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Revista Pueblos y Fronteras Digital
ISSN: 1870-4115
Universidad Nacional Autnoma de Mxico
Mxico
Lara Pinto, Gloria
La investigacin arqueolgica en Honduras: lecciones aprendidas para una futura proyeccin
Revista Pueblos y Fronteras Digital, nm. 2, 2006, p. 0
Universidad Nacional Autnoma de Mxico
Distrito Federal, Mxico
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LA INVESTIGACIN ARQUEOLGICA EN HONDURAS:LECCIONES APRENDIDAS PARA UNA FUTURA PROYECCIN
Gloria Lara Pinto1UNIVERSIDAD PEDAGGICA NACIONAL
1. INTRODUCCIN
La prctica de la arqueologa contina siendo en el ideario de la cultura popular hondurea
una dedicacin revestida de romanticismo y aventura, fundado en parte por las
exploraciones pioneras de la primera parte del siglo XX. El prototipo del sitio arqueolgico
por excelencia es la antigua ciudad maya de Copn. Todo lego supone que un arquelogo
que se precie de s mismo no puede tener otra meta ms que alcanzar algn da el privilegio
de excavar en ella. Sin embargo, el Parque Arqueolgico se encuentra hoy a poca distancia
de un pequeo conglomerado urbano, donde a lo ms que se expone un visitante es a la
picada de un mosquito. No hay selvas exuberantes ni bosques impenetrables, y si bien el ro
Copn puede convertirse en los inviernos copiosos en una rauda corriente, por lo general se
desliza por el valle.
No obstante, persiste la asociacin mental de los descubrimientos arqueolgicos con
el bosque tropical, el terreno escabroso, la dificultosa caminata, los grandes felinos y otra
fauna peligrosa. Esta frtil imaginacin se ha proyectado de lleno en las ltimas dcadas en
la legendaria Ciudad Blanca, que se supone escondida en las selvas del noreste de
Honduras y que desde el siglo XVI (Lara Pinto y Hasemann 1988) ha dado lugar a
expediciones de todo tipo. La paradoja radica en que la regin que se seala como locus de
la Ciudad Blanca no podra encontrarse ms a trasmano de la zona maya. Esto no ha
impedido que el gran pblico especule sobre su origen y lo atribuya a los mayas,
desconociendo flagrantemente las evidencias sobre la existencia de otros pueblos y otrasculturas antes y ahora en ese territorio.2
En amplios crculos de no antroplogos, Mesoamrica y la Zona Maya son
entendidas como una y la misma cosa, en especial cuando se trata de asuntos de promocin
turstica; la zona maya se extiende a conveniencia ms all de sus fronteras orientales,
desvirtuando con ello el legado de otras identidades. El multifactico universo
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mesoamericano es reducido a una nica cultura y se ha hecho, adems, una separacin
esotrica entre el antiguo centro ceremonial y el poblado rural, entre la construccin de
mampostera y el rancho de bajareque, entre el personaje representado en las estelas y elannimo hombre y mujer comn. Esta dicotoma ajena a la realidad ha creado la idea de
que los antiguos mayas vivan sin excepcin en impresionantes centros urbanos, que al ser
abandonados en las tierras bajas al final del perodo Clsico, 800-1000 d.C., desapareci
una sociedad por entero y no slo uno de sus segmentos.
Este sistemtico desconocimiento de la existencia de otras culturas en Honduras
tanto o ms antiguas que la maya, ha conducido a una exaltacin de las races mayas en
detrimento de los otros pueblos originarios en la propuesta de nacin, y slo recientemente
se han abierto brechas para enmendar el sesgo en los libros de texto y en los contenidos
programticos de la educacin nacional. As las cosas, el pueblo indgena lenca, que se
perfila como mayoritario y con la ms extensa cobertura geogrfica en la poca de la
conquista espaola a principios del siglo XVI, ha permanecido ausente del proyecto de
identidad nacional, a pesar de ser precisamente dicho pueblo el que aport la masa crtica
para el posterior mestizaje en todas sus formas.
La unidireccionalidad aplicada al pasado ha influido tambin en el enfoque regional
y temtico de los estudios cientficos, los cuales, en ausencia de una poltica consolidada depas sobre la investigacin antropolgica en general, y arqueolgica en particular, han
concentrado los medios propios y de la cooperacin externa en una sola cultura y un
limitado sector del pas. Cabe mencionar que en las dcadas 1980 y 1990 se crearon
condiciones para romper este modelo y se realiz un esfuerzo serio para introducir una
visin de integralidad en la investigacin arqueolgica, como veremos abajo. Este esfuerzo,
sin embargo, ha sido descontinuado con el agravante de que en el momento actual la
importancia de los vestigios arqueolgicos se ha querido reducir al papel de generadores de
divisas a travs del turismo de masas.
2. MESOAMRICA VERSUS REA INTERMEDIA: HONDURAS,ZONA DE INTERACCIN
A pesar de su complejidad ambiental y cultural, el istmo se ha dividido tradicionalmente en
el rea Cultural Mesoamericana, hacia el norte, y el rea Cultural Intermedia hacia el sur.
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Ambas comparten una fluctuante frontera en alguna parte entre el centro de Honduras y la
pennsula Nicoya, en el noroeste de Costa Rica, y ambas reas culturales se extienden ms
all de las fronteras polticas modernas de Centroamrica (Hasemann 1996: 35).Frecuentemente, la creacin y mantenimiento de estas reas culturales tienden a
oscurecer la naturaleza dinmica de las zonas de cambio paulatino, o transicin, de uno a
otro rea cultural. En Honduras este traslape entre reas culturales ha llevado a proponer un
territorio de interaccin que ha sido llamado Zona Central, para diferenciarlo de
Mesoamrica, propiamente dicho, que se extiende hacia el norte, as como del rea
Intermedia, que se extiende hacia el sur. Tambin se ha propuesto que esta zona de
transicin posee su particular conjunto de rasgos caractersticos (Hasemann 1996: 36-37).
El nfasis de la investigacin arqueolgica en Honduras se ha concentrado en la
regin correspondiente a Mesoamrica y su frontera inmediata, es decir, de su periferia sur.
Esto se da en funcin directa con las caractersticas culturales que le imprimen su sello y
que se resumen de forma comparativa en el cuadro 1. Asimismo, para una mejor
comprensin del marco cronolgico se incluye el cuadro 2.
3. APUNTES PARA UNA HISTORIA DE LAS INVESTIGACIONES ARQUEOLGICAS EN HONDURAS
La resea que se comparte est lejos de ser exhaustiva, y algunas investigaciones sern
tratadas con mayor detalle que otras simplemente porque hay un mejor cuerpo de
informacin disponible. La bibliografa que acompaa este trabajo es parte del intento de
sistematizacin y tampoco est completa. El objetivo consiste en establecer un punto de
partida para la discusin de los lineamientos subyacentes a estas iniciativas y las estrategias
de poltica aplicadas en la investigacin arqueolgica hondurea.
Cuadro 1Elementos culturales caractersticos de Mesoamrica (zona norte) y el rea Intermedia (zona sur)
Zona Norte Zona SurTemprana organizacin territorial como estado (antesdel ao 0)
Organizacin en pequeas entidades polticasautnomas (cacicazgos, seoros) y grupos dispersos
nfasis en el cultivo del maz nfasis en el cultivo de yucaConstruccin de masivas pirmides y viviendas sobreplataformas elevadas
Construccin de viviendas y arquitectura pblicasobre el suelo (la construccin de plataformas, aunqueconocida, no es predominante ni remotamente tanmasiva como en la zona norte)
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Especializacin de la artesana; la temprana ycontinua manufactura de ornamentos de jade; la tardamanufactura de ornamentos de cobre
Temprana manufactura de ornamentos de jade
Afiliaciones lingsticas con grupos de Mxico,
Guatemala y el suroeste de los Estados Unidos
Afiliaciones lingsticas con grupos chibchas (de
Colombia)Calendario complejo (combinacin de ao solar yritual)
Calendario lunar
Escritura jeroglficaIdeas comunes sobre los dioses y el universo Chamanismo
Una combinacin de acontecimientos tardos (despusde 500 d.C.):-Crecimiento repentino de la poblacin-Aumento de la complejidad poltica-Cambio del nfasis al cultivo de maz-Cambio a la manufactura de ornamentos de oro,cobre y tumbaga
Fuente: Tomado de George Hasemann 1996: 36, en George Hasemann, Gloria Lara Pinto y Fernando CruzSandoval, Los Indios de Centroamrica. Editorial MAPFRE, Madrid, 1996.
Una conocida descripcin de Copn que hizo el oidor de la Audiencia de Guatemala
Diego Garca de Palacios en 1576 representa la primera noticia histrica sobre este
asentamiento (ver Luna Desola 1982), pero es la obra de un viajero y diplomtico a
mediados del siglo XIX (Stephens 1841) la que hace trascender su importancia, a la vez da
lugar a que se declare en 1845 propiedad de la nacin (ver Sitio San Miguel de Copn
1873). Posteriormente, en 1891 el gobierno de Honduras estableci un convenio con
Peabody Museum, resultado del cual fueron las cuatro expediciones arqueolgicas que se
llevaron a cabo entre 1891 y 1985. A partir de entonces se acumularon datos sobre este sitio
y su entorno (Maudslay 1889-1902; Gordon 1896; Spinden 1913; Morley 1920). Despus
de 1935 se inicia otra etapa en las investigaciones en Copn, producto de la colaboracin
establecida con la Institucin Carnegie, que se prolong hasta 1942, es entonces cuando se
inician los trabajos de restauracin bajo la tutela de G. Stromsvik.
Cuadro 2Tendencias Generales en la Historia Cultural Centroamericana, 12000 a.C.-1550 d.C.
Zona Norte Zona Central Zona Sur1550 Reaparecen grandes centros
en las tierras altasoccidentales (Naco)
Incremento de la complejidadpoltica
1200 Cae Chichn Itz;surge un nuevo orden social
Migracin e intrusinprocedente del noroeste(Mxico y Guatemala)
Crece la poblacin, seintensifica la agricultura;construccin de obras pblicas
1000 Colapso generalizado en las Decaen los centros
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tierras bajas mayas del sur regionales800 Cada de la dinasta de Yax
KukMoen Copn (822d.C.)
Consolidacin delregionalismo; desarrollo depequeos y bien organizados
sistemas polticos; explosindemogrfica
Crecimiento de pequeas ycomplejas sociedades
500 Surge la dinasta de YaxKuk? Mo en Copn (438d.C.)
250 Indicios de una emergentecomplejidad social y guerra
d.C.0a.C.
Interaccin regional
250 Surgimiento y crecimiento desistemas polticos complejos
Estabilizacin del patrn desubsistencia
500 Surgimiento y crecimiento de
pequeas sociedadesagrcolas
Transicin al sedentarismo y
la horticultura; introduccinde cultivos no locales1000 Desarrollo de comunidades
agrcolas sedentarias: depequeas aldeas a grandescentros
20005000
Domesticacin accidental deplantas
8000 Ms temprana evidencia deocupacin humana en la zonacentral... El Gigante enHonduras
Ms temprana evidencia deocupacin humana en la zonasur... cazadores y recolectoresnmadas
12000
Fuente: Tomado de Hasemann 1996: 53. En Los Indios de Centroamrica, 1996: 53.
Las investigaciones modernas en el sitio y valle de Copn fechan de la dcada 1970
bajo la responsabilidad de Gordon Willey (1975-1977) mediante financiamiento externo, y
ponen las bases para la organizacin del primer proyecto arqueolgico financiado por el
Estado de Honduras. De esta manera dio inicio el Proyecto Arqueolgico Copn, Primera
Fase, bajo la direccin de Claude Baudez (1977-1979). El Proyecto Arqueolgico Copn,
Segunda Fase, fue dirigido por William T. Sanders (1980-1985). A partir de entonces las
investigaciones han continuado, si bien es cierto a menor escala, pero con enfoques
especializados que redundan no slo en una ms precisa comprensin del desarrollo del
asentamiento, sino tambin del valle y su periferia. Para una detallada exposicin del
tema ver Fash y Agurcia 1996.
Esta comprensin de las relaciones entre Copn y su periferia oriental tambin se
vio ensanchada por las investigaciones iniciadas en los valles nororientales vecinos La
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Venta y Florida patrocinadas por la cooperacin japonesa y dirigidas por arquelogos
como Seiichi Nakamura y Kazuo Aoyama; se trata del Proyecto Arqueolgico La Entrada
(1983-1990 y 1991-1997). Como un producto de estas investigaciones fue establecido elParque Arqueolgico El Puente, parcialmente restaurado.
El proyecto de construccin de la ms grande represa hidroelctrica del pas, en las
tierras altas centrales, desencaden un proceso constante de rescate arqueolgico de mayor
envergadura que sigue hasta la fecha, en la historia de las investigaciones arqueolgicas en
Honduras. Se trataba, adems, de una regin hasta entonces desconocida, y los hallazgos,
inesperados por cierto, de El Proyecto de Investigacin y Salvamento Arqueolgico
dirigido por Kenneth G. Hirth, Gloria Lara Pinto y George Hasemann (1980-1984), llen de
sorpresas a los hondureos y reiter que aun fuera de la zona maya, el territorio haba sido
ocupado por sociedades agrcolas con organizacin social y poltica compleja y redes
comerciales de largo alcance cuyo establecimiento es posible retrocederlo al ao 200 a.C., y
se prolong sin interrupciones hasta 1000 d.C. (Hirth, Lara Pinto y Hasemann 1989).
Cuadro 3Cronologa y desarrollo histrico de la zona maya
Perodo Cronologa Indicadores
Ltico 30000-7000 a.C. Cazadores-recolectores
Arcaico 7000-2000 a.C. Domesticacin de plantas
Preclsico Temprano 2000-1000 a.C. Sedentarismo, agrcola, cermica
Preclsico Medio 1000-400 a.C. Expansin de la influencia olmeca
Preclsico Tardo 400-a.C.-100 d.C. Primeras evidencias de escriturajeroglfica; poder poltico centralizado
Protoclsico 100-250 d.C. Erupcin del volcn Ilopango,expansin de la influencia teotihuacana
Clsico Temprano 250-500 d.C. Relaciones de Kaminaljuy y Tikalcon Teotihuacn
Clsico Medio 534-593 d.C. Hiato del Clsico Medio, especial-mente en Tikal; declive de Teotihuacn
Clsico Tardo 600-800 d.C. Punto culminante del desarrolloarquitectnico y poblacional;uniformidad y regionalizacin deciertos rasgos culturales
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Clsico Terminal 800-900 d.C. Colapso de la cultura maya clsica
Posclsico 900-1221 d.C. Auge de las Tierras Bajas del norte;
marcada influencia de tipo mexicano
Posclsico Tardo 1221-1500 d.C. Cada de Chichn Itz y ascenso deMayapn; auge del Altiplano ymilitarizacin
Fuente: Elaborado siguiendo a Iglesias Ponce de Len, Josefa, Medio Ambiente e Historia del Territorio.En Los Mayas. El Esplendor de una Civilizacin, pp. 25-37. Sociedad Estatal Quinto Centenario. TurnerLibros, S. A., 1990.
Lo anterior no significa que se hubieran realizado investigaciones arqueolgicas en
otras partes del pas fuera de la zona maya propiamente dicha, previo a los descubrimientos
de El Cajn, aunque ninguno antes haba recibido la atencin del pblico no profesional
hondureo. Es ms, uno de los emprendimientos ms serios y sostenidos ha sido el
Proyecto Arqueolgico Valle de Sula y sus distintas etapas (1978-1992), dirigido por John
Henderson, Eugenia Robinson y Rosemary Joyce en sus inicios, y en el que han participado
otros muchos a lo largo de los aos. Las investigaciones han continuado hasta el presente y
ello ha permitido localizar uno de los centros alfareros ms antiguos, 1600-1400 a.C., en el
bajo ro Ula (Joyce y Henderson 2001).
Las investigaciones en la regin sur de Honduras (Baudez 1964-1965) se hanlimitado a la llanura costera que irrigan los ros Goascorn y Choluteca. Sin embargo, se ha
propuesto una secuencia cronolgica basada en la cermica Choluteca que tiene vigencia
para Goascorn. Esta secuencia inicia en el Clsico Temprano se dispone de una fecha de
C14 correspondiente a 370 d.C. y se prolonga hasta el Posclsico Tardo (Reyes 1976:
345-346).
Cuadro 4
Cronologa de la Prehistoria, Costa Norte [Honduras]
Perodo Ao Horizonte SitiosPosclsico 1300 d.C. Cocal Tardo Cocal Farm, 80 AcreClsico Tardo 1000 d.C. Cocal Temprano 800 Acre, Cocal Farm, Betulia
Point, WankybilaSelin (Transicin) Selin Farm, Peroles Calientes y
Chiapa FarmClsico Tardo 700 d.C. Selin (Bsico) 80 Acre, Selin, Farm, Dos Quebradas,
San Marcos y Chiapa Farm
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Fuente: Epstein 1957: 265-276; Reyes Mazzoni 1976: Cuadro de Secuencia. Secuencias en las DiferentesCuencas Fluviales.
Cuadro 5Cronologa de la Prehistoria, Zona de Choluteca [Sur de Honduras]
Perodo Ao Fase SitiosPosclsico 1400 d.C. MalalacaPosclsico 1100-1400 d.C. AmapalaClsico Tardo 700-1000 d.C. FonsecaClsico Temprano 400-500 d.C. San LorenzoClsico Temprano 300-400 d.C. Chismuyo Llanos de Ilamapa
Fuente: Reyes Mazzoni 1976: Cuadro de Secuencia. Secuencias en las Diferentes Cuencas Fluviales.
En el Valle de Comayagua las investigaciones son anteriores a 1949 (Canby) y seconcentraron entonces en el sitio Yarumela, reconocido por la antigedad de su produccin
alfarera, 1400-1100 a.C. Ms tarde fueron continuadas en el proyecto Arqueolgico
Comayagua por L. Joesink-Mandeville (1981-1998) a pequea escala. Tambin en el Valle
de Comayagua se han llevado a cabo, en las ltimas dos dcadas, prospecciones generales
del patrn de asentamiento (Dixon 1989) y algunas excavaciones extensivas (Joesink-
Mandeville, LeRoy, Mluzin y Snchez 2004). Por su parte, en la zona montaosa
adyacente, Departamento la Paz, se ha realizado un recorrido preliminar (Begley y Varela
1992).
Colindantes con el Lago de Yojoa, en el centro de Honduras, las reas vecinas son
conocidas por una serie de asentamientos precolombinos que conjuntamente han sido
designados como Los Naranjos, cubren un lapso de tiempo que va desde 800 a.C. a 1200
d.C. A la evidencia encontrada en los asentamientos hay que agregar los resultados de los
estudios realizados a travs de la extraccin de sedimentos del lago (Rue 1987, 1989;
Greene 2000), que fechan la introduccin de la agricultura de maz en la cuenca alrededor
del ao 3000 a.C. El parque del mismo nombre, ubicado a unos 635 msnm, cubrenicamente algunos de estos sitios. A pesar de los esfuerzos realizados desde 1973 (Baudez
y Becquelin) no se ha realizado an ningn inventario sistemtico de la arqueologa ni de
los recursos que podran haber sido aprovechados por las poblaciones precolombinas. Esto
incluye las relaciones entre Los Naranjos y las regiones adyacentes, la extensin geogrfica
de la influencia de este sitio y, adems, las posibles ocupaciones humanas de mayor
antigedad que Los Naranjos en los perodos Arcaico, 7000-2000 a.C., y Paleoindio, antes
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de 7000 a.C. Parque Eco-Arqueolgico Los Naranjos es la conservacin del ecosistema y
del contexto cultural del Lago Yojoa (Hasemann 1995).
La Zona Arqueolgica de Los Naranjos abarca un rea de 5 km2
aproximadamente,el Parque Eco-Arqueolgico Los Naranjos (Hasemann 1995) cubre nicamente 1.5 km2, e
incluye el componente perteneciente al perodo Formativo Medio, 800-400 a.C. En 1996 el
Proyecto Arqueolgico Cuenca del Lago de Yojoa, PACLY, del Instituto Hondureo de
Antropologa e Historia, realiz un registro de los vestigios arqueolgicos dentro de los
lmites de la zona arqueolgica y en un cierto permetro fuera de ella, as como una revisin
de la bibliografa anterior a 1973 (Dixon, Webb y Hasemann 2001).
Cuadro 6Cronologa preliminar para la Regin El Cajn [Centro-Norte de Honduras]
Ao Perodo800-1000 d.C. Sulaco Tardo600-800 d.C. Sulaco Medio400-600 d.C. Sulaco Temprano200-400 d.C. Yunque Tardo200 a.C.-200 d.C. Yunque Temprano
Fuente: Hirth y Kennedy 1993: 215-232. En Henderson y Beaudry-Corbett 1993.
Cuadro 7Cronologa para el Valle de Comayagua (Yarumela) [Centro de Honduras]
Perodo Fase SecuenciaPosclsico Yarumela IV Componente Las Vegas
Componente TenampaClsico Yarumela IV ComayaguaArcaico Yarumela III Maradiaga?
MiravalleProto-Arcaico Yarumela II Rinconada?
ChilcalEo-Arcaico Yarumela I Yarumela
Fuente: Canby 1949, 1951; Coe 1961; Joesink-Mandeville 1986, 1987 en Joesink-Mandeville: 235-247. EnHenderson y Beaudry-Corbett 1993.
Cuadro 8Cronologa de la Regin del bajo Ro Ula [Noroeste de Honduras]
Perodo Fase Complejo CermicoValle Este Valle Oeste
TardoPosclsico
Naco
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Temprano Botija Crique YakatsTerminalClsicoTardo
Temprano
Santiago
Ula Tardo
Ula TempranoChamelecn Tardo
PalencanoTamagazGarza
Leka 2Pisote Leka 1
TerminalPreclsicoTardo
Chamelecn Medio
Chamelecn Temprano
Playa
QuequeoPehulPelo IIKotmoyToyosSula
Fuente: Beaudry-Corbett, Caputi, Henderson, Joyce, Robinson y Wonderley 1993: 65-135. En Henderson yBeaudry-Corbett 1993.
Sobre la arqueologa de Guanaja la primera noticia moderna inicia con la visita
exploratoria realizada entre 1839 y 1841 a Plan Grande. En 1930 y 1931 se organiz una
expedicin dirigida por F. A. Mitchell-Hedges, bajo los auspicios del Museum of American
Indian de la Heye Fundation, la cual permaneci varios meses en las Islas de la Baha, en
donde se hizo una extensa recoleccin de piezas arqueolgicas. Igualmente, en 1931, el
American Museum of Natural History organiz la Boeckelman Shell Heap Expedition,
en la que particip el arquelogo Junior Bird. La siguiente expedicin fue patrocinada por
Smithsonian Institution y llevada a cabo en abril y mayo de 1933 por el arquelogo
William Duncan Strong (1935: 1).
Durante la expedicin arqueolgica de 1933 dirigida por Strong como en las
anteriores solamente se hicieron pozos de sondeo y recoleccin superficial de artefactos.
En su posterior publicacin (Strong 1935: 119-136) inserta la descripcin de siete sitios y
un mapa de Plan Grande. En el siguiente lapso de ms de 40 aos no se volvi a realizar
ningn trabajo arqueolgico en las Islas de la Baha, hasta la dcada de 1970 en que
Heremiah F. Epstein y su equipo retoman los trabajos y se hacen reconocimientos de
superficie y pozos de sondeo en los sitios ms importantes. De estas investigacionessurgieron varias publicaciones (Hasemann 1977). Recientemente (Begley 1999 y Cruz
Castillo 1999), realizaron un reconocimiento del sitio de Plan Grande/Marble Hill con el
objeto de proponer una investigacin en profundidad.
No obstante que el registro existente de los elementos diagnsticos, cermica y
ltica, de la actividad cultural prehispnica en las islas an es incompleto, se dispone de
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estudios realizados en Utila (Hasemann 1977) y Roatpan (Epstein 1957; Begley 1999; Cruz
Castillo y Orellana 2000) que constituyen un importante punto de comparacin.
Tambin en las tierras centrales noroccidentales se han realizado varios estudios.Como ejemplo se menciona El Proyecto Arqueolgico Santa Brbara, dirigido por Patricia
Urban, Edward Schortman y Wendy Ashmore (1983-1985). Posteriormente, Urban y
Schortmann concentraron su inters en el valle de Naco y, en especial, en un importante
asentamiento conocido como La Sierra (1995-2005).
Un impresionante descubrimiento hizo volver los ojos al oriente de Honduras, en
donde estn localizadas las ahora famosas Cuevas de Talgua (800 a.C.). Las
investigaciones las llev a cabo en 1995 James Brady junto con George Hasemann.
Posteriormente se aadi una prospeccin de la regin.
Dos proyectos dirigidos por George Hasemann sobresalen aqu. El primero
contemplaba la investigacin de la gruta El Gigante en las tierras altas del suroccidente de
Honduras (1990-1996), sitio que ha arrojado la fecha ms antigua de ocupacin fechas de
radiocarbono 9950#y 9450#70 aos de antigedad; calibradas en aproximadamente 12000
y 11500 aos de antigedad, respectivamente (ver Hasemann 1996 y Hasemann y Lara
Pinto 2000). La prospeccin de la zona fue realizada por Timothy Scheffer, quien
posteriormente continu con las excavaciones (2001). Cabe mencionar que haba indiciosanteriores de la gran antigedad de la zona, pero que no se consideraban lo suficientemente
convincentes. El segundo proyecto, realizado por Allison McKittrick (1994-1997), se
enfoc en el inventario y descripcin de los sitios de arte rupestre (McKittrick 2003).
Muchas otras menores investigaciones de reconocimiento arqueolgico de corta y
mediana duracin se han llevado a cabo en la regin oriental y nororiental de Honduras:
centro-oriente (Helbig 1956); ro Pltano (Robinson 1985); ro Guamp (Hasemann 1988);
ro Verde (Hasemann 1990); Dulce Nombre de Culm (Begley 1991); ro Cangrejal (Lara
Pinto y Fernndez 2001); Laguna de Caratasca y Rus Rus (Lara Pinto y Fernndez 2002);
Valles del suroccidente (Cruz, Neil y Heredia 2001).
Todos los proyectos arriba mencionados se han desarrollado en el marco temporal
previo a la conquista espaola, las investigaciones de carcter histrico son pocas y de
limitada cobertura. George Hasemann realiz en la dcada de 1970 investigaciones
arqueolgicas en una iglesia colonial del siglo XVIII, ciudad de Comayagua, y luego en la
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Fortaleza de San Fernando de Omoa (1986). En los valles norcentrales se exploraron varias
iglesias coloniales entre 1983-1985 (Weeks y Black 1987), y en 1990 se llevaron a cabo
sondeos y algunas excavaciones extensivas en Trujillo, ciudad, fundada en el siglo XVI(Hasemann y Lara Pinto 1990). En 1992 se realizaron sondeos en los interiores de algunas
casas coloniales de Comayagua; con motivo de la restauracin total de la catedral de esta
ciudad, se dio oportunidad a los arquelogos para explorar bajo sus pisos.
Por ltimo, hasta la fecha no ha habido alguna investigacin arqueolgica
subacutica, los objetos en posesin del IHAH de esa procedencia han sido extrados por
particulares y ms tarde decomisados, cuando se ha tenido noticia de ello. No obstante, en
1996, ante las mltiples amenazas al patrimonio subacutico, se reunieron en Tegucigalpa
un grupo de expertos para tratar el tema y proponer estrategias basadas en sus experiencias
(Hasemann 1996).
4. ARQUEOLOGA, NACIN E IDENTIDAD
Establecer una relacin entre las poblaciones aborgenes que ocupaban el territorio de la
actual Honduras en la ms remota antigedad y aquella cuya existencia atestiguan los
europeos a principios del siglo XVI, es una tarea inacabada que requiere mayorprofundidad. Sin embargo, las concepciones alimentadas por la interpretacin de los
hallazgos arqueolgicos contribuyen a la reivindicacin de una determinada identidad
nacional (ver cuadro siguiente).
Cuadro 9Cronologa centroamericana desde la perspectiva indgena
4000 a.C. Los portadores de las lenguas chibchas llegan a Centroamrica3000-2300 Los hablantes protochibcha se dividen en dos familias que se establecen en Costa Rica y
Panam, respectivamente2500 a.C. Escisin de la familia misumalpa en sus distintas lenguas2000 a.C. De las poblaciones chibchas establecidas en Costa Rica emigra un grupo hacia el nororiente
de HondurasAo 0 Los hablantes de lenca se separan en dos grupos: el lenca de Honduras y el lenca de
El Salvador700 d.C. La primera inmigracin mexicana hablantes de chiapaneco- llega a Centroamrica850 d.C. Los hablantes de matafalpa se escinden en dos grupos: Matagalpa y
Cacaopera1000 d.C. Grupos hablantes de nahua llegan a Centroamrica y se establecen en el sureste de
Guatemala y occidente de El Salvador
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1200 d.C. Un grupo de hablantes de tlapaneco llega a Centroamrica y se establece en la costa delPacfico de Nicaragua
1200-1300 d.C. Los inmigrantes nonoalcas llegan a Centroamrica y se da un desplazamiento de algunosgrupos nahuas ya establecidos hacia Nicaragua
1300-1400 d.C. Grupos nahuas establecen enclaves en el noroeste y noreste de HondurasAntes de 1500 Separacin de las lenguas suma y miskita
Fuente: Fragmento Tomado de Lara Pinto en Los Indios de Centroamrica, 1996: 275-277.
En el mismo contexto, se entender nacin como un cuerpo de personas lo
suficientemente grande que se considera a s mismo miembro de una entidad que
corresponde a cierto territorio estatal moderno, de tal manera que hay una congruencia
entre la unidad nacional y poltica. Un punto importante es que el nacionalismo es el
programa para crear naciones y existe previo a la formacin de la nacin misma (en Kohl1998: 226). Las naciones son construidas por polticos nacionalistas e intelectuales, y estos
procesos son apoyados por las clases sociales que se benefician econmica y polticamente
de su construccin.
En este sentido, la llamada arqueologa nacionalista Se refiere no slo al registro,
sino tambin a las polticas adoptadas por el Estado que hacen uso de los arquelogos y sus
datos para objetivos de creacin de una nacin, y tales polticas se pueden extender ms all
de las fronteras del estado. La arqueologa nacionalista se encuentra frecuentemente
involucrada en la creacin y elaboracin de identidades nacionales, procesos que no sloocurren dentro de los estados, sino tambin a medida que los estados se expanden e
interactan con otros estados (Kohl 1998: 226).
Lo ocurrido en otras partes de Amrica en el siglo XIX puede aplicarse muy bien a
Honduras, es decir, cada nacin-estado emergente tena que construir su propia identidad
nacional, lo cual requiri de un activo olvido o mal recordar y del redescubrimiento o
invencin de su pasado. Los mitos del origen nacional tuvieron que ser relaborados a partir
de una variedad de fuentes, incluyendo, en forma notable, los restos materiales encontrados
dentro de las fronteras territoriales demarcadas para ese estado.
En consecuencia, la asociacin entre el desarrollo de la arqueologa y la
construccin de la nacin fue tan obvia que se mantuvo en gran parte sin cuestionamientos
a travs de todo el siglo XIX y la mayor parte del XX; las races de los pases fueron
extendidas hasta la nebulosa del pasado prehistrico. Ahora bien, el significado nacionalista
adjudicado a los datos arqueolgicos vari tambin de acuerdo con la disponibilidad de los
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registros histricos, el peso relativo de las fuentes histricas y arqueolgicas y el contenido
emprico de esos registros (Kohl 1998: 228).
Otro concepto importante es etnicidad. En trminos modernos se parte delentendido de que ...un grupo es un ethnosdistintivo cuando se considera a s mismo como
tal y es considerado como tal por otros grupos... (Kohl 1998: 231). Este atributo de
categorizacin es el ms importante; rasgo para el cual no existe necesariamente un
correlativo con la cultura material La perspectiva insiste en que los grupos tnicos son
maleables y estn en constante cambio en la medida en que se desenvuelve la situacin
histrica en la cual existen; la etnicidad, como la cultura, nunca est concluida, sino que
siempre est hacindose o desaparecindose. Etnicidad y nacionalismo son concebidos
similares en el sentido de que ambos son fenmenos socialmente construidos, por medio de
los cuales se inventan las tradiciones y son manipuladas consecuentemente por razones
polticas, econmicas y sociales. No obstante, la etnicidad es una forma ms universal de
identidad grupal con un pasado que se puede extender hasta los tiempos histricos ms
tempranos, es ms, quiz hasta los mitos de la prehistoria, pero que nunca puede ser
seguramente rastreado (Kohl 1998: 231).
Parafraseando al autor (1998: 232) se puede preguntar cundo surgi el grupo
tnico concebido como un pequeo homnculo en formacin, que ya posea todas lascaractersticas esenciales definidas del dicho ethnos? Desde las pocas remotas de los
cazadores recolectores? A partir de los primeros asentamientos agrcolas? Desde cierta
poca previa a la conquista espaola?
Sin embargo, etnognesis es solamente un asunto relativamente menor asociado
con el comienzo o formacin inicial de un grupo tnico; mucho ms significativos y
complejos son los cambios que un grupo experimentar a travs del tiempo su
etnomorfosis. Estos cambios pueden conducir, aunque no necesariamente, a la
aparicin de nuevos grupos tnicos a travs de procesos de asimilacin, o cambiosfundamentales o desaparicin a travs de varios procesos naturales o inducidos por la mano
humana, como el etnocidio (Kohl 1998: 232).
De esta manera, el constructivismo contextual teora que intercede aqu por
otra parte acepta que los fenmenos sociales son elaborados continuamente y manipulados
por razones histricas comprensibles; pero tampoco niega el mundo exterior una realidad
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objetiva parcialmente aprensible que no puede ser reducida totalmente a la invencin o la
construccin social. Las representaciones o percepciones culturales construidas son reales,
aunque la realidad comprende ms que representaciones y existe independientemente deellas (1998: 233).
Tambin menciona que en lo referente al papel de la arqueologa en la construccin
de las identidades nacionales deben mencionarse tres puntos adicionales. Primero, la tarea
de construir identidades difiere en grado sumo dependiendo de cuntos pueblos indgenas
sobrevivieron el contacto o la conquista y de la naturaleza de los restos culturales que
dejaron. Segundo, el proceso de la formacin de la identidad nacional es continuo y est en
movimiento; lo que significa ser mexicano, argentino o indio americano, etc., hoy se
interpreta distinto de lo que se entenda en el ltimo siglo o a inicios de ste. Muchos
cambios deben ser considerados progresivamente en cuanto a que el pasado de ms pueblos
es incorporado en las identidades nacionales, cada vez ms inclusivas. Se han emitido
legislaciones en diferentes pases para proteger el patrimonio cultural de los pueblos
indgenas, incluyendo la repatriacin de objetos culturalmente significativos (Kohl 1998:
236).
Al parecer una lectura comn de corte nacionalista del pasado que tambin se ha
dado en Honduras es identificar las entidades definidas por los arquelogos,particularmente las culturas arqueolgicas, en cuanto a un grupo tnico como ancestro de la
nacionalidad o de la nacionalidad de inters a que se aspira. En nuestro propio caso este
grupo mitificado sera el maya clsico. Tales identificaciones proveen a la nacionalidad en
cuestin de una genealoga respetable que se extiende hasta el pasado, firmemente
enraizado en el territorio nacional; la tierra y la gente se unifican. Una vez hechas, tales
identificaciones pueden ser ampliadas para interpretar cambios progresivos, desarrollos
culturales en el registro arqueolgico, como resultado de las actividades del grupo tnico
ancestral. Si otras evidencias contradicen el modelo autctono de desarrollo es tpico haceradecuaciones.
De igual manera es importante dejar claro que las culturas arqueolgicas y los
grupos tnicos no son sinnimos, y las modernas perspectivas constructivistas sobre
etnicidad y nacionalismo impiden la posibilidad de una perfecta correlacin entre los restos
materiales y la etnicidad. El sentido de s misma que tiene la gente quin es y qu ha
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hecho cambia continuamente y no puede ser mantenido constante a travs de los siglos,
no digamos milenios (Kohl 1998: 239).
Dando estas premisas, podemos decir que
a) la construccin del pasado nacional de un grupo no debera suceder a costa de otros;
b) todas las tradiciones culturales deben ser reconocidas como dignas de estudio y
respeto;
c) la construccin del pasado nacional no debera hacerse basada en el abandono de la
perspectiva de nuestra humanidad comn en pasado y futuro compartido.
5. NORMATIVA DE APLICACIN AL PATRIMONIO ARQUEOLGICO
El Instituto Hondureo de Antropologa e Historia fue fundado en 1952. La primera etapa
de su gestin se caracteriz por una casi exclusiva dedicacin a la investigacin
arqueolgica dgase, Copn. Los trmites encaminados a declarar la ciudad maya de
Copn Patrimonio de la Humanidad culminaron en 1980 y, posteriormente, en 1982, fue
tambin declarada Monumento Nacional. Los legisladores mostraron entonces una visin
loable al no circunscribir la declaratoria al centro urbano antiguo, sino que incluyeron elvalle mismo de Copn y los valles circunvecinos.
La Constitucin de la Repblica Decreto No. 131 de 11 de enero de 1982
establece en sus Artculos 172-176 los fundamentos doctrinarios de los que se desprende la
legislacin especfica. La necesidad de fomento y proteccin del patrimonio cultural queda
enunciada en el Artculo 172: Toda riqueza antropolgica, arqueolgica, histrica y
artstica de Honduras forma parte del patrimonio cultural de la Nacin.
La primera Ley para la Proteccin del Patrimonio Cultural de la Nacin fue emitida
en 1984 y reformada ms tarde dando lugar al Decreto 220-97, 1998. De acuerdo con estedecreto forman parte del patrimonio cultural material de la nacin hondurea lo descrito en
su Artculo 2, incisos 1-8, a saber: los monumentos de inters antropolgico-histrico, los
bienes muebles de inters antropolgico e histrico, los conjuntos y agrupacin de bienes
inmuebles y su entorno natural que formen patrones de asentamientos humanos, los sitios
arqueolgicos reas abandonadas con evidencias de actividad humana de inters
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antropolgico e histrico, las zonas arqueolgicas constituidas por conjuntos de sitios
arqueolgicos, las colecciones arqueolgicas, los fondos documentales y los fondos
bibliogrficos; los incisos 9-10 refieren al patrimonio cultural inmaterial constituido por lasmanifestaciones culturales y las lenguas de los pueblos indgenas vivos, as como las
manifestaciones culturales vernculas vivas (ver anexo 1).
A continuacin se enumera la legislacin nacional pertinente y conexa para la
proteccin y conservacin del patrimonio cultural:
Constitucin de la Repblica de Honduras: Artculos 172 y 173
Ley para la Proteccin del Patrimonio Cultural de la Nacin: Decreto 220-97
Ley General del Ambiente y su Reglamento General: Decreto No. 104-93, Ttulo
IV, Captulo III
Ley de Municipalidades y su Reglamento: Decreto No. 134-90, Artculos 13 y 14
Ley de Ordenamiento Territorial: Decreto No. 180-2003, Ttulo Segundo, Captulo
II, Artculo 22, Numeral 2); Captulo 3, Artculo 27, Numeral 2, inciso h) y
Numeral 3, inciso d); Ttulo Cuarto, Captulo I, Artculos 40, 44, 47; Captulo III,
Artculo 5.1
Ley de la Propiedad: Decreto No. 82-2004, Ttulo V, Captulo II, Artculo 74 yCaptulo III, Artculos 93 y 101
La Fiscala de Etnias y Patrimonio Cultural se encuentra en funcionamiento desde
hace alrededor de una dcada, y aunque su principal quehacer ha sido velar por el
cumplimiento de la normativa nacional e internacional en materia de pueblos tnicos, en los
ltimos aos se ha involucrado cada vez ms en la proteccin directa de los bienes
patrimoniales muebles e inmuebles. As, ha hecho confiscaciones a coleccionistas que
evadieron el perodo para el registro de dichos bienes y ha dado seguimiento a las
denuncias de destruccin de sitios en proceso o amenazados por el desarrollo de
infraestructura.
Entre los textos normativos de vigencia internacional se encuentran los emanados
directamente de la UNESCO Recomendaciones y Convenciones y las cartas del
Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, ICOMOS (ver anexos 2 y 3).
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Aqu merece especial detalle la Convencin sobre los Bienes Culturales Robados o
Ilegalmente Exportados Convention on Stolen or Illegally Exported Cultural Objects,
UNIDROIT, firmada en Roma en 1995 por iniciativa del gobierno de Italia. Como essabido la Convencin aplica a los reclamos de carcter internacional para: a) la restitucin
de bienes culturales robados; b) el retorno de los objetos culturales removidos del territorio
del estado contratante en contradiccin a sus leyes que regulan la exportacin ilegal de
objetos culturales con el objetivo de proteger el patrimonio cultural. A excepcin de El
Salvador y Guatemala que firmaron y ratificaron dicha Convencin, ningn otro pas
centroamericano lo ha hecho.
Honduras tampoco ha firmado la Convencin para la Proteccin del Patrimonio
Cultural Sumergido, y el principal peligro se deriva de las compaas extranjeras, pero
asociadas con nacionales, que ofrecen hacer las exploraciones a cambio de compartir con
el Estado los bienes recuperados. Es claro que esto no es legalmente viable, pero se ha
intentado recurrir a distintos subterfugios para hacerlo efectivo.
En 1999 se present la Solicitud del Gobierno de Honduras al Gobierno de los
Estados Unidos de Amrica para el Establecimiento de Restricciones de Importacin a los
Bienes Arqueolgicos de su Patrimonio Cultural bajo Proteccin en acuerdo con el Artculo
9 de la Convencin de UNESCO sobre Propiedad Cultural de 1970. Este tratado ha hechoposible el decomiso de bienes arqueolgicos y girado la correspondiente notificacin al
gobierno de Honduras para su recuperacin.
En octubre del presente ao, el IHAH instal la Comisin Nacional contra el
Trfico Ilcito del Patrimonio Cultural en un esfuerzo conjunto con la Fiscala de Etnias y
Patrimonio Cultural para dar una ms efectiva proteccin a los museos e iglesias,
principales objetivos de los traficantes.
6. POLTICAS PARA LA INVESTIGACIN Y EL MANEJO DEL PATRIMONIO ARQUEOLGICO
El trmino poltica se ha entendido como una declaracin de intenciones amplia y
estratgica para cumplir un objetivo. En este sentido se ha considerado que una poltica es
una frmula terica inferida de las pautas de seleccin de un comportamiento relevante. La
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poltica se manifiesta como un comportamiento uniforme y recurrente tanto por parte de
aquellos que la proponen como de aquellos que la cumplen.
El nfasis contemporneo en la planificacin estratgica permite entender laspolticas como una visin de lo que debera ser. Por consiguiente, las polticas abarcan las
acciones que indican que existe un compromiso por parte de los gobiernos para poner en
marcha un proceso de construccin de polticas contratacin de especialistas, apoyo a las
instituciones encargadas del patrimonio cultural, concertacin de regulaciones, propuesta
de legislacin pertinente, desarrollo de materiales educativos y de promocin, entre otros
; los productos concretos o de salida de esas polticas: planes estratgicos de proteccin y
conservacin del patrimonio, capacitacin de tcnicos en distintos niveles, puesta en
vigencia de regulaciones; y tambin hasta la creacin o fortalecimiento de las estructuras
normativas para el tratamiento del patrimonio cultural comisiones, unidades especficas
dentro del aparato administrativo ya existente, dotacin de adecuado financiamiento,
nuevos perfiles para los cargos, aplicacin de convenios con instituciones acadmicas u
organizaciones de la sociedad civil.
Entre los textos doctrinarios de poltica se pueden distinguir las directrices de
poltica y las declaraciones de poltica. Las directrices son aquellos documentos que hacen
recomendaciones para establecer los objetivos, la gestin futura del patrimonio, las reas deaccin y los pasos a seguir. Las declaraciones de poltica constituyen documentos que
incorporan la conceptualizacin y caracterizacin de la actividad, y que han obtenido un
cierto grado de oficialidad. En cuanto a los tipos de documentos de poltica se pueden
distinguir la legislacin, los planes y programas, los informes y documentos de discusin, y
los discursos.
6.1 LEGISLACIN
Las leyes y sus respectivas reglamentaciones implican proyecciones de largo plazo y alto
nivel de compromiso gubernamental.
6.2 PLANES Y PROGRAMAS DE INVESTIGACIN, PROTECCIN Y CONSERVACIN
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Los planes y programas demuestran ser, en muchos casos, las declaraciones polticas ms
detalladas e incluyentes. Por lo general presentan numerosos ejemplos y, a veces, el nivel
de detalle llega a las municipalidades o/y a los parques arqueolgicos o monumentos. Enconsecuencia, estos planes son las demostraciones ms precisas de las polticas, ms an
cuando incluyen planes especficos de accin y reas de especializacin. El desarrollo de
planes de investigacin, proteccin y conservacin indica un relativamente fuerte
compromiso de gobierno, sobre todo debido a la inversin que se hace por parte de la
institucin regente del patrimonio y a las alianzas multisectoriales que es necesario poner
en marcha para su logro.
6.3 INFORMES Y DOCUMENTOS DE DISCUSIN
Pueden ser actas o memorias de conferencias, talleres y foros de trabajo, informes
gubernamentales, propuestas para discusin y comunicados oficiales de prensa, entre los
principales. El espectro es diverso, en cuanto al nivel de detalle, inclusin y calidad pueden
reducirse a unos cuantos prrafos o componerse de textos extensos. Este tipo de documento
es til como fundamento para la institucin que prepara la poltica, puesto que proporciona
los antecedentes y un estado del arte en la materia. Es comn que tales documentos hayansido preparados para un funcionario o una comisin oficial dentro de la institucin y que
an no gocen totalmente de la aceptacin oficial. No obstante, constituyen un paso
importante y un punto de partida del proceso que puede culminar posteriormente en la
sancin de una legislacin y del consiguiente desarrollo de planes y programas.
6.4 DISCURSOS
Los discursos de los ministros y directores del ramo comentan en muchos casos losconceptos generales, los compromisos internacionales o sectoriales asumidos, los logros
esperados y las acciones tomadas. Si bien es cierto tienden a ser generalizadores e
ilustrativos, su principal utilidad respecto al establecimiento de polticas es que establecen
la voluntad poltica para proponerla o hacerla efectiva.
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En lo que a las declaraciones de poltica se refiere cabe subrayar que el Decreto
220-97 reformado, si bien contina haciendo nfasis en el patrimonio arqueolgico no slo
incluye las otras posibles manifestaciones, sino que, adems, incorpora la dimensin delpatrimonio intangible. La legislacin conexa de la dcada de 1990 se acopla al espritu de
dicha ley rectora en el mbito del patrimonio, pero ste no es el caso con las leyes emitidas
en 2000 y siguientes. Se vuelve obvio, en especial, en relacin con la ley conexa de
ordenamiento territorial, 2003, en cuyas mesas sectoriales no particip el IHAH como
institucin responsable del patrimonio cultural y cuyo articulado no prev que se trate de un
elemento inmerso en el proceso de ordenamiento territorial para el cual deben establecerse
procedimientos y tratamientos acordes con su naturaleza.
Los planes y programas que ataen a la investigacin, proteccin y conservacin del
patrimonio arqueolgico encuentran su mejor expresin en el tratamiento aplicado a la
arqueologa del valle de Copn. Toda investigacin es precedida de un convenio de
cooperacin con universidades o instituciones que avalan los contratos individuales de los
profesionales. La primera tarea de todo emprendimiento es la prospeccin, comprobacin
en el terreno y registro de la extensin y carcter de los vestigios. Las excavaciones
extensivas deben sujetarse a la capacidad del proyecto de realizar las posteriores
restauraciones. Este programa idealizado, susceptible de ser cumplido cabalmente cuandose tiene disponible la necesaria contraparte financiera, se ha aplicado y sigue aplicando en
el valle de Copn y valles adyacentes, as como en los valles vecinos de La Venta y Florida.
En otras regiones del pas, sin embargo, los programas de investigacin derivan en
pequeos proyectos de rescate, dado el agresivo y, al parecer, irreversible avance del
desarrollo infraestructural, como ocurre en el valle de Sula. De hecho, con excepcin del
Proyecto de investigacin y rescate de El Cajn, 1979-1984, diseado como un programa
de salvamento desde el inicio, las labores de rescate son el detonante de un buen nmero de
emprendimientos, es decir, un hallazgo fortuito calificado de gran valor patrimonial seconvierte eventualmente en un proyecto y se gestiona para ello su dotacin financiera. Es
indudable que este tipo de hallazgos siempre deben y sern atendidos sin detrimento de la
implantacin de un programa a mediano y largo plazo.
A finales de la dcada de 1980 se dise un programa de registro conocido como
Inventario Nacional de Sitios Arqueolgicos e Histricos de Honduras, INSAHH, el cual
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sealaba como punto de partida la sistematizacin de la informacin existente, resultado del
total de las investigaciones hasta entonces realizadas; ponindose como meta documentar
los sitios visibles en la superficie conocidos o no por las poblaciones locales, desplazndosede regin en regin. A este programa debera otorgrsele prioridad para realizarlo en el ms
corto tiempo posible para que los registros orientaran una propuesta integral de
investigacin arqueolgica en todo el territorio hondureo. El producto tangible hubiera
sido un llamado Atlas Arqueolgico de Honduras (ver Hasemann 1998, IHAH).
A principios de la dcada de 1990 se hizo palpable el peligro que corra el
patrimonio sumergido, nuevamente se hicieron esfuerzos para desarrollar una estrategia de
proteccin basada en un programa de investigacin a largo plazo que culminara con la
instalacin de un museo de arqueologa en la zona costera o insular. Se realizaron las
reuniones de expertos, se document el saqueo en el mbito nacional y se conocieron las
experiencias de otros pases del rea en materia del tratamiento del patrimonio sumergido.
La vigencia de este planteamiento no fue reconocida y la necesidad de una fuerte gestin de
recursos lo releg al olvido (Hasemann 1997).
Un planteamiento para iniciar la bsqueda de los asentamientos de los pobladores
predecesores de las aldeas agrcolas en las tierras centrales Comayagua, Lago de
Yojoa motiv el diseo de un programa de registro del arte rupestre y con ello de laprospeccin de terrenos alejados de los valles o planicies pluviales. De esta manera se puso
en marcha el programa y de l se deriv la seleccin de un abrigo para realizar
excavaciones extensivas que culminaron en el descubrimiento del sitio de ocupacin ms
antiguo de Honduras: Proyecto El Gigante (Hasemann y Lara Pinto 2000; Scheffler 2004).
El registro del arte rupestre pintura y grabado cubri el suroccidente y centro del pas
con incursiones espordicas en otras regiones (McKittrick 2003).
Ejemplos como los anteriores ponen de manifiesto la falta de planificacin
estratgica en la toma de decisiones para la investigacin del patrimonio arqueolgico, eigualmente de una poltica de integralidad y normatizacin del quehacer de una institucin.
Pasando al ltimo tema de este apartado, el Parque Arqueolgico Copn es el
primero del pas, 1980, y su Plan de Manejo, 1984, pone las bases para una visin de corto,
mediano y largo plazo; pero otra vez la falta de induccin en cuanto al seguimiento de los
programas y el incumplimiento de metas no permitieron que se convirtiera en instrumento
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de trabajo efectivo. Una dcada ms tarde abre sus puertas el Parque Arqueolgico El
Puente. El Parque Arqueolgico Talgua, que recin inaugurado recibe grandes daos en
1998 por el HuracnMitch, es reconstruido y vuelto a abrir al pblico casi al mismo tiempoque el Parque Eco-arqueolgico Los Naranjos, con el cual el IHAH inicia el nuevo milenio,
2000.
Durante 2005 se ha estado trabajando en la elaboracin del Plan de Manejo del
futuro Parque Arqueolgico Ro Amarillo, a 17 km de Copn.
En los ltimos dos aos, a iniciativa del IHAH, se han propuesto dos nuevos
parques arqueolgicos: uno en el valle de Sula, Cerro Palenque, y otro en la isla de
Guanaja, Plan Grande. Se trata el primero de una fortaleza de finales del Clsico Tardo y
de un centro ceremonial probablemente en uso al momento del contacto con los europeos.
Junto con estos parques se estn preparando tambin los dos mencionados anteriormente
para recibir sus planes de manejo a mediano plazo.
Con todo, el desarrollo infraestructural del pas ha tropezado en el completo de su
geografa con los vestigios de las ocupaciones pasadas. Hasta la emisin de la primera Ley
de Proteccin del Patrimonio Cultural de la Nacin en 1984, las colecciones privadas y los
traficantes se nutran de la destruccin de los sitios arqueolgicos en el trazo de las
carreteras u otras obras masivas de infraestructura. Esta ley junto con la Ley de Ambiente ysu Reglamento (1993) apoyaron los estudios de impacto ambiental, de los cuales formaban
parte los estudios de los recursos arqueolgicos. En los ltimos diez aos las compaas de
ingeniera se han visto necesitadas de los arquelogos en sus equipos de trabajo para
dictaminar sobre la naturaleza de los bienes patrimoniales que sern impactados y las
medidas de mitigacin a tomar. El IHAH se reserva el derecho de aprobar o desaprobar
estos dictmenes.
A la fecha, los arquelogos han sido contratados individualmente y por tiempo
limitado por las compaas constructoras, pero desde hace algn tiempo se ha pensado enpropiciar el establecimiento de compaas que exclusivamente oferten servicios
profesionales en arqueologa.
Es claro que las acciones ligadas a la investigacin y manejo del patrimonio
arqueolgico, y del patrimonio cultural en general, deberan estar enmarcadas en las
polticas nacionales para el sector cultural. En defecto de un enunciado concreto al
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respecto, se ha tomado como punto de referencia la Conferencia Intergubernamental sobre
Polticas Culturales para el Desarrollo Estocolmo, 30 de marzo a 2 de abril de 1998,
promovida por la UNESCO, en la cual particip Honduras, y que establece, entre otros, elsiguiente objetivo de poltica para el desarrollo, pertinente al tema que nos ocupa:
Reestructurar las polticas y las prcticas con el fin de conservar y acentuar la
importancia del patrimonio tangible e intangible, mueble e inmueble, y promover las
industrias culturales.
Sin embargo, no parece que se trate de restructurar polticas, que no las hay
definidas, sino ms bien de sistematizar la prctica y que esto conduzca a planteamientos
que puedan convertirse, cuando menos, en directrices de poltica.
7. LA FORMACIN ANTROPOLGICA
Valga la aclaracin que en este trabajo se parte del entendido de que la arqueologa3 es
antropologa, y que para los efectos no debera ser lo ms importante si se imparte en una
unidad acadmica independiente o est incluida en un departamento de antropologa, quepuede o no estar representada, adems de las otras disciplinas del esquema holstico clsico
de nuestra disciplina (para un debate ver Gillespie y Nichols, 2003).
Honduras es el nico pas centroamericano en donde los antroplogos en general y
los arquelogos en especial no pueden recibir formacin profesional. Si bien en la mayora
de las universidades se encuentran algunas asignaturas en los planes de estudios de las
carreras de historia, arquitectura, ciencias sociales y turismo, esto no satisface las
necesidades del pas en dicho campo profesional. Otra vez, parece que la falta de una
poltica en este sentido, conjunta de los sectores educacin y cultura, ha impedido lainstitucionalizacin de tal ciencia. El mayor agravante es que, como es sabido, la reducida
investigacin que se da en nuestra regin es propiciada por las universidades, y si este
ambiente est vedado a la investigacin antropolgica en su sentido ms amplio entonces se
reducen an ms las posibilidades.
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Por tanto, si un extremado nacionalismo nos llevara en Honduras a dificultar el
ejercicio profesional de los arquelogos avalados por universidades o instituciones
extranjeras, sin que an se haya formado la siguiente generacin de arquelogoshondureos, se podra crear un hiato dentro de la investigacin arqueolgica. En esta
coyuntura de acelerada destruccin de los bosques de tierra alta y tropicales, el crecimiento
sostenido de la poblacin y la colonizacin avanzada de los ltimos reductos vrgenes, un
alto forzado en el quehacer serio y comprometido de nuestros colegas parece
contraproducente. Ms se ganara si estableciendo alianzas estratgicas y en un esfuerzo
compartido se iniciara cuanto antes la formacin de los arquelogos(as) hondureos(as) del
futuro.
Sin entrar en detalle, es preciso mencionar el papel crtico que juegan los museos
como medios didcticos en todos los niveles de la educacin. El Museo Nacional de
Antropologa en Tegucigalpa, sin embargo, fue cerrado en algn momento alrededor de
1995, sin ofrecer ningn sustituto cuando menos equivalente. Las buenas intenciones de la
decisin en aras de instalar uno mejor quedaron sin valor y efecto a diez aos del suceso.
Mientras; el Museo de Antropologa de San Pedro Sula, con su esplndida coleccin
arqueolgica, abri sus puertas y se ha mantenido a travs de las vicisitudes producto de la
indiferencia gubernamental. Los otros museos, como la Galera Nacional de Arte con suseccin dedicada a la poca precolombina, el Museo de Arqueologa de Comayagua, el
Museo de Arqueologa e Historia de las Islas de la Baha, con las piezas arqueolgicas
puestas a disposicin por los mismos residentes, y los dos museos en Copn Ruinas; llenan
slo de manera parcial las necesidades de informacin y formacin del pblico hondureo
sobre su historia antigua.
8. PATRIMONIO CULTURAL Y TURISMO
En otro lugar (Lara Pinto 2001) he discutido ampliamente sobre la amenaza que significa
para el patrimonio cultural un turismo mal manejado. Especialmente peligroso es cuando
los gestores del turismo en el pas traspasan los lmites de su competencia y pretenden, en
lo que corresponde a los sitios arqueolgicos, convertirlos en destinos masivos de visitantes
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que arriban por la maana y regresan por la tarde a su lugar base, sin haber hecho partcipes
de los beneficios a los residentes locales.
Igualmente peligroso es cuando estos mismos gestores del turismo, sin considerar lanormativa nacional e internacional, toman decisiones sobre los desarrollos infra-
estructurales, desconociendo la opinin de los expertos. El caso ms preocupante en este
momento en Honduras es la propuesta de construccin de un aerdromo a 17 km de
Copn, contra todos los dictmenes emitidos por arquelogos, eclogos, ICOMOS
Internacional e inclusive UNESCO. La contradiccin es grande, pues dentro del mismo
paquete financiero se est ofreciendo la puesta en valor de un sitio arqueolgico, Ro
Amarillo, y la destruccin de otro, Piedras Negras, la impermeabilizacin de un humedal y
la destruccin de un lugar cercano de anidamiento de aves. Sin mencionar el cambio de la
trama socioeconmica en un espacio eminentemente rural (ver Lara Pinto, Gloria y Jos A.
Lara Pinto 2004).
Es evidente que el asunto relacionado con la definicin, documentacin, proteccin
y manejo del entorno de un sitio patrimonial todava necesita trabajo. Esta nocin del
entorno es mencionada en la Carta de Venecia, 1964, as como en otras cartas, se incluyen
la Carta Internacional de Turismo Cultural, 1999, y la Carta de Burra, 1999. Sin embargo,
los avances en la conservacin y manejo del entorno no son satisfactorios todava.En relacin con el entorno no se trata solamente de la proteccin fsica, sino que
debe incluir la dimensin social. Adems se necesita del reconocimiento de los aspectos
tangibles e intangibles que convergen en un entorno determinado. Por otra parte, esto
involucra aspectos complejos de tenencia de la tierra y legislacin paralela (ver, por
ejemplo, Ley de Ordenamiento Territorial), al igual que las presiones sociales y econmicas
que inciden en el entorno fsico y cultural de los recursos patrimoniales muebles.
Los paisajes naturales o construidos que albergan sitios patrimoniales estn
inmersos en la dinmica social y econmica de las comunidades, que contribuyen a darlevalor y significado o son parte de ellos. As, existe una creciente preocupacin sobre el
impacto del rpido crecimiento poblacional y desarrollo infraestructural, de esta manera la
atencin ha pasado de concentrarse en sitios patrimoniales individuales para dar lugar a un
tratamiento ms amplio del sitio y su entorno.
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Lo anterior implica un nfasis no slo en las caractersticas paisajsticas, sino
tambin en las dimensiones histricas, ambientales y culturales. Para alcanzar esta meta
ser necesaria una consideracin interdisciplinaria del tema y la revisin de las actualesprcticas.4
9. MS ALL DE LA ARQUEOLOGA
La investigacin, gestin y proteccin del patrimonio arqueolgico van de la mano y deben
pensarse inmersas en las polticas enunciadas o tcticas del sector cultural. Si se parte
de que las manifestaciones de nuestra cultura, ya sean las del pasado remoto asumidas
como nuestras, son un reconocido generador y consolidador de la identidad nacional,
fortalecen la nacionalidad y potencian la ciudadana, la paradoja persiste en las evidentes
debilidades del sector y, cuando menos en el caso de Honduras, podra concluirse que la
administracin del sector cultura tiene un carcter secundario en el sistema pblico
nacional, tampoco hay reconocimiento de su aporte al desarrollo, por lo tanto, no es sujeto
de financiamiento.
Algunas estrategias para romper con esta concepcin podran ser la articulacin
intersectorial cultura, educacin, ambiente y turismo para el tratamiento integral delpatrimonio, el territorio y el paisaje como recursos independientes y complementarios; la
articulacin de los mbitos nacionales, regionales y locales para la proteccin y
conservacin del patrimonio cultural; establecimiento de lneas prioritarias de investigacin
apoyadas por alianzas estratgicas con las instituciones nacionales de educacin superior;
toma de conciencia en cuanto a que el patrimonio es un recurso no renovable y que su
conservacin y buen uso son un factor clave para el desarrollo del pas; adjudicacin del
apoyo financiero necesario para la continuacin/actualizacin del registro de bienes
culturales muebles en todo el pas Atlas Arqueolgico, Altas de MonumentosHistricos; reconocimiento de la relacin inextricable entre el patrimonio tangible e
intangible, es decir, entre la manifestacin material y su significado, y el apoyo al
fortalecimiento de las capacidades locales para participar en los beneficios espirituales y
econmicos derivados de las buenas prcticas en la gestin del patrimonio cultural (Lara
Pinto 2004).
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Notas1La autora es actualmente vicerrectora de Investigacin y Posgrado en la Universidad Pedaggica NacionalFrancisco Morazn.2Esta interpretacin sui generis de las evidencias arqueolgicas encuentra su mejor exponente en la reciente
novela de Douglas Preston, The Codex, Splendide Mendaz, Inc. 2004, ambientada en la Mosquitia hondureaalrededor de la escurridiza Ciudad Blanca.3Archaeology is an anthropology concerned with history and the material world, both on grand scale and inits study of the way that individual practices are transformed into structure It is an anthropology intimatelyengaged with issues that matter in contemporary settings, such as the realization of identities at multiplescales and the possibilities for integrating academic study and applications with policy and practice(Gillespie, Joyce y Nichols 2003: 155).4El tema gua de la 15. Asamblea General de ICOMOS, realizada en octubre 2005, fue Monumentos ySitios en su Entorno: La Conservacin del Patrimonio Cultural en el Cambiante Paisaje Natural y Urbano.
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