DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Contenido
4- EDITORIAL:
Feria del Libro.
5.– ZAGUÁN:
ARENILLA: El Cristo de todos los días.
6.– PATIO:
Galería. Jan Van Bijlert, en Comitán.
12.– BALCONES:
Casa de Citas
Placer y dolor de vivir.
Autor: Héctor Cortés Mandujano.
22.– CORREDORES:
Quebec 2011.
27.– SITIO:
ENTREVISTA CON:
Noé Espinosa Villatoro.
Entrevistadora: Dora Patricia Espinosa
Vázquez.
41.– ACTUALIDADES.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
EL LUGAR IDEAL PARA DISFRUTAR LO MEJOR
DE LA VIDA
CENTRO TURÍSTICO
LOS ROBLES CHUCUMALTIC
Kilómetro 3.5
Carretera que conduce al Balneario
San Francisco Uninajab.
Informes:
TELS: 01 963 63 2 28 74 Y 9635963006
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
Un día después que finalizó la FIL (Feria Internacional del Libro, de Guadalaja-
ra), en Comitán, de manera modesta, se efectuó la PRIMERA FERIA DEL LI-
BRO, organizada por la Universidad del Grijalva, Campus Comitán.
En la FIL acudieron más de mil quinientas editoriales de todo el mundo; acá
apenas concurrieron tres expositores. En la FIL, más de seiscientas mil personas
visitaron la feria; acá, no más de mil estudiantes de bachillerato, universidad e in-
vitados. Tales estadísticas no permiten una comparación.
La FIL ya se posicionó como la segunda feria del libro más importante del
mundo (apenas detrás de la Feria de Frankfurt). De las ferias de lengua hispana ya
se constituyó en la número uno. Y esto mueve a reflexión porque México es un país
del que se dice no lee. Tal vez quienes no leen son los políticos (ya vimos los casos
patéticos del candidato del PRI y del precandidato del PAN a la Presidencia de la
República). Si 600 mil personas acuden a la convocatoria del libro tal vez las es-
tadísticas nos mienten. Mienten porque basta salir a las calles, caminar las plazas y
sentarse en los parques para observar jóvenes que leen.
Falta que los adultos acerquen los libros a los niños y jóvenes para que ellos
sean tocados por la luz del conocimiento y de la imaginación. Por esto es relevante
que la UVG haya dado un primer paso, tímido, si se quiere, pero ya abrió camino.
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
A mis lectores pido un favor: vean la
foto y díganme qué ven.
¡Sí, yo veo lo mismo! Mariana no
vio la foto porque estábamos ahí, en
el lugar de la foto. Estábamos, como
dicen los clásicos, in situ. Y cuando
la mujer se retiró (tal como se ve en
la foto), ella dijo: “Mirá, Cristo se
bajó de la cruz”. Lo dijo así como
suena, con parsimonia, como si ella,
también, fuese Cristo y caminara so-
bre el agua como los demás camina-
mos por la tierra. ¡Dios mío, Maria-
na me pone ante la puerta del aire y
me asfixio! Titubeé y quise decir al-
go, pero ella se adelantó: “Ya, ya sé,
tontito, ahora vas a decir que Cristo
es hombre y no mujer. Lo que pasa
es que vos sos como Santo Tomás, a
todo le tenés que meter el dedo para
sentir el hueco”.
La mujer se perdió en el camino
de entre árboles. Nos dejó solos en
ese espacio donde Mariana, hincada,
descubría figuras en el túmulo de piedra que sostiene la cruz. Yo quería ver,
entre las hendiduras de las piedras, alguna figura que fuese como una se-
ñal, pero sólo veía caminos por donde el viento caminaba ignorando mis
pensamientos.
Mariana dice que no soporta los crucifijos católicos donde Cristo si-
gue con los brazos abiertos y la mirada triste. “Están jodidos los cató-
licos, Cristo ya se bajó y anda caminando entre nosotros”. Si en-
tendiéramos lo que ella dice ¡el mundo ya sería otro!
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
¿Dónde me dijo tía
Licha que me pusiera
“el chiqueador”.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
¡Ya, ya, tranquilo!
Este tattoo te quedará
de lujo.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
¡Ay, señor, ésta no se ha
dado cuenta que con tanto
zangoloteo ya se le cayó el
chichero!
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
¡Señor, señor, las
fichas están acá abajo!
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
¡Yo no brindo por mi
madre, bohemios, yo
brindo por Luis Ignacio que va a
ser el bueno!
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Me llama la atención el nombre de un
negocio en Bachajón: Funerales “El
Triunfo”. No sé si el dueño tenga senti-
do del humor o simple ignorancia. To-
dos moriremos, todos llegaremos a ese
triunfo sin ningún mérito especial.
Triunfar, se supone, es una distinción
que pocos alcanzan, aunque cada cual
pueda erigirse triunfador de batallas
pírricas, de guerras minúsculas. Tal
vez, desde el punto de vista de quien
bautizó la funeraria, vivir sea la batalla
y morir, el triunfo. En fin.
En un velorio de presencia ineludi-
ble (el muerto era mi amigo y también
lo eran su hija, su yerno, varios de los
que estuvimos por allí) me enteré de al-
go que me ha hecho cambiar de opinión
respecto a mi idea de ser incinerado
cuando muera. Yo decía que, una vez
quemado mi cuerpo, no se conservaran
mis cenizas, sino se usaran, por ejem-
plo, para lavar platos o para bruñir los
trastos finos o para sacar el terco sarro
de las tazas de baño. En todo caso, no
me interesaba estar en una urna eterna
sobre el borde de una chimenea o presi-
diendo, Dios no lo quiera, un santuario
en mi recuerdo.
Pero me encontré con un especialis-
ta en la materia que derrumbó mi idea
de convertirme en un montoncito de
polvo gris. De entrada, me dijo, no se
queman los huesos, porque son muy
duros, ni toda la carne. El cadáver que-
da un poco en sancocho y hay que ex-
traer los fragmentos pegados a la osa-
menta y ésta hay que molerla con una
maquinaria especial. Es una lata, me
informó. Hay que utilizar mucha fuerza
y gastar mucho tiempo; por eso, me di-
jo el canalla, hay algunos que sacan los
huesos (sin volverlos polvo) y, con la
discreción del caso, los tiran el cual-
quier basurero.
La imagen me llegó de pronto:
una de mis tibias en el hocico de un pe-
rrito de la calle, un antebrazo limpiado
a conciencia por un zopilote, mis huesos
repartidos y un poquito de mis cenizas
quién sabe dónde. No creas, me asestó,
que las cenizas que se entregan son ne-
cesariamente del cadáver cremado;
queda demasiada de la que hay que
deshacerse (se tira a la basura, claro) y
a los deudos sólo se les entrega una par-
te mínima. El adorado polvo muerto,
me dijo, tal vez ni siquiera sea del cadá-
ver que se venera.
—Eres un cerdo, le dije, has des-
truido mi idea de zafar del mundo con
prontitud. En el entierro común tar-
daré mucho tiempo en desaparecer. De
cualquier manera, es mejor que me en-
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
tierren.
Ya puesto en el tema, fui informa-
do de que las cajas lujosísimas encapsu-
lan el calor y los cadáveres se van vol-
viendo una masa sanguinolenta, un cal-
do putrefacto que no sale del féretro.
Un cuerpo muerto tarda muchísimos
años en volverse nada. Quizá ya haya
muerto el bisnieto y el difunto, en su ca-
ja de lujo, aún, arrugado y vuelto casi
calavera, tiene forma humana, porque
la ropa que todavía lo viste tarda siglos
en corromperse. Si te quieres integrar a
la tierra con cierta rapidez es mejor
que tu cajón sea de pino y vayas lo me-
nos bien vestido posible (mejor “casi
desnudo, como los hijos de la mar”, co-
mo dice Machado). Prendas de al-
godón, ropa orgánica. Te volverás abo-
no y sí, como dicen los poemas cursis,
quizá nazca de lo que fuiste una planta,
un árbol, un espinal.
Veo la versión cinematográfica que so-
bre el Hamlet, de Shakespeare, hizo
Laurence Olivier (ganó varios Oscar
con ello). Que el espíritu del asesinado
rey Hamlet se le aparezca a los guar-
dias, pero sólo decida hablar con su
hijo, me recuerda el misterio de las co-
municaciones que de los dos mundos
guardan los milagros: Moisés oye solo
la voz divina, lo mismo que Jesús; a
Juan Diego se le aparece la virgen en
soledad. En solitario, parecen decir es-
tas historias legendarias, es donde po-
demos hallar las respuestas.
A lo que iba. En la escena donde
Hamlet conversa con el enterrador, pre-
gunta cuánto tiempo tarda en corrom-
perse un cadáver y el alegre cavador de
tumbas le contesta que entre ocho y
nueve años. Sin embargo, le muestra la
calavera de Yorick, el bufón, que Ham-
let se pone frente a sí, rememorándolo,
y le explica que ese hombre tenía 23
años de enterrado. Cuánta eternidad
para volvernos nada…
***
Anoche soñé que oía
a Dios, gritándome: ¡Alerta!
Luego era Dios quien dormía,
y yo gritaba: “¡Despierta!”
Antonio Machado
Soñé que soñaba (como dicen los pro-
verbios de Machado). Me vi acostado,
con los ojos cerrados, y poco a poco
entré en el sueño de mi sueño: estaba
sobre la cinta asfáltica de una carretera
solitaria y alguien decía mi nombre,
con una clara advertencia de peligro.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
La voz venía del monte, de entre los
matorrales. Nadie. Volví la vista hacia
una de las vías: ¡tres autos de carrera, a
toda velocidad, venían sobre mí! El sus-
to hizo que gritara y que, en lugar de
intentar la huida al choque inminente,
no pudiera moverme. Sentí eso que lla-
man quedarse atado, inmóvil. Los co-
ches, uno detrás de otro, pasaron a
milímetros de mi miedo. La sensación
me despertó.
Estaba en un cuarto cuyas paredes
eran sólo cortinas. Mi mujer ya se ha-
bía despertado; la intranquilizaron mis
movimientos y, quizás, los gemidos de
susto que traspasaron la frontera del
sueño. Le comenté lo raro que me pa-
recía el modo en que estaba organizada
la habitación.
—¿Por qué, para qué tantas corti-
nas?
—¿A qué vienen esas preguntas a
estas horas? Así ha estado el cuarto por
mucho tiempo. ¿Tuviste una pesadilla?
—Soñé que casi me arrollaban tres
autos deportivos.
—Tú y tus sueños extraños. Cierra
de nuevo los ojos, vuélvete a dormir,
anda.
En mi sueño cerraba los ojos y len-
tamente quedaba dormido; en el otro
sueño, el más cercano a la realidad, el
sueño que soñaba un sueño, lentamente
me desperté y abrí los ojos.
***
Abuelo, padre e hijo viven en la misma
casa. El primero es racista, el segundo
no tanto y el último está situado en el
extremo contrario: tiene amigos negros.
Padre e hijo son policías y compañeros
de trabajo en El pasado nos condena
(Monter´s Ball, dirigida por Marc Fos-
ter). No se llevan bien. El hijo (Heath
Ledger) es débil y se comporta como
quinceañera cuando le toca hacer de
duro en una ejecución. Vomita. El pa-
dre (Billy Bob Thornton) lo golpea has-
ta que los separan. En la casa, el hijo
está en el cuarto cuando irrumpe el pa-
dre y de nuevo intenta golpearlo. Aquel
ya no lo permite y, no sólo eso, sino lo
encañona y lo arrastra hasta la sala pa-
ra hacer la escena frente al abuelo.
Apunta a su padre, en el piso, y le orde-
na que se ponga de pie. Cuando ya lo
ha hecho, sin dejar de apuntarle le pre-
gunta:
—¿Me odias? ¡Respóndeme!
El padre medita la respuesta. Deci-
de ser sincero y contesta sin violencia:
—Sí, te odio. Siempre te odié.
—Yo siempre te quise —dice el
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
hijo, y se da un balazo en el corazón.
El padre renuncia a la policía y se ena-
mora de una mulata maravillosa (Halle
Berry, quien ganó un Oscar por esta in-
terpretación). El abuelo casi hace que
la mujer lo abandone y, entonces, el pa-
dre lo lleva a una casa hogar. Insiste an-
te la encargada con la pregunta de si lo
van a cuidar bien.
—Claro que sí, le contestan, es us-
ted un buen hijo, quiere mucho a su
papá.
—No, contesta él, nunca lo he que-
rido.
Me gustaron estas dos escenas porque
yo no creo en el amor familiar imposta-
do y firmado a perpetuidad. Familias,
criadero de alacranes: como a los perros
dan con la pitanza vidrio molido, nos ali-
mentan con sus odios, dijo Paz en su
célebre “Pasado en claro”.
Tuve una relación más o menos
cortés con mi mamá, a quien le agra-
dezco haberme traído al mundo, pero
no sé dónde la enterraron, por ejemplo.
Amé a mi padre, pero nunca he visitado
su tumba ni le he construido un altar en
mi memoria. No tengo casi ninguna re-
lación con mis hermanos de padre y
madre, salvo con María, mi hermana
completa (a algunos tiene más de 20
años que no los veo; de los que sólo son
de padre o de madre simplemente nada
sé), porque me da flojera tratar con
gente cuyo único punto de contacto es
que compartimos el mismo vientre o
pasamos por la misma uretra.
Me dan lástima los que aceptan el
vasallaje, el abuso, la grosería de al-
guien sólo porque es su hermano, su tío,
su dizque amigo o su papá. Las mesas
largas de familia que en el fondo se de-
testa me provocan náuseas. Lo mismo
me ocurre con “los amigos de toda la
vida” que dicen cosas horribles el uno
del otro con quien sea. Y de eso tengo
mil ejemplos.
Sólo acepto cerca de mí a quien
quiero, sin importarme si tengo o no
con él o ella una relación sanguínea. No
busco ni a tíos (me asombra a veces sa-
ber que alguno ha muerto) ni a primos,
nomás porque lo sean. Quiero mucho,
en cambio, a algunos amigos cercanos
(y no siempre los veo con frecuencia)
que han decidido, también, estar cerca
de mí y a los que he decidido conservar
(Ricardo Garibay decía que no hay nin-
guna necesidad de tener amigos a largo
plazo, y yo estoy de acuerdo, practico
esa idea). Tampoco son muchos, porque
no me gustan las multitudes ni es fácil
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
hablar sin tapujos con cualquiera. No
intento ser, es obvio, condescendiente ni
conmigo. Decir que no quiero o que
quiero a alguien, en mi caso, es un
asunto de sinceridad y eso sólo puede
hacerse con un reducido número de
gente.
En sus Memorias (Ediciones El Milagro
-Conaculta, 2004), Ludwik Margules
habla de cómo llegó a México desde su
Polonia natal y de cómo aquí, a partir
de aprender el español y de dedicarse al
estudio y la lectura (sin dejar los traba-
jos de supervivencia), se convirtió en el
indiscutible maestro de escena que fue.
A Rodolfo Obregón cuenta su vida
y éste escribe en el prólogo, a propósito
de estos asuntos de iconoclasta funera-
ria, que (p. 10) “la muerte de su esposa
Lydia […] coincidió con el proceso de
montaje de Antígona de Nueva York, en
1998.
“Esa tarde habíamos invitado a
los alumnos del Foro de Teatro Con-
temporáneo y a unas cuantas personas
cercanas a presenciar el ensayo en el
Teatro Julio Prieto. Por la mañana,
cuando me enteré que Lydia había fa-
llecido, me dirigí a su casa y ahí estuvi-
mos algunos de sus amigos acompañan-
do a Ludwik y sus hijas. Cerca de me-
diodía me preguntó: “¿Me llevas al en-
sayo?” ’
Algo similar hice cuando murieron,
con años de distancia, mi padre y mi
madre.
Contactos:
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
http://issuu.com/revista10/docs/yo_tambi_n_me_llamo_vincent_-_novela__breve.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Ana se acercó a la fotografía la tarde que vio a su padre
con una kodak, muy sencilla. Desde ese día fue la encar-
gada de tomar las fotos en los paseos familiares. Otra
tarde descubrió que no sólo el paisaje era motivo artísti-
co sino también la gente; se dedicó a hacer retratos de
sus padres. Algo de esas miradas la sedujo, como si des-
cubriera que su vocación estaba definida desde enton-
ces.
Por ello, cuando tuvo que elegir vocación no lo
pensó dos veces: decidió estudiar Ciencias de la Comu-
nicación. Ahora cree, fervientemente, que esa es una ca-
rrera que abarca muchas disciplinas. Piensa que lo ideal
serían carreras profesionales especializadas. ¿Existe en
el mundo la profesión de Licenciado en Fotografía?
Por fortuna, el destino la puso frente al Maestro en
fotografía Olaf Ruiz y él la guió por el camino de la luz.
En el estudio, en medio de lámparas, de ampliadoras y
de fijadores, Ana descubrió el secreto de volver eterno el
instante.
Ha realizado algunas exposiciones individuales y
participado en Colectivas; ha trabajado como reportera
cultural y documentando campañas políticas. Como in-
tegrante de la CASA DEL ARTE, en Comitán, captó
cientos de imágenes de los actos que ahí se realizaron.
El pasado 13 de octubre participó en la Exposición
Colectiva Quebec 2011, en Canadá. Participó con la se-
rie Los Rostros Tojolabales de Chiapas.
Ana tiene un bazar en la ciudad de Comitán, lugar
donde entrena el ojo y da alpiste al canario de su crea-
ción. Desprecia el photoshop porque trata de que sus fo-
tografías tengan la misma pureza de aquellas fotos que
conseguía con la kodak sencilla de su papá.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Plaza Las Flores - Local 34
Servicio a domicilio:
Tel.: 108-90-44
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
Don Noé Espinosa Villatoro es un hombre robusto de 76 años, curioso e inteligente,
ama profundamente a la tierra que lo vio nacer; lugar pequeño y hermoso: ¡Cajcam! Re-
cuerdos, anécdotas, sufrimientos, alegrías, tristezas; el paso del tiempo se le nota en la
mirada. Doña Maty, su esposa, con agilidad precisa coloca las tortillas de maíz en el co-
mal, mientras decenas de pichones se oyen revolotear por encima de la casa, regresan a
sus nidos, la noche está por caer. Sentado en una vieja silla, Don Noé cierra los ojos y
de sus labios brotan las palabras mágicas para retroceder el tiempo y volver a la infan-
cia, a la juventud: tol, agutzú, chucubacal, tultush, jachub… Con la amabilidad y el
buen sentido del humor que lo caracterizan responde las siguientes preguntas:
¿A qué se dedicaban los jóvenes en 1950?
Nosotros vivíamos sin escuela. Yo nada mas estudié el segundo grado de primaria.
Nos ocupábamos al trabajo, a la agricultura, cargando leña, cuidando borregos,
chivos, toros. En esos tiempos, ni siquiera se veían por acá las carretas.
¿Cómo eran las primeras carretas de Cajcam?
Se llamaban carretas de madera porque las hacían de trozos de ocote, después ya
eran las carretas de fierro, carretas de llanta les decimos.
¿Cuál era la actividad principal para sostener a la familia?
Cuando yo era niño no se vendía maíz como ahora, aguantábamos mucha hambre,
los papás iban a traer maíz en Margaritas y en cuanto regresaban lo desgranába-
mos y lo molíamos para el pozol y las tortillas. El pichulej para hacer sombrero
era lo que mero trabajaba la gente. Nosotros íbamos a traer la palma en Tierra
Caliente, por donde está el Velo de Novia, palma real, nos llevaba un día para lle-
gar y un día para regresar. Teníamos que traerlo cargado con mecapal. Las muje-
res hacían el pichulej, siete brazadas. Los de Comitán, cuando había muchas sali-
das de sombrero, venían a alcanzar a medio camino; les decían atajadores. Y las
mujeres con más ganas a trabajar y con puro candilito, todavía no había luz. Lo
vendíamos a veinticinco centavos y con diez pesos íbamos a Comitán y traíamos de
todo, carne, pan, chicharrón. También llevábamos a vender a Comitán zacate ver-
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
de, donde está la terminal de La Independencia antes era un hospedaje de Doña
Elvira Carboney y daba posada para carretas, caballos y yuntas; y los dueños des-
pués iban a comprar el zacate con nosotros.
¿Cómo se transportaban a los lugares aledaños?
Nosotros no usábamos zapatos. Siempre teníamos que viajar a pie; era muy difícil,
se sufría mucho; pero era muy bonito ir a Comitán.
¿En qué momento o en qué circunstancias decidían ir a Comitán?
Íbamos a Comitán para comprar algunas cosas, o alguna medicina, principalmen-
te íbamos para vacunar a los niños, los llevábamos montados en un burrito, tenía-
mos que ir hasta allá porque solo ahí podíamos vacunarlos. Nos íbamos a pie desde
las siete de la mañana y regresábamos a las cinco o seis de la tarde. El viaje lo ha-
cíamos cada quince días o si había mucha necesidad cada ocho días. También íba-
mos a Comitán cada veinte de febrero, cada cuatro de agosto, o cuando era día de
San Sebastián, esos eran días especiales para ir a la feria, para ir a divertir a los
niños.
¿Las ferias han cambiado?
Si, en algunas cosas. Por ejemplo, el carrusel era sin motor, se empujaba como un
trapiche y así que se encarrilaba nos subíamos; no tenia motor. Lo que ahorita ya
no es igual son las muñecas, porque en esos tiempos hacían las muñecas de trapo,
las piernitas de doblador, su sombrerito era un pedazo de tela, no había plástico,
pintados los cachetitos de orchilla, se miraba bonito.
¿Cuándo llega la luz eléctrica a Cajcam y de qué forma transformó la vida?
Vivimos mucho tiempo sin luz. Las mujeres molían el maíz en molinito de mano.
Cuando queríamos tomar atol, o teníamos alguna fiesta, ellas, caminaban más de
dos kilómetros para ir a La Independencia o aSan José; solo ahí había molino.
Aquí nos alumbrábamos con candilitos de petróleo. La luz eléctrica llegó en 1978,
la comunidad dio la mano de obra, y lo demás lo puso el gobierno; después ya pu-
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
sieron aquí un molinito de nixtamal de motor, y todo cambió, se mejoró.
Hablemos de los yaguales.
El yagual es un traste, porque antes no había vitrinas, trasteros o refrigeradores
aquí, para que las señoras guardaran sus cositas. Hacían un aro con palo de mem-
brillo y lo tejían con ixtle, como una red y le ponían tres lacitos en la rueda y lo
colgaban con otro lazo en la viga de la casa y ahí echaban sus cosas, carne, chorizo,
queso, para que no lo comiera el gato, el perro, o las ratas.
¿Cómo se vivió la llegada del radio y la televisión a Cajcam?
Era una gran emoción. Oíamos decir a los viejitos desde más antes, que llegaría el
momento en que los hombres hablarían y estarían muy lejos y no los íbamos a ver,
era la radio. Fui uno de los primeros en tener uno, con muy buenas estaciones de
Tuxtla, Tapachula, México; aquí venían los familiares a escuchar los programas,
era una gran admiración. Después dijeron que veríamos a las personas por medio
de una pantalla; y no lo creíamos, de repente llegó la televisión en Tuxtla, después
llegó a Comitán y con la instalación de la luz, pues ya llegó en todas las comunida-
des.
Además de dedicarse a la agricultura; platíquenos de los viajes a las fincas a las que
iban a trabajar.
Nos íbamos a trabajar a las fincas cafeteras unos dos o tres meses. Hacíamos nues-
tra milpa aquí, tapiscábamos en diciembre y después nos íbamos a pie aquí por la
sierra, a cortar café. nos íbamos como cuatro o cinco días caminando, llevábamos
una bolsa de ciento cincuenta tostadas para comer esos días de camino; también
llevábamos panela; en ese tiempo no había azúcar; café, tomate y chile para hacer
la salsita y llevábamos nuestro pozol que le llamaban virringue. El virringue se
hace como el pozol, sólo que el maíz molido se pone a asolear, después lo remuelen
en piedra entonces ya quedaba un polvito y ese lo llevábamos en una bolsita; para
tomarlo se le ponía un poco en una tacita y luego agua caliente, era un pozol bien
sabroso. Puede estar varios años y no se echa a perder.
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
¿Cómo era la forma de conquistar a la novia?
Como no había agua potable, tomábamos agua del cielo, de los jagüeyes. Las mu-
chachas tenían que salir por el agua. Hacían dos viajes en el día, si no había agua
en los jagüeyes teníamos que ir a traer agua con cántaros en el rio de San José.
Ahí llegaban los muchachos a conquistar a las muchachas, las chamaqueaban
mientras iban por el agua, de ahí, si llegaban a un acuerdo, ya pedían permiso con
los papás y ya llegaban a visitar cada domingo. La mamá tenía que estar escuchan-
do lo que platicaban. El muchacho no podía estar abrazando a la muchacha.
¿Y la pedida de mano?
Cuando llegaban a un acuerdo, la familia del muchacho hablaba con los papás, lle-
vaban una caja o canasto con pan, azúcar, chocolate; y se pasaba de mano en mano
con cada integrante de la familia de la muchacha (abuelos, primos, tíos), de esta
forma todos sentían el peso de la caja e imaginaban lo que había adentro. Era co-
mo un ritual y desde esa noche la muchacha reconocía a sus suegros como papás.
Después de casarse seguía el agradecimiento, se le llama chacabal, es lo último, los
padres de la muchacha tenían que prepararse con una cena, tamales, chocolate o
alguna comida. Si la muchacha se fugaba, en lugar de pedir la mano iban a pedir
perdón; tenía que ir una comisión de la familia del muchacho a pedir una discul-
pa; los padres que eran comprensivos les daban entrada y hasta tamaliza hacían;
otros por el coraje no los dejaban entrar y no recibían nada, solo buscaban la
oportunidad para chicotear a la hija.
¿Cuáles son las leyendas más conocidas en Cajcam?
Se dice que por las noches andan los malos espíritus. Tenemos el caso del Calpul,
se dice que es gente que sale a andar a la media noche. Ahora ya no se oye mucho,
pero antes se decía que llegaban a sacar a las personas de sus casas, les abrían la
barriga, sacaban los intestinos para cocerlos en un perol y comérselos. Los calpu-
les, se reúnen para sus rituales, cada uno tiene su territorio, se respetan entre ellos.
También se habla de La llorona que ronda por la carretera que viene de Kompatá;
dentro del monte se oye el llanto y risadas. Son pocos los que la ven y regresan pa-
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
Profr. Jorge Gordillo Mandujano (amigo y contemporáneo de don
Noé) y Dora Patricia Espinosa Vázquez (entrevistadora y nieta de
don Noé). Foto tomada en el pozirón.
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
ra contarlo; se dice que un muchacho se iba a robar a la novia y la fue a esperar,
salió la mujer pero no era la novia, ¡era la llorona! y decía - ¡vamos ya, vamos ya!
porque se va a despertar mi familia- el muchacho la siguió y llegaron a un lugar
que no conocía; al otro día cuando él se despertó no sabía dónde estaba y vio que
tenía abrazado un esqueleto de caballo. Como pudo regresó, pero todo zonzo, lo
atarantó la llorona.
¿Y el Cajchoj?
El Cajchoj es un espíritu que vuela por los cerros, tiene una luz en la frente, yo
nunca he visto nada. Está también el Cadejo, y los que lo han visto dicen que es un
animal parecido al perro, pero mucho más grande, de color blanco, con los ojos ro-
jos; después de que pasa, en las calles queda un olor muy fuerte a azufre.
Don Noé es un hombre fuerte y trabajador; de carácter enérgico y reservado. A pesar de
los achaques que ha sufrido en su vida, nunca se ha dejado vencer. No son pocos los
años que ha vivido, y es por eso que su experiencia y sabiduría se convierten en faro pa-
ra los habitantes de Cajcam.
La abuela se aventura en el viaje: tutím, choistat, chogol, yashnal, yagual… sus mira-
das se cruzan y comienzan a reír. Es una maravillosa combinación entre nostalgia,
alegría, pero sobre todo, agradecimiento a Dios.
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Estamos llenos de cultura.
¿Cuándo venís a Comitán a llenarte de luz?
Comitán, ciudad que habla de vos
Honorable Ayuntamiento
de Comitán
y
Universidad
Mariano N. Ruiz
¿Te gusta escribir? El Centro Comiteco de Creación Literaria es
¡para vos! Ser parte del Centro no tiene algún costo económico. Lo
auspicia el Honorable Ayuntamiento de Comitán 2011-2012.
Sesionamos los miércoles, a las 5 de la tarde, en la sede del Centro,
frente al Santuario del Niñito Fundador.
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
Programa del martes 6 de diciembre de 2011.
¿Cómo en un país que se dice no lee, asisten más de 600 mil personas a la Feria
Internacional del Libro, en Guadalajara?
Crónicas de Adobe, como feliz pretexto, dedicará un programa al mes para hablar de
libros, escritores y lectores.
El primer programa fue dedicado, precisamente, a la FIL y a la Primera Feria del
Libro que organizó la UVG, campus Comitán.
Crónicas de Adobe también se escucha por Internet.
www.imer.gob.mx
Los martes, de 3 a 4 de la tarde, hora del centro de México.
Tema del programa del martes 13 de diciembre:
“El Archivo de Comitán y la importancia de su existencia”
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
Recital de fin de curso 2011.
Alumnos del Taller de piano
“Casa de la Cultura Rosario Castellanos”.
Maestro: Caralampio Alfaro Reyes.
Casa Museo Dr. Belisario Domínguez.
Fecha: 9 de diciembre de 2011.
Hora: 6 de la tarde.
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
Exposición de pintura.
Autor: Julio César Aguilar Argüello.
Corredores de la Casa Museo
Dr. Belisario Domínguez.
Inauguración: 9 de diciembre de 2011.
Estará abierta todo el mes de diciembre.
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos
Atenta invitación para interesados en el
proceso de creación literaria.
Un logro de Comitán para Comitán, con el
auspicio del Honorable Ayuntamiento de
Comitán 2011-2012.
Comitán, ciudad que habla de vos
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.
Comitán, ciudad que habla de vos