando llega al convento, queda maravillado con la cantidad
de manuscritos que hay. Uno en particular le llama profundamente la atención: la Summa
Theologiae (Suma de teología) de Tomás de Aquino.
Meses después el Obispo de Sevilla, D. Remondo, visitó el monasterio y al comprobar el
interés que mostraba Juan por la cultura andalusí, le presentó a Alī ibn Mūsà ibn Sa'īd al-Magribī,
historiador, geógrafo y compilador de poesía. Le explicó a Juan Luis mucho de la cultura y
tradiciones de su pueblo. Además le dio dos libros traducidos del árabe: Al-Mugrib fī ḥulā al-Magrib:
Lo extraordinario sobre las joyas de Occidente y el Kitāb al-Jugrāfīyā: Libro de la Geografía.
Juan Luis decide por voluntad propia pasar en clausura unos meses, los cuales le servirán
para empaparse de todos los manuscritos. De entre todos cabe destacar los once manuscritos
morales de Séneca, algunos manuscritos de medicina, filosofía, astronomía y matemáticas de
Averroes (es el nombre latinizado del árabe Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd), y
los manuscritos La Farsalia y Bellum Civile de Marco Anneo Lucano. Una vez transcurrido su
encierro voluntario, no pasaron dos meses, sino dos años completos, habiendo leído casi todos, por no
decir todos los libros que contiene esa maravillosa biblioteca. Ahora siente que esta mejor preparado
para enfrentarse al mundo y ayudar a todo aquel que lo necesite.
Por este motivo, en el año 1279 le pide al Obispo de Córdoba, D. Pascual, que le envíe, dentro de
la ciudad, a un sitio donde pueda ayudar a los
más desfavorecidos. No solamente la marginación
hacía mella, también las enfermedades infecciosas
como la lepra, sobre todo por falta de higiene, aunque
lo más cruel era la falta de alimento. El Obispo
accedió a la petición de Juan Luis con una sola
condición: tendría que permanecer un máximo de
seis años en el Hospital San Lázaro, al cuidado de leprosos. Juan Luis sin ni siquiera pestañear,
aceptó el destino con humildad y sacrificio.
Cuando Juan Luis termina su misión de seis largos años cuidando leprosos, el obispo de
Sevilla, D. Remondo, queda tan impresionado con su fuerza de voluntad y ganas de ayudar a los
demás, que le ofrece trabajar de maestro en el propio convento, pero esta vez ayudando a los hijos de
los más humildes, a enseñarles y a dales una formación de provecho. Además, el obispo le informó que
en 1292 le tendrían una sorpresa guardada, aunque no podía desvelar dicho secreto. Tendría que
actuar como hasta ahora. Juan Luis no preguntó. Únicamente asintió y aceptó nuevamente su
destino.
Madurez (1292-1307)
Corría el mes de abril de 1292 cuando un Lunes de Pascuas es llamado Juan Luis por el
Arzobispo de Sevilla mediante un emisario real.
El motivo de la llamada era dos noticias: una buena, le había conseguido la plaza de párroco en
la parroquia de Santa María la Mayor (Toledo), la otra mejor, le había
conseguido un puesto en la Escuela de Traductores de Toledo. Pero debía de
cambiarse el apellido de Bernabé por el de Rodríguez, pues en Toledo era
conocida la historia de Justa Bernabé.
Lo primero que se encontró en Toledo nuestro personaje a su llegada fue un ambiente de
tolerancia y respeto entre las tres culturas que le maravilló. Reinaba en esa fecha Sancho IV, hijo
de Alfonso X el sabio, cuyo reinado que se caracterizó en lo cultural por ser una época tan activa en
la composición de libros como la de su padre.
En su humilde parroquia era ayudado por una señora, María de Mendoza, viuda de un
caballero muerto en las guerras contra los moros, de la misma edad que
Juan Luis aproximadamente, y que le recordaba a su madre: guapa,
inteligente, amante de la cultura en general y quien le aficionó a tocar el
laúd.
En 1298 cuando fue nombrado Arzobispo de Toledo Gonzalo Rodríguez Hinojosa, quien
nombra a nuestro Juan Luis Arcipreste de la ciudad y lo introduce en la corte de Fernando IV de
Castilla. En realidad lo que había era una regencia, ejercida por María de Molina debido a la corta
edad del rey.
Por esta fecha recibe el encargo de traducir dos grandes enciclopedias: El Lucidario y El
Libro del Tesoro. Éste último de Brunetto Latini. Este hecho y alguna charla que mantuvo con el
tal Brunetto marcarán los siguientes años de Juan Luis, quien a partir de entonces pensó que el
conocimiento también se le podía ofrecer a los plebeyos y no sólo a las élites dominantes.
Años después conoció a Ramón Llull (laico próximo a los franciscanos) considerado uno de los
creadores del catalán literario y uno de los primeros en usar una lengua neolatina para expresar
conocimientos filosóficos.
Por esta fecha entra a estudiar con él un muchacho de unos diez y siete años llamado Juan
Ruiz, que se haría clérigo y pasaría a la historia como el Arcipreste de Hita, autor del Libro de buen
amor. Otro discípulo destacado suyo fue Don Juan Manuel de Villena y Borgoña, autor de El Conde
Lucanor.
Nuestro personaje podemos encuadrarlo en la escuela poética del Mester de Clerecía, grupo
de escritores cultos que tienen como rasgo común más reseñable la utilización de la cuaderna vía.
Debemos reseñar el gran número de cántigas de amor que nos dejó Juan Luis, donde se da
buena cuenta del dolor y tristeza de enamorado que parece hubo que sufrir y siempre por la misma
dama, aunque no sabemos si se refería a María de Mendoza.
Etapa final de su vida. (1307-1322)
En el año 1307, Juan Luis, nuestro personaje, perteneciente a la escuela literaria del
Mester de Clerecía, empezó a escribir poemas románticos.
Siendo clérigo, no podía pretender un amor, ni siquiera con María de Mendoza, la mujer que
le ayudó en aquella humilde parroquia en Toledo, la cual fue una gran amiga y compañera.
Y en 1310, cuando contaba 43 años, el Papa Bonifacio VIII organiza un jubileo en Roma, la
cuna de la cristiandad. Nuestro personaje decide ir en
peregrinación a Roma, para asistir a dicho jubileo,
llevando como escribano a Ignacio García Diez, para
que relate el viaje y quede constancia de ello. Él no podía realizarlo por haber sufrido un accidente.
El viaje deciden realizarlo por tierra, cruzando Francia, ya que en Marsella vive su tío,
único miembro vivo de su familia, ya octogenario. De Marsella viajan directamente a Roma por vía
marítima, llegando dos días después.
La visita a Roma supone el culmen de su carrera, ya que el hecho de poder conocer al Papa en
persona significa para él una de sus máximas aspiraciones, así como visitar el Vaticano y su
biblioteca. No hay que olvidar que él mismo era un “ratón de biblioteca”.
A petición del Papa se quedó trabajando en la biblioteca los siguientes 10 años, como
encargado en la sala de traducción, dado que su estado de salud empezaba a ser precario.
Llegan rumores de barcos mercantes genoveses en ruta desde el medio y lejano oriente
portando en sus bodegas la temida peste negra, y se hablaba de poblaciones diezmadas e incluso
algunas asoladas.
Temiendo por su salud, decide volver a Toledo, pero esta vez por el camino más corto,
embarcando directamente hacia Barcelona. Aunque no fue la peste negra lo
que acabó con su vida. Una tempestad desatada en plena travesía fue la que
acabó con su vida en 1322. Su cadáver jamás fue encontrado.
Fin