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lestrina, Orlando de Lasso, Monteverdi-o Debe escucharse como fué concebida, "voz contra voz, línea contra línea"tratando de discernir las diferentes líneasmelódicas que se entretejen para formarla red musical. La elección de éada textura o su mezcla, responden a un significado emocional que e! autor quiere expresar.
Regresando a la estructura, este esquema arquitectónico debe estar justificadopor el material' y su naturaleza. Muchasveces al concebirse una obra musical yase piensa en función de dicho esquema,de una determinada forma. Los moldesmás conocidos son e! Allegro de sonata;la .variación, e! pasacaglia., la fuga. Lasformas matrices son cinco: forma porsecciones; variacióJ1t; la forma fugada;la forma sonata y la forma libre. Dentro de éstas, se desarrollan y se subdividen las demás.
En realidad, puede considerarse quetoda la música se construye por secciones. Está formada por diferentes partescombinadas en cierta manera. En la subdivisión técnica de esta clasificación, sereconocen como principales la binaria, laternaria, el rondó, y la disposición libre.La binaria, como ejemplo, puede representarse por la forma A-B, con relaciónentre la primera y la segunda part~. Aeste tipo formal corresponden las plezasdel s. XVIII que integraban una suite dedanza (Alle1'/'Lande, courante, .zarabanda.giga). Autores como Scarlath. y Coup~rin ilustran ampliamente este tIpO de H1tI
Slca.No podemos referirnos a cada clasifi-
caclOn en particular, pues rebasariamoscon mucho los estrechos límites de estanota. Simplemente destacamos la importancia que cada fonna ha tenido en suépoca. Por ejemplo, las formas fugadas(fuga, concedo grosso, preludio de madrigal, motetes, corales) tuvieron granauge en el siglo XVIII, y llenan toda unaépoca. No olvidemos tampoco que lasformas, que son el vehículo de una expresión, nunca, o por lo menos en muypocos casos, están desligadas de toda unaconcepción integral de la vida y lélS formas sociales.
En su libro"W hat to listen for i1t music", Aaron Copland nos describe sintéticamente, funcionalmente diríamos, todas las formas principales, aludiendo casi siempre en cada caso y en forma brevea los orígenes histÓricos de las formas.A dicha obra rell1itimos al lector másinteresado en la ampliación de su cultura musical. El libro está escrito en unestilo conciso, claro, casi esquemático, eilustrado con numerosas páginas musicales y referencias ejemplificadoras de ca-da tipo musical'. .
El camino que recorre la obra de musica es del compositor al intérprete y deéste al oyente. Posiblemente e~1 llingum~otra de las bellas artes el artista se dea sí mismo en la forma que lo hace elcompositor musical. "La obra de t~40 artista es, por sup~esto, una e~preslOn desí mismo, pero nmguna tan dIrecta comola del músico creador." La música es lapeculiar expresión de su espíri~u, y esesa expresión la que nos llega, lIldep~lldientemente de la forma. Es el contemdo
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emotiyo lo que import"a. De suma importancia es asimismo el intérprete. quiendebe de ci frar la mente y el espi ritu de11n autor. Desde luego, pese a toda larealidad que puedan reflejar las 11otas, nodejan de ser un t~nto vagas, incluso consu' anotaciones ( andante, cresccndo, lento. etc.) pues no se puede aprisionar lamúsica en forma absoluta. Crea él la relación entre el compositor y el auditor.La interpretación es verdaderamente unare-creación. Dependen las interpretaciones de la personalidad de! intérprete, desus cuerdas emotivas, y de allí que dosprimeras figuras puedan produci r di ferentes versiones de las mismas obras.
Concluye su obra con un análi is detallado de la conocida sonata "Waldstein"de BeethO\'en, que puede estudiarse oleerse al tiempo que se escucha la música. En suma, es este uno de los librosimportantes, de los más importantes, dedivulgación musical publicados hasta lafecha. Merece no sólo ser leído por losprofanos sino por los iniciados y estudiosos de la música.
y lejos 'de "matar el misterio", hacemás impcnetrables los reductos secretosde la música en cuanto expresión de tl11
cs¡úit11.
1 Dcbussy: El Sr. Croche, Alltidilettatlfc,pág. 11. Editorial Anaquel. Bs. As. 1950.
2 Aaron Copland. Cómo escnchm' la música..Forydo de Cultura Económica. Breviario Núm.101. Como en adelantc citaremos varias vccesal autor, no haremos más referencia, s'inosimplemente entrecomillaremos las frases. (Titulo original: What fa lisie" for ÚI lII'1tsic.
3 Debussy, op. cít.
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XISTEN cerca de ciento Cincuentaobras teatrales en las que apareceDon Juan. Incontables son las novelas y ensayos que se inspiran en
su elegante figura, y sólo pronunciar sunombre es garantía de interminables polémicas. Desde principios del siglo XVII,
cuando apareció por primera vez en lastablas, su paso ha suscitado escándalos.N o obstante se le sigue representandoy, entre los críticos y literatos --que malhan visto o leído la obra de Zorrilla, talvez única superviviente del repertoríoromántico- surgen detractores y defensores.
Leí un artículo en el que se condena ladepravada costumbre de nuestro pueblode ver el Don Juan Tenorio durante elmes de los muertos. Creo que en la vidade todo espectador hay altas y bajas entorno a su figura, las épocas de desprecio suceden a las de admiración; peroal fin de cuentas no es posible afirmarque nuestro pueblo tiene mal' gusto literario. Muchos críticos conspicuos le handado la razón.
En España Leopoldo Alas, más conocido como Clarín, notable por la profundidad de sus estudios, arrojó luz sobrelas simpatías y diferencias que siente elpúblico ante la obra de Zorrilla; afirmó que ésta sufre de .una desigual calidad, los momentos geniales a la altura
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del mismo Shakespeare alternan con laramplonería; después de recordar que laobra dramática de! genio inglés tambiénpadece desniveles cualitativos, ofre~e
una verdadera fórmula para el gusto hterario: "El que se precie de hombre decierto buen gusto necesita ser capaz de
DONJ U A N
EN EL
NEGATIVOPor Carlos VALDES
admirar con inocencia y sin cansancio,y admirar la belleza donde quiera queesté, aunque la rodee lo absurdo" ; a continuación aplica su fórmula al· Tellorio :';Una buena prueba de gusto fuerte, original, se puede dar entusiasmándose todos los años, la noche de ánimas, entre
el vulgo bonachón, y nada crítico, al vera Don Juan seducir a Doña Inés y burlarse de todas las leyes". Entre nosotrosesta pieza cuenta en Julio Torri con undefensor: "El Tenorio ha sido parodiadoy vilipendiado mil veces. Su mismo autorlo criticó acerbamente. Con todo, el público lo ama y hay que reconocer que elpueblo es infalible". -La Literattwa Española-.
Torri, cuya prosa está dotada de unarara penetración psicológica y justo estilo, fue uno de los que no pudieron resistir a la personalidad del burlador,. y,se decidieron a recrearlo. En De Fusilamientos, con e! título de La amada desconocida, expone un aspecto insospechadode Don Juan. El amante agradecido a la .discreción de la amada: "deposita conimpertinente gracia una corona de siempre vivas en la tumba de la amada desconocida, la pobre muchacha sin nombreque no reclamó eternidad al caballerodespiadado de los fugaces amores".
Como he de recordar al creador de DonJuan, con gusto citaré de nuevo a Torrique en su Lilcratura Espaliola apuntala fucnte del célebre personaje universal:"Tir o ... aprovecha ciertos elementosfolklóricos medioevales, como romancesy cuentos popularcs que tratan de unebrio que in"ita a beber a un di funto.pcrsoni ficado en u estatua sepulcral".Poco tiempo después la obra era conocida ya en Italia; pero aquí las representaciones tenían un carácter muy pocoliterario más bicn era una pantomimaque no 'estaba regida por ningún textodeterminado, a no ser los apuutes quelos mismos actores elaboraban para suuso personal. La compañía sólo DrODor-
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cionaba una hoja, para los actores quesabían leer, en la que se daba a grandeslíneas el argumento de la obra.
Las vías de penetración de una obraliteraria popular son muy misteriosas.Dostoiewski cuenta en El Sepnlcro de losVivos haber visto representar a los penados ele una prisión rusa una obr.a muyparecida al Don hwn, y que ;e tttulabaKedril. Estos actores no pareClan poseerun texto, pues ele representación a representación variaban sensiblemente la obra.Quien tenga ocasión de co~parar I.os apuntes del autor italiano Blancolelh con ladescripción que hace Dostoiewski .de~ ~edril quedará sorprendido de la sl11uhtudtemática que se da a través de los siglos yde tierras tan remotas. Por lo menos, lassituaciones son casi las mismas; aunquelos lineamientos de la fábula varían encada una de estas versiones.
En Francia el famoso Don Juan deMoliere tuvo dos antecesores en las obrasde Pierre de Dorimon y Viliers. ThomasCorneille hizo una versión en verso basada en la pieza de Moliere, la cual tUYO
durante mucho tiempo más éxito que laoriginal. La gente de la época se sentíaatraída por la novedad de los mecánicosy los fuegos de artificio que se usabanen la escena, así como por el lujoso vestuario que gastaban los actores. La propaganda así describía los trajes de DonJuan: "En el primer acto: frac, chaquetay calzón de raso verde manzana, bordados de oro y diamante ... En el' segundoacto, que transcurre en d campo, fracde cuello de paloma color salmón, conchaqueta gris rata asustada. En el cuartoacto: frac rojizo para recibir al Comendador con chaqueta de tela de plata, pechera y mangas en encaje de Flandes.No dejen de ver la ropa del cuarl10acto ... En el quinto se arrepiente todoen terciopelo negro ..." A veces, es máselocuente citar et vestido que usa el declamador que los versos que declama.Mucha de la fuerza de expresión de DonTuan reside en su vestuario. Este hechoio han explotado publicistas y hombresprácticos desde siempre.
No hace muchos años Louis Jouvetpuso en escena el Don Juan de Moliere,lo cual fué un acontecimiento para elpúblico francés que acostumbrado al repertorio clásico de Moliere, en cambiodesconocía su Don Juan, pieza que enmás de cien años no se había representado. La mayoría de las emociones queexperimentan los actores cuando vivensus papeles se pierden para siempre. Laactividad del pensamiento es desusada para el actor que debe estar vacío, siempredispuesto a representar ideas y pensamientos ajenos. Pero en este caso LouisJ ouvet consigna en Testimonios sobre elteatro sus impresiones de cuando puso enescena Don Juan. Siempre ha sido unade las más grandes tentaciones del espectador asomar entre bambalinas. Y, estavez no lo defrauda, como es común, lamezquina intimidad de los actores. EnJouvet se da el raro fenómeno de la convivencia del intelecto y la sensibilidad,para demostrarlo basta citar uno de suspensamientos: "Para encarar una obramaestra, para responder a sU requeri-
miento, para entenderla, lno hay másque una actitud: lit sumisión".
Si comparamos a Don Juan con otroshéroes universales de la literatura, resultará que la personalidad del burlador palidece ante sus camaradas. En Don Juanno hay ideales como en Don Quijote, niencontradas fuerzas psicológicas como enRamlet, ni complicaciones emotivas comoen Fausto. Don Juan representa el instinto puro. Su éxito descansa precisamente en este hecho. Cuando la gente seenfrenta a los instintos mueve un granalboroto, más si éstos no poseen disfraces, sino que se presentan desnudos y sineufemismos. El burlador no tiene másfundamento que el sexo; pero oculta susintenciones, es un maestro en la retóricadel amor, sabe vestir con gracia. Así describe Antonio Espina la figura de J acaboCasanova de Seingalt: "casaca verde lagarto rameada de oro, el calzón ceñido,el' nítido resplandor de espuma de la chorrera y de los vuelillos de encaje de lamanga, el pie lírico y la testa libertina,el cabello sedoso, corto, castaño, echadoen breve melena por detrás de la oreja".Las épocas en que desaparecen la elegancia masculina y la retórica del lenguajemarcan la decadencia de Don Juan quien,en nuestros días tiene muy poco que hacer. Los fenómenos sociales alternan lasmodalidades del sexo. La libertad de lamujer está en razón directa al desprestigio de los libertinos.
Don Juan tiende a desaparecer, ensayistas y hombres de ciencia hacen lo posible por desacreditarlo, en cambio en elcine, una y otra vez reaparece encarnadopor personajes que se identifican más o'menos con el original. Los actores a fuerza de representarlo alcanzan prestigioequívoco en su vida privada. Basta recordar los juicios escandalosos en que seven envueltos, de tiempo en tiempo, losastros de la pantalla. No hay jurado quecrea en su inocencia.
La indispensable presencia de DonJuan en el cine, se debe a que este arterequiere personajes de una sola pieza,cuya aparición sea capaz de evocar todoun argumento, toda una serie de· situaciones que se repiten. Nadie como el burlador para ahorrar con su presencia todaclase de explicaciones previas. En el cinemueve a risa un bastón y un par de zapatos, apenas aparecen éstos cuando elpúblico identifica al actor cómico sin necctsidad de laboriosos contextos literarios. Así cuando en la pantalla se reflejan unos rizos y unos bigotitos, la genteya sabe que la castidad de la heroina estáen peligro.· Los elementos más simplesson los que obtienen más éxito en elcine. Una indumentaria consabida despierta más emociones en el ánimo delespectador que todos los versos de Romeo y Julieta. Cada luminaria posee unguardarropa muy personal, y, por susvestidos se le identifica. A su vez cadaactor se especializa en un tipo de papeles. El mejor astro es el que es incapazde representar más de un sólo papel.En el teatro esta regla no posee ningúnefecto.
Tomemos por ejemplo a Dorothy Lamour. Ella no significaría nada para el
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público s~n la floreada téla que la envuelve. Del sarong se desprenden todas suscaracterísticas humanas y el argumentode sus películas. La gente apenas ve enlos anuncios un sarong sabe que se tratad~ Dorothy Lamour. Y, los que estándIspuestos a contemplar un idilio selvático en los mares del sur, concurren ala sala de espectáculos con la certezade poder admirar en la pantalla un deslum~rante ,desfiJe de nativos, .av,es ybestias, volcanes en actividad, romancesa la luz de la luna. Y, sobre todo saben que encontrarán a una hennosísima muchacha ingenua, de ojos claros,que salva de los cocodrilos sagrados aun blanco. ¿ Cómo no habría de prendarse de él, si en su vida no había vistosino horribles nativos?
Don Juan es muy útil al cine, ademásde proporcionar un prototipo humanofácilmente reconocible, es capaz de actuar como villano y como héroe, y aúnpuede simplificar más la película desempeñando los dos papeles; primero esmalo, luego se vuelve bueno :l causa dela heroína que lo convierte.
Si hacemos a un lado la teoría deGregario Marañón que exalta la figurade Amiel, varón de una sola hembra.frente a la de Don Juan, el instinto indiferenciado, y, aceptamos la teoría deAntonio Espina, quien afirma queWerther y Don Juan son encarnacionesdistintas de la misma pasión, el amor,obtendremos una fórmula simplificadora para aplicarla al cine. En ciertas épocas domina Werther, la elegancia amorosa; en otras, como hoy el amor sevuelve prosaico, o en el renacimiento,es poco espiri'!:t1al. Hay dos tipos deantiwerther: el del renacimiento, cínicocomo Jacabo Casanova; pero que poseela retórica del amor, trajes, palabras floridas y perfumes; el antiwerther moderno es el apache de París, éste ha perdido todo, sólo le queda la vulgaridad.
Si en la realidad Don Juan ya no halla nada qué hacer, dentro del cine tiene cabida, como otras muchas personalidades que encuentran acomodo en lapantalla, aunque sean unos apaches almargen de la sociedad.
De los elementos primitivos del Convidado de piedra, el amoroso V el deultratumba, el cine sólo ha rec~gido elerótico, y el elemento religioso lo hasustituído por el judicial; pero los pecados d~ amor se perdonan fácilmente.Y, mientras que el cine ha sido cine.los actores que tienen fortuna de con~vencer cn el guión de Don Juan ganansumas fabulosas. El papel erótico es sinduda el más lucrativo que se representaen las pantallas. Cuando un act0r cinematográhco tiene la desgracia de noposeer el físico, la personalidad amorosa de Don Juan, se le llama despectivamente de "carácter", lo cual significa, por capaz que sea, que está condenado a representar segundas partes, yno podrá jamás aspirar al favor de lasmasas de espectadores que sábado a sábado van a ver como él le hace el amora ella",