FACULTAD DE ECONOMIA
ECONOMÍA DE LA INFORMACIÓN ASIMÉTRICA
CURSO : ECONOMÍA MATEMÁTICA
PROFESOR : Econ.JORGE GONZALES CASTILLO
ALUMNA : UMPIRE LOPEZ DIANA
CICLO : VI
PIURA- PERU 2011
1
INDICE
I TEORÍA………………………………………………………………………………….3
INFORMACION ASIMETRICA
LA COMUNICACIÓN ENTRE ADVERSARIOS POTENCIALES
PRINCIPIO POR EL CUAL ES COSTOSO FINGIR
EL PRINCIPIO SEGÚN EL CUAL DEBE REVELARSE TODA
LA INFORMACIÓN
LOS SIGNOS EXTERNOS DE CONSUMO COMO INDICADORES DE LA
CAPACIDAD
LA SELECCIÓN ADVERSA
LA DISCRIMINACIÓN ESTADÍSTICA
EL RIESGO MORAL
II APLICACIONES…………………………………………………………………………...19
III EJERCICIOS………………………………………………………………………………24
2
ECONOMÍA DE LA INFORMACIÓN ASIMÉTRICA
I. TEORÍA.
El problema de la información asimétrica consiste en distorsiones de los modelos
tradicionales de poder de mercado debido a que los jugadores no tienen el mismo acceso
a la información. Estas diferencias de información pueden referirse a cualidades ocultas
de los bienes o a comportamientos ocultos de los jugadores.
El enfoque de información asimétrica suministra microfundamentos de competencia
imperfecta al análisis económico y demuestra con base en ello que, contrario sensu a la
hipótesis fundamental de la teoría walrasiana del equilibrio general, la economía de
mercado tiende espontáneamente a trampas de equilibrio macroeconómico subóptimos,
es decir, a un equilibrio derivado del intercambio y del mecanismo de precios que no es
socialmente eficiente. Si “las imperfecciones microeconómicas conducen a rigidez de
precios macroeconómicas” [Mankiw y Romer, 1991; 3], la consecuencia práctica general
que se infiere de los microfundamentos de información asimétrica es que en una
economía de mercado la regulación de la actividad económica sí puede ser efectiva.
En este sentido, el modelo de información asimétrica constituye una ruptura
epistemológica radical con los principios axiomáticos, las hipótesis, las deducciones,
inferencias y tesis económicas de los modelos walrasianos de equilibrio general de
diversa especie, verbo y gracia el monetarismo, el modelo de ciclos económicos reales y
el paradigma de expectativas racionales de la nueva macroeconomíaclásica. Y,
principalmente, representa un retorno a la economía de Keynes [Leijonhufvud,1968;
1981], pero esta vez, a diferencia del modelo de síntesis neoclásica que integra
microfundamentos walrasianos con teoría macro keynesiana en el modelo ISLM [Hicks,
1937], se postula un modelo que explica ,con base en microfundamentos de competencia
imperfecta, la evolución de la economía enfatizando la influencia de las externalidades y
de la segmentación continua de la información en los mercados.
3
LA COMUNICACIÓN ENTRE ADVERSARIOS POTENCIALES
Los problemas de comunicación entre sujetos cuyos objetivos están potencialmente en
conflicto son fundamentalmente diferentes de los problemas de comunicación entre
sujetos que tienen objetivos comunes. Los sapos que buscan una pareja evidentemente
pertenecen a la primera categoría, como ocurre en genera! en cualquier intercambio
económico. Por ejemplo, el vendedor a veces tiene un incentivo para sobreestimar la
calidad de su producto y el comprador suele tener un incentivo para subestimar la
cantidad que está dispuesto a pagar por él. El trabajador potencial puede sentirse tentado
a no revelar sinceramente sus aptitudes para ocupar un puesto de trabajo.
En cambio, los jugadores de bridge que forman parejas comparten claramente unos
objetivos comunes. Cuando un jugador de bridge utiliza las convenciones habituales de
las apuestas para comunicarle algo a su compañero, no hay razón alguna para que éste
no se lo crea. Ninguno de los dos jugadores tiene nada que ganar engañando al otro. En
este caso, la comunicación es un mero problema de transferencia de información. Un
mensaje sólo tiene que ser descifrable. Dejando a un lado los errores, su credibilidad no
está en cuestión.
Sin embargo, la lógica es muy diferente cuando quienes intervienen en la comunicación
tienen o pueden tener intereses contrarios. Supongamos, por ejemplo, que el jugador de
bridge le susurra al adversario que está a su izquierda lo siguiente: «siempre apuesto
conservadoramente». ¿Cómo debe interpretar el adversario esa afirmación? Es
perfectamente inteligible. Sin embargo, si se cree que todas las partes son racionales, la
relación entre ellas es tal que la afirmación puede no transmitir ninguna información real.
Si tener fama de apostar conservadora- mente fuera una ventaja, esa sería una razón
más que suficiente para que un jugador lo dijera de sí mismo, independientemente de que
fuera verdad o no. La afirmación no es ni creíble ni increíble. Simplemente no contiene
información alguna.
El comprador con experiencia sabe recelar de las afirmaciones exageradas sobre la
calidad de los productos. Pero ¿cómo distingue exactamente un buen producto de uno
malo? ¿Y cómo convence un productor a un posible rival de que bajará radicalmente su
precio si este entra en el mercado? Las afirmaciones como «bajaré el precio» plantean
problemas en el mismo sentido que las afirmaciones de los jugadores adversarios de
bridge. Dado que el productor tiene incentivos para hacer esas afirmaciones,
independientemente de que sean ciertas o no. no deben transmitir ninguna información.
4
Sabemos, sin embargo, que los adversarios pueden transmitir información que tiene valor
estratégico. Al fin y al cabo, los sapos son capaces de transmitir información de este tipo,
pero no la transmiten diciendo meramente «soy un sapo grande». La afirmación implícita
del sapo grande sólo es creíble debido a las barreras físicas que impiden al sapo pequeño
croar en un tono grave. El canto del sapo es un ejemplo de señal: un medio para
transmitir información.
El ejemplo del sapo ilustra dos importantes propiedades de las señales que se transmiten
los que adversarios potenciales: (1) debe ser costoso fingirlas; y (2) si algunas personas
utilizan señales transmite que transmiten una información favorable sobre ellas mismas,
otras se verán obligadas a revelar información incluso aunque sea considerablemente
menos favorable. Estos dos principios son importantes para comprender cómo recogen
información los agentes económicos y cómo la interpretan. Comencemos formulándolos
con el ejemplo del sapo y examinemos a continuación su aplicación en distintos contextos
económicos.
EL PRINCIPIO SEGUN EL CUAL FINGIR ES COSTOSO
Para que las señales que se transmiten los adversarios sean creíbles, debe ser costoso
(o, en términos más generales, difícil) fingir. Si a los sapos pequeños no les costara nada
imitar el canto grave que caracteriza a los grandes, ésta dejaría de ser una característica
de los sapos grandes. Pero no pueden imitarlo. Los sajxis grandes tienen una ventaja
natural y es ese hecho solamente el que permite que su canto grave sea una señal fiable.
Este principio según el cual fingir es costoso se observa claramente en las señales que se
transmiten las personas. Se encuentra, por ejemplo, en el siguiente episodio de Fatal
Vision de Joe McGinnis. El capitán Jefírey MacDonald, médico del cuerpo de los boinas
verdes, recibe la noticia de que es sospechoso de haber matado a su mujer y a sus hijas.
El ejército le asigna un abogado defensor militar. Sin embargo, entretanto su madre
contrata a Bemard Segal, renombrado abogado privado de Filadelfia para defender a su
hijo. Cuando Segal llama a MacDonald al Fuerte Bragg (en Carolina del Norte) para
conocerse, su primera pregunta se refiere al abogado militar:
5
«¿Lleva los zapatos brillantes?»
«¿Qué?», respondió incrédulo MacDonald. Ahí estaba, acusado de haber matado a
su mujer y a sus hijas, y en su primera conversación con el abogado de Filadelfia
que se suponía que había sido contratado para arreglar las cosas, la primera
pregunta que h hacía era sobre el estado de los zapatos del otro abogado.
Segal repitió la pregunta. «Y esta vez», dijo más tarde, «casi oí a Jeff sonreírse por
teléfono. Fue entonces cuando supe que tenía un cliente que no sólo era inteligente
sino que cogía las cosas al vuelo. Me contestó que no, que, en realidad, los zapatos
del abogado eran algo zarrapastrosos. Le dije, "en ese caso, de acuerdo, confíe en
él. Colabore con él hasta que llegue yo". La cuestión es que si un abogado militar
lleva los zapatos brillantes es que está tratando de impresionar al sistema. Y si
estaba tratando de impresionar al sistema en esa situación —y el sistema ya había
demostrado tener interés en que se condenara a su cliente, al anunciar
públicamente, su sospecha— no iba a ayudar nada a Jeff. Es posible que el hecho
de llevar sucios los zapatos significara que le interesaba más ser abogado».
Evidentemente, el estado de los zapatos del abogado no era una indicación perfecta de
sus prioridades vitales. Sin embargo, constituía al menos una razón para sospechar que
no era un mero lacayo del ejército. F.1 abogado que llevara unos zapatos zarrapastrosos
meramente para transmitir la impresión de que no estaba tratando de ascender en el
ejército no ascendería. Por lo tanto, las únicas personas que pueden enviar sin correr
riesgos una señal de ese tipo son aquellas a las que les interesa realmente más su papel
como abogados.
He aquí algunas aplicaciones económicas del principio según el cual es costoso fingir.
Garantía de la calidad de los productos. Muchos productos son tan complejos que los
consumidores no pueden examinar directamente su calidad. Esos casos, las empresas
que ofrecen productos de elevada calidad necesitan transmitir de alguna manera esta
información a los posibles compradores, pues, de lo contrario, no podrán cobrar unos
precios suficientemente elevados para cubrir los costes adicionales.
Una manera de resolver ese problema consiste en ganarse la fama de ofrecer productos
de buena calidad. Pero las circunstancias no siempre permiten a una empresa hacer esto.
Consideremos el caso de los vendedores ambulantes que venden relojes de pulsera en
las calles de una gran ciudad. Si una «empresa» de ese tipo decide cerrar, puede hacerlo
sin apenas incurrir en pérdidas. No tiene ninguna sede central, no tiene un equipo de
6
capital costoso, no tiene clientes leales por los que preocuparse; de hecho, no tiene
costes irrecuperables de ninguna clase. Incluso aunque lleve años ofreciendo productos
de calidad en la misma esquina, eso no garantiza que abrirá el puesto el próximo día. Y si
está planeando cerrar, tendrá incentivos para vender mercancía de la peor calidad
posible. En suma, una empresa que no tenga un claro interés en permanecer en el
negocio, tendrá dificultades inherentes para convencer a los posibles clientes de que
cumplirá sus promesas.
Los incentivos son diferentes en el caso de una empresa que tenga unos elevados costes
irrecuperables. Si quiebra, pierde el valor de cuantiosas inversiones que no puede
liquidar. Por lo tanto, a esta empresa le interesa hacer todo lo posible para seguir
produciendo. Y si los compradores lo saben, pueden confiar mucho más en la promesa de
que vende un producto de buena calidad. Si una empresa de ese tipo cobrara un precio
acorde con una elevada calidad y después vendiera una mercancía de mala calidad, no
tendría un número de clientes que le volvieran a comprar lo suficiente para sobrevivir y,
por lo tanto, habría incurrido en vano en unos costes irrecuperables fijos.
Estas observaciones sugieren una razón para creer que los productos que se anuncian
mucho son, de hecho, de mejor calidad, como dicen los anuncios. Una gran campaña
publicitaria nacional es un coste irrecuperable, cuyo valor se pierde para siempre si
quiebra la empresa. Por lo tanto, una vez realizada tamaña inversión, ésta tiene todos los
incentivos del mundo para cumplir lo prometido. El hecho de que los anuncios que
publican las empresas en la prensa suelan decir «...anunciado"en TV» demuestra que
creen que muchos consumidores se han dado cuenta de este patrón.
Cómo elegir un trabajador fiable. Existen muchas situaciones en las que los trabajadores
tienen la oportunidad de engañar a los empresarios. Muchas actividades productivas
tendrían que abandonarse si las empresas no fueran capaces de contratar trabajadores
que no engañaran en estas situaciones. Las empresas necesitan una señal que les
permita identificar a los posibles trabajadores fiables. Una posible señal podría ser la
relación entre el carácter de una persona y los costes o beneficios de la pertenencia a
determinados grupos. Por ejemplo, tal vez las personas fiables generalmente disfrutan
trabajando como voluntarias en instituciones benéficas, mientras que las personas poco
fiables tienden a considerar que eso es una pesada carga. En esos casos, los grupos a
los que decidan unirse transmitirán una información estadísticamente fiable sobre su
carácter.
7
Esta idea parece que la confirma la manera en que muchas parejas de profesionales de
Nueva York buscan institutrices para sus hijos. El cuidado de los hijos es una de las
tareas en las que tiene una importancia evidente la fiabilidad, ya que es difícil controlar
directamente la conducta de estas personas. Al fin y al cabo, la razón misma por la que se
necesita a una persona que cuide de ellos se halla en que no estamos nosotros para
hacerlo. La amarga experiencia ha convencido, al parecer, a muchos neoyorquinos de
que el mercado local de trabajo no es un buen lugar para contratar personas que se
comporten de una manera fiable sin supervisión.
La solución que han adoptado muchas de estas parejas consiste en anunciarse en los
periódicos de Salt Lake City pidiendo una institutriz. Han descubierto que las personas
educadas en la tradición mormona son más fiables que el neoyorquino medio. La señal
funciona porque a una persona que quisiera meramente parecer fiable le resultaría
desagradable, cuando no imposible .mantener la tradición mormona, que implica un
continuo e intenso adoctrinamiento moral, experiencia que a la mayoría de las personas
meramente oportunistas les resultaría demasiado difícil de soportar. Al igual que el tono
grave del canto del sapo es una señal de su tamaño, la pertenencia a la tradición
mormona es una buena señal de fiabilidad, ya que sería muy costoso para una persona
oportunista simularla.
Cómo contratar a una persona lista y trabajadora. Consideremos, como última ilustración
del principio según el cual fingir es costoso, el caso de un titulo de una universidad elitista
obtenido con la calificación de matrícula de honor. Los empresarios están buscando
personas listas y dispuestas a trabajar. Evidentemente, hay muchísimas personas en el
mundo que poseen estos dos rasgos y, sin embaído, no tienen un título de una
universidad elitista. Aun así, los empresarios pueden suponer sin temor a equivocarse
que una persona que tenga un título de esas universidades es lista y trabajadora, pues
cuesta pensar que una persona que careciera de esos rasgos intentaría obtener un título
en una universidad elitista con la calificación de matrícula de honor.
Nadie pone realmente en cuestión el hecho de que los titulados de las instituciones
elitistas generalmente son trabajadores productivos. Pero existe, de hecho, un acalorado
debate sobre el grado en que la asistencia a estas instituciones genera una elevada
productividad. Las personas que piensan que sí señalan que los titulados de las
instituciones elitistas ganan unos sueldos significativamente más altos. Sin embargo, los
escépticos advierten que la diferencia no puede atribuirse totalmente a la calidad de su
enseñanza. El problema radica en que los estudiantes de las mejores instituciones ya
8
eran, indudablemente, más productivos desde el principio, pues al fin y al cabo estas
instituciones seleccionan minuciosamente a sus solicitantes y sólo aceptan a los que
tienen los mejores expedientes académicos
EL PRINCIPIO SEGÚN EL CUAL DEBE REVELARSE TODA LA INFORMACIÓN
El segundo principio importante que ilustra el ejemplo del sapo puede denominarse
principio según el cual debe revelarse toda la información y dice que si unas personas
tienen algo que ganar revelando un valor favorable de algún rasgo, otras se verán
obligadas a revelar sus valores menos favorables. Este principio ayuda a responder a la
pregunta inicialmente desconcertante de por qué los sapos más pequeños se molestan
en croar. Croando, les indican a otros sapos cuál es su tamaño. ¿Por qué no se quedan
callados y dejan que los otros se lo pregunten?
Supongamos que todos los sapos cuyo canto tuviera un tono superior a un determinado
nivel se quedaran, de hecho, callados. Imaginemos que tenemos un índice de 0 a 10 que
mide el tono del canto de un sapo, en el que 10 es el máximo y 0 es el mínimo, y
supongamos arbitrariamente que los sapos que tienen un índice superior a 6 se quedan
callados.
Es fácil comprender por qué un patrón de ese tipo sería inherentemente inestable. Consi-
deremos el caso de un sapo que tiene un índice de 6,1, que es algo superior al límite
considerado. Si se queda callado, ¿qué pensarán otros sapos? Sabrán por experiencia
que su canto debe de tener un tono más alto que 6, ya que se queda callado. Pero
¿cuánto más alto?
Al carecer de información sobre este sapo, no pueden saberlo con exactitud. Sin
embargo, generalmente será posible hacer una conjetura estadística. Supongamos que
los sapos estuvieran distribuidos de una manera uniforme en la escala de tonos. Eso
significaría que si eligiéramos un sapo al azar de toda la población de sapos, el tono de
su canto podría adoptar cualquier valor de la escala de tonos. Sin embargo, al fijar el
límite en 6, un sapo que se quedara callado sería diferente sistemáticamente de un sapo
seleccionado al azar. En concreto, la experiencia nos diría que el índice medio de los
sapos que se quedan callados es 8 (a mitad de camino entre 6 y 10). Todo sapo que
tuviera un índice inferior a 8, por el mero hecho de quedarse callado, daría la impresión
de que es más pequeño de lo que realmente es. Por lo tanto, lo mejor que podría hacer el
sapo que tuviera un índice de 6,1 sería croar.
9
Así pues, si el límite para quedarse callado fuera 6. a todos los sapos que tuvieran un
índice inferior a 8 les interesaría croar. Naturalmente, si croaran, el límite ya no sería 6
sino 8. Pero un límite de 8 tampoco sería estable. Al poner el límite en ese nivel, les
interesaría croar a todos los sapos que tuvieran un índice inferior a 9. Por razones
parecidas, cualquier límite inferior a 10 estaría abocado a variar. Eso no ocurriría ponqué
los sapos pequeños quisieran llamar la atención sobre su tamaño croando sino porque se
verían obligados a hacerlo para no parecer más pequeños de lo que son realmente.
El principio según el cual debe revelarse toda la información se deriva del hecho de que
no todos los posibles adversarios tienen acceso a la misma información. En el caso de los
sapos, la asimetría consiste en que el sapo que se queda callado sabe exactamente cuál
es su tamaño, mientras que su rival sólo puede hacer una conjetura documentada. Como
demostrarán los siguientes ejemplos, este tipo de asimetrías da lugar a la transmisión de
importantes señales entre los agentes económicos.
La garantía de los productos. Por ejemplo, las asimetrías de la información contribuyen
a explicar por qué el productor de un producto de baja calidad podría revelar ese hecho
ofreciendo solamente una garantía muy limitada. En este caso, la asimetría se halla en
que los productores conocen mucho mejor que los consumidores la calidad de sus
productos. La empresa que sabe que su producto es el mejor tiene poderosos incentivos
para revelar esa información a los consumidores. Para que ésta sea creíble, puede
ofrecer una generosa garantía contra los defectos del producto (esta fórmula es creíble
debido al principio según el cual es costoso fingir: un producto de mala calidad se
estropearía frecuentemente, por lo que sería demasiado costoso ofrecer una garantía
generosa).
Cuando aparece el producto de máxima calidad con una generosa garantía, los consumi-
dores poseen de inmediato una mayor información que antes, no sólo sobre su calidad
sino también sobre la calidad del resto de los productos. En concreto, saben que los que
no tienen garantía no pueden ser de la máxima calidad. Al carecer de cualquier otra
información sobre, un producto sin garantía, el consumidor prudente estimará su calidad
en función del nivel medio de esos productos, pero eso significa que subestimará la
calidad de los productos que sean únicamente algo inferiores al mejor.
Examinemos la situación a la que se enfrenta el productor del segundo producto mejor. Si
continúa sin ofrecer ninguna garantía, los consumidores pensarán que es peor de lo que
realmente es. Por lo tanto, le interesará ofrecer una garantía. Pero como su producto es
10
de una calidad algo inferior, las condiciones de su garantía no pueden ser tan generosas
como las del mejor.
Una vez garantizado el segundo producto mejor, el resto de los productos que carecen
de garantía tiene ahora una calidad media menor que antes. Entonces se pone en
marcha un proceso irreversible y a la larga todos los productores deben garantizar sus
productos o hacerse a la idea de que los consumidores consideran que sus productos
son de la peor calidad. Los términos de las garantías generalmente serán menos
generosos cuanto peor sea la calidad del producto. Es evidente que los productores no
desean anunciar la baja calidad de sus productos ofreciendo una cicatera garantía. Su
problema radica en que si ni siquiera la ofrecen, los consumidores considerarán que sus
productos son todavía peores de lo que son en realidad.
Cuando Chrysler declara «los garantizamos más porque los fabricamos mejor», no
podemos estar totalmente seguros de que está diciendo toda la verdad. Pero si su
afirmación es excesivamente engañosa —es decir, si los automóviles de Chrysler
tuvieran muchas más probabilidades de estropearse que otros— sería una mentira
realmente cara y. por lo tanto, existe un motivo racional para que los consumidores den
crédito a la afirmación de Chrysler.
La regulación de las entrevistas realizadas a los solicitantes de empleo. El principio
según el cual debe revelarse toda la información tiene otra ilustrativa aplicación
relacionada con las dificultades que predice que tendrán las autoridades que traten de
limitar la cantidad de información que pueden pedir las empresas a los solicitantes de
empleo. Consideremos, por ejemplo, la legislación que prohíbe a los empresarios
preguntar por el estado civil y por los planes referentes a la procreación. Antes de que se
aprobara esta legislación, los empresarios solicitaban rutinariamente este tipo de
información, sobre todo a las mujeres. Dado que esta información está correlacionada
con la probabilidad de abandonar la población activa, el motivo de los empresarios para
solicitarla era evitarse invertir en la contratación y la formación de trabajadores que no
iban a permanecer mucho tiempo en la empresa. Como es costoso falsificar la
información demográfica (pocas personas dejarían de casarse para que pareciera menos
probable que iban a abandonar la población activa), esta puede servir de señal entre las
panes cuyos intereses pudieran estar en conflicto. El propósito de la legislación era
impedir a los empresarios favorecer a los candidatos en función de su situación
demográfica.
11
Sin embargo, para lograr este objetivo no basta con prohibirles pedir información sobre la
situación demográfica, pues si una mujer se da cuenta de que su situación demográfica
la sitúa en la categoría de contratación más favorecida, tiene todos los incentivos del
mundo para ofrecer voluntariamente esa información. Este hecho desencadena el
conocido proceso irreversible por el que los solicitantes de empleo acaban ofreciendo
voluntariamente toda la información, salvo la menos favorable. Se supone simplemente
que el candidato que no suministre voluntariamente la información, independientemente
de lo desfavorable que sea, pertenece a la categoría menos favorable. Para que la
legislación lograra el fin que pretende, tendría que prohibir de alguna manera a los
solicitantes de empleo que revelaran voluntariamente la información.
Las personas y las cosas pertenecen a categorías, y éstas, a su vez suelen estar
ordenadas jerárquicamente. Unas son, por unanimidad, mejores que otras. Ser fiable es
mejor que no serlo, ser trabajador es mejor que ser vago, etc. El mensaje general del
principio según el cual debe revelarse toda la información consiste en que la falta de
pruebas de que una cosa pertenece a una categoría favorecida suele inducir a pensar
que pertenece, a una menos favorecida. El principio, así expresado, parece de una
claridad meridiana. Y, sin embargo, sus implicaciones a veces distan de ser obvias.
El principio de los «cacharros». Por ejemplo, el principio según el cual debe revelarse
toda la información ayuda a resolver una vieja paradoja: ¿por qué los automóviles nuevos
suelen perder en gran parte su valor de mercado en el momento en que salen de la
tienda? ¿Cómo es posible que un automóvil nuevo que se compra por 15.000$ un
miércoles sólo pueda venderse por 12.000$ en el mercado de automóviles usados el
jueves? Es evidente que el automóvil no pierde un 20 por 100 de su valor en 24 horas
meramente a causa de la depreciación física.
Los economistas han luchado durante años por explicar este curioso patrón. Adoptando
una posición incómoda y alejada de su característica postura profesional, algunos han
llegado a decir que los consumidores tenían prejuicios en contra de los automóviles
usados. Sin embargo, George Akerlof, economista de la Universidad de Berkeley, ha
sugerido que podrían no ser necesarias las supersticiones misteriosas. En uno de los
artículos de economía más citados en los últimos decenios, «The Market for "Lemons"»,
ofreció una Ingeniosa explicación (que se convirtió en la primera formulación clara del
principio según el cual debe revelarse toda la información).
12
Akerlof partió del supuesto de que los automóviles nuevos eran, en términos generales,
de dos tipos: buenos y «cacharros». Estos dos tipos eran iguales en apariencia, pero el
propietario de un automóvil sabía por experiencia de qué tipo era el suyo. Dado que los
posibles compradores no podían saber de qué tipo era cada uno, los automóviles buenos
y los «cacharros» debían venderse al mismo precio. Era tentador pensar que el precio
común sería una media de los valores respectivos de los dos tipos y que los pesos serían
las proporciones que representara cada uno. Esta idea intuitiva es, de hecho, más o
menos correcta en el mercado de automóviles nuevos.
Sin embargo, en el mercado de automóviles usados las cosas son diferentes. Dado que
los automóviles nuevos valen más para sus propietarios que los «cacharros» para los
suyos, una proporción mucho mayor de los «cacharros» va a parar rápidamente al
mercado de automóviles usados. Como los compradores de automóviles usados conocen
el patrón, comienza a bajar el precio de éstos. La bajada del precio refuerza entonces la
tendencia inicial de los propietarios de automóviles buenos a no venderlos. En casos
extremos, los únicos automóviles usados que se pondrán a la venta serán «cacharros».
La aportación de Akerlof es la idea de que el mero hecho de que un automóvil esté en
venta constituye una importante información sobre su calidad. Eso no quiere decir que
tener un «cacharro» sea la única razón que lleva a vender un automóvil. Sin embargo,
incluso aunque fuera una razón secundaria, impediría al propietario de un automóvil
bueno obtener todo su valor en el mercado de segunda mano. Y es posible que eso sea
suficiente para poner en marcha el ya conocido proceso irreversible. De hecho, raras
veces llegan al mercado de segunda mano automóviles que no planteen problemas, salvo
como consecuencia de las presiones de circunstancias externas («vendo Volvo por
cambio de residencia» o «por lesión, vendo automóvil con cambio manual»),
La explicación de Akerlof respalda, pues, nuestra idea intuitiva de que la depreciación
física es una causa insuficiente de la gran diferencia de precios que existe entre los
automóviles nuevos y los usados. Es más plausible pensar que esta se debe al hecho de
que la calidad media de los automóviles usados que se ponen en venta, considerados en
conjunto, es simplemente peor que la de los que no se ponen en venta.
El estigma del recién llegado. El principio según el cual debe revelarse toda la
información también sugiere por qué antes era más difícil que ahora escapar a los efectos
de la mala fama que daba el hecho de trasladarse a otro lugar. En la situación actual, en
la que la movilidad es elevada, una persona poco honrada se sentiría tentada a irse a otro
lugar cada vez que sorprendieran engañando. Pero cuando había menos movilidad, esta
13
estrategia era mucho menos eficaz, pues cuando las sociedades eran más estables las
personas fiables tenían mucho más que ganar estándose quietas y recogiendo los frutos
de la buena fama que se habían ganando. De la misma manera que al dueño de un
automóvil bueno no le interesa venderlo, así a una persona honrada tampoco le
interesaba trasladarse a otro lugar. En los entornos generalmente estables, las personas
que se trasladaban a otro lugar eran sospechosas, como los automóviles usados. Sin
embargo, actualmente hay tantas presiones externas para trasladarse que el mero hecho
de ser un recién llegado apenas quiere decir nada.
LOS SIGNOS EXTERNOS DE CONSUMO COMO INDICADORES DE LA CAPACIDAD
Supongamos que el lector ha sido acusado injustamente de un grave delito y que está
buscando un abogado que lo represente. Suponga también que ha de elegir entre dos
abogados que, por lo que usted sabe, son idénticos en todos los aspectos salvo en su
nivel de consumo. Uno de ellos lleva un traje corriente de poliester y raído y llega al
juzgado en un Chevy Vega de hace 15 años comido por la corrosión. El otro lleva un traje
de lana impecable y conduce un BMW 740i nuevo. ¿A quién debe contratar?
Nuestros sencillos principios de las señales inducen a pensar que el segundo abogado es
probablemente la mejor apuesta, ya que la capacidad de un abogado en un mercado
competitivo probablemente se refleja en gran medida en su renta, la cual está
correlacionada positivamente con su consumo. Evidentemente no existe garantía alguna
de que el abogado que gasta más en consumo tenga mayor capacidad. Pero al igual que
ocurre en otras situaciones que implican riesgo, en esta la gente también debe dejarse
guiar por las leyes de la probabilidad. Y estas leyes dicen inequívocamente que debemos
elegir al abogado mejor vestido.
LA SELECCIÓN ADVERSA
Cuando a un grupo heterogéneo de personas susceptibles de realizar un intercambio se
le presenta la oportunidad de realizarlo, las que lo acepten serán diferentes —y en cierto
sentido peores— en promedio que las que no lo acepten. Así, por ejemplo, los
automóviles usados que están en venta son de peor calidad que los que no lo están;
generalmente tiene menos interés conocer a las personas que acuden a las agencias
matrimoniales que a las demás. Estos dos ejemplos que ilustran el principio de los
«cacharros» también se denominan a veces ejemplos de selección adversa. La selección
14
adversa es el proceso por el que los miembros «poco atractivos» de un grupo de
compradores o de vendedores tienen más probabilidades de participar en un intercambio
voluntario.
La selección adversa es especialmente importante en los mercados de seguros, en los
que suele eliminar algunas posibilidades de intercambio que beneficiarían tanto a los
consumidores como a las compañías de seguros. Para que una compañía de seguros
pueda subsistir, debe obtener unos ingresos por las primas que cubran las
indemnizaciones que paga más los gastos administrativos. Por lo tanto, las primas deben
reflejar estrechamente la probabilidad de que se reclamen indemnizaciones. Sin
embargo, no todos los consumidores potenciales tienen las mismas probabilidades de
reclamar una indemnización. Por ejemplo, en el caso de los seguros de automóviles unos
conductores tienen muchas más probabilidades de sufrir accidentes que otros.
Si las compañías de seguros pudieran identificar a los conductores más arriesgados, po-
drían ajustar sus primas en consecuencia. Naturalmente, intentan hacerlo en cierta
medida cobrando tarifas más altas a los conductores que tienen un historial de accidentes
o de graves infracciones del código de la circulación o incluso a los que nunca han tenido
un seguro (más adelante veremos que también cobran tarifas diferentes a las personas
que tienen historiales idénticos pero pertenecen a grupos diferentes). Sin embargo, estos
ajustes son en el mejor de los casos imperfectos. Algunas personas que no han tenido
nunca un accidente de tráfico ni han recibido una multa corren muchos mayores riesgos
que muchos conductores que tienen un historial accidentado. Dentro de una categoría
amplia de pólizas, habrá inevitablemente una gran variación en cuanto al grado de riesgo
de los posibles titulares.
Las presiones competitivas existentes en el mercado de seguros generalmente obligan a
las primas a reflejar el nivel medio de riesgo de las pólizas de una categoría dada, lo cual
significa que el precio del seguro es atractivo para los conductores que saben que son
mucho más arriesgados que la media. Sin embargo, la otra cara de la moneda es que esa
misma prima no es atractiva para los que saben que son mucho menos arriesgados que
la media. Como consecuencia, muchos de los conductores menos arriesgados se ven
obligados a auto asegurarse. Y en ese caso, sube el grado medio de riesgo de los
conductores que sí compran un seguro, lo que obliga a subir las primas. Esta subida hace
que el seguro sea, a su vez, aún menos atractivo para los conductores menos
arriesgados, lo que induce a un número aun mayor de ellos a auto asegurarse. Al final,
pueden quedar excluidos de la participación en el mercado de seguros todos los
15
conductores salvo los peores, resultado desafortunado para los conductores prudentes,
los cuales pagarían gustosamente una prima cercana al valor esperado de sus pérdidas.
LA DISCRIMINACIÓN ESTADÍSTICA
Como hemos señalado antes, las compañías de seguros de automóviles suelen tratar de
adecuar sus tarifas al historial de los titulares de las pólizas. La mayoría cobra, además,
tarifas diferentes a personas que poseen el mismo historial si pertenecen a grupos que
tienen un riesgo medio muy distinto. Tal vez el ejemplo más evidente sea la elevadísima
tarifa que cobran a los conductores varones de menos de 25 años de edad. La tasa
media de accidentes de los conductores de este grupo es mucho más elevada que la de
cualquier otra categoría demográfica. Aun así, muchos varones de menos de 25 años son
unos conductores excepcionalmente buenos. Mi segundo hijo (el que siempre deja para
el final el plato que más le gusta) es un claro ejemplo, y seguramente hay más en su
clase. La dificultad estriba en que las compañías de seguros 110 pueden identificar a
estos conductores con un coste razonable.
En California, muchas compañías de seguros de automóviles cobran tarifas diferentes de-
pendiendo de la parte de la ciudad en la que viva el conductor. Se basan en el argumento
de que la congestión del tráfico, los robos, el vandalismo, los conductores sin seguro y
otros factores que influyen en las indemnizaciones varían extraordinariamente de unos
barrios a otros. Sin embargo, la extraña consecuencia es que las personas que viven a
pocos metros unas de otras en distritos postales continuos a veces acaban pagando unas
tarifas significativamente diferentes.
Muchos son los que se han quejado de que esas diferencias entre las tarifas son
inherentemente injustas. Pero antes de juzgar a las compañías de seguros, es importante
comprender qué le ocurriría a una que suprimiera estas diferencias. Supongamos, por
ejemplo, que una compañía decidiera vender el seguro al mismo precio a todos los
conductores que tuvieran un historial intachable. Si mantuviera su lista actual de titulares
de pólizas, eso significaría bajar las tarifas que cobra actualmente a las personas de los
barrios poco seguros, a los varones adolescentes y a otros grupos de elevado riesgo y
elevar las que cobra a todas las demás. Pero ¿por qué iban a mantener entonces la
póliza en la misma compañía los conductores mayores que viven en los barrios seguros?
Podrían ahorrar asegurando el automóvil en otra compañía que mantuviera la antigua
estructura de tarifas, y no cabe duda de que muchos lo harían. Por la misma razón, los
miembros de los grupos de alto riesgo que ahora tienen pólizas en otras compañías
16
tendrían poderosos incentivos para asegurar su automóvil en la que tiene la nueva
estructura de tarifas. Al final, esta compañía se quedaría solamente con los titulares de
pólizas pertenecientes a grupos de alto riesgo. Podría seguir cobrando la misma tarifa a
todo el mudo, pero esta tendría que ser suficientemente elevada para cubrir las
indemnizaciones generadas por el grupo de mayor riesgo de todos.
Ante este problema, en algunos estados de Estados Unidos se está considerando la
posibilidad de aprobar alguna medida legislativa que prohíba cobrar por los seguros
tarifas distintas a cada grupo, basándose en el argumento de que si todas las compañías
son obligadas a ofrecer una única tarifa, los miembros de los grupos de bajo riesgo no
podrían escapar a las subidas cambiándose de compañía. Sin embargo, el problema de
esta medida estriba en que el Estado no puede obligar a las compañías privadas de
seguros a ofrecer seguros en contra de su voluntad y, por lo tanto, muchas se irían de las
áreas en las que tienen mayores costes, dejando así a sus antiguos clientes que se las
ingeniaran solos.
RIESGO MORAL
El riesgo moral es un problema de acción oculta que surge a causa de la existencia de
información asimétrica y ocurre cuando un agente informado realiza una acción que
afecta negativamente a otros agentes no informados, como producto de su ventaja
informativa.
El caso de los seguros es el más idóneo para comprender el problema del riesgo moral.
En este ámbito, el riesgo moral surge cuando la provisión de un seguro incrementa la
probabilidad de ocurrencia del evento contra el cual se ha asegurado, esto ocurre
generalmente porque disminuyen los incentivos de la parte asegurada a tomar
precauciones, ante una disminución en el costo del siniestro. Cuando el comportamiento
de la parte asegurada puede influir la probabilidad de ocurrencia del evento contra el cual
se ha asegurado y existen problemas de información asimétrica u otras razones por las
cuales el asegurador no puede responder totalmente el comportamiento que lleva al
incremento de la probabilidad de ocurrencia del evento (ajustando los términos de
contrato o cancelándolo), el seguro genera problemas de riesgo moral.
En el marco de los problemas de agencia y principal, el riesgo moral, puede ser atacado
reduciendo el grado de discrecionalidad de los agentes sujetos a la probabilidad de riesgo
moral, a través de:
17
a) Incentivos Monetarios Directos (Contratos): Diseño de un conjunto de incentivos que
premie o castigue el comportamiento del agente. Si el esfuerzo es verificable, el principal
supervisará el esfuerzo realizado por el agente, con un contrato que le concede el
derecho de despedirlo si no se esfuerza adecuadamente y a premiarlo con una prima si
demuestra un esfuerzo elevado.
b) Competencia “yardstick”: Es algo análogo a usar la autoridad del principal de tal
manera de premiar a los agentes cuando su performance es observable, pero no
verificable, entonces estos premios están en base a la comparación entre el performance
de los agentes.
c) Competencia en el mercado: El hecho de que existan potenciales competidores, induce
a la disciplina de los agentes, sea del mercado del desempleo, de la competencia, o vía
promoción.
d) Supervisión: Creación de mecanismos de monitoreo que permitan identificar cuándo un
agente está incurriendo en problemas de riesgo moral.
Si bien los problemas de riesgo moral se los analiza en el contexto de seguros y
contratos, suelen ocurrir en una serie de actividades de la vida cotidiana; uno de ellos es
el de la banca. La existencia de asimetrías en la información entre los que manejan el
banco y el público que deposita sus ahorros en él, podría dar lugar a comportamientos
marcados por el riesgo moral por parte de los ejecutivos. Para reducir las asimetrías en la
información, y dado lo costoso que sería para cada cliente hacer seguimiento al
comportamiento del banco en el que tiene sus ahorros, los Estados han tendido a crear
instituciones que fiscalicen las acciones de los bancos y los obliguen a tomar los recaudos
correspondientes.
La agregación de los bancos y el resto de las entidades financiera conforman el sistema
financiero de un país, si uno de sus componentes se debilita, puede afectar al conjunto,
atentando contra el bien público, por lo tanto, y para preservar el bien común el Estado
debe crear una institución que coadyuve a garantizar la estabilidad de todo el sistema
financiero, creando una entidad que regule, controle y supervise su accionar.1
1 http://www.udape.gov.bo/revista/Regulacion.pdf
18
II APLICACIONES
RIESGO MORAL: MODELO GENERAL
En el modelo de riesgo moral, el principal no observa la decisiones del agente
durante el desarrollo de la relación contractual. Por ejemplo, si el agente tiene dos
niveles de esfuerzo posibles a su disposición, con riesgo moral, el principal no
sabe cuál de los dos niveles de esfuerzo está desempeñando el agente; sólo
observa el excedente producido.
Debido a esta asimetría de información durante el desarrollo de la relación
contractual, el nivel de esfuerzo (no veri…cable por parte del principal) no entra
como cláusula del contrato entre el principal y el agente. El contrato consiste
simplemente en una lista de pagos c = (w1;…;wn) que indican la modalidad de
reparto de cada nivel de excedente xi posible (wi para el agente; xi ¡ wi para el
principal).
Dada la asimetría de información, el agente elige libremente el nivel de esfuerzo
que quiere proveer durante la relación contractual. Cuando el principal propone su
contrato c = (w1;…;wn), tiene que tener en cuenta la decisión (libre) sobre el nivel
de esfuerzo (invisible a sus ojos) que el agente tomará si acepta el contrato. El
principal sólo puede pretender obtener un control indirecto sobre este nivel de
esfuerzo mediante los pagos que propone en su contrato c. El contrato óptimo,
ahora, debe conciliar la e…ciencia (en forma de reparto óptimo del riesgo entre los
participante) con la provisión de incentivos adecuados al agente. Resulta del
programa de optimización siguiente:
19
La restricción de incentivos refleja la libertad de elección por parte del agente del nivel de
esfuerzo que desempeña, posible gracias a la asimetría de información que mantiene esta
decisión oculta para el principal. Dada esta libertad de decisión, para cada contrato c
propuesto por el principal, el agente elige el esfuerzo que maximiza su bienestar Eu(` (e) ;
c)¡v (e). Esta maximización queda reflejada en la restricción de incentivos (RI). El
principal, cuando la información es asimétrica, diseña el contrato para inducir
indirectamente, a través de la decisión egoísta del agente, el nivel de esfuerzo de su
conveniencia (para paliar así la imposibilidad de ponerse de acuerdo sobre un nivel de
esfuerzo en el propio contrato). El contrato c provee pues incentivos pensados para incidir
sobre la decisión de e por parte del agente.
EL MODELO CON 2 NIVELES DE ESFUERZO
En el modelo con dos niveles de esfuerzo, el agente elige entre dos valores del esfuerzo,
eH y eL..Supongamos que v³eH´> v³eL´ , es decir, el esfuerzo eH es más costoso de
proveer que el esfuerzo e. El nivel eH representa la situación en la que el agente trabaja
duro, mientras que realizando e^l su esfuerzo es bajo. Nos referimos a eH como el nivel
alto o máximo de esfuerzo (High en inglés) y a eL como el nivel bajo o mínimo (Low en
inglés). Si el principal quiere inducir la elección del esfuerzo mínimo eL por parte del
agente, le basta con proponer un contrato basado en un pago fijo wmin que sature la
restricción de participación (RP), es decir,
En este caso no hay problema de riesgo moral. El principal paga al agente una cantidad fija igual a la que pagaría con información simétrica para garantizarle la utilidad de reserva U. Efectivamente, con esta cantidad tenemos:
20
21
22
23
III EJERCICIOS
24
25
26
27